Está en la página 1de 17

Conflictos de competencias

administrativas en Colombia

Luis Fernando Álvarez Jaramillo


Magistrado de la Sala de Consulta y
Servicio Civil del Consejo de Estado
Expresidente de la Corporación
***

H
ablar de las competencias administrativas implica remitirse a los
antecedentes históricos de la limitación del poder político, punto
cardinal de los sistemas democráticos.
Son de gran valor las denominadas declaraciones de derechos co-
mo las inglesas del siglo XVII, las americanas del mismo siglo, y la famosa
Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789, todas ellas
presentes en los ideales libertarios de los países americanos como Colombia,
y que a las postre fueron la génesis de los principios adoptados en las cons-
tituciones latinoamericanas.
Para el caso inglés, se encuentran la “Petición de Derechos de 1628”,
la “Ley de Habeas Corpus de 1679” y la “Declaración de Derechos de 1689”, que
supone una limitación del poder del monarca, al mismo tiempo que una
afirmación del poder del parlamento a través de una limitación de funciones,
privilegios y derechos.
En Norteamérica, la “Declaración de Virginia del 12 de junio de 1776”
y la “Declaración de Independencia” del 4 de julio del mismo año, acuñaron
principios como el de separación de poderes, la soberanía popular, la igual-
dad entre los hombres, la existencia de derechos inalienables, entre otros,
todos ellos absorbidos por la Constitución Americana de 1787 en su esfuerzo
por limitar el poder político. 1
Por su parte, la “Declaración de los Derechos del Hombre y del
Ciudadano de 1789”, que para el caso colombiano fue traducida del francés
al castellano por don Antonio Nariño, pregonó principios como la libertad
e igualdad, todos ellos extractados del ambiente de la Revolución Francesa.
Estos principios cobran cada día más vigencia, aún en el contexto
jurídico internacional; es así que la Asamblea General de las Naciones Unidas

 1DYDV&DVWLOOR$QWRQLD\1DYDV&DVWLOOR)ORUHQWLQD(O(VWDGR&RQVWLWXFLRQDO(GLWRULDO'\NLQVRQ
0DGULG
Instituciones del Derecho Administrativo en el nuevo Código

del 8 de septiembre de 2000 aprobó la ampliamente conocida “Declaración


del Milenio”, que propugna por la democracia y el buen gobierno y llama a
fortalecer el imperio del derecho.
A nivel interamericano se encuentra la Carta Democrática aprobada en
el año 2001, que dispone que uno de los elementos esenciales de la democracia
es que el acceso al poder y su ejercicio se haga con sujeción al estado de dere-
cho, y que es necesaria la transparencia de las actividades gubernamentales y la
responsabilidad de los gobiernos en la gestión pública; también llama a la sub-
ordinación constitucional de todas las instituciones del Estado y al respeto al
estado de derecho por parte de todas las entidades y sectores de la sociedad.2
Puede entonces concluirse sin vacilaciones, que la limitación al poder
político es un ingrediente principal y necesario de las democracias dentro de
las cuales se encentra matriculada la República de Colombia.

$SUR[LPDFLÍQGHODVFRPSHWHQFLDVDGPLQLVWUDWLYDVDO(VWDGR
GH'HUHFKR

El concepto de estado de derecho es un modelo cuya principal característica


es la limitación del poder estatal mediante el uso del derecho, hasta el punto
de que puede sostenerse que su paradigma es el imperio de la ley.
Allí descansa el principio de la legalidad de la administración, según
el cual su actuación se circunscribe a lo establecido por la ley, y para asegurar
su obediencia, se encuentran establecidos los controles judiciales.
El estado de derecho es una manifestación concreta que comporta el
reconocimiento de la supremacía firme e indefinida de la Constitución, que
viene a significar que tanto gobernantes como gobernados están sometidos
a la ley, claro está, con variantes en su aplicación, ya sea que se trate de las
autoridades públicas o de los particulares.
Para las autoridades se predica que solamente podrán hacer lo que
autorice la ley, no pueden dejar de hacer lo que ésta les ordene y no pueden ir
más allá de los límites que ella misma les fije; para los particulares, la regla es
distinta, pues pueden hacer todo lo que la ley expresamente no les prohíba.3

