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C.Saa.

A1

ELEMENTOS DEL

EJERCICIO FÍSICO,
OBESIDAD Y SUS RESPECTIVAS
ALTERACIONES METABÓLICAS
ASOCIADAS

Una revisión de los actuales conceptos e


investigaciones científicas con relación al
impacto que produce el ejercicio físico
sistemático y fisiológicamente prescrito en la
prevención y terapia de las alteraciones de la
composicion corporal y del riesgo
cardiovascular.

Destinado a profesionales de la salud:


Nutricionistas, educadores físicos, kinesiologos y
médicos.

Por
CARLOS SAAVEDRA MSc.

Con la colaboración de:

Ximena Díaz T
Departamento de Exploraciones
Funcionales del
Centro Hospitalario Universitario
y del
Departamento de Biología y Medicina
del Ejercicio de la Facultad de
Medicina de la Universidad de
Clermont Ferrand,
Francia

Temáticas abordadas
Revisiones de la bibliografía.
Ante la enorme información aparecida y publicada, diversos organismos científicos
internacionales han debido organizar y clasificar dicha información a fin de
determinar si posee evidencias y efectividad desde el punto de vista científico. Se
refiere a un análisis del pobre resultado obtenido en el mundo hasta la fecha en el
combate contra la obesidad.

Bioquímica de la actividad física.


El avance tecnológico ha permitido encontrar mayores respuestas a los fenómenos
de adaptación del ser humano al ejercicio físico y han sido en el ámbito de la
bioquímica, lo que permite encontrar respuestas más convincentes relacionadas al
fenómeno causa-efecto y también avanzar en los métodos empleados. Esto se está
profundizando más aún con el apoyo de los conocimientos entregados por la
biología molecular.

Fisiología de ejercicio y crecimiento.


Los conocimientos en fisiología del ejercicio en el niño y adolescente tienen barreras
de tipo ético que no han permitido avances en dicho grupo etáreo. Los esfuerzos de
fisiólogos e investigadores actualmente han podido entregar conocimientos sólidos
en este segmento, lo que permitirá importantes avances en la prevención de
enfermedades crónicas futuras, una de las cuales será el síndrome metabólico.

Hipótesis y perspectiva
La investigación científica en el área del ejercicio relacionada con la salud, ha
avanzado más de 15 veces en el último lustro que en los 30 años precedentes, a
juzgar por el número de publicaciones. Los antecedentes científicos "tradicionales"
contrastan con los aparecidos actualmente, como por ejemplo: "los gordos en
buena condición física poseen menos riesgo cardiovascular que los normopeso en
mala condición física". Todo esto deja abierto un amplio campo de investigación y
desarrollo. También obliga a un cambio de dirección en la reflexión y elaboración
del conocimiento y de los métodos empleados hasta la fecha.

La capacidad funcional en el ser humano


La característica del ser humano del mundo moderno, es la pérdida de la capacidad
funcional y física por hábitos de vida sedentaria. El tejido muscular está
disminuyendo en cantidad y funcionalidad, fenómeno denominado sarcopenia. Se
observa que de manera directa o indirecta, este fenómeno es causante en un alto
porcentaje de las alteraciones osteomusculares, cardiovasculares y metabólicas. La
determinación de la capacidad funcional de este tejido será primordial en todo
proceso de prevención y terapia de dichas enfermedades.

Metodología
La sistematización rigurosa de los métodos de ejercitación aún no están claramente
determinados y menos cuando se trata de establecer una dosis-efecto, o si se los
intenta correlacionar con los efectos y mecanismos de adaptación que provocan en
células, órganos y sistemas del organismo. Estos poseen validez y variaciones
según las características propias del sujeto, ya sea este deportista, obeso,
sedentario y con uno o más factores de riesgo.

Características de la guía.
Esta guía no es un compendio de materias clásicamente tratadas,
sino más bien una cita de conocimientos que permiten reorientar el
que hacer profesional en materia de prevención y terapia de las
enfermedades crónicas modernas.

Tampoco pretende ser un texto científico, más bien está basado en


evidencias científicas, las que permitirían al lector utilizar los
conocimientos básicos y actualizarlos con los avances presentados.
Para tales efectos deberá estar abierto considerar nuevos aspectos y
por sobre todo dejar de lado el conocimiento empírico en materias de
metabolismo energético y de terapias conservadoras versus
modernas metodologías, las que han permitido obtener resultados
diferentes.

Finalmente es necesario estar constantemente en un proceso de


revisión de la literatura, no por el hecho de que estos conceptos
cambien radicalmente, sino por el grado de evolución de la
investigación científica, la que permitirá un mayor grado de
efectividad en los proceso de prevención y terapia a diversas edades
y en ambos sexos.

