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INTRODUCCIÓN

Al igual que en Chile, en España (y en casi todos los sistemas del


mundo) los Tribunales de Justicia se ven sobrepasados por la cantidad de
asuntos que llegan a ellos, debiendo emplear tiempo y recursos en litigios
que podrían llegar a buen término sin necesidad de tanto “desgaste
jurisdiccional”.

Muchos de estos asuntos, son simples cobranzas que, probablemente,


no necesitan (o necesitan minimamente) la intervención de un Juez letrado,
y de un procedimiento “normal” de cobro -sea por su simplicidad, sea por
que la mayoría de las veces la demanda no es contestada- y es precisamente
ahí en donde ha sido útil el procedimiento monitorio, pues, por su gran
velocidad, pocas formalidades y menor desgaste de la actividad
jurisdiccional ha logrado disminuir la carga de trabajo de los Tribunales,
dejándoles mayor cantidad de tiempo para que se dediquen justamente a
resolver conflictos de intereses de relevancia jurídica –su función principal-,
y no al cobro de deudas en las que no existe conflicto “real” (o mejor dicho,
un conflicto de intereses de relevancia jurídica que requiera de la
intervención de un tercero imparcial y letrado para su solución), o éste
puede “arreglarse” con una simple citación y la “amenaza” o
“amonestación” de cobro y de un posible juicio.

Además, no debe olvidarse que muchas veces los acreedores –en


especial los pequeños comerciantes y profesionales- no cuentan con algún

1
documento que dé cuenta de la suma debida y les permita iniciar un Juicio
Ejecutivo, teniendo que recurrir a una gestión preparatoria de la vía
ejecutiva de Confesión de Deuda, y, solo si es exitosa está gestión, iniciar
un Juicio Ejecutivo, teniendo el ejecutado la posibilidad de oponer todas las
excepciones propias del mismo, sin contar el gran desgaste que se provoca
de la actividad jurisdiccional y de las mismas partes, que deben contratar
abogados, y realizar un sinnúmero de gastos adicionales, todo lo cual toma
una gran cantidad de tiempo, y, en muchos casos, puede llevar a la ruina a
un pequeño comerciante, que, al no cumplírsele una obligación debida,
debe contraer el una deuda para solventar sus propias obligaciones, y, en
muchos casos, evitando que pueda pagar a otros pequeños comerciantes,
formándose un circulo vicioso y muy difícil de ponerle fin.

Y es justamente, “…para que tenga protección rápida y eficaz el


crédito dinerario líquido de muchos justiciables, y, en especial, de
profesionales y de empresarios medianos y pequeños… (EM de la LEC)”
que la LEC ha instituido, en sus arts. 812 a 818, un nuevo procedimiento,
denominado “proceso monitorio”.

Pero para comprobar si es este procedimiento realmente “un


procedimiento estrella”, como se lo ha denominado en algunos países,
expondremos, tanto en doctrina como en jurisprudencia (en especial en
España, ultimo país en que entró en vigencia y que combina métodos e
instituciones de otros países), en que consiste y de que forma se han
aplicado y entendido sus disposiciones.

2
Así esperamos poder determinar, al menos a nivel doctrinal, si es
factible su aplicación en Chile, y elaborar unas bases para crearlo.

CAPITULO I

CONCEPTO, CARACTERISTICAS, CLASES Y


NATURALEZA JURIDICA DEL PROCEDIMIENTO MONITORIO

1.- Concepto

3
El término “monitorio”, el cual proviene del latín “monitorius”1 (=
amonestar), a sido definido por la Real Academia Española como “... lo que
sirve para avisar o amonestar…”2.

Sin embargo, en el ámbito del derecho procesal, el término


“monitorio” no ha encontrado una definición tan simple y pacífica como la
recién señalada3. A este respecto, y tal como señala GIMENO SENDRA4,

1
En tal sentido, la AP de La Rioja, Secc. 1ª, en sentencia de 07 de Junio de 2004,
señaló: “… acude en defensa de la tesis contraria a consideraciones semánticas…la de
atribuir una significación a la denominación del procedimiento, enraizándolo con el
prefijo de origen griego ‘monos’, que significa único, en vez de asociarlo al vocablo
latino ‘monitorius’ o a su verbo ‘moneo’ del que procede la expresión actual que como
adjetivo aplicado a personas y cosas, se dice del que avisa o amonesta o de lo que sirve
para avisar o amonestar, significación que guarda bastante más relación con la
naturaleza de este procedimiento”.
2
La definición completa que hace la Real Academia en su Diccionario de la
Lengua Española del adjetivo monitorio es: “Dícese de lo que sirve para avisar o
amonestar, y de la persona que lo hace”, y en una segunda acepción, lo define como
“Monición, amonestación o advertencia que el Papa, los obispos y prelados dirigían a los
fieles en general para la averiguación de ciertos hechos que en la misma se expresaban,
o para señalarles normas de conducta, principalmente en relación con circunstancias de
la actualidad”.
3
Incluso, el destacado autor español ALCALÁ - ZAMORA y CASTILLO,
Niceto. Cuestiones de terminología procesal. México, Instituto de Investigaciones
Jurídicas, 1972. pp. 31 y 126, critica el uso de los términos “monitorio” e “inyuncional”
para referirse a este procedimiento, siendo especialmente severo con el uso de este
último, declarando al respecto que “hace años, al dar a conocer en castellano ‘El
procedimiento monitorio’ de Calamandrei (Buenos Aires, 1946), el doctor Sentís
Melendo creyó oportuno lanzar a la circulación el término ‘inyunción’ para el exacto
traslado del italiano ‘ingiunzione’. Se basaba para ello en que en el Diccionario de la
Lengua figura el verbo ‘inyungir’ del que con facilidad se extrae ‘inyunción’. Pero como
no obstante el gran prestigio del traductor, tal verbo pertenece a la categoría de los que
ninguno emplea, y como nadie sabe su significado, creo preferible calificar como
‘intimatorio’ o ‘conminatorio’, y no como ‘inyuncional’ el título que origina el llamado
juicio monitorio”.

4
cualquier intento por definir este concepto es una tarea más doctrinal que
práctica, toda vez que por la variedad de situaciones que posibilita y a la
diversidad de legislaciones que lo han normado, sería en extremo difícil
encontrar una definición completa de procedimiento monitorio que fuera
aplicable en los diferentes ordenamientos jurídicos.

Es por esta dificultad de encontrar una definición aplicable a los


distintos ordenamientos jurídicos, que la PRE5, indica que “a pesar de estas
discrepancias entre los modelos legislativos existentes, todos ellos (los
procedimientos monitorios) comparten las siguientes características
distintivas que pueden servir de elementos definitorios del proceso
monitorio: A instancias del demandante, el órgano jurisdiccional u otra
autoridad competente toma una decisión sobre la demanda ex parte, es
decir, sin posibilidad previa de que el demandado participe. Esta resolución
se notifica al demandado instándole a que se atenga al requerimiento o
impugne la demanda dentro de un determinado plazo. Si el demandado no
se acoge a ninguna de estas opciones, el requerimiento de pago adquiere
fuerza ejecutiva. Solamente si interpone un escrito de oposición se
transfiere el asunto al procedimiento ordinario. Por tanto, contrariamente a
las normas procesales tradicionales, la carga de iniciar un procedimiento
contradictorio recae en el destinatario del requerimiento de pago. Esta
inversión de la responsabilidad, que en francés se denomina ‘inversion du

4
GIMENO SENDRA, Vicente. Derecho procesal civil. Madrid, Colex. 2005. t.
II.
5
EM de la PRE, ap 2.1.2.

5
contentieu’, junto con la protección de los derechos de la defensa que se
concreta en la oportunidad de evitar la expedición de un título ejecutivo,
constituyen las características esenciales del proceso monitorio.”

No obstante la mencionada dificultad de encontrar una definición


aplicable a los distintos modelos legislativos, algunos autores se han
aventurado y han definido lo que debe entenderse por procedimiento
monitorio, describiendo, en mayor o menor medida, las características más
importantes de esta clase de procedimientos. Entre estos autores, podemos
anotar los siguientes:

CORREA DELCASSO6, en España, define al procedimiento


monitorio como un “proceso especial plenario rápido, que tiende, mediante
inversión de la iniciativa del contradictorio, a la rápida creación de un título
ejecutivo con plenos7 efectos de cosa juzgada en aquellos casos que
determina la ley”.

6
CORREA DELCASSO, Juan. Pablo. El proceso monitorio en la nueva Ley de
Enjuiciamiento Civil. Marcial Pons, Madrid. 2000. 37p.
7
Destaca este autor, en su obra “El proceso monitorio en la nueva ley de
enjuiciamiento civil”, op. cit., 37p., que el adjetivo “plenos”, el cual no se había incluido
en las anteriores definiciones que el mismo había formulado, fue añadido para subrayar,
en mayor medida, el efecto de cosa juzgada que produce el procedimiento monitorio
finalizado inaudita altera parte, evitando de esta manera confusiones con otros
procedimientos sumarios que también producen el efecto de cosa juzgada, aunque solo
limitados a lo que ha sido objeto del debate de los mismos.

6
GIMENO SENDRA8 lo define como “un procedimiento para obtener
un requerimiento judicial para el pago rápido de una deuda acreditada por
documentos con determinada virtualidad probatoria y que, en función de la
conducta del deudor, puede abocar en pago, en un proceso de ejecución o
declarativo ordinario en función de la cuantía, dependiendo de si el deudor
no se opone o se opone, respectivamente”.

Siguiendo en España, GARBERÍ LLOBREGAT9 expresa que el


monitorio es “un proceso jurisdiccional carente de fase declarativa,
destinado a tutelar aquellos derechos de crédito de índole pecuniaria y de
mediana cuantía que se encuentren debidamente documentados, y cuya
esencial finalidad radica en obtener, en el menor tiempo, con el menor costo
posible y sin más garantía que la derivada de la propia intervención judicial,
un titulo que permita abrir el procedimiento de ejecución forzosa del
derecho de crédito impagado”, o como un “juicio ejecutivo de los títulos no
ejecutivos”.

8
GIMENO SENDRA, Vicente. Derecho procesal civil, op. cit., t. II.
9
GARBERÍ LLOBREGAT, José, TORRES FERNÁNDEZ DE SEVILLA, José
M. y CASERO LINARES, Luís. El cobro ejecutivo de las deudas en la nueva Ley de
Enjuiciamiento Civil. Ejecución dineraria, proceso monitorio y juicio cambiario.
Barcelona, Bosch, 2002, t. II.

7
Por su parte, en Italia CRISTOFOLINI10 señala que “es aquel
procedimiento a través del cual, concurriendo las condiciones requeridas
por la ley, el juez emite una resolución sobre el fondo (normalmente idónea
a provocar la ejecución forzosa), a petición de una de las partes, sin el
previo contradictorio de la parte frente a la cual la resolución ha sido
emitida".

CARNELUTTI11, al analizar la estructura del procedimiento que nos


ocupa, destaca una particularidad en virtud de la cual, “si aquel contra quien
se propone la pretensión no se opone, el juez no procede a la cognición más
que en forma sumaria, y en virtud de ella, emite una providencia que sirve
de título ejecutivo a la pretensión y de ese modo consiente, en tutela de ella,
la ejecución forzada”.

10
CRISTOFOLINI, Giovanni. Processo d’ingiunzione. Ed. Cedam, Padova.
1939, citado por CORREA DELCASSO, Juan Pablo. El proceso monitorio. Barcelona,
J.M. Bosch Editor, 1998, 211p., quien critica la definición del autor italiano, señalando
que, por un lado, el juez no emite en todos los casos un pronunciamiento sobre el fondo:
en determinadas ocasiones ni siquiera lleva a cabo un mínimo examen probatorio y ni
tan siquiera lo hace él, sino uno de sus auxiliares, como sucede hoy día en Alemania con
el Rechtspfleger. Por otro lado, la resolución que emite en el proceso monitorio siempre
es idónea para provocar la ejecución forzosa (y no sólo "normalmente" como
equivocadamente señala), puesto que si finaliza este proceso con una sentencia,
interpuesta una oposición por el deudor, como si termina de inaudita altera parte, dicha
resolución produce siempre efectos de cosa juzgada. Por último, indica Correa Delcasso,
de la anterior definición no se desprende con claridad uno de los caracteres esenciales
del proceso monitorio como es el de la inversión de la iniciativa del contradictorio.
11
CARNELUTTI, Francesco. Instituciones del proceso civil, trad. de Sentís
Melendo. Buenos Aires, E.J.E.A. 1959. t. I.

8
La jurisprudencia española también a definido al procedimiento
monitorio. En este sentido, la AP de La Rioja12, señaló que “este tipo de
procedimiento permite que una persona que considera ser acreedora de una
deuda pecuniaria vencida, liquida y exigible, que no exceda del tipo
económico fijado…, y que este documentada, pida al tribunal competente
que formule un requerimiento de pago a quien considera su deudor para que
éste bien atienda el requerimiento y pague, bien se oponga al pago dando
razones, en cuyo caso será necesario sustanciar un proceso declarativo
ordinario, o bien, ni pague ni se oponga en cuyo caso se despachara
ejecución frente al deudor…”

En tanto, la AP de Toledo13 ha conceptualizado al monitorio como un


proceso “especial, plenario y rápido, que tiende, mediante la inversión de la
iniciativa del contradictorio, a la rápida creación de un título ejecutivo, con
plenos efectos de cosa juzgada en los casos determinados por la ley, casos
en los que el legislador, por el carácter aparentemente incontrovertido de la
deuda reclamada, presume que la resolución dictada inaudita parte, no será
contestada por el deudor. El monitorio no es un juicio ejecutivo, sino uno
declarativo que lo que pretende es la obtención de un título ejecutivo con
plenos efectos de cosa juzgada”.
Por último, la AP de Cádiz14 lo ha definido como “aquel proceso
especial declarativo que tiene por objeto las pretensiones dinerarias líquidas

12
SAP La Rioja, Secc. 1ª, de 07 de Junio de 2004.
13
SAP Toledo, Secc. 1ª, de 20 de Febrero de 2002.
14
SAP Cádiz, Secc. 7ª, de 28 de Julio de 2003.

9
de cuantía no superior a los cinco millones de pesetas en el que, la falta de
oposición al requerimiento judicial de pago librado por el juez a instancia
del acreedor, previo examen de los documentos por él aportados y sin
audiencia previa del deudor, da lugar a la creación, de un título ejecutivo
con efectos de cosa juzgada”.

Por nuestra parte, pensamos que el procedimiento monitorio puede


definirse de la siguiente manera: “Aquel proceso en que el Juez, inaudita
altera parte dicta una resolución que, de no ser impugnada por la parte
gravada con ella, dará lugar a la emisión de un título ejecutivo en su contra,
produciendo efectos de cosa juzgada, de igual manera que lo hubiese sido
en un proceso declarativo ordinario de condena”.

2.- Clases de procedimientos monitorios

2.1.- Consideraciones previas

De acuerdo a CALAMANDREI15, los procedimientos monitorios


existentes en Europa podían, de acuerdo a sus características esenciales,
dividirse en dos clases: procesos monitorios “puros” y procesos monitorios
“documentales”, denominados por otros como “sin prueba” o “con prueba”,
respectivamente.

15
CALAMANDREI, Piero. El procedimiento monitorio, trad. de Sentís
Melendo. Buenos Aires, E.J.E.A, 1953. pp. 29 y 30.

10
Sin embargo, existen también sistemas “mixtos” o “híbridos”, que
toman elementos del puro y del documental y los “funden” en una nueva
clase de procedimiento monitorio, más acorde a la política procesal del país
que lo va a emplear16.

A continuación, pasaremos a examinar someramente las principales


características de los sistemas puro y documental.

2.2.- Procedimiento monitorio puro

Indica CALAMANDREI que las principales características del


procedimiento monitorio puro son las siguientes:

“1.º Que la orden condicionada de pago se libra por el juez a base de


la sola afirmación, unilateral y no probada, del acreedor;

2.º Que la simple oposición no motivada del deudor hace caer en la


nada la orden de pago, de manera que el juicio en contradictorio, que puede
eventualmente desarrollarse en mérito de tal oposición, no se dirige a
decidir si la orden de pago debe ser revocada o mantenida, sino a decidir ex

16
Es el caso del procedimiento monitorio español, cuya naturaleza “mixta”
examinaremos al ver las “características”.

11
novo sobre la originaria acción de condena, como si la orden de pago no
hubiera sido nunca emitida” 17.

Si se hace un análisis conjunto de ambas características, veremos que


son perfectamente complementarias y armónicas entre si, pues, si la orden
de pago (mandato o requerimiento de pago) se expide por el órgano
jurisdiccional sin realizar una previa cognición de mérito sobre los
fundamentos de la pretensión y sin exigir que se acompañe ningún medio de
prueba que la respalde, es lógico (y justo) que también la simple oposición
no motivada haga perder toda eficacia a dicha orden de pago, y que
posteriormente, en el eventual juicio en contradicción que se desarrolle,
deba el acreedor probar los fundamentos de su pretensión tal y como lo
haría en cualquier juicio ordinario.

De lo expuesto, se desprende que basta con que el acreedor señale en


su demanda los elementos que permiten que la deuda sea tramitada a través
del monitorio (por. ej. –y dependiendo de la legislación de cada país-, que
se trata de una deuda dineraria, exigible, liquida etc.), pero no tiene que
probarlos. Esta característica se ve reflejada en los arts. 688 a 691 ZPO,
artículos que regulan la admisibilidad, competencia, requisitos de la
demanda monitoria y la desestimación de la demanda en el mahnverfahren
o proceso monitorio alemán (paradigma de los procedimientos monitorios
“puros”), que en ninguna parte prescriben que debe acompañarse algún tipo
de prueba a la demanda monitoria o que deba realizarse por el órgano

17
CALAMANDREI, Piero. El procedimiento monitorio. op. cit. 33p.

12
jurisdiccional algún examen del fondo –aunque sea sumario-, de la
pretensión18, limitándose el examen a verificar el cumplimiento de los
requisitos formales de la demanda. En el mismo sentido, la PRE19 indica
que el examen previo a la expedición del requerimiento europeo de pago se
centrara únicamente el cumplimiento del ámbito de aplicación del proceso,
con arreglo a lo dispuesto en los artículos 1 y 2 y en los requisitos formales
de la petición, con arreglo a lo dispuesto en el 3.

Asimismo, el art. 694 ZPO, artículo que regula la oposición del


deudor, no exige que esta sea motivada, sino solo que se indique si se
impugna el total o solo una parte de la deuda. Este escrito de oposición por
si mismo “invalida virtualmente el requerimiento de pago y el subsiguiente
proceso ordinario se tramita como si nunca hubiera existido”20. En tanto, el
art. 696 ZPO, que regula el procedimiento posterior a la oposición, señala
que solo habrá lugar a un proceso contradictorio si, además de la oposición
formulada dentro de plazo, una de las partes solicita la tramitación de este
nuevo proceso. En el mismo sentido, el art. 7.2 PRE dispone que “el
demandado deberá indicar claramente en su escrito si impugna la totalidad
o parte de la deuda. No estará obligado a motivar su oposición”. En cuanto
a la remisión al posterior proceso ordinario, la PRE, se distancia en cierta

18
Para una mayor profundización sobre el proceso monitorio alemán, véase
GOLDSCHMIDT, James. Derecho procesal civil, trad. de Prieto Castro. Barcelona, Ed.
Labor, 1936. pp. 462 y ss., y LEIBLE, Stefan. Proceso civil alemán. Medellín, Dike,
1999. pp. 460 y ss.
19
EM de la PRE, comentarios al art. 4.
20
LV, ap. 3.3.10.

13
forma del proceso monitorio puro, pues dispone en el art. 8.2 que “…el
traslado al proceso ordinario (cuando se haya interpuesto oposición) se
regirá por la legislación del Estado miembro en el que se emitiera el aviso
europeo de pago”, por lo que, dependiendo de legislación a la que se remita
el monitorio europeo, será automático o a petición de parte el inicio del
subsiguiente proceso ordinario21.

Este tipo de monitorio es el más cercano al proceso monitorio


original, cuyo “origen más remoto se puede rastrear en el derecho medieval
italiano y en el derecho de los francos, en los procesos llamados ‘mandatum
de solvendo cum clausula iustificativa’ y en el de ‘iudiculus
conmonitorius”22, o, para ser más exactos, en las ciudades italianas del siglo
XIII y XIV, donde para agilizar el tráfico mercantil y evitar el proceso
ordinario entonces existente -el solemnis ordo iudiciarius-, se creó un
proceso (el proeceptum o mandatum de solvendo cum clausula iustificativa)
con una estructura perfectamente delimitada: “el proceso se iniciaba con la
orden del juez de pagar o de hacer alguna cosa (de solvendo vel trahendo).
Esta orden o mandato venía emanada sin una previa cognición (ante causa
cognitionem). Las posibles objeciones a la admisibilidad del proeceptum o

21
Así p. ej., en Austria, Italia y Portugal la oposición trae como consecuencia
una remisión automática al procedimiento ordinario correspondiente, en cambio, en
Alemania, Luxemburgo y Suecia el inicio de un proceso en contradictorio posterior
dependerá de que una de las partes así lo solicite (LV, ap. 3.3.10.). El caso de España es
más complejo, pues, dependiendo de la cuantía de la oposición, se citará de inmediato a
las partes a la vista del juicio verbal, o, se le dará un plazo al acreedor para que
interponga la correspondiente demanda para abrir un proceso ordinario (art. 818.2 LEC).
22
En tal sentido, SAP Granada, Secc. 3ª, de 12 de Enero de 2004.

14
mandatum derivantes de la falta de cognición previa, venían resueltas con la
justificación que el proceso recibe de la cláusula que en el se contiene (si
sensereis reus te gravatum, compareas coram nobis complementum
iustitioe recepturus). En razón de esta cláusula, el curso del procedimiento
podía llegar a estos dos resultados opuestos: o el deudor intimado no
comparecía, y entonces el mandato se confirmaba pasando en autoridad de
cosa juzgada, o bien el deudor comparecía, y entonces su sola
comparecencia hacía que el procedimiento especial cesara, teniéndose que
seguir los tramites del juicio ordinario”23.

Entonces, no solo se caracterizaba este procedimiento medieval por la


falta de cognición y la innecesariedad de presentar pruebas en apoyo de la
pretensión, sino que además, como señala CHIOVENDA, en el mandatum
de solvendo cum clausula iustificativa “… la orden de pago traía su fuerza
exclusivamente de la hipótesis de que el deudor no tuviese nada que oponer,
y perdía, por consiguiente, toda eficacia al verificarse la oposición…”24.

Así, podemos comprobar que ambas características del mandatum de


solvendo cum clausula iustificativa (orden de pago librada en base a la
afirmación unilateral y no probada del actor, que pierde toda eficacia ante la

23
GUTÍERREZ-ALVÍZ Y CONRADÍ, Faustino. El procedimiento monitorio.
Estudio de derecho comparado. Sevilla, Publicaciones de la Universidad de Sevilla,
1972. 17p., citado por CORREA DELCASSO, Juan Pablo. El proceso monitorio. op. cit.
14p.
24
CHIOVENDA, Giuseppe. Ensayos de derecho procesal civil, trad. de Sentís
Melendo. Buenos Aires, E.J.E.A, 1949. t. I.

15
simple oposición del deudor) se encuentran presentes en el monitorio puro,
el cual, justamente por mantener estas características, probablemente
denomino CALAMANDREI como proceso monitorio “puro”.

El procedimiento monitorio puro es utilizado, aunque con diversos


matices, en Alemania, Austria, Finlandia, Suecia y Portugal, y además fue
el tipo de proceso elegido para estructurar el proceso monitorio europeo
reglamentado en la PRE.

2.3.- Procedimiento monitorio documental

Siguiendo la distinción realizada por el maestro de Florencia,


podemos señalar que los procesos monitorios documentales tienen las
siguientes características:

1.º Que el mandato de pago “presupone que los hechos constitutivos


del crédito sean probados mediante documentos”

2.º Que “la oposición del deudor no hace caer sin más el mandato de
pago, pero tiene, en cambio, el efecto de abrir un juicio de cognición en
contradictorio, en el cual el tribunal, valorando en sus elementos de derecho
y de hecho las excepciones del demandado, debe decidir si éstas son tales
que demuestren la falta de fundamento del mandato de pago o si por el

16
contrario, éste merece, a base de las pruebas escritas ya proporcionadas por
el actor, ser, sin embargo, mantenido y hecho ejecutivo”25.

La exigencia que se hace en esta variante del monitorio de aportar


prueba documental junto con la petición inicial, se aleja de cierta forma del
espíritu que envolvía al mandatum de solvendo cum clausula iustificativa,
pues, una de las ideas matrices de este proceso medieval, era que por ser de
carácter aparentemente incontrovertido la deuda, la probabilidad de que la
deuda fuese efectivamente controvertida por el deudor requerido eran bajas,
y que por lo tanto no era necesario exigir pruebas al acreedor al inicio de
este proceso, ni tampoco realizar una cognición, aunque superficial, sobre la
pretensión y los documentos, pues, si el deudor interponía oposición, sería
en el posterior proceso ordinario el momento procesal para exigir el aporte
de medios probatorios que acreditaran la pretensión del acreedor y realizar
el examen de ellos y de la deuda. No olvidemos, que, toda la estructura del
mandatum de solvendo cum clausula iustificativa descansaba precisamente
en la eventual reacción (o inercia) del deudor, pues era precisamente su
falta de reacción lo que le daba el elemento de certeza a la deuda que se le
pretendía cobrar, y justificaba por lo tanto que se dirigiera ejecución en su
contra.

En similar sentido, SEGNI26, indica que el denominado “proceso


monitorio documental” debería llamarse “proceso documental ejecutivo”,

25
CALAMANDREI, Piero. El proceso monitorio. op. cit. pp. 37 y 38.

17
pues le falta el que considera este autor el carácter típico de los procesos
monitorios, esto es, el despacho del requerimiento de pago sin anterior
cognición de merito, susceptible de caer en la nada por la simple oposición
desmotivada del demandado, crítica que es refutada por
CALAMANDREI27, que señala que el elemento característico y que le da
su fisonomía propia al monitorio no es la falta absoluta de toda cognición
de mérito, sino el poder que tiene el juez de “pronunciar la inyunción sin
previamente oír al demandado y atribuyendo a éste la carga de provocar el
contradictorio…”.

Pero dejando de lado la anterior discusión, y enfocándonos en las


ventajas que podría tener esta variante del monitorio sobre el monitorio
puro, podría argumentarse que la cognición superficial que debe hacer el
órgano jurisdiccional de los documentos que aporta el acreedor junto con la
demanda, es una herramienta para frenar la interposición de demandas
injustificadas, herramienta que , por una parte desalienta la interposición de
demandas infundadas (actuando a nivel psicológico del eventual
demandante), y por otra, impide que se admitan a tramitación aquellas
demandas cuyo fundamento no puede ser acreditado ni siquiera
minimamente.

26
SEGNI, Antonio, L’opposizione del convenuto nel processo monitorio, en
Studi Sassaresi, 1924, citado en una nota polémica por CALAMANDREI, Piero. El
proceso monitorio. op. cit. pp. 241 y 242.
27
CALAMANDREI, Piero. El proceso monitorio. op. cit. pp. 242 - 245.

18
Manifestaciones del proceso monitorio documental lo encontramos
en el procedimento d’ingiunzione italiano (paradigma de los sistemas
monitorio documentales), que prescribe en el art. 633 CPCi, que para ser
admitida la demanda monitoria es necesario que se dé prueba escrita del
derecho alegado, y luego en el 638, señala que la demanda se depositará en
secretaria junto con aquellos documentos que se presenten en sustento de la
pretensión. A su vez, el art. 640 señala que “el juez, si considera
insuficientemente justificada la demanda… la rechaza a través de un
decreto motivado”, y, el art. 641, por su parte, indica que “si concurren las
condiciones previstas en el art. 633, el juez, mediante decreto motivado,
ordena a la otra parte el pago del importe reclamado…”, disposiciones de
las cuales se desprende que debe llevarse a cabo un examen por el juez de
las razones propuestas y de las pruebas acompañadas por el solicitante, en
lo que consiste un mínimum de instrucción28. En el mismo sentido, el art.
1.102a. del Código de Processo Civil brasilero dispone que la acción
monitoria le corresponde a quien pretende con base en prueba escrita sin
eficacia de título ejecutivo, el pago de una suma de dinero, la entrega de una
cosa fungible o de un determinado bien mueble. Sobre la solicitud de
monición y la prueba escrita debe el juez realizar una cognición sumaria y
superficial29antes de despachar el correspondiente mandato de pago (art.
1.102b).

28
CARNELUTTI, Francesco. Instituciones del proceso civil. op. cit. t. III.
29
En este sentido, CARREIRA ALVIM, José Eduardo. Ação Monitória e Temas
Polêmicos da Reforma Processual [libro electrónico]. 4ª ed. Río de Janeiro. Forense,
2004, y THEODORO JÚNIOR, Humberto. Curso de direito processual civil. t. III.
[libro electrónico]. 34ª ed. Río de Janeiro. Forense, 2005.

19
En lo que respecta a la oposicion al requerimiento de pago, se
observa en el procedimiento monitorio italiano que el escrito de oposición
(que se asemeja a una contestacion de demanda) debe contener los
fundamentos de hecho y de derecho y cumplir con una serie de requisitos de
forma y de fondo (arts. 645.1 y 163 CPCi), y, una vez planteada la
oposición, “el juicio se desenvuelve según las normas del procedimiento
ordinario que rigen ante el juez competente; pero los plazos de
comparecencia se reducen a la mitad”30. Sin embargo, “la oposición, en
lugar de hacer caer en la nada la orden de pago como ocurre en el
procedimiento monitorio puro, suspende la eficacia ejecutiva de la
inyuncion; de suerte que el juicio en contradictorio al cual la oposicion da
lugar, se dirige a decidir si debe mantenerse o si debe revocarse la
inyunción, a la cual el paso de la sentencia que rechaza la oposición da
fuerza ejecutiva irrevocable”31. Por su parte, el art. 1.102c. del Código de
Processo Civil brasilero, dispone, al igual que el CPCi, que la interposición
de oposicion solo suspende la eficacia del mandato de pago, y que si fuera
esta rechazada, se seguira contra el deudor un juicio ejecutivo conforme
titulo ejecutivo judicial.

30
Art. 645.2 CPCi.
31
CALAMANDREI, Piero. El proceso monitorio. op. cit. 44p.

20
Esta variante del proceso monitorio es empleada en países como
Bélgica, Brasil, Francia, Grecia, Luxemburgo, Italia y, según algunos, en
España32.

2.4.- Elementos comunes entre ambas clases de monitorio

No obstante existir, como hemos visto, notables diferencias entre los


denominados procesos monitorios “puros” y “documentales”, debe
reconocerse que ambos tienen en común ciertos elementos que son los que
en definitiva, les dan el carácter de “monitorios” a ambos.

Estos elementos comunes son, a saber:

1º. El requerimiento de pago, es emitido inaudita altera parte

2º. La eventualidad del contradictorio (o la “inversión de la carga del


contradictorio” o el “contradictorio desplazado o postergado”, según sea la
tesis que se suscriba).

3º. La creación de un título ejecutivo si el deudor requerido no


presenta oposición dentro de plazo o si esta es rechazada.

32
Si bien nosotros pensamos que el sistema español es un sistema “mixto”, no
cabe duda que es bastante más similar al “documental” que al “puro”, y quizás por eso
algunas sentencias (p. ej. SAP Barcelona, Secc. 17ª, de 11 de Marzo de 2002 y SAP
Málaga, Secc. 5ª, de 17 de Junio de 2003) inscriban al proceso monitorio español dentro
del sistema “documental”.

21
3.- Características del procedimiento monitorio

3.1.- Proceso rápido y plenario

Decimos que el procedimiento monitorio es rápido33 por cuanto el


requerimiento de pago es despachado por el tribunal inaudita altera parte y
sin realizar una cognición completa del merito alegado, cognición que
puede incluso nunca existir (o mejor dicho, “hacerse a fondo”) si no existe
oposición del deudor dentro de plazo, dictándose así una resolución que
despacha ejecución contra el deudor (y pone fin al proceso monitorio para
dar lugar a uno ejecutivo) en un muy breve plazo34.

Así, En palabras de CHIOVENDA, una de las medidas que toma la


ley para facilitar al acreedor la vía de la ejecución es “la dispensa de la
necesidad del juicio de cognición ordinaria, a favor de determinadas
prestaciones, que el juez ordena ejecutar en base a una cognición
incompleta por ser superficial o delibatoria (orden de pago en el
procedimiento monitorio y sus derivados); la cognición ordinaria tiene lugar

33
Resaltan esta característica del procedimiento monitorio, entre otras, SAP
Toledo, Secc. 1ª, de 20 de Febrero de 2002 y SAP Valladolid, Secc. 1ª, de 26 de Marzo
de 2001.
34
En igual sentido, CALAMANDREI, Piero. El procedimiento monitorio. op.
cit. 62p.

22
sólo en cuanto aquel al que la orden se notifica lo pida”35. Continúa el
citado autor señalando que en las órdenes de pago del proceso monitorio
“la cognición puede extenderse en principio a cualquier cuestión, pero en
vía meramente delibatoria (de examen superficial); es pues, una cognición
incompleta no por ser parcial, sino por ser superficial, y da un grado
mínimo de certeza jurídica”36. En el mismo sentido, su destacado discípulo,
Enrico Tullio LIEBMAN37, señala que se realiza en el monitorio una
“cognición sumaria”, esto es, incompleta o superficial de los normales
presupuestos de la pretensión del actor. Completando lo señalado por estos
dos grandes maestros italianos, podemos señalar que la cognición, si bien es
superficial, es completa en relación a los puntos que examina.

Pero, este proceso no solo es rápido por la cognición sumaria que lo


caracteriza, sino además por que la técnica del contradictorio desplazado
conduce en la mayoría de los casos a que termine el proceso inaudita altera
parte en muy poco tiempo, pues este proceso esta pensado justamente para
el cobro de deudas aparentemente incontrovertidas, a cuyo cobro por parte
del acreedor probablemente no se va a oponer el deudor.

Asimismo, se han eliminado del procedimiento monitorio etapas y


actos procesales que, supuesto que el deudor mantendrá una actitud pasiva,

35
CHIOVENDA, Giuseppe. Ensayos de derecho procesal civil. op. cit. t I.
36
CHIOVENDA, Giuseppe. Ensayos de derecho procesal civil. op. cit. t. I.
37
LIEBMAN, Enrico Tullio. Manual de derecho procesal civil, trad. de Sentís
Melendo. Buenos Aires, E.J.E.A, 1980. pp. 138 – 140

23
no hacen más que retardar el juicio. Incluso, en el monitorio español se han
eliminado actos exigidos por otras legislaciones38, como por ejemplo la
necesidad del acreedor de instar al tribunal a que despache ejecución contra
el deudor una vez transcurrido el plazo para oponerse sin que el deudor lo
haya realizado, siendo admitido hoy en día por la mayor parte de la
jurisprudencia39 que, en ausencia de norma al respecto, es el tribunal quien
de oficio tiene que despachar ejecución una vez transcurrido el plazo de
oposición si esta no ha sido formulada por el deudor (o bien, si habiendo
sido formulada es inadmitida por el tribunal).

En resumen, toda la estructura del procedimiento monitorio ha sido


diseñada para permitir a los acreedores la pronta tutela de sus créditos,
cumpliéndose así lo señalado por la EM en el sentido de que por su medio
se obtenga una “protección rápida y eficaz al crédito dinerario líquido de

38
así, en Alemania, si no se presenta oposición dentro de plazo, el acreedor debe
solicitar dentro de los seis meses siguientes la declaración de ejecutoriedad del
requerimiento de pago (Ver GOLDSCHMIDT, James. Derecho procesal civil. op. cit.
pp. 466 y 467, y CORREA DELCASSO, Juan Pablo. El proceso monitorio. op. cit. pp.
179 – 183).
39
En tal sentido, SAP Cádiz, Secc. 8ª, de 13 de Enero de 2004, declaró que el
art. 816 LEC “no establece la necesidad de que se deba plantear demanda ejecutiva
posterior al monitorio, ni que se deba presentar escrito alguno a tal efecto. El precepto
declara que el juzgado "dictará auto en el que despachará ejecución por la cantidad
adeudada", por lo que no es necesario instar nueva demanda ejecutiva, sino que
simplemente el tribunal debe dictar auto por el que se despacha la ejecución. En
resumen, si el requerido no comparece o no paga, se produce el despacho de ejecución
en su contra por la cantidad adeudada. El proceso monitorio sería así un proceso
especial… en cuyo seno se permite la rápida creación del "titulus executionis" del que
carece el acreedor, dando lugar a un proceso de ejecución de sentencias”. En igual
sentido SAP Cádiz, Secc. 8ª, de 08 de Enero de 2004.

24
muchos justiciables y, en especial, de profesionales y empresarios medianos
y pequeños” (EM, ap. XIX). En ese sentido, la AP de Cádiz, declaró que “el
procedimiento monitorio, tal y como señala la exposición de motivos de la
LEC, tiene por finalidad la protección rápida y eficaz del crédito dinerario
líquido de muchos justiciables, por ello la simplicidad de sus requisitos
formales, limitándose a la presentación de un escrito (que puede ser impreso
o formulario) y la aportación de documentos de los que resulte la apariencia
de la deuda”40.

Es además, según RUBIÑO ROMERO41 un procedimiento plenario,


y no sumario. Entre otras razones, por que:

a) Al deudor requerido se le otorgan todas las garantías procesales,


entre ellas la posibilidad de oponerse y, con ello, iniciar el contradictorio.
b) La sumariedad de la cognición propia del monitorio y que precede
al pronunciamiento judicial incide sobre la estructura del procedimiento y
sobre la forma y la secuencia de los actos que tengan lugar dentro del
proceso, pero no excluye que, a través de su propio desarrollo, se encamine
al ejercicio de la jurisdicción declarativa de cuyo ejercicio concreto es
instrumento este proceso.
c) La naturaleza de la acción no viene dada ni por el tipo de
procedimiento donde se desenvuelva, ni por las pruebas que se permitan

40
SAP Cádiz, Secc. 1ª, de 17 de Febrero de 2003
41
RUBIÑO ROMERO Juan José. El proceso monitorio en la Ley de Propiedad
Horizontal. Barcelona, J.M. Bosch Editor, 2005. 55p.

25
practicar, ni por ninguna característica propia del recurso, sino por el tipo de
resolución a que da lugar.
d) El proceso monitorio acabará con una resolución de la que se
puede predicar los efectos de la cosa juzgada.

3.2.- Proceso especial

De acuerdo a GUASP42, un proceso especial “es aquel que no está


pensado para una hipótesis general o indeterminada, sea ordinaria o no
ordinaria, sino para una hipótesis particular y concreta. No responde a un
género, sino a una especie, en el sentido de que su objeto está integrado por
pretensiones específicamente definidas y no genéricamente definidas, de
donde resulta la propiedad del término ‘especial’ frente al de proceso
‘general’ o común”43.

Para el citado autor, la existencia de un procedimiento especial puede


obedecer a dos series de razones distintas. En efecto, la existencia de un

42
GUASP DELGADO, Jaime. Derecho procesal civil. 3ª ed., Madrid, Instituto
de Estudios Políticos, 1968. t. II.
43
Por su parte, PODETTI, Jorge Ramiro. Teoría y técnica del proceso civil.
Buenos Aires, Ediar, 1963. pp. 277 y 278., señala que son procesos especiales “todos
aquellos cuya sustanciación se encuentra prevista en la ley, en todas sus etapas o
trámites o con referencia al proceso tipo o a un determinado proceso especial, pero con
modificaciones sustanciales, que atañen particularmente a los plazos procesales o a la
supresión de determinadas etapas normales”.

26
procedimiento especial puede deberse a una “razón de derecho material”, o
a una “preocupación concreta de orden procesal”44.

Pues bien, pensamos nosotros que es por esta segunda clase de


razones, es decir, por razones jurídico procesales, que el monitorio es un
procedimiento especial.

En efecto, el proceso monitorio tiene varias particularidades en su


estructura procedimental que lo diferencian de los procesos ordinarios. Así,
en el monitorio solo se exige que el juez realice una cognición sumaria para
decidir requerir de pago al deudor, resolución que se dicta inaudita altera
parte, desplazando el contradictorio, que tiene un carácter eventual, para un
momento posterior, pudiendo así finalizar el proceso con una resolución
que produce cosa juzgada ( y en virtud de la cual se permite abrir ejecución
contra el deudor) sin que haya comparecido el sujeto pasivo en todo el
proceso, siendo precisamente la falta de reacción del deudor el argumento
indirecto de certeza (o si se prefiere, en palabras de CALAMANDREI45, “el
argumento para no indagar si los hechos son verdaderos o no”) que
constituye la base jurídica para despachar ejecución en su contra.

44
GUASP DELGADO, Jaime. op. cit. t II.
45
CALAMANDREI, Piero. op. cit. 63p.

27
La opinión antes expresada es compartida por la mayoría de la
jurisprudencia46 y de la doctrina47, no obstante lo cual debe admitirse que
autorizadas voces se han manifestado en contra de esta opinión, es decir,
califican al proceso monitorio como un proceso común48.

En este momento resulta interesante referirse al silencio en los actos


jurídicos y en particular en los actos procesales, pues, aquí nos encontramos
con uno de aquellos casos excepcionales en que la ley le da al silencio
valor, es decir, lo considera como una manifestación de voluntad, le
concede efectos jurídicos.

Si bien popularmente se dice que “quien calla otorga”, en derecho la


regla general es “quien calla no otorga, a menos que la ley prescriba lo
contrario”.

46
En este sentido, SAP Sevilla, Secc. 5ª, de 07 de Enero de 2004, SAP Toledo,
Secc. 1ª, de 20 de Febrero de 2002, y SAP Cádiz, Secc. 7ª, de 28 de Julio de 2003.
47
Entre otros, califican al monitorio como un procedimiento especial CORREA
DELCASSO, Juan Pablo. El proceso monitorio en la nueva Ley de Enjuiciamiento Civil.
op. cit. pp. 43 y 44, RUBIÑO ROMERO Juan José. op. cit. pp. 45 y 46, y ORTELLS
RAMOS, Manuel. Apuntes tomados por el autor en el ciclo de conferencias para los
académicos del Departamento de Derecho Procesal sobre la reforma al procedimiento
civil español, dictadas por el citado profesor en la Escuela de Derecho de la Universidad
de Chile. Santiago, 2003.
48
Entre estos, ver LORCA NAVARRETE, Antonio María. De los procesos
monitorio y cambiario. En Comentarios a la nueva Ley de Enjuiciamiento Civil.
coordinados por el autor. Valladolid, Lex Nova, 2000. t. IV, y GONZÁLEZ LÓPEZ, Roberto.
Sobre la debatida naturaleza jurídica del proceso monitorio [en línea] <http://
www.derecho.com/boletin/articulos/articulo0108.htm> [consulta: 16 Abril 2005].

28
A este respecto, el Digesto señalaba que “qui semel est haeres,
munquam dessinit esse haeres” (“el que calla, parece que consiente”49). Por
su parte, Las siete partidas indican que “el que calla non confesa, nin
tampoco es visto negar. E aun dixeron que aquel que calla, non se entiende
que siempre otorga lo quel dizen, manguer no reponda; mas esto es verdad,
que non niega lo que oye”50.

Si bien reiteramos que en el derecho moderno la regla es que el


silencio no produzca efectos jurídicos, anota COLOMBO51 que si bien “el
silencio no produce ningún efecto jurídico en el derecho en general ni en el
proceso en particular… hay una serie de casos en que la ley regula y califica
los efectos del silencio, haciéndolo generar consecuencias jurídicas y
presumiéndose así la concurrencia de la voluntad para la formación del acto
procesal…”52. Este distinguido profesor de la Universidad de Chile, citando
a Coviello, reitera que “el silencio considerado en sí mismo no es
afirmación ni negación, y por eso no puede considerarse como

49
Reglas clásicas del derecho. México, D.F., Iure editores, 2002. 42 pp.
50
RUIZ, Jácome. Principios y aforismos jurídicos. México, D.F., Iure editores,
2002.
51
COLOMBO CAMPBELL, Juan. Los actos procesales. Santiago, Editorial
Jurídica, 1997. t. I.
52
Prosigue el citado autor indicando que “…puede señalarse que la preclusión,
sanción importante de ineficiencia de los actos procesales, se basa en el silencio procesal
traducido en la inactividad del sujeto a quien le corresponde actuar de acuerdo al
procedimiento aplicado en la sustanciación del proceso.” (COLOMBO CAMPBELL,
Juan. Los actos procesales. op. cit. t. I.

29
manifestación de voluntad. Sin embargo, no faltan en la ley casos en que se
considera al silencio como manifestación de voluntad…” Ahora bien,
manifiesta el mencionado jurista chileno que “como enseñaba el profesor
Darío Benavente en su curso de derecho procesal ‘quien calla no otorga’.
No obstante –prosigue COLOMBO-, la formulación de esta premisa, la
inactividad de los sujetos del proceso produce importantísimas
consecuencias en los actos regulados por nuestra disciplina. En efecto, todo
el avance del proceso está basado en la operación del principio de orden
consecutivo legal, y ello supone que si la parte no hace uso de sus derechos
procesales dentro de las oportunidades que le señala la ley y no responde a
sus cargas, los pierde por el silencio que guarda frente a la alternativa que la
ley de procedimiento le ofrece de actuar. En esta condición, podemos
aparentemente entrar en una contradicción al afirmar que el silencio no
produce efectos procesales, para luego sostener que la base de todo el
procedimiento es la aplicación del principio de preclusión”53.

Por lo anteriormente mencionado, en su cátedra el profesor citado


señalaba que “a diferencia del derecho civil, gran parte del derecho procesal
regula el silencio, toda vez que una de las instituciones básicas para hacer
avanzar el proceso, la preclusión, puede basarse en él54.

53
Para observar como se resuelve esta aparente contradicción, ver COLOMBO
CAMPBELL, Juan. Los actos procesales op. cit. t. I.
54
COLOMBO CAMPBELL, Juan. Apuntes tomados por el autor durante el ciclo
de clases de derecho procesal impartidas por el citado profesor en la Escuela de Derecho
de la Universidad de Chile. Santiago, 1998-2000.

30
3.3.- Proceso facultativo

El proceso monitorio español es un proceso facultativo55 para el


cobro de deudas dinerarias que no sobrepasen la cuantía permitida para esta
clase de juicios y que se encuentren acreditadas documentalmente.

Tal conclusión se puede extraer fácilmente de la misma regulación


que hace el legislador del monitorio, pues el art. 812 se inicia señalando que
“podrá” acudir a este proceso quien cumpla con los requisitos prescritos en
la LEC, por lo que quien tenga un crédito que cumpla con los requisitos de
admisibilidad del monitorio tiene la opción de recurrir al proceso monitorio
o al ordinario o especial que corresponda según la cuantía de la deuda o el
documento en que consta.

En este sentido, una sentencia declaró que “el acudir a éste


procedimiento (el monitorio) es facultativo, como se comprueba por el
tiempo verbal utilizado por el artículo 812.1 de la LEC, podrá (futuro
imperfecto)…”56.

55
En el mismo sentido, FUENTES LOJO, Juan Ventura. La Ley de Propiedad
Horizontal después de la reforma de 6 de abril de 1999. Barcelona, J. M. Bosch Editor,
2000. t. I.
56
SAP Granada, Secc. 3ª, de 12 de Enero de 2004.

31
Si bien no es discutido que quien tiene un crédito apto para cobrarse a
través del monitorio puede recurrir si lo desea al juicio ordinario que
corresponda según la cuantía de la deuda –quien puede lo más puede lo
menos-, podrían generarse dudas respecto de la aplicación del monitorio
para el cobro de deudas que tienen preestablecido un procedimiento
especial, como en el caso de los créditos que constan en letra de cambio,
cheque o pagaré, para cuyo cobro la ley a establecido el “juicio
cambiario”57, regulado en los arts. 819 y ss. LEC.

A este respecto, la AP de Valencia ha indicado que el proceso


monitorio “tiene como finalidad la protección rápida y eficaz del crédito
dinerario líquido de muchos justiciables…; y el otro, el llamado juicio
cambiario que según la aludida Exposición de Motivos, es ‘el cauce
procesal que merecen los créditos documentados en letras de cambio,
cheques y pagarés, tratándose de una protección jurisdiccional singular,
instrumental de lo dispuesto en la ley especial sobre esos instrumentos del
tráfico jurídico’. Ello implica pues que el… acreedor, cuando para fundar su
reclamación dineraria disponga de las formas referidas en el artículo 812…
podrá interponer el proceso monitorio; y cuando para fundar su reclamación
dineraria disponga de letra de cambio, cheque o pagaré procederá a través
del juicio cambiario (artículo 819 LEC 2.000). Sin embargo, la disposición
del acreedor del tipo de procedimiento (monitorio o cambiario) para hacer

57
El art. 819 LEC dispone que “Sólo procederá el juicio cambiario si, al incoarlo,
se presenta letra de cambio, cheque o pagaré que reúnan los requisitos previstos en la
Ley cambiaria y del cheque”.

32
efectiva su reclamación dineraria si bien respecto al juicio cambiario
solamente procederá cuando se presente ‘letra de cambio, cheque o pagaré’,
no es menos cierto que en el plano contrario, el acreedor podrá acudir al
proceso monitorio cuando disponga entre otros de ‘documentos, cualquiera
que sea su forma y clase... proveniente del deudor’, ello no supone más que
declarar que a través del proceso monitorio no se impide al ciudadano-
acreedor acudir con todo documento, entre los que cabe incluir, desde
luego, a la letra de cambio, al cheque y al pagaré, a los Tribunales de
Justicia. Debe decirse además que no existe norma expresa alguna en la
LEC que excluya dicha posibilidad de elección de los aludidos
procedimientos en el caso de reclamaciones dinerarias, y es más, siempre
queda la posibilidad contemplada el artículo 818 de la LEC en cuanto que
opuesto el deudor, el asunto se resolverá definitivamente en juicio que
corresponda, teniendo la sentencia que se dicte fuerza de cosa juzgada”58.

Más discutible podría ser la posibilidad de recurrir al proceso


monitorio fundándose en un documento al cual la Ley le ha dado mérito
ejecutivo, puesto que no solo existe un procedimiento especial para la
ejecución de estos títulos, sino que además el monitorio tiene por fin
precisamente crear un título ejecutivo. Sin embargo, la jurisprudencia 59 ha

58
SAP Valencia, Secc. 6ª, de 29 de Julio de 2002. En el mismo sentido, SAP
Toledo, Secc 1ª, de 20 de Febrero de 2002 declaró que “art. 812 dice que el acreedor
"podrá" acudir al proceso monitorio cuando acredite la deuda mediante cualesquiera
documentos que aparezcan firmados por el deudor (entre los cuales parece evidente que
deben incluirse las letras de cambio, cheques y pagarés).
59
Entre otras, SAP Cádiz, Secc. 8ª, de 13 de Enero de 2004.

33
admitido esta posibilidad. El fundamento central es que el art. 517 LEC no
es excluyente con el 812, y así, por ejemplo, si quien tiene un titulo
ejecutivo (que no sea una resolución judicial o arbitral) recurre al monitorio,
deberá dársele tramitación al asunto a través del monitorio, debiendo
considerarse como principio de prueba documental, obviamente, el titulo
ejecutivo presentado. Ahora bien, podemos preguntarnos por que alguien
que posee un título ejecutivo recurre al monitorio y no directamente al
juicio ejecutivo; pues bien, una de las ventajas es que la sentencia que
obtendrá el acreedor en el monitorio si el deudor no comparece (es decir el
auto de ejecución), da lugar a un juicio ejecutivo regido por las normas
establecidas para la ejecución de las sentencias (algo así como el
procedimiento incidental de cumplimiento de sentencias en Chile), el cual
limita las causales de oposición que puede interponer el deudor ejecutado.

3.4.- Proceso con una contradicción eventual y desplazada

3.4.1.- Prevenciones

Antes de entrar al análisis del “contradictorio” en el proceso


monitorio, conviene aclarar algunos términos que son frecuentemente
confundidos, lo cual ha llevado, a que la doctrina y la jurisprudencia
señalen en su mayoría –y a nuestro juicio erróneamente-, que el proceso
monitorio es un proceso en que existe “una inversión de la carga del
contradictorio”.

34
Señala el distinguido profesor uruguayo don DANTE BARRIOS DE
ANGELIS60 que existe una confusión entre los conceptos de
“contradicción”, “principio de contradicción” y “contradictorio”, aclarando
el mencionado maestro que es común que el término “contradictorio” se use
como sinónimo de “procedimiento contradictorio” y “procedimiento en
contradictorio”.

Siguiendo las enseñanzas de este destacado autor, procederemos a


definir cada uno de los conceptos anteriormente mencionados:

Por contradicción debemos entender “la acción y el efecto de


contradecir; de modo que es ya un acto, por el cual se contradice un
enunciado; o un estado, que acaece cuando dos enunciados se contradicen o
cuando uno solo, aisladamente considerado, contiene elementos
contradictorios”. Es decir, es “la oposición entre dos juicios contradictorios;
puramente lógica o manifestada en actos; en cuyo último caso tenemos la
controversia o, si ésta se traduce en proceso, la contienda”.

En cambio, por principio de contradicción, “desde el punto de vista


lógico significa que dos juicios contradictorios no pueden ser ambos
verdaderos. Son contradictorios dos juicios cuando sólo se diferencian en la

60
BARROS DE ANGELIS, Dante. El proceso civil, comercial y penal en
América Latina. Buenos Aires, Depalma, 1989. pp. 322 -324 y de forma más
desarrollada en su obra Teoría del proceso. Reimpresión de la 2ª ed. Actualizada.
Buenos Aires, B de F, 2005. pp. 199 -201, 229 – 335 y 255 – 264.

35
cualidad: uno afirma lo que el otro niega. Por lo cual, necesariamente, uno
de ellos es falso; y demostrado que uno es verdadero, el otro es falso… Es
la expresión de que la pretensión de verdad de dos juicios contradictorios no
es lógicamente posible. El es un juicio de verdad, que abre la puerta a la
investigación de cuál de los juicios opuestos es verdadero. E impone la
consecuencia de que si uno de ellos lo es, el otro es falso. De modo que la
prueba de la verdad o de la falsedad de uno de ellos elimina la
contradicción”.

En cambio, el contradictorio61, “no es ni una oposición lógica ni una


oposición en acto (contradicción), y tampoco un principio lógico, u
ontológico: es una estructura ideal cuyo sentido consiste en traducirse en
actos contradictorios, para eliminar la contradicción”.