 $UWÇFXORV\
 9HO»VTXH]7XUED\&DPLOR'HUHFKR&RQVWLWXFLRQDO8QLYHUVLGDG([WHUQDGRGH&RORPELD%RJRW»


56
Conflictos de competencias administrativas en Colombia

El profesor Jaime Orlando Santofimio Gamboa explica que el estado de


derecho es el punto de partida y determinante formal y sustancial de la totalidad
de la actividad y función administrativa del Estado y, por lo tanto, se consolida
como el referente del régimen jurídico aplicable para el ejercicio de dicha fun-
ción, del cual se pueden vislumbrar algunos principios como el de legalidad,
prevalencia del interés general, responsabilidad, prevalencia y respeto de los
derechos fundamentales, división de poderes y control de la actividad pública.4
No obstante, el estado de derecho de corte liberal tiene un ámbito de
actuación que se restringe a salvaguardar la propiedad privada y a garantizar
los derechos y libertades fundamentales.
Como complemento, en algunas constituciones como la colombiana
de 1991, se ha hecho tránsito al estado social de derecho, en el que el Estado
asume un papel más activo, particularmente en la economía y la sociedad,
en aras del logro de la igualdad de los ciudadanos.
Autores como Abendroth afirman que el carácter social del Estado
está íntimamente vinculado a la idea de democracia social y económica,
hasta el punto que serán los órganos del Estado en los que se encuentra
representada la voluntad popular, los que tienen a su cargo dirigir el orden
económico y social.5
Así las cosas, ya sea que se trate de un estado de derecho liberal o de
un estado social de derecho, las competencias administrativas cumplen un
papel central, comoquiera que constituyen una medida dirigida a limitar en
la praxis el poder político que la administración pública detenta en virtud
de la Constitución y la ley.

El concepto de competencia

Responde a las siguientes preguntas: ¿Qué puede hacer un órgano del


Estado? o ¿Qué puede hacer el titular de ese órgano?6
Roberto Dromi considera que la competencia es “ la esfera de atribu-
ciones de los entes y órganos determinada por el ordenamiento jurídico positivo.

 6DQWRILPLR*DPERD-DLPH2UODQGR7UDWDGRGH'HUHFKR$GPLQLVWUDWLYRr,QWURGXFFLÍQ8QLYHU-
VLGDG([WHUQDGRGH&RORPELD%RJRW»
 $EHQGURWK)RVWRKII'RHULQJ(O(VWDGR6RFLDO&HQWURGH(VWXGLRV&RQVWLWXFLRQDOHV0DGULG

 ,EÇGHP

57
Instituciones del Derecho Administrativo en el nuevo Código

Es decir, el conjunto de facultades y obligaciones que un órgano puede y debe


ejercer legítimamente.”
Explica el autor que “El concepto de competencia, propio del Derecho
público, es análogo pero no idéntico al de capacidad, propio del Derecho privado.
Mientras que en el Derecho privado la capacidad es la regla y la incapacidad es
la excepción, en el Derecho público la competencia es la excepción y la incom-
petencia la norma”7
Jesús González Pérez sostiene que la competencia es la facultad
irrenunciable de emanar actos jurídicos, atribuida por una norma jurídica
aplicable a la administración y a los órganos de cualquier poder público.8
El tratadista Libardo Rodríguez la define como “la facultad o poder
jurídico que tiene una autoridad para ejercer determinada función”
Para el Consejo de Estado de Colombia, la competencia es un ele-
mento subjetivo del acto administrativo que constituye un presupuesto
indispensable para su conformación, que se traduce en la potestad, aptitud,
habilidad, capacidad e idoneidad, que tiene un sujeto legalmente hábil, en
este caso, una autoridad administrativa, para emitirlo.9
Se han identificado como factores que determinan la competencia:
la materia, el territorio, el tiempo y la jerarquía.10
El factor material, también conocido como “ratione materiae”, se
refiere a las tareas que legalmente puede desempeñar el órgano, según el
carácter de la actividad encomendada por el ordenamiento jurídico para el
logro de los fines del Estado.
El factor territorial, o “ratione loci”, es el ámbito espacial al que se
circunscribe el ejercicio legítimo de la función.
El factor temporal, “ratione temporis”, es atinente al plazo u oportu-
nidad para que la competencia sea ejercida, valga decir, es el ámbito temporal
en que es legítimo el ejercicio de la función.
El factor jerárquico, o por el grado, obedece a la posición que ocupa
el órgano dentro de la estructura jerárquica de organización estatal e implica
que el inferior en grado está subordinado al superior.

