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INTRODUCCIÓN

El ayuno no es ajeno, en absoluto, a la condición humana. Así, durante la mayor


parte de su existencia sobre la Tierra, la humanidad ha tenido que afrontar muchas
situaciones de hambruna y de ayuno absoluto por carencia de alimentos. Por ello,
se cree que en la evolución de la especie han sobrevivido los que han sido capaces
de almacenar reservas suficientes de grasa, situación condicionada por el “gen
ahorrador”, y que, en la época actual, los descendientes de esos supervivientes son
los que padecen obesidad, ante la amplia disponibilidad de alimentos. Además de
este ayuno, forzado por la imposibilidad material de comer, por guerras, catástrofes,
naufragios, etc., el ayuno tiene también otras connotaciones. Se ha practicado por
motivos religiosos o de purificación y facilitación de estados elevados de conciencia,
por lo que las religiones más extendidas, como el cristianismo, el judaísmo y el
islamismo, promueven en mayor o menor medida el ayuno en determinadas épocas
de sus respectivos calendarios litúrgicos. Asimismo, grandes personajes de la
historia, como Jesús, Buda y Mahoma, así como políticos con gran influencia
religiosa, como Gandhi, han ayunado durante períodos de hasta 40 días. En nuestra
sociedad también se practica el ayuno voluntario por motivos políticos o laborales,
en forma de huelgas de hambre. Por último, existe el ayuno terapéutico, empleado
bajo supervisión médica en la obesidad mórbida. Las primeras experiencias
controladas de restricción calórica son ya antiguas. En 1915, Benedict3 estudió el
caso de un individuo que ayunó 31 días. En Minneapolis4, en 1950, se estudió el
efecto de dietas hipocalóricas durante 168 días. También hay publicaciones de
estudios de ayuno durante pocos días5-7 y de ayunos prolongados8-11. Asimismo,
hay algunos datos en la bibliografía de la evolución del ayuno en huelguistas8,11-
13. Adicionalmente, se dispone de experimentación animal, que aporta datos
fundamentales en el conocimiento fisiopatológico del ayuno14-17. Del análisis de
estas variedades, se extrae que hay diferentes tipos de ayuno. Por una parte, en
cuanto a su modalidad y, por otra, en cuanto a su duración. Cuando el ayuno es con
restricción total, no solamente de calorías, sino también de agua (accidentes,
naufragios, etc.), la muerte se produce en pocos días, con deshidratación e
insuficiencia renal, situación que no se va a considerar en este artículo. Cuando no
se restringe el agua (normalmente en huelgas de hambre) o se toma con electrolitos
y vitaminas (ayuno terapéutico), la supervivencia se alarga enormemente y ese
modelo es el que servirá de referencia. Respecto a su duración, se pueden distinguir
las alteraciones metabólicas de los primeros 2 o 3 días, las que ocurren hasta las 2
semanas, aproximadamente, y el ayuno prolongado, a partir de ese momento.
Conocer los cambios metabólicos que se producen en esta situación ayuda a
comprender mejor la fisiopatología del hambre y de la saciedad, el metabolismo
hidrocarbonado, proteínico y lipídico, así como aspectos muy interesantes de la
fisiología hormonal. Pero debe quedar claro que esta situación no es equiparable a
la de las anomalías metabólicas que se producen en la anorexia nerviosa y en la
desnutrición secundaria a infecciones, tumores o situaciones de estrés,
enfermedades inflamatorias o intestinales, entre otras, ya que en estos procesos
hay otros muchos mediadores distintos de los del ayuno.
EL AYUNO Y LOS CAMBIOS METABOLICOS

