Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
De Miguel, Panorama - de - La - Lexicología PDF
De Miguel, Panorama - de - La - Lexicología PDF
Panorama de la lexicologia
Ariel Letras
INDICE
Alitores . 9
Introdllcci6n, por ELENA DE MIGUEL (Universidad Aut6noma de Madrid) 13
Referencias. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21
PRIMERA PARTE
CAPÌTULO 2. Palabras con estructura interna, por ELENA FELÌU ARQUIOLA (Univer-
sidadde Jaén). . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 51
l. Introducci6n: la formaci6n de palabras . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 51
1.1. Ellexic6n como un componente dinamico y creativo . . . . . . . . . 5I
1.2. Morfologia léxica o formaci6n de palabras frente a morfologia flexiva 52
1.3. Las palabras con estructura interna o palabras complejas 54
2. Palabras derivadas . 61
2.1. La derivaci6n . 61
2.2. La sufijaci6n. . 62
2.3. La prefijaci6n . 66
2.4. La parasintesis. 69
3. Palabras compuestas. 71
3.1. Caracterizaci6n de la composici6n . 71
3.2. Compuestos patrimoniales . . . . . 73
3.3. Compuestos grecolatinos . . . . . . 76
4. Palabras creadas a partir de la reducci6n f6nica de otras ya existentes . 77
4.1. Caracterizaci6n generai. 77
4.2. Acortamientos... 78
4.3. Cruces léxicos. . . 79
4.4. Siglas y acr6nimos 79
Bibliografia. . . . . . . 80
Referencias adicionales . . . 81
CAPÌTULO 3. Palabras con estructura externa, por JOSÉ LUIS MENDiVIL GIRO (Uni-
versidad de Zaragoza) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 83
l. lntroducci6n: qué son las palabras con estructura externa. . . . . . . . . . . . 83
2 PANORAMA DE LA LEXICOLOGjA
SEGUNDA PARTE
CAPÌTULO 1. Relaciones de significado entre Ias palabras, por RAFAEL GARCÌA PÉREZ
(Universidad Carlos III de Madrid / Instituto de Investigaci6n Rafael Lapesa, RAE) y
]osÉ ANTONlO PASCUAL (Real Academia Espafiola / Universidad Carlos III de Madrid) 117
1. Introducci6n..................... 117
2. Las relaciones de identidad: la sinonimia . . . . . . 119
2.1. La escalaridad de las relaciones sinonimicas . 119
2.2. La sinonimia en las unidades léxicas . . . . . 120
2.3. La labilidad de las relaciones sinonimicas . . 123
3. Las relaciones de oposici6n: el problema de la antonimia 125
4. Conclusi6n..... 130
Bibliografia basica. . . 131
Referencias adicionales 131
CAPiTULO 4. La variaci6n léxica, por JosÉ LUIS BLAS ARROYO (Universitat Jaume l) 189
I. Introducci6n................................ 189
2. Problemas te6ricos y metodol6gicos en el estudio de la variaci6n léxica. 191
2.1. Cuestiones de método. . . . 191
2.2. El problema del significado . 193
3. Tipos de variables léxicas . . . . . 197
3.\. Problemas de lfmites . . . . 197
3.2. Las variantes fraseol6gicas . 198
3.3. La variaci6n en el seno de los campos léxicos 199
4. Factores relevantes en la variaci6n léxica . 201
4.\. Factores lingUisticos. . . . 20 l
4.2. Factores extralingUisticos . 202
5. Conclusiones. 211
Bibliografia. . . . 213
Otras referencias . 214
TERCERA PARTE
CAPÌTULO l. Modelos estructurales, por MARiA BELÉN VILLAR DiAZ (Université Lu-
mière - Lyon 2). . . . . . . . 219
\. El estructuralismo . . . . . . . . . . . 219
2. La lingUistica estructural. . . . . . . . 220
2.1. Saussure y la noci6n de sistema. 222
2.2. La fonologia estructural del Circulo de Praga 224
2.3. El Circulo de Copenhague . . . . . . . . . . 226
4 PANORAMA DE LA LEXICOLOGiA
CUARTA PARTE
CARLOS PIERA
Universidad Autonoma de Madrid
Para caracterizar una lengua cualquiera hay que disponer, como minimo, de un
conjunto de unidades y de una serie de reglas (u otros dispositivos cualesguiera) me-
diante las cuales dichas unidades se combinen entre si y formen unidades de orden
superior. Hoy en dia, en las culturas de origen europeo y en las influidas decisiva-
mente por ellas, que son casi todas las alfabetizadas, solemos dar por sentado que
entre las unidades que asi se combinan figuran unas gue denominamos palabras. Es
mas, suponemos que las palabras son las unidades basicas gue se combinano Por lo
comun de manera implicita, damos por sentado gue una lengua se compone de un
diccionario, gue es un repertorio de palabras, y de una gramatica, donde esta equivale
al conjunto de los dispositivos gue, agrupando, distribuyendo y modificando las pa-
labras del diccionario, dan lugar a frases de la lengua. 1 En las paginas que siguen nos
toca someter a un repaso critico sucinto algunas de las cuestiones que suscita la mitad
de esta teoria implicita, eguipandonos para responder lo mejor posible a la pregunta:
i,existen en efecto unas unidades dellenguaje gue correspondan razonablemente bien
a lo que entendemos, de forma intuitiva, por palabras?2
Se trata de una pregunta sorprendentemente dificil de contestar. Hace tiempo,
una bibliografia anotada de 118 paginas (Juilland y Roceric, 1972) se enfrentaba a
siglos de intentos de caracterizar la noci6n de palabra, todos los cuales resultaban in-
satisfactorios. Poco antes, un estudio monografico (Kramsky, 1969: 67) se consolaba
con la definici6n siguiente: «La palabra es la mas pequefia de las unidades del len-
guaje que se refiere a una determinada realidad extralingliistica o a una relaci6n entre
lo En lo sucesivo uso el ténnino «regia» para designar a estos dispositivos, sin que elio implique
ningun compromiso con su naturaleza mas alla de lo que explicite el textoo Este capitulo se adscribe al
proyecto HUM2006-05118IFILO de la Direcci6n Generai de Investigaci6n, Ministerio de Educaci6n y
Cienciao Gracias a Esther Torrego por sus comentarios y correcciones; los errores que queden son impu-
tables al autoro
20 La naturaleza introductoria de este capitulo, que debe dejar las cuestiones abiertas por mu-
cho que transmita la postura de su autor, ha aconsejado darle un fonnato mas ensayistico que el de las
restantes secciones de este volumeno Por la misma raz6n, su bibliografia no distingue entre referencias
obligadas e incidentaleso
26 PANORAMA DE LA LEXICOLOGIA
tales realidades y que se caracteriza por tener ciertos rasgos formaI es (acusticos, mor-
fémicos) bien sea de hecho (en tanto que componente del contexto independiente) o
en potencia (en tanto que unidad del plano léxico)>>. AI margen de ciertas torpezas
de formulaci6n (la palabra palabra no remite a ninguna realidad extralinguistica) y de
las evidentes imprecisiones, lo cierto es que esta definici6n se aplica perfectamente
al prefijo ante-, a la raizfruct- y al sufijo -oid(e), ninguno de los cuales tenemos por
una palabra. Ante consecuencias de este orden, lo habitual viene siendo afiadir de un
modo u otro que para ser palabra hay que poder ser independiente. Pero eso traslada
la dificultad a la noci6n de independencia (potencial), que se plasma en la idea tradi-
cional de forma fibre. Por una parte, ante, fruct y oid(e) son todo lo independientes
que hace falta para combinarse con buen numero de elementos: antepenultimo y an-
tecamara,fructificar e infructuoso, androide y esferoide. Por otra, si independencia
equivale a capacidad de aparecer por si solo, el articulo espanol no la tiene en absolu-
to, y sin embargo se trata como palabra en gramaticas y diccionarios; por ejemplo, a
la pregunta ~ Te lo ha pedido la camarera o el camarero? no cabe contestar *La.
Nuestra idea intuitiva de la palabra, que se aproxima bastante a lo que inten-
taba captar Kramsky, esta condicionada por dos factores principales: la grafia y la
tradici6n gramatical grecolatina. En nuestro sistema grafico, palabra es todo aquello
que separamos con espacios en la escritura. Este es un sentido del término que ho)'
encontraremos probablemente en todas las culturas que usen alfabetos o silabarios,
en particular desde la difusi6n de la imprenta. Sabemos, sin embargo, que es poco
de fiar. Convencionalmente, escribimos quiso verlo con dos palabras graficas pero lo
quiso ver con tres. Las escrituras de la Antiguedad clasica tardaron en separar (con
puntos) lo que tenian por palabras. Hoy en dia, el aleman o el sueco siguen sin escri-
bir separadas las palabras que integran una palabra compuesta mayor, aun cuando las
primeras pueden funcionar perfectamente por separado -y es instructivo comprobar
que eso no supone un obstaculo serio para su recuperaci6n, aun en compuestos como
el legendario Rheindampfschifffahrtsgesellschaftskapitansstellvertreter «segundo de
a bordo de una compafiia de vapores del Rhimr-. Con lo que se echa de ver que tan
arbitrario es separarlas (inglés Academy awards «premios de la Academia») como
unirlas directamente (handbag «bolso») o mediante guiones (go-between «interme-
diario amoroso»). No por elio cabe, desde luego, achacar a nuestras grafias una ar-
bitrariedad absoluta. Los espacios graficos intentan corresponder a Jugares donde es
posible hacer una pausa, como en la escritura al dictado, y muchos toman como un po-
sible criterio de qué sea una palabra el que las pausas puedan preceder o seguir a estas
unidades, pero (normalmente) no las interrumpan. Sapir (1921: cap. 2) se convenci6
de elio al observar que sus informantes amerindios, al escribir por primera vez en sus
lenguas nativas, se atenian a este criterio. Pero la experiencia de otros linguistas que
han trabajado con informantes va en sentido contrario. 3 Dixon y Aikhenvald (2002b:
11-12) sugieren que tales experiencias difieren en funci6n de las propiedades de las
lenguas con las que se esta trabajando: ciertos tipos de lenguas favorecen el dictado
por palabras y otros tipos, aquellos al menos en que las palabras pueden ser muy
3. Bloomfield (1933: 178) escribe que «Ias personas que no han aprendido a leer y a escribir
tienen dificultades cuando, por la razon que sea, se ven obligadas a dividir en palabras. Esta dificultad es
menor en inglés que en otras lenguas, como et francés».
UNA IDEA DE LA PALABRA 27
4. Salvo por los efectos de la annonia vocalica, proceso fonologico que modifica las vocales de
los sufijos, sean estos los que sean, en funcion de las vocales de la raiz, las cuales a su vez comparten
necesariamente ciertos rasgos.
28 PANORAMA DE LA LEXICOLOGiA
5. En rigor esta funcion corresponde a una frase o sintagrna nominaI. Ahora bien, un sintagrna
nominaI fonéticamente materializado requiere la presencia de al menos una palabra, no solo un morfema:
Puse agua en et vaso.
6. Para la morfologia de los cliticos pronominales romanicos hay que partir de Bonet (1992).
UNA IDEA DE LA PALABRA 29
generai, los ingredientes de una palabra pros6dica pueden pertenecer, segun las len-
guas, a elementos de naturaleza morfosintactica relativamente variada, de forma que
dichas palabras constituyen, desde un punto de vista universal, un conjunto de escasa
homogeneidad, si es que no en parte arbitrario. De ahi que los lingliistas prefieran
sistematicamente considerar que la palabra pros6dica deriva de una previa estructura
morfosintactica, como haremos aqui. Para la palabra como unidad pros6dica, véase
Hall y Kleinhelz (1999), teniendo también en cuenta, en particular, Selkirk (1995,
2005), Vigario (2003) y Kratzer y Selkirk (2007).7
Dejemos pues de lado, por el momento, la palabra pros6dica y veamos qué ca-
racteriza segun Dixon y Aikhenvald a la palabra gramatical. Esto es lo que concluyen
(2002b: 19):
7. Se deduce de Wheeldon y Lahiri (2002) que en la produccion lingUistica -la actuacion del
locutor- las unidades pertinentes son las palabras fonologicas, no las gramaticales. La referencia clasica
para el tema de los constituyentes pros6dicos ---como la palabra fonologica- es Nespor y Voge\ (\986),
pero Nespor y Vogel daban cabida a un llamado grupo clitico, situado por encima de la palabra y por
debajo de la frase fonologica, que muchos investigadores posteriores tienden a descartar (p. ej., Selkirk,
1995). Una buena manera de entrar en lo que puede decir de los cliticos la gramatica actua\ es atreverse
con dos textos muy distintos: el capitulo 9 de Ha\e (2007) y la seccion 2.4.3.2 de Bermudez-Otero (de
proxima aparicion); para mas detalle consultense los trabajos incluidos en Gerlach y Grijzenhout (200\),
Bo~covié (200\) y sobre todo Anderson (2005). Hay por supuesto otro sentido posible de la expresion
«palabra fonologica», que es el de la parte fonica de cada entrada léxica; puede verse al respecto Halle
(1997,2000).
30 PANORAMA DE LA LEXICOLOGjA
b), el criterio de orden. Los propios Dixon y Aikhenvald recogen gue las lenguas de
la familia sioux muestran probables excepciones a b); asi en lakota: «La posici6n del
nombre incorporado es bastante variable, especialmente con respecto a los conjuntos
de prefijos instrumentales y locativos. El papel semantico del nombre incorporado
no es agui un factor determinante» (Rankin et al., 2002: 186).8 En cuanto al criterio
c), advirtamos gue en las palabras derivadas a menudo no hay mas arbitrariedad ni
convenci6n gue la de un elemento centraI, sea raiz u otro, por cuanto la contribuci6n
de los demas morfemas y del orden de estos es perfectamente regular y sistematica:
postdesalinizacion es a salin(o) lo mismo gue postdeshumanizacion a human(o) y, si
salin(o) significara 'feo', postdesalinizacion significaria 'periodo, actividad o proce-
so posterior al embellecimiento'. Por ultimo, si una palabra se analiza como mono-
morfémica (paz) los dos primeros criterios de (I), y en cierto modo también el terce-
ro, se le aplican de una manera vacua, por cuanto no hay en esas palabras mas gue un
«elemento gramatical» (perceptible al menos) gue considerar; ahora bien, una misma
aplicaci6n vacua daria resultados engafiosos con afijos como post-. Es decir, (I) es
vicario de otra categorizaci6n previa, ademas de la gue diferenciaba a los clfticos:
implica gue los «elementos gramaticales» se han dividido enformas libres y afijos, y
gue (I) valdra en la medida en gue dicha categorizaci6n, no explfcita, sea valida.
Asi pues, los muy madurados criterios de Dixon y Aikhenvald son con certeza
una buena guia practica, pero no nos ilustran mucho mas gue la antigua definici6n de
KramskY. Lo cual no es sorprendente, pues lo gue han buscado estos lingUistas son
criterios inductivos de sentido comun, gue procedan exclusivamente de propiedades
irunediatamente manifiestas del objeto sin mediaci6n de ninguna armaz6n te6rico-con-
ceptual. Este proceder da resultado pocas veces: solo cuando viene a delimitar un
concepto gue acaba sirviendo de elemento primitivo en una posterior teoria articulada,
entre otras cosas, a partir de dicho concepto (gue luego suele acabar revisandose en
funci6n de ella). Agui nos permite sugerir gue la noci6n de palabra no es hoy por hoy
un concepto primitivo de la teoria linguistica ni promete serio (a diferencia de otros,
como guizei, por ejemplo, y en el interior de la teoria adecuada, alguna versi6n de los
conceptos de oraci6n, de categoria funcional-véase infra- o de rasgo fonoI6gico). Si
puede ser, claro esta, un concepto derivado, y a esa posibilidad dedicamos las paginas
gue siguen. En cualguier caso, uno de los inconvenientes gue tiene el proceder como lo
hacen Dixon y Aikhenvald es gue, a menudo, Ileva a gue conceptos realmente operati-
vos en el anaIisis adoptado gueden implfcitos y, por tanto, oscuros e irununes al analisis.
Tal sucedia agui, como hemos visto, con los de forma libre, afijo y clftico, gue a su vez
permiten guiza caracterizar inductivamente el de raiz como aguel elemento gue en una
forma compleja no pertenece en primera instancia a ninguna de las categorias anterio-
reso Con todo, es preciso insistir en gue estas categorias inductivas solo se justifican en
funci6n de su pertinencia y eficacia para el sistema gue se construye con ellas. 9
8. La ineorporaei6n nominai es un proeeso en virtud del eual (a grandes rasgos) el nombre objeto
direeto pasa a formar parte del eomplejo del verbo: si en espafiol hubiera ineorporaei6n pereeptible po-
driamos deeir tanto Julia lavaba el coche eomo Julia cochelavaba. Véase Baker (1988).
9. Para un repaso muy aeertado de los supuestos te6rieos en que se movia la lexieologia en el
momento de su publieaci6n, véase el eapitulo l de Cabré y Rigau (1986). Aqui atenderemos sobre todo a
perspeetivas y desarrollos posteriores.
UNA IDEA DE LA PALABRA 31
Hay una dimensi6n gue subyace a todas las ultimas nociones citadas y gue si
hubiéramos entrado en la cuesti6n de los cliticos se nos hubiera puesto inrnediata-
mente de manifiesto. Los cliticos, en efecto, pertenecen a las denominadas categorias
juncionales. En lenguas afines a la nuestra (Vigario, 1999: 258) podran ser preposi-
ciones, conjunciones, complementantes, articulos, pronombres personales cliticos,
elementos verbales de caracter modal o auxiliar (como en inglés), marcadores del
discurso (como en griego clasico) y adverbiales (como en holandés), pero en ningun
caso nombres, adjetivos o verbos propiamente dichos. La distinci6n entre los elemen-
tos de este tipo (los gue representan categorias funcionales) y los gue corresponden a
las Ilamadas categorias léxicas (nombre, etc.) es esencial para explorar la viabilidad
de la noci6n de palabra, y por tanto para ocuparse de lexicologia.