Sobre este punto, señala el maestro uruguayo que el contradictorio es


una estructura de procedimiento, y que integra la función de control, es
decir, la actividad cuya finalidad es el examen crítico de las demás

61
Distingue el citado autor entre contradictorio de coordinación (que es al cual
nos referimos en este momento y a lo largo de la presente memoria), que consiste en el
control que se da entre sujetos que se encuentran en situaciones jurídicas análogas o
equivalentes, como la del demandante frente al demandado o entre tribunales de igual
jerarquía, en las contiendas de competencia -y que es al que la doctrina llama
propiamente “contradictorio”-, y el contradictorio de subordinación, -el cual ha sido
poco estudiado por la doctrina y nosotros no trataremos aquí- y que consiste en el
control que se efectúa entre sujetos con poderes desiguales, como por ejemplo del
Tribunal a los actos de la parte (por ej. control de admisibilidad) y viceversa (por ej. a
través de los recursos procesales que deducen las partes en contra de las resoluciones del
Tribunal). Para profundizar el tema, ver BARROS DE ANGELIS, Dante. Teoría del
proceso. op. cit. pp. 199 – 201.

36
funciones (“actividades definidas por una finalidad suficientemente
diferenciada”).

En el procedimiento monitorio -y a diferencia de otros


procedimientos-, el control que realiza la parte demandada, sobre los
fundamentos de la pretensión del contrario es en la misma oportunidad en
que puede criticar la sentencia dictada por un Tribunal que solo ha
escuchado para dictar la resolución los argumentos de una de las partes. Si
esta oportunidad posterior que tiene el demandado no existiera, se estaría
vulnerando el principio del auditator et altera parte, reconocido
constitucionalmente en la mayoría de los Estados democráticos.

3.4.2.- El contradictorio y la contradicción en el procedimiento


monitorio

Analizados los conceptos de “contradictorio” (o procedimiento en


contradictorio), “principio de contradicción” y “contradicción”, corresponde
ahora ver como se como se presentan en el procedimiento monitorio.

En cuanto estructura, pensamos que el procedimiento monitorio esta


construido sobre la base de un contradictorio desplazado y eventual.

Digamos en este punto que CARNELUTTI62 distingue (aunque en


referencia al secuestro) entre contradictorio “eventual” y contradictorio

62
CARNELUTTI, Francesco. Instituciones del proceso civil. op. cit. t. III.

37
“postergado”. En virtud del contradictorio eventual, que es el adoptado en
el proceso monitorio, la parte a la que ha perjudicado el decreto d’
ingiunzione, una vez que ha tomado conocimiento de el, habría tenido
derecho a impugnarla mediante oposición; en cambio, el contradictorio
postergado consiste en que es la parte que ha obtenido una resolución
favorable, para obtener su confirmación, necesita “provocar el
contradictorio” mediante la citación de la parte que resultó gravada por la
resolución.

Ahora bien, a nuestro juicio el maestro italiano antes citado confunde


el contradictorio propiamente tal (estructura), con la efectiva posibilidad de
contradicción, por lo que la eventualidad que de acuerdo a él caracteriza al
monitorio se refiere más bien a la posibilidad de impugnar efectivamente
las razones del contrario que a la estructura que de acuerdo a la Ley tiene el
procedimiento.

Pues bien, al igual que el citado autor, pensamos que en cuanto a la


contradicción (como posibilidad efectiva de revisar los motivos de la
contraria e impugnar la resolución), está solo seria eventual, toda vez que,
pese a tener la oportunidad, puede el deudor demandado no hacer nada (y
esto es sumamente importante, pues uno de los elementos claves del
establecimiento del procedimiento monitorio es la presunción del legislador
de la improbable oposición del deudor requerido).

38
Sin embargo, en cuanto estructura (la cual viene preordenada por la
Ley), el contradictorio o posibilidad de examinar e impugnar tanto los
fundamentos de la pretensión de la parte contraria como de impugnar (u
oponerse) a la resolución dictada inaudita et altera parte es desplazada,
pero no por que el deudor requerido solo tendrá la oportunidad de
contradecir en un momento posterior dentro del monitorio, sino que es
desplazada la contradicción para un proceso posterior.

De hecho, y siguiendo el análisis del procedimiento monitorio como


estructura, en un sentido estricto podemos decir que es un procedimiento sin
contradictorio, pues, en el momento que se presenta la oposición por el
deudor, se acaba el procedimiento, demostrando así que no es un proceso
adecuado para la existencia de un enfrentamiento entre las partes.

Lo que creemos no se puede afirmar (a pesar que es la tesis imperante


tanto en la doctrina como en la jurisprudencia), es que es un procedimiento
con “inversión de la carga del contradictorio”, pues, en cualquier clase de
proceso, será el demandado de quien depende surja un debate o
enfrentamiento entre las partes, es decir, el derecho que tiene una persona a
oponerse a la pretensión de la contraria. La única diferencia es que en el
monitorio este posible debate queda diferido para un momento posterior a
aquel en que el Órgano Jurisdiccional dicta la resolución, pero el orden de
desarrollo del proceso es el mismo que en el juicio ordinario.

39
Ahora bien, y esto no significa que justifiquemos la tesis de la
“inversión de la carga del contradictorio”, es cierto que en países como
España, a diferencia de Italia63, el juicio declarativo ordinario posterior al
monitorio no está dirigido a rebatir la pretensión de tutela monitoria
planteada por el acreedor en su petición inicial o a revisar la resolución que
se dictó inaudita et altera parte (el requerimiento de pago), sino que el
nuevo juicio se dirige a debatir sobre la existencia y legitimidad del derecho
de crédito del acreedor y de su incumplimiento por parte del deudor.
Exponemos lo anterior para tratar de justificar la tesis de maestros como
CALAMANDREI64, que señalaban que “el juicio sobre la oportunidad de
abrir el contradictorio, y, por consiguiente, la iniciativa de provocarlo, debe
dejarse a la parte en cuyo interés el principio del contradictorio tiene
inicialmente valor”. Sin embargo, y como postula BARRIOS DE
ANGELIS65, “la inversión de la carga del contradictorio es una
contradicción en si misma; nadie puede tener la carga de una estructura. Lo
que significa, rectamente, esa expresión de CALAMANDREI es que se ha
invertido la carga de contradecir, que en su comienzo no corresponde al
actor sino al demandado… Pero también es evidente que dicha conclusión
63
Es interesante anotar que la legislación italiana es de las pocas que define el
principio del contradictorio, pues, señala lo siguiente en su art. 101 del CPCi:
Il giudice, salvo che la legge disponga altrimenti, non può statuire sopra alcuna
domanda, se la parte contro la quale è proposta non è stata regolarmente citata e non è
comparsa. (“Principio del contradictorio. Salvo que la Ley disponga otra cosa, el
juzgador no podrá estatuir sobre ninguna demanda, si la parte contra la que se proponga
no ha sido citada en regla y no ha comparecido”).
64
CALAMANDREI, Piero. op. cit. pp. 24 y ss.
65
BARROS DE ANGELIS, Dante. Teoría del proceso. op. cit. 258p.

40
es falsa: como en el juicio ordinario, el actor promueve la contradicción, es
el titular de la tesis; y como en el juicio ordinario, contra la tesis del actor –
en este proceso cuando la tesis es acogida por el Tribunal- tiene la carga de
la contradicción el demandado”66.

3.5.- Proceso mixto

Decimos que el monitorio español es “mixto” por que se encuentra en


un punto medio entre el documental existente en países como Italia67, en
que se exige para dictar el requerimiento de pago una prueba documental en
la cual se realiza una actividad de cognición plena en orden a declarar el
carácter incontestable del documento de crédito, examinando si al
peticionario le corresponde la reclamación entablada. En cambio, en el
modelo germánico (puro), el mandato de pago se elabora con la advertencia

66
Otros autores que tratan el llamado “principio de contradicción” son ALCALÁ
ZAMORA y CASTILLO, Niceto. Proceso, autocomposición y autodefensa. México,
Instituto de Investigaciones Jurídicas, Reimpresión de la 3ª ed. 2000. 150p.
CARNELUTTI, Francesco. Cómo se hace un proceso, trad. de Sentís Melendo. Bogotá,
Temis, 1999. pp. 81 -84, DEVIS ECHANDÍA, Hernando. Teoría general del proceso. 2ª
ed., Buenos Aires, Ediciones Universidad, 1997. pp. 205 – 211, LIEBMAN, Enrico
Tullio. op. cit. 8p. (quien vincula el principio del contradictorio con la cosa juzgada)
PALACIO, Lino Enrique. Manual de derecho procesal civil. 16ª ed. Buenos Aires,
Abeledo Perrot, 2001. pp. 66 y 67, y PEYRANO, Jorge W. El proceso civil. Buenos
Aires, Astrea, 1978. pp. 145 – 158,
67
En similar sentido, LORCA NAVARRETE, Antonio María; De los procesos
monitorio y cambiario. En Comentarios a la nueva Ley de Enjuiciamiento Civil,
coordinados por el autor. op. cit. t. IV.

41
de que el órgano jurisdiccional no ha examinado si la reclamación es
verídica68.

Además, a diferencia de lo que ocurre en los sistemas documentales,


el legislador español a configurado una oposición abierta y amplia, y que lo
que se debatirá en el eventual juicio ordinario posterior no será la eficacia
de la orden de pago, sino que, por el contrario, la simple oposición en el
sistema español vuelve ineficaz al requerimiento de pago, debatiéndose
entonces en el eventual juicio ordinario posterior la existencia y legitimidad
del derecho de crédito del acreedor y el supuesto incumplimiento por parte
del deudor, estructura que es propia de los sistemas denominados “puros”.

3.6.- Proceso declarativo, que busca la creación de un título


ejecutivo con plenos efectos de cosa juzgada

El proceso monitorio no es un juicio ejecutivo, pues en el no se


persigue hacer valer un titulo ejecutivo, es decir, no se persigue obtener (al
menos de forma inmediata) la ejecución del deudor.

Por el contrario, lo que se persigue a través del monitorio es la


creación de un título ejecutivo que no se tiene (y por lo tanto no puede
ejecutarse inmediatamente al deudor), título que de acuerdo al art. 816 LEC
producirá los mismos efectos que una sentencia de condena obtenida en un

68
RUBIÑO ROMERO Juan José. El proceso monitorio en la Ley de Propiedad
Horizontal. op. cit. pp. 57 -58

42
proceso ordinario de cognición, con plenos efectos de cosa juzgada69,
abriendo así la posibilidad de iniciar un juicio ejecutivo a través del
requerimiento de pago obtenido en el proceso monitorio.70

Así, “el proceso monitorio regulado en la LEC (arts. 812 y 818), es


un proceso especial, plenario y rápido, que tiende, mediante la inversión de
la iniciativa del contradictorio, a la rápida creación de un título ejecutivo,
con plenos efectos de cosa juzgada en los casos determinados por la ley,
casos en los que el legislador, por el carácter aparentemente incontrovertido
de la deuda reclamada, presume que la resolución dictada ‘inaudita parte’,
no será contestada por el deudor. El monitorio no es un juicio ejecutivo,
sino uno declarativo que lo que pretende es la obtención de un título
ejecutivo con plenos efectos de cosa juzgada”71

3.7.- Proceso Jurisdiccional

Hemos visto como "el proceso monitorio regulado en los arts. 812 a
818 de la LEC, constituye una novedad absoluta en nuestro derecho
procesal, tiene por finalidad la reclamación y el cobro de determinadas
69
Así lo confirma, entre otras, la SAP Toledo, Secc. 1ª, de 20 de Febrero de
2002, y es, justamente esta característica del monitorio lo que lo hace sumamente
ventajoso frente a otros procedimientos.
70
No obstante, algunas sentencias como la de la AP de Cádiz, Secc, 8ª, de 13 de
Enero de 2004 consideran que es “una figura intermedia entre el proceso de cognición y
el de ejecución que pretende dotar de una protección rápida y eficaz al crédito dinerario
líquido”.
71
SAP Toledo, Secc. 1ª, de 22 de Noviembre de 2001.

43
deudas y su característica principal es que mediante la alegación de la
existencia de la deuda y la aportación de un principio de prueba de la
misma, previo requerimiento al designado como deudor, la inactividad de
este da lugar a que se produzca una situación equivalente a la existencia de
una sentencia firme de condena de cantidad liquida”72, y que básicamente
consiste en un proceso declarativo, plenario y rápido que tiende a la
creación de un título ejecutivo en aquellas hipótesis determinadas en la Ley.

Además hemos visto y seguiremos viendo que la presunción del


legislador sobre la probable incomparecencia del deudor es uno de los
elementos claves del monitorio, todo lo cual nos hace concluir que el
monitorio es una estructura diseñada para finalizar inaudita et altera parte,
es decir, sin la comparecencia del deudor.

Sin embargo, a diferencia de autores como GIMENO SENDRA73 que


piensa que la “estrecha cognitio” que debe hacer el Juez de la
documentación presentada antes de dictar el requerimiento de pago no
constituye un acto jurisdiccional74 (de “juzgar”), sino una mera función no

72
SAP La Rioja, Secc.1ª, de 07 de Junio de 2004.
73
GIMENO SENDRA, Vicente. Derecho procesal civil, Madrid, Colex, 2005. t.
II.
74
Para el profesor COLOMBO CAMPBELL, Juan. La competencia. 2ª ed.
Santiago, Editorial Jurídica de Chile, 2004. pp.125 y 126, “competencia contenciosa o
jurisdiccional es la que tiene un tribunal para decidir conflictos de intereses de
relevancia jurídica por medio del proceso y con efecto de cosa juzgada”; por otra parte,
en la denominada competencia no contenciosa o voluntaria “una parte solicita la

44
intervención del juez en un determinado asunto sin que exista conflicto” o, citando a
don Fernando Alessandri, es “la que habilita a un tribunal para conocer de
determinados asuntos que no son pleitos y que la ley entrega expresamente a su
conocimiento”. Por su parte, el destacado jurista español PRIETO-CASTRO,
Leonardo. Derecho Procesal Civil, Madrid, ed. Revista de Derecho Privado, 1965. t. II.,
anota que etimológicamente, el concepto “jurisdicción voluntaria” proviene del
Derecho romano (iurisdictio voluntaria),en donde se utilizaba para denotar la
intervención oficial en negocios determinados, “como la adopción, la emancipación y
semejantes, siendo en él acertado el calificativo, ya que la autoridad actuaba sine
causae cognitio, o sea, no con fines de preparación o de examen de un negocio
contenciosamente, a diferencia de aquellos otros casos en que la actuación judicial
tenía por base una causae cognitio y eran considerados como cuestiones contenciosas
(iurisdictio contenciosa). Continúa este profesor señalando que en el estudio de la
jurisdicción voluntaria se tropieza con varias dificultades, entre ellas la del concepto.
En la Ley de Enjuiciamiento civil (en la antigua LEC, en la de 1881) hay una
definición de la jurisdicción voluntaria, dada partiendo de los negocios que ella
asigna, a la misma. Expresa la antigua LEC que "se consideran actos [o también
negocios] de jurisdicción voluntaria todos aquellos en que sea necesaria o se solicite
la intervención del juez, sin estar empeñada ni promoverse cuestión alguna entre par-
tes conocidas y determinadas" (art. 1.811). Luego expresa que “la Ley se inspira
manifiestamente en las ideas del Derecho común, donde se decía que esta
jurisdicción era ejercitada ínter volentes. Es acertado el concepto cuando recoge las
notas de exclusión de litigio o disceptación y de que no se trata de un proceso de
partes; pero yerra al dar por supuesto que únicamente los jueces actúan con
funciones de esta naturaleza. Para obviar las dificultades que ofrece el hallazgo
del concepto se suele decir que es de jurisdicción voluntaria todo negocio que la
ley positiva incluye dentro de esa categoría. Pero desde el punto de vista
doctrinal, este expediente es inaceptable, por lo que se debe tratar de dar un
concepto orientador, científicamente útil y que incluso sirva para la crítica del
Derecho positivo y de orientación para el futuro legislador… Tampoco es
admisible la opinión de los que creen que la jurisdicción voluntaria se ocupa sólo de
negocios entre personas que proceden de acuerdo (ínter volentes), mientras que
consideran la contenciosa como un orden de coacción; aunque es cierto esto último
acerca de lo "contencioso", y no menos lo es que estamos en presencia de lo
"voluntario", siempre que los tribunales realizan actos con exclusivos fines pacíficos,
hay, sin embargo, una serie de casos en los cuales dentro de la jurisdicción
voluntaria se cumplen deberes y se ejerce la coacción (por ejemplo, conminaciones
para que se acepte un cargo tutelar o para forzar el cumplimiento de
determinadas obligaciones o para lograr las prestaciones alimenticias en medidas
provisionales en relación con las personas, etc.)”. Indica asimismo el citado profesor
de España, que, siguiendo a Wach, “advertimos que parte del concepto de que la
jurisdicción voluntaria es una función del Estado y que tiene por objeto la tutela del
orden jurídico privado, lo mismo que la jurisdicción contenciosa, pero la inclusión de un

45
jurisdiccional que la Ley atribuye al Tribunal civil, y por eso piensa, entre
otros motivos que el monitorio no es un proceso jurisdiccional, sino que
pertenece a la jurisdicción voluntaria. Además, otros autores consideran que
el monitorio en sentido estricto “muere” una vez que hay oposición
(nosotros también pensamos eso), lo cual es otra prueba que no es un
verdadero proceso jurisdiccional.

Sin embargo, pensamos que el autor citado está equivocado, pues el


Juez al recibir la petición inicial junto con la documentación que acredita
prima facie la deuda no se limita a dictar el requerimiento de pago, sino
que debe, además de comprobar que concurran los presupuestos de
existencia y validez del proceso, comprobar igualmente que la deuda se
encuentra al menos prima facie acreditada por la documentación y por lo
expuesto en la petición inicial, y que la deuda, además de reunir los
caracteres que la hacen apta para tramitarse por la vía del monitorio, será
probablemente incontrovertida.

Además, el que en muchos de los casos no exista oposición y termine


el monitorio inaudita altera parte no lo hace parte de la llamada

negocio en cualquiera de las dos esferas no puede hacerse partiendo del carácter
contencioso o no contencioso de la relación jurídica a que el mismo afecta, pues la
actividad procesal (en sentido estricto) no supone necesariamente una relación jurídica
controvertida {piénsese en los casos de rebeldía, de allanamiento del demandado y de
renuncia del actor), como, al contrario, la jurisdicción voluntaria adopta en ocasiones la
forma de un procedimiento sobre relaciones jurídicas litigiosas (cabe citar como
ejemplos las cuestiones que puedan surgir entre el tutor y el consejo de familia, las
disceptaciones en materia de medidas provisionales en relación con las
personas…etc.)”.

46
“jurisdicción voluntaria”, pues esta situación también puede ocurrir en el
proceso ordinario. Lo importante es que la estructura del proceso monitorio
contempla la posibilidad de ejercer oposición, por lo tanto nos encontramos
ante un verdadero proceso jurisdiccional, cuyo fin último es la creación de
un titulo ejecutivo con plenos efectos de cosa juzgada, asimilable en cuanto
a su ejecución a la sentencia de condena obtenida en un juicio ordinario
común.

Por el contrario, como señala COLOMBO75 respecto de la


competencia no contenciosa, no hay cosa juzgada, es decir, las resoluciones
dictadas no producen un efecto de verdad jurídica indiscutible e inamovible
(exceptuando las sentencias afirmativas que se encuentran cumplidas, “lo
que deriva de la ley y no de la aplicación de los principios de la cosa
juzgada, que son propios de las resoluciones jurisdiccionales”)

Otro argumento para desvirtuar la tesis que indica que el monitorio


pertenece al ámbito de la competencia voluntaria es que en esta, la regla
general, es que el juez competente sea el del domicilio del interesado,
considerándose como interesado “la persona a favor de quien se solicita la
actuación del tribunal en una gestión voluntaria”. Para determinar la
competencia relativa en estos asuntos, tal como señala la doctrina, si bien el
elemento que la determina también es el territorio, como es lógico “ya no es
posible atender al domicilio del demandado como factor determinante

75
COLOMBO CAMPBELL, Juan. La competencia. op. cit. pp.128 y 129.

47
(regla general en los asuntos contenciosos)… ya que aquí no existe
controversia y, por lo tanto, demandado”76.

En este sentido, el art. 813.1 LEC dispone que "será exclusivamente


competente para el proceso monitorio el Juez de Primera Instancia del
domicilio o residencia del deudor o, si no fueren conocidos, el del lugar en
que el deudor pudiera ser hallado a efectos del requerimiento de pago por el
tribunal, salvo que se trate de la reclamación de deuda a que se refiere el
número 2.º del apartado 2 del artículo 812, en cuyo caso será también
competente el tribunal del lugar en donde se halle la finca, a elección del
solicitante”.

Ahora bien, el art. recién citado, en su inciso 2ª, señala que “En todo
caso, no serán de aplicación las normas sobre sumisión expresa o tácita
contenidas en la sección 2.ª del capítulo II del Título II del Libro I”.,
prescribiendo por lo tanto que no procede la prorroga de la competencia,
otorgando así un elemento a quienes piensan que el monitorio pertenece a la
competencia voluntaria (pues la competencia no contenciosa es
improrrogable). No obstante, pensamos que está disposición legal fue
establecida más bien para otorgarle al deudor una mejor posibilidad de
defenderse –dado lo breve de los plazos como asimismo las consecuencias
de su incomparencia-, y por un asunto de otorgarle rapidez a estos juicios, y

76
COLOMBO CAMPBELL, Juan. La competencia. op. cit. pp. 231 y 232..

48
no por que el legislador consideré que no pertenecen a la jurisdicción no
contenciosa.

Además, en la “Memoria del Consejo del Poder Judicial del año


2005” Libro II, Madrid, página 75), se señala que el monitorio representa
un 38,15% del total de asuntos contenciosos ingresados, es decir, el Poder
Judicial español lo considera como un asunto perteneciente al ámbito
contencioso.

Asimismo, con la aprobación del Gobierno español en Octubre de


2005 del Anteproyecto de Ley de Jurisdicción Voluntaria (el cual viene a
llenar un vacío que existía en la LEC 2000, que en esta materia se remitía a
la antigua LEC de 1881), queda aún más claro que el monitorio no
pertenece al ámbito de la jurisdicción no contenciosa, pues, el mencionado
anteproyecto, regula minuciosamente77 los casos en que estamos frente a
materias no contenciosas, y, dentro de esas materias, no aparece el
procedimiento monitorio.

Dicho anteproyecto “ha considerado oportuno seguir un sistema


mixto. Por un lado regular lo más detalladamente posible un procedimiento

77
El texto de la ley se halla recogido en nueve títulos (a su vez divididos en
varios capítulos), el primero sobre régimen general, el segundo regula las instituciones
de la conciliación y mediación el tercero los actos de jurisdicción voluntaria en materia
de personas, el cuarto la jurisdicción voluntaria en materia de familia, los quinto, sexto y
séptimo los expedientes de jurisdicción voluntaria en materia de derechos reales,
obligaciones y sucesiones respectivamente el octavo la jurisdicción voluntaria en
materia mercantil y el noveno los relativos al derecho de navegación marítima.

49
general de jurisdicción voluntaria al que puedan reconducirse la mayoría de
los supuestos existentes, procedimiento que servirá con carácter general y
que contiene una norma específica que respeta las peculiaridades que en
algunos supuestos pueda haber introducido o introduzca en el futuro la ley
sustantiva. Paralelamente en algunos supuestos, en que se ha considerado
necesario, se ha mantenido una regulación específica, pero siempre
aplicándose con carácter supletorio y en defecto de norma especial las
dictadas para el procedimiento general”.78

Asimismo, se señala respecto del anteproyecto que “atención especial


merece por su novedad el artículo 5 que establece las competencias de los
secretarios judiciales. La atribución de facultades de jurisdicción voluntaria
a los secretarios judiciales es una de las exigencias derivadas del pacto de la
justicia, de las recomendaciones internacionales y recientemente ha tenido
acogida legal en el artículo 456.3.b) citado de la Ley Orgánica del Poder
Judicial, después de su reforma de 2003. Este último precepto encomienda a
la ley procesal, y por tanto a la presente regular en que supuestos tiene
competencia el secretario judicial. Tras profunda reflexión se ha llegado a la
fórmula consistente en una enumeración de los expedientes contenidos en la
Ley de Jurisdicción Voluntaria que se atribuyen a los secretarios judiciales;
enumeración acompañada por una regla de carácter general, para los
expedientes no regulados especialmente en la citada Ley, que confía a los
secretarios judiciales la tramitación y resolución definitiva de aquellos que
78
Memoria del anteproyecto de Ley de jurisdicción Voluntaria. MINISTERIO de
Justicia. Boletín de Información sobre Anteproyecto de Ley de Jurisdicción Voluntaria,
Madrid, Imprenta Nacional del Boletín Oficial del Estado, 2005

50
no tengan por objeto la condición o estado civil de la persona, o asuntos de
Derecho de familia. Se excluyen también de la competencia de los
secretarios judiciales los expedientes que afecten a derechos y libertades
fundamentales, así como aquellos que tengan por objeto materias sobre las
que los interesados no puedan disponer libremente”.79

Por lo tanto, debería ser el Secretario el funcionario competente para


conocer del monitorio –si este perteneciera a la jurisdicción voluntaria-,
pero, como sabemos, el funcionario competente para conocer de estos
procedimientos es el Juez.

Asimismo, el Anteproyecto se refiere a la ausencia de cosa juzgada


en los asuntos de jurisdicción no contenciosa y de los efectos de la
oposición en dichos expedientes. Así, en su art. 18 titulado “Carencia de
efectos de cosa juzgada. Efectos de la oposición en el expediente” dispone
que: “1. Lo resuelto en un expediente de jurisdicción voluntaria no tendrá
efectos de cosa juzgada material, pudiendo promoverse sobre el mismo
asunto proceso declarativo por el procedimiento que corresponda, en el cual
podrá pedirse la confirmación, modificación o revocación de la resolución
dictada en el expediente. 2. Salvo que la ley expresamente lo prevea, la
formulación de oposición por algún interesado en el asunto no hará
contencioso el expediente ni impedirá la tramitación del mismo hasta su
resolución, que surtirá los efectos que correspondan a tenor de su contenido
79
Memoria del anteproyecto de Ley de jurisdicción Voluntaria. MINISTERIO de
Justicia. Boletín de Información sobre Anteproyecto de Ley de Jurisdicción Voluntaria.
op. cit.

51
en tanto no sea revocada o modificada en proceso declarativo promovido
por persona legitimada”.

El referido artículo nos da otro argumento para sostener que es un


proceso contencioso, pues, el monitorio produce cosa juzgada. Es
interesante además reflexionar que la oposición en los asuntos voluntarios
no da lugar –salvo que la ley diga lo contrario-, a un proceso contencioso,
con lo que se derriba la tesis que asegura que el monitorio en sí no es
contencioso, y que el proceso contencioso es el que eventualmente nace con
la oposición del deudor.

Respecto de la cosa juzgada, recordemos que una de las


características del monitorio es la creación de un titulo ejecutivo con plenos
efectos de cosa juzgada, la cual se caracteriza, de acuerdo a RUBIÑO
ROMERO80 por qué: 1) No se podrá atacar la resolución que ponga fin al
proceso monitorio mediante un proceso ulterior que pretenda la declaración
de ineficacia de aquélla. 2) Tampoco se podrá atacar indirectamente
mediante la interposición de un proceso monitorio posterior en el que se
reproduzcan las mismas peticiones respecto de las mismas partes. 3) Se
obligará al Juez de un hipotético proceso ulterior a aceptar las
consecuencias derivadas del proceso monitorio anterior. 4) Se cubrirían
tanto las cuestiones deducidas como las que pudieran deducirse en el
transcurso del proceso monitorio. En efecto, los argumentos y pruebas no

80
RUBIÑO ROMERO Juan José. El proceso monitorio en la Ley de Propiedad
Horizontal. op. cit. pp. 52 -53.

52
utilizados por el acreedor-peticionario en un proceso monitorio concluido
no podrán utilizarse en un proceso posterior por venir cubiertos por la cosa
juzgada, y, el deudor-requerido, de no comparecer para oponerse en el plazo
conferido a tal fin, verá precluidas todas sus posibilidades, de forma que
todas las excepciones que hubiere podido alegar, tanto hechos impeditivos,
como extintivos, como excluyentes, quedarían cubiertas por la cosa juzgada
aunque no hubieren sido alegadas.

Otro argumento empleado para negarle el carácter jurisdiccional al


monitorio es la ausencia de contradictorio dentro del mismo proceso. Sin
embargo, la circunstancia que en los hechos no se verifique una efectiva
contradicción entre las partes no le quita al monitorio es carácter
jurisdiccional, y, como ejemplo, señala CALAMANDREI81 que la misma
situación se da en el proceso contumacial, que finaliza inaudita altera
parte, sin que por consiguiente haya sido oída la parte contraria.

Pero sigamos revisando que ha dicho la doctrina sobre el carácter


contencioso o no contencioso del monitorio.

Cita el maestro de Florencia82en su obra la opinión de algunos


procesalistas austriacos de fines del siglo XIX (Menger y Pollak entre
otros), que consideraban el monitorio como perteneciente a la jurisdicción

81
CALAMANDREI, Piero. El procedimiento monitorio. op. cit. pp. 67 – 71.
82
CALAMANDREI, Piero. El procedimiento monitorio. op. cit. pp. 48 – 52

53
voluntaria, pues, a su entender, faltaba en estos procedimientos toda huella
de cognición, pues emitía el juez el requerimiento de pago basándose en las
meras afirmaciones del acreedor, sin comprobar, ni siquiera
superficialmente, el fundamento de las mismas (lo cual, pensamos nosotros
no es aplicable en ninguna circunstancia a los procedimientos monitorios
“documentales”, pues, en mayor o menor medida, el juez realiza una
cognición superficial de dichas afirmaciones); le faltaría asimismo a este
procedimiento todo carácter contencioso ya que el requerimiento de pago se
decretaría por el juez en la hipótesis que el deudor no se oponga, pero, si
este se opone en tiempo y forma –demostrando así que en torno a la
pretensión del acreedor existe controversia-, el requerimiento de pago queda
sin efecto y el procedimiento monitorio ha agotado su función. El
procedimiento monitorio “serviría pues, únicamente para crear un titulo
ejecutivo basado sobre el acuerdo entre el acreedor y deudor; la orden de
pago no tendría otro fundamento que la constatación (emitida en la
hipótesis de que el deudor no haga ejecución) de la falta de controversia en
torno a la existencia del crédito”. Por lo tanto, solo surgiría un proceso
contencioso en caso de oponerse oportunamente el deudor, anulando dicha
oposición todo efecto del requerimiento de pago dictado anteriormente por
el órgano jurisdiccional.

Sin embargo, como anota el profesor italiano, la mayoría de la


doctrina se manifiesta en contra de la tesis sostenida por los antes citados
procesalistas austriacos, y, por el contrario, se inclina por considerar al
procedimiento monitorio como un procedimiento contencioso.

54
En este sentido, el mismo CALAMANDREI83 señala que “la
ejecución forzada no puede tener lugar más que en virtud de un título
ejecutivo” (art. 553 del antiguo CPCi), representando así el titulo ejecutivo
una especie “de llave indispensable para abrir la puerta de la ejecución”, a
la cual tiene derecho todo ciudadano a quien no se le ha cumplido
determinada obligación, sirviendo el monitorio para conquistar, esta “llave”
que le permitirá abrir las puertas de la ejecución.

Continúa el maestro indicando que existen diferentes caminos para


llegar a la conquista del título ejecutivo; así, en algunos casos la ley
“considerando que para el acreedor la cognición es solo un instrumento que
tiene por finalidad la ejecución, toma en cuenta a veces el interés que tiene
en alcanzar su finalidad con la menor dilación posible, y, trata de facilitar la
obtención del fin haciendo menos complicado y menos lento el instrumento.
Surgen así, en las legislaciones, formas especiales de procesos de
cognición; pero la cognición está considerada aquí, no tanto en su función
inmediata de declaración de certeza cuanto en su función mediata de
preparación del título ejecutivo… significa pues que, en estos procesos,
predomina por sobre la función de declaración de certeza la función de
preparación del titulo ejecutivo”.

83
CALAMANDREI, Piero. El procedimiento monitorio. op. cit. pp. 19 – 24

55
Siguiendo con la tesis que incluye el procedimiento monitorio dentro
de los contenciosos, observa el jurista italiano84 que “la naturaleza
genuinamente jurisdiccional del monitorio aparece clara asimismo si se
acepta el concepto de Wach”.

En efecto, el destacado autor alemán (a quien Chiovenda consideraba


su maestro) veía en la jurisdicción contenciosa la finalidad de actuar
relaciones jurídicas previamente existentes, mientras que la finalidad de la
llamada jurisdicción voluntaria sería la de constituir estados jurídicos
nuevos.

Partiendo de dicha premisa, “es evidente que el proceso monitorio


pertenece a la jurisdicción contenciosa (o sea, más simplemente, a la
verdadera jurisdicción), porque el mismo no trata de constituir una nueva
relación jurídica, sino que trata solamente, lo mismo que el proceso
ordinario de condena, de actuar una relación de obligación ya existente;
hay también en el proceso monitorio dos partes, una de las cuales pretende
de la otra una prestación; hay también aquí, un derecho no satisfecho por
la prestación voluntaria del obligado; hay, por consecuencia, una
sustitución, al obligado que no cumple, del órgano jurisdiccional, el cual,
mediante la orden de pago trata de producir el mismo efecto jurídico que
el deudor habría debido determinar con la actividad propia. En todo esto
la jurisdicción voluntaria no tiene nada que ver.

84
CALAMANDREI, Piero. El procedimiento monitorio. op. cit. pp. 50 – 52

56
Se debe, por otra parte, poner de relieve que los argumentos sobre los
cuales los mantenedores de la teoría que aquí refutamos basan sus tesis, no
parecen muy exactos tampoco cuando los consideramos uno por uno. No
es exacto, ante todo, afirmar que en el proceso monitorio falte
absolutamente el estadio de cognición… Es inexacto, igualmente, afirmar
que el proceso monitorio rechace todo carácter de contenciosidad; aun
cuando fuese verdad, que no lo es, que la función jurisdiccional no se da sin
contienda, sería, sin embargo, cierto que también como base del proceso
monitorio está un conflicto de intereses no solamente potencial sino actual,
entre acreedor y deudor, derivado del incumplimiento de su obligación por
parte de éste (si tal conflicto no existiese, el acreedor no tendría interés en
pedir la orden de pago); y la eficacia ejecutiva, que la orden de pago
adquirirá con el transcurso del término sin oposición, no deriva ya de la
constatación de un acuerdo celebrado entre las partes, sino del
establecimiento de certeza, por preclusión, de los hechos afirmados por el
actor, los cuales justifican la actuación de la ley (condena) contra el
demandado”.

Pensamos de manera similar nosotros, pues, creemos que en el


monitorio existe una pretensión insatisfecha del acreedor, quien, a través de
dicho proceso se propone, en definitiva, subyugar el interés ajeno al propio,
es decir, lograr obtener un título que le permita cobrar lo que estima le
pertenece, es decir, existe un conflicto, en cambio, en la jurisdicción no
contenciosa no existe conflicto de intereses entre las partes.

57
En todo caso, admitimos que el monitorio, como hemos visto y
seguiremos viendo a lo largo de la presente memoria, presenta algunas
particularidades que han dado pie a que prestigiosos autores lo consideren
como un procedimiento voluntario. En definitiva, para determinar con
exactitud si se trata de un proceso contencioso o no contencioso, debemos
primero determinar el alcance de ambos conceptos, tema que excede al
tratado en nuestra memoria, y, una vez resuelto este tema (que también
genera bastante polémica en la doctrina y en la jurisprudencia), estudiar la
legislación que regula al procedimiento monitorio en cada país, no obstante
lo cual, reiteramos, pensamos por las razones antes expuestas que se trata
de un procedimiento perteneciente a la jurisdicción contenciosa

En este momento nos parece interesante analizar la naturaleza


jurídica, en especial si son o no contenciosas, de las gestiones preparatorias
del juicio ejecutivo establecidas en la legislación chilena (y en especial de la
confesión de deuda, que tiene alguna similitud con el procedimiento
monitorio).

Si bien es claro que el procedimiento monitorio no es una gestión


preparatoria de la vía ejecutiva (sino un juicio completo, diferencia que por
cierto destaca el argentino MORELLO85), reiteramos que es también cierto
que tiene ciertas similitudes con algunas gestiones preparatorias de la vía
ejecutiva contempladas en la legislación chilena, y, en particular, con la de

85
MORELLO, Augusto Mario. Juicios Sumarios. 2ª ed., La Plata, ed. Platense,
1968. t. I

58
confesión de deuda, por lo que pensamos sería interesante analizar la
naturaleza jurídica de esta, y, en particular, si se trata de una gestión
contenciosa o voluntaria. Sobre este punto, señala un autor chileno86, que
“la preparación de la vía ejecutiva es indiscutiblemente un procedimiento de
carácter contencioso. Nunca podrá dársele la calidad de una gestión de
jurisdicción voluntaria, ya que ella no se desenvuelve en el interés armónico
de las partes, sino que, por el contrario, tiene por objeto pedir algo en contra
de una persona determinada; a lo que puede añadirse que la preparación de
la vía ejecutiva es el antecedente de un procedimiento contencioso como es
el juicio ejecutivo…En general, se aplicarán a las diligencias preparatorias
de la vía ejecutiva las reglas del procedimiento contencioso, especialmente
las disposiciones relativas al juicio ejecutivo, del cual indudablemente
forman parte dichas diligencias…Asimismo, se ha fallado que ‘las gestiones
preparatorias de la vía ejecutiva son parte del juicio ejecutivo y, por tanto,
el poder conferido en aquéllas es suficiente para intervenir en éste’… Por la
misma razón, si el deudor ha sido notificado personalmente en una gestión
preparatoria, la notificación de la demanda ejecutiva o requerimiento de
pago puede hacerse en conformidad a los arts. 48 a 53 del C. P. C.

La jurisprudencia ha reconocido a estas gestiones un carácter


contencioso, ya que en ellas concurren los elementos constitutivos del
juicio...No obstante tener la preparación de la vía ejecutiva un carácter
contencioso, no puede ella considerarse por sí sola como un juicio

86
ESPINOSA FUENTES, Raúl. Manual de Procedimiento Civil. El Juicio
Ejecutivo. 11ª ed. Santiago Editorial Jurídica de Chile, 2004. pp. 82 – 83.

59
completo, como un litigio propiamente tal, ya que sólo tiene por objeto
llevar a efecto la diligencia previa solicitada -confesión de deuda,
reconocimiento de firma, etc.- y sin que puedan discutirse en ella otras
materias. El verdadero litigio lo constituye el juicio ejecutivo del cual la
diligencia preparatoria es sólo el antecedente. En atención a que la
preparación de la vía ejecutiva no constituye un juicio ni una instancia
propiamente tales, la jurisprudencia ha estimado que ‘no procede el aban-
dono de instancia, actualmente abandono del procedimiento, en las
gestiones preparatorias de una ejecución, porque ellas no pueden
considerarse instancia’, y que no procede oponer a la ejecución la excepción
de litispendencia ‘fundada en las gestiones pendientes que tienen por objeto
preparar la vía ejecutiva’, ya que dichas gestiones, por su naturaleza, no
constituyen demanda”.

Señala además este profesor, en las págs. 74 y 75 de su mencionada


obra que “podemos afirmar que la prescripción de la acción ejecutiva se
interrumpe naturalmente, pero debemos tener presente que no todo
reconocimiento del deudor importa interrupción natural de la prescripción
de la acción ejecutiva. Dentro del C. Civil, cualquier reconocimiento del
deudor interrumpe naturalmente la prescripción. En cambio, tratándose de
la acción ejecutiva, tal interrupción sólo la produce el reconocimiento que el
deudor preste judicialmente en la gestión preparatoria de confesión de
deuda o reconocimiento de firma. Un reconocimiento judicial prestado en
otra forma que la anotada, o un reconocimiento extrajudicial, no tendría la
virtud de interrumpir la prescripción; se opondría a ello el art. 442 del C. P.

60
C., que ordena terminantemente al juez denegar la ejecución si el título
presentado tuviere más de tres años, sin contemplar más que una excepción
a esta regla: el caso en que el acreedor compruebe la subsistencia de la
acción ejecutiva, por alguno de los medios señalados en el art. 434 del C. P.
C. Y entre los medios señalados en dicho artículo no figura otro
reconocimiento del deudor que el prestado judicialmente en la preparación
de la vía ejecutiva”.

Respecto de la interrupción de la prescripción en Chile también se


pronuncia RIOSECO87, quien cita varias sentencias que concluyen que el
término “demanda judicial” que emplea el art. 2518 del C.C. como medio
apto para interrumpir la prescripción, debe entenderse “en un sentido
amplio, como todo recurso judicial del acreedor tendiente al reconocimiento
o defensa de su derecho…”; así, la jurisprudencia mayoritaria ha
sentenciado que “el embargo, las medidas prejudiciales y las precautorias
quedan comprendidas en el concepto amplio de ‘todo recurso judicial’… y
por lo mismo son interruptivos de la prescripción…(como ejemplo de
gestión preparatoria del juicio ejecutivo que interrumpe la prescripción cita
la notificación judicial del titulo a los herederos)88.

87
RIOSECO ENRÍQUEZ, Emilio. La prescripción extintiva ante la
jurisprudencia. 2º ed. Actualizada. Santiago, Editorial Jurídica de Chile, 2004. pp.58 y ss
88
También señala que las gestiones preparatorias del juicio ejecutivo
interrumpen la prescripción, el destacado profesor chileno DOMINGUEZ AGUILA,
Ramón. La prescripción extintiva. Doctrina y Jurisprudencia. Santiago, Editorial
Jurídica de Chile, 2004. pp. 95 -106., quien explícitamente reconoce a la citación a
confesar deuda como una gestión preparatoria del juicio ejecutivo que interrumpe la
prescripción.

61
CAPITULO II

ÓRGANO JURISDICCIONAL COMPETENTE Y PARTES


LEGITIMADAS

1.- Órgano jurisdiccional competente

1.1.- Consideraciones previas

Señala el LV89 que una de las líneas divisorias entre las denominadas
escuelas de la “prueba” (se refiere al sistema que hemos denominado
“monitorio documental”) y “sin prueba” (monitorio puro) radica en el hecho
que la primera (Bélgica, Francia, Grecia, Italia, Luxemburgo y España)
otorga la facultad de expedir el requerimiento de pago al juez competente,
y, en cambio, los seguidores de la segunda (Austria, Finlandia, Alemania,
Portugal y Suecia) delegan tal facultad a oficiales del tribunal (secretario,
Rechtspfleger90).

89
Ap. 3.3.3.
90
El Rechtspfleger en Alemania es un funcionario auxiliar del juez que cuenta
con varios años de carrera de derecho.

62
Consecuentemente con la política que ha adoptado el legislador
español de exigir un “principio de prueba del derecho del peticionario”
adjunto al escrito de petición inicial, ha dispuesto la LEC que sea un juez
quien decida si procede o no expedir el requerimiento de pago, para lo cual
tiene que realizar previamente un examen de los presupuestos que deben
verificarse para que proceda admitir a tramite la solicitud (competencia,
cuantía de la deuda etc.) y llevar a cabo una cognición sumaria de los
documentos que acreditan la deuda, y solo si se cumplen todos los
requisitos, emitirá el correspondiente mandato de pago y ordenara su
notificación al deudor.

1.2.- Competencia objetiva

Por competencia objetiva se entiende “el conjunto de normas


procesales que distribuyen jerárquicamente entre los diversos órganos
judiciales de un mismo orden jurisdiccional, el conocimiento de la fase
declarativa de los objetos procesales” 91. Son normas de orden público (y
por lo tanto no se admite respecto de ellas la prórroga de la competencia92 o,
como le dicen los españoles, la ‘sumisión`), y sus elementos determinantes
son (con la sola excepción de las prerrogativas de determinadas Autoridades

91
GIMENO SENDRA, Vicente. Derecho procesal civil. op. cit. t. I.
92
La prórroga de la competencia es definida como “un acto jurídico procesal
bilateral en virtud del cual las partes deciden someter la decisión de un conflicto a un
tribunal diferente al establecido por la ley” (COLOMBO CAMPBELL, Juan. La
competencia. op. cit .499p.

63
que permanecen aforadas a órganos jurisdiccionales superiores), la materia
y la cuantía”93.

Pues bien, de acuerdo a lo dispuesto en el art. 45 LEC, “corresponde


a los Juzgados de Primera Instancia el conocimiento, en primera instancia,
de todos los asuntos civiles que por disposición legal expresa no se hallen
atribuidos a otros tribunales. Conocerán, asimismo, dichos Juzgados de los
asuntos, actos, cuestiones y recursos que les atribuye la LOPJ”.

De acuerdo a lo anterior y a lo dispuesto en el art. 85.1 LOPJ, el


artículo 813 LEC prescribe que será exclusivamente el “Juez de Primera
Instancia”94 el tribunal competente para conocer del proceso monitorio.

Esta competencia es otorgada a los Juzgados de Primera Instancia sin


tener en consideración la cuantía de la deuda que se reclama en el caso
concreto. Así, aunque se solicite el cobro de una deuda de una cuantía
inferior a 90 euros - asuntos que por regla general ven los Juzgados de Paz-,
en virtud de lo dispuesto en el art. 813 LEC será el Juez de Primera
Instancia el encargado de tramitarlo, pues, esta norma legal es de carácter
93
En el mismo sentido, DEVIS ECHANDÍA, Hernando. Teoría general del
proceso. op. cit. 142p., señala que los elementos de la competencia objetiva se derivan
de la naturaleza del pleito o de la relación jurídica objeto de la demanda… (llamándose
entonces competencia por materia), o del valor económico de tal relación jurídica
(competencia por cuantía).
94
Los jueces de primera instancia son órganos jurisdiccionales unipersonales, y
debe existir al menos uno de esos Juzgados por cada partido judicial (GIMENO
SENDRA, Vicente. Introducción al derecho procesal. 2ª ed. Madrid, Colex, 2004. 154p.)

64
especial, y, por lo tanto, prima por sobre la del art. 47 LEC95 (que es de
carácter general) que establece que de los asuntos civiles cuya cuantía no
supere los 90 euros conocerán los Juzgados de Paz.

1.3.- Competencia territorial

Las normas de competencia territorial son aquellas que “en atención a


la demarcación judicial, asignan el conocimiento en primera instancia de los
objetos litigiosos entre los distintos Juzgados de un mismo grado (es decir,
entre los Juzgados de Paz o de 1ª instancia de todo el territorio nacional)” 96.

Dispone el art. 813.1 LEC que “será exclusivamente competente para


el proceso monitorio el Juez de Primera Instancia del domicilio o residencia
del deudor o, si no fueren conocidos, el del lugar en que el deudor pudiera
ser hallado a efectos del requerimiento de pago por el tribunal…”.

Así, la ley fija claramente cual será el Juez con competencia


territorial para conocer del asunto: en primer lugar, será competente para
conocer del proceso el Juez de Primera Instancia del domicilio o residencia

95
Art. 47 LEC. Competencia de los Juzgados de Paz: “A los Juzgados de Paz
corresponde el conocimiento, en primera instancia, de los asuntos civiles de cuantía no
superior a quince mil pesetas (90 euros) que no estén comprendidos en ninguno de los
casos a que, por razón de la materia, se refiere el apartado 1 del artículo 250”.
96
GIMENO SENDRA, Vicente. Derecho procesal civil. op. cit. t. I.

65
del deudor, y, en subsidio y solo si aquellos no fueren conocidos, lo será el
Juez de Primera Instancia del lugar en que el deudor pudiera ser hallado97.

En este sentido, una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de


Cataluña declaró que el art. 813 LEC “impone la competencia territorial al
Juez del domicilio o residencia del deudor, y con un fuero subsidiario, el del
lugar en que el deudor pudiera ser hallado a efectos de requerimiento de
pago por el Tribunal. En definitiva, la Ley señala dos sedes: una primera,
formal-tuitiva, la del obligado al pago, y otra segunda, subsidiaria, material-
efectiva, la del lugar donde realmente pueda ser habido''98.

Cabe preguntarse cual será la situación si el deudor no tiene


domicilio en el lugar designado por el acreedor en su solicitud, o si,
teniendo domicilio, una vez requerido lo cambia y se establece en un lugar
en donde el juez que despacho el requerimiento no es naturalmente
competente.

Ambas interrogantes encuentran respuestas en una sentencia de la AP


de Barcelona99, que señaló que “la competencia territorial en el proceso
monitorio viene regulada en el art. 813 de la Ley de Enjuiciamiento Civil, el

97
Si la deuda reclamada es una deuda comunitaria en virtud del art. 21 de la
LPH, dispone la segunda parte del art.813.1 que además será competente “el tribunal del
lugar en donde se halle la finca, a elección del solicitante.
98
Sentencia del TSJ de Cataluña, Barcelona, de 4 de Julio de 2002.
99
SAP Barcelona, Secc. 19ª, de 20 de Enero de 2004.

66
cual establece que será exclusivamente competente para el conocimiento
del mismo el Juez de Primera Instancia del domicilio o residencia del
deudor o, si no fueren conocidos, el del lugar en que el deudor pudiera ser
hallado a efectos del requerimiento de pago por el Tribunal... Atendida esta
cuestión comprobamos que la norma imperativa de competencia
mencionada tiene como fines tanto lograr la mayor celeridad en la
obtención del título de ejecución como la mejor facilidad del deudor para
oponerse a las pretensiones del actor. Afrontaremos, por tanto, la decisión
sobre competencia territorial en aquellos supuestos en los que el domicilio
del deudor no coincide con el designado por el acreedor en la demanda.
Entendemos que si el deudor ha cambiado de domicilio después de
presentada la solicitud y realizado el requerimiento de pago, habrá de
aplicarse lo dispuesto en el art. 411 en relación con el art. 410 LEC100. Pero
si el deudor no ha podido ser hallado en el domicilio facilitado por el
acreedor y no ha sido, por tanto requerido de pago, y en cambio se conoce
un domicilio correspondiente a otro partido judicial, habremos de seguir el
fuero imperativo y acordar la inhibición por falta de competencia territorial.
La demanda inicial, en este caso , fue admitida atendiendo a un domicilio,
el expresado en la petición, que no era exacto ya en ese momento y ello aun

100
Art. 411. Perpetuación de la jurisdicción: “Las alteraciones que una vez
iniciado el proceso, se produzcan en cuanto al domicilio de las partes, la situación de la
cosa litigiosa y el objeto del juicio no modificarán la jurisdicción y la competencia, que
se determinarán según lo que se acredite en el momento inicial de la litispendencia”.

Art. 410. Comienzo de la litis pendencia: “La litispendencia, con todos sus
efectos procesales, se produce desde la interposición de la demanda, si después es
admitida”.

67
cuando en su día lo fuera, impidió la practica del requerimiento, elemento
esencial al procedimiento que nos ocupa, justificándose de este modo la
declaración de incompetencia antes descrita”.

Por su parte, el art. 813.2 sostiene que las normas sobre competencia
territorial son imperativas, al disponer que “en todo caso, no serán de
aplicación las normas sobre sumisión expresa o tácita contenidas en la
sección 2.ª del capítulo II del Título II del Libro I.” por lo que sin importar
lo que las partes acuerden, en el proceso monitorio las reglas sobre
competencia territorial son inderogables, debiendo estarse a ellas y no a lo
pactado por las partes cuando exista diferencia entre ambos criterios.

Esta prohibición contenida en el art. 813.2 ha hecho a RUBIÑO


ROMERO declarar que “a pesar de que el legislador pretenda hacernos ver
que la tendencia general de la LEC es la de establecer la prorrogabilidad de
las normas sobre competencia territorial, lo cierto es que el artículo 813 de
la LEC nos demuestra que, muy al contrario, continúa con la tendencia
progresiva que desde hace un tiempo viene arrastrando de ir imponiendo
restricciones o límites a la posibilidad de que las partes puedan someterse a
un Tribunal distinto al que según la Ley pudiere corresponderles”101.

101
RUBIÑO ROMERO Juan José. El proceso monitorio en la Ley de Propiedad
Horizontal. op. cit. 92p. En similar sentido, indica GIMENO SENDRA, Vicente.
Derecho procesal civil. op. cit. t. I., que si bien tradicionalmente la competencia
territorial respondía al principio de la autonomía de la voluntad de las partes, siendo
ellas libres para pactar su sumisión a los Juzgados de una determinada demarcación, la
LEC 1/2000 (que entro en vigor solo en Enero de 2001), si bien formalmente admite
estos negocios jurídico-procesales, pues el art. 54.1 dispone que “las reglas legales
atributivas de la competencia territorial sólo se aplicarán en defecto de sumisión expresa

68
Ahora bien, pensamos que en el caso particular del procedimiento
monitorio el legislador optó por prohibir la prórroga de la competencia para
así no dar pie a dilaciones en un juicio que tiene por objeto justamente el
finalizar rápidamente, y, en especial, para evitar que el deudor, dado el
breve plazo que tiene para oponerse, tenga menos oportunidades de hacerlo
oportunamente por ser el tribunal competente uno distinto del contemplado
en el art. 813 LEC.

1.4.- Competencia funcional

Se entiende por competencia funcional “aquella por la se determina


cuál es el Juzgado o Tribunal competente para entender de las incidencias
que se den en una misma causa, de su ejecución o de los recursos que se
pueden ejercitar”102.

La competencia funcional no presenta en el proceso monitorio


ninguna excepción a la regla general contenida en el art. 61 LEC103, por lo

o tácita de las partes a los tribunales de una determinada circunscripción…”, es tan


amplio el catálogo de excepciones a tal regla general, que permite sustentar la
afirmación contraria: la de que hoy la regla general es que la competencia territorial, al
igual que la objetiva y la funcional, es inderogable y se rige también por normas
imperativas.
102
RUBIÑO ROMERO Juan José. El proceso monitorio en la Ley de Propiedad
Horizontal. op. cit. 77p.
103
Art. 61 LEC. Competencia funcional por conexión: “Salvo disposición legal
en otro sentido, el tribunal que tenga competencia para conocer de un pleito, la tendrá

69
que el Juez de Primera Instancia que conozca de el tendrá competencia para
conocer también de todas las incidencias que surjan durante su tramitación,
como asimismo del proceso de ejecución que surja de la falta de oposición
al requerimiento de pago y del juicio declarativo ordinario (ordinario stricto
sensu o verbal) a que de lugar la oposición en tiempo y forma del deudor.

