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EL LUGAR QUE OCUPAN LAS LENGUAS DE

ESPECIALIDAD EN LA ENSEÑANZA Y APRENDIZAJE


DEL ESPAÑOL COMO LENGUA EXTRANJERA

JOSEFA GÓMEZ DE ENTERRÍA


Universidad de Alcalá

1. Introducción

El tema del presente Congreso de ASELE «El español en contextos


específicos: enseñanza e investigación» nos sugiere que en esta edición, al
contrario de la mayoría de las anteriores, no se trata de reflexionar en torno a
cómo se enseña y/o se adquiere el sistema lingüístico general de la lengua
con la finalidad de comunicarse en cualquier situación, sino de cómo enseñar
y/o adquirir la lengua española para comunicarse en contextos precisos y
delimitados. De ahí el título de esta conferencia, porque es en la enseñanza de
una lengua con fines o propósitos específicos donde adquieren especial
relevancia las llamadas lenguas de especialidad o lenguajes especializados.
Esta es hoy una de las principales demandas para el aprendizaje del
Español como Lengua Extranjera con un aumento espectacular que se inserta
de una parte, en el marco de las necesidades sociales que existen en materia
de plurilingüismo y de otra, en el papel relevante que adquieren en nuestra
sociedad las profesiones. Es evidente que la enseñanza-aprendizaje del
Español con Fines Específicos de enfoque profesional está condicionada, no
solo por la evolución metodológica y lingüística de la enseñanza de lenguas
El español en contextos específicos: enseñanza e investigación

en general, sino también por las transformaciones económicas y sociales que


nuestra sociedad ha potenciado en las últimas décadas, con un cambio en la
oferta y la demanda de los aprendizajes, lo que ha supuesto un fuerte impulso
para el estudio de los lenguajes de especialidad y en consecuencia un
aumento del volumen de cursos destinados a ellos.
También el Español lengua de especialidad ha comenzado a adquirir
protagonismo en los últimos años en el área de la metodología, esto es, en la
formación de profesores de Español Lengua Extranjera. Buena prueba de ello
son los módulos de formación dedicados a la metodología de la lengua de
especialidad en los principales máster y posgrado que se ofertan en nuestro
país para la formación del profesorado de ELE. Es indudable que el
considerable aumento de la demanda para el aprendizaje de las lenguas
profesionales está estrechamente relacionado con el conocimiento que hoy
exigen los profesionales acerca de la forma más idónea para expresarse, y
esta enseñanza solo la puede impartir el profesor de Español lengua de
especialidad.
Es por esto por lo que el profesor de Español lengua de especialidad
ha de plantear su formación a partir de un proceso previo de inmersión en la
lengua de especialidad que va a enseñar. Situándose en un sector del
aprendizaje de lenguas que requiere una delimitación rigurosa debido a su
gran diversificación, no solo por la variedad de situaciones y contextos en los
que se puede ubicar la comunicación especializada o profesional, sino
también por los objetivos y métodos de aprendizaje en los que se
desenvuelven estas enseñanzas.
Sin olvidar al mismo tiempo que la lengua que es propia de la
comunicación especializada sustenta los procesos de enseñanza-aprendizaje
en los ámbitos socio-económicos, gestión sanitaria, gestión cultural, las
relaciones internacionales, el derecho, las tecnologías, etc. En cada una de
estas áreas temáticas surge la demanda de aprendices que quieren adquirir la
competencia comunicativa en español, pero no en español estándar, sino en la
lengua especializada mediante la cual se pone en práctica la comunicación

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real en ámbitos profesionales y académicos concretos. Es decir la lengua de


especialidad propia de cada ámbito y la que se requiere para cada contexto
específico de comunicación.
En el momento actual son las lenguas de especialidad las que
resuelven la comunicación en todos los ámbitos y áreas temáticas en los que
los profesionales llevan a cabo su trabajo, ya sean científicos, tecnólogos,
académicos o simples comunicadores. De ahí que la importancia de estas
lenguas o lenguajes aumente de día en día debido sobre todo al progreso
científico y tecnológico y a la presión social, junto con la influencia que
ejercen los medios de comunicación de masas para su difusión.
Tomamos pues como base el supuesto de que el conocimiento de las
lenguas de especialidad tiene que ser el punto de partida en la formación de
los profesores de Español con fines profesionales, porque sólo disponiendo
de esta competencia podrán enseñar la comunicación especializada con una
temática y finalidad precisas.

