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Resumen Espíritu de las Leyes

LIBRO I: De las leyes en general

Capítulo I:
De las leyes en su relación con los diversos seres:
Las leyes, en su significado más lato, son las relaciones necesarias que derivan de
la naturaleza de las cosas.
Hay una razón primitiva que ha causado los efectos del mundo. Las leyes son las
relaciones que se encuentran entre ella y los diferentes seres, también son las
relaciones de estos seres diversos entre ellos. Dios se relaciona con el universo
como creador y conservador. Las leyes según las cuales Dios ha creado al mundo
son las mismas según las cuales lo conserva.

Como el mundo, que está formado por el movimiento de la materia, subsiste. Esto
se debe a que tiene leyes invariables.
La creación supone reglas invariables y el creador gobierna con esas reglas, de lo
contrario el mundo no subsistiría.

Los seres particulares inteligentes pueden tener leyes que ellos mismos hayan
hecho; pero también tienen otras que no. No se puede afirmar, dice Mont. que solo
es justo aquello que lo indican las leyes positivas.

Hay que admitir relaciones de equidad anteriores a la ley positiva que las establece.

Es necesario que el mundo inteligente esté tan bien gobernado como el mundo físico.

Aunque el mundo inteligente tenga leyes invariables por naturaleza, no las sigue
contantemente como las sigue el mundo físico. Esto ocurre porque los seres
inteligentes particulares están limitados por su naturaleza y se equivocan. Estos,
tienen leyes naturales pero no las siguen invariablemente.
Mont. afirma que los animales temen menos que nosotros y no hacen mal uso de sus
pasiones.

El hombre, como ser físico, está, al igual que los otros cuerpos, gobernado por leyes
invariables.
Como ser inteligente, viola sin censar las leyes de Dios. Como es una inteligencia
finita está sujeto a la ignorancia y al error.
Como ser sensible, se transforma en sujeto de mil pasiones. Se puede olvidar de su
creador en cualquier momento. Dios lo llama hacia Él por las leyes de la religión. Se
puede olvidar de sí, los filósofos lo han prevenido por las leyes de la moral. Hehco
para vivir en sociedad, podría olvidar a los demás: los legisladores lo devuelven a
sus deberes por las leyes políticas y civiles.

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Capítulo II: De las leyes de la naturaleza

- Derivan únicamente de la constitución de nuestro ser.


- Para conocerlas hay que considerar al hombre.
- Primera ley natural: la idea de un creador que nos lleva hacia Él. (1)
- El hombre, en estado de naturaleza, tiene la facultad de conocer, antes que los
conocimientos. Las primeras ideas no serían especulativas, sino prácticas. Ej.
Conservar su ser. El hombre salvaje siente extrema timidez, debilidad e
inferioridad. No intenta, entonces, atacarse. La paz sería la primera ley
natural (2).
- No es razonable el deseo que Hobbes atribuye a los hombres, de subyugarse
los unos a los otros. La idea de imperio y dominación es muy compuesta.
Hobbes se pregunta: ¿Por qué, si los hombres no están naturalmente en
estado de guerra, van siempre armados? ¿por qué cierran sus casas con llave?
- Al sentimiento de debilidad, el hombre une el de sus necesidades. De esta
manera, otra ley natural sería: lo que lo inspira a buscar alimento (3).
- El temor inspira a los hombres a huir unos de otros pero, las señales de temor
recíproco los lleva a acercarse.
- Tb los impulsa el placer que un animal siente en la cercanía de otro animal
de su especie. Además, el encanto que los dos sexos diferentes se inspiran
aumenta el placer y la demanda natural que se hacen el uno al otro, es una
tercera ley.
- Aparte de este sentimiento, los hombres tienen conocimientos, éste es otro
lazo que los animales carecen. El conocimiento es otro motivo para unirse y
el deseo de vivir en sociedad es la cuarta ley natural

Capítulo III: De las leyes positivas

- Cuando los hombres se encuentran en sociedad, pierden el sentimiento de su


debilidad, desaparece la igualdad que existía entre ellos, comienza el estado
de guerra.
- Cada sociedad particular siente su fuerza, lo que produce un estado de
guerra de nación a nación. Así también, cada particular (en cada sociedad)
también siente su fuerza y tratan de inclinar a su favor las principales ventajas
de esa sociedad. De esta manera inaugura un estado de guerra.
- Estas 2 clases de estados de guerra hacen establecer las leyes entre los
hombres.
- Derecho de gentes: los numerosos habitantes del planeta están agrupados en
pueblos y las relaciones entre estos están sujetas a leyes o derecho de gentes.
- Derecho político: leyes que regulan las relaciones entre los que gobiernan y
los gobernados.
- Derecho civil: leyes que regulan las relaciones entre ciudadanos.

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- El derecho de gentes se funda en que las naciones deben hacerse el mayor
bien en la paz y el menor mal posible en la guerra, sin perjudicar sus
verdaderos intereses.
- El objeto de la guerra es la victoriala conquista la conservación. De este
principio derivan las leyes del derecho de gentes.
- Una sociedad no puede subsistir sin un gobierno. La reunión de las fuerzas
particulares forma el Estado político.
- La fuerza general puede estar colocado en manos de uno solo, o en manos de
varios. El poder político necesariamente comprende la unión de varias
familias.
- El gobierno más conforme a la naturaleza es aquel cuya disposición
particular se relaciona mejor con la disposición del pueblo para el cual ha
sido establecido.
- Las fuerzas particulares solo se pueden reunir si se reúnen todas las
voluntades. La reunión de esas voluntades, se llama estado civil.

Reunión de voluntades (estado civil) permite la reunión de fuerzas


particulares (estado político).

- La ley, en general, es la razón humana, en tanto que gobierna todos los


pueblos de la tierra. La ley política y civil de cada nación son los casos
particulares en los que se aplica esta razón humana.
- Las leyes deben ser propias al pueblo para el cual están hechas, es un azar
que coincida con las de otra nación.
- Las leyes deben tener relación con el aspecto físico del país, con la calidad del
suelo, con el género de vida de los pueblos, deben ajustarse al grado de
libertad que la constitución puede soportar (religión de los habitantes,
inclinaciones, riquezas), tienen relación entre ellas, con el objetivo del
legislador, con el orden de las coas sobre las que están establecidas. Hay que
considerarlas desde todos estos puntos de vista.
- Todas estas relaciones se llaman: el espíritu de las leyes.
- Mont. no separa las leyes políticas de las civiles, él trata el espíritu de las leyes:
que consiste en las relaciones que pueden tener las diversas leyes con las
diversas cosas.
- Examinará las relaciones que tienen las leyes con la naturaleza y con el
principio de cada gobierno y cómo este principio tiene una influencia
suprema sobre las leyes. Mont buscará conocer bien el principio de cada
gobierno e intentará ver las leyes que se desprenden de él, como de su fuente.
Luego, pasará a las otras relaciones, que parecen más particulares.

LIBRO II: De las leyes que derivan directamente de la naturaleza del gobierno.

Capítulo I: De la naturaleza de los tres distintos gobiernos

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Hay 3 especies de gobiernos, para conocer su naturaleza basta con la idea que tienen
los hombres menos instruidos, de dichos gobiernos. Mont describe tres naturalezas
de gobierno:
- Republicano: gobierno en el cual el pueblo, en su totalidad o solo una parte
de él, tiene el poder soberano.
- Monárquico: gobierna uno solo, pero por leyes fijas o establecidas.
- Despótico: uno solo, sin ley y sin regla, conduce todo por su voluntad y
capricho.
Hay que ver cuáles son las leyes que se siguen directamente de cada naturaleza de
gobierno y que, por consiguiente, son las primeras leyes fundamentales.

Capítulo II: Del gobierno republicano y las leyes relativas a la democracia

- En una república, cuando el poder soberano está en manos de todo el pueblo


se llama democracia. Cuando está en manos de una parte del pueblo,
aristocracia.
- En la democracia a veces el pueblo es el monarca, otras veces es el súbdito.
- Las leyes que establecen el derecho de sufragio son fundamentales en este
gobierno (cómo, por quién, a quién, sobre qué debe sufragarse).
- Es esencial fijar el número de los ciudadanos que deben formar la asamblea,
para verificar si el pueblo ha hablado o no. Roma se arruinó por no fijar ese
número.
- El pueblo debe hacer por sí mismo todo lo que pueda hacer bien y, lo que no
puede hacer bien, debe hacerlo por medio de sus ministros. El pueblo debe
nombrar a estos últimos.
- El pueblo necesita ser conducido por un consejo o senado, y debe elegir sus
miembros (como en Atenas).
- En general el pueblo sabe elegir, pero no gestionar.
- En el estado popular se divide al pueblo en clases.
- En la república, hay leyes fundamentales para: la manera de otorgar el
derecho al sufragio y para la división de los que tienen derecho a sufragio.
- En la democracia hay sufragio por sorteo y en la aristocracia hay sufragio por
elección.
- La suerte: es una manera de elegir que no aflige a nadie porque le deja una
esperanza razonable a cada ciudadano de servir a su patria. Sin embargo es
defectuosa y los grandes legisladores se han superado corrigiéndola.
- Ej. En Atenas con Solón se eligió por suerte a los senadores y jueces (pero
entre unos que se presentan), por elección a los militares.
- Otra ley fundamental en la democracia es la manera de dar las papeletas. Si
el sufragio debe ser público o privado es un gran problema.

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- Tanto Montesquieu, como Cicerón piensan que el sufragio debe ser público.
El autor, le echa la culpa a lo secretos que eran los sufragios, de la caída de
Roma.
- Partidos: peligrosos en el senado o nobles, no así en el pueblo.
- La desgracia de una república se produce cuando no hay partidos. Esto
sucede cuando se ha corrompido al pueblo por dinero. El pueblo espera
tranquilamente su salario y no se preocupa por el gobierno ni los negocios
públicos.
- Ley fundamental de la democracia: que solo el pueblo haga leyes. Tb es
necesario que el senado pueda legislar, con frecuencia ocurre que legislan
para ensayar una ley antes de establecerla. La constitución de Roma y Atenas
eran muy sabias porque las disposiciones del senado tenían fuerza de ley por
un año y no se perpetuaban mas que por la voluntad del pueblo.

Capítulo III: de las leyes relativas a la naturaleza de la aristocracia

- El poder soberano lo ejerce cierto número de personas. Ellos hacen y hacen


ejecutar las leyes. El resto de las personas son como súbditos respecto al
monarca.
- Aquí no debe darse el sufragio según sorteo.
- Cuando los nobles son muchos se necesita un senado que los regule. De esta
manera, la aristocracia está en el senado y la democracia en los nobles. El
pueblo no es nada.
- Una monarquía, donde un ciudadano tiene autoridad exorbitante, es posible
que caiga en abuso de poder. Eso no ocurre cuando hay una constitución del
Estado con una magistratura dotada de poder exorbitante.
- La mejor aristocracia es aquella en la que la parte del pueblo que no participa
del poder es tan pequeña y tan pobre que la parte dominante no tiene ningún
interés en oprimirla.
- Las familias aristocráticas deben ser pueblo tanto como sea posible. Cuanto
más cerca esté una aristocracia de la democracia, es más perfecta. Es es menos,
cuando está más cerca a la monarquía.
- La aristocracia más imperfecta es aquella en la cual la parte del pueblo que
obedece está en la esclavitud civil de la parte que manda. Ej. Polonia, donde
los campesinos son esclavos de la nobleza.

Capítulo IV: de las leyes en su relación con la naturaleza del gobierno monárquico
- En un gobierno monárquico: gobierna uno solo por leyes fundamentales. Hay
poderes intermedios, subordinados y dependientes: la nobleza. Estos tb
forman parte del gobierno monárquico (si no hay monarca, no hay nobleza; si no
hay nobleza no hay monarca, sino un déspota).
- El príncipe es la fuente de todo poder político y civil.

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- Si abolimos las prerrogativas de señores, clero, nobleza y ciudades,
tendremos un Estado popular o Estado despótico.
- No basta que en una monarquía haya rangos intermedios: se necesita también
un depósito de leyes. Este depósito no puede encontrarse sino en los cuerpos
políticos, que anuncian las leyes cuando se hacen, y las recuerda cuando se
las olvida. La ignorancia y desatención den la nobleza, exigen que exista un
cuerpo que saque el polvo de las leyes. El consejo del príncipe no es un
depósito conveniente porque constituye la voluntad del rey y, es poco
permanente.
- En los Estados despóticos, no hay leyes fundamentales, no tampoco depósitos
de leyes. Por eso, es común que en estos países, la religión tenga tanta fuerza
y forme una especie de depósito y permanencia. Y si no es la religión, sin las
costumbres li que se venera, en lugar de leyes.

Capítulo V: de las leyes relativas a la naturaleza del Estado despótico


- Cuando un solo hombre gobierna y cree que él lo es todo, se vuelve perezoso
y abandona los negocios públicos.
- Es ley fundamental establecer un visir.
- Cuanto más extenso es el imperio, el príncipe menos piensa en el gobierno y
cuanto más importante son los asuntos públicos, menos se delibera sobre
ellos.

LIBRO III: De los principios de los tres gobiernos

Capítulo I: De la diferencia entre la naturaleza del gobierno y su principio


- Naturaleza de gobierno: lo hace ser tal, es la estructura particular.
- Principio de gobierno: lo que lo hace actuar, son las pasiones humanas que lo
mueven.
- Las leyes son igual de relativas al principio de cada gobierno como lo es a su
naturaleza. En este libro se buscará cual es ese principio.

Capítulo II: Del principio de los diversos gobiernos


- La naturaleza del gob. Republicano: es que el pueblo en su conjunto, o ciertas
familias, tienen en él el poder del soberano.
- La naturaleza del gob. Monárquico: el príncipe tiene el poder soberano.
- La naturaleza del gob. Despótico: uno solo gobierna según sus voluntades y
caprichos.
- Los principios se derivan naturalmente.

Capítulo III: Del principio de la democracia


- En un Estado popular (a diferencia del monárquico o despótico) se necesita
de la virtud. En la monarquía el que hace ejecutar las leyes, se considera por
encima de ellas. En el gob. Popular, en cambio, se necesita más virtud porque

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el que hace ejecutar las leyes, también se siente sometido a ellas y las debe
soportar.
- Cuando el monarca deja de hacer ejecutar las leyes, puede corregir la
negligencia. En cambio, cuando en un gob. Popular, las leyes se dejan de
ejercer, es porque se ha corrompido la república, luego, el Estado está perdido
(esto cuando los q hacen ejercer las leyes no se someten a las leyes).
- Cuando cesa esa virtud, la ambición y la avaricia entre en los corazones. Se
era libre con las leyes, se quiere ser libre sin ellas. Ahora la ley es rigor,
obstáculo y temor. Antes, el bien de los particulares lo constituía el tesoro
público. Ahora, el tesoro público deviene patrimonio a los particulares.

Capítulo IV: Del principio de la aristocracia

- En el gob. Aristocrático también se necesita virtud, pero no es un requisito


absoluto.
- El pueblo es al noble, como el súbdito al monarca. Por lo tanto, se ve
contenido por las leyes de aquellos.
- El gob. Aristocrático, por sí mismo, tiene una fuerza que la democracia no
tiene. Aquí, los nobles forman un cuerpo que por sus prerrogativas e interés
particular, reprimen al pueblo. Si hay leyes, son ejecutadas.
- Ahora, a este cuerpo de nobles, se le hace fácil reprimir a los demás pero
difícil reprimirse a sí mismo. Estas personas tienen tanto el poder de las leyes
como el de eximirse de las mismas.
- Un cuerpo de nobles se puede reprimir de dos maneras:
a. por una gran virtud: que haga que los nobles se encuentren de algún modo
iguales a su pueblo.
b. por una virtud menor: es cierta moderación que al menos hace a los nobles
iguales entre sí, lo que produce su conservación.
- moderación: es el alma de estos gobiernos, que está fundada en la virtud, no
deriva de la cobardía ni pereza del alma.

Capítulo V: De cómo la virtud no es el principio del gobierno monárquico

- Monarquías: la política alcanza a hacer las grandes cosas con el mínimo de


virtud posible.
- El Estado subsiste, independiente del amor a la patria, del deseo de la
verdadera gloria, del renunciamiento a sí mismo, del sacrificio de los más
caros intereses y de todas aquellas virtudes heroicas que encontramos en los
antiguos.
- Hay crímenes públicos (ofenden más a la sociedad en su conjunto) y crímenes
privados (ofenden más a un particular).
- En las repúblicas: los crímenes privados son más públicos, es decir, afectan
más a la constitución del Estado que a los particulares.

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- En la monarquías: los crímenes públicos son más privados, es decir, afectan
más las fortunas particulares que la constitución misma del Estado.
- Esto, lo dice Montesquieu, a partir de las experiencias de la historia.
- En este tipo de gobierno la virtud no está excluida, pero tampoco es su
resorte.

Capítulo VI: De cómo se suple la virtud en el gobierno monárquico


- Aunque le falta un resorte, la monarquía tiene otro: el honor.
- El honor: es el prejuicio de cada persona y de cada condición, éste ocupa el
lugar de la virtud política de la que he hablado, y la representa en todo. Éste
puede inspirar bellas acciones, y unido a la fuerza de las leyes, puede
conducir a buen fin el gobierno, tanto como la virtud.
- En las monarquías bien reguladas, todo el mundo será más o menos buen
ciudadano, y se encontrará rara vez uno que sea hombre de bien (este hombre
de bien – que lo es en sentido político- debe tener la intención de serlo y amar
al Estado por él mismo.

Capítulo VII: Del principio de la monarquía


- El gob. Monárquico supone preeminencias, categorías y nobleza de origen.
- La naturaleza del honor es demandar preferencias y distinciones.
- La ambición tiene buenos efectos y no es peligrosa en la monarquía (en la
república es perniciosa).
- El honor mueve todas las partes del cuerpo político, las relaciona por su sola
acción y cada uno va al bien común creyendo ir a sus intereses particulares.
- Filosóficamente hablando, éste es un honor falso, pero es tan útil al público
como lo sería honor verdadero a quienes lo tienen.
- ¿No será mucho obligar a los hombres a hacer cosas difíciles sin otra
recompensa que la fama?

Capítulo VIII: De cómo el honor no es el principio de los Estados despóticos


- El honor no es el principio de los Estados despóticos. Como en él todos los
hombres son iguales, nadie se puede sentir mejor que los demás, son todos
esclavos.
- Como el honor tiene sus leyes y reglas, y no podría abandonarlas, y depende
de su propio capricho, solo puede estar en los Estados donde la Constitución
es fija y tiene leyes ciertas.
- El honor se vanagloria de despreciar la vida y la única fuerza del déspota es
que puede quitarla.
- El déspota no tiene reglas y sus caprichos destruyen todo lo demás.
- El honor es desconocido en los estados despóticos (El honor reina en las
monarquías, da vida al cuerpo político, las leyes y las virtudes).

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Capítulo IX: Del principio del gobierno despótico
- En la república se necesita virtud, en la monarquía honor y en el gobierno
despótico temor. La virtud no es necesaria y el honor es peligroso.
- El poder inmenso del príncipe pasa a los que él confía. Personas capaces de
estimarse mucho a sí mismas, y estarían en condiciones de hacer una
revolución. Por esto, es necesario que el temor aniquile toda valentía y apague
todo sentimiento de ambición.
- Un gobierno moderado se mantiene por sus leyes y fuerza. En cambio, si a
uno despótico le falta el resorte del temor el pueblo ya no tiene protector. El
príncipe despótico debe mantenerse con el brazo alzado y con la posibilidad
de aniquilar al instante a los que tienen los primeros lugares.

Capítulo X: De la distinción de la obediencia en los gobiernos moderados y en los gobiernos


despóticos
- En los estados despóticos, la naturaleza del gobierno exige una extrema
obediencia; y la voluntad del príncipe, una vez conocida debe producir su
efecto infaliblemente.
- No hay modificación, compromisos, términos, equivalentes, reproches. Nada
igual o mejor que proponer.
- El hombre es una criatura que obedece a una criatura que exige. Los hombres
solo tienen el instinto, la obediencia y el castigo. No sirve de nada oponerse
por sentimientos naturales, por respeto por un padre, el cariño por los hijos,
etc. Se recibe la orden y basta.
- Nunca se le puede contradecir al rey, porque a la ley no se le puede
contradecir.
- Hay algo que se le puede oponer a la voluntad del príncipe: la religión. Las
leyes de la religión son un precepto superior; porque están sobre el príncipe
como sobre los súbditos. No ocurre lo mismo con el derecho natural, se
supone que el príncipe no es un hombre.
- En los Estados monárquicos y moderados, el poder está limitado por el honor,
que reina como un monarca sobre el príncipe y el pueblo. No se alegan las
leyes de la religión; un cortesano se sentiría ridículo: pero se alegan las leyes
del honor.
- Aunque el modo de obedecer sea distinto en los dos gobiernos, el poder es el
mismo, el monarca es obedecido.
- La gran diferencia radica en que en la monarquía, el príncipe tiene luces, y
los ministros son más hábiles y expertos en los negocios públicos que en un
Estado despótico.

