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Conquista de México
La Conquista de México se refiere
principalmente al sometimiento del estado
mexica o azteca, logrado por Hernán Cortés
en el nombre del rey Carlos I de España y a
favor del entonces rampante Imperio
español entre 1519 y 1521. El 13 de agosto
de este último año, la ciudad de
México-Tenochtitlan cayó en poder de los
conquistadores españoles, después de dos
años de enconados intentos bélicos, políticos
y conspirativos, en los que participaron
activamente junto con los españoles
invasores, los pueblos previamente
avasallados por los mexicas, en un afán por
rebelarse —aprovechando la alianza Tenochtitlan, mural de Diego Rivera.
circunstancial de los recién llegados— de
las condiciones de sojuzgamiento en que vivían.
Hubo otras expediciones y campañas militares, tanto de Hernán Cortés como de sus capitanes, entre 1521 y 1525, en
la zona central, norte y sur del territorio de la actual nación mexicana, las cuales fueron estableciendo paulatinamente
los límites de la Nueva España. A partir de estos acontecimientos que modificaron drásticamente la geopolítica
mundial en los albores del siglo XVI, habrían de transcurrir aproximadamente tres siglos de dominación y
colonialismo para que gran parte de los territorios se transformaran por medio de una guerra de independencia, en lo
que es hoy finalmente la República mexicana.
Las conquistas y colonizaciones de la península de Baja California, de la península de Yucatán, de la zona occidental
de lo que hoy es México —conocida como Nueva Galicia—, de la zona noreste conocida como Nuevo Reino de
León, y de la zona norte en donde se encontraba la Nueva Vizcaya fueron realizadas posteriormente por diversos
conquistadores y Adelantados.
Las fuentes principales de información de las campañas de Cortés y sus capitanes son las crónicas de Indias
redactadas en el siglo XVI, de las que destacan la Historia verdadera de la conquista de la Nueva España de Bernal
Díaz del Castillo, quien participó en las campañas bélicas, las cartas de relación de Hernán Cortés al rey Carlos I de
España, y la obra de Francisco López de Gómara, conocida como Historia general de las Indias, quien nunca pisó el
continente americano pero conoció a Cortés y se documentó con los relatos de los soldados que participaron en la
conquista.
Historia
Antecedentes de la conquista
el territorio ignoto había pueblos "muy ricos en oro y otros metales preciosos".[3] Como medio para hacerse de esas
riquezas, se proclamó una ley que autorizaba el rescate de oro[4] con la cual se promovía que los españoles viajaran a
América para comerciar con los nativos, dando de sus ganancias el 20% o «quinto del rey»[5] y a fin de lograr ese
propósito y regular el comercio de las Indias Occidentales, se creó la Casa de Contratación en 1503. Ésta fue
controlada por el obispo de Burgos, Juan Rodríguez de Fonseca, quien a su vez designó como tesorero a Sancho de
Matienzo y como contador a Juan López de Recalde. A la muerte del cardenal Jiménez en octubre de 1517,
recayeron los asuntos transoceánicos del rampante Imperio español en el obispo de Burgos.[1]
Años antes, en 1514, el almirante y gobernador de las islas del mar Caribe Diego Colón y Moniz Perestrello había
sido llamado a comparecer ante el rey Fernando el Católico por su mala administración. Por ello el cardenal Cisneros
envió como sustitutos a los frailes jerónimos Luis de Figueroa, Bernardino de Manzanedo, Alonso de Santo
Domingo, y Juan de Salvatierra a la isla La Española.[1] Diego Velázquez de Cuéllar era el teniente de gobernador de
la isla Fernandina (Cuba), residía en Baracoa y estaba supeditado a las órdenes, más de nombre que en realidad, de
Diego Colón.[6]
Primera expedición
El 8 de febrero de 1517 zarparon del puerto de Santiago tres embarcaciones con ciento diez hombres[10] y navegaron
por la banda norte de la isla de Cuba realizando diversas escalas. Al llegar a la punta de San Antón pretendieron
poner rumbo hacia las Islas de la Bahía[7] pero fueron sorprendidos por una tormenta en el canal de Yucatán,
habiendo llegado los primeros días de marzo a la deshabitada Isla Mujeres. En dicho lugar encontraron diversas
figurillas de mujeres desnudas dedicadas a la diosa maya de la fertilidad Ixchel. Posteriormente cruzaron hacia la
costa norte de la península de Yucatán avistando Ekab, lugar que bautizaron como el «Gran Cairo». Fondearon las