 'URPL5REHUWR'HUHFKR$GPLQLVWUDWLYR+LVSDQLDOLEURV%XHQRV$LUHV
 *RQ]»OH]3ÃUH]-HVÔV3URFHGLPLHQWR$GPLQLVWUDWLYRFRPÔQ7RPR,7KRPVRQ&LYLWDV
 &RQVHMRGH(VWDGR6HFFLÍQ6HJXQGD6HQWHQFLDGHOGHPD\RGH([SHGLHQWH
106REUHORVIDFWRUHVRFODVHVGHFRPSHWHQFLDYÃDVH'URPL5REHUWR\5RGUÇJXH]/LEDUGRRSFLW

58
Conflictos de competencias administrativas en Colombia

El caso colombiano

Generalidades
La Constitución de 1991 tiene tres artículos de la mayor trascendencia para
el tema objeto de esta presentación. Son ellos el 6, el 121 y el 122, que a la
letra disponen:
“ARTICULO 6. Los particulares sólo son responsables ante las autoridades
por infringir la Constitución y las leyes. Los servidores públicos lo son por la
misma causa y por omisión o extralimitación en el ejercicio de sus funciones.
ARTICULO 121. Ninguna autoridad del Estado podrá ejercer funciones dis-
tintas de las que le atribuyen la Constitución y la ley.
ARTÏCULO 122, inciso primero. No habrá empleo público que no tenga fun-
ciones detalladas en ley o reglamento y para proveer los de carácter remunerado
se requiere que estén contemplados en la respectiva planta y previstos sus emo-
lumentos en el presupuesto correspondiente.”

Según la jurisprudencia del Consejo de Estado colombiano, el estado


de derecho prescribe como garantía suprema de la libertad de los ciudada-
nos frente al poder del Estado, que aquellos pueden hacer todo lo que la
Constitución y la ley no le prohíben, en tanto que el Estado puede hacer, úni-
ca y exclusivamente, lo que el ordenamiento expresa y claramente le permite.
De allí que las normas que asignan competencias a las autoridades
públicas deben estar claramente determinadas y no son susceptibles de in-
terpretarse en forma analógica o extensiva.11
Se llama la atención, no obstante, que las competencias pueden ser
regladas o discrecionales. Si la ley indica con exactitud las previsiones que
el funcionario o autoridad debe tomar en una situación concreta, la com-
petencia es reglada; pero si tan sólo se traza un derrotero general, dejando
un margen para actuar, la competencia es discrecional.12
Para la Corte Constitucional, en el estado de derecho se parte de la
base de que quien gobierna es la ley y no los hombres, y que todos los órga-
nos del Estado, así como el gobernante, deben estar sometidos al derecho.
Entonces, es la Constitución Política la que establece y determina la aptitud