2. Las lenguas de especialidad

Son las lenguas de las ciencias, las técnicas y las profesiones,


también denominadas lenguas o lenguajes especializados. Estas surgen y se
desarrollan paralelamente al progreso de las diferentes ciencias y técnicas, y
son empleadas por los hablantes para llevar a cabo la transmisión de los
conocimientos especializados (Lerat, 1995). Algunos estudiosos en el campo
de la investigación de las lenguas de especialidad han llegado a poner en
cuestión la naturaleza e incluso la existencia de estas lenguas, de ahí la
variedad de términos que recogemos para denominarlas: lenguajes
especializados, lenguas de especialidad, lenguas con fines específicos, etc., y
en consecuencia las dificultades que puede plantear su definición en el
sentido más tradicional. Algunos como Schifko (2001) sugieren la
conveniencia de plantear una definición prototípica y flexible que pueda

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El español en contextos específicos: enseñanza e investigación

acoger todas y cada una de las peculiaridades que reúne la comunicación


especializada.
Para Teresa Cabré las lenguas de especialidad son subconjuntos de
recursos específicos, lingüísticos y no lingüísticos, discursivos y gramaticales
que se emplean en situaciones consideradas especializadas por sus
condiciones comunicativas (Cabré y Gómez de Enterría, 2006). Esta
definición es la que más se aproxima a los objetivos que nos plantea el
aprendizaje del Español lengua de especialidad, ya que atiende tanto a los
aspectos fundamentales de los lenguajes de especialidad, en tanto que
recursos lingüísticos y no lingüísticos, como al contenido específico de cada
ámbito o área temática. Considerando también la importancia que, en el
proceso de aprendizaje, adquieren los contenidos gramaticales y discursivos
y, cómo no, las condiciones de comunicación en las que se desarrollan las
situaciones más o menos formalizadas de la práctica profesional.
Entre las características más destacadas de las lenguas de
especialidad1 hay que señalar ante todo la precisión y la exactitud
metalingüísticas, ambas imprescindibles para la realización de la
comunicación rigurosa que exige cualquier ámbito profesional. En
consecuencia la función prioritaria va a ser la referencial2 cuando el objetivo
de la comunicación es informar, describir, explicar, argumentar, etc., acerca
del objeto del discurso que siempre estará inserto en el marco de la realidad
científica, técnica o profesional. Esto se debe, en parte, al número restringido
de hablantes que las emplean, así como también a las circunstancias
específicas de la comunicación, cuando las ponen en práctica los usuarios.
Uno de los rasgos más relevantes de las lenguas de especialidad son
las características comunes, lingüísticas y funcionales que todas ellas poseen

1
Para mayor abundamiento acerca de la caracterización de las lenguas de
especialidad, así como también sobre los diversos planteamientos que se han venido
haciendo de estas mismas lenguas desde los años sesenta del siglo XX hasta el
momento actual, véanse: (Martín Zorraquino, 1997); (Cabré, 1993); (Cabré y Gómez
de Enterría, 2006).
2
Tomamos el concepto de funciones del lenguaje directamente desde la tradición
lingüística que va de Bühler a Jakobson.

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y gracias a las que se interrelacionan; son estos mismos rasgos los que las
diferencian de la lengua común con la que comparten el mismo sistema
lingüístico. Además, también presentan marcadas diferencias entre ellas
mismas, ya sea por su inclusión en un ámbito de especialidad determinado
(ciencias experimentales, ciencias no experimentales o humanas, técnicas,
etc.), o también por su realización en situaciones comunicativas concretas,
rasgo este último que condiciona su nivel de empleo ya sea de
especialización, semidivulgación, divulgación, etc.
Las lenguas de especialidad como ya hemos indicado son
subsidiarias de la lengua común con la que comparten rasgos de carácter
estructural, tales como la morfología y la sintaxis y, en consecuencia, los
procedimientos para la formación de palabras. Sin embargo se diferencian de
la lengua común porque poseen terminologías propias, además de otros
rasgos lingüísticos −fundamentalmente sintácticos y estilísticos− pragmáticos
y funcionales que las caracterizan (Cabré, 1993). Son el léxico y las marcas
discursivas de los textos especializados los rasgos lingüísticos más
destacados que las distinguen de la lengua común.
Las lenguas de especialidad son patrimonio de los especialistas que
las emplean para poner en práctica la comunicación científica, tecnológica y
profesional, aunque hoy traspasan constantemente el umbral de especialidad
y llegan hasta el hombre de la calle. Este fenómeno se produce gracias a la
intensa labor divulgativa que ejercen los medios de comunicación. Es
frecuente que los vocabularios especializados lleguen a insertarse en el
discurso de la publicidad donde pueden establecer, con respecto a la lengua
común, relaciones interactivas de carácter bidireccional (Cortelazzo, 1994).
Lo que nos lleva a afirmar que muchas veces es difícil marcar los límites que
existen entre lengua común y lengua de especialidad, especialmente en
algunos sectores como, por ejemplo, el de los productos financieros, la
cosmética, la nutrición, la electrónica, etc.
De esta manera los términos especializados pasan a funcionar en un
nivel lingüístico más cercano a la lengua común alejándose de aquel otro más

