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Lección 3
Introducción:
Entre los escritos de los padres apostólicos que aún se conservan tenemos:
1
Cit. por Bernardo Sánchez García; Manual de Patrología; pg. 24.
2
Ibíd.
2
Una Exposición de los Oráculos del Señor, de la autoría de Papías, y del cual se
conservan sólo algunos fragmentos en los escritos de Eusebio.
Tan pronto pasamos de los escritos apostólicos del Nuevo Testamento a los
escritos de los padres apostólicos, vemos que la distancia entre unos y otros es
abismal, tanto en contenido, como en originalidad, claridad y profundidad. Esto
no debería sorprendernos si tomamos en cuenta la cesación del ministerio
apostólico y el cierre del canon de los escritos divinamente inspirados que
componen el Nuevo Testamento.
2. La muerte del último de los apóstoles no significó que todas las iglesias
locales poseían y reconocían todos los escritos inspirados que habrían de
formar parte del Nuevo Testamento. Estos libros habían sido dirigidos
originalmente a individuos o a grupos de creyentes diseminados en un
amplio territorio geográfico. Los viajes y las comunicaciones no eran tan
fáciles ni frecuentes como lo son en el día de hoy. A esto debemos añadir la
rápida expansión geográfica que experimentó la iglesia en sus primeros
años; por lo que no se podía esperar que todas las iglesias locales de Cristo
habrían de poseer inmediatamente todos los libros inspirados del Nuevo
Testamento.
3. Tampoco significó que las iglesias poseían un entendimiento cabal de esa
nueva revelación divina que ahora poseían y que reconocían como tal.
Debemos recordar que esa revelación no fue dada en forma de una teología
sistemática o de una confesión de fe, sino que consistía más bien en
narrativas, cartas y visiones. Consecuentemente, el entendimiento que tenían
las iglesias de los temas básicos de las verdades declaradas en el Nuevo
Testamento (y en realidad, de toda la Biblia) era muy elemental.
4. La cesación del ministerio apostólico tampoco significó el inicio de los
problemas o declive de la Iglesia. Las cartas de Pablo a los corintios,
juntamente con las cartas del Cristo resucitado a las siete iglesias de Asia
Menor en los capítulos 2 y 3 de Apocalipsis, así como numerosos pasajes del
Nuevo Testamento, nos hacen ver que la Iglesia apostólica no era una iglesia
ideal. Los apóstoles tuvieron que lidiar con una amplia variedad de
problemas en las iglesias que ellos mismos fundaron y que algunos de ellos
pastorearon.
Testimonio
inspirado de los
Apóstoles
1. Doctrinalmente:
3
Cit. por RS; pg. 67.
5
“Y se reveló por fe, sólo por la cual es dado el ver a Dios. Porque Dios, el Señor
y Creador del universo, que hizo todas las cosas y las puso en orden, demostró
no sólo que era propicio al hombre sino también paciente... Y habiendo
concebido un plan grande e inefable, lo comunicó sólo a su Hijo. Porque en
tanto que Él había mantenido y guardado este plan sabio como un misterio,
parecía descuidarnos y no tener interés en nosotros. Pero cuando Él lo reveló
por medio de su amado Hijo, y manifestó el propósito que había preparado
desde el principio, Él nos dio todos estos dones a la vez, participación en sus
beneficios y vista y entendimiento de misterios que ninguno de nosotros habría
podido esperar.
4
Alfonso Ropero; Lo Mejor de los Padres Apostólicos; pg. 26.
6
“Porque, ¿qué otra cosa aparte de su justicia podría cubrir nuestros pecados?
¿En quien era posible que nosotros, impíos y libertinos, fuéramos justificados,
salvo en el Hijo de Dios? ¡Oh dulce intercambio, oh creación inescrutable, oh
beneficios inesperados; que la iniquidad de muchos fuera escondida en un
Justo, y la justicia de uno justificara a muchos inicuos!”5
“Y así nosotros, habiendo sido llamados por su voluntad en Cristo Jesús, no nos
justificamos a nosotros mismos, o por medio de nuestra propia sabiduría o
entendimiento o piedad u obras que hayamos hecho en santidad de corazón,
sino por medio de la fe, por la cual el Dios todopoderoso justifica a todos los
hombres que han sido desde el principio; al cual sea la gloria para siempre
jamás. Amén”.6
2. Prácticamente:
5
Carta a Diogneto; 8 y 9; Lo Mejor de los Padres Apostólicos; pg. 297-299.