11&RQVHMRGH(VWDGR6HFFLÍQ3ULPHUD6HQWHQFLDGHOGHQRYLHPEUHGHO([SHGLHQWH

12&RQVHMRGH(VWDGR6HFFLÍQ6HJXQGD6HQWHQFLDGHOGHMXQLRGH([SHGLHQWH&

59
Instituciones del Derecho Administrativo en el nuevo Código

de un órgano estatal para ejercer unas específicas, concretas y delimitadas


atribuciones y competencias, que por demás deben ser preexistentes.
La exigencia de que en un estado de derecho las competencias tengan
que ser expresas, se fundamenta en la necesidad de establecer reglas de juego
claras entre las autoridades y los gobernados, con el fin de salvaguardar y
proteger las libertades y demás derechos y bienes de las personas, con miras
a evitar la arbitrariedad de los gobernantes y de los órganos estatales.
Ha dicho la Corte Constitucional que “en un Estado de Derecho no
pueden existir competencias implícitas, por analogía o por extensión, porque
ello permitiría que la autoridad pública se atribuya competencias según su vo-
luntad y capricho, trazándose los límites de su propia actividad, invadiendo la
órbita de actuación de las otras autoridades, abusando del poder y cercenando
los derechos y libertades públicas”.13
El hecho de que por principio en Colombia las competencias deban
ser expresas, no significa que siempre exista absoluta claridad sobre el órgano o
autoridad titular de la competencia para un caso concreto, pues suele suceder
que las normas que las asignan, o no son absolutamente claras o contienen
elementos de confusión, lo que hace que varias autoridades se sientan en un
momento determinado y para un evento dado, depositarias de las atribucio-
nes necesarias para resolver un asunto, sin que ello signifique un esquema de
funciones implícitas, sino una falta de precisión en la formulación de com-
petencias expresas.
Por otra parte, para garantizar el adecuado ejercicio de las competen-
cias, el artículo 29 de la Carta Política de 1991 consagra el debido proceso,
que no solamente se aplica en el ámbito judicial sino también en el adminis-
trativo. Dice el artículo constitucional: “El debido proceso se aplicará a toda
clase de actuaciones judiciales y administrativas.”
El anterior Código de lo Contencioso Administrativo, que es el cuer-
po normativo que regulaba los procedimientos administrativos en Colombia,
por ser un decreto expedido en 1984, es decir antes de la Constitución adop-
tada en el año 1991, no tenía explícitamente enunciado el principio del de-
bido proceso, como sí ocurre con la ley 1437 de 2011 “Por la cual se expide el
Código de Procedimiento Administrativo y de lo Contencioso Administrativo”.
En la nueva codificación, el artículo 3 establece que en virtud del
principio del debido proceso, las actuaciones administrativas se adelantarán

13&RUWH&RQVWLWXFLRQDO6HQWHQFLD&GH

60
Conflictos de competencias administrativas en Colombia

de conformidad con las normas de procedimiento y competencia estableci-


das en la Constitución y la ley.
No obstante, el decreto 01 de 1984 en su artículo 84 establecía como
causal de nulidad de los actos administrativos, la expedición “por funciona-
rios u organismos incompetentes”. Igual causal la contempla el artículo 137 de
la ley 1437 de 2011, cuando dispone que se podrá solicitar la nulidad de los
actos administrativos expedidos sin competencia.
Debe aclararse que según la jurisprudencia del Consejo de Estado,
la competencia constituye un requisito de validez de los actos administra-
tivos más no comporta una condición para su existencia, a tal punto que, a
pesar de haber sido expedido un acto por quien carecía de la facultad legal
de decidir ese asunto, tal acto se conserva intacto e incólume, salvo revoca-
toria por parte de la Administración o declaratoria judicial de su nulidad.14
En algún momento de nuestra evolución doctrinaria y jurispruden-
cial, se sostuvo que la denominada “violación grosera” de la competencia daba
lugar a la inexistencia del acto administrativo, como por ejemplo cuando una
autoridad administrativa, sin autorización constitucional o legal, cumplía atri-
buciones propias de otras ramas del poder público. En estos casos realmente el
juez no podía declarar mediante sentencia la inexistencia del acto, por cuanto
ello comportaba una contradicción lógica (no se puede declarar algo sobre lo
que no es, ni ha sido), sino que se limitaba a rechazar su demanda, aduciendo
que lo hacía precisamente por que no había acto sobre el cual pronunciarse.
Es de anotar, como lo sostiene, entre otros, el autor Santofimio
Gamboa, que en la actualidad en el derecho positivo colombiano no se ha-
cen graduaciones respecto de los efectos de la incompetencia, ya que toda
irregularidad en esta materia produce como único efecto la nulidad del acto.
Es decir, en términos de competencia, no se distinguen causales de nulidad
relativa o absoluta, como si se hace, por ejemplo en el derecho argentino, ni
se distingue en sentido estricto entre causales de nulidad o de inexistencia
Bajo estos presupuestos, vale la pena observar que en Colombia la
anulación del acto por vicios en la competencia, que es el tema especial
que ocupa este análisis, corresponde a la jurisdicción de lo contencioso
administrativo, tal como se desprende, inicialmente, del artículo 237 de la
Constitución al señalar que corresponde al Consejo de Estado desempe-
ñar las funciones de tribunal supremo de lo contencioso administrativo,
y posteriormente de las normas procesales relacionadas con la jurisdicción