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especializado para el que habían sido acuñadas las nuevas voces. Es por esto
por lo que hoy el contexto de investigación y enseñanza de las lenguas de
especialidad se sitúa en la más reciente Teoría Comunicativa de la
Terminología (Cabré, 1999), ya distante de la rígida Teoría General de la
Terminología que ubicaba cada lengua de especialidad únicamente dentro del
contexto delimitado por su propio ámbito o área temática.
Cada una de las lenguas de especialidad posee aspectos peculiares
estrechamente relacionados con el grado de especialización y el nivel de uso
que de ellas hacen los usuarios según sea la temática, interlocutores,
contexto, intención del hablante, etc. Además, estas lenguas poseen carácter
universal en la misma medida en que son universales la ciencia y la técnica.
Son lenguas que identifican a los usuarios como miembros de una comunidad
científica o profesional con un estilo comunicativo propio, esto es,
pertenecientes a un grupo en el que la lengua de especialidad actúa como
elemento de identificación. De ahí que las lenguas de especialidad puedan
traspasar todas las fronteras y posean carácter interidiomático, con lo que
facilitan la comunicación precisa que exige la ciencia, la tecnología y los
contextos profesionales.
Los usuarios de una lengua de especialidad deben poseer un
conjunto de conocimientos y competencias necesarios para dominar lo que
podríamos llamar doble competencia, tanto por el conocimiento de los
referentes funcionales del ámbito especializado, como por el de la lengua de
especialidad de que se trate (Schifko, 2001).

3. Los vocabularios especializados

Las lenguas de especialidad poseen terminologías propias en cada


ámbito o área temática, además de un discurso caracterizado por las
estructuras con las que ponen en práctica la función referencial, cuyo objetivo
último es la designación de los conceptos. De esta manera se establecen las
relaciones entre término, concepto y referente que ofrece su propio discurso

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con características propias en cada una de las lenguas desarrolladas en áreas


temáticas precisas.
Los vocabularios especializados constituyen conjuntos con rasgos
propios en cuyo interior se pueden establecer diversos subconjuntos
necesarios para llevar a cabo su clasificación y estudio. Los términos
especializados funcionan en diversas áreas temáticas y deben estar
normalizados, tanto por lo que se refiere a la expresión como al contenido,
porque cada término normalizado debe proporcionar la definición
correspondiente dentro del sistema conceptual de la disciplina a la que
pertenece.
Sin embargo, el nivel de especificidad de los términos no siempre es
constante ya que la singularidad de un término puede variar en función del
grado de polisemia, el contexto en el que se emplee, y la mayor o menor
frecuencia de ese término en un contexto determinado. Son estos
vocabularios los que constituyen la terminología de cada una de las lenguas
de especialidad, en las que se insertan junto con las unidades no
terminológicas palabras de la lengua común que son la base de lengua
estándar que posee cualquier lenguaje especializado, además de las
estructuras sintácticas que también le proporciona el sistema.
Los vocabularios técnicos y científicos poseen carácter funcional y
actúan en el ámbito al que pertenecen. Presentan características propias, tanto
formales como semánticas y se ponen de manifiesto cuando llevan a cabo la
comunicación especializada. En algunas áreas temáticas, sobre todo en las de
las ciencias experimentales, los términos se caracterizan por la precisión y la
univocidad conceptual y designativa; poseen una forma propia de designar
pues la significación coincide con la designación, frente a lo que ocurre en la
lengua común (Coseriu, 1981). Cada término posee un único significado y
solo adquiere su valor dentro del sistema, es decir, solo tiene sentido para un
número restringido de usuarios que son los especialistas conocedores del
sistema. El objetivo último de estos vocabularios es designar los conceptos u

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objetos, definidos por las respectivas ciencias o técnicas y, en definitiva,


delimitar objetivamente la realidad.
Los vocabularios especializados se crean, generalmente, bajo la
presión de la necesidad y la urgencia que imponen las nuevas
denominaciones. Los términos son acuñados en la lengua del país que aporta
las innovaciones científicas o tecnológicas, de ahí que en los países que no se
encuentran a la cabeza de los avances tecnológicos, son el préstamo y el
calco los procedimientos más productivos para la formación de los nuevos
vocabularios. Es entonces cuando las lenguas receptoras de nuevos términos
como el español acusan la presencia frecuente de extranjerismos o de calcos.
También son frecuentes los flujos continuos de términos entre las
diferentes disciplinas, de tal manera que un mismo significante puede
funcionar en diversos ámbitos o áreas temáticas de especialidad con diferente
significado, ya que en cada uno tendrá un significado diferente. Este es un
rasgo que se constata a lo largo de toda la historia de los lenguajes de
especialidad y llega hasta el momento actual; hoy en los vocabularios
neológicos de las áreas más renovadoras podemos observar cómo los
términos cambian o especializan su significado cuando se insertan en el
léxico de una nueva área temática (Gómez de Enterría y Martí, 2009).

