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Así que en el día de hoy vamos a examinar esa porción de nuestra vida que
quizás hemos desatendido por completo, o que no le estamos prestando la
atención merecida. Examinemos ahora un acontecimiento histórico que nos
revelara las bendiciones que Dios desata cuando nos dirigimos a Él en una
oración de todo corazón. Pasemos ahora a la Palabra de Dios.

1 Crónicas 4:9-10- Y Jabes fue más ilustre que sus hermanos, al cual su madre
llamó Jabes, diciendo: Por cuanto lo di a luz en dolor. 10E invocó Jabes al Dios
de Israel, diciendo: !!Oh, si me dieras bendición, y ensancharas mi territorio,
y si tu mano estuviera conmigo, y me libraras de mal, para que no me dañe! Y
le otorgó Dios lo que pidió.
Como acostumbro a decir, para tener un mejor entendimiento del mensaje que
Dios tiene para nosotros en el día de hoy, nos será necesario hacer un breve
repaso de historia. Ahora bien, el nombre Jabes aparece solamente
cuatro[1] veces en toda la Biblia. Así que, ¿quién fue Jabes? Los escritores
judíos afirman que Jabes fue un eminente doctor en la ley, cuya fama atrajo a
tantos escribas a su alrededor que un pueblo llevaba su nombre [2]. Esto es
algo que podemos encontrar reflejado en 1 Crónicas 2:55 cuando leemos:
“…Y las familias de los escribas que moraban en Jabes fueron los tirateos,
los simeateos y los sucateos, los cuales son los ceneos que vinieron de Hamat
padre de la casa de Recab…” Como nosotros sabemos, en los tiempos
bíblicos los nombres tenían un gran significado. Por ejemplo; Abraham
significa “Padre de una multitud”; Jacobo significa “suplantador” (Ocupar con
malas artes el lugar de otro, defraudándole el derecho, empleo o favor que
disfrutaba[3]); Ismael significa “Dios escucha”; y aquí tenemos a Jabes, que
significa “aflicción; dolor”[4].

Así que aunque no existe mucho detalle acerca de la vida de este hombre, del
significado de su nombre podemos deducir que algo inusual sucedió durante
su parto; quizás el parto fue más doloroso de lo normal, o quizás hubo algún
tipo de complicación. Y esto es algo que queda bien reflejado en el primer
versículo cuando leemos: “…Y Jabes fue más ilustre que sus hermanos, al
cual su madre llamó Jabes, diciendo: Por cuanto lo di a luz en dolor…” Como
les dije, no tenemos detalles exactos; sin embargo, si sabemos que fue una
persona bien respetada. Esto es algo que podemos confiadamente asumir al
leer: “…Y Jabes fue más ilustre que sus hermanos…” Pero quizás lo más
inusual de todo en las escrituras que estamos examinando hoy, es que estas
escrituras son la descripción de los descendientes de Judá. Sin
embargo, aquí vemos que el autor momentáneamente detiene la genealogía
para destacar a Jabes. ¿Por qué sucedió esto? Continuemos ahora con
nuestro estudio para descubrir la razón.

Lo primero que encontramos aquí es: “…E invocó Jabes al Dios de Israel…”
¿Por qué invoco Jabes al Dios de Israel? La razón fue porque Jabes
seguramente pensaba que no tenía un buen futuro. Jabes seguramente sentía
que él no podría equivaler a nada debido a su nombre, que como les dije hace
un breve instante significa aflicción, dolor. Pero no obstante esto, Jabes
determino cambiar su futuro, y lo hizo acudiendo al único que podía
concederle lo que él deseaba. Dile a la persona que tienes a tu lado: Jabes
acudió a Dios. Hermanos, en ocasiones todos nosotros hemos sentido que
estamos en camino a un futuro incierto; que estamos en un camino de
sufrimiento o dolor. Las circunstancias de la vida, y los problemas que nos
rodean nos hacen pensar que nunca equivaliéremos a nada, pero la gran
realidad es que eso no es cierto.

Toda persona puede cambiar su futuro, pero esto es algo que solo podemos
lograr cuando acudimos a Dios, y depositamos toda nuestra fe en Él. Esto es
algo que queda bien reflejado en Isaías 51:3 cuando leemos: “…Ciertamente
consolará Jehová a Sion; consolará todas sus soledades, y cambiará su
desierto en paraíso, y su soledad en huerto de Jehová; se hallará en ella
alegría y gozo, alabanza y voces de canto…” Dile a la persona que tienes a tu
lado: Dioscambiará tu desierto en paraíso. ¿Cómo podemos lograr esto?
Lograremos esto a través de la oración. Fijémonos ahora bien en la oración
de Jabes, y vamos a dividirla en secciones para que entiendan bien lo que les
digo.