DEFINICIÓN DEL AYUNO

El ayuno es la situación metabólica existente por la mañana después de una noche


sin comer. Ante la falta de ingreso de nutrientes, el organismo pone en marcha unos
mecanismos conducentes a la producción de sustratos energéticos que aseguren
el metabolismo cerebral y otros órganos vitales, y disminuye simultáneamente el
consumo periférico, con el objetivo teleológico de la supervivencia. Si el ayuno se
prolonga en el tiempo, los procesos metabólicos van cambiando en sus
características cualitativas y cuantitativas, de manera que se modifican los
productos energéticos consumidos (glucosa, ácidos grasos libres y cuerpos
cetónicos), disminuye globalmente su oxidación y tras la depleción inicial de
glucógeno hepático y muscular y el catabolismo proteínico, la fuente principal de
glucosa es el hígado mediante la gluconeogénesis. Los sustratos provienen
inicialmente del catabolismo proteínico y la lipólisis, pero más adelante la
destrucción proteínica se ralentiza, maximizándose la lipólisis. En los últimos años
se han producido avances en el conocimiento de los mecanismos implicados. Así,
se conoce mejor el umbral de glucemia necesario para comenzar la cascada de
eventos. Pero, sobre todo, el descubrimiento de la leptina, la implicación del
neuropéptido Y, los amplios y diversos cambios hormonales, así como sus
repercusiones sobre variados aspectos del metabolismo, están ayudando a
comprender los mecanismos íntimos del ayuno.

Una vez que cesa el flujo de nutrientes desde el intestino, unas 4 h después de
haber comido, comienza el estado postabsortivo, equiparable al ayuno, que se
define como la situación metabólica que se produce por la mañana tras permanecer
sin comer durante 10 a 14 h por la noche. Puesto que no hay nuevos ingresos de
energía desde el exterior y el consumo de glucosa prosigue, si el organismo no
pusiera en marcha mecanismos contrarios a los descritos anteriormente, que
conducen al aporte endógeno de glucosa por diversos procesos metabólicos, se
produciría un descenso patológico de sus concentraciones sanguíneas. Desde un
punto de vista teleológico, los cambios metabólicos que se van produciendo
persiguen, fundamentalmente, la supervivencia, para lo que es básico asegurar el
aporte suficiente de energía a los órganos vitales, preferentemente el cerebro y, a
su vez, moderar la pérdida demasiado rápida de las estructuras corporales que
sirven como fuente de los productos energéticos. Por ello, los procesos metabólicos
que se van sucediendo no son estáticos, sino que van variando en dependencia de
la duración del ayuno, con adaptaciones permanentes para la mejor conservación
del organismo y, por ende, de la vida. Para conseguirlo se disminuye el consumo
de glucosa en el músculo, el tejido adiposo y el hígado, y se ponen en marcha
mecanismos de producción de glucosa y posteriormente de otros nutrientes, como
ácidos grasos libres (AGL) y cuerpos cetónicos, con variaciones evidentes en el
catabolismo de los sustratos empleados en su síntesis o liberación, así como en la
cuantía y los tipos de nutrientes consumidos en los diversos tejidos.

PRIMERA FASE DEL AYUNO

El combustible principal es la glucosa y todos los glúcidos. Primero se consume la


glucosa circulante y después lo hacen las reservas de glucógeno del hígado y del
músculo. En el proceso bioquímico:

1º Se almacena la glucosa en hígado y músculo.

2º Sale de allí.

Con toda esta glucosa, la circulante y la almacenada, podemos pasar de 24 a 48


horas; después de este tiempo se producirán las carencias y entraremos en
hipoglucemia. Los síntomas de hipoglucemia son: astenia, mareos, sudoración fría,
etc. El sujeto en esta fase no suele perder peso.

SEGUNDA FASE DEL AYUNO

La entrada del organismo en hipoglucemia marca la segunda fase del ayuno,


caracterizada por el consumo de los lípidos. Será la misma hipoglucemia la
encargada de poner en marcha los mecanismos que dirigirán el consumo de los
lípidos en esta 2ª fase y actuará sobre hipotálamo, terminaciones nerviosas,
suprarrenales y páncreas.
TERCERA FASE DEL AYUNO

Ya no se le puede considerar como ayuno, pues al llegar a esta etapa el apetito


vuelve y se debe comer. Si no, entraremos en el proceso que se llama “inedia
aguda” o inanición y éste es un camino irreversible hacia la muerte.

En esta etapa el organismo, que ha quemado prácticamente todas sus reservas, va


a comenzar a consumir las proteínas que son esenciales para la vida.

Uno de los signos que se encuentran en la clínica de esta etapa es el edema. Está
principalmente producido por la disminución de la presión oncótica del plasma,
mantenida sobre todo por la cantidad de albúmina que hay en éste y que se ha
quemado como combustible para el organismo.