4. Los textos especializados

Podríamos representar el lenguaje científico como un marco que se


inscribe en otro mucho más amplio que es el de las lenguas de especialidad.
Según indica Teresa Cabré, este lenguaje establece sus límites en función del
grado de especialización científico-técnica y del nivel de uso del mismo que
hagan los hablantes, por tanto es imposible separar, en su sentido más estricto
y objetivo, lo que forma parte de la ciencia, de la técnica o de la profesión de
todos los otros aspectos que la condicionan sociológicamente. Debemos pues
hacer una primera reflexión para valorar los factores sociológicos que forman
parte del discurso de especialidad: lo que concierne al propio ámbito

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científico; a la formación del autor del texto; a los conocimientos que poseen
los receptores para los que el emisor/autor ha elaborado su texto y; por
último, al medio que sirve de soporte para la transmisión de la comunicación
especializada.
Es evidente que dentro de un ámbito concreto, según se trate de
comunicación escrita o comunicación oral, se utilizarán procedimientos
diferentes. Incluso cuando se trata de una misma comunicación oral, también
puede variar el tipo de discurso empleado según el lugar donde se ponga en
práctica la situación comunicativa. De la misma manera, podemos comprobar
diversos niveles de discurso científico escrito, atendiendo al tipo de
publicación en la que se produce la comunicación.
En consecuencia, es imprescindible plantear la necesidad de
establecer una tipología de textos de especialidad para la programación de la
enseñanza–aprendizaje de una lengua con fines profesionales. La
clasificación de los discursos de especialidad se puede realizar a partir de
criterios tales como la situación comunicativa, la formación y, en
consecuencia, el grado de especialización de emisor y receptor y el tipo de
soporte que nos proporciona el mensaje (Loffler-Laurian, 1983).
Los discursos así clasificados se sitúan en tres niveles, el primero
corresponde a un entorno de especialización científica; cuando la
comunicación se desarrolla en un ámbito de investigación universitario o
similar. En este primer nivel el emisor y el receptor son investigadores
científicos, el soporte es una publicación dirigida únicamente a especialistas.
Son textos muy especializados que suelen recoger las actas de congresos o de
reuniones científicas, muchas veces con proyección internacional. Este
primer nivel del discurso científico especializado únicamente puede ser
empleado para programar la enseñanza destinada a los alumnos que posean
un conocimiento alto de la lengua de especialidad. Emplearemos estos textos
para programar actividades de consolidación de conocimientos en el último
tramo de los niveles superiores del aprendizaje de la lengua.

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El español en contextos específicos: enseñanza e investigación

El segundo nivel corresponde a la semi-divulgación científica. El


emisor es un investigador científico o eventualmente un periodista
especializado en el área temática propuesta, el receptor es cualquier persona
que tenga una amplia formación de nivel universitario como para
proporcionarle una sólida base científica. El soporte en este caso es una
publicación como, por ejemplo, Investigación y Ciencia o Nature. Estos
discursos de semi-divulgación científica se emplearán en el aula para
programar actividades en los niveles de aprendizaje avanzado y superior;
seleccionando para ello los textos más adecuados en relación a la dificultad
que pueda plantear cada uno, en la situación de aprendizaje concreta para la
que se destine.
El tercer y último nivel es el de la divulgación científica; el emisor
es un periodista generalmente especializado en el tema o en un área bastante
amplia de la ciencia o de la técnica. En este nivel el emisor no suele ser un
investigador, aunque eventualmente podría serlo. El receptor es una persona
interesada en el tema aunque no posea conocimientos especiales ni de base.
El soporte es una publicación de carácter divulgativo, con un formato que
ofrece numerosas ilustraciones que, en ocasiones, pueden llegar a superar al
texto escrito. Estos discursos se encuentran, fácilmente en revistas que
pueden estar a la venta en quioscos de prensa a precio asequible. Son textos
muy útiles para programar el aprendizaje de la lengua de especialidad en un
nivel intermedio (Gómez de Enterría, 2000).3

4.1. Características y clases


Los textos científicos, técnicos y profesionales que vamos a emplear
para llevar a cabo el proceso de enseñanza-aprendizaje de la lengua de
especialidad nos ofrecen las características siguientes:
 se estructuran en párrafos breves y frases cortas;

3
Conviene recordar aquí que el aprendizaje de la lengua de especialidad sólo se puede
comenzar después de que el alumno haya consolidado el primer nivel de adquisición
de la lengua común.

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 empleo frecuente de la primera persona del plural que denota la


presencia de un equipo;
 empleo frecuente de la voz pasiva;
 empleo frecuente de los tiempos verbales de presente;
 importancia de los sintagmas nominales: frecuentes
nominalizaciones;
 inclusión de recuadros con datos o anotaciones complementarias;
 pueden presentar citas en las que se documentan;
 pueden presentar información gráfica adicional;
 ocasionalmente ofrecen un glosario con los términos técnicos más
empleados;
 pueden ofrecer una bibliografía o referencias bibliográficas.

