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Fecha de publicación:Jueves, 21 de Julio de 2016

Medio que publica:Vanguardia Liberal


Sección:Local / Regional
Género periodístico:Noticia
Autoría:Sin firmar
Crece consumo de drogas en las universidades de la ciudad
Bucaramanga
Página: Internet

"Pretendo probar de todo lo que se me presente. Cada sustancia son sensaciones distintas
que vale la pena experimentar... fumar marihuana nunca va a ser lo mismo que pegarme un
ácido".

De esta manera, Fernando* describe su experiencia con las drogas. Él tiene 17 años, se
encuentra en los primeros semestres en una de las universidades privadas de la ciudad y
cuando tenía 16 años comenzó su 'carrera' en el "mundo de las sensaciones", como él
mismo lo describe.

Estaba en el colegio cuando se inició en el consumo de la marihuana con algunos de sus


compañeros. Hoy, en la universidad, sigue fumándose, según él, uno que otro 'porro' o
algún cuadrito (micropunto) de ácido: "No lo hago muy seguido y en realidad es muy poco
lo que invierto (...) muchas veces uno fuma porque le gastan".

Para sus consumos semanales, Fernando asegura que en ocasiones puede gastar entre
$5.000 y $10.000 en 'puchos' de marihuana, lo cual según él, no es gran cosa pues algunos
conocidos suyos hasta triplican este consumo.

Sin embargo, cuando se trata de buscar una experiencia más 'movida', sí puede costarle
más. El LSD, más conocido como ácido, tripi o papel (una de las drogas preferidas por
Fernando), puede tener un precio que oscila entre $25.000 y $30.000.

"No es un fenómeno, es algo común"

Este joven de tan sólo 17 años y que ya ha pasado por las diferentes experiencias de una
amplia gama de drogas, es sólo un ejemplo que enmarca un tema del que poco se habla en
las universidades y que podría llegar a involucrar hasta cerca del 30% de sus estudiantes,
según lo revela un estudio de la Comunidad Andina de Naciones divulgado a mediados de
este año.

En las universidades de Bucaramanga o por lo menos en la que él estudia, según Fernando,


no son pocos quienes fuman marihuana o 'meten' alguna droga: "La gran mayoría pasan
desapercibidos, no hacen parte de ninguna clasificación, no son gamines, pasan como
estudiantes sanos, pero uno se da cuenta o los conoce cuando nos encontramos en el sitio
que tenemos para fumar".
"Es algo muy común consumir o por lo menos haber consumido drogas alguna vez. Lo más
común y lo más fácil de conseguir es la marihuana y las sintéticas, eso es lo que más se ve
en la universidad", agrega.

¿Un lugar ideal?

La tradición era consumir droga durante fiestas, en bares, en casas de amigos e incluso en
parques; sin embargo, dentro de las mismas universidades se hace cada vez más común la
existencia de sitios o zonas de encuentro para estas prácticas.

La razón por la cual se ha incrementado el consumo en las universidades, según explicaron


algunos estudiantes, se debe a que sienten mayor tranquilidad: "Es preferible hacerlo en la
universidad que afuera, pues nunca llega la Policía a molestarnos. Aunque muchas veces
los celadores son los que molestan, normalmente uno los ignora y sigue ahí porque no
pueden hacernos nada más que llamarnos la atención", afirmó Daniel*, estudiante de cuarto
semestre. Y concluyó: "Lo bueno es que uno nunca está solo en estos lugares, siempre va a
estar alguien haciendo lo mismo que uno".

Lo que más se vende en las universidades

De acuerdo con algunos testimonios recogidos por esta Redacción, la marihuana es la


sustancia que tiene mayor demanda y acogida en las universidades, por ser barata y de fácil
consumo.

El LSD y las 'pepas' de éxtasis también se ubican en los primeros lugares. Su demanda
depende de los gustos de cada persona y de los efectos que busque.

Los medicamentos restringidos también son utilizados para lograr efectos alucinógenos.
Son un poco más difíciles de conseguir y no siempre son ofrecidos por los jíbaros de las
universidades.

El consumo en cifras

Se calcula que en el país hay 320 mil personas adictas.

70% de los universitarios manifiesta que, de desearlo, podría acceder al éxtasis de manera
fácil, según el estudio de la Comunidad Andina de Naciones.

41% de los estudiantes considera que el uso de drogas sintéticas causa menos adicción que
otras sustancias.

Mientras 29% de los universitarios de Colombia manifiesta que les resultaría fácil
conseguir éxtasis, en Bolivia perciben lo mismo sólo 11% de los estudiantes, 15% en
Ecuador y 20,5% en Perú.

14,5 de los estudiantes universitarios que consumen marihuana son hombres, 8,3% son
mujeres.

Jíbaros en los campus

Esto fue lo que revelaron algunos estudiantes consumidores con los que habló esta
Redacción:

Generalmente no se trata de personas ajenas a las universidades, es decir, son estudiantes


que encuentran en la venta de sustancias alucinógenas un negocio lucrativo.

Su 'modus operandi' es diferente a como funciona el expendio en las calles. Sus productos
son ofrecidos de una manera más discreta y principalmente el contacto o pedido se hace vía
celular.

Siempre tienen compradores de confianza que se encargan de conseguirles una mayor


clientela y quienes en ocasiones llegan a arreglos con los jíbaros por estos contactos.

Algunos vendedores de droga ofrecen directamente su mercancía en los sitios donde se


concentran los estudiantes para consumir.

Lista

Consecuencias de la adicción

De acuerdo con el siquiatra Jorge Eliécer Sandoval, dependiendo de la droga, los efectos a
largo plazo en el organismo pueden variar:

1 Deterioro de funciones intelectuales básicas como la memoria y la concentración

2 Hiperactividad

3 Déficit de atención

4 Problemas de coordinación motora

5 Aparición de enfermedades como psicosis y esquizofrenia

6 Episodios de depresiones severas

7 Ataques de pánico espontáneos sin estar bajo efectos de la droga

8 Problemas de percepción de sonidos, colores, movimientos, tamaños y hasta del tiempo.

Instituciones contraatacan con prevención

Mientras que estudios nacionales e internacionales muestran un panorama de creciente


consumo de drogas en los estudiantes universitarios, a las instituciones sólo les queda
responder con la implementación de programas enfocados en la prevención del uso y abuso
de estas sustancias adictivas legales e ilegales.

Equipos médicos compuestos por siquiatras, psicólogos y trabajadores sociales, entre otros,
son los encargados de controlar el consumo en las instituciones.
Eso sí, todos recalcan que están a disposición cuando el estudiante consumidor así lo
requiera y acepte el tratamiento, pues no se les puede obligar.

Por el momento, la campaña más fuerte en este aspecto la lidera la Universidad Industrial
de Santander, con 'Por una UIS libre de drogas', que llegó a reforzar el programa Seruis que
adelanta desde hace 6 años.

"La información publicada en este boletín es de autoría exclusiva de los medios de


comunicación aquí referenciados. En consecuencia el Ministerio de Educación Nacional no
se hace responsable por la veracidad o el contenido de la información. La persona
interesada en conocer sobre los contenidos y sus autores, puede comunicarse con el medio
que originó la información".

Crece consumo de drogas en las


Universidades de Bolivia
03/02/2013-09:35 Coca Narcotráfico
4

Estudio sobre el uso de drogas. La marihuana es la droga más


consumida entre los universitarios.Fueron consultados 3.077
estudiantes de 12 universidades del país.

Crece consumo de marihuana en las ‘U’


EL DEBER
El segundo estudio epidemiológico sobre el consumo de drogas en la
población universitaria, realizado por la Comunidad Andina entre mayo
y diciembre de 2012, señala que la marihuana es la droga más
consumida entre los universitarios. El trabajo, que también se aplicó
en 2009, indica que el 3,4% de los encuestados consumió la hierba en
el último año.

De acuerdo con el informe, el porcentaje obtenido el año pasado es


mayor al observado en el estudio de 2009, cuando los universitarios
que habían consumido marihuana solamente alcanzaba al 2%.

Las conclusiones a las que llegan los profesionales encargados del


informe es que este incremento porcentual es decididamente
preocupante.

Para el ex juez antidrogas y docente universitario, Luis Jaime Cruz,


estos datos preocupan a las autoridades de las casas de estudios
superiores, aunque reconoce que falta hacer más campañas de
prevención. “Tenemos que evitar que este problemas se vuelva
incontrolable”, apuntó.

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src="http://i0.wp.com/eju.tv/wp-
content/uploads/2013/02/image_thumb50.png?resize=504%2C296"
data-recalc-dims="1" /> Datos de una encuesta aplicada en 2012
El alcohol y el tabaco

Entre las drogas lícitas, se señala que un 57,6% de universitarios


consumió alcohol alguna vez durante el último año. Además, este
problema se agrava al observar que el 17,2% son vistos como
personas que tienen signos de dependencia a este tipo de bebidas.

En el caso del tabaco, el estudio muestra que un 34,7% probó cigarros


en el último año, porcentaje que creció en poco más del cuatro por
ciento, con respecto al análisis de 2009.

Lea: Decomisan una tonelada de marihuana en la ruta a Camiri

Respecto al otro tipo de drogas que los universitarios consumen, los


porcentajes son mínimos, como el caso de la cocaína donde solo un
0,2% dice haberla consumido.

En comparación con los resultados obtenidos en Ecuador, Colombia y


Perú, donde también se aplicó el mismo estudio, la marihuana es la
sustancia más consumida.

4 de 10 universitarios usaron
drogas
30/04/2010-12:24 Coca Narcotráfico EJU.TV
0

Estudio de la CAN. En el caso de Bolivia, lo preocupante es que hay


propensión a la adicción mucho más elevada que en el resto de los
países.

La Razón – La Paz
Informe. El estudio fue realizado por la CAN en universidades de
cuatro países

Cuatro de diez estudiantes de nueve universidades de Bolivia, cuatro


públicas y cinco privadas, consumieron algún tipo de droga ilícita
durante el 2009, según los resultados de un estudio de consumo
realizado en países de la Comunidad Andina de Naciones.

La muestra abarcó a un universo de 15.521 universitarios de una


población total de 164.056 estudiantes de nueve casas de estudios
superiores, informó la coordinadora regional de la iniciativa andina,
Tatiana Dalence.

“En Bolivia, un cuatro por ciento de los universitarios declara haber


consumido alguna sustancia ilícita en el último año”, señala el informe
Estudio Epidemiológico Andino sobre consumo de drogas sintéticas en
la población universitaria de Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú.

La marihuana está en el primer lugar de consumo de este segmento


de la sociedad. Entre otras drogas consumidas se encuentran el
éxtasis, la cocaína y los inhalantes, según el estudio que se
presentará hoy en un acto oficial que se desarrollará en la Cancillería.

