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MIGRACIONES – NUEVOS ESPACIOS

Entendiendo la construcción de la identidad y la autodeterminación como un proceso


social que implica no solo la creación de un ideario, sino también la identificación y
relación de los individuos con la misma, es necesario en medio de este proceso tomar
en cuenta a la migración como el fenómeno que altera, contribuye y modifica dicha
identidad pues “lo masivo es hibridación de lo nacional y lo extranjero, del patetismo
popular y la preocupación burguesa por el ascenso” (Barbero, 1987, p.173). Como lo
menciona Kingman:

“La migración da lugar a nuevos espacios de relación, nuevas experiencias: en


primer lugar, a los espacios de los propios migrantes, lo que incluye no solo a
los ecuatorianos. En segundo lugar, la migración supone una relación con otro
tipo de sociedad, con sus formas particulares de construcción de hegemonía
nuevos mandos, nuevas formas de trabajo, tecnologías, formas de decir cosas”
(2005, p. 475).

La migración entonces, no solo configura, sino que reestructura la manera en la que


se vinculan las identidades sociales de los grupos, dentro de ella, la experiencia
migratoria “crea lazos de solidaridad que refuerzan los vínculos de parentesco y
vecindad, y forjan un nuevo tipo de paisanaje o una misma comunidad de origen”
(Pedone, 2005, p.116). A pesar de ello, la migración no solo trae consigo aspectos
positivos de refuerzo de vínculos identitarios y otros, sino que, por lo general, depende
del tipo de migración traer consigo tipos de problemas, pues no es lo mismo hablar
de los problemas que acarrea la migración campo-ciudad, que hablar de emigración
externa o más aún hablar de la recepción de un país a migrantes. Así, las diferentes
migraciones y el lugar de destino de los migrantes traen consigo el problema vinculado
a la ciudadanía, en donde “la existencia misma del estado nacional se basa en la
definición excluyente de quien pertenece a un estado y puede gozar de los derechos
y ser interpelado por los deberes que esto implica, y quién no” (Amezquita, 2009, p.9).
Por ello, a partir de Jesús Martín Barbero y su texto “De los medios a las mediaciones.
Comunicación, Cultura y Hegemonía”, tercera Parte: Modernidad y massmediación
en América Latina, el presente ensayo pretende estudiar los diferentes tipos de
migraciones vividas en Ecuador, en relación a la formación de identidades y cultura
nacional. Empezaremos entonces por la migración campo-ciudad de los años 30, acto
seguido se estudiará la emigración de fines de la década de los 90, en donde muchos
ecuatorianos salen a destinos internacionales, y finalmente abordaremos la migración
del siglo XXI, en donde se observa la llegada masiva de extranjeros a Ecuador.

a) Migración campo-ciudad
Para a inicios del siglo XIX la migración empieza a convertirse en un flujo importante
en toda América Latina, una migración que gira entorno a la exportación agraria que
en dicha época América Latina había logrado tener un puesto reconocido en el
mercado mundial, y Ecuador no sería la excepción de ser uno de los países que
aunque en menor cantidad recibiría migrantes, “donde existen registros migratorios
solo para tres años (1931, 1932, y 1933) en las décadas de los veintes y treintas,
publicados por la Dirección General de Estadística, Registro Civil y Censo” (Navas,
2016, p.55), partimos de este dato primordial para entender que en la década de los
treinta, no solo se suscitó la migración campo-ciudad sino también la migración de
europeos a América Latina y Ecuador.

La migración campo-ciudad en Ecuador se ve estrechamente relacionado con la Gran


Depresión suscitada en 1929, para ese entonces el Ecuador contaba con una
población aproximadamente de 2 millones de habitantes, con tan solo el 14% de estos
habitantes se situaba en las urbes, es decir, Ecuador se caracterizaba por ser un país
en el que la mayoría o la gran parte de sus habitantes se situaba en zonas rurales.
Durante a la década de la Gran Depresión Ecuador había crecido un 4% a diferencia
del 6% promedio que estaba creciendo la región Latinoamericana (Navas, 2016,
p.63), lo que representa un dato importante que nos ayuda a entender la realidad
económica del país y la movilización humana del mismo. Aunque el dato porcentual
no representa una recesión o un decrecimiento esto mostraba problemas con la
producción principal del Ecuador de ese entonces, el cacao, el cual para esta década
habría pasado por pestes agresivas.