Capítulo XI: Reflexiones sobre lo anterior

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- Aquí los principios son: monarquía/honor, república/virtud y estado
despótico/temor. No significa que los gobiernos así sean, pero si que
deberían serlo, de lo contrario, el gobierno sería imperfecto.

LIBRO IV: De cómo las leyes de la educación deben relacionarse con los principios del
gobierno

Capítulo I: De las leyes de la educación


- Las leyes de la educación son las primeras que recibimos. Éstas nos preparan
para ser ciudadanos, cada familia particular debe ser gobernada según el plan
de la gran familia que las comprende.
- Las leyes de la educación serán diferentes según cada principio de cada
gobierno. En la monarquía tendrán como objeto el honor, en la república, la
virtud y en el despotismo, el temor.

Capítulo II: de la educación en las monarquías

- En las monarquías la principal educación se recibe en el mundo. La vida es la


escuela del honor, el amo universal que debe conducirnos.
- En el mundo se oyen tres cosas: que es necesario poner en las virtudes, cierta
nobleza; en las costumbres, cierta franqueza; en las maneras, cierta cortesía.
- Las virtudes apuntan más a lo que se debe a uno mismo y nos distinguen de
nuestros conciudadanos.
- Se juzgan las acciones como bellas (no buenas), como grandes (no justas) y
como extraordinarias (no razonables).
- Se permite la galantería, si va unida a la idea de conquista (por eso, las
costumbres no son tan puras).
- Se permite la astucia si va unida a la idea de grandeza del espíritu o de los
negocios.
- La educación de las monarquías debe comportar cierta franqueza, esto no es
por amor a la verdad. La franqueza se requiere porque el hombre que está
acostumbrado a decirla parece audaz y libre.
- La educación en las monarquías exige cierta cortesía en las maneras. Los
hombres, nacidos para vivir juntos, también han nacido para gustarse. Si
choca con los que vive, se desacreditará al extremo de no poder hacer ningún
bien.
- Esta cortesía nace del deseo de distinguirse, por orgullo. Somos corteses
porque nos sentimos halagados por tener maneras que prueban que no
estamos en la bajeza y que no hemos vivido entre esas gentes que han sido
siempre despreciadas.
- En las monarquías, la cortesía está naturalizada en la corte. El estilo de la corte
consiste en abandonar la propia grandeza por una grandeza fingida. Esta
halaga más a un cortesano que la suya propia.

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- En la corte se encuentra una delicadeza de gusto que proviene del uso
continuo de cosas superfluas (placeres, multiplicidad, fantasías). La
educación se dedica a todas estas cosas, para hacer un hombre de mundo, que
tiene las cualidades y virtudes que este gobierno pide.
- Ahí el honor, interviene en todo, entra en los modos de pensar y de sentir.
- El honor hace que las virtudes sean lo que él quiere y cómo las quiere. Pone
reglas a todo lo que se nos prescribe, extiende o limita nuestros deberes según
su fantasía. Ya tengan su fuente en la religión, en la política o en la moral.
- En la monarquía lo que más se exige es la obediencia al príncipe. El mismo
honor dicta que el príncipe nunca debe prescribirnos una acción que nos
deshonre, porque nos haría incapaces de servirlo.
- Lo que más exige el honor es que la nobleza sirva al príncipe en la guerra. El
honor quiere que se pueda indistintamente aspirar a un cargo o rechazarlo;
considera esta libertad incluso por encima de la fortuna.
- El honor tiene pues sus reglas supremas; y la educación está obligada a
conformarse a ellas.
- Las principales son que nos está permitido atender nuestra fortuna; pero que
nos está prohibido hacer lo mismo con nuestra vida.
- Segunda: una vez que se nos haya colocado en un rango, no debemos hacer
nada ni tolerar a nadie que muestre que nos consideramos inferiores a ese
rango. (No mostrar que nos consideramos inferiores).
- Tercera: las cosas que el honor prohíbe están más prohibidas cuando las leyes
no las proscriben. Y que las cosas que el honor exige están exigidas con más
fuerza cuando las leyes no las piden.

Capítulo III: de la educación en el gobierno despótico


- En los estados despóticos la educación busca rebajar el corazón (a diferencia
de la monarquía, que busca elevarlo). Aquí se debe ser servil.
- La extrema obediencia supone ignorancia en aquel que obedece, la supone
incluso en el que manda. Éste no necesita deliberar, dudar, razonar, solo
querer.
- En los Estados despóticos: cada casa es un imperio separado. La educación
que consiste en vivir con los demás está muy limitada. Se reduce a instalar el
miedo en el corazón y dar a la mente el conocimiento de algunos principios
de religión muy simples.
- El saber es peligroso, la emulación (rivalidad) funesta, virtudes: habría una
propia de esclavos (Aristóteles no lo puede creer). La educación es muy
limitada.
- Los súbditos son esclavos.
- No es bueno educar a los ciudadanos porque tomaría parte de la desdicha
pública. Si amara al Estado, estaría tentado de relajar los resortes del gobierno

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(temor); si no lo lograra, ser perdería; si triunfara, correrían el riesgo de
perderse él, el príncipe y el imperio.

Capítulo IV: de la diferencia de los efectos de la educación entre los antiguos y entre nosotros.
- La mayoría de los pueblos antiguos tenían gobiernos cuyos principios era la
virtud. Por esto, cuando se tenía fuerza, hacían cosas que hoy ya no vemos.
- Otra ventaja de la educación antigua: nunca se desmentía. Hoy recibimos 3
educaciones diferentes o contrarias: la de nuestros padres, maestros y el
mundo. Lo que nos dicen en ésta última contradice las otras dos. Esto último
se debe al contraste entre los compromisos de la religión y los del mundo. Los
antiguos no conocían esta contradicción.

Capítulo V: de la educación en el gobierno republicano


- En este tipo de gobierno se necesita todo el poder de la educación.
- El temor en los gob. Despóticos nace por sí mismo entre las amenazas y los
castigos. El honor de las monarquías se ve favorecido por las pasiones y a su
vez las favorece.
- La virtud política es un renunciamiento a sí mismo, algo muy penoso. Esta
virtud es: el amor a las leyes y la patria. Este amor exige una preferencia
continua por el interés público por sobre el suyo, esto otorga virtudes
particulares. Este amor es propio en las democracias.
- En todos los gobiernos: para conservarlos, hay que amarlos.
- En la república, hay que establecer ese amor y la educación lo debe inspirar.
Ahora, para que los niños lo sientan, hay un medio seguro: y es que los padres
lo tengan también.
- Uno es dueño de darle su conocimiento y pasiones a los niños.
- El pueblo naciente se degenera cuando los hombres maduros están
corrompidos.

Capítulo VI: de algunas instituciones griegas


- Se menciona el caso de Paraguay.
- Los que quieran hacer instituciones parecidas establecerán la comunidad de
bienes de la república de Platón, el respeto por los dioses que él demandaba,
esa separación de los extranjeros para la conservación de las costumbres, y el
comercio hecho por la ciudad y no por los ciudadanos.

Capítulo VII: en qué casos estas instituciones singulares pueden ser buenas
- Esta clase de instituciones puede convenir en las repúblicas porque la virtud
política es su principio.
- A su vez, estas instituciones tienen lugar en un Estado pequeño, donde se
puede impartir una educación general, y criar a todo un pueblo como una
familia.

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Capítulo VIII: explicación de una paradoja de los antiguos en relación con las costumbres
- Los griegos (Platón y Aristóteles) pensaban que “no se pueden introducir
cambios en la música sin que los haya en la Constitución del Estado”. La
música es fundamental.
- Todas las profesiones y trabajos que podían conducir a la ganancia de dinero
eran mirados como indignos de un hombre libre.
- La agricultura era una profesión servil y la practicaban pueblos vencidos o
llamados esclavos en otras repúblicas.
- Platón quería que en sus leyes se castigara a cualquier ciudadano que se
dedicara al comercio.
- En las repúblicas griegas tenían un gran problema. No se quería que los
ciudadanos trabajasen en el comercio, la agricultura ni las artes; tampoco se
quería que estuvieran ociosos. Encontraban una ocupación en los ejercicios
que dependían de la gimnasia y en los que se relacionaban con la guerra.
- Los griegos eran un pueblo de atletas y combatientes.
- Aristóteles decía que estos ejercicios que hacían personas tan duras y salvajes,
necesitaban de otros que suavizaran las costumbres. Aquí cabe la música.
- Música: llega al espíritu por los órganos del cuerpo. es un medio entre los
ejercicios del cuerpo que hacen duros a los hombres, y las ciencias
especulativas que los hacen salvajes.
- No se puede decir que la música inspirara virtud; sería inconcebible, pero
impedía el efecto de la ferocidad de la institución, y hacía que el alma tuviera,
en la educación, una parte que no habría tenido.
- Los ejercicios de los griegos excitaban en ellos un tipo de pasiones: la rudeza,
la cólera, la crueldad. La música las excita todas y puede hacer que el alma
sienta la suavidad, la piedad, la ternura, el dulce placer.
- Los autores morales hablan acerca del poder que tiene la música sobre
nuestras almas.
- ¿Por qué la música? Porque entre los placeres de los sentidos, no hay ninguno
que corrompa menos el alma.

LIBRO V: De cómo las leyes que dicta el legislador deben estar en relación con el principio
del gobierno

Capítulo I: idea de este libro


- Se vio como las leyes de la educación deben estar en relación con el principio
de cada gobierno. Lo mismo sucede con las leyes que el legislador entrega a
toda la sociedad.
- Esta relación de las leyes con el principio sostiene todos los resortes del
gobierno y este principio, recibe a su vez más fuerza.
- Así es como en los movimientos físicos se ve seguida de la acción, una
reacción.

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- Veremos esta relación leyes/principio, en cada gobierno.

Capítulo II: en qué consiste la virtud en el Estado político (en la república).


- En una república, la virtud es algo muy simple: el amor a la república. Es un
sentimiento (no muchos conocimientos).
- El amor a la patria conduce a la bondad de las costumbres; y la bondad de las
costumbres lleva al amor a la patria.
- Cuanto menos podamos satisfacer nuestras pasiones particulares, más nos
entregaremos a las generales.
- ¿Por qué los monjes aman tanto a su orden? Justamente, por aquello que hace
que les sea insoportable. Su regla los priva de todas las cosas sobre las que se
apoyan las pasiones ordinarias: queda solo la pasión por la regla. Cuanto más
austera sea, es decir, cuanto más recorte sus inclinaciones, más fuerza otorga
a aquellas que les deja.

Capítulo III: qué es el amor de la república en la democracia


- En una democracia, el amor a la república es el de la democracia; el amor a la
democracia es el de la igualdad.
- El amor a la democracia también es frugalidad (templanza): como cada uno
debe tener la misma felicidad y las mismas ventajas, debe gozar de los
mismos placeres y formar las mismas esperanzas, cosa que se espera de la
frugalidad personal.
- Amor a la igualdad: limita la ambición al único deseo y la sola felicidad de
rendir a su patria mayores servicios que los otros ciudadanos. Todos deben
servir a la patria (pero no con los mismos servicios). Al nacer se contrae con
la patria una deuda, imposible de saldar.
- El principio de igualdad es anulado una vez que aparecen servicios
importantes o talentos superiores.
- El amor a la frugalidad limita el deseo de tener a la atención exigida por lo
necesario para la familia, e incluso lo superfluo para la patria.
- Las riquezas dan poder que un ciudadano no puede usar para sí, puesto que
no sería igual. También, procuran deleites que no debe gozar porque chocaría
con la igualdad.
- Las buenas democracias, al establecer la frugalidad doméstica, abrieron la
puertas a los gastos públicos, como se hizo en Atenas y Roma. Ahí la
magnificencia (ostentación) y la profusión (abundancia excesiva) nacían del
fondo mismo de la frugalidad.
- Las leyes querían costumbres frugales para que se pudieran dar a la patria.
- El buen sentido y la felicidad de los particulares consiste mucho en la
moderación de sus talentos y sus fortunas.
- Una república donde las leyes hubieran formado mucha gente moderada,
compuesta de gente sensata, se gobernará con sensatez; compuesta de gente
feliz, será muy feliz.

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Capítulo IV: de cómo se inspira el amor a la igualdad y la frugalidad
- El amor a la igualdad y la frugalidad se ven excitados por una sociedad
donde las leyes las establecen.
- En las monarquías y estados despóticos, ni se les ocurre la igualdad. Las
personas de la más baja condición no quieren salir de su condición.
- Lo mismo ocurre con la frugalidad: para amarla hay que disfrutarla.
- Los que están corrompidos por los placeres no amarán la vida frugal.
Tampoco amarán la frugalidad quienes envidian o admiran el lujo de los
demás.
- Las personas que solo ven hombres ricos u hombres miserables como ellos,
detestan su miseria, sin amar o conocer lo que la haga terminar.
Capítulo V: de cómo las leyes establecen la igualdad en la democracia
- Si un legislador reparte de manera igualitaria las tierras, debe dictar leyes
para mantenerlo. De lo contrario, será una constitución pasajera y la
desigualdad entrará por el costado que las leyes no hayan protegido, y la
república se habrá perdido.
- Por esta razón, es necesario que se regulen las dotes de las mujeres, las
donaciones, las sucesiones, los testamentos, es decir, todas las maneras de
contratar.
- Porque si estuviera permitido entregar los bienes a quien cada uno quisiera y
como quisiera, cada voluntad particular turbaría la disposición de la ley
fundamental.
- Era una buena ley para la democracia aquella que prohibía tener dos
heredades (pedazos de tierra cultivados). Esta ley existía por el reparto
igualitario de tierras y las porciones entregadas a cada ciudadano. La ley no
quería que solo una persona poseyera varias porciones.
- Era una buena ley la que indicaba que un padre que tuviera varios hijos
eligiera uno para heredar su porción, y diera los otros en adopción a quien no
tuviera hijos, a fin de que el número de ciudadanos pudiera mantenerse igual
al de las partes de tierra.
- Aunque en la democracia la real igualdad sea el alma del Estado, es sin
embargo tan difícil de establecer que no siempre resultaría conveniente una
exactitud extrema en este sentido. Basta que se establezca un censo que
reduzca las diferencias hasta cierto punto, o que las fije en él.
- Después corresponde a las leyes particulares igualar, por decirlo así, las
desigualdades, por medio de las cargas impuestas a los ricos y el alivio que
proporcionen a los pobres. (Esto solo lo toleran las riquezas medianas. Las
fortunas inmoderadas, todo lo que no les otorgue poder y honores es
considerado una injuria).
- Toda desigualdad, en la democracia, debe surgir de la naturaleza de la
democracia y del principio mismo de la igualdad.

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- Hay casos (cuarta clases, libertos que se vuelven más poderosos que los
ciudadanos, etc.) donde la igualdad entre los ciudadanos puede eliminarse
en la democracia para utilidad de la democracia. En estos casos solo se
elimina una igualdad aparente, porque un hombre arruinado por una
magistratura estaría en peores condiciones que los otros ciudadanos.

Capítulo VI: de cómo las leyes deben mantener la frugalidad en la democracia


- En una buena democracia, no basta que las pociones de tierra sean iguales;
además es necesario que sean pequeñas, como entre los romanos.
- Como la igualdad de las fortunas mantiene la frugalidad, la frugalidad
mantiene la igualdad de las fortunas. Estas cosas diferentes no pueden
subsistir la una sin la otra, cada una es causa y efecto de la otra.
- Cuando la democracia está fundada en el comercio puede ocurrir que algunos
particulares tengan grandes riquezas y que las costumbres no estén
corrompidas. El espíritu del comercio lleva con él el de frugalidad, economía,
moderación, trabajo, sabiduría, tranquilidad, orden y regla. Mientras subsista
ese espíritu, las riquezas que produce no tienen ningún mal efecto.
- El mal se presenta cuando el exceso de riqueza destruye ese espíritu de
comercio; ahí, se ven nacer los desórdenes de la desigualdad, que aún no se
habían hecho sentir.
- Para mantener este espíritu de comercio es necesario que lo mantengan los
ciudadanos y las leyes lo favorezcan. ¿Cómo? Que las leyes dividan las
fortunas a medida que aumentan, que a los podres los ayuden a estar
desahogado para poder trabajar como los otros y que a los ricos también se
les medie para que necesiten de su trabajo para adquirir o conservar.
- En repúblicas comerciantes es buena ley, otorgar a los hijos una porción igual
en la sucesión de su padre. Así, serán menos ricos que él y se verán
impulsados a huir del lujo y a trabajar como él.
- En Grecia había dos repúblicas: Lacedemonia (militares, donde se deseaba
que los ciudadanos estuvieran ociosos) y Atenas (comerciantes, donde se
trataba de inspirar amor por el trabajo).

Capítulo VII: otros medios de favorecer el principio de la democracia.


- No se puede establecer un reparto igualitario de tierras en todas las
democracias. A veces puede resultar peligroso y chocar con la Constitución,
en esas oportunidades es necesario recurrir a otros medios menos extremos.
- Si se establece un cuerpo de senado en función de la virtud, edad, servicios,
éstos inspirarán sentimientos que llegarán a todas las familias. Es necesario
que este senado se aferre a las instituciones antiguas, y hagan de suerte que
el pueblo y magistrados no se separen jamás de ellas.
- Se puede ganar mucho conservando costumbres antiguas. Los antiguos, con
costumbres austeras y simples han hecho la mitad de lo que está establecido

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(leyes, fundación de sociedades y ciudades). Llevar a los hombres a las
antiguas máximas es llevarlos a la virtud.
- Las instituciones antiguas son por lo común correcciones y las nuevas,
abusos. Solo se llega al bien con gran esfuerzo.
- Miembros del senado: deben ser vitalicios, como en
Roma/Lacedemonia/Atenas, como modelos perpetuos. (En Atenas tenían
dos cosas: cuerpo de senadores que cambiaba cada 3 meses y el areópago que
era vitalicio.)
- Máxima general: si los senadores serán la regla y depósito de costumbres,
deben ser vitalicios. En cambio, si el senado está hecho para preparar negocio,
estos pueden cambiar.
- Es necesario que en la república restablezcan todo lo que ha sido corrompido;
que noten la tibieza, juzguen las negligencias y corrijan las faltas, así como las
leyes castigan los crímenes.
- Nada mantiene mejor las costumbres que una extrema subordinación de los
jóvenes con respecto a los viejos. Unos y otros serán contenidos, aquellos por
el respeto que tendrán a sus mayores, estos por el respeto que tendrán por sí
mismos.
- Nada da más fuerza a las leyes que la subordinación extrema de los
ciudadanos a los magistrados.
- La autoridad paterna es muy útil para mantener las costumbres. Como en
una república no hay una fuerza tan represora como en los otros gobiernos.
Es necesario que las leyes traten de suplirla: lo hacen por medio de la
autoridad paterna.
- El poder paterno se perdió en Roma con la república. En las monarquías,
donde costumbres tan puras son inútiles, se prefiere que cada uno viva bajo
el poder de los magistrados.
- Esta misma subordinación, en la república, podría exigir que el padre siguiera
siendo durante toda su vida el amo de los bienes de sus hijos, como fue la
regla en Roma.

Capítulo VIII: de cómo las leyes deben relacionarse con el principio del gobierno en la
aristocracia.
- Si en la aristocracia el pueblo es virtuoso, se disfrutará casi de la misma
felicidad del gobierno popular, y el Estado será poderoso.
- Sin embargo, es raro que donde hay fortunas desiguales entre los hombres
haya mucha virtud, por lo tanto, es necesario que las leyes tiendan en la
medida de lo posible a dar cierto espíritu de moderación, y traten de
restablecer esa igualdad que la constitución del Estado necesariamente
elimina.
- La virtud de la aristocracia se llama espíritu de moderación. Ésta ocupa el
lugar del espíritu de igualdad en el Estado popular.

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- La modestia y la simplicidad de las maneras constituyen la fuerza de los
nobles aristocráticos. Cuando no tienen distinción, se confunden con el
pueblo, visten como él y comparten sus placeres, el pueblo olvida su
debilidad.
- Los senadores deben velar por los privilegios del cuerpo del senado y no
personal.
- Hay dos fuentes principales de desorden en los Estados aristocráticos:
a. la extrema desigualdad entre los que gobiernan y los gobernados
b. la extrema desigualdad entre los diferentes miembros del cuerpo que
gobierna.
De estas desigualdades resultan el odio y la envidia que las leyes deben
prevenir o detener.
- En el primer caso, de desigualdad entre los que gobiernan y gobernados: se
encuentra cuando los privilegios de los principales son honorables porque
resultan vergonzosos para el pueblo, ej. Cuando en Roma no se podían casar
plebeyos con patricios.
- También se encuentra esta desigualdad si la condición de los ciudadanos es
diferente en relación con los impuestos. Cuando en Roma hubo aristocracia,
no pasó esto. Jamás los magistrados recibieron retribuciones por sus
magistraturas y tenían que pagar sus impuestos, incluso más que el resto. Los
ingresos del Estado eran distribuidos entre el pueblo.
- Esta distribución de ingresos del Estado al pueblo en una democracia tiene
efectos perniciosos porque les hace perder espíritu de ciudadanía. En cambio,
en la aristocracia tiene buenos efectos porque les aviva el espíritu de
ciudadanía.
- Si no se distribuyen los ingresos al pueblo, hay que mostrárselo, es decir, que
gocen de ellos. Ej. Cadena de oro que se tendía en Venecia.
- En la aristocracia, es necesario que los nobles no decidan los tributos. De ser
así, los nobles serían como los príncipes de los Estados despóticos, que
confiscan los bienes de quienes les place. Estos caerían en avaricia, caerían las
recaudaciones y se reducirían a nada los ingresos públicos. Así es como se
han debilitado varios Estados.
- Es necesario que las leyes prohíban el comercio: un comerciante con tanto
crédito constituye un monopolio. El comercio es la profesión de personas
iguales. En los Estados despóticos, los más miserables son aquellos donde el
príncipe es comerciante.
- Las leyes deben emplear los medios más eficaces para que los nobles sean
justos con el pueblo. Cualquier tipo de protección contra la ejecución de las
leyes pierde a la aristocracia y se acerca la tiranía.
- Las leyes deben mortificar el orgullo del dominio.
- Hay dos cosas perniciosas en la aristocracia:
a. la extrema pobreza de los nobles
b. las riquezas exorbitantes de los nobles.