La guía comprende:

 análisis de los programas en obesidad en el mundo


 conceptos modernos básicos de índole fisiológico y bioquímico
 más de 200 referencias científicamente autorizadas
 una recopilación de resultados que permiten reorientar la acción
profesional
 40 tablas
 los efectos del ejercicio comparados con los de pérdida de peso en
el fenómeno de insulino resistencia
 50 gráficos
 metodología adecuada para provocar modificaciones histoquímicas
del músculo y los respectivos mecanismos de adaptación
neuroendocrina, que juegan un rol en la prevención y terapia de
cuadros fisiopatológicos relacionados con las enfermedades
crónicas modernas.

Carlos Saavedra MSc.

Presentación de:
Drs. Jean Coudert , Emannuel Van Praagh(1) e Ivves Boirie.(2)

Presidente de la Sociedad Francesa de Biología y Medicina de


la Actividad Física de Clermont Ferrand de Francia y
Directores(1) del Noveno Congreso del Colegio Europeo de
Ciencias del Deporte y del Director (2) del Laboratorio de
Nutrición Humana de la Universidad de Clermont Ferrand.

Durante la pasantía en Francia de Carlos Saavedra, como profesor invitado a


nuestro Laboratorio de Exploraciones Funcionales del Hospital de la Facultad de
Medicina de la Universidad de Clermont Ferrand, ha trabajado intensamente en la
elaboración de esta guía práctica sobre ejercicio y obesidad con referencia hacia
el síndrome metabólico. Durante este tiempo ha participado en dos proyectos de
investigación y ha dado conferencias en el ámbito de post-grado en nuestro país.
El profesor Saavedra posee un profundo conocimiento de la capacidad funcional
del tejido muscular y su metabolismo en respuesta al ejercicio físico, para lo cual
lo hemos invitado a participar, en un futuro próximo, en los proyectos de
investigación que guarden relación con la síntesis proteica del músculo en diversas
condiciones metabólicas, patológicas y de edad avanzada, mediadas por el
ejercicio físico. Es decir que, dejamos las puertas abiertas del Laboratorio de
Nutrición Humana de nuestra Universidad, para que el profesor Saavedra pueda
colaborar en los proyectos que aquí se lleven a cabo en los próximos años.
Nosotros hemos apreciado su estadía y colaboración en nuestro laboratorio y
esperamos en un futuro cercano establecer proyectos de intercambio académico
entre nuestras respectivas universidades.

Presentación del autor por parte de ERIK DÍAZ, Director del


Laboratorio de Metabolismo Energético del Instituto de
Nutrición y Tecnología de Alimentos (INTA) de la Universidad
de Chile.

Desde el año 2000 el profesor Saavedra ha estado vinculado en una labor


académica con este Instituto. Su formación en el área de la Fisiología del Ejercicio
y su gran capacidad docente, han sido altamente valorada sobre todo, en el
correcto uso e interpretación del conocimiento científico relacionado con el
ejercicio, tratamiento y prevención de enfermedades crónicas modernas. Estoy
completamente convencido que Carlos Saavedra estará siempre en excelente
posición para contribuir, en esta área del conocimiento, con su calidad de
científico altamente competente. Su contribución ha sido de gran importancia en
lo que se refiere a los efectos del ejercicio, los mecanismos de adaptación, del rol
preventivo en las alteraciones metabólicas y del riesgo cardiovascular en los seres
humanos.

AGRADECIMIENTOS:
 A MIS PADRES, HERMANA, HIJOS Y ESPOSA quienes han soportado los
inconvenientes de acompañarme en una vida anormal junto a mí,
permitiéndome llegar a extremos con el fin de satisfacer mi curiosidad
intelectual, en los aspectos biológicos que rigen una mejor calidad de
vida en el ser humano.
 Al Dr. ALBERTO LEVERONI quien me enseñó los primeros pasos de la
investigación científica en el Instituto de Biología Experimental de
Buenos Aires, Argentina.
 Al Dr. HECTOR CROXATTO que pese a los prejuicios académicos
existentes en nuestro país, me aceptó como becado en su Laboratorio
de Fisiología y Endocrinología del Instituto de Ciencias Biológicas de la
Universidad Católica de Chile.
 Al Dr. CLAUDE BOUCHARD quién me transmitió el rigor científico en el
empirismo existente en el área de las actividades físicas becándome en
el Laboratorio de Ciencias de la Actividad Física de la Universidad Laval
de Canadá.
 Al Dr. ATKO VIRU que en pleno período de transición de la ex Unión
Soviética, me brindó su apoyo académico y me indicó los primeros
pasos en el área de la biología molecular en el Dpto. de Biología del
Ejercicio de la Universidad de Tartu, Estonia.
 A los Drs. MARIO BEDU y EMMANUEL VANPRAAGH del Laboratorio de
Exploraciones Funcionales de la Universidad de Clermont Ferrand, en
Francia, quienes permitieron dirigir mis protocolos de investigación y
participar en las respectivas discusiones.
 A mi amigo y colega Profesor RAUL ZABALA quien fue mi entrenador
en mi década de los veinte y que aún es mi educador, que sin su apoyo
intelectual y logístico no habría sido fácil la elaboración de esta Guía.
 A mi amiga y colega Dra. BIANCA GIRARDI que ella sin saber, pudo
mostrar y apoyar aspectos del conocimiento que también hicieron
posible esta Guía.
 FINALMENTE no quisiera dejar de lado a los seudointelectuales que me
han “acompañado” durante toda mi vida y que han sido muy útiles en
mostrarme la anticiencia y lo que no se debe hacer en el campo del
conocimiento.