Los discursos de especialidad, según su naturaleza, pueden ser de


varias clases:
 descriptivos (se centran en el espacio) ;
 narrativos (siguen un hilo temporal) ;
 expositivos (tratan de desarrollar un concepto);
 argumentativos (resuelven la relación que se establece entre diversos
conceptos);
 instruccionales (dan órdenes o instrucciones).

Cada uno de los textos científicos y profesionales que podemos


emplear para la enseñanza de la lengua de especialidad posee una estructura
propia que lo diferencia de los demás. Así podemos seleccionar una amplia
gama de textos que va desde el resumen o abstract de un artículo científico
especializado hasta el currículum vítae o la carta comercial, además del
artículo de opinión, entrevista de trabajo, memorándum, informe, etc. En tan
amplia oferta comprobamos que cada uno de los textos posee su propia

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especificidad, tanto por su estructura como por las formas lingüísticas


empleadas.

4.2. Los documentos especializados


Son los textos propios de cada ámbito o área temática que requieren
una codificación formal muy elaborada desde el punto de vista del diseño y
de la expresión lingüística (Cabré, 1993). Estos documentos, tan necesarios
en la enseñanza–aprendizaje del español en sectores como el de los negocios,
presentan las siguientes características:
 constituyen listas cerradas;
 suelen ser representativos de actos de lenguaje;
 no son espontáneos sino que tienen una estructura formal
determinada;
 poseen estructuras lingüísticas fijas (fraseología especializada,
terminología, sintaxis característica) ;
 solo se dan en el plano escrito;
 responden a patrones más o menos formales.

Gracias al empleo de los documentos auténticos el profesor puede


acercar hasta el aula los textos de la lengua de especialidad meta con los que,
además de informar, muestra al alumno la variedad de documentos más
característicos de cada actividad profesional, entre otros: contratos, pólizas,
facturas, cartas, actas, informes, CV, instancias, etc. Es evidente que los
documentos auténticos son un soporte didáctico que favorece la
funcionalidad imprescindible en el aprendizaje de una lengua de especialidad.
Conviene tener presente el carácter funcional de estos aprendizajes,
entendido como inmersión en las situaciones comunicativas especializadas en
las que se sitúa la comunicación (Lomas, Osoro y Tusón, 1997), porque solo
podremos lograr esa inmersión mediante la realidad que los textos o
documentos auténticos acercan hasta el aula.

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5. Aspectos metodológicos de las lenguas de especialidad

El conocimiento de las lenguas de especialidad por parte del


profesor de español con fines profesionales es imprescindible para poder
plantear en el aula de ELE/2 el proceso de aprendizaje de la lengua meta.
Como ya hemos indicado antes4, el marco para la investigación y enseñanza
de las lenguas de especialidad hoy se sitúa en el entorno de la más reciente
Teoría Comunicativa de la Terminología, y es en este marco donde se hace
indispensable el tratamiento descriptivo de los textos del área temática
propuesta. No pretendemos que el profesor describa cada una de las lenguas
de especialidad, sino que conozca y trate de profundizar en aquella que le
exige la demanda, es decir, aquella que programa para el proceso de
enseñanza-aprendizaje. Solo así logrará que los aprendices se familiaricen
con la lengua profesional que pretenden adquirir; siempre a partir de una
inmersión lingüística en los textos y discursos que son propios de cada
situación comunicativa concreta. Porque es evidente que la variedad de textos
de especialidad aplicables al proceso de enseñanza son múltiples ya que,
como indica Moirand (1994), en cada una de las áreas temáticas de
especialidad pueden coexistir numerosos tipos de discursos especializados
que unas veces se entrecruzan y otras permanecen independientes.
El proceso de enseñanza-aprendizaje de una lengua de especialidad
ya se trate del ámbito de las ciencias sociales: economía, comercio, derecho,
turismo, etc., o de las ciencias experimentales: ciencias de la salud, ciencias
ambientales, etc. estará siempre enfocado hacia la inmersión del aprendiz en
el metalenguaje propio de cada una de las actividades profesionales
propuestas. Sin olvidar al mismo tiempo la inclusión de los contenidos
lingüísticos que cada texto puede proporcionar, es decir, situándolo en un
enfoque lingüístico textual (López Ferrero, 2002) y valorando los rasgos
lingüísticos más destacados en cada tipo de texto: la terminología, fraseología
especializada, colocaciones, estructuras sintácticas específicas, etc.

