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La arquitectura Futurista fue un movimiento artístico

de comienzos del siglo XX que rechazó la estética


tradicional e intentó ensalzar la vida contemporánea,
basándose en sus dos temas dominantes: la máquina y el
movimiento. Su propósito era despertar al mundo de la
apatía cultural en que estaba sumida desde fines del siglo
XVIII, atacaba a los museos y academias, al culto de lo
antiguo y a todo el arte de otros tiempos.

El futurismo exigía la constitución de un nuevo concepto


artístico basado en la velocidad, que entendían como
característica fundamental de la vida moderna.
Los integrantes del Movimiento Futurista presentaban en
arquitectura un proyecto utópico, apoyado en la Ciudad
Nueva, donde la medida ya no sería dada por el edificio,
sino por la estructura urbana, apostando por las nuevas
tipologías arquitectónicas, como estaciones de tren y
aeropuertos, centrales eléctricas, casas escalonadas con
ascensores. Pensaban un nuevo mundo vertical y mecánico,
que se conectaría mediante redes de ascensores de hierro y
cristal.

El problema de la arquitectura futurista no se centra en


cambiar los detalles constructivos, de diferenciar el
edificio antiguo del moderno, sino de crear una casa
futurista adoptando todos los recursos que la ciencia y la
técnica ofrecen. Crear nuevas formas, y líneas, una
armonía en los contornos y volúmenes. Se trata de crear
una arquitectura cuya única justificación esté en las
condiciones de la vida moderna. Esta arquitectura debe
ser nueva como lo es el estado anímico de la gente.

Caracteristicas de la arquitectura
futurista:
1.- Es la arquitectura del cálculo, de la audacia temeraria
y de la sencillez; la arquitectura del hormigón armado,
del hierro, del cristal, del cartón, de la fibra textil y de
todos los sustitutos de la madera, de la piedra y del ladrillo,
que permiten obtener la máxima elasticidad y ligereza.
2.- Las líneas oblicuas y las líneas elípticas son dinámicas,
que por su propia naturaleza poseen un poder expresivo mil
veces superior al de las líneas horizontales y
perpendiculares.
3.- La decoración, como algo superpuesto a la
arquitectura, es un absurdo, y que sólo del uso y de la
disposición original del material bruto o visto o
violentamente coloreado depende el valor decorativo de la
arquitectura futurista.
4.- Al igual que los hombres antiguos se inspiraron, para su
arte, en los elementos de la naturaleza, la arquitectura
futurista debe encontrar esa inspiración en los elementos
del novísimo mundo mecánico que se ha creado.
5.- La arquitectura como arte de distribuir las formas de
los edificios según criterios preestablecidos está acabada.
6.- Por arquitectura debe entenderse el esfuerzo por
armonizar con libertad y gran audacia el entorno y el
hombre, es decir, por convertir el mundo de las cosas en
una proyección directa del mundo del espíritu.
7.- Los caracteres fundamentales de la arquitectura
futurista serán la caducidad y la transitoriedad. Las casas
durarán menos que nosotros. Cada generación deberá
fabricarse su ciudad. Esta constante renovación del
entorno arquitectónico contribuirá a la victoria del
Futurismo que ya se impone con las Palabras en libertad, el
Dinamismo plástico, la Música sin cuadratura y el Arte de
los ruidos, y por el que luchamos sin tregua contra la
cobarde prolongación del pasado.
Representantes de la Arquitectura Futurista:
Antonio Sant’Elia, César Pelli , Santiago
Calatrava, Archigram, Louis Armet, Welton Becket
Arthur Erickson, Future Systems, Zaha Hadid, John
Lautner, Oscar Niemeyer entre otros.
http://www.arkigrafico.com/la-arquitectura-futurista/

