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Análisis del poema Zona de Apollinaire.

Zona es el primer poema del Alcoholes. Escrito en 1912 fue agregado a último
momento puesto que el primer poema previsto para esta colección sería “La canción
del amado” pero por causa de la ruptura amorosa con Marie Laurencin el poeta pospuso
la canción y antecedió a la colección, Zona. Es un poema muy próximo a Pascuas en
Nueva York de Blaise Cendrars, quien era su amigo. Zona retoma los grandes temas de
Alcoholes: el vagabundeo, el tiempo, el amor… Es por eso que Zona es una síntesis del
poemario y por ello estudiaremos las tres dimensiones desarrolladas por el poema: el
tiempo, el espacio, el mundo interior del yo lírico. Estas tres dimensiones permiten
abordar todos los temas presentes en el poema.

Dimensión temporal.
Desde el punto de vista temporal se puede dividir en dos: tradición frente a
modernidad. En este sentido los tres grandes temas recurrentes en el poema (en esta
dimensión) son por un lado: la oposición pasado presente; la religión y la búsqueda de
la modernidad como medio de ir hacia el futuro.
La oposición pasado-presente: ésta aparece desde el comienzo del poema. El
mismo comienza con estas palabras (v1) “Finalmente tú estás cansado de este mundo
antiguo”: se puede ver aquí la voluntad de renovación del yo lírico. Esta idea se
profundiza con la expresión “finalmente”, como una reivindicación impaciente que se
encontrará dos versos más abajo v3 “estás harto de vivir en la antigüedad griega y
romana”. La tradición aburre al poeta, sin embargo, no reniega totalmente de ella al
utilizar un verso alejandrino. La mañana es igualmente simbólica, en efecto, la mañana
significa la renovación. Es importante destacar que “La mañana” se repite siete veces a
lo largo de los primeros versos, y que además dicha noción temporal comienza y
concluye el poema. Apollinaire se dirige también hacia el porvenir en el v3. Este verso
expresa el cansancio del yo hacia el pasado, en cambio todo el poema se ubica en la
tendencia de lo nuevo, de lo moderno expresado a través de iconos de la modernidad:
automóviles, hangares, aviones y adjetivos como moderno, nuevo o frases como calle
industrial. Luego el poeta crea una tensión entre el mundo industrial y la naturaleza: ver
v76 donde las palabras “rebaño” y “mugientes” convierten a los autobuses en animales
salvajes. Además este verso contiene la aliteración en [r] lo que ayuda a formar la
atmósfera discordante “Des troupeaux d`autobus mugissantas près de toi roulent”. Esta
imagen es típica de los cubistas que mezclan la modernidad con la naturaleza.
La religión: El yo lírico pinta un mundo cansado de lo antiguo que debe dirigirse
hacia lo moderno, sin embargo un tema de este poema, la religión, parece pasar por
encima del tiempo. La religión está presente en este poema desde el v7: “Sólo tú no
eres antiguo en Europa oh Cristianismo”. Aparece como moderna mientras que el
mundo moderno aparece como antiguo lo que da una impresión paradójica. El v8: “El
europeo más moderno es usted Papa Pío X”, es pues una antítesis del anterior. La
religión es eterna, lo vemos en los v31 y v32, no puede envejecer porque está por
encima de la dimensión temporal pero pierde su poderío en este mundo moderno. El
“yo” ilustra esta pérdida de fe en los versos 76 y 77. En el v 76: “Tenéis vergüenza
cuando os sorprendéis rezando”, muestra que la religión no es más lo que ella era, no
tiene prestigio, no es respetable, produce sentimientos de vergüenza. El v77: “Haces
mofa de ti y como el fuego del infierno tu risa chisporrotea”, presenta la manera en que
el hombre moderno ve la religión. El “tu” del v 77 es cínico por su risa que hace pensar
en el infierno. El infierno se opone al paraíso, Jesús asciende al cielo y los diablos en al
abismos levantan la cabeza para mirarlo en el v45.
La religión siempre estuvo presente en la vida de Apollinaire, fue muy creyente hasta la
adolescencia lo cual explica la digresión que comienza en el v 25: “He aquí la calle
joven y aún no eres más que un niño” y que termina hacia el 70. (Todo lo de la iglesia lo
dimos en clase: “tú eres muy piadoso…”). El v 75 “Si tu vivieras en la antigüedad
entrarías a un monasterio”, se concentra el tema de la necesidad de la fe, tenemos la
necesidad de creer en alguna cosa, entonces vemos como esta idea se desarrolla ya que
el nombre de Cristo es repetido tres veces en los versos 40: “Es Cristo que sube al
cielo…”, 42 “Pupila Cristo del ojo” y 44 “…como Jesús sube en el aire”. Por la
imagen que nos presenta el verso 43 “pupillo Christ de l’oeil” podemos pensar en un
calambur: con “Christ” jugamos con cristalino, que es la parte del ojo, la pupila y si se
invierte el verso, esta imagen es aun más viva: pupila ojo de dios.