4
Véase 2.

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El español en contextos específicos: enseñanza e investigación

Es por esto por lo que el profesor debe prestar atención especial a las
tareas relacionadas con la descripción, tipologización y estudio de los textos
de especialidad con fines metodológicos a fin de llevar a cabo los pertinentes
análisis que pueda requerir cada texto. Siempre de acuerdo con su temática y
su nivel, valorando para su explotación en el aula algunos aspectos tales
como:
 la configuración textual en cuanto al tipo de párrafos y frases;
 el empleo de los tiempos verbales; valor específico de algunos
tiempos determinados;
 el valor de la primera persona del plural denotando la presencia de
un equipo, ya sea de investigación, ya de trabajo, o de un equipo
técnico;
 las frecuentes nominalizaciones con la consiguiente formación de las
nuevas unidades léxicas;
 el componente léxico semántico de carácter específico;
terminología, fraseología especializada, etc.;
 valor de las estructuras sintácticas que son propias de los textos
especializados: unidades sintagmáticas complejas; unidades
sintagmáticas de carácter preposicional; construcciones predicativas
específicas: especialmente la pasiva con se y pasiva de agente, etc.;
 el valor funcional y lingüístico de algunos recuadros con datos
complementarios que pueden ofrecer algunos textos;
 la información gráfica adicional que proporciona cierto tipo de
textos;
 los glosarios como fuente del vocabulario propio del área temática y
también como mapa conceptual de la materia.

También la función comunicativa presente en cada texto puede ser de


gran ayuda para su explotación en el aula con la presencia de diversas clases
de textos, ya sean:

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 con función argumentativa, por ejemplo: los textos científicos, el


informe técnico de muy alto nivel, el informe de ventas de una
temporada, etc.;
 con función directiva como la que presentan los textos jurídicos
normativos: patentes, normas técnicas, pliegos de condiciones,
contratos, etc. Teniendo en cuenta que son textos con carácter
formal;
 con función instructiva, aquí destacan los textos didácticos
instructivos como el manual de instrucciones para el técnico; plan de
estudios; recomendaciones de uso; o incluso los libros de texto;
 con función expositiva sobre todo en textos recopilatorios o
descriptivos, por ejemplo, el acta de una reunión o una descripción
técnica, entre otros. También encontramos esta función en artículos
informativos, nomenclaturas y anuarios.

En suma consideramos que la descripción de los discursos


profesionales no puede realizarse al margen de su procesamiento retórico ni
de las manifestaciones lingüísticas concretas que dan forma al texto, ya que
esta descripción también debe ser pragmática y socio-cognitiva, porque solo
así es posible explicar el sentido de los mismos y su función comunicativa
(Parodi, 2002).
Sin embargo, al valorar las aplicaciones metodológicas de los textos
de especialidad es preciso considerar que dichos textos constituyen muchas
veces los llamados documentos auténticos que ocupan un lugar
imprescindible en el proceso de aprendizaje. Como ya hemos indicado en 4.2,
el profesor debe emplearlos de acuerdo con el contenido funcional que
aportan al área temática de especialidad e incluirlos en la programación, con
el fin de que los alumnos realicen una verdadera inmersión en el área
temática propuesta. Es evidente que también serán muy útiles para mostrar al
alumno la variedad de documentos característicos de cada actividad
profesional: contratos, pólizas, cartas, actas, informes, etc., y para conseguir

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El español en contextos específicos: enseñanza e investigación

la aproximación pragmático-cognitiva en la que necesariamente se debe


situar la comunicación especializada.
Se trata de textos de especialidad auténticos con los que, además de
transmitir la información correspondiente a los contenidos funcionales del
área temática propuesta, también podemos diseñar el currículum,
programando el conjunto de habilidades y destrezas encaminadas hacia la
adquisición de la competencia comunicativa del aprendiz, esto es, gramatical,
sociolingüística, y discursiva, siempre dentro de un contexto especializado.
En cuanto a la forma de llevar estos textos al aula, consideramos que
deben ser presentados tal como en realidad son, sin adaptaciones ni
modificaciones, ya que solo así lograremos que la realidad funcional que el
aprendiz demanda sea el marco en el que se inserta el proceso de aprendizaje.
Sin embargo algunos autores proponen la segmentación y modificación de
los textos auténticos cuando el nivel de comprensión que ofrecen es
excesivamente alto, en relación con el nivel lingüístico que poseen los
alumnos; se basan para hacer esta propuesta en que los textos así modificados
resultan más asequibles para los aprendices (Mangiante y Parpette, 2004). Es
entonces cuando resulta muy conveniente la aplicación de una buena
tipología textual con la que se pueden seleccionar los discursos más
adecuados para cada uno de los niveles de enseñanza, bien seleccionados y
adaptados al currículum propuesto. Porque solo en situaciones de aprendizaje
muy concretas por ejemplo en un proceso de consolidación de conocimientos
lingüísticos será aceptable el empleo de textos auténticos fragmentados.
Al valorar los textos más adecuados para llevar al aula y una vez
realizado el análisis tipológico propuesto, no podemos olvidar que hoy para
programar la enseñanza–aprendizaje de las lenguas de especialidad
disponemos de una fuente inagotable de textos que es Internet, es ahí donde
encontramos el hipertexto por excelencia, tanto por el volumen como por su
novedad.