Arquitectura futurista
El Futurismo fue un movimiento artístico originado en Italia en 1909,
su concepto básico estaba basado en la velocidad, que creían era
la característica más sobresaliente de la vida moderna. En 1914 se
firma el Manifiesto de Arquitectura Futurista, donde proponen
romper con toda la arquitectura anterior y emplear todas las
ventajas que la tecnología y la ciencia les ofrecen, para construir la
Ciudad Nueva.
Este movimiento artístico comenzó a principios del siglo XX,
rechazando la estética tradicional, e intentando resaltar la vida
contemporánea, basado en sus dos temas principales, la máquina y
el movimiento. Buscaban despertar a Italia de la apatía en cual
había caído desde el siglo XVIII, atacando a los museos y
academias, al arte italiano de otros tiempos.
El futurismo exigía la constitución de un nuevo concepto artístico
basado en la velocidad, que entendían como característica
fundamental de la vida moderna.
Los integrantes del Movimiento Futurista presentaban en
arquitectura un proyecto utópico, apoyado en la Ciudad Nueva,
donde la medida ya no sería dada por el edificio, sino por la
estructura urbana, apostando por las nuevas tipologías
arquitectónicas, como estaciones de tren y aeropuertos, centrales
eléctricas, casas escalonadas con ascensores. Pensaban un nuevo
mundo vertical y mecánico, que se conectaría mediante redes de
ascensores de hierro y cristal.
El problema de la arquitectura futurista no se centra en cambiar los
detalles constructivos, de diferenciar el edificio antiguo del moderno,
sino de crear una casa futurista adoptando todos los recursos que
la ciencia y la técnica ofrecen. Crear nuevas formas, y líneas, una
armonía en los contornos y volúmenes. Se trata de crear una
arquitectura cuya única justificación esté en las condiciones de la
vida moderna. Esta arquitectura debe ser nueva como lo es el
estado anímico de la gente.

Proclama del Manifiesto de Arquitectura Futurista:

El manifiesto se firmó en Milán el 11 de julio de 1914.

Yo combato y desprecio:
1.- Toda la pseudo-arquitectura de vanguardia, austriaca, húngara,
alemana y norteamericana;
2.- Toda la arquitectura clásica, solemne, hierática, escenográfica,
decorativa, monumental, agraciada y agradable;
3.- El embalsamamiento, la reconstrucción, la reproducción de los
monumentos y los palacios antiguos;
4.- Las líneas perpendiculares y horizontales, las formas cúbicas y
piramidales, que son estáticas, pesadas, oprimentes y
absolutamente ajenas a nuestra novísima sensibilidad;
5.- El uso de materiales macizos, voluminosos, duraderos,
anticuados y costosos.
Yo proclamo:

1.- Que la arquitectura futurista es la arquitectura del cálculo, de la


audacia temeraria y de la sencillez; la arquitectura del hormigón
armado, del hierro, del cristal, del cartón, de la fibra textil y de todos
los sustitutos de la madera, de la piedra y del ladrillo, que permiten
obtener la máxima elasticidad y ligereza;
2.- Que la arquitectura futurista, sin embargo, no es una árida
combinación de practicidad y utilidad, sino que sigue siendo arte, es
decir, síntesis y expresión;
3.- Que las líneas oblicuas y las líneas elípticas son dinámicas, que
por su propia naturaleza poseen un poder expresivo mil veces
superior al de las líneas horizontales y perpendiculares, y que sin
ellas no puede existir una arquitectura dinámicamente integradora;
4.- Que la decoración, como algo superpuesto a la arquitectura, es
un absurdo, y que sólo del uso y de la disposición original del
material bruto o visto o violentamente coloreado depende el va valor
decorativo de la arquitectura futurista;
5.- Que, al igual que los hombres antiguos se inspiraron, para su
arte, en los elementos de la naturaleza, nosotros - material y
espiritualmente artificiales - debemos encontrar esa inspiración en
los elementos del novísimo mundo mecánico que hemos creado y
del que la arquitectura debe ser la expresión más hermosa, la
síntesis más completa, la integración artística más eficaz;
6.- Que la arquitectura como arte de distribuir las formas de los
edificios según criterios preestablecidos está acabada;
7.- Que por arquitectura debe entenderse el esfuerzo por armonizar
con libertad y gran audacia el entorno y el hombre, es decir, por
convertir el mundo de las cosas en una proyección directa del
mundo del espíritu;
8.- De una arquitectura así concebida no puede nacer ningún hábito
plástico y lineal, porque los caracteres fundamentales de la
arquitectura futurista serán la caducidad y la transitoriedad. Las
casas durarán menos que nosotros.
http://www.arquitecturatecnica.net/historia/arquitectura-futurista.php

