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aumentar nuestra Fe
http://forosdelavirgen.org/59309/carisma-de-fe/
Sin duda, hay momentos en que Nuestro Señor se deja sentir sensiblemente.
Sin embargo, no es la gracia, precisamente, lo que se siente: a menudo, algo
más que lo acompaña.
Ejemplo: vamos a confesarnos con un sacerdote parco, que simplemente
escucha nuestros pecados, da una penitencia (si la da) y nos absuelve, y no
sentimos nada. Vamos a otro sacerdote, que nos entiende y dialoga con
nosotros, que nos ayuda en nuestra búsqueda, que nos da consejos útiles, y
sentimos una paz refrescante que, al levantarnos, parece que somos otra
persona.
¿Fue la gracia del sacramento lo que sentimos? No, fue la experiencia
provechosa que tuvimos con el segundo sacerdote.
Creencias de la fe
+ La profesión de fe comienza con la afirmación “CREO EN DIOS”: es la
fuente de todas las demás verdades sobre el hombre y el mundo
+ Creer en Dios significa adherirse a Dios mismo, confiando plenamente
en Él y dando pleno asentimiento a todas las verdades reveladas por Él
+ Significa creer en UN SOLO DIOS y en TRES PERSONAS: PADRE, HIJO Y
ESPÍRITU SANTO
+ Es la certeza de lo que no se ve y de que lo visible proviene de lo que no
se ve
+ No basta la razón para abrazar la verdad revelada, es necesaria la fe
+ Para que el acto de fe vaya conforme a la razón, Dios ha querido darnos
motivos de credibilidad, que muestran que el asentimiento de la fe NO
es un movimiento ciego del espíritu
Los motivos de credibilidad son SEÑALES CIERTAS de que la Revelación es
Palabra de Dios:
▪ La Gloriosa Resurrección de Cristo: signo definitivo de Su
Divinidad y prueba de la Verdad de Sus Palabras
▪ Los milagros de Cristo y de los santos (Mc 16:20, Act 2:4)
(CIC1 156)
▪ El cumplimiento de las profecías (CIC 156), hechas sobre
Cristo o por Cristo mismo / Ej: las profecías acerca de la
Pasión y sobre la destrucción de Jerusalén
▪ La excelencia y elevación de la doctrina cristiana
▪ La propagación y la santidad de la Iglesia, su fecundidad y
su estabilidad: son signos ciertos de la Revelación,
adaptados a la inteligencia de todos (CI 156)
La promesa de Dios
+ La fe se da cuanto mantenemos la seguridad en la promesa de Dios, no
por la esperanza de que Dios haga lo que pedimos, sino porque tenemos
CONVICCIÓN de que Dios nos hizo la promesa
+ Es esperar a recibir lo que Jesús me prometió
+ Es lo que tengo en mi corazón antes de que llegue la promesa
+ Es una certeza que supera la lógica
+ Es una total seguridad de que Dios actuará a través de una palabra o de
una acción
+ Es confianza en Dios, en Su Palabra, en Sus promesas, en Su providencia,
en el carácter moral de Sus avisos y Mandamientos, hasta tocar la
misericordia y la santidad
+ Creer que Dios está presente en mi vida, en todo momento, es tener fe
+ Creer que Dios quiere hacer cosas buenas para mí, que Dios puede
hacerlo y que Dios ya lo ha hecho, lo hace y lo hará, es tener fe
1
Catecismo de la Iglesia Católica
“Sin fe es imposible agradarle,
pues el que se acerca a Dios
ha de creer que existe
y que recompensa a los que Le buscan”
(Hebreos 11)
+ Jesús nos dice: “Tenéis que buscar la recompensa divina”
+ Cuando Dios ve el compromiso radical en mi fe y ve mi dedicación total,
entonces Él me proveerá del “carnero”, de la bendición y de una vida
plena
Cómo se vive la fe
+ Si le preguntásemos a Abel qué es la fe, nos diría: “Es una ofrenda a Dios”
= así, podemos medir nuestra fe en términos de… cuanto más ofreces,
más recibes
+ Si le preguntásemos a Noé qué es la fe, nos diría: “Es la obra, trabajar
por Dios” = así, significaría edificar una barca arriba, en las montañas, en
un lugar imposible
+ Si le preguntásemos a Abraham qué es la fe, nos diría: “Es salir a lo
desconocido, en una noche oscura, permitiendo que Dios me lleve más
allá de mi comprensión y de mi conocimiento”
Crecimiento de la fe
+ La fe general crece de la semilla original de la fe salvadora que Dios ha
plantado en nuestros corazones (Romanos 12:3)
+ El grado de la fe general varía con la etapa del desarrollo del creyente:
“poca fe”, “mucha fe”, etc (Mateo 14:29-31; Lucas 7:2-9)
+ Crece como resultado del ayuno y la oración (Mateo 17:17-21) y por
escuchar Su Palabra (Romanos 10:17)
+ Nace y crece por la predicación; y la predicación se realiza en virtud de
la Palabra de Cristo
+ La fe crece con pedirla: “los Apóstoles dijeron al Señor: auméntanos la
fe”; los testimonios refuerzan la fe
+ El Espíritu Santo produce fe (1 Corintios 12,9): “el Espíritu Santo… da a
otro la fe…”
+ Los sacramentos son una fuente inagotable de la acción del Espíritu
Santo, en los que Jesús se hace presente
+ Estar unido a una comunidad orante, ayuda a crecer en la fe
Expectación y duda
Hay una diferencia clara entre expectación y fe:
+ Cuando quiero hacer algo y desde mi convicción digo: “el Señor me lo
dará”, es expectación
+ Cuando oras y llegas a la convicción de que Dios te escucha, y que te
dará lo que te conviene (no necesariamente lo que estás pidiendo), es fe
¿Cómo diferenciar y llegar a la convicción de lo que es de Dios y lo que no es?
