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Monedas con ceca en León

No son muy abundantes las monedas con ceca en León. Se realizan acuñaciones en la ciudad
durante el periodo de tiempo comprendido entre los reinados de Alfonso VI de León (1072-1109) y
Enrique IV, rey de Castilla y de León (1454-1474), si bien nos centraremos en las emisiones de
moneda realizadas en la ciudad durante la existencia del Reino leonés del 910 al 1230, además de
enumerar algunas emisiones anteriores a la invasión musulmana que, aunque escasas, merecen
señalarse.

En la España Medieval era el monarca el que tenía el


privilegio y la facultad de acuñar moneda. Para ello, poseía su propia ceca formada por pequeños
talleres de herreros y artesanos grabadores, fijos o itinerantes. Era frecuente también, siempre con
la supervisión del monarca, el encargo de emisión a artesanos particulares pero controlando
exhaustivamente el peso y aleación de los metales. Con el paso del tiempo, los reyes concedieron
ocasionalmente derechos de acuñación a obispos, abades, condes y señores feudales, lo que dio
lugar a una gran confusión dentro del campo monetario, desconcierto que se acrecentó con las
adulteraciones y falsificaciones constantes. 

El lugar físico del emplazamiento de una ceca (de la voz árabe sikka, que significa troquel), solía
situarse en las ciudades más importantes del Reino, aunque en un principio, como hemos dicho,
no tenía ninguna importancia su ubicación concreta al poder realizarse de forma ambulante por la
sencillez que suponía la acuñación de forma manual: utilizando dos troqueles con los grabados que
iban a figurar en la moneda, se situaba el disco metálico o cospel entre los dos troqueles y se
golpeaba fuertemente para producir la impresión, produciéndose pieza a pieza. Trascurrido el
tiempo, se utilizarán máquinas movidas por ingenios hidráulicos, con lo que el lugar de las cecas se
traslada a las proximidades del cauce de los ríos.
En cuanto a la ceca de León, Amando Represa Rodríguez en su obra "Los viejos gremios de
León", describe al gremio de monederos en la ciudad leonesa: "Gremio interesante y antiquísimo,
pues consta la existencia de ceca en León desde los días de Alfonso VI. Su asentamiento en el
Burgo de los francos y en uno de los accesos al mismo, bautizó la calle con el nombre de Moneda,
así como la puerta próxima."

En los alrededores de Puerta Moneda, entrada a la capital del


Reino por el este, ejercían su lucrativo oficio los cambistas que trocaban las monedas de oro y plata
por las fracciones de vellón (aleación de plata y cobre). El lugar de asentamiento elegido no era
casual. La ciudad medieval de León se expande hacia el sur y el este, hacia las vegas, y es por allí
por donde entran principalmente las mercaderías, las cosechas, los comerciantes y los peregrinos
que, desde Europa y los reinos cristianos peninsulares, acuden a Santiago de Compostela. Toda
esta importante entrada de labradores, comerciantes y peregrinos, necesitaría fraccionar moneda
con el fin de gestionar su estancia o sus negocios en la ciudad que, en aquel momento, era la más
importante del norte peninsular.

Así todo, durante los siglos X y XI el uso de moneda no era habitual. Hasta ese momento, se usa
moneda musulmana (dirhemes de oro y plata), alguna pieza franca e, incluso, moneda de cobre del
Bajo Imperio. Es frecuente también como sistema de pago, el trueque, el pago en especie y el
denominado "pagos en plata al peso", pesando con balanza cualquier pieza de plata en el caso de
no disponer de moneda.

Una muestra excelente de esta actividad, se encuentra en un fragmento de la conocida obra del
medievalista Claudio Sánchez Albornoz, “Una ciudad en la España cristiana hace mil años”. En
uno de los episodios, se narra la compra de varias piezas de marroquinería para una cabalgadura
en el mercado de la ciudad de León en los inicios del año 1.000: “El talabartero, a presencia de
todos, prepara una pequeña balanza que le presta uno de los zabazoques o inspectores del
mercado, allí presente, y se dispone a pesar los denarios romanos, los sueldos galicanos, los
dirhermes moriscos y los demás pedazos de plata que entrega por la silla, el petral, la cincha y
unas bridas el caballero recién improvisado. ... Mas no bastan las dirhemes de Córdoba, los
sueldos ni los viejos denarios, y aunque con frecuencia se acude al trueque directo de objetos por
objetos, como no es éste siempre suficiente y los reyes leoneses no acuñan numerario, fuerza es
admitir en los pagos todo trozo de plata y pesar la moneda, para igualar de algún modo los
diversos instrumentos de cambio.”