Respecto de las apelaciones que se interpongan en contra de las


resoluciones apelables que dicte el Juez de Primera Instancia será
competente la respectiva Audiencia Provincial, contra cuyas decisiones
“cabrá, en su caso, interponer los recursos extraordinarios por infracción
procesal y de casación ante la Sala de lo Civil y Penal de los Tribunales
Superiores de Justicia y la Sala Primera del Tribunal Supremo,
respectivamente”104.

1.5.- Tratamiento procesal de la falta de competencia

Debemos volver a distinguir en este punto si la cuestión de


competencia se refiere a la competencia objetiva, a la funcional o a la
territorial.

también para resolver sobre sus incidencias, para llevar a efecto las providencias y autos
que dictare, y para la ejecución de la sentencia o convenios y transacciones que
aprobare”.
104
CORREA DELCASSO, Juan Pablo. El proceso monitorio en la nueva Ley de
Enjuiciamiento Civil. op. cit. 112p.

70
a) Tratándose de las reglas de competencia objetiva, al ser estas
improrrogables, deberán ser apreciadas de oficio por el tribunal en el
momento en que se realiza el examen de admisibilidad de la petición inicial,
absteniéndose Tribunal de admitir a trámite la petición si se considera
incompetente.

Sin embargo, si no aprecia el Tribunal su incompetencia en ese


momento, podrá hacerlo “tan pronto como se advierta” (art. 48.1 LEC).
Asimismo, “cuando el tribunal que conozca del asunto en segunda instancia
o en trámite de recurso extraordinario por infracción procesal o de casación
entienda que el tribunal ante el que se siguió la primera instancia carecía de
competencia objetiva, decretará la nulidad de todo lo actuado, dejando a
salvo el derecho de las partes a ejercitar sus acciones ante la clase de
tribunal que corresponda” (art. 48.2 LEC). En ambas hipótesis
contempladas en el art. 48.1 y 2, “el tribunal, antes de resolver, oirá a las
partes y al Ministerio Fiscal por plazo común de diez días”, debiendo el
auto que declare la falta de competencia objetiva indicar la clase de tribunal
al que corresponde el conocimiento del asunto (art. 48.3 y 4 LEC).

b) Respecto de las reglas de la competencia funcional, estas tienen


similar tratamiento que las de competencia objetiva, pues en ambos casos
estamos hablando de normas improrrogables.

Así, dispone el art. 62 LEC que “no serán admitidos a trámite los
recursos dirigidos a un tribunal que carezca de competencia funcional para

71
conocer de los mismos. No obstante lo anterior, si admitido un recurso, el
tribunal al que se haya dirigido entiende que no tiene competencia funcional
para conocer del mismo, dictará auto absteniéndose de conocer previa
audiencia de las partes personadas por plazo común de diez días”.
Notificado el auto a que se refiere el párrafo anterior, “los litigantes
dispondrán de un plazo de cinco días para la correcta interposición o
anuncio del recurso, que se añadirán al plazo legalmente previsto para
dichos trámites. Si sobrepasaren el tiempo resultante sin recurrir en forma,
quedará firme la resolución de que se trate”.

c) En cuanto a la competencia territorial, al ser en el monitorio sus


reglas imperativas, se aplica el art. 58 LEC105, el cual, aplicado al
monitorio, ordena al Juez realizar un examen de su competencia
inmediatamente después de presentada la petición inicial, y, previa
audiencia del Ministerio Fiscal y del acreedor, si entiende que carece de
competencia territorial para conocer del asunto, lo declarará así a través de
un auto motivado, remitiendo las actuaciones al tribunal que considere
territorialmente competente.

105
Art. 58 LEC. Apreciación de oficio de la competencia territorial: “Cuando la
competencia territorial venga fijada por reglas imperativas, el tribunal examinará de
oficio su competencia territorial inmediatamente después de presentada la demanda y,
previa audiencia del Ministerio Fiscal y de las partes personadas, si entiende que carece
de competencia territorial para conocer del asunto, lo declarará así mediante auto,
remitiendo las actuaciones al tribunal que considere territorialmente competente. Si
fuesen de aplicación fueros electivos, el tribunal estará a lo que manifieste el
demandante, tras el requerimiento que se le dirigirá a tales efectos”.

72
Sin embargo, cabe preguntarse que debe hacer el Juez si, una vez
admitida la petición inicial a tramite, no se puede practicar el requerimiento
de pago en el domicilio que señalo el acreedor en su solicitud, y, por el
contrario, se comprueba que el deudor tiene otro domicilio, fuera del
territorio en que tiene el Tribunal requirente competencia territorial,
domicilio que tenía aún antes de presentarse a tramite la petición inicial 106

A este respecto, pensamos que por ser imperativas las normas que
regulan la competencia territorial y por ser de acuerdo al art. 813 LEC
“exclusivamente competente para el proceso monitorio el Juez de Primera
Instancia del domicilio o residencia del deudor o, si no fueren conocidos, el
del lugar en que el deudor pudiera ser hallado a efectos del requerimiento
de pago por el tribunal”, concluimos que no solo es posible, sino que es un
deber del juez declarar de oficio su incompetencia en cualquier momento en
que así lo note.

En este mismo sentido, la jurisprudencia ha declarado lo siguiente:


“en primer lugar, el art. 813 de la LEC establece una regla imperativa de
competencia territorial para el proceso monitorio, atribuyendo la
competencia para conocer de la solicitud de proceso monitorio al Juez de 1ª
Instancia del domicilio del deudor o sino fuere conocido, el del lugar en el
que el deudor pueda ser hallado a efectos del requerimiento de pago. En su
párrafo segundo se establece la imposibilidad de aplicar al proceso
106
Pues si una vez admitida la solicitud se cambia de domicilio el deudor, el juez
que dicta el requerimiento de pago mantiene su competencia en virtud de la perpetuatio
iurisdictionis, consagrada en el art. 411 LEC.

73
monitorio las normas sobre sumisión expresa o tácita. En segundo lugar, el
art. 58 de la LEC, al regular la apreciación de oficio de la competencia
territorial, establece que ‘cuando la competencia territorial venga fijada por
reglas imperativas, el Tribunal examinará de oficio su competencia
territorial inmediatamente después de presentada la demanda y… si
entiende que carece de competencia territorial para conocer del asunto, lo
declarará así mediante auto, remitiendo las actuaciones al Tribunal que
considere territorialmente competente’. De dicho precepto se desprende que
la apreciación de oficio de la incompetencia territorial ha de realizarse en un
momento procesal concreto y determinado, cual es, al tiempo de presentar
la petición inicial de proceso monitorio. Ahora bien, dado que no es
admisible la sumisión expresa o tácita, ha de entenderse que es posible su
apreciación de oficio en un momento procesal posterior. Así una vez
admitida a trámite la solicitud de proceso monitorio… puede ser planteada
la falta de competencia territorial de oficio por el propio Tribunal, previa
audiencia de las partes personadas. En tercer lugar, admitiendo pues, la
posibilidad de que el Juez a quo pueda apreciar su incompetencia territorial
en un momento procesal posterior al de la admisión de la demanda, es
necesario que en la misma resolución en que acuerda su falta de
competencia, remita las actuaciones al tribunal que considere competente
territorialmente…”107.

d) Existe asimismo, la posibilidad de reclamar de la incompetencia


objetiva, funcional y territorial a través de la declinatoria, pues señala el art.

107
SAP Cádiz, Secc. 8ª. De 30 de Enero de 2004.

74
63.1 que “… se propondrá declinatoria para denunciar la falta de
competencia de todo tipo…”.

Esta excepción creemos, interpretando sistemáticamente los arts.


64.1108, 813, 815.1 y 818 LEC, podrá plantearse dentro de los diez primeros
días del plazo para oponerse al requerimiento de pago109, pero, si no se
opone en ese momento, podrá de todas formas proponerse en el escrito de
oposición al requerimiento de pago, en cuyo caso deberá además volver a
proponerse dentro de los cinco primeros días posteriores a la citación para
la vista –si por la cuantía de la oposición corresponde un juicio verbal, o
dentro de los 10 primeros días del plazo para contestar la demanda –si por

108
Art. 64.1 LEC: “La declinatoria se habrá de proponer dentro de los diez
primeros días del plazo para contestar a la demanda, o en los cinco primeros días
posteriores a la citación para vista, y surtirá el efecto de suspender, hasta que sea
resuelta, el plazo para contestar, o el cómputo para el día de la vista, y el curso del
procedimiento principal”.
109
En contra, ILUSTRE COLEGIO DE PROCURADORES DE LA CORUÑA.
Boletín Mensual Nº 22, Marzo 2000 [en línea] <http://www.procuradores-
coruna.com/22bm0103.htm> [consulta 22 Septiembre 2005], que declara que “no se
puede plantear declinatoria en el monitorio en su inicio (art. 64) frente al requerimiento
de pago al deudor. Este puede oponerse por la vía del art. 815 pero no puede plantear
declinatoria. Sí que se podrá plantear luego, cuando se abra la vía del juicio verbal o el
ordinario. (Art.818)”. No obstante, la jurisprudencia se inclina por permitir que se
proponga la declinatoria antes que se presente el escrito de oposición. En este sentido, ha
declarado que “una vez admitida a trámite la solicitud de proceso monitorio, considera el
Tribunal que cabe plantear cuestión relativa a la falta de competencia territorial a través
de la declinatoria por el demandado” (SAP Cádiz, Secc. 8ª. De 30 de Enero de 2004), o
que “es indiscutible que el órgano ante el que se presenta un petición de tutela monitoria
cuenta, de conformidad con los artículos 58 y 813 LEC, con facultades de oficio para
decretar a limine litis su incompetencia… del propio modo, el deudor puede denunciar -
también con carácter preliminar- dicha falta de competencia… por medio de la
declinatoria” (SAP Barcelona, Secc. 16ª, de 22 de Mayo de 2002).

75
la cuantía de la oposición corresponde un juicio ordinario y siempre y
cuando el acreedor interponga la correspondiente demanda dentro de plazo
(esto por que el juicio declarativo posterior al monitorio no es una
continuación de este, por lo que deben volver a alegarse todas las
excepciones contenidas en el escrito de oposición). Por ultimo, si no opuso
la declinatoria el deudor dentro del mismo proceso monitorio (sea antes de
oponerse al requerimiento, sea en el escrito de oposición), siempre estará la
posibilidad de interponerla dentro de los diez primeros días del plazo para
contestar a la demanda (si el juicio posterior al monitorio es ordinario), o en
los cinco primeros días posteriores a la citación para vista (si el juicio
posterior al monitorio es verbal).

De acuerdo al art. 63.1, si la excepción declinatoria se fundare en la


falta de competencia territorial, deberá indicar el demandado (o quien pueda
ser parte legitima en el juicio promovido) “el tribunal al que, por
considerarse territorialmente competente, habrían de remitirse las
actuaciones”.

Luego, prescribe el art. 63.2 LEC que “la declinatoria se propondrá


ante el mismo tribunal que esté conociendo del pleito y al que se considere
carente de jurisdicción o de competencia. No obstante, la declinatoria podrá
presentarse también ante el tribunal del domicilio del demandado, que la
hará llegar por el medio de comunicación más rápido posible al tribunal
ante el que se hubiera presentado la demanda, sin perjuicio de remitírsela
por oficio al día siguiente de su presentación”.

76
2.- Partes legitimadas y postulación procesal

2.1.- Consideraciones previas

Nos toca analizar ahora quienes tienen legitimación –activa y pasiva-,


para ser parte en el proceso monitorio, y como deben actuar estar personas
en el proceso, esto es, si se requiere algún tipo de representación de un
profesional del derecho o si, por el contrario, pueden actuar por si solas.

Desde ya podemos ir adelantando que, una de las mayores novedades


que introdujo la LEC es justamente la posibilidad de solicitar la tutela
monitoria sin que sea necesario valerse de procurador y abogado, lo cual es
una manifestación más de la técnica ocupada en la reglamentación del
monitorio, técnica que, ocupando una frase de MORELLO110, “todo esta
estructurado desde la perspectiva del acreedor y en mira de facilitarle el
cobro de la prestación”.

2.2.- Partes legitimadas

Es parte, desde el punto de vista de la relación jurídico – procesal,


“quien pretende y frente a quien se pretende, o, más ampliamente, quien
110
MORELLO, Augusto Mario. La eficacia del proceso. 2ª ed., Buenos Aires,
Hammurabi, 2001. 623p.

77
reclama y frente a quien se reclama la satisfacción de una pretensión”111, o,
“quien solicita de los tribunales la tutela jurisdiccional y aquel a quien haya
de afectar la decisión pretendida”112

Explica el profesor GUASP DELGADO113 que “el requisito de la


capacidad, en su doble grado de capacidad para ser parte (actualmente
regulado en el art. 6 LEC) y de capacidad procesal (actualmente regulado
en el art. 7 LEC), resuelve el problema de la aptitud para figurar y actuar
como parte en un proceso… pero tal aptitud se refiere a cualquier proceso
en general y a ninguno en particular. Para poder figurar y actuar
eficazmente como parte, no ya en un proceso cualquiera, sino en uno
determinado, no basta con disponer de esta aptitud general, sino que es
necesaria una condición más precisa, referida singularmente al litigio de
que se trate. Tal condición, que afecta al proceso, no en su dimensión
común, sino en lo que tiene de individual y determinado, es la que recibe el
nombre de legitimación en la causa…”

Respecto de la “legitimatio ad processum” (que se refiere a la


capacidad procesal de las partes), es decir, la “aptitud o idoneidad para
actuar en un proceso, en el ejercicio de un derecho propio o en

111
GUASP DELGADO, Jaime. Derecho procesal civil. op. cit. t. I.
112
Definición formulada por el autor de esta memoria, en base al art. 5 LEC.
113
GUASP DELGADO, Jaime. Derecho procesal civil. op. cit. t. I.

78
representación de otro”114, rigen las reglas generales establecidas en el
derecho español, sin que sufran en el monitorio ninguna variación al
respecto, siendo esta clase de legitimación un elemento de validez del
proceso. Lo mismo respecto de la capacidad para ser parte, que esta
regulada por el art. 6 LEC.

En cuanto a la “legitimatio ad causam” (también denominada


“legitimación en la causa, legitimación para obtener el dictado de la
sentencia de mérito, legitimación para pretender o para pretender resistir, y
legitimación para obrar…”115), es decir, “la consideración especial en que
tiene la ley, dentro de cada proceso, a las personas que se hallan en una
determinada relación con el objeto del litigio, y, en virtud de la cual, exige
para que la pretensión procesal pueda ser examinada en cuanto al fondo,
que sean dichas personas las que figuren como partes en tal proceso”116,

114
COUTURE, Eduardo J. Vocabulario jurídico. 6ª reimpresión, Buenos Aires,
Depalma, 1997. 380p.
115
Todas estas denominaciones señaladas por PEYRANO, Jorge W.
Legitimaciones atípicas. En: La Legitimación, coordinado por Morello, Augusto Mario.
Buenos Aires, Abeledo - Perrot, 1996. pp. 79 – 90.
116
GUASP DELGADO, Jaime. Derecho procesal civil. op. cit. t. I. En este
mismo sentido GOZAINI, Osvaldo Alfredo. Legitimación y proceso. En: La
Legitimación, coordinado por Morello, Augusto Mario. op. cit. pp. 39- 63., señala que
“estar legitimado en la causa supone tener una situación personal que le permita contar
con una expectativa cierta a la sentencia, lo cual indica por qué la legitimación (en la
causa) es, antes que nada, un presupuesto de la pretensión”. Por su parte,
CARNELUTTI, Francesco. Sistema de derecho procesal civil, trad. Alcalá - Zamora y
Castillo y Sentís Melendo, Buenos Aires, Uteha, Buenos Aires, 1944. t. II, expresa que
la capacidad (refiriéndose a la capacidad procesal) es la expresión de la idoneidad que
tiene la persona para actuar en juicio, la cual se infiere de sus cualidades personales. La

79
prescribe el art. 812.1 que podrá acudir al monitorio “quien pretenda de otro
el pago de la deuda”, en tanto el 814.1 indica que “el procedimiento
monitorio comenzará por petición del acreedor en la que se expresarán la
identidad del deudor…”, es decir, los sujetos legitimados son el acreedor y
el deudor de la relación jurídico – material controvertida, o mejor dicho,
quien afirme ser acreedor en la relación jurídico – material controvertida y
de quien se afirma es deudor en tal relación, manteniéndose así la regla
general: “cuando se controvierte en juicio sobre una relación de derecho
privado, la legitimación para obrar y para contradecir corresponden
respectivamente al sujeto activo y al sujeto pasivo de la relación sustancial
controvertida (legitimación normal)”117, ahora bien, siendo un poco más
específicos, podemos decir que para tener legitimatio ad causam (activa o
pasiva), es necesario ser titular del interés en que se decida si efectivamente
existe la relación jurídica material, y no ser titular de la relación jurídica
material (lo que supondría que esta siempre existiera)118, es decir, se puede
tener legitimatio ad causam sin ser poseedor del derecho substancial
reclamado en juicio, o dicho de otra manera, el concepto de parte de la
relación jurídico-material puede no coincidir, por distintos motivos, con el

legitimación para obrar, representaría, en cambio, dicha idoneidad inferida de su


posición respecto del litigio (del litigio en particular).
117
ARAZI, Roland. Legitimación y proceso. En: La Legitimación, coordinado
por Morello, Augusto Mario. op. cit. pp. 23- 37.
118
En este sentido, DEVIS ECHANDÍA, Hernando. Teoría general del proceso.
2ª ed., Buenos Aires, Ediciones Universidad, 1997. 261p.

80
de parte de la relación jurídico-procesal119, pues basta para tener
legitimación para obrar el afirmar ser titular del derecho reclamado en
juicio.

En definitiva, se cumple en el monitorio la regla general prevista en


el art. 10 LEC, que dispone que “serán considerados partes legítimas
quienes comparezcan y actúen en juicio como titulares de la relación
jurídica u objeto litigioso”, solo exceptuándose de estos casos aquellos “en
que por ley se atribuya legitimación a persona distinta del titular”.

Hasta aquí, no hay mayores problemas en torno a la legitimación para


obrar en el monitorio, sin embargo, en la EM (ep. XIX), establece la LEC
que confía que por los causes del monitorio tenga protección el crédito de
muchos justiciables y, en especial, “de profesionales y empresarios
medianos y pequeños”. Lo cual ha llevado a numerosos deudores, a plantear
una defensa, a nuestro juicio, totalmente injustificada y sin asidero legal
ninguno, que es el esgrimir que la LEC solo ha querido extender la tutela
monitoria a “profesionales y empresarios medianos y pequeños”, dejando
así afuera a los bancos u otros grandes actores financieros.

Esta tesis, que como dijimos nos parece totalmente injustificada, al


parecer no se detuvo en analizar la EM -que a nuestro juicio no es más que
una declaración de principios que en ningún caso puede modificar o derogar
119
En este mismo sentido, ver COUTURE, Eduardo J. Estudios de derecho
procesal civil. 3ª ed., Buenos Aires, Depalma, 1998. t. III.

81
lo estatuido por las leyes-, establece que pretende a través del monitorio
darle protección rápida y eficaz al crédito de muchos justiciable, y en
especial, pero no exclusivamente, al de los profesionales y empresarios
medianos y pequeños, que sin duda, tanto en España como en Chile, son los
que más afectados se ven con la demora de los procesos de cobro de
deudas, llevándolos en muchos casos a la insolvencia y así a aumentar la
cantidad de deudores que, por razones que escapan de su voluntad, se ven
impedidos de pagar sus deudas.

Por lo demás, la jurisprudencia ha desechado la tesis que estamos


criticando, estableciendo así que atentaría contra el principio de igualdad el
prohibir a ciertos acreedores, por el solo hecho de ser grandes empresas,
recurrir al monitorio. Así, la AP de La Rioja ha declarado que “la Ley de
Enjuiciamiento Civil, al regular el proceso monitorio, alude al acreedor o a
quien pretenda de otro el pago de deuda, sin exclusión, aludiendo en su
Exposición de Motivos (XIX) a la protección rápida y eficaz del crédito
dinerario liquido "de muchos justiciables y, en especial, de profesionales y
empresarios medianos y pequeños", lo que no excluye, en contra de lo
indicado en la resolución impugnada, a las entidades bancarias. Este
Tribunal, ha conocido de recursos instados por distintas entidades bancarias
frente a resoluciones de inadmisión del escrito inicial de proceso monitorio,
habiendo sido estimados en todos los casos… En todo caso, no cabe atribuir
peor condición al acreedor entidad bancaria que a cualquier otro
acreedor”120.

120
SAP La Rioja, Secc. 1ª, de 07 de Julio de 2004.

82
En aquellos casos en que por algún acto jurídico el acreedor
solicitante en el monitorio no sea la misma persona que el acreedor original
de la relación jurídico-material controvertida y acreditada
documentalmente, deberá acompañar el solicitante –además de los
documentos que acrediten la deuda-, aquellos documentos que den cuenta
de la transmisión o transferencia del crédito; así, en el caso que el acreedor
primitivo haya cedido su crédito al acreedor peticionario, este ultimo deberá
acompañar también los documentos que den cuenta de la cesión.

Otro tema es si el Tribunal esta facultado o no, para examinar la


legitimatio ad causam al inicio del proceso, cuando realice el examen los
presupuestos procesales, de los requisitos de la petición inicial y de la buena
apariencia jurídica del derecho del peticionario (la cual recordemos debe
acreditarse prima facie a través de documentos). Sobre este punto,
pensamos que si de la cognición sumaria que debe hacer el Tribunal antes
de emitir el requerimiento de pago se desprende de manera evidente que el
peticionario o el pretendido deudor no son las personas legitimadas para
obrar en el monitorio, el Juez puede inadmitir la petición inicial, pues, en
aquellos casos en que es evidente la situación descrita, no tendría sentido
seguir adelante con el proceso (aunque siempre esta abierta la posibilidad
de que el deudor denuncie la falta de legitimación –activa o pasiva- en el
escrito de oposición al requerimiento de pago), sobre todo considerando las
graves consecuencias que trae la falta de reacción del demandado, por lo
que, si la falta de legitimación para obrar es evidente, es lógico que como

83
medida de protección al pretendido deudor el juez inadmita la solicitud
inicial, pues, por lo demás, existiría una contradicción entre lo señalado en
la petición y lo establecido en los documentos acreditativos que se
acompañan, por lo que no podría hablarse en este caso de “buena apariencia
jurídica del derecho del peticionario”, ni del “carácter aparentemente
incontrovertido de la deuda”.

Ahora bien, reiteramos que solo podrá inadmitirse la petición inicial


por falta de legitimatio ad causam cuando esta sea muy evidente, pues,
recordemos que la cognición que se realiza antes de despachar el
requerimiento de pago no es sobre el fondo del asunto, por lo que, si a
priori se niega a admitir una petición de tutela monitoria, estaría atentando
en contra del derecho a accionar reconocido constitucionalmente. En este
sentido, ha señalado la jurisprudencia que “recogiendo de nuevo el
problema de la legitimación, conviene señalar (se invoca el artículo 10 de la
LEC.), que… ‘la legitimación (cuyo examen es cuestión de orden público)
especifica en relación con el caso, el alcance efectivo del derecho general a
accionar, reconocido en el artículo 24 de la C.E. y, consecuentemente,
apareja, si no es aplicado rectamente una objetiva denegación de justicia’; y
aquí la pregunta ¿qué significado se ha de dar a la mención antecedente?
Pues uno bien simple… La legitimación como ‘quaestio iuris’, se
manifiesta como un problema de consistencia jurídica, en cuanto que exige
la adecuación entre la titularidad jurídica que se afirma y el objeto jurídico
que se pretende; algo que, por mucho que se insista, se relaciona con el
fondo de la litis (legitimatio ad causam); lo que engarza aquí con la ‘buena

84
apariencia jurídica’, con ese examen (artículo 815 de la LEC), que el
Juzgador ha de hacer en relación con los requisitos de la solicitud inicial, y
si la misma es correcta formalmente. Entonces el examen sobre los
documentos presentados para determinar si a través de los mismos el actor
aporta un principio de prueba, que demuestre la existencia del crédito y que
éste es líquido, vencido y exigible, conecta con el problema de la
legitimación tratado, por lo que dándose tales requisitos será admitida a
trámite la petición inicial al manifestarse, ‘prima facie’, aquella”121.

2.3.- Pluralidad de partes122

Establece la LEC, que “podrán comparecer en juicio varias personas,


como demandantes o como demandados, cuando las acciones que se
ejerciten provengan de un mismo título o causa de pedir (12.1). Cuando por
razón de lo que sea objeto del juicio la tutela jurisdiccional solicitada sólo
pueda hacerse efectiva frente a varios sujetos conjuntamente considerados,
todos ellos habrán de ser demandados, como litisconsortes, salvo que la ley
disponga expresamente otra cosa (12.2)”123.

121
SAP Granada, Secc. 3ª, de 12 de Enero de 2004
122
No trataremos en la presente memoria la pluralidad de partes que puede existir
en los juicios monitorios seguidos en virtud de la LPH. Para esta materia, ver RUBIÑO
ROMERO Juan José. El proceso monitorio en la Ley de Propiedad Horizontal. op. cit.
pp. 157 y ss.
123
CHIOVENDA, Giuseppe. Ensayos de derecho procesal civil. op. cit. t. III
define el litisconsorcio como “… una pluralidad de personas que están entre sí en una
cierta paridad de condición frente a una o varias, en una misma litis”. Por su parte,
GUASP DELGADO, Jaime. Derecho procesal civil. op. cit. t. I., lo define como “aquel

85
De acuerdo al artículo recién citado, pueden intervenir en un proceso
varias personas, sea como demandantes, sea como demandados.
Consecuentemente, en el proceso monitorio, a pesar de su sencillez
procesal, “ningún inconveniente habrá en admitir que una misma petición
inicial pueda interponerse por varios deudores por una o varias deudas que
provengan de un mismo título o causa de pedir y se dirija, asimismo, contra
uno o varios deudores de la misma… los restantes supuestos, sin embargo
(intervención adhesiva y provocada, reguladas en los arts. 13 y 14 LEC
respectivamente), únicamente podrán surgir de interponerse una oposición
por parte del deudor, en cuyo caso, al iniciarse un proceso ordinario…
ningún óbice existirá en admitir ambos tipos de intervención si no son los
propiamente derivados del objeto litigioso”124.

A continuación, procederemos a analizar los supuestos de pluralidad


de partes más frecuentes que podrían presentarse en el juicio monitorio:

a) En primer lugar, tenemos el caso de las obligaciones


mancomunadas (o simplemente conjuntas), que “son aquellas en las que

tipo de pluralidad de partes que se produce cuando los diversos litigantes aparecen no
sólo situados en un mismo plano, sino además, unidos en su actuación procesal: según
que la unión plural afecte a los demandantes, a los demandados o a ambos, el
litisconsorcio se llama activo, pasivo o mixto”.
124
CORREA DELCASSO, Juan Pablo. El proceso monitorio en la nueva Ley de
Enjuiciamiento Civil. op. cit. pp. 99 y 100. En contra, RUBIÑO ROMERO Juan José. El
proceso monitorio en la Ley de Propiedad Horizontal. op. cit. pp. 169 y 170, y LÓPEZ
SÁNCHEZ, Javier. El proceso monitorio. op. cit. 149p., quien señala que debe
permitirse también la intervención adhesiva (es decir, de los terceros coadyuvantes).

86
cada deudor debe y cada acreedor tiene derecho sólo a una parte de la
prestación total”125, y están consagradas legalmente en el art. 1137 CC que
dispone “la concurrencia de dos o más acreedores o de dos o más deudores
en una sola obligación no implica que cada uno de aquéllos tenga derecho a
pedir, ni cada uno de éstos deba prestar íntegramente las cosas objeto de la
misma…”. A su vez, el art. 1.138 establece que 1138: “si del texto de las
obligaciones a que se refiere el artículo anterior no resulta otra cosa, el
crédito o la deuda se presumirán divididas en tantas partes iguales como
acreedores o deudores haya, reputándose créditos o deudas distintos unos de
otros”, consagrando así que la regla general en materia de obligaciones con
pluralidad de sujetos es que estas sean mancomunadas, configurando así la
solidaridad una excepción y que por lo tanto no se presume.

A su vez, debemos distinguir dentro de las obligaciones


mancomunadas las divisibles y las indivisibles, pues la situación respecto
de su cobro en juicio es distinta.

En virtud de lo dispuesto en los arts. 12 y 72 LEC126, no habría


inconveniente, que un acreedor demandara a los varios deudores de una

125
O'CALLAGHAN, Xavier. Compendio de Derecho Civil (Obligaciones y
Contratos). 3ª ed. Madrid, Edersa, 2001. t. II, v. 1.
126
Art. 72 LEC. Acumulación subjetiva de acciones: “Podrán acumularse,
ejercitándose simultáneamente, las acciones que uno tenga contra varios sujetos o varios
contra uno, siempre que entre esas acciones exista un nexo por razón del título o causa
de pedir.
Se entenderá que el título o causa de pedir es idéntico o conexo cuando las
acciones se funden en los mismos hechos”.

87
obligación mancomunada divisible, a cada uno por la parte que le
corresponda en la obligación obviamente, en un mismo proceso. En tal
evento, si algunos formulan oposición y otros no, la oposición solo
favorecerá a aquellos que la interpusieron, es decir, respecto de aquellos
que ante la notificación del requerimiento de pago no reaccionaron, se
despachara ejecución, en cambio, respecto de los que se opusieron, se
resolverá el asunto en el juicio ordinario correspondiente. En todo caso, es
totalmente facultativo para el deudor reclamar la deuda judicialmente
respecto de algunos si y respecto de algunos no, es decir, no se configura un
caso de litisconsorcio necesario127

Ahora bien, si la obligación que demanda el acreedor en el monitorio


es una obligación mancomunada indivisible, resulta aplicable el art. 1139
CC, que prescribe que “si la división fuere imposible… sólo podrá hacerse
efectiva la deuda procediendo contra todos los deudores…”, es decir, se
establece un litisconsorcio pasivo necesario, siendo obligatorio para el

127
De acuerdo a PALACIO, Lino Enrique. Manual de derecho procesal civil. op.
cit. 278p., el litisconsorcio es necesario cuando la sentencia sólo puede dictarse
útilmente frente a todos los participes de la relación jurídica sustancial controvertida en
el proceso, de modo tal que la eficacia de éste se halla subordinada a la citación de esas
personas”. Prosigue el autor citado señalando que será necesario “cuando lo impone la
ley o la relación o situación jurídica que constituya la causa de la pretensión”. Otro autor
que analiza el fundamento del litisconsorcio necesario es DEVIS ECHANDÍA,
Hernando. Teoría general del proceso. op. cit. 317p., que indica que existen relaciones
jurídico-materiales sobre las cuales no es posible pronunciarse por partes,
fraccionándolas o calificándolas solo respecto de algunos de los sujetos, porque
necesariamente la decisión comprende y obliga a todos, siendo en estos casos
indispensable la presencia de esos sujetos en el proceso para que la relación jurídico-
procesal quede completa y sea posible decidir validamente en cuanto al fondo.

88
acreedor dirigir la petición inicial en contra de todos los deudores en forma
conjunta. En este sentido, señala GUASP que “el caso típico de declaración
legal expresa de un litisconsorcio propiamente necesario es el del art. 1139
CC, sobre obligaciones mancomunadas indivisibles, ya que en este caso se
exige que el acreedor proceda contra todos los deudores…”128. En estos
casos, si uno cualquiera de los deudores requeridos presenta oposición, el
proceso monitorio terminará respecto de todos, debiendo decidirse el asunto
en el declarativo ordinario posterior correspondiente.

b) En tanto, si la obligación es solidaria, es decir, si trata de aquellas


“obligaciones pluripersonales en las que cada acreedor o cada deudor puede
y debe, respectivamente, exigir o cumplir la totalidad de la prestación, sin
perjuicio de un posible ajuste de cuentas ulterior entre los acreedores o
deudores…”129. En estos casos, de acuerdo al art. 1144 del Código Civil

128
GUASP DELGADO, Jaime. Derecho procesal civil. op. cit. t. I
129
O'CALLAGHAN, Xavier. Compendio de Derecho Civil (Obligaciones y
Contratos). op. cit. t. II, v. 1º. Este mismo autor prosigue señalando que la obligación
solidaria no es una sola obligación con pluralidad de sujetos, sino que “su verdadera
naturaleza es de pluralidad de obligaciones con diversos sujetos, cuyo nexo de unión es
la identidad de la prestación y que están enlazadas entre sí por las relaciones internas
entre los acreedores o los deudores. Esta naturaleza se evidencia ante un precepto como
el artículo 1140 que establece que la solidaridad podrá existir aunque los acreedores no
estén ligados del propio modo y por unos mismos plazos y condiciones. Asimismo, el
artículo 1144 concede al acreedor acción contra cualquiera de los deudores y el artículo
1148 concede a éstos excepciones que se deriven de la naturaleza de la obligación y las
que sean personales, contra aquél”. En este mismo sentido, un autor chileno, señala que
“nos parece que al margen del texto legal (en referencia al Código Civil chileno) en
realidad en la solidaridad existen varias obligaciones diversas, sólo que ligadas por la
prestación” (ABELIUK MANASEVICH René. Las obligaciones. 4ª ed. Bogotá,
Editorial Jurídica de Chile, 2001. t. I).

89
español “El acreedor puede dirigirse contra cualquiera de los deudores
solidarios o contra todos ellos simultáneamente. Las reclamaciones
entabladas contra uno no serán obstáculo para las que posteriormente se
dirijan contra los demás, mientras no resulte cobrada la deuda por
completo”, configurando así un supuesto de litisconsorcio facultativo130.
Respecto de la oposición interpuesta por uno de los varios codeudores
solidarios requeridos de pago, esta aprovechara a los demás, es decir, el
proceso monitorio finalizará respecto de todos, debiendo discutirse ahora la
deuda en el juicio ordinario posterior que corresponda.

En cuanto a la forma de ejercer el derecho a solicitar el cobro de una


deuda solidaria por parte del acreedor, un fallo español de 1973131 señaló
que “además de que el acreedor pueda dirigir su acción contra cualquiera de
los deudores solidarios o contra todos ellos simultáneamente, con arreglo a
la normativa que rige civilmente la solidaridad de las obligaciones, en
forma alguna puede entenderse como equivalente a poder reclamar en
procesos distintos la totalidad del crédito individualmente a cada uno de los

130
GUASP DELGADO, Jaime. Derecho procesal civil. op. cit. t. I, señala que
existe litisconsorcio facultativo o voluntario cuando “la unión de los distintos litigantes
se debe plenamente a su libre y espontánea voluntad. La ley, en efecto, a veces autoriza,
aunque no impone, esta actuación procesal común por un principio de armonía y
economía… Su reconocimiento legal se encuentra, en el derecho español, en el art. 156
LEC (actual art. 72 LEC) cuando dice (en su actual redacción) que ‘podrán acumularse,
ejercitándose simultáneamente, las acciones que uno tenga contra varios sujetos o varios
contra uno…’, a lo que abría que añadir: o varios contra varios”
131
Citado por RAMOS PAZOS, René. De las obligaciones. Santiago, Editorial
Jurídica de Chile, 1999. 97p.

90
mismos, pues tan sólo de no resultar cobrada la deuda, en el primero de los
supuestos, podría dirigir la acción posteriormente contra los demás, cual
prevé el artículo 1114 del Código Civil…”.

No obstante, el auto que despache ejecución por la cantidad adeudada


en el supuesto de incomparecencia del deudor requerido en el procesos
monitorio, auto que configura como veremos más adelante un titulo
ejecutivo judicial al tenor de lo prescrito por el art. 517.2.9º LEC132, solo
servirá para iniciar ejecución en contra del deudor solidario que fue parte en
el proceso monitorio, pues el art. 542.1 LEC dispone que “Las sentencias,
laudos y otros títulos ejecutivos judiciales obtenidos sólo frente a uno o
varios deudores solidarios no servirán de título ejecutivo frente a los
deudores solidarios que no hubiesen sido parte en el proceso”

Ahora bien, “a pesar de la rotundidad de los términos legales y de que


la solución adoptada en el párrafo primero del art. 542 resulta sumamente
garantista para los deudores solidarios, no por ello ocasiona indefensión
para el acreedor, pues aunque en principio tan sólo podrá dirigir las
actividades ejecutivas frente al deudor solidario que haya sido condenado
en el proceso previo, en el caso de que la ejecución resulte infructuosa
podrá iniciar otro juicio declarativo frente a los deudores inicialmente no
demandados en aras de obtener un nuevo título que le legitime para instar
contra ellos la ejecución, ya que en el ámbito de la solidaridad pasiva no
132
Prescribe el art. 517.2 LEC: “Sólo tendrán aparejada ejecución los siguientes
títulos… 9º Las demás resoluciones judiciales y documentos que, por disposición de esta
u otra ley, lleven aparejada ejecución”.

91
opera la eficacia negativa de la cosa juzgada, puesto que el ‘no serán
obstáculo’ del art. 1144 del CC permite dicha posibilidad; sin perjuicio de
que la doctrina no se muestre pacífica acerca de la procedencia de plantear
un segundo proceso frente a otro deudor solidario antes de que una
sentencia firme haya puesto fin al primero”133.

Antes de cerrar el tema de la pluralidad de partes, debemos señalar


que, sea que se trate de obligaciones mancomunadas (divisibles o
indivisibles) o de obligaciones solidarias, de acuerdo a la jurisprudencia
solo se podrá solicitar el cobro de una deuda con pluralidad de deudores en
un mismo proceso monitorio, cuando todos ellos tengan domicilio en el
mismo partido judicial sobre el cual el Juez de Primera Instancia ante el
cual se interponga la petición inicial tenga competencia territorial; es decir,
no puede un Juez requerir de pago a un codeudor cuyo domicilio o
residencia se encuentra fuera del territorio sobre el cual tiene competencia.

En este sentido, una sentencia134 ha declarado que “respecto a la


acumulación de reclamaciones contra varios deudores, ya se ha pronunciado
este Tribunal en el sentido de que no existe prohibición alguna a esta clase
de acumulación en los artículos 812 y siguientes de la LEC, lo que lleva a la

133
ACHÓN BRUÑÉN, Maria José. Despacho de ejecución a favor o contra
quien no figura en el título ejecutivo. Justicia: Revista de derecho procesal (3-4): 183-
226, 2004. En similar sentido, LÓPEZ SÁNCHEZ, Javier. El proceso monitorio. op. cit.
145p.
134
SAP La Rioja, Secc. 1ª, de 07 de Junio de 2004.

92
aplicación de las normas generales del procedimiento, y el artículo 72 de la
Ley Civil Adjetiva autoriza la acumulación de acciones que uno tenga
contra varios sujetos, constituyendo el único obstáculo el artículo 813 de la
Ley Procesal Civil, cuando los deudores requeridos tengan su domicilio en
distintos partidos judiciales…”.

Bajo similar argumento, otra sentencia135 estableció que el Juez de


Primera Instancia ante el cual se interpuso una petición inicial en la que se
solicitaba el cobro de una deuda en contra de tres deudores solidarios “se
declaró incompetente para tramitar el proceso porque no era competente
respecto de los tres, solo respecto de uno de los deudores contra los que
accionaba la entidad crediticia, siendo el argumento de fondo que el Juez
competente por aplicación del artículo 813 LEC lo es, con exclusividad, el
del domicilio o residencia, o el lugar donde fueran hallados a ‘efectos del
requerimiento’, no siendo de aplicación el artículo 53 LEC136”.

Sin embargo, la parte acreedora apeló a tal decisión del Juez de


Primera Instancia, por considerar que este había hecho una errónea

135
SAP Madrid, Secc. 21ª, de 07 de Septiembre de 2004.
136
Prescribe el art. 53 LEC: “1.Cuando se ejerciten conjuntamente varias
acciones frente a una o varias personas será tribunal competente el del lugar
correspondiente a la acción que sea fundamento de las demás; en su defecto, aquel que
deba conocer del mayor número de las acciones acumuladas y, en último término, el del
lugar que corresponda a la acción más importante cuantitativamente. 2. Cuando hubiere
varios demandados y, conforme a las reglas establecidas en este artículo y en los
anteriores, pudiera corresponder la competencia territorial a los jueces de más de un
lugar, la demanda podrá presentarse ante cualquiera de ellos, a elección del demandante.

93
interpretación de la ley, pues el art. 813 LEC que regula la competencia en
el monitorio, solo prohíbe la sumisión (o prórroga) de la competencia
territorial, pero no deroga al art. 53.2 LEC que permite al demandante
cuando son varios los demandados elegir ante que Tribunal presentar la
demanda cuando de acuerdo a las normas de competencia territorial hay
más de un Tribunal competente. Además, argumenta el acreedor-apelante,
que no consideró el Juez el principio de la “perpetuatio iurisdictionis” (que
ya analizamos nosotros al tratar la competencia en el proceso monitorio)
consagrado por el art. 411 LEC, por que al momento de interponer la
petición inicial el acreedor indicó que los deudores tenían domicilio dentro
del territorio en que el juez era competente.

Ante dicha argumentación por parte del acreedor, prosigue la


sentencia citada señalando que no es aplicable al caso el principio de la
“perpetuatio iurisdictionis” por que “el principio de la perpetuación de la
jurisdicción no significa que el Juez sea competente, o venga obligado a
conocer porque conste como domicilio el de ese partido en la póliza y así se
haya indicado en la demanda, sino que siendo competente el Juez al inicio
del proceso según las normas de competencia aplicables, hay que añadir en
cada caso, no deja de serlo por cambio de domicilio, así lo dice el artículo
411 LEC que dispone textualmente "las alteraciones que una vez iniciado el
proceso, se produzcan en cuanto al domicilio de las partes... no modificarán
la jurisdicción y la competencia, que se determinarán según lo que se
acredite en el momento inicial de la litispendencia", pero en este proceso no
consta que al formular la demanda tuvieran su domicilio donde indicó la

94
parte actora, no siendo de recibo la tesis de que se está domiciliado en un
determinado lugar porque así se señale en la demanda… por tanto no es
argumento para determinar la competencia del Juez… que el domicilio
indicado en la póliza de préstamo estuviera en esa localidad, ni que lo
afirmara la apelante, ni que desconociera el cambio porque ese
desconocimiento imputable o no a la parte, no es relevante a estos efectos
porque la misma es quien en todo caso debería haber comprobado dónde
residían dadas las características de este proceso”.

Continúa la mencionada sentencia engarzando la exclusividad de


competencia establecida en el art. 813 LEC con los fines del procedimiento
monitorio, pues señala que es necesario compatibilizar, por un lado, el
otorgamiento de una protección rápida y eficaz del crédito dinerario,
permitiéndole al acreedor que carece de titulo ejecutivo que se haga de uno
a través del proceso y así pueda seguir una ejecución dineraria contra el
deudor, y, por otro, permitirle al deudor una adecuada defensa mediante la
oposición al requerimiento de pago, y ese fin solo puede alcanzarse si se
realizan las actuaciones procesales de mayor relevancia en el lugar en el que
tiene su domicilio efectivo el deudor a requerir de pago.

En definitiva, no debemos dejar de tener presente en todo momento


que toda la estructura del proceso monitorio está pensada desde un punto de
vista que interpreta la incomparecencia del deudor como argumento
indirecto de certeza de la deuda, o en otras palabras, permite que con un
mínimo de prueba se pueda despachar ejecución contra el deudor que no

95
comparece, y es por las graves consecuencias que tiene la incomparecencia
del deudor dentro del breve plazo establecido en el art. 815 LEC (20 días),
que pensamos que deben dársele a éste todas las facilidades para que pueda
comparecer a defenderse, por lo que adherimos plenamente a la tesis que
plantea que el juez debe declararse incompetente respecto de los codeudores
que no tengan su domicilio efectivo dentro del territorio de competencia del
Juez ante el cual se plantea la petición inicial.

2.4.- Postulación procesal

Al igual que en Chile137, la regla general en España es que debe


comparecerse en juicio asistido por abogado y representado mediante
procurador138, siendo excepcionales los casos en que no es preceptiva la

137
En tal sentido, señala STOHEREL MAES, Carlos Alberto. De las
disposiciones comunes a todo procedimiento y de los incidentes. 5ª ed. Santiago,
Editorial Jurídica de Chile, 1993. 21p. que “no debe creerse que quien tiene capacidad
procesal puede comparecer en juicio y realizar personalmente los actos de
procedimiento, o, en otras palabras, que tiene capacidad de pedir en juicio… En efecto,
la regla general es que debe comparecer ante los tribunales por medio de procurador y
solo en algunos casos autoriza la ley la comparecencia personal…”.
138
En España, los Procuradores realizan distintas labores y debe cumplir con
distintos requisitos que los que deben cumplir los Procuradores en Chile, en otras
palabras, son dos instituciones diversas. El Procurador en España es el representante
procesal de la parte material, y son Procuradores “quienes validamente incorporados a
un colegio representan a los poderdantes ante los juzgados y Tribunales… Para ser
Procurador se requiere ser español o ciudadano de la Unión Europea, mayor de edad, no
incapacitado o inhabilitado, estar en posesión del título de Licenciado en Derecho y
obtener el título de Procurador que expide el Ministerio de Justicia (GIMENO
SENDRA, Vicente. Introducción al derecho procesal. op. cit. pp. 210 y 211. Para
profundizar este tema, ver la citada obra pp. 209 y ss., y los arts 23 – 30 LEC).

96
intervención de uno o de ambos139, siendo justamente uno de esos casos
excepcionales el señalado en el art. 814.2 LEC, que establece que “para la
presentación de la petición inicial del procedimiento monitorio no será
preciso valerse de procurador y abogado”

Este artículo recién citado se ve reforzado por lo estatuido en el art.


23.1 y 2.1º LEC, que prescribe que “la comparecencia en juicio será por
medio de procurador legalmente habilitado para actuar en el tribunal que
conozca del juicio. No obstante…, podrán los litigantes comparecer por sí
mismos:… para la petición inicial de los procedimientos monitorios,
conforme a lo previsto en esta Ley”, y en el art. 31.1 y 2.1º LEC, que
establece “los litigantes serán dirigidos por abogados habilitados… No
podrá proveerse a ninguna solicitud que no lleve la firma de abogado…
Exceptúanse solamente… la petición inicial de los procedimientos
monitorios, conforme a lo previsto en esta Ley”.

Sobre esta medida adoptada por el legislador español, señala


TORIBIOS FUENTES140que “la posibilidad de acudir al proceso monitorio

139
Si bien en algunos casos no se exige la intervención de Abogado y
Procurador, la parte es libre para contratar el servicio de ambos profesionales, y, en estos
casos, prescribe el art. 32.5 que “cuando la intervención de abogado y procurador no sea
preceptiva, de la eventual condena en costas de la parte contraria a la que se hubiese
servido de dichos profesionales se excluirán los derechos y honorarios devengados por
los mismos, salvo que el tribunal aprecie temeridad en la conducta del condenado en
costas…”.
140
TORIBIOS FUENTES, Fernando. El Proceso Monitorio [en línea]
<http://www.der.uva.es/procesal/monitorio.htm> [consulta: 14 Abril 2005].

97
sin valerse de profesionales del Derecho ha sido duramente criticada por
algunos colectivos profesionales, que han puesto de manifiesto los riesgos
de conlleva la medida, tachándola de no ser respetuosa con el derecho
constitucional a la tutela judicial efectiva, el de provocar y acentuar
desigualdades sociales al dar mayor protección a los grandes litigantes y el
inquietante riesgo de ser una vía de entrada del intrusismo profesional en el
mundo del Derecho”.

Sin embargo, parece que ha primado en el legislador español los


mismos argumentos considerados en la PRE, que establece en su EM, en los
comentarios del art. 13, que “teniendo en cuenta que la presente propuesta
tiene por objeto ofrecer a los acreedores un mecanismo simple y económico
para el cobro de deudas no impugnadas, sería contradictorio que se exigiera
la representación de un abogado para poder recurrir al proceso monitorio.
En primer lugar, las condiciones para solicitar un requerimiento de pago…
son suficientemente simples para que no sea necesaria la experiencia de un
letrado. En segundo lugar, la representación legal encarecería
inevitablemente el costo del procedimiento. Aunque, por supuesto, quienes
lo consideren útil podrán buscar el asesoramiento de un letrado, no debe ser
ésta una obligación… Esta disposición sólo afecta al proceso monitorio y
no al posterior procedimiento civil ordinario en caso de… oposición”141.

141
Para profundizar el rol que el abogado debe jugar en el proceso, ver
DAMASKA, Mirjan R. Las caras de la justicia y el poder del Estado. Santiago, Editorial
Jurídica de Chile, 2000. pp. 243 -250.

98
Ahora bien, tal como lo señalan los arts. 23.2.1º, 31.2.1º y 814.2
LEC, la excepción a la regla general del carácter necesario de la
representación procesal y de la defensa técnica queda limitada a la
presentación de la petición inicial del proceso monitorio.

Así, no rige esta excepción, y por lo tanto se hace necesaria la


intervención de Procurador y Abogado en los siguientes casos:

a) Dentro del monitorio, el escrito de oposición que puede formular


el deudor “deberá ir firmado por abogado y procurador cuando su
intervención fuere necesaria por razón de la cuantía, según las reglas
generales” (art. 818.1 inc. 2º), esto es, si la cuantía del proceso supera los
900 euros142.

b) En el proceso declarativo ordinario (en sentido amplio) posterior al


monitorio, en todos aquellos casos en que la cuantía de la deuda reclamada
supere los 900 euros (arts. 23.2.1º y 31.2.1º).

c) En “la ejecución derivada de procesos monitorios en que no haya


habido oposición, se requerirá la intervención de abogado y procurador

142
En cambio, la PRE no exige que vaya firmado por Abogado o por otro
profesional del derecho la oposición (art. 13.1.b. PRE), e incluso en su EM, en los
comentarios al art. 13, indica que no es necesaria la intervención de profesional del
derecho “por que los requisitos para impugnar una demanda (en referencia a la
contestación de la oposición al requerimiento de pago) son suficientemente simples”.
Ahora bien, no esta demás recordar que, a diferencia de lo prescrito en la LEC, en la
PRE no se exige que se expresen en el escrito las razones por las cuales no se debe en
todo o en parte la deuda.

99
siempre que la cantidad por la que se despache ejecución sea superior a 900
euros” (art. 539.1. inc. 2º).

Pero volviendo el tema de la presentación de la petición inicial en el


monitorio, a pesar de la no obligatoriedad de la intervención de Abogado y
Procurador, y que en los Juzgados se encuentran a disposición del publico
formularios de peticiones iniciales, en la practica una gran cantidad de los
acreedores recurre al servicio de estos profesionales para la interposición de
la solicitud inicial en el proceso monitorio143.

CAPITULO III

ÁMBITO DEL PROCESO MONITORIO

1.- Consideraciones previas

Señala el inc. 1 del art. 812 de la LEC en su primera parte que “podrá
acudir al proceso monitorio quien pretenda de otro el pago de deuda
dineraria, vencida y exigible, de cantidad determinada que no exceda de
cinco millones de pesetas (30.000 euros)”, cuando la deuda de esa cantidad
se acredite a través de los documentos que a continuación enumera.

143
En este sentido, MAGRO SERVET, Vicente. La petición inicial del
monitorio: ¿se están utilizando los servicios de abogado y procurador pese a que no sea
preceptivo o se utilizan los impresos a que se refiere el art. 437.2 LEC? La Ley, 24
(5719): 1675 – 1678, Feb. 2003.

100
De esta manera, el legislador español abre en la LEC el capitulo
dedicado al procedimiento monitorio limitando el ámbito de operación de
este procedimiento a aquellos créditos que, sin importar su origen144,
cumplan con ciertos requisitos en virtud de los cuales es de suponer que no
serán controvertidos en el eventual proceso iniciado para su cobro145.

144
Un ejemplo de procedimiento monitorio en cual es determinante el origen del
crédito es el procedure d’injoction de payer del derecho francés contenido en el. NCPC,
cuyo art. 1405 exige para que se pueda sustanciar una demanda por este procedimiento,
que la deuda en cuestión tenga un origen contractual o que derive de una obligación de
carácter estatutario (como las contribuciones al plan de pensión) y se eleven a una suma
determinada, como, así mismo, aquellas deudas que provengan de la aceptación o del
libramiento de una letra de cambio, de la suscripción de un pagaré, del endoso o aval de
cualquiera de estos títulos o de la aceptación de la cesión de créditos conforme a lo
dispuesto en la ley nº 81-1 de 02 de Enero de 1981 que facilita el crédito a las empresas.
Asimismo, la Propuesta de Reglamento europeo (PRE) limita la aplicación del
procedimiento monitorio europeo a las deudas dinerarias de origen civil o mercantil,
excluyendo expresamente de su ámbito de aplicación las demandas cuya base sea una
deuda dineraria originada en asuntos fiscales, aduaneros y administrativos, como
asimismo aquellas nacidas de los regímenes matrimoniales y los derechos derivados de
relaciones similares de la quiebra, los convenios entre quebrado y acreedores y demás
procedimientos análogos y de la seguridad social (art. 1 PRE).
145
Reiteradamente la jurisprudencia ha señalado que el proceso monitorio no esta
limitado en razón del origen que tenga el que se pretende cobrar por su medio. En este
sentido, en sentencia de 22 de Enero de 2003, la AP de Cádiz, Secc. 7ª, declaró que
“…en todo caso no es condición de la que dependa la admisibilidad de la demanda
monitoria la posible complejidad del asunto. La Ley no establece tal limitación, que, por
otra parte, sería contraria a la finalidad de esta clase de procedimiento especial, tendente
a agilizar el cobro de deudas vencidas y líquidas, con independencia de la causa de la
que la eventual deuda se derive, causa que, no obstante, podrá ser discutida por el
demandado si se opusiere a la demanda monitoria”.
Esa misma AP, en sentencia de 21 de Enero de 2004, revocando la decisión de un
juzgado de 1ª instancia que no admitió a tramite una solicitud de monitorio para el cobro
de un crédito adquirido por el acreedor en virtud de una cesión de créditos, declaró que
“el art. 812.1, al definir el objeto del procedimiento, no distingue según el origen del
crédito que se reclame, bastando con que se trate de "deuda dineraria, vencida y
exigible, de cantidad determinada que no exceda de cinco millones de pesetas".

101
Sin embargo, para que el juez abra proceso, es necesario, además, que
el crédito en cuestión conste por alguno de los documentos enumerados en
el art. 812 de la LEC.

