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El Perfeccionamiento Empresarial, la calidad y la innovación.

Perfeccionar, mejorar permanentemente, de forma continua. No se trata de alcanzar resultados


para el “próximo siglo”, sino desde ahora, aunque se aborden algunos de los retos del mañana.
Los retos están ya dados, no hay que esperar; la acción y las respuestas hay que discernirlas
sobre la marcha. Está claro que la situación económica actual es complicada y ahí es donde se
decide el éxito de nuestro proyecto socialista.

Mejora con calidad, calidad para la mejora. Calidad Total para los clientes externos e internos
sin contar con escenarios de competencia, porque la competencia es contra nosotros mismos y
esto es más complejo ya que el objetivo es lograr una empresa competitiva, alcanzar el
liderazgo para nosotros, para el pueblo, para el país.

La conciencia de que en el mundo todo está cambiando no es nueva. Cualquier sistema vive en
un entorno cambiante, y tiene que adaptarse; y esa adaptación, de hecho, significa cambio.
Pero la clave del éxito radica en la velocidad de éste. No sabemos aún si estamos en una
época de cambio o en un cambio de época. Yo apostaría por lo segundo

En el caso de las empresas, que son nuestro objeto de reflexión, se puede decir que siempre
han vivido en entornos cambiantes. Sucede que, unas décadas atrás, las transformaciones eran
mucho más lentas, y en ocasiones, el tiempo en que se producían era mayor que la vida de la
entidad misma, por tanto, eran imperceptibles para ella.

La velocidad de los cambios que se producen hoy en el entorno de las empresas es


"supersónico", y por tanto es imposible desconocerlos. Ello no sólo tiene que ver con las
tecnologías directamente vinculadas a la empresa, ya que muchos otros avances tecnológicos
pueden también influir en una organización. Por ejemplo, en cuestión de meses se duplica la
velocidad de los microprocesadores que salen al mercado, lo cual no puede ser ignorado por
ningún empresario que dependa para su trabajo de las tecnologías de la información (a esa
dependencia, a la corta o a la larga, estaremos todos sometidos), porque sus sistemas
envejecen rápidamente y ello puede influir en la competitividad de sus productos.

La pregunta es, ¿estamos realmente preparados para esta época que ya toco a nuestras
puertas y sin pedirnos permiso entró?, ¿contamos de verdad con los conocimientos tácitos y
una organización flexible que nos permita ágilmente actuar de forma reactiva?

Hace 18 años desde que el estado cubano indujo a las empresas cubanas a la aplicación de un
Sistema de Dirección Empresarial de alto desempeño y que la implantación del mismo
representaría todo un diseño de un proyecto de innovación organizacional. Lo cual debió
darles otra connotación a los estilos de dirección de nuestros cuadros.

En la actualidad apenas algunas empresas están caracterizadas de eficaces y eficientes y en el


tránsito hacia empresas innovadoras este número se va reduciendo considerablemente con
las empresas catalogas de que gestionan bajo procesos de calidad total pero que llevan en si
la eficiencia y eficacia de las anteriores y le siguen después las empresas flexibles que
acumulan las características anteriores más la organización de los conocimientos siempre
actualizados para enfrentar cualquier cambio del entorno convirtiéndose en empresas
proactivas y finalmente aparecen las empresas innovadoras con todos los atributos antes
mencionados, pero es la empresa que constantemente aprende y crea, en qué el valor
fundamental está en el conocimiento, en el conocimiento tácito de la personas convertido en
Know How, en donde las personas aprendieron a transformarse para transformar y todo esto
es al unísono conlleva al perfeccionamiento continuo y la excelencia.

El conocimiento que la empresa tiene y adquiere del entorno, y la capacidad para hacer un uso
adecuado de él constituyen un elemento de particular importancia y siempre es perecedero.
Por lo tanto, siempre hay que estar alertas para mantener actualizada nuestra planificación
estratégica.
Alguien puede objetar, que esas preguntas serían válidas solamente para empresas cuyo
producto está destinado a la exportación o a mercados internos competitivos. Sin embargo, si
se reflexiona un poco, se comprenderá que aquellas, cuyos productos o servicios están
destinados al consumo social, también tienen que saber cómo actúan las organizaciones lideres
para lograr un producto a menor costo, de mejor calidad y que satisfaga cada vez más las
necesidades de nuestra población.
La gestión del conocimiento, desde que surgió se ha convertido en un tema de actualidad en los
círculos de dirección, por ser considerado como un enfoque gerencial del futuro.
A los cubanos de estos tiempos, el asunto nos llama mucho la atención por dos razones
principales:
Primero: por ser poseedores de una verdadera riqueza nacional en cuanto a conocimientos e
instrucción, producto de un intensivo y exitoso programa educativo ejecutado en las últimas
décadas.
Segundo: por estar inconformes con los resultados económicos y productivos logrados en
nuestras organizaciones empresariales, lo que dice a las claras que estamos desaprovechando
esa riqueza de la que presumimos.
¿Por qué tan evidente falta de correlación entre el nivel de desempeño de nuestras empresas y
el alto nivel educacional y profesional de los trabajadores y especialistas que en ellas trabajan?
La respuesta a esta pregunta es compleja y difícil, más difícil aún si lo que hace falta son
evidencias, más que una u otra explicación.
El programa de perfeccionamiento empresarial que el país está implementando desde el año
2007, al calor del Decreto 281 modificado en el 2014, es una vía para comenzar a brindar esas
evidencias y demostrar que:
 Sí podemos tener empresas eficientes en Cuba
 Sí podemos tener empresarios exitosos
 Sí podemos tener niveles de productividad por trabajador, semejantes a los de cualquier
otro país
 Sí podemos utilizar mejor nuestros conocimientos
 Si podemos contar con empresas innovadoras y creativas