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- Para prevenir la pobreza: hay que obligarlos a pagar muy pronto sus deudas.
Para moderar sus riquezas: se necesitan disposiciones sabias e insensibles (no
confiscaciones, leyes agrarias, abolición de deudas, porque causan mucho
mal).
- Las leyes deben eliminar el derecho de mayorazgo entre los nobles para que
las fortunas vuelvan siempre a la igualdad.
- Los medios inventados para perpetuar la grandeza de las familias en los
Estados monárquicos no podrán ser usados en la aristocracia.
- Las leyes deben igualar a las familias y mantener la unión entre ellas.
- Es necesario que las leyes no favorezcan distinciones que la vanidad pone
entre las familias (por ser más nobles o antiguas) estas son pequeñeces de los
particulares.

Capítulo IX: de cómo en la monarquía las leyes se relacionan con su principio


- Como el honor es el principio de este gobierno, las leyes deben remitirse a él.
Es necesario que trabajen para sostener esa nobleza.
- Es necesario que las leyes la hagan hereditaria para ser un lazo entre el poder
del príncipe y la debilidad del pueblo.
- Las sustituciones que conservan los bienes en las familias serán muy útiles en
este gobierno. Las tierras nobles tendrán privilegios, como las personas. No
se puede separar la dignidad del monarca de la del reino, ni del noble de la
de su feudo. Todo esto se debe cumplir si no se quiere disminuir la fuerza de
la nobleza ni la del pueblo.
- En las monarquías es posible dejar la mayor parte de los bienes a un solo hijo.
Es necesario que las leyes favorezcan todo el comercio que la constitución de
este gobierno pueda otorgar, a fin de que los súbditos, sin verse perjudicados,
puedan satisfacer las necesidades siempre renacientes del príncipe y de su
corte.
- Es necesario que pongan orden en la manera de imponer tributos para que
no sea más pesada que las cargas mismas.
- El peso de las cargas produce primero trabajo, el trabajo agotamiento y el
agotamiento trae espíritu de pereza.

Capítulo X: de la prontitud de la ejecución en la monarquía


- Ventaja de la monarquía: como el gobierno lo lleva una sola persona, hay más
prontitud en la ejecución.
- Pero como esa prontitud puede provocar ligereza, las leyes imponen cierta
lentitud. Las leyes deben favorecer la naturaleza de cada constitución, pero
también deben remediar los abusos que podrían resultar de esta
naturaleza.
- Los cuerpos que contienen el depósito de las leyes nunca obedecen mejor que
cuando van a paso lento y aportan a los asuntos del príncipe esa reflexión que

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no se puede esperar de la corte en cuanto a las leyes del Estado, ni de la
precipitación de sus consejos.

Capítulo XI: de la excelencia del gobierno monárquico


- Como es propio de su naturaleza que haya por debajo del príncipe varios
órdenes que se atienen a la Constitución, el Estado es más fijo, la Constitución
más inquebrantable, la persona de los que gobiernan más asegurada.
- Cicerón: la fuerza del pueblo sin jefe es más terrible porque por su
impetuosidad no conoce el peligro en que se pone, en cambio, el jefe siente
que el asunto le concierne y piensa en él. Esto se aplica tanto a un gobierno
monárquico como a uno despótico.
- Ahora bien, cuando en un gobierno despótico, el pueblo se conduce a sí
mismo lleva siempre las cosas tan lejos como es posible, todos los desórdenes
que comete son extremos.
- En la monarquía es raro que las cosas vayan al extremo. Los jefes temen por
ellos mismos y verse abandonados. Los poderes intermedios dependientes
no quieren que el pueblo adquiera demasiada autoridad. Es raro que los
órdenes del Estado estén enteramente corrompidos.
- El príncipe se apoya en estos órdenes. Los sediciosos (alzados contra la
autoridad) no pueden ni quieren derribar al príncipe.
- En estas circunstancias, intervienen las personas con sabiduría y autoridad;
se llega a términos medios, se corrige; las leyes recuperan su vigor y se hacen
oír.
- Los monarcas que viven bajo las leyes fundamentales de su Estado son más
felices que los príncipes despóticos, que no tienen nada que pueda regular el
corazón de sus pueblos, ni el suyo.

Capítulo XII: continuación del mismo tema


- Que no se busque magnanimidad en los Estados despóticos; el príncipe no
podría ofrecer una grandeza que él mismo no posee: en él, no hay gloria.
- Es en las monarquías donde se verá alrededor del príncipe a los súbditos que
reciben su luz, ahí pueden ejercer esas virtudes que dan al alma no la
independencia, sino la grandeza.

Capítulo XIII: idea del despotismo


- Esto es el despotismo: Cuando se quiere una fruta, se corta el árbol del pie y
se recoge la fruta.

Capítulo XIV: de cómo las leyes se relacionan con el principio del gobierno despótico.
- El gobierno despótico tiene por principio el temor, pero, para los pueblos
temerosos, ignorantes, abatidos, no se necesitan muchas leyes.
- Todo debe girar alrededor de dos o tres ideas, no se necesitan otras nuevas.

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- El príncipe está acostumbrado en su palacio a no encontrar ninguna
resistencia, se indigna de la que se le hace con las armas en la mano, en
consecuencia, ordinariamente se ve conducido por la cólera o la venganza.
Por lo demás, no tiene una idea de la verdadera gloria. Las guerras deben
hacerse con toda su furia natural.
- Semejante príncipe tiene tantos defectos que habría que temer que se
expusiera a la luz su estupidez natural. Está escondido, y se ignora el estado
en que se encuentra.
- Como el príncipe es la ley, el Estado y el príncipe, en cuanto no es ya el
príncipe, no es nada; si no se lo considerara muerto, el Estado se destruiría.
- La conservación del Estado no es más que la conservación del príncipe, o más
bien, la del palacio donde está encerrado. Todo lo que no amenace
directamente el palacio o la ciudad capital, no impresiona a espíritus
ignorantes, soberbios y prejuiciosos.
- Las políticas, sus resortes y leyes, deben ser muy limitados; y el gobierno
político es en estos Estados tan simple como el gobierno civil.
- Este Estado estará en la mejor situación cuando pueda considerarse solo en el
mundo, rodeado de desiertos y separado de los pueblos bárbaros. No puede
contar con milicia, por eso será bueno que destruya una parte de sí mismo.
- Así como el principio de este gobierno es el temor, su objetivo es la
tranquilidad. Pero no es la paz, sino el silencio de las ciudades (que el
enemigo está listo para ocupar).
- Ahora bien, como el Estado no tiene fuerza sino que la tiene el ejército, para
defender ese Estado será necesario conservar ese ejército, pero éste resulta
temible para el príncipe. ¿Cómo conciliar la seguridad del Estado con la
seguridad de la persona?
- En estos Estados, la religión tiene más influencia que en ningún otro; es un
temor agregado al temor. Los pueblos sacan en parte de la religión el
asombroso respeto que tienen a su príncipe.
- Los súbditos, que no están interesados en la gloria y la grandeza del Estado
por honor, lo están por la fuerza y por el principio de la religión.
- De todos los gobiernos despóticos, el que más se agobia es aquél en el que el
príncipe se declara propietario de todas las tierras y heredero de todos sus
súbditos.
- En estos Estados no se repara ni mejora nada. Todo es transitorio y todo
queda desierto.
- Para que no esté todo perdido, es bueno que la avidez del príncipe sea
moderada por alguna costumbre. Ahora bien, en la realidad sucede que la
mayor parte de los bienes se poseen de manera precaria.
- En los Estados donde no hay leyes fundamentales, la sucesión en el trono no
podría ser fija. La corona es electiva, por el príncipe, en su familia o fuera de
ella.

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- El sucesor es declarado por el mismo príncipe, o por sus ministros, o por una
guerra civil. Así, este Estado tiene una causa de disolución más que la
monarquía.
- Cuando la sucesión está establecida por una ley fundamental, un solo
príncipe es el sucesor, y sus hermanos no tienen ningún derecho real o
aparente para disputarle la corona.
- En los Estados despóticos, donde los hermanos del príncipe son al mismo
tiempo sus esclavos y rivales, la prudencia quiere que se esté seguro de sus
personas, sobre todo en los países mahometanos, donde la religión considera
la victoria o el éxito como un juicio de Dios, de suerte que nadie es allí
soberano de derecho, sino solo de hecho.
- Los príncipes de los Estados despóticos siempre han abusado del
matrimonio, porque toman varias mujeres. Tienen tantos hijos que no pueden
tener afecto por ellos.
- La familia reinante se parece al Estado: es demasiado débil, y su jefe
demasiado fuerte; parece extensa, y se reduce a la nada.
- Después de todo lo que acabamos de decir, parecería que la naturaleza
humana debiera sublevarse sin cesar contra el gobierno despótico. Pero, pese
al amor de los hombres por la libertad, pese a su odio contra la violencia, la
mayor parte de los pueblos están sometidos a él.
- Para formar un gobierno moderado, se necesita combinar los poderes,
regularlos, temperarlos, hacerlos actuar. Un gobierno despótico es uniforme
en todas partes; para establecerlo solo se necesitan pasiones, todo el mundo
es bueno para ello.
Capítulo XV: continuación del mismo tema
- En los climas cálidos, donde generalmente reina el despotismo, las pasiones
se hacen sentir, pero por otra parte están más amortiguadas.
- Los peligros de la disipación de bienes son menores, hay menos facilidad para
distinguirse, menos comercio entre jóvenes encerrados en la casa, se casan
antes. Por lo tanto, se puede ser mayor antes que en nuestros climas de
Europa.
- No cabe la cesión de bienes, ésta se da en gobiernos moderados y en
repúblicas porque se tiene más confianza en la probidad de los ciudadanos.
- La pobreza y la incertidumbre de las fortunas, en los Estados despóticos,
naturalizan la usura, ya que cada uno aumenta el precio de su dinero en
proporción al peligro que entraña prestarlo. En estos países desdichados llega
muchísimo la miseria, quedan desposeídos de todo.
- No hay leyes de comercio, se reducen al simple control de administración.
- Los Estados despóticos son peculados (hurtan parte de las rentas).
- Como éste es el crimen común, las confiscaciones son útiles. Con ellas se
consuela al pueblo, el dinero que se obtiene es un tributo considerable que el
príncipe difícilmente podría imponer a súbditos arruinados. En estos países
no existen las familias que se quieran conservar.

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- En los Estados moderados las confiscaciones harían incierta la propiedad de
los bienes, destruiría una familia. En las repúblicas, serían causa del mal de
eliminar la igualdad que constituye su alma, privando a un ciudadano de lo
que necesita para vivir.

Capítulo XVI: de la comunicación del poder


- En el gobierno despótico, el poder lo tiene a quién se lo confía.
- En los Estados monárquicos, los gobiernos particulares de las ciudades no
dependen tanto del gobernador de la provincia como del príncipe. Los
oficiales particulares también dependen más del príncipe que del general.
- En estados monárquicos los que tienen un mando amplio no están al mando
de ningún cuerpo de la milicia.
- En un gobierno despótico no ocurre lo anterior. Si alguien que no tiene un
empleo efectivo, tiene prerrogativas y títulos, habría en el Estado hombres
grandes por sí mismos, cosa que chocaría con la naturaleza de este gobierno.
- Como en estos gobiernos la ley es la voluntad momentánea del príncipe, es
necesario que los que quieren por él quieran súbitamente como él.

Capítulo XVII: de los presentes


- En los países despóticos es una costumbre que no se aborde a nadie que esté
por encima de uno, ni siquiera a los reyes, sin hacerle un regalo.
- Esto debe ser así en un gobierno donde nadie es ciudadano; un gobierno
donde se tiene la idea de que el superior no debe nada al inferior.
- Es un estado despótico, donde no hay honor ni virtud, se actúa solo por la
esperanza de las comodidades de la vida. Platón estaba muy en contra de la
idea de recibir presentes para cumplir con el deber, a tal punto que animaba
a castigarlos con la muerte.

Capítulo XVIII: de las recompensas que otorga el soberano


- En los gob. Despóticos se actúa solo por la esperanza de las comodidades de
la vida. En estos casos, el príncipe que recompensa solo ofrece dinero.
- En una monarquía, donde reina el honor, el príncipe recompensa con
distinciones.
- En una república, donde reina la virtud, ésta se basta a sí misma y excluye
todos los otros. El Estado recompensa con los testimonios de dicha virtud.
- Las grandes recompensas en una monarquía y en una república, son un signo
de la decadencia: porque prueban que sus principios están corrompidos, la
idea de honor ya no tiene tanta fuerza y que la calidad de ciudadano se ha
debilitado.
- Los mejores emperadores romanos fueron los más ahorrativos. En estos
casos, el Estado retomaba sus principios: el tesoro del honor compensaba los
otros tesoros.

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Capítulo XIX: Nuevas consecuencias de los principios de los tres gobiernos
- ¿Las leyes deben obligar a un ciudadano a aceptar los cargos públicos? Sí en
el republicano, no en el monárquico.
- En el republicano: las magistraturas son testimonio de virtud, de los
depósitos que la patria confía a un ciudadano, éste no debe vivir, actuar ni
pensar más que para ella. Por ende, no puede rechazarlos.
- En el monárquico: las magistraturas son testimonio de honor. Ahora bien,
esas son las rarezas del honor, que se complace en no aceptar ninguna más
que cuando quiere y de la manera en que quiere.
- ¿es una buena máxima que un ciudadano pueda ser obligado a aceptar en el
ejército un lugar inferior al que ha ocupado?
- En las repúblicas sí: la virtud demanda que se haga al Estado un sacrificio
continuo de sí mismo y de sus repugnancias.
- En las monarquías no: el honor verdadero o falso no puede tolerar
degradarse.
- En un gob. Despótico: donde se abusa igualmente del honor, puestos y
categorías, se transforma indiferentemente a un príncipe en mendigo y al
revés.
- ¿se acumulan sobre una sola cabeza los cargos civiles y militares?
- República: es necesario unirlos, es peligroso separar la profesión de las armas
y las funciones civiles. Las armas se toman en calidad de defensor de las leyes
y la patria. Uno se hace soldado por un tiempo por ser ciudadano, si
estuvieran dos estados separados se haría sentir al soldado que no es más que
eso (cuando en realidad es un ciudadano).
- Monarquía: es necesario separarlos. La gente de guerra solo tiene por objeto
la gloria, el honor o la fortuna. Hay que tener cuidado de darle cargos civiles
a hombres así. Es necesario que una misma persona no tenga al mismo tiempo
la confianza del pueblo y la fuerza para abusar de ella.
- ¿conviene que los cargos sean venales (vendibles)?
- En los estados despóticos no: ahí es necesario que los sujetos sean colocados
y desplazados en un momento por el príncipe.
- Si conviene en estados monárquicos: porque hace hacer lo que no se quería
emprender por virtud, y destina a cada uno a su deber, hace más permanentes
las órdenes del Estado.
- ¿En qué gobierno se necesitan censores?
- En una república sí, donde el principio de gobierno es la virtud. Los censores
corrigen: crímenes, negligencias, faltas, tibieza en el amor a la patria, etc. No
se trata de condenas a un crimen, sino de un juicio de las costumbres en una
república fundada sobre las costumbres.
- En una monarquía no se necesitan. Éstas están fundadas sobre el honor. El
honor consiste en tener por censor a todo el universo. Ahí los censores se
verían arruinados por los que deberían corregir. Los censores no serían

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buenos contra la corrupción de una monarquía, pero la corrupción de una
monarquía sería demasiado fuerte contra ellos.
- Gobiernos despóticos: no hacen falta.

LIBRO VI: Consecuencias de los principios de los diversos gobiernos en relación con la
simplicidad de las leyes civiles y criminales, la forma de los juicios y el establecimiento de las
penas.

Capítulo I: de la simplicidad de las leyes civiles en los diversos gobiernos


- Monarquía: no tiene leyes tan simples, necesita tribunales que forman
decisiones que deber ser conservadas, aprendidas para que la conservación
de la vida y de la propiedad de los ciudadanos sea segura.
- Como también se decide sobre el honor, la administración de la justicia exige
investigaciones escrupulosas. Por esta razón hay tantas reglas, restricciones,
extensiones. Cada clase de bienes está sometido a reglas particulares. Hay que
seguirlas para disponer de ellos, esto también disminuye simplicidad.
- El monarca, que conoce cada una de sus provincias, puede establecer diversas
leyes o tolerar diferentes costumbres.
- El déspota no conoce nada y no puede prestar atención a nada. Necesita que
todo marche de la misma manera, gobierna con voluntad rígida y en todas
partes.
- A medida que se multiplican los juicios en los tribunales, la jurisprudencia se
carga de decisiones que a veces se contradicen. Este es un mal necesario, que
el legislador corrige cada cierto tiempo, ya que cuando se está obligado a
recurrir a los tribunales, es necesario que sea producto de la naturaleza de la
Constitución, y no de las contradicciones o incertidumbres de las leyes.
- En los gobiernos donde existen distinciones en las personas, son necesarios
los privilegios. Esto disminuye la simplicidad y plantea mil excepciones.
- Gobiernos despóticos: no se sabe sobre qué podría legislar un juez o
legislador. Como las tierras pertenecen al príncipe, no hay leyes civiles sobre
propiedad de tierras. Como el soberano tiene derecho a heredar, no hay leyes
de sucesión. Como el príncipe realiza un negocio exclusivo con algunos
países, no hay leyes de comercio, no hay leyes sobre dotes ni las ventajas de
las mujeres. El despotismo se basta a sí mismo; a su alrededor, todo es el
vacío.

Capítulo II: de la simplicidad de las leyes criminales en los diversos gobiernos


- En las repúblicas se necesitan por lo menos tantas formalidades como en las
monarquías. En uno y otro gobierno, estas aumentarán en razón del caso que
se haga del honor, la fortuna, la vida, la libertad de los ciudadanos.
- Los hombres son todos iguales en el gob. Republicano, tb son iguales en el
gob. Despótico; en el primero, es porque lo son todo; en el segundo, es porque
no son nada.

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Capítulo III: en qué gobiernos y en qué casos se debe juzgar según un texto preciso de la ley
- Cuanto más se aproxima el gobierno a la república, más fija deviene la
manera de juzgar.
- En los estados despóticos no hay leyes, el juez es él mismo, la regla.
- En los estados monárquicos, donde es explícita el juez la sigue y, donde no lo
es, busca su espíritu.
- En el gob. Republicano, forma parte de la naturaleza de la constitución que
los jueces sigan la letra de la ley. No hay ciudadano contra quien pueda
interpretarse una ley cuando se trata de sus bienes, su honor o su vida.

Capítulo IV: de la manera de formar los juicios.


- De esto derivan las distintas maneras de llegar a la sentencia.
- En las monarquías: los jueces adoptar la postura de los árbitros; deliberan, se
comunican sus pensamientos, concilian; uno modifica su opinión para
hacerla conforme a la de otro; las opiniones menos numerosas se remiten a la
mayoría.
- En el caso de la república (en Roma y Grecia): los jueces no se comunicaban,
cada uno daba su opinión de una de estas tres maneras: absuelvo, condeno, no
me parece. El pueblo juzgaba o debía hacerlo, pero no es jurisconsulto. Es
necesario presentarle al pueblo un solo hecho, un objeto y él debe condenar,
absolver o postergar el juicio.
- Los romanos, siguiendo a los griegos, introdujeron fórmulas de acciones y
establecieron la necesidad de dirigir cada cuestión por la acción que le era
propia.
- Esto era necesario en su manera de juzgar; había que fijar el estado de la
cuestión para que el pueblo lo tuviera siempre ante los ojos.
- De ahí que los jueces, entre los romanos, no acrodaban más que la demanda
precisa, sin aumentar, disminuir ni modificar nada. Pero los pretores
imaginaron otras fórmulas de acciones, que se llamaron de buena fe, en las que
la manera de pronunciarse estaba más en la disposición del juez. Esto
resultaba más conforme al espíritu de la monarquía. Los jurisconsultos
franceses decían: en Francia, todas las acciones son de buena fe.

