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Leyendas, Misterios

e Historias de

CÁDIZ

EDICIÓN ESPECIAL “SAN FELIPE NERI”

Octubre 2016
EL CASO DEL NIÑO JUAN PAEZ
Un 27 de agosto de 1708, después de la oración, jugaba en la puerta
de su casa -en la actual calle Fabio Rufino- con otros niños y
desapareció". Tenía 4 años

Cuatro días más tarde, apareció


Juan Páez en la antigua calle del
Boquete o del Boquerón -la actual
Plocia-., con heridas en los pies y las
manos de haber estado maniatado y
tres golpes en la cabeza".

"al niño lo encuentra una persona


de color negro, que lo lleva al
hospital de San Juan de Dios. Allí, un
chaval de 11 años lo reconoce y lo
lleva a casa de su abuela. Juan
cuenta que ha estado dos días en una casa secuestrado, le han
quemado y circuncidado el pene, y que se escuchaban borricos".

A causa de las heridas, Juan Páez murió a los seis días "con la cabeza
pegada en el pecho y los brazos en cruz, como si estuviera
crucificado”.

Este hecho "traumatizó a Cádiz", por lo que el obispo, Fray Alonso de


Talavera, "se hizo cargo del entierro, llevándolo a la Iglesia de Santa
Cruz, la Catedral vieja" quedando el cuerpo enterrado en una de las
bóvedas del antiguo primer templo gaditano.

La investigación policial acabó, según el informe, con la detención de


varios protestantes y de la persona que lo encontró, aunque a esta la
ponen en libertad. Este suceso sirvió para que el obispo "pidiera su
beatificación por mártir".

2
EL TUNEL DE SERAFÍN MANZANO

Serafín Manzano: Ingeniero director de fortificaciones en 1837

Castillo derribado en 1842

3
EL CALLEJÓN DEL DUENDE
*En 1812 un soldado Francés se enamora de gaditana, los descubren
y el contrabandista “El Duende” mata al Francés. Se les sigue
viendo…

*El contrabandista llamado el Duende se enamora de una francesa


durante el asedio, los descubren y a él lo ajustician.

*Un duende que hace trastadas es encerrado en el callejón con una


reja y un rito mágico, si se abre sale y hay catástrofes en el Pópulo y
si se cierra la reja pasan los males.

*Un plebeyo y una noble se enamoran y el duendecillo llama la


atención del padre de ella que los descubre y ella es llevada a un
convento y él es desterrado. Los enamorados maldicen al duende
para que no salga de la calle y se quede triste. Se decide cerrar la
calle menos el día de los enamorados para que los amores imposibles
puedan ocurrir.

4
LA MENORÁh DE LA CASA DEL ALMIRANTE
Menoráh: candelabro de aceite de siete brazos de la cultura israelita,
remontándose su uso al pueblo hebreo acampado al pie del monte
Sinaí y en su Éxodo rumbo a la Tierra Prometida, en tiempos de la
Edad Antigua.

La menorá es simbólica del espíritu de Yahveh, además una


representación simbólica de la zarza ardiente inicialmente percibida
por Moisés en el monte Sinaí.

Don Diego de Barrios: Almirante de la Flota de Indias.

Se le denunció a la Santa Inquisición por simbolismo judaizante de lo


cual se libró otorgando donativos a diferentes actos religiosos
cristianos.

5
El callejón de los piratas
En la calle Chantre, conocida como el Callejón de los Piratas se refugiaron los
piratas del Defensor de Pedro después de encallar en Cortadura, a la altura
del Ventorrillo el Chato donde enterraron parte de su botín.
El Defensor de Pedro era un buque brasileño dedicado al tráfico de esclavos
con las Indias. Los tripulantes mataron al capitán y a los principales
oficiales, dedicándose a la piratería bajo el mando del pirata gallego Benito
de Soto.

Estuvieron saqueando varios buques


en las Azores, a continuación, se
dirigieron a las costas gaditanas para
saquear barcos mercantes pero se
confundieron de faro, creyendo que
era el de Tarifa siendo el de Cádiz y
encallaron en la playa.

Se alojaron en la ciudad de Cádiz, en


una pensión de la calle Chantre. Un
marino ingles los reconoció y dio
cuenta de ellos a las autoridades de
la ciudad.

Todos detenidos excepto Benito de


Soto y su primer oficial que huyeron a
Gibraltar. Todos fueron ajusticiados en nuestra ciudad por practicar la
piratería. Finalizado el juicio, todos fueron condenados a diferentes penas
según su condición, el capitán del barco Benito de Soto, detenido en
Gibraltar, fue ahorcado, arrastrado, descuartizado y su cabeza colocada a
orillas del mar para escarmiento público.

Ninguno de los ajusticiados indicó donde se guardaron los tesoros robados


de los barcos mercantes. El lugar de las ejecuciones fueron los terrenos de la
Punta de la Vaca.