La aparición de estos edemas, que suele ser por lo general una anaxarca (es decir,
un edema generalizado), es una señal de que estamos en esta 3ª etapa del ayuno
y en una etapa peligrosa para la vida, pues los mecanismos de compensación del
organismo están siendo forzados por encima de sus posibilidades.

Señales

Disminución de la glucemia. Al comienzo de la fase postabsortiva se produce un


leve descenso de la glucemia, objetivable ya en las primeras 24 h18. Se estima
que es suficiente una disminución pequeña, yaque a partir de 75 mg/dl19se
pone en marcha una compleja reacción del organismo que intenta asegurar el
metabolismo del cerebro y de otros órganos vitales. Las diversas señales y
procesos metabólicos desencadenados evitan una disminución excesiva y
demasiadorápida de la glucemia, pero se produce un declinarlento, de manera
que, tras 48 a 78 h de ayuno, la glu-cemia se estabiliza alrededor de 45 a 60
mg/dl20.2. Disminución de la insulinemia.Tras el discretodescenso de la
glucemia (inferior a 75 mg/dl) se pro-duce disminución de la insulinemia21,
de manera quese ralentiza el consumo de glucosa en el músculo, enel tejido
adiposo y en el hígado, fenómeno observableya el primer día de ayuno22. Sin
embargo, el aporte alcerebro y a los hematíes está asegurado, puesto que
eltransporte de glucosa a estos tejidos es independientede la insulina, ya que
penetra por medio de los trans-portadores no insulinodependientes GLUT-1
(cerebroy hematíes) y GLUT-3 (cerebro)1,23, por lo que la dis-minución de la
insulinemia no afecta en absoluto almetabolismo cerebral.3. Aumento de las
hormonas contrarreguladoras.Pero no sólo ocurre ese descenso de la
insulinemiacomo mecanismo adaptativo. Ya desde los primerosexperimentos se
sabe que, además de la inhibición dela insulina, tras una pequeña disminución
adicional dela glucemia, al alcanzar una concentración de 67mg/dl24-27se
produce un incremento de las hormonascontrarreguladoras (glucagón,
noradrenalina y corti-sol) que contribuye a reducir el consumo de glucosa y
a estimular la lipólisis, la gluconeogénesis y la ceto-génesis6,21,28. Asimismo, se
objetiva una supresión delsistema nervioso simpático y de la función reproduc-
tora, mientras que, por otra parte, se estimula el eje hi-potálamo-hipófiso-
suprarrenal y se producen cambiosen el comportamiento alimentario29. Todos
estos fenó-menos no tenían una clara explicación fisiopatológicahasta el último
decenio, con el mejor conocimiento dela regulación de la adiposidad corporal.4.
Disminución de la leptinemia.La señal responsa-ble de estos cambios es la variación
del valor del fac-tor circulante anorexígeno, descrito por Coleman30,descubierto
en 1994 y denominado leptina31, una hor-mona polipeptídica, anorexígena, que
regula la grasacorporal32y cuya concentración en el hombre guardauna
estrecha correlación con el grado de adiposidad33.La dieta hipocalórica induce
disminución de las con-centraciones de leptina en proporción directa a la pér-dida
de tejido adiposo34, pero durante el ayuno, la dis-minución de sus concentraciones
es mucho mayor quela esperada por la simple pérdida de grasa, por lo quese cree
que la disminución de la energía disponible enlas células adiposas reduce la
cantidad de leptina se-gregada por unidad de masa grasa35. La
disminucióncombinada de insulinemia y leptinemia36ejerce unaseñal sobre el
hipotálamo, con una serie de efectosneuroendocrinos, en el comportamiento y
sobre el sis-tema nervioso autónomo29.5. Aumento de los valores del neuropéptido
Y.Fisio-lógicamente, la insulina y la leptina atraviesan la ba-rrera
hematoencefálica por mecanismos análogos37,38yactúan en receptores
hipotalámicos39,40. En ratas, la ad-ministración directa de ambas hormonas en el
sistemanervioso central produce una disminución de la inges-ta alimentaria y una
pérdida de peso32,39-41. Tambiéninhibe la producción, en el núcleo arcuato, del
neuro-péptido Y, un potente estimulador de la ingesta ali-mentaria42,43,
inhibidor de los estímulos simpáticos44que favorece la síntesis y la acumulación
de grasa porestimulación de la actividad lipoproteinlipasa45. Cuan-do hay
hipoinsulinemia e hipoleptinemia, como en elayuno, se produce un aumento de
las concentracionesde neuropétido Y. En estudios en animales, cuandoAlbero
R, et al. Metabolismo en el ayunoEndocrinol Nutr 2004;51(4):139-4814119TABLA
1. Metabolismo en el ayunoSeñales bioquímicas y hormonalesDisminución de la
glucemiaDisminución de la insulinemiaAumento de las hormonas
contrarreguladorasDisminución de la leptinemiaAumento de las concentraciones de
neuropéptido YElevación del cortisol plasmáticoDisminución de la hormona
liberadora del ACTH (CRH)Disminución de la actividad del sistema nervioso
simpáticoAlteraciones hormonalesProcesos
metabólicosGlucogenólisisProteólisisLipólisisGluconeogénesisCetogénesisConsu
mo energético reducidoProductos energéticosGlucosaÁcidos grasos libresCuerpos
existe un exceso de neuropéptido Y, se producen unasalteraciones
neuroendocrinas características que con-sisten en hiperfagia, hipogonadismo
hipotalámico,disminución de la actividad del sistema nervioso sim-pático15,16y
aumento de glucocorticoides. A su vez,los glucocorticoides aumentan la
expresión del neuro-péptido Y46,47.En el ayuno, la disminución de la insulinemia
y laleptinemia, así como la consecuente elevación delneuropéptido Y,
reproduce dichas alteraciones neuro-endocrinas, con hipogonadismo, aumento
de los glu-cocorticoides y disminución de la actividad del siste-ma nervioso
simpático, aunque, lógicamente, no seproduce hiperfagia, a pesar del
