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La plancha masónica

Esta plancha corta tiene la prentención de proponer una respuesta a la cuestión: ¿Qué es una plancha masónica?

En primer lugar, se pueden clasificar las planchas masónicas en varias categorías: simbólicas, históricas y sociales. La
Francmasonería que es “el centro de la unión”, las planchas políticas o religiosas no tienen cabida, ya que dividirían
mientras que el objetivo es unir, lo que no excluye toda reflexión sobre estos temas, pero excluye el proselitismo.

La plancha simbólica
Puede ser introducida por las interpretaciones de los autores con respecto al símbolo tratado. Esto permite dar un marco
a la reflexión.
Pero si el autor se detiene allí, no es una plancha masónica.
En efecto, cada uno puede encontrar la misma cosa en los libros o en Internet.
La plancha propiamente dicha comienza cuando el autor propone su propia interpretación del símbolo.
Copiar o hacer un copia/pega no forma parte del método masónico.
Consiste más bien en conducir un pensamiento analógico, poco desarrollado en nuestra cultura profana, y personal.
Es por este camino que pasa el proceso iniciático.

La plancha histórica
Puede ser útil para invitar a reflexionar a través de la historia de la Francmasonería en general, de tal o cual otra Orden
masónica, de una Logia, de un rito, etc.
Si es para repetir leyendas, al igual que afirmar que los Masones descienden de los constructores de catedrales, es mejor
no hacer plancha.
El ejercicio es difícil, ya que los investigadores producen permanentemente nuevos trabajos.
Esta es la razón por la que algunas logias de investigación dedican la parte esencial de sus trabajos a estos temas.
No obstante, puede ser útil presentar planchas menos sustanciales sobre, por ejemplo, la historia de La Orden a la que
pertenece la Logia, o sobre el rito que practica, a la condición de referirse a fuentes fidedignas.

La plancha social
El ritual nos invita a “proseguir fuera del Templo la labor iniciada en el Templo”.
Por otra parte, el objetivo de la Francmasonería es contribuir a mejorar la humanidad.
Conocéis ciertamente la expresión “Caminamos bien con las dos piernas”.
Es muy precisamente de eso se trata: el simbolismo para auto-iniciarse y el enfoque social para participar en el objetivo
de la Francmasonería.
El método de trabajo masónico permite conducir serenamente una reflexión que asocia las distintas sensibilidades
presentes en la Logia lo que, forzoso es reconocerlo, se encuentra muy raramente en el mundo profano.
Limitar el ámbito del trabajo al simbolismo es utilizar la Francmasonería como un lugar de desarrollo personal, lo que
no es, o más bien ...no es sólo eso.
Abordar los temas de sociedad, aunque sea coherente con el objetivo de la Francmasonería, asusta a algunos que temen
una deriva hacia la política.
Este riesgo sólo existe con masones que no han comprendido lo que era la Francmasonería y es bastante fácil de
controlar. Concluiré sobre este punto diciendo: ¿querer mejorarse para contribuir a la mejora de la humanidad, no es ya
un proyecto revolucionario en el mundo en el cual vivimos?
Se me ocurrió que la planchita entregada ya hace algunos meses faltaba una respuesta a una cuestión esencial: ¿por qué
se produce una plancha masónica? Es lo que voy a abordar ahora.
¿Para obtener un aumento de salario? ¿Para pasar el tiempo durante una tenida? No, no y una tercera vez, no.
Decir que vamos a desbastar la piedra bruta, está bien. Hacerlo es mejor.
Los compañeros operativos, ellos también se comprometen a desbastar la piedra bruta, lo hacen profundizando sin cesar
el conocimiento de su obra y concretándolo a través de lo que llaman “obra de arte”.
Para el mason especulativo, producir una plancha, es efectuar una reflexión masónica personal que se concretará a
través de su plancha. El primer objetivo de una plancha consiste así en permitir un desarrollo personal.
Cuando esta plancha es presentada en el Taller , debe suscitar una reflexión por parte de los auditores. Es el segundo
objetivo de la plancha masónica.
Irá seguida de un debate, necesariamente, con triangulación de la palabra, lo que va a permitir al mismo tiempo al autor
de la plancha y a los auditores participantes, reflexionar más a fondo sobre su reflexión.
La calidad de una plancha se evalúa a través de la calidad de los intercambios siguientes a su audición. Una “buena
plancha”, es una plancha que permitió elevar el nivel de pensamiento masónico, individual y colectivo del conjunto del
taller. Es el tercer objetivo de una plancha y solo entonces habrá logrado su objetivo.
Una plancha puede molestar, y es incluso conveniente que lo haga. Si molesta, significa que su autor llevó a cabo una
reflexión profunda, reflexión que no habían llevado a cabo- (o no aún ) los que molestó. Así siembró las semillas. El
método de trabajo masónico, en particular, ofreciendo un marco para los intercambios (triangulación de la palabra)
permite progresar, no solo decir en lo que todos estamos de acuerdo, lo que no haría avanzar la reflexión de todos y
cada uno.
Esto requiere dejar sus metales a la puerta del Templo. No se trata de despojarse de sus joyas profanas: se trataría de un
contrasentido. Recordaos: “Aquí todo es símbolo”. Se trata de despojarse de los prejuicios, del conformismo y de los
dogmas. Es este despojo que facilita para un verdadero trabajo masónico. Así es como un taller masónico construye,
utilizando el ritual como una herramienta, y no considerándolo como un fin en sí mismo.
Si esta plancha ha contribuido a alimentar vuestra reflexión, ha cumplido el objetivo. Si no ha contribuido, fue una
plancha para nada.