6
Santa victoria
1. "la niña era una chiquilla muy beata que iba a rezar todos los días a la
catedral pero en el día de su comunión cayó enferma y no pudo
realizarla así que el obispo de la época la trasladó para enterrarla y al
cabo de unas semanas una disputa familiar provocó que se abriera su
tumba y descubriendo que el cuerpo estaba incorrupto y por
considerar aquello un milagro, el obispo de Cádiz decidió meterla en
la urna y mostrar al pueblo el poder divino de dios". Anónimo.

2. "la niña se trataba de


Santa Victoria, una
niña que en la
antigüedad fue
canonizada debido a
la buena
conservación en la
que su cuerpo
incorrupto se
encontraba". "En
dicha Catedral, a
finales del S.XIX o principios del siglo XX, una niña muere de manera
fulminante durante la ceremonia de su comunión, justo en el
momento de obtener la sagrada hostia cristiana.

3. Según parece, el obispo de Cádiz Juan Asisclo de Vera y Delgado,


necesitaba aumentar los feligreses que iban a la catedral de Cádiz,
recordemos que el liberalismo y la progresía de los gaditanos de la
época hacían que el número de fieles practicante bajara así que el
obispo necesitaba un aliciente. Para ello, el 24 de agosto de 1816, el
cardenal Julio María de Somalia, obispo de Túsculo, le hacía entrega
al obispo gaditano, los restos de una presunta reliquia sagrada, tal
como se recoge en el texto original encontrado en los archivos del
obispado de Cádiz.
La creación de "mártires catacumbarios" de dudosa procedencia. El
milagro de la niña vestida de comunión no es fruto de ningún milagro
y no era gaditana sino "valenciana".

7
La bella escondida
A diferencia del resto, la Bella escondida fue construida no para
observar desde ella sino para ser contemplada por una joven
internada en el convento de la calle Feduchy.
El padre de la joven, un adinerado burgués del siglo XVIII, mandó
construir esta torre de aspecto barroco y hermosos colores para que
su hija, al sentirse sola y angustiada en aquel convento, pudiese
sentir y observar el amor de su familia cada vez que se asomara a
contemplar La Bella escondida.

8
El hombre pez
Liérganes, cercano a Santander, mediados del siglo XVII.
Una mujer, al enviudar, mandó al segundo de ellos, Francisco, a
Bilbao, para que aprendiera el oficio de carpintero y la víspera del día
de San Juan del año 1674, se fue a nadar con unos amigos a la ría. Se
fue nadando río abajo, hasta perderse de vista. Al ver que no
regresaba, le dieron por ahogado. Cinco años más tarde, en 1679,
mientras unos pescadores
faenaban en la bahía de Cádiz, se
les apareció un ser acuático
extraño, con apariencia humana.
Cuando se acercaron a él para ver
de qué se trataba, desapareció. se
repitió por varios días, hasta que
pudieron atraparle, Cuando lo
subieron a cubierta comprobaron
que el extraño ser era un hombre joven, corpulento, de tez pálida y
cabello rojizo y ralo; las únicas particularidades eran una cinta de
escamas que le descendía de la garganta hasta el estómago, otra que
le cubría todo el espinazo, y unas uñas gastadas, como corroídas por
el salitre. Los pescadores llevaron al convento de San Francisco,
donde, después de conjurar a los espíritus malignos que pudiera
contener, le interrogaron en varios idiomas sin obtener de él
respuesta alguna. Al cabo de unos días, los esfuerzos de los frailes en
hacerle hablar se vieron recompensados con una palabra:
LIÉRGANES. El suceso corrió de boca en boca, y nadie encontraba
explicación alguna al vocablo hasta que un mozo montañés, que
trabajaba en Cádiz, vino a comentar que por sus tierras había un
lugar que se llamaba así. Juan Rosendo, fraile del convento, se
encaminó con él hacia Liérganes. Cuando llegaron al monte que
llaman de la Dehesa, a un cuarto de legua del pueblo, el religioso
mandó al joven que se adelantase hasta él.
Así lo hizo su silencioso acompañante, que se dirigió directamente
hasta Liérganes, sin errar una sola vez en el camino; ya en el lugar, se
encaminó sin dudar hacia la casa de su familia.
Esta, en cuanto lo vio, le reconoció como su hijo Francisco, al igual
que sus hermanos que se hallaban en la casa.

9
El joven se quedó en casa de su madre, donde vivía tranquilo.
Siempre iba descalzo, y si no le daban ropa no se vestía y andaba
desnudo con absoluta indiferencia. No hablaba; sólo de vez en
cuando pronunciaba las palabras "tabaco", "pan" y "vino", pero sin
relación directa con el deseo de fumar o comer.
Cuando comía lo hacía
con avidez, para luego
pasarse cuatro o cinco
días sin probar
bocado. Era dócil y
servicial; si se le
mandaba algún
recado lo cumplía con
puntualidad, pero
jamás mostraba
entusiasmo por nada.
Por todo ello se le tuvo por loco hasta que un buen día, al cabo de
nueve años, desapareció de nuevo en el mar sin que se supiera nunca
más de él.
 Plinio el Viejo en su historia natural vio un hombre marino en las
costas gaditana. “autores y testigos tengo, que resplandecen en la
orden de caballería, que en el mar océano, cerca de Gades,
caminando la nao en que iba una noche muy oscura, les entró en ella
un hombre marino que en todo tenia semejanza de hombre humano:
era tan grande y pesaba tanto, que trastornaba la nao hacia la parte
donde estaba y si mucho se detuviera, la trastornara y la llevara al
fondo”.
Según su obra, siglo I d.c. vio dos hombres-pez en la bahía de Cádiz.
 En un texto de Glauco, del autor Ovidio, en su capítulo XIII, de la obra
metamorfosis, se dice: “era un pescador griego de Antedonte en las
costas de Gades, comió una hierba mágica y se sintió impelido a
arrojarse de cabezas al mar siendo recibido por océanos y te diste
con todos los honores, observaba que sus piernas se iba conservando
en una cola de pez y le empezaba a crecer una larga y verdosa
barba”.