Antes de la Gran Depresión “la estructura ecuatoriana estaba dominada por el sector
agrícola, y aunque no existen datos oficiales se calculaba que casi el 90% de la
población vivía de la agricultura” (Navas, 2016, p.65), pero con los problemas
económicos de producción agrícola que ya se estaban dando, solo era cuestión de
tiempo para que algo que modifique la estructura social. Debemos hablar de la crisis
cacaotera como primer indicio de cambio social pues los hacendados medianos y
pequeños desaparecerían y los productores de cacao modificarían su producción.

“Para muchos trabajadores el primer efecto de la crisis fue el desempleo (R.


Guerrero, 1978). Algunos ex trabajadores cacaoteros se convirtieron en
aparceros, otros encontraron trabajo en las plantaciones azucareras, mientras
otros migraron a las ciudades, sobre todo a Guayaquil… mientras tanto "Entre
1900-1919, la producción azucarera creció de 6.000 a 11.000 toneladas; entre
1920-1926, ésta aumentó de 10.000 a 26.000 toneladas; lo que significa una
tasa de crecimiento anual promedio, para el primer período, de 3,1%, para el
segundo período de 14,6%" (Economía y Sociedad en el Ecuador de los años
30 y 40, p.61)

Mientras que en la sierra el proceso de transformación hacia un tipo de


industrialización que modificaría la geografía social rural a un crecimiento urbano se
distinguió de la costa dado al diferente sistema de producción de hacienda, por lo que
se introdujo el pago salarial como primera modificación, la cual se centraría en la
producción de leche en la sierra norte y en la sierra sur se dedicaría a la producción
sombrerera (Economía y Sociedad en el Ecuador de los años 30 y 40, p.63), los
cuales serían los principales productos de exportación de la sierra sur.

Estos cambios económicos provocaron el aumento demográfico urbano


principalmente en las ciudades de Quito y Guayaquil como las más grandes e
importantes de la época, desencadenando una migración campo-ciudad como parte
de la inserción industrial por la que estaba pasando el país, ya que migración
campesina a la ciudad representaba mano de obra que llegó a tener un número fuerte
de oferta lo que abarataría los costos de producción de dichas industrias, aunque se
debe recalcar que en cierta medida esta migración se clasificó en artesanos,
jornaleros entre otros que constituían un grueso de la migración campo-ciudad.
Debemos partir de la idea de la consolidación de estos sectores en lo que conocemos
como regionalismos, estos que frecuentemente suelen producirse por las diferencias
raciales, étnicas, culturales, etc. El mismo que se había iniciado mucho más antes
que tras el intento separatista de Guayaquil sembrando odio injustificado hacia la
sierra:

“El regionalismo tiene sus orígenes en las notables diferencias que existen
entre los moradores de las regiones naturales, pues en los Andes se
desarrollaron culturas sedentarias, en las que había pueblos permanentes,
cultivos, vías terrestres, que permitieron una forma estable de vida en los
habitantes de los valles y montañas. Además, fueron tierras conquistadas por
los Incas, que trajeron la cultura quichua que fue la predominante. (Lucas,
1999) “(Lilian Reza, Santiago Galindo, Pedro Rizzo, Lady Boni, 2017).