Con Beard (1995), y sobre todo en vista del detallado estudio de Baker (2003),
admitiremos gue las categorias léxicas son las de nombre, verbo y adjetivo. 1O Beard,
uno de los lingliistas gue mas partido ha sacado de esa distinci6n, parte de explicitar
cinco principios generales de la investigaci6n morfol6gica gue tiene con raz6n por
«firmemente establecidos» (Beard, 1995: 15-17). Tres de ellos conciemen a las pro-
piedades de las categorias léxicas y de ellos damos agui una versi6n:
IO. Aqui apenas nos afecta cmil sea la lista universal exacta de estas categorias. Véase el «Apén-
dice» de Bak.er (2003: 303-325) para argumentos en contra de atribuir una categoria léxica a pre- y
posposiciones (adposiciones). Desde Emonds (1985), que viene a repartirlos entre 10s adjetivos y las
adposiciones, son seguramente mayoria los lingiiistas que no creen preciso formar con los adverbios
una categoria primaria. En cuanto a la inclusi6n de cliticos pronominales entre las categorias no léxicas,
implica evidentemente no tratarlos como nombres; la alternativa generalizada es incluir los pronombres
personales en la categoria (funcional) de los «determinantes»,junto con, por ejemplo, los articulos (en la
tradici6n generativa, desde Postal, l 969a). Para la justificaci6n de las categorias en espanol véase Bosque
(1989). A menudo, como hace Bosque, se utiliza la expresi6n «categorias grarnaticales» para designar las
aqui Ilarnadas léxicas. Puesto que las categorias no léxicas (por ejemplo, el tiempo o el caso) son las que,
desde un punto de vista intuitivo, tienen una funci6n mas visiblemente gramatical, preferirnos designar a
estas ultimas como categorias fi.mcionales y evitar los equivocos que puede suscitar la etiqueta «categoria
gramatical».
32 PANORAMA DE LA LEXICOLOGjA
nicos (Oltra-Massuet y Arregi, 2005). El principio (2b) expresa algo que pertenece a
la experiencia comun. A lo largo de la vida de cualquiera de nosotros se ai'iaden a la
lengua nombres, verbos y adjetivos, ya sean neologismos (técnicos o no), préstamos
de otras lenguas (subprime, burka, birra) o adaptaciones de estos (tuneQ/; un burgue/;
yorki por Yorkshire terrier), acr6nimos (GNU), tecnicismos o arcaismos resucitados
(chupa), etc. (véase el capitulo 2 de la segunda parte de este volumen). También se
adquieren términos nuevos formados mediante las reglas de derivaci6n establecidas
(hipervinculo, monolinea). Un hablante puede crearlos por cualquiera de las vias an-
teriores con fines c6micos, literarios, cientificos, pnicticos o de cualquier otra clase, y
el que se incorporen o no a la lengua es un hecho sociol6gico, no lingUistico ---esto es
lo que implica la precisi6n «sincronicamente abiertas»--. Sin embargo, nadie puede
inventar una preposici6n o un articulo, como no puede ai'iadir un tiempo verbal, un
caso o, en inglés, un modal del estilo de should. Estos ultimos son categorias funcio-
nales, que en toda lengua constituyen una clase cerrada y aun bastante restringida, a
diferencia de la clase ahierta (a la incorporaci6n de elementos nuevos) que constitu-
yen las léxicas. AI principio (2c) volvemos mas adelante.
Hale (2007: 216-217) hace una distinci6n comparable entre «Iéxico enciclopé-
dico» y «Iéxico gramatical».11 Admitamos de momento que el contenido del primero
son nuestras categorias léxicas. Hale les atribuye las siguientes propiedades, de las
que carece el «Iéxico gramatical»:
Il. Cfr. Peeters (2000) y en particular, dado nuestro contexto agui, Harley y Noyer (2000). Se
aprovecha muy productivamente una distinci6n eguiparable en Emonds (2000).
12. El principio del subconjunto (subset principle) aparece, sin esa denominaci6n, en Gold
(1967). Su aplicaci6n al aprendizaje de las lenguas naturales es obra de C. L. Baker, R. Berwick, F. DelL
S. Pinker, A. Weinberg, K. Wexler y otros. Se sabe gue un principio formalmente analogo, gue Paul
Kiparsky bautiz6 como elsewhere principle, opera en distintos lugares de la gramlitica sincr6nica adulta
(véase p. ej., Halle y Marantz, 1993: 120, o Stump, 2001: 273); como seilal6 Kiparsky, ya esta formulado
en la obra del gramatico indio Pal,lini (siglo IV a.c.). Para el aprendizaje del vocabulario véase Gleitman
y Fisher (2005), asi como los capitulos I y 3 de la cuarta parte de este volumen.
p-------------------
UNA IDEA DE LA PALABRA 33
hay que percibirlo). En cambio, un nino puede lIamar tuberia al conducto que hace el
gusano en una manzana o también afirmar que un muneco no «es» (= representa) un
hombre sino una persona. 13 (3b) recoge el hecho de que cualquier hablante puede ex-
plicarse a si mismo, mejor o peor, qué es una persona o una tuberia, pero no por qué
dice que Julia sabe mucha fisica y no que Ju/ia se sabe mucha fisica, o por qué Me
duele la pierna y no Duele mi pierna, o qué diferencia hay entre Estas manchas son
de l/uvia y Estas manchas son de la l/uvia, Espero aqui y Me espero aqui, Te vi salir
y Te he visto salir. La escasa accesibilidad intuitiva de categorias gramaticales como
la definitud o el aspecto explica la dificultad que tenemos para ensenar a un hablante
de ruso (donde no hay articulos) a usar correctamente los articulos del espanol, o
para ensenar a un hablante de espanol a elegir la variante aspectual (obligatoriamente
indicada) de los verbos rusos: delat' 'hacer, imperfectivo', sdelat' 'hacer, perfectivo'.
Sin embargo, tanto el ruso como el espanol hacen uso de las nociones de definitud y
aspecto en distintos puntos de las respectivas gramaticas.
Ya hemos visto en (2b) lo esencial de (3c). En cuanto a (3d), en este punto
podemos entenderlo de la siguiente manera: la informacion que se encuentra solo
en el «Iéxico enciclopédico» y no en el «gramatical» es invisible para la gramatica.
Esto es algo que normalmente se da por sobreentendido de puro obvio para, muy
a menudo, pasar a olvidarlo cuando se hace lingUistica. Hay lenguas que situan el
verbo en primera posicion de la oracion, como el irlandés. No las hay, en cambio,
que pongan en primera posicion a los términos relacionados con la comida, sean
verbos o nombres. Los términos que designan entidades verdes no se tratan gramati-
calmente de otro modo que los que designan entidades rojo chillon. Solemos dar por
sentado, con buen criterio, que ninguna regIa gramatical tiene por objeto categorias
como estas. Considérese la analogia con lo fonologico. No hay, ni suponemos que
puede haber, reglas gramaticales que afecten a las formas que empiezan con [k] y
no a las demas. Asi, no esperamos topar con una lengua que sea como el espanol
salvo que obligatoriamente haya que decir Carifzo, buenos dias y Cal/os no como y
no en cambio Buenos dias, carifzo y No como calloso Descartamos semejante cosa
mediante el supuesto de la modularidad: la fonologia es uno de entre varios modu-
los autonomos a cuyas unidades internas la sintaxis no tiene acceso. A la sintaxis le
importa que cal/os sea un nombre, o que sea obligatoriamente plural, pero no que
empiece con oclusiva velar sorda. De hecho, si la evolucion lingUistica lIevara a
que se pronunciara como gal/os su sintaxis seguiria siendo exactamente la misma,
por lo mismo que no cambia la sintaxis del verbo ser si se pronuncia con 'ceceo'.
Analogamente, volviendo a nuestro tema, si los cal/os de Madrid son el menudo de
México D.F., eso solo afecta a la lengua en la medida en que menudo es un nombre
singular, de masa, etc.; en absoluto esperamos que la sintaxis de menudo haya de
ser igual a la de cal/os por razones de casquerfa. La razon es la misma por la que no
nos extrana que un ordenador (masculino) sea lo mismo que una computadora (fe-
13. Ejemplos registrados por Rafael Sanchez Ferlosio y loe Emonds, respectivamente. La prime-
ra denominaciòn es, entre otras cosas, un caso de superconjunto intensional (las tuberias tienen propieda-
des que no tiene cualquier conducto) y la segunda de superconjunto extensional (hay mas personas que
hombres). Puesto que estamos sujetos a (3c), todos podemos incurrir en parecidos desvios también de
mayores -y, dado (3b), percatarnos luego de elio--.
34 PANORAMA DE LA LEXICOLOGIA
menino), que unos digan aspiradora y otros aspirador o que lo que se escribe auto
tenga un género en francés y otro en espafiol. 14
A estos criterios para separar categorias léxicas de categorias funcionales pode-
mos afiadir uno que estudia con riguroso pormenor Borer (200Sa, b):
(4) Las propiedades de las categorias léxicas pueden ser anuladas y/o sustitui-
das por otras si se insertan en el ambito gramatical (sintactico o morfol6gi-
co) adecuado. No asi las de las categorias funcionales.
Ejemplos familiares son los usos contables (tres vinos, 'tres clases, o vasos, de
vino') de los nombres no contables (beber mucho vino, frente a beber muchas p6ci-
mas), o viceversa (eso es mucho libro para mI); también, los usos comunes o plurales
de los nombres propios (una Babilonia, las tres Marias) o la gradaci6n de las cate-
gorias privativas (muy francés). Comoquiera que se analicen estas mutaciones,15 lo
cierto es que las palabras que materializan exclusivamente propiedades funcionales
no tienen en cambio f1exibilidad alguna. No hay manera de que este signifique aquel
o de que la vi signifique los vi en ningun contexto. Ni cabe que Voy en Barcelona
quiera decir en ningun contexto Voy a Barcelona, ni los cuantificadores pueden dejar
de cuantificar, ni el inglés did puede ser do o may (véase también Talmy, 2000). Los
miembros de la c1ase cerrada de las palabras funcionales son tan exclusivamente
gramaticales como lo son los afijos y su significado tan obligatorio (y, por otra parte,
generai) como el de estos. Una manifestaci6n lIamativa de elio se da en las lenguas
donde unas y otros pueden estar en distribuci6n complementaria. Es sabido que en
inglés el comparativo puede formarse con la palabra more o con el sufijo -er (smarter
'mas listo', more intelligent 'mas inteligente') y el significado de pasado puede ha-
lIarse tanto en la palabra did como en el sufijo -ed (l did walk, J walked 'caminé, con
y sin énfasis') -véase Marantz (2001}-.16
Dicho de otro modo, las categorias funcionales no tienen ninguna propiedad
que no pueda tener un afijo, salvo la de poder materializarse, en algunos casos, como
formas libres. Su comportamiento en cuanto tales formas libres puede incluso apar-
tarse del de las categorias léxicas en el plano fonol6gico (véase Truckenbrodt, 2007:
secci6n 18.7). Deducimos que el estudio de las categorias funcionales pertenece por
entero a la morfosintaxis, salvo por cuanto su condici6n de tales sea accesible a la
fonologia. El que sean o no formas libres y el que algunas formas libres funciona-
les quepan bajo alguna definici6n de palabra constituye una propiedad estrictamente
morfosintactica --o fonol6gica, segun sea el caso--. Por lo que hace al léxico, y a
la teoria del léxico, o bien hay dos léxicos disyuntos, el «enciclopédico» y el que
abarca palabras funcionales y afijos, o bien estos dos léxicos se solapan en el caso
de las palabras funcionales, pero no esta claro qué consecuencias de interés tiene el
postular tal solapamiento. 17
Hale (2007: 217) dice que la propiedad (3d) rige «por definici6n», y tiene raz6n:
en la medida en que se acepte la existencia del léxico enciclopédico, sus propiedades
como tal no pueden tener pertinencia para la gramatica. Con todo, el disefio generaI
de la grameitica y los criterios empiricos sobre qué incluir exactamente en uno y otro
léxico afectaran al contenido material del objeto de (3), y tan evidente como esto es
que queda muchisimo trabajo por hacer tanto en el disefio de la grameitica como en
el deslinde de lo especificamente gramatical. l8 No es cosa de entrar aqui en ello, pero
si debemos encaramos con un factor de tensi6n entre (2) y (3)-(4). Si los elementos
a que hace referencia (3) son, como postulabamos provisionalmente, las categorias
léxicas, estas (todos y cada uno de los casos de N, V YA) tienen funciones gramati-
cales indiscutibles. Es mas, dichas categorias pueden también, como las funcionales,
encamarse en afijos. Como se estudia en el capitulo 2, de la primera parte de esta
obra, -ble forma adjetivos a partir de verbos (esperable), -ez nombres a partir de
adjetivos (madurez), etc., y estas derivaciones pueden ser multiples (blanqueamien-
to). En vista de ello, se entiende que la condici6n de adjetivo se materializa en -ble,
como la de nombre en -ez y la de verbo en el -ea(r) de blanquear. (,Qué diferencia
de naturaleza hay entonces entre -ez y un nombre como pez, salvo la que va de forma
ligada a libre? Inmediatamente pensamos que ha de residir en caracteristicas del sig-
nificado, pero hay que evitar la circularidad: si el -ez de madurez significa «condici6n
de (+ significado del adjetivo)>>, entonces no se distingue del nombre condici6n mas
que en ser forma ligada (a un adjetivo). Esta conclusi6n es inexacta, pues el nombre
y su glosa no son conmutables sin mas. Por ejemplo, en su condici6n de maduro no
significa en su madurez; no diriamos Cree el ladr6n que todos son de su ladronez;
madurez tiene un significado de «ponderaci6n moral e intelectual propia de un adul-
to» que nos hace entender Lo excluyeron del casting por su madurez de distinto modo
17. Agui no nos apartamos del sentido habitual de la palabra «Iéxico». Es sabido gue existen
teorias lingiiisticas gue amplian en mayor o menor medida ese significado; véase, p. ej., los distintos
marcos presentes en De Miguel, Palacios y Serradilla (eds.) (2006). Un caso extremo de rechazo de la
modularidad en favor delléxico: «en las versiones conexionistas y en las llamadas cognitivas (Rumelhart
y McClelland, 1986; Bybee [...]2001) elléxico es sumamente concreto y masivamente redundante: se
entiende gue todo el conocimiento gramatical, sea fonol6gico o morfol6gico, reside en la red de asocia-
ciones entre las unidades almacenadas en la memoria a largo plazo, de tal modo gue, de hecho, el léxico
es la gramatica» (Bermudez-Otero y McMahon, 2006: 383). Este uso del término «cognitivo» es mas
laxo gue el desarrollado en el presente volumen. Por su pertinencia tanto de cara aillamado conexionismo
como a la distinci6n entre lo léxico y lo gramatical, tienen interés los datos neurol6gicos de Ullman et al.
(2005) y la discusi6n de Embick y Marantz (2005); cfr. Yang (2002).
18. Para advertir la complejidad del significado enciclopédico, y la gue entrafta la tarea de abor-
darlo, importa tener en cuenta las observaciones de Chomsky (1993). Para introducci6n a otras perspec-
tivas, véase, p. ej., Nuyts (1993); Wierzbicka (1999) y el nUmero 29:3 de Theoreticallinguistics (2003);
Marconi (1997); Blutner (2002) y Blutner y Spenader (2006).
36 PANORAMA DE LA LEXICOLOGiA
que Lo excluyeron del casting por su condicion de maduro, etc. La dificultad que
nos hemos buscado procede de identificar el significado «condici6n» que hay en el
sufijo con el significado de un nombre independiente. De donde podemos sacar una
indicaci6n, si es que cabe extrapolar de estos ejemplos:'9 el significado idiosincnisico
(<<enciclopédico») parece una caracteristica de las categorias léxicas independientes
(madurez o condicion) en tanto que tales, vale decir, de los nombres, verbos o adje-
tivos sintacticamente viables. No, por tanto, de aquello que los etiquete como tales
nombres, verbos o adjetivos. Ciertamente, la raiz por si sola tiene la arbitrariedad del
signo saussuriano: no hay raz6n para quefruct- y frut- remitan a las frutas y no a las
iniquidades. Pero los significados enciclopédicos incluyen algo mas que la arbitra-
riedad saussuriana, pues dicha arbitrariedad también se da en categorias gramaticales
como, por ejemplo, los articulos: tampoco hay raz6n para que la no tenga la funci6n y
el significado de una, y viceversa. Ese algo mas aparece cuando la raiz ha dado lugar
a una forma derivada que tiene «categoria léxica». Son estas formas las que integran
elléxico enciclopédico, que nos dice que dar muchas naranjas no hace a un naranjo
fructuoso cuando, sin embargo,fructifìca, siendo como esfrutal (como pera/) aunque
no frutero (como limonero).
Supongamos pues que un sufijo como -ez aporta siempre lo mismo a la pieza
léxica con que se junta, y no solo la conversi6n de este en un nombre (femenino)
sino también un significado regular (funcional) que, aproximadamente, es el de «con-
dici6n (o cualidad) de». Lo que hemos visto es que el resultado de su afijaci6n no
es automaticamente determinista en otros diversos aspectos, por cuyo motivo debe
registrarlo el léxico enciclopédico. Otro ejemplo: doblez no recoge el significado
material de doble, de forma que aunque alguien vea doble ni tiene doblez en la vista
ni la hay en lo que ve. El educto (output) es pues en alguna medida impredecible. Yeso
aun con términos relativamente faciles de deslindar conceptualmente, como madu-
rez, doblez y fructuoso, y que ademas estan muy cerca de ser composicionales, en el
sentido habitual en semantica. 20 Pero ya hemos visto que ni siquiera estos ejemplos
sencillos son enteramente reductibles a los factores y la forma de su composici6n.
Podria parecer que esta ausencia de determinismo es propia de la afijaci6n deri-
vativa (que da lugar a categorias léxicas) y no de la fiexiva (la que afiade categorias
funcionales), y que esta es la raz6n de que el deslinde entre lo enciclopédico y lo
gramatical se corresponda, como en (2), con el de las categorias léxicas N, V Y A
(Iéxico enciclopédico) frente a las funcionales. Pero no es del todo asi. Los nombres
castellanos no lIevan otras marcas fiexivas perceptibles que las de género y numero,
y ambas, en mayor medida de lo que se suele tener en cuenta, pueden conllevar dife-
rencias semanticas y distribucionales que no se siguen de estas categorias: manzana/
manzano, fruta/fruto, banca/banco, ventana/ventano, corrala/corral, rueda/ruedo,
fosa/foso, huesa/hueso, pesa/peso; lente/lentes, esposa/esposas, la corte/las cortes (y
19. Si pusiérarnos «calidad de» donde deciarnos «condici6n de» los resultados serian similares,
como puede comprobar el lector. Para -ez véase Santiago y Bustos (1999: secci6n 69.2.19).
20. El significado del conjunto es composicional si es funci6n del de las partes y del modo como
estas se agrupan (determinista, por tanto). Esta noci6n de composicionalidad procede como es sabido de
Gottlob Frege. Para advertir lo mucho que pone en juego, véase Dowty (2006). Cfr. Blutner y Spenader
(2006).