14&RQVHMRGH(VWDGR6HFFLÍQ7HUFHUD6HQWHQFLDGHOGHPDU]RGH([SHGLHQWH

61
Instituciones del Derecho Administrativo en el nuevo Código

Contenciosa Administrativa, que según el artículo 83 del decreto 01 de 1984


“ juzga los actos administrativos”, fórmula que se repite en el artículo 104 de la
ley 1437 de 2011 al decir que la jurisdicción de lo contencioso administrativo
está instituida para conocer de las controversias y litigios originados en actos
sujetos al derecho administrativo.
De lo expuesto se concluye que la solución de los conflictos de com-
petencias administrativas constituye, no sólo una institución en garantía de
los derechos de los ciudadanos, sino una exigencia para evitar que los actos
expedidos por servidores públicos carentes de la debida competencia, surjan
de manera irregular a la vida jurídica, con un vicio de nulidad que hará que
el juez competente deba excluirlos de la vida jurídica.

(YROXFLÍQMXUÇGLFDGHODVROXFLÍQGHORVFRQIOLFWRVGHFRPSHWHQFLDV
administrativas
La evolución de las normas que regulan la manera en que se resuelven los
conflictos de competencia en Colombia, se puede sintetizar así:
La ley 147 de 1888 encomendaba a la Corte de Suprema de Justicia
la atribución de resolver las cuestiones que se suscitaran entre dos o más de-
partamentos sobre competencias administrativas, propiedades o cualquier
otro asunto contencioso.
La ley 130 de 1913 asignó al Tribunal Supremo de la jurisdicción de
lo contencioso administrativo, las siguientes funciones:
t Conocer en única instancia de las cuestiones entre el Estado
y uno o más departamentos o municipios sobre competencias
administrativas.
t Conocer en única instancia de las cuestiones que se susciten entre
dos o más departamentos sobre competencias.
Cuando se trataba de conflictos entre dos o más municipios o entre
un departamento, intendencia o comisaría y un municipio, le correspondía
resolver al Tribunal Administrativo Seccional de la respectiva jurisdicción.
Para el caso de conflictos entre municipios localizados en diferentes
departamentos, intendencias o comisarías, debía resolver a prevención el
Tribunal Seccional que tuviera jurisdicción sobre cualquiera de ellos.
El procedimiento ante el Tribunal Supremo en esencia consistía en
que una vez remitido el asunto a la Corporación, se efectuaba el reparto
y el magistrado sustanciador señalaba fecha y hora para audiencia, en la
que intervenía el Procurador General de la Nación en representación de