“En el caso de Bolivia, lo preocupante es que hay propensión a la


adicción mucho más elevada que en el resto de los países. Los
consumidores de marihuana entran más tarde en el consumo en
términos de edad, pero con mucho más tiempo de permanencia y
frecuencia de consumo”, explicó.
El 1,6 por ciento de los universitarios bolivianos declaró haber usado
droga sintética, mientras que el 1,4 por ciento afirmó que usó cocaína
alguna vez en su vida. La edad de inicio de consumo promedio es de
18 años, según el estudio.

A diferencia de lo que sucede en Bolivia, en Colombia el 13,4 por


ciento de los universitarios encuestados informó que consumió alguna
droga ilícita el 2009, mientras que en Ecuador el porcentaje llega a 5,7
y a 5 por ciento en Perú.

“Lo preocupante de estos datos es de que se trata de cualquier tipo de


droga; podemos estar hablando incluso de policonsumo, es decir, de
una combinación de drogas”, advirtió Dalence.

Éxtasis con fármacos desechados

Sólo el tres por ciento de las pastillas de éxtasis incautadas en enero


en Colombia tenía su principio activo; el resto era producto de una
combinación de medicamentos desechados.

La información la proporcionó la coordinadora regional del Estudio


Epidemiológico Andino sobre consumo de drogas sintéticas en la
población universitaria de Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú, 2009,
Tatiana Dalence.

El 97 por ciento de las supuestas pastillas de “éxtasis” incautadas


contenía antiestamínicos, antidiarreicos, vitamina veterinaria y bronco
dilatadores.

“Tienen cualquier basura de medicamentos que han sido desechados”,


reveló.

En Bolivia existe consumo de éxtasis, pero no se conoce si estas


pastillas contienen el principio activo o son falsificadas. Es necesario
un estudio, dijo.
Aproximaciones Teóricas sobre el Consumo
de Drogas en Bolivia86

Javier Copa Uyuni 87

Yo tengo una flor la tengo que cuidar! y cuando sea grande me la


vay a fumar! yo tengo una flor la tengo que regar/ aunque sea
ilegal para mí es medicinal. /Porque ella todo me cura/cuando me
pinta la locura porque ella todo me cura /me da tranquilidad.
/Tenés los ojos colorados tu vieja no sabe qué fumas (¿qué
fumas?)/ todos te tratan de drogado para mí que fumancheas
(Damas Gratis- Mi Flor).

El Discurso sobre Drogas

En los últimos años, el consumo de drogas se ha transformado en


un tema de gran importancia e interés en nuestra sociedad.
Diversos estudios epidemiológicos han analizado la creciente
expansión del consumo de drogas en la población boliviana. Así lo
demuestra un estudio realizado en el año 2009 en conjunto por los
Ministerios de Educación y Salud, con la UNICEF y el Centro
Latinoamericano de Investigaciones Científicas (CELlN), que
señalan que aproximadamente un 60% de la población en Bolivia
entre grupos etarios de 12 a 50 años, han consumido alcohol
durante el último mes; tabaco un 25%; 3.3% consumió marihuana;
clorhidrato de cocaína 1%, inhalables un 1.8 % Y el 2.6% pasta
base. Desde esta perspectiva "El consumo de drogas es definido
como un problema de salud mental, por lo tanto, las explicaciones
son del orden epidemiológico. El origen del consumo es atribuible a
una multitud de factores que giran en torno a la droga, a la persona
y al medio" (CELlN, 2009).

En Bolivia, el Estado y sus instituciones sociales- iglesia, policía,


escuelas, militares, etc. - como entes reguladores de reglas,
normas y valores de la sociepad, ven el consumo de drogas como
una anomia social, como falta de integración del individuo a estas
instituciones, que lo único que hacen es reprimir o hacer campañas
en contra de ellas, y que creen que a partir de esto se puede
reprimir el consumo de drogas socialmente no aceptadas. Según
estas instituciones, el que se droga lo hace porque está enfermo y
su enfermedad es la adicción, o lo hace por problemas del individuo
o el grupo con quien se relaciona También se dice: Luchar contra
"el flagelo" de la drogadicción. La acción es combatir y luchar
contra el narcotráfico y los consumidores de drogas ilegales.

La información que brindan estas instituciones en cuestión


presentan datos dudosos, sin mostrar la metodología empleada en
el estudio -cuestionario de preguntas- y no teniendo una
cientificidad rigurosa. Muestran malos manejos investigativos,
cayendo en el terreno de la "estadística especulativa", que ocultan
un discurso objetivo sobre drogas (Rivera, 2005). Es importante
señalar que los índices de consumo de drogas son de difícil
accesibilidad y disponibilidad por parte de los consumidores de
drogas socialmente no aceptadas, y por consiguiente no pueden ser
verificados y catalogados por su estimación correcta. De tal manera
que los datos arrojados por esta institución, resultan dudosos, y no
siempre presentan la información sólida y confiable que se desea.
Lamentablemente hasta el presente, hay cierta disparidad de datos
y criticas con relación a los porcentajes y cifras absolutas del
número de "adictos" a las drogas socialmente no aceptadas.

A partir de este contexto, distintas instituciones sociales han


emprendido acciones para comprender y enfrentar el fenómeno
(iniciativas gubernamentales, legislativas, a nivel de organizaciones
no gubernamentales, etc.). Estas iniciativas han estado centradas
preferentemente en intentar prevenir el consumo de drogas en
jóvenes, a través de la realización de campañas masivas. Al
respecto, se observa que, en relación al fenómeno de las drogas,
las políticas públicas dirigidas hacia la población infanto juvenil se
orientan básicamente hacia la prevención del uso de sustancias en
este grupo etáreo, considerado como el de mayor riesgo de
consumo; y al tratamiento de aquel segmento de la población que
ya presenta un consumo perjudicial o dependencia a drogas, en
particular drogas ilegales. En este sentido, instituciones como el
CELlN establecen una serie de lineamientos polítrcos y técnicos,
orientados tanto hacia el financiamiento como el seguimiento y
supervisión de los programas de tratamiento de adolescentes con
consumos problemáticos de drogas, enfatizando la protección y
reparación de los derechos de los niños y adolescentes.

La visión social que se tiene de las drogas está sostenida por


estereotipos surgidos en algún momento e instalados en el
imaginario colectivo. Laserna (1996) demuestra que los datos sobre
el consumo de drogas del gobierno son dudosos y carecen de
explicación científica. Opina que la lucha antidroga en Bolivia se
constituye en un fracaso en las políticas, por la escasez de datos,
información que se dispone a nivel de Estado, incluso, afirma, que
se busca elaborar una información sesgada de las drogas. Por lo
tanto no existe información veraz respecto al consumo de drogas
en Bolivia, convirtiéndose sólo en especulaciones, controversias en
la política antidrogas.

Autores como Canelas y Gramunt (1994) analizan el debate de


legalizar las drogas en Bolivia. Según los autores, se debería dar
luz verde a la legalización de las drogas, porque así se las
controlaría con más eficacia. Menciona que no son eficaces las
actuales políticas represivas prohibicionistas, que son
contraproducentes y de hecho se han convertido en el principal
aliado del narcotráfico. "El hombre se droga por buenas o malas
razones, lo hace siempre y lo hará siempre" (Canelas y Gramunt,
1994:89).

Para reflexionar sobre el tema Spedding (2000) señala que Bolivia


está obligada a acatar lo que Estados Unidos propone, como por
ejemplo la ley 1008 donde sus propuestas tienen muchas
contraindicaciones con la constitución política del país. Señala que
el discurso sobre las drogas se generó en los EE.UU. Este país exige
a todos los países involucrados al problema, reprimir y castigar a
todos los individuos que tienen que ver con el tema, como un
método de prevenir y salvaguardar la seguridad del país. Menciona
que los discursos de los gobiernos bolivianos suelen ser repetitivos
e idénticos, y éstos tienen el discurso de combatir al narcotráfico
como un problema serio de la sociedad boliviana. Aquí también
mucho tiene que ver la influencia de los medios de comunicación,
que lanzaron propagandas en contra de las drogas, donde se tiene
un lenguaje moralizante en sus comentarios respecto al tema.

Sin embargo, respecto a las políticas públicas, se puede afirmar


que "el discurso público está desvinculado de los discursos que se
articulan en los espacios cotidianos de la experiencia subjetiva de
los jóvenes. Promueve un desarrollo económico que no toma en
cuenta lo cultural, ni tampoco considera las consecuencias sociales
que tal modelo provoca" (Salinas, l., Sanhueza, T. & Soto, R,
1995:44) En otras palabras, existiría un desencuentro entre las
políticas sociales y su población objetivo, en términos de la
ausencia de espacios comunicacionales entre los jóvenes y la
institucionalidad; actores individuales y colectivos que si bien
pueden llegar a compartir espacios comunes "poseen lógicas
distintas y proyectos diversos a los que intentan dar viabilidad"
(Salinas y otros, 1995: 44).

Así, por ejemplo, en nuestros días, el hecho de que algunas drogas


sean legales y otras ilegales influye en las expectativas que
tenemos sobre ellas, los modos en que se las utiliza, los riesgos de
su consumo, etc. La sociedad de referencia y la época histórica son
determinantes para los modos de utilizar una droga y por lo tanto
los riesgos de su consumo. Al considerar estos aspectos
socioculturales podemos observar por ejemplo, la asociación que
existe entre diversión / alcohol, entre ser adulto / tabaco, y bien
entre drogas legales / no son droga. Esto se ha instalado en el
imaginario colectivo y prevalece en nuestra sociedad. En cuanto a
las ilegales existen asociaciones entre la idea droga-
ilegal/delincuencia, también entre droga-ilegal/enfermedad.

Las implicaciones de algunos de los determinantes socioculturales


que nos afectan pueden apreciarse en el siguiente esquema de
ejemplos: El alcohol y el tabaco son actualmente drogas
socialmente aceptadas. Por esto, aquellos que las consumen,
aunque sea abusivamente, no se consideran ni son considerados
como "drogadictos". En Bolivia la cerveza ha ganado la popularidad
desasociándose del alcohol y asociándose con la juventud y la
diversión.

Aproximaciones al concepto y al discurso de


drogas

Al igual que otros fenómenos sociales, las drogas difícilmente


pueden ser definidas de forma concreta; más bien encontramos
una multiplicidad de significados en los cuales están presentes
ideologías políticas, valores, creencias y en definitiva marcos
culturales que delinean la concepción que se quiere dar al uso de
estas sustancias.

A este respecto pareciera que cuando se habla de "las drogas" o "la


droga" desde los grupos de poder y/o a través de los medios de
comunicación, lo importante no parece ser ni la sustancia ni sus
efectos sobre el comportamiento, sino más bien el discurso que se
construye en torno a ella: el discurso del terror, lo prohibido y
maligno. "De ahí que se hable de la droga y no de las drogas" (Del
Olmo, 1989:14).