ANÁLISIS RELEVANTE DE LOS


ASPECTOS A CONSIDERAR EN
LA SITUACIÓN ACTUAL DE LA
OBESIDAD.(*)

INTRODUCCIÓN

Esta enfermedad, como se la denomina en Europa, es más bien un


trastorno nutricional del balance energético, el cual se encuadra
dentro de un contexto biológico y otro ambiental.
Uno puede sin embargo considerar a esta anomalía como una
afección de dependencia multifactorial resultante de la expresión de
una susceptibilidad genética bajo la influencia de diversos factores
ambientales.

Esta "explosión epidémica" como es normalmente caracterizada, hace


un llamado a gran parte de los actores de nuestra sociedad ya sean o
no profesionales implicados directa o indirectamente con aspectos de
la salud. Desgraciadamente las Instituciones responsables de la
participación de estos profesionales, que deberían jugar un rol básico
en materia de prevención, están adecuadamente preparados y eso
lo demuestra claramente el aumento en la incidencia de la obesidad
en los últimos 15 años.(*)

DE LAS DETERMINACIONES DE LA OBESIDAD.

Son interesantes las evidencias encontradas con relación a la


medición del IMC y su buena correlación con el pliegue
subescapular entre los 2 y 20 años de edad.
También el pliegue tricipital se correlaciona bien con el porcentaje de
grasa, mientras que la sumatoria del pliegue subescapular y el
suprailíaco es un buen predictor de la masa grasa total.

Con respecto al IMC se puede observar que éste aumenta en el


primer año de vida y luego disminuye, para remontar a la edad de 6
años. Ese ha sido por décadas el comportamiento del IMC durante el
desarrollo y crecimiento determinado por científicos europeos.
Actualmente este repunte del IMC observado normalmente a los 6
años, hoy sé esta observando masivamente entre los 3 y 4 años de
edad en ambos sexos!
Este fenómeno ha sido estudiado con relación a las consecuencias
colaterales que esto implica y que va desde el establecimiento de la
edad ósea más temprana a la maduración sexual temprana. Solo el
1% de las niñas de peso normal presenta una menarquía a los 11
años, mientras que las obesas (120% de su peso normal o ideal)
tienen su primera menstruación antes de dicha edad.

Las recomendaciones de la OMS utilizadas, aceptadas o seguidas


indistintamente por personas ligadas al problema de salud y
obesidad, recomiendan utilizar los valores para obesidad ubicados
entre el percentil 85 y 95. Estos valores no escapan a la crítica de los
científicos, por considerarlos muy elevados y difíciles de revertir.
También la crítica se centra en el hecho de que este método,
empleado universalmente, no considera el tejido adiposo ya que a
semejantes IMC, unos pueden estar caracterizados por una
sobrecarga ponderal y otros por una sobrecarga adiposa
significativamente diferente.
En Francia las curvas de IMC establecidas a partir de estudios
longitudinales figuran en el carnert de salud de los escolares, lo que
solo permite establecer la evolución del IMC durante el crecimiento.

DE ESTA FORMA SE EVIDENCIA EL MISMO PROBLEMA EN VARIOS


PAISES DEL MUNDO: en un mismo período o fecha según la
escala empleada, se puede encontrar incidencia de obesidad
en un determinado grupo etáreo, porcentajes que varían entre
el 4 y10%!!!!!!!!

(*) Según Dr. Claude Ricour Jefe del Servicio de gastro-enterología y nutrición pediátrica del Hospital
Necker-Enfants Malade de Paris.