6
Primera Carta de Clemente a los Corintios; Ibíd.; pg. 132-133.
7
SW; pg. 61.
7
Noten que hablamos de un incipiente catolicismo. Con esto queremos decir que
encontramos en los escritos de los padres algunas de las características que
luego habrían de desarrollarse plenamente en el catolicismo, pero que en este
período solo encontramos en una forma preliminar. Entre estas características
podemos mencionar:
1. Sacramentalismo:
8
RS; Vol. 1; pg. 91.
9
SW; Vol. 1; pg. 62.
8
ellos no admiten, y no puede ser probado, que casi todas las doctrinas peculiares
del papado fueron inventadas durante ese período al que nos referimos, a pesar
de que las semillas de algunas de ellas fueron sembradas, y ampliamente
desarrolladas durante el cuarto, el quinto, y los siglos subsiguientes”.10
Berkhof dice al respecto: “Los sacramentos son entendidos como los medios
por los cuales las bendiciones de la salvación son comunicados al hombre.
Enseñaron que el bautismo engendra nueva vida y asegura el perdón de todos
los pecados o solamente de los pecados pasados (Hermas y II Clemente); y la
Cena del Señor es el medio que comunica al hombre una bendita inmortalidad o
vida eterna”.13
2. Penitencia y satisfacción:
“‘Escucha’, me dijo: ‘todos cuantos han sufrido por amor al Nombre son
gloriosos a la vista de Dios, y los pecados de ellos fueron quitados porque
sufrieron por el nombre del Hijo de Dios… Pero, el que sufre por amor al
Nombre debería glorificar a Dios, porque Dios te considera digno de que lleves
este nombre, y que todos tus pecados sean sanados... porque vuestros pecados
os hunden, y si no hubierais sufrido por el Nombre del Señor habríais muerto
para Dios por razón de vuestros pecados’”.14
“No seas hallado extendiendo las manos para recibir, pero retrayendo las para
dar. Si hay algo en tus manos, ofrécelo como rescate por tus pecados”.15
10
WC; Vol. 1; pg. 202.
11
Ignacio; Carta a los Esmirnenses, 7; Lo Mejor de los Padres Apostólicos; pg. 215.
12
Visión 3, capítulo 3; Lo Mejor de los Padres Apostólicos; pg. 343.
13
LBH; pg. 52-53.
14
Ibíd.; Similitudes 9, capítulo 28; pg. 431.
15
Didaqué, 4, 4-5; Ibíd.; pg. 97.
9
3. Ascetismo:
“Mira que ninguno te desvíe del camino de justicia, porque el tal hombre te
enseña distinto de Dios. Porque si tú puedes llevar todo el yugo del Señor, serás
perfecto; pero si no puedes, haz todo lo que puedas”.16
5. Legalismo:
E. Conclusiones:
“Un fenómeno singular en su tipo es la aguda diferencia que hay entre los
escritos de los apóstoles y los escritos de los padres apostólicos, lo cual fueron
tan cercanos a sus contemporáneos. En otros casos, la transición es gradual;
pero en este observamos un cambio repentino... una abrupta transición de un
estilo de lenguaje al otro; un fenómeno que debe guiarnos a reconocer el hecho
de la agencia especial del Espíritu divino en las almas de los apóstoles”.18
16
Didaqué, 6, 1-2; Ibíd.; pg. 100.
17
El Pastor de Hermas; Similitudes 9, 13; Ibíd.; pg. 421-422.
18
Neander; cit. por WC; Vol. 1; pg. 103.
