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Black Mirror 15 Millones de Meritos y La PDF
Black Mirror 15 Millones de Meritos y La PDF
LA
EDAD DE ORO DE LAS SERIES
Resumen
Así, no sólo funcionan como alertas para el hombre y la sociedad de los peligros
de algunas decisiones y conductas, sino que iluminan su vida actual y real. En
este terreno, Black Mirror se ha erigido como una de las grandes propuestas de
los últimos años. La serie, en temporadas breves de tres capítulos, juega a
dibujar qué clase de mundo puede derivar de la subversión de valores empujada
por la tecnología.
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I. Introducción
Andy Greenwald cataloga así Black Mirror como “un Twilight Zone para la era de
la información”. Una era en la que estamos insertos, de la cual participamos y,
en último término, alimentamos. Por eso plantea cuestiones “acerca del mundo
que hemos hecho y en el cual estamos”. Según Greenwald, la propuesta de
Brooker tiene una gran fuerza porque da con la regla fundamental de la ciencia
ficción: la tecnología puede cambiar nuestras vidas, pero no lo que somos
(Greenwald, 2013).
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Para analizarlo, la antropología de Julián Marías nos ofrece categorías muy
iluminadoras. Conviene recordar la relación del filósofo con el cine, que fue muy
estrecha y fructífera. Marías fue un amante del séptimo arte y llegó a escribir más
de 1500 artículos sobre películas, semana tras semana, en Gaceta Ilustrada
(1962-1982), primero, y Blanco Negro (1988-1997), después. Una película (y
podríamos hablar de otras clases de ficción) no le anda a la zaga a un tratado de
antropología a la hora de hablar del hombre porque “la única vida real es
individual, la mía, singular, temporal, circunstancial, y su enunciado es contarla”
(Marías, 1998: 61).
El género distópico no nos habla tanto del futuro que nos depara el presente,
sino del propio presente inventando mundos a partir de él. En un contexto
histórico donde la incertidumbre ante nuevas realidades paraliza al hombre, lo
distópico surge como un ámbito donde poner en juego esas preocupaciones, y
comprobar su conveniencia o no. Sin duda tiene apariencia profética, pero en
último término sus relatos acerca del futuro hablan del presente.
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telecomunicaciones y la presencia de la tecnología en el día a día de las
personas ha incidido en la gran mayoría de ámbitos. Desde actos tan banales
como pedir un taxi, comida a domicilio o una entrevista de trabajo a distancia.
Pasando por la seguridad internacional, como las formas de terrorismo ejercidas
de cara a los medios de comunicación para incidir en la opinión pública. O,
sobretodo, en el plano interpersonal, como las nuevas formas de encontrar
pareja o la privacidad en los medios sociales.
En este terreno, Black Mirror se ha erigido como una de las grandes propuestas
de los últimos años. La serie, en temporadas breves de tres capítulos, juega a
dibujar qué clase de mundo puede derivar de la subversión de valores empujada
por la tecnología. Hereda así del cyberpunk la preocupación por la distinción
entre el hombre y la máquina, y la borrosa relación entre lo real y lo artificial.
Además, como en el cyberpunk, ya no está tan clara la posibilidad de esperanza
en esos mundos.
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personaje virtual o avatar con el que participa en los concursos como público o
en los videojuegos. Lo público se desarrolla en el espacio virtual y cada habitante
apenas mantiene contacto directo con los demás.
¿Cómo es el mundo visto hasta aquí y qué implicaciones tiene? ¿Quién es Bing
y cómo es su vida? ¿Y Abi? ¿Qué ocurre al contraponer el mundo en el que
habitan con sus propias vidas?
La asfixia que nos produce al entrar en el mundo de Bing tiene su origen en que
la estructura y elementos que lo configuran no concuerdan con los anhelos del
hombre. Ofrece unos pocos e insuficientes elementos (el alimento, el descanso,
el orden social, la higiene, el ocio), pero restringe el abanico de posibilidades que
la vida en sí misma ofrece. Sin lugar a duda Bing tiene aseguradas ciertas
condiciones físicas, las más elementales, pero anuladas otras más superiores.