2.- Deuda dineraria

Uno de los requisitos estipulados en la LEC para recurrir al


procedimiento monitorio es que la prestación cuyo cumplimiento se
reclama sea una prestación de dar, y, más concretamente, de dar una suma
determinada de dinero, optando así el legislador español, por limitar el
ámbito de acción del procedimiento monitorio a las deudas dinerarias,
excluyendo por tanto aquellas cuyo objeto sea hacer o no hacer algo, como
asimismo aquellas en que debe darse algo que no es dinero, como lo son
aquellas demandas en que se persigue la entrega o la restitución de un bien
no consistente en dinero, optándose así por el criterio imperante en la
mayoría de los ordenamientos jurídicos europeos que contemplan el
procedimiento monitorio146, criterio seguido, además, por el Libro Verde y
por la PRE.

146
Mención especial merece el Mahnverfahren alemán, puesto que, por reforma
de 03 de Diciembre de 1976, redujo el ámbito de aplicación del procedimiento
monitorio. En efecto, con anterioridad a esa fecha, podía reclamarse por su medio la
entrega de dinero, de una cantidad determinada de cosas fungibles o de ciertos títulos, en
cambio, actualmente el art. 688 ZPO solo permite reclamar una cantidad determinada de
dinero en moneda nacional, e incluso, tratándose de los créditos al consumo, solo podrá
utilizarse el monitorio cuando el tipo de interés sobrepase el máximo establecido en el
mismo artículo.

102
Los motivos por los cuales se optó en el LV por limitar el
procedimiento monitorio a las demandas dinerarias no son difíciles de
imaginar. Así, señala en su apartado 3.2.1. que “al considerar la cuestión
independientemente de si las demandas no pecuniarias deben estar
comprendidas en un proceso europeo armonizado, hay que tener en cuenta
que, dado el abrumador predominio de las demandas de pago en los pleitos
civiles, comparado con un requerimiento de pago un requerimiento de hacer
tendrá relativamente escasa importancia práctica. Además, por definición,
tales obligaciones son menos proclives a tipificarse mediante el uso de
formularios y procesamiento de datos, puesto que la propia demanda (y la
redacción de una resolución ejecutiva) requiere siempre una descripción
precisa a la que se llega más difícilmente que con la mera expresión de una
demanda dineraria en euros y céntimos (u otras monedas)”147.

No obstante lo anterior -y si bien en la mayoría de los ordenamientos


jurídicos europeos se circunscribe el procedimiento monitorio al cobro de

147
Por su parte, la PRE establece en su Exposición de Motivos, en los
comentarios al art. 2, que “el apartado 1 circunscribe la aplicabilidad del proceso
monitorio europeo al cobro de deudas dinerarias líquidas y vencidas. Por consiguiente,
no podrá utilizarse para las deudas dinerarias que no puedan expresarse en cantidad
determinada (por ejemplo, los daños inmateriales) ni para las demandas relacionadas con
una obligación de actuar o de abstenerse de alguna actuación, como la entrega o
restitución de bienes o la evicción. En teoría, el principio subyacente de la definición de
deuda no impugnada podría hacerse extensivo a otros tipos de demandas que no
impliquen el pago de dinero... Sin embargo, se admite generalmente…, plantearían
muchas más dificultades a la hora de establecer un sistema uniforme. Así por ejemplo, la
simple formulación de la demanda de manera que se cumplan los requisitos de precisión
de un título ejecutivo, supondrá a menudo un obstáculo…”

103
deudas dinerarias-, en Francia, Finlandia, Italia148 y Suecia se permite,
además, perseguir por el cumplimiento de obligaciones no dinerarias, al
igual que en Brasil149.

De acuerdo a lo dispuesto en el art. 812 de la LEC, únicamente


“podrá acudir al proceso monitorio quien pretenda de otro el pago de deuda
dineraria, vencida y exigible, de cantidad determinada que no exceda de
cinco millones de pesetas (30.000 euros)”, delimitando así su objeto y
quedando abierto el monitorio a las reclamaciones de tutela de cualquier
justiciable, siempre y cuando lo que se persiga sea el cobro de una deuda
dineraria, sin importar su origen, en tanto cumpla con los requisitos
señalados en la misma LEC.

Sin embargo, LOPEZ SANCHEZ150 indica un caso que, a su parecer,


quedaría excluido del ámbito del proceso monitorio. En efecto, señala el
148
Dispone el inciso 1 del art. 633 del CPCi que “su domanda di chi è creditore
di una somma liquida di danaro o di una determinata quantità di cose fungibili, o di chi
ha diritto alla consegna di una cosa mobile determinata, il giudice competente
pronuncia ingiunzione di pagamento o di consigna”, extendiendo así el ámbito de
cobertura del proceso monitorio no solo a las sumas liquidas de dinero, sino, además, a
los créditos consistentes en una cantidad determinada de cosas fungibles y a la demanda
de consignación de una cosa mueble determinada (sobre este particular, véase,
CALAMANDREI, Piero. El procedimiento monitorio, trad. de Sentís Melendo. Buenos
Aires, E.J.E.A., 1953. pp. 98 y ss.).
149
De manera similar a lo estatuido por el CPCi, dispone el Código de Processo
Civil de Brazil en su art. 1.102a. que “a ação monitória compete a quem pretender, com
base em prova escrita sem eficácia de título executivo, pagamento de soma em dinheiro,
entrega de coisa fungível ou de determinado bem móvel.”(Sobre este particular, señala
THEODORO JÚNIOR, Humberto. Curso de direito processual civil. t. III. [libro
electrónico]. 34ª ed. Río de Janeiro. Forense, 2005, que se siguió para la redacción de
este artículo el ejemplo del procedimiento monitorio italiano)

104
citado autor que las reclamaciones de deudas dinerarias que se originen en
arrendamientos de inmuebles rústicos y urbanos no podrán encausarse por
el procedimiento monitorio, sino que deberá en estos casos recurrirse al
procedimiento ordinario, toda vez que el ordinal 6º del apartado 1 del art.
249 de la LEC prescribe que se decidirán en juicio ordinario las demandas
que versen sobre “cualesquiera asuntos relativos a arrendamientos urbanos
o rústicos de bienes inmuebles, salvo que se trate del desahucio por falta de
pago o por extinción del plazo de la relación arrendaticia”, por lo que, en
aquellas hipótesis en que el arrendador exija de su arrendatario solamente el
pago de las rentas vencidas sin instar al desahucio, no podrá accionar a
través del procedimiento monitorio, debiendo hacerlo por los cauces del
ordinario.

No obstante, la jurisprudencia se ha pronunciado en sentido contrario,


admitiendo así el uso del procedimiento monitorio para el cobro de deudas
dinerarias originadas en arrendamientos de inmuebles urbanos y rústicos.
En tal sentido, la Audiencia Provincial de Tarragona, en sentencia de 29 de
Abril de 2003, señalo que “... tampoco podría fundarse la inadmisión en un
supuesto principio de especialidad en relación con la materia de
arrendamientos urbanos, que el artículo 249.1.6° remite al juicio ordinario
(a excepción del desahucio por falta de pago o por extinción del plazo), y
ello porque tal previsión general no excluye la posibilidad de llevar las
reclamaciones dinerarias que deriven de la relación arrendaticia al proceso

150
LÓPEZ SÁNCHEZ, Javier. op. cit. 64p.

105
monitorio, siempre que concurran todos los requisitos establecidos para el
mismo”151.

Más aún, la sentencia en comento cita a su vez a otra sentencia


dictada por la Sección 1ª de la AP de Ciudad Real, de fecha 29 de
Septiembre de 2001, la cual falló que “se plantea la cuestión sobre la
admisibilidad del procedimiento monitorio en estos supuestos en que se
reclaman rentas debida por el arrendatario... Estimándose por esta sala de lo
expuesto, en contra de lo que sostiene la juzgadora de instancia en el auto
recurrido, que si bien por razón de la materia el artículo 249.6° de la LEC,
establece ‘que se decidirán enjuicio ordinario, cualquiera que sea su cuantía
las que versen sobre cualesquiera asuntos relativos a arrendamientos
urbanos o rústicos de bienes inmuebles, salvo que se trate del desahucio por
falta de pago o por extinción del plazo de la relación arrendaticia’; que no
existe obstáculo alguno dada la finalidad y especialidad del juicio
monitorio, el cual en su articulado no hace exclusión alguna de los
procedimientos que pueden entablarse, que se pueda promover dicho juicio
especial en reclamación de las rentas debidas, siendo por tanto admisible la
interposición de dicho proceso, si la reclamación es de una deuda líquida y
exigible y convenientemente documentada".

Por deuda dineraria debemos entender, aquel crédito que se expresa


en dinero en sentido estricto, esto es, en aquella medida admitida como
signo de valor en el comercio jurídico y, concretamente por el sistema

151
SAP Tarragona, Secc. 3ª, 29 de Abril de 2003

106
monetario de cada país. En consecuencia, por “deuda dineraria” habrá de
entenderse “únicamente aquella reclamación que se efectúe en moneda de
curso legal, ya sea nacional o extranjera, con exclusión de otros bienes que
pudieran considerarse también ‘dinero’ (en la acepción más amplia del
termino) como, por ejemplo, mercancías fungibles u otro tipo de objetos,
muebles o inmuebles”152.

Similar definición es la esbozada por la AP de Cádiz en sentencia de


14 de Abril de 2003, la cual señaló que deuda dineraria “significa que el
derecho de crédito exigido debe expresarse en dinero en sentido estricto, es
decir, en moneda de curso legal, nacional o extranjera (arts. 517 y 520.2.°
LEC), por lo que quedan excluidas del proceso monitorio la obligaciones de
hacer, así como las obligaciones de dar cosas determinadas o no fungibles e
igualmente las cosas o especies computables en dinero (art. 520.3.°
LEC)153”.

Por su parte, las autoras MÉNDEZ y VILLALTA154 hacen una


distinción entre las “deudas de dinero”, que son aquellas en que la
obligación pecuniaria consiste en una suma de dinero determinada, y las
deudas de valor, que son aquellas en que la obligación consiste igualmente
en la entrega de una suma de dinero, pero, ha diferencia de las anteriores, la

152
CORREA DELCASSO, Juan Pablo. El proceso monitorio en la nueva Ley de
Enjuiciamiento Civil. op. cit. 64p.
153
SAP Cádiz, Secc. 7ª, 14 de Abril de 2003
154
MENDEZ, R.M. y VILLALTA, A.E. El proceso monitorio. Barcelona, J.M.
Bosch Editor, 2002. 10p.

107
suma debida no ha sido directamente predeterminada, sino que se fija y
concreta posteriormente y con referencia a determinados criterios o medidas
de valor. Una vez concretada la deuda de valor se convertirá en deuda de
dinero y resultará líquida y exigible. En definitiva, en la deuda de valor el
dinero no es propiamente el objeto de la prestación, sino el medio con el
que se tratará de lograr el resarcimiento de otro valor. Para las citadas
autoras, el art. 812.1 solo habla de las deudas de dinero, más no de las de
valor.

En cuanto a la posibilidad de reclamar mediante el proceso monitorio


el pago de deudas contraídas en moneda extranjera, es decir, en moneda
distinta del euro y la peseta, los distintos autores155 en general están
contestes en que es posible, cumpliendo con los requisitos legales, hacerlo,
aunque, en todo caso, debe respetarse la cuantía máxima de 5.000.000 de
pesetas (30.000 euros) fijada en el art. 812 LEC156, para lo cual, el acreedor
al presentar la petición inicial, deberá acompañar certificado que acredite el
tipo de cambio vendedor al día del vencimiento de la deuda.

Si la deuda tuviese por objeto prestaciones alternativas, es decir,


cuando lo que se debe consiste en varias cosas, de tal manera que la

155
En tal sentido se pronuncian CORREA DELCASSO, Juan Pablo. El proceso
monitorio en la nueva Ley de Enjuiciamiento Civil. op. cit. pp. 73 - 75.; LÓPEZ
SÁNCHEZ Javier. op. cit. pp. 66 y ss.
156
En igual sentido, SAP Cádiz, Secc. 7ª, de 14 de Abril de 2003, la cual, en la
parte pertinente, señala que “este límite opera igualmente cuando la suma reclamada lo
sea en moneda extranjera, pero debiendo tenerse en cuenta, respecto de costas y gastos
que el art. 577 determina que deben abonarse en moneda nacional.”.

108
ejecución de una de ellas exonera de la ejecución de las otras (arts. 1499 y
ss. Código Civil de Chile y 1131 y ss. Código Civil de España), podría
recurrirse al monitorio en la hipótesis de que una de las prestaciones
debidas alternativamente consistiera en dinero y, además, se hubiese
pactado por los contratantes que la elección correspondería al acreedor
(pues tanto en el derecho chileno como en el español, si nada se dice, la
elección de la cosa con que se cumplirá la obligación pertenece al deudor).
Cumpliéndose esa hipótesis, el acreedor impago podría recurrir al
procedimiento monitorio para reclamar el pago de la suma de dinero debida
alternativamente, más no de las otras prestaciones no consistentes en
dinero157.

En aquellos casos en que la elección de la cosa recaiga sobre el


deudor, no puede calificarse la obligación como dineraria y no puede
recurrirse al monitorio, toda vez que, aún cuando una de las cosas debidas
fuera dinero, no puede el acreedor demandar determinadamente una de las
cosas debidas sino bajo la alternativa en que se le deben (art.1499 Código
Civil de Chile).

3.- Deuda de cantidad determinada

157
Cfr. LÓPEZ SÁNCHEZ Javier. op. cit. 74p.

109
Prescribe el art. 812 LEC, que, además de ser dineraria la deuda, esta
debe ser de cantidad determinada.

De acuerdo a LÓPEZ SÁNCHEZ158, el término “cantidad


determinada” debe ser interpretado en este caso como sinónimo de liquido,
y, de acuerdo al art. 572 de la LEC, es liquida toda cantidad de dinero
determinada “que se exprese en el titulo con letras, cifras o guarismos
comprensibles”.

De acuerdo a la jurisprudencia, que deuda sea de cantidad


determinada significa “que la deuda debe ser por liquida, es decir, que está
concretada en una suma de dinero o que su determinación dependa de una
simple o mera operación aritmética...”159

Otra definición de deuda liquida es la que nos da el profesor


COLOMBO160, para quien, en referencia a los presupuestos del juicio
ejecutivo, señalaba que deuda liquida era “la que se encontraba determinada
en cuanto a su genero, especie o cantidad, incluyendo aquellas que puedan

158
LÓPEZ SÁNCHEZ, Javier. op. cit. 77p.
159
SAP Cádiz, Secc. 7ª, de 14 de Abril de 2003,
160
COLOMBO CAMPBELL, Juan. Apuntes tomados por el autor durante el
ciclo de clases de derecho procesal impartidas por el citado profesor en la Escuela de
Derecho de la Universidad de Chile. Santiago, 1998-2000.

110
liquidarse por simples operaciones aritméticas (con solo los datos que el
mismo titulo suministra).”

Por su parte, GUASP, también en relación al juicio ejecutivo, indica


que el requisito de la liquidez establece que la determinación de la cantidad
(que debe ser cierta), “venga expresada mediante una cifra numérica que
señale matemáticamente el importe o la cuantía de la reclamación que se
formula”161.

El Código Procesal Civil y Comercial de la Nación Argentina


prescribe en el inc. 2º de su art. 502, en referencia a las sentencias que
pueden ejecutarse, que la cantidad será liquida “siempre que de la sentencia
se infiera el monto de la liquidación, aún cuando aquel no estuviere
expresado numéricamente.” De esta definición, infiere el profesor de
Derecho Procesal de la Universidad de Buenos Aires, don LINO ENRIQUE
PALACIO162, que la cantidad será liquida cuando la sentencia condene al
pago de una suma determinada y la cantidad que debe pagarse por el
vencido sea susceptible de determinarse mediante una simple operación
aritmética y con arreglo a las bases fijadas por la sentencia.

161
GUASP DELGADO, Jaime. Derecho procesal civil. 3ª ed., Madrid, Instituto
de Estudios Políticos, 1968. 140p.
162
PALACIO, Lino Enrique. Manual de derecho procesal civil. 16ª ed. Buenos
Aires, Abeledo Perrot, 2001. 685p.

111
Confirma la “asimilación” que se hace entre los conceptos “cantidad
determinada” y “deuda liquida” una sentencia de la de la Audiencia
Provincial de Sevilla, que, en sus fundamentos jurídicos expresa que
“atendida la finalidad buscada por el legislador… es evidente que el
requisito de que se trate de una cantidad determinada no puede ser
entendida en un sentido mas restrictivo y limitado que el tradicional de la
liquidez de la deuda, y a este respecto conviene recordar la tradicional
doctrina jurisprudencial… según la cual hay liquidez no sólo cuando se pide
una cantidad concreta y determinada, sino también cuando la concreción del
‘quantum’ pedido puede ser determinado por simples operaciones
aritméticas partiendo de datos fijados de antemano, habiendo añadido
también, que el hecho de que a la reclamación de una deuda líquida se sume
la cantidad debida en concepto de intereses, no convierte aquélla en
iliquida”.163

Es requisito, para que la petición inicial sea acogida a tramitación por


el juez que la deuda sea de cantidad determinada, no siendo posible solicitar
dentro del proceso su liquidación, por lo que es en este momento –al
presentarse la petición inicial- que exige la LEC que sea liquida la deuda,
requisito que si no se cumple, faculta al juez para rechazar de oficio la

163
SAP Sevilla, Secc. 6ª, de 22 de Diciembre de 2003. En el mismo sentido, SAP
Valladolid, Secc. 1ª, de 26 de Marzo de 2001, declaró “desde luego la Ley exige que la
cantidad que se reclama sea determinada (núm. 1 del art. 812), pero dicho término, esa
previsión, es paralela a la establecida en el art. 520 de la propia norma que, cuando se
trata de los títulos ejecutivos a que se refieren los núms. 4, 5, 6 y 7 solo permite
despachar ejecución por «cantidad determinada» y que ha de interpretarse como
sinónimo de líquida”.

112
solicitud por la que se pide el inicio del proceso monitorio, sin perjuicio de
lo cual, podrá el deudor en su escrito de oposición hacerle presente al juez
esta situación.

Es así necesario, por lo tanto, que sea el acreedor164 quien fije la


cuantía exacta de la deuda, y esto debe hacerlo en el escrito de petición
inicial. En este sentido, la AP de Cádiz decretó que debe “fijarse ab initio la
cuantía exacta de la deuda que se reclama y no reservar al Juez su fijación,
ya que de lo contrario éste no debe admitir a trámite la petición inicial y
conceder al acreedor un plazo razonable para subsanar el requisito”165.

Respecto de la posibilidad de reclamar mediante el procedimiento


monitorio el pago de intereses moratorios que se deban por sobre el capital
adeudado, en general, tanto la doctrina166 como la jurisprudencia se han
pronunciado a favor, debiendo, en todo caso, señalar el acreedor que

164
Ha señalado la jurisprudencia que no es óbice para la apertura del monitorio
que la liquidación acompañada a la petición inicial haya sido unilateralmente generada
por el acreedor, en tal sentido, ver SAP Sevilla, Secc. 5ª, de 30 de Abril de 2004, la cual,
en la parte pertinente, señala que “entre los documentos acompañados a la solicitud
inicial, se acompaña la liquidación practicada, suficientemente clara y detallada, que, si
bien es cierto que se ha producido unilateralmente por la entidad acreedora, ello no es
óbice, en absoluto, para la admisión a trámite de la solicitud inicial, puesto que dicha
liquidación encuentra encaje en el artículo 812, 1, 2º de la Ley de Enjuiciamiento Civil,
que alude a los documentos que, aún unilateralmente creados por el actor, sean de los
que habitualmente documenten los créditos y deudas en relaciones de la clase de las
existentes entre las partes…”
165
SAP Cádiz, Secc. 7ª, de 14 de Abril de 2003.
166
Ver CORREA DELCASSO, Juan Pablo. El proceso monitorio en la nueva
Ley de Enjuiciamiento Civil. op. cit. 67p.

113
cantidad reclama en razón de capital y cual en razón de intereses, indicando
además la formula ocupada para su calculo167.

4.- Deuda vencida y exigible

Por deuda vencida debemos entender “aquella deuda cuyo plazo de


abono ha transcurrido y es susceptible de devengar aquellos intereses
moratorios que contractualmente determinen las partes o que legalmente
determine la Ley.”168.

La jurisprudencia ha expresado que deuda vencida “es aquella cuyo


plazo de pago ha transcurrido, por lo que quedan excluidas las deudas de
futuro, o las que venzan después de la interposición de la petición
inicial.”169

167
En sentencia de 12 de Marzo de 2003, la 1ª Sección de la AP de Cádiz,
confirmando un fallo en que se rechazó abrir proceso monitorio, fundamentó que
“….observamos que en el suplico de la demanda se solicita, no sólo una cantidad de
principal, sino además una cantidad añadida, indeterminada y no liquidada, de ‘intereses
moratorios pactados sobre dicha cantidad principal devengados desde el 10 de
noviembre de 2000’, con lo cual, visto que la demanda se ha presentado en octubre de
2002, se solicita una cantidad imprecisa devengada durante casi dos años. Con lo
anterior, está claro que la documentación inicial no era suficiente para entender que se
reclama una deuda vencida, exigible y, sobre todo, líquida y determinada, con lo cual si
lleva razón el juez en cuanto a su conclusión final alusiva de que de los documentos
aportados con la demanda no queda determinada la deuda que se reclama y, por ende, no
procede la admisión a trámite de la demanda de proceso monitorio formulada…”.
168
CORREA DELCASSO, Juan Pablo. El proceso monitorio en la nueva Ley de
Enjuiciamiento Civil. op. cit. 64p.
169
SAP Cádiz, Secc. 7ª, 14 de Abril de 2003.

114
En cambio, una deuda será exigible cuando no este sujeta en su
nacimiento o cumplimiento a condición, plazo o modo.

Así, la jurisprudencia ha señalado que por deuda exigible debe


entenderse “la que no depende de contraprestación o cumplimiento de
término o condición alguna. Determina el art. 1.113 del CC170 que será
exigible desde luego toda obligación que no dependa de un suceso futuro o
incierto, o de un suceso pasado, que los interesados ignoren; también será
exigible toda obligación que contenga condición resolutoria, sin perjuicio
de los efectos de la resolución; no son exigibles las obligaciones
dependientes del cumplimiento de condición suspensiva o inicial no
cumplida.”171.

Podemos apreciar de las anteriores definiciones que los términos


“deuda vencida” y “deuda exigible” no significan lo mismo, pero están
íntimamente ligados, toda vez que para que una deuda sea exigible es
necesario, en primer lugar, que esté vencida172.

170
Dispone el art. 1113 del Código. Civil de España que “será exigible desde
luego toda obligación cuyo cumplimiento no dependa de un suceso futuro o incierto, o
de un suceso pasado, que los interesados ignoren. También será exigible toda obligación
que contenga condición resolutoria, sin perjuicio de los efectos de la resolución”.
171
SAP Cádiz, Secc. 7ª, 14 de Abril de 2003.
172
LÓPEZ SÁNCHEZ, Javier. op. cit. 88p.

115
Al ser requisito que al momento de presentar la petición inicial el
crédito esté vencido y exigible, el procedimiento monitorio “no puede ser
empleado para hacer valer preventivamente un crédito todavía no vencido y
como medio de obtener ahora la condena del deudor para cuando la deuda
esté vencida (condena in futuro)173”. 174

Sin embargo, es posible reclamar por los causes del monitorio el


pago de una deuda en que, por concurrir alguna de las causales
convencionales o legales175 de vencimiento anticipado de la misma, se ha
hecho exigible su pago con anterioridad al plazo pactado originalmente. En
estos casos, deberá el acreedor acompañar a la petición inicial documentos
que den un indicio de prueba del vencimiento anticipado de la deuda,
conservando el deudor en todo caso el derecho a discutirlo en su escrito de
oposición a la petición inicial.

173
CALAMANDREI, Piero. Op. cit. 113p.
174
En este mismo sentido, pero no ya respecto del principal sino de los intereses,
la AP de Cádiz, Secc. 2ª, el 22 de Abril de 2003 sentenció que “los intereses futuros que
se reclaman no están, en absoluto, vencidos y por ello no pueden integrar el objeto de la
demanda monitoria. Y es evidente que el vencimiento es condición de la deuda exigible
al momento de presentación de la demanda. Es por ello que pugna tal posibilidad,
generalmente admitida en los procesos declarativos ordinarios, con las concretas
necesidades de concreción y especificidad que rigen el proceso monitorio…”.
175
Dispone el art. 1129 del Código Civil español que “Perderá el deudor todo
derecho a utilizar el plazo: 1) Cuando, después de contraída la obligación, resulte
insolvente, salvo que garantice la deuda; 2) Cuando no otorgue al acreedor las garantías
a que estuviese comprometido; 3) Cuando por actos propios hubiese disminuido aquellas
garantías después de establecidas, y cuando por caso fortuito desaparecieran, a menos
que sean inmediatamente sustituidas por otras nuevas e igualmente seguras.”.

116
Si bien en un primer momento se dudó sobre la posibilidad de
reclamar deudas con vencimiento anticipado, hoy la mayoría de la
doctrina176 y de la jurisprudencia177 avalan tal posibilidad178.

5.- Deuda que no exceda de cinco millones de pesetas


(treinta mil euros)179

Sin duda, el limite que ha establecido el legislador de la LEC en


relación a la cuantía máxima de las deudas que pueden reclamarse por la vía

176
En tal sentido, LÓPEZ SÁNCHEZ, Javier. op. cit. 90p.
177
En tal sentido, SAP Sevilla Secc. 2º, 11 de Noviembre de 2004; SAP Asturias,
Secc. 5ª, 8 de Enero de 2003
178
Incluso, numerosa jurisprudencia, ha admitido que se reclame por la vía del
monitorio el pago derivado de una deuda nacida de la declaración de vencimiento
anticipado de la misma, realizado unilateralmente por la parte acreedora. Aplicando este
criterio, la AP de Barcelona, Secc. 14ª, con fecha 30 de Mayo de 2002, expresó por
medio de una sentencia que “en principio la cláusula que permite al prestamista dar por
vencido anticipadamente el préstamo por incumplimiento del prestatario de su
obligación de pago es válida y admisible (STS 13-2-1996 o 31-7-1996) sin que la
eventual decisión judicial al respecto, en caso de controversia, tenga carácter
constitutivo sino meramente declarativo.” (en el mismo sentido, SAP Barcelona 23 de
Noviembre de 2001 y otra de 17 de Octubre del mismo año).
179
En virtud del Real Decreto 1417/2001, de 17 de diciembre, por el que se
procede a la conversión a euros de las cuantías establecidas en la Ley de Enjuiciamiento
Civil, se modificó el inc. Primero del art. 812 de la LEC, en el sentido de establecer que
las cuantías en pesetas podrán ser utilizadas por los interesados para determinar la clase
de juicio que se haya de seguir y los recursos procedentes en relación con pretensiones
basadas en los hechos anteriores a la entrada en vigor de dicho Real Decreto (1 de Enero
de 2002).Las cuantías en euros serán aplicables, a los efectos antes mencionados, en
relación con pretensiones basadas en hechos posteriores a la entrada en vigor de dicha
moneda.

117
del procedimiento monitorio ha sido uno de los aspectos que más críticas le
ha valido a este nuevo procedimiento180.

De acuerdo a lo dispuesto en el inc. 1º de art. 812 LEC, solo podrá


acudirse al monitorio cuando la cuantía de la deuda que se pretende
reclamar por su vía no exceda de 5.000.000 de pesetas, o, 30.000 euros, en
el evento que la pretensión esté basada en hechos posteriores a la entrada en
vigor de dicha moneda.

Sobre la conveniencia o no de limitar la cuantía de las deudas que


pueden reclamarse por la vía del proceso monitorio, señala el Libro Verde
en su apartado 3.2.2 que “como el proceso monitorio está diseñado para
permitir la solución eficiente y económica, no de demandas de escasa
cuantía, sino de las demandas sin oposición y la naturaleza de una demanda
sin oposición no está en absoluto ligada a la magnitud de la cantidad
implicada, la justificación de tal obstáculo al acceso solamente puede
encontrarse en la protección del demandado contra el peligro del perjuicio
irreparable en caso de que se ejecute una resolución que más tarde se
revoque.”181.

180
Además de España, contemplan límites máximos a la cuantía los
procedimientos de Austria, Bélgica y Portugal.
181
El límite austriaco está basado en la intención de prevenir el peligro de poner
en peligro la subsistencia del demandado. En el reciente debate sobre el aumento de la
cantidad máxima, la relación entre la cuantía de una demanda y la probabilidad de que
se impugne también desempeñó un papel considerable. Este criterio debe verse a la luz
del hecho de que el recurso al proceso monitorio es obligatorio en Austria. En los demás

118
En el mismo sentido, en los comentarios al art. 1 de la PRE, se indica
que no se limitará el importe que puede reclamarse a través del proceso
monitorio, pues “el carácter de impugnada o no impugnada de una deuda no
parece depender del importe de la deuda en cuestión en modo alguno que
exija limitar la utilización de este procedimiento para el cobro de cuantías
inferiores a un determinado importe. Aun en el supuesto, como se ha
sugerido en algún caso, de que el número de procedimientos contenciosos
fuera mayor cuanto más elevado fuera el importe reclamado, ello no
justificaría un límite máximo, puesto que es el acreedor quien debe estimar
si la probabilidad de que no haya oposición es lo suficientemente elevada
como para que le merezca la pena recurrir al proceso monitorio; de no ser
así, iniciará directamente un procedimiento ordinario.”.

Este contraste existente entre el procedimiento monitorio europeo y


el español ha llevado al destacado profesor español VICENTE GIMENO
SENDRA a sostener que esta limitación contenida en la LEC deberá
suprimirse, “a riesgo de convertir el monitorio español en una ‘joya de
museo’ superada por el europeo”182.

Estados miembros es el demandante el que decide optar por este proceso si considera
suficientemente probable que el demandado no se opondrá a la demanda (ap. 3.2.3. LV)
182
GIMENO SENDRA, Vicente. Derecho procesal civil, op. cit., t. II.

119
Sin embargo, existen otros autores que apoyan la “medida de sana
prudencia”183 adoptada por el legislador español184.

Pensamos que debe tenerse presente en este momento que,


probablemente, de no haberse fijado esta limitación en la LEC, si se hubiese
reclamado una deuda de mayor cuantía que la permitida actualmente, los
jueces, al momento de recibir la petición inicial, hubieran puesto trabas para
darle curso a esta y despachar el correspondiente requerimiento de pago,
exigiendo, entre otros requisitos, ya no solo documentos que les
proporcionen un principio de prueba, sino documentos que les proporcionen
una certeza casi total, desnaturalizando así el monitorio, por lo que, para
efectos de introducir este procedimiento en el ordenamiento jurídico, nos
parece mejor empezar con deudas de escasa cuantía, sin perjuicio que a
futuro pueda esta aumentarse.

Asimismo, debe considerar que, tratándose de deudas que superen los


30.000 euros (e incluso menos), es muy probable que consten en

183
Esta medida de sana prudencia fue señalada expresamente en el apartado XIX
de la EM, que dice que “la Ley no desconoce la realidad de las regulaciones de otros
países, en las que este cauce singular no está limitado por razón de la cuantía. Pero se ha
considerado más prudente, al introducir este instrumento de tutela jurisdiccional en
nuestro sistema procesal civil, limitar la cuantía a una cifra razonable, que permite la
tramitación de reclamaciones dinerarias no excesivamente elevadas, aunque superiores
al límite cuantitativo establecido para el juicio verbal”.
184
En tal sentido, DE LA OLIVA SANTOS, Andrés. El Anteproyecto de Ley de
Enjuiciamiento Civil, de 26 de diciembre de 1997, y la protección del crédito”, Revista
Tribunales de Justicia, (8-9): 823 - 830,1998.

120
documentos a los que la ley considera suficientes para abrir juicio ejecutivo,
por lo que, ante un incumplimiento en el pago, sería a este procedimiento al
que podría recurrirse

Señalemos que la jurisprudencia en general ha admitido que quien


posee un título ejecutivo recurra al procedimiento monitorio, pues no existe
prohibición legal para ello (Entre las múltiples sentencia que avalan esta
postura citaremos una de la AP de La Rioja, Secc, 1ª, de 26 de Mayo de
2004).

Las reclamaciones de dinero fundadas en aquellos títulos a que el art.


517 LEC les da carácter de ejecutivos también permiten al acreedor acudir
al proceso monitorio, siendo una elección de este acudir a una vía procesal
o a otra. En este sentido, la AP de Zamora, en una sentencia de 18 de Junio
de 2003, concluye que “el tenor literal del citado artículo 812, en su
apartado primero posibilita el planteamiento de la reclamación en el modo
en que la demanda se lleva a cabo, y si bien el artículo 517 contempla en su
número quinto otra vía para el ejercicio de la acción entablada, tales
preceptos no son excluyentes entre sí, sino que el propio texto de la Ley
permite a cada parte recurrir a la vía procesal que se adecué a sus
necesidades. Del examen de los preceptos invocados es evidente que
cualquiera de los cauces contenidos en la ley procesal es válido para el
ejercicio de la acción pretendida, y ello porque se puede optar por la vía
ejecutiva en base a lo dispuesto en el apartado quinto, con unas condiciones
procesales y de oposición diferenciadas, o bien por el cauce previsto en el

121
artículo 812 que únicamente difiere en su fase inicial, y que para el supuesto
de producirse oposición se generaría una vía declarativa de mayor amplitud
que la ejecutiva, y sin que pueda hacerse una lectura restrictiva para la
opción hacia uno u otro cauce procesal”.

La ventaja de recurrir al monitorio es que, de no mediar oposición del


deudor, el acreedor obtendrá una sentencia que le permitirá acceder al
procedimiento ejecutivo, y –esta es la parte ventajosa- en la fase de la
ejecución las excepciones que podrá oponer el deudor (al igual que en la
legislación chilena), disminuyen drásticamente, pues, ahora el deudor se
“enfrenta” no a cualquier titulo ejecutivo, sino a una sentencia.

Independientemente de si se considera positiva o negativa la


limitación de la cuantía, hay que señalar que esta situación ha derivado en
prácticas de los acreedores no contempladas en el espíritu de la Ley.

Así, puede ocurrir que una persona que sea acreedora de una suma
mayor que la permitida para recurrir al monitorio (por ej. 31.000 euros),
ante la rapidez y menores costos que tiene este proceso en comparación con
el que le correspondería en atención a la cuantía (procedimiento ordinario),
opte por reclamar solo la parte de la deuda que en atención a la cuantía de la
deuda se permite reclamar por los cauces del monitorio, virtualmente
“condonando” el resto o postergando su reclamación para un juicio
ordinario. Sobre esta situación, señala TORIBIOS FUENTES que “merece
la pena plantear el supuesto… de que la parte, con el fin de poder acudir al

122
proceso monitorio, limite su reclamación a la suma máxima permitida
(5.000.000 pesetas) aunque aporte título o títulos que excedan de dicha
cantidad, renunciando al exceso o reservándose el derecho a reclamarlo de
quien y como corresponda; supuesto que entendemos perfectamente
admisible y ajustado a la letra de la norma.”185

Nosotros, al igual que el autor recién citado, creemos que es


perfectamente posible –y lícito-, que un acreedor, en pos de obtener de
manera expedita el pago de una deuda, renuncie a la parte que excede la
cuantía máxima admitida para recurrir al monitorio y, de esta manera, poder
realizar el cobro de la deuda (o mejor dicho de la parte no condonada) por
los cauces del monitorio, no pensamos que sea licito (aunque es discutible)
fraccionar la deuda para cobrar una parte a través del monitorio y otra a
través del ordinario que corresponda en razón de la cuantía de la parte de la
deuda no incluida en la solicitud de monición, pues, mediante esta vía, se
estaría burlado la ley, en el sentido de reclamar mediante el monitorio el
pago de una deuda cuya cuantía excede los limites máximos del

185
Continua el citado autor señalando que “Por ejemplo, el acreedor dispone de
un albarán por importe de 5.005.000 ptas., suma que excede de la máxima admitida en el
proceso monitorio. Dadas las indudables ventajas que le ofrece el monitorio frente al
juicio ordinario ¿puede formular su petición ajustando su reclamación a la suma de
5.000.000 pesetas, renunciando al exceso (5.000 ptas.) o reservándose su derecho a
reclamarlo de quien y como proceda? Entiendo que esta cuestión debe tener una
respuesta favorable, tanto por el propio tenor del art. 6 del Código Civil – renuncia de
derechos – como igualmente por el antecedente legislativo contenido el art. 29.6 del
Decreto de 21 de noviembre de 1952 regulador del juicio de cognición que permite la
renuncia al exceso para ajustar la reclamación al límite cuantitativo del juicio de
cognición.” (TORIBIOS FUENTES, Fernando. El Proceso Monitorio [en línea]
http://www.der.uva.es/procesal/monitorio.htm [consulta: 14 Abril 2005])

123
procedimiento monitorio, materia que profundizaremos en los párrafos
siguientes.

Otra situación que se ha visto en tribunales, de acuerdo a lo explicado


por el profesor FRANCISCO RAMOS ROMEAU186 es que algunos
acreedores cuyos créditos superan los 30.000 euros opten por dividir las
pretensiones e iniciar varios procesos monitorios.

La división de las pretensiones en distintos procesos de acuerdo al


profesor recién citado podría ser constitutiva de fraude, expresión que, de
acuerdo a O'CALLAGHAN187, está recogida en el artículo 6.4 del CC: los
actos realizados al amparo del texto de una norma que persigan un resultado
prohibido por el ordenamiento jurídico, o contrario a él, se considerarán
ejecutados en fraude de ley y no impedirán la debida aplicación de la norma
que se hubiere tratado de eludir (fraude de ley), y que PICÓ I JUNOY188
explica respecto del fraude en el proceso como aquel que se comete en el
marco de un litigio y que tiene por objeto burlar la eficacia de una norma

186
RAMOS ROMEAU, Francisco. Apuntes tomados por el autor en la
conferencia sobre reformas al proceso civil español dictada por el citado profesor en la
Escuela de Derecho de la Universidad de Chile. Santiago, 2005.
187
O'CALLAGHAN, Xavier. Compendio de Derecho Civil (Parte General), 4ª
ed. Madrid, Edersa, 2002. t. I. En el mismo sentido, sentencia Juzgado de 1ª Instancia
Palma de Mallorca nº 10, de 21 de Mayo de 2002.
188
PICÓ I JUNOY, Joan. El debido proceso "leal". Reflexiones en torno al
fundamento constitucional del principio de la buena fe procesal Justicia: Revista de
derecho procesal (3-4): 183-226, 2004.

124
procesal, y que viene a ser el equivalente del fraude de ley (fraude
procesal).

6.- Deuda acreditada documentalmente

EL legislador español, a diferencia del procedimiento monitorio


adoptado por otros ordenamientos189, ha establecido un proceso monitorio
de base exclusivamente documental190(aunque no en su forma más pura),
siendo, de acuerdo a lo dispuesto en el art. 812 LEC, requisito sine qua non
para poder acudir al proceso monitorio el aportar, al momento de presentar
la petición inicial, documentos en los cuales se acredite la deuda cuyo pago
se reclama.

La propia EM de LEC, señala que “punto clave de este proceso es


que con la solicitud se aporten documentos de los que resulte una base de
buena apariencia jurídica de la deuda”, dejando en claro la importancia que
tienen los documentos dentro del procedimiento monitorio.

De no contar con prueba documental (documentos fundantes) que


justifique la deuda cuyo pago se solicita por la vía del monitorio, el
acreedor no podrá recurrir a este procedimiento, y, para lograr el referido

189
Así, no se exige la presentación de prueba escrita para despachar
requerimiento de pago en los procesos monitorios establecidos en Austria, Finlandia,
Alemania, Portugal y el contemplado en la PRE.
190
En tal sentido, SAP Cádiz, Secc. 7ª, de 14 de Abril de 2003.

125
pago, deberá valerse de otro procedimiento en el cual se permita probar los
hechos que dan origen a la deuda por otros medios de prueba.191

Comentando CALAMANDREI192 la carga que tiene el acreedor que


quiera valerse del monitorio de probar mediante documentos, declara que
“constituye una notable agravación de la carga de la prueba que el art. 1312
del Código Civil atribuye a todo actor, ya que los mismos hechos
constitutivos del derecho, para probar los cuales en el proceso ordinario el
actor puede servirse de cualquier medio de prueba, deben necesariamente,
en el proceso de inyunción, en cuanto sean condiciones de admisibilidad de
esta forma de procedimiento, ser probados con documentos, con exclusión
de todas las pruebas, llamadas simples, que se pueden construir en el curso
del juicio ordinario”.

Esta carga de presentar documentos, los cuales son objeto de una


cognición sumaria por parte del juez, se configura, al menos de manera
aparente, como una garantía de protección de los derechos del deudor
demandado, toda vez que permiten al juez hacer un examen prima facie de
la existencia de los hechos constitutivos de la obligación reclamada por el
acreedor. Sin embargo, decimos que esta protección es aparente, toda vez
que el examen de los documentos exigidos in limine solo permite acreditar
prima facie el carácter aparentemente incontrovertido de la deuda (sin

191
En el mismo sentido, respecto del proceso de inyunción italiano,
CALAMANDREI, Piero. El proceso monitorio. op. cit. 124p.
192
CALAMANDREI, Piero. El proceso monitorio. op. cit. 125 - 126p.

126
emitir pronunciamiento alguno sobre la existencia del derecho del
solicitante), contemplándose además, la posibilidad de presentar títulos
generados unilateralmente por el acreedor, por lo que, según algunos, el
requisito de acompañar un principio de prueba de carácter documental no
configura una mayor protección al deudor que la existente en aquellos
países en que no se exigen esta clase de pruebas para recurrir al proceso
monitorio, máxime cuando, asiste siempre al deudor la posibilidad de
controvertir la deuda en su escrito de oposición. En parte por esto y en parte
por la dificultad de uniformar para toda la Unión Europea los documentos a
los cuales se les atribuiría prima facie suficiente merito probatorio es que en
el procedimiento monitorio europeo contemplado en la PRE193 se optó por
un proceso monitorio “sin prueba”, el cual, en países como Alemania y
Austria ha tenido muy buenos resultados.

193
Se indica en la EM que “no es (necesario) que el demandante presente, pero sí
que describa alguna prueba en la que se basaría en un procedimiento ordinario si se
impugnara la demanda. Esta condición previa que permite al demandante alegar
cualquier medio de prueba admisible, y no sólo documentos, pero que no le obliga a
aportar una lista exhaustiva de pruebas, es fundamentalmente una condición formal para
la expedición de un requerimiento europeo de pago, que puede verificarse fácilmente.”
(EM, comentarios al art.3).

127
CAPITULO IV

DESARROLLO PROCEDIMENTAL DEL PROCESO


MONITORIO

1.- Consideraciones previas

El procedimiento monitorio es un procedimiento diseñado para dotar


de manera rápida y expedita de un titulo ejecutivo a un acreedor que carece
de él. Este procedimiento -regulado entre los arts. 812 y 818 LEC-, se
desarrolla de la siguiente manera:

El proceso se inicia en virtud de una solicitud escrita, denominada


“petición inicial”, a la cual debe acompañarse un principio de prueba del
derecho del peticionario de carácter documental, y, si actúa en
representación de una persona jurídica, los documentos que acrediten tal
representación. En esta etapa, de acuerdo a algunos, puede solicitarse
además el embargo preventivo de bienes del deudor.

Interpuesta la petición inicial, procede el tribunal a realizar sobre ella


y sobre la documentación aportada un examen de admisibilidad, el cual
concluirá –si es admitida la petición-, con el despacho de un requerimiento

128
al deudor para que, en el plazo de veinte días (plazo fatal y de días hábiles),
pague o de las razones de su negativa.

Una vez notificado y requerido de pago el deudor, este puede optar


por tres distintos caminos, esto es, puede pagar, poniéndole así fin al
proceso monitorio, o puede oponerse al requerimiento de pago, en cuyo
caso también le pone fin al monitorio, pero da lugar a un proceso
declarativo ordinario en el cual se debatirá definitivamente el asunto. Por
último, puede no hacer nada, en cuyo caso el juez despachara en su contra
ejecución, dando así termino al monitorio e iniciando el correspondiente
proceso ejecutivo.

2.- El escrito de petición inicial

2.1.- Consideraciones previas

Una de las características más sobresalientes del procedimiento


monitorio es la sencillez con la cual ha sido configurado, aspecto que se
aprecia en gran medida en el escrito de petición inicial.

Así, para iniciar este proceso no es necesario que el deudor elabore


un complejo escrito para solicitar su tutela, sino que basta con que complete
unos simples formularios o impresos que se encuentran a disposición de
quien los solicite en los respectivos juzgados e incluso pueden ser bajados
de internet en la página web del Ministerio de Justicia.

129
Asimismo, no es necesaria para la interposición de esta solicitud la
intervención de procurador o abogado, con lo cual, sin duda, se diminuyen
los costos necesarios para obtener una efectiva tutela al crédito,
cumpliéndose así, el deseo del legislador español expresado en la EM de
dar una protección eficaz al crédito de muchos justiciables y en especial al
de profesionales y empresarios pequeños y medianos.

No obstante lo anterior, observa MAGRO SERVET que en la


práctica se están usando, aún para presentar la solicitud inicial, el servicio
de ambos profesionales194.

Es interesante detenernos en este momento y señalar que, a diferencia


otros procedimientos, en el monitorio el legislador no prescribió que se
iniciaría por “demanda”, sino por “petición” (o como señala en la EM por
“solicitud)”, y tampoco empleó los términos “demandante” y “demandado”,
sino simplemente “acreedor, solicitante o peticionario” y “deudor”, lo cual
aumenta las dudas acerca de la naturaleza jurídica de este procedimiento195.

194
MAGRO SERVET, Vicente. La petición inicial del monitorio: ¿se están
utilizando los servicios de abogado y procurador pese a que no sea preceptivo o se
utilizan los impresos a que se refiere el art. 437.2 LEC? La Ley, 24 (5719): 1675 – 1678,
Feb. 2003.
195
En este sentido, una sentencia de 10 de Marzo de 2005, dictada por el
Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas, Sala 6ª, decretó, refiriéndose al
proceso monitorio español que “El juicio monitorio no se incluye dentro de los juicios
declarativos por lo menos en la fase de requerimiento de pago, de hecho la LEC no habla
ni de demanda de juicio monitorio sino de petición inicial (artículo 814 de la LEC), ni de
partes procesales sino de acreedor y deudor.” No obstante, sentencias como la de la AP

130
Cabe señalar además que la interposición de la petición provoca
algunos efectos; entre ellos, coloca en mora al deudor, de acuerdo a lo
prescrito en el art. 1.100 del Código Civil de España196.

de Barcelona, Secc. 11ª, de 14 de Enero de 2004, se refieren al escrito de petición inicial


como “demanda”. En el mismo sentido se manifiesta BONET NAVARRO José.
Algunas notas sobre los procesos monitorio y cambiario en la nueva Ley de
Enjuiciamiento Civil [en línea] Revista Internauta de Práctica Jurídica, Nº 7, enero-junio
2001 <http://www.uv.es/~ripj/7algu.htm> [consulta: 11 Abril 2005], para quien el
escrito de petición inicial es una verdadera demanda, y le son aplicables las previsiones
del art. 437 LEC (y, cuando proceda, las del art. 399 LEC).
196
Prescribe el art. 1.100 del Código Civil español que “incurren en mora los
obligados a entregar o a hacer alguna cosa desde que el acreedor les exija judicial o
extrajudicialmente el cumplimiento de su obligación…”. Luego, el art. 1109 del mismo
cuerpo legal señala que “los intereses vencidos devengan el interés legal desde que son
judicialmente reclamados, aunque la obligación haya guardado silencio sobre este
punto…”. Esto lleva a GUASP DELGADO, Jaime. Derecho procesal civil. op. cit. t. I.,
a decir que uno de los efectos característicos de la interposición de la demanda es el
poner en mora al deudor y, “como consecuencia, a su vez, de esta puesta en mora, aparte
de sus efectos generales, como la privación de los frutos al poseedor de buena fe y el
pago de los intereses, figuran casos en que el motivo procesal es reconocido
expresamente, como el de la producción del interés legal de los intereses vencidos,
puesto que al tenor del art. 1.109 del CC, los intereses vencidos devengan el interés legal
desde que son judicialmente reclamados, aunque la obligación haya guardado silencio
sobre este punto”. En el mismo sentido, CORREA DELCASSO, Juan Pablo. El proceso
monitorio en la nueva Ley de Enjuiciamiento Civil. op. cit. 123p. y GIMENO SENDRA,
Vicente. Derecho procesal civil. op. cit., t. I., quien ratifica lo expuesto por los autores
citados e indica que “la admisión de la demanda tiene como otro de los efectos
materiales, el de constituir en mora al deudor…Como es sabido, los principales efectos
de la mora del deudor consisten en poder ser condenado al pago de la pertinente
indemnización de daños y perjuicios (arts. 1.101 y ss.) y al de los ‘intereses legales (art.
1.109). Pero el tratamiento de uno y otro efecto es distinto. En tanto que la constitución
en mora del deudor puede obtenerse a través de cualquier reclamación extrajudicial (así,
por ejemplo, mediante un requerimiento notarial) (art. 1.100 CC), los intereses legales
(no los convencionales, cuyo nacimiento puede condicionarse a cualquier momento
anterior, como lo sería el del cumplimiento de la obligación) nacen desde que son
‘judicialmente reclamados’ (art. 1.109) con lo que se configura como un efecto
exclusivo y típico de la litispendencia (art. 410 LEC)”. Prosigue este profesor haciendo
notar que el CC no exige la admisión de la demanda, sino solo “la reclamación judicial”.

131
Asimismo, desde que ha sido interpuesta la petición inicial se
produce la interrupción de la prescripción (adquisitiva y extintiva)197 y la

Discrepa de estos autores LÓPEZ SÁNCHEZ, Javier. op. cit. 89p., que señala
que se constituye en mora al deudor con el requerimiento de pago. Indica además que al
tenor del art. 1.100 CC debe aplicarse la misma solución al derecho español que la
aplicada en el derecho italiano. En este sentido, CALAMANDREI, Piero. El proceso
monitorio. op. cit. 113p., anota que “si el crédito es exigible, pero el deudor no ha sido
todavía constituido en mora…, la constitución en mora tiene lugar con la notificación de
la inyunción…”.Sin embargo, al parecer el citado profesor español olvida que el mismo
CPCi prescribe en su art. 643.3 que “la notificación (de la demanda monitoria y el
mandato) determina la pendencia de la litis”, disposición legal radicalmente distinta a la
norma contenida en el art. 410 LEC.
La jurisprudencia en este punto se ha inclinado en general por considerar que los
intereses y la mora se producen por la simple interposición de la petición. En este
sentido, SAP Cantabria, Secc. 2ª, de 03 de Noviembre de 2005 y SAP Madrid, Secc. 14ª,
de 16 de Marzo de 2005.
En esto difieren la jurisprudencia española de la chilena, pues, en nuestro país,
los tribunales han fallado que “de conformidad a lo que dispone el art. 2518, inc. 3º del
Código Civil, en relación con el art. 2503, Nº 1 del mismo Código, para que se produzca
la interrupción de la prescripción es necesario que la demanda sea legalmente notificada
a la parte demandada”. Así lo señala RIOSECO ENRÍQUEZ, Emilio. La prescripción
extintiva ante la jurisprudencia. 2º ed. Actualizada. Santiago, Editorial Jurídica de Chile,
2004, pp. 59 - 60., quien cita varias sentencias en apoyo de esta tesis. A continuación, el
mencionado autor comenta que “Esta doctrina, que se apoya en un argumento de texto,
responde además a una lógica evidente, puesto que existiendo vínculo obligacional entre
acreedor y deudor, la liberación de este último está directamente relacionada con la
inactividad del primero. Si el acreedor sale de su pasividad mediante el ejercicio de la
acción, ello tendrá eficacia jurídica en la medida en que sea conocido legalmente por el
deudor, esto es, mediante su notificación”. Asimismo, si bien anota que cierta sentencia
decretó que la “interrupción civil de la prescripción se cuenta desde la presentación de
la demanda o del recurso judicial, , y si bien sin su notificación ella carece de significado
procesal, una vez efectuada la notificación se retrotrae en sus efectos a la fecha de
presentación de aquélla. Sin embargo, “la jurisprudencia mayoritaria no acepta esta
doctrina y ha sido explícitamente rechazada”.
197
GUASP DELGADO, Jaime. Derecho procesal civil. op. cit. t. I., respecto de
la prescripción extintiva señala que “la prescripción se interrumpirá por la demanda u
otro cualquier genero de interpelación judicial hecha al deudor, considerándose la
interrupción como no hecha si el actor desistiere de ella o caducara la instancia o fuere

132
litispendencia198, siempre y cuando después sea admitida a tramite la
petición inicial por el juez (diferenciándose así el ordenamiento jurídico
español de otros ordenamientos jurídicos, como el chileno199, en los cuales
es la notificación de la demanda lo que interrumpe la prescripción y
produce litispendencia, además de constituir en mora al deudor), y luego la
“perpetuatio iurisdictionis” consagrada en el art. 411 LEC200.

desestimada su demanda. Pero la interposición de la demanda produce este efecto


conservativo no solo respecto a la prescripción propiamente dicha, sino también respecto
de la caducidad…”. En el mismo sentido, CORREA DELCASSO, Juan Pablo. El
proceso monitorio en la nueva Ley de Enjuiciamiento Civil. op. cit. 123p. y 188p., quien
señala en la ultima de estas páginas que “… a diferencia de lo que sucede en otros
ordenamientos jurídicos, no se interrumpirá con ella la prescripción o se determinarán
los efectos prácticos de la litispendencia, dado que unos y otros se entenderán
producidos desde la interposición de la petición inicial al haberse admitido
posteriormente la misma”.
Sin embargo, GIMENO SENDRA, Vicente. Derecho procesal civil. op. cit., t. I.,
no concuerda con la posición sostenida por estos profesores, y señala, respecto de la
prescripción adquisitiva, que no basta con la simple interposición de la demanda para
que se produzca su interrupción, sino que es necesaria -por una desarmonia existente
entre la LEC y el CC-, que se “cite al poseedor”, es decir, es necesario, cualquier clase
de emplazamiento a éste.
198
GUASP DELGADO, Jaime. Derecho procesal civil. op. cit. t. I., respecto de
la litispendencia declara que “la litispendencia comienza, en efecto, con la interposición
de la demanda ante el órgano jurisdiccional, no con su admisión, ni mucho menos con la
citación o emplazamiento o con la contestación del demandado.” Lo anotado por este
autor está plasmado en el art. 410 LEC que indica que “la litispendencia, con todos sus
efectos procesales, se produce desde la interposición de la demanda, si después es
admitida”.
199
Ver STOHEREL MAES, Carlos Alberto. De las disposiciones comunes a
todo procedimiento y de los incidentes. op. cit. pp. 44 y 45.
200
Art 411 LEC: “Las alteraciones que una vez iniciado el proceso, se produzcan
en cuanto al domicilio de las partes, la situación de la cosa litigiosa y el objeto del juicio
no modificarán la jurisdicción y la competencia, que se determinarán según lo que se
acredite en el momento inicial de la litispendencia”.