naves y los pobladores del lugar, con cara alegre y muestras de paz, se acercaron en canoas invitando a los recién
llegados a tierra firme, diciendo «cones cotoch», «cones cotoch»; que significa: «andad acá a mis casas», motivo por
el cual lo llamaron punta Catoche.[11] Al día siguiente, 5 de marzo, los expedicionarios españoles aceptaron la
invitación y al desembarco el capitán Hernández de Córdoba tomó posesión formal en nombre del rey de lo que él
creía una isla a la que bautizó con el efímero nombre de Santa María de los Remedios. Terminado el protocolo, los
expedicionarios siguieron a los mayas tierra adentro donde fueron emboscados. En la escaramuza que siguió,
murieron dos españoles y quince nativos. Hernández dio la orden de regresar a las embarcaciones, no sin antes haber
capturando a dos indígenas, a quienes más tarde apodaron Julianillo y Melchorejo. Estos nativos fueron a la postre
Conquista de México 3
Segunda expedición
Al año siguiente el gobernador organizó una segunda expedición recuperando las naos del primer viaje, y añadió una
carabela y un bergantín.[15] Nuevamente fueron como pilotos Alaminos, Camacho y Álvarez, a los que se sumó
Pedro Arnés de Sopuerta como cuarto navegante.[14] Velázquez designó a su sobrino Juan de Grijalva como capitán
general y como capitanes de los otros navíos a Francisco de Montejo, Pedro de Alvarado y Alonso de Ávila, quienes
se responsabilizaron de suministrar pertrechos y bastimentos a las embarcaciones.[16] En el viaje participó Juan Díaz,
quien además de desempeñarse como capellán, escribió el Itinerario de la armada. El veedor fue Peñalosa y el alférez
general Bernardino Vázquez de Tapia.[17] Hacia finales de enero de 1518 las embarcaciones zarparon de Santiago,
navegaron por la banda norte haciendo escala en Matanzas, en donde completaron sus abastecimientos. El 8 de abril
dejaron este puerto y llegaron a la isla de Cozumel el 3 de mayo. Por la fecha, Grijalva bautizó el lugar como Santa
Cruz de la Puerta Latina.
Cuando desembarcaron en la isla los nativos huyeron al interior de la misma, solamente contactaron a dos ancianos y
a una mujer que resultó ser jamaiquina. La mujer había llegado dos años antes de forma accidental pues su canoa fue
arrastrada por la corriente del canal de Yucatán y sus diez compañeros habían sido sacrificados a los dioses mayas.
Esta mujer actuó como intérprete ya que algunos españoles conocían su idioma.[16] En un pequeño templo, Vázquez
de Tapia izó la bandera Tanto Monta y el notario Diego de Godoy de forma protocolaria leyó el requerimiento.[14] Al
poco rato se acercaron los mayas e ignorando inicialmente la presencia de los españoles, el halach uinik realizó una
ceremonia a sus dioses quemando copal. Acto seguido, Grijalva ordenó a Juan Díaz oficiar una misa. De esta forma
se entabló una comunicación amistosa por ambas partes. Los españoles no pudieron rescatar oro, pero recibieron
pavos, miel y maíz. Prolongaron su estancia en este lugar durante cuatro días.[14]
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Después de abandonar Cozumel navegaron brevemente hacia el sur, exploraron Zamá (Tulúm),[15] y la Bahía de la
Ascensión, la cual creyeron que era el límite de la «isla de Yucatán». Grijalva ordenó cambiar de rumbo hacia el
norte para rodear la península y dirigirse a las cercanías de Chakán Putum. Tal como lo hiciera la primera
expedición, se abastecieron de agua en el lugar. Aunque en esta ocasión pudieron obtener de los nativos un par de
máscaras adornadas con oro, fueron nuevamente advertidos de abandonar el sitio.[17] Haciendo caso omiso, pasaron
la noche escuchando los tambores de guerra[15] y al día siguiente se confrontó una fuerte batalla. Esta vez el
resultado favoreció a los españoles, quienes infligieron severas bajas a los mayas que terminaron por retirarse. A
pesar de que los expedicionarios tuvieron sesenta heridos —entre ellos el capitán Grijalva que recibió tres flechazos
y perdió dos dientes— la acción fue considerada una victoria contundente. Durante la batalla sólo murieron siete
españoles, incluyendo a Juan de Guetaria. Más tarde la cifra aumentó, pues durante el viaje murieron trece soldados
a consecuencia de las heridas.[14]
Las embarcaciones se dirigieron hacia el oeste, llegaron a la Isla del Carmen en la Laguna de Términos, punto al que
bautizaron como Puerto Deseado.[15] El piloto Alaminos pensó que ahí era el otro límite de «la isla de Yucatán».