10
“Tales son los padres apostólicos, y tales son sus escritos... Y pienso que esta
breve revisión será más que suficiente para mostrar la verdad de las dos
posiciones que he establecido al introducir este tema, a saber, primero, que no
poseemos información cierta, nada en lo cual podamos apoyarnos con confianza
como una mera cuestión de evidencia, en cuanto a lo que los apóstoles
inspirados enseñaron y ordenaron, excepto lo que está contenido en las
Escrituras canónicas; y, en segundo lugar, que no existe ningún hombre,
excepto los autores inspirados de los libros de la Escritura, que puedan tener
alguna pretensión plausible de venir a ser nuestros guías u oráculos... los padres
apostólicos ocupan un lugar importante como testigos de la genuinidad,
autenticidad e integridad de las Escrituras; pero ese es su valor principal... Ellos
exhiben una hermosa manifestación de la operación práctica de los principios
cristianos, y especialmente un ardiente amor por el Salvador, así como una
entrega total a Su servicio que impresiona nuestras mentes y nos constriñe a
imitarlos; pero al mismo tiempo no es poco lo que vemos en ellos y que nos
recuerda que debemos seguirles sólo en aquello en lo que siguen a Cristo, y que
es únicamente la Palabra de Dios la que es útil para hacernos perfectos,
enteramente preparados para toda buena obra”.20
A la luz de lo que hemos visto hasta ahora surge la pregunta: ¿Poseen los padres
apostólicos alguna importancia doctrinal? Ya hemos dicho que los padres
apostólicos no pueden ser, en ningún sentido, una guía autoridad vida para
nosotros; pero ¿tiene alguna importancia saber lo que ellos creyeron acerca de
19
SW; Vol. 1; pg. 69.
20
WC; Vol. 1; pg. 120.
11
A. La deidad de Cristo:
a Jesucristo el Dios que os concede tal sabiduría... Mis mejores deseos siempre
en nuestro Dios Jesucristo, en quien permanecéis en la unidad y supervisión de
Dios”.24
“‘Primero, Señor’, le dije, ‘explícame esto. La roca y la puerta, ¿qué son?’ ‘Esta
roca’, me contestó, ‘y la puerta, son el Hijo de Dios’. ‘Señor’, le dije, ‘¿cómo es
que la roca es antigua pero la puerta reciente?’ ‘Escucha’, me dijo, ‘y entiende,
hombre insensato. El Hijo de Dios es más antiguo que toda su creación, de
modo que fue el consejero del Padre en la obra de su creación...’ ‘Pero la
puerta, ¿por qué es reciente, Señor?’, le pregunté. ‘Porque’, dijo él, ‘Él fue
manifestado en los últimos días de la consumación; por tanto, la puerta es hecha
recientemente, para que los que son salvos puedan entrar por ella en el reino de
Dios’”.26
“Hermanos, tendríamos que pensar en Jesucristo como Dios y como juez de los
vivos y los muertos... Si Cristo el Señor que nos salvó, siendo primero espíritu,
y luego se hizo carne, y en ella nos llamó, de la misma manera también nosotros
recibiremos nuestra recompensa en esta carne”.27
24
Cartas de Ignacio; Efesios 7:2; 18:2; Magnesio 6; Trallanos 7:1; Romanos, Prólogo; 3:3; 6:3; Esmirnenses 1:1;
Policarpo 8:3.
25
Carta de Bernabé 5:5; 12:10, 15.
26
El Pastor de Hermas; 9:12.
27
2da Clemente, capítulos 1 y 9.
13
B. La soberanía de la gracia:
28
SW; Vol. 1; pg. 84.
29
WC; Vol. 1; pg. 286.
30
Ibíd.; pg. 179.
14
“Me gocé en gran manera con vosotros en nuestro señor Jesucristo, por el hecho
de que recibisteis a los seguidores del verdadero Amor y los escoltasteis en su
camino, como os correspondía hacer – hombres puestos en santas cadenas que
son las diademas de los que son verdaderamente escogidos por Dios y nuestro
Señor...; por cuanto vosotros sabéis que es por gracia que somos salvos, no por
obras, sino por la voluntad de Dios por medio de Jesucristo... Ahora bien, que el
Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, y el mismo Sumo Sacerdote eterno, el
[Hijo] de Dios Jesucristo, os edifique en fe y en verdad, y en toda mansedumbre
y a evitar todo enojo, y en resistencia, y en longanimidad, y en soportar con
paciencia y en pureza; y que Él os conceda la suerte y parte de sus santos, y a
nosotros con vosotros, y todos los que están bajo el cielo, que creerán en
nuestro Señor Jesucristo y en su Padre que lo levantó de los muertos”.32
31
La Primera Epístola de Clemente; capítulos 38, 50, 65
32
La Epístola de Policarpo; capítulos 1 y 12.