En cuanto al v 41: “Suyo es el record mundial de altura” da una imagen de Cristo
sorprendente pues es comparado a un aviador. Cristo es también el lazo entre el mundo
moderno y el antiguo pues va acompañado por pájaros que son iguales a los aviones:
v44: “Y convertido en pájaro este siglo…” a 70: “Fraternizan con la máquina
voladora”.
(Mechar lo de portugués)
Enseguida, esta necesidad de fe se expresa en los versos 151-153, las otras religiones
expresan las mismas necesidades que el cristianismo, más aún si ellas fueron por largo
tiempo despreciadas y desprestigiadas. Estos versos recuerdan también el gusto de
Apollinaire por las artes de las culturas exóticas (relacionar con Picasso), Zona aparece
pues, entre modernidad y tradición. La dimensión temporal se desarrolla en el poema a
través de la religión sobre la cual el tiempo no tiene impacto. Y a través del conflicto
pasado-presente se devela un real deseo de girar hacia el futuro. La dimensión temporal
no puede ir separada de la espacial, lo cual vamos a ver en esta segunda parte.

Dimensión espacial.
Se subdivide en tres partes: una de ellas se vincula al espacio en que se
desarrolla el poema, la ciudad de Paris; otra trata el lirismo de lo banal, de la vida
cotidiana y una final, desarrolla el viaje.
Es importante tomar ahora algunas palabras de Benjamín, las cuales pueden ayudar al
análisis del texto respecto a esta dimensión espacial. En Iluminaciones 2, cap. II. “El
flâneur” (que vagabundea), el autor sostiene que: “El escritor, una vez que ha puesto el
pie en el mercado mira el panorama en derredor. Un nuevo género literario ha abierto
sus primeras intentonas de orientación. Es una literatura panorámica. […] Esos libros
consisten en bosquejos que imitan los panoramas y el trasfondo de las ciudades”. Y
sostiene también que: “La ciudad de Paris entra en este siglo con la figura del
arquitecto Haussmann. Puso por obra su revolución de la imagen de la ciudad con los
medios más modestos que imaginar se pueda: palas, picos, palancas y cosas parecidas.
Barrios enteros fueron derribados”. La ciudad de Paris es utilizada por Apollinaire
como la ciudad del vagabundeo. Además, Paris, con sus nuevas calles era una ciudad
definitivamente moderna, Apollinaire sintió atracción por este aspecto moderno pero
también por la banalidad de lo que se encuentra en las calles parisinas.
El vagabundeo. El viaje comienza en este poema en la mañana y termina en
mañana también, lo cual se ejemplifica con los versos 2: “…el rebaño de los puentes
bala esta mañana” y 144-145: “Estas solo va a llegar la mañana/ los lecheros hacen
sonar sus tarros en las calles” y además se ve la progresión del poeta a través de las
calles de Paris. Comienza su viaje frente a la Torre Eiffel y culmina entrando en
Auteuiel, allí donde vivía en los suburbio en Saint-Germain-des-Prés. Además la ciudad
es muy importante tal como nos lo muestra el cierre de Alcoholes con el poema El
Vendimiador que parece contestarle a Zona pues la ciudad es el tema principal de este
poema. La imagen de la Torre Eiffel no es anodina pues es el símbolo mismo de la
modernidad, se la encuentra en los cuadros de la época de Apollinaire: la Torre puede
ser pastora pues está situada cerca de las orillas parisinas, (En francés orillas es “berge”
así mismo “berger” es pastor, y “auberge” es posada, tener en cuenta el juego de
palabras y espacios que remiten a una zona indeterminada que se relaciona con el
título), lo que permite la metáfora del rebaño de puentes que jalonan el Sena. El rebaño
que bala nos ubica en la mañana cuando la circulación es más densa: se puede asimilar
el balido de los corderos con el ruido de los autos al andar.
Paris y la ciudad son en general un nuevo tema poético en el seno del espacio humano.
El lirismo de lo banal: Todo lo que es urbano su vuelve poético incluso si lo
urbano aparece como banal y familiar. Así aparece en los versos 11 a 15: prospectos,
afiches, revistas, etc. Este vocabulario es introducido en la poesía pues hace el elogio de
lo cotidiano y de la modernidad. Y continúa en el poema con automóviles, hangares,
catálogos, afiches publicitarios que modificaron la estética moderna. (Recordar las
pinturas de Toullouse). El lirismo de lo banal pasa también por una red léxica que apela
a los sentidos; entonces se observan aliteraciones [k], [p] y [r] del v22. Estas
aliteraciones suenan al oído del lector a manera del “cacareo” que emiten las cotorras.
Citemos igualmente aquí seguidamente a continuación de la red lexical de sonidos, la
ciudad donde los hombres y las mujeres trabajan al ritmo de la campana y sus horarios:
v17 a 20, “Del lunes por la mañana al sábado por la tarde…” encontramos aquí, las
metáforas de la ciudad natural, con un ritmo de 17, 17, 12, 11 pies métricos: se siente a
los trabajadores pasar por la calle. Siguiendo al oído viene la vista v 15 y 16 “Nueva y
limpia de sol parecía un clarín”. Este clarín no se relaciona especialmente al sonido
aunque sea precursor de los versos siguientes, la imagen del clarín se puede asociar con
la del sol y más precisamente con su luminosidad que hace brillar la calle con mil
fuegos. La vista sugiere los colores: el rojo y el oro de los versos 78: “Las chispas de su
risa doran…” y 81: “las mujeres están ensangrentadas” recuerdan respectivamente la
pasión y el amor; lo eterno y lo espiritual. Los colores son elegidos en función de los
objetos que describen. Esta mezcla de colores es una prueba de la mezcla de lo
provisorio con lo eterno en un mundo donde los valores tradicionales enfrentan las ideas
modernas.