Otro aspecto interesante a considerar dentro de esta problemática, es


el hecho de que en un lapso de tres décadas, los niños de una misma
edad poseen tallas diferentes. Por ejemplo en 1955 la media de la
talla para niños de 10 años era de 134.8 cm. y en 1985 de 139.3
cm.(!). Si el IMC es la relación entre peso y talla al cuadrado,
indudablemente, el valor del IMC para dichos grupos sería diferente
ante un mismo grado de obesidad, no obstante recordemos, que
obesidad esta definida como el "exceso de grasa".
La distribución de la grasa de los niños es más androide actualmente,
ya que la relación del pliegue subescapular/tricipital a pasado de .62
a .68. Esta observación predice una mayor predisposición a un mayor
número de alteraciones metabólicas.
Con esta y otra serie de observaciones se puede estimar, que los
niños que hoy pudieran llegar a ser obesos a los 10 años, serían 4
veces más numerosos que los nacidos hace 30 años atrás. En esta
observación se deben tener en cuenta las condiciones
ambientales de un niño obeso nacido en 1950 y los nacidos en
el 2000! En esta observación no es posible discriminar entre ambos
sexos.
Por lo tanto, en el análisis de la problemática de los niños obesos se
deben considerar ciertos factores que poseen un grado de incidencia
en la obesidad futura y en la incidencia de los factores de riesgo:
- año de nacimiento
- sexo
- peso del recién nacido hasta los 10 años
- modo de alimentación
- peso de los padres
- nivel socio-económico
- urbanización
- país de origen
- aportes nutricionales y
- actividad física.
Se ha podido constatar, en algunos estudios bien hechos y
controlados, que los niños físicamente activos, a iguales cantidades
de ingesta calórica y medio ambiente, poseen significativamente
menos porcentaje de grasa que los controles (Int. J. of Obesity, 1997).

PATOLOGÍAS ASOCIADAS.

Un 30% de los niños obesos presentan problemas respiratorios; en el


80% de ellos existen patologías ortopédicas pediátricas y tampoco
son despreciables los problemas asociados a trastornos endocrinos,
que van desde una pubertad precoz hasta una oligo o amenorrea. La
litiasis biliar, la hipertensión intracraneana idiopática, cardiomiopatías
y pancreatitis son igualmente patologías descritas por la literatura
relacionada con el tema de niños obesos.
Mención aparte requiere la aparición de diabetes tipo 2.
Prácticamente un 33 % de la diabetes detectada entre los 10 y 20
años de edad es del tipo 2. Esto en una edad promedio de 13 años y
con índices de masa corporal mayores de 37 y con una relación entre
mujer y hombre de 1/7. La mayor parte de ellos eran diabéticos
asintomáticos y fueron detectados por micosis genital. La incidencia
de diabetes tipo 2 en los adolescentes ha sido multiplicada por 10
entre 1982 y 1994!

Con relación a anomalías metabólicas, endocrinas y factores


de riesgo cardiovascular en niños.

Se puede distinguir diferentes tipos de anomalías al compararlos con


niños no obesos:

- aumentos en la presión arterial


- aumentos en el colesterol
- intolerancia a la glucosa
- hiperinsulinemia
- insulinoresistencia (IR)
- esteatosis hepática

En relación con la IR es importante dejar en claro que ésta, más las


que la preceden, según párrafo anterior, conforman el síndrome
metabólico que ya ha sido descrito por varios autores a partir de los 6
años de edad.
La esteatosis hepática está presente en el 23 % de los niños entre 4
y 12 años con un índice solo superior a 20 de IMC (quintil superior de
la población) contra el 1% que presentan los de IMC inferior a éste.
Si nos referimos a la prevalencia de anomalías asintomáticas
infraclínicas podemos ver que las encontradas en esta población son
similares a las de Sudamérica, Norteamérica y Europa encontrándose
un 17% de hipercolesterolémicos, 24% de hipertrigleciredémicos y
24% de hipertensos. Estas cifras porcentualmente no han variado en
forma significativa cuando se comparan los resultados de estudios
válidos entre 1980 y 1999.

DE LA DISTRIBUCIÓN DE LA GRASA.

Los estudios indican que la verdadera asociación entre la distribución


de la grasa y su relación con alteraciones metabólicas guarda relación
solo con la grasa intraabdominal y es interesante observar en la
literatura, que la grasa intra abdominal determinada mediante
scanner, se correlaciona muy bien con las mediciones
antropométricas efectuadas en población pre puber: un .81 con el
índice de masa corporal; un .84 con el perímetro de cintura y un .85
con el pliegue cutáneo subescapular. Todo esto indica que durante el
crecimiento la cantidad de grasa intra-visceral evoluciona
paralelamente con la adiposidad general. Lo mismo ocurre con otras
variables entre 7 y 11 años, en la que la adiposidad visceral se
correlaciona muy bien con la concentración plasmática de insulina,
de triglicéridos, y de HDL colesterol, pero no así con la sensibilidad
a la insulina!
Finalmente, los estudios que relacionan el grado de obesidad durante
la infancia y la presencia de factores de riesgo cardiovascular o de
insulino resistencia en la edad adulta, son numerosos y concluyentes
en términos de una asociación positiva, siendo la obesidad adquirida
durante la infancia más correlacionada con dichos fenómenos que la
obesidad adquirida en adultos.
Los análisis concluyen que pese a las diversas metodologías
empleadas en los estudios epidemiológicos, estos demuestran que la
obesidad en la infancia está asociada a un aumento del riesgo de
mortalidad en la edad adulta, sobre todo de origen cardiovascular en
el orden del 50 al 80 %.