15
“Benditos y nobles son, pues, todos los martirios que tienen lugar según la
voluntad de Dios, porque nos corresponde ser muy escrupulosos y asignar a
Dios el poder sobre todas las cosas... y toda la multitud se maravilló de que
hubiera una diferencia tan grande entre la muerte de los incrédulos y de los
elegidos... Que Dios os sea propicio, hermanos, en tanto que andáis en la
palabra de Jesucristo que es según el Evangelio; con quien sea la gloria de Dios
para salvación de sus santos elegidos”.34
Al tratar con el tema del Día del Señor en la era post apostólica, nos
enfrentamos con dos preguntas fundamentales: 1) El origen apostólico del Día
del Señor; 2) El carácter sabático del Día del Señor. Son estas dos cuestiones las
que consideraremos a continuación.
“Así pues, si los que habían andado en prácticas antiguas alcanzaron una nueva
esperanza, sin observar ya los sábados, sino moldeando sus vidas según el día
33
Prólogo de la Epístola a los Efesios; prólogo a la Epístola de los Trallanos.
34
Martirio de Policarpo; 2, 16, 22.
16
del Señor, en el cual nuestra vida ha brotado por medio de El y por medio de su
muerte que algunos niegan”.35
“Y en el Día del Señor [del Señor]36 congregaos y partid el pan y dad gracias,
confesando primero vuestras transgresiones, para que vuestro sacrificio sea
puro. Y que ninguno que tenga una disputa con su compañero se una a la
asamblea hasta que se haya reconciliado, para que su sacrificio no sea
mancillado”.37
“Ved lo que significa: no son vuestros sábados presentes los que son aceptables
para mí, sino el sábado que yo he hecho, en el cual, cuando todas las cosas estén
en reposo, yo haré el comienzo del octavo día que es el comienzo de otro
mundo. Por esto, también nosotros guardamos el día octavo para gozarnos, en
que también Jesús se levantó de los muertos, y habiendo sido manifestado,
ascendió a los cielos”.38
Comentando acerca de este párrafo, dice Alfonso Ropero: “Por este texto se ve
claramente, en línea de continuidad con la práctica de los primeros cristianos,
que la aceptación del domingo como día de reposo cristiano no se debió a
factores externos; la conversión de Constantino y su imposición por ley, sino a
motivos de creencias propias: la resurrección de Cristo, acontecimiento central
de la nueva fe, a partir de la cual se manifiesta el poder de Dios en todo el
mundo”.39
“Por otra parte, estos afirmaban que toda su culpa o su error había consistido en
la costumbre de reunirse determinado día antes de salir el sol, y cantar entre
35
Epístola a los Magnesios; 9:1.
36
Kata kuriakhn de kuriou. Algunos lo traducen: “Cada día del Señor, su día especial”.
37
La Didaqué; 14:1.
38
Epístola de Bernabé; capítulo 15.
39
Lo Mejor de los Padres Apostólicos; pg. 277, nota 27.
17
Pero aún queda una cuestión más difícil de resolver, y es el carácter sabático del
Día del Señor.
“Así pues, si los que habían andado en prácticas antiguas alcanzaron una nueva
esperanza, sin observar ya los sábados, sino moldeando sus vidas según el día
del Señor, en el cual nuestra vida ha brotado por medio de El y por medio de su
muerte que algunos niegan”.44
2.2. La Didaqué:
“Y en el Día del Señor [del Señor]45 congregaos y partid el pan y dad gracias”.