+ En el silencio interior
+ En la oración desde el corazón
+ En los signos exterior coincidentes
+ En abandonarme a los hechos y a las oportunidades que
“misteriosamente” se generan para mí [interiormente sentiré que
algunas de las cosas que me suceden, no otras, son LA VOLUNTAD DE
DIOS]
+ Al identificarlas, sabré cuál es el camino que Él quiere para mí
Si yo le entrego mi vida a Dios de una forma absoluta, totalmente, como debe
ser al denominarme cristiana, todo lo que me sucede ES VOLUNTAD DE DIOS
+ Todo lo que viene de Dios es COHERENTE CON EL MENSAJE DE CRISTO
Y CON LAS ESCRITURAS
+ Todo lo que viene de Dios IRRADIA AMOR Y CARIDAD
+ Todo lo que viene de Dios AUMENTA MI FE
La gran dificultad de la fe:
+ La duda o inseguridad
+ Cuando se le pregunta a Dios: “Señor, ¿cómo hago?”
+ No hay nada perverso en dudar: cuando Gabriel se acercó a María, le
dijo: “concebirás un hijo, el Hijo de Dios”, y la Virgen María preguntó:
“Pero, ¿cómo ha de ser eso si no conozco varón?”.
+ No es malo dudar, la cuestión es QUÉ HAGO CON LA DUDA
+ La duda y la inseguridad son reacciones humanas: el problema viene
cuando la duda se convierte en incredulidad
Tipos de fe cristiana:
fe teologal y fruto de fe
Se distinguen 3 tipos de fe cristiana:
i. La fe que salva
ii. La fe como fruto
iii. El carisma de fe
La fe que salva
Es la fe teologal.
Sucede primero en el tiempo de conversión de la persona.
No podemos tener fruto ni carisma de fe sin tener la fe de salvación.
Se puede ver, incluso, como una gradación entre ellas: en la medida que la fe
teologal y el fruto se hacen más robustos y firmes, se está más disponible para
lograr una fe carismática -que puede mover montañas y hacer caminar sobre
el agua-.
La fe que salva o fe teologal es la fe por la que se aceptan las verdades
reveladas por Dios y que son definidas por la Santa Madre Iglesia. Por la que se
cree en los dogmas. La que exige que el espíritu atienda y la voluntad se adhiera
a ellas. Esta fe es útil al alma.
Desde el bautismo recibimos la fe que salva o teologal, como regalo de Dios,
aunque inicialmente no nos demos cuenta.
La fe que salva o teologal se manifiesta en un corazón que cree que Dios
levantó a Jesucristo de entre los muertos para nuestra justificación y salvación.
Y éste, inmediatamente, se convierte en un corazón dispuesto a confesar -fiel
y constantemente- a Cristo como SEÑOR Y SALVADOR PERSONAL: Efesios 2:8;
Juan 1:12; Romanos 10:9-10 y 5:1; Gálatas 3:6; Filipenses 3:9; Romanos 4:25,
10:9, 10).
Es confianza personal en Nuestro Señor Jesucristo, que cree en el Mensaje de
Jesús: “El que escucha mi Palabra y cree en Aquel que me ha enviado, tiene
vida eterna y no incurre en condenación”.
Es la fe que viene al hombre que no conoce al Señor y a través de la Palabra es
salvo.