incremento inicial dela sensación de hambre, ya que en el ayuno obviamen-te no
se ingieren alimentos, bien porque se carece deellos o por decisión propia
del individuo. Posterior-mente, el aumento de los valores circulantes de cuer-
pos cetónicos produce anorexia, por lo que el hambredesaparece.6. Elevación del
cortisol plasmático.El valor ele-vado del neuropéptido Y en el ayuno estimula
el ejehipotálamo-hipófiso-suprarrenal28,48, con mayor pro-ducción de
corticotropina (ACTH) y cortisol. Estahormona contribuye a disminuir el
consumo de glu-cosa, por resistencia a la insulina, así como a favore-cer la
proteólisis y la lipólisis, fuentes de los sustratosimprescindibles para la
gluconeogénesis hepática yrenal.7. Disminución de CRH.La elevación del
cortisolno está mediada por el CRH que, de hecho, está inhi-bido49,50, situación
que contrasta con lo que ocurre enel estrés, en que hay aumento de la expresión
del gende CRH51. Puesto que el eje está estimulado, a pesarde que el CRH
está inhibido, es evidente que los me-canismos implicados en dicha activación
son otros.Por una parte, el propio aumento de neuropéptido Yestimula el eje
en el hipotálamo por otra vía diferentedel CRH52-54y, por otra, los
glucocorticoides estable-cen una retroactivación positiva con el neuropéptido Y,por
lo que se origina una situación de estímulo auto-mantenido. Hay, además,
otros secretagogos de laACTH, como la urocortina55y la arginina vasopresi-
na56, que pueden activar el eje cuando las reservas cor-porales de energía están
agotadas. Puesto que el CRHnormalmente reduce la ingestión alimentaria57,
esti-mula el sistema nervioso simpático58, aumenta el gastode energía59y produce
pérdida de peso, su disminu-ción en el ayuno produce el efecto contrario, lo
queconstituye un eslabón más en los mecanismos defensi-vos ante esta situación.8.
Disminución de la actividad del sistema nerviososimpático.Este aspecto ha
planteado controversias. Enlos primeros estudios3,60, y en otros más
recientes5,seha constatado disminución del metabolismo basal. Enla hipoglucemia
se sabe que hay un incremento en lascatecolaminas61, pero en el ayuno de corta
duración sehan encontrado inmodificadas5, aumentadas62,63o dis-minuidas64.
El incremento de neuropéptido Y disminu-ye la actividad del sistema
simpático15,16, pero es posi-ble que inicialmente esté incrementada. Así, en huma-
nos sometidos a ayuno durante 4 días, se observa unaelevación de la
noradrenalina6y un incremento delgasto de energía basal. También se ha descrito
un au-mento de la liberación de noradrenalina en el tejidoadiposo en respuesta
a 72 h de ayuno en sujetos sanos,sin cambios en la secreción orgánica total, lo
que se-ñala el importante papel que el sistema nervioso sim-pático puede tener
en la lipólisis7. Se especula que laseñal de elevación de la noradrenalina es
el pequeñodescenso de la glucemia que aparece el primer día deayuno18y que la
razón del aumento del gasto energéti-co es el incremento de la noradrenalina y la
gluconeo-génesis hepática, proceso que consume energía65. Sinembargo,
Zauner et al6han observado que al cuartodía se produce una disminución del
gasto energético,por lo que cabe la posibilidad de que en el ayuno pro-longado
haya disminución del gasto calórico, como seha descrito3,5,60, y sólo en las
fases iniciales haya unaumento.9. Alteraciones hormonales. En el ayuno se
alterandiversos ejes endocrinológicos. Como ya se ha ex-puesto, la disminución
de la insulina es la primera se-ñal hormonal, acompañada por una disminución de
laleptina. El consecuente incremento del neuropéptidoY produce una situación
de hipogonadismo y de au-mento de la función suprarrenal. El
hipogonadismoparece contribuir claramente a la supervivencia en lamujer, y
colabora en la disminución de la energía con-sumida, ya que el embarazo y la
lactancia significanun gasto energético enorme, lo que puede causar unefecto
devastador en una situación de emergenciacomo es el ayuno, en el que lo
primordial es sobrevi-vir con el mayor ahorro posible de energía, que se re-serva
para las funciones vitales. El hipogonadismomasculino no parece que tenga tanta
relevancia desdeel punto de vista de la supervivencia, pero el descensode la
testosterona probablemente contribuya a la dis-minución del gasto energético
muscular, al disminuirel anabolismo proteínico. El mecanismo de produc-ción
en los varones está mediado por un descenso delos valores de lutropina
(LH), por disminución de laamplitud de su secreción, sin cambios en su
frecuen-cia, mientras la folitropina (FSH) casi no se modifi-ca66,67; en cambio,
en mujeres delgadas se produce dis-minución de la frecuencia episódica de la
LH68. Elaumento del cortisol, ya citado28,48,52-54, disminuye elconsumo de
glucosa y favorece la proteólisis y la lipó-lisis necesarias para la gluconeogénesis.
El factor decrecimiento similar a la insulina tipo I (IGF-I) y susproteínas
transportadoras disminuyen, mientras que lahormona de crecimiento (GH) está
elevada60,69,70por laretroactivación de la IGF-I71, aunque en nuestra expe-riencia
no se modifica72. También se establece ciertogrado de resistencia hepática a
la acción de la GH73,74.La combinación del aumento de la GH y la disminu-
ción del IGF-I contribuye a disminuir el gasto energé-tico para crecer o realizar
procesos anabolizantes yAlbero R, et al. Metabolismo en el ayuno142Endocrinol
Nutr 2004;51(4):139-4820Document downloaded from http://www.elsevier.es/, day
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para aumentar la lipólisis, que sirve como fuente desustratos energéticos.