La socióloga venezolana Rosa del Olmo (1992) indica que la guerra


contra las drogas comenzó en 1914 en los EE.UU., con la ley
Harrison Narcotics Act que criminalizó por primera vez las drogas
provenientes de plantas foráneas y que dio lugar al surgimiento
posterior de leyes paralelas en el resto del mundo. Plantea el
debate de prohibir o de domesticar la droga en América Latina. La
autora expone el debate que existe sobre el prohibicionismo y el
anti prohibicionismo de las drogas en América Latina. El primero
consiste que se deben eliminar las drogas, castigar a los traficantes
y detener a los consumidores. El segundo se refiere a que las
políticas sobre el control de las drogas han fracasado y que más
bien se ha incrementado su consumo y a partir de esto se articuló
la criminalidad y el narcotráfico.

Por último cabe señalar que el punto de partida que ha dado lugar
a este debate fue "el fracaso de la actual política para erradicar la
droga del mundo y en especial de América Latina" (Olmo, 1992:34)
donde han proliferado mercados y la corrupción oficial y privada.
Señala que en los últimos años ha expandido bastante propaganda
sobre la droga, llena de prejuicios sociales, morales, datos falsos y
sensacionalistas donde se mezcla la realidad con la fantasía, y que
está asociado con lo desconocido y con lo prohibido.

El término "droga" funciona más como un estereotipo que como un


concepto; como creencia, más que como descubrimiento (Del
Olmo, 1989). Entonces no puede haber una definición objetiva
respecto a la droga, porque en su caracterización no se ha llegado
a diferenciar los hechos de las opiniones ni de los sentimientos. Los
estereotipos sirven para organizar y dar sentido al discurso en
términos del interés de las ideologías dominantes; por ello, en el
caso de las drogas se oculta lo político y lo económico. Del Olmo
analiza el discurso de las drogas en las diferentes décadas, donde
se ha tratado de ocultar su persecución económica y política que
sólo ha contribuido a la consolidación en la actualidad del poder -
por ejemplo-de las empresas farmacéuticas que manejan el negocio
de los medicamentos que se consumen en .el mundo. Estos
discursos varían con el tiempo, para poder controlar y reprimir el
consumo de drogas.

En este sentido apunta lo que Jesús Ibáñez (lbáñez, 1993, citado


por Pérez, Sepúlveda y Gainza, 1997) afirma que en la construcción
de discursos es necesario hacer una distinción entre dos categorías
referentes a las drogas. Por una parte, existen discursos sobre las
drogas, que surgen desde lo institucional y los medios de
comunicación y se enmarcan dentro de la lógica del control social.
Por otra parte, Ibáñez señala la existencia de "discursos de la
droga", asociados a las experiencias, creencias y sentidos de los
propios consumidores. Estos últimos, en todo caso, más que ser
discursos contestatarios o subversivos, tienden a establecerse
sobre la base de un discurso hegemónico sobre las drogas. "Es
decir, se asume una "droga" incorporando también la significación
con que está cargada a partir de las definiciones institucionales
establecidas" (Pérez, Sepúlveda yGainza, 1997:44).

Para comprender el fenómeno del consumo de drogas es


conveniente considerar otros elementos además de las sustancias
consumidas: las personas que las consumen, el contexto histórico y
social, en que esto sucede, etc. Desde que el consumo de drogas
comenzó a ser una preocupación para las sociedades, los
estudiosos intentaron encontrar "la causa" con la intención de
arribar a un modelo de abordaje definitivo. Consideraron diversos
motivos y factores que podrían ser posibles causas por las cuales
una persona podría consumir drogas hasta el grado del consumo
prolongado.

Oriol Romani (1999), quien rechaza el actual modelo


predominantemente prohibicionista por ser ineficaz, en el sentido
de adecuación de las conductas sociales a las prevenciones
normativas, y contraproducente al impedir una visión serena y
objetiva de las denominadas drogas lícitas o ilícitas, lo que acarreó
graves errores institucionales. Carecemos -según el autor- a esta
altura del desarrollo de la ciencia, de una teoría sociológica que
refleje las características comunes y recoja las diferenciales de las
sociedades latinoamericanas, profundizando el estudio de las
condiciones regionales, que no siempre son nacionales, que
permiten y contribuyen a sostener actitudes estereotipadas en el
tratamiento del problema de las drogas y de los adictos.

Por lo tanto, se puede encontrar la siguiente definición de drogas:


"Sustancias químicas, que se incorporan al organismo humano, con
capacidad para modificar varias funciones de éste (percepción,
conducta, motricidad, etc.), pero cuyos efectos, consecuencias y
funciones están condicionados, sobre todo, por las definiciones
sociales, económicas y culturales que generan los conjuntos
sociales que las utilizan" (Romaní, 1999: 53) Podemos asumir,
siguiendo esta línea argumentativa, que para definir
conceptualmente, comprender sus efectos y clasificar las
denominadas drogas es necesario considerar tres elementos: la
sustancia, el individuo y el contexto cultural que se consumen. Es
en esa relación tríadica donde encontraremos las claves para un
mejor abordaje del fenómeno (Escohotado, 2000).

No obstante, en el ámbito institucional, si bien pueden mencionarse


estos tres elementos, se tiende a considerar el fenómeno
fundamentalmente desde los efectos (potencialmente) negativos de
la sustancia y la (posible) adicción del individuo que la consume. Es
decir, se establece una generalización a priori en relación al uso de
todas las drogas y sus consecuencias, restándole además capacidad
de decisión a las personas, en cuanto se constituyen en potenciales
"enfermos"; e incluso, en "delincuentes". El consumo de drogas es
asumida (o al menos considerado) como un problema de salud
pública y los consumidores como enfermos, el contexto en que se
da el uso de ciertas sustancias, el tipo de droga o las motivaciones
del usuario quedan en un segundo plano. Esta definición no basta
para los propósitos de un contexto social, por lo tanto trataremos
de comprender los modos en que los individuos se relacionan con
estas sustancias y atendiendo a esta relación, la cual está siempre
determinada por el contexto sociocultural, podremos comprender
qué es lo que hace que en determinados momentos una sustancia
sea considerada "droga" y otras, por desconocimiento o
conformidad sea excluida de esta categoría.

Ahora bien, en su uso cotidiano, el concepto droga se usa


genéricamente para referirse a "toda una serie de sustancias muy
distintas entre sí, incluso en su "capacidad de alterar las
condiciones psíquicas y/o físicas", y que tienen en común,
exclusivamente, el haber sido prohibidas" (Del Olmo, 1989:13-14),
tendiéndose a excluir de esta categoría a otras sustancias con
capacidades similares, pero permitidas legalmente. Efectivamente,
para el sentido común, el alcohol, el tabaco y los fármacos distan
bastante de las drogas socialmente no aceptadas (marihuana o
cocaína), a pesar del objetivo daño que generan a la salud pública y
de ser responsables de muchas más muertes que las drogas no
aceptadas.
Es una paradoja, de la cual la población boliviana es muy sensible,
que aunque el discurso sobre las drogas ha sido construido en base
al criterio de daño a la salud, estas listas (las de drogas prohibidas
por la ley 1008) no incluyen al alcohol y el tabaco que la evidencia
constituye en considerablemente dañinas para la salud y sí
~onsideran yerbas como la marihuana, para la cual la evidencia no
ha podido confirmar sólidamente que algunas de sus formas de uso
ocasionen daños a la salud pública. Se entendería que de un modo
u otro los significados encontrados en nuestra sociedad incluyan o
se fundamenten en la visión institucional. En este sentido apunta el
trabajo de otros autores que señalan que en la significación de las
drogas en la sociedad operaría: "un discurso que se elabora desde
el mundo de los Estados y el control, desde las políticas y policías
internacionales, desde el derecho y la medicina, un discurso acerca
de las prohibiciones y daños, y de la salud de sujeto y sociedades,
reproducido y reelaborado por los medios de prensa y la opinión
pública" (González, Menichetti, Schmal y Suárez, 1999:70).

Esto desplaza a un segundo plano, concepciones o abordajes de


fenómeno que se alejan de esta línea. En este ámbito se incluirían
el discurso de la legalización de la marihuana y otras drogas, el uso
terapéutico de ciertas sustancias, y los modelos de reducción de
daño. Todos ellos se moverían en un nivel "underground", dentro
de círculos de especialistas, académicos y de consumidores para los
que el uso de ciertas sustancias no constituye necesariamente o
siempre un problema. Por lo anterior se desprende que más allá de
ser un discurso unitario, "se trata más bien de una matriz
discursiva desde la cual se emiten una serie de discursos que
compiten por alcanzar espacios de representación (...) por la
verdad de sus contenidos y prácticas" (González, Et. Al.; 1999:70);
donde los discursos oficiales predominan por el acceso mediático
del que disponen, lo que contribuye significativamente a convencer
a gran parte de la opinión pública de que su discurso no sólo es el
mejor si no además el único legítimo o socialmente viable.

En estas lógicas, surgen desde los distintos actores involucrados -


actores políticos, jueces, organismos de orden y seguridad,
instituciones vinculadas al área de la salud, medios de
comunicación, entre otros- construcciones particulares respecto,
por ejemplo, a la definición del "problema de la droga"; del sujeto
que vive el problema de la droga; de la solución de dicho problema;
y de las modalidades de intervención más apropiadas para alcanzar
dicha solución. Por otra parte, y más allá de las diferencias, tienden
a aparecer tres áreas -o "problemas"- en común a estas
construcciones: la prevención; el tratamiento o rehabilitación; y el
narcotráfico (González, Et. Al, 1999).

Desagregando lo anterior, desde la perspectiva médica, el consumo


de drogas es entendido como una enfermedad tanto física como
psíquica, padecida por un sujeto que no tiene conciencia del daño
que se provoca a sí mismo ni del que produce a otro u otros, y al
bien común. En el amplio rubro de las sustancias ilícitas pueden
hallarse drogas con valor medicinal como el fenobarbital o las
anfetaminas (que se tornan ilegales cuando su circulación no
responde a una indicación médica), otras a las que actualmente no
se les reconoce un uso medicinal, aunque años atrás fueron
utilizadas exitosamente con fines terapéuticos, tal como sucedió
con la psilocibina o el LSD, y también sustancias de uso industrial
como los pegamentos que contienen tolueno. Por lo tanto, las
conductas que se procuran prevenir y combatir, en algunos casos
corresponden a formas de cuestionamiento de la opinión oficial de
las instituciones que administran las drogas psicoactivas legales, y
en otros a usos atípicos de sustancias de consumo doméstico
(Escohotado, 2000).

