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¿Cuál método de depreciación es el más utilizado por las empresas?

La mayoría de las empresas utilizan el método de depreciación lineal para computar la


depreciación para fines del informe financiero. Existen otros métodos de depreciación, que se
utilizan principalmente para fines de impuestos.

Factores para calcular la Depreciación

Como se mencionó anteriormente existen factores que se deben tener en consideración al


estimar los importes causados por la depreciación a continuación se da una breve idea de que
es cada uno de ellos:

Valor inicial: Es la base para el cálculo, generalmente lo constituye el costo de adquisición del
bien o activo, incluyendo los gastos ocasionados por transporte, instalación, montaje y
similares.

Vida útil estimada: Para realizar la estimación de la vida útil de un activo, deben tenerse en
consideración las reparaciones a las que pudiera ser sometido y la
obsolescencia.

Dicha vida útil estimada puede medirse en: años y meses, en periodos
operativos u horas de trabajo, en unidades por producir o en kilómetros por
recorrer.

El valor de recupero: Se conoce con diferentes nombres los más usados son:
valor del desecho, valor residual, valor de salvamento y valor de rescate.
Representa el valor que se tiene estimado que puede obtenerse al vender un
activo que se encuentre ya fuera de servicio, es decir, es el valor que se estima
va a tener un bien al estar completamente depreciado.

Causas de la depreciación
Es normal que la depreciación se origine por:

El desgaste:
Es el posible deterioro en la vida útil de un bien generado por el uso. Por
ejemplo: un vehículo pierde valor ya que con su uso se van deteriorando las
partes, aumenta el kilometraje y se va deteriorando o perdiendo vida útil.

La obsolescencia:
Causado por del tiempo y el surgimiento de nuevos modelos más modernos y
de funcionamiento más eficiente. Por ejemplo: una computadora pierde valor
ya que con el tiempo surgen equipos más veloces, con mayor capacidad y
además más modernas.
La devaluación:
Depende de la economía del país, la depreciación asociada a la devaluación,
esta vincula a la disminución del valor nominal de una moneda nacional frente
a una divisa extranjera. Por ejemplo: En un país con una alta devaluación de la
moneda los equipos importados adquieren mayor valor local, pero se deprecia
por la capacidad de reposición del mismo.

Tipos de depreciación
Los métodos para calcular, la depreciación más usados e importantes son:

Método lineal
Este método es uno de los más utilizado en las empresas por su sencillez y
facilidad de cálculo, consiste en una amortización constante como derivación
del valor del bien o activo dividido por la vida útil del mismo.

Esta se supone debido al desgaste invariable que sufre el bien o activo con el
paso del tiempo, aunque esto no siempre se ajusta a la realidad, hay activos
que a medida que se desgasta, el nivel o velocidad de desgaste se incrementa.

Método de suma o depreciación acelerada


Este método de depreciación que consiste en pagar una mayor cuota de
amortización del activo durante el primer año de vida útil. El mismo permite
hacer mayores deducciones de impuestos durante los primeros años de
utilidad que corresponden a los años de mayor utilidad del activo, de esta
manera se minimiza la carga impositiva por medido de la disminución del
ingreso gravable.

Método de reducción
Es un método de depreciación acelerada donde se contabiliza un valor de
salvamento y se compara con el valor del activo. Este método busca que la
depreciación en los primeros años sea mayor que en los últimos años, por lo
que el saldo a depreciar disminuye con el valor depreciado cada año.

Método de producción
Es un método que va en función a la productividad. Consiste en distribuir el
costo del activo en fracciones desiguales durante sus años de vida útil
estimados, aplicando una depreciación en función de cualquiera de los
siguientes aspectos de acuerdo a la fórmula aplicada: el número total de
unidades que se usarán, número de unidades que puede producir el activo, el
número de horas de trabajo del activo, o el recorrido en kilómetros.