Nuevamente parece importante reflexionar sobre el hecho


de que, para llegar a estas conclusiones se ha requerido de
años de estudios y de seguimiento, por lo que hay que
considerar el grado de importancia, validez y riesgo que
poseen dichas situaciones o condiciones de obesidad y salud
en población nacida hace 20 años en comparación a las que
presentarán las nacidas hoy, las mismas tienen condiciones
bastante diferentes desde el punto de vista del medio
ambiente, siendo éste último mayormente facilitadora y
gatilladora de alteraciones metabólicas.

LOS PELIGROS EN SALUD PÚBLICA EN LA INDICACIÓN SOBRE


DISMINUCIÓN DEL PESO CORPORAL

Normo peso, sobrepeso y obesidad.


Si bien los conocimientos médicos actuales demuestran que la
obesidad es un factor de riesgo para un cierto número de patologías,
ellos no están muy claros y han perdido fuerza en los últimos años.
En primer lugar no hay evidencias que sujetos sometidos a bajas de
peso logren modificar sus expectativas de vida. En segundo lugar
muchas de las enfermedades que eran propias de los obesos, en la
actualidad varias de estas alteraciones metabólicas están presentes
en: sujetos no obesos, sujetos con sobrepeso y también en sujetos
normopesos. Además la incidencia de estas alteraciones no se
diferencia significativamente entre los grupos mencionados.
Asimismo el hecho de que los índices de morbimortalidad sean
mayores en sujetos normopeso en mala condición física, que en
sujetos obesos moderados con buena condición física, ya es una
fuerte evidencia y deja bastante cuestionado el concepto de que la
obesidad es un factor de riesgo por sí solo; ya que cuando la
obesidad va acompañada de un nivel de condición física
adecuado, no presenta dichos riesgos, contradiciendo lo
tradicionalmente expresado.
Con los conocimientos actuales de los peligros que encierra la pérdida
de tejido muscular y las indicaciones de mantener regímenes
alimenticios hipocalóricos destinados a provocar importante pérdida
de peso, también es errónea, ya que la pérdida de peso se logra en
un alto porcentaje, a expensas de la disminución del tejido magro.
Por otro lado, si se analiza bien el origen primario de muchas de las
enfermedades crónicas modernas, se observa que están sustentadas
en la imposibilidad, por parte del tejido muscular, de metabolizar
substratos ingeridos que se localizan en plasma o en el tejido
intracelular, deteriorando la sensibilidad de muchos receptores
hormonales e interferiendo en sus respectivas cascadas de señales,
siendo entre ellas los correspondientes a la de insulina y las de
catecolaminas los más proclives a modificarse.
"........las técnicas, métodos, productos dietéticos y los
medicamentos, mientras no demuestren y prueben científicamente su
eficiencia e inocuidad, no tendremos la última palabra en prevención
y terapia de la obesidad y las alteraciones asociadas".

Del diagnóstico
No resulta fácil entender que si bien la obesidad está definida tanto
en niños y en adultos como por un exceso de masa grasa, un alto
porcentaje de los diagnósticos clasifica obesidad sin tomar en cuenta
en forma directa la variable tejido adiposo. Por esto es necesario
determinar tres aspectos para el entendimiento, diagnóstico y
pronóstico de esta alteración metabólica, y sus posibles
enfermedades asociadas:
 la historia nutricional del paciente,
 el grado de actividad o inactividad física y
 la característica de su composición corporal.

Es interesante observar que a las 26 semanas de gestación, el feto


posee un 1% de grasa, y entre el 5º y 6º mes de vida este
porcentaje se eleva a 25 %, al año y medio disminuye a un 21%, a
los 5 años este porcentaje se establece alrededor del 13 %. Estos
datos recopilados entre 1984 y 1995 ya están experimentando
modificaciones significativas en relación con la edad en que se
producen.
La utilización de parámetros antropométricos en el diagnóstico de la
obesidad, está sujeta a críticas ya que son poco precisos para la
determinación de la composición corporal y de la masa grasa. Por
otro lado los pliegues cutáneos no son exclusivamente masa grasa y
en los sujetos obesos no son fáciles de determinar.
El índice de Quetelet (IMC), originado en 1869, es aun aceptado para
definir obesidad; en Francia y Estados Unidos se lo reconoce
además, por la capacidad para predecir la obesidad en la edad adulta.
También a este índice se lo ha correlacionado con la grasa total e
incluso utilizado para afirmarar que los niños afroamericanos, a una
misma cantidad de grasa, son 42% menos insulino-sensible que los
niños caucásicos. Asimismo, no ha sido posible correlacionar este
índice con los niveles plasmáticos de triglicéridos y colesterol HDL.
En la actualidad la composición corporal puede ser determinada por el
método Hidroestático, Dilución Isotópica, diversas técnicas de
imágenes como la de: Scanner, Resonancia Magnética Nuclear
(RMN), Ultrasonografía y finalmente las más utilizadas hoy en día que
son la Absorsiometría de rayos X y la Impedanciometría.