Arquitectura Futurista
Definición de Arquitectura futurista.
Movimiento artístico de comienzos del siglo XX que rechazó la estética
tradicional e intentó ensalzar la vida contemporánea, basándose en sus
dos temas dominantes: la máquina y el movimiento. Su propósito era
despertar a Italia de la apatía cultural en que estaba sumida desde fines
del siglo XVIII, atacaba a los museos y academias, al culto de lo antiguo y
a todo el arte italiano de otros tiempos.

El futurismo, exigía un nuevo concepto artístico basado en la dinámica de


la velocidad, que para los futuristas era fundamental y peculiar de la vida
moderna.

Precursor: Antonio Sant´Elia.

Sus dibujos muestran edificios marcadamente verticales, en ocasiones con


ascensores (elevadores) exteriores y surcados por calles o avenidas
elevadas. Estos proyectos utópicos, así como sus exhortaciones sobre el
uso de los nuevos materiales industriales, hacen que sea considerado
como uno de los pioneros del movimiento moderno en la arquitectura. El
problema de la arquitectura futurista no es un problema de readaptación
lineal. No se trata de encontrar nuevas formas, nuevos perfiles de puertas
y ventanas, ni de sustituir columnas, pilares. Es decir, no se trata de dejar
la fachada de ladrillo visto, de revocarla o de forrarla de piedra, ni de
marcar diferencias formales entre el edificio nuevo y el antiguo, sino de
crear la casa futurista, de construirla con todos los recursos de la ciencia y
de la técnica; satisfacer noblemente cualquier necesidad de nuestras
costumbres y de nuestro espíritu, pisotear todo lo que es grotesco, pesado
y antitético a nosotros (tradición, estilo, estética, proporción), creando
nuevas formas, nuevas líneas, una nueva armonía de contornos y de
volúmenes, una arquitectura que encuentre su justificación sólo en las
condiciones especiales de la vida moderna y que encuentre
correspondencia como valor estético en nuestra sensibilidad. Esta
arquitectura no puede someterse a ninguna ley de continuidad histórica.
Debe ser nueva, como nuevo es nuestro estado de ánimo.

Características de la Arquitectura Futurista.

1.- La arquitectura futurista es la arquitectura del cálculo, de la audacia


temeraria y de la sencillez; la arquitectura del hormigón armado, del
hierro, del cristal, del cartón, de la fibra textil y de todos los sustitutos de
la madera, de la piedra y del ladrillo, que permiten obtener la máxima
elasticidad y ligereza.

2.- Sin embargo, no es una árida combinación de practicidad y utilidad,


sino que sigue siendo arte, es decir, síntesis y expresión;

3.- Las líneas oblicuas y las líneas elípticas son dinámicas, que por su
propia naturaleza poseen un poder expresivo mil veces superior al de las
líneas horizontales y perpendiculares.

4.- La decoración, como algo superpuesto a la arquitectura, es un


absurdo, y que sólo del uso y de la disposición original del material bruto
o visto o violentamente coloreado depende el valor decorativo de la
arquitectura futurista.

5.- Al igual que los hombres antiguos se inspiraron, para su arte, en los
elementos de la naturaleza, la arquitectura futurista debe encontrar esa
inspiración en los elementos del novísimo mundo mecánico que se ha
creado.
6.- La arquitectura como arte de distribuir las formas de los edificios
según criterios preestablecidos está acabada.

7.- Por arquitectura debe entenderse el esfuerzo por armonizar con


libertad y gran audacia el entorno y el hombre, es decir, por convertir el
mundo de las cosas en una proyección directa del mundo del espíritu.

8.- De una arquitectura así concebida no puede nacer ningún hábito


plástico y lineal, porque los caracteres fundamentales de la arquitectura
futurista serán la caducidad y la transitoriedad. Las casas durarán menos
que nosotros. Cada generación deberá fabricarse su ciudad.

