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campo venezolano
Por: Frank Gustavo Tovar Zerpa(*) | Lunes, 14/03/2011 08:09 AM | Versión para
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Esta iniciativa del ejecutivo nacional para lograr nuestra soberanía y seguridad
agroalimentaria, debe concebirse e implementarse como una estrategia fundamental
para la transformación endógena, familiar y agroecológica del campo venezolano.
Además hay razones para hacerlo: la cultura del petróleo, las importaciones
agroalimentarias a través de la agricultura de puerto, la tasa actual de crecimiento de
la población venezolana, los altos precios a nivel mundial de los productos agrícolas
debido a las prácticas especulativas de los mercados financieros globales de
loscommodities y los impactos negativos que esta causando el proceso de cambio
climático. En ese sentido, se deben tomar en consideración y cumplir estrictamente
los preceptos constitucionales y legales de la República Bolivariana de Venezuela
que hacen referencia a la agroecología como base de la producción agropecuaria
sustentable, es decir, la siembra agroecológica del petróleo.
I. La vocación de uso de las tierras rurales.
Se debe privilegiar el uso responsable de las tierras para conciliar los objetivos de la
producción agrícola, pecuaria, acuícola y forestal con los objetivos de la
conservación y preservación ambiental. Esta primera consideración, se ancla en los
objetivos del milenio y en uno de los preceptos constitucionales de nuestra Carta
Magna, específicamente en el artículo 307, que establece:
¨… El Estado velará por la ordenación sustentable de las tierras de vocación
agrícola para asegurar su potencial agroalimentario…¨.
Este precepto constitucional hace referencia desde el punto de vista conceptual, a lo
que se denomina vocación de uso de la tierra de conformidad con lo establecido en
el artículo 2, numeral 1 del Reglamento Parcial del Decreto con Fuerza de Ley de
Tierras y Desarrollo Agrario para la Determinación de la Vocación de Uso de la Tierra
Rural, publicado en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela Nº
38.126 de fecha 14 de febrero de 2005:
¨Interacción entre los factores físicos (suelo, clima, topografía y erosión),
tecnológicos, socioeconómicos, culturales y los requerimientos agroecológicos de
los rubros a producir, que determinan la asignación de usos agrícola (vegetal,
acuícola, pecuario y forestal), bajo condiciones de sustentabilidad a las distintas
Unidades Productivas Agrícolas…¨
II. Ordenamiento territorial agroecológico.
En el ámbito territorial de cada Distrito Motor de Desarrollo, se deben delimitar
unidades agroecológicas de ordenamiento territorial, bien pensadas, para evitar: el
uso desordenado del territorio bajo producción agrícola, pecuaria, acuícola y
forestal, procesos erosivos por la inadecuada mecanización y ausencia de medidas
de conservación de suelos y de aguas, contaminación ambiental por el uso
irresponsable de fertilizantes de síntesis química, uso de agrotóxicos en el control de
plagas y enfermedades, intoxicación en los productores, pérdida de biodiversidad y la
desarticulación social.
Está segunda consideración, nos remite a los artículos 2 y 113 de la Ley de Tierras y
Desarrollo Agrario, publicada en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de
Venezuela Nº 5.991 Extraordinario de fecha 29 de julio de 2010, en virtud que la
misma afecta las tierras públicas y privadas que tienen vocación para la producción
agroalimentaria a través de una clasificación por vocación de uso (agrícola vegetal,
pecuario, forestal, preservación y conservación ambiental, agroturismo), que para
efectos del ordenamiento territorial agroecológico que se propone, la determinación
de la vocación de uso de la tierra, debe efectuarse a partir del conjunto de sus
limitaciones y potencialidades físicas, es decir, en base a la capacidad de uso de la
tierra. En definitiva, se trata de planificar el uso agroecológico de la tierra como una
estrategia de sustentabilidad para la producción actual y futura en el campo
venezolano.
III. La producción agroecológica como eje del desarrollo endógeno y familiar en
el campo venezolano.
Esta tercera consideración, nos remite al vigente Plan de Desarrollo Económico y
Social de la Nación 2007-2013, el cual establece dentro de la directriz
correspondiente al modelo productivo socialista, las siguientes estrategias y políticas:
Incrementar la participación de los productores y concertar la acción del Estado
para la agricultura.
Consolidar la revolución agraria y eliminar el latifundio.
Mejorar y ampliar el marco de acción, los servicios y la dotación para la
producción agrícola.
Rescatar y ampliar la infraestructura para el medio rural y la producción.