UNA IDEA DE LA PALABRA 37
21. Ello explicaria, por ejemplo, que la flexion suela aparecer en el exterior de los morfemas deri-
vativos -pero cfr., p. ej., Rainer (1997)-. Una version particularmente interesante y fecunda de la idea
mencionada en el texto es la de Anderson (1992). Para la morfologia flexiva véase Ambadiang (1994),
Bachrach y Nevins (2008).
38 PANORAMA DE LA LEXICOLOOÌA
cionarlo dado que hay autores que no los situan ni entre los derivativos ni entre los
f1exivos, o expresan dudas acerca de su relaci6n con estos. Pues bien, sabemos que
un perico, un periquito y un pericote pueden tener exactamente el mismo tamano.
Un almohadon puede ser menor que una almohada y puede haber almohadillado
sin ninguno de ellos. Una empanadilla o una varilla no son solo empanadas y va-
ras pequefias, y no hay varas ni varillas mcigicas, sino solo varitas. En resbalon,
ahogadilla y mirilla hay un sufijo que nominaliza (algo que en otros casos acaba
siendo) un verbo (resbalar, ahogar, mirar) y en falton se forma un adjetivo, en to-
dos los casos con significado no determinista. Estos afijos pueden por tanto formar
elementos que pertenecen al léxico enciclopédico, al igual que los afijos que hemos
repasado anteriormente. Por supuesto, ni ellos ni los afijos f1exivos tienen por qué
formar obligatoriamente entradas del léxico enciclopédico, dado que su base tie-
ne ya categoria léxica y por tanto capacidad para la interpretaci6n encic1opédica.
Todo lo anterior abona, en todo caso, la idea de que las propiedades gramaticales
asociadas a las marcas N, V YA san de suyo tan funcionales como cualesquiera otras,
de modo que su visibilidad para la computaci6n lingUistica no tiene nada de an6malo.
Esta manera de ver las cosas es eminentemente compatible con una linea de analisis
que ha resultado productiva en los ultimos afios y que resumimos a rengl6n seguido,
confiando en que el esquematismo de la presentaci6n no produzca una caricatura.
Supongamos que la propiedad de ser, pongamos, un nombre se expresa mediante el
rasgo [+N] -lo cual esta muy cerca de ser redundante, pues «rasgo» en lingUistica no
significa otra cosa que «propiedad»-. Como argumentabamos, este rasgo correspon-
de a una categoria funcional. Por tanto, no sera una propiedad interna de una pieza
léxica simple como pez. La estructura de un nombre sin marca f1exiva audible no sera
la de (5) sino, como minimo, la de (6):
22. Importa dejar abierta la posibilidad de que marcas como T, pero tal vez también N, V y otras,
no sean a su vez primitivas, en algun sentido. Véase, p. ej., Harley y Ritter (2002). Para otra perspectiva
véase Borer (2005a y b).
23. Con 10s imaginativos nombres de «ene pequefta», etc.
UNA IDEA DE LA PALABRA 39
(7) n
/\n
-V PEZ
(8) r fpeO] l
+N
+ Masculino
+ Contable
L J
(8) a su vez adquiere pieno sentido en el marco te6rico sentado por Chomsky
(1965), donde existe una operaci6n de insereion léxiea: las reglas sintacticas cons-
truyen una arquitectura abstracta de constituyentes cuyos nodos terminales (los mas
bajos en un arbol de constituyentes inmediatos) son comodines que han de ser susti-
tuidos con elementos como (8), listados independientemente en un léxieo o lexieon.
La inserci6n puede tener lugar siempre y cuando los rasgos de (8) no contradigan a
los que las reglas sintacticas que se hayan aplicado atribuyen al comodin (L1) que (8)
va a sustituir; asi, (8) podra insertarse en (9a) pero no en (9b):
(9) a. I b. I
N(ombre) V(erbo)
I I
L1 L1
En este marco los rasgos del elemento que sustituye a L1 no pueden estar orde-
nados ni jerarquizados, pues han de ser evaluados simultaneamente como condici6n
24. Se entendia por hip6tesis lexicista (o lexicalista) fuerte la que incluia la flexi6n entre las
propiedades respecto de las cuales la palabra era un atomo, por débilla que incluia solamente la deri-
vaci6n.
40 PANORAMA DE LA LEXICOLOOiA
25. Por etiqueta entendemos lo siguiente: si, por ejemplo, en el conjunto {V N } el nucleo es V,
entonces esa es su etiqueta; si {pescado vendido} es pescado, entonces pescado etiqueta el conjunto.
Pudiera no ser preciso hacer uso de esta noci6n. si cupiera derivarla de consideraciones de eficiencia
del c6mputo. En tal caso el resultado de ensamblar A y B seria sencillamente {A B}, y no {A{AB} o
{B{AB}}. Aqui evitamos tener en cuenta esa posibilidad para facilitar la exposici6n y la comparaci6n
con opciones te6ricas mas familiares.
UNA IDEA DE LA PALABRA 41
26. Lieber y Scalise (2006) hacen un repaso cuidadoso de las limitaciones y ventajas de la HIL,
basado en sus implicaciones mejor estudiadas, bajo un punto de vista ligeramente escéptico con el mini-
mismo y con la morfologia distribuida (Halle y Marantz, 1993), a la que aludiremos en breve. El numero
de la revista en que aparece el articulo de Lieber y Scalise esta dedicado en su integridad a la HIL.
27. Lieber (1992) aduce ejemplos ingleses donde esto si sucede, pero se ha cuestionado su gra-
maticalidad.
28. Habria que establecer la compatibilidad de este requisito no s610 con el georgiano, sino tam-
bién con ciertos aspectos del inglés, si tenia raz6n Sproat (1985) cuando sugiri6 que la distribuci6n de las
palabras con seif- afijado, como seif-destruction «autodestrucci6n», estaba sujeta a las condiciones ge-
nerales que rigen para las anaforas independientes (las condiciones de la llamada teoria del ligamiento).
Para la naturaleza del ligamiento pronominal véase Reuland (2005).
42 PANORAMA DE LA LEXICOLOGjA
todos ellos situados por debajo de dicho nivei, aunque estos sean a su vez casos de XO
como sucede con los compuestos. Todo elio se sigue, en lo esencial, del esquema de
(8)-(9). Bajo esta teoria, pues, toda categoria léxica es XO (esto es, potencialmente un
nucleo de frase); crucialmente, ademeis, la condici6n de XO es recursiva en la morfo-
logia, si bien no en la sintaxis propiamente tal, donde lo prohibe la estructura de «x
con barra». Asi, el N° [perro policia] se compone de los N° [perro] y [policia], pero
las reglas sintacticas no pueden acceder sino al N° superior, de donde se sigue que
[perro policia] esta dotado de integridad léxica.
La mayor parte de los trabajos de morfologia explicita aparecidos entre Siegel
(1974) y la estela de Halle y Marantz (1993), con hitos como Aronoff (1976), Sel-
kirk (1982), Lieber (1992) y Anderson (1992), es vicaria de la noci6n de XO, y por
tanto de la hip6tesis de la «x con barra». Ello es de sobra comprensible: este marco
perrniti6 deslindar la morfologia, forrnulable gracias a él como teoria de (aquello que
puede ser) XO. Dio asi aliento a una investigaci6n muy fructifera, como atestiguan los
trabajos citados y otros. No obstante, en ausencia de las restricciones que impone la
«X con barra», y con ellas de la noci6n de XO, la unica noci6n de nucleo accesible a
las reglas sintacticas es la procedente del etiquetado de conjuntos, como en (10)-( II),
que es local y no generalizable, como vimos, y por tanto no perrnite identificar direc-
tamente desde la sintaxis las unidades que pudieran serlo también de la morfologia.
Y lo cierto es que actualmente tiende a haber consenso en que la teoria de la «X con
barra» ha pasado el periodo de su utilidad: es demasiado restrictiva en algunos as-
pectos y demasiado laxa en otros y, tras diversas reforrnulaciones, esta poco menos
que abandonada. Esto no supone cuestionar todos los resultados que, gracias en parte
a ella, los morf610gos han conseguido en el estudio de la estructura interna de las
palabras. Pero si pone sobre el tapete, una vez mas, el lugar de la morfologia (y, por
tanto, de la noci6n de palabra) en el conjunto de la grameitica 29
Se habra advertido que las consecuencias que pudieran seguirse de la noci6n de
Xo en punto a integridad alcanzan a las categorias léxicas, no a las funcionales que no
sean o no puedan ser nucleo de sintagma. En la llamada morfologia distribuida (Halle
y Marantz, 1993; Harley y Noyer, 1999; Embick y Noyer, 200 I; Embick y Marantz,
2008; Hariey, 2008)30 las propiedades funcionales se tratan de distinto modo que las
raices. Si a estas corresponden, en la forrnulaci6n cleisica de la teoria, entradas léxi-
cas convencionales de caracter enciclopédico, las funcionales son haces de rasgos
(<<morfemas abstractos») que se materializan en el educto de la sintaxis en virtud de
reglas de «inserci6n de vocabulario» y de un numero limitado de operaciones posi-
bles, analogas formalmente a las de la fonologia, que pueden desplazar, escindir o
fundir los nodos funcionales con canicter local y con anterioridad a la inserci6n. En
las versiones recientes, tanto la materializaci6n de las raices como la de los restantes
morfemas se produce mediante «inserci6n» post-sintactica. 31 Solo los haces de rasgos
funcionales pueden ser objeto de los diversos reajustes post-sintacticos, en cualquier
caso, y esto suele entenderse como cuesti6n de principio, pues tales reajustes operan
sobre rasgos y las raices no se consideran analizables (de donde su necesaria vincu-
laci6n a la interpretaci6n encic1opédica). Lo especificamente morfol6gico, pues, es
aqui el primer paso del componente I1amado «forma fonética», encargado de la mate-
rializaci6n o spellout de la estructura lingiiistica mediante instrucciones a los 6rganos
sensorio-motores; es, pues, lo inrnediatam ente posterior a la interfaz de la sintaxis
con dicho componente (o conjunto de componentes).32 Con anterioridad a este punto,
no hay distinci6n entre operaciones morfol6gicas y operaciones sintacticas.
i,C6mo se puede dar raz6n de la integridad léxica en este marco, o en cualquier
otro que también «distribuya» las operaciones de formaci6n de palabras entre la sin-
taxis y un componente de caracter, globalmente, fonol6gico? Esta claro que aqui la
«palabra» es una entidad derivada, luego i,qué impide que sus elementos aparez-
can dispersos tras haber sido objeto de operaciones sintacticas que pueden acceder a
eIlos? La respuesta mas directa se halla sin duda en la noci6n de fase (p. ej., Chomsky,
2008) o su equivalente (Marantz, 2001, 2007; Marvin 2002; Fabregas, Feliu y Varela,
2007; Kratzer y Selkirk, 2007; cfr. Ramchand, 2002). Lo que venimos Ilamando «la
sintaxis» forma objetos de creciente complejidad mediante una derivaci6n de abajo
arriba. AIgunos de los objetos asi formados se transfieren a la «forma fonética» para
su materializaci6n. Por economia de c6mputo, todo objeto asi transferido deja de
ser accesible para c6mputos sintacticos ulteriores. Consiguientemente, todo objeto
transferido, una vez materializado linealmente, tendra las propiedades de cohesi6n y
orden que asociabamos a la integridad léxica. Se entiende por fase la c1ase de objeto
sintactico cuya transferencia es obligatoria tan pronto como se ha formado. Si entre
las fases figuran las categorias léxicas, esto es, si la aparici6n de los constituyentes
con nucleo n, v y a, al modo de (7), determina una transferencia., entonces, en el caso
generai, esas categorias estaran dotadas de integridad léxica.J3
31. Que sepamos, la idea de tales «inserciones tardias» fue fonnulada por primera vez hace varias
décadas por Carlos Peregrin Otero, en trabajos que circularon pero han pennanecido inéditos.
32. Conviene tener presente, en este o en cualquier otro mode lo, que las propiedades primarias
de la materializacion no pueden estar especificamente vinculadas a lo fonico, puesto que existen len-
guas de signos, esto es, diferentes sistemas de ejecucion. Asi pues, toda referencia a un componente
llamado «fonna fonética», o cosa parecida, debe tomarse con una pizca de sal. Entre las menciona-
das propiedades primarias destaca la linealizacion: todas las fonnas de materializacion linguistica se
producen en el tiempo, que representamos Iinealmente. En el mode lo que estamos considerando, esto
afecta en primer lugar a los conjuntos no ordenados de (IO); véase, p. ej., Fox y Pesetsky (2004) para
una fonna particular de llevar a cabo la alineacion de fases.
33. La nocion de fase viene también a sustituir a la anterior de cic/o. Sea una estructura [A'" [800.]
00. ] donde B es un nodo ciclico. La computacion tiene lugar de dentro afuera y, una vez ha completado el
ciclo de B y pasado a A, no puede afectar a elementos pertenecientes exclusivamente a B; estos quedan,
por asi decirlo, congelados. Asi, por ejemplo, no cabe pasivizar una oracion subordinada una vez alcan-
zado el ciclo de la oracion de que depende. A lo largo de los aiios, la nocion de ciclo se ha visto abonada
por gran cantidad de datos y anaiisis tanto en sintaxis como en fonologia (para una primera ojeada a la
ciclicidad en fonologia, desde un punto de vista no derivacional, véase Bennudez-Otero, 2008).
UNA IDEA DE LA PALABRA 45
Huelga decir que las sugerencias aquf apuntadas tienen canicter programitico y
que queda muchfsimo trabajo por delante. En el contexto de este volumen, conviene
destacar que hemos evitado enfrentarnos a las complejidades que traen consigo los
predicados (tipicamente los verbos), las cuales se abordan desde distintos angulos en
ulteriores capftulos. Aun si, subsanada esta deficiencia, la perspectiva de estas notas
introductorias resultara acertada en aspectos importantes, quedarfa por averiguar qué
cabe decir de la articulaci6n de los significados enciclopédicos entre sf y con cada una
de las piezas léxicas. El marco esbozado en los ultimos parrafos no tiene dificultad
alguna de principio en admitir que se asocien significados con cualesquiera consti-
tuyentes morfosintacticos, incluidos los de orden superior (véase el capftulo 3 de la
primera parte de este volumen; cfr. también Mateu y Espinal, 2007). Parece indicar
que todo aquello que se materializajunto puede adquirir significado (enciclopédico)
conjunto, sobre todo si, como suele admitirse, ellugar de la transferencia de un ele-
mento para su materializaci6n sensorio-motora es el mismo en el que se transfiere a
los componentes conceptuales e intencionales que solemos etiquetar de semanticos.
No es dificil arbitrar soluciones técnicas por las que un proceso productivo (p. ej., la
incorporaci6n nominaI; véase también el capftulo 3 de la primera parte a este respec-
to) dé lugar a una fase, y por tanto a una interpretaci6n, especffica. Pero, insistamos,
no se nos impone admitir que esta forma de emparejamiento regular con un significa-
do idiosincrasico sea la unica que existe y, en este sentido, no se nos impone remitir al
léxico o diccionario toda forma cuyo significado no sea estrictamente composicional
(contra Piera y Varela, 1999, entre otros). Salvo, naturalmente, en el sentido de que
todo significado idiosincrasico debe ser listado: en este sentido, la referencia al léxi-
co, en euanto lista de significados y lista de las formas que se emparejan con ellos,
sigue siendo tan legftima y necesaria como siempre.
Referencias
- (de proxima aparicion): Stratal Optimality Theory, Oxford, Oxford University Press, capi-
tulo 2 accesible en la pagina del autor, Universidad de Manchester.
Bermudez-Otero, R. y McMahon, A. (2006): «English phonology and morphology», en
B. Aarts y A. McMahon, The handbook ojEnglish linguistics, Oxford, B1ackwell, 382-410.
Bloomfield, L. (1933): Language, Nueva York, Holt.
Blutner, R. (2002): «Lexical semantics and pragmatics», en F. Hamm y T. E. Zimmermann
(eds.), Linguistische Berichte, Sonderheft lO, Semantics, 27-58, accesible también en
http://www.blutner.de.
Blutner, R. y Spenader, J. (2006): «Compositionality and systematicity», en G. Bouma,
I. Kramer y J. Zwarts, (eds.), Cognitive joundations ojinterpretation, Amsterdam, KNAW
Publications, accesible en http://www.blutner.de.
Bobaljik, J. (2008): «Paradigms, optimal and otherwise: A case for skepticism», en A. Bach-
rach y A. 1. Nevins (eds.) (2008), 29-54.
Bonet, E. (1992): La morjologia dels clitics pronominals en català i en altres llengiies romà-
niques, Barcelona, Universitat Autònoma de Barcelona.
Booij, G. (2002): The morphology ojDutch, Oxford, Oxford University Presso
Borer, H. (2005a): Structuring sense. VoI. i. In name only, Oxford, Oxford University Presso
- (2005b): Structuring sense. Vol. li. The normal course ojevents, Oxford, Oxford Univer-
sity Presso
BOScovié, Z. (200 I): On the nature oj the syntax-phonology interface. Clitici=ation and rela-
ted phenomena, Oxford, North-Holland (Elsevier Science).
Bosque, I. (1989): Las categorias gramaticales, Madrid, Sintesis.
Bosque, I. y Demonte, V. (dirs.) (1999): Gramatica descriptiva de la lengua espanola, Ma-
drid, Espasa-Real Academia Espaftola, 3 vols.
Bybee, J. (200 l): Phonology and language use, Cambridge, Cambridge University Presso
Cabré, M. T. Y Rigau, G. (1986): Lexicologia i semàntica, Barcelona, Enciclopèdia Catalana.
Chomsky, N. (1965): Aspects ojthe theory ojsyntax, Cambridge (Massachusetts), MIT Press,
trad. de C. P. Otero, Aspectos de la teoria de la sintaxis, Madrid, Aguilar, 1970.
- (1970): «Remarks on nominalization», en N. Chomsky, Studies on semantics in generative
grammar, La Haya, Mouton, 11-61.
- (1975): The logical structure ojlinguistic theory, Chicago, Plenum, version originai difun-
dida en microfilm, 1955.
- (1993): «Explaining language use», en Philosophical topics, 20: l, Spring 1993, trad. de
A. Gomila en N. Chomsky, Una aproximacion naturalista a la mente y ellenguaje, Barce-
lona, Prensa Ibérica, 1998,87-122. Reimpreso en N. Chomsky, New hori=ons in the study
ojlanguage and mind, Cambridge, Cambridge University Press, 2000, 19-45.