Algunos datos útiles


En Italia, comparando niños gordos con delgados entre los 10 y 15
años, se pudo determinar que en el tejido adiposo subcutáneo se
encontraron cifras de 353 y 80 cm2, mientras que el intra abdominal
fué de 49 y 22 cm2 en ambos grupos respectivamente. Los autores
recalcan la imposibilidad de determinar estos datos mediante la
antropometría.
En Estados Unidos, en una población prepuber, la masa grasa intra
abdominal se correlacionó con el pliegue cutáneo abdominal cuando
se utilizó la técnica de absorsiometría, mientras que utilizando la
antropometría la grasa intra abdominal se correlacionó mejor con el
pliegue cutáneo subescapular y la raza.
En Holanda, las adolescentes experimentan un aumento de un 15 a
un 24 % su masa grasa, mientras que en el sexo masculino la masa
grasa fue de 11 % y no varia con la edad.
En Nueva Zelanda, el IMC se correlacionó positivamente con el
porcentaje de masa grasa del tronco y negativamente con la de los
miembros inferiores. El porcentaje de masa grasa pasó de 19 % a un
27 % entre los 4 y los 15 años.
Cuando se aplicó RMN se pudo observar en 25 niños de 11 años,
correspondientes a un mismo quintil de IMC, que el porcentaje de
grasa visceral encontrado fue entre 15 y 50 cm2 en las niñas y entre
6 y 58 cm2 en los varones.
Al utilizar técnicas de Scanner con el objeto de determinar la grasa
abdominal en niños japoneses obesos entre 5 y 15 años, esta
correlacionó con los lípidos plasmáticos y la presión arterial de
reposo.
Finalmente, la masa grasa determinada por RMN ha sido
correlacionada con el consumo máximo de oxígeno y su variación
después de 5 semanas de entrenamiento físico. El entrenamiento
llevó a un aumento en la masa magra de la región media del muslo,
encontrándose que el VO2 max. está negativamente correlacionado
con el peso, la grasa subcutánea, la abdominal y la de miembros
inferiores. En otras palabras, a mayor consumo de oxígeno adquirido
con el entrenamiento menor cantidad de tejido adiposo.
Párrafo aparte merece la Impedanciometría, ya que en adultos se ha
obtenido una correlación de .87 con DEXA tanto en hombres como en
mujeres, pero presenta ciertas limitaciones al aplicarse en niños; sin
embargo en 90 niños obesos y 240 delgados, se pudo correlacionar
este método con los niveles de lípidos plasmáticos, mientras que otro
trabajo encontró al medir niños mediante este método a las 8 de la
mañana y a las 5 de la tarde de un mismo día, una variación del 4.6
%.

¿ES LA OBESIDAD INFANTIL UN RIESGO DE DIABETES?.


En Francia cerca de un millón y medio de adultos poseen una
diabetes tipo 2 asociada a un sobrepeso importante. Un estudio
americano sobre 508 adolescentes seguidos durante 55 años,
pudo demostrar que los niños con sobrepeso (centil 75) tuvieron un
riesgo de mortalidad 2 veces superior al de sujetos con peso normal.
El exceso de peso en la adolescencia es mejor predictor de patologías
que el exceso de peso en la edad adulta.
La sensibilidad a la insulina es otro factor que se asocia con obesidad,
se ha podido determinar que ésta se altera progresivamente con la
obesidad después de 5 a 10 años de evolución, por lo que se puede
determinar que la resistencia a la insulina no es causada por la
obesidad infantil, ya que al parecer se instala secundariamente.
En los adolescentes el índice de sensibilidad a la insulina puede ir
entre 3 y 25 a un mismo IMC, mientras que en los adolescentes
obesos no supera el valor de 12, disminuyendo progresivamente con
el aumento del IMC. Lo que sí esta claro es que la resistencia a la
insulina depende de factores genéticos, del modo de alimentación, de
la actividad física, también varía según el sexo, la distribución de
tejido adiposo, por lo que aun el fenómeno causa-efecto sigue mal
comprendido.
Finalmente, están apareciendo una serie de trabajos en los que se
demuestra claramente, que la correlación entre VO2 max. e insulino
sensibilidad es signficativa, alcanzando una r. de 0.8.