Con el paso del tiempo estas diferencias se acentuaron cada vez más como los
estereotipos en los habitantes de la costa y la sierra, su manera de hablar y el acento,
inclusive hasta en el tipo de música que se escuchaba, en la costa “la música alegre
como música predominante, en tanto en la Sierra la música triste y melancólica era lo
común; y una alimentación a base de yuca, pescado, frijol, frutales, contrastaba con
la alimentación serrana a base de cuy, papa, cereales, leguminosas y hortalizas”
(Lilian Reza, Santiago Galindo, Pedro Rizzo, Lady Boni, 2017). Es necesario entender
que “la música nació popular precisamente porque era accesible a los públicos no
letrados” (Barbero, 1987, p.189) por ello es que se toma a este como un elemento
que construye la identidad y al mismo tiempo fortalece el vínculo del individuo con la
masa.

b) Emigración externa
Una segunda etapa, ya no de migración sino de emigración de los ecuatorianos es la
producida a finales del siglo XX, cuando en 1998 a raíz de la crisis económica muchas
personas deciden abandonar el país. Esto debido a que dicha crisis causó un
empobrecimiento masivo, provocó un aumento proporcional de una no cobertura de
necesidades básicas “de un 37% en 1997 al 47% en 1999” (Gratton, 2005, p.36). La
pobreza creció rápidamente en las áreas urbanas, desvaneciendo las expectativas de
vida de la clase media. Además, la pérdida de ahorros bancarios y la aguda inflación
del país provocó quiebras y bancarrotas especialmente para los asalariados. De la
mano de la crisis, la emigración ecuatoriana se reflejó en un aumento
desproporcionado de salida del país, tanto que para el año 2000, “más de 560.000
personas salieron del Ecuador, el nivel más alto de salidas producido en cualquier
año, que abarcó cerca de un 4% de la población” (Gratton, 2005, p.38). Sin embargo,
es probable que el número de emigrantes se duplique, de manera que cerca de 1
millón de ecuatorianos habían salido del país. Siendo los principales países de destino
Estados Unidos, España e Italia, en donde la presencia de estas masas de migrantes
“va a afectar al conjunto de la sociedad, a sus formas de vida y pensamiento, y pronto
incluso a la fisionomía de la ciudad misma” (Barbero, 1987, p.171)

De esta emigración alrededor del 70% procedía de áreas urbanas para el periodo
1996-2001. Está crisis afectó a un segmento diferente de la población, población
urbana que contaba con educación, con experiencia laboral y probablemente con un
buen conocimiento del mundo. Esto es comprobado a partir de la entrevista a
ecuatorianos después de la regulación en España en el año 2000, en donde los
resultados mostraron niveles de educación alta “el 46% tenía al menos, una
educación secundaria, frente al 28% en Ecuador” de la misma manera se manifiesta
que “un 40 % manifestaron haber trabajado como profesionales o técnicos antes de
migrar, en contraste al 11% de población ecuatoriana” (Gratton, 2005, p.41).

Ahora bien, es necesario entender este periodo de la emigración desde la


cotidianidad, en donde en el caso de España 1998 se produce la llegada de familias
ecuatorianas a Murcia para incorporarse al mercado de trabajo agrícola,
posteriormente “el movimiento migratorio es masivo y las trayectorias socioespaciales
también, se encaminan a las grandes ciudades como Madrid y Barcelona” (Pedone,
2005, p.106). Este movimiento migratorio ecuatoriano “ha sido incorporado como
fuerza de trabajo, pero se encuentra invisibilizado en términos sociales y culturales”
(Kingman, 2005, p.472). Puesto que siguiendo a Barbero, representan lo marginal, “lo
heterogéneo y lo mestizo frente a la sociedad normalizada” (1987, p.172). En una
orientación hacia políticas de control y normalización europeas, se ignora por
completo la valoración al “otro”, se desconoce no solamente la literatura ecuatoriana
y su producción artística, sino que “su producción popular no ha pasado a formar parte
de lo que internacionalmente está legitimado e incorporado como cultura de masas”
(Kingman, 2005, p. 472). En un contexto que oscila entre la aceptación y la exclusión,
los migrantes “deben resignificar sus representaciones sociales y su propia identidad,
en condiciones de minoría social” (Pedone, 2005, p.113).