Capítulo V: en qué gobiernos el soberano puede ser juez


- Los legisladores de Roma previeron el abuso que el pueblo podría cometer
con su poder en el juicio de los crímenes: decidió que el areópago reviera la
cuestión. Mont: “admirable ley, que sometía el pueblo a la censura de la
magistratura que más respetaba y a la suya misma”.
- En estados despóticos: el príncipe puede juzgar por sí mismo.
- En las monarquías: el príncipe no puede juzgar por sí mismo, la Constitución
se destruiría, los poderes intermedios dependientes se verían aniquilados, se
verían cesar todas las formalidades de los juicios, el temor se apoderaría de

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los espíritus, no habría más confianza, ni honor, ni amor, ni seguridad, ni
monarquía.
- En los estados monárquicos: el príncipe es la parte que persigue a los
acusados, y los hace castigar o absolver; si juzgara él mismo, sería juez y parte.
También, en estos estados, el príncipe decide a menudo las confiscaciones: si
juzgara los crímenes, también sería juez y parte.
- Los juicios emitidos por el príncipe serían una fuente de injusticias y abusos;
los cortesanos, importunándolo, le arrancarían las sentencias. Algunos
emperadores romanos juzgaron y asombraron por sus injusticias.
- Las leyes son los ojos del príncipe; por ellas ve lo que no podría ver sin ellas.
¿Quiere cumplir la función de los tribunales? Entonces no estaría trabajando
para él, sino para sus enemigos y en contra de él mismo.

Capítulo VI: de cómo en la monarquía los ministros no deben juzgar.


- En la monarquía, es un gran inconveniente que los ministros del príncipe
juzguen los asuntos contenciosos.
- El consejo de los reyes debe estar compuesto de pocas personas; y los
tribunales de la judicatura exigen muchas.
- Esto, porque para el consejo de reyes: se deben tomar los problemas con cierta
pasión, y seguirlos del mismo modo, algo que no puede esperarse más que
de 4 o 5 hombres que los hacen suyos.
- En cambio, los tribunales judiciales deben tener sangre fría, y todos los
asuntos deben serles, de algún modo, indiferentes.

Capítulo VII: del magistrado único


- Un magistrado único solo puede tener lugar en un gobierno despótico.
- En la historia romana se ve hasta qué punto un juez único puede abusar de
su poder.

Capítulo VIII: de las acusaciones en los diversos gobiernos


- En Roma estaba permitido que un ciudadano acusara a otro. Esto estaba
establecido según el espíritu de la república, en la que cada ciudadano debe
tener un celo sin límites por el bien público y se considera que tiene todos los
derechos de la patria en sus manos.
- Bajo los emperadores se siguieron las máximas de la república, pero pronto
aparecieron hombres funestos que buscaban un criminal cuya condena
pudiera complacer al príncipe: era el camino para llegar a los honores y la
fortuna.
- Hoy tenemos una ley admirable: donde el príncipe, establecido para hacer
ejecutar las leyes, designe a un funcionario en cada tribunal, para perseguir
en su nombre todos los crímenes, de suerte que la función de los delatores es
desconocida entre nosotros.

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Capítulo IX: de la severidad de las penas en los diversos gobiernos
- la severidad de las penas conviene más al gobierno despótico, cuyo principio
es el terror, que a la monarquía y la república, que tienen por resorte el honor
y la virtud respectivamente.
- En los estados moderados, el amor a la patria, la vergüenza y el temor a la
crítica, son motivos de represión que pueden impedir muchos crímenes. La
mayor pena para una mala acción será ser acusado de ella. En estos Estados,
las leyes civiles corregirán con más facilidad, y no necesitarán tanta fuerza.
- En estos Estados, un buen legislador se consagrará menos a castigar los
crímenes que a prevenirlos; se aplicará más a implantar buenas costumbres
que a infligir suplicios.
- En china, cuanto más aumentaban los suplicios (castigos), más cerca estaba la
revolución. Se aumentan los suplicios según van faltando costumbres.
- En todo o casi todos los Estados de Europa, las penas han disminuido o
aumentado según se estuviera más cerca o más lejos de la libertad.
- En los países despóticos, se teme a la muerte tanto como se está descontento
con la vida; los suplicios, deben ser más rigurosos.
- En los estados moderados: se teme más perder la vida de lo que se teme a la
muerte en sí; los suplicios que simplemente quitan la vida son entonces
suficientes. En los gob. Moderados, para un buen legislador, todo puede
constituir una pena.

Capítulo X: de las antiguas leyes francesas


- En las antiguas leyes francesas se encuentra el espíritu de la monarquía.
- Penas pecuniarias: aquellos que no son nobles son menos castigados que
estos.
- En los crímenes: el noble pierde su honor y su presencia en la corte, mientras
que el villano, que no tiene ninguno de los dos, es casitgado en su cuerpo.

Capítulo XI: de cómo se necesitan pocas penas cuando un pueblo es virtuoso


- El pueblo romano era probo (honrado). Esa probidad tenía tanta fuerza que
con frecuencia el legislador no tenía más que señalarle el bien para que lo
siguiera. En lugar de ordenanzas, bastaba con dar consejos.

Capítulo XII: del poder de las penas


- Hay países donde el espíritu del ciudadano se impresiona con penas leves.
Hay otros, en cambio, donde se impresiona por las más duras.
- Gobierno violento: quiere corregir pronto y en lugar de hacer cumplir leyes
antiguas establece una pena cruel que detiene el mal al momento. Pero el
resorte del gobierno se gasta; la imaginación se acostumbra a esta gran pena
del mismo modo en que se ha habituado a una menor; y, como se disminuye

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el temor por la nueva pena, pronto es fuerza establecerla para todos los casos.
Ej. El robo en los caminos, se detuvo un tiempo con el suplicio de la rueda.
Después, se volvió a robar como antes.
- Fue frecuente la deserción: se estableció pena de muerte para los desertores.
El problema es que los soldados desprecian el peligro. Ahora bien, pero está
acostumbrado a temer a la vergüenza, se necesita entonces una pena (se
rasgaba la nariz o cortaba orejas) que dejara una señal de por vida. Se
pretendía aumentar la pena, y en realidad se la disminuía.
- No es necesario llevar a los hombres por vías extremas; hay que ser
cuidadosos con los medios que la naturaleza otorga para conducirlos.
Examínese la causa de los delitos, se verá que proviene de la impunidad de
los crímenes, no de la moderación de las penas.
- Sigamos a la naturaleza, que dio a los hombres la vergüenza como un castigo;
y que la mayor parte de la pena se la infamia de sufrirla.
- Si en un país la vergüenza no es un suplicio. Esto se debe a que se han
infligido las mismas penas a los malvados y a los hombres de bien.
- A menudo un legislador que quiere corregir un mal no piensa más que en esa
corrección; sus ojos están abiertos sobre ese objeto, y no sobre los
inconvenientes. Cuando el mal está corregido, ya no se ve más que la dureza
del legislador, pero queda un vicio en el Estado: los espíritus se han
corrompido, se han acostumbrado al despotismo.
- Hay dos tipos de corrupción: una, cuando el pueblo no observa las leyes; otra,
cuando es corrompido por las leyes, mal incurable, porque está en el remedio
mismo.

Capítulo XIII: impotencia de las leyes japonesas


- Las penas excesivas pueden corromper incluso el despotismo: Japón.
- Ahí se penan con la muerte casi todos los crímenes. No se trata de corregir al
culpable sino de vengar al príncipe.
- Como el emperador es propietario de todos los bienes, casi todos los crímenes
atentan directamente contra sus intereses.
- Lo que no tiene apariencia de crimen es severamente castigado. Ej. Pena de
muerte a quien arriesga el dinero en el juego.
- Educación: las relaciones dicen que se debe tratar a los niños con dulzura
porque se obstinan más contra las penas. Los esclavos no deben ser tratados
con demasiada rudeza, porque se ponen a la defensiva.
- Un legislador sabio habría tratado de corregir los espíritus por un equilibrio
justo de penas y recompensas; por máximas de filosofía, moral y religión
adecuadas para estos caracteres; por la justa aplicación de las reglas del
honor; por el suplicio de la vergüenza; por el goce de una felicidad constante
y una dulce tranquilidad.

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- Y si hubiera temido que los espíritus, acostumbrados a verse detenidos por
una pena cruel, no podrían serlo por una más leve, habría actuado de modo
insensible.
- En los casos particulares en que se hubiere podido mostrar cierta indulgencia,
habría moderado la pena, hasta que hubiera logrado modificarla en todos los
casos.
- El despotismo no conoce estos resortes, no va por estos caminos. Japón se ha
vuelto aún más cruel.
- Las almas espantadas, cada vez más atroces, solo han podido ser conducidas
por una atrocidad mayor. Han querido establecer una buena organización, y
su debilidad se ha mostrado aún más.
- La atrocidad de las leyes, pues, impide su ejecución. Cuando la pena no tiene
medida, con frecuencia se está obligado a preferir la impunidad.

Capítulo XIV: del espíritu del senado de Roma


- El senado pensaba que las penas inmoderadas pondrían terror en los
espíritus; pero que tendrían efecto de no encontrar ya a nadie para acusar ni
para condenar, mientras que proponiendo penas módicas, habría jueces y
acusadores.

Capítulo XV: de las leyes romanas con respecto a las penas


- Las leyes están relacionadas con la naturaleza del gobierno.
- Las leyes reales, hechas por un pueblo compuesto de fugitivos, esclavos y
bandidos, fueron muy severas. El espíritu de la república habría exigido que
los decenviros no hubieran puesto estas leyes en las Doce Tablas.
- Las que mejor descubren el designio de los decenviros es la pena capital
contra los autores de libelos y los poetas.
- Las personas que querían derribar la libertad temían los escritos que pudieran
encender los espíritus.
- Después de la expulsión de los decenviros, casi todas las leyes que habían
fijado tales penas fueron abolidas o no aplicadas. En ese entonces, el pueblo
romano amó la moderación de las penas.
- Los romanos permitían a los ciudadanos el derecho de retirarse antes de un
juicio, señal de levedad de penas.
- Sila, con las leyes Cornelia, encontró criminales por todas partes; y por medio
de una práctica demasiado extendida, tendió trampas, sembró espinas y abrió
abismos en el camino de todos los ciudadanos.
- Como los ciudadanos establecieron un gobierno militar advirtieron que este
no era igual de terrible contra ellos como contra los súbditos. Por eso, trataron
de suavizarlo, pensaron en las dignidades y el respeto por ellas.
- Se aproximaron un poco a la monarquía, y dividieron las penas en tres clases:
las que se refieren a las personas de Estado (con penas muy benignas), las que

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se infligen a personas de rango inferior (más severas) y las que solo afectan a
las personas de baja condición (las más rigurosas).
- Constantino cambió el despotismo militar por un despotismo militar y civil y
se aproximó a la monarquía.
- Se pueden seguir las diversas revoluciones de este Estado; y ver cómo se pasó
del rigor a la indolencia y de ésta a la impunidad.

Capítulo XVI: de la justa proporción entre las penas y el crimen


- Es esencial que las penas presenten armonía entre ellas; porque es esencial
que se evite preferentemente un gran crimen antes que uno menor.
- Es un gran mal, entre nosotros, que sufran la misma pena el que roba en los
caminos que el que roba y asesina. Es evidente que, por la seguridad pública,
habría que poner alguna diferencia en la pena.
- En china, cortan en pedazos a los ladrones crueles, pero no a los otros: esta
diferencia hace que se robe, pero no se asesine.
- Cuando no hay diferencia en la pena, es necesario ponerla en la esperanza de
la gracia. En Inglaterra, no se asesina; porque los ladrones pueden esperar ser
enviados a las colonias, pero no así los asesinos.
- Las cartas de gracia son un gran recurso de los gobiernos moderados. Ese
poder de perdonar que tiene el príncipe, aplicado con sabiduría, puede tener
efectos admirables. El principio del gobierno despótico, que no perdona, lo
priva de estas ventajas.

Capítulo XVII: de la tortura o cuestión de tormento contra los criminales


- Porque los hombres son malo (pesimismo antropológico), la ley está obligada
a suponerlos mejores de lo que son. La deposición (declaración) de dos
testigos basta para el castigo de todos los crímenes
- La cuestión de tormento (averiguación de la verdad, donde se aplicaba
tormento al presunto culpable inconfeso) no se encuentra en un caso forzoso
como estos dos. Hoy se rechaza sin inconvenientes. Ella no es necesaria por
naturaleza.
- Muchas personas hábiles y grandes genios han hablado contra esta práctica.
- Puede convenir en los gobiernos despóticos, donde todo lo que inspira temor
entra en los resortes del gobierno.

Capítulo XVIII: de las penas pecuniarias y las penas corporales


- Germanos: solo admitían penas pecuniarias. Esos hombres guerreros y libres
estimaban que su sangre solo se debía verter con las armas en la mano.
- Japoneses: rechazan las penas pecuniarias porque los ricos eludirían el
castigo.
- Pero: ¿acaso los ricos no temen perder sus bienes? ¿las penas pecuniarias no
pueden ser proporcionadas a las fortunas?

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- Un buen legislador adopta un punto medio: no siempre ordena penas
pecuniarias, no siempre inflige penas corporales.

Capítulo XIX: de la ley del talión


- Estados despóticos: aman las leyes simples y usan mucho la ley del talión del
Corán. La ejercen rigurosamente.
- Estados moderados: la reciben algunas veces. Casi siempre la atemperan. La
ley de las Doce tablas admitía dos de ellas (ver, p. 132).

Capítulo XX: del castigo de los padres por los crímenes de los hijos
- En China y Perú, se castiga a los padres por las faltas de sus hijos, esta idea es
extraída de las despóticas.
- Entre nosotros, los padres cuyos hijos son condenados al suplicio, y los hijos
cuyos padres han sufrido la misma suerte, son castigados por la vergüenza
tanto como lo serían en China por la pérdida de la vida.

Capítulo XXI: de la clemencia (compasión al aplicar justicia) del príncipe


- La clemencia es la cualidad distintiva de los monarcas.
- En la república, donde el principio es la virtud, es menos necesaria. En el
Estado despótico, donde reina el temor, se usa menos; porque hay que
contener a los grandes del Estado con ejemplos de severidad.
- En las monarquías, donde se está gobernado por el honor, que a menudo
exige lo que la ley prohíbe, es más necesaria. La desgracia es un equivalente
de la pena: las formalidades mismas del juicio son castigos.
- Los grandes son tan severamente castigados por la desgracia, por la pérdida
con frecuencia imaginaria de su fortuna, de su crédito, sus hábitos, sus
placeres, que el rigor con ellos es inútil; solo sirve para que los súbditos
pierdan el amor que tienen por la persona del príncipe y el respeto que deben
tener por las posiciones.
- Los monarcas tienen tanto que ganar con la clemencia, es seguida de amor y
obtienen de ella gloria, que casi siempre es felicidad para ellos poder ejercerla;
y en nuestros países casi siempre es posible.
- Tal vez se les dispute una rama de la autoridad, pero casi nunca la autoridad
misma.
- ¿Cuándo castigar? ¿Cuándo hay que perdonar? Es algo que se puede sentir
más y mejor de lo que se puede prescribir. Cuando la clemencia presenta
peligros, esos peligros son muy visibles. Se la distingue fácilmente de la
debilidad que lleva al príncipe al desprecio e incluso la impotencia de
castigar.

LIBRO VII: Consecuencias de los diferentes principios de los tres gobiernos en relación con
las leyes suntuarias, el lujo y la condición de las mujeres.

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Capítulo I: del lujo
- El lujo siempre se encuentra en proporción con la desigualdad de las fortunas.
Si en un Estado las riquezas están igualmente compartidas, no habrá lujo;
puesto que este se funda en las comodidades que se obtienen por el trabajo
de los demás.
- Para que las riquezas sigan siendo igualmente compartidas, es necesario que
la ley no dé a cada uno más que lo físicamente necesario. Si se tiene más,
algunos gastarán, otros adquirirán, y se establecerá la desigualdad.
- Considerando el lujo de los diversos pueblos unos en relación con otros, se
hallará que en cada Estado este se encuentre en razón compuesta de la
desigualdad de fortunas entre los ciudadanos y la desigualdad de riquezas
de los diversos Estados.
- El lujo se encuentra también en proporción con la grandeza de las ciudades,
y sobre todo de la capital, con la desigualdad de las fortunas de los
particulares y con el número de hombres que se reúne en algunos lugares.
- Cuando más hombres haya juntos, más vanos serán, y sentirán nacer en ellos
el deseo de señalarse por pequeñas cosas.
- El lujo otorga la esperanza de triunfar, porque cada uno adopta las marcas de
la condición que se encuentra por encima de la suya. Pero, a fuerza de
distinguirse, todo termina resultando igual, y ya nadie se distingue: como
todo el mundo quiere hacerse ver, nadie nota a nadie. Esto resulta una
incomodidad general.
- Reunir gente en una capital, hace que tengan más deseos, necesidades y
caprichos.

Capítulo II: De las leyes suntuarias en la democracia


- En las repúblicas, donde las riquezas están repartidas a partes iguales, no
puede haber lujo; y como hemos visto en el libro V, como esta igualdad de
distribución constituía la excelencia de la república, de ello se sigue que
cuanto menos lujo haya en una república, más perfecta será esta.
- En las republicas donde la igualdad no está totalmente perdida, el espíritu de
comercio, trabajo y virtud hace que cada uno viva de sus propios bienes, y
que en consecuencia, haya poco lujo.
- A medida que el lujo se establece en una república, el espíritu se vuelve hacia
el interés particular. A personas a las que no les hace falta nada más que lo
necesario, solo les queda por desear la gloria de la patria y la suya propia.
Pero un alma corrompida por el lujo tiene muchos otros deseos; pronto se
hará enemiga de las leyes que la molesten.
- En cuanto los romanos se corrompieron, sus deseos se hicieron inmensos.

Capítulo III: De las leyes suntuarias en la aristocracia

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- La aristocracia mal constituida tiene la desgracia de que los nobles poseen las
riquezas, y sin embargo no deben gastar; el lujo, contrario al espíritu de
moderación, debe ser desterrado.
- Por ende, hay personas muy pobres que no pueden recibir y personas muy
ricas que no pueden gastar.
- En Venecia, solo las cortesanas consiguen hacerles desembolsar dinero. Las
mujeres más despreciables gastan sin peligro, mientras que sus tributarios
llevan la vida más oscura del mundo.
- En este sentido, las buenas repúblicas griegas tenían instituciones admirables.
Los ricos empleaban su dinero en fiestas, coros de música, carruajes, caballos
para carreras, en magistraturas onerosas. Las riquezas resultaban una carga
tan pesada como la pobreza.

Capítulo IV: de las leyes suntuarias en las monarquías


- El lujo es singularmente propio de las monarquías, y en ellas no senecesitan
leyes suntuarias.
- Como, por la constitución de las monarquías, las riquezas están repartidas de
manera desigual, es necesario que haya lujo. Si los ricos no gastan mucho, los
pobres morirán de hambre.
- Para que se sostenga el Estado monárquico, el lujo debe ser creciente.
- El lujo es necesario en los Estados monárquicos, y en los despóticos.
- En los estados monárquicos: es un uso que se impone porque se posee la
libertad.
- En los estados despóticos: es un abuso que se comete por las ventajas de la
servidumbre, porque un esclavo, elegido por el amo para tiranizar a sus otros
esclavos, pero inseguro por el devenir de la fortuna, no tendrá otra felicidad
que la de calmar el orgullo, los deseos y la sensualidad de cada día.
- Las repúblicas mueren por el lujo, las monarquías por la pobreza.

Capítulo V: de los casos en que las leyes suntuarias pueden ser útiles en una monarquía
- Un Estado puede dictar leyes suntuarias con el objeto de obtener una
frugalidad absoluta, es el espíritu de las leyes suntuarias de las repúblicas; y
la naturaleza de la cosa muestra que fue la finalidad de las de Aragón.
- Frugalidad relativa: un Estado puede sentir que las mercancías extranjeras
de un precio demasiado alto exigirían tal exportación de las suyas propias
que terminaría privándose de sus propias necesidades por no satisfacerlas
con sus propias mercancías sino con las extranjeras. Entonces, puede prohibir
absolutamente que entre en el país dicha mercancía, y ese es el espíritu de las
leyes dictadas en nuestros días en Suecia. Son las únicas leyes suntuarias que
convienen en las monarquías.
- Cuando más pobre es un Estado, más arruinado se ve por su lujo relativo; y
más, por ende, necesita de leyes suntuarias relativas.

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- Cuando más rico es un Estado, más su lujo lo enriquece, y hay que cuidarse
de dictar leyes suntuarias relativas.

Capítulo VI: Del lujo en China


- para saber si hay que alentar el lujo o proscribirlo, se deben poner los ojos en
la relación que existe entre el numero de la población y las posibilidades de
subsistencia.
- Aquí se opone la riqueza natural de Inglaterra a la pobreza de China, por sus
numerosos habitantes.

Capítulo VII: Fatal consecuencia del lujo en China


- En la historia de China ha habido dinastías (las 3 primeras) más sabias y
gobernaron mucho tiempo. A su vez, el imperio era menos extenso.
- Después de esas dinastías los sucesores fueron apoderados por el lujo, el ocio,
la corrupción, las delicias. Estos se encerraban en el palacio, se debilitaba su
espíritu y el palacio se convertía en enemigo del imperio.