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De modo análogo veamos cómo la artificialidad inunda gran parte del mundo de
nuestro protagonista, desde el modo de organización a la alimentación, pasando
por las relaciones sociales. El primer diálogo de este capítulo se refiere
precisamente a esta cuestión. Bing intenta sacar una manzana de la máquina
expendedora pero ésta se atasca. Una joven que le ha estado observando le
ayuda a sacarla y le dice: “Casi la única cosa real que hay aquí, y aun así ha
crecido en una Placa de Petri”.
a) La sociedad
b) La seguridad
El Show de Truman (Peter Weir, 1998) nos invita a una reflexión similar: el
protagonista ha nacido en un escenario que le garantiza no solo la seguridad
física, sino una coraza ante el mal. Un mundo creado ad hoc para él que incluye
“todo lo bueno de la vida”. Nada ocurre de forma azarosa, sino que responde a
un plan o guión televisivo. Su creador, el director del reallity, está convencido de
que es un bien para Truman, pero a costa de permitirle una vida auténtica.
Veremos más adelante en el caso de Bing, tal y como ocurre también en Truman,
que es un momento ‘azaroso’ el que cambia su vida.
c) El entretenimiento
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Uno de los aspectos que dibujan el panorama de Bing es la continua exposición
a programas de entretenimiento. Como ya hemos apuntado se trata de
concursos zafios en los que se humilla a la clase baja, escenas pornográficas,
videojuegos violentos,... Julián Marías distingue dos tipos de diversión. Por un
lado se entiende diversión, y está en la etimología de la palabra, como una salida
de un lugar para instalarse en otro. Entendemos así la diversión como una
“válvula de escape” mental. Marías apunta que desgraciadamente esto se da no
solo por lo fatigoso de la vida, sino cuando se está “cansado de la vida” (Marías,
2005: 191).
Otro modo de artificialidad, y tal vez donde más se hace esto patente, es en la
habitación de Bing, con sus paredes-pantalla, es el lugar más claustrofóbico de
este relato. El espejo negro que da nombre a la serie se corresponde con el
negro de las pantallas de las televisiones o los smartphones cuando están
apagados. Cuando se encienden podemos estar ante cualquier cosa: un paisaje,
una película, un youtuber o un salvapantallas (Bing amanece cada día con un
gallo en el paisaje de una granja). Pero a la vez se encuentra ante la nada.
Nuestro protagonista puede tener la sensación de estar conviviendo con otros
avatares y participando del mundo, pero en realidad no lo está.
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Lo que Bing experimenta en su habitación, y nosotros con él, es la ausencia de
lo que Marías denominó la “transparencia del mundo”. La manera del hombre de
estar “en” y “con” el mundo es su sensibilidad, “un medio transparente que me
inserta en el mundo” (Marías, 1998: 101). De forma análoga en el cosmos, de
acuerdo a la inteligencia, descubrimos un logos que comprendemos y del que
formamos parte. Así el mundo en sí mismo, para distinguirlo de la virtualidad en
la que habita Bing, ofrece al hombre una transparencia o “aptitud para dejarse
penetrar por mis proyectos”.
a) Memoria e imaginación
Esto cambia al conocer a Abi. Cuando escucha su voz en los vestuarios sale de
sí mismo para encontrarse con una realidad ajena a él. En este momento su
trayectoria vital se cruza con la de ella y adquiere nuevas perspectivas, lo vemos
en su conversación. “Me gustó cómo cantaste el otro día”, dice Bing. “Estaba
intentando cantar para que nadie me escuchara orinar. No soy Selma, o algo
así”, le quita importancia Abi. “Tienes una voz fenomenal. Era una canción
hermosa. ¿Piensas que estoy siendo cursi? (...) La realidad es cursi a veces”,
insiste Bing. “Gracias. Aunque son solo sonidos. Sonidos en el orden correcto”,
contesta Abi. “No te minimices. Eres buena”, le anima Bing. Entonces Abi le
cuenta su historia: “La canción es buena. Es antigua. Mi madre la cantaba y ella
la aprendió de su madre. Lo heredé”.