Prosiguieron su viaje llegando a la región de Tabasco, en donde habitaban los mayas chontales. Se apoderaron de
cuatro nativos, a uno de ellos lo llamaron Francisco, quien les sirvió como intérprete del idioma chontal.[14] El 8 de
junio descubrieron el afluente al que nombraron río Grijalva[18] y desembarcaron en Potonchán, donde Juan de
Grijalva se entrevistó con el cacique maya Tabscoob, quien le obsequia unas piezas de oro.[6] Animados por ello,
pasaron el río Tonalá y un poco más al oeste Pedro de Alvarado tomó la iniciativa de navegar el río Papaloapan.[19]
Este incidente molestó a Grijalva y a partir de entonces hubo un distanciamiento entre ellos.[14]
A lo largo de la costa fueron encontrando diversos asentamientos humanos. Llegaron a mediados de junio a una isla
donde encontraron un templo y cuatro indígenas muertos, los cuales aparentemente habían sido sacrificados al dios
Tezcatlipoca, por lo que el lugar fue nombrado «Isla de Sacrificios».[14] Desembarcaron en Chalchicueyecan. Ahí
Grijalva preguntó a por el motivo de aquellos sacrificios. El intérprete maya chontal Francisco respondió que habían
sido ordenados por los colhuas, pero la respuesta fue malinterpretada y se creyó que el lugar se llamaba Ulúa. Por la
fecha que era 24 de junio, el lugar fue bautizado como San Juan de Ulúa. En el lugar rescataron oro con los
totonacas. Éste era uno de los pueblos sometidos por los mexicas.[20]
Días más tarde llegaron los calpixques Pínotl, Yaotzin, y Teozinzócatl, quienes acompañados de Cuitlapítoc y
Téntlil, se presentaron como embajadores del huey tlatoani Moctezuma Xocoyotzin.[21] En forma pacífica se
realizaron intercambios de regalos. Grijalva pudo de esta forma percatarse que los aztecas —o mexicas— dominaban
la región y que eran temidos y odiados por los pueblos sometidos. Pedro de Alvarado fue enviado de regreso a la isla
de Cuba para notificar y entregar los tesoros obtenidos a Diego Velázquez.[14]
Francisco de Montejo encabezó un viaje de reconocimiento al norte.
Descubrió el río Cazones y el Nautla, lugar que fue bautizado con el
nombre de Almería. Más adelante las embarcaciones navegaron el río
Pánuco pero en este lugar doce canoas con nativos huastecos atacaron
la incursión española,[15] por lo que los capitanes decidieron
emprender el regreso.[22] Con una nave averiada el viaje fue lento,
tomaron la decisión de no establecer ninguna guarnición.
algunos objetos de oro.[14] A pesar de los logros de la expedición,[24] Velázquez estaba a disgusto con su sobrino ya
que no había desobedecido sus órdenes.[14] De acuerdo a las órdenes oficiales, Grijalva no debería haber establecido
ninguna colonia durante el viaje, pero extraoficialmente el gobernador esperaba lo contrario.[25]
Tercera expedición
Los capitanes designados por Cortés fueron: Pedro de Alvarado, Alonso de Ávila, Alonso Hernández Portocarrero,
Diego de Ordás, Francisco de Montejo, Francisco de Morla, Francisco de Salcedo, Juan de Escalante, Juan
Velázquez de León, Cristóbal de Olid y Gonzalo de Sandoval. Como piloto mayor nombró a Antón de Alaminos
quién conocía la zona por haber participado en las expediciones de Hernández de Córdoba en 1517, de Juan de
Grijalva en 1518 y de Juan Ponce de León a la Florida en 1513.[33]
Cortés pudo reunir quinientos cincuenta españoles (de los cuáles cincuenta eran marineros) y a dieciséis caballos.
