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Nombre: Eddy Frank Cruz Tapia

Materia: Hermenéutica I
Docente: Beatriz Nuñes de Poma

Resumen de capítulo 7
HERMENEUTICA I
LOS PACTOS Y EL REINO

Necesitamos comprender primeramente que hay 4 razones importantes para entender el pacto de Dios
según el antiguo testamento.

1. El Antiguo Testamento es parte de nuestra Biblia. En realidad, el Antiguo Testamento es el 75 por


ciento de toda la Biblia . ¡Ignorar el Antiguo Testamento es ignorar tres cuartas partes de la Biblia! Toda
la Palabra de Dios es lámpara a nuestros pies y lumbrera a nuestro camino . Toda la Palabra de Dios es
preciosa para nosotros .

2. Dios no ha cambiado desde los días del Antiguo Testamento. Como dice Santiago:

Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay
mudanza ni sombra de variación (Stg 1:17).

Algunos ven al Dios del Antiguo Testamento como un Dios de ira y juicio . Pero ven al Dios del Nuevo
Testamento como un Dios de amor . En contraste, el Antiguo Testamento describe al Dios de justicia y
amor (Dt 4–6; Jer 9:23-24). Debemos estudiar el Antiguo Testamento para entender mejor a Dios.

3. El Antiguo Testamento contiene muchos principios que nos guían en nuestro diario vivir. Los
principios de la Palabra de Dios son verdades eternas que guían a los creyentes de todo el mundo. Dos
grandes principios del Antiguo Testamento.

Otro ejemplo de un principio del Antiguo Testamento se relaciona con el día de reposo. En nuestros días,
no exigimos que la gente se quede en casa guardando el día de reposo como lo hacía Israel (Éx 16:29).
Tampoco apedreamos a los que trabajan el día de reposo (Éx 31:15; Nm 15:32-36) . No prohibimos que la
gente encienda el fuego para cocinar el día de reposo. Ni permitimos que nadie juzgue nuestra salvación
basándose en las leyes del Antiguo Testamento, como la de guardar el día de reposo (Col 2:16-17). Pero
sí enseñamos a los creyentes que es plan de Dios para nosotros que descansemos un día a la semana. No
guardamos la letra de la ley del día de reposo, pero sí todavía practicamos el principio del día de reposo
cuando descansamos de nuestro trabajo ese día.

Estudiaremos más sobre los principios bíblicos en el capítulo 8 de este curso. También, examinaremos
principios del Antiguo Testamento en el capítulo 2 de nuestro segundo curso de Hermenéutica. El Antiguo
Testamento contiene cientos de principios que son lumbrera a nuestro camino y lámpara a nuestros pies.

4. El Antiguo Testamento nos da el contexto que necesitamos para entender el Nuevo Testamento.

a. Génesis 1–11 es una introducción a toda la Biblia. Nos enseña sobre el comienzo de la creación,
del pecado, de los idiomas y el pacto de Dios con Abraham.

b. Piense en todas personas del Antiguo Testamento que se mencionan en el Nuevo Testamento.
No sabríamos mucho sobre Adán, Abel, Noé, Abraham, Moisés o muchos otros más si no tuviésemos el
Antiguo Testamento. Hebreos 11 probablemente es uno de sus capítulos favoritos. ¡Pero para apreciarlo,
usted debe reconocer a las veinte personas del Antiguo Testamento a las que hace referencia.

¡Igualmente, el libro de Apocalipsis hace referencia al Antiguo Testamento más de 400 veces!

c. Los sacerdotes y sacrificios del Antiguo Testamento nos permiten entender el ministerio de Jesús,
nuestro Sumo Sacerdote, y el sacrificio por nuestros pecados. Juan el Bautista llamó a Jesús “...el Cordero
de Dios, que quita el pecado del mundo” (Jn 1:29). Podemos entender el significado completo de Cordero
de Dios cuando leemos el Antiguo Testamento.

Jesús y los apóstoles con frecuencia hacían referencia al Antiguo Testamento.

Debemos conocerlo bien para entender el Nuevo Testamento.

El Antiguo Testamento era un acuerdo entre Dios y los israelitas. Él les prometió una patria terrenal. Era
un territorio con límites específicos. Aún hoy, ese territorio se conoce como Israel. Para poseer la tierra
prometida, fue necesario que hubiese guerra. Los cananeos vivían en Canaán, pero llegó el momento en
que Dios los juzgó por sus pecados. En contraste, Jehová quería bendecir a Israel como una luz para las
naciones. Dios le entregó Canaán a Israel como su herencia. Los israelitas mataron a muchos que vivían
en Canaán, o los arrojaron fuera por medio de la guerra. Dios prometió que si los israelitas lo servían a Él,
sus enemigos huirían en siete direcciones diferentes (Dt 28:7).