Esta constante renovación del entorno arquitectónico contribuirá a la


victoria del Futurismo que ya se impone con las Palabras en libertad, el
Dinamismo plástico, la Música sin cuadratura y el Arte de los ruidos, y
por el que luchamos sin tregua contra la cobarde prolongación del pasado.

Expresionismo Arquitectónico. El expresionismo en arquitectura es uno


de los movimientos de principios del siglo XX a los que se les había
prestado poca atención a pesar de haber tenido una fuerte influencia en la
formación del Movimiento Moderno.
http://arquitecturafuturista.blogspot.com
El estilo futurista es lo que pensamos que se usará en un futuro lejano o
quizás cercano. Las características del estilo futurista son el minimalismo
(formas puras, colores blanco, negro y gris y el uso pocos accesorios) y
es uso de materiales modernos como el acrílico, plásticos, concreto, y el
acero. La arquitectura futurista tiene como característica la construcción
en módulos. El diseño con módulos se refiere básicamente a la
utilización de una estructura estándar que se repite exactamente en el
diseño aunque algunas veces cambia de orientación respecto al módulo
original. En la siguiente imagen podemos ver un plano de casa futurista
hecho con módulos. Se observa también el uso racional de los espacios,
nada se desperdicia todo es aprovechado al máximo. El estilo futurista se
abre paso lentamente desde hace años; desde los primeros prototipos de
casas tecnológicas o inteligentes, hasta en el mobiliario, la decoración y
las pasarelas. Una arquitectura futurista no podrá ser admirada por
completo si no es apoyada por su diseño de interiores y exteriores. Los
espacios internos futuristas dan sensación de estar en una nave espacial
solo pequeños destellos te permiten reconocer que en verdad estas en
una casa; estos objetos no tan futuristas pueden ser pinturas
(preferiblemente abstractas para no arruinar el diseño) o algún accesorio
vintage de jerarquía (botellas de colores verde o azul). El estilo futurista
también puede utilizar elementos como la madera pero ocultando su
esencia original con un acabado que la haga parecer otro material. Este
trabajo lo ha hecho el grupo de arquitectos A-Cero con un diseño de
mobiliario de cocina futurista, donde a parte de utilizar acrílico y
cerámicos de alta calidad también utilizan la madera sin que se note su
aspecto. En el diseño de A-Cero se observan el uso de tan solo dos
colores, el blanco y el negro.