El consumo de drogas medicinales -de uso comercial- muchas


veces son generadoras de dependencia física y psicológica (los
derivados del ácido barbitúrico) como otras con efectos adictivos
más atenuados como el popular diazepam (valium). Pese a que el
denominado potencial de abuso difiere mucho de unas a otras, el
criterio imperante en este aspecto es el mantenimiento de la
hegemonía médica sobre la validación de su uso y su
administración. De todas maneras, en los textos especializados se
suele definir con más precisión la cuestión, aclarando que se trata
de sustancias que independientemente de sus utilidades
terapéuticas, actúan sobre el sistema nervioso central modificando
el comportamiento de un individuo, siendo su abuso potencialmente
peligroso para la persona, o para el resto de sus congéneres, ya
sea por lo que pueda hacer bajo sus efectos, o bien, porque su uso
continuado le produzca una dependencia física o psicológica
intensa. Consecuentemente, el problema es centrado del punto de
vista médico y jurídico en torno a dos ejes: el peligro del abuso y el
riesgo del fármaco-dependencia (/bíd., 2000).

Desde el ámbito de lo legal -desde un discurso penal-, el consumo


de drogas acoge la noción de "enfermedad moral", sumando la de
acto delictivo, por lo que el sujeto implicado constituye al mismo
tiempo un enfermo (un "drogadicto") y un delincuente. Como
consecuencia, este sujeto debe ser encarcelado, vigilado, o al
menos recibir un tratamiento desde la imposición de la autoridad.
Es un sujeto peligroso, tanto por la realización de conductas de
riesgo como por la posibilidad de contagiar "el flagelo" a otros más
débiles e influenciables. Su opción, como delincuente, consiste en la
búsqueda de redención a través de la aceptación de la culpa por su
mala acción.

Como se trata de una cuestión saturada de intereses económicos y


políticos y de un fenómeno en el que los factores ideológicos
aparecen con particular crudeza bajo la forma del prejuicio racial, el
autoritarismo moralizante, y la dominación cultural y religiosa,
resulta muy difícil pensar por fuera de los parámetros impuestos
por el devenir de la política y la opinión pública. Situación que se ve
con claridad al revisar las modificaciones del pensamiento médico
sobre el tema. De hecho, el llamado "problema de las drogas"
resulta impensable si no se tiene en cuenta el marco de la
prohibición que lo encuadra y constituye. Es por eso, que el afán
prohibicionista que sumó progresivamente nuevas sustancias a esa
larga y creciente lista de vehículos de la ebriedad proscritos, no
sólo empañó los lentes de la ciencia al empaquetar elementos
diversos bajo una misma etiqueta sino que agregó nuevos
problemas al criminalizar sus usos. De esta forma germinaron y se
multiplicaron las mafias del narcotráfico, se generó el mayor
negocio ilegal del mundo contemporáneo, y se creó una nueva
patología epidémica.

A partir de 1985, el Estado boliviano inició un proceso de reformas


estructurales, tanto en el ámbito de las legislaciones antidrogas,
como en la de organización y administración del Estado, las cuales
pueden ser sintetizadas en las siguientes disposiciones legales: La
ley de régimen de la coca y sustancias controladas (Ley 1008), en
la que se refiere a la prevención y rehabilitación señala: Art. 49
"Consumo y Tenencia para el Consumo": el dependiente y el
consumidor no habitual que fuere sorprendido en posesión de
sustancias controladas en cantidades mínimas, que se supone son
para su consumo personal y mediato, será internado en un instituto
de fármaco dependencia público o privado, para su tratamiento
hasta que se tenga convicción de su rehabilitación. La cantidad
mínima para el consumo personal inmediato será determinada
previo dictamen de dos especialistas de un instituto de fármaco
dependencia pública. Si la tenencia fuese mayor a la cantidad
mínima caerá en la tipificación del Art. 48 de esta ley".

Clasificación social sobre el consumo de drogas

Escohotado (1989) plantea situaciones posibles respecto del


consumo de sustancias psicoactivas:

 Legalizar una droga que antes era considerada ilegal;


 llegalizar una droga que antes era considerada legal;
 De este análisis de estas posibilidades obtenemos las
siguientes conclusiones:
 la prohibición de cualquier droga no sirvió para que
desapareciera o dejara de consumirse;
 en las sociedades donde subsisten normativas
prohibicionistas hay una propensión incomparablemente
superior a usos irracionales, corrupción pública y
envenenamiento con sucedáneos mucho mas tóxicos que los
originales prohibidos;
 la ilegalidad de una droga, no incidió para su desaparición o
cese del consumo;
 que a la luz de lo vivido en diferentes épocas y lugares tan
pronto como cesa el paternalismo oficial se instaura un auto
control, personal, con éxitoya a mediano plazo.

Todas estas afirmaciones, a mi entender, están a favor de legalizar


de las drogas, ya que sus explicaciones en contra de la prohibición
son apocalípticas y las que están a favor aparecen llenas de
inmediatez.
Entonces, desde una óptica social y para el presente ensayo,
utilizaremos la siguiente clasificación de drogas como:

 SOCIALMENTE ACEPTADAS: se señala así porque en las


sociedades estas drogas son aceptadas y toleradas por la
población en general. Éstas son: té, café, chocolate, hoja de
coca, tabaco, alcohol, etc.
 INTERMEDIAS (SON ACEPTADAS SEGÚN SU USO SOCIAL Y
MÉDICO): Son todos los medicamentos que se venden en
las farmacias, como la Aspirina (Venta libre), hasta (bajo
receta) psicotrópicos, sedantes, barbitúricos, tranquilizantes,
etc.
 SOCIALMENTE NO ACEPTADAS: Generalmente, cuando
alguien dice "drogas" se refiere a este grupo: marihuana,
pasta base de cocaína, cocaína, heroína, LSD, hachís,
éxtasis, etc. También se pueden incluir productos que
habiendo sido fabricados para otros fines se los utiliza para
inhalar como los Pegamentos, Solventes, Clefa, etc.

También podemos clasificar a los tipos de consumidores de las


diferentes drogas psicoactivas existentes en los tres grupos
juveniles:

 CONSUMIDORES OCASIONALES: Son aquellos miembros


quienes consumen una vez por mes y/o cuando asisten a
algún acontecimiento social. No compran cualquiera de estas
drogas, por el contrario, son aquellos a quienes se los invita.
Generalmente lo experimentan por curiosidad y sentirse
parte del grupo.
 CONSUMIDORES HABITUALES: Son aquellos miembros
quienes consumen regularmente cualquiera de estas drogas.
Consiguen comprarse y socializar entre su grupo de pares
para un consumo individual o social.

Por lo tanto, Escohotado (2000) menciona que la dependencia hacia


una droga está caracterizada por "a) el esfuerzo o premio que el
hábito mismo proporciona; b) el vacío o deficiencia de que es
síntoma; c) las incomodidades concretas que se derivan de
interrumpirlo" (Escohotado, 2000: 29). También nos proporciona el
concepto de una droga que provoca adicción como "aquel fármaco
que administrado en dosis suficientes durante un periodo de tiempo
lo bastante largo-induce un cambio metabólico, y si deja de usarse
desencadena una serie de reacciones mesurables, llamado
síndrome abstinencial" (Ibíd., 32).

En Bolivia, la mayoría de la población consume drogas legales con


un uso habitual: las fabrican compañías de toda confianza, los
recetan médicos y se venden en farmacias. Es verdad que hay
drogas ilegales, pero el mayor problema con el abuso ocurre con
las legales. Pongamos como ejemplo el alcohol. Éste produce
dependencia y acarrea problemas más graves que todas las drogas
ilegales juntas. Se vende libremente en bares, licorerías y
supermercados, en cambio que otras sustancias -como la
marihuana-con igual o menor peligrosidad se las consideran como
adictivas.

En el contexto nacional, Ricaldi (1994) analiza el fenómeno del


"viernes de soltero" como una práctica urbana estrechamente
relacionada con el consumo de bebidas alcohólicas. Asimismo esta
práctica goza de una aceptación colectiva de la sociedad en
general. "Se habla de la institucionalización del viernes de soltero a
partir de un proceso de repetición y generación constante de cada
fin de semana, generando una normalización del fenómeno, la cual
es avalada de manera consciente o inconsciente por el conjunto de
la sociedad" (Ricaldi, 1994:157).

Otro análisis de la aceptación del consumo de bebidas alcohólicas,


esta vez relacionado con la práctica del deporte es de España
(2001) que lo trata como una forma de integración social entre los
trabajadores de la administración pública. Este consumo genera
valoraciones y motivaciones sociales muy fuertes en su trabajo
cotidiano. La realización de partidos de fútbol en los días de ocio en
la administración pública, se debe a la búsqueda de una mayor
integración por medio del "compañerismo" generalmente atribuido
al consumo de bebidas alcohólicas. "En concreto, quiero decir
entonces, que el deporte de recreación y el consumo de bebidas
alcohólicas, entre los trabajadores que participan por sus fuentes
laborales en la administración pública de la ciudad de La Paz, en
conjunción con elementos del tiempo libre, promueven
principalmente la integración social creando un efecto amplio entre
estos trabajadores" (España, 2001: 95).

Estereotipos, juicios y prejuicios sobre el consumo


de drogas

A nuestro entender, aseverar que todas las drogas son igualmente


peligrosas es una afirmación inexacta. Es una irresponsabilidad
poner a la marihuana en la misma categoría que los tranquilizantes.
Mucho depende de la dosis, de las circunstancias en que se las
tome, del estado de la persona y no debe ser relacionado
directamente con la delincuencia. Para este abordaje también nos
ayuda Leech, que cuestiona la idea de que la gente empieza a
consumir drogas blandas para pasar a otras duras. No existe
progresión automática de una droga a otra. "Hay quien progresa,
hay quien se queda con una droga, hay quien las deja del todo"
(Leech, 1985; 26). Debemos comprender que mientras en algunos
casos se puede hablar de "escalada", también hay ejemplos de
personas que "desescalan", es decir que van tomando menos
cantidad de droga y pueden terminar por abandonarla. "Gran parte
del consumo de drogas es una tendencia pasajera, una moda que
puede dejar lugar a otras, quizás más dañinas, como el alcohol"
(lbíd: 26).
Los consumidores de "drogas ilegales" no siempre delinquen, la
mayoría de ellos no lo hace; sin embargo, se mueven dentro de la
ilegalidad conectándose con intermediarios en la venta de droga,
etc. La marginalización se produce cuando el resto lo denomina
como "marihuano, satuco, alcohólico o piliado" desaprobándolo
como persona. A partir de estas visiones, el consumo de drogas
ilegales sufre una estigmatización parte de la sociedad en general.
Los consumidores de drogas socialmente no aceptadas, tienen que
desenvolverse en grupos que son estigmatizados, guardando el
secreto entre sus miembros, para no ser desacreditados por sus
grupos de pares. El secreto -en este caso el consumo de drogas
como la marihuana o pasta base de cocaína- proporciona una
determinación sociológica que caracteriza las relaciones sociales
recíprocas entre los miembros de los grupos estudiados, que
constituye una relación grupal.