- (1995): The minimalist program, Cambridge (Massachusetts), MIT Presso
- (2005): «Three factors in language design», Linguistic lnquiry, 36: l, 1-22.
- (2008): «On phases», en R. Freidin, C. P. Otero y M.-L. Zubizarreta (eds.), Foundational
issues in linguistic theory. Essays in honor ojJean-Roger Vergnaud, Cambridge (Massa-
chusetts), MIT Presso
De Miguel, E.; Palacios, A. y Serradilla, A. (eds.) (2006): Estructuras léxicas y estructura del
léxico, Frankfurt, Peter Lang.
Di Sciullo, A. M. Y Williams, E. (1987): On the definition oj word, Cambridge (Massachu-
setts), MIT Presso
Dixon, R. M. W. Y Aikhenvald, A. Y. (2002a): Word. A cross-linguistic typology, Cambridge,
Cambridge University Presso
- (2002b): «Word: a typological framework», en R. M. W. Dixon y A. Y. Aikhenvald
(2002a), 1-41.
UNA IDEA DE LA PALABRA 47
Lieber, R. Y Scalise, S. (2006): «The Lexical Integrity Hypothesis in a new theoretical univer-
se», Lingue e linguaggio, I (enero-junio),7-32.
Marantz, A. (2001): «Words», inédito, MIT, accesible en http://unjobs.org/authors/alec-ma-
rantz.
- (2007): «Words and phases», inédito, accesible en la pagina del autor, Nueva York Uni-
versity.
Marconi, D. (1997): Lexical competence, Cambridge (Massachusetts), MIT Press, trad. de
L. M. de Vicente y C. Piera, La competencia léxica, Madrid, Antonio Machado Libros,
2000.
Marvin, T. (2002): Topics in the stress and syntax ofwords, tesis doctoral, MIT.
Mateu, J. y Espinal, M. T. (2007): «Argument structure and compositionality in idiomatic
constructions», The linguislic review, 24: l, 33-60.
Navarro Tomas, T. (1925): «Palabras sin acento», Revista defilologia espafiola, 12,335-375.
Nespor, M. y Vogel, I. (1986): Prosodic phonology, Dordrecht, Foris, trad. de A. Ardid, La
prosodia, Madrid, Antonio Machado Libros, 1994.
Nuyts, J. (1993): «Cognitive linguistics. Review article ofLakoff 1987 and Langacker 1987»,
Journalofpragmatics, 20,269-290.
Oltra-Massuet, I. y Arregi, K. (2005): «Stress-by-structure in Spanish», Linguistic inquiry,
36: l, 43-84.
Peeters, B. (ed.) (2000): The lexicon-encyclopedia interface, Oxford, Eisevier Science.
Piera, C. y Varela, S. (1999): «Relaciones entre morfologia y sintaxis», en I. Bosque y V. De-
monte (dirs.), voI. 3,4367-4422.
Poser, W. J. (1992): «Blocking of phrasal constructions by lexical items», en I. A. Sag y
A. Szabolcsi (eds.), Lexical maUers, Stanford, CSLI, 111-130.
Postal, P. M. (1969a): «On so-calied 'pronouns' in English», en D. A. Reibel y S. A. Schane,
Modern Studies in English. Studies in transformational grammar, Englewood Cliffs (New
Jersey), Prentice-Hall, 201-224.
- (1969b): «Anaphoric islands», en R. I. Binnick et al. (eds.), Papersfrom the Fifth Regional
Meeting ofthe Chicago Linguistics Society, Chicago, Universidad de Chicago, 205-239.
Rainer, F. (1997): «La périphéricité de la flexion par rapport à la dérivation: contre-exemples
espagnols et portugais», en R. Lorenzo Vazquez (coord.), Actas do XiX Congreso interna-
cional de Lingiiistica e Filoloxia Romimicas, voI. 1,97-108.
Rainer, F. y Varela, S. (1992): «Compounding in Spanish», Rivista di linguistica, 117-140.
Ramchand, G. (2002): First phase syntax, accesible en la pagina de la autora, Universidad de
TromS0.
Rankin, R.; Boyle, J.; Graczyk, R. y Koontz, J. (2002): «Synchronic and diachronic perspecti-
ve on 'word' in Siouan», en R. M. W. Dixon y A. Y. Aikhenvald (2002a), 180-204.
Reuland, E. (2005): «Binding conditions: How are they derived?», en S. Mliller (ed.), Pro-
ceedings ofthe HPSG05 conference, CSLI Publications, Stanford, http://csli-publications.
stanford.edu y en la pagina del autor, Utrecht lnstitute of Linguistics OTS.
Rumelhart, D. E. Y McClelland, J. L. (1986): «On leaming the past tenses of English verbs»,
en D. E. Rumelhart, J. L. McClelland and the PDP Research Group (eds.), Parallel distri-
buted processing, Cambridge (Massachusetts), The MIT Press, voI. Il, 216-271.
Santiago Lacuesta, R. y Bustos Gisbert, E. (1999): «La derivaci6n nominai», en I. Bosque y
V. Demonte (dirs.), voI. 3, 4505-4594.
Sapir, E. (1921): Language, Nueva York, Harcourt, Brace & World.
Selkirk, E. (1982): The syntax ofwords, Cambridge (Massachusetts), MIT Presso
- (1995): «The prosodic structure of function words», en J. Beckman, L. Walsh Dickey y
S. Urbanczyk (eds.), Papers in Oplimality Theory, Amherst (Massachusetts), GLSA Pu-
UNA IDEA DE LA PALABRA 49
1. Agradezco los comentarios y sugerencias de Carmen Conti y Soledad Varela a una primera
versi6n de este trabajo.
52 PANORAMA DE LA LEXICOLOGjA
a) Por una parte, sabe que esta palabra se puede dividir o «segmentar» en va-
rias unidades menores (in-, seleta-, -ble), estructuradas jenirquicamente de
la siguiente manera: [in [[seleta]v ble]A]A C'que no puede ser seletado'). Esto
es, el hablante tiene informaci6n sobre la estructura interna de las palabras
de su lengua.
b) En segundo lugar, sabe que el adjetivo inseletable mantiene una relaci6n
derivativa con el verbo seletar, del que hereda un argumento Tema o Pa-
ciente (seletar algoTemaIPaciente > AlgoTemaIPacien.e es seletablelinseletable). Ade-
mas, sabe que su plural es inseletables, como el plural de soportable es
soportables. Asi pues, el hablante conoce las relaciones formai es que una
palabra mantiene con otras palabras de su lengua.
c) Finalmente, es capaz de determinar que propagable C'que se puede propa-
gar') y transgredible ('que puede ser transgredido') son palabras posi bI es
en espanol, aunque no se encuentren recogidas en el DRAE (2001), mien-
tras que */legable o *nacible no lo sono Esto es, el hablante conoce en la
pnictica los principios que regulan la formaci6n de nuevos adjetivos en -ble:
este sufijo se combina productivamente con verbos transitivos, mientras que
los verbos intransitivos del tipo de /legar y nacer quedan descartados como
posibles bases. 2
No todos los ejemplos mencionados en las lfneas precedentes, sin embargo, ilus-
tran el mismo tipo de fen6meno morfol6gico generaI. Mientras que las formaciones
inseletable, propagable y transgredible constituyen nuevas pa1abras respecto de las
bases verbales --existentes o no-- seletar, propagar y transgredir, los adjetivos en
plural inseletables y soportables no se consideran palabras distintas respecto de las
correspondientes formas singulares. De hecho, los adjetivos propagable y transgre-
dible podrfan constituir entradas en un diccionario, mientras que esto no sucede con
2. Segun senalan distintos autores (Val Alvaro, 1981; De Miguel, 1986; Rainer, 1999), existen
algunos adjetivos en -ble procedentes de verbos intransitivos, todos ellos con signifìcado activo (per-
durable 'que perdura', servible 'que puede servir'), aunque no se trata de un patr6n productivo en la
actualidad. También se documenta un numero muy reducido de formaciones denominales (alcaldable
'susceptible de ser elegido alcalde'). Para un analisis de los adjetivos en -ble basado en el concepto de
papel tematico de Tema, véase De Miguel (1986).
PALABRAS CON ESTRUCTURA INTERNA 53
la forma plural de un adjetivo. Este contraste refieja la diferencia existente entre los
dos grandes ambitos de la morfologia: la morfologia léxica, por una parte, y la mor-
folog ia fiexiva, por otra.
La morfologia léxica o formaci6n de palabras -objeto de estudio de este capi-
tulo-3 comprende el conjunto de procedimientos formales empleados en una lengua
como el espanol para crear palabras nuevas a partir de unidades léxicas ya existentes.
Por su parte, la morfologia fiexiva da lugar a distintas formas gramaticales de una
misma palabra, que pueden representar varios tipos de fen6menos: la manifestaci6n
de propiedades inherentes a una determinada clase de palabras (p. ej., el género y el
numero en el sustantivo: enfermeros / enfermeras); la manifestaci6n de relaciones
sintacticas (p. ej., el género y el numero en el adjetivo, determinados por la concor-
dancia con un sustantivo: gatas blancas); finalmente, la manifestaci6n de propieda-
des oracionales (p. ej., el tiempo y el aspecto en la fiexi6n verbal: De pequenas Maria
y yo cantabamos canciones infantiles).
Con frecuencia tiende a establecerse un contraste entre la morfologia derivativa
y la morfologia fiexiva, pues de entre los procedimientos de formaci6n de palabras es
la derivaci6n el que comparte mas caracterfsticas con la fiexi6n y, por tanto, aquel que
requiere de una diferenciaci6n explfcita. En efecto, en espanol derivaci6n y fiexi6n
coinciden en el empleo de afijos (soportablesufijo derivativo' caSaSsufijo ftexiv)' si bien en la
derivaci6n intervienen tanto prefijos (inmaduro) como sufijos (madurez), mientras
que no existen prefijos fiexivos en espanol.
Sin embargo, la mayoria de las diferencias habitualmente senaladas entre de-
rivaci6n y fiexi6n son validas para distinguir la fiexi6n de los procedimientos de
formaci6n de palabras en genera\.4 Ademas de la ya mencionada capacidad crea-
tiva de los procedimientos de formaci6n de palabras, otra diferencia relevante es
la productividad 5 casi automatica de la fiexi6n -son muy escasos los paradigmas
nominales o verbales defectivos-, frente a la productividad restringida y graduaI de
los procedimientos de formaci6n de palabras, que con frecuencia dan lugar a lagu-
nas o «huecos» léxicos. Asi, por ejemplo, el sufijo -miento se une productivamente
a verbos en -ecer para formar sustantivos de acci6n y/o resultado (oscurecimien-
fo, ensordecimiento), mientras que los verbos en -ificar suelen rechazar este sufijo
(*calcificamiento / calcificaci6n, *clasificamiento / clasificaci6n) (Pena, 1980: 166).
También el significado de las formas fiexionadas presenta mayor regularidad que el
de las palabras derivadas o compuestas, cuyo significado podra ser composicional y,
por tanto, predecible (barrig6n 'barriga grande'; aparcacoches 'persona que aparca
coches') o no composicional, irregular o incluso lexicalizado (camis6n 'prenda para
dormir', y no *'camisa grande'; ganapan 'hombre rudo y tosco' en el DRAE (2001),
Yno *'persona que gana pan').
3. Cabe seiialar que las palabras flexionadas también podrian ser consideradas «palabras con
estructura interna», como reza el titulo de este capitulo, aunque no vayan a constituir nuestro objeto de
estudio.
4. Las diferencias entre la flexi6n y la formaci6n de palabras han sido sintetizadas desde una
perspectiva generai por Anderson (1985) y Scalise (1988). En lo que respecta al espaiiol, pueden verse
los trabajos de Varela (1988, 1990) y Pena (1999).
5. Sobre el concepto de productividad trataremos en el apartado 1.3.3.
54 PANORAMA DE LA LEXICOLOoiA
encontrar un unico criterio de definici6n de la unidad 'palabra' gue resulte valido tan-
to desde un punto de vista interlingUistico como desde la perspectiva de una lengua
concreta. Por este motivo suele emplearse una combinaci6n de criterios fonol6gicos,
morfol6gicos, sintacticos, semanticos y léxicos. Ellector interesado en esta cuesti6n
puede consultar el capitulo 1 de la primera parte de este volumen.
Frente a la palabra, el morfema constituye la unidad minima del analisis mor-
fol6gico. 8 Desde un punto de vista estructuralista, el morfema ha sido caracterizado
como la unidad significativa minima o el signo lingUistico minimo, esto es, como
la combinaci6n mas peguena posible de significante y significado. Muchos son los
casos de la morfologia léxica del espanol gue se ajustan a esta definici6n. Por ejem-
pio, en releer y en reescribir podemos identificar un prefijo re- gue se corresponde
con el valor semantico 'volver a'. Sin embargo, también se encuentran palabras gue
presentan un elemento re- al gue no podemos asociar ningun significado determinado
desde una perspectiva sincr6nica, como retener o revolver. Datos similares a estos
han Ilevado a autores como Aronoff (1976), entre otros, a preferir la caracterizaci6n
del morfema como «unidad gramatical minima» o como elemento formai gue distin-
gue palabras entre si, eliminando toda referencia al significado.
Los morfemas se dividen en libres y ligados, segun aparezcan o no de forma
aislada en la sintaxis (Bloomfield, 1926: 155). Asi, sol como palabra independiente
es un morfema libre, aungue en el adjetivo derivado sol-ar 'perteneciente o relativo
al sol' funciona como un morfema ligado. En cambio, el sufijo -ar de dicho adjetivo
es siempre un morfema ligado.
Con el término raiz se denomina el morfema ligado gue constituye el inicio de
una construcci6n morfol6gica (p. ej., sol- en el adjetivo denominai sol-ar). Se trata
del segmento formaI compartido por todos los miembros de una familia léxica, a los
gue aporta el significado léxico comun. Por ejemplo, las palabras maduro, madurar,
madurez, inmaduro, maduramente y maduraci6n comparten la raiz madur-.
Como acabamos de ver, los afijos derivativos son un ejemplo claro de morfe-
mas ligados gue se combinan con una base, sea esta una raiz, como en nervi-oso, o
una unidad superior a la raiz, como en nervios-ismo. Desde un punto de vista distri-
bucional, los afijos en espanol se dividen en prefijos, si se anteponen a la base (in-ma-
duro, des-Ieal) y sufijos, si se posponen a la base (sol-ar, madur-ez, nervi-oso). En la
bibliografia especializada se propone también la existencia de infijos en espanol para
dar cuenta de aguellos casos en gue los diminutivos se insertan en el interior de una
raiz (Vìct-it-or, azuqu-it-ar) en lugar de funcionar como sufijos (pincel-ito).9 Final-
mente, cabe mencionar también los interfijos, denominaci6n empleada por Malkiel
(1958) para hacer referencia al segmento --o secuencia de segmentos- carente de
significado gue se situa entre la raiz y un sufijo, como en hum-ar-eda y polv-ar-eda,
o como en café-I-ito. Habria gue anadir a esta clasificaci6n la posibilidad de gue el
interfijo se encuentre situado entre un prefijo y la raiz, como en en-s-anchar o en-s-
8. Una sintesis sobre las distintas definiciones del concepto de morfema desde el estructuralismo
puede verse en Bosque (1983: 116-121).
9. Sobre el amilisis de los diminutivos infijados del espaiiol, véase, entre otros, el trabajo de Mén-
dez Dosuna y Pensado (1990). Por su parte, una sintesis de los argumentos en contra de la consideraci6n
de 10s diminutivos como infijos en espaiiol se encuentra en Martin Camacho (2001).
56 PANORAMA DE LA LEXICOLOGÌA
alzar. Finalmente, también se aplica en ocasiones este término a las vocales de enlace
que aparecen en algunos compuestos, como en pel-i-rrojo o blanqu-i-azul, segmentos
denominados por Dressler (l 986) «interfijos interradicales».lo
Como tercer tipo de unidad ligada mencionaremos los temas o raices grecolati-
nas, que requieren combinarse con otro tema (podo-Iogia, cefaI6-podo), con un afijo
(ci-podo) o con una palabra (hidro-masaje, foto-alérgico). Los temas se diferencian
de los afijos por el hecho de que su posici6n en la palabra compleja no es siempre
fija, como se observa en los ejemplos recién mencionados (podo-Iogia, cefaI6-podo).
Ademas, los temas pueden dar lugar a palabras complejas combimindose con otros
temas, mientras que los afijos no forman palabras nuevas uniéndose entre si (*des-
cion, *in-miento).
Por tema se entiende también la unidad que resulta al eliminar de una palabra
los afijos flexivos. Se trata del elemento que funciona como base en Jas formas flexi-
vas de una palabra. Asi, por ejemplo, el tema inmadur- da lugar a un paradigma con
cuatro formas flexivas: inmaduro, inmadura, inmaduros, inmaduras. El tema puede
ser simple y, por tanto, coincidir con la raiz (madur-o), o ser derivado, esto es, estar
formado por una raiz mas un afijo (inmadur-o). Igualmente existen temas compues-
tos, constituidos por la combinaci6n de dos o mas temas (para-sol). De hecho, como
sefiala Pena (l 999: 4316), la clasificaci6n de las palabras en simples y complejas
(derivadas y compuestas) se basa en la constituci6n de sus respectivos temas: pala-
bra simple - tema simple (maduro), palabra derivada - tema derivado (inmaduro),
palabra compuesta - tema compuesto (parasol).
Dentro de esta noci6n de tema se incluye el concepto de tema verbal, formado
por la raiz mas la vocal tematica. Se trata de una unidad relevante no solo para la
descripci6n y el analisis de la flexi6n verbal, sino también para dar cuenta de muchos
procesos de formaci6n de palabras en los que se ven implicadas bases tematicas,
como los derivados en -dor (l." conjugaci6n: ganador; 2." conjugaci6n: perdedor;
3." conjugaci6n: sufridor) o los derivados en -ble (l." conjugaci6n: soportable; 2." y 3."
conjugaci6n: creible, elegible).
Finalmente, el término base, que ha aparecido ya en la exposici6n al hablar de
los afijos, designa al elemento sobre el que se aplica un proceso morfol6gico. Dado
que en este capitulo estamos tratando sobre morfologia léxica, cuando empleemos el
término base estaremos haciendo referencia a un elemento al que se le ha aplicado un
procedimiento de formaci6n de palabras. Se trata de un concepto relacional, pues en
una palabra compleja se distinguiran tantas bases como procedimientos de formaci6n
de palabras hayan tenido lugar. Por ejemplo, en el sustantivo derivado agudizacion,
la base de -cion es el tema verbal agudiza-, y la base de -izar es la raiz agud-.