La gestión del conocimiento implica, adquirir, utilizar y mejorar los conocimientos necesarios
para la organización, creando un ambiente que permita compartirlos y transferirlos entre los
trabajadores para que los utilicen en vez de volver a descubrirlos

La cantidad de capital intelectual con que cuenta las empresas es la medida del inventario de
activos intangibles, cuya valoración es extremadamente difícil. La mayoría de los intentos sólo
proporcionan una aproximación de lo que vale en su conjunto todo el capital intelectual que
incorpora una organización. Debemos rescatar la valoración del potencial científico técnico en
las empresas
Categorías utilizadas con mayor frecuencia para hacer el inventario:
- Capital humano. El conocimiento, las habilidades y la competencia del personal de la
organización.
- Capital de la innovación. La capacidad de la organización para innovar y crear nuevos
productos y servicios.
- Capital de los procesos. Las herramientas, procesos, técnicas y sistemas de una
organización.
- Capital de los clientes. El valor de las relaciones de una organización con sus clientes.

Lo cierto es que nuevos conocimientos, nuevas informaciones y el cambio de circunstancias


hace reflexionar acerca de que ya no es posible resolver los complejos problemas de hoy con
soluciones de ayer. Se va evidenciando que lo que pudo haber funcionado tiempo atrás ya hoy
no funciona tal y como era. Ante este hecho puede haber dos actitudes y posiciones: la de
lamentar que las cosas se han complicado o la de buscar nuevas soluciones. Y de eso se trata
precisamente. De pensar diferente, de ser creativos de ser innovadores.
Más veces de las necesarias se escucha: “hay que poner los pies en la tierra” cuando se hacen
propuestas que alguien interpreta que van en contra de la realidad configurada. Así, se frena la
generación de nuevas formas y de nuevas ideas, lo cual conduce a hacer más de lo mismo.
Para alcanzar una actitud y aptitud de perfeccionamiento constante es necesario también
salirse de la rutina y cuestionarse lo que se hace y cómo se hace. Esto necesita apoyo y ayuda.
Creatividad es también, por tanto, crear oportunidades.
Si el poder —o el juicio que se hace de él— es la posibilidad o capacidad de emprender una
acción o de establecer compromisos o de crear posibilidades específicas o de desarrollar
oportunamente, entonces es necesario que dentro y fuera de la organización en el contexto
actual histórico, político y cultural se propicie por todos los medios las acciones y políticas que
llevan al perfeccionamiento empresarial. Se trata de crear espacios reales y efectivos. El
fenómeno es real y palpable en las empresas, pero sobre todo en los niveles superiores de
dirección empresarial; es imprescindible reducir no sólo las resistencias —como las corazas, los
juicios negativos, el escepticismo— de manera general, sino ampliar la base social del poder;
es decir, otorgar las facultades para ejercer la autonomía empresarial, para crear posibilidades
específicas.
Si los métodos y estilos de dirección —conceptual y prácticamente— deben ser diferentes es
esencial establecer estos propios conceptos de participación no después, ni luego que estén las
empresas en un paso avanzado de perfeccionamiento, sino al mismo tiempo.
En los últimos veinte años se ha comprendido que la tecnología (física) y los recursos
financieros necesarios no bastan para hacer que la empresa sea cada vez más competitiva y
exigente. Hoy y mañana en nuestra sociedad habrá que insistir sobre la organización de las
personas y las relaciones entre ellas para que así influyan también en el control de los hechos
económicos, los cuales muchas veces se ven ajenos a la idoneidad del personal, ajenos al
individuo, como sujeto de dirección.
En la actualidad es real la comprensión de la empresa como sistema, como conjunto de
factores interrelacionados e interactuantes, entre los cuales existe una cohesión y una unidad
de objetivos. Esto es esencial si se quiere planear, organizar, dirigir y controlar el sistema.
Para planear el sistema es necesario:
 Definir metas u objetivos.
 Establecer estrategias.
 Coordinar acciones.
Para organizar el sistema es necesario:
 Conocer qué actividades se realizan.
 Quién las llevará a cabo.
 Cómo se agrupan las personas.
 Cuáles son las relaciones de interdependencia.
 Dónde y cómo se toman las decisiones

Para dirigir el sistema es necesario:


 Motivar a los subordinados.
 Guiar las acciones.
 Establecer los canales de comunicación eficaces.
 Resolver conflictos.

Para controlar el sistema es necesario:


 Establecer el seguimiento de las actividades.
 Establecer retroalimentación y corrección de desviaciones o alternativas.

Y a manera de resumen: Cuando las estructuras y los comportamientos institucionales, en


general, o de la empresa, en particular, no satisfacen las necesidades de las personas, cuando
el nivel de incertidumbre crece y puede ceder con la misma fuerza, tanto a las amenazas, como
a las oportunidades el cambio es la única opción.
Las organizaciones no son estructuras constituidas por elementos técnicos ni por cosas, sino
por personas. El proceso actual de perfeccionamiento empresarial, tanto en el ámbito
académico, como institucional y empresarial privilegia el rol protagónico de las personas, como
individuos y colectivos dentro de las organizaciones.
El perfeccionamiento empresarial, el cambio organizacional e institucional que sustenta este
proceso es mucho más que unas condiciones dadas automáticamente por procedimientos y
métodos técnicos e ingenieriles. Es objeto de disciplinas de las ciencias sociales. De lo
contrario, no se llega a las personas ni tampoco a la explicación del comportamiento de las
organizaciones. Las soluciones no se manufacturan al por mayor, sino hay que buscarlas para
cada caso. La empresa que queremos, la necesaria y la posible es una sola porque la hacen
posible las personas.

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