Fuente: http://www.arqhys.com/arquitectura-futurista.html

A pesar de su brevísima carrera, Antonio Sant'Elia es considerado una de


las figuras más atractiva y sugerentes de la arquitectura moderna, por
haber dejado su impronta a través de intensos y visionarios dibujos que
sin duda se erige en el punto más elevado de la imaginería del
movimiento futurista italiano. Sus primeros esbozos, muy pocos
difundidos, creados en un estilo ‘Beaux Arts’, serán sucedidos por la
serie de dibujos, de extraordinario poder, colorido y majestuosidad para
la ‘Città Nuova’, dándonos una imagen cabal de la modernidad
propuesta por el movimiento futurista. Pero Sant'Elia fue mucho más
que un precursor que quiso proclamar el potencial de la tecnología del
siglo XX. Es la claridad de su visión lo que sorprende, su creencia en un
modernismo capaz de cambiar la sociedad, rebosante de pasión y
energía, anclado en su juvenil enfoque revolucionario. Nacido en Italia,
en la ciudad de Como, región de Lombardía, Antonio Sant'Elia se recibe
en 1906 de maestro técnico constructor en su ciudad natal y al año
siguiente finaliza la ‘Escuela de Artes y Oficios G. Castellini’. Decide
trasladarse a Milán en el período 1907/09 al obtener el puesto de
colaborador externo como diseñador edilicio en la Oficina Técnica
Municipal. Se acerca al movimiento futurista alrededor de 1912,
frecuentando en los ámbitos culturales milaneses, en su paso inconcluso
por la Academia de Bellas Artes de Brera, a artistas como Carlo Carrá y
Leonardo Dudreville, Umberto Boccioni, Mario Chiattone y a su maestro
de perspectiva Angelo Cattaneo. Al poco tiempo, inicia un período
fructífero de concursos y tras graduarse como profesor de Diseño
Arquitectónico en la Academia de Bellas Artes de Bolonia enseña
arquitectura en dicha ciudad y al año siguiente asociado con Mario
Chiattone abren su propio estudio en Milán. Entre 1913 y 1914,
transitando los inicios de la revolución industrial italiana es invitado por
la Asociación de Arquitectos de Lombardía, para realizar una serie de
dibujos acerca de la ‘Città Nuova’, que no era más que la visión
futurista de la ciudad de Milán. Los dibujos fueron exhibidos entre
mayo/junio de 1914 en la primera y única exposición del grupo ‘Nouve
Tendenze’, para la cual escribe el prefacio del catálogo de la exposición
en forma de ‘Messagio’, realizada en la Galería de Arte de la Familia
bajo el título ‘Milano l’ano due mille’. Aunque el tema de la exposición
fue la metrópolis futurista, no existía un plan global para la muestra,
sino una colección de nuevas tipologías edilicias como Centrales
Eléctricas, Aeropuertos, Hangares, Estaciones multiniveles y edificios de
apartamentos llamados ‘Casa a Gradinate’. Si bien este conjunto de
edificios no tenían raíces en la tradición arquitectónica, el estilo de
algunos de los bocetos sugiere cierta simplificación del estilo Art
Nouveau, influencias de almacenes, silos y puentes del siglo XIX, como
así también influencias de las ciudades multiniveles norteamericanas de
principios de siglo y de los arquitectos vieneses Otto Wagner y Josef
María Olbrich. A través de su actitud progresista, luchó contra las
posiciones tradicionales y las tendencias a la forma abstracta,
basándose en la hipótesis central de que el espíritu de los tiempos
modernos estaba inevitablemente ligado a la evolución de la
mecanización. Si bien no existía hasta el momento, una arquitectura
representativa del movimiento, el ‘Manifesto dell’architettura
futurista’, constituyó una reelaboración del manifiesto publicado cinco
años antes por el poeta Filippo Tomasso Marinetti, y la compilación de
sus distintos ‘Messagios’ en un único texto. Como se describe en el
manifiesto, su visión era una enorme aglomeración urbana, de varias
capas, interconectadas e integradas, altamente industrializada y
mecanizada, diseñada en torno a la ‘vida moderna’ en la ciudad. Sus
diseños representan una serie de rascacielos monolíticos con grandes
terrazas, puentes y pasarelas aéreas que encarnaba la pura emoción de
la arquitectura moderna y la tecnología de los nuevos materiales.
Concebía al futurismo como arquitectura dinámica en ‘movimiento’, un
espacio arquitectónico ligado al tiempo y los nuevos materiales, de
líneas oblicuas, caracterizado por la exposición de los ascensores y
escaleras en las fachadas de los edificios dejando al descubierto la
estructura, sin ningún tipo de recurso ornamental. La mayoría de sus
proyectos nunca se hicieron realidad, pero su visión ha influido en
muchos arquitectos y diseñadores contemporáneos, especialmente en
los arquitectos norteamericanos John Portman y Helmut Jahn. En julio
de 1915, cuando Italia decide su intervención en la Segunda Guerra
Mundial se alista junto con Boccioni y Marinetti como voluntarios en la
unidad 225° del Regimiento de Infantería ‘Arezzo’ del Real Ejército
Italiano, obteniendo el rango de subteniente. Su comandante le encarga
diseñar el cementerio en Monfalcone, mientras este se hallaba en
construcción, Antonio Sant'Elia fallece en el frente. Fue enterrado en
dicho cementerio para el que diseñó el portal de entrada y la
planificación del mismo según un ordenamiento ‘jerárquico’ de las
tumbas, incluyendo la propia y finalmente el 23 de octubre de 1921 se
lo trasladó al cementerio de su ciudad natal. Desde un propio dibujo en
color, acuarelado, nació en Como, el ‘Monumento a los caídos’,
diseñado por Giuseppe Terragni y Enrico Prampolini y su recordatorio en
el mismo expresa: ‘Esta noche duerme en Trieste o en el paraíso de los
héroes’. 10 de Octubre, 1916 - Antonio Sant'Elia.