Respecto a la función tiroidea,el ayuno disminuye la actividad de la 5’desyodasa
tipoI, por lo que descienden las concentraciones de triyo-dotironina (T3) y aumenta
las de rT372,75,76. Ya se ha co-mentado la elevación de noradrenalina en el punto
an-terior. El aumento de glucagón es fundamental para laglucogenólisis y para el
metabolismo hepático, modu-lando la gluconeogénesis y la cetogénesis, además
desu acción antilipogénica77,78, y produce también unagran natriuresis27, lo
que provoca hiperaldosteronismosecundario. Todas estas alteraciones
hormonales seimbrican a las demás señales y procesos metabólicos;así, producen
energía y contienen el gasto energéticocon el propósito de asegurar la
supervivencia, de ma-nera que se evita la actividad reproductora (hipogona-dismo),
se disminuye el anabolismo (disminución deinsulina, testosterona e IGF-I), se
disminuye el gastoenergético y la calorigénesis (disminución de insulinay T3), se
produce resistencia al consumo de glucosa(aumento de glucocorticoides y de
GH) y se favorecela glucogenólisis (aumento de glucagón y disminuciónde la
insulina), la gluconeogénesis a través del estímu-lo de la lipólisis y el catabolismo
proteínico (aumentode glucocorticoides, GH y noradrenalina) y cetogéne-sis
(elevación de glucocorticoides, GH, noradrenalinay glucagón, y disminución de
insulina). En nuestra ex-periencia, no se modifican las concentraciones de pro-
lactina72.
PROCESOS METABÓLICOS

Glucogenólisis.