Muchas veces, los emigrantes ecuatorianos realizan sus reuniones en espacios


públicos, reuniones de comunicación y contacto que se producen con un carácter
performativo y que además son el lugar de construcción de identidades y de encuentro
familiar. Ejemplo de ello son las reuniones de ecuatorianos en Valencia en el antiguo
cauce del Túria, en donde la Asociación de ecuatorianos Rumiñahui se reune con
fines de integración reflejados en la práctica deportiva, dicha práctica es percibida
como algo vinculativo y positivo. Siguiendo a los autores Llopis y Moncusí, la práctica
deportiva construye lo que Manuel Delgado llama un “microclima cultural” (2005, p.
501), entendido como algo que surge como algo que les permite adaptarse a un
entorno distinto al propio, además de ser el resultado de la reorganización de
elementos distorsionados de la tradición de origen de quienes lo practican. Este
espacio público de reunión del futbol favorece al refuerzo de lazos sociales, a superar
el aislamiento y la soledad, permite el reconocimiento de individuos y grupos, además
se convierte en una “plataforma para el despliegue de identificaciones y
categorizaciones colectivas como: latinoamericano, ecuatoriano o emigrante” (Llopis,
Moncusí, 2005, p. 501).

A pesar de tener estos espacios de integración, una dificultad que deben afrontar los
emigrantes es el adaptarse a condiciones precarias de trabajo, con jornadas
desreguladas, y actividades que ellos no las habían realizado antes. Ante esta
situación los emigrantes se ven envueltos en medio de cadenas migratorias,
entendidas como “transferencia de información y apoyos materiales que familiares,
amigos o paisanos ofrecen a los potenciales migrantes para decidir, o eventualmente,
concretar su viaje”. (Pedone, 2005, p.108), mismas que forman parte de redes
migratorias que tienen como objetivo traer posibles migrantes consigo. Así, en medio
de una mayor demanda de mano de obra femenina en España, junto con la
agudización de la crisis socioeconómica en Ecuador “las mujeres se conviertan en el
primer eslabón de la cadena migratoria… serían ellas que agruparán al marido, luego
a una red de hermanos, cuñados, yernos, sobrinos, primos y por último los hijos”
(Pedone, 2005, p.116), son ellas quienes en “esas condiciones se constituyen en las
recreadoras de una socialidad primordial que es a la vez encuentro y
mediación”(Barbero, 1987, p.216). En sí, las cadenas migratorias posibilitan un mejor
acceso a vivienda y trabajo para los nuevos migrantes, al fin y al cabo, despúes de
invadirlo todo, “su deseo más secreto será acceder a los bienes que representaba la
ciudad” (Barbero, 1987, p.172).

En el caso de la emigración ecuatoriana hacia Estados Unidos, particularmente los


migrantes Saraguro quienes de manera irregular llegaron a ese país pagando
“coyotes”, mismos que impulsaron a los Saraguro a cortarse sus trenzas “para que no
atrajeran atención no deseada” (Belote y Belote, 2005, p.452), además para evitar ser
víctimas de discriminación racial. A pesar que los saraguro tratan de reconstruir la
cotidianidad de sus tradiciones de origen, toman un rumbo diferente, en donde “las
bases de su valoración estań en el consumo, en la posibilidad de acumular centavo a
centavo y de acceder a ciertos recursos, como cámaras de video, ropa” (Kingman,
2005, p. 477), pues “la propuesta cultural se torna seducción tecnológica e incitación
al consumo” (Barbero, 1987, p.212). Así, la mayoría, sino todas las familias saraguro
“compran un carro o viven en casas o apartamentos muy bonitos y les es posible,
incluso, enviar cantidades sustanciales de dinero a sus familias en Ecuador” (Belote
y Belote, 2005, p.454), configurándose un mapa nuevo, en donde “las culturas
indígenas como parte integrada a la estructura productiva del capitalismo pero sin que
su verdad se agote ahí” (Barbero, 1987, p.206).

