Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Escribir rápido sin mirar el teclado (también conocido como dactilografía), es una
habilidad extremadamente útil, ya sea que uses una computadora para la escuela, el
trabajo, o simplemente para mantenerte en contacto con tus amigos y familia.
Aprender a escribir en el teclado sin mirarlo requiere de algo de tiempo y paciencia,
pero puede ahorrarte mucho tiempo en el largo plazo y te servirá en muchas de las
cosas que emprendas en el futuro.
Paso 1: Acostúmbrate a escribir con ambas manos en el teclado y usando los diez
dedos, en lugar de sólo dos. Esto reduce la cantidad de movimientos que debe
realizar cada dedo para alcanzar cada tecla, aumentando tu precisión y entrenando tu
memoria muscular.
Paso 2: Coloca el dedo índice de tu mano izquierda sobre la tecla "F" y el dedo
índice de tu mano derecha sobre la tecla "J". Estas dos teclas se conocen como las
teclas "clave", y la mayoría de los teclados tienen una pequeña elevación que te
ayuda a hallarlas al tacto, sin tener que mirar hacia abajo.
Paso 3: Coloca los demás dedos de cada mano en las letras que siguen a la "F" y la
"J". El resto de los dedos de la mano izquierda se deben colocar sobre la "A", la "S"
y la "D", mientras que los dedos de la mano derecha se deben colocar sobre la "K",
la "L" y la "Ñ". Coloca los pulgares sobre la barra espaciadora. Qué pulgar uses para
presionarla depende simplemente de lo que te sea más cómodo. Desde esta posición,
puedes alcanzar a la mayoría de las teclas de uso frecuente moviendo un solo dedo,
y sin tener que desplazar toda la mano.
Paso 4: Entrénate para mirar al monitor en lugar del teclado a la hora de escribir y
sólo mira hacia abajo si realmente no puedes ubicar la tecla que debes presionar. Al
principio cometerás muchos errores, pero estos se reducirán a medida de que tus
instintos se adapten a la posición de cada tecla y a la distancia que debes desplazar
cada dedo para alcanzar la tecla.
Paso 5: Practica la nueva forma de escribir cada día, sin sucumbir a la tentación de
volver a mirar el teclado. La práctica regular es la clave para aprender cualquier cosa
nueva, y la dactilografía no es la excepción.