En efecto, esto tiene en definitiva que lograrse, en virtud que la Ley Orgánica de
Seguridad y Soberanía Agroalimentaria, publicada en la Gaceta Oficial de la
República de Venezuela Nº 5.889 Extraordinario de fecha 31 de junio de 2008, en su
artículo 3, declara de utilidad pública e interés social, las actividades que aseguren
la disponibilidad y acceso oportuno a los alimentos, de calidad y en cantidad
suficiente a la población. Igualmente dispone en su artículo 10:
¨Se reconoce el derecho de las ciudadanas y los ciudadanos a la producción
sustentable, enfocada en la sostenibilidad medioambiental, social, económica de
las actividades agrícolas, de sus trabajadores y trabajadoras. Se consideran
contrarias al presente Decreto con Rango y Fuerza de Ley Orgánica las prácticas
del monocultivo intensivo y aquellas dirigidas a permitir el control del mercado de
productos agroalimentarios. La sustentabilidad de la producción agrícola nacional
se garantizarás a partir del desarrollo rural integral de las comunidades de
productores y productoras en condiciones de igualdad y justicia…¨
IV. La certificación orgánica de la producción agropecuaria venezolana es una
opción viable y posible.
Sin embargo, el éxito de esta iniciativa para lograr nuestra soberanía, seguridad
agroalimentaria y diversificar nuestra economía, debe anclarse en una producción de
base agroecológica, para lo cual es necesario promover mediante normas
legislativas (leyes) y ejecutivas (decretos) la certificación orgánica de los productos
agrícolas, pecuarios, acuícolas y agroforestales, tanto para el consumo interno y la
exportación, mediante un sello verde u orgánico que suministre a los consumidores
la certeza de que está adquiriendo y consumiendo un producto que ha sido cultivado
sin el uso de fertilizantes y plaguicidas de síntesis química y que no son
transgénicos.
El sello orgánico es una estrategia que debe socializarse para lograr un proceso de
ecologización en nuestros campos. Es decir, una producción agropecuaria en
armonía con la naturaleza que permita la cosecha de productos de calidad nutricional
y biológica, pero que además, asegure calidad de vida para la gente del campo y la
ciudad. Una producción certificada con sello orgánico, es una garantía para la
obtención de precios diferenciados en el mercado mundial, lo cual significa mayores
ingresos no petroleros para el país y mayores ingresos para las familias productoras.
Y por supuesto, una mejor salud para nuestros congéneres consumidores y
productores.
Otro aspecto crucial que se debe tener bien en cuenta en el marco de
AgroVenezuela, es que la agroecología no es una práctica agrícola particular o un
sistema de producción especifico. Debe entenderse como un abordaje alternativo,
deseable, posible e inclusivo para integrar los conocimientos locales de nuestras
comunidades campesinas y originarias con los conocimientos científicos para la
implementación de una producción agropecuaria responsable desde el punto de vista
ambiental, económicamente rentable para las familias productoras, socialmente
inclusiva y agronómicamente productiva. El verdadero reto de AgroVenezuela es
ecologizar y transformar desde el punto de vista agrosocioproductivo el campo
venezolano. Insistir en producir y reproducir las experiencias de la agricultura
convencional o moderna de base química, es un contrasentido.
Finalmente, la agricultura moderna ha mostrado tener elevados rendimientos, pero
costos ecológicos inadmisibles (pérdida de agro-biodiversidad, contaminación de
aguas, pérdida de suelos, plagas, enfermedades y daños a la salud de las personas
por mal uso de pesticidas, cultivos transgénicos). Igualmente, siendo intensiva en
recursos financieros y tecnológicos, viene progresivamente excluyendo a las familias
de recursos limitados del proceso agroproductivo y por lo tanto tiende a desarticular y
vulnerar la agricultura familiar campesina e indígena venezolana, como aliadas
estratégicas para la seguridad y soberanía agroalimentaria y la diversificación de
nuestra economía para superar la vigente monoexportación petrolera. La ética
ecológica que debe caracterizar a AgroVenezuela, obliga a humanizar el campo
venezolano a través de actividades productivas que privilegien la agroecología.
(*)Ingeniero Forestal. Magister Scientiae en Gestión de Recursos Naturales
Renovables y Ambiente (Con énfasis en Estudios de Impacto Ambiental) y
Doctorante en Antropología en el área de Etnoecología.
fgtovar@gmail.com
Indicadores de sustentabilidad en Agroecología
Dayaleth Alfonzo, Maria Daniela Torrez-Alruiz, Raul Alban, Diego Griffon.
Introducción
Método MESMIS
Como ya se introdujo brevemente, MESMIS es una herramienta de desarrollo, que
sirve para diagnosticar el agroecosistema, a la vez que ofrece una guía para las
actividades a implementar, con directrices claras y estandarizadas de análisis. Dado
que considera el factor local como aspecto fundamental de la diagnosis, MESMIS
ofrece respuestas endógenas, por esa misma razón, es un método en permanente
construcción (Masera et al., 1999).