c) Recepción de migrantes Ecuador


En este apartado, para empezar a hablar de las inmigraciones, retrocedemos hasta
inicios del siglo XX, que son los primeros datos registrados con los primeros
extranjeros que visitaron y se quedaron en Ecuado. La inmigración fue mayormente
de otros países latinoamericanos que llegaron debido a guerras civiles, así como crisis
económicas, entre otras, entre los que se puede destacar los argentinos, chilenos,
uruguayos, etc, igualmente muchos europeos llegaron a Ecuador durante y después
de la segunda Guerra mundial. Hoy en día y más a partir del año 2000, la inmigración
se centró principalmente en colombianos que han huido por la guerra interna que tiene
ese país, así como atraídos por la dolarización y por ingresos mayores a los que
podrían acceder en su país. Se estima que más de medio millón de colombianos vive
en Ecuador de forma legal. También está en un menor porcentaje la inmigración
proveniente de Perú, Cuba, Haití, Bolivia, China y otros estados americanos que
llegan al Ecuador principalmente en busca de trabajos atraídos por los puestos
abandonados por los migrantes ecuatorianos, mejor estándar de vida y por el dólar
estadounidense que se valúan de un 40% a 60% más que la moneda de su país de
origen.1
Con todo lo que ya hemos observado en las etapas anteriores se demuestra cómo
estos movimientos sociales que se producen por las migraciones y las inmigraciones
no solo afectan a la vida de la persona que sale, sino a los que lo rodean. Si bien es
cierto que las migraciones no modifican en su totalidad el comportamiento del
migrante, su situación en un país extranjero lo obligará a relacionarse de acuerdo al
modo de vida de su entorno, y el intentar incorporarse a un nuevo estilo de vida, en
cuanto a esto, Barbero mencionara la importancia del “rol histórico popular tiene
sentido en la medida en que la familia está funcionando al interior del movimiento
social, como estructura de organización y como motor motivacional de esperanza".
Ese rol lo hace visible especialmente el proceso de migración, sus condiciones de
desagregación social, de vacío afectivo y el desprecio con que la capital recibe a los
migrantes. (Barbero, 1987, p.216)

A partir del Decreto del 25 de noviembre de 1867, se reconoció como ciudadanos a


personas que habían llegado al Ecuador provenientes de Colombia, Perú, Venezuela
y Chile. Como se recordará, en aquella época para ser ciudadano se requería estar
casado, ser mayor de veintiún años y saber leer. De esta manera, dicho decreto daba
a las personas provenientes de los países de la región incluso más derechos (y
deberes) que los que tenía una buena parte de la población ecuatoriana, que no
cumplía con los requisitos estipulados para ser considerados ciudadanos. Años

1
Recuperado de:
https://www.familysearch.org/wiki/es/Emigraci%C3%B3n_e_inmigraci%C3%B3n_de_Ecuador
después, en la Constitución de 1878, se estipuló que son ecuatorianos por
naturalización «los nacidos en cualquiera de las Repúblicas hispanoamericanas, si
fijarán su residencia en el territorio de la Nación, y declararen, ante la autoridad
competente, que quieren ser ecuatorianos» 2

Sin embargo, como ya se ha mencionado antes, estos movimientos sociales que en


este caso se concentran en los grupos de ingreso a Ecuador, al no pertenecer al
mismo entorno cultural, deben de adaptarse a cualquier situación que se les presente,
desde a convivir en los barrios en los cuales resida o al estilo de vida que se les
permita llevar, una cuestión de adaptación no solo por parte del nuevo residente, sino
al mismo tiempo de aquellos con quienes se rodearán, se convierte en una manera
mutua de aprender a convivir con el otro, aunque si bien es cierto, de parte del
extranjero se convertirá en una actividad aún más compleja, se enfrenta a la
apropiación de, como menciona Barbero, a las “falsas identidades, (a) la búsqueda
del éxito social y los conflictos sentimentales. Pero a su vez los personajes del mundo
cotidiano se verán arrastrados a aventuras rocambolescas y la vida de la ciudad se
verá atravesada por la irrupción del misterio” (Barbero, 1987, p.153) ya que al recibir
a alguien con una identidad diferente a la que están acostumbrados a convivir, no
sabrán a que enfrentarse o si deberán comportarse de una manera distinta. Es así
como la cultura se modifica, por aquellas identidades diferentes que conviven
diariamente, es cuando se “habla también (de) la competencia cultural de los diversos
grupos que atraviesa las clases, por la vía de la educación formal en sus distintas
modalidades, pero sobre todo los que configuran las etnias, las culturas regionales,
los "dialectos" locales y los distintos mestizajes urbanos en base a aquellos. (Barbero,
1987, p.241) Se podría hablar de un amalgama de identidades enfrentadas al diario
vivir, diferentes culturas e incluso modos de comunicarse.