Junto con estas unidades, la morfologia cuenta también con unas reglas de
combinaci6n o reglas de formacion de palabras, cuya funci6n es doble: por una
parte, describir y analizar las palabras existentes del espafiol asi como dar cuenta
de las relaciones que se establecen entre ellas; por otra, generar nuevas palabras
morfol6gicamente complejas, las lIamadas «palabras posibles». Las reglas de for-
maci6n de palabras estan sometidas a restricciones de caracter f6nico, categorial,
IO. Sobre los interfijos, pueden consultarse los trabajos de Portolés (1988, 1999).
PALABRAS CON ESTRUCTURA INTERNA 57
sintactico o semantico, que pueden afectar tanto a la base como a la forma resul-
tante o output.
Como ejemplo de restriccion fonica sobre la base de un procedimiento de forma-
cion de palabras podemos mencionar el caso del prefijo re-, que no se combina con
bases que comienzan por vibrante (re-leer, re-escribir, re-pensar pero *re-redactar o
*re-realizar) (Martin Garda, 1998: 123). Por su parte, la formacion de palabras con
los sufijos -ata y -aca, propios del lenguaje juvenil (bocadillo > bocata, pantalon >
pantaca), parece estar sujeta a una restriccion fonica sobre el output seglin la cual,
independientemente del numero de silabas de la base o de su configuracion morfo-
logica, la forma resultante tiende a tener tres silabas." Como ejemplo de restriccion
morfologica podemos sefialar el caso del sufijo -miento, ya mencionado, que no se
combina con verbos en -ificar como calcificar (*calcificamiento / calcificacion) o
clasificar (*clasificamiento / clasificacion). Por su parte, las restricciones de tipo ca-
tegorial desempefian un papel fundamental en la derivacion sufijal. Por ejemplo, el
sufijo -ble selecciona bases verbales (soportar v> soportable A)' mientras que el sufijo
-al formador de adjetivos relacionales se combina con bases nominales (cultura N >
culturalA) y el sufijo -ez con bases adjetivas (placido A> placidezN )·
Por ultimo, las restricciones de caracter semantico sobre los procesos de forma-
cion de palabras pueden ser de diverso tipo. Asi, en la formacion de adjetivos com-
puestos [NiAlA, el nombre debe designar una parte del cuerpo (pelirrojo, paticorto,
cuellilargo). Se trata de una restriccion semantica basada en los rasgos léxicos del
sustantivo que funciona como primer elemento del compuesto. Pero las restriccio-
nes semanticas también pueden estar relacionadas con la estructura argumentai de la
base. Por ejemplo, en la formacion de verbos con el prefijo auto-, la base debe poseer
un argumento agentivo y al menos un argumento interno, esto es, debe ser un verbo
transitivo o ditransitivo cuyo sujeto sintactico sea un Agente (autocriticarse, autoa-
labarse). Esta restriccion explica la agramaticalidad de los verbos *autollegar(se) o
*autocaminar(se), formados sobre verbos intransitivos, y de *autotemerse, creado
a partir del verbo temer, cuyo sujeto se corresponde con un Experimentante y no
con un Agente (Juan teme la oscuridad) (Feliu Arquiola, 2003). Un ultimo tipo de
restricciones semanticas son las de caracter aspectual, presentes por ejemplo en la
formacion de verbos mediante el prefijo re- con valor iterativo ('volver a'). Este afi-
jo se combina con predicados verbales télicos, esto es, aspectualmente delimitados
(reescribir el trabajo, reeditar un libro, reaparecer), mientras que rechaza aquellas
bases verbales que expresan estados (*resaber la respuesta) o actividades, esto es,
acciones durativas y no delimitadas (*recaminar).12
Il. Cf. Rainer (1993: 417). Véase Feliu Arquiola (200 l) para un amllisis de este proceso dentro de
la Teoria de la Optimidad. Quedan fuera de esta generalizaci6n unas pocas formaciones de cuatro silabas
como ordenador > ordenata o seguridad> segurata.
12. Como muestra Martin Garcia (1998: 63-83), las restricciones que operan sobre la prefijaci6n
de re- son mas complejas: aquellos verbos télicos cuyo objeto desaparece al finalizar la acci6n tampoco
podran funcionar como base (*redestruir la ciudad, *redemoler el edificio).
58 PANORAMA DE LA LEXICOLOGÌA
En (la), el sufijo -ble se une al tema verbal aconseja- para formar el adjetivo
aconsejable, sobre el que a su vez se adjunta el prefijo negativo des- para obtener el
adjetivo desaconsejable 'que no es aconsejable'. En cambio, en (I b) el sufijo -ble se
combina con el tema verbal prefijado desaconseja- y se obtiene el adjetivo desacon-
sejable 'que se puede desaconsejar'. Ambas opciones son posibles en espanol, pues
en las dos representaciones se cumplen los criterios empleados habitualmente para
determinar la estructura de una palabra compleja, que presentamos a continuaci6n:
13. En (I) hemos obviado la segmentaci6n del verbo parasintético aconsejar con el fin de limitar la
representaci6n a 105 tres elementos relevantes para la discusi6n: el prefijo des-, el tema verbal aconseja- y
el sufijo -b/e.
14. Este criterio de tipo morfol6gico reapareceni en § 2.4.2 cuando tratemos 105 distintos anfl1isis
propuestos en la bibliografia para los yerbos parasintéticos.
PALABRAS CON ESTRUCTURA INTERNA 59
I 'Ia :cer (1991: 397-422) ofrece un buen resumen del tratamiento que ha recibido este feno-
16 I lografia sobre teoria morfologica.
-_ili' ~té .aulores, como Serrano-Dolader (1999: 4734-4736), consideran estos adjetivos for-
~1Ici6D.C~'Cas, eslo es, palabras creadas mediante la aplicacion simultanea de prefijacion y
laremos la parasintesis en § 2.4.
60 PANORAMA DE LA LEXICOLOGiA
Hasta ahora, hemos presentado las reglas de formaci6n de palabras como es-
guemas disponibles no solo para analizar las palabras existentes en la lengua, sino
también para crear palabras posibles. Esta disponibilidad recibe la denominaci6n téc-
nica de productividad. Pero no todos los esguemas morfol6gicos gue dan cuenta de
las palabras existentes en espanol se encuentran disponibles en el mismo grado para
formar palabras nuevas. Normalmente, una regIa de formaci6n de palabras seni pro-
ductiva si las restricciones gue la rigen son pocas y bien definidas, y si el resultado es
regular desde el punto de vista semantico. Partiremos del sustantivo escaner, présta-
mo léxico del inglés (scanner), para ejemplificar dos reglas de formaci6n de palabras
productivas en espanol actual. Como sabemos, escaner es un neologismo gue en
poco tiempo ha dado lugar a dos nuevas formaciones en espanol mediante la aplica-
ci6n consecutiva de dos reglas de formaci6n de palabras productivas: la sufijaci6n de
-ear, gue ha dado lugar al verbo escanear 'pasar por el escaner' y, posteriormente; la
sufijaci6n de -ble, mediante la gue se ha obtenido el adjetivo escaneable 'gue puede
ser escaneado'.
Un factor gue limita la productividad de una regIa de formaci6n de palabras
es el bloqueo, fen6meno por el gue una palabra ya existente impide la formaci6n
de una palabra compleja de igual significado. Para el espanol, asi como para otras
lenguas romances como el italiano, suelen mencionarse determinados adjetivos en
-oso, como furioso, glorioso o armonioso, gue no dan lugar a sustantivos abstractos
en -idad (*furiosidad, *gloriosidad, *armoniosidad), frente a lo gue suele ser habi-
tual (rugoso> rugosidad, minucioso > minuciosidad). El blogueo ejercido por los
sustantivos simples furia, gloria y armonia, respectivamente, explicaria este hecho
(cfr. Scalise, 1984/1987: 183).
La regularidad en la formaci6n de palabras se ve perturbada igualmente por la
existencia de desajustes en la relaci6n forma-significado. 17 Asi, un mismo afijo puede
presentar varios significados, como -ada, gue indica 'acto propio de' en burrada o
tunantada, 'golpe dado con' en palmada o pedrada y valor colectivo en vacada o fri-
tada. De igual modo, un mismo contenido semantico puede ser expresado mediante
afijos distintos, como en los nombres gue expresan 'acci6n y/o resultado', formados
mediante -aje (peregrinaje), -cion (calcificacion), -da (llegada), o -miento (entriste-
cimiento), entre otras posibilidades. También es frecuente la existencia de alomorfos
o variantes formaI es tanto en el caso de los afijos (mal-dad, debil-idad, viud-edad,
leal-tad) como de las raices (describ-ir > descrip-cion; agua > acu-oso). Cuando
los miembros de una misma familia léxica se forman sobre dos raices distintas, nos
encontramos ante las Ilamadas formaciones supletivas (hermano / fraterna/).
Como ultimo factor gue cuestiona aparentemente la regularidad en la formaci6n de
palabras destacan las formaciones lexicalizadas, esto es, palabras gue han dejado de ser
semanticamente composicionales y cuyo significado, por tanto, ya no se deduce del signi-
ficado de sus partes. El fen6meno de la lexicalizaci6n es muy abundante en la morfologia
apreciativa, segun se observa en palabras como bolsillo o lentejuela, gue no designan ni
17. Esta cuesti6n ha sido tratada por extenso en el trabajo de Pena (1999: 4354-4364).
PALABRAS CON ESTRUCTURA INTERNA 61
un bolso pequeno ni una lenteja pequena, respectivamente, sino entidades distintas de las
denotadas por la supuesta base de derivaci6n.
2. Palabras derivadas
2.1. LA DERIVACIÒN
(maduro A > inmaduro A' escribirV > reescribirV) como sufijos apreciativos (silla N >
sillit~,feo A> feote A).18
Cabe senalar gue aguellos casos en los gue no se produce un
cambio categorial, pero si un cambio de subcategorfa (joya > joyero, esto es, 'nombre
de objeto' > 'nombre de persona', por ejemplo) son incluidos por la mayor parte de
los autores también en la derivacion heterogénea (cfr. Pena, 1999: 4334).
2.2. LA SUFIJACION
18. Autores como Corbin (1987), Rainer (1993) o Pena (1999), entre otros, defienden la consi-
deraci6n de la prefijacion de anti- en chaleco antibalas o mascara antigas como un caso de derivaci6n
heterogénea que convertiria un sustantivo en un adjetivo. En cambio, en los trabajos de Varela y Martin
Garda (1999) y Martin Garda (2002) se tratan estas formaciones como sustantivos prefijados en aposi-
ci6n. Puede verse una sintesis de las distintas propuestas en Serrano-Dolader (2002).
PALABRAS CON ESTRUCTURA INTERNA 63
unalada) como con el sufijo -azo (codo > codazo). De igual modo, existen sufijos
~om6fonos o polifuncionales como -on, que puede expresar acci6n en agarrar >
agarron y agente en llorar > lloron, o el propio -ada, que, segun hemos visto, forma
sustantivos con el significado de golpe, como lanza > lanzada, pero también sustan-
tivos con valor colectivo, como yegua > yeguada.
22. Sobre la sufìjaci6n apreciativa pueden verse los trabajos generales de Bajo Pérez (1997: 36-
68) y Lazaro Mora (1999).
PALABRAS CON ESTRUCTURA INTERNA 65
Aungue, como acabamos de ver, la sufijaci6n apreciativa com parte rasgos con
un procedimiento derivativo como la prefijaci6n, también se diferencia de otro tipo
de derivaci6n como es la sufijaci6n no apreciativa. En la tabla de (9) presentamos
algunas de las diferencias existentes entre la sufijaci6n no apreciativa y la sufijaci6n
apreciativa, al tiempo gue sefialamos aquellos aspectos en 105 gue coinciden la deri-
vaci6n apreciativa y la flexi6n.
23. En este tipo de ejemplos con base adjetiva o adverbial, supero padria encontrarse a medio
camino entre el estatuto de prefijo y el de adverbio, pues puede poseer su propio acento (Es super intere-
sante) y en algunas variedades de espailol, como en el hablado en México, tiene uso independiente (ESIli
super), segUo me seiiala Carmen Conti.
66 PANORAMA DE LA LEXICOLOGiA
Esta distribuci6n de los interfijos esta sujeta a variaci6n dialectal, de forma gue
en Hispanoamérica son frecuentes diminutivos como viejito o solcito. También existe
variaci6n dialectal en la distribuci6n de los propios sufijos apreciativos. Asi, por ejem-
pIo, en el caso de los sufijos diminutivos, -ito es el mas extendido geograficamente,
mientras gue -in es mas propio de la zona asturiana y leonesa, -ino de la extremefia,
-ico de Navarra, Arag6n, Andalucia OrientaI y Murcia, y -ete de la zona levantina.
2.3. LA PREFIJACIÒN
24. Esta variaciòn fonnal también se ha analizado como un caso de alomorfia. Desde este punto
de vista, el sufìjo diminutivo -ilo contaria con tres alomorfos: -ilO, -cilo y -ecilo.
25. Una caracterizaciòn detallada de los prefìjos y de la prefìjaciòn se encuentra en el trabajo de
Varela y Martin Garcia (1999), que seguimos en este apartado.
PALABRAS CON ESTRUCTURA INTERNA 67
Ademas, los prefijos no suelen producir cambios fonicos en sus bases. Tampoco su
configuracion fonica suele verse afectada en el proceso de prefijacion, de modo gue
es poco frecuente gue pierdan la vocal final en el caso de gue se combinen con una
base gue comience por vocal (co-organizar, re-elaborar).
Desde un punto de vista morfologico, ademas de por el hecho de gue no cam-
bian la categoria de la base, como mencionamos en el apartado 2.1.3, los prefijos se
caracterizan por su caracter intercategorial. Asi, es frecuente gue se adjunten a bases
de distinta categoria, ya gue las seleccionan atendiendo sobre todo a criterios seman-
ticos. Por ejemplo, el prefijo semi- reguiere gue sus bases puedan ser cuantificadas o
graduadas, de manera gue se combinara con bases nominales (semicirculo), bases ad-
jetivas (semitransparente) y bases verbales (semienterrar). La prefijacion también es
posible en ocasiones sobre bases sintagmaticas (ex (modelo de alta costura]) y algu-
nos prefijos aparecen en estructuras coordinativas (becas pre- y postdoctorales), algo
en lo gue coinciden en parte con los adverbios en -mente (lenta y tranquilamente).
Desde un punto de vista semantico, la prefijacion lleva a cabo una modifica-
cion sobre el significado de la base, por lo gue los prefijos no suelen ser considera-
dos nucleos de la palabra compleja, sino adjuntos o modificadores. Es frecuente gue
presenten mas de un valor semantico: espacial y temporal como post- (postverbal,
postbélico); espacial y gradativo o intensivo como sobre- (sobrecubierta, sobredi-
mensionar) (§ 2.3.3).
En los estudios sobre formacion de palabras en las lenguas romances suele esta-
blecerse una distincion entre prefijos preposicionales y prefijos adverbiales, atendien-
do tanto a su origen -si proceden de preposiciones o de adverbios latinos- como
al hecho de si afectan semanticamente a un sustantivo, tal como lo hacen las preposi-
ciones. Desde este punto de vista, ante- seria un prefijo preposicional (antediluviano,
antebrazo) y des- un prefijo adverbial (desobedecer, desmontar). Sin embargo, la
adscripcion de los prefijos a una u otra c1ase plantea dificultades. Asi, algunos prefijos
como extra- o sobre- serian «preposicionales» cuando presentan valor espacial
(extracurricular, sobrecubierta), pero «adverbiales» cuando poseen valor gradativo
o intensivo (extraplano, sobredimensionar); e incluso un mismo prefijo, como sub-,
sin dejar de tener valor locativo, podria ser «preposicional» (submarino) y «adver-
bial» (subyacer), como argumentan Varela y Martin Garcia (1999: 4999).
26. Varela y Martin Garda (1999: 4995-4997) y Feliu Arquiola (2003: 42-45) ofrecen mas argu-
mentos en este sentido.
68 PANORAMA DE LA LEXICOLOGiA
Las clasificaciones de los prefijos del espafiol suelen basarse en un criterio se-
mantico relacionado con el tipo de contenido expresado por cada prefijo, aunque el
inventario varia enormemente de unos trabajos a otros. En el presente capitulo, se-
guimos la c1asificacion desarrollada por Varela y Martin Garda (1999), con algunas
modificaciones:
2.4. LA PARASÌNTESIS
2.4.1. Caracterizaci6n
Los verbos parasintéticos se forman a partir de bases nominales (carcel > encar-
celar, trono> entronizar) y adjetivas (sordo> ensordecer, corto> acortar), aunque
existen también algunos verbos parasintéticos creados sobre bases adverbiales (cerca
> acercar, lejos > alejar). Los prefijos mas frecuentes en la formaci6n de verbos
parasintéticos son a- y en-, como se observa en 10s ejemplos anteriores. También son
relativamente abundantes los verbos parasintéticos formados con des- (descabezar,
despiojar). En cambio, resultan mucho menos habituales los prefijos con- (congra-
ciar), entre- (entrecomillar), ex- (excarcelar), extra- (extravasar), inter- (interpa-
ginar) o tras- (traspapelarse). En (12) presentamos los esquemas de formaci6n de
verbos parasintéticos con los prefijos a- y en- en espanol:
- a-N-ecer: atardecer
- a-N-izar: aterrorizar
- en-N-ar: empolvar
- en-N-ecer: enmohecer
- en-N-izar: encolerizar
b. Verbos parasintéticos deadjetivos:
- a-A-ar: agrandar
- en-A-ar: endulzar
- n-A-ecer:ensordecer
3. Palabras compuestas
28. Existen casos de dobles plurales, como el conocido ejemplo de guardia civil, que puede pre-
sentar marcas de plural en los dos elementos del compuesto (guardias civiles) o bien unicamente a! fina!
(guardiacivi/es), lo que muestra que se trata de una formaci6n a medio camino entre la estructura sintag-
matica y el compuesto léxico.
PALABRAS CON ESTRUCTURA INTERNA 73
exocéntricos desde un punto de vista semantico son piel roja, gue no designa un tipo
de piel, sino una persona de una determinada etnia, yaltavoz, gue no denota un tipo de
VOZ, sino un aparato gue amplifica el sonido.