133
2.2.- Contenido y formalidades

Prescribe el art. 814 LEC que el procedimiento monitorio comenzará


por petición del acreedor en la que se expresarán201:
1º.- La identidad del deudor.
2º.- El domicilio o domicilios del acreedor o el lugar en que
residiera o pudiera ser hallado.
3º.- El domicilio o domicilios del deudor o el lugar en que residiera
o pudiera ser hallado.
4º.- El origen de la deuda.
5º.- La cuantía de la deuda.

Así, se simplifica al máximo el contenido de las menciones de la


petición inicial, menciones que nos merecen los siguientes comentarios:

Respecto de la primera mención, bastaría en principio con el nombre


y apellido del deudor, sin embargo, si se conocen datos como el número de
su documento de identificación, debería también incluírselo.

Asimismo, si bien el legislador omitió señalarlo, será necesario


también hacer constar la identificación del acreedor202, consignando su
nombre, apellido, número de documento de identificación, y, en el evento
201
Estas menciones no salen textuales en el mencionado artículo, sino que yo
desglosé dicho artículo en 5 partes o menciones para efectos didácticos.
202
En este sentido, BONET NAVARRO José. Algunas notas sobre los procesos
monitorio y cambiario en la nueva Ley de Enjuiciamiento Civil. op. cit.

134
de que esté actuando en representación de una persona jurídica, deberá
hacerse referencia a esta circunstancia y a la razón social de la representada.

En cuanto a al segunda y tercera mención, debe notarse que no solo


se permite señalar un domicilio, sino que, pueden señalarse, de manera
acumulativa, uno o más domicilios, o el lugar de residencia e incluso el
lugar donde pueden ser encontrados el acreedor y el deudor, lo cual será
especialmente importante tratándose de los datos del deudor, toda vez que
es un factor que determinara la competencia del tribunal y es determinante
al momento de darle efectividad al requerimiento judicial de pago.

El acreedor, de acuerdo a lo expuesto, tiene entonces la posibilidad de


señalar en su escrito de petición inicial más de un domicilio, lugar de
residencia o lugar en que pudiera ser hallado el deudor, con lo cual se
aumentan las posibilidades de encontrar al deudor a efectos de notificarlo y
darle así efectividad al requerimiento de pago, lo cual le ahorra además al
acreedor, en el evento de que no sea hallado el deudor uno de los lugares
mencionados, el tener que presentar un nuevo escrito. Ahora bien,
pensamos nosotros que solo será posible señalar distintos domicilios cuando
todos ellos se encuentren dentro del mismo partido judicial en que en que
tiene competencia territorial el Juez ante el cual se interpone la petición
inicial, pues, de acuerdo al art. 813.1 LEC, “será exclusivamente
competente para el proceso monitorio el Juez de Primera Instancia del
domicilio o residencia del deudor…”.

135
En relación a la cuarta mención, basta con que el acreedor indique el
concepto a que responde la deuda (por ej. la falta de pago de una de las
cuotas del precio de la compraventa de un vehiculo) y las eventuales
relaciones comerciales o profesionales existentes entre él y el deudor.
Asimismo, es importante señalar que deben acompañarse los documentos
que den cuenta de las circunstancias precedentemente expresadas, toda vez
que, recordemos, no basta en el proceso monitorio español con la simple
declaración unilateral del acreedor en relación al origen de la deuda o a las
relaciones comerciales o profesionales existentes entre acreedor y deudor,
sino que, además, es necesario que estas se encuentren respaldadas en algún
tipo de documento.

Por ultimo, en relación a la quinta de las menciones, debe incluirse


tanto el importe de la obligación principal como el de los intereses
vencidos, indicando cual fue exactamente la formula utilizada para
determinar tales cifras y aportando los documentos en donde consten.

Sobre la exactitud de las menciones precedentemente comentadas,


una sentencia de la Audiencia Provincial de Barcelona, Sección 19ª, de
fecha 20 de Enero de 2004, ha declarado que debe “ser la actora quien debe
extremar, a la hora de intentar el procedimiento que nos ocupa (el
monitorio), las cautelas y prevenciones precisas para determinar tanto la
identidad del deudor como el domicilio o domicilios del acreedor y del
deudor o el lugar en que residieran o pudieran ser hallados y el origen y
cuantía de la deuda, en el modo exigido en el art. 814 LEC”, confirmando

136
así la carga que tiene el acreedor de señalar todas estas menciones, sin que
sea posible traspasarla hacia el tribunal respectivo203.

Luego, existen una serie de menciones que si bien no son


obligatorias, puede el acreedor señalarlas para darle aún mayor rapidez al
proceso. Entre estas menciones facultativas encontramos el número de
teléfono, de fax, e incluso el correo electrónico del acreedor y del deudor,
menciones que, en los mismos formularios que se encuentran a disposición
del público en los juzgados y en la página web del Ministerio de Justicia de
España, se encuentran impresas.

Por el contrario, no es necesario, como puede apreciarse, indicar la


fundamentación jurídica de la solicitud de tutela204, requisito que tampoco
se encuentra contenido en los ya mencionados formularios.

203
Sin embargo, tratándose del domicilio o lugar donde pueda ser hallado el
deudor, si el acreedor los señala en su petición inicial, y, luego de la búsqueda negativa
del deudor en los domicilios o lugares señalados el acreedor trata por todos los medios
de averiguar el paradero del deudor sin poder dar con el, será misión del tribunal el
realizar dichas averiguaciones. En este sentido, una sentencia de la AP Cádiz, Secc. 3ª,
de 17 de Marzo de 2004 ha declarado que “no sólo las partes tienen obligación de
investigar el domicilio, también el órgano judicial… y ello dado que la finalidad de las
normas reguladoras del emplazamiento es asegurar que el acto de comunicación cumpla
con su finalidad constitucional, o sea la efectividad real del emplazamiento. El Juzgado
debe exigir del demandante el cumplimiento diligente de los extremos exigidos en el
artículo 155 LEC que tienen como finalidad comprobar que aquel ha intentado conocer
el paradero de los demandados…; hecho lo cual, es el órgano judicial quien ha de
comprobar si es posible localizar al demandado mediante otras averiguaciones”.
204
En tal sentido, MENDEZ, Rosa M. y VILLALTA, A. Esther. El proceso
monitorio. Barcelona, J.M. Bosch Editor, 2002. 19p.

137
En cuanto al petitum del escrito de petición inicial, podemos
consignar que el acreedor deberá solicitar del tribunal que despache el
correspondiente requerimiento de pago205 y que este le sea notificado al
deudor en alguno de los domicilios o lugares señalados, o, si prefiere
redactarse un escrito más completo, puede solicitarse que se requiera de
pago al deudor para que en el plazo de veinte días, pague la suma adeudada,
y para el caso de que el deudor no pague la deuda ni dé razones por escrito
para no hacerlo, se dicte auto ordenando el embargo de bienes suficientes
del deudor para cubrir lo adeudado, todo con condena en costas206.

205
En el mismo sentido GOLDSCHMIDT señala, respecto de la solicitud de
monición en el ordenamiento jurídico alemán, que el petitum “no es de una sentencia”
(se refiere a una sentencia de condena) sino de “la expedición de un mandamiento de
pago.” (GOLDSCHMIDT, James. Derecho procesal civil. op. cit. 463p.)
206
Aún más completo es el petitum contenido en tantas veces mencionados
formularios impresos, pues, terminan estos solicitando al juez: “1º. Que se requiera de
pago al deudor para que en el plazo de veinte días, pague la cantidad reclamada más las
costas, y para el caso de que el deudor no pague la deuda ni dé razones por escrito para
no hacerlo, se dicte auto ordenando el embargo de bienes suficientes del deudor para
cubrir la suma principal más los intereses desde el requerimiento de pago, más la
cantidad en que se presupuestan las costas procesales; y, 2º Que si el deudor se opone
por escrito alegando razones para negarse total o parcialmente al pago, se convoque a las
partes a juicio verbal o se conceda al acreedor el plazo legal de un mes para formular la
demanda de juicio ordinario, pidiendo desde este momento, para el caso de oposición, el
embargo de bienes del deudor, y en su día, la condena a la parte demandada al pago de
la cantidad reclamada más el interés legal (o el pactado si fuera mayor), desde el
requerimiento de pago, así como al pago de las costas procesales”.
Es interesante hacer notar que, contrariamente a lo que piensa la mayoría de la
doctrina española, en los propios formularios proporcionados por el Gobierno español,
los intereses no corren desde la interposición de la demanda, sino desde el requerimiento
de pago.

138
En relación a las formalidades del referido escrito de petición inicial,
como ya se comentó, estas son mínimas, pudiendo incluso presentarse en
formularios que se encuentran a disposición de quien los solicite en los
juzgados y en la página web del Ministerio de Justicia de España, el cual
deberá ir firmado por el solicitante, no siendo necesaria la intervención de
procurador y abogado.

Si no se cumple con los requisitos obligatorios prescritos por el art.


814 LEC, el tribunal ante el cual se presento el escrito deberá de oficio
declararlo inadmisible, sin perjuicio de la facultad del solicitante de
subsanar el defecto y volver a presentar la solicitud ante los tribunales.

2.3.- Prescripción de la acción de reclamación de deudas

En este punto, deberán los tribunales detenerse en cada caso y


analizar el tipo de obligación cuya deuda se reclame, toda vez que existen
situaciones que pueden hacer variar los plazos de prescripción, pero, tal
como señala CORREA DELCASSO, la regla general será que, al ejercitarse
una acción personal, resulte aplicable el plazo de quince años que se
establece en el art. 1964 del Código Civil español207.

2.4.- Acumulación de varias deudas en el escrito de petición


inicial

207
CORREA DELCASSO, Juan Pablo. El proceso monitorio en la nueva Ley de
Enjuiciamiento Civil. op. cit. 124p.

139
De acuerdo a lo dispuesto en el art. 71.2 LEC, “el actor podrá
acumular en la demanda cuantas acciones le competan contra el
demandado, aunque provengan de diferentes títulos, siempre que aquéllas
no sean incompatibles entre sí”.

En tanto, prescribe el art. 73 LEC que “para que sea admisible la


acumulación de acciones será preciso:

1º.- Que el tribunal que deba entender de la acción principal posea


jurisdicción y competencia por razón de la materia o por razón de la cuantía
para conocer de la acumulada o acumuladas. Sin embargo, a la acción que
haya de sustanciarse en juicio ordinario podrá acumularse la acción que, por
sí sola, se habría de ventilar, por razón de su cuantía, en juicio verbal.
2º.- Que las acciones acumuladas no deban, por razón de su materia,
ventilarse en juicios de diferente tipo.
3º.- Que la ley no prohíba la acumulación en los casos en que se
ejerciten determinadas acciones en razón de su materia o por razón del tipo
de juicio que se haya de seguir.”

Al ser estas reglas de aplicación general y no existir disposición en


contrario en la normativa del procedimiento monitorio, podríamos llegar a
la conclusión de que es precedente la acumulación de los varios créditos
que un acreedor tenga respecto de un mismo deudor, en tanto se cumpla con
lo dispuestos en los arts. 71 y 73 de la LEC antes referidos y siempre y

140
cuando el importe total de las distintas deudas no sume más de 30.000 euros
(o 5.000.000 de pesetas).

No obstante, autores como LÓPEZ SÁNCHEZ especifican que la


acumulación será posible solo cuando un acreedor tenga varios créditos
contra un mismo deudor que nazcan de un mismo titulo, como sucede
cuando se reclaman los distintos plazos vencidos de una obligación.
Continúa este mismo autor indicando que solo la existencia de un mismo
titulo aconseja esta acumulación, “debido a las dificultades que entrañaría
un pronunciamiento de admisión o inadmisión sobre cada uno de los
créditos que se acumulasen en una única petición inicial del proceso
monitorio, así como la posibilidad de oposición individualizada a cada uno
de los créditos” 208.

3.- Solicitud de medidas cautelares en el escrito de petición inicial

3.1.- Consideraciones previas

Si bien es cierto que el monitorio es un proceso rápido, no es menos


cierto que, dentro del plazo de 20 días existentes entre la notificación del
requerimiento de pago y la eventual ejecución que se despache (para el
evento que el deudor no se oponga), puede el deudor enajenar o hacer otra
maniobra con sus bienes que le permita burlar la futura ejecución que sobre

208
LÓPEZ SÁNCHEZ, Javier. op. cit.188p.

141
ellos recaiga, por lo que se ha discutido si es factible la solicitud de medidas
cautelares en el escrito de petición inicial, evitando así que la tutela que
brinda este proceso se convierta en una mera ilusión.

3.2.- Embargo preventivo

A pesar que la LEC, en la regulación que hace del procedimiento


monitorio no contempla la posibilidad de solicitar medidas cautelares en el
escrito de petición inicial, los autores209 en general estiman factible tal
solicitud y, en particular, la posibilidad de solicitar el embargo preventivo.

No obstante, podría argumentarse para refutar tal tesis que, si el


legislador hubiese querido que fuera posible pedir medidas precautorias,
hubiese incorporado a la reglamentación del monitorio, tal como lo hizo en
la Ley de Propiedad Horizontal, una disposición a tal efecto210.

209
Entre otros, adhieren a esta tesis CORREA DELCASSO, Juan Pablo. El
proceso monitorio en la nueva Ley de Enjuiciamiento Civil. op. cit. 189p.; GIMENO
SENDRA, Vicente. Derecho procesal civil, op. cit. t. II.; LÓPEZ SÁNCHEZ, Javier. op.
cit. 191p.; y, ORTELLS RAMOS, Manuel. op. cit.
210
Dispone el nº 5 del art. 21 LPH que “cuando el deudor se oponga a la petición
inicial del proceso monitorio, el acreedor podrá solicitar el embargo preventivo de
bienes suficientes de aquél, para hacer frente a la cantidad reclamada, los intereses y las
costas. El tribunal acordará, en todo caso, el embargo preventivo sin necesidad de que el
acreedor preste caución. No obstante, el deudor podrá enervar el embargo prestando aval
bancario por la cuantía por la que hubiese sido decretado.”

142
Sin embargo, tal argumentación es desvirtuada por CORREA
DELCASSO211, quien indica que en el primer Borrador de Anteproyecto de
la LEC del mes de Abril de 1997, existía un artículo dentro de la regulación
del monitorio que contemplaba la adopción de medidas cautelares (en
particular de embargo preventivo) para el caso de que el deudor formule
oposición. Pero dicho artículo fue evaluado negativamente por quienes
tuvieron la misión de informarlo al Ministerio de Justicia ese mismo año,
toda vez que se deja indirectamente en manos del deudor la efectividad
practica del embargo preventivo, pues se establecía que había que esperar a
que este último se opusiera al requerimiento de pago para poder solicitar la
medida, sin perjuicio que, en el tiempo que media entre la notificación del
requerimiento de pago y el plazo que tiene para oponerse (20 días), el
deudor tendría tiempo más que suficiente para evadir todos sus bienes y
burlar la ley212.

El asunto es que, en definitiva, el legislador acogió la critica y


suprimió totalmente el mencionado artículo de la regulación del monitorio,
por lo que, el hecho de que no se regule el embargo preventivo en el
monitorio no implica de ninguna forma que no pueda solicitarse,
explicándose la ausencia de tal regulación únicamente en una razón
histórica cuya causa ya señalamos, siendo factible hoy en día, si se cumple

211
CORREA DELCASSO, Juan Pablo. El proceso monitorio en la nueva Ley de
Enjuiciamiento Civil. op. cit. 156p.
212
Esta misma crítica se le hace actualmente al art. 21 LPH, toda vez que exige
como requisito para decretar el embargo preventivo la oposición del deudor.

143
con los requisitos necesarios213, el solicitar embargo preventivo en el escrito
de petición inicial214.

4.- Documentos que deben acompañarse junto con el escrito de


petición inicial

4.1.- Consideraciones previas

La exigencia que ha puesto el legislador español de aportar junto con


el escrito de petición inicial documentos que acrediten la verosimilitud de la
deuda reclamada es uno de los aspectos más característicos del
procedimiento monitorio regulado en la LEC, dando lugar a una gran
cantidad de interpretaciones –tanto a nivel doctrinario como

213
Señala LÓPEZ SÁNCHEZ, Javier. op. cit.194p., respecto del requisito del
fumus boni iuris necesario para decretar el embargo preventivo, que este ya viene
cumplido en todo proceso monitorio, toda vez que los mismos documentos que justifican
la admisión de la petición inicial constituyen por si solos apariencia del buen derecho del
solicitante.
214
Sobre este punto, cita GIMENO SENDRA, Vicente. Derecho procesal civil,
op. cit. t. II., que una sentencia de la AP de Zaragoza, Secc. 5ª, de 08 de Noviembre de
2002, en la cual se admite la solicitud de medidas cautelares en el escrito de petición
inicial del monitorio después de reconocer que se trata de una cuestión novedosa y que
no ha sido objeto de tratamiento claro ni mayoritario por la doctrina, y en base, entre
otros argumentos, a la similitud que existe entre el monitorio y el cambiario,
procedimiento este ultimo en donde se contempla el embargo preventivo, y a que por la
finalidad misma de toda medida cautelar, que consiste en “asegurar la efectiva tutela
judicial que pudiera otorgarse en la sentencia estimatoria que se dictase”, por lo que
“tampoco se comprende bien por que esa garantía sólo se podrá pedir cuando el proceso
monitorio se convierta en juicio declarativo plenario, ordinario o verbal”.

144
jurisprudencial-, acerca de su admisibilidad, certeza probatoria y naturaleza
jurídica, entre otros aspectos.

Así, una sentencia ha declarado, respecto del proceso monitorio


español, que “en todo caso es preceptiva la aportación documental (sistema
documental), no estando permitida la acreditación por simples
manifestaciones del acreedor (sistema puro)”215, lo cual confirma que esta
carga de presentar documentos que justifiquen la verosimilitud de la deuda
junto con la petición inicial es uno de los aspectos más característicos -y
que le dan su actual fisonomía-, del procedimiento monitorio adoptado en la
LEC, distinguiéndolo del denominado proceso monitorio “puro”, adoptado
en otros ordenamientos jurídicos.

Tan importante es la aportación de documentos junto con la solicitud


inicial que, si faltan totalmente estos, el juez debería, de oficio, no admitir a
trámite la solicitud de monitorio.

Sobre el carácter de “numerus clausus” o “numerus apertus” de la


enumeración de documentos que realiza el art. 812 LEC, en general, tanto
la doctrina216 como la jurisprudencia217 se han inclinado por considerar que
la enumeración es abierta.

215
SAP Málaga, Secc. 5ª, de 17 de Junio de 2003.
216
En tal sentido, CORREA DELCASSO, Juan Pablo. El proceso monitorio en
la nueva Ley de Enjuiciamiento Civil. op. cit. 131p., GIMENO SENDRA, Vicente.

145
Otra cuestión que se ha suscitado a propósito de los documentos es
acerca de la posibilidad de iniciar un proceso monitorio mediante un
documento que no fuese el original, sino una copia de el.

Sobre el particular, la mayoría de la doctrina218 señala que son


admisibles las fotocopias, sin perjuicio de que el hecho de que el
peticionario no presente el original pueda ser valorado por el tribunal “junto
con las circunstancias concurrentes a la concreta petición deducida como
determinante de la insuficiencia del principio de prueba aportado”219.

Siguiendo la misma tendencia que la doctrina antes descrita, en el


último tiempo, cada vez con mayor frecuencia, los tribunales han aceptado
como suficientes las fotocopias de documentos. Así, una sentencia de 2003
indicó que “se plantea… si es admisible el procedimiento monitorio cuando

Derecho procesal civil, op. cit. t. II., y DÍEZ RIAZA, Sara. Los procesos especiales (II):
El proceso monitorio y el juicio cambiario. Revista ICADE. (50): 185-205. Mayo 2000.
217
Así, la AP de Málaga, Secc. 5ª, en sentencia de 17 de Junio de 2003, declaró
que “nuestro proceso monitorio exige que la deuda dineraria se acredite
documentalmente, para lo cual hace referencia más que a documentos concretos, a
distintas formas de realizar esa acreditación, enumerando una serie de posibilidades, sin
que ésta constituya un numerus clausus, rigiendo en este punto la libertad de forma…”
218
En tal sentido, en ENCUESTA jurídica ¿Deben presentarse originales de los
documentos a los que alude el art. 812 o son suficientes simples fotocopias? Revista
LEC (26): 57 – 72, Enero 2003, se pronuncian entre otros: ARROYO FIESTAS,
Francisco Javier, CREMADES MORANT. Joan y SEOANE SPIEGELBERG, José
Luís. En el mismo sentido, LÓPEZ SÁNCHEZ, Javier. op. cit.115p.
219
LÓPEZ SÁNCHEZ, Javier. op. cit.115p.

146
la deuda resulta de una simple copia o de una fotocopia. A ello hemos de
contestar afirmativamente, pues piénsese que puede tratarse de documentos
propios del tráfico en muchas ocasiones, (v. gr. copia de las facturas
originales que se envían al cliente art. 812.1º y 2º). De otro lado, a tenor del
artículo 268.2º si la parte sólo posee copia simple del documento podrá
presentarla surtiendo los mismos efectos que el original siempre que no sea
cuestionada, (lo que aquí no ocurre, pues sólo ha intervenido el acreedor).
En todo caso el deudor puede oponerse impugnando la validez de los
documentos. En conclusión… no es obstáculo a la admisión del monitorio
que la deuda venga documentada en copia o en fotocopia”220.

4.2.- Documentos o títulos monitorios

Señala CARNELUTTI221 que el procedimiento monitorio se


diferencia del ejecutivo en que no sirve para la actuación inmediata de la
relación jurídica correspondiente a la pretensión, sino “para actuarla
mediatamente a través de la formación de aquel titulo ejecutivo en que
consiste la inyunción”. De esta forma, el titulo monitorio (o inyuntivo, en
palabras de SENTIS MELENDO), no sirve de forma directa sino
“indirectamente para la actuación de la pretensión, precisamente el titulo
inyuntivo sirve para obtener el titulo ejecutivo”.

220
SAP Huelva, Secc. 3ª, de 03 de Septiembre de 2003.
221
CARNELUTTI, Francesco. Instituciones del proceso civil, trad. de Sentís
Melendo. Buenos Aires, E.J.E.A, 1959. t. I.

147
De esta manera, se configura el titulo monitorio como un documento
“dotado de una particular eficacia, la cual consiste en que el juez debe
inferir de él la existencia de la relación jurídica correspondiente a la
pretensión a los fines de la inyunción, salvo su control mediante el proceso
de cognición, en cuanto éste sea provocado con la oposición”222.

Es destacable en la regulación que ha hecho la LEC del monitorio, la


gran cantidad de documentos que se permiten para acreditar la deuda,
permitiendo incluso que se aporten documentos creados unilateralmente por
el acreedor, y, de acuerdo a lo señalado por TORIBIOS FUENTES223,
optando en definitiva el legislador por adoptar un concepto amplio y
flexible de documento, coincidiéndolo como “todo soporte que contiene una
idea o un pensamiento”224.

222
CARNELUTTI, Francesco. Instituciones del proceso civil, trad. de Sentís
Melendo. Buenos Aires, E.J.E.A., 1959. t. I.
223
TORIBIOS FUENTES, Fernando. El Proceso Monitorio [en línea]
http://www.der.uva.es/procesal/monitorio.htm [consulta: 14 Abril 2005]
224
Este concepto “amplio” de documento es recogido en el Código de
Procedimiento Civil de Colombia, que en su art. 251 define documento en los siguientes
términos: “son documentos los escritos, impresos, planos, dibujos, cuadros, fotografías,
cintas cinematográficas, discos, grabaciones magnetofónicas, radiografías, talones,
contraseñas, cupones, etiquetas, sellos y, en general, todo objeto mueble que tenga
carácter representativo o declarativo y las inscripciones en lápidas, monumentos,
edificios o similares”.

148
Sin embargo, indica LÓPEZ SÁNCHEZ225 que si bien “no se
establece ninguna limitación en cuanto al tipo de soporte físico que debe
sustentar al documento, la propia naturaleza de las cosas exige, para que
pueda hablarse de un verdadero documento, que se trate de un soporte que
se relacione con una escritura. Así, deben excluirse de la noción de
documento la fotografía y la impresión magnética o por cualquier otro
método del sonido o de la imagen”. Continúa el citado autor declarando que
confirmación de lo expuesto es la exigencia prescrita en el supuesto del
ordinal 1º del apartado 1 del art. 812 LEC, que exige la presencia de una
firma226, y lo prescrito en el ordinal 2º, que sin hacer precisión del tipo de
soporte en que pueden figurar los documentos, son ejemplificativos de
documentos escritos.

Así, siguiendo la distinción que hace DEVIS ECHANDÍA, solo los


documentos declarativos “instrumentales” (que consisten en escritos) serian
admitidos para acreditar la deuda, no siendo admisibles para estos efectos

225
LÓPEZ SÁNCHEZ, Javier. op. cit.114p.
226
Este mismo autor aclara que “en razón de la flexibilidad de los requisitos
exigidos para la acreditación del principio de prueba determinante de la admisión de la
petición inicial del proceso monitorio, el Legislador permite cualquier tipo de firma,
sello, impronta o marca. También –resulta evidente- la firma electrónica, aunque no
reúna los requisitos de la firma electrónica avanzada (cfr. art. 3 del Real Decreto Ley
14/1999, de 17 de Septiembre, sobre firma electrónica)”. (LÓPEZ SÁNCHEZ, Javier.
op. cit.116p.

149
los declarativos “no instrumentales” (por ej. los discos, las películas y las
cintas magnetofónicas)227.

Al igual que el autor recién citado, declara CARNELUTTI, respecto


del C.P.C.i., que en su art. 633 habla de “prueba escrita”228, que el término
“prueba escrita” no equivale a “prueba documental”229, pues la prueba
escrita es una especie de prueba documental230.

De estos denominados “títulos monitorios” debe resultar –de acuerdo


a lo señalado en la EM de la LEC-, una “buena apariencia jurídica de la
deuda” o, como prescribe el art. 815.1 LEC, un “principio de prueba del
derecho del peticionario”231, ideas ambas que dan a entender que no se

227
DEVIS ECHANDÍA, Hernando. Compendio de la prueba judicial. Buenos
Aires, Rubinzal-Culzoni Editores, 2000. t. II.
228
El mismo autor, señaló en una obra suya que “la determinación de cuales sean
los medios de documentación con eficacia probatoria en un determinado ordenamiento
jurídico y, en particular cuales sean los medios de que resulta la formación de la
escritura considerada como fuente de prueba eficaz, es cuestión a resolver según las
normas del propio ordenamiento jurídico” (CARNELUTTI, Francesco. La prueba civil,
trad. Alcalá – Zamora. 2ª ed. Buenos Aires, Depalma, 2000, 191p.).
229
Igual pensamiento sostiene CALAMANDREI, Piero. op. cit. 143p, quien
sostiene que la locución “prueba escrita”, empleada por el art. 633 CPCi., “excluye, en
primer término, todos aquellos medios de prueba que corresponden, sin embargo, al
concepto de documento en sentido lato”.
230
CARNELUTTI, Francesco. Instituciones del proceso civil, trad. de Sentís
Melendo. Buenos Aires, E.J.E.A, 1959. t. I.
231
Según SENTIS MELENDO, Santiago. La prueba. Los grandes temas del
derecho probatorio. Buenos Aires, E.J.E.A., 1979. 97p., por principio de prueba,
debemos entender “una prueba incompleta, una semiplena prueba, que no puede

150
requiere, para que el juez acepte la petición inicial232 y despache el
requerimiento de pago, que los documentos aportados junto con la solicitud
inicial le produzcan certeza total respecto de la existencia de la deuda233,
sino que basta que prima facie se acredite el carácter aparentemente
incontrovertido de la deuda.234

determinar la convicción de certeza en cuanto a los hechos a que se refiere la afirmación


que se intenta probar. Es una prueba insuficiente… pero lo que es insuficiente para
probar, para determinar la convicción, puede ser suficiente para que sobre ello, se siga
probando: el principio permite la continuación…”.
232
Ver SAP Granada Secc. 3ª, del 12 de Enero de 2004, que en una de sus partes
declara “y al existir, repetimos, una "buena apariencia jurídica" que constituye principio
de prueba de la existencia del crédito del peticionario, se ha de admitir la demanda o
petición inicial de proceso monitorio, con todas las consecuencias inherentes a la
misma”.
233
En esta misma línea, una SAP Cádiz, Secc. 7ª, de 16 de Enero de 2004
declaró que “el art. 812.1 no exige la aportación de un documento fehaciente
(literalmente, el que hace fe por sí solo), bastando la aportación de un principio de
prueba del derecho del peticionario”.
234
En este sentido, DEVIS ECHANDÍA, a propósito de lo que el denomina
“prueba sumaria”, señala que en ciertos casos no se exige que el juez tenga certeza sobre
el hecho (existencia de la relación jurídica que da origen a la deuda), basta que le
parezca verosímil su autenticidad (DEVIS ECHANDIA, Hernando. Compendio de la
prueba judicial. Buenos Aires, Rubinzal-Culzoni Editores, 2000. t. I.).
ROSENBERG, por su parte, relaciona la prueba prima facie o prueba de primera
vista con los principios fundados en la experiencia (los cuales en parte derivan de los
resultados de investigaciones científicas y en parte de la observación de la vida y de la
conducta de los hombres, y, que en los sistemas de libre apreciación de la prueba ayudan
al juez a formar su convicción), y señala que es aplicable la prueba prima facie cuando
se trata “de los así llamados sucesos típicos, esto es, en los casos en que se ha
comprobado un estado de cosas, el que según la experiencia de la vida indica la
existencia de un estado de cosas…” (ROSENBERG, Leo. La carga de la prueba, trad. de
Krotoschin. 2ª ed. Buenos Aires, B de F, 2002. pp. 212 – 215).

151
Así, los documentos que deben aportarse junto con la solicitud inicial
no tienen el carácter de plena prueba, por lo que, si el deudor se opone al
requerimiento de pago, no se alteran las reglas sobre la carga de la prueba y,
en el juicio contradictorio posterior, tal como señaló una sentencia de Mayo
de 2005, de la AP de Baleares, no se produce alteración alguna de la carga
de alegar los hechos constitutivos de las respectivas pretensiones y de la
carga de probarlos según se ordena en el artículo 217 de la LEC..."235.

Sin embargo, debe tenerse presente que “este mero ‘principio de


prueba’ acaba adquiriendo al final del proceso monitorio una ‘eficacia
ultraprobatoria’ que en un proceso ordinario no llegaría a adquirir nunca,
dado que si el deudor no se opone al mandato o requerimiento de pago ni
abona la suma que se le reclama, el documento tácitamente admitido por
parte suya ha servido para que el órgano jurisdiccional dictara una
resolución que produce plenos efectos de cosa juzgada y que no es
susceptible de ulterior recurso, salvo los de carácter extraordinario que en
cada caso establezca la Ley”236.

En todo caso, hay que tener presente que la resolución del juez en
virtud de la cual se admite a tramite la petición inicial y se despacha
requerimiento de pago, no se pronuncia acerca de la existencia del derecho

235
SAP Baleares, Secc. 3ª, de 23 de Mayo de 2005
236
CORREA DELCASSO, Juan Pablo. El proceso monitorio en la nueva Ley de
Enjuiciamiento Civil. op. cit. 130p.

152
del acreedor237, toda vez que este solo acompaña a la solicitud inicial
documentos que constituyen un principio de prueba, los cuales son exigidos
en la LEC más bien como requisito de admisión de la solicitud inicial y de
apertura del proceso que como medio idóneo que permita al tribunal
alcanzar la convicción acerca de la existencia de la deuda.

4.3.- Documentación que admite la LEC para acreditar la deuda.


Distinción

Distingue el art. 815 LEC238 dos clases de documentos -los cuales son
regulados en el art. 812 LEC en dos apartados distintos239-, siendo aún

237
Confirma lo anteriormente expuesto SAP Málaga, Secc. 5ª, de 17 de Junio de
2003, que declaró que “no ha de verificarse una valoración judicial del mérito alegado,
por lo que no habrá un enjuiciamiento definitivo sobre el fondo en la medida en que el
órgano jurisdiccional lo único que debe hacer es constatar ‘prima facie’ si la petición
inicial constituye el supuesto de hecho que le obliga a emitir un requerimiento de
pago… Todo lo anterior determina que, aunque el órgano judicial puede y debe
contemplar si en el supuesto de hecho concurren los requisitos básicos que el artículo
812 de la LEC establece para la posibilidad de admitir la petición inicial (en otro caso
procedería la inadmisión a trámite de la misma), ello no puede suponer -ante el riesgo de
olvidar la propia naturaleza y finalidad del procedimiento- que deba llevarse a cabo un
análisis de los documentos más allá de lo que la ley requiere porque, en todo caso, el
deudor puede oponerse a la ejecución despachada, con lo que cualquier indicio de
indefensión queda desvanecido puesto que en este momento procesal se declara ningún
derecho del actor”.
238
Prescribe el art. 815 LEC que “… si los documentos aportados con la
petición fueran de los previstos en el apartado 2 del artículo 812 o constituyeren, a juicio
del tribunal, un principio de prueba del derecho del peticionario…”
239
También la EM de la LEC hace una distinción, al señalar que “Punto clave de
este proceso (el monitorio) es que con la solicitud se aporten documentos de los que
resulte una base de buena apariencia jurídica de la deuda. La ley establece casos

153
bastante discutida la finalidad que persiguió el legislador con esta
distinción.

Señala el apartado primero del art. 812 que “podrá acudir al proceso
monitorio quien pretenda de otro el pago de deuda… cuando la deuda de
esa cantidad se acredite de alguna de las formas siguientes:

1.ª Mediante documentos, cualquiera que sea su forma y clase o el


soporte físico en que se encuentren, que aparezcan firmados por el deudor o
con su sello, impronta o marca o con cualquier otra señal, física o
electrónica, proveniente del deudor.
2.ª Mediante facturas, albaranes de entrega, certificaciones,
telegramas, telefax o cualesquiera otros documentos que, aun
unilateralmente creados por el acreedor, sean de los que habitualmente
documentan los créditos y deudas en relaciones de la clase que aparezca
existente entre acreedor y deudor.”

A continuación, prescribe el apartado segundo del art. 812 que podrá


asimismo recurrirse al monitorio:

“1.º Cuando, junto al documento en que conste la deuda, se aporten


documentos comerciales que acrediten una relación anterior duradera.

generales y otros concretos o típicos… Si se trata de los documentos que la ley misma
considera base de aquella apariencia o si el tribunal así lo entiende, quien aparezca
como deudor es inmediatamente colocado ante la opción de pagar o ‘dar razones’…”
(EM XIX).

154
2.º Cuando la deuda se acredite mediante certificaciones de impago
de cantidades debidas en concepto de gastos comunes de Comunidades de
propietarios de inmuebles urbanos.”

Así, en el apartado primero del art. 812 se regularían los documentos


que son denominados por algunos como “ordinarios” o “generales”, los
cuales denominaremos nosotros simplemente “documentos del apartado
primero del art. 812.”

En tanto, en el apartado segundo del art. 812 se regularían


documentos que son denominados por algunos como “privilegiados” o
“especiales”, los cuales denominaremos nosotros simplemente “documentos
del apartado segundo del art. 812”.

Sostienen algunos que a los documentos del apartado segundo del art.
812 la propia ley les otorgaría base de buena apariencia jurídica de la deuda
(por lo que el juez no tendría que analizar si efectivamente resulta de ellos
una buena base de apariencia jurídica de la deuda), en cambio, respecto de
los regulados en el apartado primero, debe ser el juez quien determine si de
ellos resulta una buena apariencia jurídica de la deuda.

En este sentido, TORIBIOS FUENTES240 es de la opinión que


“determinados documentos gozan de la ventaja (privilegio) de ser
considerados ‘ope legis’ base de una buena apariencia jurídica de la deuda,

240
TORIBIOS FUENTES, Fernando. op. cit.

155
es decir son documentos a los que la ley otorga directamente el ‘fumus boni
iuris’… por el contrario, el resto de documentos que pueden servir de base
para el proceso monitorio, son documentos sin privilegio ni ventaja alguna,
y por lo tanto ordinarios ya que será el tribunal, y no la Ley, quien
determine si son o no base de buena apariencia jurídica de la deuda, es
decir, si son portadores del ‘fumus boni iuris”241.

Esta postura ha encontrado sustento asimismo en algunas sentencias,


las cuales tienen en común el señalar que no se exige sobre estos
documentos “privilegiados” la apreciación judicial, que en cambio si es
requerida para los otros.

Entre estas sentencias se encuentra una de la AP de Santa Cruz de


Tenerife, Secc. 1ª, de 21 de Junio de 2004, que, respecto de la distinción
que hace el art. 815 señala “que resultan dos tipos de documentales a
aportar con la petición inicial , de una parte una atribución de privilegio
cuando los documentos aportados son de los previstos en el apartado 2 del
artículo 812, que llevan a la automática admisión de la petición y al

241
Concuerda con tal tesis GARBERÍ LLOBREGAT, para quien la diferencia
entre ambas clases de documentos consiste en que, a los solos efectos de admisión de la
petición, la Ley presume que de los documentos señalados en el ap. 2º del art. 812 LEC
se desprende automáticamente, ope legis, una apariencia sobre la probable legitimidad
de la deuda, apariencia que exonera, a diferencia de lo que ocurre con los documentos
indicados en el ap. 1º, de la obligación de ponderar tal extremo (GARBERÍ
LLOBREGAT, José, TORRES FERNÁNDEZ DE SEVILLA, José M. y CASERO
LINARES, Luís. El cobro ejecutivo de las deudas en la nueva Ley de Enjuiciamiento
Civil. op. cit. t. II).

156
requerimiento, y de otra los comprendidos en el apartado 1 del 812 , por
cuanto para dictar la providencia requiriendo al deudor, se exige respecto de
estos últimos que constituyan a juicio del tribunal un principio de prueba
respecto del derecho del peticionario, confirmando el origen y cuantía de la
deuda conforme a lo referido en la petición inicial”242.

Sin embargo, pensamos nosotros que en ambos casos (es decir,


tratándose de documentos indicados en cualquiera de los apartados del art.
812), será necesario que el juez aprecie los documentos y determine si
constituyen, prima facie, un principio de prueba del derecho del
peticionario.

Así, respecto de los contemplados en el Nº 1 del apartado segundo


(“cuando, junto al documento en que conste la deuda, se aporten
documentos comerciales que acrediten una relación anterior duradera”), el
juez deberá realizar una apreciación sobre el documento “en que conste la
deuda”-documento que podría encuadrarse dentro de los señalados en
apartado primero del art. 812-, y constatar que, efectivamente, el documento
aportado constituya un principio de prueba del derecho del acreedor.
242
Otra resolución que aplica el criterio recién comentado es la SAP Málaga,
Secc. 5ª, de 17 de Junio de 2003, que señaló que “del análisis del art. 812 LEC se deduce
que el legislador ha tratado de diferenciar de un lado, aquellos documentos en los que
aparece alguna forma de reconocimiento por parte del deudor (ap. 1.1.°) y aquellos otros
que proceden exclusivamente del acreedor (ap. 1.2.°), y de otro lado, un segundo grupo
de documentos a los cuales se les puede calificar como privilegiados (ap. 2.1.° y 2.°), en
relación con los anteriores sobre ellos no se exige la apreciación judicial de principio de
prueba, que, en cambio, si es requerida para los otros”. Igual distinción se hace en SAP
Cádiz, Secc 7ª, de 14 de Abril de 2003.

157
Sin embargo, al acompañarse también junto al citado documento
otros documentos que acreditan una relación anterior duradera (debiendo
asimismo apreciar el juez si efectivamente acreditan la relación contractual
exigida), tendrá este conjunto de documentos un mayor grado de
verosimilitud de aquel que tendría en el caso de que no se hubieran
aportado los documentos acreditativos de la relación anterior duradera entre
el acreedor y el deudor.

Por lo tanto, en nuestra opinión, sea que se aporten los documentos


indicados en el apartado primero o aquellos señalados en el apartado
segundo del art. 812, el juez deberá constatar si ellos constituyen, prima
facie, un principio de prueba del derecho del peticionario.

La interpretación recién expuesta, pensamos que es además la que


más se acerca al “espíritu” que debe tener un procedimiento monitorio de
base documental, toda vez que si no se le da al juez la facultad de apreciar
la idoneidad de los documentos aportados, ningún sentido tendría exigir que
se aporten documentos junto con la petición inicial.

Asimismo, no nos parece correcta la práctica establecida en algunos


tribunales de no admitir a tramitación la solicitud inicial cuando -en
aquellos supuestos en que existe una relación comercial anterior-, no
acompaña el acreedor documentos acreditativos de la misma (de la relación
comercial), sino que solo adjunta documentos de aquellos comprendidos en

158
el apartado primero del art. 812 LEC, toda vez que, a nuestro entender, el
acreedor puede elegir si solo acompaña documentos que acrediten la deuda
y que constituyan un principio de prueba de su derecho, o si, además de
esos documentos, acompaña otros que acrediten la relación comercial
duradera, debiendo el juez, en ambos supuestos (siempre que considere que
constituyen los documentos un principio de prueba), admitir a tramite la
solicitud y despachar el correspondiente requerimiento de pago.

4.4.- Documentos del apartado primero del art. 812

Distingue el apartado primero del art. 812 dos clases de documentos

a) Documentación proveniente del deudor, cualquiera que sea su


forma y clase o el soporte físico en que se encuentren, que aparezcan
firmados por el deudor o con su sello, impronta o marca o con cualquier
otra señal, física o electrónica, proveniente del deudor (art. 812.1.1ª)
b) Documentos que no provengan del deudor, como facturas,
albaranes de entrega, certificaciones, telegramas, telefax y, en general,
cualesquiera otros documentos que, aun unilateralmente creados por el
acreedor, sean de los que habitualmente documentan los créditos y deudas
en relaciones de la clase que aparezca existente entre acreedor y deudor
(art.812.1.2ª).

159
Por lo tanto, podemos notar que casi todos los documentos posibles
de imaginar pueden encuadrarse en alguna de las dos categorías contenidas
en el apartado en comento.

Respecto de los documentos consignados por el art. 812.1.1ª, -los


cuales serán denominados por nosotros como “documentación proveniente
del deudor”-, podemos señalar que, de acuerdo a la LEC, estos deben
contener alguna señal que permita identificarlo como provenientes del
deudor.

La señal es toda nota que distingue y diferencia243, por lo que, caben


dentro de esta categoría de documentos, entre otros, aquellos que contengan
sellos, iniciales del deudor estampadas por medio de timbres, o las huellas
digitales que por medio de tinta se hayan plasmado en el documento, como
asimismo aquellos escritos cuyo soporte físico es papelería en que consta el
logo o el membrete del deudor.

En tanto, en España, de acuerdo a lo dispuesto en el art. 3.1 de la Ley


59/2003, “firma electrónica es el conjunto de datos en forma electrónica,
consignados junto a otros o asociados con ellos, que pueden ser utilizados
como medio de identificación del firmante”.

243
CABANELLAS DE TORRE, Guillermo. Diccionario jurídico elemental. 14ª
ed. Buenos Aires, Heliasta, 2000. 363p.

160
Por su parte, respecto de los documentos consignados en el art.
812.1.2ª -denominados por nosotros como “documentos provenientes del
acreedor”-, si bien la LEC admite incluso los creados unilateralmente por el
acreedor, no todos los documentos generados por el acreedor pueden
encuadrarse aquí, toda vez que la ley, respecto de estos documentos realiza
una exigencia que no hace respecto de los provenientes del deudor, la cual
consiste en admitir, solamente, aquellos documentos que “sean de los que
habitualmente documentan los créditos y deudas en relaciones de la clase
que aparezca existente entre acreedor y deudor”.

Esta habitualidad que se exige respecto de esos documentos, en


nuestra opinión, hace referencia a la “costumbre”, es decir, a lo que se
acostumbra por el común de las personas que mantienen relaciones de la
misma clase que mantiene el acreedor-solicitante con su deudor, y no a la
habitualidad existente en el caso particular del acreedor-solicitante con su
deudor.

Tanto respecto de los documentos señalados en el art. 812.1.1ª, como


respecto de los indicados en el art. 812.1.2ª, el juez debe realizar un examen
y determinar si ellos constituyen o no un “principio de prueba del derecho
del peticionario”, para lo cual debe considerar, además, la armonía y
concordancia entre estos documentos y el derecho cuya tutela se solicita en
la petición inicial y, tratándose de los documentos provenientes del
acreedor, es necesario, asimismo, verificar que ellos son de los que

161
habitualmente documentan las relaciones de la clase existente entre el
acreedor- solicitante y el deudor.

4.5.- Documentos del apartado segundo del art. 812

También distingue este apartado dos clases distintas de documentos,


a saber:

a) Documentos comerciales que acrediten una relación anterior


duradera, cuando se acompañan de documentos en que consta la deuda (art.
812.2.1º).
b) Certificaciones de impago de cantidades debidas en concepto de
gastos comunes de Comunidades de propietarios de inmuebles urbanos (art.
812.2.2º).

La documentación señalada en el art. art. 812.2.2º se refiere a un


documento proveniente de la junta de propietarios de un inmueble urbano, y
se refiere al procedimiento monitorio contenido en el art. 21 de la LPH, por
lo que no será tratada en la presente investigación244.

244
Sobre el particular pueden verse, entre otros, FUENTES LOJO, Juan
Ventura. La Ley de Propiedad Horizontal después de la reforma de 6 de abril de 1999.
Barcelona, J. M. Bosch Editor, 2000; MANTILLA DE LOS RÍOS VERGARA, Caridad.
El proceso monitorio. Barcelona, Bosch, 2002; y RUBIÑO ROMERO Juan José. El
proceso monitorio en la Ley de Propiedad Horizontal. op. cit.

162
Respecto de los documentos indicados en el art. 812.2.1º, es menester
señalar que ellos se componen al menos de dos documentos cuyas
finalidades son distintas y que, aportados en conjunto, conforma una nueva
clase de documento, llamada por algunos como “documentos privilegiados”
(documento en que consta la deuda + documento que acredita una relación
comercial duradera = documento privilegiado), los cuales, de acuerdo a la
ley, hacen presumir con mayor grado de verosimilitud la existencia del
derecho del peticionario, sin que ellos implique, en ningún caso, que el juez
no deba realizar sobre ellos una labor de apreciación para determinar si
efectivamente ellos dan cuenta, prima facie, de la existencia del derecho del
peticionario.

De lo anterior se desprende que, sobre estos documentos la labor de


apreciación del juez debe comprender -además de los aspectos necesarios
para el análisis de los documentos del apartado primero-, el examen del
contenido del documento que da cuenta de la relación anterior duradera
entre el acreedor-solicitante y su deudor (debiendo ser la relación jurídica
anterior a la interposición de la petición inicial, y, además, de naturaleza
comercial) y de la correspondencia de este documento con aquellos en que
consta la deuda y de todo aquello con lo expuesto en la petición inicial,
obviamente.

163
5.- Examen de admisibilidad de la petición inicial. Admisión e
inadmisión.

5.1.- Consideraciones previas

Dispone el art. 815.1 LEC que “si los documentos aportados con la
petición fueran de los previstos en el apartado 2 del artículo 812 o
constituyeren, a juicio del tribunal, un principio de prueba del derecho del
peticionario, confirmado por lo que se exponga en aquélla, se requerirá
mediante providencia al deudor para que, en el plazo de veinte días, pague
al peticionario, acreditándolo ante el tribunal, o comparezca ante éste y
alegue sucintamente, en escrito de oposición, las razones por las que, a su
entender, no debe, en todo o en parte, la cantidad reclamada”.

Al tenor de lo señalado, el juez una vez recibida la petición inicial


debe examinar que concurran todos los requisitos que señala la ley para el
despacho del requerimiento de pago, y, si concurren estos, deberá sin más
despacharlo.

5.2.- Admisión de la petición inicial

En esta fase, el juez deberá realizar un examen de la petición inicial,


verificando que se cumplan todos los requisitos prescritos en las leyes, tanto
en relación a la competencia del tribunal, a la capacidad del acreedor, a la

164
personería (si se presenta la petición en representación de otra persona),
como asimismo respecto del escrito de petición inicial y de los documentos
aportados.

Una sentencia ha declarado al respecto “… cumpliéndose los


requisitos y presupuestos de la deuda (así como de la posibilidad de
acreditarla) no ha de verificarse una cognitio judicial del mérito alegado,
por lo que no habrá un enjuiciamiento definitivo sobre el fondo en la
medida en que el órgano jurisdiccional lo único que debe hacer es constatar
prima facie si la petición inicial constituye el supuesto de hecho que le
obliga a emitir un requerimiento de pago. Y todo ello sin olvidar que esta
primera fase lo único que supone es situar al demandado ante la disyuntiva
de pagar o de alegar razones, con el correspondiente desplazamiento de la
iniciativa del actor al demandado”245.

Otra sentencia, también en relación a esta fase, ha declarado que


“dentro de la fase de admisión del proceso, relacionada con la petición
inicial y documentos que la acrediten procede primero la resolución sobre
esta admisión con dos controles previos, debiendo efectuar el Juez un
control sobre los documentos acompañados con la petición antes de
proceder a acordar el requerimiento de pago al deudor, es decir, debe
realizar una labor cognoscitiva sobre el cumplimiento de los presupuestos
procesales exigibles; este control judicial se desdobla en dos aspectos, uno
genérico y, otro específico; el primero - control judicial genérico- recaerá

245
SAP Valladolid, Secc. 1ª, de 26 de Marzo de 2001.

165
sobre la identidad del acreedor y deudor, los domicilios manifestados y
lugar donde pudieran ser hallados, sobre el origen y cuantía de la deuda y su
importe dinerario, vencido, exigible y no superior a cinco millones de
pesetas y sobre la competencia territorial del Tribunal (art. 813 en relación
con el art. 48 que permite al Tribunal apreciar de oficio la competencia) e
igualmente sobre la capacidad procesal para ser parte y, de otra parte, un
segundo control judicial específico que consiste en el de los documentos
aportados con su verdadero alcance y diferencia entre los documentos
ordinarios y los privilegiados”246.

Si del examen de admisibilidad que debe realizar el tribunal se


desprende que se cumplen todos los presupuestos necesarios para iniciar un
proceso monitorio, el tribunal, de acuerdo al art. 815.1 LEC, “… requerirá
mediante providencia al deudor para que, en el plazo de veinte días, pague
al peticionario…”, omitiendo señalar el mencionado cuerpo legal que,
conjuntamente con la resolución en la que se acuerda requerir de pago al
deudor, deberá dictarse otra resolución que admita a tramitación la petición
inicial, la cual, de acuerdo a lo prescrito por la LEC, debería ser un auto247,
pues resuelve sobre la admisión o inadmisión de una demanda.

246
SAP Cádiz, Secc. 7ª, de 14 de Abril de 2003
247
Dispone el art. 206.2 LEC que “En los procesos de declaración, cuando la Ley
no exprese la clase de resolución que haya de emplearse, se observarán las siguientes
reglas: 1.ª Se dictará providencia cuando la resolución no se limite a la aplicación de
normas de impulso procesal, sino que se refiera a cuestiones procesales que requieran
una decisión judicial, bien por establecerlo la ley, bien por derivarse de ellas cargas o
por afectar a derechos procesales de las partes, siempre que en tales casos no se exija

166
Sin embargo, algunos autores han señalado, basados en el art. 815.1
de la LEC antes comentado, que la resolución por la cual se admite la
petición es una “providencia”, siendo “muy significativo que el legislador
haya escogido la forma de ‘providencia’ para la resolución a adoptar en el
caso de admitir la petición. Especialmente si comparamos esta opción
legislativa con la decidida para la admisión mediante ‘auto’ de las
‘demandas’ de juicio ordinario y verbal… o de la demanda ejecutiva o de la
cambiaria…”248, lo cual ha llevado ha señalar que el escrito de petición
inicial no sería una demanda249 y que, contra esta “providencia” que decide

expresamente la forma de auto. 2.ª Se dictarán autos cuando se decidan recursos contra
providencias, cuando se resuelva sobre admisión o inadmisión de demanda,
reconvención y acumulación de acciones, sobre presupuestos procesales, admisión o
inadmisión de la prueba, aprobación judicial de transacciones y convenios, anotaciones e
inscripciones registrales, medidas cautelares, nulidad o validez de las actuaciones y
cualesquiera cuestiones incidentales, tengan o no señalada en esta ley tramitación
especial. También revestirán la forma de auto las resoluciones que pongan fin a las
actuaciones de una instancia o recurso antes de que concluya su tramitación ordinaria”.
248
GIMENO SENDRA, Vicente. Derecho procesal civil, op. cit. t.II.
249
No comparte esta afirmación TORIBIOS FUENTES, Fernando. op. cit., quien
señala que la petición inicial es una verdadera demanda, dando los siguientes
argumentos al respecto: “En primer lugar existe una indudable similitud, por no decir
coincidencia, entre el contenido de la petición inicial del monitorio (art. 814) y el de la
demanda sucinta iniciadora del juicio verbal (art. 437), lo que nos permite afirmar que
en realidad la petición inicial del monitorio es una demanda sucinta, aunque el Proyecto
utilice el término petición. Y en segundo lugar porque cuando en el juicio monitorio se
produce, por la oposición del deudor, la transformación en juicio verbal, no es necesario
la presentación de nueva demanda, haciendo las veces de ella (de la demanda sucinta del
juicio verbal) la petición inicial del monitorio. Ello nos permite afirmar que la petición
inicial del monitorio será la demanda del verbal en que se transforme el proceso con
motivo de la oposición del deudor, lo que nos lleva a la conclusión que, en realidad, la
petición inicial es una verdadera demanda sucinta, y ello con independencia de que el
Proyecto no la denomine como tal”.

167
admitir o inadmitir a tramitación la petición solo podría recurrirse de
reposición.