MANIFIESTO DE LA ARQUITECTURA FUTURISTA


Traducción del ' Manifesto dell'architettura futurista ',
publicado en Milán el 11 de Julio de 1914, por Antonio Sant'Elia.

A partir del siglo XVIII la arquitectura no existe. Una necia mezcolanza


de los más variados elementos estilísticos, usada para enmascarar el
esqueleto de la casa moderna, es lo que se llama arquitectura moderna.
La nueva belleza del cemento y del hierro se profana con la aplicación
de carnavalescas incrustaciones decorativas, que no están justificadas
ni por las necesidades constructivas, ni por nuestro gusto y que tienen
sus orígenes en la antiguedad egipcia, india y bizantina y en ese
desconcertante florecimiento de idioteces e impotencia que tomo el
nombre de NEOCLASICISMO. En Italia se aceptan tales manipulaciones
arquitectónicas y se confunde la codiciosa incapacidad extranjera con la
invención genial, con la arquitectura novísima. Los jóvenes arquitectos
italianos (que absorben originalidad en la clandestina consulta de
publicaciones de arte) ostentan su talento en los nuevos barrios de
nuestras ciudades, donde una jocosa ensalada de columnas ojivales, de
grandes hojas del ‘seicento’, de arcos góticos, de contrafuertes
egipcios, de volutas rococó, de angelitos del ‘quattrocento’, de
cariátides hinchadas, reemplaza, seriamente al estilo y quiere
asemejarse con presunción a lo monumental. El caleidoscópico aparecer
y reaparecer de formas, el multiplicarse de las máquinas, el incremento
cotidiano de las necesidades impuestas por la rapidez de las
comunicaciones, por la aglomeración de la humanidad, por la higiene y
por cientos de otros fenómenos de la vida moderna, no provoca
incertidumbre en estos presuntos renovadores de la arquitectura.
Continuar tozudamente con las reglas de Vitrubio, de Vignola y de
Sansovino y con algunas publicaciones de la arquitectura germana entre
las manos, reimprimiendo la imagen de la imbecilidad de nuestras
ciudades, que deberían ser la inmediata y fiel proyección de nosotros
mismos. Así, este arte expresivo y sintético, se ha convertido en sus
manos en un vacío ejercicio estilístico, en un revoltijo desordenado de
fórmulas destinado a camuflar de edificio moderno el habitual cubículo
reaccionario de ladrillo y piedra. Como si nosotros, acumuladores y
generadores de movimiento con nuestras prolongaciones mecánicas, con
el ruido y la velocidad de nuestras vidas, pudiésemos vivir en las mismas
calles construidas de acuerdo a sus necesidades, por hombres de cuatro,
cinco o seis siglos. Esta es la suprema imbecilidad de la arquitectura
moderna que se repite gracias a la complicidad mercantil de las
academias, exilios forzosos de la inteligencia, donde se obliga a los
jóvenes a la onanística copia de los modelos clásicos en lugar de abrir
de par en par sus mentes a la búsqueda de los límites y a la solución de
un nuevo e imperioso problema:

