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MOVIMIENTO
EL DESARROLLO MOTOR. EDUCACIÓN Y FORMACIÓN
INTEGRAL
Lo que trabajaremos a continuación tiene que ver con uno de los hechos de mayor importancia
para el trabajo docente, fundamentado en las prácticas físicas. En la presente semana
trabajaremos el aprendizaje de tipo motor como uno de los medios de mayor utilización en las
prácticas docentes que se ubican en la etapa del preescolar.
El estudio del aprendizaje y desarrollo motor es una área obligatoria para las practicas docentes
que se orienten mediante la educación física, por eso el aprendizaje motor se entiende como un
conjunto de cambios producidos en la actividad motriz que posee un ser humano en el
recorrido de su vida y se consolida en tres procesos: maduración, crecimiento y aprendizaje. En
la edad escolar importa bastante el desarrollo del aprendizaje motor, el cual será imprescindible
en nuestro ámbito de formación, ya que el conocimiento del mismo determina los contenidos
de trabajo que se deben desarrollar por medio de la planeación de clase establecida.
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El menor también asimila lo que Michell Bernard conoce como la corporalidad, que es el uso
social del cuerpo y la corporeidad que será el sentir social del mismo como experiencia única y
exclusivamente individual en la que el menor sentirá cómo su cuerpo varía en volumen, masa y
elongación.
El rol del maestro en el descubrimiento de los procesos motrices de escolares en la etapa del
pre-escolar debe connotarse sobre el enriquecimiento de la experiencia desarrollada
autónomamente por el estudiante y no de la guianza equívoca de algunos maestros que
pretenden desarrollar los esquemas corporales según los deseos de un modelo que no aplica a
las necesidades específicas de una persona, por ejemplo las concepciones tradicionalmente
erróneas sobre escolares zurdos o con predominancia de uso de su emi cuerpo izquierdo, que
en la disciplina de la educación física solían ser vistos como personas ligadas a una deficiencia
exclusivamente por la predominancia de su lado izquierdo, pero que en el hecho científico
suelen tener un desarrollo de motricidad igual o más elevado que aquellos que hagan uso de su
emicuerpo derecho.
Tan importante como saber sobre el desarrollo de la lateralidad en el menor es saber sobre la
importancia de las representaciones mentales en las experiencias individuales de cada
estudiante sobre el que tengamos la oportunidad de desarrollar un proceso educativo. Los niños
(as) tienen la capacidad de representar gráficamente mediante dibujos en los que puede
graficar su propio esquema corporal de la siguiente forma: de los dos a los cuatro años el
garabateo ilustra su experiencia, por lo que a falta de motricidad fina se identificará la creación
de trazos largos y desordenados, muestra de su ausencia de coordinación viso-manual. Es
necesario que este tipo de capacidades motoras sea refinado, ya que afectará gestos básicos
que el escolar desarrollará toda su vida, como la escritura. Sobre los cuatro a los siete años de
edad el estudiante experimentará la etapa pre-esquemática, en la cual se dan aproximaciones a
las capacidades practicas del menor y se empieza a consolidar la conciencia del niño respecto a
su cuerpo y las partes que le componen. Se identifica los primeros tipos de representación de la
figura humana (a estas edades dibujarán la figura humana sólo con la cabeza y las extremidades,
incorporarán el tronco y, progresivamente, pondrán dedos a sus manos, dos, tres, hasta los
cinco totales) y el cuello entre la cabeza y el tronco. Dentro de la cara, ojos y boca, y más
adelante otros elementos, a medida que vayan profundizando en el conocimiento de su cuerpo
y de el de los demás.
Las posibilidades son casi ilimitadas en función a la energía y disposición del escolar en los
procesos de formación pedagógica; sin embargo deben ser conscientes de la cualidad de
garantes que revisten sobre el cuidado y prevención a bienes jurídicos como la vida y la
integridad personal de sus estudiantes. Es preferible precaver la seguridad antes que cualquier
otra cosa. Es muy común la ocurrencia de accidentes generados en la buena fe creada del
objetivo de formar; sin embargo recordemos que en preescolar el menor casi nunca mide los
riesgos de sus acciones, por lo que la nobleza de su interés podría llegar a ser nociva si sus
acciones exploratorias no se contemplan en un espacio de clase que prevea riesgos que
menoscaben sus condición física, psíquica o cognitiva.
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El docente, en lo que compete a las transferencias, debe crear los escenarios lúdicos y
pedagógicos que permitan un desarrollo adecuado de transmisión de información y
experiencias que faciliten la experiencia; la estrategia práctica del mismo debe encaminarse a
presentar las actividades de modo singular y organizado, al análisis de la variedad y
combinación de estrategias pedagógicas conforme a los distintos tipos de aprendizaje que se
puedan desarrollar en su clase. Esto no sólo debe estar generado desde un hecho
observacional; el docente estará en capacidad de generar lo que la teórica Flora Davids (2005)
denomina la Pedagogía de la Ternura, no sólo dictar un contenido, sino entender las
necesidades propias de cada uno de sus estudiantes.