Por nuestra parte, no estamos de acuerdo con las afirmaciones


anteriormente expuestas, puesto que, en primer lugar, la resolución que de
acuerdo al art. 815.1 LEC debe revestir la forma de providencia es el
requerimiento de pago, resolución que es distinta (a pesar que dicho artículo
no lo mencione) de la que admite la petición, toda vez que esta ultima
puede asimismo no admitir la pretensión, lo cual demuestra que la admisión
y el requerimiento de pago son dos resoluciones diferentes.

Sumamente importante para el éxito y aplicación masiva de este


proceso es que los jueces, en esta fase, apliquen criterios de admisión
amplios y flexibles, para permitirle a la mayor cantidad de personas recurrir
a este proceso, bastando que se acredite una buena apariencia jurídica de la
deuda, un principio de prueba del derecho del peticionario, no siendo
necesario para abrir este proceso el aporte de documentos que hagan prueba
plena de la deuda.

En este sentido, la AP Granada, Secc. 4ª, de 26 de Enero de 2004,


sentenció que “en la admisión a tramite de la solicitud de procedimiento
monitorio debe seguirse un criterio de amplitud y flexibilidad y nunca
restrictivo o limitado, que impida o limite el acceso a tan novedoso proceso,
sobre todo cuando el deudor goza de la facultad de oponerse con la

168
consiguiente derivación de la pretensión al proceso declarativo ordinario
que corresponda”.

En igual línea, una sentencia de la AP Tarragona, Secc. 3ª, de 02 de


Enero de 2004 ha declarado que “en atención a que la propia Exposición de
Motivos dice que ‘punto clave de este proceso es que con la solicitud se
aporten documentos de los que resulte una buena apariencia jurídica de la
deuda’, y de ahí -como ya se señalara por esta Sala en auto de 21 de Febrero
de 2002-, que ‘el art. 815 en relación con el art. 812 de la LEC, deben ser
interpretados en sentido amplio, y así afirmar que basta la justificación de
una buena apariencia jurídica de la deuda, sin que deba exigirse que el
documento o documentos que se presenten hagan prueba plena de la
misma’, e indica la Sección 1ª de la AP Valladolid en su auto de 26 de
Marzo de 2001 ‘… por lo que no habrá un enjuiciamiento definitivo sobre
el fondo en la medida en que el órgano jurisdiccional lo único que debe
hacer es constatar prima facie si la petición inicial constituye el supuesto de
hecho que le obliga a emitir un requerimiento de pago. Y todo ello sin
olvidar que esta primera fase lo único que supone es situar al demandado
entre la disyuntiva de pagar o de alegar razones, con el correspondiente
desplazamiento de la iniciativa del actor al demandado…”250

250
Entre otras sentencias que han acogido este criterio amplio, encontramos una
de la AP Barcelona, Secc. 11ª, de 14 de Enero de 2004, que declaró “… con la
demanda se acompaña contrato suscrito por las partes, mediante el cual la actora se
compromete a dar a la demandada clases… y el demandado al pago del precio…,
documento más que suficiente para acreditar la relación contractual, por lo que el mismo
es documento suficiente, conforme al art. 812 de la LEC, para la admisión del
procedimiento monitorio, máxime cuando este procedimiento viene precedido por una
fase previa, cuya finalidad no es otra que requerir al deudor a que manifieste de forma

169
Entonces, debe considerarse como una situación excepcional el
rechazo in limine litis de la petición inicial. En este sentido, una sentencia
de la AP de Cádiz, Secc. 1ª, de 17 de Febrero de 2003 declaró, confirmando
el criterio amplio de admisibilidad que deben guardar los jueces, que “… no
es en esta primera fase del procedimiento donde debe acreditarse con
plenitud y exactitud la realidad de la deuda, sino, en su caso, tras la
oposición del deudor, en el plenario correspondiente. En este sentido, esta
Audiencia Provincial… ha entendido que, con carácter general, a la hora de
interpretar los preceptos que regulan el nuevo proceso monitorio, teniendo
en cuenta la filosofía y ‘ratio legis’ de la nueva ley, que persigue la
protección rápida y eficaz de los créditos líquidos documentados en la
forma que determina el artículo 812, entiende que, a la vista de los términos
ampliamente permisivos del citado precepto, se ha de restringir el rechazo
‘a limine litis’ de pretensiones…”.

En este momento, es interesante señalar que en Italia, si el juez


considera que la demanda monitoria no esta suficientemente justificada, se
contempla la posibilidad de que, a través del secretario, se lo comunique al

clara y rotunda si se aviene a la solicitud de la parte demandante y si no se aviene a que


exponga en plazo las razones por las que procede la admisión del recurso.”. En el
mismo sentido, AP Tarragona, Secc. 3ª, de 29 de Abril de 2003, que señaló que “este
criterio amplio, por otra parte, coincide con el que esta Sección ha mantenido en
supuestos semejantes, en los que se suscitan dudas sobre la posibilidad de acudir a este
proceso especial, como en el caso de deudas derivadas de pólizas de préstamo (al
respecto, véase el auto de esta Sección 3ª de 13-12-02, con cita de resoluciones de otras
Audiencias que contemplan dicho supuesto y otros como el de letras de cambio
impagadas, manifestando su parecer favorable a la posibilidad de incoar proceso
monitorio en tales casos).”.

170
acreedor y lo invite a completar la prueba251. A este respecto,
CARNELUTTI252 declara que “no debe excluirse que el recurrente (el
acreedor) responda a la invitación pidiendo al juez indicaciones, que el juez
le debe proporcionar en torno al contemplado defecto del título…”

Volviendo al monitorio español, nada a dicho la LEC respecto de la


posibilidad de admitir parcialmente la petición inicial, situación que puede
presentarse por ejemplo cuando se reclaman intereses que no proceden
(como los futuros), o cuando la documentación aportada no respalda el total
de la deuda reclamada sino solo una parte de esta y, en general, cada vez
que solo una parte de la petición cumpla con los requisitos de forma y de
fondo.

Esta posibilidad de admitir solo parcialmente la solicitud inicial esta


expresamente prohibida en la PRE, que en su art. 5 ordena al órgano
jurisdiccional desestimar la petición en su totalidad cuando esta no cumpla
en todo o en parte los requisitos contemplados en el art. 4. De igual forma,
la ZPO, en el art. 691.1.2, prescribe que la demanda será desestimada

251
Art. 640 CPCI. Rigetto della domanda “Il giudice se ritiene
insufficientemente giustificata la domanda, dispone che il cancelliere ne dia notizia al
ricorrente, invitandolo a provvedere alla prova.
Se il ricorrente non risponde all'invito o non ritira il ricorso oppure se la
domanda non è accoglibile, il giudice la rigetta con decreto motivato.
Tale decreto non pregiudica la riproposizione della domanda, anche in via
ordinari”.
252
CARNELUTTI, Francesco. Instituciones del proceso civil. op. cit. t. III.

171
cuando el requerimiento de pago solo pueda ser emitido por una parte de la
pretensión.

Ahora bien, hay que considerar que tanto la PRE (art. 4.2253) como la
ZPO (art. 691.1254) contemplan un momento en el que el acreedor-
peticionario puede rectificar, o completar su petición. Así, el acreedor será
invitado por el órgano jurisdiccional, por ejemplo, a limitar el importe de la
deuda, a no perseguir el cobro de determinados intereses y en general a
subsanar las deficiencias de la demanda, para así poder acoger la pretensión
en su totalidad y expedir a continuación el requerimiento de pago solicitado.
255

En cambio, en Italia, al igual que en España, el C.P.C.i. no regula la


posibilidad de inadmitir parcialmente la demanda monitoria256, por lo que

253
Dispone el art. 4.2 PRE que “cuando el órgano jurisdiccional considere la
posibilidad de desestimar la petición, por incumplimiento de los requisitos contemplados
en el art. 3, podrá ofrecer al demandante la oportunidad de completar o rectificar su
petición.”.
254
Señala el art. 691.1 que cuando la solicitud sea rechazada deberá darse
audiencia al acreedor, audiencia que, de acuerdo a ROSENBERG, SCHWAB y
GOTTWALD tiene por finalidad completar la demanda, corregir posibles deficiencias o
incluso limitar el objeto de la pretensión (ROSENBERG, SCHWAB y GOTTWALD,
Zivilprosebretch, Munich, Beck, 1993. 995p., citado por CORREA DELCASSO, Juan
Pablo. El proceso monitorio. op. cit. 174p.). Esta audiencia, de acuerdo a los términos en
que esta redactado el citado art. 691 es obligatoria cada vez que se rechace la pretensión,
lo cual es confirmado por GOLDSCHMIDT, James. op. cit 464.
256
En cambio, en el Proyecto de Reforma del Procedimiento Civil elaborado
por la Comisión de postguerra, y publicado en 1920, se prohibía expresamente la
admisión parcial de la pretensión, pues, en su art. 200 inc. 1º disponía que “si la
autoridad judicial considera por cualquier razón que no puede proveer en todo o en parte
sobre la demanda… rechaza con ordenanza motivada la demanda de inyunción.” (este

172
nada obsta a que el órgano jurisdiccional admita solo en parte la solicitud de
monición.

Volviendo a España, la jurisprudencia se ha pronunciado a favor de la


posibilidad de admitir solo parcialmente la demanda. Así, la AP de Cádiz,
Secc. 2ª, en sentencia de 22 de Abril de 2003, avaló la posibilidad de
admitir solo parte de la petición inicial, declarando lo siguiente “que una
parte del crédito reclamado esté vencido y otra parte no, no fuerza a la
completa inadmisión de la demanda -opción contraria al principio del favor
actionis- sino a la admisión parcial en los términos que más adelante se
exponen”257.

Sin embargo, no podemos dejar de hacer notar los inconvenientes que


trae consigo la admisión parcial de la petición inicial, sobre todo cuando no
se ha pronunciado la LEC sobre la posibilidad de incoar un proceso
declarativo ordinario, de manera simultanea al monitorio, para obtener el
pago de la parte que no fue admitida a tramitación en el monitorio.

proyecto puede verse en la obra de CHIOVENDA, Giuseppe. Ensayos de derecho


procesal civil, trad. de Sentís Melendo. Buenos Aires, E.J.E.A., 1949. t. II).
257
Este mismo tribunal, en sentencia de 28 de Abril de 2003, señalo que “…
debe deducirse que la petición formulada… solo puede ser acogida en cuanto a la
cantidad que está determinada, que es la que se contempla en la liquidación efectuada…
, ya que la petición restante (intereses moratorios pactados desde dicha liquidación hasta
el total pago de la cantidad adeudada y costas) no puede incluirse por ser a la
presentación de la demanda, parte determinable y no determinada y otra parte, además,
no vencida ni exigible…”.

173
Si aceptamos que, al no estar prohibido en la LEC incoar un proceso
declarativo ordinario para obtener el pago de la parte de la deuda que no se
admitió en el monitorio, una de las hipótesis que podría presentarse es que,
sea en el monitorio o en el declarativo ordinario, el deudor alegue algún
hecho que afecte al total de la deuda.

Entonces, podría pasar, por ejemplo, que en el monitorio se despache


ejecución por la cantidad de la deuda que se admitió a tramite y que el
deudor pague, y, tiempo después, en el declarativo ordinario que se siguió
por la parte no admitida a tramitación en el monitorio, el juez en definitiva
declare que el contrato del cual emanaba la deuda es nulo (lo cual afectaría
a toda la deuda). Entonces, cabe preguntarse cual debería ser la solución en
este caso y si no hubiese sido mejor, para evitar complicaciones
innecesarias, seguir el modelo alemán y no permitir la admisión parcial, que
puede desembocar, como hemos visto, en dos procesos paralelos que
podrían afectarse el uno al otro.

Decretada por el juez la admisión parcial de la petición (lo cual, como


hemos visto, es posible bajo la actual redacción de la LEC), pensamos que
el juez debiera dictar dos resoluciones separadas: por una parte, un auto (o
providencia según algunos) por el cual admitiera a tramitación una fracción
de la deuda, y, por otra parte, un auto en cuya virtud se rechaza a
tramitación la otra fracción de la deuda, resolución esta ultima que solo va a
ser susceptible de reposición (no será susceptible de apelación por no ser
una resolución definitiva, toda vez que no pone fin al proceso monitorio, el

174
cual se seguirá tramitando en relación a la fracción acogida a
tramitación258).

5.3.- Inadmisión de la petición inicial

Puede ocurrir que el tribunal, una vez realizado el examen de


admisibilidad de la petición inicial, determine declararla inadmisible. Sin
embargo, la LEC no regula esta posibilidad, lo cual ha llevado a que, a nivel
doctrinario, se discutan, entre otros aspectos, la naturaleza que debe de tener
la resolución que declara la inadmisibilidad y, por ende, los recursos que
proceden en su contra.

Así, de acuerdo a algunos autores259, la resolución que declare la


inadmisibilidad de la solicitud inicial por no cumplir los requisitos
prescritos para que pueda tramitarse a través del proceso monitorio, debería
revestir forma de providencia (y no de auto)260, la cual deberá estar

258
Prescribe el art. 451 LEC que “contra todas las providencia y autos no
definitivos dictados por cualquier tribunal civil cabrá el recurso de reposición…”.
.
259
Entre otros, CORREA DELCASSO, Juan Pablo. El proceso monitorio en la
nueva Ley de Enjuiciamiento Civil. op. cit. págs. 168 – 169.; y GIMENO SENDRA,
Vicente. Derecho procesal civil, op. cit. t. II.
260
Dispone el art. 206.2 LEC que “En los procesos de declaración, cuando la
Ley no exprese la clase de resolución que haya de emplearse, se observarán las
siguientes reglas: 1.ª Se dictará providencia cuando la resolución no se limite a la
aplicación de normas de impulso procesal, sino que se refiera a cuestiones procesales
que requieran una decisión judicial, bien por establecerlo la ley, bien por derivarse de
ellas cargas o por afectar a derechos procesales de las partes, siempre que en tales casos
no se exija expresamente la forma de auto. 2.ª Se dictarán autos cuando se decidan
recursos contra providencias, cuando se resuelva sobre admisión o inadmisión de

175
sucintamente motivada, siendo solo admisible en su contra la interposición
de recurso de reposición.

Sin embargo, otros autores261 señalan que la resolución en la que el


Juez decide inadmitir la petición inicial por falta de alguno de los
presupuestos o requisitos a los que la LEC condiciona su admisión, deberá
plasmarse en un auto (siendo un auto definitivo, toda vez que pone fin a la
instancia), el cual será susceptible de recurso de apelación ante la AP
correspondiente.

Esta última postura es la que ha adoptado la mayoría de la


jurisprudencia. Así, la AP de Valladolid ha declarado que “La resolución
por la que se inadmite la petición… ha de revestir la forma de auto y, en su
caso, tal decisión es recurrible en apelación”262.

La inadmisión de la petición inicial, cualquiera sea el caso, nunca va


a lesionar el derecho a la tutela judicial efectiva consagrado en el art. 24 de
la Constitución española, toda vez que, al no producir la resolución

demanda, reconvención y acumulación de acciones, sobre presupuestos procesales,


admisión o inadmisión de la prueba, aprobación judicial de transacciones y convenios,
anotaciones e inscripciones registrales, medidas cautelares, nulidad o validez de las
actuaciones y cualesquiera cuestiones incidentales, tengan o no señalada en esta ley
tramitación especial. También revestirán la forma de auto las resoluciones que pongan
fin a las actuaciones de una instancia o recurso antes de que concluya su tramitación
ordinaria.”.
261
Entre ellos, LÓPEZ SÁNCHEZ, Javier. op. cit. 197p., y MENDEZ, R.M. y
VILLALTA, A.E. op. cit. 21p.
262
SAP Valladolid, Secc. 1ª, de 26 de Marzo de 2001.

176
respectiva -sea que se considere que debe ser una providencia o un auto-,
cosa juzgada, siempre va a subsistir la posibilidad de iniciar, respecto del
mismo asunto, el juicio declarativo ordinario que corresponda en razón de
la cuantía, o, incluso, la posibilidad de intentar otra vez el cobro por la vía
del monitorio una vez que se subsanen los defectos adolecidos (lo cual solo
será posible en algunos casos, especialmente cuando el defecto sea de forma
y no de fondo).

Justamente esta posibilidad que le asiste al acreedor al cual se le ha


desestimado la petición inicial de abrir un proceso declarativo ordinario
para obtener el pago de la misma deuda ha llevado a que la PRE en su art.
5.2 haya dispuesto que “no cabrá recurso alguno contra la desestimación de
una petición de requerimiento europeo de pago”, evitando así –en palabras
de sus comentarios al art. 5-, entorpecimientos inútiles del procedimiento.

Esta postura que en definitiva adoptó la PRE era bastante predecible,


pues, ya en el LV, ap. 3.3.6.3, se señalaba que era una practica común entre
los Estados miembros de la U.E. el excluir el recurso en contra de la
resolución que deniega la admisión y el requerimiento de pago, lo cual se
explica en el hecho que al acreedor-peticionario no se lo priva de la
posibilidad de incoar un proceso ordinario sobre la misma pretensión,
siendo incluso permitido en algunos Estados el presentar una nueva petición
de requerimiento de pago una vez subsanados los vicios que determinaron
su denegación.

177
Tampoco se contempla en el procedimiento monitorio alemán recurso
alguno en contra de la resolución que rechaza la petición monitoria, a
menos que esta se haya tramitado mecanizadamente (o “informáticamente”,
dependiendo de la traducción) y el rechazo se funde en que el órgano
jurisdiccional estimó inapropiada esta forma de presentación263.

Sin perjuicio de lo anteriormente señalado, volviendo al


ordenamiento jurídico español, si la solicitud inicial adolece de un defecto
que es susceptible de subsanarse, el Tribunal debería ofrecerle al
peticionario la posibilidad de subsanarlo, otorgándole para tal efecto un
plazo razonable para hacerlo264.

6.- Requerimiento de pago

6.1.- Consideraciones previas

Una vez finalizado el examen de admisibilidad que debe realizar el


Tribunal sobre la petición inicial y los documentos acompañados, si este

263
Art. 691.3 ZPO.
264
Dispone el art. 231 LEC: “El tribunal cuidará de que puedan ser subsanados
los defectos en que incurran los actos procesales de las partes, siempre que en dichos
actos se hubiese manifestado la voluntad de cumplir los requisitos exigidos por la ley.”.
Por su parte, el art. 11.3 LOPJ: “Los Juzgados y Tribunales… deberán resolver siempre
sobre las pretensiones que se les formulen, y sólo podrán desestimarlas por motivos
formales cuando el defecto fuese insubsanable o no se subsanare por el procedimiento
establecido en las leyes.”.

178
órgano decide acoger la solicitud, deberá dictar una resolución judicial en
tal sentido, ordenando265 al deudor que pague o comparezca ante el Tribunal
alegando las razones para no hacerlo, bajo apercibimiento que de no hacerlo
se despachara ejecución en su contra266.

Entonces, observando la tramitación del monitorio, podemos concluir


que la eventual ejecución que se dictará en el proceso no tiene su
fundamento en el principio de prueba aportado por el peticionario en la
solicitud inicial (esto solo demuestra la “buena apariencia” del derecho),
sino en el silencio del deudor requerido, el cual es considerado como
argumento indirecto de certeza de la deuda267.

265
Si bien de acuerdo art.149.4º LEC son actos de comunicación del Tribunal los
“requerimientos para ordenar, conforme a la ley, una conducta o inactividad”, el tribunal
más que imponer una obligación al deudor lo que hace es imponer una carga, toda vez
que no es exigible coercitivamente la conducta señalada en el mandato de pago, sin
perjuicio de lo cual su silencio será considerado como argumento indirecto de certeza.
En igual sentido, LÓPEZ SÁNCHEZ, Javier. op. cit. 200p.
Así, el deudor tendría la “carga” de pagar o dar razones para no hacerlo,
entendiendo por carga lo que COUTURE, Eduardo J. (Fundamentos del derecho
procesal civil. 4ª ed., Buenos Aires, B de F, 2002. 173p.) definió como “situación
jurídica instituida en la ley consistente en el requerimiento de una conducta de
realización facultativa, normalmente establecida en interés del propio sujeto, y cuya
omisión trae aparejada una consecuencia gravosa para el.”.
266
Como bien anota GIMENO SENDRA, Vicente, Derecho procesal civil. t. II,
el requerimiento es un acto procesal complejo, que incluye una notificación al deudor,
bajo apercibimiento, con información de las consecuencias legales de la
incomparecencia o del impago.
267
En igual sentido, CALAMANDREI, Piero. op. cit. 63p. Por nuestra parte,
pensamos ambos elementos son importantes, aunque, como el autor recién citado indica,
el silencio del deudor requerido es el factor más determinante para que se dicte la
ejecución en el proceso.

179
Estamos por lo tanto ante un caso en que la ley procesal le da al
silencio un significado concreto, ante un caso que, como señala
COLOMBO, “la obligación268 de hablar o de manifestar su voluntad está
impuesta por la Ley y la persona no dice nada. El silencio aquí producirá
una determinada consecuencia, porque así lo dispone la ley”269.

De lo expuesto podemos apreciar entonces lo fundamental que es esta


resolución dentro del proceso monitorio, y, sobre todo, la importancia que
tiene que esta le sea debidamente intimada al deudor, puesto que solamente
con un conocimiento pleno de la solicitud inicial y de sus fundamentos
podrá posteriormente ejercer adecuadamente su derecho constitucional de
defensa.

6.2.- Forma y contenido del requerimiento de pago

Deberá el requerimiento de pago –de acuerdo a lo dispuesto en el art.


815 LEC- adoptar la forma de una providencia, por lo que solo requiere de
una motivación sucinta por parte del Tribunal (art. 208 LEC).

Esta resolución no contiene ningún pronunciamiento sobre la


pretensión invocada por el acreedor, y su función consiste básicamente en
colocar a quien aparezca como deudor ante la opción de “pagar o dar

268
O mejor dicho “carga”, pensamos nosotros.
269
COLOMBO CAMPBELL, Juan. Los actos procesales, op cit. t. I.

180
razones” (EM, ap. XIX), o, en palabras de CARNELUTTI270, tiene por
finalidad provocar reacción de la parte requerida, economizando el
contradictorio en aquellos casos en que no hay necesidad de el (principio de
contradictorio eventual).

Además de los aspectos de tipo formal que debe cumplir la


providencia (lugar y fecha en que se expidió, nombre del juez etc.) y de la
sucinta motivación que debe tener, es necesario de acuerdo al art. 815 LEC
que se requiera al deudor para que “en el plazo de veinte días, pague al
peticionario, acreditándolo ante el tribunal, o comparezca ante éste y alegue
sucintamente, en escrito de oposición, las razones por las que, a su entender,
no debe, en todo o en parte, la cantidad reclamada”, bajo apercibimiento de
que, “de no pagar ni comparecer alegando razones de la negativa al pago, se
despachará contra él ejecución” según lo prevenido en el art. 816 LEC.271

Un sistema distinto ha sido el adoptado por la PRE, pues, a diferencia


del procedimiento monitorio español –que para el caso de que se acoja la
petición inicial prescribe que se dicte inmediatamente el requerimiento de
pago-, en el monitorio europeo si se pronuncia favorablemente el Tribunal
respecto de la petición inicial deberá este despachar un “aviso europeo de

270
CARNELUTTI, Francesco. Instituciones…, op. cit. t. I.
271
MENDEZ, R.M. y VILLALTA, A.E. El proceso monitorio. op.cit., 21p.,
anotan que “junto con el requerimiento se facilitaran al deudor, para su conocimiento,
copia del escrito y de los documentos aportados por el acreedor”.

181
pago”272, en el cual se informa al deudor acerca de la reclamación y de sus
derechos, cargas y obligaciones procesales, así como de la expedición de un
requerimiento de pago ejecutivo (el “requerimiento europeo de pago”273) de
no presentar escrito de contestación por su parte dentro del plazo de tres
semanas.

Si nada ha expresado el deudor dentro del plazo de tres semanas, el


Tribunal de oficio deberá dictar el “requerimiento europeo de pago”, el
cual, a diferencia del aviso de pago, tiene carácter ejecutivo (a pesar de que
el deudor demandado puede presentar un escrito de oposición y
eventualmente conseguir que se deje sin efecto). El hecho que justifica para
el legislador europeo el despacho de una ejecución ilimitada (y sin que se
exija garantía alguna al acreedor peticionario) es que el deudor demandado,

272
Prescribe la PRE que: “cuando se cumplan los requisitos… el órgano
jurisdiccional expedirá un aviso europeo de pago… El aviso europeo de pago se
notificará al demandado… El aviso de pago indicará al demandado la posibilidad de
optar entre: a) pagar al demandante la cantidad reclamada, incluidos los intereses y las
costas reclamados, y presentar un escrito de comunicación del pago; o, b) presentar un
escrito de contestación de la totalidad o parte de la deuda ante el órgano jurisdiccional,
en el plazo de tres semanas a partir de la fecha de notificación del aviso europeo de
pago… El aviso informará al demandado de que: a) el órgano jurisdiccional no ha
examinado la justificación de la deuda antes de expedir el aviso; b) si no recibiera un
escrito de contestación o un escrito de comunicación del pago de la deuda…, el órgano
jurisdiccional dictará una resolución ejecutiva…” (art. 6.1, 2, 3 y 4 PRE).
273
Prescribe la PRE que: Si no se presentara un escrito de contestación o un
escrito de comunicación del pago en el plazo establecido…, el órgano jurisdiccional
expedirá de oficio un requerimiento europeo de pago… El requerimiento europeo de
pago se notificará al demandado… El requerimiento europeo de pago informará al
demandado de que dispone de un plazo de tres semanas desde la fecha en que éste le
haya sido notificado… para presentar un escrito de oposición al mismo ante el órgano
jurisdiccional que lo haya expedido. (art. 9.1,2 y 3 y art. 11 PRE).

182
haya decidido no impugnar la deuda con pleno conocimiento de las
consecuencias que implica su actitud, motivo suficiente para considerar, en
principio, que dicha deuda no ha sido ni será impugnada (art. 11 de la EM
de la PRE).

Una vez notificado el requerimiento de pago antes señalado, dispone


el deudor de otras tres semanas para presentar un escrito de oposición,
siendo indiferente en relación al traslado al juicio ordinario el hecho de que
el deudor demandado decida impugnar la deuda antes o después del
requerimiento de pago (art. 12 de la EM de la PRE).

De lo anteriormente expuesto, inferimos que, a diferencia de lo


estatuido en el monitorio español, en el monitorio europeo tiene el deudor
dos oportunidades de defenderse (mediante la contestación primero y luego
mediante la oposición); en cambio, en el proceso español, solo podrá
defenderse en una etapa, mediante el escrito de oposición, sin perjuicio que
en el juicio ordinario o ejecutivo subsiguiente pueda que tenga una segunda
oportunidad de defensa, pero ahí ya no será dentro del monitorio, sino en
otro proceso con distinta finalidad.

183
6.3.- Notificación del requerimiento de pago

El requerimiento de pago es un acto procesal compuesto por la


resolución judicial que requiere de pago (o que “ordena requerir de pago”)
al deudor y por la notificación que de esta debe hacerse al deudor274.

Además deberá facilitarse al deudor copia del escrito y de los


documentos presentados por el acreedor, permitiendo así el adecuado
conocimiento (y uso del derecho de oponerse) del deudor.

274
Art. 161 LEC. Comunicación por medio de entrega de copia de la resolución
o cédula: 1. “La entrega al destinatario de la comunicación de la copia de la resolución o
de la cédula se efectuará en la sede del tribunal o en el domicilio de la persona que deba
ser notificada, requerida, citada o emplazada.
La entrega se documentará por medio de diligencia que será firmada por el
Secretario Judicial o funcionario que la efectúe y por la persona a quien se haga, cuyo
nombre se hará constar.
2. Cuando el destinatario de la comunicación sea hallado en el domicilio y se
niegue a recibir la copia de la resolución o la cédula o no quiera firmar la diligencia
acreditativa de la entrega, el Secretario Judicial o funcionario designado le amonestará
de la obligación que impone el apartado anterior.
Si insistiere en su negativa, el funcionario actuante le hará saber que la copia de
la resolución o la cédula queda a su disposición en la Secretaría del Juzgado,
produciéndose los efectos de la comunicación, de todo lo cual quedará constancia en la
diligencia”.
A este respecto, expone CORREA DELCASSO, Juan Pablo. El proceso
monitorio en la nueva Ley de Enjuiciamiento Civil. op. cit. 172p. que “hemos de
entender que la Ley nos remite a la forma habitual en que se hacen en la práctica este
tipo de actos de comunicación, esto es, mediante comparecencia física de del oficial del
Juzgado correspondiente, por delegación del secretario, en el domicilio o domicilios del
deudor consignados en el escrito de petición inicial y la lectura íntegra de la misma con
entrega de la correspondiente cédula.

184
Dispone el art. 815.1 que “…el requerimiento se notificará en la
forma prevista en el artículo 161 de esta Ley, con apercibimiento de que, de
no pagar ni comparecer alegando razones de la negativa al pago, se
despachará contra él ejecución…”, es decir, el requerimiento deberá hacerse
de forma personal al deudor mediante la entrega de la resolución en su
domicilio o lugar donde pudiera ser hallado. Si el domicilio donde se
pretende practicar la comunicación fuere el lugar en el que el destinatario
tenga su domicilio según el padrón municipal o a efectos fiscales o según
registro oficial o publicaciones de colegios profesionales o fuere la vivienda
o local arrendado al deudor requerido, y no se encontrare el allí, podrá
efectuarse la entrega a cualquier empleado o familiar, mayor de 14 años,
que se encuentre en ese lugar. En el caso de que no se halle a nadie en el
domicilio al que se acuda para la práctica del requerimiento, el Secretario
Judicial o funcionario designado procurará averiguar si vive o no allí el
deudor. Si ya no residiese o trabajase en el domicilio al que se acude y
alguna de las personas consultadas conociese el actual, éste se consignará
en la diligencia negativa de comunicación.

Si tras la práctica sin resultado del requerimiento de pago no se ha


podido averiguar de ninguna forma el domicilio actual del deudor275, de

275
Señala la LEC que “en los casos en que el demandante (acreedor) manifestare
que le es imposible designar un domicilio o residencia del demandado (deudor), a
efectos de su personación, se utilizarán los medios oportunos para averiguar esas
circunstancias, pudiendo dirigirse, en su caso, a los Registros, organismos, Colegios
profesionales, entidades y empresas a que se refiere el apartado 3 del artículo 155. Al
recibir estas comunicaciones, los Registros y organismos públicos procederán conforme
a las disposiciones que regulen su actividad. En ningún caso se considerará imposible la
designación de domicilio a efectos de actos de comunicación si dicho domicilio constara

185
acuerdo al art. 161 –articulo al cual se remite el art. 815-, deberá procederse
de conformidad con lo establecido en el artículo 156, el cual señala que
podrá llevarse a cabo la comunicación a través de edictos276.

Sin embargo, la posibilidad de practicar un requerimiento de pago


por la vía edictal no resulta adecuada277, pues, como anteriormente
señalamos, el silencio del deudor, una vez notificado que sea el
requerimiento de pago, es el elemento determinante para que, un acreedor
que presentó un simple principio de prueba de la deuda, pase a tener un
titulo ejecutivo en relación a dicha deuda, toda vez que en este proceso la
falta de oposición dentro de los plazos es considerada como falta de interés
del deudor en negar la existencia de la deuda, o como un consentimiento
tácito en cuanto a la existencia y licitud de la deuda, o, como diría

en archivos o registros públicos, a los que pudiere tenerse acceso. Si de las


averiguaciones a que se refiere el apartado 1 resultare el conocimiento de un domicilio o
lugar de residencia, se practicará la comunicación de la segunda forma establecida en el
apartado 1 del artículo 152, siendo de aplicación, en su caso, lo previsto en el artículo
158” (art. 156.1, 2 y 3 LEC).
276
Prescribe el art. 164 LEC que “cuando, practicadas, en su caso, las
averiguaciones a que se refiere el artículo 156, no pudiere conocerse el domicilio del
destinatario de la comunicación, o cuando no pudiere hallársele ni efectuarse la
comunicación con todos sus efectos, conforme a lo establecido en los artículos
anteriores, o cuando así se acuerde en el caso a que se refiere el apartado 2 del artículo
157, el tribunal, mediante providencia, consignadas estas circunstancias, mandará que se
haga la comunicación fijando la copia de la resolución o la cédula en el tablón de
anuncios del Juzgado o tribunal. Sólo a instancia de parte, y a su costa, se publicará en el
"Boletín Oficial" de la provincia, de la Comunidad Autónoma, en el "Boletín Oficial del
Estado" o en un diario de difusión nacional o provincial”.
277
En el mismo sentido, ILUSTRE COLEGIO DE PROCURADORES DE LA
CORUÑA. Boletín Mensual Nº 22, Marzo 2000 [en línea] <http://www.procuradores-
coruna.com/22bm0103.htm> [consulta 22 Septiembre 2005].

186
CALAMANDREI278, “el Estado considera, sin más, como comprobados los
hechos no contradichos, no ya porque la simple afirmación unilateral sea de
por sí motivo suficiente de certeza, sino porque es argumento indirecto de
certeza (o, si se prefiere decir así, argumento para no indagar si los hechos
son verdaderos o no) la falta de reacción contra la afirmación.”.

Entonces, la importancia que tiene el silencio del deudor (y las graves


consecuencias que le acarrea279) hace fundamental el garantizar que este sea
informado oportuna y realmente de la existencia de un requerimiento de
pago en su contra, pues, de lo contrario, se vulneraria el derecho
constitucional de defensa, pues, a diferencia de lo que ocurre en los
procesos declarativos ordinarios, en donde para obtener una sentencia
favorable el demandante debe rendir prueba que provoque en el juzgador
certeza suficiente de la existencia de los hechos alegados en su favor (y, por
lo tanto, si el deudor emplazado edictalmente no comparece solo se verá
perjudicado en la medida que no podrá alegar hechos impeditivos o
extintivos de los hechos presentados por el demandante), en el proceso

278
CALAMANDREI, Piero. op. cit. pp. 62 y 63.
279
En este sentido, señala la jurisprudencia que “La remisión del artículo 815 de
la LEC al artículo 161 de esa norma establece un sistema de notificación personal,
directo y efectivo, incompatible (salvo reclamaciones de la Ley de Propiedad
Horizontal) con la notificación edictal que la generalidad de la doctrina estima útil y
derecho pero que en este caso no es aconsejable habida cuenta las graves consecuencias
que a la inacción del deudor, consecuente al requerimiento le asigna la Ley, por ello y
con independencia de las dudas que suscita la admisibilidad del recurso y en aras de dar
cumplida respuesta al debate entablado se debe desestimar el recurso (SAP Sevilla,
Secc. 8ª, de 21 de Julio de 2004)”.

187
monitorio le basta al acreedor con rendir un principio de prueba para
obtener un titulo ejecutivo.

Otro argumento para rechazar la aplicación de la notificación edictal


en el proceso monitorio es que, respecto del proceso monitorio especial
aplicable a la LPH, el art. 815.2 LEC280 señala expresamente que en ciertas
hipótesis podrá requerirse de pago al deudor por medio de edictos, por lo
que si hubiese querido el legislador hacer aplicable tal notificación al
proceso monitorio general lo habría señalado expresamente, como lo hizo
para el monitorio aplicable para la reclamación de deudas debidas a
Comunidades de propietarios.

La opinión de la jurisprudencia ha sido en general la de rechazar que


en el proceso monitorio general se permita la notificación edictal. Así, la
AP de Segovia, ha declarado que “el proceso monitorio, cuya utilización
resulta facultativa, impone como carga al acreedor la designación de un
domicilio del deudor o del lugar donde se halle para realizar el

280
Prescribe esta norma que “en las reclamaciones de deuda a que se refiere el
número 2.º del apartado 2 del artículo 812, la notificación deberá efectuarse en el
domicilio previamente designado por el deudor para las notificaciones y citaciones de
toda índole relacionadas con los asuntos de la comunidad de propietarios. Si no se
hubiere designado tal domicilio, se intentará la comunicación en el piso o local, y si
tampoco pudiere hacerse efectiva de este modo, se le notificará conforme a lo dispuesto
en el artículo 164 de la presente Ley (notificación por edictos)”. La justificación para la
procedencia de la notificación por edictos en esta hipótesis es el incumplimiento por
parte del deudor de la carga impuesta por el art. 9 LPH de designar un domicilio para
que allí se le practiquen las notificaciones y citaciones de toda índole relacionadas con la
comunidad.

188
requerimiento; de modo que la remisión que se realiza al artículo 161.4,
entiende la doctrina que excluye por ser contraria a la naturaleza del
monitorio especialmente cuando dichas averiguaciones se prevén como
requisitos previos a la posibilidad de utilizar la notificación edictal,
absolutamente indebida en este proceso…”281. Asimismo, otras sentencias,
como la de la AP de Guipúzcoa, de 3 de Diciembre de 2004, concuerda con
la inadmisibilidad de la notificación edictal, en virtud del, “carácter
excepcional del principio sobre el que se asienta el proceso monitorio:
presumir que el demandado reconoce el crédito que se le reclama por su
silencio, exige tener certeza de que dicho silencio se ha producido de
manera voluntaria, y eso sólo se logra después de tener constancia de que el
mandato (requerimiento) de pago se ha efectuado personalmente. Y dicha
certeza no se obtiene mediante la vía edictal, que se sustenta sobre la ficción
de considerar que el deudor ha tenido conocimiento del requerimiento con
su mera exposición en el tablón de anuncios del Juzgado, o, en su caso, en
el Boletín Oficial o periódico correspondiente…”.

No obstante lo anterior, algún sector de la jurisprudencia se ha


pronunciado favorablemente al emplazamiento vía edictos282, subsistiendo
hoy en día la controversia acerca de la admisibilidad de la notificación
edictal.

281
SAP Segovia, Secc. Única, de 31 de Julio de 2002.
282
A favor del requerimiento de pago vía edictos, entre otras, SAP Badajoz,
Secc. 2ª, de 03 de Marzo de 2004, basada en la literalidad de los arts. 815 y 161 y en que
“la Ley no contempla excepción ni matización alguna”; SAP Sevilla, Secc. 5ª de 07 de
Julio de 2004.

189
7.- Pago de la cantidad reclamada

7.1.- Consideraciones previas

La primera de las opciones que otorga el requerimiento de pago al


deudor requerido es la de pagar la cantidad debida, opción que, con certeza,
es la mejor desde el punto de vista de la administración de justicia, pues
evita poner en marcha el proceso de ejecución o el proceso declarativo que
corresponda, ahorrando así un desgaste tanto económico como de tiempo
del órgano jurisdiccional, cumpliéndose así uno de los fines del monitorio,
esto es, el aligerar y descongestionar la carga de trabajo de los Tribunales
de Justicia.

Así, una vez requerido el deudor, dentro del plazo de veinte días,
tiene la opción de no hacer nada, de formular oposición o de pagar,
correspondiendo en este ultimo caso el archivo de las actuaciones y el
término del monitorio, siempre y cuando este pago sea por el total de la
deuda y de los intereses reclamados.

7.2.- Pago total de la deuda

A diferencia de otras legislaciones, la LEC regula que ocurre con el


proceso en caso que el deudor pague la deuda.

190
Así, prescribe el art. 817 LEC que “si el deudor atendiere el
requerimiento de pago, tan pronto como lo acredite, se le hará entrega de
justificante de pago y se archivarán las actuaciones.”, estableciendo
entonces que el deudor podrá satisfacer extraprocesalmente la deuda, lo
cual se hace mediante el pago de la deuda, pago que podrá hacerse
directamente al acreedor (por ejemplo depositándole la suma reclamada en
su cuenta corriente) o consignado la cantidad debida ante el Tribunal.

Luego, de la misma redacción del referido art. 817 LEC se desprende


que es el deudor quien tiene la carga de acreditar ante el Tribunal el pago de
la deuda, lo cual podrá hacer por cualquier medio (p. ej. recibo de pago, o
comprobante de transferencia bancaria o escritura pública en que conste el
pago total etc.), debiendo en estos casos el Tribunal entregar al deudor un
justificante de pago, en el cual deberá constar entre otras menciones los
nombres de las partes, la identificación de la deuda y la circunstancia de
haberse realizado el pago del importe total de la deuda y de sus intereses,
evitando así que puedan incoarse en el futuro nuevos procesos entre las
mismas partes y por la misma deuda.

Una vez acreditado el pago, sin necesidad de oír al acreedor


peticionario, el órgano jurisdiccional deberá dictar una resolución -que de
acuerdo a lo dispuesto por el art. 206.2.2ª LEC deberá revestir forma de
auto-, ordenando archivar las actuaciones, poniéndole así fin a este

191
procedimiento (que de acuerdo a lo señalado por algunos autores283 se
encuentra en la fase de jurisdicción voluntaria).

Un punto no mencionado expresamente por el legislador es si


corresponde en estos casos en que el deudor satisface voluntariamente la
pretensión del acreedor la condena en costas, quedando esta misión en
manos de la doctrina y de la jurisprudencia.

A este respecto, la jurisprudencia ha precisado que “nada dice la ley


de que en ese caso (cuando el deudor paga voluntariamente la deuda) deban
de imponerse al deudor las costas procesales. Y ello a diferencia del
procedimiento cambiario, donde se dice expresamente que aunque el deudor
pague serán de su cargo las costas causadas (art. 822) o bien del contenido
del art. 583 LEC en materia de ejecución dineraria el cual en el mismo
sentido dice que aunque pague el deudor en el acto del requerimiento serán
de su cargo todas las costas causadas. De igual forma la Ley de Propiedad
Horizontal en el art. 21.6 tras la entrada en vigor de la LEC realiza en forma
expresa la misma previsión. De otro lado el art. 394 de la LEC es una
norma común a los procedimientos ordinario y verbal pero no de los

283
En tal sentido, GIMENO SENDRA, Vicente. Derecho procesal civil. op. cit.
t. II., y CORREA DELCASSO, Juan Pablo. El proceso monitorio en la nueva Ley de
Enjuiciamiento Civil. op. cit. 190p., quien indica que es el órgano jurisdiccional quien
deberá “poner punto y final así a un procedimiento de naturaleza no jurisdiccional (a
diferencia de cuando se dicta por el juez un auto despachando ejecución…)”.

192
procedimientos especiales regulados en el libro IV”284, interpretación que a
nosotros también nos parece la más adecuada.

Otra sentencia, esta vez del año 2005, señaló que no procedían las
costas por ser equiparable el pago voluntario en el monitorio al
allanamiento. En concreto, indicó que “en el juicio monitorio, el pago del
deudor tras el requerimiento judicial puede equipararse a un allanamiento,
en el que el demandado, no sólo reconoce ser debida la cantidad reclamada,
sino que además hace pago de la misma, evitando así la continuación del
procedimiento. En este caso es de aplicación lo dispuesto sobre costas para
el caso de allanamiento en el art. 395 LEC, al establecer que la regla general
será la no imposición de costas, salvo que el tribunal, razonándolo
debidamente, aprecie mala fe en el demandado”285.

A su vez, la misma sentencia recién citada nos da un ejemplo de mala


fe cuando dice que “… el art. 395.1 contempla como supuesto específico de
mala fe el de que, antes de presentada la demanda, se hubiese formulado al
demandado requerimiento fehaciente y justificado de pago, o se hubiese
dirigido contra él demanda de conciliación. En este caso, la presunción de

284
SAP Barcelona, Secc. 14ª, de 10 de Junio de 2002. A la misma conclusión,
aunque por un camino diferente, llega la SAP Zaragoza, Secc. 5ª, de 22 de Marzo de
2002, que señaló que “el legislador, para el supuesto de pago prescinde (no lo necesita)
completamente de la regulación de las costas, limitándose a ordenar el archivo de las
actuaciones. No hay en la norma legal laguna ni omisión del legislador que necesite de
integración interpretativa.”.
285
SAP Santa Cruz de Tenerife, Secc. 1ª, de 11 de Abril de 2005.

193
mala fe no admite prueba en contrario…”, por lo tanto, si equiparamos el
pago voluntario dentro del monitorio al allanamiento, debemos concluir
que, si antes de presentar la petición inicial el acreedor requirió de pago
extrajudicialmente al deudor y este ultimo no pagó, el juez deberá condenar
en costas al deudor requerido, no obstante haber pagado de forma voluntaria
dentro del proceso monitorio incoado por el acreedor.

7.3.- Pago parcial de la deuda

Si el deudor no paga el total del importe de la deuda y sus intereses,


el juez deberá despachar ejecución por la parte no solucionada, no
procediendo, por tanto, el archivo de las actuaciones y el consiguiente
término del proceso.

Así lo ha dispuesto la AP de Cádiz, al señalar que “dentro del juicio


monitorio, el pago parcial sin oposición en cuanto al resto, que aquí ha sido
recibido por el acreedor, legitima no obstante a éste a exigir el despacho de
ejecución por lo no pagado, conforme a lo dispuesto para la de sentencias
judiciales… El juicio monitorio ya ha concluido, pero antes el juzgado
deberá dictar el auto despachando ejecución, aun por la mínima cuantía
antes indicada. El archivo del art. 817 está justificado sólo en casos de pago
íntegro.”286.

286
SAP Cádiz, Secc. 1ª, de 30 de Septiembre de 2003.

194
Por el contrario, si al pago parcial sigue oposición por el resto
insoluto, deberá seguirse el procedimiento declarativo ordinario o verbal
que corresponda en razón de la cuantía de la parte no satisfecha.

8.- Incomparecencia del deudor y despacho de la ejecución

8.1.-Consideraciones previas

Como ya se señaló, uno de los objetivos del procedimiento monitorio


es la obtención de un titulo ejecutivo que permita abrir un proceso de
ejecución forzosa para obtener el pago de una deuda, y es precisamente en
esta etapa cuando el juez, ante la incomparecencia (o falta de oposición,
situación que en este caso equivale a la incomparecencia) del deudor, dicta
un auto en el que despacha ejecución por la cantidad adeudada, iniciándose
por tanto un nuevo proceso (el de ejecución) y cerrándose el monitorio.287

Así, el silencio del deudor requerido se interpreta como una admisión


de los argumentos en que se funda la petición inicial, o, como dice
CHIOVENDA288, “el transcurso del término sin oposición se considera por

287
El titulo ejecutivo que se crea en el monitorio es el auto de despacho de
ejecución que hemos señalado, y que, de acuerdo a la terminología del art. 816, seria una
especie de sentencia de condena que lleva aparejada la ejecución (FUGARDO
ESTIVILL, Josep M. El carácter ejecutivo de las minutas notariales y regístrales al
amparo del art. 517.2.9° LEC. La Notaría. [1-2]: 21-110. Enero 2004)
288
CHIOVENDA, Giuseppe. Principios de Derecho Procesal Civil, trad. Casais y
Santaló. Madrid, Reus. 1922. t. I.

195
la ley como equivalente al conocimiento en esta equiparación”, y es el
silencio del deudor, unido al principio de prueba de la deuda que aportó el
acreedor al iniciar al monitorio (siendo el silencio del deudor el elemento
decisivo), lo que justifica que el juez despache ejecución en contra del
deudor.

Señala VERGER GRAU289, respecto de los procesos civiles en


general, que “teóricamente, la inactividad, o incluso la incomparecencia
voluntarias, podrían interpretarse como la renuncia a un derecho
perfectamente disponible, cual es el de defensa en un proceso… Es
semejante a la rebeldía in respondendo, que puede, incluso, ser interpretada
como conformidad con la pretensión. Aunque el principio general de la ley
procesal civil sigue siendo el de que la rebeldía no será considerada como
allanamiento ni como admisión de los hechos de la demanda…” sin
embargo, “ello no impide que, para determinados asuntos, como añade… el
art. 496.2. LEC290, la ley, expresamente, disponga lo contrario”.

Continúa el citado autor declarando que “quizás el ejemplo más


novedoso entre nosotros (y el más antiguo) del tratamiento que merece el
verdadero rebelde sea el del nuevo juicio monitorio, heredero del proceso
formulario romano en el que, si no comparecía el demandado en la segunda

289
VERGER GRAU, Joan. La rebeldía en el arbitraje. Anuario de justicia
alternativa, (2): 63-102, Febrero 2001.
290
Art. 496.2 LEC: “La declaración de rebeldía no será considerada como
allanamiento ni como admisión de los hechos de la demanda, salvo los casos en que la
ley expresamente disponga lo contrario”.

196
fase (post litem contestatam) se producía el abandono o la desertio,
quedándole sólo la acción de restitutio in integrum por causa de
inimputabilidad o fuerza mayor que pudiera justificar su ausencia. También
en el monitorio, la ausencia del deudor en la comparecencia y su falta de
pago u oposición da lugar a un auto despachando la ejecución de la deuda”.

8.2.- Cierre del monitorio y auto despachando ejecución

Prescribe el art. 816.1 LEC que “si el deudor requerido no


compareciere ante el tribunal, éste dictará auto en el que despachará
ejecución por la cantidad adeudada”.

Una vez que el juez constate que no se produjo oposición dentro del
plazo de veinte días, deberá de oficio –y en el menor tiempo posible-, dictar
una resolución, con forma de auto, en la cual se le ponga fin al proceso
monitorio y se ordene el archivo de las actuaciones, y se despache ejecución
en contra del deudor.

Una sentencia291 ha decretado que si el deudor no comparece, es


obligatorio dictar la resolución despachando la ejecución, y una vez dictada
la misma proceder a archivar el proceso monitorio y abrir la
correspondiente ejecución. Así lo establece la Instrucción 3/2001, de 20 de
junio del 2001, del Pleno del Consejo del Poder Judicial, sobre anotación de

291
SAP Cádiz, Secc. 8ª, de 13 de Enero de 2004.

197
los procesos civiles de ejecución en los libros de los Juzgados y Tribunales,
que en su artículo quinto dispone que "en los casos en que se despache
ejecución por falta de oposición en un proceso monitorio o cambiario, a
efectos estadísticos, se dará por terminado el proceso y se registrará la
correspondiente ejecución". Significa, pues, que en la misma resolución que
se decreta el archivo, se ha de acordar la incoación, con testimonio del auto
despachando ejecución, del correspondiente proceso de ejecución forzosa, y
todo ello ha de operar de oficio por el propio órgano judicial, sin necesidad
de petición de parte mediante la interposición de la correspondiente
demanda ejecutiva en un momento posterior ni presentación de escrito
alguno”

Así, el legislador procesal español, a diferencia del alemán292, no ha


encontrado justificada la exigencia de la interposición de una demanda
ejecutiva para que el juez deba despachar ejecución ante el silencio del
deudor, dándole al juez la misión de dictar automáticamente y de oficio el
correspondiente auto de ejecución una vez que constata el transcurso del
plazo sin que el deudor se haya opuesto293.

292
Prescribe el art. 699.1 ZPO que “en base al requerimiento de pago, el órgano
jurisdiccional emite a instancia de parte un mandato de ejecución cuando el deudor no
ha formulado oposición dentro de plazo…”, dejando bastante claro que no puede de
oficio el juez despachar ejecución, sino que se requiere instancia de parte
293
En contra GÓMEZ AMIGO, Luís. La introducción del proceso monitorio en
el sistema procesal español. Actualidad Civil. (38): 1175 – 1212, Octubre 1999.

198
En el mismo sentido, la jurisprudencia ha señalado que el art. 816.1
“no establece la necesidad de que se deba plantear demanda ejecutiva
posterior al monitorio, ni que se deba presentar escrito alguno a tal efecto.
El precepto declara que el juzgado ‘dictará auto en el que despachará
ejecución por la cantidad adeudada’, por lo que no es necesario instar nueva
demanda ejecutiva, sino que simplemente el tribunal debe dictar auto por el
que se despacha la ejecución. En resumen, si el requerido no comparece o
no paga, se produce el despacho de ejecución en su contra por la cantidad
adeudada. El proceso monitorio sería así un proceso especial de naturaleza
ejecutiva en cuyo seno se permite la rápida creación del ‘titulus
executionis’294 del que carece el acreedor, dando lugar a un proceso de

294
De acuerdo a autores como GÓMEZ AMIGO, Luís op. cit.1200p., es el
silencio del deudor el que otorga fuerza ejecutiva al mandato de pago, y que el título
ejecutivo estaría “formado por el mandato de pago, emitido con base en la apariencia de
la deuda, y la declaración del juez de la ejecutoriedad del mismo, una vez que haya
constatado que en el plazo de veinte días, ni ha pagado el deudor, ni ha presentado
oposición”. Por su parte, señala LÓPEZ SÁNCHEZ, Javier. op. cit. 214p. que el
mandato de pago es una mera consecuencia procesal de la admisión de la petición
inicial, en cuanto tiene el carácter de provocación para la iniciación de un proceso
contradictorio. En el proceso monitorio simplemente se produce un supuesto de hecho al
que la ley apareja la posibilidad de despachar ejecución. El título ejecutivo está
constituido por la verificación jurisdiccional de la falta de oposición del deudor a la
pretensión que el actor dedujo a través de un proceso monitorio y esta verificación
consta en el auto por el que se despacha ejecución. Asimismo, puesto que el proceso
monitorio tiene una eficacia equivalente a una sentencia de condena, entendemos que el
crédito reclamado a través del proceso monitorio se alcanzará en virtud de la falta de
oposición del deudor y que el despacho de la ejecución gozará de la preferencia que la
letra B) del ordinal 3.° del artículo 1924 del CC otorga a los créditos que consten en
sentencia firme. La acreditación de dicha preferencia se logrará mediante la presentación
de un testimonio del auto por el que se despacha ejecución y la fecha que debe hacerse
valer a los efectos de la preferencia que el artículo 1924 del CC otorga, será la del auto
por el que se despachó ejecución, no la de la providencia que ordenó el requerimiento de
pago.

199
ejecución de sentencias. Esta tesis se corrobora con el art. 816.2 LEC que
establece que ‘despachada ejecución, proseguirá ésta conforme a lo
dispuesto para la de sentencias judiciales”295.