He dicho
Philalèthe
La planche maçonnique

Cette courte planche entend proposer une réponse à la question : Qu’est-ce qu’une planche maçonnique ?

Tout d’abord, on peut classer les planches maçonniques en plusieurs catégories : symboliques, historiques et sociales.
La Franc-Maçonnerie étant « le centre de l’union », les planches politiques ou religieuses n’y ont pas leur place, car
elles diviseraient alors que le but est d’unir, ce qui n’exclut pas toute réflexion sur ces sujets, mais exclut le
prosélytisme.

La planche symbolique
Elle peut être introduite par les interprétations des auteurs au sujet du symbole traité. Ceci permet de donner un cadre à
la réflexion.
Mais si l’auteur s’arrête là, ce n’est pas une planche maçonnique.
En effet, chacun peut trouver la même chose dans les livres ou sur internet.
La planche proprement dite commence lorsque l’auteur propose sa propre interprétation du symbole.
Recopier ou faire du copier/coller ne fait pas partie de la méthode maçonnique.
Elle consiste plutôt à conduire une pensée analogique, peu développée dans notre culture profane, et personnelle.
C’est par ce chemin que passe la démarche initiatique.

La planche historique
Elle peut être utile pour inviter à la réflexion à travers l’histoire de la Franc-Maçonnerie en général, de tel ou tel autre
Ordre maçonnique, d’une Loge, d’un rite, etc.
Si c’est pour répéter des légendes, comme affirmer que les Francs-Maçons descendent des bâtisseurs de cathédrales,
mieux vaut ne pas faire de planche.
L’exercice est difficile, car les chercheurs produisent en permanence de nouveaux travaux.
C’est pourquoi certaines loges de recherche consacrent l’essentiel de leurs travaux à ces sujets.
Toutefois, il peut être utile de présenter des planches moins approfondies sur, par exemple, l’histoire de l’Ordre à
laquelle appartient la Loge, ou sur le rite qu’elle pratique, à la condition de se référer à des sources fiables.