Además, desobedeciendo las instrucciones de Velázquez, llevó doscientos auxiliares, algunos eran nativos de la isla
y otros eran esclavos de raza negra. Mientras tanto en España, el rey Carlos I había firmado el 13 de noviembre de
1518, el documento que autorizaba a Velázquez a realizar la expedición.[34]
Conquista de México 6
El gobernador de Cuba realizó un segundo intento por detenerlo. Había enviado diversas cartas, una de ellas dirigida
al propio Cortés, en la que se le ordenaba esperar.[30] Las otras estaban dirigidas a Juan Velázquez de León, Diego de
Ordás, y al alcalde de la Trinidad Francisco Verdugo y en ellas pedía entretener la salida de la expedición e incluso
ordenaba la aprehensión del caudillo.[35] Como último intento, el gobernador envió a Gaspar de Garnica para
aprehender a Cortés en La Habana, no obstante lo cual los barcos de Cortés abandonaron las costas de Cuba el 18 de
febrero de 1519.[36] Nueve barcos zarparon por la banda sur y dos barcos por la banda norte. La bandera de insignia
era de fuegos blancos y azules con una cruz colorada en medio, y alrededor un letrero en latín que decía Amici
sequamur crucem, & si nos habuerimus fidem in hoc signo vincemus, que significa: «Hermanos y compañeros:
sigamos la señal de la Santa Cruz con fe verdadera, que con ella venceremos».[37]
Para los mexicas era el año 13-conejo,[43] cuando comenzaron a llegar noticias de las embarcaciones españolas que
fueron descritas como «montañas que se movían sobre el agua y con hombres barbados de piel blanca sobre ellas»,
inmediatamente se relacionó este hecho con el regreso del dios Quetzalcóatl.[43] Moctezuma ordenó al calpixque de
Cuextlan, llamado Pínotl, construir atalayas y montar guardias en la costa en los emplazamientos de Nautla, Toztlan
y Mitlanquactla, para vigilar el posible regreso de las embarcaciones.[44]
Dado que los primeros encuentros con los españoles terminaban en intercambios comerciales por el «rescate de oro»,
en muchos pueblos corrió la idea de que la manera de deshacerse de ellos, sin pelear, era sencillamente entregarles
oro o mujeres y aceptar lo que trajeran para intercambiar.[45] De esta manera, los europeos retornarían a sus naves y
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se marcharían. Debido a esto, los intercambios se multiplicaron desde las primeras expediciones españolas pero el
efecto fue el contrario al esperado por los aborígenes, pues se creó en los europeos la idea de que había tesoros
inagotables en la zona, despertándose de esta manera su ambición.[46]
Los españoles lograron la victoria gracias a la superioridad de armas y en especial al temor que los nativos tenían a
los caballos.[57] ya que era la primera ocasión que se usaba el caballo en una batalla en la Nueva España. En el lugar,
el capellán Juan Díaz ofició la que sería la primera misa católica en tierra firme de la Nueva España y Hernán Cortés
fundó el 25 de marzo de 1519, el poblado al que bautizado con el nombre de Santa María de la Victoria.[56] que más
tarde sería la capital de la provincia de Tabasco
Una vez vencidos, los mayas chontales entregaron como prenda de paz
veinte mujeres, entre las que se encontraba una esclava de nombre
Mallinalli Tenépatl, llamada así —Tenépatl— por su facilidad de
palabra,[58] la cual fue bautizada y conocida por los españoles como
doña Marina —o Malintzin por los indígenas—, quien se convirtió en
intérprete a partir de entonces ya que conocía el idioma maya y el
náhuatl. De esta forma, Jerónimo de Aguilar tradujo del español al
maya, y doña Marina del maya al náhuatl para comunicarse con los
mexicas.[59] Entrada de Hernan Cortes a la ciudad
de¨Potonchan o Tabasco y Batalla de Centla
Malintzin, quien más tarde tuvo un hijo de Cortés que se llamó Martín
(apodado «el Mestizo») —igual que Martín Cortés, el otro hijo que
tuvo el propio Cortés con su esposa española Juana de Zúñiga—, habría de convertirse en figura medular de la
conquista, no sólo por ser intérprete invaluable, sino porque con su presencia y actuación fue personaje clave en el
surgimiento de una nueva raza. De aquí que ella sea considerada como la madre y el símbolo del mestizaje que, casi
medio milenio después, es representativo de la nacionalidad mexicana.[58]
Y con relación a Cortés, sus propios colegas habrían de referirse a él como Malintzine que significa amo de
Malintzin.[60] Así se expresa Bernal Díaz del Castillo, refiriéndose a Cortés como Malinche. Años más tarde el
apelativo fue confundido y usado para referir a doña Marina, como <la Malinche>.[61]
Los españoles permanecieron en Santa María de la Victoria hasta el 12 de abril, fecha en que Cortés decidió
continuar su camino hacia Ulúa dejando a un puñado de españoles en la recién fundada villa, para pacificar y poblar
la región.