Cuando se predica la Palabra, el Espíritu Santo obra y el incrédulo cree en
Jesucristo como su Salvador.
Es la fe que causa que una persona se vuelva cristiana y nos hace parte de la
familia de Dios.
La fe salvadora proviene de la gracia de Dios (Efesios 2:8-9).
Se puede decir que la virtud teologal es “nuestra fe”, que nos ha sido dada
permanentemente, en comparación con el Don Carismático que es “la fe de
Dios”. Y que fluye por medio nuestro, en un momento dado, cuando Dios
quiere actuar para realizar hazañas especiales y maravillosas (Mt 18:19; 1 Co
13:2, He 11:33-40).
La fe como fruto
Como fruto del Espíritu Santo.
Es una lealtad producida por el mismo Espíritu Santo.
Cultivada por el creyente.
Genera fidelidad y constancia.
Lleva al hombre a experimentar la viva presencia de Dios en su vida,
independientemente de las circunstancias del momento.
Le ayuda a vivir de acuerdo con su creencia.
Le lleva a experimentar una vida abandonada completamente a la providencia
de Dios.
Este tipo de fe aumenta, crece y madura, en la medida que confiamos en Él
cada día de nuestra vida (1 Ts 3:10).
La fe como fruto del Espíritu es una demostración de fidelidad a Dios y a Su
Palabra, junto con una actitud de completa obediencia y sumisión entera a Su
Voluntad.
Es la fe servidora: que nos permite seguir a Dios y hacer lo que Él nos pide.
Nos permite vencer los obstáculos en el camino de la vida, ¡todos!
Como resultado: obtenemos la promesa de que todo lo que pidamos al Padre
en el nombre de Jesús, nos lo dará, siempre y cuando esté en Su Voluntad (jn
14:12-14).
El carisma de fe
Don de fe.
Considerado dentro de los Carismas de Poder.
Por medio de ellos, el Espíritu Santo manifiesta el poder Divino (Hch 2:22).
A veces, se refieren a él como “fe especial”, que indica alternativamente:
▪ Que es una fe otorgada por el Espíritu Santo, para
satisfacer una necesidad en circunstancias especiales
▪ Que es una fe superior a la fe general
▪ Que no necesariamente reside permanentemente en el
creyente
A veces, se le menciona como “palabra de fe”, haciendo referencia a que actuó
por una palabra que se profirió.
La fe como Don es la base de todos los carismas: una forma para medir
cualquier carisma y para regular su ejercicio.
Por eso, a medida que crece nuestra fe carismática, crecemos en otros
carismas.
Con frecuencia, hay superposición en el uso de los Dones de Poder. Ej: en la
resurrección de Lázaro, además del Don de Fe que Jesús puso en práctica,
también actuaron los de Sanidad y de Milagros, pues no sólo fue resucitado
sino curado (había estado enfermo antes de morir) y volvió sano a la vida.
Este don es espontáneo e inmediato en su manifestación, aunque los
resultados no siempre son inmediatos, pero sí seguros.
La impresión de que el Don de Fe funciona pasivamente, se debe a que a
menudo opera en cooperación con dones más dramáticos: la Operación de
Milagros, los Dones de Sanidades, etc). Y muchas veces se manifiesta en
secreto; sin embargo, requiere del involucramiento activo del creyente, para
discernir, orar, conocer los riesgos, aceptar lo que el Señor le pide y aplicar.
¿Qué cosas hace?
Es una operación sobrenatural, que sostiene la confianza íntima en Dios, en
situaciones imposibles en cuanto a lo natural (Lucas 17:6), de que el poder de
Dios va a intervenir, y de que Dios quiere y puede usarnos para obrar
maravillas.
No opera en el plano de lo posible; por tanto, comienza donde el poder del
hombre termina.
El don de fe es la confianza ferviente en Dios, que da valor para emprender y
vencer en cosas que exceden las fuerzas humanas, aún en circunstancias
cuando todo parece estar en contra de uno.
Es la fe que describió Jesús en Mateo 17:20, “fe como un grano de mostaza”.
Una fe que puede mover las montañas de dificultad, que puede hacer/recibir
milagros, creer lo imposible y provocar fe en otros (Hechos 28:3-5, Marcos
16:18, Juan 14:12).
Es la confianza de haber percibido la voluntad de Dios, que lo capacita a uno
para actuar como si el hecho ya hubiese ocurrido (1 Reyes 18:30-46; Hebreos
11), expulsar demonios (Mateo 17:19-20) y hacer cara a los más crueles
martirios sin titubear.