43
“A la luz de estas enseñanzas del Nuevo Testamento, hay varias razones teológicas (como el hecho de que en el
primer día ocurriera la resurrección así como Pentecostés) por las cuales los cristianos prefieren congregarse el
domingo. Pero no existen directrices bíblicas que declaren que es un pecado para los hermanos congregarse en
cualquier otro día. La verdad es que el nuevo testamento enfatiza nuestros deberes corporativos, y no un día en el
cual estos deberes deban ser cumplidos. Un pecado es cometido si estos deberes no fueren cumplidos en la vida
cristiana, pero no hay ninguna indicación de que se comete un pecado al cumplir estos deberes en el día
‘equivocado’” (Robert Morey; Is the Sabath for Today?; part 9.
44
Magnesio, 9:1.
45
Didaqué, 14:1. Kata kuriakhn de kuriou: “Cada día del Señor, su día especial”.
19
“Ved lo que significa: no son vuestros sábados presentes los que son aceptables
para mí, sino el sábado que yo he hecho, en el cual, cuando todas las cosas estén
en reposo, yo haré el comienzo del octavo día que es el comienzo de otro
mundo. Por esto, también nosotros guardamos el día octavo para gozarnos, en
que también Jesús se levantó de los muertos, y habiendo sido manifestado,
ascendió a los cielos”.46
“Y en el día que se llama domingo se reúnen en un mismo lugar los que habitan
tanto las ciudades como los campos y se leen, en cuanto el tiempo lo permite,
las Memorias de los apóstoles o los escritos de los profetas. Después, cuando ha
terminado el lector, el que preside toma la palabra para amonestar y exhortar a
la imitación de cosas tan insignes. Seguidamente nos levantamos todos a una y
elevamos nuestras preces; y, como ya hemos dicho, en cuanto dejamos de orar
se traen el pan, el vino y el agua, y el que preside hace con todas sus fuerzas las
preces y las acciones de gracias, y el pueblo aclama amén. Luego viene la
distribución y participación de los dones sobre los cuales han recaído las
acciones de gracias, se hace por los diáconos a cada uno de los presentes y a los
ausentes. Los que tienen y quieren dar a su arbitrio lo que cada uno quiere, y lo
que se recoge se deposita en manos del que preside, y él socorre a los huérfanos
y a las viudas y a aquellos que, por enfermedad o por otro motivo, se hallan
necesitados, como también a los que se encuentran en las cárceles y a los
huéspedes que vienen de lejos; en una palabra, toma el cuidado de todos los
necesitados. Y en el día domingo todos nos juntamos, parte porque es el primer
día en que Dios, haciendo volver la luz y la materia, creó el mundo, y también
porque en ese día Jesucristo nuestro Salvador resucitó de entre los muertos. Lo
crucificaron, en efecto, el día anterior al de Saturno, y al día siguiente, o sea el
del sol, apareciéndose a los apóstoles y discípulos, enseñó aquellas cosas que
por nuestra parte hemos entregado a vuestra consideración”.47
En esta extensa cita, Justino no sólo confirma que los cristianos se reunían el
domingo, sino que también hace notar que las actividades reservadas para ese
día consumían mucho tiempo.
46
Epístola de Bernabé, capítulo 15.
47
Apología I, capítulo 67.
20
En virtud del nuevo pacto, Cristo “trasladó y transfirió la fiesta del Sabath a la
mañana de luz, y nos dio la imagen del verdadero descanso, el día de salvación,
el Día del Señor y el primer día de luz, en el cual el Salvador del mundo, luego
de todas sus obras entre los hombres, y victorioso sobre la muerte, abrió las
puertas del cielo, yendo más allá de la creación de los seis días, y recibió el
sábado divino y el bendito reposo, cuando el Padre le dijo: ‘Siéntate a mi
diestra, hasta que ponga tus enemigos por estrado de tus pies’. En ese día de la
luz, el primer día de la luz y del verdadero sol, nos reunimos después del
intervalo de seis días, cuando celebramos el sabath santo y espiritual – nosotros
que hemos sido redimidos a través de Él de todas las naciones del mundo – y lo
que la ley ordenó para los sacerdotes hacer en el sabath nosotros lo hacemos de
acuerdo con la ley espiritual… Todas las cosas que se debían hacer en sábado,
nosotros hemos transferido para hacer en domingo, como más apropiadas para
hacer en él, porque él es preeminente y primero en dignidad y más honorable
que el sábado judaico”.51
48
Kuriake hagian hemeran; cit, por PSH; Vol. 2; pg. 745.