Arbitrariamente la gente "normal" cataloga a algunas drogas como


socialmente no aceptadas y a otras no, sin tomar en cuenta los
efectos que tienen en la salud física y mental. La sociedad ha
decidido que el alcohol y el tabaco no sean proscritos, y su
consumo sea considerado normal. Bebedores de singani, ron,
whisky, cerveza y fumadores de tabaco practican esos hábitos en
público y sin temor a ser arrestados o rechazados socialmente,
siempre que tales costumbres no los conduzcan a actividades
delictuosas, manejar en estado de ebriedad, por ejemplo. Por otra
parte, la misma sociedad decidió que la marihuana es una droga y
quienes la consumen son desviados sociales y delincuentes. Son los
adultos quienes consumen sin ningún tipo de restricción legal
jurídica alcohol, tranquilizantes, antidepresivos, tabaco, entre otros.
Éstos son estimulados para que se consuman por sus fabricantes,
los médicos y los medios de comunicación.

Entonces no es muy sorprendente que los jóvenes, educados en


esta sociedad saturada por las drogas, recurran a las drogas para
resolver sus problemas, estar alegres o sentirse identificado con su
grupo social. Es lo más natural que pueden hacer, lo que los
adultos les han enseñado que hagan. iSería rarísimo que no hubiera
consumo de drogas psicoactivas entre los jóvenes! Los "usuarios de
drogas" no conforman a priori un grupo poblacional con identidad
propia, o una subcultura con una visión del mundo particular; sino
que son las formas especificas de consumo las que estructuran
procesos de identidad y pertenencia es decir, modos particulares de
ser y de relacionarse con el mundo.

Se menciona que el consumo de drogas es ilegal. Hay drogas cuyo


consumo y venta son legales en determinadas circunstancias
(alcohol, tabaco, etc.) y otras que, de acuerdo con la sociedad, no
lo son en ningún caso. Se dice que entre todas las drogas, las que
más problemas causan son las ilegales. El consumo de drogas
ilegales no es ni el único ni el mayor problema que las drogas
suponen para la sociedad. El abuso de todas y cada una de ellas
puede ocasionar serios problemas.
Se cree que los consumidores de drogas son los "locos" que asaltan
en la calle, rompiendo vidrios de automóviles y comercios. Existen
casos en que un delincuente consume una determinada droga para
encontrarse más desinhibido en el momento de cometer el delito.
Se dice que la gente que se droga lleva una vida marginal. Muchas
veces los consumidores usan las drogas buscando la integración:
por ejemplo, el consumo de alcohol y tabaco entre los adolescentes
funciona como ritual de ingreso en la sociedad adulta. Las drogas
ilegales más consumidas por ellos -marihuana y cocaína - se
utilizan de manera generalizada en un grupo de iguales como
instrumentos potenciadores de la cohesión grupal.

Existe la creencia que únicamente tienen problemas con las drogas


las personas que son "drogodependientes". Sin embargo, existen
pautas de consumo que no suponen una drogodependencia
permanente, nos referimos a aquellas formas de consumir que
suponen riesgos graves aunque se realicen una sola vez u
ocasionalmente: tomar una sustancia sin saber lo que contiene,
mezclar diversas drogas, desconocer los efectos o la dosis de lo que
se va a consumir, tomarla en contextos inadecuados, etc. Se dice
que alguien se droga a partir de verlo incontrolado, porque no pasa
la noche en su casa, usa pelo largo, dejó de estudiar, tiene las
pupilas dilatadas, tiene ojeras, sale con "gente rara". Prejuzgar o
calificar sin contar con todos los elementos produce contradicciones
y genera consecuencias contrarias a las que se pretende llegar.

Además es inexacto afirmar que las drogas son inofensivas;


ninguna lo es. De la mayor parte de las descritas en este análisis,
es posible encontrar un consumo ocasional y habitual, e incluso las
que comúnmente se usan, como la aspirina, pueden ser letales.
Mucho depende de la dosis, de las circunstancias en la que se la
tome, del estado de la persona que la toma y de otras causas. Por
ejemplo, es equivocado colocar a la marihuana en la misma
categoría qúe el alcohol.

Es frecuente que las drogas más peligrosas sean las que menos
llaman la atención dentro de la sociedad. Sólo se deben ver los
datos policiales, investigaciones, donde las drogas socialmente
aceptadas son las más difundidos y consumidas por las personas en
general, y son causantes de mayores daños físicos y sociales. Por
ejemplo, los informes en la prensa ponen en evidencia que el
consumo de alcohol, dentro y fuera de un contexto familiar, ha
causado más accidentes, trastornos sociales, peleas, muertes,
entre otros, que el consumo de marihuana; sin embargo, la prensa
nos tiene más al corriente de los "horrores" de la marihuana que de
lo sucedido con el consumo de alcohol.

También son estigmatizados los estilos de vida de quienes


consumen drogas socialmente no aceptadas. Cuando alguno de los
miembros de los gruposes asiduo asistente de discotecas en la Ceja
de El Alto, los miembros que no consumen drogas socialmente no
aceptadas lo asocian inmediatamente con la calle y con no tener
nada que hacer con sus vidas. A la vez, se menciona que estos
"amigos de la noche" son los que gustan ir a buscar mujeres para
darles a consumir tranquilizantes. La asistencia habitual a estos
lugares considerados como sitios de borrachera y de consumo de
drogas hace suponer a su vez que las personas que asisten a estos
sitios también son habituales de este consumo.

Por otra parte no se permite el consumo de tabaco hasta que el


joven tenga por lo menos 18 años, y en su venta se exige que las
cajetillas lleven la advertencia que: "Se ha establecido que fumar
es dañino para la salud." No obstante, de acuerdo con la definición
de drogas legalmente establecidas, ni el alcohol y ni el tabaco son
"drogas peligrosas". De hecho, la mayoría de los bebedores de
cerveza no se aficionan al alcohol ni se convierten de ninguna otra
manera en alcohólicos. De modo similar, la mayoría de quienes
consumen marihuana o toman píldoras no llegan a ser
consumidores habituales de cocaína. Si las cosas fueran de otra
manera, actualmente se contaría por miles a los "adictos" de la
cocaína dentro del contexto nacional.

Alertan por el consumo de droga sintética en los jóvenes


Flagelo. Hay preocupación de las autoridades por el crecimiento
de la demanda de estupefacientes sintéticos, como el éxtasis y la
metanfetamina. Se consume en discotecas, colegios y
universidades.
Lunes, 24 de Marzo, 2014
EL DIA

Ref. Fotografia: Productos. La combinación de fármacos con gaseosas o tragos se convierte en estimulantes
alucinógenos utilizados por los jóvenes en discotecas, colegios y universidades.

Miguel (nombre ficticio) tiene las rastas largas y negras que contrastan con sus ojos enrojecidos y sin brillo. Su
sueño siempre fue poder bailar alocadamente durante horas bajo el ruido ensordecedor de la música. Para
conseguir ese propósito, Miguel solía recurrir a los estimulantes sintéticos, especialmente al éxtasis, una
metanfetamina que se ha puesto de moda en algunas discotecas, colegios y universidades de la capital.

"Hoy en día en Santa Cruz se sufre mucho con esto de las drogas y más que nada en las discotecas. No
puedo mencionar cuáles son, pero hay muchas. Y la enfermedad de la adicción te lleva a las cárceles, a
hospitales o a la muerte", afirma en un tono de arrepentimiento, pues dice que está intentando dejar el vicio y
a sus malas influencias.
Felcn confirma el consumo de drogas en discotecas y colegios. Miguel, tiene 28 años, vive en la zona
norte de la ciudad y se gana la vida distribuyendo periódicos en la ciudad. Confiesa que es un adicto a las
drogas sintéticas y que todos los fines de semana se interna completamente "dopado" a la movida cruceña.
Sin reservas, este joven, asegura que se ha extendido el uso de estupefacientes sintéticos en forma de
píldoras, conocidos como la "droga de las discotecas". Además del consumo de la pasta base de cocaína y la
marihuana, Yamil cita el uso del éxtasis (combinación de químicos), diazepam, alprazolam, clonex y jarabes
para tos que mezclado con soda y trago, se convierte en drogas. Aunque no existen datos estadísticos,
autoridades sanitarias y del Gobierno, confirman que el consumo de drogas sintéticas, como el Éxtasis, LSD y
estimulantes anfetamínicos, entre otras, es un fenómeno reciente en la capital cruceña, pero tiende a crecer y
si no se enfrenta el problema con decisión, podría convertirse en el futuro, en un serio problema para la salud
de los jóvenes.

Sin precisar datos estadísticos, el representante de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico
(Felcn), capitán Henry Pórcel, asegura que hay un aumento del consumo de la droga sintética, especialmente
en las fiestas y en las unidades educativas entre adolescentes y jóvenes. En su experiencia profesional ha
recogido testimonios de jóvenes acerca del consumo de las famosas "pilas" (que es una combinación de
fármacos con Cocacola). Otro de los flagelos de la juventud, según el efectivo de la Felcn, es el consumo de
la marihuna y la cocaína que son de más fácil acceso, así como el alcohol y los cigarrillos. “Muchos jóvenes
empiezan con el alcohol y luego van buscando estimulantes más fuertes hasta convertirse en adictos de
drogas”, comenta Pórcel.

Especialistas confirman que el consumo de estos químicos causan grave daño a la salud.Nils Noya,
especialista psiquiatra en fármacodependencia desde hace 40 años, explica que el problema del consumo de
la metanfetamina o éxtasis tiene efectos más rápidos en su lesión cerebral porque es más potente que la
anfetamina y tiende a producir estados intensos de euforia hasta el agotamiento físico y mental. En el caso del
LSD 25 o ácido lisérgico, Noya detalla que se trata de una sustancia sintética extraída del Cornezuelo de
centeno que es un hongo parásito de esta planta. “Produce estados de alucinaciones terroríficas visuales,
auditivas y del tacto. La problemática más grave es que produce lesiones cromozómicas en las neuronas que
luego se van a transmitir a las generaciones futuras”, sentencia.

Alejandro Gonzales, asegura que el consumo de droga sintética en los adolescentes y jóvenes, se convierte
en un grave problema de salud pública en el país. Gonzales es de la idea que no se trata de prohibir por
prohibir, sino de evitar que caigan en la dependencia por imitación, por curiosidad o por ignorancia. Tanto
Gonzales como Noya coinciden en señalar que la rehabilitación es muy difícil, porque ya existen lesiones
cerebrales localizadas o generalizadas que hacen el pronóstico muy severo y de muy pocas posibilidades de
recuperación.

Es de fácil acceso en las farmacias. Para Noya, este tipo de drogas se consiguen en mercados
clandestinos, pero cree que hay también medicamentos recetados irresponsablemente por malos
profesionales y gente que comercializa estas drogas.