MONEDAS SUEVAS Y VISIGODAS


Antes del comienzo de la emisión de las monedas leonesas medievales, el reino suevo acuña en la
actual provincia leonesa durante la ocupación del noroeste peninsular a principio del s. V, las
primeras monedas denominadas tremis o trientes de oro (nombre de origen romano que vienes a
significar “tercera parte”). Estas monedas poseen leyendas que resultan de difícil interpretación;
una de ellas muestra en el anverso busto a la derecha con leyenda: LEONES MONETA CLARA; en
su reverso, cruz en el centro de dos láureas o coronas de laurel con la
leyenda: CONOB (abreviatura de “Obryzum de Constantinopol”, que vendría a significar “oro puro
Constantinopolitano”). Se conoce otra acuñación similar a la anterior con la leyenda: LEIOA
CUTIS MUNITA.
No existe mucha información gráfica sobre las emisiones suevas en la Península. Como ejemplo
podemos mostrar una moneda de procedencia sueva emitida a mediados del s. V, en honor del
Emperador Valentiniano III (423—455), perteneciente a los reinados de Rechila y Rechario, con

busto a la derech a diademado y drapeado; en el reverso cruz dentro de dos


láureas de laurel y la leyenda CONO. Una como la descrita, según Luengo Martinez, se encontró en
las proximidades de la iglesia de San Bartolomé de Astorga.

Con posterioridad a la dominación sueva, los visigodos también acuñan


monedas en territorio leonés. Sisebuto (612-621), realiza emisiones en Villafranca del Bierzo de
trientes de oro, con un peso de 1,50 gr., representando en el anverso la silueta muy esquematizada
del rey con la leyenda: SISEBUTVS RE; en el reverso, la misma silueta del anverso, con la leyenda
de la ceca: BERGIO PIVS.

Su sucesor Suintila (621–631), también acuña en zona leonesa trientes de oro con el mismo peso,
presentando en el anverso silueta esquematizada del rey y leyenda: SVINTILA RE; en el reverso
silueta esquematizada y la ceca de León: LEIONE PIUS. Este triente apareció entre las piezas del
tesorillo de La Capilla, en Carmona. Asimismo, se conocen trientes del reinado de Suintila
acuñados en Astorga con la leyenda de la ceca: ASTORICA PI.

MONEDAS MEDIEVALES – REINO DE LEÓN

Alfonso VI
Es a partir del siglo XI, coincidiendo con el apogeo político, económico y militar del Reino de León,
cuando comienzan las emisiones de moneda en la ciudad. Después de las primeras monedas
emitidas por suevos y visigodos, no se producen acuñaciones en León hasta el reinado de Alfonso
VI (1072-1109), considerándose como las primeras realmente españolas sin influencia de
emisiones extranjeras. Como ya se ha señalado, hasta ese momento imperaba el trueque y una
escasa circulación de moneda procedente del Bajo Imperio, de acuñaciones suevas, visigodas y
francas, pero, sobre todo, sobresalía la utilización de moneda hispano-árabe que llega desde el sur
a los reinos cristianos en concepto de parias.

En 1086 irrumpe en la Península la primera gran expedición almorávide, netamente


fundamentalista, que se hace con el control de los Reinos de Taifas y emprende su expansión hacia
el norte derrotando a Alfonso VI en Sagrajas (1086) y, tras una segunda expedición, en Uclés
(1108). Estas derrotas leonesas significan el fin de los pagos musulmanes y una gran escasez de
moneda en el Reino de León.

La necesidad de moneda, el deseo del monarca


leonés de afianzar su soberanía y una incipiente relación económica con los reinos europeos
debido a su matrimonio con la princesa francesa Constanza, provocó la necesidad de acuñar una
moneda propia.