49
La Oración, 23:2.
50
Cit. por Robert Dabney; Discussions; Vol. 1; pg. 536.
51
Comentario del Salmo 92.
21
“Los cristianos no deben judaizar descansando el día sábado, sino que han de
laborar en ese día, dando honor más bien al Día del Señor y descansando en ese
día como cristianos. Pero si se encontrare a algún judaizante, sea anatema de
Cristo”.52
D. Escatología:
52
Canon 29.
53
Robert Dabney; Discussions; Vol. 1; pg. 540.
54
“La iglesia [en el período de los padres] presenta un contraste igualmente marcado con el judaísmo, que
constituye una etapa superada de desarrollo, que sólo por orgullo nacional piensa hallarse aún en posesión de sus
antiguas prerrogativas” (RS; Vol. 1; pg. 90).
55
RS; Vol. Pg. 90.
56
Ibíd.; pg. 91.
22
“Entonces insistió el procónsul: ‘Haré que ardas con fuego si desprecias las
fieras, como no te arrepientas.’ Pero Policarpo dijo: ‘Tú amenazas con fuego
que arde un rato y después se apaga; pero no sabes nada del fuego del juicio
futuro y del castigo eterno, que está reservado a los impíos. ¿Por qué te
demoras? Has lo que quieras’”.57
“Y que nadie entre vosotros diga que esta carne no va a ser juzgada ni se
levanta otra vez. Entended esto: ¿En qué fuisteis salvados? ¿En qué recobrasteis
la vista si no fue en esta carne? Por tanto hemos de guardar la carne como un
templo de Dios; porque de la misma manera que fuisteis llamados en la carne,
seréis llamados también en la carne. Si Cristo el Señor que nos salv[o, siendo
primero espíritu, luego se hizo carne, y en ella nos llamó, de la misma manera
también nosotros recibiremos nuestra recompensa en esta carne”.58
2.1. Papías:
“Como los ancianos, que vieron a Juan el discípulo del Señor, refieren que
oyeron de él que el Señor acostumbraba enseñar respecto aquellos tiempos y
57
Martirio de Policarpo, 11:2.
58
2da Clemente, 9.
59
Cit. por SW; Vol. 1; pg. 79.
60
Tanto la Didaqué (en el capítulo 16), como la Epístola de Bernabé (en los capítulos 4 y 15) enseñaron acerca de
un anticristo personal.
23
decir: Vendrán días en que crecerán vides, y cada brote 10,000 sarmientos, y
cada sarmiento 10,000 ramas, y en cada rama 10,000 racimos, y en cada racimo
10,000 granos, y cada grano, una vez prensado, producirá 25 medidas de vino...
Del mismo modo, un grano de trigo producirá 10,000 espigas, y cada espiga
tendrá 10,000 granos, y cada grano 10 libras de harina fina, brillante y limpia, y
los otros frutos, semillas y hierbas producirán proporciones similares, y todos
los animales, usando estos frutos que son productos del suelo, se volverán
pacíficos y armoniosos, obedientes al hombre en toda sujeción”.
Luego de citar Ex. 20:8, Deut. 5:12 y Gn. 2:2, 3, el autor de la epístola a
Bernabé escribe: “Observad, hijos, lo que significa esto: Terminó en seis días.
Quiere decir esto, que en seis mil años el Señor dará fin a toda las cosas; porque
para él un día significa mil años; y de esto él mismo da testimonio, diciendo: He
aquí el día del Señor será como mil años. Por lo tanto, hijos, en seis días, esto
es, dentro de seis mil años, todo tendrá fin. Y reposó el séptimo día. Esto
significa: cuando su Hijo venga, y ponga fin al período del inicuo, y juzgue a
los impíos, y cambie el sol y la luna y las estrellas, entonces él reposará
verdaderamente el séptimo día”.62
Noten en esta cita que Bernabé no hace ninguna referencia explícita a un reino
de mil años que habría de establecerse en el séptimo día. Más bien enseña
explícitamente que en la segunda venida del Señor el anticristo será destruido,
los impíos serán juzgados y el Señor Jesucristo establecerá su reino eterno.