Consideraciones generales en actividad física y obesidad


Estudios epidemiológicos e investigaciones en el campo de la genética
y la biología molecular, sugieren que ciertos sujetos podrían ser
susceptibles más que otros, al aumento del peso corporal y de
desarrollar obesidad, pero adquieren mayor fuerza otros factores
determinantes, tanto en niños como en adultos, como son la
reducción de la actividad física y el aumento del nivel de
sedentarismo, las cuales están ligadas a modificaciones conductuales
y al ambiente social. Todo esto está difundido por la OMS desde
1998.
Son numerosas las correlaciones que muestran una relación inversa
entre el IMC y la actividad física, sin embargo adquiere más fuerza la
necesidad de relacionar la variable condición física con el IMC y los
factores que la componen ya, que esta última relación queda mejor
correlacionada con niveles de salud.
Por otro lado aún no es posible responder de manera concreta que es
ser físicamente activo, o acaso los obesos son así por ser poco activos
o hacen poca actividad porque son obesos. No debemos dejar de lado
el hecho de que, el factor actividad física puede llegar a tener un
equivalente de hasta un 300% del gasto metabólico basal, en un ser
humano extremadamente activo.
También debemos aceptar el concepto difundido por la OMS, en el
que indica que la prevención de la obesidad sería efectiva cuando el
sujeto tuviera un PAL (Physical Activity Level) mayor al 1.75. Es
decir: un gasto calórico 75 % mayor que el metabolismo basal.
Existen estudios discordantes con relación a ejercicio y reducción del
peso corporal en niños de ambos sexos. Algunos de ellos señalan
disminuciones de hasta un 50 % de la masa grasa, mientras otros no
evidencian cambios en dicha variable.
El problema se centra básicamente en un factor referido a la ausencia
casi total de la codificación del ejercicio muscular. Es decir que dichos
programas no están debidamente caracterizados en términos de
intensidad, duración y frecuencia semanal, variables que requieren
una urgente estandarización.
Por otra parte, el análisis de la actividad física y de sus efectos sobre
la obesidad requiere un grado de interpretación más contemporáneo.
Ello significa que al hecho de la disminución del peso corporal, se lo
debería contemplar conjuntamente con las variaciones de la
composición corporal y a las alteraciones metabólicas asociadas. Esto
dejaría de lado la falsa connotación que se le otorga a la modificación
del IMC como principal objetivo de dichos programas. Un dato al
margen sería considerar el IMC de los integrantes de los 4 equipos
finalistas del mundial de Rugby. ¡Todos entrarían en la categoría
de obesos!
Algunos aspectos biológicos a considerar.
Contrario a lo que se había sostenido antiguamente, tanto en el
animal como en el hombre, la adquisición de nuevos adipocitos
ocurre a lo largo de toda la vida y aún más evidencias indican que
prácticamente este es un proceso irreversible, ya que los adipocitos
tienen su origen en células precursoras, los preadipocitos. A la vez
se ha evidenciado que en la obesidad severa, existen los fenómenos
de hiperplasia e hipertrofia combinados.
Un número considerable de publicaciones demuestra que estos
preadipocitos experimentan, con pocas "hormonas adipogénicas"
como IGF1, insulina y glucocorticoides, una estimulación suficiente
para formar adipocitos a partir de las células precursoras.
No nos referiremos a los factores bioquímicos y endocrinos de los
cuales depende, lógicamente, el éxito de un programa para la
modificación del tejido adiposo, dado que la liberación de ácidos
grasos de este tejido, la lipólisis, tiene una dependencia multifactorial
que está caracterizada por el catabolismo de los triglicéridos,
fenómeno está regulado por las catecolaminas y la lipasa hormono-
sensible y su consecuente vuelco al plasma sanguíneo, iniciando así
el trayecto hacia el organelo mitocondrial donde son finalmente
metabolizados y convertidos en energía.
En este aspecto juega un rol importante la población de receptores
adrenérgicos del tejido adiposo, los mismos pueden distribuirse de
manera diferente en diversos sectores de éste tejido, ello hace que
algunas regiones sean más sensibles que otras en la modificación del
contenido graso, fenómeno que hoy en día puede ser cuantificado de
forma directa por el método de microdiálisis.
Dentro de esta perspectiva, tanto la cantidad y calidad de los lípidos
ingeridos, como la cantidad de proteínas ingeridas, deberían ser
tomadas en cuenta durante el período sensible de la hiperplasia del
tejido adiposo. ¡ La obesidad juvenil no es más, que el reflejo de
la respuesta normal de nuestros genes a un medio ambiente
inadecuado y no una respuesta anormal a un medio ambiente
adecuado!
Los niveles circulantes de insulina, leptina y de ácidos grasos
parecen ser un triángulo importante a considerar en la génesis y
tratamiento de la obesidad en los jóvenes.
La insulinemia se encuentra elevada en los sujetos jóvenes obesos, y
es proporcional, pero con grandes diferencias interindividuales, a la
masa grasa. También son hipercortisolinémicos, pero sin embargo
poseen concentraciones plasmáticas elevadas de IGF1, siendo la
concentración de la hormona de crecimiento más baja que en
jóvenes normopeso. A la vez, se ha demostrado la inhibición de la
actividad biológica de estos factores de crecimiento provocados por la
presencia elevada de ciertas adipocitokinas.
La leptina, hormona producida por los adipócitos, está elevada y en
proporción a la cantidad de sobrepeso que poseen los jóvenes
obesos, sin embargo no hay cambios en la mejoría o control de la
hiperfagia.
Analizando publicaciones que solo abarcan métodos fisiológicos en
vivo (clamp hiperinsulinémico, trazadores isotópicos no radioactivos y
perfusión hormonal) es posible detectar una insulino-resistencia, la
misma parece ser una consecuencia más que una causa de la
obesidad juvenil. Este fenómeno se encuentra descrito claramente, lo
mismo que la marcada resistencia a la lipólisis ante los efectos
estimulantes de catecolaminas. (¿O marcado efecto antilipolítico?).
Finalmente, el problema de la efectividad de un programa, que como
dijimos anteriormente, radica en la dosificación más rigurosa del plan
de ejercicios, sumado a las diferencias interindividuales y a la
dependencia multifactorial del metabolismo de los lípidos, hace muy
evidente la realización mayores estudios.
Ante este panorama analizado desde varios puntos de vista y
orientado hacia el método o medio que aún queda por perfeccionar,
el ejercicio físico, todavía los investigadores no han logrado
consenso sobre lo que se debería hacer, para frenar esta epidemia
que lamentablemente sigue en aumento.