Por otra parte, desde un criterio formai se considera gue el nucleo de un com-
puesto es aguel elemento gue impone sus rasgos categoriales y morfol6gicos a toda
la palabra. Tanto piel roja como altavoz son sustantivos, al igual gue piel y voz,
respectivamente, por lo gue podrian ser considerados compuestos endocéntricos. Sin
embargo, como senala Varela (1990: 110), se trata solo de una coincidencia de rasgos,
y no de la proyecci6n a todo el compuesto de la categoria de piel y voz. De hecho,
atendiendo a sus rasgos fiexivos, estos compuestos deben ser considerados exocén-
tricos, pues los rasgos fiexivos de toda la palabra compuesta no proceden de ninguno
de sus constituyentes. Asi, se trata de sustantivos compuestos de género masculino,
bien de manera constante (un altavoz nuevo) o bien dependiendo del referente (un
piel roja anciano / una piel roja anciana), mientras gue voz y piel son siempre sus-
tantivos femeninos.
ca, denotada por el adjetivo, y una parte inalienable de un animai o de un ser humano,
designada por la raiz nominai, que va seguida de una vocal de enlace -i (pe/irrojo,
cejijunto, braci/argo). 29
29. Sobre este tipo de compuestos puede verse el trabajo de Garcia Lozano (1978). En Val Alvaro
(1999: 4812-4817) y Varela (2005: 79) se defiende el canicter endocéntrlco de estas formaciones, consi-
deradas exocéntricas por otros autores.
76 PANoRAMA DE LA LEXICOLOGÌA
léxica el hecho de gue las marcas fiexivas se manifiesten al final de toda la formaci6n
(documentos cientifico-técnicos, relaciones anglo-normandas). Estas caracteristicas
lIevan a Val Alvaro (1999) y aAlmela (1999) a incluirlos entre los compuestos léxicos
u ortognificos. Por nuestra parte, los mantenemos dentro de los compuestos sintagma-
ticos por razones como la doble acentuaci6n, pero sin olvidar gue se trata del tipo mas
fusionado y mas pr6ximo a los compuestos léxicos.
Los compuestos sintagmaticos presentan puntos de contacto con los sintagmas,
como el orden de sus elementos o el tipo de unidades gue se combinan, por lo gue
resulta conveniente ofrecer algunas pautas para su diferenciaci6n. Los elementos
gue forman parte de un compuesto sintagmatico no pueden presentar modificaci6n o
complementaci6n aislada (*ojo grande de buey, *ojo de buey enfermo), a diferencia
de los elementos de un sintagma no lexicalizado (lata grande de conservas, lata de
conservas carnicas). De igual modo, resulta imposible coordinar parte de un com-
puesto con otro elemento (*ojos de buey y de vaca, */laves inglesas y americanas),
algo gue si es posible en el caso de los sintagmas (latas de conservas y de bebidas)
(véase el cap. 3 de la primera parte de este volumen). En tercer lugar, es posible elidir
el nucleo de un sintagma en una coordinaci6n (las latas de conservas y las de bebi-
das), frente a los compuestos sintagmaticos, en los gue la elisi6n no es posible (*la
/lave inglesa y la maestra). En todas estas caracteristicas los compuestos sintagmati-
cos se comportan como palabras plenas y se alejan de los sintagmas. 30
30. Para estas y otras diferencias entre compuestos y sintagmas pueden verse los trabajos de Piera
y Varela (1999: 4384-4386), Val Alvaro (1999: 4824-4827) y Varela (2005: 75).
PALABRAS CON ESTRUCTURA INTERNA 77
Este ultimo apartado esta dedicado a una serie de fen6menos que en la bibliogra-
fia se incluyen bajo la denominaci6n de «otros procedimientos de formaci6n de pa-
labras»: acortamientos (bici < bicie/eta), cruces léxicos (itanol < italiano + espanol)
y siglas (BOJA < Boletin Oficial de la Junta de Andalucia) y acr6nimos (ovni).32 Su
tratamiento independiente respecto de la derivaci6n y de la composici6n se encuentra
justificado por varios motivos:
31. En Val Alvaro (1999: 4799-4804, 4819-4822) se ofrece una caracterizaci6n detallada de los
compuestos grecolatinos.
32. Un buen panorama sobre esta cuesti6n se encuentra en los trabajos de Casado Velarde (1985,
1999). Resultan también utiles los manuales de Almela (1999: cap. 6) y Varela (2005: cap. 6).
78 PANORAMA DE LA LEXICOLOGiA
4.2. ACORTAMlENTOS
Con el ténnino cruce léxico nos referimos a las formaciones creadas a partir
de la combinaci6n del fragmento inicial de una palabra y del fragmento final de otra
(portunol < portugués + espanol o golfemia < golferia + bohemia), asi como a aque-
Ilos casos en los que se combina un fragmento de una palabra -inicial o final- con
una pa1abra completa (jrontenis < fronton + tenis). Generalmente son creaciones
poco duraderas, de intenci6n humoristica en muchas ocasiones (dictablanda < dic-
tadura + blanda), aunque no necesariamente (ofimatica < oficina + informatica).
Estas fonnaciones, denominadas blends en inglés, han recibido en la bibliografia es-
pecializada nombres como combinaciones, fusiones o acr6nimos. Por nuestra parte,
reservaremos este ultimo ténnino, acr6nimo, para denominar un tipo de fonnaciones
de origen siglar que tratamos en el apartado 4.4.
Los cruces léxicos surgen habitualmente de la combinaci6n de dos sustantivos
(dramedia < drama + comedia), aunque también se documentan combinaciones de
sustantivo + adjetivo (narraluces < narradores + andaluces) y de dos adjetivos (con-
servaduros < conservadores + duros). Es frecuente que los dos constituyentes del
cruce 1éxico compartan algun segmento f6nico (jrontenis <fronton + tenis, dramedia
<drama + comedia) o incluso una sflaba completa (Moncloaca < Moncloa + cloaca).
Hay que sefialar que 10s cruces léxicos resultan muy habituales en los hipocoristicos
(Maribel < Maria + Isabel, Anabel < Ana + Isabe/), aunque no deben confundirse
con los nombres compuestos acortados como Juanan < Juan Antonio o Juanfran <
Juan Francisco.
Hay que distinguir las siglas de las abreviaturas como apdo., pta. y Exc. n, que
poseen unicamente caracter grafico, de manera que no se pronuncian, sino que se
interpretano Asi, los ejemplos anteriores se leen como apartado, peseta y Excelen-
eia, respectivamente. Ademas, las abreviaturas formadas por una sola letra reflejan
el plural de la denominacion abreviada mediante la reduplicacion de la grafia, tanto
en abreviaturas simples (pp. por pciginas) como en abreviaturas dobles (AA. VV por
autores varios, EE. uu. por Estados Unidos).33
Como hemos anticipado, el concepto de acronimo resulta confuso en la biblio-
grafia morfologica,34 pues se emplea para denominar tanto las formaciones que aqui
consideramos cruces léxicos como determinados tipos de siglas: bien aquellas «que
se pronuncian como una palabra cualquiera de la lengua» (DRAE, 200 I), esto es, las
siglas silabicas; bien aquellas en cuya formacion se han tornado elementos distintos
de las iniciales, para facilitar su lectura (RENFE < Red Nacional de Ferrocarriles
EsparlOles), esto es, las siglas impropias.
Por nuestra parte, denominaremos acronimo a las siglas lexicalizadas, enten-
di endo por «sigla lexicalizada» aquellas formaciones originadas a partir de siglas que
en la actualidad se leen y se escriben como palabras del espanol. Se trata, por tanto,
de nombres comunes que en muchas ocasiones no guardan para los hablantes ningun
vestigio de su origen siglar, como mir « médico interno residente), opa « oferta
publica de adquisicion), ovni « objeto volador no identificado), sida « sindrome de
inmunodefieieneia adquirida) o uvi « unidad de vigilancia intensiva), palabras todas
ellas recogidas en el DRAE (2001 ).35 A veces resulta dificil determinar si una sigla
debe ser considerada acronimo o no, especialmente en el caso de las siglas por dele-
treo, cuya peculiar constitucion grafica las aleja de las palabras habituales de la len-
guao Un ejemplo seria ONG < organizacion no gubernamental, cuya lexicalizacion
se pone de manifiesto en el hecho de que con bastante frecuencia se escribe oenegé,
como se puede comprobar mediante un buscador en Internet. Si esta forma progresa-
ra, habria que pasar a considerarla un acronimo en el sentido aqui empleado.
Bibliografia
33. Sobre las abreviaturas dobles del tipo EE. uv. puede consultarse el Diccionario panhispani-
co de dudas asi como el trabajo de Vigara Tauste (1999).
34. En el trabajo de Alvarez de Miranda (2006) se ofrece una revision de 105 conceptos de acro-
nimo y acronirnia en la bibliografia sobre creacion léxica en espai'iol.
35. Para Alvarez de Miranda (2006) seran acronimos o siglas lexicalizadas todas aquellas que
nazcan como nombres comunes o que se conviertan en nombres comunes, independientemente de su
constitucion grafica. Esto incluiria no solo a mir, opa, ovni, sida, tac o uvi, sino también a ITV < inspec-
cian técnica de vehiculos o a ATS < ayudante técnico sanitario, entre otras posibilidades.
PALABRAS CON ESTRUCTURA INTERNA 81
Referencias adicionales
Martin Camacho, 1. C. (200 I): «Sobre los supuestos diminutivos infijados del espaflol», Anua-
l'io de Estudios Filologicos, 24, 239-342.
Martin Garda, J. (1998): La morfologia léxico-coneeptual: las palabras derivadas con RE-,
Madrid, Ediciones de la Universidad Autonoma de Madrid.
- (2005): «Los nombres prefijados en aposicion», Verba, 32, 25-57.
Méndez Dosuna, 1. V. Y Pensado, C. (1990): «How Unnatural is Spanish Vietor > Victitor?
Infixed Diminutives in Spanish», en J. V. Méndez Dosuna y C. Pensado (eds.), Naturalists
at Krems. Papersfrom the Workshop on Natural Morphology (1988), Salamanca, Univer-
sidad de Salamanca, 89-106 (traducido en S. Varela (ed.), 316-335).
Pena, J. (1980): La derivacion en espanol. Verbos derivados y sustantivos verbales, Verba,
Anejo 16, Santiago de Compostela, Universidade de Santiago de Compostela.
Piera, C. y Varela, S. (1999): «Relaciones entre morfologia y sintaxis», en I. Bosque y V. De-
monte (dirs.), 4367-4422.
Portolés, J. (1988): «Sobre los interfijos en espaftol», Linguistica Espanola Actual, X, 153-169
(recogido en S. Varela (ed.), 339-359).
- (1999): «La interfijacion», en I. Bosque y V. Demonte (dirs.), 5041-5073.
Rainer, F. (1993): Spanische Wortbildungslehre, Tubinga, Niemeyer.
- (1996): «Inflection inside Derivation: Evidence from Spanish and Portuguese», en G. Booij
y J. van MarIe (eds.), 83-91.
- (1999): «La derivacion adjetival», en I. Bosque y V. Demonte (dirs.), 4595-4643.
Real Academia Espaftola (2001): Diccionario de la lengua espanola, Madrid, Espasa-Calpe
(22: edicion).
- (2005) Diccionario panhispanico de dudas, Madrid, Santillana.
Santiago Lacuesta, R. y Bustos Gisbert, E. (1999) «La derivacion nominai», en I. Bosque y
V. Demonte (dirs.), 4505-4594.
Scalise, S. (1984): Generative Morphology, Dordrecht, Foris (trad. esp.: Morfologia genera-
tiva, Madrid, Alianza, 1987).
Scalise, S. (1988): «Inflection and Derivation», Linguistics, 26, 561-581.
Serrano-Dolader, D. (1995): Lasformaciones parasintéticas en espanol, Madrid, Arco/Libros.
- (1999): «La derivacion verbal y la parasintesis», en I. Bosque y V. Demonte (dirs.), 4683-
4755.
- (2002): «Hacia una concepcion no-discreta de algunas formaciones con anti- en espaflol»,
Revista Espanola de Lingiiistica, 32:2, 387-411.
Spencer, A. (1991): Morphologieal Theory, Oxford, Blackwell.
Tomer, S. (2005): «On the Morphological Nature ofSpanish Adverbs ending in -mente», Pro-
bus, 17:1, 113-142.
Val Alvaro, J. F. (1981): «Los derivados sufijales en -ble en espaftol», Revista de Filologia
Espanola, 61, 185-198.
- (1999): «La composicion», en I. Bosque y V. Demonte (dirs.), 4757-4841.
Varela, S. (1988): «Flexion y derivacion en la morfologia léxica», en Homenaje a Alonso
Zamora Vicente, voI. l, Madrid, Castalia, 511-524.
- (1989): «Spanish Endocentric Compounds and the Atom Condition'», en C. Kirschner y
J. DeCesaris (eds.), Studies in Romance Langllages, Amsterdam, John Benjamins, 397-411.
- (ed.) (1993): Laformacion de palabras, Madrid, Taurus.
Varela, S. y Martin Garda, J. (1999): «La prefijacion», en I. Bosque y V. Demonte (dirs.),
4993-5040.
Vigara Tauste, A. M: (1999): «Abreviaturas dobles (CC. 00. )>>, El cajetin de la lengua, Espé-
culo. Facultad de Ciencias de la Informacion, Universidad Complutense. http://www.ucm.
es/info/especulo/cajetin/cc_oo.html.
CAPlTULO 3
(l) D + N + A + A + V + Adv
(2) a. Las ideas verdes incoloras duermenfuriosamente
b. Los obreros extranjeros cualificados trabajan afanosamente
etc.
Ya hemos visto (capitulo 2) que es muy frecuente en las lenguas que las unidades
delléxico (en esencia las palabras, véase el capitulo l) tengan también estructura in-
terna, esto es, que en eierta medida las reglas o principios sintacticos que sirven para
combinar unidades paradigmaticas en cadenas sintagmaticas como las de (l) también
se usen para formar las propias palabras que, a su vez, seran objeto de elecciones pos-
teriores en la formaci6n de cadenas mas complejas. Asi, en la oraei6n de (2a) todas
las palabras son susceptibles de analisis interno (las estaria formado de la y s, ideas
de idea y s, etc.). No obstante, desde el punto de vista sintactico, las palabras com-
plejas que forman las oraeiones de (2) son en eierto modo simples, como se refleja
en la representaci6n categorial de (I) (asi, tanto arbol como extralimitacion son N a
efectos de las reglas para formar un SN). Pero la desviaci6n con respecto al caso idea-
84 PANORAMA DE LA LEXICOLOGiA
lizado va mas lejos todavia, puesto que las lenguas aun presentan una caracteristica
sorprendente y, hasta cierto punto, inesperada, como es el hecho de que en ocasiones
los grupos de palabras se comporten como si fueran palabras en vez de comportarse
como las frases o sintagmas. A estos grupos de palabras que se comportan como si
fueran palabras es a lo que denominaremos descriptivamente como palabras con
estructura externa (PPEE en lo sucesivo).
Las PPEE son pues unidades que respecto de ciertas propiedades pertenecen
al eje paradigmlitico ---esto es, que en cierto sentido son el resultado de una «unica
elecci6n» en dicho eje-, pero que formalmente representan en realidad «trozos»
de estructura sintagmlitica, normalmente sintagmas o frases. En términos intuiti-
vos, una PEE es un sintagma que funciona a ciertos efectos semanticos y formaI es
como una palabra unica. J
Las PPEE prototipicas son las unidades fraseol6gicas del tipo de las locuciones
espanolas estirar lapata (con el sentido de 'morir') u ojo de buey (con eI sentido de
'ventana de un barco').2 Las propiedades de estos dos tipos de locuciones nos servi-
ran para ensayar una definici6n del prototipo de PEE y para establecer a partir de ella
una tipologia adecuada de este tipo de unidades.
Una definici6n de locuci6n de gran inftuencia en la tradici6n hispanica es la del
lexic6grafo Julio Casares:
Combinaci6n estable de dos o mas ténninos que funciona como elemento ora-
cional y cuyo sentido unitario consabido no se justifica, sin mas, como una suma del
significado nonnal de sus componentes (Casares, 1950: 170).
I. Esta noci6n se corresponde en generaI con el concepto de frasema del modelo Sentido-Texto
de Igor Mel'chuk: «Un sintagma (...] es no libre o un frasema si, y s610 si, no puede construirse, a partir
de un contenido informativo dado, de manera regular y no restringida» (Mel'chuk, 2006: 14).
2. La tradici6n del espanol ha empleado una variada terminologia para denominar este tipo de
unidades:frases hechas, locuciones, modismos, idiomatismos, expresionesfi)as,fraseologismos, unida-
des pluriverbales lexicalizadas, expresiones idiomciticas o unidades frase%gicas. En general la mas
usada es la ultima por ser una de las mas frecuentes en la bibliografia actual y por su relaci6n con la
disciplina que las estudia, la fraseologia, de gran vitalidad en la lingUistica hispanica actual (Zuluaga,
1980 y Corpas, 1996 son las obras fundamentales en esa tradici6n). Por abreviar y, también siguiendo la
tradici6n hispanica, denominaremos las expresiones mencionadas en el texto como /ocuciones, bien sean
verbales (estirar la pata) bien sean nominales (0)0 de buey), bien sean de otros tipos.
3. Véase Mendivil (1990) para una revisi6n de definiciones en otras tradiciones lingiiisticas, asi
como Montoro (2006: III) para una definici6n mas sofisticada.
PALABRAS CON ESTRUCTURA EXTERNA 85
fonn al de la locuei6n (meter la pata, pero no meter las patas) y como una menna
del poteneial combinatorio de los elementos gue la integran (n6tese gue no tienen
valor idiomatico introducir la pata ni meter la pierna). De este modo, la opaeidad
que presentan a la inserci6n de modificadores adjetivales de sus componentes nomi-
nales (*meter la pata izquierda, *ojo de buey macho), como si su estructura interna
no fuera visible a las reglas de configuraci6n sintactica, es una propiedad gue atenua
el caracter sintagmatico de estas unidades y las aproxima a la noci6n de palabra. No
obstante, como veremos, las locuciones no se comportan exactamente como palabras
en lo gue respecta a eiertos procesos morfol6gicos y fonol6gicos.
Por otra parte, Casares habla del «sentido unitario consabido» y de gue este no es
«una suma del significado nonnal de sus componentes», con lo gue alude a gue dicho
significado es idiomatico y no composicional, esto es, se refiere al hecho notable de
que el significado de, por ejemplo, la locuci6n verbal tomar el pelo a alguien (Le.,
'burlarse de alguien') o de la locuci6n nominai talon de Aquiles ('punto débil') no es
una funei6n del significado de sus componentes computada a través de las relaciones
fonnales entre ellos, como seria esperable en un sintagma libre --o como sucede en
la versi6n literal de nuestras locuciones (Le., 'agarrar el cabello de alguien' o 'parte
posterior del pie de eierto héroe griego'}--, sino gue es un significado relativamente
arbitrario, ya dado, gue se aprende de memoria. Esta es la caracteristica mas tipica-
mente léxica de las locuciones.