El especialista cree que la mejor forma de combatir el consumo de estupefacientes, es con la educación de
padres, maestros y profesionales de los medios de comunicación para evitar hacer una apología o defensa de
las drogas. “Debemos hacer que la población tenga conciencia de que la utilización de todo medicamento o
sustancia que pueda producir adicción, pone en riesgo su capacidad cerebral y por lo tanto su futuro,
principalmente cuando hablamos de gente joven”, recomienda el doctor Noya, expresidente del Colegio
nacional de Psiquiatras. La misma preocupación sostiene el capitán Pórcel, quien cree que la falta de control
de los padres de familia, es una de las principales causas del consumo de drogas en los jóvenes. “Yo diría
que este flagelo se debe a la falta de control por parte de los padres de familia. Ellos le dan libertad para salir
y nadie los controla”, sostiene. Según un estudio epidemiológico realizado por la Comunidad Andina en 2013,
existe cierta facilidad para conseguir las drogas sintéticas. El 29% de los universitarios de Colombia,
manifiesta que les resultaría fácil conseguir éxtasis, sólo 11% de los estudiantes de Bolivia perciben lo mismo,
15% en Ecuador y 20,5% en Perú. En los cuatro países, el éxtasis sería la droga sintética de más fácil acceso.
A ella le siguen, en todos los países, las anfetaminas.

Por otro lado, el 5% de los estudiantes de Bolivia, Ecuador y Perú señalan haber recibido oferta de alguna
droga sintética, ya sea para comprar o probar, cifra que se duplica entre los estudiantes de Colombia (11,6%).
En todos los países, y consistente con los resultados anteriores, el éxtasis es la droga de la que los
estudiantes declaran con mayor frecuencia, haber recibido oferta en el último año.

El Gobierno cree que hay farmacias que venden droga sintética. El Ministro de Gobierno, Carlos Romero,
en los últimos operativos ejecutados en Santa Cruz y Cochabamba, reveló que se detectó que algunas
farmacias están involucradas en el microtráfico de drogas sintéticas. “Algunas farmacias, junto a la
comercialización de medicamentos autorizados, también camuflan la venta de droga sintética, como diazepam
y otras sustancias prohibidas, que producen alucinaciones, especialmente en los jóvenes”, afirmó Romero. La
autoridad de Gobierno puntualizó que estas farmacias operan a través de algunos intermediarios, que buscan
enlaces en los colegios para poder proveer las drogas sintéticas relativamente baratas, pero de acceso
masivo, a los estudiantes. “Hemos encontrado casos específicos y se ha procedido a la clausura y la
detención de los implicados, gracias a la denuncia de los profesores”, apuntó. Las farmacias están obligadas a
vender sus productos con receta médica, según disposiciones del Ministerio de Salud y las leyes.

Drogas

Éxtasis. Es casi siempre administrado por vía oral en forma de tableta o cápsula. Las tabletas o cápsulas del
mercado negro varían ampliamente en su potencia.

El éxtasis es adictivo.

LSD. Es una sustancia sintética extraída del cornezuelo de centeno que es un hongo parásito de esta planta.
Produce estados de alucinaciones terroríficas visuales, auditivas y del tacto.

Anfetamina o metanfetamina. Es una droga estimulante. Produce alerta, confianza e incrementa los niveles
de energía y stamina. Reduce el apetito, decrece el deseo y la habilidad de dormir, especialmente por las
noches.

'Tacha'. Es la droga de la falsa felicidad. Se cree que no hace daño, pero es un estupefaciente altamente
adictivo que va ganando terreno entre los jóvenes, de manera preocupante. Con cinco sesiones, se vuelve
imprescindible para el ser humano.

Punto de vista

Dr. Nils Noya

Especialista en Fármacodependencia

"Metanfetamina o éxtasis produce estados de euforia, agotamiento físico y mental "

"Las drogas sintéticas que producen dependencia y adicción han sido utilizadas hace mucho tiempo, desde
fines del siglo XIX.

Los estimulantes como la anfetamina, fueron utilizados en los soldados de la Primera Guerra Mundial para
producir mayor estimulación y que no durmieran mucho. Sin embargo, se observó tambien que producía una
baja del apetito, por lo cual se utilizó en personas obesas para bajar de peso. Este tipo de drogas produce
muy rápidamente, un fenómeno que se denomina "tolerancia", que es la necesidad del organismo de ir
aumentando la dosis en forma paulatina, hasta producir dependencia y adicción. La peor parte de este
problema, produce una alteración en la personalidad del sujeto que consume, a volverse muy susceptible, y
llegar hasta la paranoia ( pensar que es motivo de daño y perjuicio por parte de otras personas). Es muy
frecuente, las crisis psicóticas ( locura ) en personas jóvenes, porque se hallan en pleno periodo de desarrollo
cerebral. El cerebro se desarrolla completamente hasta los 25 y 30 años.

En el caso de metanfetamina o éxtasis, el problema es todavía más rápido en su lesión cerebral, porque es
aún más potente que la anfetamina y tiende a producir estados intensos de euforia hasta el agotamiento físico
y mental. En el caso del LSD 25 o ácido lisérgico, es una sustancia sintética extraída del cornezuelo de
centeno que es un hongo parásito de esta planta. Produce estados de alucinaciones terroríficas visuales,
auditivas y del tacto. La problemática más grave es que produce lesiones cromosómicas en las neuronas que
luego se van a transmitir a las generaciones futuras. Este tipo de drogas se consiguen en mercados
clandestinos, pero hay también medicamentos recetados irresponsablemente por malos profesionales y gente
que comercializa estas drogas.
Consumo y consumidores de drogas en Bolivia

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Gloria Achá, junio de 2014

Acción Andina, en el marco del Colectivo de Estudios Drogas


y Derecho, ha realizado un estudio exploratorio con el
objetivo de visibilizar la realidad de los usuarios de drogas
de uso ilícito en Bolivia y las respuestas institucionales que
ellos encuentran. Ambas temáticas han estado
contaminadas por las acciones de interdicción y represión
penal, además de haber recibido poca atención en el marco
de implementación de las políticas de drogas.

1. Introducción

En enero de 2006, el gobierno de Evo Morales, anunció la modificación de la


política sobre drogas bajo el slogan “Coca sí, Cocaína no”. En ese marco, las
temáticas referidas a la prevención, tratamiento y rehabilitación del uso de
drogas fueron incluidas en la Estrategia de Lucha Contra el Narcotráfico y
Revalorización de la Hoja de Coca 2007-2010, y en la nueva “Estrategia de
Política Contra el Narcotráfico y Reducción de Cultivos Excedentarios de Coca
2011 - 2015”. A nivel general, el CONALTID1[1] reconoce que hay un aumento
del consumo de drogas en el país, aunque el mismo no llega a niveles de
alarma.

2. Consumo y consumidores

Hay escasa información sistematizada sobre consumo, e instrumentos de


monitoreo, e instancias como el Observatorio Boliviano de Drogas aún no
se encuentran en funcionamiento. A continuación, se muestran los datos
disponibles:

Estudio sobre Consumo de Drogas en Bolivia 1992-2010 (CELIN)

Los datos indican que el consumo de alcohol y tabaco, drogas de uso lícito, es
mayor, y entre las drogas de uso ilícito se consume más cannabis.

Tabla 1. Prevalencia del último año (números absolutos)

Sustancias de uso ilicito 2000 2005 2010

Cannabis 73.045 104.149 151.167

Pasta Base de Cocaína 37.009 60.726 80.704

Clorhidrato de cocaína 37.740 52.238 90.127

Alucinógenos 17.531 3.918 8.193

Inhalantes 87.897 29.710 43.425

Sustancias de uso licito 2000 2005 2010

Alcohol 2.110.021 1.989.924 2.490.776

Tabaco 1.141.447 1.201.790 1.468.656


Fuente: Elaboración propia a partir de los resultados del Estudio del CELIN: Consumo de Drogas
en Bolivia 1992-2010 (Estudio urbano – Población de 12 a 65 años)

Estudio del CONALTID sobre Prevalencia del Consumo de Drogas en


Hogares - 2007

De los resultados del estudio puede advertirse que el alcohol es la droga


lícitade mayor consumo en el país, el tabaco es la segunda droga. En
cuanto a drogas de uso ilícito, los porcentajes son bastante menores.

Estudio Epidemiológico Andino sobre Consumo de Drogas en la


Población Universitaria Informe Bolivia - 2012

Se señala un aumento del consumo de cannabis entre la población


universitaria, del 2% que era el porcentaje de un estudio realizado en 2009, al
porcentaje de 3,4% en 2012.

Diagnóstico del Viceministerio de Defensa Social y Sustancias Controladas


– 2013

En septiembre de 2013, el Viceministro de Defensa Social y Sustancias


Controladas, Felipe Cáceres, presentó el “Plan Nacional de Reducción de la
Demanda de Drogas en Bolivia 2013-2017”2[2], que contiene un diagnóstico
sustentado en los estudios que anteriormente realizara el CONALTID:

Prevalencia anual de consumo de drogas de uso ilícito (porcentajes)

Ciudades Cannabis Inhalantes Pasta base Cocaína Éxtasis

La Paz 15,2% 0,7% 0,1% 0,2% 0,4%

Cochabamba 5,9% 1,3% 0,1% 0,1% 0,0 %


Santa Cruz 1,8% 0,6% 0,0% 1,5% 0,0%

Oruro 0,8% 0,3% 0,1% 0,0% 0,0%

Chuquisaca 1,7% 0,3% 0,5% 0,1% 0,0%

Potosí 0,0% 0,0% 0,0% 0,0% 0,0%

Cobija 1,1% 0,8% 0,3% 0,0% 0,0%

Tarija 1,9% 0,3% 0,0% 0,1% 0,0%

Trinidad 0,5% 0,5% 0,0% 0,2% 0,0%

El Alto 0,5% 2,1% 0,0% 0,1% 0,0%

Fuente: Viceministerio de Defensa Social y Sustancias Controladas – Secretaría


del CONALTID (2013) “Plan Nacional de Reducción de la Demanda de Drogas en
Bolivia 2013-2017”

Con relación a los consumidores de drogas, se aplican las disposiciones de


la Ley del Régimen de la Coca y Sustancias Controladas (Ley 1008) vigente
desde 1988. Su artículo 33 indica que se entiende por consumo “el uso
ocasional, periódico, habitual o permanente de sustancias controladas”. El
artículo 49 establece la internación obligatoria tanto del dependiente como
del consumidor no habitual, y señala que si la tenencia es mayor a la
cantidad mínima caerá en la tipificación que corresponde al delito de
tráfico de drogas, que tiene una sanción de presidio de diez a veinticinco
años.

Ese es el marco legal de la estigmatización y la persecución penal del


consumidor en el país; no se hace distinción entre consumo problemático
y no problemático, ni entre consumo habitual y ocasional; y la disposición
del artículo 49 es una punición encubierta de la posesión para consumo
personal.
En este contexto de criminalización, temas como los derechos de los
consumidores de drogas o la reducción de daños no son tomados en
cuenta en el debate nacional, por tanto, no existen espacios desde donde
se promueva una visión diferente al enfoque prohibicionista y represivo de
la Ley 1008.