Capítulo VIII: De la continencia pública


- La pérdida de la virtud en las mujeres acarrea tantas imperfecciones, su alma
se degrada a tal punto, que en un Estado popular se puede considerar que la
incontinencia pública es el último de los males y aporta la certeza de un
cambio en la Constitución.
- Los buenos legisladores han exigido de las mujeres cierta gravedad en las
costumbres.
- Han eliminado hasta el intercambio de galanterías que produce el ocio, que
hacen que las muejres se corrompan incluso antes de ser corrompidas, que
otorgan un valor a cualquier nadería y rebajan lo que es importante, y que
hacen que todos se conduzcan según las máximas del ridículo, que las
mujeres saben establecer tan bien.

Capítulo IX: De la condición de las mujeres en los diversos gobiernos


- Monarquías: las mujeres tienen pocos límites. Cada uno se sirve de su
atractivo y sus pasiones para hacer avanzar su fortuna, con ellas siempre
reina el lujo.
- En los estados despóticos: las mujeres no introducen el lujo, ellas son un
objeto de lujo, deben ser sumamente esclavas. Cada uno sigue el espíritu del
gobierno y lleva a su casa lo que ve establecido en otros lugares. Como las
leyes son severas y se ejecutan inmediatamente, se teme que la libertad de las
mujeres cause problemas. Como en estos estados los príncipes desprecian la
naturaleza humana, tienen varias mujeres y a veces son obligados a
encerrarlas.
- Repúblicas: las mujeres son libres por las leyes y cautivas por las costumbres.
El existe el lujo y sin él, no hay corrupción ni vicios.

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- En las ciudades griegas: la virtud, la sencillez, la castidad de las mujeres eran
tales, que nunca se vio un pueblo que haya tenido una mejor organización a
este respecto.

Capítulo X: del tribunal doméstico entre los romanos


- Los romanos no conocieron, como los griegos, magistrados especiales que
inspeccionaran las costumbres de las mujeres. Los censores las vigilaban
como al resto de la república.
- Tribunal doméstico: institución que suplía la magistratura establecida entre
los griegos.
- El marido reunía a los parientes de la mujer y la juzgaba ante ellos. Este
tribunal mantenía las buenas costumbres en la república. Éste debía juzgar la
violación de las leyes y la de las buenas costumbres.
- Las penas de este tribunal eran arbitrarias, no estaban en un código de leyes.
- Este tribunal vigilaba la conducta general de las mujeres y había un crimen
que era sometido a acusación pública: el adulterio.

Capítulo XI: De cómo con el gobierno cambiaron las instituciones de Roma


- Como el tribunal doméstico y la acusación pública, suponía las buenas
costumbres, ambas cosas desaparecieron y terminaron junto con la república.
- El establecimiento de las cuestiones perpetuas, es decir, del reparto de la
jurisdicción entre los pretores y la costumbre que se introdujo cada vez más,
en el sentido de que esos pretores juzgasen por sí mismo todos los asuntos,
debilitaron el uso del tribunal doméstico.
- El establecimiento de la monarquía y el cambio de las costumbres también
hicieron cesar la acusación pública. Se podía temer que un hombre
deshonesto, irritado por el desprecio de una mujer, indignado por su rechazo,
ultrajado por su virtud, concibiera el designio de perderla.

Capítulo XII: De la tutela de las mujeres entre los romanos


- Las instituciones romanas ponían a las mujeres en perpetua tutela, a menos
que estuvieran bajo la autoridad de un marido. Esta tutela estaba a cargo del
pariente varón más cercano. Parece que ellas se sentían muy molestas.
- Era bueno para la república, e innecesario para la monarquía.

Capítulo XIII: De las penas establecidas por los emperadores contra el libertinaje de las
mujeres
- En la monarquía, con respecto a las mujeres, cambió todo el sistema político.
No se quería establecer la pureza de las costumbres, sino castigar sus
crímenes.
- Los emperadores dictaron leyes para detener la impudicia en algún punto;
pero su intención no fue la de corregir las costumbres en general.

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- Ni examinaban si las mujeres necesitaban ser castigadas, sino si se había
violado la ley para castigarlas.

Capítulo XIV: De las leyes suntuarias en Roma


- Hemos hablado de la incontinencia pública; porque está unida al lujo, que
siempre la sigue y a quien siempre sigue.
- En Roma, además de las instituciones generales, los censores hicieron dictar
por los magistrados varias leyes particulares, para mantener a las mujeres en
la frugalidad.

Capítulo XV: de las dotes y ventajas nupciales en las diversas constituciones


- En las monarquías, las dotes deben ser considerables, a fin de que los maridos
puedan sostener su rango y el lujo establecido.
- Deben ser medianas en las repúblicas, donde no debe reinar el lujo.
- Deben ser casi nulas en los Estados despóticos, donde las mujeres, de alguna
manera, son esclavas.
- La comunidad de bienes introducida por las leyes francesas entre marido y
mujer es muy conveniente en el gobierno monárquico; porque interesa a las
mujeres en los asuntos domésticos.
- Lo es menos en la república, donde las mujeres son más virtuosas. Sería
absurdo en los Estados despóticos, donde casi siempre las mujeres son, ellas
mismas, una propiedad del marido.

Capítulo XVI: Bella costumbre de los samnitas


- Los samnitas (de Samnio, Italia) tenían una costumbre para elegir a la mujer.
- Se juntaba a todos los jóvenes y se los juzgaba. El que resultaba declarado el
mejor de todos, tomaba por esposa a la muchacha que quería. El que tenía
segundo lugar también y así, sucesivamente.
- Los bienes que se consideraban en los muchachos: las bellas cualidades y los
servicios prestados a la patria. La dote de la virtud era constituida por: el
amor, la belleza, la castidad, la virtud, el nacimiento, incluso las riquezas.

Capítulo XVII: De la administración de las mujeres


- Resulta contra la razón y contra la naturaleza que las mujeres sean amas de
casa, como estaba establecido entre los egipcios; pero no lo es que gobiernen
un imperio.
- En el primer caso: el estado de debilidad en que se encuentran no les permite
la preeminencia.
- En el segundo caso: su misma debilidad les da más suavidad y moderación;
lo que puede hacer un buen gobierno mejor que las virtudes duras y feroces.
- Hay muchos gobiernos en África, de mujeres.
- Moscovia e Inglaterra: ellas triunfan igualmente tanto en el gobierno
moderado como en el despótico.

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LIBRO VIII: De la corrupción de los principios en los tres gobiernos

Capítulo I: idea general del libro


- La corrupción de cada gobierno comienza casi siempre por la de los
principios.

Capítulo II: De la corrupción del principio de la democracia


- El principio de la democracia se corrompe no solo cuando se pierde el espíritu
de igualdad, sino también cuando se adopta el principio de la igualdad
extrema, y cada uno quiere ser igual a aquellos que ha elegido para mandar.
- Entonces, el pueblo, no pudiendo soportar el poder que ha confiado, quiere
hacer todo por sí mismo, deliberar en lugar del senado, ejecutar en lugar de
los magistrados y despojar a todos los jueces.
- Ya no puede haber virtud en la república. El pueblo quiere cumplir las
funciones de los magistrados; por consiguiente, ya no los respeta.
- Las deliberaciones del senado ya no tienen peso, por ende, no se tienen
miramientos con los senadores y como consecuencia, con los ancianos. Si no
se tiene respeto por los viejos, no lo habrá para los padres, ni maridos.
- Todos llegarán a amar este libertinaje. La molestia que implica el mando
resultará tan fatigosa como la obediencia. Las mujeres, niños, esclavos no
sentirán sumisión por nadie. No habrá más costumbres, ni amor al orden; en
una palabra, no habrá más virtud.
- El pueblo cae en esta desgracia cuando aquellos a quienes se confía,
queriendo ocultar su propia corrupción, tratan de corromperlo. Para que no
vea la ambición que tienen, no le hablan más que de su grandeza; para que
no advierta su avaricia, sin cesar halagan la del pueblo.
- La democracia tiene, pues, dos excesos que evitar; el espíritu de desigualdad,
que la lleva hacia la aristocracia o al gobierno de uno solo; y el espíritu de
extrema igualdad, que la conduce al despotismo de uno solo, como el
despotismo de uno solo termina por la conquista.

Capítulo III: Del espíritu de la extrema igualdad


- El verdadero espíritu de igualdad está alejado del espíritu de la igualdad
extrema.
- El verdadero espíritu de igualdad no consiste en hacer que mande todo el
mundo o que nadie sea mandando. Se trata de obedecer y mandar a los
iguales. Se trata solo de tener amos que son los iguales.
- En el estado de naturaleza nacemos iguales, pero la sociedad nos hace perder
esa igualdad. Volvemos a ser iguales con las leyes.
- Esta es la democracia regulada: solo es igual como ciudadano.

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Capítulo IV: causa particular de la corrupción del pueblo

Capítulo V: de la corrupción del principio de la aristocracia


- La aristocracia se corrompe cuando el poder de los nobles se vuelve
arbitrario. Ya no puede haber virtud en los que gobiernan ni en los
gobernados.
- Cuando las familias reinantes observan las leyes, se trata de una monarquía
que tiene varios monarcas y es muy buena. Pero cuando no las observan, se
trata de un Estado despótico con varios déspotas.
- En este último caso, la república solo subsiste con respecto a los nobles y solo
entre ellos. La república está en el cuerpo que gobierna y el Estado despótico
en el cuerpo que es gobernado. Esto los transforma en dos cuerpos muy
desunidos.
- La extrema corrupción se da cuando los nobles se hacen hereditarios (la
aristocracia se muda a oligarquía), ya no pueden tener moderación.
- Si son pocos, su poder es mayor, pero su seguridad disminuye. Si son más,
su poder es menor, pero aumenta su seguridad. Así, el poder va creciendo y
la seguridad disminuyendo, hasta el déspota, sobre cuya cabeza se encuentra
el exceso de poder y de peligro.
- El gran número de nobles en la aristocracia hereditaria, hace que el gobierno
sea menos violento, pero como hay poca virtud, es más apático, perezoso y
hará que el Estado no tenga fuerzas ni resortes.
- Una aristocracia puede mantener la fuerza de su principio si:
a. las leyes son tales que hagan sentir a los nobles los peligros y fatigas del
mando (más que sus delicias) y,
b. si el Estado está en esta situación, que tenga algo que temer, que la
seguridad viene de adentro y la incertidumbre de afuera.
- Así como en la monarquía, la confianza hace la gloria y la seguridad. En la
república es necesario el temor a algo. Cuanta más seguridad, más expuesto
se está a la corrupción.

Capítulo VI: De la corrupción del principio de la monarquía


- Las democracias se pierden cuando el pueblo despoja al senado, magistrado
y jueces, de sus funciones.
- Las monarquías se corrompen cuando poco a poco se quitan las prerrogativas
de los cuerpos (despotismo de todos) o los privilegios de las ciudades
(despotismo de uno solo).
- La perdición de las monarquías se produce cuando un príncipe cree que
demuestra más su poder cambiando el orden de las cosas en lugar de
seguirlo; cuando arrebata las funciones naturales de unos para dárselas

39
arbitrariamente a otros, y cuando le importan más sus caprichos que sus
voluntades.
- Tb se produce cuando el príncipe remitiendo todo a él mismo, llama Estado
a su capital, capital a su corte, y corte a su sola persona.
- Tb cuando un príncipe desconoce su autoridad, su situación, el amor de sus
pueblos y cuando no siente que un monarca debe sentirse seguro (así como
un déspota debe creerse en peligro.

Capítulo VII: Continuación del mismo tema


- El principio de la monarquía se corrompe cuando las primeras dignidades
son las marcas de las primeras servidumbres; cuando se quita a los grandes
el respeto de los pueblos y se los transforma en viles instrumentos del poder
arbitrario.
- Se corrompe más cuando el honor se pone en contradicción con los honores
y se puede al mismo tiempo estar cubierto de infamia y de dignidades.
- Se corrompe cuando el príncipe cambia su justicia en severidad.

Capítulo VIII: peligro de la corrupción del príncipe en el gobierno monárquico


- El peligro no pasa cuando un Estado pasa de un gobierno moderado a otro
(ej. República a monarquía, monarquía a república). Si no, cuando cae y se
precipita del gobierno moderado al despotismo
- La mayoría de los pueblos de Europa están todavía gobernados por las
costumbres. Si por un abuso de poder o una gran conquista, se establece el
despotismo, no habría costumbre ni clima que se mantuvieran.

Capítulo IX: De cómo la nobleza se inclina a defender el trono


- Con Felipe II, la corona fue siempre sostenida por esa nobleza que tiene a
honra obedecer a un rey, pero que considera una soberana infamia compartir
el poder con el pueblo.

Capítulo X: de la corrupción del principio del gobierno despótico


- El principio del gobierno despótico se corrompe sin cesar, porque está
corrompido por su propia naturaleza.
- Este gobierno perece por su vicio interior. Cuando causas accidentales no
impiden que su principio se corrompa. Solo se mantiene cuando el clima,
religión, situación, genio del pueblo, lo obligan a seguir un orden y a soportar
alguna regla.

Capítulo XI: Efectos naturales de la bondad y de la corrupción de los principios


- Una vez que los principios del gobierno se han corrompido, las mejores leyes
se hacen malas y se vuelven contra el Estado.
- Cuando sus principios están sanos, las malas tienen el efecto de buenas; la
fuerza del principio arrastra todo.

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- Hay pocas leyes que no sean buenas cuando el Estado no ha perdido sus
principios; y como decía Epicuro hablando de las riquezas, no es el licor el
que está corrompido, se la copa.

Capítulo XII: Continuación del mismo tema


- Cuando se corrompe una república, no se puede remediar ninguno de los
males que nacen más que eliminando la corrupción y recordando los
principios.
- Cualquier otra corrección es inútil, o un nuevo mal. Mientras Roma conservó
sus principios, los juicios pudieron permanecer sin abusos en manos de los
senadores; pero cuando se corrompió, no importaba a qué cuerpo se
trasladaran los juicios: a los senadores, los caballeros, tesoreros, a dos de estos
cuerpos, a los tres juntos, con cualquiera de ellos siempre resultaba mal.

Capítulo XIII: De los efectos del juramento en un pueblo virtuoso


- El juramento tenía tanta fuerza en este pueblo (Roma) que nada lo aferró más
a las leyes. Para cumplirlo, muchas veces hizo lo que no hubiera hecho por la
gloria ni por la patria.
- El temor de violar el juramento superó a todos los otros miedos.

Capítulo XIV: De cómo el más pequeño cambio en la Constitución implica la ruina de los
principios
- En Cartago había, según Aristóteles, una república bien regulada. Pero más
tarde, los magistrados y principales ciudadanos desviaban en su propio
provecho los ingresos públicos y abusaban de su poder. La virtud de los
magistrados cayó pues junto con la autoridad del senado; todo surgía del
mismo principio.

Capítulo XV: Medios eficaces para la conservación de los tres principios


- Leer los 4 capítulos que siguen.

Capítulo XVI: De las propiedades distintivas de la república


- Está en la naturaleza de una república tener solo un pequeño territorio; sin
esto, no puede subsistir.
- En una gran república, hay grandes fortunas, y en consecuencia, poca
moderación en los espíritus.
- Hay cosas demasiado grandes que poner en manos de un ciudadano. Los
intereses se particularizan, primero, un hombre siente que puede ser feliz,
grande, glorioso, sin su patria; y poco después, que puede ser el único grande
sobre las ruinas de su patria.
- En una gran república, el bien común se ve sacrificado a mil consideraciones;
está subordinado a excepciones y depende de los accidentes.

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- En una pequeña, el bien público se percibe mejor, es mejor conocido y está
más cerca de cada ciudadano; los abusos se encuentran menos extendidos, y
en consecuencia menos protegidos.
- Lacedemonia: fue el espíritu de las repúblicas griegas el de contentarse con
sus tierras, como con sus leyes.
- Todo se perdió cuando se elevó una monarquía, gobierno cuyo espíritu está
más bien vuelto hacia el agrandamiento.
Capítulo XVII: De las propiedades distintivas de la monarquía
- Debe tener un tamaño mediano.
- Si es muy pequeño es una república.
- Si es muy extenso, los principales del Estado, grandes por sí mismos, al no
estar ante los ojos del príncipe podrían dejar de obedecer.

Capítulo XVIII: De cómo la monarquía de España era un caso particular


- Para conservar América, hizo lo que ni siquiera hace el despotismo: destruyó
a los habitantes.
- Para conservar su colonia, necesitó mantenerla dependiente de su propia
subsistencia.

Capítulo XIX: de las propiedades distintivas del gobierno despótico


- Un gran imperio supone una autoridad despótica en quien gobierna. Es
necesario que la prontitud de las resoluciones compense la distancia de los
lugares adonde son enviadas; que el temor impida la negligencia del
gobernador o magistrado alejado, que la ley esté en una sola cabeza; y que
cambie sin cesar.

Capítulo XX: Consecuencia de los capítulos precedentes


- Si la propiedad natural de los pequeños Estados es ser gobernados como
repúblicas, la de los medianos estar sometidos a un monarca, y la de los
grandes imperios, dominados por un déspota, se puede deducir que, para
conservar los principios del gobierno establecido hay que mantener el Estado
en la extensión que ya tenía. Ese Estado cambiará de espíritu a medida que
disminuyan o se extiendan sus límites.

Capítulo XXI: Del imperio de China


- China, como un gobierno admirable que en su principio mezcla el miedo, el
honor y la virtud. entonces, significaría que al plantear los principios de los
tres gobiernos he establecido una distinción vana.
- Ignoro qué se entiende por honor en un pueblo al que no se hace hacer nada
si no es a palos.
- Los comerciantes nos pueden dar una idea de esa virtud de la que hablan los
misioneros; se los puede consultar sobre las rapiñas de los mandarines,

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- Después de preguntas y respuestas muy sensatas, lo maravilloso se
desvanece.
- Hay circunstancias particulares y tal vez únicas, que pueden hacer que el
gobierno de China no sea tan corrupto como debería serlo.
- China es un Estado despótico, cuyo principio es el temor. Tal vez en las
primeas dinastías el imperio no era tan extenso y por ello el gobierno
declinaba un poco este espíritu, pero hoy ya no es así.

SEGUNDA PARTE
LIBRO IX: De las leyes en su relación con la fuerza defensiva

Capítulo I: de cómo las repúblicas proveen a su seguridad


- Si una república es pequeña, una fuera extranjera la destruye. Si es grande, se
destruye por un vicio interior.
- Este inconveniente doble infecta también las democracias y las aristocracias,
sean buenas o malas. En mal está en la cosa misma, no hay nada que lo pueda
remediar.
- República federativa: Es un modo de constitución que tiene las ventajas
interiores del gobierno republicano y la fuerza exterior del monárquico.
- Este tipo de república es una convención por la cual varios cuerpos políticos
consienten en transformarse en ciudadanos de un Estado más grande que
quieren formar.
- Es una sociedad de sociedades que constituyen una nueva y puede
agrandarse con nuevos asociados que se le unan. Ej. Grecia, Roma, Holanda,
Alemania.
- Las asociaciones de ciudades eran antaño más necesarias que hoy. Una
ciudad sin poder corría mayores peligros. La conquista le hacía perder no sólo
el poder ejecutivo y legislativo, también toda propiedad entre los hombres.
- Esta clase de república, capaz de resistir la fuerza exterior, puede mantenerse
en su grandeza sin que el interior se corrompa; la forma de esta sociedad
previene todos los inconvenientes.
- Compuesto de pequeñas repúblicas, goza de la bondad del gobierno interior
de cada una; y con respecto al exterior, por la fuerza de la asociación, tiene
todas las ventajas de las grandes monarquías.

Capítulo II: De cómo la constitución federativa debe estar compuesta de Estados de la misma
naturaleza, sobre todo Estados republicanos.
- El espíritu de la monarquía es la guerra y la extensión; el de la republica, la
paz y la moderación. Estas dos especies de gobierno no pueden subsistir en
una república federativa más que de manera forzada.

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- La república federativa de Alemania, compuesta de príncipes y ciudades
libres, subsiste, porque tiene un jefe que en cierto modo es el magistrado de
la unión, y de cierto modo, el monarca.

Capítulo III: De otras cosas requeridas en una república federativa


- En la república de Holanda, una provincia no puede concluir una alianza sin
el consentimiento de las demás. Esta ley es muy buena, e incluso necesaria,
en la república federativa.
- Una república que se ha unido en una confederación política se da entera y
no tiene nada más que dar.
- Es difícil que los Estados que se asocian sean de la misma extensión y tengan
un idéntico poder.
- Mont. sugiere el modelo de república federativa de Licia: donde los jueces y
magistrados de las ciudades eran elegidos por el consejo común, y según la
proporción antedicha.

Capítulo IV: De cómo los Estados despóticos proveen a su seguridad


- Así como las repúblicas proveen a su seguridad uniéndose, los Estados
despóticos lo hacen separándose y manteniéndose solos, por así decir.
Sacrifican una parte del país, arrasan las fronteras y las dejan desiertas; el
cuerpo del imperio se hace inaccesible.
- Este Estado hace contra sí mismo todo el mal que podría hacerle un cruel
enemigo, pero un enemigo que no pudiera ser detenido.
- El Estado despótico se conserva por otra clase de separación, la que se realiza
poniendo las provincias alejadas en manos de un príncipe feudatario.