Por ultimo, Casares también observa gue dicha combinaci6n estable de palabras
«funciona como elemento oracional», con lo gue alude a otra propiedad léxfca de las
locuciones: su reevaluaci6n funcional como palabras simples. Asi, estirar la pata
parece funcionar como el verbo principal de una oraci6n de sentido intransitivo (Juan
estir6 la pata ayer) y ojo de buey parece ser el nucleo de un sintagma nominai (Se
colaron por los ojos de buey del barco). A pesar de gue esto resulta intuitivamente
adecuado, debe observarse gue en ambos casos, fonnalmente, estamos ante sintag-
nlas y no ante palabras, en tanto en cuanto la f1exi6n verbal---en el primer caso-- y la
f1exi6n de numero ---en el segundo-- (ambas sefialadas con negrita en los ejemplos
anteriores) no van al final de la expresi6n (como seria de esperar si fueran auténticas
palabras: *estirar-la-pateo, *ojo-de-bueyes), sino en sus nucleos fonnales. Esto es,
aungue a efectos semanticos y de ciertos procesos sintacticos las locuciones se tratan
en blogue (como si fueran palabras), a efectos de otros procesos morfol6gicos y fo-
nol6gicos se tratan como auténticos sintagmas. Asi pues, lo gue realmente significa
la afirmaci6n intuitiva de gue las locueiones (y en generai las PPEE) estan a medio
camino entre la palabra y el sintagma es gue para ciertos componentes de la grama-
tica mental de los hablantes las locuciones cualifican como palabras, mientras gue
para otros lo hacen como sintagmas. Detenninar si son lo uno o lo otro se convierte
entonces en una tarea hasta eierto punto arbitraria y gue obliga a especificar gué tipo
de componentes de la gramlitica estan implicados y gué jerarguia vamos a establecer
entre ellos para hacer una elecci6n, una tarea gue constituye uno de los focos funda-
mentales del interés te6rico gue despiertan este tipo de unidades.
Por otra parte, esa acotaci6n de la definici6n de Casares también implica la
exclusi6n de la noci6n de locuci6n (asi como de la mas amplia de PEE) de otros
fragmentos de lengua de sentido idiomatico y gue también constituyen grupos de
86 PANORAMA DE LA LEXICOLOGiA
palabras estables, tales como los refranes, dichos, enunciados fraseol6gicos, etc., que
en generaI, aunque comparten con las locuciones cierto canicter de discurso repetido
(Coseriu, 1986) o de mensaje fiteral (Lazaro Carreter, 1980), en modo alguno se pue-
den considerar PPEE en el sentido de que no son unidades gramaticales que entren en
la derivaci6n de oraciones, sino fragmentos de discurso ajeno.
Hemos visto que una caracteristica esencial de las locuciones verbales, como
ejemplos prototipicos de PPEE, es que tienen drasticamente limitado su potencial
combinatorio. Asi, la diferencia esencial entre un sintagma fibre y un sintagmafijado
es precisamente que en este ultimo los elementos son fijos y no producto de la com-
binaci6n espontanea por parte del hablante, que tampoco puede alterarlos sin destruir
el sentido idiomatico. 4
En la visi6n idealizada de c6mo funciona una lengua humana bosquejada al
inicio de este capitulo, el unico factor que deberia limitar la combinaci6n de los ele-
mentos paradigmaticos en el eje sintagmatico, mas alla de las restricciones inherentes
al propio sistema gramatical, deberia ser la voluntad comunicativa del usuario de la
lengua.
Las locuciones representan una limitaci6n inesperada y drastica de esa libertad
combinatoria, en el sentido de que ciertos significados solo se obtienen con determi-
nadas combinaciones fijas. Pero las locuciones no son unicamente excepciones que
empafian esa te6rica libertad combinatoria irrestricta, sino que mas bien habriamos
de verlas como casos extremos de toda una continuidad de restricciones combinato-
rias que afectan, normalmente de manera inconsciente, a la capacidad de elecci6n de
elementos paradigmaticos por parte del hablante, lo que representa un reto adicional
para la lexicologia.
Como ha observado Bosque en el estudio que acompafia a su relevante Diccio-
nario combinatorio del espanol contemporaneo:
No puede decirse que por encima de [las] unidades fraseol6gicas la lengua admita
cualquier combinaci6n de palabras, sin mas restricciones que Ias leyes de la sintaxis
(tradicionalmente entendidas), nuestro sentido comun y nuestras apetencias individua-
les. [00'] cuando se examinan las conexiones entre las palabras con cieTta atenci6n, se
comprueba que el sistema lingUistico fija muchas mas opciones de las que solemos
reconocer explicitamente (2004: LXXIX).
4. Por supuesto que los hablantes si pueden «jugar» con las expresiones idiomaticas y adaptarlas
a su discurso manteniendo la evocacion del sentido idiomatico. Este fenomeno se denomina desautoma-
tizacion. Asi, en la oracion Le pedi a mi vecino que arrimara sus anchos hombros y me echara una mano
salvadora observamos que se han desautomatizado las locuciones arrimar el hombro y echar una mano sin
que necesariamente se pierda la evocacion del sentido idiomatico que ambas aportan (para un analisis de
este fenomeno véanse Garcia-Page, 1989; Wotjak, 1992 o Mendivil, 1998). Debe distinguirse este fenome-
no de alteraciones que no infringen la fìjacion (por ejemplo en expresiones con variables libres: Juan besa
el terreno que piso frente a Juan besa el terreno que pisas) y de las aparentes recombinaciones que no son
sino la altemancia de variantes léxicas (p. ej., Vele afreir churros / esparragos).
PALABRAS CON ESTRUCTURA EXTERNA 87
Por supuesto, elio no implica que el uso del lenguaje siempre consista en la
repetici6n automatica de combinaciones preestablecidas, pues es evidente que toda
leng ua humana presenta la propiedad de la infinitud discreta, esto es, la producti-
vidad que permite generar un numero infinito de unidades distintas a partir de medios
finitos (lo que un autor como Chomsky, 1988, ha destacado como una de las propieda-
des esenciales del lenguaje humano), sino que una parte crucial del conocimiento
de una lengua, al margen ahora de las propias reglas y principios gramaticales y de
10s emparejamientos arbitrarios de sentido y sonido (incluyendo aqui buena parte
de las locuciones), es la frecuencia de aparici6n de ciertas palabras junto a otras. Lo
que esto significa es que la elecci6n de un determinado término del eje paradigmati-
co ya sesga criticamente el elenco de sus posibles acompafiantes en la construcci6n
-aunque no de manera determinista, como muestra de forma algo extremada el
célebre ejemplo de (2a)-.
Claro que afirmar que el conocimiento de una lengua incluye la frecuencia de
combinaci6n de unas palabras con otras es algo sumamente impreciso. La frecuencia
de coaparici6n de dos términos bien puede responder a simples rutinas o clichés, pero
también, quiza con mucha mas frecuencia que en el primer caso, a factores sistema-
ticos. El problema esta en diferenciar estos dos tipos de conocimiento del lenguaje
por parte del hablante. Para hacernos una idea de la dificultad podemos considerar
un ejemplo tornado del citado Diccionario combinatorio y que el propio Bosque
comenta. Si reparamos en el adverbio profundamente, observaremos que cualquier
hispanohablante admitira que modifica de forma natural a verbos como los de (3),
pero que muy rara vez lo hace con verbos como los de (4):
(,Por qué alguien puede dormir profundamente pero no suele merecer algo pro-
fundamente? (,Por qué las cosas pueden cambiar profundamente pero no suelen desa-
rrollarse profundamente, sino que se desarrollan extensamente o ampliamente? No
esta claro, pero lo que si parece claro es que el hecho de que profundamente se com-
bine mucho mas frecuentemente con los verbos de (3), en su diversidad, que con los
de (4), también heterogéneos, no parece que pueda explicarse como una preferencia
rutinaria que, casualmente, compartiriamos todos los hablantes nativos del espanol.
El mérito fundamental del diccionario dirigido por Bosque es que es un primer
intento extenso de recoger sistematicamente las restricciones léxicas, esto es, los
lazos combinatorios que las palabras de una lengua tejen entre si y que forman una
parte esencial y normalmente desatendida del conocimiento dellenguaje, mas alla de
los casos extremos que llamamos locuciones.
Puede objetarse que muchas de estas restricciones combinatorias son producto
de nuestro conocimiento del mundo y no de nuestro conocimiento de la lengua. Asi,
por ejemplo, el hecho de que pajaro sea un sujeto mas probable para el verbo volar
que el nombre armario no parece que invoque propiedades lingiiisticas de los ele-
mentos implicados, sino nuestro conocimiento del mundo en el que vivimos. Y eso
88 PANORAMA DE LA LEXICOLOGiA
Comoquiera que todas estas restricciones son especificas de las lenguas y ade-
mas estan sometidas a cambio hist6rico y a variaci6n dialectal, no queda mas remedio
que admitir que son restricciones linguisticamente relevantes (esto es, que proceden
de nuestro conocimiento de la lengua y no de nuestro conocimiento del mundo). Ade-
mas, si esas vinculaciones (o esas restricciones) no parten del conocimiento de la rea-
Iidad y no se pueden predecir a partir de la definici6n del término, en cierto modo se
deben aprender de memoria. No, c1aro esta, de la misma manera que nos aprendemos
la lista de los emperadores romanos (con dedicaci6n especifica), sino a la vez y de la
misma manera en que se adquiere el propio léxico de la lengua, una tarea cognitiva
muy diferente a la memorizaci6n de listas de nombres.
La conclusi6n mas relevante es que deberiamos descartar la simplificaci6n de
establecer una frontera cualitativa entre la sintaxis libre y la sintaxis fijada, pero no
para concluir que la sintaxis libre no existe (una tentaci6n que algunas tradiciones
han seguido, sin resultados interesantes),S sino para reconocer que la sintaxis fijada
va mucho mas alla de las unidades fraseol6gicas o, en otras palabras, que las PPEE
no se pueden describir confeccionado una lista de excepciones, sino que caracterizan
de manera crucial el léxico normal de las lenguas humanas.
Volvamos a otro ejemplo de Bosque: el verbo planear puede tener como sujeto
objetos con alas (planos). Asi, planean los aviones, las gaviotas o las alas delta, pero
no las balas o las lanzas. Este paradigma no es especialmente interesante (desde el
punto de vista linguistico) y podria ser deducido de la denotaci6n del verbo planear.
De hecho, es posible predecir que el conjunto de sujetos tipicos de verbos equivalen-
tes en otras lenguas sera similar. Pero en espanol, a diferencia de lo que sucede en
otras lenguas, también planean las sombras, las sospechas, las amenazas, las dudas,
las inc6gnitas, los peligros, los riesgos, los temores, los miedos y, como observa
Bosque, pocas cosas mas. Se puede aducir que esos son usos figurados o metaf6ricos
y, en efecto, lo son, pero elio no implica que no formen parte del conocimiento del
lenguaje compartido por los hablantes (como conocen el significado idiomatico com-
partido de la expresi6n arrimar el hombro) ni implica que no sean, por tanto, tarea del
linguista y, mas concretamente, del lexic610go.
Ademas, los lIamados usos figurados no agotan el caudal de restricciones léxicas
idiomaticas. En espanol (otro ejemplo de Bosque) se puede decir que a alguien lo
taron a golpes, pero no gue lo hirieron a golpes (aungue si nos pueden moler a
m~pes), lo gue no guiere decir gue matar a golpes sea una locuci6n (pasa lo mismo
g.odecimo s a patadas, a tiros o a punaladas), pero si pone claramente de manifiesto
stue la supuesta combinatoria libre esta mucho mas restringida y encauzada por las
~laciones léxicas paradigmaticas de lo gue se ha reconocido habitualmente en la
6
lingUistica modema.
Puede objetarse gue este tipo de conocimiento lingUistico es distinto del estric-
tamente gramatical (incluyendo el léxico) y gue se trataria de hechos de norma y
no de sistema (segun la afortunada diferenciaci6n de Coseriu, 1952). Y, en efecto,
es indudable gue algunas de estas asociaciones, especialmente algunos tipos de las
denominadas colocaciones en la tradici6n anglosajona,7 se pueden interpretar como
el resultado de la repetici6n de hallazgos afortunados gue acaban especializando el
sentido de uno o de mas de uno de los términos (muchas locuciones tienen sin duda
ese origen), pero eso no sirve para todos los casos (de hecho, no sirve para la mayo-
ria de los miles recogidos en el Diccionario combinatorio de Bosgue). Realmente
seria sorprendente gue la inrnensa mayoria de los hablantes de una lengua conside-
rara afortunadas las mismas combinaciones. No es asi habitualmente, lo gue explica
gue determinados poetas gusten mas a unas personas gue a otras. La explicaci6n de
estas preferencias usuales apelando a la frecuencia de uso no deja de ser circular,
puesto gue si decimos gue ciertas combinaciones se fijan y se extienden porgue se
usan mas gue otras, aun tenemos gue explicar por gué se empezaron a usar mas gue
otras, esto es, por gué uno se puede involucrar de /leno en una tarea pero no amar
de /leno esa tarea o cualguier otra cosa.
El espacio gue media entre la palabra prototipica (la simple) y el sintagma libre
(aguel condicionado unicamente por la gramatica) no esta poblado unicamente por
las unidades fraseol6gicas gue hemos definido como locuciones, sino gue es un es-
pacio complejo y abigarrado en el gue se expresa centralmente la textura propia de
una lengua.
Desde un punto de vista descriptivo se podria presentar este espacio como un
contiuum de diversos tipos de expresiones complejas gue de alguna manera gravitan
entre esos dos nucleos prototipicos.
Considérese el siguiente esguema:
6. Como dice muy acertadamente Bosque, si alguien intentara hablar espanol evitando todas las
combinaciones que se describen en su diccionario no podria decir gran cosa. Quiza sea asi porque, como
ha serì.alado Mel'chuk «un nativo habla en frasemas» (2006: 15).
7. Una definicion de este controvertido concepto es la de Haensch et al.: «la tendencia sintactico-
semantica de las palabras aisladas de una lengua a adoptar tan solo un nUmero lirnitado de combinaciones
con otras palabras entre una gran cantidad de posibles combinaciones» (1982: 251). Para una conside-
racion mlis detal1ada vease Corpas (1996). Koike (2001) es un estudio detal1ado de las colocaciones en
espaiiol.
90 PANORAMA DE LA LEXICOLOGÌA
ccv
La elipse izquierda representa lo paradigmlitico, esto es, esencialmente lo inven-
tariable en las lenguas (tipicamente, elléxico, en sentido amplio). La elipse derecha
representa lo sintagmlitico, esto es, el resultado de la combinaci6n de las unidades
léxicas por medio de las reglas y principios de la gramlitica. La intersecci6n de am-
bas pretende representar ese vasto territorio en el gue el las lenguas se desvian del
funcionamiento idealizado del lenguaje humano (aguel en el gue las dos elipses no
se intersecarian).
Los numeros I y 7 representan, respectivamente, las palabras prototipicas (esto
es, las simples) y los sintagmas prototipicos (esto es, los Iibres, aguellos unicamente
condicionados por las reglas de la sintaxis y la voluntad y conocimiento del mundo
de los hablantes).
Dentro ya de la intersecci6n, junto a l, aparece 2, gue representa a las palabras
con estructura interna estudiadas en el capitulo anterior. La raz6n de situarlas en ese
lugar, esto es, dentro de la intersecci6n pero justo al limite de esta -y junto al proto-
tipo 1-, estriba en gue dichas palabras, aun siendo ineguivocamente palabras, son el
resultado de una combinaci6n con resultado de composicionalidad (al margen de gue
la conserven en diversos grados).
Si nos desplazamos al otro lado de la zona de intersecci6n encontramos en una
situaci6n simétrica el numero 6, gue pretende representar los diversos tipos de seleccio-
nes léxicas o colocaciones gue hemos considerado en el apartado anterior (del tipo de
librar una batalla o cierre hermético). Como hemos visto, son auténticos sintagmas y
no palabras; son ademas composicionales, pero no son prototipos de sintagma libre en
el sentido de gue reguieren de informaci6n de tipo léxico para su explicaci6n (tanto
en lo gue respecta a la propia selecci6n como en lo gue respecta a la tendencia gue mu-
chas de ellas tienen a la idiomaticidad, esto es, a la especializaci6n semantica de alguno
de los términos cuando se halla en la construcci6n). Por elIo las podemos situar justo en
el extremo derecho o periferia de la intersecci6n y adyacentes, cercanas, al prototipo 7.
En el centro de la intersecci6n, en el numero 4, encontrariamos las PPEE proto-
tipicas, las locuciones o unidades fraseol6gicas por excelencia.
Antes de considerar con mas detalle gué tipo de expresiones estarian represen-
tadas por los numeros 3 y 5 de nuestro esguema, guiza sea conveniente justificar la
propia licitud de hacer proliferar las clases.
Asumiendo gue estamos haciendo una aproximaci6n esencialmente descriptiva,
no habria en principio limites para el numero de entidades gue se podrian situar entre
l y 7. La heterogeneidad caracteristica de las unidades fraseol6gicas, asi como, sobre
todo, la inevitable indeterminaci6n en la evaluaci6n o medici6n de las propiedades
esenciales gue las definen (la idiomaticidad y la fijaci6n) estimulan este tipo de c1asi-
ficaciones de tipo escalar, por lo gue las diversas clases de PPEE (3, 4, 5 y 6) gue he-
mos sugerido en nuestro esguema podrian convertirse en muchas mas. Una propuesta
PALABRAS CON ESTRUCTURA EXTERNA 91
se orienta en esta linea es la de Ruiz Gurillo (1997: 121-122), quien propone las
q.ue 'entes c1asificaciones para las que denomina unidades fraseologicas: 8
slgUl
8. Respetamos literalmente las denominaciones de las clases de la autora, asi como 10s ejemplos.
Cabe insistir en que Ruiz Gurillo considera que esas clasificaciones son particiones arbitrarias de un
continuum «de dificil segmentaci6m> (Ruiz Gurillo, 1997: 122).