Alfonso VI realiza acuñaciones de dineros (procede de denario) y óbolos (medio dinero) de vellón,


con 0,90 gr. y 0,45 gr., respectivamente, en distintas ciudades: Santiago, Segovia, Toledo y León.
Los motivos representados en estas primeras monedas leonesas están inspirados en emisiones
francesas, mostrando en el anverso cruz griega patada y leyenda: ANFVS REX. En los reversos,
crismones con la primera y última letra del alfabeto griego, alfa y omega, y las leyendas de la ceca
con todas las letras: LEO CIVITAS.

Es a partir de estos momentos, cuando la ceca de León tomará gran importancia acuñándose más
monedas en comparación con otras ciudades del Reino. Incluso llegó a emitirse una moneda, hoy
parece perdida, con la leyenda: LEGIO CIVITAS CAPUT SPANIE (Ciudad de León Cabeza de las
Españas). Esta importante moneda, viene a demostrar que la ciudad de León es la capital
indicutible del Reino, ante el pretendido y reivincado protagonismo actual de castellanos y gallegos
por minimizar y hasta anular su predominio durante los más de 300 años de la existencia del
Reino. No está claro el periodo de acuñación, ya que puede tratarse de una emisión realizada por
Alfonso VII (1126-1157). Ver artículo e imagen sobre el asunto
en: http://corazonleon.blogspot.com/2009/09/leon-capital-de-alfonso-vii-leo-civitas.html.

Doña Urraca / Alfonso I de Aragón


Doña Urraca (1109-1126), hija de Alfonso VI, acuña dineros de vellón con ceca en León de ocho
tipos diferentes. Seis de ellos, continúan con los modelos de su padre: cruces patadas, floreadas y

crismones, con leyendas como  VRRACA REGI alrededor de cruz floreada en


los anversos, y LEO CIVITAS alrededor de crismón en los reversos, haciendo referencia directa a la
ceca de la ciudad.

Los otros modelos introducen una variedad importante, ya que, por primera vez en esta etapa
medieval, aparece el rostro del monarca, en uno de frente y en el otro de perfil, con la leyenda en el
anverso: V RRACA REXA; en reverso:
LEGIONENSIS.

Aunque no es monarca leonés, se debe citar a Alfonso I de Aragón y Navarra (1109-1114), casado
con Doña Urraca y cuyo matrimonio que fue anulado en 1114.

Este monarca acuña en la ciudad de León dineros y óbolos de vellón, continuando con algunos de


los motivos y creando otros nuevos e innovadores. En los anversos: cruces patadas, motivos

florales, jinete a derecha con espada, busto  mitrad

o con creciente y estrella en la parte superior. En los reversos: cruces


patadas, cruz sobre vástago, y adornos florales.

Por primera vez se representa un león pasante en las monedas leonesas. Las leyendas de estas
emisiones son: ALF REX, ANFVS REX y ANF REX en los anversos; IN SPANIA y LEO CIVITAS,
en los reversos.
Alfonso VII
Continúan las acuñaciones en la ciudad de León durante el reinado del hijo de Doña Urraca y
Raimundo de Borgoña, Alfonso VII (1126-1157), proclamado Emperador en un acto solemne
convocado por las Cortes Leonesas en el año 1135.

Durante este periodo, se consolida la ceca de León y se multiplican las emisiones de moneda como
corresponde al más importante centro de la vida política, económica y religiosa del norte
peninsular, llegando a acuñarse en la ciudad 23, de los 52 tipos diferentes.

Las monedas acuñadas son dineros y óbolos de vellón, con 1,0 gr. y 0,55 gr. de peso,
respectivamente. Los motivos que se muestran son muy diversos. En los anversos: cabezas
afrontadas con cruz y adornos florales, catedral y campanario, busto coronado a izquierda, león
con cabeza humana y coronada, jinete a caballo con espada, leones pasantes y rampantes,
enfrentados, espaldados, etc. Los reversos siguen con los modelos de cruz patada, equilátera, latin
a, floreada, sobre árbol, con creciente, con estrellas,
con adornos florales, leones, etc.