61
Eusebio; Historia Eclesiástica; III, 39.
62
Epístola a Bernabé, capítulo 15.
24
“Yo, por mi parte, y si hay algunos otros cristianos de recto sentir en todo, no
sólo admitimos la futura resurrección de la carne, sino también mil años en
Jerusalén, reconstruida, hermoseada y dilatada como lo prometen Ezequiel,
Isaías y los otros profetas”.63
Está claro que Justino era premilenialista, sin embargo, hay varias cosas que
debemos notar en cuanto a su postura escatológica. La primera es que él admite
que no todos los cristianos de sus días estaban de acuerdo con respecto a este
asunto. En este mismo capítulo del diálogo, y luego de que Trifón le preguntara
si él creía que la ciudad de Jerusalén habría de ser reconstruida y que allí
habrían de morar los cristianos juntamente con los patriarcas, los profetas y los
creyentes del antiguo pacto, Justino responde:
“No soy yo tan miserable, que diga otra cosa de lo que siento. Ya antes, pues, te
he confesado que yo y otros muchos sentimos de esta manera, y creemos que
así ha de suceder, como tú ciertamente sabes; pero, por otra parte, también te he
indicado que hay muchos otros cristianos de fe pura y piadosa, que piensan de
otro modo”.64
Por otra parte, Justino también enseña que la segunda venida de Cristo será
concomitante con la resurrección y el juicio general.
63
Diálogo Contra Trifón, capítulo 80.
64
Ibíd.
65
Capítulo 11; compare también capítulos 120, 123, 125 y 135.
25
Sin embargo, en esa misma obra escribió: “Además hubo entre nosotros un
varón por nombre Juan, uno de los apóstoles de Cristo, el cual, en revelación
que le fue hecha, profetizó que los que hubieren creído en nuestro Cristo
pasarán mil años en Jerusalén; y que después de esto vendría la resurrección
universal y, para decirlo brevemente, la eterna resurrección y juicio de todos
unánimemente”.67
De manera que los primeros 60 años del segundo siglo sólo encontramos dos
padres de la iglesia, Papías y Justino, que eran ciertamente premilenialistas, y
uno de ellos manifiesta inconsistencias. Esa es toda la evidencia escrita que
tenemos de ese período. En los primeros dos volúmenes de la biblioteca de los
padres ante nicenos, la cual contiene 950 páginas, sólo encontramos en el índice
dos referencias bajo la palabra “milenio”; se trata de las declaraciones de Papías
y Justino. Luego de ese período encontramos a Ireneo (130-202, vino a ser
obispo en el 189) y Tertuliano (155-230), entre otros. Éste fue el período de
florecimiento del premilenialismo. Pero al llegar al siglo IV dos influencias
fueron determinantes para el declive de esta posición escatológica: los excesos
del Montanismo (secta de la que Tertuliano formó parte) y el veredicto de
Agustín en la Ciudad de Dios (Libro XX, capítulos 6-10 y 13-19).
66
Capítulo 52.
67
Capítulo 81.
26
“¿Quién hay, pues, noble entre vosotros? ¿Quién es compasivo? ¿Quién está
lleno de amor? Que diga: ‘Si por causa de mi hay facciones y contiendas y
divisiones, me retiro, me apartó adonde queráis, y hago lo que está ordenado
por el pueblo; con tal de que el rebaño de Cristo esté en paz con sus presbíteros
debidamente designados’... Y así, predicando por campos y ciudades, por todas
partes, designaron a las primicias (de sus labores), una vez hubieron sido
probados por el Espíritu, para que fueran obispos y diáconos de los que
creyeren... Bienaventurados los presbíteros que fueron antes, siendo así que su
partida fue en sazón y fructífera; por qué ellos no tienen temor de que nadie les
prive de sus cargos designados... Así pues, vosotros, los que sois la causa de la
sedición, sometidos a los presbíteros y recibid la disciplina para
arrepentimiento, doblando las rodillas de vuestro corazón”.68
2. La Didaqué:
3. Seudo Clemente:
4. El Pastor de Hermas:
68
Capítulos 54, 42, 44, 57.