9. En las secciones siguientes vamos a emplear la misma estrategia de Ruiz Gurillo de clasificar
las PPEE en tres grandes grupos (verbales, nominales y preposicionales) en funci6n de su nucleo pura-
mente formalo Pero n6tese ya que existen también locuciones adjetivales (sano y salvo) que no encajan
en ninguna de las tres.
92 PANORAMA DE LA LEXICOLOGiA
En anteriores ocasiones (Mendivil, 1993, 1999) hemos propuesto que todos los
tipos de PPEE verbales se podrian reducir a dos clases sintacticamente relevantes: las
expresiones reanalizadas sintacticamente y las que no lo estan.
En términos muy simplificados, el reanalisis sintactico es el fen6meno segun el
cual un argumento del verbo se reanaliza como parte del predicado y deja, por tanto,
de ser un argumento sintactico del mismo.
Consideremos la locuci6n meler la pata. Segun la hip6tesis del reanalisis sin-
tactico la estructura del sintagma verbal de la oraci6n de (5a) seria la representada en
(5b), mientras que la estructura de ese sintagma verbal en un uso no idiomatico, como
el de (6a), seria la de (6b):
IO. Véase Mareno (1991: 494 y ss.) para la noci6n de incorporaci6n sintlictica con la que estarnos
operando, asi como Mendivil (1999: capitulo 4) para una revisi6n de propuestas similares.
PALABRAS CON ESTRUCTURA EXTERNA 93
Sin entrar ahora en consideraciones mas profundas sobre el estatuto de esos dos
tipos de representaciones (ni sobre su denominaci6n, puramente descriptiva), baste
considerar que la estructura sintactica real es la derivada del reanalisis del objeto
como parte del predicado y que sera la que la gramatica use para producir una repre-
sentaci6n accesible a la interfaz con los sistemas de interpretaci6n, esto es, la que en
ultima instancia sera usada para obtener el significado. Es esa representaci6n sintac-
tica la que determina que la interpretaci6n no sera composicional y la que restringe
todas aquellas operaciones sintacticas que deben acceder a los rasgos o propiedades
de los argumentos sintacticos, tales como las siguientes:
En todos los ejemplos de (8) se han producido operaciones sintacticas que re-
quieren la visibilidad del complemento del verbo o de sus componentes (desde la
coordinaci6n hasta la formaci6n de pasivas, pasando por dislocaciones, etc.) y en
todas ellas ha desaparecido el sentido idiomatico. Il
Sin embargo, como se ha sefialado, hay otras propiedades de variaci6n que pare-
cen exigir el acceso de la gramatica a la estructura interna de la expresi6n idiomatica,
tales como las siguientes:
Observamos en (9a) que se puede insertar un sintagma adverbial entre los dos
componentes de la locuci6n y en (9b) que la asignaci6n de rasgos f1exivos se hace
sobre el verbo ignorando el reanalisis. Parece pues que en lo que respecta a estas
operaciones la estructura empleada no es la de (7a), sino alguna parecida a la de
(7b). Claro que esto puede parecer una incongruencia. Sin embargo, ninguna de las
operaciones implicadas en la obtenci6n de los ejemplos de (9) es estrictamente de-
rivacional desde el punto de vista sintactico, por lo que los dos casos de (9) son
compatibles con una estructura sintactica real como la de (7a). N6tese que pronto, a
pesar de su posici6n, no modifica a estira, sino a todo el conjunto (en realidad podria
decirse que modifica al sentido idiomatico del complejo reanalizado). Ello implica
que cualquiera que haya sido la regIa o proceso que ha situado pronto en la posici6n
en la que la encontramos en (9a) lo ha hecho basandose en informaci6n morfol6gica
y/o fonol6gica (quiza por factores ritmicos o estilfsticos), pero no en la estructura
sintactica rea\. La estructura de (7b), la necesaria para la obtenci6n de los ejemplos
de (9) -y de todas las oraciones en realidad-, aporta informaci6n relevante para el
componente morfol6gico y fonol6gico de la gramatica, no para el interpretativo. Es
16gico suponer que esa estructura de (7b) deriva directamente de las entradas léxicas
que forman la oraci6n, en alguna de las cuales consta la informaci6n de que estirar,
cuando aparece con la pata, puede no ser literal y exigir una habilitaci6n alternativa
del complemento, esto es, el reanalisis sintactico.
N6tese que es esa informaci6n léxica imprescindible la que explica otros sin-
tomas de la propiedad de la fijaci6n, como es la imposibilidad de conrnutaci6n de
II. Ellector fami!iarizado con la diferencia entre sintagmas nominales y sintagmas determinan-
tes debe interpretar que cuando en el texto se incluyen en 105 ejemplos determinantes activos (no 105
idiomaticos) estamos hablando de SSDD, aunque empleemos la notaci6n mas tradicional de SSNN. En
términos algo simplificados un SD tiene por definici6n capacidad referencial, pero no un N. La hip6tesis
del reanalisis implica que 105 complementos de 105 verbos de las locuciones no son, pese a su apariencia,
auténticos SSDD.
PALABRAS CON ESTRUCTURA EXTERNA 95
I s componentes. Asi, hemos de asumir que en algun lugar del léxico mental de los
h~blantes se especifica que la interpretaci6n idiomatica apareceni cuando se vincula
eslirar a la pala, pero no en los siguientes casos en los que uno de los dos elementos
se sustituye por un sin6nimo o un término semanticamente cercano:
Este tipo de predicados complejos con verbo soporte no debe confundirse con
las expresiones idiom::iticas gue se han Jexicalizado a partir de ellos o gue simplemen-
te se forman, como las de (14), con un nombre desnudo, tales como 1as siguientes:
En todo caso, segun la teoria del reanalisis antes bosguejada., los complementos
de hacer en los ejemplos de (14) también estarian reanalizados, al igual que en las
locuciones verbales --de hecho, los ejemplos de (14) son locuciones verbales-.
Del mismo modo, también los complementos de los verbos de los predicados
complejos con verbo soporte del tipo de los de (13) estarian reanalizados, esto es,
no serian realmente complementos directos de los verboso N6tese gue en este caso la
justificaci6n del reanaIisis sintactico es mas directa gue en el caso de las locuciones
verbales, al tratarse de auténticos falsos SSNN (si vale la manera de expresarlo),
puesto gue son nombres desnudos, esto es, predicados y, por tanto, carentes de capa-
cidad referencia1. Salvo circunstancias especiales, los nombres sin determinaci6n no
pueden ser argumentos de los verbos en la sintaxis, lo gue constituye una causa para
su incorporaci6n sintactica al predicado verbal no léxico.
A pesar de elio, en este caso no estamos ante locuciones verbales, dada la com-
posicionalidad. Lo gue no deberia resultar ya sorprendente es gue este tipo de predi-
cados complejos (PPEE de pieno derecho) tenga un comportamiento sintactico se-
mejante al de las locuciones verbales, puesto gue en ambos casos él comportamiento
sintactico viene determinado por el proceso de reanalisis sintactico del objeto.
La determinaci6n de las propiedades sintacticas de los predicados con verbo so-
porte presenta., sin embargo, algunas dificultades gue solo parcialmente se presentan
en el caso de las locuciones. Se trata del hecho de gue los predicados complejos del
tipo de los de (13) coexisten generalmente con versiones no reanalizadas, esto es,
predicaciones complejas en las gue el mismo verbo y el mismo nombre aparecen en
auténtica construcci6n sintactica., como observamos en el contraste entre los ejem-
plos de (15a) y (15b):
Este comportamiento pone de manifiesto que solo un verbo que funciona como
un operador, esto es, que carece de contenido léxico sustantivo, puede admitir un
nombre eventivo desnudo, precisamente porque la incorporaci6n del predicado no-
minaI seni la que proporcione al complejo los papeles semanticos que asignar a los
argumentos. La aceptaci6n de sustituci6n de (18b) pone de manifiesto, por su parte,
que el verbo hacer de (15b), aunque semanticamente debilitado, sigue siendo léxico,
por lo que se puede sustituir por otro.
Se entendeni ahora mejor la dificultad de evaluar la «f1exibilidad sintactica» de
los predicados complejos con verbo soporte. Si hacemos con hacer mencion lo mis-
mo que hemos hecho con meter la pata en (8) obtenemos ejemplos agramaticales,
como puede verse en (19):
Una raz6n de que se haya pasado por alto en buena parte de la bibliografia
la posibilidad de que la explicaci6n de los predicados con verbo soporte esté en la
incorporaci6n sintactica o reamilisis, es que las contrapartes no reanalizadas de los
predicados con verbo soporte si admiten con naturalidad las pruebas de (19) Y (8),
como puede observarse en (20):
(21) a. Los operadores de telefonia movil me han tomado el poco pelo que
me quedaba
b. ;,El pulso? jEl pelo es lo que me han tomado en el Centro de Salud!
earros y earretas). Hemos visto que las propiedades esenciales de las locuciones ver-
bales (4 en el esquema) son la fijaci6n y la idiomaticidad. La fijaci6n es el resultado
de dos factores relativamente independientes: (i) el reanalisis sintactico de comple-
mentos no argumentales y (ii) la informaei6n léxica, esto es, las restricciones léxicas
discutidas en la secci6n 3. Por tanto, es posible predecir las clases de PPEE por medio
de la combinaci6n de los dos factores esenciales que restan: el reanalisis sintactico y
la composicionalidad. Si nos centramos en esos dos factores y asumimos que son dis-
cretos y no graduales tendremos en principio cuatro posibilidades, que expresamos
en términos de rasgos binarios por simplificar la exposici6n:
Reanalisis Composicionalidad
LV (tomar el pelo) + -
PC (hacer mencion) + +
CN (librar una batalla) - +
CI (hacer la cama) - -
N6tese que l y 2 son palabras (simples o con estructura interna) y que 7 son sin-
tagmas totalmente Iibres de restricciones léxicas, luego el ambito de las PPEE (o lo
que es lo mismo, sintagmas con condicionamiento léxico) se limita a las cuatro clases
predichas por la combinaci6n de factores propuesta. Si conferimos validez empirica a
la hip6tesis del reanalisis, entonces quiza seria mas adecuado concebir como auténti-
cas PPEE unicamente los grupos 3 y 4, que es la opci6n que proponemos.
Partiendo de este modelo para el paradigma mas complejo (o al menos el mas
profusamente estudiado) como es el de las expresiones verbales, pasaremos ahora a
considerar c6mo se podria aplicar al ambito de las PPEE de naturaleza nominaI y de-
jaremos para el final las que hemos agrupado provisionalmente como preposicionales.
Los casos en los que esto sucede son incontables y no creemos que a nadie se le
ocurra incluir entre los modismos expresiones compuestas del tipo de 'pavo real', 'higo
chumbo' [...] 'tos ferina', etc. (Casares, 1950: 214).
12. Como observan Piera y Varela: «toda forma denominativa debe hallarse recogida en el diccio-
nario, pues su significado debe aprenderse» (1999: 4411).
13. Véase el capitulo 2 de esta obra para un analisis mas detallado y referencias bibliograficas.
Como seiìala Val (1999: 4759), tradicionalmente se han considerado compuestos sintagmaticos los pro-
cedentes de lexicalizaci6n de oraciones, como bienmesabe o correveidile. Sin embargo, estos ejemplos
deberian considerarse propios en tanto en cuanto son léxicos, esto es, son palabras morfol6gicas aunque
tengan origen en frases.
PALABRAS CON ESTRUCTURA EXTERNA 103
Los ejemplos de (22) muestran que desde el punto de vista morfol6gico fin de
semana es un sintagma, dada la flexi6n nuclear del plural (22a) y no marginai (22b),
pero también que el complemento preposicional de semana no se puede complemen-
tar individualmente (22c),'S que no puede !levar determinaci6n (22d) y que el nombre
fin no se puede sustituir con un sin6nimo (22e). Todas ellas son propiedades que
tienen un claro paralelismo con el comportamiento que hemos hallado al examinar
las locuciones verbales del tipo de meter la pata. Asi pues, pese a su apariencia com-
posicional,fin de semana es una locuci6n nominaI. Casos mas claros serian ejemplos
dd tipo de lobo de mar, abogado del diablo, tal6n de Aquiles, santo y sena, y un
largo etcétera.
Consideremos ahora un ejemplo aparentemente muy similar como huelga de
celo (también tornado de Val, 1999). Si comparamos sus propiedades con las de (22)
observaremos un comportamiento relativamente semejante:
14. AIgunas fonnas actuales tienen variantes en cada niveI. Asi guardia civi/ puede tener doble
acento y flexion sintagmatica (guardias civi/es) o ser ya pIenamente léxicos (guardiaciviles).
15. Notese gue la expresionfin de semana de vacaciones es aceptable Unicamente si se interpreta
gue de vacaciones modifica afin de semana, pero no si solo modifica a semana.
104 PANORAMA DE LA LEXICOLOGiA
con la combinacion de rasgos restante, [+R +C], esto es, compuestos sintagmaticos
reanalizados pero de sentido composicional, analogos a los predicados complejos con
verbo soporte del tipo de hacer mencion.
Los candidatos mas adecuados de entre los compuestos sintagmaticos son los del
tipo de camion cisterna, buque escuela, casa cuartel o perro policia (también tratados
en el capitulo 2 de la primera parte de este volumen). Son compuestos forrnados por
dos nombres unidos sin elementos de enlace (apositivos), pero a diferencia de las aposi-
ciones sinteicticas (del tipo de verde esmeralda o edicion pirata), el grado de fijacion es
total. Comparense los ejemplos de (25), basados en aposiciones libres, con los de (26),
basados en los compuestos paquete bomba, buque hospital, hombre anuncio, hombre
orquesta y café concierto (ejemplos y pruebas adaptados de Val, 1999: 4780):
La estrategia expositiva que hemos adoptado podria sugerir que el resto de PPEE
que existen en espafiol son preposicionales. Esto es asi en buena medida, pero tras
esa economia categorial se oculta todo un mundo de complejidad gramatical. Si el
lector repara en la clasificaci6n de Ruiz Gurillo de los que denomina sintagmas pre-
positivosfraseol6gicos, observara que, en efecto, todos los ejemplos propuestos (con
la excepci6n de cara a cara) tienen la estructura de sintagmas preposicionales (SP).20
Sin embargo, si acudimos a criterios distribucionales y funcionales en seguida ob-
servaremos que buena parte de ellos desempefian funciones tipicas de los adverbios
(asi, a menudo se conrnuta de manera casi perfecta confrecuentemente, a veces con
ocasionalmente, etc.). Esto es, las que en esa clasificaci6n aparecen como expresio-
nes preposicionales han sido reflejadas en la tradici6n gramatical y fraseol6gica del
espafiol como un conjunto mucho mas complejo desde el punto de vista gramatical. 2\
De hecho, la heterogeneidad de la clase «unidades fraseol6gicas preposicionales» es
tal que incluiria tanto una locuci6n adverbial del tipo de a troche y moche, que tiene
propiedades c1aramente analogas a las de las locuciones prototipicas, como una locu-
ci6n conjuntiva del tipo de porque.
Una buena referencia de partida es la influyente c1asificaci6n de las locuciones
de Casares (1950), que ofrecemos a continuaci6n:
Conexivas
{
Prepositivas = en pos de
(30) a. Fui a verle con (la) idea de decirle que me dejara en paz
b. Lo dej6 en (las) manos del destino
c. En (la) opiniOn de Juan / En su opiniOn
110 PANORAMA DE LA LEXICOLOGiA
Las diversas pruebas reflejadas en (30), asi como la evidente posibilidad de al-
teraci6n de estas expresiones (por ejemplo: En la modesta opiniOn de quien esto
suscribe o Vino con el nada inocente fin de estrangularlo) ponen de manifiesto gue
estamos ante secuencias no reanalizadas y de valor composicional, esto es, ante casos
equivalentes a las versiones no reanalizadas de los predicados con verbo soporte del
tipo de hacer una justa menci6n o dar un oportuno aviso. En la medida en que se
estime que no son usos de sintaxis libre, se podrian considerar ejemplos de coloca-
ciones no idiomaticas (esto es, [-R, +C], entidades en el umbral mismo de la sintaxis
libre).
Montoro (2006: 176-178) considera, por ejemplo, que la expresi6n con elfin de
no es una locuci6n ni esta fijada, sino que es libre. El contraste con la muy similar a
fin de, que este autor también sefiala, pone de manifiesto que en el segundo caso si
estamos ante una expresi6n reanalizada, aunque no esta tan claro que se trate de una
locuci6n si la consideramos composicional.
De hecho, como se refleja en la bibliografia citada, la mayor parte de las llama-
das locuciones particulares se inscribirian en las categorias [+R +C] (sintagmas pre-
posicionales reanalizados) y [+R -C] (locuciones particulares propiamente dichas),
en funci6n de la composicionalidad y el sentido idiomatico.
Ejemplos especialmente claros de las segundas son aquellos que incluyen térmi-
nos unicos y claramente idiomaticos, tales como a la virulé, a menudo, de ciento en
viento, a punta pala, por las buenas, por la cara (entre las consideradas habitualmen-
te adverbiales), en pos de, en pro de, acerca de, respecto a/de (entre las consideradas
habitualmente prepositivas) o desde el punto y hora que, toda vez que, salvo que
(entre las consideradas conjuntivas).
Ejemplos de complejos particulares composicionales o no idiomaticos serian
los siguientes: en pitblico, a ras de, sin duda (entre las adverbiales), afin de, a pesar
de (entre las prepositivas) y de manera que, ya que, de modo que (entre las conjun-
tivas).24
Asi pues, el cuadro correspondiente a este tipo seria el siguiente:
1. Particulas (en).
2. Particulas derivadas y compuestas (porque).
3. SP reanalizados (afin de).
4. Locuciones particulares (a la virulé).
5. Colocaciones idiomaticas (en nombre de).
6. Colocaciones no idiomaticas (restricciones léxicas) (con la idea de).
7. Sintagmas particulares libres (para Elisa, que viene ellobo).
No cabe duda de que esta breve presentaci6n de las llamadas locuciones par-
ticulares ha dejado numerosos tipos problemliticos sin tratar (por ejemplo conjuncio-
nes discontinuas como ora...ora, etc.), asi como muchas cuestiones abiertas sobre la
segmentaci6n, la estructura interna y la representaci6n sintactica y léxica de dichas
unidades.
Baste como conclusi6n que, a pesar de su compleja imbricaci6n en el seno de
la gramatica de las lenguas, en tanto que PPEE las llamadas expresiones particulares
merecen un capitulo esencial en el estudio lexicol6gico, siendo ademas estas expre-
siones las que mas claramente ponen de manifiesto la interdependencia entre elléxico
y la sintaxis de las lenguas naturales.
8. Conclusiones
Bibliografia
Referencias adicionales