Jabes acudió a Dios y dijo: “…!!Oh, si me dieras bendición, y ensancharas mi


territorio!..” Con esto aquí vemos que Jabes desafío el futuro que le esperaba
a causa de su nombre, y se convirtió en un hombre que creyó fervientemente
en el poder de Dios. Me atrevo a decir que muy pocos de nosotros, si acaso
alguno, podemos absolutamente confiar en el poder de Dios, y esto es debido
a que como les dije al inicio, nosotros formamos parte de la sociedad
instantánea.

Permítanme explicarles este punto de otra manera para que me entiendan


bien. ¿Cuántos se han desvelado una o dos noches, o quizás lleven tiempo
sin poder dormir o descansar debido a preocupaciones? Estamos hablando
de preocupaciones que en el gran esquema de la vida tienen muy poco, si
acaso algún significado permanente. Pero que no obstante eso, son cosas
que con frecuencia nos atormentan y desvelan. ¿Cuántos dice amen? En el
caso de Jabes su nombre lo destinaba a un futuro de dolor y aflicción, pero él
sabía que su futuro no dependía de un nombre, sino que dependía del poder
de Dios. Y esto es algo que todos nosotros tenemos que aprender a hacer.
Jabes le dijo a Dios: “…si me dieras bendición, y ensancharas mi territorio…”
Aquí vemos que lo primero que él hace es pedir la bendición de Dios. ¿Saben
por qué Jabes pidió esto primero que todo? La razón fue porque en su corazón
él creía y confiaba en lo que encontramos en Proverbios 10:22 cuando leemos:
“…La bendición de Jehová es la que enriquece, y no añade tristeza con ella…”
Dile a la persona que tienes a tu lado: la bendición de Dios elimina el
sufrimiento.
Debido a su nombre Jabes seguramente había sufrido; debido a su nombre
su futuro no sería el mejor; pero Jabes confió en su corazón que la bendición
de Dios cambiaria todo. Lo segundo que hace es que Jabes dijo: “…y
ensancharas mi territorio…” Con esto aquí vemos que Jabes buscaba
aumentar o adquirir más influencia, tierra, posesiones. Y quiero decirles que
no existe nada malo en pedirle a Dios que nos prospere, pero la realidad es
que ensanchar un territorio es mucho más que todo eso. Digo esto porque
ensanchar nuestro territorio no es simple y exclusivamente pedirle a Dios que
nos bendiga con riquezas o posesiones. Y es por eso que el Señor en Mateo
6:19-20nos dice: “…No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín
corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; 20sino haceos tesoros en el
cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni
hurtan…” ¿Qué territorio debemos y tenemos que pedirle a Dios que nos
aumente? El territorio del creyente es la fe, la santidad, y la confianza absoluta
en Dios. Y es esto que debemos y tenemos que pedirle a Dios que ensanche
en nosotros. Pedirle a Dios que aumente nuestra fe; pedirle a Dios que
ensanche nuestra santidad, “…porque escrito está: Sed santos, porque yo soy
santo…” (1 Pedro 1:16); tenemos que pedirle a Dios que ensanche nuestra
completa y absoluta confianza en Él.

Continuando leemos: “…y si tu mano estuviera conmigo…” Esta porción de


la oración nos revela que Jabes reconoció lo que muchos no han logrado
entender. Esta porción de la oración nos revela que la presencia de Dios en
nuestra vida, es lo que hace la diferencia. Para todo creyente la presencia de
Dios en su vida tiene que ser por encima de todo. El mundo, y muchos tratan
de llenar ese vacío que sienten en su vida con las drogas, el alcohol,
satisfacciones personales, y demás; pero la realidad es que ese vacío solo
puede ser llenado con la presencia de Dios. Y es por eso que en numerosas
ocasiones les he dicho, y les continuare diciendo, que si no tenemos la
presencia de Dios en nuestra vida, entonces no tenemos nada.

Recordemos que la presencia de Dios en su vida fue lo que le permitió a Josué


obtener la victoria sobre Jericó, y sobre sus enemigos. Esto es algo que queda
bien resumido en Josué 1:5 cuando leemos: “…Nadie te podrá hacer frente en
todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te
dejaré, ni te desampararé…”

Recordemos que la presencia de Dios en su vida fue lo que le permitió a


Gedeón salvar a Israel de las fuerzas invasoras. Esto es algo que queda bien
resumido en Jueces 6:12 cuando leemos: “…Y el ángel de Jehová se le
apareció, y le dijo: Jehová está contigo, varón esforzado y valiente…”