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Tan pronto recibió las noticias de lo que sucedía en la costa, Moctezuma Xocoyotzin quedó impresionado, ya no
estaba convencido del regreso de Quetzalcóatl, pensó que podría tratarse de Tezcatlipoca o incluso
Huitzilopochtli.[64] Asustado, el huey tlatoani envió mensajes con evasivas, diciendo a los españoles que le resultaría
imposible recibirles en México-Tenochtitlan. Les sugirió marcharse lo antes posible y envió nuevamente ricos
presentes. La respuesta del tlatoani sólo excitó la codicia de los soldados: Cortés y sus hombres se dieron cuenta que
la riqueza del imperio era grande y que los pueblos sometidos resentían la dominación mexica, por lo que decidió
avanzar hacia el interior.[65]
Conforme a la ley española, si se fundaba una ciudad con cabildo, ésta era autónoma, así que entre el 5 y 10 de julio
de 1519 se creó la Villa Rica de la Vera Cruz que eligió cabildo inmediatamente.[66] Era un plan elaborado
meticulosamente por Cortés, quien había analizado y comentado entre sus colegas la posibilidad de dar este paso
mucho antes a la salida de Cuba; sabía por supuesto, que los seguidores de Velázquez se opondrían, por tal motivo,
envió a Francisco de Montejo y Juan Velázquez de León en una misión de reconocimiento que tuvo el objetivo
oficial de buscar un mejor emplazamiento para el campamento.[67]
Durante la ausencia de dichos capitanes, Cortés fingió estar decidido a regresar a Cuba, pues de acuerdo a las
instrucciones de Velázquez, los objetivos ya se habían conseguido. Las «protestas» de sus amigos en favor de
continuar la estancia en los territorios y poblar el lugar, cubrieron apariencias ante los ojos de los velazquistas. Sólo
un engaño para hacerles creer el fingimiento del caudillo.[68] Cortés convocó una asamblea, se hizo de rogar para
dimitir al cargo de capitán general del gobernador de Cuba que le había conferido Diego Velázquez junto a sus
instrucciones,[29] e hizo que las nuevas autoridades lo «eligieran» capitán general de una nueva expedición que sólo
debería obediencia al rey de España y de esta manera se desvinculó de la autoridad de las islas. Desde luego los
regidores y funcionarios de la nueva villa fueron sus allegados.[69] Fueron nombrados alcaldes Alonso Hernández
Portocarrero y Francisco de Montejo, quien más tarde sería nombrado adelantado en la Conquista de Yucatán, para
que de esta manera éste último quedara implicado en la conspiración. Como regidores fueron nombrados Alonso de
Ávila, Pedro de Alvarado, Alonso de Alvarado y Gonzalo de Sandoval, como alguacil mayor Juan de Escalante y
como procurador general Francisco Álvarez Chico. Fue así como surgió el primer ayuntamiento en México.[68]
Se redactó la Carta del Cabildo, fechada el 10 de julio, en la cual «el concejo» comunicó a Carlos I la fundación de
la villa, la designación como capitán general y justicia mayor de Hernán Cortés y se suplicó reiteradamente no
otorgar el nombramiento de adelantado a Diego Velázquez, pues se le acusó de no haber administrado correctamente
los asuntos de Cuba. Incluso se pidió un juicio de residencia para el gobernador; en el texto se describieron las tierras
descubiertas y se anexó el quinto del rey.[70] Para el envío se designó como procuradores y representantes ante el rey
a los alcaldes Francisco de Montejo y Alonso Hernández Portocarrero, quienes debían viajar directamente a España
Conquista de México 10
con el piloto Antón de Alaminos, pero desobedecieron las órdenes haciendo escala en Cuba, donde rápidamente las
noticias y rumores llegaron hasta Santiago.[71] Velázquez envió a Gonzalo de Guzmán y Manuel Rojas en
persecución de los emisarios de Cortés, junto con una carta dirigida al obispo Fonseca a quien solicitaba ayuda.[72]
El gobernador de Cuba denunció el acto de rebeldía ante el licenciado Rodrigo de Figueroa, quien fungía como el
nuevo juez de residencia y alcalde mayor de la isla La Española,[28] y comenzó a organizar un ejército para capturar