Capítulo V: de cómo la monarquía provee a la seguridad


- La monarquía mantiene plazas fuertes que defienden sus fronteras, y ejércitos
para defender sus plazas fuertes. En ellas, la más pequeña extensión de tierra
se disputa con arte, valor y constancia.
- Los estados despóticos realizan invasiones entre ellos; solo las monarquías
hacen la guerra.
- Las plazas fuertes pertenecen a las monarquías; los estados despóticos temen
tenerlas. No se atreven a confiarlas a nadie, puesto que nadie ama ni al Estado
ni al príncipe.

Capítulo VI: De la fuerza defensiva de los Estados, en general


- Para que un Estado sea fuerte, es necesario que su magnitud lo sea para que
haya una relación entre la velocidad con la que se puede ejecutar contra él
alguna agresión, y la prontitud que se puede emplear para neutralizarla.
- Como el que ataca parece estar en todas partes, es necesario que el que se
defienda también lo esté. Por ende, la extensión del Estado debe ser mediana.

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- De esta manera los ejércitos se comunican bien, se transportan donde deseen,
se unen y pasan rápidamente de una frontera a otra. Ej. Francia y España.
- Cuando es un Estado muy vasto, se necesitan varios meses para que las tropas
dispersas puedan reunirse.
- El verdadero poder de un príncipe consiste en la inmutabilidad de su
condición, esto es, en la dificultad que haya para atacarlo como en la facilidad
que tenga para conquistar.
- Así como los monarcas deben tener sabiduría para aumentar su poderío, no
deben tener menos prudencia para ponerle límites. Al hacer desaparecer los
inconvenientes de la pequeñez, deben siempre estar alertas ante los
inconvenientes de la extensión.

Capítulo VII: reflexiones


- ¿?
Capítulo VIII: Caso en que la fuerza defensiva de un Estado es inferior a su fuerza ofensiva.
- Los ingleses nunca son tan débiles ni tan fáciles de vencer como en su tierra.
- Es lo que sucederá a cualquier potencia que haya enviado lejos a sus ejércitos,
para reunir, por la fuerza de la disciplina y el poder militar, a los que en sus
propios territorios están divididos por intereses políticos o civiles.
- El estado se encuentra debilitado, a causa del mal que sigue existiendo; y más
aún a causa del remedio. Hay una excepción; que no se emprendan guerras
lejanas.

Capítulo IX: De la fuerza relativa de los Estados.


- Toda grandeza, fuerza y poder, son relativos. Hay que tener cuidado de que
buscando aumentar la grandeza real, se disminuya la grandeza relativa.

Capítulo X: De la debilidad de los Estados vecinos


- Cuando se tiene por vecino a un Estado en decadencia, hay que cuidarse de
apresurar su ruina; porque en este sentido se está en la situación más feliz en
que se pueda estar.
- Nada hay más cómodo para un príncipe que estar junto a otro que recibe
todos los golpes de la fortuna.

LIBRO X: De las leyes en su relación con la fuerza ofensiva

Capítulo I: De la fuerza ofensiva


- La fuerza ofensiva está regulada por el derecho de gentes, que es la ley
política de las naciones consideradas en la relación que tienen unas con otras.

Capítulo II: De la guerra

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- La vida de los Estados es como la de los hombres. Estos tienen derecho a
matar en caso de defensa natural; aquellas tienen el derecho a hacer la guerra
para su propia conservación.
- El derecho a la defensa natural no entraña consigo la necesidad del ataque.
En lugar de atacar, no tienen más que recurrir a los tribunales. Solo pueden
ejercer este derecho a defensa cuando se encuentran perdidos si esperan el
auxilio de las leyes.
- Entre las sociedades, el derecho a la defensa natural implica a veces la
necesidad de atacar; cuando un pueblo ve que el mantenimiento de la paz
pondría a otro en condiciones de destruirlo, y en ese momento el ataque es el
único medio de impedir esa destrucción.
- De esto se sigue que las pequeñas sociedades tienen derecho a hacer la guerra
con más frecuencia que las grandes; porque con más frecuencia se ven en la
situación de temer su destrucción.
- El derecho de guerra deriva de la necesidad de justicia.
- Que no se hable de la gloria del príncipe; su gloria sería su orgullo, y este es
una pasión, no un derecho legítimo. No solo su poder le da fuerza al Estado,
también su justicia.

Capítulo III: Del derecho de conquista


- Del derecho de guerra deriva el de conquista, que es su consecuencia. Por
ende, debe seguir su espíritu.
- Cuando un pueblo es conquistado, el derecho que el conquistador tiene sobre
él sigue cuatro clases de leyes: ley de la naturaleza (hace que todo lo tienda a
la conservación de las especies), ley de las luces naturales (exige que hagamos
a los demás lo que quisiéramos que nos hagan), la ley que forma las
sociedades políticas y las leyes de la cosa misma.
- La conquista es una adquisición: el espíritu de adquisición conlleva el de
conservación y uso, no el de destrucción.
- Un Estado que ha conquistado a otro, lo trata de una de las 4 maneras:
a. Gobernándolo según las leyes de este último, él solo ejercita el gobierno
político y civil. Éste corresponde al derecho de gentes de hoy.
b. Le da un nuevo gobierno político y civil.
c. Destruye la sociedad y la dispersa en otras.
d. Extermina a todos los ciudadanos. Esta manera corresponde al derecho de
gentes de los romanos.
- Los autores de nuestro derecho público, basados en historias antiguas, salidos
de casos rígidos, han incurrido en grandes errores.
- Creyeron que el conquistador tenía derecho a destruir la sociedad; de donde
concluyeron que tenían el de destruir los hombres que la componen,
consecuencia falsa.
- El hecho de que una sociedad fuera aniquilada no implica que los hombres
que la forman también debieran ser aniquilados. La sociedad es la unión de

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los hombres, no los hombres; el ciudadano puede perecer, y el hombre
permanecer.
- Del derecho a matar en la conquista, los políticos han deducido el de reducir
a servidumbre. No hay derecho a reducir a servidumbre más que cuanto esta
es necesaria para la conservación de la conquista. El objeto de la conquista es
la conservación: la servidumbre no lo es jamás, pero puede suceder que sea
un medio necesario para lograr la conservación.
- En este caso, la servidumbre no puede ser eterna. Es necesario que este pueblo
esclavo se pueda convertir en súbdito. La servidumbre debe cesar luego de
que después de cierto tiempo, todas las partes del Estado conquistador y las
de las del Estado conquistado se han relacionado por las costumbres, leyes,
matrimonios, asociaciones y cierta conformidad espiritual.
- Esto ocurrió con nuestro padres del Imperio romano.

Capítulo IV: Algunas ventajas del pueblo conquistado

- Hay ciertas ventajas en el derecho de conquista sobre el pueblo conquistado.


- Los estados conquistados no están por lo común en la plena fuerza de su
constitución; la corrupción se ha introducido en ellos, las leyes han dejado de
ser ejecutadas y el gobierno se ha transformado en opresor. Por ende, este
gobierno gana algunas ventajas al ser conquistado.
- A veces, la frugalidad de la nación conquistadora la ha colocado en
condiciones de dejar a los vencidos lo necesario, que les había sido quitado
por el príncipe legítimo. Una conquista puede dejar una nación bajo un
espíritu mejor.
- Corresponde a un conquistador corregir una parte de los males que ha
producido. Así defino el derecho de conquista; un derecho necesario, legítimo
y desdichado, que siempre deja una deuda inmensa por pagar a fin de
cumplir con la naturaleza humana.

Capítulo V: Gelón de Siracusa


- El tratado más hermoso de la historia. Gelón quiso que se aboliera la
costumbre de inmolar a los niños.

Capítulo VI: de una república conquistadora


- Va contra la naturaleza de la cosa que una Constitución federativa un Estado
confederado conquiste a otro, como lo hemos visto en Suiza en nuestros días.
En las repúblicas federativas mixtas, donde se da la asociación entre
pequeñas repúblicas y pequeñas monarquías, esto resulta menos chocante.
- También va contra su naturaleza, que una república democrática conquiste
ciudades que no podrán entrar en la esfera de la democracia.

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- Es necesario que el pueblo conquistado pueda gozar de los privilegios de la
soberanía, como los romanos lo establecieron en un principio. La conquista
se debe limitar al número de ciudadanos que se fije para la democracia.

Capítulo VII: Continuación del mismo tema


- Hay otro inconveniente en las conquistas hechas por la democracia. Su
gobierno es siempre odioso a los Estados dominados. En verdad, es más duro
que el monárquico, como lo muestra la experiencia de todos los tiempos y
todos los países.
- Los pueblos conquistados están en una triste situación; no gozan de las
ventajas de la república ni de la monarquía. Lo que he dicho del estado
popular se puede aplicar a la aristocracia.

Capítulo VIII: Continuación del mismo tema


- Cuando una república tiene un pueblo bajo su dependencia debe reparar los
inconvenientes, dándole un buen derecho político y buenas leyes civiles.

Capítulo IX: De una monarquía que conquista a sus vecinos


- Su una monarquía puede actuar largo tiempo antes de que el aumento de su
extensión la haya debilitado, se hará temible; y su fuerza durará en tanto se
vea limitada por las monarquías vecinas.
- Una monarquía no debe conquistar más que mientras se mantenga en los
límites naturales de su gobierno. La prudencia quiere que se detenga en
cuanto supere esos límites.
- En este tipo de conquista, hay que dejar las cosas como estaban: mismos
tribunales, leyes, costumbres y privilegios. Solo debe cambiar el ejército y el
nombre del soberano. Cuando la monarquía conquiste provincias vecinas, las
debe tratar con suavidad.
- En una monarquía que haya trabajado mucho en conquistas, las provincias
del antiguo dominio por lo común están muy reprimidas. Si después de haber
conquistado alrededor de ese dominio, se trata a los pueblos vencidos como
lo hace con sus antiguos súbditos, el Estado se vería perdido, las fronteras
quedarían arruinadas y, por ende, débiles.
- Este es el necesario estado de una monarquía conquistadora; un lujo terrible
en la capital, la miseria en las provincias alejadas y la abundancia en los
extremos.

Capítulo X: de una monarquía que conquiste otra monarquía


- Cuando una monarquía conquista a otra, mientras más pequeña sea la
conquistada, mejor se la contendrá por medio de fortalezas. Mientras más
grande, se la conservará mejor con colonias.

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Capítulo XI: De las costumbres del pueblo vencido
- En la conquista es mejor dejar las costumbres que las leyes. Esto, porque un
pueblo las conoce, ama y defiende mejor.

Capítulo XII: de una ley de Ciro


- No le gusta a Mont. porque se piensa más en las rebeliones que en las
invasiones y estas últimas vendrán pronto.
- Prefiere mantener por medio de las leyes la rudeza del pueblo vencedor en
lugar de mantener por ellas la pereza del pueblo vencido.

Capítulo XIII: Carlos XII


- Este príncipe que solo usó sus propias fuerzas, determinó su caída.

Capítulo XIV: Alejandro


- Nada afirma más una conquista que la unión que se realiza entre dos pueblos
por los matrimonios. Alejandro tomó mujeres de la nación que había vencido;
quiso que sus cortesanos las tomaran también; el resto de los macedonios
siguió este ejemplo.
- Alejandro no solo dejó sus costumbres a los pueblo vencidos; les dejó también
sus leyes civiles, y con frecuencia hasta los reyes y gobernadores que había
encontrado.
- Los romanos conquistaron todo para destruirlo todo. Alejandro quiso
conquistar para conservarlo todo; y en cualquier país que recorriera, sus
primeras ideas, sus primeras intenciones, fueron siempre realizar algo que
pudiera aumentar la prosperidad y el poder de ese país.
- Encontró los primeros medios en la grandeza de su genio; los segundos en su
frugalidad y su particular economía; los terceros en su inmensa prodigalidad
para las grandes cosas.

Capítulo XV: Nuevos medios de conservar la conquista


- Cuando un monarca conquista un gran Estado, existe una práctica admirable,
tan adecuada para moderar el despotismo como para conservar la conquista.
- Los conquistadores chinos lo han hecho de esta manera: han establecido que
cada cuerpo de tropas, en cada provincia, estuviera compuesto por chinos y
tártaros a partes iguales, esto para que los celos entre las dos naciones los
contengan en su deber. Los tribunales también son mitad chinos y mitad
tártaros.
- Esto produce buenos efectos:
1. las dos naciones se contienen una a la otra
2. ambas conservan el poder militar y civil, y ninguna es aniquilada por la
otra.

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3. la nación conquistadora se puede expandir por todas partes, sin debilitarse
ni perderse. Se hace capaz de resistir las guerras civiles y extranjeras.

Capítulo XVI: De un Estado despótico que conquista


- Cuando la conquista es inmensa, supone el despotismo. Entonces, el ejército
desplegado en las provincias no basta.
- Siempre se necesita alrededor del príncipe un cuerpo particularmente fiel,
siempre dispuesto a caer sobre la parte problemática del imperio. Esta milicia
debe contener a las otras y hacer temblar a todos aquellos a quienes se ha
debido dejar alguna autoridad en el imperio.
- Estas fuerzas particulares mantienen en su lugar a las fuerzas generales.

Capítulo XVII: Continuación


- Hemos dicho que los estados que el monarca despótico conquista deben ser
feudatarios. Los historiadores se deshacen en elogios sobre la generosidad de
los conquistadores que devolvieron la corona a los príncipes vencidos. Los
romanos eran muy generosos, creando reyes en todas partes para tener
instrumentos de servidumbre. Esta acción es un acto necesario. Si el
conquistador conserva el Estado conquistado, los gobernadores que envíe no
podrán contener a los súbditos, ni él podrá hacerlo con sus gobernadores.
- Si, por el contrario, el conquistador entrega el trono al príncipe legítimo,
tendrá un aliado necesario que, con sus propias fuerzas, aumentará las de
aquel.

LIBRO XI: De las leyes relativas a la Constitución que determinan la libertad política

Libro I: idea general


- Distingue las leyes que garantizan la libertad política en relación con la
Constitución (este libro)
- Las leyes que garantizan la libertad política en relación con el ciudadano.

Libro II: Diversas significaciones atribuidas a la palabra libertad


- No existe una palabra que haya recibido más significaciones que libertad.
- Unos la han tomado como la facilidad de deponer a aquel a quien habían
entregado un poder tiránico. Otros, como la facultad de elegir a aquel que
deberían obedecer. Otros, como el derecho de estar armados y poder ejercer
violencia, estos, como el privilegio de no ser gobernados más que por un
hombre de su nación, o por sus propias leyes.
- Finalmente, cada uno llama libertad al gobierno que se acomode a sus
costumbres o inclinaciones.
- Generalmente se coloca la libertad en las repúblicas y se la excluye de las
monarquías. Esto, porque en las repúblicas no siempre se tienen ante los ojos

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las causas de los males por los que uno se aqueja, incluso en ellas las leyes
parecen hablar más que los ejecutores de dichas leyes.
- Como en las democracias el pueblo parece hacer más o menos lo que quiere,
se ha puesto la libertad en esta clase de gobiernos, y se ha confundido el poder
del pueblo con la libertad del mismo.

Capítulo III: Qué es la libertad


- Es cierto que en las democracias el pueblo parece hacer lo que quiere, pero la
libertad no consiste en hacer eso.
- En un Estado, es decir, en una sociedad donde hay leyes (definición de Estado
p. 203), la libertad es poder hacer lo que se debe querer y en no estar obligado
a hacer lo que no se debe querer.
- La libertad es el derecho (definición de libertad) de hacer todo lo que las leyes
permiten; y si un ciudadano pudiera hacer lo que ellas prohíben, ya no habría
más libertad, porque los demás también tendrían ese poder.

Capítulo IV: Continuación


- La democracia y la aristocracia no son estados libres por naturaleza. La
libertad política solo se encuentra en los gobiernos moderados (idea de
moderación). Pero no siempre.
- Solo se la encuentra cuando no se abusa del poder, pero es una experiencia
de todos los tiempos; todo hombre que tiene poder se ve impulsado a abusar
de él, y llega hasta donde encuentra límites. La virtud necesita límites.
- Para que no se pueda abusar del poder, es necesario el poder detenga el
poder.
- Una constitución puede ser tal que nadie esté obligado a hacer las cosas a las
que la ley no lo obliga, y a no hacer aquellas que la ley le permite.

Capítulo V: Del objeto de los diversos Estados


- Aunque en general todos los estados tienen un objeto común: mantenerse,
cada estado tiene un objeto particular.
- Distintos objetos: aumento de extensión, la guerra, la religión, el comercio, la
tranquilidad pública, la navegación, la libertad natural, las delicias del
príncipe en Estados despóticos, la gloria y la del Estado en las monarquías, la
independencia de cada particular, etc.
- Hay una nación del mundo que tiene por objetivo directo de su Constitución
la libertad política. Vamos a analizar los principios sobre los cuales la funda.
Si son buenos, la libertad aparecerá como en un espejo.

Capítulo VI: De la constitución de Inglaterra (aquí se habla de la distribución de poderes)

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- En cada Estado hay tres clases de poderes: legislativo, ejecutivo de las cosas
que dependen del derecho de gentes y el poder ejecutivo de las que dependen
del derecho civil.
- En el legislativo: el príncipe o magistrado dictan leyes por un tiempo o para
siempre, y corrige o abroga las existentes.
- Poder ejecutivo de las cosas que dependen del derecho de gentes: el príncipe
o magistrado pacta la paz o declara la guerra, envía y recibe embajadas,
establece la seguridad, previene las invasiones. Este se llama poder ejecutivo
del Estado.
- Poder ejecutivo de las cosas que dependen del derecho civil: el príncipe o
magistrado castiga los crímenes o juzga en los diferendos de los particulares.
Este se llama poder de juzgar. (¿judicial?)
- Libertad política: (definición) consiste en la tranquilidad de espíritu que
proviene de la opinión que cada uno tiene de su propia seguridad. Para que
tenga esta libertad, es necesario que el gobierno sea tal que un ciudadano no
pueda temer a otro ciudadano.
- Cuando el poder legislativo y el poder ejecutivo se reúnen en una misma
persona o cuerpo de magistratura no hay libertad. Esto, porque se puede
temer que el mismo monarca o senado dicten leyes tiránicas para ejecutarlas
tiránicamente.
- Tampoco hay libertad si el poder de juzgar no está separado del poder de
ejecutar y legislar. Si estuviera unido al poder legislativo, el poder sobre la
vida y la libertad de los ciudadanos será arbitrario, porque el juez sería el
legislador. Si estuviera unido al poder ejecutivo, el juez podría tener fuerza
de opresor.
- Todo estaría perdido si el mismo hombre, o mismo cuerpo de principales, o
de nobles, o del pueblo ejerciera los tres poderes: de dictar leyes, ejecutar
resoluciones públicas y el de juzgar los crímenes o diferendos de los
particulares.
- En la mayor parte de los reinos de Europa, el gobierno es moderado: porque
el príncipe que tiene los dos primeros poderes deja el tercero a los súbditos.
Los turcos, en cambio, donde los tres poderes están reunidos en la persona
del sultán, hay un terrible despotismo.
- En las repúblicas italianas, donde están reunidos los tres gobiernos hay
menos libertad que en nuestras monarquías. De modo que para mantenerse
en el gobierno necesita de medios más violentos como el gobierno de los
turcos.
- En esta situación, todo el poder es uno; y aunque no haya pompa exterior que
descubra a un príncipe despótico, se lo siente en cada momento. Los príncipes
que se han hecho despóticos comenzaron por reunir en su persona todas las
magistraturas.
- La pura aristocracia hereditaria de las repúblicas italianas no responde
precisamente al despotismo de Asia. La multitud de magistrados suaviza a

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veces la magistratura; no siempre la totalidad de los nobles están de acuerdo
sobre un mismo proyecto; se forman diversos tribunales que se atemperan
unos a otros. El mal reside en que estos tribunales diferentes están formados
por magistrados del mismo cuerpo; lo que no hace más que una sola potencia.
- Poder de juzgar: no sebe ser dado a un senado permanente, sino ser ejercido
por personas extraídas del pueblo en ciertos tiempos del año, de la manera
prescrita por la ley, para formar un tribunal que no dure más de lo que la
necesidad exige.
- Como el poder de juzgar no está sujeto ni a cierto estado, ni a cierta profesión,
se hace invisible y nulo. Los jueces no están continuamente ante los ojos, por
ende, se teme a la magistratura y no a los magistrados.
- En grandes acusaciones es necesario que el criminal pueda elegir junto con la
ley sus jueces o, por lo menos, un gran número de ellos.
- Los otros dos poderes se pueden entregar a magistrados o cuerpos
permanentes, porque no se ejercen sobre ningún particular, puesto que uno
no es sino la voluntad general del Estado, y el otro la ejecución de la voluntad
general.
- Como los tribunales no pueden ser fijos, los juicios deben serlo a tal punto
que solo representen un texto preciso de la ley.
- Los jueces deben ser de la misma condición del acusado, o sus pares. Esto,
para que no piense que ha caído en manos de personas inclinadas a hacerle
mal.
- Como en un Estado libre se considera que todo hombre tiene un alma libre y
debe gobernarse por sí mismo, sería necesario que el pueblo en su conjunto
tuviera el poder legislativo. Es necesario que el pueblo realice por medio de
sus representantes todo lo que no puede hacer por sí mismo.
- Los miembros del cuerpo legislativo no deben ser extraídos del cuerpo de la
nación en general, sino que conviene que, en cada lugar principal, los
habitantes elijan un representante.
- La gran ventaja de los representantes es que son capaces de discutir asuntos
públicos. El pueblo no es adecuado, esto es un gran inconveniente de la
democracia.
- Todos los ciudadanos, en los diversos distritos, deben tener derecho a dar su
voto para elegir al representante; excepto aquellos que se encuentran en tal
estado de degradación que se pueda considerar que carecen de voluntad
propia.
- En la mayor parte de las antiguas repúblicas había un vicio: el pueblo tenía
derecho de tomar resoluciones activas y que demandaban cierta capacidad
de ejecución, cosa de la que es incapaz.
- El pueblo solo debe entrar en el gobierno para elegir a sus representantes,
esto sí está a su alcance.
- El cuerpo representante no debe ser elegido para tomar una resolución activa,
sino para dictar leyes o ver si se han ejecutado bien las que dictó.

