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El documento describe el combate de Angamos del 8 de octubre de 1879 durante la Guerra del Pacífico, en el que murió el contralmirante Miguel Grau Seminario. Grau asumió el mando del monitor Huáscar y enfrentó a la marina chilena a pesar de la inferioridad naval peruana. En Angamos, un proyectil impactó la torre de mando del Huáscar, matando a Grau. Aunque Perú perdió la guerra, Grau demostró valentía y honor al enfrentarse a Chile, ganándose el respeto de per
El documento describe el combate de Angamos del 8 de octubre de 1879 durante la Guerra del Pacífico, en el que murió el contralmirante Miguel Grau Seminario. Grau asumió el mando del monitor Huáscar y enfrentó a la marina chilena a pesar de la inferioridad naval peruana. En Angamos, un proyectil impactó la torre de mando del Huáscar, matando a Grau. Aunque Perú perdió la guerra, Grau demostró valentía y honor al enfrentarse a Chile, ganándose el respeto de per
El documento describe el combate de Angamos del 8 de octubre de 1879 durante la Guerra del Pacífico, en el que murió el contralmirante Miguel Grau Seminario. Grau asumió el mando del monitor Huáscar y enfrentó a la marina chilena a pesar de la inferioridad naval peruana. En Angamos, un proyectil impactó la torre de mando del Huáscar, matando a Grau. Aunque Perú perdió la guerra, Grau demostró valentía y honor al enfrentarse a Chile, ganándose el respeto de per
En esta significativa ceremonia, es motivo rendir homenaje a uno de los más
ilustres personajes de nuestro país, el contralmirante don Miguel Grau Seminario. Es un honor para nosotros poder recordar su inmenso amor por el Perú y su admirable calidad como ser humano, cualidades que le valieron el mérito de ser declarado como el peruano del milenio. "El Caballero de los Mares" como también se le conoce, nació en la cálida ciudad de Piura el 27 de julio de 1834. A la corta edad de 8 años despertó su fascinación por la inmensidad del océano, contemplando las aguas del puerto de Paita. A los 9 años obtuvo el permiso de su padre para abordar su primer barco, una aventura que le duró muy poco a causa del naufragio de la embarcación poco tiempo después de haber zarpado. Esta dificultad no desalentó ni atemorizó al joven Grau, embarcándose al siguiente año en otras naves y recorriendo diferentes puertos en todo el mundo. En 1854, a la edad de 20 años, dejó la marina mercante e ingresó a la Escuela de Marina, con la firme idea de servir a su patria y siguiendo su fascinación por el mar. Navegó a bordo de diferentes barcos de la armada, logrando ascender rápidamente en su carrera de marino, gracias a sus méritos, su carácter y sus valores morales. En 1876, fue elegido Diputado por Paita, su tierra natal, representando a esta provincia ante el congreso y luchando por su desarrollo. Al estallar la guerra con Chile en 1879, Grau no dudó ni un solo momento de su compromiso con el Perú. Asumió el mando del monitor Huáscar, dejando su escritorio en el congreso para defender su patria de las hostilidades. Desde que Miguel Grau realizó su primera incursión al empezar la guerra, hasta el combate de Angamos, pasaron varios meses en los que la victoria sobre Chile se sintió cercana. El Huáscar era la pesadilla del enemigo. Nadie entendía cómo un monitor como aquel podía tener en ascuas a la escuadra enemiga, mucho más poderosa. Por ello, el nombre de Miguel Grau resonaba en todo el país como una gran esperanza.
Al amanecer del 8 de octubre de 1879, Grau se consagró frente a Angamos. Un
proyectil proveniente del buque Cochrane impactó en la torre de mando del monitor Huáscar. Su estallido ocasionó la muerte del contralmirante Miguel Grau en el marco de la Guerra del Pacífico. Si bien en ella el Perú perdió muchas vidas y valioso territorio nacional, es preciso recordar la valentía y el honor que demostró hace ya 131 años. Enfrentarse en combate a Chile, a sabiendas de las deficiencias de la armada nacional y de la superioridad de las naves chilenas, lo llevo a ganarse el respeto no sólo de los peruanos sino también de los chilenos y bolivianos. Cuentan las crónicas, que después de un enfrentamiento con Chile y ante la superioridad del Huáscar, Chile abandonó la batalla, dejando tras de si a los náufragos de las naves hundidas. Grau, en un gesto admirable, no sólo rescató a sus enemigos, sino que alimentó a los sobrevivientes, rescató los cuerpos de los caídos y los retornó a su patria para que fueran enterrados. Asimismo, guardó la cartera y la espada del comandante chileno Prat, muerto en la cubierta del Huáscar, prendas que luego envió junto con una carta donde destacaba la valentía del héroe caído en batalla. A su vez, en respuesta a esa carta, la viuda de Prat, agradece tal gesto, asegurando que dada la hidalguía mostrada por Grau al solidarizarse con su dolor, ella comprende que la muerte de su esposo fue consecuencia de la guerra y que de haber estado en manos del capitán del Huáscar, jamás habría tenido lugar. Cabe esta historia para destacar no sólo su calidad de héroe, sino también su calidad humana, su solidaridad con las personas sin importar su procedencia, su raza o su nación; en una época donde sólo amamos a los de nuestro círculo, dejando un gran espacio para el odio, el abuso y la discriminación. Deseamos que el ejemplo de vida de este noble peruano sea seguido por todos nosotros. Un peruano que supo dar un paso al frente cuando su país lo necesitaba. Un peruano que de seguro tuvo temor en algún momento, pero que nunca se desanimó a pesar de los obstáculos y las dificultades del camino. Gracias