3. Las respuestas institucionales

Las respuestas institucionales al consumo de drogas de uso ilícito en cuanto a


prevención, tratamiento y rehabilitación se implementaron en condición de
dependencia del sistema penal antidrogas, vale decir de policías y Ministerios de
Interior o del Gobierno.

Los principales avances del Estado boliviano con relación a la temática del
consumo de drogas parecen encontrarse en el área de la prevención, a través de
movilizaciones nacionales y departamentales, campañas y programas de
capacitación y difusión dirigidos a diferentes sectores de la población, a cargo de
entes dependientes del Poder Ejecutivo (entre ellos la Fuerza Especial de Lucha
contra el Narcotráfico) y de los municipios.

La mínima participación del Ministerio de Salud en acciones de prevención,


tratamiento y rehabilitación también es observada por el Informe de Evaluación
del Progreso de Bolivia en el Control de Drogas, para el periodo de 2007 a 2009,
elaborado por la Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas
(CICAD) de la Organización de Estados Americanos (OEA). El Informe señala que
si bien el Ministerio de Salud y Deportes es la entidad responsable de diseñar y
ejecutar políticas públicas sobre el tratamiento de los problemas derivados del
abuso de drogas, dicho Ministerio, en el periodo de evaluación, no contó con un
presupuesto destinado al financiamiento de programas de tratamiento (OEA-
CICAD, 2009).

En septiembre de 2013, el Viceministerio de Defensa Social y Sustancias


Controladas presentó el Plan Nacional de Reducción de la Demanda de Drogas en
Bolivia 2013 – 2017, cuya implementación requerirá una inversión de 49.9
millones de dólares3[3].

Las actividades de tratamiento y rehabilitación implementadas en el país,


principalmente, responden a iniciativas privadas. “Desde mediados de los años 80
ya funcionaron algunos centros con teo-terapia o como albergue”, de acuerdo con
la Asociación Boliviana de Comunidades Terapéuticas (ABCT)4[4].

El Plan Nacional de Reducción de la Demanda de Drogas señala que el año 1998


se realizó un relevamiento de las organizaciones que aplicaban programas
denominados “de tratamiento y reintegración social”, encontrando que el 62% de
esos centros consistía en organizaciones evangélicas, el 14% consistía en centros
médicos profesionales, el 10% centros multidisciplinarios, el 7% centros no
profesionales y el 7% centros católicos (Viceministerio de Defensa Social y
Sustancias Controladas, 2013).

4. La criminalización de los consumidores

“Al no existir ninguna campaña organizada contra los consumidores (de tipo
policial) que rastrille los lugares de consumo, los drogadictos apresados por
Radio-Patrulla son los que son sorprendidos en plena vía pública o denunciados
a causa de sus desmanes; los demás quedan protegidos por la tolerancia cultural,
el encubrimiento familiar o sencillamente abandonados”. Así lo señalaba el
Informe sobre Uso Indebido de Drogas y Medidas de Prevención y Educación en
Bolivia, emitido en 1978, encargado a la DNCSP con el apoyo de la UNESCO
(DNCSP/UNESCO, 1978). Desde 1976, a partir de una norma administrativa, los
consumidores de drogas eran obligados a pagar una multa al Ministerio del
Interior.

El año 1951, el Decreto Ley Nº 2740 dio a la Policía Boliviana la atribución de


calificar a los “vagos y malentretenidos” a través de juzgados policiales,
disposición que fue formalizada por la Ley Orgánica de la Policía Nacional de 8 de
abril de 1985. En cumplimiento de esas disposiciones, la Policía realizaba
operativos permanentes en los que solía arrestar a consumidores de drogas, para
proceder a su calificación como vagos y malentretenidos, y remitirlos a las
Granjas de Rehabilitación bajo su mando. El cierre de estas Granjas se produjo
gracias a las investigaciones de los organismos internacionales, que lograron
probar las denuncias por asesinatos, torturas y trabajos forzados, que la Policía
discrecionalmente aplicaba contra los internos.

En la actualidad, la Ley 1008, en su artículo 49, faculta la intervención penal


sobre los consumidores de drogas, así sean consumidores ocasionales. Y en el
caso de consumidores habituales de drogas, ellos deben probar que la cantidad
portada es para su consumo personal, de lo contrario se entiende que es para
venta, y son procesados por tráfico de drogas ya que la Ley 1008 no tipifica el
delito de micro-tráfico o venta al menudeo.

Personas aprehendidas por posesión de drogas, según tipo de droga

Descripción 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011

Bolivia 951 837 998 807 654 823 1.246

Clorhidrato de cocaina 38 34 35 41

Cocaina base 369 296 325 452

Cannabis 400 324 463 753

Fuente: Elaboración propia a partir de los resultados del Instituto Nacional de Estadística (INE)
Personas aprehendidas por tráfico de drogas, según tipo de droga

Descripción 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011

Bolivia 2.314 2.381 1.806 1.447 1.865 1.373 1.598

Clorhidrato de cocaína 230 286 242 262

Cocaína base 1.125 1.329 939 1.048

Cannabis 92 250 192 284

Fuente: Elaboración propia a partir de los resultados del Instituto Nacional de Estadística (INE)

5. Conclusiones

“Los drogadictos van a parar a los psiquiátricos o a grupos religiosos”, decía un


reportaje publicado en La Razón en junio de 2003. La realidad es mucho más
dramática 11 años después, ya que los consumidores de drogas de uso ilícito
suelen ser remitidos al sistema penal, o se constituyen en el objetivo de las
redadas policiales, sin que haya la suficiente oferta de tratamiento especializado.

Se observa también una ausencia de información, con un Observatorio que aún


no está en marcha; una ausencia de respuestas públicas ya que la mayoría de los
programas de tratamiento son privados; una falta de control estatal sobre las
respuestas privadas; y una evidente falta de presupuesto. Esto resulta en la falta
de sostenibilidad de programas integrales de prevención, y en la ausencia de
programas integrales de tratamiento y rehabilitación diversificados en función de
las necesidades de los consumidores.
Asimismo, se deja de lado el debate sobre los factores culturales, sociales,
familiares e individuales que rodean el consumo de drogas ilícitas, y se desconoce
que la problemática de las drogas se genera en el marco de una interacción
social.

La reacción del Estado es básicamente de tipo policial- penal, y los consumidores


de drogas continúan siendo el chivo expiatorio de una sociedad problematizada
por el consumo de sustancias psicoactivas, pero que no abandona el enfoque
autoritario.

EL 3% DE LOS JÓVENES
CONSUMIÓ MÁS DE UNA
DROGA
Por Roberto Charca H. - La Prensa - 12/10/2014
EL 3% DE LOS JÓVENES CONSUMIÓ MÁS DE UNA DROGA - Roberto Charca H. La
Prensa

El policonsumo en el país es cada vez mayor, especialmente en la población juvenil; sin


embargo, las autoridades esperan revertir este hecho.

Tres de cada cien estudiantes universitarios consumió más de una droga en el país de acuerdo
con el segundo informe realizado por la Comisión Interamericana para el Control del Abuso de
Drogas (CICAD) dependiente de la Organización de los Estados Americanos (OEA).

Este documento señala que en Bolivia 3,1 por ciento de los jóvenes probó marihuana, cocaína
y pasta base. Mientras que un 3 por ciento consumió marihuana, inhalables y cocaína.

De acuerdo con los datos proporcionados por el CICAD, Bolivia estaba en el rango de los
mono-consumidores hasta hace cuatro años, pero en este segundo informe se observó que estos
estudiantes han cambiado sus preferencias por más de dos drogas juntas a la vez, al margen del
alcohol y el tabaco.

Empero, en la tabla de estadísticas continúa prevaleciendo el mono-consumo de marihuana e


inhalantes con el 29,2 y 23 por ciento respectivamente. Más atrás está la cocaína y pasta bases
con 8,5 y 6,8 por ciento.

Drogas sintéticas. A esta cifras se suma ahora, aunque no existen datos oficiales, el consumo de drogas sintéticas, 400 nuevas sustancias
psicoactivas emergentes y peligrosas de un total de 600 sintéticas que habrían ingresado a Bolivia aunque en un mínimo porcentaje, según reveló
un efectivo de inteligencia de la fuerza antidroga del país.

El informante señaló a La Prensa que estas drogas sintéticas, ahora son mezcladas con
inhalantes, thinner o clefa, y en algunos casos con pasta base o marihuana.
Debido a este fenómeno, el policonsumo, hace poco el Consejo Nacional de Lucha contra el
Tráfico Ilícito de Drogas (CONALTID) capacitó a los responsable de lucha contra las drogas
para identificar estas nuevas sustancias químicas.

El experto colombiano en drogas sintéticas William Garzón, de la Oficina de las Naciones


Unidas Contra la Droga y el Delito (ONUDD), alertó sobre el ingreso de estas nuevas
sustancias al país pero que aún —según su criterio— no fueron detectadas por los controles
bolivianos.

Datos sudamericanos. Respecto a los datos generales de la subregión detalladas por el CICAD;
se puede observar que la mayor parte de los estudiantes que consumió en 2010 algunas drogas
ilícitas —aún cuando los inhalables no corresponden a la definición de una droga ilícita, se
incluyen en este grupo para mostrar el policonsumo—, son mono-consumidores ya que en
promedio el 68,2 por ciento declara haber consumido sólo una droga ilícita. Respecto al tipo de
droga consumida, en la mayoría de los casos de monoconsumo se trata de uso exclusivo de
marihuana. El policonsumo de drogas ilícitas, por lo tanto, alcanza al 31,8 por ciento restante,
es decir cerca de un tercio de quienes consumieron drogas en el último año usaron más de una.

LA MARIHUANA ES LA DROGA ILEGAL MAS CONSUMIDA Y LA QUE MÁS SE


COMBINA CON OTRAS SUSTANCIAS ILÍCITAS.

El estudio realizado entre jóvenes muestra que en Bolivia las drogas lícitas tabaco y el
alcohol son las más consumidas, asimismo el trabajo de investigación resalta que más varones
que mujeres consumen estas drogas; en cuanto al consumo de la marihuana la tendencia es cada
vez a mayor consumo. El estudio también devela que las mujeres son las que en mayor número
consumen tranquilizantes, en cuanto a los estimulantes el consumo es parejo entre el número de
mujeres y varones.

MONOCONSUMO SE FORTALECE

Bolivia, Ecuador y Perú presentan altos porcentajes de monoconsumo de solventes e inhalables,


después de la cocaína.

La Paz, 30 de abr. RADIOFM BOLIVIA.NET

Cuatro de diez estudiantes de nueve universidades de Bolivia, cuatro públicas y cinco privadas,
consumieron algún tipo de droga ilícita durante el 2009, según los resultados de un estudio de
consumo realizado en países de la Comunidad Andina de Naciones.