Recomendaciones.
Siendo este un problema de salud en el que los médicos
indudablemente poseen la posibilidad legal de intervenir, los informes
sugieren:

 Desarrollar más aún la formación inicial de los estudiantes


de medicina y la formación continua de los médicos en el
conocimiento científico de la obesidad, para poder
desarrollar una adecuada práctica clínica.

 Reconocer y valorizar aún más el acto médico en lo que se


refiere a la obesidad y esto se logrará, en la medida de lo
que ellos inviertan en educación familiar e interacción
profesional. Ello implicaría conformación de verdaderos
grupos interdisciplinarios y no solo multidisciplinarios.

 Incorporar en su rutina de trabajo el equipo: médico-


educador físico - nutricionista y enfermera en el medio
escolar.
No cabe duda que este análisis esta orientado a los aspectos
biológicos de la obesidad infantil, pero que no desconoce los aspectos
psico-sociales que pueden gatillar de manera más efectiva la
obesidad o la baja de peso, por tal motivo los informes de expertos
recalcan:
 Luchar contra la estigmatización de los niños obesos, que
en forma directa o indirecta son discriminados.

También el hecho de poder implantar una metodología sistemática de


control de la obesidad en el medio escolar, ha sido otra iniciativa
impulsada para poner en práctica. Las recomendaciones para llevar a
cabo dicha metodología son:
 Incorporar dentro de las identificaciones de los escolares el
carnet de control de salud, las variables relacionadas con el
desarrollo y crecimiento, tales como: talla, peso, IMC y nivel
de condición física. Las mismas deberían, por lo menos, ser
determinadas anualmente.

 Identificar a los niños con riesgo de desarrollar obesidad y


otorgarles la posibilidad de conformar grupos con
actividades especiales.

 Alertar a los niños con sobrepeso y a sus familiares que


deben considerar la posibilidad de hacer un control más
preciso de la salud de sus hijos, además del control que el
medio escolar les pueda ofrecer.

 Derivar a los niños obesos al control médico y que éste a su


vez, según las características individuales del niño obeso,
pueda derivar a los especialistas de las áreas en las que él
visualice la posibilidad de éxito en el logro del objetivo

En términos de prevención también existen políticas claras a seguir,


pero más difíciles de poner en práctica, sobre todo en las sociedades
con características de subdesarrollo:
 La educación sobre hábitos de alimentación y ejercicio
sistemático debe ser tarea constante.

 Promover la actividad física a nivel escolar con mayor


énfasis, responsabilidad, fundamentos y metodologías
eficientes.

 Reglamentar la composición de los alimentos en términos


saludables y basados en conocimientos válidos.

 Profundizar más en el mensaje del etiquetado de alimentos


y paralelamente ejercer un control sobre los mensajes
publicitarios de éstos.

Las recomendaciones no irán más allá y no podrán aumentar o


experimentar algún grado de efectividad, si no se elaboran
paralelamente protocolos de investigación científica, los cuales
deberían estar basados en:
 Desarrollo de protocolos de investigación que contengan
más elementos con relación a los comportamientos y
conductas alimentarias de los niños.

 El estudio más profundo sobre el comportamiento del tejido


adiposo ante diversos estímulos en relación con los hábitos
adquiridos por la población o grupos importantes de
sujetos.

 Buscar más y nuevos predictores de obesidad, ya sea con


relación a cambios en la composición corporal, como
acciones del control neuro endocrino.

 Investigar en forma más rigurosa los diversos modelos de


ejercicio puestos en práctica y al mismo tiempo medir su
efecto, identificando y entendiendo los fenómenos de causa
y efecto.

 Estudios longitudinales sobre los efectos del ejercicio en la


edad adulta, cuando estos son practicados a partir de
edades tempranas.

 Identificar los factores de riesgo del desarrollo de la


obesidad.

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