Las leyendas de los anversos suelen ser con ANFVS REX, IMPERATOR, REX ANFVS
IMPERATOR, incluso SVPER REX; en cuanto a las leyendas de los reversos, LEO CIVITAS,
LEONI, LEO, LEONIS CIVI, LEGIONENS, LEGIO CIVITAS, LE CIVITAS, y por primera vez,
LEON.

Fernando II
A Alfonso VII le sucede su hijo Fernando II (1157-1188), reinado durante el cual se vuelven a
separar los reinos de Castilla y León. Fernando II de León se intitula "rex Hispaniae", lo que da
lugar a que, en alguna de las monedas que acuña, figure en los reversos la leyenda: IN SPANIA.

Siguen las acuñaciones de dineros y óbolos de vellón, figurando en los anversos rey coronado a
derecha, cruces patadas, floreadas, en trebolillo y busto de frente; en los reversos, distintas cruces
y leones en diferentes posiciones: a derecha, espaldados, cabezas, etc. Las leyendas siguen
conformándose con los nombres: FERNAND, FERNANDVS REX, FERNAND REX, SPANIA y F
REX LEGIONIS, en los anversos. En los reversos: REX D LEON, ET LEGIONIS, IN SPANIA.

Bajo el reinado de Fernando II se acuña por primera vez una moneda de oro de 3,85 gr.,
representando en el anverso al rey coronado a izquierda con cetro y cruz, mas espada, y leyenda de
FERNANDVS DEI GRACIA REX; en el reverso, león a derecha y encima una espada sobre globo;
debajo la ceca de León con LEO y leyenda IN NE PATRIS I FLI Y SPS SCI. Esta nueva moneda se
denominada maravedí (de "morabithis", devotos a Dios, calificación dada por Abd Allah-ben-
Yasim o los sectarios que llamamos almorávides. Con el tiempo los reinos cristianos harán de esta
definición, sinónimo de moneda), designación que se utilizará hasta Isabel II, acuñándose, con el
tiempo, en plata y posteriormente en cobre.

Alfonso IX
Al llegar al trono el hijo de Fernando II, Alfonso IX (1188-1230), se encuentra con una economía
muy poco saneada. Como consecuencia de esta situación, decide adoptar una serie de medidas
económicas, entre ellas, una devaluación de la moneda, rebajando la proporción de plata en las
piezas de vellón que pasa del 22% al 11%, y todo ello, sin incrementar las cargas impositivas.

El pueblo ante este cambio, y siendo consciente de la importancia de la devaluación, protesta ante
el Rey consiguiendo de éste el compromiso de no modificar nuevamente el valor de la moneda
durante un periodo de 7 años, a cambio de crear una tasa llamada de "la moneda forera", que
consistía en pagar al monarca una cierta cantidad de dinero. Este acuerdo de “venta” al pueblo, se
adopta en la Cortes de Benavente de 1202, resultando ser el más remoto antecedente
histórico de una votación en unas Cortes Estamentales para otorgar un servicio y una normativa
o Ley que puede considerarse como la actualmente existente en los parlamentos democráticos: la
Ley de Presupuestos.

Durante este reinado, los modelos de monedas


acuñadas en vellón son similares a periodos anteriores: dineros y óbolos. Los motivos que se
representan son diversos tipos de cruces patadas, en trebolillo, potenzadas con veneras en los
cuarteles, leones, busto coronado a derecha, en el anverso; en el reverso: cruces, cuatro cabezas de
león bajo árbol, león a derecha, con muchas variantes combinando con estrellas, punto, medias
lunas veneras, etc. Las leyendas: ADEFONSVS, ADEFONSV y ADEFONSVS REX en los anversos;
LEGIONIS, LEONIS LEGIO CIVITAS, LEO Y IMPERATO.
El último rey leonés emite también un maravedí de oro muy parecido al de su padre, figurando en
el anverso el busto del Rey a izquierda, con cetro, espada, y leyenda: ALFON SVS DEI GRACIA
REX; en el reverso presenta un león pasante izquierda sobre puente, con leyenda: IN NE PATRIS
IFLI I SPS SCI. Aunque no figura concretamente la ceca, todo hace pensar que fue acuñada en la
ciudad de León.
Documentación:
F. Álvarez Burgos
Luís Abello Álvarez

Edmundo Carretero

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