La Casa y la Ciudad Futurista. La casa y la ciudad material


espiritualmente nuestras, en las cuales nuestro tumulto pueda
desarrollarse sin parecer un grotesco anacronismo. El problema de la
arquitectura futurista no es un problema de recomposición lineal. No se
trata de encontrar nuevas formas, nuevos marcos de puertas o
ventanas, de sustituir columnas, pilastras, ménsulas por cariátides,
moscones o ranas; no se trata de dejar la fachada simplemente
enladrillada, ni de revocarla o revestirla de piedras, ni de determinar
unas diferencias formales entre un edificio nuevo y otro viejo; sino de
crear la casa futurista desde los cimientos, de construirla con todos los
recursos de la ciencia y la técnica, satisfaciendo con señorío cada
exigencia de nuestros hábitos y de nuestro espíritu, pisoteando todo lo
que es grotesco y antitético para nosotros (tradición, estilo, estética,
proporción), determinando nuevas formas, nuevas líneas, una nueva
armonía de perfiles y volúmenes, una arquitectura que tenga su razón
de ser solamente en las especiales condiciones de la vida moderna y su
proporción como valor estético en nuestra sensibilidad. Esta
arquitectura no puede estar sujeta a ninguna ley de continuidad
histórica. Debe ser nueva como nuevo es nuestro estado de ánimo. El
arte de construir ha podido evolucionar en el tiempo y pasar de un
estilo a otro sin alterar los caracteres generales de la arquitectura,
porque en la historia son frecuentes los cambios de modas y los que
vienen determinados por la sucesión de convicciones religiosas y por las
disposiciones políticas; pero son rarísimas las causas de profunda
mutación en las condiciones ambientales que desquician y renuevan,
como e descubrimiento de leyes naturales, el perfeccionamiento de los
medios mecánicos y el uso racional y científico del material. En la vida
moderna, el proceso del consecuente desarrollo estilístico se detiene.
LA ARQUITECTURA SE DESPRENDE DE LA TRADICION. A LA FUERZA HAY
QUE VOLVER A EMPEZAR DESDE EL PRINCIPIO.

El calculo de la resistencia de materiales, el uso del cemento armado y


del hierro excluyen la ‘arquitectura’ entendida en el sentido clásico y
tradicional. Los modernos materiales de construcción y nuestros
conocimientos científicos no se prestan en absoluto a la disciplina de los
estilos históricos y son la causa principal del aspecto grotesco de las
construcciones ‘a la moda’ en las cuales se querría obtener la curva
pesada del arco y el aspecto macizo del mármol, de la ligereza, de la
soberbia agilidad de las viguetas y de la fragilidad del cemento armado.
La formidable antítesis entre el mundo moderno y el antiguo está
determinada por todo lo que antes no existía. En nuestra vida han
entrado elementos de los que los antiguos ni siquiera sospecharon la
posibilidad; se han determinado contingencias materiales y se han
revelado actitudes del espíritu que repercuten en mil efectos; en
primer lugar la formación de un nuevo ideal de belleza aún oscuro y
embrional, pero del que ya se siente el encanto incluso entre la gente.
Hemos perdido el gusto por lo monumental, lo pesado, lo estático y
hemos enriquecido nuestra sensibilidad con el gusto hacia lo ligero, lo
práctico, lo efímero y lo veloz. Sentimos que ya no somos los hombres
de las catedrales, de los palacios y las tribunas, sino de los grandes
hoteles, de las estaciones de ferrocarril, de las inmensas carreteras, de
los puertos colosales, de los mercados cubiertos, de los túneles
iluminados, de lo rectilíneo, de los derribos saludables. Nosotros
debemos inventar y reedificar la ciudad futurista parecida a un inmenso
edificio en construcción, tumultuoso, ágil, móvil, dinámico en cada una
de sus partes y la casa futurista parecida a una gigantesca máquina. Los
ascensores no deben arrinconarse como gusanos solitarios en los huecos
de las escaleras; por el contrario, las escaleras que se han vuelto
inútiles, deben ser abolidas y los ascensores han de trepar como
serpientes de hierro y cristal a lo largo de las fachadas. La casa de
cemento, de cristal, de hierro, sin pinturas ni esculturas, enriquecida
solamente por la belleza congénita de sus líneas y sus relieves,
extraordinariamente fea en su mecánica simplicidad, alta y ancha
cuanto sea necesario y no según lo prescrito por ley municipal, debe
erguirse a orillas de un abismo tumultuoso: la calle, que ya no se
extenderá como una alfombrilla a lo largo de porterías, sino que se
hundirá en la tierra en varios niveles que acogerán el trafico
metropolitano y estarán unidos por pasarelas metálicas y rapidísimos
‘tapis roulants’.