62
Conflictos de competencias administrativas en Colombia

la Nación y voceros especiales en representación de los departamentos; en


el desarrollo de la audiencia se presentaban alegatos escritos y pasados tres
días, el magistrado estaba obligado a presentar el proyecto de sentencia en
la que se resolvía el asunto.
La ley 167 de 1941 asignaba al Consejo de Estado en su condición
de Tribunal Supremo de la jurisdicción de lo contencioso administrativo,
la función de conocer privativamente y en única instancia de las cuestiones
sobre competencias administrativas que se suscitaban entre el Estado y uno o
más departamentos o municipios, o entre dos o más departamentos, o entre
un departamento y una intendencia o comisaría. Se trataba, como sucedía
en la legislación precedente, de un procedimiento de naturaleza judicial que
culminaba con una sentencia.
El decreto ley 58 de 1964 encomendó a la Sala de Consulta y Servicio
Civil del Consejo de Estado el conocimiento de los conflictos de compe-
tencias administrativas entre la Nación y uno o más departamentos o mu-
nicipios o entre dos o más departamentos o entre un departamento y una
intendencia o comisaría, o entre cualquiera de las entidades mencionadas
y un establecimiento público, o entre dos o más establecimientos públicos
o empresas públicas. Es decir, al atribuir a la sala de Consulta la facultad
para dirimir los conflictos de competencia, el trámite dejó de ser de carácter
judicial y adquirió naturaleza administrativa.
Posteriormente, el decreto 01 de 1984, artículo 88, nuevamente esta-
bleció que la definición de competencias debía tramitarse como una acción
judicial ante la jurisdicción de lo contencioso administrativo, a través de la
cual se podía pedir la suspensión o la anulación de actos, tanto de trámite
como definitivos, y cuya finalidad consistía en definir cuál era la autoridad
a la que correspondía la decisión, y el alcance de su competencia.
Lo anterior significa que la atribución para resolver los conflictos de
competencia administrativas, para los casos que correspondían al Consejo
de Estado, se asignó a la Sala Plena de lo Contencioso Administrativo en
lugar de la Sala de Consulta y Servicio Civil.
El decreto 2304 de 1989 siguió refiriéndose a la definición de compe-
tencias como una acción que debía ser resuelta por la Sala Plena del Consejo
de Estado.
El procedimiento previsto exigía que la entidad u órgano que se de-
claraba incompetente o aquellos que se consideraban competentes debían
remitir la actuación al tribunal correspondiente o al Consejo de Estado; una
vez repartido el asunto, se disponía el traslado a las partes por el término

63
Instituciones del Derecho Administrativo en el nuevo Código

común de 3 días para la presentación de alegatos; vencido el cual, comenza-


ba a correr otro de 10 días para que la Sala Plena Contenciosa o el tribunal
correspondiente dictará la correspondiente sentencia resolviendo el conflicto
y determinando la autoridad competente para conocer del asunto objeto
de debate.
Nótese que a diferencia de la redacción del decreto 01 de 1984, me-
diante el procedimiento de definición de competencias ya no se podía soli-
citar ni decretar la suspensión o anulación de los actos.
La ley 954 de 2005, al modificar el artículo 33 del Código de lo
Contencioso Administrativo, establece que los conflictos de competencias
administrativas se resolverán por la Sala de Consulta y Servicio Civil del
Consejo de Estado, de oficio, o por solicitud de la persona interesada.
En el caso de conflictos de competencia negativos, es decir cuando
dos entidades consideran que carecen de competencia, el procedimiento es
el que sigue: la entidad que se considere incompetente remitirá la actuación
a la que estime competente; si ésta también se declara incompetente remitirá
la actuación a la Sala de Consulta y Servicio Civil del Consejo de Estado.
Ahora bien, si dos entidades administrativas se consideran compe-
tentes para conocer y definir un determinado asunto, remitirán la actuación
a la Sala de Consulta y Servicio Civil del Consejo de Estado.
En ambos eventos, recibida la actuación en la Secretaría de la Sala,
se fijará por tres días hábiles comunes en lista con el fin de que los represen-
tantes de las entidades en conflicto y las personas que tuvieren interés en el
asunto puedan presentar sus alegatos o consideraciones. Vencido el anterior
término, la Sala decidirá dentro de los veinte (20) días siguientes.
Se destaca que con esta regulación se deja de lado la connotación
de acción y de procedimiento jurisdiccional, y se convierte en un asunto
típicamente administrativo que ya no será de conocimiento de la Sala de
lo Contencioso Administrativo sino de la Sala de Consulta y Servicio Civil
del Consejo de Estado.
Es de anotar que según los postulados de la ley 954 de 2005, el Consejo
de estado a través de la sala de Consulta y Servicio Civil, conoce de los con-
flictos de competencia que se presentan entre autoridades de carácter nacional
o entre autoridades territoriales perteneciente a distintos jurisdicción, pues
cuando se trata de estructuras administrativas que pertenecen a una misma
jurisdicción territorial, el competente es el respectivo tribunal administrativo,
sin que por ello pierda el carácter de procedimiento administrativo.