10
LA MUERTE EN EL CALLEJÓN DEL TINTE

En el callejón del Tinte había una puerta por donde entraban al


convento de San Francisco a finales del Siglo XVIII, cuando el
convento abarcaba hasta la plaza de Mina. Se veía allí como pórtico
de la huerta un arco con una hornacina y en ella una pequeña imagen
de Nuestra Señora de
los Remedios. Por ese
lugar pasaban día tras
día tres jóvenes
camino de la
diversión.
Tras un tiempo
recorriendo el mismo
lugar, se dieron
cuenta que llevaba
varias noches delante
de aquella hornacina
una mujer rezando, a la que no lograron ver el rostro.
Uno de esos días, uno de ellos se envalentonó y tras pasar por el
lugar decidió volver a hablar con la mujer, y los otros dos que se
quedaron esperándolo. Se despidió de sus amigos que le esperarían
en la entonces plaza de Loreto. Los dos amigos esperaban y
esperaban y el tercero no aparecía, y decidieron acudir a ver qué
ocurría. Al llegar ante la hornacina, encontraron a su amigo en el
suelo, sin vida, sin que a la mujer se le hubiera visto ausentarse por
ninguno de los caminos. Fue tal la impresión en los otros dos jóvenes,
que pensaban que era la misma Muerte la mujer que se había llevado
la vida de su amigo, que uno de ellos decidió ingresar en el convento
de los Franciscanos.
El otro de los amigos, por su parte, decidió narrar el impresionante
suceso, llegando hasta el conocimiento de Adolfo Vila Valencia.
El último de los amigos era, según nos cuenta Vila Valencia, el ya
mencionado ilustre escritor y poeta, D. José Joaquín de Mora.

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PELAYO QUINTERO Y la dama de cádiz
Desde que llegó a Cádiz, en 1904, su principal
empeño había sido encontrar la réplica
femenina del sarcófago fenicio que ejercía de
estrella central del Museo. Pelayo Atauri se
'autoexilió' a Tetuán en 1939 con esa
obsesión intacta. Nada. Ni rastro de la chica
que buscaba.
El 26 de septiembre de 1980, en un solar de
la calle Parlamento, los dientes metálicos de
una excavadora quebraron lo que parecía una
enorme placa de mármol. El operario introdujo la mano en uno de los
huecos y extrajo trozos de hueso. Avisó a las autoridades. Pero era el
mediodía de un viernes, y Ramón Corzo, tras ordenar que se
paralizaran las obras, pospuso la visita de inspección hasta después
del fin de semana.
Cuando, el lunes siguiente, acompañado de buena parte de su
equipo, Corzo descubrió, tallada en la piedra, la serena belleza de un
rostro de mujer, se dio cuenta de lo maquiavélico que puede llegar a
ser el destino: el sarcófago estaba justo debajo de la casa de Pelayo
Quintero.
«Quintero Atauri tuvo, en fin, un sueño, pero nunca supo que dormía
sobre ese sueño…
El hallazgo del sarcófago antropoide masculino se produjo de manera
casual, como consecuencia de los desmontes realizados en Punta de
la Vaca, en 1887.

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Voces del más allá de más acá…

Volvemos con nuestro amigo serafín manzano, que como sabemos


era el Ingeniero director de fortificaciones sobre 1840 y por ello fue
llamado por las autoridades de la época a causa de que numerosos
vecinos muy distinguidos de la zona de la alameda denunciaban
escuchar sonidos que no tenían explicación y los creían del más allá.
Los vecinos cada noche se
despertaban por una
sucesión de voces
ininteligibles que no
sabían de donde
provenían.

Pronto alguien sospechó


que estos sonidos
provenían de los aljibes o
pozos y que por eso
resonaban como voces
fantasmagóricas en
medio del silencio de las
noches gaditanas.

Serafín manzano tras una investigación ardua y concisa determinó


que los ruidos provenían de contrabandistas que de noche recorrían
los túneles que provienen de la alameda y cruzan la ciudad, y que al
creerse inmunes pues gritaban como si fueran las 3 de la tarde … así
que las autoridades atraparon a estos fantasmas, la gente pudo
dormir tranquila y unos barrotes que aún se ven por la muralla
solucionaron el asunto.

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Si quieres saber más…

zonahistoria historia de Cádiz (podcast)

adipcadiz.blogspot.com.es

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