Es una súbita oleada de fe para creer confiadamente que, lo que hagamos o
hablemos en nombre de Jesús, SUCEDERÁ. Que el Señor hará lo que nos ha
mostrado que hará, confiar en ello y hacer las cosas que le permitan a Él
realizar lo que quiere hacer.
Es la fe que “espera” y que nos alienta a “creer sin ver”, que Dios hará lo que
promete que va a hacer, y que nos permite actuar como vehículos suyos para
hacer cosas asombrosas.
A quiénes se da esta fe
El don de fe es una habilidad especial que Dios da a ciertos miembros del
Cuerpo de Cristo, para discernir con extraordinaria confidencia la voluntad y el
propósito sobre el futuro de Su obra.
Es una de las capacidades mayores que c/u de nosotros debería “procurar” (1
Corintios 12:30) y pedir. Recordar: Él dijo que, los que tengan fe harán las obras
que Él hizo y aún mayores (Juan 14,12). Esta fe marca la diferencia entre un
carismático y un mentalista: el primero, desarrolla su docilidad para hacer lo
que Dios quiere; el segundo, desarrolla sus propios “poderes”, con el gran
peligro de excitar su ego y creerse invulnerable o capaz de manipular a los
otros.
Sin una fe carismática fuerte, las cosas que realicemos, aunque sean
extraordinarias a la vista de los hombres, serán fenómenos psicológicos o ritos
mágicos.
Solamente cuando nos sentimos llevados por el Señor, tenemos derecho a
actuar en Su Nombre (2 Corintios 2,3).
La gente con el don de fe, está interesada más bien en el futuro que en lo ya
acontecido. Son pensadores positivos, centrados en objetivos, que soportan
los sufrimientos en paz y asumen las adversidades como la prueba de que Dios
está con ellos. Siempre desean proyectarse y permanecen inmutables ante el
ridículo, la crítica, el éxito y el fracaso. Tienen grandísimas reservas de valor.
Los llaman visionarios, soñadores o promotores, y ven donde Dios quiere que
ellos vayan, aunque no tengan idea de cómo llegarán.
Quien está dotado de este carisma, sabe muy bien, en un momento
determinado, que una situación sin esperanza no lo es, en absoluto. Y que Dios
intervendrá, que todo será cambiado por Él, para honra y gloria de Su Nombre.
Persona e Iglesia
Es un carisma para protección y provisión personal, y de mucha bendición
para la Iglesia. Hombres con el Don de Fe son las chispas necesarias para avivar
el fuego en la Iglesia de Jesucristo, especialmente en esta época de crisis en la
Iglesia.
El Espíritu Santo usó un testimonio, un canto, una oración, un mensaje, para
impartir esta Fe. A medida que aumenta el Carisma de la Fe, se multiplican
también las manifestaciones del poder y del amor del Señor, en beneficio de la
Iglesia y del mundo.
RESPONDE
¿Te sientes positivo(a) y optimista, aun cuando hay circunstancias
negativas? SÍ
¿Es fácil para ti confiar en las promesas de Dios? SÍ
¿Puedes animar a otros para estar más confiados en el Señor? SÍ
¿Te gusta tomar riesgos en el Señor y ver como Él te respalda? SÍ
¿Sientes una confianza plena cuando oras? SÍ
¿Te gusta orar específicamente, y lo haces? SÍ
Para poder usar nuestra fe, debemos tener una clara visión de nuestros
objetivos, poseer un deseo ardiente por ellos (Proverbios 10:24-b), esperar
delante del Señor todo el tiempo que sea necesario, actuar con seguridad y dar
muestras de nuestra fe con nuestro estilo de vida y manera de ser.
Pasajes Bíblicos
del Don de Fe
[Patriarcas, Profetas y Apóstoles]
MENCIONES DE CARISMA DE FE
CONCEPTUALES
La Fe como Carisma es la que posee María en el momento
de la Anunciación y que fue loada por Isabel.
Es la que mantiene firme a la Cananea, a pesar de las
aparentes negativas que recibe.
Es la de Pedro cuando camina sobre las Aguas en busca
de Jesús.
Es la de Marta y María que llaman a Jesús cuando está
enfermo su hermano Lázaro.
Es la de Pedro cuando sana al paralítico: “En nombre de
Jesús, anda”. Aquí Pedro no se limita a creer que Jesús
puede curar, sino que lo va a hacer inmediatamente.
Es la Fe de Abraham, “nuestro Padre en la Fe”.
Es la de quienes como Pedro dicen: “en tu nombre echaré
las redes”, y las sacan llenas de peces.