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Comentario Madre del Silencio

Esta hermosa canción, compuesta por el chileno Luis Hernán Muñoz, ha traspasado
fronteras con un mensaje de particular relevancia para nuestros tiempos: pedirle a la maestra
de oración, es decir, a la Virgen María, que nos enseñe a rezar.

El texto de la canción es un verdadero poema, dirigido con confianza a la Madre de Dios


pidiéndole que nos conduzca hacia su divino Hijo. Como en las mejores obras de arte cristiano
que retratan a la Virgen Madre, el centro de esta canción mariana es siempre Jesucristo. Si nos
fijamos con atención, el texto del coro es una súplica incesante a María a fin de que nos conceda
su silencio y su paz interior para escuchar la voz suave de Dios:

Virgen María,
Madre del Señor
Danos tu silencio y paz
para escuchar su voz;
danos tu silencio y paz
para escuchar su voz.

Ahora bien, ¿en qué consiste esa voz de Dios? Como nos explica la Carta a los Hebreos,
Dios nos ha hablado ha hablado de muchas maneras; pero en este último tiempo, nos ha dado
su Palabra definitiva: Jesucristo (Hb 1, 1-2). Sí, Jesús es la Palabra de Dios hecha carne, en quien
Dios nos lo ha dicho todo (Jn 1, 14). Con este canto nos dirigimos a María para que nos enseñe
a escuchar a Cristo Nuestro Señor, la voz de Dios. Efectivamente, la Virgen ha sabido
contemplarlo de un modo singularísimo y con una intimidad que supera toda capacidad de
comprensión, pues ella no sólo ha escuchado su palabra, sino que más aún, la ha acogido en sus
propias entrañas.

El arreglo de la canción ha pretendido ser un medio para que este mensaje llegue al oído
y al corazón con claridad. En la primera estrofa, la escasa presencia de instrumentos y la
sencillez de la guitarra subrayan el “suave atardecer”, “la vida sencilla”, el silencio y la pobreza.
La segunda estrofa trata de colocarnos en la quietud de la noche, quietud que carece de sonidos
exteriores, pero que exulta interiormente por la belleza de las estrellas. Esta estrofa retrata
perfectamente el silencio interior de María, en el que la voz de Dios se dejaba escuchar con toda
claridad. Para ilustrarlo, los movimientos del clarinete y el acordeón son graduales, delicados,
como desgranando con cuidado los tesoros del corazón. Deliberadamente hemos cambiado
algunos acordes para acentuar esta interpretación. El trino del clarinete sugiere la noche, con
la vida secreta de los animales y plantas que despiertan mientras nosotros descansamos, reflejo
de la presencia de Dios aún en la más cerrada oscuridad: “ni la misma tiniebla es tenebrosa para
ti, y la noche es luminosa como el día” (Sal 139, 12)

La tercera estrofa es un ruego profundo a María para que nos ayude a escuchar la voz
de Dios, que se expresa de modos tan diversos y misteriosos. Los instrumentos tratan de marcar
la riqueza de la multifacética naturaleza de la vida terrena: el trazo del acordeón marca la
presencia divina en todas las cosas, la aspereza del cello subraya el dolor del hermano, y la
dulzura del clarinete acompaña la sonrisa del niño. El contracanto masculino, que añade
novedad a la tercera exposición de la estrofa, hace patente la intención del poema de incluir a
los hermanos en la perspectiva del encuentro con Jesús.
Todos los estribillos son cantados por un coro, que representa una multitud de personas
que piden a María la gracia de recibir “su silencio y paz” para escuchar la voz de Dios. Es la
misma multitud que vive en un mundo lleno de ruidos y distracciones, un mundo que no
permite el silencio interior, un mundo verdaderamente alienante. Ya no nos resulta estar solos:
rápidamente acudimos al teléfono móvil y navegamos por un universo infinito de información,
tan amplio y tan atrayente que nos olvidamos de un universo aún más grande y verdadero: el
de la propia alma y el del insondable ser de Dios.

En medio de estas dificultades nunca antes vistas, y en el marco de una humanidad que
parece ir perdiendo la fe, volver a la oración no es una asignatura optativa. Cristiano que no
reza, cristiano que probablemente dejará de serlo. Y quién mejor que la propia Virgen María,
modelo de oración, que nos enseñe cómo escuchar la voz de su Hijo. Mirando su ejemplo
aprenderemos a hacer silencio, a llevar una vida más sencilla, a escuchar al Señor en los
atardeceres, en la noche y en las estrellas, en los hermanos que sufren, en los niños y en el
amigo.

Virgen María, ¡danos tu silencio y paz para escuchar Su voz!

NOTA ACERCA DE LA ACTUAL VERSION


Durante el trabajo de investigación nos encontramos con muchas versiones de la
canción, tanto de la melodía, como de la letra y la armonía. Sólo logramos hallar dos partituras,
pertenecientes a dos importantes compilaciones escritas de música religiosa chilena, las cuales
también diferían entre ellas en aspectos importantes. Debido a esto, nos vimos en la difícil labor
de tomar postura a la hora de escoger una versión para grabar.
En cuanto a la letra, hemos favorecido la letra más común; y en los detalles, hemos
escogido las opciones que nos parecían mejor logradas. En cuanto a la melodía, hemos optado
por conservar aquella que más se repitió. En los pasajes que tuvimos dudas, acudimos a las
coincidencias de las partituras. Solamente en dos versos hemos optado deliberadamente por
no seguir las partituras de las cuales dispusimos, privilegiando la interpretación popular. Se
trata de los versos “era su vida sencilla/en el pobre Nazareth”. Mientras que las partituras
apoyaban una melodía construida como un acorde de séptima mayor, la mayoría de las
versiones sugerían una melodía más sencilla, más natural a la voz, de menor ámbito, y por lo
tanto más fácil de seguir para la asamblea. Así, hemos intentado, por una parte, salvaguardar lo
más posible el original de las versiones impresas existentes; por otra, recoger el sentir del
pueblo fiel, que es a quien el tiempo y el uso extendido han concedido la real propiedad de este
canto. En relación a la armonía, nos hemos permitido algunas licencias, tales como el uso del
acorde “napolitano”, para imprimir mayor dinamismo a la versión que les ofrecemos. No
obstante, en la primera exposición de la canción, nos mantuvimos mayormente dentro de la
armonía sugerida en las partituras.
Con la intención de hacer transparente todo este proceso, hemos decidido poner a
disposición de nuestros usuarios las partituras que utilizamos como fuente para elaborar
nuestra versión. LINK

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