La planche sociale
Le rituel nous invite à « poursuivre hors du Temple le travail commencé dans le Temple ».
Par ailleurs, le but de la Franc-Maçonnerie est de contribuer à l’amélioration de l’humanité.
Vous connaissez certainement l’expression « on ne marche bien que sur ses deux jambes ».
C’est très précisément de cela qu’il s’agit : le symbolisme pour s’auto-initier et l’approche sociale pour participer au but
de la Franc-Maçonnerie.
La méthode de travail maçonnique permet de conduire sereinement un réflexion qui associe les différentes sensibilités
présentes dans la Loge ce qui, convenons-en, se rencontre bien rarement dans le monde profane.
Limiter le champ du travail au symbolisme est utiliser la Franc-Maçonnerie comme un lieu de développement
personnel, ce qu’elle n’est pas, ou plutôt, pas que.
Aborder les sujets de société, même si c’est conforme au but de la Franc-Maçonnerie, effraie certains qui craignent une
dérive vers la politique.
Ce risque n’existe que face à des maçons qui n’ont pas compris ce qu’était la Franc-Maçonnerie et est assez facile à
gérer. Je conclurai sur ce point en disant : vouloir s’améliorer pour contribuer à l’amélioration de l’humanité, n’est-ce
pas déjà un projet révolutionnaire dans le monde dans lequel nous vivons ?
Il m'est apparu que dans la courte planche qui a été remise il y a déjà quelques mois manquait une réponse à une
question essentielle : pourquoi produit-on une planche maçonnique ? C'est ce que je vais aborder maintenant.
Pour obtenir une augmentation de salaire ? Pour passer le temps au cours d'une tenue ? Non, et trois fois non.
Dire que l'on va tailler sa pierre brute, c'est bien. Le faire c'est mieux.
Les compagnons opératifs, qui eux aussi s'engagent à tailler leur pierre brute, le font en approfondissant sans cesse la
connaissance de leur métier et en la concrétisant à travers ce qu'ils appellent des « chefs d’œuvres ».
Pour le maçon spéculatif, produire une planche, c'est effectuer une réflexion maçonnique personnelle qui se concrétisera
à travers sa planche. Le premier objectif d'une planche est ainsi de permettre une progression personnelle.
Lorsque cette planche est présentée devant l'At.·., elle doit susciter une réflexion de la part des auditeurs. C'est le
deuxième objectif de la planche maçonnique.
Elle est nécessairement suivie d'un débat, avec triangulation de la parole, qui va permettre à la fois à l'auteur de la
planche et aux auditeurs devenus participants, d'approfondir leur réflexion.
La qualité d'une planche s'évalue à la qualité des échanges qui suivent son audition. Une « bonne planche », c'est une
planche qui a permis d'élever le niveau de réflexion maçonnique, individuelle et collective de l'ensemble de l'At.·. C’est
le troisième objectif d'une planche et c’est seulement alors qu’elle aura atteint son but.
Une planche peut déranger, et il est même souhaitable qu'elle le fasse. Si elle dérange, c'est que son auteur a mené une
réflexion approfondie que n'avaient pas - ou pas encore - mené ceux qu'il a dérangé. Il a ainsi semé des germes. La
méthode de travail maçonnique, notamment en encadrant les échanges (triangulation de la parole) permet de progresser,
en ne se contentant pas de ne dire que ce sur quoi tout le monde est d'accord, ce qui ne ne ferait en rien progresser la
réflexion de chacun et de tous.
Ceci nécessite d’avoir laissé ses métaux à la porte du Temple. Il ne s’agit pas de se dépouiller de ses bijoux profanes : il
s'agirait là d'un contresens. Souvenez-vous : « Ici tout est symbole ». Il s’agit de se dépouiller des idées reçues, du
conformisme et des dogmes. C'est ce dépouillement qui rend disponible pour un réel travail maçonnique. C'est ainsi
qu'un At.·. maçonnique maçonne, en utilisant le rituel comme un outil, et non pas en le considérant comme une fin en
soi.
Si cette planche a contribué à alimenter votre réflexion, elle a atteint son but. Si ça n'est pas le cas, c'était une planche
pour rien.

J’ai dit
Philalèthe

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