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En el año 2005 se publicó el Informe del Grupo de Expertos sobre el principio precautorio de la
Comisión Mundial de Ética del Conocimiento Científico y la Tecnología (COMEST), elaborado
a pedido de la UNESCO (documento disponible en:
http://unesdoc.unesco.org/images/0013/001395/139578s.pdf), en el cual se ha desarrollado
con detalle las definiciones y problemas básicos para la comprensión y aplicación del
señalado principio. El Informe reconoce ciertos elementos compartidos en la definición y
aplicación del principio a nivel científico y de elaboradores de políticas públicas a nivel global,
tales como:
Sobre la base de lo señalado, el Informe trae consigo una definición referencial del principio:
“Cuando las actividades humanas pueden acarrear un daño moralmente inaceptable que es
científicamente plausible pero incierto, se adoptarán medidas para evitar o disminuir ese daño.
El juicio de plausibilidad [del daño] deberá basarse en un análisis científico. El análisis tendrá
que ser permanente de modo que las medidas resueltas puedan reconsiderarse.
La incertidumbre podrá aplicarse a la capacidad o a los límites del posible daño, pero no se
circunscribirá necesariamente a esos elementos.
Las medidas constituyen intervenciones iniciadas antes de que sobrevenga el daño y que
procuran evitarlo o disminuirlo. Deberá optarse por medidas que sean proporcionales a la
gravedad del daño potencial, habida cuenta de sus consecuencias positivas y negativas, y se
procederá a una evaluación de las repercusiones morales tanto de la acción como de la
inacción. La elección de la acción deberá ser el resultado de un proceso de participación.”
b) Debe dejarse muy en claro que el principio no se aplica ante la simple ausencia de
información sobre el hecho, sus causas y consecuencias. El conocimiento científico relaciona
hoy en día la presencia de ciertos metales pesados en el ambiente con determinados daños
en la salud de las personas. Si el Estado carece de información sobre la presencia de dicho
metal en el ambiente bajo su jurisdicción, no corresponde invocar el Principio Precautorio para
tomar medidas, pues aquí no hay incertidumbre científica, sino falta de información que
permita establecer el tipo de medidas necesarias.
d) El otro problema que se plantea es la relación que se marca entre las medidas para evitar,
eliminar o reducir el peligro y la eficacia de las mismas. Esto es muy problemático, en tanto
precisamente existe incertidumbre que impide en gran medida conocer la posible eficacia de la
medida a adoptar. Por dicha razón, las medidas pueden ser razonables, dentro de los límites
impuestos por la incertidumbre científica. La definición de las “medidas precautorias” se
constituye por lo tanto en el elemento práctico más complejo, pues se encuentra frente a toma
de decisiones en situaciones de incertidumbre. Un primer requisito evidente es que la medida
precautoria no vaya a generar más costos que los que originaría el escenario (o escenarios)
que se supone se evitaría, dentro del marco de incertidumbre existente que impide tener una
valoración más precisa de dichos costos. Es por ello que hablamos de comparar medidas
frente a escenarios probables, por lo que la medida tiende normalmente a ser conservadora,
es decir, que no toma el peor escenario posible como punto de referencia para definir las
medidas razonables.
Desde luego, la formulación actual podría ser mejorada. En todo caso proponemos la
siguiente formulación legal para el principio:
k. Precautorio; de modo que la ausencia de certeza científica no debe utilizarse como razón
para no adoptar o postergar la adopción de medidas razonables destinadas a evitar o reducir
los posibles daños al ambiente o, a través de este, a otros bienes públicos como la salud. Los
costos de las medidas deben ser razonables considerando los posibles escenarios que el
análisis científico disponible permita identificar. Luego de dictadas, la autoridad
correspondiente deberá adecuar las medidas adoptadas a los cambios en el conocimiento
científico que se vayan produciendo. El principio no es aplicable ante la simple carencia de
información suficiente para utilizar el conocimiento científico disponible.