64
Conflictos de competencias administrativas en Colombia

5DVJRVSULQFLSDOHVGHODGHILQLFLÍQGHFRPSHWHQFLDVDGPLQLVWUDWLYDV
De conformidad con los diferentes pronunciamientos de la Sala de Consulta
y Servicio Civil del Consejo de Estado, los siguientes son los rasgos princi-
pales de la institución jurídica en Colombia:

t Es una actuación administrativa que por su naturaleza no se


tramita mediante un procedimiento judicial.
t No obedece a la función consultiva de la Sala, pues lo que en
materia de definición de conflictos se decida tiene efectos vin-
culantes, sin perjuicio del control de legalidad del acto, que con
posterioridad se pueda ejercer en sede jurisdiccional.15
t El conflicto a ser resuelto por la Sala de Consulta puede ser inclu-
so de aquellos que surgen entre las entidades públicas y los parti-
culares que para el caso concreto ejerzan función administrativa.
t El conflicto debe presentarse entre diferentes entidades, lo que excluye
de decisión por parte del Consejo de Estado los que ocurran dentro
de una misma entidad, caso en el cual se resolverán en su interior.16
t Si se trata de dos organismos o entidades que integran el mismo
sector administrativo, resolverá el ministro o director de depar-
tamento administrativo correspondiente.17
t Es indispensable que las entidades se hayan manifestado expresa-
mente respecto de su competencia o incompetencia para iniciar
una actuación administrativa.18
t La definición de competencias es anterior a la conclusión de la
actuación administrativa, lo que quiere decir que se produce
durante el trámite, puesto que una vez expedido el acto admi-
nistrativo definitivo, lo procedente es acusar su ilegalidad, pues
cómo se observó anteriormente, la falta de competencia es una
de las causales de nulidad del acto administrativo.19
t No es posible plantear un conflicto de competencias cuando ya
ha habido un pronunciamiento judicial acerca de la legalidad del
acto administrativo. 20

9HU&RQVHMRGH(VWDGR6DODGH&RQVXOWD\6HUYLFLR&LYLOGHFLVLÍQGHOGHQRYLHPEUHGH
H[SHGLHQWH
16&RQVHMRGH(VWDGR6DODGH&RQVXOWD\6HUYLFLR&LYLOGHFLVLÍQr
17&RQVHMRGH(VWDGR6DODGH&RQVXOWD\6HUYLFLR&LYLOGHFLVLÍQ
18&RQVHMRGH(VWDGR6DODGH&RQVXOWD\6HUYLFLR&LYLOGHFLVLÍQ
19&RQVHMRGH(VWDGR6DODGH&RQVXOWD\6HUYLFLR&LYLOGHFLVLÍQ
20&RQVHMRGH(VWDGR6DODGH&RQVXOWD\6HUYLFLR&LYLOFRQFHSWRV\

65
Instituciones del Derecho Administrativo en el nuevo Código

t Los tribunales administrativos, dentro del territorio de su juris-


dicción, tendrán a su cargo la definición de competencias ad-
ministrativas entre entidades públicas del orden departamental,
distrital o municipal o entre cualquiera de ellas.21

La Ley 1437 de 2011


Esta disposición contiene el nuevo Código de Procedimiento Administrativo
y de lo Contencioso Administrativo, que comenzó a regir el 2 de julio del 2012.
El artículo 39 de la ley regula lo atinente a los conflictos de compe-
tencia administrativa, en los siguientes términos:
“Los conflictos de competencia administrativa se promoverán de oficio o por
solicitud de la persona interesada. La autoridad que se considere incompetente
remitirá la actuación a la que estime competente; si esta también se declara
incompetente, remitirá inmediatamente la actuación a la Sala de Consulta
y Servicio Civil del Consejo de Estado en relación con autoridades del orden
nacional o al Tribunal Administrativo correspondiente en relación con au-
toridades del orden departamental, distrital o municipal. En caso de que el
conflicto involucre autoridades nacionales y territoriales, o autoridades terri-
toriales de distintos departamentos, conocerá la Sala de Consulta y Servicio
Civil del Consejo de Estado.
De igual manera se procederá cuando dos autoridades administrativas se con-
sideren competentes para conocer y definir un asunto determinado.