69
Capítulo 15.
70
Capítulo 17.
27
“Pero tú leerás el libro a esta ciudad junto con los ancianos que presiden sobre
la iglesia”.71
En las cartas de Ignacio encontramos un agudo contraste con todas las citas
anteriores:
“Por lo tanto es apropiado que andéis en armonía con la mente del obispo; lo
cual ya lo hacéis. Porque vuestro honorable presbiterio, que es digno de Dios,
está a tono con el obispo, como si fueran las cuerdas de una lira”.73
71
Visión 2, capítulo 4 (ver también Visión 3 y Similitudes 9, capítulo 27).
72
Efesios 1.
73
Efesios 4.
74
Magnesio 2.
75
Magnesio 3.
76
Trallanos, 2.
28
“Sed cuidadosos, pues, observando una sola eucaristía, porque ahí una carne de
nuestro Señor Jesucristo y una copa en un millón en su sangre; hay un altar, y
hay un obispo, junto con el presbiterio y los diáconos mis con siervos, para que
todo lo que hagáis sea según Dios”.78
“Sin embargo, evitad las divisiones, como el comienzo de los males. Seguid
todos a vuestro obispo, como Jesucristo siguió al Padre, y al presbiterio como
los apóstoles; y respetad a los diáconos, como a un mandamiento de Dios. Que
nadie haga nada perteneciente a la Iglesia al margen del obispo. Considerad
como eucaristía válida la que tiene lugar bajo el obispo o bajo uno a quien él la
haya encomendado. Allí donde aparezca el obispo, debe estar la comunidad; tal
como allí donde está Jesús, está la iglesia católica. No es legítimo, aparte del
obispo, ni bautizar ni hacer el ágape, pero todo lo que él aprueba, esto es
agradable también a Dios; que todo lo que hagáis sea seguro y válido”.79
“Es bueno reconocer a Dios y al obispo. El que honra al obispo es honrado por
Dios; el que hace algo sin el conocimiento del obispo rinde servicio al diablo”.80
77
Filadelfios, Prólogo.
78
Filadelfios, 4.
79
Esmirnenses, 8.
80
Esmirnenses, 9. Ver también Esmirnenses 12; Policarpo, Prólogo, 6.
29
“No hay cosa más necia que las niñerías que en nombre de San Ignacio se
propagan, y tanto más insoportable resulta la desvergüenza de los que así se
enmascaran para engañar a los ignorantes”.81
4. Por otras cartas sabemos que en esa época las iglesias de Roma, Corinto y
Filipenses eran gobernadas por un presbiterio (ver Carta de Policarpo a los
Filipenses, capítulos 5:3, 6:1 y 11:1; Carta de Clemente a los Corintios,
capítulos 54 y 57).
81
Juan Calvino; Institución L. I.; cap. 13; sec. 29.
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Ya en los escritos de Cipriano (m. 258) vemos más claramente esa separación
entre kleros y laikos, al aplicar todos los deberes, privilegios y
responsabilidades del sacerdocio Aarónico a los oficiales de la Iglesia cristiana.
De hecho, podemos ver en Cipriano el padre de la concepción sacerdotal
Católico-Romana, que sitúa a los sacerdotes como una agencia especial entre
Dios y el pueblo. Durante el s. III se hizo común aplicar el término “sacerdote”
exclusivamente al ministerio cristiano, sobre todo al del obispo.
3.1. En el NT no aparece tal distinción, sino más bien identidad, como vimos
anteriormente.
Esas divisiones fueron separando cada vez más al clero de los laicos, y al
obispo dentro del mismo clero. En las discutidas cartas de Ignacio vemos un
82
PSH; Vol. II; pg. 140.
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