Para que la clase se desarrolle conforme a lo indicado, las tareas asignadas al estudiante deben
lograr que él mismo en su ejecución perciba los logros alcanzados y promueva en sí mismo un
grado de satisfacción. Las tareas serán construidas en función a la estructura física del
estudiante y lo más recomendable es subdividir dichas actividades para interiorizar la
aprehensión de las sensaciones percibidas por él, así como también se puede modificar las
tareas asignándole nuevos objetivos, como los trabajos de secuencias, en donde se dispone al
alumno a experimentar desplazamientos que varían entre la marcha, la caminata, el salto, el
giro, etc.
Para poder iniciar actividades prácticas, el docente debe conocer muy bien lo que es el esquema
corporal. En educación física, el esquema corporal es entendido como el conocimiento, idea o
concepción personal que tiene un individuo respecto de su propio cuerpo. En palabras del
pedagogo Le Boulch (1992), el esquema corporal es “…El conocimiento inmediato y continuo
que nosotros tenemos de nuestro cuerpo en estado estático o movimiento, en relación con sus
diferentes partes y sobre todo en relación con el espacio y los objetos que nos rodean”.
En el desarrollo del
esquema corporal también
debe trabajarse la
lateralidad del menor como
un proceso que le permitirá
entender la segmentación y
partes que componen su
cuerpo, realizando el
proceso sin generar en las
orientaciones alguna
disposición a emplear más
un emicuerpo que el otro.
La actitud del educando en
este proceso debe ser un
producto de la calidad del
trabajo docente, por lo que
siempre ha de esperarse
una modificación
placentera y voluntaria de
las sensaciones experimentadas en las prácticas físicas; es esencial la capacidad de análisis sobre
el tono del menor que se pretende educar. El docente estará en capacidad de identificar el tono
de reposo (relajación), el tono de realización (el que dispone a la actividad) y el tono de acción
(que es quien determina las acciones específicas en la tarea motriz), persigue con la adecuada
identificación de dichos tonos un desarrollo muscular equilibrado desarrollado mediante la
acción, que como siempre recomendaremos que este circunscrita a la realización de juegos.
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En el trabajo del esquema corporal también entra a jugar un importante papel la coordinación
como una acción que permite el uso eficiente del esquema corporal y su inherente relación
neuro-muscular en la realización de una acción motriz de forma armónica. La coordinación
dinámica general le permitirá al estudiante desplazarse eficaz y competentemente mientras
hace uso de todo su esquema corporal; la coordinación dinámica específica hace alusión a la
manipulación y dominio de objetos, por lo que la alternancia funcional de los órganos de los
sentidos con la segmentación y ejecución de actividades con diferentes segmentos será el logro
de este tipo de coordinación, por ejemplo en la coordinación viso-maula (mano-ojo) o viso-
pédica (pie-mano).
Dentro del proceso formativo que se quiera desarrollar también será necesario incluir la
educación y trabajo del elemento espacio y tiempo, para desarrollar percepciones de ubicación
espacial del cuerpo y el manejo de tiempos y ritmos sobre los desplazamientos. Es vital
especificar en el desarrollo de objetivos como el antes, el durante, el después, la simultaneidad,
la sucesión, la percepción de pausas, los cambios de ritmos y las duraciones de las actividades.
Para desarrollar el esquema corporal, contextualizando las acciones sobre la etapa preescolar,
es imperativo conocer las etapas evolutivas que se ubican en el crecimiento. De tres meses a 1
año se establecen las primeras relaciones con el entorno, se crea una visión parcial del mundo y
corporalmente el niño puede sostenerse derecho; del primer al tercer año se genera una etapa
conocida como “del cuerpo vivido”, en donde la marcha será fundamental para servir de
mediadora de la experiencia personal y social; de los tres a los siete años existe una
desvinculación de la subjetividad interna del menor y se empieza a desarrollar más con su
entorno social y corporalmente se empieza el trabajo de la lateralidad; y sobre los siete años se
logra identificar la estructuración del esquema corporal, reconociendo la segmentación de su
cuerpo y empezando la mediación de las experiencias de forma más autónoma.
Las etapas enunciadas anteriormente determinan las áreas de interés en el trabajo del docente,
por lo que las prácticas pedagógicas deberán orientarse a la edad de uno a tres años (evolución
motriz), en movimientos globales con intención, que sean caracterizados por la continua
recordación e imitación de lo realizado; para la edad de dos a seis años (área de
experimentación motriz), en trabajos de lateralidad iniciales y conducción de elementos, por lo
que la asignación de tareas deberá subir la complejidad de las acciones y los canales de
transmisión de conocimientos serán variados y diversos, y para la edad de los tres a los seis años
se crearán espacios para la adaptación al entorno escolar, mediando las experiencias por medio
de la aplicación de juegos. En síntesis los aspectos vitales a desarrollar son los siguientes:
• Evolución de la motricidad
• Experimentación de la motricidad
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