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5.1. El corpus de textos de especialidad


El proceso de enseñanza-aprendizaje de una lengua de especialidad
requiere un corpus textual para su correcta implementación en el aula, este
debe estar constituido por discursos auténticos, ya sean orales y/o escritos.
Los discursos orales facilitarán las tareas de aprendizaje en casi todas las
demandas del Español con fines profesionales, bien como material único,
cuando el objetivo de aprendizaje se centra en las destrezas de comprensión
auditiva y de expresión oral, o bien junto con los textos escritos, cuando
atiende a las cuatro destrezas. Mientras que en el aprendizaje de Español con
fines académicos predominará la explotación de los textos escritos,
claramente enfocados a la adquisición de las destrezas relacionadas con la
comprensión lectora y la expresión escrita, que demanda el alumno de los
programas universitarios para la resolución y elaboración de las tareas
académicas. Lo que confirma la evidencia de que la adquisición de la
competencia lingüística debe ir estrechamente unida a las destrezas y
capacidades interculturales propias del ámbito de especialidad en el que se
precisa establecer la comunicación profesional (Balboni, 2000), así como de
la demanda que requiere cada tipo de alumnado.
Los textos que deben implementar el corpus son los
correspondientes a las áreas temáticas y los ámbitos que impone la demanda,
articulada de acuerdo con los sectores de especialidad que han sido
desarrollados con fines didácticos a lo largo de los últimos treinta años. De
todos es sabido que en la didáctica de las lenguas de especialidad, durante las
últimas décadas, han alcanzado gran relevancia los sectores cercanos a las
llamadas ciencias sociales, con el desarrollo de una acusada demanda para el
aprendizaje de la lengua española. Así se evidencia una fuerte pujanza de las
áreas temáticas relacionadas con la gestión empresarial, comercial, bancaria,
etc., que, junto con la gestión del turismo y el patrimonio cultural, dan lugar a
las demandas constituidas por el Español de los Negocios y Español del
Turismo. Considerando además el lugar que ocupa la comunicación en los
entornos relacionados con los aspectos legales: Español jurídico (mercantil,

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laboral, etc.). A una cierta distancia ya que la demanda presenta dimensiones


más reducidas se sitúa el ámbito de las ciencias de la salud: Español de la
Medicina y Español de la Enfermería, etc., es decir, las áreas que se ocupan
de la comunicación en el marco de la atención sanitaria al paciente.
El corpus textual constituye pues una herramienta imprescindible a
lo largo del proceso de enseñanza-aprendizaje, esto es, cuando el docente se
propone analizar los rasgos lingüísticos y funcionales de las lenguas de
especialidad en el aula. Qué duda cabe que siempre que existan bancos de
datos con corpus disponibles para la enseñanza del Español como lengua de
especialidad, esta será la opción elegida y la más deseable para que el
profesor programe la enseñanza de la lengua con fines profesionales. Sin
embargo, la realidad hoy es otra ya que desde el Español lengua de
especialidad no siempre es posible acceder a corpus de esta naturaleza, bien
por su inexistencia, o bien porque los que hay no están disponibles. Sobre
todo cuando la demanda de enseñanza-aprendizaje del Español con fines
profesionales se sitúa en áreas temáticas muy concretas, lo que a menudo da
lugar a situaciones en las que se puede constatar que los corpus existentes no
se corresponden con la tipología textual ni con el nivel de lengua requeridos,
o que no reúnen los requisitos de carácter funcional exigidos.
Es entonces cuando el docente tendrá que proceder a la compilación
de un corpus textual que le permita reunir un conjunto de datos lingüísticos
sistematizados electrónicamente de acuerdo con unos criterios determinados.
El corpus así compilado ofrece amplitud y variedad, ya que es representativo
del uso lingüístico en el/los ámbito/s o áreas de especialidad propuestas. Para
ello es preciso establecer unos criterios previos, tanto de índole lingüística
como extralingüística (Sinclair, 2004), valorando siempre de acuerdo con la
demanda la tipología textual, los contenidos funcionales, el nivel de lengua,
etc., a fin de crear un corpus equilibrado que facilite la extracción y posterior
análisis de los datos lingüísticos reales, así como la verificación de la
frecuencia de uso, implicaciones extralingüísticas, colocaciones y fraseología