Recordemos que la presencia de Dios en su vida fue lo que le permitió a


Jeremías de que a pesar de que la nación entera se volvería en su contra, nada
de lo que ellos pudieran hacer o decir le haría daño. Esto es algo que queda
bien resumido en Jeremías 15:20 cuando leemos: “…Y te pondré en este
pueblo por muro fortificado de bronce, y pelearán contra ti, pero no te
vencerán; porque yo estoy contigo para guardarte y para defenderte, dice
Jehová…”

Y la presencia de Dios en nuestra vida es lo que todos nosotros debemos


esforzarnos a siempre tener. La presencia de Dios en nuestra vida es la que
causa que: “…Jehová derrotará a tus enemigos que se levantaren contra ti;
por un camino saldrán contra ti, y por siete caminos huirán de delante de ti…”
(Deuteronomio 28:7). Dile a la persona que tienes a tu lado: busca la presencia
de Dios en tu vida.

Continuando leemos: “…y me libraras de mal, para que no me dañe…” Una


gran realidad es que nosotros vivimos rodeados del mal. Nosotros vivimos
rodeados de tentaciones que tratan de separarnos de la presencia de Dios, y
en ocasiones cedemos a ellas. ¿Por qué sucede esto? La realidad es que
existe un sinnúmero de razones por la que esto puede suceder; existe la
presión social, los deseos de la carne, la ambición descontrolada, y lo que se
pueda decir de nosotros; para solo nombrar algunas. Pero la mayor razón por
la que en ocasiones cedemos a las tentaciones es porque no hemos tomado
el tiempo de hacer como encontramos en Proverbios 16:3que nos dice:
“…Encomienda a Jehová tus obras, Y tus pensamientos serán afirmados…”
cuando encomendamos a Dios nuestras obras, es decir, quien somos y como
actuamos, entonces Él nos guiara lejos de todo mal. Jabes reconoció esto de
inmediato.

Jabes reconoció que solo Dios le podía brindar la guianza y seguridad que él
tanto necesitaba. Y el continuo apoyo y guianza de Dios en nuestra vida es lo
único que nos libra de todo mal. CuandoNO tememos detenernos de hacer
esas cosas que bien sabemos desagradan a Dios; cuando NO tememos alzar
nuestra voz y decir NO a las cosas del mundo: “…Entonces invocarás, y te
oirá Jehová; clamarás, y dirá él: Heme aquí. Si quitares de en medio de ti el
yugo, el dedo amenazador, y el hablar vanidad; 10y si dieres tu pan al
hambriento, y saciares al alma afligida, en las tinieblas nacerá tu luz, y tu
oscuridad será como el mediodía. 11Jehová te pastoreará siempre, y en las
sequías saciará tu alma, y dará vigor a tus huesos; y serás como huerto de
riego, y como manantial de aguas, cuyas aguas nunca faltan. …” (Isaías 58:9-
11).
Para concluir. Al final de la oración de Jabes encontramos que: “…le otorgó
Dios lo que pidió…” ¿Por qué le otorgo Dios lo que pidió? Dios le dio lo que
pidió porque: “…El sacrificio de los impíos es abominación a Jehová; Mas la
oración de los rectos es su gozo…” (Proverbios 15:8). Dios desea escuchar
nuestra voz en oraciones de todo corazón. Dios desea que clames a Él, y le
pidas de todo corazón que derrame Su bendición sobre tu vida; Dios desea
que clames a Él de todo corazón rogando Su presencia en tu vida; Dios desea
que clames a Él clamando su protección en todo momento. Recordemos
siempre que en Santiago 5:15 encontramos que se nos dice: “…Y la oración
de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido
pecados, le serán perdonados…”

Como he dicho en muchas ocasiones, la oración es el arma perfecta, la


oración es la única arma que nosotros podemos usar para defendernos; la
oración es la única arma eficaz contra los poderes de las tinieblas. La oración
sincera de Jabes produjo un cambio en su vida. La oración de Jabes desato
las bendiciones de Dios en la vida de este varón. Ahora la pregunta que queda
es, ¿deseas tu obtener este resultado en tu vida? Entonces examina bien de
cerca tu vida de oración, y clama al Padre.

En los momentos más difíciles, en las noches de mayor preocupación, clama


a Dios y recibirás la paz y respuesta que tanto buscas. Tu futuro no está
basado en tu pasado, tu futuro no tiene que ser como tu presente. La solución
solo esta a unas palabras sinceras de tu corazón a Dios. Recuerda que Él nos
dice: “…Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas
que tú no conoces…” (Jeremías 33:3)

Dile a la persona que tienes a tu lado: “…En cuanto a mí, a Dios clamaré; Y
Jehová me salvará…” (Salmos 55:16).

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