La hipoinsulinemia, junto conla elevación del glucagón, pone en marcha la gluco-


genólisis hepática (escisión del glucógeno, que dalugar a la liberación de
glucosa) mediada por la fos-forilasa78. Este mecanismo aporta inicialmente
unos110 mg/min hasta su depleción, que ocurre despuésde unas 12 h de
ayuno1, lo que significa el 75% detoda la glucosa producida por el hígado en
esta faseinicial, ya que el 25% restante proviene de la gluco-neogénesis, que
coexiste en esa pequeña proporcióncon la glucogenólisis79.2.

Proteólisis.

La combinación de hipoinsulinemia yaumento de cortisol, GH y noradrenalina


inhibe elanabolismo proteínico e inicia su catabolismo18, por loque fluyen a la
circulación unos 70-90 g/día de aminoá-cidos, fundamentalmente alanina. Pero la
proporciónde este aminoácido en el músculo es inferior al 8%,por lo que se
sabe que la mayoría del que llega al hí-gado se produce por transaminación del
piruvato he-pático y muscular80. La intensidad de este proceso dis-minuye con la
prolongación del ayuno.3.

Lipólisis.

Una vez que se agotan las reservas deglucógeno hepático, si persiste el ayuno,
la hipoinsuli-nemia, la hiperglucagonemia, la hipoglucemia leve yla elevación de
las hormonas contrainsulares ponen enmarcha la lipólisis, con escisión de los
triglicéridos englicerol y AGL, que son vertidos a la sangre en gran-des cantidades1.
En el ayuno prolongado este procesoes la fuente fundamental de material
energético.

4. Gluconeogénesis.

Una vez agotadas las reservashepáticas de glucógeno, que se produce en


unas 12 hde ayuno81, toda la glucosa aportada a la circulaciónproviene de la
gluconeogénesis79. Este proceso de glu-coneogénesis se realiza en la fase
postabsortiva casiexclusivamente en el hígado, con una escasa contribu-ción del
riñón, que se estima que es de alrededor del5% pero, si el ayuno se prolonga,
la gluconeogénesisrenal aumenta considerablemente, y llega hasta el25% a las
60 h de ayuno y al 50% en fases de ayunoprologado82,83. Sólo estos 2 órganos (el
hígado y el ri-ñón) son capaces de realizar este proceso, ya que sonlos únicos
dotados de glucosa-6-fosfatasa, enzima im-prescindible para la síntesis de
glucosa. Los sustratosempleados son aminoácidos, lactato, piruvato y glice-rol1,
que se originan en el músculo, el tejido adiposo yel intestino, mediados por el
descenso de la insulina yelevación de cortisol, GH, glucagón y noradrenalina.Los
aminoácidos provienen del catabolismo musculary de otras fuentes. La alanina,
además de en el múscu-lo, se origina en una mayor cuantía por la transamina-ción
que producen los aminoácidos ramificados (leu-cina, isoleucina y valina) en el
piruvato del hígado yen el proveniente del consumo del glucógeno muscu-
lar80. Además, otra fuente es el intestino, que capta ac-tivamente la glutamina
muscular y la transforma enalanina84. La hipoinsulinemia acelera la rotura del
glu-cagón muscular, con gran producción de lactato que,ante la inhibición del
ciclo de Krebs por la beta oxida-ción de los AGL, es transaminado a alanina (ciclo
glu-cosa-alanina) o liberado a la circulación, y llega al hí-gado, donde sirve para
sintetizar glucosa (ciclo deCori)84. El glicerol es aportado al plasma desde las cé-
lulas adiposas, junto con ácidos grasos libres, por li-pólisis inducida por la
hipoinsulinemia e incrementode las hormonas contrainsulares. La energía
necesariapara realizar la gluconeogénesis proviene de la oxida-ción de los AGL y la
activación de la enzima clave dedicho proceso, la piruvato carboxilasa, está
estimuladapor el producto final de la beta oxidación de los AGL,la acetil coenzima
A1. La gluconeogénesis renal se re-aliza a expensas de la glutamina, que acarrea
produc-ción de amonio, necesario, a su vez, para la elimina-ción de cuerpos
cetónicos80.5.