HEMOS DE ABOLIR LO DECORATIVO. No debemos resolver el problema de


la arquitectura futurista socavando ideas en la fotografías de China, de
Persia o de Japón, o aborregándonos sobre las reglas de Vitrubio; sino a
golpes de Genio y armados de experiencia científica y técnica. Hemos
de revolucionarlo todo. Hay que aprovechar los tejados, utilizar los
sótanos, disminuir la importancia de las fachadas, trasplantar los
problemas del buen gusto desde el campo de las molduritas, los
capitelitos, los portalitos, hasta la mayor de las GRANDES
AGRUPACIONES DE MASAs y de la VASTA DISPOSICION DE LAS PLANTAS.
Acabemos de una vez con la arquitectura monumental, fúnebre,
conmemorativa. Tiremos por los aires monumentos, aceras, pórticos,
escalinatas, hundamos calles y plazas, elevemos el nivel de las
ciudades. YO COMBATO Y DESPRECIO:

1. Toda pseudo-arquitectura de vanguardia, austríaca, húngara,


alemana y americana;
2. Toda arquitectura clásica, solemne, hierática, escenográfica,
decorativa, monumental, graciosa, agradable;
3. El embalsamiento, la reconstrucción, la reproducción de los
monumentos y palacios del pasado;
4. Las líneas perpendiculares y horizontales, las formas cúbicas y
piramidales que son estáticas, graves, opresivas y absolutamente ajenas
a nuestra novísima sensibilidad;
5. El uso de materiales macizos, voluminosos, duraderos, anticuados y
costosos.

Y PROCLAMO

1. Que la arquitectura futurista es la arquitectura del cálculo, de la


audacia temeraria y de la sencillez; la arquitectura del cemento
armado; del hierro, del cristal, del cartón, de las fibras textiles y de
todos aquellos sucedáneos de la madera, de la piedra y del ladrillo que
permitan obtener el máximo de elasticidad y ligereza.
2. Que la arquitectura futurista no es por ello una ávida combinación de
practica y utilidad, sino que sigue siendo arte, síntesis, expresión;
3. Que las líneas oblicuas y elípticas son dinámicas, por su misma
naturaleza tienen una potencia emotiva mil veces superior a la de las
líneas perpendiculares y horizontales y que no puede existir una
arquitectura dinámicamente integradora a excepción de ella;
4. Que la decoración, como algo sobrepuesto a la arquitectura, es un
absurdo, y que solamente del uso y de la disposición ORIGINAL DEL
MATERIAL CRUDO O DESNUDO O VIOLENTAMENTE COLOREADO DEPENDE
EL VALOR DECORATIVO DE LA ARQUITECTURA FUTURISTA.
5. Que, al igual que los antiguos se inspiraron artísticamente en los
elementos de la naturaleza, nosotros – materialmente y espiritualmente
artificiales- hemos de encontrar la misma inspiración en los elementos
del novísimo mundo mecánico que hemos creado, del cual la
arquitectura debe ser su más bella expresión, su síntesis más completa
y su integración más eficaz;
6. La arquitectura como arte de disponer las formas de los edificios
según criterios preestablecidos ha terminado;
7. Por arquitectura hemos de entender el esfuerzo de armonizar con
libertad y gran audacia el ambiente y el hombre, o sea, convertir el
mundo de las cosas en una proyección directa del mundo del espíritu;
8. De una arquitectura concebida de este modo no puede nacer ninguna
costumbre plástica y lineal, porque los caracteres fundamentales de la
arquitectura futurista serán la caducidad y la fugacidad. LAS COSAS
DURARÁN MENOS QUE NOSOTROS. CADA GENERACIÓN DEBERÁ
CONSTRUIR SU CIUDAD. Esta constante renovación del ambiente
arquitectónico contribuirá a la victoria del futurismo, que ya se esta
imponiendo con las PALABRAS EN LIBERTAD, EL DINAMISMO PLASTICO,
LA MUSICA SIN CUADRATURA Y EL ARTE DE LOS RUIDOS y por el cual
luchamos sin tregua contra la cobardía reaccionaria.

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