El viaje: La dimensión espacial pasa también por los viajes, es así que los v 89 a
114 son una percepción de Europa. Se pasa por Italia, España, Checoslovaquia, Francia,
los Países Bajos. Se tiene por cada viaje una anécdota que tocó a Apollinaire (ficticio y
real) los recuerdos de Praga y especialmente el del v 102: “las agujas del reloj del
barrio judío van hacia atrás”. Las agujas del reloj constituyen una analogía del
pensamiento del yo lírico que va hacia atrás y el v 103 lo confirma: “Y tú también
retrocedes en tu vida lentamente”. Los pájaros que aparecen en los versos 43 a 70
constituyen el símbolo mismo de la elevación y del viaje. Los pájaros son los animales
preferidos de Apollinaire, pues ellos son símbolo de la libertad y descubrimiento. Se
observa particularmente pájaros legendarios de la mitología china: pihís, el águila fénix
(que aparece mucho en los poemas de Alcoholes. El águila además, según San Jerónimo
es símbolo de la ascensión y la oración), ibis (en la mitología egipcia, se lo relaciona
con las artes y las ciencias ocultas), la paloma (símbolo cristiano); todas estas
fraternizan con la máquina voladora, metáfora de las naves aéreas, nuevo símbolo de la
cultura moderna. Finalmente debemos decir que son un elemento crucial de la
renovación poética de Apollinaire. La ciudad de París vive entre vagabundeo y
modernidad; lirismo y vida cotidiana, pero lo temporal y lo espacial no existirían sin la
dimensión del poeta.
Dimensión interior.
Se desarrolla en varios sentidos: los recuerdos que mezclan infancia, juventud y amor.
Luego una “doble dualidad” que retraduce a través del juego “yo /tu” y también por la
doble conciencia de Apollinaire: conciencia creadora y dolorosa. Los recuerdos tienen
una gran importancia en Zona ya que Apollinaire quiere ir hacia una renovación. Hace
un inventario rápido de sus recuerdos de infancia, de juventud y de amor. Encontramos
los recuerdos infantiles (infancia mística) entre los versos 25 y 41 y los versos 127 y
128. El primer recuerdo de infancia retoma los años de estudio en el Colegio como lo
hemos visto más arriba. Pero recuerdan también a su madre, figura muy importante de
su vida pues es la mujer que adoró como lo muestran los versos 25: “He aquí la calle
joven y aún no eres más que un niño” y 26: “Tu madre no te viste más que de azul y
blanco”; podemos ver un deslizamiento del sentido: la joven calle con el joven poeta.
Este recuerdo que se relaciona con su madre es retomado en los v 127: “Una familia
transporta un edredón…”, 128: “…nuestros sueños son también irreales”.
El acolchado rojo (del que se habla) regalado por su madre fue muy querido por
Apollinaire a pesar de las bromas de sus amigos. El verso 89: “Ahora estás al borde del
Mediterráneo”, es una alusión a su infancia en Mónaco, el v 100: “Con espanto te ves
dibujado en las ágatas de San Vito”, recuerda su bautismo en la iglesia de Saint Vit.
Luego se recuerda la historia del robo al Louvre en el cual Apollinaire estuvo implicado,
v 79-80 y 113-114: “Estás en Paris ante el juez de instrucción”.
Los inmigrantes de los v 121 a 128: “Miras con ojos llenos de lágrimas a esos pobres
emigrantes” recuerdan a Apollinaire su antigua condición, se siente ligado a ellos y se
mezcla con esta población. El amor está también presente en Zona puesto que fue
escrito seguidamente a la ruptura con Marie pero también recuerda el amor hacia Annie
Plyden, dos amores que lo hicieron sufrir: en v 117 se dirige a ellas. Las mujeres tienen
un lugar en este poema: las prostitutas está allí durante la noche, las vemos desde los v
138 a 147. Ellas tienen un rol muy importante en la poesía de Apollinaire como nos
muestra el poema Marizibille, está lleno de piedad hacia ellas. En los v 81 y 82,
aparecen las mujeres ensangrentadas: símbolo de la impureza desde el punto de vista
religioso pero en sentido figurado estas mujeres ensangrentadas son una metáfora del
amor que termina en fracaso, en ruptura. Se puede relacionar este pasaje a los poetas
simbolistas que amaban las cosas marchitas o en estado de descomposición. Aquí la
mujer está marchita y el tema de la belleza perdida es abordado como los cubistas, de
una forma chocante. En esta época los cubitas fueron acusados de destruir todos los
principios de la belleza en sus cuadros.

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