El art. 816.2 LEC, por su parte, señala que “despachada ejecución,


proseguirá ésta conforme a lo dispuesto para la de sentencias judiciales…”,
por lo que nos remite este precepto legal al proceso de ejecución de las
sentencias judiciales, lo cual es coherente con la naturaleza del titulo
ejecutivo que se crea en el monitorio (el cual es precisamente el auto de
despacho de ejecución que hemos venido señalando, y que, de acuerdo a la
terminología del art. 816, seria una especie de sentencia de condena que
lleva aparejada la ejecución296). Esto es muy importante, pues, la ejecución
subsiguiente al proceso monitorio no será una ejecución cualquiera, sino

Otra hipótesis es que la oposición interpuesta por el deudor sea luego


desestimada. En ese caso, el título ejecutivo será la sentencia que se dicte al término del
juicio declarativo subsiguiente al monitorio.
295
SAP Cádiz, Secc. 8ª, de 08 de Enero de 2004. Esta misma sentencia prosigue
señalando que “… la misma resolución que se decreta el archivo, se ha de acordar la
incoación, con testimonio del auto despachando ejecución, del correspondiente proceso
de ejecución forzosa, y todo ello ha de operar de oficio por el propio órgano judicial, sin
necesidad de petición de parte mediante la interposición de la correspondiente demanda
ejecutiva en un momento posterior ni presentación de escrito alguno”.
296
Según FUGARDO ESTIVILL, Josep M. op. cit, se comprende dentro de las
hipótesis descritas en el art. 517.2. 9º LEC, “el auto que despache ejecución por la
cantidad adeudada en el supuesto de incomparecencia del deudor requerido en los
procesos monitorio y cambiario En el mismo sentido, ACHÓN BRUÑÉN, Maria José.
Despacho de ejecución a favor o contra quien no figura en el título ejecutivo.
JUSTICIA: Revista de derecho procesal (3-4): 183-226. 2004. Por su parte, prescribe el
art. 517.2 LEC: “Sólo tendrán aparejada ejecución los siguientes títulos… 9º Las demás
resoluciones judiciales y documentos que, por disposición de esta u otra ley, lleven
aparejada ejecución”.

200
que se regulará por las normas establecidas para la ejecución de
resoluciones judiciales, pudiendo formularse por el deudor-ejecutado la
oposición prevista en el art. 556 LEC297 para estos casos, la cual es limitada
frente a la prevista en el art. 557 para la ejecución fundada en títulos
ejecutivos no judiciales ni arbitrales.

En esto se diferencia el juicio monitorio a la gestión preparatoria de


la vía ejecutiva denominada reconocimiento de deuda o de firma puesta en
un instrumento privado contemplada en la antigua LEC de 1881. Al igual
que en Chile, la incomparecencia del deudor en determinadas hipótesis
permitían crear un título ejecutivo; sin embargo, esto no impedía que
posteriormente en el juicio ejecutivo respectivo seguido en virtud del título
creado, el deudor pudiera alegar un gran número de excepciones
(contenidas en el antiguo art. 1464) o incluso las causales de nulidad del
título contenidas en el antiguo art. 1467, sino, incluso como señala LÓPEZ
SÁNCHEZ, “abrir con posterioridad al juicio ejecutivo un nuevo proceso

297
Art. 556. 1 y 2. Oposición a la ejecución de resoluciones judiciales o arbitrales
y de transacciones y acuerdos aprobados judicialmente: “1. Si el título ejecutivo fuera
una sentencia o una resolución judicial o arbitral de condena o que apruebe transacción o
acuerdo logrados en el proceso, el ejecutado, dentro de los diez días siguientes a la
notificación del auto en que se despache ejecución, podrá oponerse a ella por escrito
alegando el pago o cumplimiento de lo ordenado en la sentencia, que habrá de justificar
documentalmente.
También se podrá oponer la caducidad de la acción ejecutiva y los pactos y
transacciones que se hubieren convenido para evitar la ejecución, siempre que dichos
pactos y transacciones consten en documento público.
2. La oposición que se formule en los casos del apartado anterior no suspenderá
el curso de la ejecución.”

201
declarativo para solicitar la devolución de lo que se hubiese obtenido en la
ejecución despachada”298. Este mismo autor señala en nota al pie de página
que el art. 1479 de la antigua LEC de 1881 prescribía que las sentencias
dictadas en los juicios ejecutivos no producían la excepción de cosa
juzgada, quedando así a salvo el derecho de quienes fueron parte del mismo
para promover juicio ordinario sobre la misma cuestión. Esta es una
diferencia con el juicio monitorio, pues, prescribe el art. 816.2 que
“Despachada ejecución, proseguirá ésta conforme a lo dispuesto para la de
sentencias judiciales, pudiendo formularse la oposición prevista en estos
casos, pero el solicitante del proceso monitorio y el deudor ejecutado no
podrán pretender ulteriormente en proceso ordinario la cantidad reclamada
en el monitorio o la devolución de la que con la ejecución se obtuviere”299.
Es decir, la ejecución que se despacha en el proceso monitorio ante la
inactividad del deudor requerido produce plenos efectos de cosa juzgada.

En definitiva, el art. 816.2, limita la oposición respecto del deudor y,


respecto del acreedor, le impide que inicie posteriormente otro juicio para
volver a “discutir” lo ya resuelto en el monitorio o lo que obtuvo en la
ejecución.
298
LÓPEZ SÁNCHEZ, Javier. op. cit. 29p.
299
Sobre el ap. 2º del art. 816, LÓPEZ SÁNCHEZ, Javier. op. cit. 217p.,
comenta que “la decisión que la ley anuda a la falta de oposición del deudor solo tiene
una virtualidad excluyente de un posterior proceso en el que se reclamase nuevamente
dicha cantidad”. Asimismo, concluye que si bien se prescribe en el citado artículo que la
cantidad no podrá reclamase en un proceso ordinario ulterior “proceso ordinario”, esta
expresión no tiene carácter limitativo, por lo que debe excluirse también que se reclame
posteriormente por el deudor a través de un proceso especial la cantidad que el acreedor
hubiese obtenido como consecuencia de la ejecución seguida tras un proceso monitorio.

202
Continuando con el tema de la oposición del deudor-ejecutado, señala
un autor300 que no debe admitirse de ninguna forma en la ejecución
subsiguiente al monitorio la oposición prevista en el art. 557 LEC (aquella
fundada en títulos no judiciales ni arbitrales), so pena de incurrir en una
muy grave incorrección teórica al asimilar el proceso monitorio a un juicio
ejecutivo y no a un proceso declarativo especial como realmente es.

Respecto del auto que despacha ejecución, si nos remitimos al art.


553.1, “el auto en que se despache ejecución deberá contener los siguientes
extremos:

1.º “La determinación de la persona o personas frente a las que se


despacha ejecución; si se despacha en forma solidaria o mancomunada y
cualquier otra precisión que, respecto de las partes o del contenido de la
ejecución, resulte procedente realizar.
2.º En su caso, la cantidad por la que se despacha ejecución.
3.º Las medidas de localización y averiguación de los bienes del
ejecutado que procedan, conforme a lo previsto en los artículos 589 y 590
de esta Ley.
4.º Las actuaciones judiciales ejecutivas que proceda acordar,
desde ese momento, incluido, si fuere posible, el embargo de bienes
concretos.

300
En tal sentido, CORREA DELCASSO, Juan Pablo. El proceso monitorio en
la nueva Ley de Enjuiciamiento Civil. op. cit. 198p.

203
5.º El contenido del requerimiento de pago que deba hacerse al
deudor, en los casos en que la ley establezca este requerimiento.”.

En relación al precepto recién citado, pensamos que para que pueda


contener todas estas menciones (pues algunas requieren de señalamiento
previo por parte del acreedor), será necesario que, antes que se despache la
ejecución, el acreedor presente un escrito en el que señale los bienes del
deudor sobre los cuales deberá recaer la ejecución y las medidas de
localización de bienes que estime necesarias. De no presentarse tal escrito,
el auto no podrá contener todas las menciones, pero deberá ser igualmente
dictado, debiendo proceder en relación con la localización de bienes y el
señalamiento de estos, de acuerdo a lo establecido para el proceso de
ejecución de sentencias judiciales en la hipótesis que la demanda ejecutiva
no contenga estas menciones.

Al igual que la resolución que ordena el archivo de las actuaciones


por pago de la deuda, este auto que despacha ejecución tampoco hará
pronunciamiento alguno sobre las costas301, y en su contra no procede
recurso alguno, pues señala el art. 551.2 que “La ejecución se despachará
mediante auto, que no será susceptible de recurso alguno, sin perjuicio de la
oposición que, con arreglo a la presente Ley, pueda formular el ejecutado”,
dejando en claro así que no procede recurso alguno en contra de este auto, a

301
En el mismo sentido, GIMENO SENDRA, Vicente. Derecho procesal civil.
op. cit. t. II.

204
excepción de los extraordinarios que procedería en contra de cualquier
sentencia firme302.

Así, por ej., un deudor que considere que no ha sido debidamente


notificado podría, cumpliendo los requisitos previstos en la ley, interponer
un incidente de nulidad procesal (art. 225 LEC y ss.) o recurrir de amparo
por violación de una garantía fundamental303.

De esta forma, el deudor que frente al requerimiento de pago no


formulo oposición no podrá ahora recurrir la resolución que despacha
ejecución ni tampoco formular una oposición “amplia” como la que podría
haber formulado dentro del plazo dado para oponerse al requerimiento de
pago, sino que solo podrá formular la oposición “limitada” que contempla
el art. 556304 para las resoluciones judiciales.

302
En igual sentido, CORREA DELCASSO, Juan Pablo. El proceso monitorio
en la nueva Ley de Enjuiciamiento Civil. op. cit. pp. 199 y 200.
No obstante, alguna jurisprudencia ha admitido en contra de este auto el recurso
de apelación. Entre las sentencias que han admitido la apelación contra esta resolución
podemos mencionar la de la SAP Cádiz, Secc. 8ª, de 13 de Enero de 2004. Al respecto,
señala GIMENO SENDRA, Vicente. Derecho procesal civil. op. cit. t. II, que “son muy
numerosos los casos en que se ha admitido (indebidamente a mi juicio) a trámite el
recurso de apelación contra este auto, e incluso se ha estimado y anulado la resolución
impugnada por las Audiencias Provinciales.
303
En tal sentido, SAP Cádiz, Secc. 2ª, de 02 de Febrero de 2004.
304
Serian aplicables en este supuesto las disposiciones contempladas en el art.
556.1 y 2, que prescriben: “1. Si el título ejecutivo fuera una sentencia o una resolución
judicial o arbitral de condena o que apruebe transacción o acuerdo logrados en el
proceso, el ejecutado, dentro de los diez días siguientes a la notificación del auto en que
se despache ejecución, podrá oponerse a ella por escrito alegando el pago o
cumplimiento de lo ordenado en la sentencia, que habrá de justificar documentalmente.

205
En definitiva, el auto que despacha ejecución, es el titulo ejecutivo
que resultará de la falta de oposición al requerimiento de pago, debiendo el
tribunal dictar de oficio esta resolución una vez que comprueba el
transcurso del plazo sin que se haya opuesto el deudor.

Una situación distinta es la que existe en el Derecho italiano, puesto


que el titulo ejecutivo en el procedimento d’ingiunzione lo constituye el
mismo requerimiento de pago (decreto d’ingiunzione) una vez que el juez, a
petición del acreedor, ha dejado constancia escrita de la falta de oposición
(constancia que usualmente se pone al pie del mencionado decreto
d’ingiunzione)305, e incluso, en caso de oposición, la resolución que rechaza
la oposición o que declara extinguido el procedimiento de oposición, deberá
declarar ejecutorio el requerimiento de pago (si no lo hace, de acuerdo al
art. 654 CPCi, se hará por providencia escrita al pie del requerimiento),
como si la oposición nunca se hubiese propuesto306.

También se podrá oponer la caducidad de la acción ejecutiva y los pactos y


transacciones que se hubieren convenido para evitar la ejecución, siempre que dichos
pactos y transacciones consten en documento público. 2. La oposición que se formule en
los casos del apartado anterior no suspenderá el curso de la ejecución”.
305
Sobre este tema profundiza CARNELUTTI, Francesco. Instituciones del
proceso civil. op. cit. t. III.
306
Al respecto, prescribe el inc. 1º del art. 653 CPCi que “se l'opposizione è
rigettata con sentenza passata in giudicato o provvisoriamente esecutiva, oppure è
dichiarata con ordinanza l'estinzione del processo, il decreto, che non ne sia già munito,
acquista efficacia ejecutiva”.

206
8.3.- Efectos del auto que despacha ejecución

Ante la incomparecencia del deudor, o, más genéricamente, ante la


falta de oposición, el primer efecto del auto que despacha ejecución es la
cosa juzgada que produce (la cual creemos se produce desde el momento en
que el juez, de oficio, una vez que constata el transcurso del plazo sin que
el deudor se haya opuesto, despacha el auto de ejecución307), lo cual se
desprende del art. 816.2, que declara que “despachada ejecución, proseguirá
ésta conforme a lo dispuesto para la de sentencias judiciales, pudiendo
formularse la oposición prevista en estos casos, pero el solicitante del
proceso monitorio y el deudor ejecutado no podrán pretender ulteriormente
en proceso ordinario la cantidad reclamada en el monitorio o la devolución
de la que con la ejecución se obtuviere”

Este importante efecto que produce el auto de comento ha sido


mencionado en varias sentencias, como por ejemplo una de la AP de
Toledo308, que declaró que el monitorio “es un proceso especial, plenario y
rápido, que tiende, mediante la inversión de la iniciativa del contradictorio,
a la rápida creación de un título ejecutivo, con plenos efectos de cosa
juzgada en los casos determinados por la ley... El monitorio no es un juicio

307
En igual sentido, LÓPEZ SÁNCHEZ, Javier. op. cit. 221p.
308
SAP Toledo, Secc. 1ª, de 20 de Febrero de 2002. En el mismo sentido, SAP
La Rioja, Secc. 1ª, de 08 de Junio de 2004.

207
ejecutivo, sino uno declarativo que lo que pretende es la obtención de un
título ejecutivo con plenos efectos de cosa juzgada”.

Este efecto está además recogido en la EM, que señala su ap. XIX
que “si el deudor no comparece o no se opone, se despacha ejecución según
lo dispuesto para las sentencias judiciales. En el seno de esta ejecución
forzosa cabe la limitada oposición prevista en su lugar, pero con la
particularidad de que se cierra el paso a un proceso ordinario en que se
reclame la misma deuda o la devolución de lo que pudiera obtenerse en la
ejecución derivada del monitorio. Este cierre de las posibilidades de litigar
es conforme y coherente con la doble oportunidad de defensa que al deudor
le asiste y resulta necesario para dotar de eficacia al procedimiento
monitorio”.

El segundo de los efectos producidos por el auto que despacha


ejecución, en los términos de la parte final del art. 816.2 LEC, que declara
que “desde que se dicte el auto despachando ejecución la deuda devengará
el interés a que se refiere el artículo 576”, es decir, devengará la deuda
desde la dictación del mencionado auto el interés de la “mora procesal”, que
de acuerdo al art. 576.1 corresponde a un “interés anual igual al del interés
legal del dinero incrementado en dos puntos o el que corresponda por pacto
de las partes o por disposición especial de la ley.

No podemos dejar de citar en esta parte la prevención que hace


TORIBIOS FUENTES en cuanto al momento desde el cual se devengan los

208
intereses, declarando el mencionado autor que “no plantea dudas el devengo
del interés legal del dinero ni el que corresponda por disposición legal
especial, pero no podemos decir lo mismo de la alusión al interés
convencional o pactado. Es evidente que el interés pactado se devenga
conforme a lo convenido por las partes, pero de una lectura conjunta del art.
816 y 576 del Proyecto LEC parece obtenerse una interpretación distinta, en
el sentido de que el interés pactado se devengará ‘desde’ que se dicte el auto
despachando ejecución y no desde el momento en que, según los
particulares acuerdos de las partes, deba computarse. Entendemos que la
interpretación literal de ambos preceptos debe ser corregida para el supuesto
de intereses convencionales o contractuales, en aras de evitar un resultado
contrario al pacto de intereses. En conclusión, le deuda devengará a favor
del peticionario los intereses que, según lo pactado, le correspondan, y sólo
para el supuesto de ausencia de pacto se aplicará el devengo a partir de que
sea dictado auto despachando ejecución”309.

9.- OPOSICIÓN AL REQUERIMIENTO DE PAGO

9.1.- Consideraciones previas

Si consideramos que el órgano jurisdiccional, para dictar el


requerimiento de pago, se basa ya sea en las meras afirmaciones del deudor
(Alemania), o en un simple principio de prueba del derecho del peticionario
(España), es totalmente lógico y necesario para garantizar el derecho a la

309
TORIBIOS FUENTES, Fernando. op. cit.

209
defensa consagrado constitucionalmente, el otorgar al deudor requerido de
pago una oportunidad para impugnar la supuesta deuda, ya sea por motivos
procesales (p. ej. incompetencia del órgano jurisdiccional) o de fondo (p. ej.
cumplimiento de la obligación).

De esta forma, antes de que se despache ejecución en su contra, el


deudor tendrá la oportunidad de oponerse al requerimiento de pago,
poniendo así fin al proceso monitorio y dando lugar eventualmente a un
futuro proceso declarativo.

Podemos decir entonces, si seguimos a CALAMANDREI310, que el


monitorio, más que ser un procedimiento sin contradictorio, es un proceso
en el cual se invierte la carga del contradictorio, toda vez que será el deudor
requerido quien tiene la iniciativa para incoar un proceso declarativo en el
cual se discuta acerca de la deuda objeto del monitorio.

Sin embargo, por las razones que en su oportunidad señalamos, a


nosotros nos parece que, según el punto de vista, el procedimiento
monitorio es un proceso sin contradictorio o con un contradictorio eventual
o desplazado, siendo en esta ultima hipótesis precisamente la fase de
oposición el momento para el cual se posterga o desplaza el contradictorio.

310
Señala CALAMANDREI, Piero. op. cit. 25p., que “el juicio sobre la
oportunidad de abrir el contradictorio y, por consiguiente, la iniciativa de provocarlo,
debe dejarse a la parte en cuyo interés el principio del contradictorio tiene inicialmente
vigor, esto es, al demandado”.

210
Es destacable que en España, la simple oposición derriba y resta
eficacia al requerimiento de pago, siguiendo así la técnica del monitorio
alemán (puro) y no del italiano (documental)311.

En efecto, de acuerdo al art. 648 CPCi312, bajo ciertas hipótesis, en el


monitorio italiano el juez puede otorgar la ejecución provisional del
requerimiento de pago no obstante haberse interpuesto en su contra
oposición por el deudor, así, no obstante existir una oposición pendiente, el
juez en Italia debe conceder la ejecución provisional del requerimiento de
pago cuando la oposición no se funde en prueba escrita o de pronta
solución, o cuando el acreedor ofrezca caución por el importe total de los
posibles costas, daños y restituciones (aunque en el ultimo tiempo, la

311
Una de las razones para señalar que el monitorio español tiene un carácter
intermedio entre el “puro” y el “documental” es que, como señala CALAMANDREI, es
que, en los procedimientos “puros”, la oposición “hace caer en la nada la orden de pago,
de manera que el juicio en contradictorio, que puede eventualmente desarrollarse en
merito de tal oposición, no se dirige a decidir si la orden de pago debe ser revocada o
mantenida, sino a decidir ex novo sobre la originaria acción de condena, como si la
orden de pago no hubiera sido nunca emitida (CALAMANDREI, Piero. op. cit. 33p.)”
en cambio, en los “documentales”, la oposición, en lugar de hacer caer en la nada la
orden de pago como ocurre en el procedimiento monitorio puro ‘suspende la eficacia
ejecutiva de la inyunción’, de suerte que el juicio en contradictorio al cual la oposición
da lugar, se dirige a decidir si debe mantenerse o si debe revocarse la inyunción
(CALAMANDREI, Piero. op. cit. 44p.)
312
Art. 648 CPCi: Esecuzione provvisoria in pendenza di opposizione. “Il
giudice istruttore, se l'opposizione non è fondata su prova scritta o di pronta soluzione,
può concedere, con ordinanza non impugnabile, l'esecuzione provvisoria del decreto,
qualora non sia stata concessa a norma dell'art. 642.
Deve in ogni caso concederla, se la parte che l'ha chiesta offre cauzione per
l'ammontare delle eventuali restituzioni, spese e danni”.

211
jurisprudencia ha señalado que no obstante el acreedor ofrezca caución, no
esta obligado el juez a conceder la ejecución provisional).

Asimismo, en Italia, de acuerdo al art. 642 CPCi313, puede concederse


la ejecución provisional del requerimiento de pago con anterioridad a
cualquier oposición del deudor si el crédito reclamado se funda en ciertos
títulos de crédito, y el acreedor así lo solicita. En estos casos, el juez
ordenará al deudor pagar o consignar sin dilación, autorizando en su defecto
la ejecución provisional del requerimiento de pago. Además, puede
decretarse la ejecución provisional del requerimiento cuando existe grave
peligro de daño o retraso, pudiendo en este caso exigir una caución al
acreedor.

Ahora bien, excluyendo los casos recién comentados de ejecución


provisional del requerimiento de pago, en el procedimento d’ingiunzione, el
requerimiento de pago adquirirá merito ejecutivo una vez constatada la falta
de oposición a el, pero, a diferencia del proceso monitorio español, “la
eficacia de la inyunción, basada desde el inicio sobre la prueba dada por el

313
Art. 642 CPCi: Esecuzione provvisoria. “Se il credito è fondato su cambiale,
assegno bancario, assegno circolare, certificato di liquidazione di borsa, o su atto
ricevuto da notaio o da altro pubblico ufficiale autorizzato, il giudice, su istanza del
ricorrente, ingiunge al debitore di pagare o consegnare senza dilazione, autorizzando in
mancanza l'esecuzione provvisoria del decreto e fissando il termine ai soli effetti
dell'opposizione.
L'esecuzione provvisoria può essere concessa anche se vi è pericolo di grave
pregiudizio nel ritardo, ma il giudice può imporre al ricorrente una cauzione.
In tali casi il giudice può anche autorizzare l'esecuzione senza l'osservanza del
termine di cui all'art. 482”.

212
actor, no puede desaparecer mientras en el juicio de oposición el
demandado no haya, a su vez, dado prueba de sus excepciones”314, por eso,
“la oposición interpuesta dentro de término no quita a la inyunción la
posibilidad de llegar a ser ejecutiva, sino que tiene simplemente el efecto de
postergar, hasta el pronunciamiento de la sentencia que decidirá sobre la
oposición, el estado de pendencia de la condición”315.

Entonces, en el monitorio italiano, el proceso contradictorio posterior


a la oposición se dirige a determinar si el requerimiento de pago debe
mantenerse o revocarse, en cambio, en el monitorio español, el juicio
contradictorio posterior a la oposición se centra en el examen del derecho
de crédito invocado por el acreedor, en un proceso declarativo dirigido a
absolver o condenar al deudor a pagar la suma reclamada por el acreedor en
el anterior proceso monitorio como si el requerimiento de pago nunca
hubiese existido.

9.2.- El acto de oposición

Se inicia el art. 818.1 LEC prescribiendo que “si el deudor presentare


escrito de oposición dentro de plazo, el asunto se resolverá definitivamente
en juicio que corresponda…”, indicándonos así que el acto de la oposición
del deudor pondrá término a proceso monitorio, siendo de ahí en adelante el
juicio verbal o el ordinario el cause apto para discutir la deuda.
314
CALAMANDREI, Piero. op. cit. 67p.
315
CALAMANDREI, Piero. op. cit. 73p.

213
Si bien una primera lectura del citado precepto podría dar a entender
que el acto de oposición automáticamente transforma el proceso monitorio
en un juicio declarativo verbal u ordinario –según corresponda por la
cuantía de la deuda-, lo anterior solo es parcialmente cierto, toda vez que la
transformación automática del juicio monitorio al juicio declarativo
correspondiente solo opera en un caso.

En efecto, señala la misma LEC en su art. 818.2 que “cuando la


cuantía de la pretensión no excediera de la propia del juicio verbal, el
tribunal procederá de inmediato a convocar la vista. Cuando el importe de
la reclamación exceda de dicha cantidad, si el peticionario no interpusiera la
demanda correspondiente dentro del plazo de un mes desde el traslado del
escrito de oposición, se sobreseerán las actuaciones y se condenará en
costas al acreedor. Si presentare la demanda, se dará traslado de ella al
demandado conforme a lo previsto en los artículos 404 y siguientes de la
presente Ley”.

Entonces, la ley distingue en este momento –distinción artificial


según GIMENO SENDRA316-, de acuerdo a la cuantía de la deuda, si es o
no necesaria la interposición de una demanda por parte del acreedor para
dar origen al proceso declarativo posterior al monitorio o si, por el

316
GIMENO SENDRA, Vicente. Derecho procesal civil. op. cit. t. II.

214
contrario, se transformara el monitorio automáticamente en un juicio
declarativo ordinario (“ordinario” en sentido amplio).

Así, cuando la cuantía de la deuda no sobrepasa la propia del juicio


verbal (esto es, 500.000 pesetas o 3.000 euros), el mismo tribunal
convocará a las partes a la vista del juicio verbal (art. 250.2 LEC), debiendo
señalar el día y la hora en que se celebrara, debiendo mediar, al menos,
diez días desde el siguiente a la citación, sin que en caso alguno pueda
exceder de veinte (art. 440.1 LEC).

En cambio, si la cuantía de la deuda supera la propia del juicio verbal,


la oposición no transformara el monitorio en un juicio ordinario, sino que
deberá notificarse al acreedor la presentación de la oposición, abriéndose a
partir del acto de la notificación un plazo de un mes para que el deudor
presente la correspondiente demanda, so pena de que se sobresean317 las
actuaciones y se lo condene en costas (art. 818.2 LEC), por medio de auto
que deberá dictar de oficio o a solicitud de parte el tribunal318.

317
Al indicar la ley que si dentro del plazo de un mes el acreedor no interpone la
demanda en juicio ordinario se sobreseerán las actuaciones, pareciera que da a entender
que el proceso monitorio solo finaliza una vez que se interpone la demanda. Sin
embargo, no debemos olvidar que el art. 818.1 señala que “si el deudor presentare
escrito de oposición dentro de plazo, el asunto se resolverá definitivamente en juicio que
corresponda, teniendo la sentencia que se dicte (en el nuevo juicio) autoridad de cosa
juzgada”, indicándonos así que la oposición del deudor pondrá término a proceso
monitorio.
318
No está demás señalar que la no interposición de la demanda dentro del plazo
estipulado (y el consecuente sobreseimiento de las actuaciones) no significa de ninguna
manera la renuncia del acreedor a su derecho de crédito, es decir, la no interposición de

215
Antes de continuar, debemos aclarar que si bien la LEC en el art.
818.2, al hablar de la “cuantía de la pretensión”, da a entender que es la
cuantía de la deuda reclamada en la petición inicial el elemento que
determinara si el juicio declarativo posterior a la oposición será verbal u
ordinario, una segunda lectura nos hace pensar que es la cuantía de la
oposición, es decir, de la suma no reconocida como debida lo que
determinara el proceso declarativo posterior que corresponda. En efecto, si
el deudor reconoce como debida una parte de la deuda pero se opone al
resto, la pretensión la constituirá la cantidad no reconocida. Así por. ej., si
en la petición inicial se reclaman 20.000 euros, y el deudor, alegando
pluspetición, reconoce deber 19.500 –oponiéndose por lo tanto en 500
euros-, el procedimiento que seguirá al monitorio será el verbal, que es el
que corresponde con la cuantía de la oposición. Por eso, en lo sucesivo,
hablaremos indistintamente de la “cuantía de la deuda o pretensión” o de la
“cuantía de la oposición”, pues entendemos que si el deudor se opone solo a
una parte de la deuda, la pretensión o deuda reclamada en el juicio ordinario
subsiguiente se reduce a esa suma.

9.3.- El escrito de oposición

La oposición del deudor debe presentarse por escrito, el cual, de


acuerdo a lo prescrito en el art. 818.1 LEC “deberá ir firmado por abogado

la demanda no es equiparable a ninguna clase de acto de disposición de derecho


material.

216
y procurador cuando su intervención fuere necesaria por razón de la cuantía,
según las reglas generales”, es decir, deberá ir firmado por abogado y
procurador cuando la cuantía del proceso exceda de 900 euros319.

Si en aquellos casos en que debe presentarse el escrito de oposición


firmado por abogado y procurador no se cumple con este requisito, el juez
no podrá darle curso a la oposición, sin perjuicio de lo cual, y en virtud de
lo dispuesto por los arts. 11.3 y 243 LOPJ320, el tribunal debe dar un plazo
para subsanar este defecto, el cual generalmente es fijado por el Tribunal en
10 días, teniendo como referencia el plazo señalado en el art. 418 LEC321,

319
Dispone el art. 23 LEC que “1. La comparecencia en juicio será por medio de
procurador legalmente habilitado para actuar en el tribunal que conozca del juicio. 2. No
obstante lo dispuesto en el apartado anterior, podrán los litigantes comparecer por sí
mismos: 1.º En los juicios verbales cuya cuantía no exceda de 900 euros y para la
petición inicial de los procedimientos monitorios, conforme a lo previsto en esta Ley…”.
Por su parte, señala el art. 31 LEC que “1. Los litigantes serán dirigidos por abogados
habilitados para ejercer su profesión en el tribunal que conozca del asunto. No podrá
proveerse a ninguna solicitud que no lleve la firma de abogado. 2. Exceptúanse
solamente: 1.º Los juicios verbales cuya cuantía no exceda de 900 euros y la petición
inicial de los procedimientos monitorios, conforme a lo previsto en esta Ley”.
320
El art. 11.3 LOPJ prescribe que “3. Los Juzgados y Tribunales, de
conformidad con el principio de tutela efectiva consagrado en el art. 24 de la CE,
deberán resolver siempre sobre las pretensiones que se les formulen, y sólo podrán
desestimarlas por motivos formales cuando el defecto fuese insubsanable o no se
subsanare por el procedimiento establecido en las leyes”. El art. 243.3 y 4 del mismo
cuerpo legal disponen “3. El juzgado o tribunal cuidará de que puedan ser subsanados
los defectos en que incurran los actos procesales de las partes, siempre que en dichos
actos se hubiese manifestado la voluntad de cumplir los requisitos exigidos por la ley. 4.
Los actos de las partes que carezcan de los requisitos exigidos por la ley serán
subsanables en los casos, condiciones y plazos previstos en las leyes procesales”. El art.
231 LEC por su parte prácticamente repite lo señalado en el art. 243.3 LOPJ.
321
Art. 418.1 LEC: “ Cuando el demandado haya alegado en la contestación o el
actor aduzca en la audiencia defectos de capacidad o representación, que sean

217
aunque existe alguna jurisprudencia que lo ha fijado también en cinco
días322.

En cuanto al contenido de este escrito, indica el art. 815.1 que el


deudor requerido debe comparecer y alegar “sucintamente, en escrito de
oposición, las razones por las que, a su entender, no debe, en todo o en
parte, la cantidad reclamada”, es decir, señala el citado precepto que debe
contener el escrito de oposición una exposición sucinta de las razones en las
que se funda el deudor requerido para no pagar.

Si bien la ley es clara en cuanto a que debe, aunque sucintamente,


señalarse los motivos por los cuales el deudor “no debe, en todo o en parte,
la cantidad reclamada”, esta disposición ha generado un sinnúmero de
problemas.

En efecto, como veremos a continuación, se discute no solo que tan


fundamentada o “motivada” debe ser la oposición, sino además si son
vinculantes los motivos expuestos por el deudor en la oposición respecto
del juicio verbal u ordinario que debe seguir a continuación.

Adelantaremos desde ya que nosotros pensamos que la oposición es


un simple acto procesal escrito, cuyo objetivo es manifestar la voluntad del

subsanables o susceptibles de corrección, se podrán subsanar o corregir en el acto y si no


fuese posible en ese momento, se concederá para ello un plazo, no superior a diez días,
con suspensión, entre tanto, de la audiencia”
322
En tal sentido, SAP Cádiz, Secc. 1ª, de 10 de Marzo de 2004.

218
deudor de poner fin al proceso monitorio y, si el acreedor así lo desea323,
discutir la deuda en el proceso declarativo ordinario que corresponda; y, es
a partir de esta premisa que construiremos nuestra tesis acerca de la
motivación de la oposición y de la vinculación existente entre el proceso
monitorio y el eventual juicio ordinario posterior.

9.4.- Motivación del escrito de oposición

De acuerdo a lo dispuesto en el art. 815 LEC ya citado, el deudor


debe, en el escrito de oposición, alegar “las razones por las que, a su
entender, no debe, en todo o en parte, la cantidad reclamada”.

A este respecto, GIMENO SENDRA piensa que “no basta, pues, la


simple negación de la deuda o de parte de ella, sino que se exige una
motivación, aunque pueda ser breve, pero siempre razonada como para que,
a juicio del Tribunal, sea suficiente para estimar que el señalado como

323
Decimos que la voluntad del deudor es discutir en un proceso ordinario la
deuda “si el acreedor así lo desea”, por que, en sentido estricto, no es el deudor quien
origina con su oposición el proceso declarativo posterior, sino que será el acreedor quien
deberá interponer una demanda para dar origen al juicio ordinario en el que se debatirá
la deuda. En cuanto al juicio verbal, pensamos que es la propia ley la que le dará origen
una vez reunidos los requisitos, pero incluso en el juicio verbal puede el acreedor no
comparecer, en cuyo caso tampoco habrá un debate en contradictorio.
Todo lo anterior se ve reforzado por cuanto las partes en el juicio ordinario
posterior mantienes sus respectivas calidades, es decir, el sujeto activo del monitorio
mantiene tal calidad en el juicio ordinario posterior, al igual que el pasivo. Es decir, no
se invierte el rol que a cada uno le corresponde en la relación jurídica procesal, ni
tampoco se invierte la carga de la prueba en el juicio ordinario posterior.

219
deudor ha cumplido el mandato legal de alegación de la causa de su
negativa”324.

Es decir, para el citado autor no basta con que se expongan


sucintamente los motivos de oposición, sino que es necesario, además, que
la exposición de estos sea razonada. Aún más, señala este autor que el
escrito de oposición debería redactarse como si se tratara de un escrito de
contestación a la demanda del juicio ordinario, aportando además en este
momento todos los escritos que crea necesarios para acreditar su resistencia
a la petición del acreedor, incluso, cuando por la cuantía de la deuda
correspondiera luego un juicio verbal, señala que debe cumplir el escrito de
oposición los requisitos formales exigidos en el art. 437 LEC, pues el
escrito de oposición en estos casos “puede tener la virtualidad de una
‘demanda de juicio verbal”.

Menos exigente se manifiesta LÓPEZ SÁNCHEZ325, para quien el


escrito de oposición es un “simple acto de enervación de la eficacia que el
proceso monitorio podría tener”, escrito que exige una mínima
argumentación, el cual básicamente contiene “un anuncio de la voluntad de
324
GIMENO SENDRA, Vicente. Derecho procesal civil. op. cit. t. II. En el
mismo sentido, SAP Valencia, Secc. 6ª, de 22 de Junio de 2002, que señaló que “la
cuestión se vincula con el art. 815 LEC que, refiriéndose al contenido del escrito de
oposición, exige que en él el deudor "alegue sucintamente las razones por las que, a su
entender, no debe la cantidad reclamada". Tal exigencia de que se exponga
"sucintamente" esas razones no es gratuita, responde al principio de la buena fe
procesal… que impone a las partes el deber de no ocultar a la contraria los fundamentos
de su pretensión…”.
325
LÓPEZ SÁNCHEZ, Javier. op. cit. pp. 228 a 241.

220
instaurar el debate contradictorio entre las posturas de las partes”, y cuya
eficacia enervante del monitorio y la consiguiente transformación de este en
un proceso ordinario quedan supeditados “a la simple proposición en forma
de la oposición con un mínimo fundamento que no pueda ser considerado ni
abusivo ni fraudulento”, puesto que los vehículos por los cuales se
manifestara la contradicción entre las diferentes posturas serán la demanda
y su contestación -tratándose del juicio ordinario-, o las declaraciones de los
representantes de las partes –en la vista del juicio verbal-326.

De igual forma piensa CORREA DELCASSO327, quien declara que


no es necesario que el deudor fundamente su escrito de oposición, bastando
con que manifieste simplemente su deseo de oponerse a la pretensión del
acreedor y anunciar muy sucintamente las razones que tiene para no pagar
la deuda.

A favor de la tesis que sostiene que además de expresarse las causas


de la oposición deben fundamentarse (aunque sea sucintamente)
jurídicamente estas, podemos esgrimir los siguientes argumentos:

326
En el mismo sentido, GÓMEZ AMIGO, Luís. La introducción del proceso
monitorio en el sistema procesal español. Actualidad Civil. (38): 1175 – 1212, Octubre
1999.
327
CORREA DELCASSO, Juan Pablo. El proceso monitorio en la nueva Ley de
Enjuiciamiento Civil. op. cit. 209p.

221
a) De no exigirse esta mínima motivación, la oposición se presentaría
como un formidable medio para dilatar el pago de una deuda legitima, lo
cual sería constitutivo de fraude o abuso procesal, de acuerdo con los arts.
11 LOPJ y 247 LEC328 e iría en contra del deseo expresado por el legislador
en la EM de dar una protección rápida y eficaz al crédito dinerario.

b) Si exige el art. 818 LEC la intervención de abogado y procurador


(cuando por la cuantía de la deuda fuera necesario), es porque el legislador
quiere que el escrito de oposición sea un escrito fundamentado
jurídicamente.

c) El mismo art. 818 LEC al reglamentar las consecuencias de la


oposición basada en la existencia de pluspetición emplea la palabra
“fundara”329, por lo que da a entender que se requiere algún tipo de
fundamento.

d) Para que se inicie un proceso monitorio y se despache el


requerimiento de pago, es necesario que se acredite, al menos, la apariencia
jurídica de la deuda, por lo tanto, para “derribar” esa apariencia jurídica y

328
Dispone el art. 247.1 y 2: “1. Los intervinientes en todo tipo de procesos
deberán ajustarse en sus actuaciones a las reglas de la buena fe. 2. Los tribunales
rechazarán fundadamente las peticiones e incidentes que se formulen con manifiesto
abuso de derecho o entrañen fraude de ley o procesal”.
329
Prescribe el art. 818.1 LEC, en su inciso 3º, que “si la oposición del deudor se
fundara en la existencia de pluspetición, se actuará respecto de la cantidad reconocida
como debida…”.

222
dejar sin efecto el requerimiento de pago, debe ofrecerse por parte del
deudor al menos una mínima fundamentación de las razones por las cuales
no debe, en todo o en parte, la cantidad que se le pretende cobrar a través
del monitorio.

Sin embargo, nosotros no adherimos a la tesis antes expuesta, pues


existen también varios argumentos en contra de ella y a favor de aquella
que dice que basta con que en la oposición se señalen los motivos por los
cuales no se debe todo o parte de la deuda, sin que sea necesario una
fundamentación jurídica –ni siquiera sucinta- de ellos.

Entre esos argumentos podemos señalar los siguientes:

a) Si bien es cierto que a través del procedimiento monitorio el


legislador ha querido dar una protección rápida y eficaz a los créditos
dinerarios, esta fase del proceso (la oposición) es la única oportunidad que
tiene el deudor de defenderse dentro del monitorio, procedimiento que está
diseñado para obtener el pago de deudas “aparentemente incontrovertidas”,
y, si el deudor presenta escrito de oposición, aunque no sea fundada, la
deuda deja de ser incontrovertida, debiendo ahora probarse su existencia en
el juicio ordinario correspondiente.

b) Sin desconocer que el no presentar fundamentación un escrito de


oposición puede dar lugar a fraude o a dilaciones indebidas en el proceso,
debe considerarse que ni siquiera se exige un principio de prueba de los

223
motivos en que se basa el deudor para oponerse al requerimiento de pago, y
que este (el deudor) no queda vinculado en el juicio ordinario posterior a los
motivos alegados en la oposición. A mayor abundamiento, en el juicio
ordinario posterior ni siquiera se invierte la carga de la prueba,
correspondiéndole al acreedor – demandante la carga de probar su derecho
de crédito.

c) El art. 818 LEC solo dice que de presentarse oposición dentro de


plazo, se resolverá el asunto en el juicio que corresponda, sin exigir ningún
tipo de motivación, ni reglamentando las consecuencias de la falta de
motivación, pues en ninguna parte la LEC dice que la falta de motivación
en la oposición trae como consecuencia el despacho de la ejecución.

d) La regulación especial que hace el art. 818 LEC de la oposición


basada en pluspetición no es extrapolable a la oposición basada en cualquier
otra causa. Por lo demás, tampoco se establece que en caso de alegarse
pluspetición deba fundamentarse jurídicamente el escrito, sino que cuando
se alega pluspetición el Tribunal debe de actuar respecto de la cantidad
reconocida como debida en conformidad al art. 21.2 LEC.

En definitiva, pensamos que basta con mencionar en el escrito de


oposición las razones de esta (por. ej., pago, compensación, prescripción
etc.), sin que sea necesario fundamentarlas330.

330
Precisamente este podría ser un argumento para quienes sostienen que se trata
de un proceso perteneciente a la jurisdicción voluntaria. Si es voluntaria, no debe

224
Incluso, creemos que un escrito de oposición en que no se alegue
ninguna razón para oponerse (p. ej. aquel en que solo se dice “no debo
nada”) tampoco puede ser desechado de inmediato por el juez, toda vez que
en la falta de oposición existe inactividad del deudor, en cambio, si este
presenta un escrito de oposición en el cual no se exponen las razones, hay
algo más que una inactividad, pues evidencia la intención de no admitir la
deuda y de discutirla en el juicio declarativo ordinario que corresponda331.

Una solución ecléctica para aquellos casos en que el se presenten


escritos de oposición sin señalar las razones de ella (y siempre que el juez
piense que debe ir fundada), es que el juez le conceda al deudor un plazo
para subsanar ese defecto e indicar las razones por las que no debe en todo
o en parte la cantidad adeudada, pues, no puede dejar de reconocerse que
con la simple presentación del escrito de oposición el deudor manifiesta su

exigirse fundamentación. Esto se asemeja a lo que ocurre hoy en Chile con la gestión
preparatoria de confesión de deuda, en que basta con negar la deuda –sin necesidad de
justificar el motivo- para que se dé por terminada la gestión.
331
Es por esto que pensamos que hubiese sido mejor adoptar el criterio seguido
por la legislación alemana, que admite que se presente oposición sin ninguna clase de
formalidad y sin requerir tampoco motivación expresa (CORREA DELCASSO, Juan
Pablo. El proceso monitorio. op. cit 188p. y GOLDSCHMIDT, James. Derecho procesal
civil op. cit. 465p.), bastando con un simple “me opongo” (o en Chile “niego la deuda”)
para que la oposición se considere como validamente interpuesta y pueda ser acogida
(CORREA DELCASSO, Juan Pablo. El proceso monitorio en la nueva Ley de
Enjuiciamiento Civil. op. cit. 209p.). En igual sentido, en la PRE se ha establecido que
basta con la simple presentación del escrito de oposición para que el asunto se resuelva
en juicio ordinario (arts. 11.1 y 12 PRE), e incluso, prescribe que basta en el escrito de
contestación que el demandado indique claramente si impugna la totalidad o parte de la
deuda, pero que “no estará obligado a motivar su oposición” (art. 7.2 PRE).

225
voluntad de impugnar la deuda, por lo que podría aplicarse lo dispuesto en
el art. 231 LEC332, el cual permite al tribunal dar una oportunidad a las
partes para subsanar los defectos de sus actos procesales en aquellos casos
en que se hubiere manifestado la voluntad de cumplir los requisitos
señalados por la ley.

En relación a la posibilidad de admitir escritos en los que no se han


expresado las razones, el profesor RAMOS ROMEAU333 señala que parte
de la jurisprudencia y la doctrina se inclina por aceptar como suficientes
para finalizar el monitorio los escritos de oposición en que no se expresan
los motivos de esta, bastando un escrito en que se manifieste la voluntad de
no pagar. En el mismo sentido, la AP de Cádiz ha declarado que “aún
cuando la oposición… no exprese la causa de la disconformidad, lo cierto
es que manifiesta una voluntad clara de oposición a la demanda interpuesta,
no pudiendo ser equiparada a la simple incomparecencia, que viene a
revelar una tácita admisión de los hechos en ella contenidos…”334.

332
Dispone el mencionado art. 231 LEC que “El tribunal cuidará de que puedan
ser subsanados los defectos en que incurran los actos procesales de las partes, siempre
que en dichos actos se hubiese manifestado la voluntad de cumplir los requisitos
exigidos por la ley”.
333
RAMOS ROMEAU, Francisco. Apuntes tomados por el autor en la
conferencia sobre reformas al proceso civil español dictada por el citado profesor en la
Escuela de Derecho de la Universidad de Chile. Santiago, 2005.
334
SAP Cádiz, Secc. 3ª, de 29 de Abril de 2002.

226
9.5.- Motivos de oposición al requerimiento de pago

Puede el deudor en la oposición alegar toda clases de motivos, sean


estos procesales o de fondo335, pues, a diferencia de la oposición en el juicio
ejecutivo, en el monitorio puede formularse cualquier alegación tendiente a
demostrar la improcedencia de la petición inicial y del cobro de la deuda336

Así, es el escrito de oposición la oportunidad que tienen el deudor


para alegar la falsedad de los documentos, la prescripción, la no
exigibilidad de la obligación, la nulidad de la obligación, los modos de
extinguir las obligaciones (pago, compensación, novación etc.), la falta de
personería, la cosa juzgada o litispendencia y, en general, “cualesquiera
fundamentos o argumentos fácticos o jurídicos, sin ninguna limitación al
respecto”337.

335
En el mismo sentido, CORREA DELCASSO, Juan Pablo. El proceso
monitorio en la nueva Ley de Enjuiciamiento Civil. op. cit. pp. 219 y 220, GÓMEZ
AMIGO, op. cit., MENDEZ, R.M. y VILLALTA, A.E. op. cit. pp. 26 – 31.
336
De acuerdo a CARREIRA ALVIM, José Eduardo. Ação Monitória e Temas
Polêmicos da Reforma Processual [libro electrónico]. 4ª ed. Rió de Janeiro. Forense,
2004, este es el mismo criterio que sigue el derecho brasilero.
337
MENDEZ, R.M. y VILLALTA, A.E. op. cit. 26p.

227
En cuanto a la oposición por pluspetición338, la LEC dispone una
regulación específica en el inc. 3º del art. 818.1, que prescribe que “Si la
oposición del deudor se fundara en la existencia de pluspetición, se actuará
respecto de la cantidad reconocida como debida conforme a lo que dispone
el apartado segundo del artículo 21 de la presente Ley”.

Pues bien, esta remisión que hace el art. 818. al art. 21.2339 LEC
significa que la oposición basada en pluspetición equivale a un allanamiento
parcial del deudor respecto de la cantidad que se reconoce como debida, y
por lo tanto, en este supuesto el Tribunal deberá dictar un auto que acceda
al allanamiento respecto de la cantidad reconocida como debida, el cual será
ejecutable, y, por proceder de oficio en el monitorio el despacho de la

338
Por pluspetición debemos entender “petición o reclamación de más de lo
debido” o “Exceso o demasía de la demanda” (CABANELLAS DE TORRE, Guillermo.
op. cit. 308p.). COUTURE por su parte, señala que “plus petitio” es una locución latina
que se utiliza para denotar el exceso del que ha pedido en juicio más de lo que le
pertenece (COUTURE, Eduardo J. Vocabulario jurídico. 6ª reimpresión, Buenos Aires,
Depalma, 1997. 460p.).
339
Dispone el art. 21.2 LEC: “Cuando se trate de un allanamiento parcial el
tribunal, a instancia del demandante, podrá dictar de inmediato auto acogiendo las
pretensiones que hayan sido objeto de dicho allanamiento. Para ello será necesario que,
por la naturaleza de dichas pretensiones, sea posible un pronunciamiento separado que
no prejuzgue las restantes cuestiones no allanadas, respecto de las cuales continuará el
proceso. Este auto será ejecutable conforme a lo establecido en los artículos 517 y
siguientes de esta Ley”.

228
ejecución, no es necesario esperar a que el acreedor solicite que se dicte
auto de allanamiento parcial y pida luego su ejecución340.

Ese mismo auto que despache ejecución acordará notificar al actor la


oposición formulada y fijará un día para la vista, cuando corresponda por la
cuantía de la cantidad no reconocida como debida ir al juicio verbal, o, si lo
que corresponde en razón de la cuantía es ir al juicio ordinario, fijará un
plazo para que presente demanda en el correspondiente juicio ordinario341.

No es necesario para alegar pluspetición el pago o consignación de la


suma reconocida342, pero, si paga el deudor deberá el Juez de inmediato
poner a disposición del acreedor la cantidad pagada, a menos que ya esté en
poder del acreedor en virtud de un pago extrajudicial.

9.6.- Admisión de la oposición al requerimiento de pago

En la fase de oposición, le corresponde al tribunal el examen de los


aspectos formales del escrito de oposición, siendo importante que controle
que esté firmado, cuando corresponda, por abogado y procurador, y que en
340
En el mismo sentido, TORIBIOS FUENTES, Fernando. op. cit.
341
En el mismo sentido, LÓPEZ SÁNCHEZ, Javier. op. cit. 246p.
342
CRUZ ASTORGA, José Antonio. Análisis del procedimiento monitorio
establecido en el artículo 21 de la Ley de Propiedad Horizontal, a la luz de la nueva Ley
de Enjuiciamiento Civil [en línea] Noticias Jurídicas, Diciembre 2002
<http://noticias.juridicas.com/areas_virtual/Articulos/45Derecho%20Civil/200212 -
75514181010213210.html#sys_inicio#sys_inicio> [consulta: 13 Abril 2005].

229
el se expresen los motivos de oposición, limitándose a comprobar su
seriedad y legalidad, debiendo ser admitidos cuando otorguen un mínimo
apoyo a la postura del demandado.

En todo caso, y como es obvio, la admisión del escrito de oposición


no implica de ninguna manera que el juez le de la razón al deudor, siendo su
único efecto la finalización del proceso monitorio (quedando sin efecto el
requerimiento de pago) para dar lugar al juicio declarativo ordinario que
corresponda.

Es decir, el juez no puede examinar el fondo de los motivos


expuestos por el deudor para no pagar, pues dicho examen se realizará en el
juicio declarativo posterior al monitorio.

Si se admite la oposición, “…el asunto se resolverá definitivamente


en juicio que corresponda, teniendo la sentencia que se dicte fuerza de cosa
juzgada” (art. 818.1).

La resolución por la cual se admite a trámite la oposición debe ser un


auto, y, si la cuantía de la oposición no supera los 3.000 euros, deberá de
inmediato citar a las partes a la vista del juicio verbal, fijando día y hora
para la celebración de aquella. En cambio, si la cuantía de la oposición
supera los 3.000 euros, deberá dársele traslado al acreedor, emplazándolo
para que presente demanda en juicio ordinario en el plazo de un mes, bajo

230
apercibimiento de que si no lo hace se sobreseerán las actuaciones y se lo
condenará en costas.

En contra de este auto, de acuerdo a GIMENO SENDRA343, procede


el recurso de reposición, pues según su parecer no es definitivo.

Si en cambio, el juez no admite la oposición, deberá dictar una


resolución, con forma de auto344, en la cual se le ponga fin al proceso
monitorio y se ordene el archivo de las actuaciones, y se despache de oficio
ejecución en contra del deudor, toda vez que la no admisión de la oposición
ha de producir los mismos efectos que su incomparecencia (art. 816.1). En
contra de esta resolución -que ha de producir los mismos efectos de la
incomparecencia del deudor requerido (art. 816.1)-, no procederá recurso
alguno, a excepción de los extraordinarios que procedería en contra de
cualquier sentencia firme345, entre estos, el recurso de amparo (que más

343
GIMENO SENDRA, Vicente. Derecho procesal civil. op. cit. t. II.
344
No obstante, un sector muy minoritario de la jurisprudencia ha rechazado las
oposiciones a través de providencias, recurribles de reposición, siendo luego
posteriormente apelable el auto que resuelve la reposición. Ver en tal sentido SAP
Cádiz, Secc. 4ª, de 18 de Marzo de 2003.
345
Un autor que trata el tema de la procedencia de recursos e contra del auto que
no admite la oposición es TORIBIOS FUENTES, Fernando. op. cit., quien señala que
“si el escrito de oposición no cumple los requisitos formales y materiales expuestos, no
será admitido y provocará la prosecución del procedimiento, dictándose auto
despachando ejecución, todo ello sin perjuicio del recurso de reposición (art. 454) que
contra la resolución inadmitiendo el escrito de oposición se pueda interponer.
Nuevamente se plantea aquí el problema antes estudiado respecto de la irrecurribilidad
del auto resolutorio del recurso de reposición, con el problema añadido de la posibilidad
del deudor, al que no se ha admitido la oposición, de recurrir en apelación el auto

231
que un recurso es una acción), la revisión ( también es una acción)346, etc.

Sin embargo, no han faltado sentencias que han admitido el recurso


de apelación en contra del auto que niega la oposición del deudor, Así, una
sentencia de la AP de Cádiz señaló que “no cabe duda que el auto por el que
se niega la oposición del deudor, cualquiera que sea la causa… tiene efectos
similares a la terminación del procedimiento, pues éste continuará conforme
a lo dispuesto para la ejecución de sentencias judiciales, limitando los
motivos de oposición a los establecidos en los artículos 556 y 559 LEC,
esencialmente: pago o cumplimiento de lo ordenado en la sentencia,
caducidad de la acción ejecutiva y pactos y transacciones que se hubieran
convenido para evitar la ejecución. Fácilmente puede comprobarse que el
auto aquí debatido pone fin al procedimiento en cuanto a la posición del
demandado en el procedimiento monitorio abierto. Es, por ello, por lo que
debe admitirse la aplicación del artículo 455 LEC y admitir el actual recurso
de apelación”347.

despachando ejecución, al ser ésta una resolución definitiva. Entendemos que en el


presente supuesto, podrá el deudor reproducir con la apelación principal, la cuestión
objeto de la reposición (inadmisión de la oposición)”.
346
FLORS MATIES, José. La revisión de sentencias firmes. En: El Proceso
Civil. Doctrina, Jurisprudencia y Formularios, coordinado por Escribano Mora,
Valencia, Tirant lo Blanch. 2001, vol. V., se pronuncia en el sentido de que la revisión
procede en contra de las resoluciones que se pronuncien sobre la admisión o inadmisión
de la oposición en el monitorio. En igual sentido, MUÑOZ JIMÉNEZ, Francisco Javier.
De la revisión de sentencias firmes. En Comentarios a la nueva Ley de Enjuiciamiento
Civil, coordinados por Lorca Navarrete, Antonio María. Valladolid, Lex Nova, 2000 t.
II.
347
SAP Cádiz, Secc. 4ª, de 18 de Marzo de 2003.