53
- En un Estado hay personas distinguidas por los honores, riquezas o
nacimiento. La parte que tengan en la legislación debe pues ser proporcional
a las demás ventajas de que disfruten en el Estado, cosa que sucederá si
forman un cuerpo tal que pueda detener las empresas del pueblo tal como el
pueblo tendrá el derecho de detener las suyas.
- De esta manera, el poder legislativo será confiado al cuerpo de los nobles y al
que sea elegido para representar al pueblo; y cada uno tendrá sus asambleas
y sus deliberaciones aparte, puesto que tienen visiones e intereses separados.
- El poder de ejecutar es en cierto modo nulo. Solo quedan dos, pero como
necesitan un poder regulador para atemperarlos, la parte del cuerpo
legislativo compuesta de nobles es muy adecuada para producir este efecto.
- Cuerpo de nobles: de ser hereditario. Esto, por su naturaleza y es necesario
que tengan interés en conservar sus prerrogativas, odiosas en sí mismas, y
que en un Estado libre deben estar siempre en peligro.
- Como un poder hereditario podría verse inducido a seguir sus intereses
particulares y olvidar los del pueblo. Es necesario que en las cosas en las que
se tiene un interés soberano en su corrupción, solo tenga parte en la
legislación por su facultad de impedir y no por la de estatuir.
- Facultad de estatuir: derecho de ordenar por sí mismo o de corregir lo que
fue ordenado por otro.
- Facultad de impedir: derecho de anular una resolución tomada por otro.
- Aunque quien tiene la facultad de impedir pueda tener el derecho de aprobar,
esta aprobación sería una declaración de que no hace uso de su facultad de
impedir, y por ende deriva de ella.
- El poder ejecutivo debe estar en manos de un monarca: esta parte del
gobierno que casi siempre necesita de una acción puntual, está mejor
administrada por uno que por varios.
- Lo que depende del poder legislativo es mejor que esté ordenado por varios.
- Si el poder ejecutivo fuera confiado a varias personas extraídas del cuerpo
legislativo, no habría libertad. Esto porque ocurriría una de las dos cosas:
a. Estado caería en una anarquía: porque no habría resoluciones legislativas.
b. Estado caería en un absoluto: porque esas resoluciones las adoptaría el
ejecutivo.
- No es bueno que el poder legislativo esté siempre reunido: porque sería
incómodo para los representantes, ocuparía demasiado al poder ejecutivo
que pensaría en defender sus prerrogativas y derecho a ejecutar, antes de
ejecutar.
- También Mont. sugiere ir cambiando el poder legislativo para que no se
desconfíe del él, una vez considerado corrupto.
- El poder ejecutivo debe regular el tiempo en que se realizan las asambleas y
la duración que tienen.
- Si el poder ejecutivo no tiene derecho a detener las empresas del cuerpo
legislativo, éste será despótico.

54
- Es necesario que el poder legislativo no tenga la facultad de limitar al
ejecutivo. Esto, porque la ejecución tiene límites por naturaleza. El poder
ejecutivo se ejerce siempre sobre cosas momentáneas.
- El poder legislativo no puede juzgar a la persona y la conducta de quien
ejecuta. Su persona debe ser sagrada, porque es necesaria para que el cuerpo
legislativo no se vuelva tiránico. Si es juzgado o acusado, ya no habría
libertad. En este caso estaríamos frente a una república no libre, no ante una
monarquía.
- Si los nobles han de ser juzgados, es necesario que no sean llamados ante los
tribunales ordinarios de la nación, sino ante la parte del cuerpo legislativo
compuesta por nobles.
- Los jueces de la nación: son la boca que pronuncia las palabras de la ley, seres
inanimados que no pueden moderar su fuerza ni vigor.
- El poder legislativo: modera la ley en favor de ella misma. Para conservar la
dignidad del pueblo y la seguridad de los particulares, es necesario que la
parte legislativa del pueblo acuse ante la parte legislativa de los nobles, la
cual no tiene ni los mismos intereses que ella, ni las mismas pasiones.
- El poder ejecutivo puede debe tomar parte en la legislación por su facultad
de impedir, si no, estará despojado de sus prerrogativas. El monarca no puede
tomar parte en la ejecución por medio de la facultad de estatuir, solo por
medio de la de impedir para poder defenderse. El poder legislativo, en
cambio, no puede tomar parte en la ejecución.
- El cuerpo legislativo está compuesto por dos partes, una limita a la otra por
su mutua facultad de impedir. Ambas están sujetas por el poder ejecutivo, el
cual también está sujeto por el legislativo.
- El poder ejecutivo no puede intervenir en el debate de los asuntos públicos.
No es necesario que proponga, pero puede desaprobar las resoluciones.
- El ejército debe depender del ejecutivo por la naturaleza de la cosa, su función
es más acción que deliberación.

Capítulo VII: De las monarquías que conocemos


- Las monarquías que conocemos no tienen como aquella de las que acabamos
de hablar, como objetivo directo la libertad; no tienden más que a la gloria de
los ciudadanos, del Estado, del príncipe.

Capítulo VIII: Por qué los antiguos no tenían una idea clara de la monarquía
- Los antiguos no conocían el gobierno fundado sobre un cuerpo de nobleza, y
aun menos el fundado sobre un cuerpo legislativo formado por los
representantes de una nación.
- Antes de que los romanos hubieran absorbido todas las repúblicas, casi no
había reyes en ningún lado, todos eran pueblos pequeños o pequeñas
repúblicas.

55
- Existían repúblicas federativas, varias ciudades enviaban diputados a una
asamblea. Pero no había monarquía como aquel modelo.
- Se presenta el modelo de las naciones germánicas.

Capítulo IX: Del pensamiento de Aristóteles:


- Aquí se critica el conocimiento de filosofía política en Aristóteles (analizado
en clases, p. 218).
- Dice que Aristt distingue 5 tipos de monarquías pero no lo hace por la forma
de la Constitución, sino por fenómenos accidentales como las virtudes o
vicios del príncipe.
- Mont. dice que Aristt coloca entre las monarquías el imperio persa y el reino
de Lacedemonia, opero estos eran un Estado despótico y una república
respectivamente.
- Los antiguos, que no conocían la distribución de los 3 poderes, no podían
hacerse una idea justa de la monarquía.

Capítulo X: del pensamiento de otros políticos

Capítulo XI: De los reyes en los tiempos heroicos en Grecia.


- Entre los griegos de los tiempos heroicos hubo una monarquía que no
subsistió. En esta monarquía, aquellos que habían creado las artes, hecho la
guerra por el pueblo, reunido a los hombres dispersos o que les habían
otorgado tierras, tenían el reino para ellos y lo transmitían a sus hijos.
- Estos señores eran reyes, sacerdotes y jueces. Esta es una de las 5 monarquías
de las que hablaba Aristóteles y es la única que puede despertar la idea de
una constitución monárquica. Ahora bien, este plan de monarquía es muy
opuesto a las actuales.
- Los tres poderes estaban distribuidos de manera que el pueblo tenía en ella
el poder legislativo y el rey unía el ejecutivo y poder de juzgar.
- En los modelos que conocemos, el rey tiene el poder ejecutivo y legislativo,
pero no juzga.
- En el tiempo de los reyes heroicos los tres poderes estaban mal distribuidos.
Esto no podía subsistir porque como el pueblo tenía la legislación, ante el
primer capricho, podía aniquilar a la realeza, como lo hizo antes.
- No se había descubierto que la verdadera función del príncipe era la de
designar los jueces, y no la de juzgar él mismo.
- Los griegos imaginaron a la política de varios, constitución política.

Capítulo XII: Del gobierno de los reyes de Roma y de cómo fueron distribuidos los tres
poderes
- El gobierno de los reyes de Roma tenía alguna relación con los de los reyes
de los tiempos heroicos griegos.

56
Cinco primeros reyes:
- La corona era electiva: bajo los cinco primeros reyes, el senado tenía la mayor
parte en esa elección.
- Cuando moría el rey, entre el senado y un magistrado elegido por el senado,
elegían al nuevo rey.
- La constitución era monárquica, aristocrática y popular, como había armonía
en el poder, no se vieron disputas los primeros reinados.
- El rey comandaba los ejércitos y dirigía los sacrificios; tenía el poder de juzgar
en asuntos civiles y criminales, convocaba al senado, reunía al pueblo, etc.
- El senado tenía mucha autoridad.
- El pueblo tenía derecho a elegir a los magistrados, aceptar nuevas leyes y
cuando el rey lo permitía, declarar la guerra o concluir la paz. No podía
juzgar.

Servio tulio:
- Él se hizo proclamar por el pueblo. El senado no tomó parte en su elección.
- Llevó al pueblo todos los asuntos, lo alivió de impuestos y cargó todo el peso
de estos sobre los patricios.
- Aumentaba el poder real, debilitaba al senado y aumentaba el poder del
pueblo.

Tarquino:
- No se hizo elegir ni por el senado ni por el pueblo.
- Tomo la corona como derecho hereditario, exterminó a la mayoría de los
senadores.
- Usurpó el poder del pueblo, dictó leyes sin él, e incluso contra él.
- El pueblo recordó que era legislador y Tarquino desapareció.

Capítulo XIII: Reflexiones generales sobre el estado de Roma después de la expulsión de los
reyes.
- Nunca se puede dejar a los romanos.
- Las familias patricias tenían grandes prerrogativas desde siempre. Estas
distinciones eran muy importantes. Esto produjo envidia en los plebeyos, que
quisieron disimularlas. Las protestas afectaban la constitución sin debilitar al
gobierno.
- Una monarquía electiva, como la de Roma, supone necesariamente un cuerpo
aristocrático que la sostenga. De lo contrario, se convierte en tiranía o Estado
popular.
- En un Estado popular no se necesita distinción de las familias. Por esta razón,
en tiempos de los reyes los patricios eran fundamentales. En cambiom, enb
tiempos de los cónsules no.
- Roma, después de la expulsión de los reyes, debía ser una democracia. El
pueblo tenía ya el poder legislativo; fue su sufragio unánime lo que expulsó

57
a los reyes; y si no persistía en esa voluntad, en cualquier momento los
Tarquinos podían volver.
(…)

Capítulo XIV: De cómo la distribución de los tres poderes comenzó a cambiar después
de la expulsión de los reyes.
- Hubo cuatro abusos que el pueblo corrigió porque alteraban la libertad en
Roma:
a. Los patricios eran los únicos que obtenían todos los empleos sagrados,
políticos, civiles y militares estableció que había magistraturas a las que
podían acceder plebeyos.

b. se había otorgado un poder exorbitante al consulado se desarmó el


consulado y se formaron varias magistraturas: pretores, cuestores, ediles,
tesoreros y censores.

c. se ultrajaba el pueblo las leyes sagradas establecieron tribunos que en


cualquier momento podían detener las empresas de los patricios; y no solo
impedían las ofensas particulares, sino también las generales.

d. no se le dejaba casi ninguna influencia en el sufragio—> los plebeyos


aumentaron su influencia en decisiones públicas. El pueblo romano se dividía
en: centurias (aquí los patricios tenían mucho poder al sufragar), curias y
tribus. Al dar el sufragio se reunían de estas tres maneras.

Capítulo XV: De cómo, en el estado floreciente de la república, Roma perdió de pronto su


libertad.
- Hubo disputas entre patricios y plebeyos y estos últimos pidieron que se
dictaran leyes fijas para que los juicios no fuesen efecto de una voluntad
caprichosa o un poder arbitrario. El senado aceptó y se nombraron
decenviros.
- Se creyó que debería otorgárseles gran poder para poder dar leyes a partes
que eran casi incompatibles. Se suspendió la nominación de todos los
magistrados y en los comicios se eligieron solo administradores de la
república.
- En la república solo 10 hombres tuvieron todo el poder legislativo, ejecutivo
y el poder de juzgar. Roma se encontró sometida a una cruel tiranía, como la
de Tarquino.

Capítulo XVI: Del poder legislativo en la república romana.


- Los plebeyos ganaron, en el sentido de que solos, sin los patricios y sin el
senado, podían dictar leyes que se llamaron plebiscitos; y los comicios en que
se las redactaba, se llamaron comicios por tribus.

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- De esta manera hubo casos en que los patricios no tuvieron parte en el poder
legislativo y fueron sometidos al poder legislativo de otro cuerpo del Estado.
Fue un delirio de la libertad. Para establecer la democracia, el pueblo
contrarió los principios mismos de la democracia.
- El senado tenía el poder de quitar la república de manos del pueblo, por sí
decirlo, por medio de la creación de un dictador, ante el cual el soberano
bajaba la cabeza y las leyes más populares quedaban en silencio.

Capítulo XVII: Del poder ejecutivo en la misma república


- El pueblo cuidó su facultad legislativa, pero no así la ejecutiva. Ésta la delegó
al senado y cónsules. Solo se reservó el derecho a elegir a los magistrados y
confirmar los actos del senado y los generales.
- El senado tenía la dirección de los asuntos públicos.

Capítulo XVIII: De la potestad de juzgar en el gobierno de Roma


- La facultad de juzgar fue dada al pueblo, senado, magistrados y ciertos jueces.

Capítulo XIX: Del gobierno de las provincias romanas


- así estaban distribuidos los tres poderes en la ciudad; pero también debían
estarlo en las provincias. La libertad estaba en el centro, y la tiranía en las
extremidades,
- Cuando los magistrados que estaba en Roma no pudieron gobernar el
imperio, se hizo necesario enviar pretores y procónsules. Entonces, esa
armonía de los tres poderes dejó de existir. Los enviados tenían un poder que
reunía los de todas las magistraturas romanas, por ende, se volvieron
despóticos.
- En la república los mismos ciudadanos eran quienes ejercían los empleos
civiles y militares.
- Una monarquía puede comunicar su gobierno con más facilidad, porque los
oficiales que envíe tendrán, unos el poder ejecutivo civil, y los demás el poder
ejecutivo militar, lo que no implica despotismo.

Capítulo XX: Fin de este libro


- Quería buscar cómo era la distribución de poderes en todos los gobiernos
moderados que conocemos y calcular según eso, el grado de libertad de cada
uno.
- No siempre hay que agotar un tema a tal punto que no deje nada que hacer
al lector. No se trata de hacer leer, sino de hacer pensar. (frase que explica la
manera de escribir de Montesquieu, y las razones de su frecuente
ambigüedad).

LIBRO XIX: De la relación entre las leyes y los principios que forman el espíritu general, las
costumbres y maneras de una nación. (P. 376).

59
Capítulo I: Del tema de este libro
- El tema es muy amplio. Atenderé más al orden de las cosas que a las cosas
mismas. Es necesario apartar derecha e izquierda. Que profundice y abra el
camino.

Capítulo II: De cómo es necesario que los espíritus estén preparados para recibir las mejores
leyes
- La libertad misma parecía insoportable a pueblos que no estaban
acostumbrados a gozar de ella. es así como un aire puro a veces resulta
dañoso a quienes han vivido en comarcas pantanosas.

Capítulo III: De la tiranía


- Hay dos especies de tiranía:
a. tiranía real: consiste en la violencia del gobierno. Ej. Poner leyes muy duras
a los súbdidos.
b. tiranía de opinión: se hace sentir cuando aquellos que gobiernan establecen
cosas que chocan la manera de pensar de una nación. Ej. Hacerse llamar
Rómulo que implicaría un rey, cosa que chocaría al pueblo.

Capítulo IV: Qué es el espíritu general


- Varias cosas gobiernan a los hombres, pueden ser: el clima, la religión, las
leyes, las máximas de gobierno, los ejemplos de cosas pasadas, costumbres,
maneras, de donde se forma un espíritu general que resulta de todo ello.
- Cuando en cada nación actúa con más fuerza una de las causas, las otras van
cediendo en la misma proporción.
- Mont. pone ejemplos de naciones y sus causas.

Capítulo V: De cómo se debe estar atento a no cambiar el espíritu general de una nación.
- Si hubiera en el mundo una nación que tuviera un humor sociable, el corazón
abierto, el gusto y la facilidad de comunicar sus pensamientos, que fuera
vivaz, agradable, alegre, a veces imprudente y a menudo indiscreta; y junto
con ello tuviera valor, generosidad, franqueza, cierto pundonor, no habría
que trabar sus maneras por medio de leyes, para no alterar sus virtudes. Si en
general es bueno ¿qué importan algunos defectos?
- Se podría contener a las mujeres, dictar leyes para corregir costumbres y
limitar su lujo, ¿pero quién sabe si no se perdería cierto gusto, que tal vez
fuera el origen de las riquezas de la nación, y una cortesía que atrae a los
extranjeros? (importancia de la cortesía, costumbres como riqueza de una
nación).
- Corresponde al legislador seguir el espíritu de la nación cuando no es
contrario a los principios del gobierno (p. 379).

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Capítulo VI: No hay que corregirlo todo
- Que nos dejen como somos, decía un gentilhombre de una nación que se
parece mucho a la que acabamos de esbozar. La naturaleza repara todo
(antropología).
- La naturaleza nos da una vivacidad capaz de ofender y propia para hacernos
faltar en todo sentido. Pero esa vivacidad se corrige también por la cortesía
que la misma naturaleza nos entrega, nos inspira el gusto por el mundo y
sobre todo por el trato con las mujeres.
- Que nos dejen como somos. Nuestras cualidades indiscretas unidas a nuestra
escasa malicia, harían que las leyes que entre nosotros molestaran ese humor
sociable no resultasen convenientes.

Capítulo VII: De los atenienses y los lacedemonios


- Atenienses: pueblo que tenía relación con el nuestro, ponía alegría en los
negocios, y un rasgo de burla en el teatro y en la tribuna.
- Lacedemonios: pueblo grave, serio, seco, taciturno.

Capítulo VIII: Efectos de un humor sociable


- cuanto más se comunican los pueblos, más fácilmente cambian de maneras.
- El clima que hace que una nación guste de comunicarse hace también que le
guste cambiar; y lo que a una nación le guste cambiar hace también que forme
su gusto.
- La sociedad de las mujeres arruina las costumbres y forma el gusto. Los
adornos establecen el deseo de gustar más que los demás, el deseo de gustar
más que uno mismo establece las modas. Estas son un objeto importante; a
fuerza de hacer frívolo el espíritu, su actividad aumenta sin cesar.

Capítulo IX: De la vanidad y el orgullo de las naciones


- Para un gobierno, la vanidad es un resorte tan bueno como peligroso es el
orgullo.
- Bienes que trae la vanidad: el lujo, la industria, las artes, las modas, la cortesía,
el gusto.
- Males que trae el orgullo: pereza, pobreza, abandono de todo, destrucción de
naciones que el azar hace caer en sus manos y la suya propia. La pereza es
efecto del orgullo, el trabajo, una consecuencia de la vanidad. El orgullo de
un español lo llevará a no trabajar; la vanidad de un francés lo impulsará a
saber trabajar mejor que los demás.
- Una nación perezosa es grave porque aquellos que no trabajan se consideran
soberanos de quienes si lo hacen.
- Hay veces que el orgullo unido a otras calidades morales (como gran
ambición, grandeza de ideas) tiene efectos diferentes. Esto se pudo ver entre
los romanos.

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Capítulo X: Del carácter de los españoles y el de los chinos.
- Españoles: la buena fe de los españoles ha sido famosa en todos los tiempos.
Esta admirable cualidad, unida a su pereza, forma una combinación de la cual
resultan efectos que les resultan perniciosos; bajo sus propios ojos, los
pueblos de Europa comercian su monarquía.
- Los chinos: forman otra mezcla que contrasta con los españoles. Su precaria
vida hace que tengan una actividad prodigiosa y un deseo tan excesivo de
ganancias que ninguna nación comerciante pueda confiar en ellos. Esa
reconocida infidelidad les ha conservado el comercio de Japón.