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XX Congreso Internacional de la Asociación para la Enseñanza del Español como Lengua Extranjera (ASELE)

especializada que ofrece la lengua de cada una de las áreas temáticas de


especialidad propuestas para el aprendizaje.
La función principal del corpus compilado con fines didácticos es
acercar hasta el aula una muestra de lengua siempre de especialidad a
pequeña escala. Sin olvidar que esto solo ocurre cuando el corpus está
diseñado correctamente (Torruella y Llisterri, 1999), ya que únicamente así
nos proporcionará un modelo de la realidad lingüística que tratamos de llevar
al aula.
Como tarea previa a la compilación del corpus, es imprescindible la
realización de un análisis de necesidades centrado en el currículo de la lengua
que debe aprender el estudiante y en el estudio de las situaciones concretas en
las que este alumno va a comunicar mediante la lengua que trata de aprender,
esto es, las necesidades meta y las necesidades de aprendizaje que
Hutchinson y Waters (1987) consideran como punto de partida para lograr la
efectividad pragmática del aprendizaje que, en el caso de los alumnos de
español lengua de especialidad, debe redundar en una mejora de su futuro
trabajo o de su cualificación profesional.
Con los criterios antes expuestos procederemos a compilar un corpus
textual que recoja íntegramente todos los documentos seleccionados. Por
ejemplo en una posible demanda para la enseñanza del Español de los
Negocios el corpus acogerá: cartas comerciales, informes, facturas, albaranes,
folletos, etc., sin mutilarlos ni adaptarlos, ya que se trata de una muestra de
lengua real que facilitará la explotación del conjunto de los rasgos
lingüísticos que ofrecen los documentos auténticos (Chale, 2002).
El corpus textual destinado a la enseñanza-aprendizaje de las
lenguas de especialidad estará concebido como un corpus abierto en el que el
profesor incorporará siempre que sea necesario textos recientes del ámbito o
área de especialidad, Clear (1987), de tal manera que el corpus se actualice
constantemente con las aportaciones de nuevos textos que vienen a completar
las parcelas del corpus anterior que el profesor hubiera podido considerar
incompletas, ya sea atendiendo al nivel de especialización de los textos, ya a

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El español en contextos específicos: enseñanza e investigación

las diversas áreas del dominio que en él están representadas. Sin considerar la
posibilidad, también señalada por Clear, de eliminar cantidades equivalentes
de los textos más antiguos que contiene el corpus, porque cuanto mayor sea
el volumen de textos de especialidad que tenga el corpus, mayor será su
representatividad (Pearson, 1998). El corpus monitor así compilado acogerá
gran cantidad de palabras términos y semitérminos dado el volumen textual
constante que lo mantendrá en continua actualización, de tal manera que sea
un corpus dinámico (Torruella y Llisterri, 1999).
Otro aspecto prioritario es la representatividad del corpus sobre todo
en cuanto a la naturaleza de los textos ya que estos serán fiel reflejo de una
situación comunicativa concreta, es decir, del nivel de especialización.
Valoraremos la densidad terminológica de los textos, incluyendo para ello
discursos de un nivel de especialización intermedio, junto con otros del nivel
bajo o de divulgación; prescindiendo del nivel de especialización más alto, ya
que este nos proporcionaría un nivel de lengua que se distancia del
aprendizaje de los alumnos. Los textos seleccionados en los niveles
intermedios de especialización nos van a proporcionar la densidad
terminológica adecuada y además van a favorecer la presencia de estructuras
reformulativas o explicativas que contribuyen al enriquecimiento de los
alumnos en cuanto a los contenidos gramaticales. La elección de los textos en
los niveles indicados también favorecerá la presencia de un número muy
considerable de semitérminos o léxico subtécnico del área de especialidad,
que es imprescindible para cubrir los objetivos propuestos al diseñar el
corpus textual.
En resumen, cuanto mayor sea el corpus y el número de niveles
textuales que acoja más posibilidades tendrá de ofrecernos una muestra real
de lengua para llevar a cabo el proceso de enseñanza–aprendizaje de la
lengua de especialidad. Por último solo queda recordar que el corpus también
proporciona al profesor los patrones gramaticales más recurrentes del área del
Español lengua de especialidad que debe incluir en su programación, y

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XX Congreso Internacional de la Asociación para la Enseñanza del Español como Lengua Extranjera (ASELE)

además le permite observar las regularidades de tipo léxico y morfosintáctico


que facilitan la enseñanza–aprendizaje del discurso de especialidad.

6. Conclusiones

Es indudable que el conocimiento de las lenguas de especialidad por


parte del profesor de Español lengua de especialidad con fines profesionales
es fundamental para abordar los procesos de enseñanza-aprendizaje, ya que
sólo así es posible acercar hasta el aula la lengua funcional que demanda el
aprendiz. Pero además es preceptivo señalar que, todavía hoy, la
investigación enfocada hacia la descripción y el estudio del Español lengua
de especialidad con carácter metodológico se encuentra en niveles incipientes
aún cuando sigue los pasos de la evolución metodológica de la enseñanza de
lenguas en general. Sin embargo, el Español lengua de especialidad dispone
de un futuro prometedor que está por desarrollar con enfoques prácticos para
la formación del profesorado competente de Español Lengua Extranjera con
fines específicos, profesionales y académicos, ya que la demanda continúa su
evolución de forma patente (García Delgado, 2008) gracias a las
transformaciones económicas y sociales que potencia cada día la
globalización.

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