232
CAPITULO V

ALGUNOS ASPECTOS DEL PROCESO POSTERIOR AL


MONITORIO EN CASO DE OPOSICIÓN

1.- Consideraciones previas

Si bien el contenido de la presente memoria se limita al proceso


monitorio, creemos importante destacar algunos aspectos del juicio
ordinario -sea este ordinario “stricto sensu” o verbal-, a que da lugar la
oposición al requerimiento de pago dentro del proceso monitorio.

Dichos procesos posteriores al monitorio se sustancian por las reglas


propias de estos juicios, sin mayores diferencias con aquellos juicios que no
tienen su origen en un proceso monitorio anterior, y la sentencia que en
ellos se dicte tendrá autoridad de cosa juzgada (art. 818.1 LEC).

En el caso de que por la cuantía de la oposición corresponda recurrir


al juicio verbal, no será necesario iniciar dicho proceso por medio de una
“demanda sucinta”348, haciendo sus veces la petición inicial del monitorio,

348
Dispone el art. 437.1 LEC que la demanda sucinta es aquella “…en la que se
consignarán los datos y circunstancias de identificación del actor y del demandado y el
domicilio o los domicilios en que pueden ser citados, y se fijará con claridad y precisión
lo que se pida”.

233
transformándose en este proceso el acreedor peticionario en demandante y
el deudor requerido en demandado.

No estamos de acuerdo, por lo tanto, con lo afirmado por GIMENO


SENDRA, quien indica que “el auto de admisión de la oposición opera la
terminación del procedimiento monitorio y su transformación en un juicio
verbal con inversión de partes, de manera que el acreedor se convierte en
demandado y el deudor requerido en actor” 349, pues, como dice MICHELI,
la oposición “inicia un juicio normal de cognición, en el cual las partes
ocupan la acostumbrada posición, aun cuando la iniciativa haya sido del
demandado, que por eso solo no adquiere el carácter de actor, ni siquiera a
los fines limitados de la prueba”350.

Si por la cuantía de la oposición corresponde en cambio iniciar un


juicio ordinario, deberá el acreedor interponer una demanda351 cumpliendo
con todos los requisitos señalados para dicho acto procesal en el art. 399

349
GIMENO SENDRA, Vicente. Derecho procesal civil. op. cit. t. II.
350
MICHELI, Gian Antonio. La carga de la prueba, trad. de Sentís Melendo.
Bogotá, Temis, 1989. 426p. En el mismo sentido, LÓPEZ SÁNCHEZ, Javier. op. cit.
246p., quien señala que “…en el posterior proceso ordinario que con la oposición se
provoca, el acreedor ostentará la condición de actor y el deudor la de demandado”.
351
Entendemos por demanda el acto jurídico procesal del sujeto activo, por el
cual somete a la decisión jurisdiccional la resolución de un conflicto de intereses de
relevancia jurídica, pidiéndole al juez que abra proceso y en el dicte una sentencia que
acceda a sus pretensiones.

234
LEC352, sin que se invierta tampoco el papel de las partes, es decir, en este
nuevo proceso el acreedor será el demandante y el deudor el demandado.

En cuanto a la carga de la prueba, esta regla no se ve alterada de


ninguna manera en el proceso declarativo ordinario posterior al monitorio,
correspondiéndole al acreedor – demandante la carga de probar los hechos
constitutivos de su pretensión, y al deudor – demandado la de los
impeditivos, excluyentes y extintivos.

352
Art. 399. La demanda y su contenido: “1. El juicio principiará por demanda,
en la que, consignados de conformidad con lo que se establece en el artículo 155 los
datos y circunstancias de identificación del actor y del demandado y el domicilio o
residencia en que pueden ser emplazados, se expondrán numerados y separados los
hechos y los fundamentos de derecho y se fijará con claridad y precisión lo que se pida.
2. Junto a la designación del actor se hará mención del nombre y apellidos del
procurador y del abogado, cuando intervengan.3. Los hechos se narrarán de forma
ordenada y clara con objeto de facilitar su admisión o negación por el demandado al
contestar. Con igual orden y claridad se expresarán los documentos, medios e
instrumentos que se aporten en relación con los hechos que fundamenten las
pretensiones y, finalmente, se formularán, valoraciones o razonamientos sobre éstos, si
parecen convenientes para el derecho del litigante. 4. En los fundamentos de derecho,
además de los que se refieran al asunto de fondo planteado, se incluirán, con la adecuada
separación, las alegaciones que procedan sobre capacidad de las partes, representación
de ellas o del procurador, jurisdicción, competencia y clase de juicio en que se deba
sustanciar la demanda, así como sobre cualesquiera otros hechos de los que pueda
depender la validez del juicio y la procedencia de una sentencia sobre el fondo. 5. En la
petición, cuando sean varios los pronunciamientos judiciales que se pretendan, se
expresarán con la debida separación. Las peticiones formuladas subsidiariamente, para
el caso de que las principales fuesen desestimadas, se harán constar por su orden y
separadamente”.

235
2.- Vinculación entre el proceso monitorio y el ordinario a que da
eventualmente origen la oposición

2.1.- Consideraciones previas

Como se ha sostenido a lo largo de la presente memoria, el momento


en el cual las posiciones de las partes se verán realmente enfrentadas no es
al deducirse la oposición en el monitorio, pues el juez no se pronunciara
sobre ellas dentro del monitorio. Esto se debe a que, la resolución que
acoge, o mejor dicho, tiene por interpuesta la oposición, se limita a poner
fin al monitorio y a indicar que deben las partes comparecer a la vista de la
causa (juicio verbal) o que debe interponerse una demanda “ordinaria” para
iniciar el proceso correspondiente (juicio ordinario), pero en ningún caso se
pronunciara sobre la legitimidad de las pretensiones353 y excepciones
expuestas en los escritos de petición inicial y oposición, respectivamente.

Por lo tanto, cabe preguntarse si en el proceso ordinario (en sentido


amplio) posterior están las partes “amarradas” a los motivos que han
señalado para que se despache requerimiento de pago o para oponerse a él,
según se trate del acreedor o del deudor, o si por el contrario, pueden
esgrimir nuevas razones o modificar las ya expuestas.

353
En sentido estricto, lo único que pide el acreedor en el escrito de petición
inicial es el despacho por parte del juez de un requerimiento de pago contra el deudor,
por lo tanto, en lo sucesivo no hablaremos de “pretensiones” sino de los “motivos” o
“razones” esgrimidos por el acreedor para justificar el origen de la deuda.

236
Aún más, es necesario determinar si el proceso monitorio y el
declarativo posterior están o no vinculados, es decir, si son dos procesos
totalmente independientes entre sí.

Por nuestra parte, pensamos que la vinculación entre el proceso


monitorio y el ordinario (sea ordinario propiamente tal o verbal), es
mínima, lo cual se manifiesta, como veremos, en muchos aspectos.

2.2.- Incomparecencia del deudor o del acreedor en el juicio


declarativo posterior al monitorio

Cabe preguntarse que ocurriría si al juicio ordinario posterior al


monitorio no concurre el demandado (el deudor requerido en el monitorio).
Al respecto creemos que justamente, por ser mínima la vinculación entre
ambos procesos y por poner la oposición término al monitorio, si el
demandado no concurre al juicio, deberá seguirse el juicio en rebeldía de
este hasta que se dicte sentencia definitiva (pues el acreedor tiene la carga
de probar en este juicio los hechos que fundamentan la deuda), debiendo
luego el demandante, en virtud de esa sentencia (y siempre que se le
reconozca en ella su derecho de crédito), pedir la ejecución, sin que se
pueda considerar como posible que la incomparecencia del deudor al juicio
ordinario de lugar a que el juez de inmediato despache ejecución en su
contra, como podría haber ocurrido si no se hubiese interpuesto oposición
en el monitorio.

237
Es decir, pensamos que no se puede adoptar el criterio seguido por el
legislador de Italia, que señala en el art. 647.1 CPCi que si no comparece el
demandado (opositor) en el plazo dispuesto para ello, el tribunal, a simple
requerimiento verbal del acreedor, declarara ejecutivo el requerimiento de
pago dictado previamente en el monitorio. De igual forma, señala el art.
653.1 CPCi que si la oposición se rechaza mediante sentencia pasada en
autoridad de cosa juzgada o provisionalmente ejecutiva, o bien se decreta
por resolución la extinción del proceso, el decreto d’ingiunzione, que aún
no la tuviere, adquirirá eficacia ejecutiva354.

En cambio, si es el acreedor quien no comparece, sea apersonándose


en la vista del juicio verbal o deduciendo demanda en el juicio ordinario
dentro del plazo legal, el juez deberá archivar sin más las actuaciones y
condenar en costas al acreedor.

Sin embargo, esta incomparecencia del acreedor no puede


interpretarse como un acto de renuncia sobre su pretensión, por lo que
queda a salvo su derecho de intentar nuevamente el cobro de la misma
deuda por la vía del juicio declarativo ordinario que corresponda según la
cuantía de lo reclamado.

354
Sobre este tema, ver CARNELUTTI, Francesco. Instituciones del proceso
civil. op. cit., t. III.

238
2.3.- Vinculación entre la petición inicial y la posterior demanda
en juicio ordinario

El acreedor, una vez deducida la oposición del deudor en el


monitorio, pasará a tener el papel de demandante en el juicio ordinario (en
sentido amplio) a que de origen el monitorio.

Si por la cuantía de la oposición el juez llama a las partes a la vista de


del juicio verbal, no será necesario que el acreedor (ahora demandante)
interponga una demanda sucinta, pasando el escrito de petición inicial del
monitorio a ocupar este papel.

Sin embargo, si corresponde por la cuantía un juicio ordinario en


sentido estricto, deberá el acreedor (ahora demandante) dentro del plazo de
un mes interponer la correspondiente demanda para dar inicio al juicio
declarativo en que se decidirá acerca del fondo del asunto.

En ambos actos (vista de la causa o demanda ordinaria), el


demandante no puede esgrimir nuevos motivos o títulos en virtud de los
cuales el ahora demandado le adeuda la suma reclamada, pero lo que puede
hace es pedir que la argumentación y documentación acompañada junto con
la petición inicial sean traídas a la vista en este nuevo juicio y ratificadas,
para así no tener que repetir ciertas actuaciones ya realizadas.

239
En este sentido, la AP de Baleares, en sentencia de Mayo de 2005,
pronunciándose sobre la apelación deducida en un juicio verbal
consecuencia de un monitorio, ha declarado que “debe reseñarse que el
presente juicio verbal trae causa de la oposición formalizada por la parte
demandada a la pretensión actora articulada mediante el correspondiente
juicio monitorio, sin que por las partes ni por el tribunal "a quo" se haya
procurado que consten en el presente juicio verbal los documentos
acompañados con el escrito inicial del monitorio, con olvido de que se trata
de dos procedimientos distintos, de manera que, lo actuado hasta el
momento de la oposición queda sin efecto, sin perjuicio, claro está, de que
las partes al formular la demanda y contestación en el juicio contradictorio
posterior, puedan ratificarse en sus anteriores escritos y solicitar que se
traiga al proceso la prueba documental ya aportada, pues en este juicio
contradictorio no se produce alteración alguna de la carga de alegar los
hechos constitutivos de las respectivas pretensiones y de la carga de
probarlos según se ordena en el artículo 217 de la LEC”355.

Puede además el acreedor demandante, profundizar los motivos por


los cuales considera que el demandado le adeuda la cantidad de dinero
reclamada, toda vez que en el escrito de petición inicial solo se le exigió
que señalara someramente el origen y cuantía de la deuda (especialmente
deberá profundizar aquellos motivos que puedan desvirtuar las alegaciones

355
SAP Baleares, Secc. 3ª, de 23 de Mayo de 2005. ORTELLS RAMOS,
Manuel. op. cit., anota que “no se invierte en el nuevo juicio la carga de la prueba, sino
que existe una inversión del debate de la iniciativa procesal, pero no de las cargas de
alegación y prueba”.

240
realizadas por el deudor en el escrito de oposición). Lo que no puede hacer,
ni en la vista del juicio verbal ni en la demanda en el juicio ordinario es
invocar otros motivos (jurídicos o fácticos) en virtud de los cuales tiene el
crédito en contra del deudor, ni mucho menos podrá alegar nuevas
deudas356.

De la misma forma, podrá aportar nuevos documentos que apoyen


sus pretensiones, pero en ningún caso documentos que las modifiquen o
alteren sustancialmente.

El motivo por el cual pensamos que es lógico que se admita la


presentación por parte del acreedor de nuevos documentos que apoyen sus
pretensiones es porque para apoyar la petición inicial solo se exige que se
acompañen documentos de los que resulte una “buena apariencia del
derecho” por el reclamado, pues, basta con esa “buena apariencia” para que
el juez despache requerimiento de pago y luego –si no hay oposición-,
despache ejecución en contra del deudor; en cambio, en el proceso
declarativo posterior al monitorio no basta con la “buena apariencia” del
derecho para que el juez dicte una sentencia condenatoria, por lo que será
necesario probar completamente la existencia y legitimad de la deuda y su
incumplimiento por parte del deudor, siendo así necesarios medios

356
Lo que si es admitido por alguna jurisprudencia es que el acreedor, al deducir
su demanda en juicio ordinario o ratificar su pretensión en el juicio verbal amplíe su
pretensión incluyendo los intereses del principal ya reclamado (En tal sentido, SAP
Cádiz, Secc. 2ª, de 22 de Abril de 2003).

241
probatorios que acrediten más que la mera apariencia del derecho
reclamado357.

Estos nuevos documentos, deberán acompañarse a la demanda


tratándose del juicio ordinario, y, tratándose del verbal, se presentarán en la
misma vista del juicio verbal, aunque una parte de a jurisprudencia ha
optado por “requerir a la parte demandante, en el propio auto en el que se
señale la vista de juicio verbal, para que en los tres días siguientes a su
notificación (el mismo plazo que se utiliza para solicitar citación de partes,
testigos y peritos) aporte todos aquellos documentos en que pretenda fundar
su derecho y que no hubiere acompañado, en su caso, con la petición de
proceso monitorio, con el fin de que se pueda dar traslado de los mismos a
la parte demandada con antelación suficiente a la celebración de la vista”358.

357
Al respecto señala LÓPEZ SÁNCHEZ, Javier. op. cit. 226p. que “la
resolución jurisdiccional que acuerda requerir de pago al deudor no entraña un
pronunciamiento sobre el fondo, la oposición no da lugar a un nuevo enjuiciamiento de
carácter, ahora, definitivo, sino que supone entrar a conocer, por vez primera, del objeto
deducido en el proceso. La resolución definitiva que se dicte en este nuevo proceso no se
fundará ya en el silencio del deudor, sino en lo alegado y probado por las partes en el
juicio ordinario que se siga”. De esta forma, el mencionado autor nos indica que, a
diferencia de la resolución que despacha ejecución en contra del deudor en el monitorio,
resolución que se fundamenta básicamente en la falta de oposición de la parte contra
quien esta dirigida, la resolución definitiva que se dicte en el juicio ordinario, sea esta
absolutoria o condenatoria, se fundamentara en lo alegado y probado por las partes.
358
En tal sentido, ILUSTRE COLEGIO DE PROCURADORES DE
ALICANTE. Criterios que se siguen en algunas cuestiones controvertidas o novedosas
de la LEC [en línea] Alicante, 05 de Septiembre de 2002
http://www.icopal.org/PLEITOSVIRTUAL/jurisprudencia/jurisprudencia23.asp [con-
sulta: 23 Septiembre 2005]. Sobre el mismo tema, ha declaro el ILUSTRE COLEGIO
DE PROCURADORES DE LA CORUÑA. Boletín Mensual Nº 22, Marzo 2000 [en
línea] <http://www.procuradores-coruna.com/22bm0103.htm> [consulta 22 Septiembre
2005], que “en el proceso monitorio se pueden aportar documentos en la vista posterior

242
Así, será la misma deuda cuyo cobro se solicito en el monitorio la
deuda que será examinada en el declarativo posterior, con el fin de
determinar su verdadera existencia e incumplimiento por parte del
demandado, y será el acreedor quien tendrá la carga de probar los supuestos
que justifiquen su pretensión, pues, en nada se alteran las reglas de la carga
de la prueba en el juicio declarativo posterior al monitorio, pues, el acreedor
por el simple hecho de haber presentado un principio de prueba, no queda
exento de la carga de probar sus afirmaciones.

Es por eso que si el acreedor quiere iniciar un proceso ordinario


fundado en pretensiones distintas de las que fueron objeto del monitorio
inicial, deberá este incoar un proceso declarativo ordinario autónomo
totalmente distinto del monitorio que terminó por la oposición del deudor,
pero en esta hipótesis deberá soportar el archivo de las actuaciones y las
costas, pues la nueva demanda no puede considerarse como la “demanda
correspondiente” que prescribe el art. 818.2 LEC debe interponer el
acreedor cuando ha habido oposición por una cuantía que hace procedente
el monitorio.

del juicio verbal por el peticionario, aunque no los haya aportado con la petición inicial.
No se aplica el art. 270 a la petición inicial del monitorio. Se debe permitir luego
también su aportación en la vista, y también cuando se presenta la demanda en el caso de
que se le dé el plazo de un mes para presentar la demanda del juicio ordinario si la
reclamación fuera superior a las 500.000 pesetas (3.000 euros)”.

243
Entonces, a pesar que el monitorio se extingue con la oposición y da
lugar a un nuevo juicio autónomo, existen algunos elementos de conexión,
y, entre ellos, el crédito cuya tutela se solicitó.

2.4.- Vinculación entre la oposición al requerimiento de pago y la


contestación en el posterior juicio ordinario

Como hemos señalado a lo largo de la presente memoria, la oposición


del deudor pone término al proceso monitorio, dando inicio eventualmente
a un proceso declarativo ordinario en el cual se enfrentarán las posturas
procesales de las partes.

Entonces, por dar origen la oposición a un proceso ordinario


independiente del monitorio, es necesario que el deudor, sea en la vista del
juicio verbal o en la contestación de la demanda en el juicio ordinario,
señale nuevamente las causas de oposición que alego oportunamente en su
escrito de oposición al requerimiento de pago. No obstante, debemos tener
presente que argumentos validos para poner fin al monitorio pueden no ser
admitidos en el juicio ordinario posterior, así por ej., no podrá alegarse en el
juicio ordinario la inadecuación del procedimiento por sobrepasar la cuantía
de la deuda los 30.000 euros, pues, no es obstáculo para la sustanciación del
nuevo juicio ordinario el que la deuda sea de una cuantía superior a la
admitida para tramitar un proceso monitorio.

244
En relación con la profundización de los motivos invocados en el
escrito de oposición, como justa contrapartida de la posibilidad que le
reconocemos al acreedor de profundizar en la vista de la causa o en la
demanda ordinaria los motivos invocados en la petición inicial, le
reconocemos también al deudor la posibilidad de profundizar en la vista del
juicio verbal o en la contestación de la demanda ordinaria las razones
alegadas en el escrito de oposición en virtud de las cuales no debe todo o
parte de la deuda.

Aún más, si consideramos que solo se exige que de manera sucinta se


señalen en el escrito de oposición dichas razones, será justamente en la
contestación de la demanda o en la vista del juicio verbal el momento
procesal en que deberá exponer latamente dichos motivos de oposición,
pues, el contradictorio tiene lugar no en el monitorio, sino en el ordinario
posterior a el.

Respecto de la posibilidad de aportar documentos y otros medios


probatorios que apoyen sus razones de oposición, nos parece obvio que es
precisamente en el declarativo posterior al monitorio el momento en que
deben presentarse, pues, al formular la oposición, no se exige la
presentación de ningún tipo de prueba359.

359
En este sentido, se declaro por SAP Sevilla, Secc. 5ª, de 12 de Septiembre de
2003, que no es en la oposición cuando debe el deudor acompañar los documentos que
la fundan, “pues en un juicio verbal en el acto de la vista cuando el demandado ha de
aportar documentos (art. 264 y 265.4 de la LEC), no teniendo obligación (o “carga”,
como decimos nosotros) de aportarlos con el escrito de oposición a la reclamación del
monitorio”.

245
Sin embargo, surge la duda de si es posible alegar en la contestación
a la demanda o en la vista del juicio verbal causas de oposición a la deuda
no alegadas en el escrito de oposición al requerimiento de pago, es decir,
debemos preguntarnos si son o no vinculantes las causas de oposición
alegadas en el escrito de oposición respectivo.

Al respecto, nuestra postura es que las causas de oposición alegadas


en el escrito de oposición no son vinculantes360, pues, hemos sostenido que
el único fin de la oposición es exteriorizar la voluntad del deudor de poner
fin al monitorio y de debatir el asunto, si el acreedor así lo desea, en un
juicio declarativo ordinario posterior, no pudiendo equipararse de ninguna
forma a la contestación de una demanda.

Asimismo, no figura en ninguna parte de la LEC que precluyan las


razones para oponerse al momento de interponerse el escrito de
oposición361, sino, muy por el contrario, señala el art. 818.1 que “si el
deudor presentare escrito de oposición dentro de plazo, el asunto se
resolverá definitivamente en juicio que corresponda, teniendo la sentencia
que se dicte fuerza de cosa juzgada”, es decir, no solo no dice que opere una

360
En el mismo sentido, entre otros, ORTELLS RAMOS, Manuel, op. cit., y
RAMOS ROMEAU, Francisco, op. cit. La misma solución debe aplicarse pensamos en
aquellos casos en que el acreedor en el respectivo escrito de oposición se limite a negar
la deuda.
361
En igual sentido, ORTELLS RAMOS, Manuel, op cit.

246
preclusión respecto de las causas alegadas en la oposición, sino que indica
que la simple oposición provocara que el asunto deba resolverse en otro
juicio.

Además, debemos tener presente que el acreedor, en su petición


inicial, solo acompañara un principio de prueba, y no debe más que revelar
el origen y la cuantía de la deuda (arts. 812 y 814 LEC), por lo que el
deudor, al momento de la oposición, probablemente no tendrá claro los
argumentos de fondo que tiene el acreedor, argumentos que pensamos
pueden profundizarse por parte del acreedor en el juicio ordinario, pudiendo
este además presentar nuevas pruebas para apoyar su pretensión, por lo que
es justo darle al deudor la posibilidad de oponer todas las razones que tenga
para no pagar, pues de lo contrario se estaría beneficiando indebidamente al
actor y quebrando el principio de igualdad entre las partes.

Por lo demás, los procesos ordinarios son procesos independientes


del monitorio y se rigen por sus propias reglas, existiendo entre ellos una
vinculación mínima, por lo que el deudor “no queda limitado en cuanto a
las excepciones oponibles por lo alegado para fundamentar su oposición en
el monitorio; tan es así que no se duda de la posibilidad de formular
reconvención contra el primitivo demandante del proceso monitorio”362.

Sin embargo, alguna jurisprudencia ha optado por la tesis contraria,


es decir, ha señalado que en el juicio ordinario posterior al monitorio solo

362
SAP Cádiz, Secc. 2ª, de 04 de Junio de 2003.

247
pueden alegarse las mismas razones que sucintamente se alegaron en el
escrito de oposición. Así, una sentencia de la AP de Valencia ha declarado
que “la cuestión se vincula con el art. 815 LEC que, refiriéndose al
contenido del escrito de oposición, exige que en él el deudor ‘alegue
sucintamente las razones por las que, a su entender, no debe la cantidad
reclamada’. Tal exigencia de que se exponga ‘sucintamente’ esas razones
no es gratuita, responde al principio de la buena fe procesal (art. 11 LOPJ,
art. 247.1 LEC), que impone a las partes el deber de no ocultar a la contraria
los fundamentos de su pretensión, de modo que, no le es dado reservarse
‘las razones’, sino que debe exponerlas, aunque de manera sucinta… el art.
136 LEC contempla, con carácter general, el efecto preclusivo del
transcurso del término señalado para la realización de los actos procesales,
de modo que la conjunción de ambos principios, el de buena fe y el de
preclusión, nos llevan a concluir que, sin constreñir el derecho de defensa,
sólo podrán ser desarrolladas en el juicio posterior las razones que hubieren
sido alegadas en el escrito de oposición, pero no aquellas otras que,
conocidas ya entonces por el deudor, no las hubiere desvelado”363.

No obstante los argumentos expuestos en esta sentencia, mantenemos


nuestra postura en cuanto a que es perfectamente posible y lícito el oponer
en la vista del juicio verbal o en la contestación de la demanda en el juicio
ordinario razones de oposición no alegadas en el escrito de oposición al
requerimiento de pago.

363
SAP Valencia, Secc. 6ª, de 22 de Junio de 2002. En igual sentido, SAP
Vizcaya, Secc. 3ª, de 04 de Enero de 2005.

248
En este tema, pensamos que el no admitir que se aleguen en el juicio
ordinario motivos no alegados en la oposición es desconocer la naturaleza y
objeto del escrito de oposición, que no es más que un simple escrito cuyo
objetivo es manifestar la voluntad del deudor de poner fin al proceso
monitorio y, si el acreedor así lo desea, discutir la deuda en el proceso
declarativo ordinario que corresponda364.

364
En el mismo sentido LÓPEZ SÁNCHEZ, Javier. op. cit. pp. 228 y 229, para
quien el escrito de oposición es un simple acto de enervación de la eficacia que el
proceso monitorio podría tener que exige un mínimo de fundamentación, pues “el
momento oportuno para manifestar contradicción entre las distintas posturas procesales
se encontraría en el enfrentamiento entre la demanda y su contestación –en el juicio
ordinario- o de las declaraciones de los representantes de las partes –en la vista del juicio
verbal-.

249
CONCLUSIONES

Luego de haber analizado el procedimiento monitorio en materia


civil, podemos concluir lo siguiente:

1. Si bien existen distintas variantes del procedimiento monitorio,


todas ellas tienen en común ciertas características esenciales: 1) que la
orden condicionada de pago se libra por el juez a base de la sola afirmación,
unilateral (inaudita et altera parte) y no probada (o probada minimamente,
en grado de plausibilidad, bastando la apariencia del derecho del supuesto
acreedor a cobrar una deuda), del acreedor, sin que se realice una cognición
plena sobre la demanda monitoria y sus fundamentos; y 2) Que la oposición
del deudor pone fin al juicio monitorio, debiendo ahora discutirse la
procedencia de la deuda en un procedimiento ordinario.

2. El fundamento del proceso monitorio, más que buscarlo en la


falta de cognición (o cognición superficial de la demanda y sus documentos,
según sea el caso), está en que la inercia del deudor requerido de pago hace
suponer que este (el deudor) efectivamente debe la cantidad expresada en la
solicitud de monición.

3. Una de las criticas que pensamos puede hacérsele al


procedimiento monitorio español es el establecimiento de la carga de
acreditar documentalmente la deuda, pues, sobretodo cuando se exigen

250
documentos que pueden ser confeccionados incluso unilateralmente por el
supuesto acreedor, sin que deban cumplir casi ninguna formalidad, lo cual
solo conlleva discusiones acerca de si los documentos acompañados a la
solicitud monitoria son de aquellos prescritos por la ley como aptos para
iniciar un juicio monitorio o no. De hecho, justamente es en este punto una
de las materias en que más jurisprudencia con posturas contradictorias
existe.

4. Pensamos por eso –y remontándonos al “espíritu” del


procedimiento monitorio-, que no es conveniente, realizar esta exigencia,
aunque admitimos que en países donde se aplica por primera vez un
procedimiento de estas características, la exigencia de acreditar la deuda
documentalmente, aunque sea con documentos muy simples, evitará críticas
del legislador y excusas de los magistrados para aplicar este procedimiento.
Sin embargo, y por las razones antes expuestas, optamos por aplicar en un
futuro procedimiento monitorio chileno, desde sus inicios, un sistema
“puro” o “sin prueba”. Por lo demás, creemos que pasar de un sistema a
otro traerá más complicaciones que beneficios, por lo que es mejor desde un
principio aclarar el que nos parece más apto para sus fines y establecerlo.
En todo caso, sea que se exija un documento “simple” (y no un título
ejecutivo) o sea que baste con la sola aseveración del acreedor de que se le
debe determinada cantidad sin que se exija documento alguno que acredite
la deuda, creemos facilitará el cobro de deudas de profesionales, pequeñas y
medianas empresas, y, en especial, de las denominadas “microempresas”.

251
5. Para evitar las críticas del legislador y excusas de los
magistrados para aplicar este procedimiento, pensamos es recomendable
también fijar inicialmente un valor máximo para su aplicación, el cual
puede ser aumentado o derogado a medida que este procedimiento se vaya
arraigando en la cultura jurídica chilena.

6. Al ser mínimas las formalidades para iniciar un juicio


monitorio, y en virtud de la defensa a que tiene derecho el supuesto deudor,
pensamos que solo puede intimárselo personalmente, debiéndosele dar
además un plazo razonable para poder defenderse, sin perjuicio que el
procedimiento siempre deberá iniciarse en el lugar donde tenga su
domicilio, residencia, trabajo o donde pueda ser habido el deudor.

7. Al igual que en España y en otros países, pensamos que una de


las virtudes del proceso monitorio es la no exigencia de abogado o
representante legal alguno para presentar el escrito de petición monitoria.
Sin embargo, para que no pase lo que hoy pasa en Chile en que tampoco se
exige en principio abogado pero las personas recurren de todas formas a
ellos -como en los juicios de arrendamiento o de violencia intrafamiliar- al
no saber como llenar el “formulario” que hace las veces de demanda,
pensamos que es fundamental crear, en los mismos tribunales, una Oficina
que se dedique a asesorar a los usuarios del monitorio en el tema, evitando
así escritos que luego sean rechazados por el juez por falta de formalidades
u otro motivo y de recargar de trabajo a la Corporación de Asistencia
Judicial u otros entes que gratuitamente presten servicios jurídicos. Este

252
punto es especialmente importante, pues, en España, se ha constatado que, a
pesar de no ser necesaria la representación de abogado o procurador en una
primera etapa, en la práctica, los usuarios del monitorio recurren a ellos.

8. Necesario es señalar que, si el requerimiento de pago no es


impugnado por el deudor, el juez decretara ejecución, y esta ejecución es
equivalente a una sentencia firme de condena, el cual es el más expeditivo
de los títulos ejecutivos, pues, al igual que en Chile –y en razón de la
naturaleza del título-, solo se permite luego al deudor oponer determinadas
excepciones, y no todas las que se permiten en un juicio ejecutivo iniciado
en virtud de otro título ejecutivo, lo cual lo hace sumamente conveniente y
rápido para el acreedor, produciendo además la orden de ejecución del juez
cosa juzgada.

9. Tal como lo expresamos en nuestra “Propuesta de Bases de una


Normativa para un Procedimiento Monitorio Chileno, pensamos que es
Juez, al examinar, aunque sea superficialmente el escrito, puede no solo
rechazarlo por la falta de formalidades, sino además cuando sea evidente
que el cobro de la deuda es irrisorio o injustificado (por ej. el cobro de una
deuda que ha simple vista ha prescrito hace más de 50 años).

10. Al constatarse que en Europa que el porcentaje de demandas (o


peticiones, para ser más exactos) sin oposición varia entre el 50% y el 80%
(a veces más incluso) de todos los órganos jurisdiccionales ordinarios
civiles inferiores (EM de la PRE), es lógico en virtud del principio de

253
economía procesal (entre otros) implantar un procedimiento como el
monitorio.

11. De acuerdo a la “Memoria del Consejo del Poder Judicial del


año 2005” Libro II, Madrid, página 75), que contiene las estadísticas del
año 2004, es decir, a solo cuatro años de vigencia de la nueva LEC y del
procedimiento monitorio, este ya es el procedimiento más empleado. En
2004 ingresaron 272.476, lo que representa un 38,15% del total de asuntos
contenciosos ingresados, lo cual -si bien todavía no es tan ocupado como en
otros países (por ej. Italia)-, es notable constatar que un procedimiento tan
novedoso, a solo 4 años de su entrada en vigencia, ya sea el más empleado.

12. De las mismas estadísticas recién mencionadas, puede


constatarse que efectivamente la oposición de los deudores es baja. Los
porcentajes del monitorio el año 2004 fueron los siguientes:
a) Pago: 17,85%
b) Ejecución: 43,65%
c) Transformación a juicio verbal: 5,80%
d) Transformación a juicio ordinario: 3,50%
e) Otras (por ej. pago extrajudicial): 29,20%

13. Pensamos que implementar un procedimiento monitorio en


Chile (como se ha hecho en varios países europeos y en Brasil y Uruguay)
haciendo previamente las modificaciones legales e incluso de
infraestructura de los Tribunales, entre otros aspectos, ayudaría de gran

254
manera a ponerle fin a los problemas antes mencionados en estas
conclusiones, y a facilitar el tráfico comercial, con lo cual podría
favorecerse al crecimiento económico desde el ámbito legal.

255
PROPUESTA DE BASES DE UNA NORMATIVA PARA UN
PROCEDIMIENTO MONITORIO CHILENO

1.- Consideraciones previas

Para terminar la presente memoria, y considerando lo que


anteriormente hemos expuesto de la doctrina y experiencia europea y
española principalmente, hemos elaborado unas bases para un futuro
procedimiento monitorio que se ajuste a la realidad chilena.

2.- Desarrollo de la propuesta

Artículo 1

COMPETENCIA

Será exclusivamente competente para conocer del proceso monitorio


el Juez de Primera Instancia365 de la comuna en que se ubique el domicilio o

365
Si bien en la actual propuesta postulamos que sea el Juez de Letras de Primera
Instancia el órgano jurisdiccional competente para conocer del monitorio, pueden
considerarse otras alternativas. Así por ejemplo en Alemania es competente para
conocer del monitorio en su primera fase el Secretario Judicial (Rechtspfleger) y en
Suecia lo es el Servicio público de ejecución forzosa (Kronofogdemyndighet). El órgano
jurisdiccional competente tiene importancia sobre todo si consideramos que uno de los
motivos para introducir en un determinado ordenamiento jurídico un procedimiento de
estas características es el dar una tutela al crédito dinerario rápida y eficaz, pero, además,
descongestionar los Tribunales y en especial permitir a los Jueces focalizarse en asuntos
contenciosos de mayor complicación que el procedimiento en cuestión.

256
residencia del deudor o, si no fueren conocidos, el del lugar en que el
deudor pudiera ser hallado a efectos del requerimiento de pago por el
tribunal.

No serán aplicables en ningún caso las reglas sobre prórroga de la


competencia consagradas en el Titulo ____ del Libro _______.

Artículo 2

ÁMBITO DE APLICACIÓN DEL PROCEDIMIENTO


MONITORIO

El procedimiento monitorio solo podrá ser utilizado para reclamar el


pago de deudas que cumplan con los siguientes requisitos:

1. Que consistan en una cantidad líquida de dinero efectivo,


expresada en moneda nacional.

2. Que se encuentren vencidas y sean actualmente exigibles.

3. Que la cantidad total de la o de las deudas366 cuyo cobro se

366
Creemos conveniente dejar establecido en la Ley que pueden reclamarse en
un mismo proceso las varias deudas que tenga un mismo acreedor en contra de un
mismo deudor, siempre y cuando el total de ellas no exceda la cantidad máxima que se
podrá solicitar por la vía del monitorio.

257
solicita no exceda de ____________ pesos (o U.T.M.)367.

4. Que la deuda cuyo pago se reclama no se encuentre prescrita.

Artículo 3

PETICIÓN INICIAL

El requerimiento de pago se solicitará mediante petición del acreedor


que podrá contenerse en formularios368 que se encontraran a disposición de

Asimismo, pensamos que es admisible que un acreedor cuyo crédito supere la


cuantía máxima permitida reclamar por los cauces del monitorio renuncie a una parte de
ella para poder tramitar su cobro por esta vía.
Lo que no consideramos lícito es que una deuda que exceda la cuantía máxima
sea fraccionada y cobrada en distintos procesos monitorios, siendo constitutiva dicha
hipótesis de fraude procesal.
367
Pensamos que es conveniente limitar la cantidad de dinero a cobrar en el
procedimiento monitorio, pues, en caso contrario –y considerando las graves
consecuencias que tiene la incomparecencia del deudor y la falta de cualquier título que
acredite la deuda-, los Tribunales se mostraran reacios a emitir el mandamiento de pago
por la cantidad solicitada, pudiendo llegar a ser excesivamente meticulosos y exigentes
al momento de realizar el examen de admisibilidad de la petición inicial.
Una vez que el monitorio se haya aceptado como un procedimiento eficiente para
el cobro de créditos cuya probabilidad de ser impugnados es baja, debería modificarse la
Ley y no limitar la cuantía máxima de los créditos reclamados por la vía del monitorio.
Sin embargo, -y mirado desde otro punto de vista-, si se decide que es mejor el sistema
que no limita la cuantía, quizás sea mejor legislar de inmediato en este sentido, y así
evitar malentendidos posteriormente si se decide introducir primero un sistema que
limita la cuantía para posteriormente establecer otro en que esta no tenga limite.
368
Estimamos que es indispensable para el buen funcionamiento de este
procedimiento –sobretodo considerando que no es preceptivo valerse de abogado para la
presentación de la petición inicial, no solo que los mencionados formularios sean
fácilmente entendibles para personas sin conocimientos jurídicos, sino que además

258
quien los solicite tanto en los Tribunales como en la página web del Poder
Judicial de la República de Chile.

En dicha petición inicial deberá indicarse:

1. La identidad del deudor.

2. El domicilio o domicilios del acreedor o el lugar en que


residiera o pudiera ser hallado.

3. El domicilio o domicilios del deudor o el lugar en que residiera


o pudiera ser hallado369.

4. El origen de la deuda.

5. La cuantía de la deuda y los intereses reclamados.

exista en los mismos Tribunales personal preparado para ayudar a completar estos
formularios y responder las dudas de los peticionarios.
369
El acreedor, de acuerdo a lo expuesto, tiene entonces la posibilidad de señalar
en su escrito de petición inicial más de un domicilio, lugar de residencia o lugar en que
pudiera ser hallado el deudor, con lo cual se aumentan las posibilidades de encontrar al
deudor a efectos de notificarlo y darle así efectividad al requerimiento de pago, lo cual le
ahorra además al acreedor, en el evento de que no sea hallado el deudor uno de los
lugares mencionados, el tener que presentar un nuevo escrito. Ahora bien, pensamos
nosotros que solo será posible señalar distintos domicilios cuando todos ellos se
encuentren dentro del mismo territorio en que en que tiene competencia el Juez que
deberá de conocer del monitorio.

259
6. La solicitud de que se requiera de pago al deudor para que en el
plazo de quince días, pague la cantidad reclamada, más los intereses y
costas, y para el caso de que el deudor no pague la deuda ni dé razones por
escrito para no hacerlo, se dicte resolución ordenando el embargo de bienes
suficientes del deudor para cubrir dicha cantidad más los intereses y costas
que procedan.

7. La firma del acreedor solicitante.

No será necesaria la representación de abogado para presentar la


petición inicial, pero, en caso de valerse de tal profesional, deberá indicarse
dicha situación en la petición.

Artículo 4

DESESTIMACIÓN DE LA PETICIÓN INICIAL

1. La petición inicial será desestimada:


a) Cuando no se cumpla con algunos de los requisitos señalados
en los artículos 1, 2 y 3 anteriores.
b) Cuando el requerimiento de pago no pueda ser emitido por la
totalidad de la deuda.

2. En contra de la resolución que desestime la petición inicial no


procederá recurso alguno, salvo la reposición ante el mismo Tribunal.

260
3. La desestimación no obstará para que el acreedor incoe un
procedimiento ordinario en relación a la misma deuda. Si el defecto que
motivó la desestimación fuere subsanable, tampoco obstará la
desestimación para que el acreedor inicie un nuevo370 proceso monitorio,
una vez subsanados los mencionados defectos.

Artículo 5

REQUERIMIENTO DE PAGO

Si se cumplen los requisitos señalados en los artículos 1, 2 y 3


precedentes y estima el Juez como razonablemente justificado371 el cobro de

370
Con “nuevo” no me refiero necesariamente a otro distinto (por ej. con un
petitorio distinto), sino que puede ser el mismo procedimiento ahora subsanado.
371
Con el término “razonablemente justificado” queremos significar que, luego
de una cognición sumaria y superficial, no parece como un elemento “irrisorio” o
carente de plausibilidad la existencia de la deuda, es decir, se le entrega completa
libertad al Juez para que aprecie la deuda que origina el monitorio, otorgándosele la
facultad de desestimar la petición si aparece como totalmente injustificada la petición.
En todo caso, pensamos que este es una situación a discutir en el seno de la
Comisión por la distorsión que puede producir esta facultad en un sistema monitorio
como el que se pretende introducir, más cercano al monitorio “puro” adoptado en países
como Alemania que al monitorio “documental” adoptado por países como Italia..
Además, esta facultad podría ser contradictoria con lo señalado en el punto
número 1 de este mismo artículo, es decir, con la advertencia que se le hace al deudor de
que el Tribunal no ha examinado la justificación de la deuda antes de expedir el aviso.
Ahora bien, cualquiera sea la hipótesis, la admisión de la petición no implicará de
ninguna manera que el Juez considere como existente la deuda ni menos aún que al
acreedor le corresponde la pretensión invocada.

261
la deuda, el Juez despachara requerimiento de pago en contra del deudor, el
cual deberá contener:

1. La advertencia de que el Tribunal no ha examinado la


justificación de la deuda antes de despachar el requerimiento de pago372.

2. La orden de que en el plazo de 15 días contados desde aquel en


que se realizo la notificación del requerimiento de pago, pague al
peticionario la cantidad adeudada más los intereses y gastos que procedan,
acreditándolo ante el Tribunal, o que comunique a éste su oposición al
requerimiento de pago, lo cual podrá hacer mediante el formulario de
oposición que se adjunta al presente requerimiento de pago y que además se
encontrará disponible en los Tribunales y en la página web del Poder
Judicial de la República de Chile.

3. La advertencia de que de no presentarse oposición o de rechazarse

372
Otra opción es, como señala el art. 692.1.2. ZPO, advertir que el Tribunal “no
ha entrado en el examen de si al solicitante le corresponde la pretensión invocada”.
Asimismo, si el Juez debe realizar una revisión mínima de la plausibilidad de la petición,
pude incluirse en el artículo la palabra “someramente”, quedando así: “La advertencia de
que el Tribunal no ha examinado la justificación de la deuda antes de despachar el
requerimiento de pago o que solo lo ha hecho someramente.

262
ésta por el Tribunal, se despachara de oficio373 en su contra mandamiento de
ejecución y embargo, iniciándose un juicio ejecutivo en su contra.

Artículo 6

NOTIFICACIÓN DEL REQUERIMIENTO DE PAGO

El requerimiento de pago se notificará de oficio por el Tribunal al


deudor requerido.

Por la notificación se interrumpirá la prescripción y se dará lugar a la


litispendencia374.

Solo podrá notificarse al deudor personalmente en conformidad con


lo dispuesto en el artículo _____________ de este Código.

373
Pensamos que, a diferencia de lo estatuido por el sistema alemán, no es
necesario que el acreedor solicite una vez expirado el plazo que se emita mandato de
ejecución. En este sentido, nos parece mejor el sistema español, en el cual, según la
mayoría de la jurisprudencia, no es necesario hacer gestión alguna por parte del
acreedor peticionario para que ante la incomparecencia del deudor se despache en su
contra ejecución.
374
Los efectos de la notificación del requerimiento de pago son los mismos que
los producidos por la notificación de una demanda ordinaria. Sin embargo, puede no ser
superfluo señalarlos a propósito del monitorio, pues es previsible que se inicie –al igual
como ha ocurrido en otros países- una discusión acerca de la naturaleza jurisdiccional o
voluntaria del monitorio, y en particular acerca de la naturaleza que tiene la petición
inicial, es decir, si es o no asimilable a una demanda.

263
Artículo 7

INCOMPARECENCIA DEL DEUDOR Y DESPACHO DE LA


EJECUCIÓN

Si el deudor requerido no presentare oposición o si esta fuere


rechazada por el Tribunal por no cumplir con algún requisito de forma o por
presentarse fuera de plazo, éste dictará de oficio mandamiento de ejecución
y embargo por la cantidad adeudada más los intereses, finalizando así el
monitorio e iniciándose un juicio ejecutivo que se regirá por las normas
contenidas en el Libro ______ del Título ________ de este Código para la
ejecución de las sentencias judiciales.

Artículo 8

OPOSICIÓN DEL DEUDOR

El deudor requerido podrá formular dentro del plazo de 15 días,


contados desde aquel en que se le notificó el requerimiento de pago,
oposición ante el Tribunal requirente por una parte o por la totalidad de la
deuda.

Dicha oposición deberá formularse por escrito y podrá contenerse en


un formulario que se adjuntará al requerimiento de pago y que además se

264
encontrará disponible en los Tribunales y en la página web del Poder
Judicial de la República de Chile375. El escrito de oposición deberá ir
firmado por abogado habilitado.

En ella, deberá el deudor requerido señalar las razones por las cuales
no debe en todo o en parte la deuda u otros motivos por los cuales no debe
en definitiva despacharse ejecución en su contra.

Las razones esgrimidas por el deudor para oponerse al requerimiento


de pago no serán vinculantes para en el eventual proceso declarativo
ordinario en contradictorio que se lleve a cabo posteriormente376.

Artículo 9

PROCEDIMIENTO POSTERIOR A LA OPOSICIÓN

375
Una opción a explorar es la posibilidad de oponerse vía Internet, para lo cual
podría asignársele a cada requerimiento de pago una clave que, junto con el número de
cédula de identidad del deudor, le permitiera desde cualquier computador conectado a la
red oponerse, pudiendo incluso a cada abogado habilitado asignársele alguna clave o
firma electrónica para que tampoco el tenga que concurrir al Tribunal. En fin, las
posibilidades son muchas y, no siendo nosotros expertos en informática, no estamos
calificados para proponer medidas concretas, pero, sin duda, ante la necesidad de ir cada
vez más “informatizando” la labor judicial, un procedimiento simple como el monitorio
ofrece una excelente oportunidad para explorar e incorporar nuevas tecnologías que, a
futuro, pueden extenderse a otros procedimientos.
376
De esta forma, creemos posible equilibrar la exigencia de seriedad que
requiere la oposición, con la realidad de que la verdadera contradicción se desarrollará
no en el monitorio –el cual finaliza una vez que se interpone en tiempo y forma la
oposición- sino en el eventual proceso declarativo ordinario posterior al monitorio,
proceso en el cual se va a discutir acerca del fondo de la pretensión.

265
Formulada oposición por el deudor en tiempo y forma, finalizará el
proceso monitorio.

Esta resolución será notificada de oficio a ambas partes, y contra ella


no procederá recurso alguno salvo la reposición ante el mismo Tribunal.

Cualquiera de las partes podrá iniciar ante el mismo Tribunal ante el


cual se sustanció el monitorio el procedimiento ordinario que corresponda
en razón de la cuantía de la oposición, rigiéndose dicho proceso en su
totalidad por las normas contenidas en el Título _______ del Libro _______
de este mismo Código.

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273
ANEXOS

1) Normativa contenida en la Ley de Enjuiciamiento Civil española


sobre el procedimiento monitorio.
2) Tabla comparativa de los distintos procedimientos monitorios
utilizados en algunos países europeos.

274
ANEXOS

1.- NORMATIVA CONTENIDA EN LA LEY DE


ENJUICIAMIENTO CIVIL ESPAÑOLA SOBRE EL
PROCEDIMIENTO MONITORIO (ARTS. 812 A 818 LEC)

ARTÍCULO 812 (Casos en que procede el proceso monitorio.)


1. Podrá acudir al proceso monitorio quien pretenda de otro el pago
de deuda dineraria, vencida y exigible, de cantidad determinada que no
exceda de cinco millones de pesetas (30.000 euros), cuando la deuda de esa
cantidad se acredite de alguna de las formas siguientes:

1.ª Mediante documentos, cualquiera que sea su forma y clase o el


soporte físico en que se encuentren, que aparezcan firmados por el deudor o
con su sello, impronta o marca o con cualquier otra señal, física o
electrónica, proveniente del deudor.
2.ª Mediante facturas, albaranes de entrega, certificaciones,
telegramas, telefax o cualesquiera otros documentos que, aun
unilateralmente creados por el acreedor, sean de los que habitualmente
documentan los créditos y deudas en relaciones de la clase que aparezca
existente entre acreedor y deudor.

275
2. Sin perjuicio de lo dispuesto en el apartado anterior y cuando se
trate de deudas que reúnan los requisitos establecidos en dicho apartado,
podrá también acudirse al proceso monitorio, para el pago de tales deudas,
en los casos siguientes:
1.º Cuando, junto al documento en que conste la deuda, se aporten
documentos comerciales que acrediten una relación anterior duradera.
2.º Cuando la deuda se acredite mediante certificaciones de impago
de cantidades debidas en concepto de gastos comunes de Comunidades de
propietarios de inmuebles urbanos.

ARTÍCULO 813 (Competencia.)


Será exclusivamente competente para el proceso monitorio el Juez de
Primera Instancia del domicilio o residencia del deudor o, si no fueren
conocidos, el del lugar en que el deudor pudiera ser hallado a efectos del
requerimiento de pago por el tribunal, salvo que se trate de la reclamación
de deuda a que se refiere el número 2.º del apartado 2 del artículo 812, en
cuyo caso será también competente el tribunal del lugar en donde se halle la
finca, a elección del solicitante.

En todo caso, no serán de aplicación las normas sobre sumisión


expresa o tácita contenidas en la sección 2.ª del capítulo II del Título II del
Libro I.

276
ARTÍCULO 814 (Petición inicial del procedimiento monitorio.)
1. El procedimiento monitorio comenzará por petición del acreedor
en la que se expresarán la identidad del deudor, el domicilio o domicilios
del acreedor y del deudor o el lugar en que residieran o pudieran ser
hallados y el origen y cuantía de la deuda, acompañándose el documento o
documentos a que se refiere el artículo 812.
La petición podrá extenderse en impreso o formulario que facilite la
expresión de los extremos a que se refiere el apartado anterior.

2. Para la presentación de la petición inicial del procedimiento


monitorio no será preciso valerse de procurador y abogado.

ARTÍCULO 815 (Admisión de la petición y requerimiento de pago.)


1. Si los documentos aportados con la petición fueran de los previstos
en el apartado 2 del artículo 812 o constituyeren, a juicio del tribunal, un
principio de prueba del derecho del peticionario, confirmado por lo que se
exponga en aquélla, se requerirá mediante providencia al deudor para que,
en el plazo de veinte días, pague al peticionario, acreditándolo ante el
tribunal, o comparezca ante éste y alegue sucintamente, en escrito de
oposición, las razones por las que, a su entender, no debe, en todo o en
parte, la cantidad reclamada.
El requerimiento se notificará en la forma prevista en el artículo 161
de esta Ley, con apercibimiento de que, de no pagar ni comparecer
alegando razones de la negativa al pago, se despachará contra él ejecución
según lo prevenido en el artículo siguiente.

277
2. En las reclamaciones de deuda a que se refiere el número 2.º del
apartado 2 del artículo 812, la notificación deberá efectuarse en el domicilio
previamente designado por el deudor para las notificaciones y citaciones de
toda índole relacionadas con los asuntos de la comunidad de propietarios. Si
no se hubiere designado tal domicilio, se intentará la comunicación en el
piso o local, y si tampoco pudiere hacerse efectiva de este modo, se le
notificará conforme a lo dispuesto en el artículo 164 de la presente Ley.

ARTÍCULO 816 (Incomparecencia del deudor requerido y


despacho de la ejecución. Intereses.)
1. Si el deudor requerido no compareciere ante el tribunal, éste
dictará auto en el que despachará ejecución por la cantidad adeudada.

2. Despachada ejecución, proseguirá ésta conforme a lo dispuesto


para la de sentencias judiciales, pudiendo formularse la oposición prevista
en estos casos, pero el solicitante del proceso monitorio y el deudor
ejecutado no podrán pretender ulteriormente en proceso ordinario la
cantidad reclamada en el monitorio o la devolución de la que con la
ejecución se obtuviere.

Desde que se dicte el auto despachando ejecución la deuda devengará


el interés a que se refiere el artículo 576.

278
ARTÍCULO 817 (Pago del deudor.)
Si el deudor atendiere el requerimiento de pago, tan pronto como lo
acredite, se le hará entrega de justificante de pago y se archivarán las
actuaciones.

ARTÍCULO 818 (Oposición del deudor.)


1. Si el deudor presentare escrito de oposición dentro de plazo, el
asunto se resolverá definitivamente en juicio que corresponda, teniendo la
sentencia que se dicte fuerza de cosa juzgada.
El escrito de oposición deberá ir firmado por abogado y procurador
cuando su intervención fuere necesaria por razón de la cuantía, según las
reglas generales.
Si la oposición del deudor se fundara en la existencia de pluspetición,
se actuará respecto de la cantidad reconocida como debida conforme a lo
que dispone el apartado segundo del artículo 21 de la presente Ley.

2. Cuando la cuantía de la pretensión no excediera de la propia del


juicio verbal, el tribunal procederá de inmediato a convocar la vista.
Cuando el importe de la reclamación exceda de dicha cantidad, si el
peticionario no interpusiera la demanda correspondiente dentro del plazo de
un mes desde el traslado del escrito de oposición, se sobreseerán las
actuaciones y se condenará en costas al acreedor. Si presentare la demanda,
se dará traslado de ella al demandado conforme a lo previsto en los artículos
404 y siguientes de la presente Ley.

279
2.- TABLA COMPARATIVA DE LOS DIFERENTES
PROCEDIMIENTOS MONITORIOS UTILIZADOS EN ALGUNOS
PAISES EUROPEOS

ALEMANIA FRANCIA ITALIA ESPAÑA

CUANTÍA Sin límite, Sin límite, Sin límite, Hasta treinta


siempre que siempre que siempre que mil euros (o
sea cuantía sea cuantía sea suma cinco millones
determinada determinada líquida. de pesetas)
También cabe
para conseguir
la entrega de
cosa mueble
determinada
DEFENSA Y No se exige ni No se exige ni Se exige sólo No se exige ni
REPRESENTACIÓN Abogado ni Abogado ni Abogado Abogado ni
Procurador Procurador Procurador,
pero si en la
fase de
ejecución, si la
reclamación
supera los
novecientos
euros

TÍTULO QUE DEBE No es Cualquiera, Cualquiera Cualquier


PRESENTARSE necesario en siempre que que sea escrito documento
todos los casos provenga de (pólizas,
documento obligación documentos
escrito contractual o privados,
estatutaria o telegramas,
cambiaria documentos
contables
sellados)

280
EFECTOS Cosa juzgada, Cosa juzgada Cosa juzgada Cosa juzgada
DERIVADOS aunque cuando
se funde en
documentos
cambiarios,
cabe que el
demandado se
reserve sus
derechos

281
282

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