En los tiempos del Antiguo Testamento, la nación de Israel estaba bajo el gobierno de Dios. Él hizo un
pacto con toda la nación. La parte que le correspondía a la nación era guardar las 600 leyes. La parte de
Dios era darles protección y bendición. Los israelitas faltaron en guardar el pacto, por lo tanto Dios lo
anuló.

Los cristianos son hijos de la gracia—no de la Ley, ni tampoco de ambas. Pablo nos dice que nuestra
herencia es diferente a la herencia de los hijos de la Ley (Gá 4:30-31). ¡Las promesas bajo el nuevo pacto
son las mejores! Las promesas del antiguo pacto eran mayormente temporales y para la vida terrenal.
Nuestras promesas bajo el nuevo pacto son tanto para la vida terrenal como también para la eternidad.
Ninguno de los que estamos bajo el nuevo pacto quiere estar bajo el antiguo pacto. Nos regocijamos de
ser hijos de Dios y de conocerlo como nuestro Padre Celestial.

Hemos dicho que el reino de Dios es el entorno sobre el que el Rey reina. El reino de Dios vino como un
amanecer cuando Jesús vino a la tierra. Su reino ya ha comenzado, pero todavía no es total en la tierra.
Así como usted ya comenzó a estudiar hermenéutica, pero todavía no ha completado su estudio. La fase
del mediodía vendrá cuando Jesús vuelva otra vez. La tabla de la Figura 7 .6 hace una comparación entre
los aspectos de ya y todavía no del reino de Dios en varios tópicos. Le dará una perspectiva general de
esta lección. Examine la tabla, y luego analizaremos cada uno de los once tópicos que contiene.

Hemos visto que el reino ya ha venido—se está haciendo la voluntad de Dios. Pero

¿Podemos declarar que la voluntad de Dios se hace en la tierra como en el cielo? ¡Todavía no! Siendo que
Dios tiene todo poder, sería fácil para nosotros pensar que su voluntad siempre se hace. Las palabras la
voluntad de Dios son bastante populares. Cuando un niño muere, algunos quizás digan: “Fue voluntad de
Dios”. Cuando un accidente mata a la gente, los que creen firmemente en el destino dicen: “Fue voluntad
de Dios”.

Algunos creen que Dios lo predestina todo—que Él lo planea todo por adelantado—y que lo único que
podemos hacer es verlo suceder. Pero no es ser justo con Dios decir (como dijo Calvino) que el asesinato,
el adulterio, el abuso a los niños, la enfermedad y las masas que se van al infierno son voluntad de Dios .8
Estas cosas son voluntad del diablo, no voluntad de nuestro amoroso Padre celestial. Quizás algunos han
sido confundidos respecto a la voluntad de Dios porque no han discernido los aspectos de ya y todavía no
del reino.

Cuando llegue ese día,


 Los garrotes ya no nos golpearán; Las espadas no nos decapitarán;
 No tendremos que cerrar nuestras casas; Las prisiones no nos encerrarán.
Cuando llegue ese día,
 Las ratas no pasarán por nuestros graneros; La polilla no se comerá nuestra ropa;
 El óxido no corroerá el metal;
 Los hongos no destruirán los árboles.
Cuando llegue ese día,
 No habrá palabras crueles que hieran nuestros sentimientos; Los rayos del sol no nos quemarán
la piel;
 Los mosquitos picarán sólo a los pecadores; Ningún virus se atreverá a atacarnos.
Algunos maestros han hecho bromas atrevidas sobre el diablo. Dicen que es un león rugiente, pero que
no puede morder porque Jesús le arrancó los dientes en el Calvario. Esta es una broma tonta e infantil. El
león rugiente tiene todavía suficiente poder para mantener a naciones enteras bajo las religiones falsas.
La serpiente tiene veneno suficiente para martirizar a miles de cristianos. El dragón todavía tiene
suficiente libertad para estorbar al más poderoso de los apóstoles (1 Ts 2:18; Ro 15:22).
Los setenta triunfaron sobre los demonios (Lc 10). Sin embargo, poco tiempo después nueve apóstoles no
pudieron sacar un demonio de un joven (Mateo 17). Nuestra fe no es siempre tan fuerte como nos gustaría
que fuera. El apóstol Judas nos enseña a no blasfemar del diablo, aunque ya haya sido juzgado
parcialmente. Judas reprende a los hombres jactanciosos que declaran más poder del que demuestran, y
que no tienen idea de cuánto poder aún tiene Satanás.

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