Método decreciente
Este método se basa en la distribución ordenada del desgaste, realizada en
cuotas más altas para los primeros años, para que luego las cuotas sean
inferiores, partiendo de la razón de que el activo a depreciar será más eficiente
en los primeros años.

Es importante conocer la relevancia de los activos de una empresa, la planta, el


equipo, el transporte, las edificaciones son los activos tangibles que posee la
misma para su uso en la producción y suministro de bienes o servicios, para
uso de la administración o para arrendarlos a terceros y se espera que pueden
usarse por más de un periodo.

Por lo que se debe contemplar su adquisición, el uso que reciben y el retiro de


servicio de estos, para que el manejo contable sea exacto y la depreciación no
afecte a la empresa, ni la producción y la misma obtenga la rentabilidad
deseada.

PORCENTAJES

La depreciación de los activos fijos se realizará de acuerdo a la naturaleza de los bienes, a


la duración de su vida útil y la técnica contable.

Para que este gasto sea deducible, no podrá superar los siguientes
porcentajes:

 Inmuebles (excepto terrenos), naves, aeronaves, barcazas y similares


5% anual.

 Instalaciones, maquinarias, equipos y muebles 10% anual.

 Vehículos, equipos de transporte y equipo caminero móvil 20% anual.

 Equipos de cómputo y software 33% anual.

En caso de que los porcentajes establecidos como máximos sean superiores a


los calculados de acuerdo a la naturaleza de los bienes, a la duración de su
vida útil o la técnica contable, se aplicarán estos últimos.
Cuando el contribuyente haya adquirido repuestos destinados exclusivamente
al mantenimiento de un activo fijo, podrá a su criterio, cargar directamente al
gasto el valor de cada repuesto utilizado o depreciar todos los repuestos
adquiridos, al margen de su utilización efectiva, en función a la vida útil restante
del activo fijo para el cual están destinados, pero nunca en menos de cinco
años. Si el contribuyente vendiere tales repuestos, se registrará como ingreso
gravable el valor de la venta y, como costo, el valor que faltare por depreciar.
Una vez adoptado un sistema, el contribuyente solo podrá cambiarlo con la
autorización previa del respectivo Director Regional del Servicio de Rentas
Internas