En este momento el mundo de Black Mirror, del que hasta este momento
sabíamos bien poco, se empieza a volver más respirable. Ya no es un mundo
cerrado o estático, es un mundo que tiene un pasado que instantáneamente se
caracteriza como real y genuino. Cuestiones como la familia, la tradición o la
calidez de la relación de una madre y una hija empiezan a dibujarse, cuando
hasta ahora parecían impensables.
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resuena en el pasado, nace como contraste la consciencia de que la vida actual
en la Instalación es deficiente y aparece un futuro al que proyectarse.
b) Proyecto de futuro
Existe un vínculo claro entre el acto imaginativo, con el que nos proyectamos al
futuro, y la memoria, que se alimenta de materiales “vividos y conocidos”. Ésta,
además, puede ser colectiva cuando se comparten las interpretaciones del
mundo, y es histórica en tanto que proyectiva y argumental (Marías, 1998: 191).
El mundo de Bing y Abi recupera un argumento al entrar en juego un pasado
“real”. Nuestro protagonista traza un plan de la mano de su amiga y con ella
dibuja un horizonte de esperanza. “¿Has pensado en intentarlo en Hot Shots?”,
le anima. Abi le mira sorprendida y le dice: “¿Cantar frente al juez Hope? Me
moriría…”. “¡No! Lo lograrías”, le responde Bing alegre. Abi continúa escéptica y
le contesta: “Primero, no lo creo. Y segundo, no tengo los créditos. Se necesitan
12 millones. ¿Cuánto tiempo es en la bicicleta? ¿Seis meses?”. Bing se queda
pensativo, duda, y finalmente le dice: “Te los regalaré”.
Abi rechaza la idea y le pregunta por qué no utiliza ese crédito para él. Él le
responde que lo único en lo que puede gastarlo en cosas: “Son cosas. Son
confetti. Tú tienes algo real”. Ella le responde quitándole importancia: “Me
escuchaste cantando en el baño. ¿Es eso real?”. Y Bing culmina la conversación
concentrando el núcleo de su preocupación: “Más de lo que me ha pasado este
año. (...) Mira a tu alrededor. Quiero que algo real suceda. Al menos una vez”.
c) Desilusión
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suicidarse si no escuchan lo que quiere decirles. Su discurso es pasional y sin
estructura, lo cual revela que ha intuido que la vida genuina no es la que él ha
conocido, pero no cuenta con una argumentación ordenada de lo que la vida
debería ser: “No tengo un discurso, no he planeado mis palabras (...) solo sabía
que tenía que estar aquí”. Sí hace referencia continuamente a la cuestión de lo
artificial y la realidad. Habla del rostro de los miembros del jurado, y les pide que
le escuchen “sintiendo, no procesando”. Critica la vida en la Instalación porque
“lo único que conocemos es un envoltorio”.
VI. Conclusiones
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Bibliografía
Basallo, A., 2016. Julián Marías, crítico de cine: El filósofo enamorado de Greta
Garbo. Madrid: Forcola.
Benedicto XVI (2011). Encuentro con los jóvenes de la Diócesis de San Marino.
Brooker, C (2011). The dark side of our gadget addiction. The Guardian.
Brooker, C (2013). Charlie Brooker: 'La tecnología, como toda droga, deja
secuelas' [Entrevista] (18 Marzo 2013).
Greenwald, A (2013). Through a Glass Darkly. Grantland.
Marías, J (1998). Antropología metafísica. Madrid: Alianza Editorial.
Marías, J (2005). La felicidad humana. Madrid: Alianza Editorial.
Marías, J (2012). Breve tratado de la ilusión. Madrid: Alianza editorial.
Series y filmografía
Serling, R. (Director). (1959). The Twilight Zone. [serie de televisión]. EU.: CBS.
Weir, P. (Director). (1998). Truman’s show. [película]. EU.: Paramount Pictures.
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