Las características fundamentales del enfoque de este método son (Astier, 2007):
1.- Es Relativista: porque establece los límites del sistema a estudiar y un horizonte
temporal de evaluación, especificando los actores y sus objetivos particulares.
2.- Es constructivista: puesto que adapta el método al objeto de estudio y a los
involucrados.
3.- Exige múltiples criterios: ya que incorpora criterios ambientales, sociales y
económicos.
4.- Posee un enfoque sistémico e integrador: ya que entiende el sistema agrícola
como un conjunto de subsistemas que se interrelacionan y actúan como una unidad
de producción, sustentable o potencialmente sustentable.
5.- Demanda Participación: Involucra la participación real de los agentes implicados.
6.- Es multidisciplinar: porque exige del concurso de profesionales de diferentes
áreas para poder evaluar las múltiples dimensiones involucradas.
MESMIS parte del supuesto que un agroecosistema sustentable es aquel que posee
los siguientes atributos: Productividad, Estabilidad, Confiabilidad, Resiliencia,
Adaptabilidad, Equidad, Autosuficiencia entre otros (Masera et al., 1999). Cada
atributo puede evaluarse a través de diversos criterios diagnósticos (Tabla 1), por
medio de los cuales se proponen indicadores que permitirán evaluar el grado de
sustentabilidad del sistema (Masera et al., 1999).
Tabla 1. Atributos y criterios diagnósticos de un agroecosistema sustentable, según
MESMIS (Masera et al., 1999).
Subsistema vivero
Componentes:
Especies leñosas y autóctonas como el Apamate (Tabebuia rosea), Araguaney
(Tabebuia chrysanta), Bucare (Eritrina fuscosa), y el Nogal de Caracas (Juglans
venezuelensis).
En este subsistema se propagan plantas que son transplantadas fundamentalmente
fuera del predio mediante un trabajo en conjunto con el Ministerio del Ambiente.
Subsistema familiar
Componentes:
Estructura familiar: grupo familiar conformado por cuatro miembros, la madre viuda,
su hijo viudo y dos nietos (niña y niño).
El sostén de la familia es la madre, que sale del predio y trabaja en Caracas como
empleada doméstica. El conocimiento del manejo del subsistema pecuario lo tiene la
madre, y el hijo posee conocimientos del manejo del subsistema agrícola, heredados
del padre. Los niños estudian en Caracas. El grupo familiar es de origen andino,
mientras que en el resto de la comunidad los habitantes son de origen español y
portugués, con un alto grado de parentesco. Probablemente existan barreras
culturales que influyan en el aislamiento de este grupo familiar y el resto de la
comunidad.
donde
Como resultado del diagnostico del predio de los Rodríguez es importante resaltar
que los indicadores con máximo valor (4 o 5) son fertilidad del suelo y nivel de la
agrobiodiversidad, ambos concernientes a la dimensión ambiental, así como la
distribución de ingresos que corresponde a la dimensión social. A su vez los
indicadores con menor valor (1) son eficiencia en el sistema productivo, nivel de
ingresos, potencial de innovación, nivel de participación comunitaria (Figura 6). Este
revela que se han descuidado los componentes sociales y económicos, alejando el
predio de la sustenatabilidad. Se ha propuesto (Pino, 2007) como una forma de
caracterizar de manera general la sustentabilidad de un sistema evaluado mediante
la metodología MESMIS, utilizar la moda de los valores de los indicadores, en este
caso particular, la moda es igual a 1, lo que también es un indicativo del bajo nivel se
sustentabilidad del predio.
Para ello podría ser necesario evaluar aspectos como el reconocimiento de sistema
de valores y creencias relacionados a prácticas agrícolas dentro de los parques
nacionales, por ejemplo: ¿cómo percibe la comunidad y el subsistema familia las
posibles relaciones entre la agricultura y la alimentación, la conservación, el trabajo,
la dignificación de la comunidad, el cooperativismo?, entre otros.
En síntesis
Guzmán y Alonso (2007) apuntan que la información que ofrece el MESMIS es útil
para la discusión y toma de decisiones a distintos niveles: para los agricultores, que
pueden tomar medidas para mejorar la sustentabilidad; para los políticos, que tienen
la posibilidad de elaborar políticas agrarias que corrijan los puntos críticos que ponen
en peligro la sustentabilidad del sistema; y por último, para los investigadores, les
ofrece la posibilidad de obtener información sistémica clave para comprender los
problemas que afectan la sustentabilidad de los agroecosistemas.
Referencias bibliográficas