En los dos eventos descritos se observará el siguiente procedimiento: recibida


la actuación en Secretaría se comunicará por el medio más eficaz a las auto-
ridades involucradas y a los particulares interesados y se fijará un edicto por
el término de cinco (5) días, plazo en el que estas podrán presentar alegatos o
consideraciones. Vencido el anterior término, la Sala de Consulta y Servicio
Civil del Consejo de Estado o el tribunal, según el caso, decidirá dentro de los
veinte (20) días siguientes. Contra esta decisión no procederá recurso alguno.
Mientras se resuelve el conflicto, los términos señalados en el artículo 14 se
suspenderán.”

Este artículo conserva la esencia del artículo 33 del Código de lo


Contencioso Administrativo anterior, en la medida de que a pesar de que los
conflictos son resueltos por el Consejo de Estado, las decisiones al respecto
21/H\GHDUWÇFXORQXPHUDO9HUGHFLVLÍQGHOOD6DODGH&RQVXOWD\6HUYLFLR&LYLO
GHO&RQVHMRGH(VWDGRH[SHGLHQWH

66
Conflictos de competencias administrativas en Colombia

no son jurisdiccionales sino administrativas, continuando con la tendencia


marcada por la ley 954 de 2005.
Al igual que la codificación anterior, la ley 1437 permite que los con-
flictos de competencia administrativa tanto negativos como positivos sean
provocados de oficio o por solicitud de persona interesada.
No obstante, la ley 1437 incorpora en un solo artículo, la facultad de
los tribunales administrativos para conocer de los conflictos relacionados
con autoridades del orden departamental, distrital o municipal, y precisa
que en caso de que el conflicto involucre autoridades nacionales y territoria-
les, o autoridades territoriales de distintos departamentos, su conocimiento
corresponderá a la Sala de Consulta y Servicio Civil del Consejo de Estado.
Respecto al trámite, la ley 1437 introdujo las siguientes modificaciones:
t Recibida la actuación remitida por la autoridad, se comunicará
por el medio más eficaz a las autoridades involucradas y a los
particulares interesados.
t Para presentar alegatos y consideraciones, se habilita el término
de fijación del edicto que es de 5 días.
t Se aclara que contra la decisión del conflicto no procede recurso
alguno.
t Finalmente, se establece que el término que tiene la adminis-
tración para resolver las distintas modalidades de petición se
suspende mientras el respectivo conflicto se decide.
Si bien el artículo 39 del nuevo Código dispone que mientras se
soluciona el conflicto se suspenderán los términos indicados en el artículo
14 ibídem para resolver las distintas modalidades de peticiones, la verdad
es que la nueva codificación guarda silencio respecto de las actuaciones
administrativas iniciadas de oficio o en desarrollo de un procedimiento
administrativo sancionatorio.
En especial respecto al segundo evento, habría que preguntarse qué
sucede cuando la autoridad que inicia un procedimiento de investigación
con el propósito eventual de imponer una sanción administrativa, se ve in-
volucrada en un conflicto de competencia, bien porque la persona interesada
lo provoque o la misma autoridad lo haga. Será que podrá continuar con el
desarrollo de su trámite, o deberá suspender el mismo hasta que se decida
el conflicto. Se trata de un inconveniente silencio que la propia doctrina de
la Sala de Consulta deberá tratar de resolver para evitar confusiones futuras.

67
Volver al Indice

Instituciones del Derecho


Administrativoen el nuevo Código.
Una mirada a la luz de la Ley 1437 de 2011

Se terminó de imprimir en el mes de diciembre de 2012,


compuesto con tipos
de la fuente Adobe Garamond Pro y Swis721,
en los talleres de--------------
2012

También podría gustarte