La muestra abarcó a un universo de 15.521 universitarios de una población total de 164.056


estudiantes de nueve casas de estudios superiores, informó la coordinadora regional de la
iniciativa andina, Tatiana Dalence.

“En Bolivia, un cuatro por ciento de los universitarios declara haber consumido alguna sustancia
ilícita en el último año”, señala el informe Estudio Epidemiológico Andino sobre consumo de
drogas sintéticas en la población universitaria de Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú.

La marihuana está en el primer lugar de consumo de este segmento de la sociedad. Entre otras
drogas consumidas se encuentran el éxtasis, la cocaína y los inhalantes, según el estudio que se
presentará hoy en un acto oficial que se desarrollará en la Cancillería.

“En el caso de Bolivia, lo preocupante es que hay propensión a la adicción mucho más elevada que
en el resto de los países. Los consumidores de marihuana entran más tarde en el consumo en
términos de edad, pero con mucho más tiempo de permanencia y frecuencia de consumo”,
explicó.

El 1,6 por ciento de los universitarios bolivianos declaró haber usado droga sintética, mientras que
el 1,4 por ciento afirmó que usó cocaína alguna vez en su vida. La edad de inicio de consumo
promedio es de 18 años, según el estudio.

A diferencia de lo que sucede en Bolivia, en Colombia el 13,4 por ciento de los universitarios
encuestados informó que consumió alguna droga ilícita el 2009, mientras que en Ecuador el
porcentaje llega a 5,7 y a 5 por ciento en Perú.

“Lo preocupante de estos datos es de que se trata de cualquier tipo de droga; podemos estar
hablando incluso de policonsumo, es decir, de una combinación de drogas”, advirtió Dalence.

Éxtasis con fármacos desechados

Sólo el tres por ciento de las pastillas de éxtasis incautadas en enero en Colombia tenía su
principio activo; el resto era producto de una combinación de medicamentos desechados.

La información la proporcionó la coordinadora regional del Estudio Epidemiológico Andino sobre


consumo de drogas sintéticas en la población universitaria de Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú,
2009, Tatiana Dalence.

El 97 por ciento de las supuestas pastillas de “éxtasis” incautadas contenía antiestamínicos,


antidiarreicos, vitamina veterinaria y bronco dilatadores.

“Tienen cualquier basura de medicamentos que han sido desechados”, reveló.

En Bolivia existe consumo de éxtasis, pero no se conoce si estas pastillas contienen el principio
activo o son falsificadas. Es necesario un estudio, dijo.
La Razón
Informan que subió el “exceso”
de consumo de drogas en
universitarios
Informan que subió el “exceso” de consumo de drogas en universitarios

Erbol DIGITAL

Lunes, 25 Mayo, 2015 - 20:16

El consumo de droga en estudiantes universitarios del país subió en “exceso”, informó la


técnica en prevención de la Oficina de las Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito
(UNODC), Olga Titto.

Sin en embargo, es menor, pues según Tito no se compara con el consumo en países como
Colombia y Perú.

El coordinador de la misma institución, Arturo Moscoco, argumentó que los datos que tienen
sobre el consumo de estupefacientes son preocupantes.

“Son altos los índices de prevalencia, el consumo en el bachilleres y más en los universitarios
los jóvenes son vulnerables sobre este factor”, enfatizó.

Según el reporte del Consejo Nacional de Lucha contra el Narcotráfico (CONALTID) Bolivia
no tiene un alto consumo de drogas ilícitas, pero sí de las lícitas como el alcohol y el tabaco.
Además subió el consumo de tranquilizantes, según esa institución.

La ONUDC el 2013 aplicó una prueba piloto en la ciudad de El Alto para reducir el consumo
de estupefacientes en unidades educativas, la última cifra indica que se redujo de 40% a 29%.

Este lunes lanzaron un proyecto de “Prevención del uso indebido de drogas en las comunidades
educativas en Bolivia” (2013-2017) que intervendrá en los municipios de La Paz, Oruro,
Cochabamba y Santa Cruz.

Y capacitarán a 2.000 docentes de 80 Unidades Educativas y 6.000 padres y madres de familia.


Este proyecto se realizará con el apoyo económico CONALTID.

También se incorporará como contenido de prevención el uso indebido de droga y habilidades


sociales para la vida en el currículum escolar y de aula.
Se tiene cuatro tipos de manuales, para el profesor, para colegiales del nivel primario,
secundario y padres de familia, la aplicación de este plan se realizara en junio de este años, se
tiene 7.000 libros impresos.

Anfetaminas, la droga sintética preferida por los


universitarios
15 de Septiembre de 2010, 08:46

Encuesta: Un estudio afirma que cuatro de cada diez estudiantes no saben si estas sustancias son
más dañinas que el alcohol.

La Paz - Bolivia.- En diez universidades del territorio boliviano, la droga sintética más consumida
es, en promedio, la anfetamina. El 0,88 por ciento de los estudiantes la han consumido alguna vez.

Las drogas sintéticas en general, que son utilizadas por


el 1,59 por ciento de los estudiantes, son aquellas que no derivan de productos naturales como la
cocaína, marihuana o heroína, que es un derivado de la amapola. Son drogas que se obtienen a
través de procesos químicos. Estos estupefacientes son producidos principalmente en países
como Estados Unidos, México y en algunas regiones de Asia.

Los datos sobre el uso de estos narcóticos son resultado del estudio Epidemiológico Andino sobre
el Consumo de Drogas Sintéticas en la Población Universitaria, Informe Bolivia 2009, coordinado
por la Comunidad Andina y conducido por la Comisión Interamericana para el Control y Abuso de
Drogas.

El informe señala que alguna vez en su vida, el 0,88 por ciento de los estudiantes encuestados
consumió anfetaminas; mientras que 0,12 por ciento probó LSD; el 0,17, metanfetaminas; el 0,02,
ketaminas 0,02, y ninguno, GHB. En el caso del éxtasis, fue empleado por el 0,60 por ciento de los
consultados para el estudio.
Por otra parte, el 0,22 por ciento usó alguna droga sintética durante el último año (2009). El 0,14
por ciento dijo que fueron anfetaminas; el 0,05 por ciento mencionó al LSD, y el 0,03 por ciento, al
éxtasis.

El director del Centro Comunitario de Estudios Disciplinarios, Érick Fernández, manifestó que, en
general, los datos de esta investigación arrojan prevalencias reducidas en el consumo de drogas
sintéticas desde 2005. Sin embargo, reflexionó que no existen estudios específicos sobre este
tema, debido a que las políticas gubernamentales de los últimos años dieron más prioridad al
informe de otros estupefacientes, como cocaína e inhalantes.

Sobre el trabajo coordinado con la Comunidad Andina, Fernández aseguró que el nivel de
conocimiento de la población sobre el efecto de estas drogas es muy bajo: cuatro de cada diez
encuestados no saben si las drogas sintéticas causan más daño que el alcohol.

Explicó que estas sustancias prolongan los efectos por más tiempo. En ese sentido, son más
fuertes que otras drogas clásicas como la marihuana y la heroína. No obstante, el Director del
Centro Comunitario de Estudios Disciplinarios dijo que uno de los factores para el bajo consumo de
estas drogas es su alto costo, por lo que son menos frecuentes en el mercado.

En el estudio se establece que la mayor parte de los entrevistados no considera que el consumo
experimental (probar droga una o dos veces) puede convertir el uso en dependencia. Sin embargo,
todavía hay quienes desconocen los riesgos que se corren por este consumo.

La investigación se realizó con una muestra representativa de 4.245 estudiantes de diez


universidades bolivianas, entre privadas y públicas de ciudades con más de 300.000 habitantes.
De esta muestra, 2.006 son varones y 2.239 mujeres.

Falta trabajar en el área de prevención

El director del Centro Comunitario de Estudios Disciplinarios, Érick Fernández, comentó a este
medio que si bien el consumo de las drogas sintéticas es reducido, su uso es preocupante porque
en la década del 80 se registró una situación similar con el consumo de marihuana y cocaína, la
que luego se incrementó en forma sostenida.

Por ello, manifestó que ante la probabilidad de que el consumo aumente, su institución empezó a
realizar un trabajo de prevención, principalmente en los grupos de riesgo que son aquellas
personas que nunca consumieron estas drogas sintéticas. El grupo de jóvenes que sí lo hizo es
considerado como la población prevalente.

Fernández aseguró que el Centro Comunitario de Estudios Disciplinarios no trabaja


exclusivamente en la prevención de uso de drogas sintéticas, sino para evitar el consumo de todas
las drogas, incluso las lícitas, como el alcohol y el tabaco. Esta institución también realiza trabajos
de información y difusión en el ámbito comunitario, aunque reconoce que debería incidirse en el
mayor grupo de riesgo, que es el de los universitarios.

Recomendó al Gobierno que trabaje en la aplicación de una política pública para reducir la
demanda de estas sustancias perjudiciales para la salud. “Se tiene que fortalecer la
institucionalidad estatal y la formulación de política públicas”, concluyó.

14% recibió una oferta de droga

Según el informe, al menos 14 de cada 100 alumnos de las diez universidades encuestadas
admitieron haber recibido, alguna vez, ofertas para comprar drogas sintéticas. El estudio
Epidemiológico Andino sobre el Consumo de Drogas Sintéticas en la Población Universitaria
consultó si había facilidad para obtener este tipo de estupefacientes.

El 14 por ciento de los estudiantes encuestados declaró haber recibido alguna vez la oferta para
comprar o probar alguna droga sintética.

También existe una marcada diferencia entre las tentaciones a varones y a mujeres, ya que el 18,1
por ciento de ellos recibió estas propuestas, mientras que el porcentaje fue menor entre el sexo
femenino: el 9,8 por ciento.

El 70 por ciento de los universitarios consultados manifestó que, si quisiera, podría acceder al
éxtasis. Solamente en 2009, el 4,7 por ciento de los estudiantes señaló haber recibido la oferta de
alguna droga sintética. Lo que más se les ofreció fue éxtasis, el 3,1 por ciento; luego están las
anfetaminas, 1,7 por ciento; metanfetaminas, 1,3 por ciento, y LSD, 1,1 por ciento.

Para destacar

El éxtasis (MDMA) es una droga sintética psicoactiva que viene en pastillas, causa efectos
vigorizantes, eufóricos y calidez.

Las anfetaminas son drogas estimulantes elaboradas a partir de sustancias químicas no extraídas
de plantas naturales.

La metanfetamina es un pedazo de cristal. Produce efectos más fuertes en el sistema nervioso


central de los seres humanos.

El LSD es una sustancia más potente. Se vende en tabletas, pastillas y en forma líquida. Produce
efectos hasta por 12 horas.

El 41 por ciento de los estudiantes considera que el uso de drogas sintéticas causa menos adicción
que otras drogas.

El 53 por ciento de los universitarios piensa que estas drogas sintéticas son menos peligrosas
porque vienen de Europa.

Yáscara Rivera Diez de Medina

La Prensa

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