La importancia de
diferenciar entre liquidez,
solvencia y rentabilidad
La gestión de la liquidez en una empresa es un aspecto muy importante en
la optimización del circulante administrado por el director financiero. Sin
embargo, no es suficiente con una buena gestión de la liquidez en una empresa
en el corto plazo, el director financiero debe mantener el pulso y alcanzar la
solvencia a largo plazo. Liquidez y solvencia tienen cada una importancia
intrínseca y se deben gestionar con eficiencia, pues ambas son muy
importantes.
Que es la liquidez en una empresa
Se entiende por liquidez la cualidad que tienen los activos de convertirse
en dinero. El dinero en efectivo, en caja o en las cuentas corrientes bancarias,
son los activos más líquidos. Después, en un segundo grado de liquidez, están
los créditos concedidos a los clientes por la venta de productos o la prestación
de servicios, llamado “realizable” y en un tercer nivel de liquidez, dentro de
los activos circulantes o corrientes, se encuentran las existencias de
productos o materias primas. Por otra parte, como activos que no aportan
dinero de forma inmediata, están los activos fijos de la empresa.
La gestión eficiente del efectivo o tesorería se refiere, en primer término,
a la gestión del pago de las facturas de proveedores y otras cuentas a pagar,
de salarios, otros gastos y de los dividendos. En segundo término, se refiere a
gestionar el nivel óptimo de saldos en caja o bancos, previendo cierta
cantidad para hacer frente a eventualidades inesperadas. Lógicamente
cuanto más control se tenga sobre la gestión de la tesorería y las previsiones
de cash flow, menos cantidad de efectivo se necesitará mantener por
precaución.
Si bien, no todos los recursos para cubrir gastos y mantener cantidades de
precaución tienen que permanecer como dinero en efectivo; las empresas
suelen invertir en activos realizables a corto plazo: acciones, bonos, letras
del tesoro, etc., con el fin de obtener una rentabilidad.
El director financiero debe garantizar que la empresa disponga de efectivo
suficiente para pagar el pasivo circulante y al mismo tiempo debe evitar que
haya saldos excesivos de tesorería.
Qué es la solvencia
La solvencia es la capacidad de la empresa para hacer frente a sus pagos y
deudas financieras, es decir, cuando puede pagar sus deudas con la garantía de
sus inversiones (activos). Sin embargo, hay que distinguir entre la solvencia a
corto plazo y la solvencia a largo plazo.
En efecto, si una empresa posee activos con un alto grado de liquidez, tendrá
solvencia a corto plazo. Esta solvencia a corto plazo está ligada a la
tenencia de efectivo y a la liquidez de los activos y se refiere a
la seguridad de poder de atender sus compromisos de pago a corto
plazo.
Sin embargo, una elevada tesorería actual no garantiza que la empresa cuente
con suficiente tesorería en un futuro -a más de un año- y tenga solvencia a
largo plazo. Es lo que comúnmente se entiende por solvencia y no exige la
disponibilidad inmediata de efectivo sino disponer de activos capaces de
generar dinero para hacer frente a las deudas futuras. La solvencia a largo
plazo está ligada a la tenencia de recursos y a la garantía que tiene la
empresa (activo fijo) de poder atender sus compromisos de pago a largo
plazo.
1. Por ello, una elevada liquidez no asegura a la empresa la
solvencia, ya que puede tener mucho dinero en efectivo para cubrir los
pagos necesarios a corto plazo, pero no contar con recursos suficientes
para atender sus deudas futuras con proveedores y bancos a largo
plazo
2. Por otra parte, la escasa liquidez no tiene por qué indicar falta de
solvencia, ya que la empresa puede tener activos fijos de alto valor
como garantía ante acreedores o entidades financieras, etc. y llegar a
cubrir razonablemente sus obligaciones de pago
La relación entre la solvencia y la rentabilidad
Mientras que en la gestión de la solvencia a corto plazo, la clave está en
la capacidad de generar tesorería, en la gestión de la solvencia a largo
plazo la clave está en la capacidad de generar beneficios.
Por eso, el análisis de la solvencia a largo plazo se refiere al análisis
económico y no tanto al financiero, ya que estudia el beneficio, es decir,
la rentabilidad.
En este punto, cabe hacer otra distinción dentro de la solvencia a largo plazo. Si
la empresa tiene la capacidad de generar los suficientes recursos financieros a
través de su actividad ordinaria o de explotación para atender todos sus
compromisos de pago, es una empresa con solvencia técnica.
Sin embargo, puede presentar insolvencia técnica porque no puede hacer
frente a todas sus deudas utilizando únicamente la tesorería que genera su
actividad. En este caso, podría llegar a cubrir sus deudas solicitando
financiación adicional (un préstamo, por ejemplo) o liquidando sus activos fijos;
es decir, podría llegar a tener solvencia efectiva. La empresa presentaría
insolvencia (técnica) respecto a los recursos que proceden de su explotación,
pero tendría solvencia (efectiva) respecto a los recursos financieros de la
empresa.
Una empresa con insolvencia técnica puede provocar efectos negativos
en el medio y largo plazo. Por ejemplo, en el caso de tener que recurrir a la
venta forzosa de un activo fijo con una gran pérdida de valor, ya
que disminuirá su capacidad productiva y por tanto la posibilidad de
obtener beneficio y generar más fondos, disminuyendo su rentabilidad.
O en el caso de tener que solicitar nuevos préstamos, puede endeudarse por
encima del nivel conveniente y aumentar el riesgo financiero (no poder atender
los pagos del principal e intereses).
Si a pesar de la venta de activos y/o obtención de préstamos, no consigue
atender todos los compromisos de pago a su vencimiento, la empresa
presentará insolvencia efectiva.

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