Conclusiones:
Como pudimos observar, desde los primeros movimientos internos que sufrió el país
con las migraciones campo-ciudad, el país ha sido testigo de sus múltiples cambios
que principalmente fueron provocadas a partir de necesidades económicas que sufrió
una gran parte del sector rural ya que las urbes empezaron a crecer con la llegada de
la industrialización y esto no significaba otra cosa que un mejor estado de vida y que
ofrecía una mayor oportunidad de empleo y subsistencia, todo esto generó
movimientos tanto internos como externos al país pero no sin antes provocar múltiples
cambios sociales al enfrentarse a diversas culturas ya que no es lo mismo la
cotidianidad dentro del campo a la cotidianidad establecida dentro de las urbes, es
por esto que la emigración de los ecuatorianos a fines de los años 90, causa que sus
actores busquen un destino en las grandes urbes internacionales.
En ellas, a pesar de ser excluidos y no ser recibidos en reconocimiento, los migrantes
buscan espacios de reunión en donde puedan reforzar identidades y lazos sociales.
Mediante el contacto con otros migrantes de su mismo origen, buscan superar el

2
Recuperado de: http://biblioteca.clacso.edu.ar/Ecuador/icq/20170619052847/pdf_742.pdf
aislamiento y la soledad que acarrea la migración. Además, en medio de una situación
de adaptamiento cultural, los migrantes buscan mecanismos de reencuentro familiar-
social como las cadenas y redes migratorias, lo cual les permite ayudar a sus
familiares o amigos a concretar futuros viajes a su lugar de estadía. Se puede decir,
que los migrantes al tener el anhelo de conseguir lo que en su lugar de origen no
pudieron, se ven envueltos, en estos nuevos lugares, en una cultura del consumo, en
donde su único afán es comprar y comprar. Al igual que lo ocurrido por los
ecuatorianos que partieron del país, los inmigrantes insertados dentro de Ecuador
sufrieron particularmente lo mismo, el hecho de establecerse dentro de una
cotidianidad distinta a la que ya estaban acostumbrados, debieron acostumbrarse y
acomodarse a la cultura que ya estaba establecida, modificar su estilo de vida y ver
casi perdida o modificada la identidad que ya era parte de sí.

Bibliografía:

Economía y Sociedad en el Ecuador de los años 30 y 40. (s.f.). Obtenido de Biblioteca


FLACSO:
https://biblio.flacsoandes.edu.ec/catalog/resGet.php?resId=23856

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Llopis, R y Moncusí, A. “El deporte une bastantisimo aquí”: las ligas de fútbol de la
Asociación de Latinoamericanos y Ecuatorianos en Valencia. En G. Herrera,
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redes e identidades (pp.493-512). Quito, Ecuador: FLACSO sede Ecuador.

Pedone, Claudia. (2005). “Tú siempre jalas a los tuyos” Cadenas y redes migratorias
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Flacso-Ecuador.

Barbero, Jesús (1987). Modernidad y massmediación en América Latina. (Tercera


Parte). En: De los medios a las mediaciones. Comunicación, Cultura y
Hegemonía. Pág: 164-242

Anexos:
Anexo 1:

Fuentes: La Gran Depresión en Ecuador, 1927- 1937 Salarios y precios.


Anexo 2:

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