Capítulo XI: Reflexión


- Solo he querido demostrar que no todos los vicios políticos son vicios
morales, y que no todos los vicios morales son vicios políticos; y esto es lo que
no deben ignorar quienes dictan leyes que contrarían el espíritu general.

Capítulo XII: De las maneras y las costumbres en el Estado despótico


- No hay que cambiar las maneras y costumbres de un Estado despótico, de lo
contrario seguirá una revolución.
- Esto, porque en este tipo de Estados no hay leyes sino solo maneras. Por ello,
si se trastornan, se trastorna todo.
- Las leyes se establecen por una institución particular. Las costumbres, en
cambio, son inspiradas y provienen del espíritu general. Puede hasta ser más
peligroso derribar un espíritu general que cambiar una institución particular.

Capítulo XIII: De las maneras entre los chinos


- En China las maneras son indestructibles, las maneras se enseñan en las
escuelas.

Capítulo XIV: Cuáles son los medios naturales de cambiar las costumbres y maneras de una
nación
- Las leyes eran instituciones particulares y precisas del legislador, y las
costumbres y maneras institucionales de la nación en general. Por ende,
cuando se desean cambiar las costumbres no se debe hacer por medio de leyes
porque parecería muy tiránico, es mejor cambiarlas por otras costumbres.
- Un príncipe debe cambiar leyes por leyes y maneras por maneras.
- En general, los pueblos están muy aferrados a sus costumbres; quitárselas con
violencia es hacerlos desdichados, por ende, no hay que cambiarlos, sino
alentarlos a que cambien ellos mismos.
- Cualquier pena que no derive de la necesidad es tiránica. La ley no es un puro
acto de poder; las cosas que por su naturaleza resultan indiferentes no son de
su competencia.

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Capítulo XVI: De cómo algunos legisladores han confundido los principios que
gobiernan a los hombres

- Las costumbres y maneras son usos que las leyes no han establecido, o que
no han querido o no han podido establecer.
- Entre las leyes y las costumbres existe esta diferencia: las leyes regulan más
las acciones del ciudadano, mientras que las costumbres regulan más bien las
acciones del hombre. Entre las costumbres y las maneras existe esta
diferencia: las primeras conciernen a la conducta interior y las otras, a la
exterior.
- No hay que asombrarse de que los legisladores lacedemonios y chinos
confundieran las leyes, las costumbres y las maneras, es que las costumbres
representan las leyes, y las maneras representan las costumbres.
Leyes  costumbres  maneras.

Capítulo XVII: Propiedad particular del gobierno de China

- Los legisladores chinos fueron más lejos: confundieron: la religión, las leyes,
las costumbres y las maneras; todo esto constituyó la moral, todo esto fue la
virtud.
- Los preceptos que se referían a estos cuatro puntos se llamaban ritos.
- El gobierno chino triunfó al observar estos ritos. Una persona pasaba toda su
juventud aprendiéndolos y la vida practicándolos.
- Los príncipes que en lugar de gobernar por los ritos gobernaron por la fuerza
de los suplicios quisieron que estos hicieran algo que no está en su poder, que
es establecer las costumbres. Los suplicios separarán de la sociedad un
ciudadano que, habiendo perdido sus costumbres, viola las leyes.
- De modo que cuando se abandonaron los principios del gobierno chino,
cuando la moral se perdió, el Estado cayó en anarquía y revolución.

Capítulo XVIII: Consecuencia del capítulo precedente


- Como en China leyes, costumbres, maneras y religión era lo mismo, no perdía
sus leyes por la conquista.
- Resultó más sencillo que el vencedor se plegara poco a poco al pueblo vencido
que al revés.
- Por esto, casi no es posible establecer el cristianismo en China porque las
prácticas cristianas trastornan las costumbres y maneras del país, atacan al
mismo tiempo la religión y las leyes.
- Los ritos chinos, a diferencia del cristianismo, parecen ordenar que todo se
separe, a diferencia de los ritos cristianos.
- Como se ha visto, esta separación se debe en general al espíritu del
despotismo, se encontrará en ella una de las razones que hacen que el

63
gobierno monárquico y todos los gobiernos moderados se alíen mejor con la
religión cristiana.

Capítulo XIX: De cómo se realizó entre los chinos la unión de la religión, las leyes, las
costumbres y las maneras
- Los legisladores chinos tuvieron como principal objeto del gobierno la
tranquilidad del imperio. La subordinación les pareció el medio más
adecuado para mantenerla.
- Siguiendo esta idea inspiraron respeto por los padres (honrarlos con ritos en
la vida y después de la muerte).
- El respeto por los padres estaba ligado con todo lo que los representaba:
ancianos, maestros, magistrados, emperador. Este respeto por los padres
suponía un retorno de amor por los hijos, y en consecuencia, el mismo retorno
de los ancianos hacia los jóvenes, de los magistrados a quienes les estaban
sometidos, del emperador a sus súbditos.
- Todo ello formaba los ritos y estos ritos formaban el espíritu general de la
nación.

Capítulo XX: Explicación de una paradoja china


- Los chinos eran un pueblo muy trapacero (engañador con astucias a alguien
en un asunto) en el comercio. Tenían tres balanzas.
- Los legisladores chinos tuvieron dos objetivos: que el pueblo fuera sumiso,
tranquilo y que fuera trabajador e industrioso. Con la obediencia y el trabajo
de los chinos, el Estado está feliz. Aquí estaba permitido el engaño.

Capítulo XXI: De cómo las leyes deben relacionarse con las costumbres y las maneras
- Solo hay ciertas instituciones singulares que confunden de este modo cosas
que están por naturaleza separadas, como las leyes, las costumbres y las
maneras, pero, aunque estén separadas no dejan de tener entre sí profundas
relaciones.

Capítulo XXII: Continuación


- Cuando un pueblo tiene buenas costumbres, las leyes se hacen simples.
Capítulo XXIII: De cómo las leyes siguen a las costumbres
- En tiempos en que las costumbres de los romanos eran tan puras, no había
una ley particular contra el peculado. Cuando comenzó a aparecer este
crimen, pareció tan infame que ser condenado a restituir lo tomado fue
considerado como una gran pena.

Capítulo XXV y XXVI: Continuación


- La ley romana permitía la libertad de hacerse donaciones antes del
matrimonio; después de él, no la permitía. Esto se fundaba en las costumbres
de los romanos.

64
- Aquí se ven ejemplos de cómo las leyes siguen a las costumbres. Ahora
veamos cómo las costumbres siguen a las leyes.

Capítulo XXVII: De cómo las leyes pueden contribuir a la formación de las costumbres, las
maneras y el carácter de una nación.
- Las costumbres de un pueblo esclavo son una parte de su servidumbre; las
de un pueblo libre, una parte de su libertad.
- Los efectos que han debido seguirse de un pueblo libre. Las costumbres y
maneras de esa nación deben tener gran relación con sus leyes.
- En este Estado habría 2 poderes visibles: legislativo y el ejecutivo (se refiere
al modelo inglés). Todo ciudadano tiene su voluntad propia. La mayoría de
las personas tendrían más afecto por uno de los poderes.
- Como el poder ejecutivo tiene todos los cargos, podría dar grandes
esperanzas y nunca temores, todos los que obtengan de él algo, se inclinarían
hacia su lado. Podría ser atacado por los que no esperan nada.
- Como todas las pasiones estarían libres, el odio, envidia, celos, ambición. De
otro modo, el Estado sería como un hombre abatido por una enfermedad, que
no tiene pasiones porque ya no tiene fuerzas.
- El poder legislativo tiene la confianza del pueblo y es más esclarecido que él,
y, podría lograr que modificase las malas impresiones que se le hubieran
dado y calmar esos movimientos. Esta es la gran ventaja de ese gobierno sobre
las antiguas democracias, donde el pueblo tenía poder inmediato.
- En este Estado cada uno puede decir o escribir lo que piensa, puede decir o
escribir expresamente lo que las leyes no han podido decir o escribir.
- Esa nación amaría prodigiosamente su libertad porque sería verdadera,
puede suceder que para defenderla sacrifique sus intereses, fortuna o
comodidad, cargarse de impuestos muy duros.
- Para conservar su libertad, esa nación pediría préstamos a sus súbditos y
estos, verían que sus créditos se perderían si la nación es conquistada, tienen
un nuevo motivo para realizar esfuerzos por defender su libertad.
- P.403 donde promueve un estado federado: como las leyes no estarían hechas
para uno más que para otro, cada uno se consideraría un monarca, y en esa
nación los hombres serían más bien confederados que conciudadanos.
- “en una nación libre, a menudo resulta indiferente que los particulares
razonen bien o mal; basta con que razonen, pues de allí sale la libertad que
garantiza contra los efectos de esos mismos razonamientos.
- en un gobierno despótico, en cambio, es pernicioso que se piense porque el
príncipe se vería afectado.

CUARTA PARTE

LIBRO XX: De la relación entre las leyes y el comercio considerado en su naturaleza y


distinciones

65
Capítulo I: del comercio
- El comercio elimina los prejuicios destructores, y es casi una regla general que
allí donde hay costumbres benévolas, existe el comercio, y allí donde hay
comercio, florecen las costumbres benévolas.
- No hay que asombrarse si nuestras costumbres son menos feroces de lo que
lo fueron antaño. El comercio permite que el conocimiento de las costumbres
de todas las naciones penetre en todas partes y se pueden comparar entre
ellas, lo que es un gran bien.
- Las leyes del comercio pueden perfeccionar como destruir las costumbres. El
comercio (queja de Platón) destruye las costumbres puras y suaviza las
costumbres bárbaras.

Capítulo II: Del espíritu del comercio


- El efecto natural del comercio consiste en conducir hacia la paz. Dos naciones
que negocian entre ellas se hacen recíprocamente dependientes. Una tiene
interés en comprar, la otra en vender. Todas las uniones se fundan sobre
necesidades mutuas.
- Si bien el comercio une a las naciones, no así a los particulares. Esto, porque
se trafica con todas las acciones humanas y todas las virtudes morales, las
cosas más mínimas se hacen por dinero.
- La privación del comercio produce el bandolerismo. Éste no se opone a ciertas
virtudes morales como la hospitalidad.

Capítulo III: De la pobreza de los pueblos


- Hay dos tipos de pobreza:
a. una provocada por la dureza del gobierno, pues son incapaces de ninguna
virtud, son incapaces de casi ninguna virtud. su pobreza es parte de su
servidumbre.
b. pobres porque no han conocido las comodidades de la vida y estos últimos
pueden hacer grandes cosas. Esta pobreza forma parte de su libertad.

Capítulo IV: Del comercio en los diversos gobiernos


- El comercio está relacionado con la constitución.
- En el gobierno de uno: está generalmente fundado sobre el lujo y su objeto es
procurar a su nación todo aquello que le pueda servir a su orgullo, delicias y
fantasías.
- En el gobierno de varios: se encuentra fundado en la economía.
- Un comercio conduce a otro, el pequeño al mediano, el mediano al grande; y
el que tiene tan gran deseo de ganar poco, se pone en una situación donde no
puede menos que ganar mucho.
- Las grandes empresas comerciales, por consiguiente, no son para las
monarquías, sino para el gobierno de varios.

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- En cuanto al Estado despótico, es inútil hablar de él. Regla general: en una
nación sometida a la servidumbre, se trabaja más en conservar que en
adquirir.
- En una nación libre, se trabaja más para adquirir que para conservar.

Capítulo V: de los pueblos que hacen comercio de economía


- Se tuvo que hacer comercio de economía en lugares estériles en su territorio.
Fue necesario que fueran laboriosos, justos, moderados y con costumbres
frugales. (ej. Marsella).

Capítulo VI: Algunos efectos de una gran navegación


- A veces sucede que una nación que practica el comercio de economía,
necesitando una mercancía de un país que le sirve de intermediario para
procurarse las mercancías de otro, se contenta con ganar poco, y a veces nada,
sobre algunas, en la esperanza o la certidumbre de ganar mucho sobre las
demás.
- No solamente un comercio que no da nada puede ser útil, incluso un
comercio desventajoso puede serlo. Puede perderse en la venta final de un
producto, sin embargo, se gana en todo el proceso de abastecimiento.

Capítulo VII: Del pensamiento de Inglaterra sobre el comercio


- Inglaterra no tiene tarifas reguladas con las otras naciones, éstas cambian. En
esto ha querido conservar su independencia. Celosa de su comercio, se ata a
pocos tratados y no depende más que de sus leyes. A diferencia de otras
naciones, siempre ha hecho ceder sus intereses políticos ante los de su
comercio.
- Es el pueblo que más ha sabido valerse de estas tres grandes cosas: religión,
comercio y libertad.

Capítulo VIII: De cómo a veces se ha obstaculizado el comercio de economía.


- En ciertas monarquías se han dictado leyes propias para rebajar a los Estados
que hacen comercio de economía. Se les ha prohibido aportar mercancías que
no sean productos de su país; no se les ha permitido traficar más que con
navíos fabricados por el país al cual vienen.
- Más vale tratar con una nación que exige poco, que sea fiel, que pague
prontamente, que sea pacífica, etc.

Capítulo IX: De la exclusión en términos comerciales


- La verdadera máxima es no excluir a ninguna nación de su comercio sin tener
poderosas razones para ello. Ej. Japón, que solo comercializa con China y
Holanda.
- Esto, porque se será engañado. Es la competencia lo que pone precio justo a
las mercancías y establece las verdaderas relaciones entre ellas.

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- Menos aún, debe un estado someterse a vender a solo una nación, con el
pretexto de que las tomará todas a cierto precio. Esto es propio de las naciones
pobres que por asegurar la subsistencia, prefiere perder la esperanza de
enriquecerse.

Capítulo X: Del adecuado establecimiento para el comercio de economía


- En los Estados que realizan economía, se han establecido bancos que con sus
créditos forman nuevos signos de valor.
- Sería un error transportarlos a los Estados que realizan comercio de lujo.
Ponerlos en un país gobernado por uno solo, es suponer que el dinero se
encuentra de un lado y el poder del otro. Es decir, de un lado la facultad de
tenerlo todo sin ningún poder y del otro el poder con ninguna facultad. En
ese gobierno siempre el que ha tenido un tesoro es el príncipe.
- Las compañías de negociantes, que se asocian para cierto comercio, rara vez
convienen al gobierno de uno solo. La naturaleza de estas compañías consiste
en otorgar a las riquezas particulares la fuerza de las riquezas públicas, esta
fuerza se encuentra en manos del príncipe.
- No siempre conviene en los Estados donde se hace comercio de economía.

Capítulo XI: Continuación del mismo tema


- En los Estados que hacen comercio de economía, se puede establecer un
puerto franco. La economía del Estado, constituye el alma del comercio de la
economía.
- Lo que pierde en tributos por el puerto franco, se compensa por lo que puede
obtener de la riqueza industrial de la república.
- Pero un puerto franco, en una monarquía, iría en contra de la razón porque
el Estado se privaría del único bien que el lujo le puede procurar: los
impuestos.

Capítulo XII: De la libertad de comercio


- La libertad de comercio no es una facultad acordada a los negociantes en el
sentido de hacer lo que quieran; eso sería más bien su servidumbre.
- Inglaterra: obstaculiza al negociante, pero está a favor del comercio.

Capítulo XIII: de lo que destruye esa libertad


- El objeto del comercio es la importación y exportación de mercancías a favor
del estado.
- El objeto de las aduanas: es cierto derecho sobre esa misma exportación,
también a favor del Estado.
- Es necesario que el Estado se mantenga neutral entre su aduana y su comercio
y que se conduzca de tal modo que estas dos cosas no se crucen, ahí se goza
de libertad de comercio.

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- Los derechos excesivos destruyen el comercio por sus injusticias y excesos
que imponen. También lo destruyen por las dificultades que provocan y las
formalidades que exigen.

Capítulo XIV: de las leyes comerciales que importan la confiscación de las mercancías.
- Inglaterra: prohíbe apoderarse de las mercancías de los negociantes
extranjeros o confiscarlas, en caso de guerra, a menos que sea por motivo de
represalias.

Capítulo XV: de los castigos corporales


- Los castigos corporales deben ser observados en los asuntos comerciales más
no en los negocios civiles comunes. se le debe dar más importancia a la
libertad de un ciudadano que a la holgura de otro.

Capítulo XVI: una bella ley


- No pueden participar en las magistraturas ni en el gran consejo aquellos hijos
de personas que han vivido o muerto insolventes, a menos que paguen las
deudas del padre.
- En Rodas fue más extremo: un hijo no puede dispensarse del pago de las
deudas de su padre renunciando a su sucesión.

Capítulo XVIII: de los jueces para el comercio


- Los asuntos comerciales son acciones de cada día y es necesario que se
decidan cada día.

Capítulo XIX: De cómo el príncipe no debe realizar comercio


- ¿cómo ganarían los pobres su vida si nosotros realizamos sus oficios? El
comercio que nosotros hacemos, también querrán hacerlo los cortesanos;
serán más ávidos e injustos que nosotros. El pueblo tiene confianza en nuestra
justicia, pero no en nuestra opulencia; tantos impuestos que hacen su miseria
serían pruebas seguras de la nuestra.

Capítulo XXI: del comercio de la nobleza en la monarquía


- Va contra el espíritu del comercio que en una monarquía sea realizado por la
nobleza.
- También va contra el espíritu de la monarquía que en ella la nobleza ejerza el
comercio.
- En Inglaterra, se ha permitido que la nobleza realice comercio, esto ha
debilitado el gobierno monárquico.

Capítulo XXII: reflexión particular


- Si se le impulsa con leyes a los nobles practicar el comercio, es una manera de
destruir la nobleza sin ninguna utilidad para el comercio.

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- En Francia, los negociantes no son nobles pero pueden transformarse en tales.
- En los estados despóticos: las leyes ordenan que cada uno permanezca en su
profesión y la pase a sus hijos.
- La posibilidad de adquirir la nobleza a cambio de dinero alienta mucho a los
negociantes para que se pongan en condiciones de lograrla.

Capítulo XXIII: a qué naciones resulta desventajoso el comercio


- Las riquezas consisten en tierras o efectos mobiliarios (dinero, navíos,
mercancías).
- Las tierras de cada país son, generalmente, propiedad de sus habitantes. Las
leyes de los estados desalientan la adquisición de tierras por parte de los
extranjeros.
- Los efectos mobiliarios pertenecen al mundo entero. El pueblo que posee más
de estos es el más rico.
- La avaricia de las naciones se disputa los bienes muebles de todo el universo.
- Puede existir un Estado tan desdichada que no reciba los efectos de los otros
países, incluso los suyos. Los propietarios de la tierra no serán en él más que
colonos de los extranjeros. Este Estado carecerá de todo y no podrá adquirir
nada, más le vale no tener comercio con ninguna nación del mundo. El
comercio lo conduce a la pobreza.
- Un país que envía menos de lo que recibe, siempre recibirá menos hasta que
será conducido a la pobreza.
- En los países comerciales, vuelve el dinero que se ha desvanecido pronto,
porque los Estados que lo recibieron se lo deben.
- Es difícil que un país no tenga cosas superfluas, pero está en la naturaleza del
comercio hacer útiles las cosas superfluas, y necesarias las útiles. El Estado
podrá pues entregar las cosas necesarias a un mayor número de súbditos.
- No son las naciones que no necesitan nada las que pierden por no ejercer el
comercio, sino aquellas que lo necesitan todo.
- No son los pueblos que se bastan a sí mismos, sino aquellos que no tienen
nada los que encuentran ventajas en no traficar con nadie.

LIBRO XXI: de la relación entre las leyes y el comercio, considerando las revoluciones que
éste ha sufrido en el mundo.

Capítulo I: algunas consideraciones generales


- Aunque el comercio esté sujeto a grandes revoluciones, puede suceder que
algunas causas físicas, la calidad del terreno o el clima, fijen para siempre su
naturaleza.
- Si nos comparamos con India, nuestro lujo no es el de ellos, ni nuestras
necesidades, las suyas.

Capítulo II: de los pueblos de África.

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- La mayoría de los pueblos de las costas de África son salvajes o bárbaros.
- No tienen industria, poseen en abundancia los metales preciosos que
obtienen inmediatamente de manos de la naturaleza. Todos los pueblos
civilizados están pues en condiciones de negociar con ellos con gran ventaja,
pueden hacerles estimar mucho cosas con valor nulo y recibir un gran precio
por ellas.

Capítulo III: de cómo las necesidades de los pueblos del mediodía son diferentes de las de los
pueblos del norte.
- En Europa existe una especie de equilibrio entre las naciones del mediodía y
las del norte. Las primeras tienen toda clase de comodidades para la vida y
pocas necesidades, las segundas tienen muchas necesidades y pocas
comodidades.
- Se mantiene el equilibrio porque las primeras son perezosas y las segundas,
tienen mucha industria y actividad. Las primeras tienen servidumbre y
pueden prescindir de riquezas y libertad.

Capítulo IV: de la principal diferencia entre el comercio de los antiguos y el de hoy


- El comercio va cambiando.
- Hoy se hace de norte a sur, las necesidades de los productos del otro son
mutuas.
- Antes era a lo largo de todo el mediterráneo y menos extenso.

Capítulo VI: Del comercio de los antiguos


- El efecto del comercio son las riquezas, el de las riquezas el lujo, el del lujo la
perfección de las artes.
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