Cetogénesis.

La lipólisis puesta en marcha trasla depleción del glucógeno hepático aumenta


los va-lores plasmáticos de glicerol y de AGL85. El aporteelevado de estos
últimos a todo el organismo incre-menta su oxidación generalizada,
incluyendo elmúsculo y el hígado. En las mitocondrias sufren unabeta oxidación,
con gran formación de acetil coenzi-ma A y citrato, y se produce una inhibición del
ciclode Krebs, con la consecuente disminución del meta-bolismo de la glucosa.
Todos estos procesos hacenque la acetil coenzima A derive hacia la
formaciónde grandes cantidades de cuerpos cetónicos (acetoa-cetato y
betahidroxibutirato)1.Albero R, et al. Metabolismo en el ayunoEndocrinol Nutr
2004;51(4):139-6.

Consumo energético

reducido.Al comienzo delayuno se preserva el metabolismo cerebral y disminu-ye


el periférico. El descenso inicial de la glucemia,junto con la hipoinsulinemia que
se produce concomi-tantemente, disminuye el consumo de la glucosa en elmúsculo,
el tejido adiposo y el hígado22. La disminución de las concentraciones de
insulina también con-tribuye al menor transporte de aminoácidos al interiorde las
células, lo que produce un ahorro energético al desaparecer el anabolismo
proteínico, por lo que apa-rece la proteólisis. Al disponer de menor cantidad de
glucosa proveniente de la circulación, el músculo con-sume inicialmente sus
reservas de glucógeno, que nosirven más que para su oxidación local, sin que la
glu-cosa pueda salir al organismo, ya que carece de la en-zima glucosa-6-fosfatasa,
aunque sí se vierte al torren-te circulatorio lactato, que puede transformarse
englucosa o en alanina. La tasa de producción de calordisminuye en el ayuno
más de lo que se podría esperarde la pérdida de peso y del tejido magro86,87.A
medida que se prolonga el ayuno, se van ponien-do en marcha todas las
alteraciones descritas en losepígrafes de “señales bioquímicas y hormonales”
y“procesos metabólicos”, que contribuyen, manco-munadamente, a disminuir el
gasto calórico total ycambiar el origen energético y preservan siempre
elmetabolismo cerebral. Si solamente los productosdel catabolismo proteínico
fueran los sustratos de lagluconeogénesis, la pérdida proteínica sería dema-
siado rápida, con unos efectos catastróficos para lasupervivencia. Para evitarlo,
si el ayuno persiste enel tiempo, se producen varios mecanismos adaptati-vos
que permiten disminuir dicho catabolismo. Enprimer lugar, la lipólisis se va
incrementando y elglicerol liberado contribuye a la gluconeogénesis,por lo que
se requieren menos aminoácidos para esteproceso y la proteólisis disminuye.
Además, la pro-ducción total de glucosa endógena disminuye, yaque diversos
tejidos periféricos emplean otros sus-tratos energéticos. Así, el músculo, después
de con-sumir su glucógeno, emplea glucosa de la circula-ción en cantidad
reducida y, más adelante, AGL ycuerpos cetónicos, para finalmente consumir
prefe-rentemente AGL. El cerebro sigue consumiendoalgo de glucosa e
incrementa considerablemente elconsumo de cuerpos cetónicos88, pero no es
capaz demetabolizar los AGL. De esta manera, en el ayunoprolongado el
tejido adiposo pasa a ser la principalfuente de energía, lo que es beneficioso
para el orga-nismo, puesto que su disminución o pérdida no estan grave como
la proteínica, ya que su principal mi-sión es ser reservorio energético y, además,
cada gramo aporta 9 kcal, en lugar de las 4 de los hidratos de carbono y las
proteínas.

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