a Cortés. Por otra parte, en España, cuando el almirante Diego Colón y Moniz Perestrello se enteró de los
acontecimientos, escribió una carta al rey solicitando que no fallase ni a favor de Velázquez, ni a favor de Cortés,
pues reclamaba para sí, los derechos de las capitulaciones de Santa Fe que incluían estos territorios.[73]
La conquista
Durante esos días llegaron, de forma regular, cinco recaudadores de Moctezuma para cobrar los tributos pero Cortés
aconsejó no pagarles y ponerles bajo arresto. Con temor, los totonacas siguieron el consejo. El caudillo español
jugaba un doble papel: se entrevistó con los recaudadores y puso a dos de ellos en libertad fingiendo no conocer la
actitud de los totonacas, además envió un falso mensaje de paz al tlatoani de Tenochtitlan, prometiendo ayudarlo
para someter a los «alzados».[76] A la mañana siguiente, Cortés reclamó a los teuctlis totonacas el «escape» de los dos
recaudadores, y fingiendo enojo, hizo conducir a los tres restantes a las embarcaciones. La estratagema del caudillo
era obtener el apoyo incondicional del pueblo totonaca y engañar a Moctezuma.[77] Días más tarde, llegó una
segunda embajada de Moctezuma, esta vez a cargo de Motelchiuh y dos sobrinos de Cacamatzin, que llegaron con
regalos y agradeciendo el apoyo que ofrecía Cortés para someter a los «alzados». Éste habló de forma secreta con el
teuctli de Quiahuiztlán, a quien dijo que ya podía considerarse libre de su yugo y le recomendó «liberar» a los otros
tres recaudadores. Motelchiuh regresó feliz a Tenochtitlan con los recién liberados.[71]
En Tizapancingo un grupo de mexicas comenzó a organizarse para someter a pueblos totonacas que dejaron de pagar
tributo. Cortés asistió con la caballería y pudo vencerlos rápidamente, lo que convenció a los teuctlis de Quiahuiztlán
y Cempoala de la efectividad de las fuerzas españolas y no dudaron en refrendar la alianza.[78] Treinta pueblos
totonacas se reunieron en Cempoala para sellar la alianza y marchar juntos a la conquista de Tenochtitlan, ofreciendo
un gran número de tamemes para transportar la artillería de los europeos.
Los totonacas aportaron mil trescientos guerreros a la empresa de Cortés.[79] Sus comandantes principales fueron
Mamexi, Teuch y Tamalli. El acuerdo se realizó sobre la base de que, una vez derrotados los mexicas, la nación
totonaca sería libre.[80] Las ciudades de Cempoala y Quiahuiztlán fueron bautizadas respectivamente como Nueva
Sevilla y Archidona, pero dichos nombres no subsistieron.[71]
Conquista de México 11
El alguacil mayor de la Villa Rica, Juan de Escalante, quedó al cuidado de la guarnición con un pequeño grupo de
soldados, en su mayoría viejos y heridos; las órdenes de Escalante incluían brindar el apoyo necesario al pueblo
totonaca, ante eventuales hostilidades que perpetrasen los mexicas y vigilar la costa.[83]
Mientras tanto, el gobernador de la isla de Jamaica, Francisco de Garay, envió una expedición de exploración con
tres navíos y doscientos setenta hombres al mando de Alonso Álvarez de Pineda al Golfo de México. Después de
haber navegado desde la Florida hasta el río Pánuco fueron avistados por Escalante, quien de inmediato avisó a su
capitán. Cortés creyó que eran embarcaciones enviadas por Velázquez y decidió poner una trampa en la playa para
capturar a los nuevos expedicionarios, pero la argucia sólo funcionó con siete hombres que desembarcaron en un
bajel y el resto de la expedición pudo regresar a Jamaica.[84] El 16 de agosto de 1519 Cortés con el resto de los
españoles y un gran contingente de aliados totonacas comenzó la marcha hacia la ciudad de México-Tenochtitlan.[85]
Al inicio, la trayectoria de los conquistadores no fue fácil. Pasaron por Ixcalpan (Rinconada) y después Xalapa,
donde fueron bien recibidos, así como Xicochimalco. Continuaron a Monte Grande, que tomo el nombre de Puerto
de Dios, y siguieron a Teoizhuacán y Ayahualulco; cruzaron la Sierra de Puebla por el Cofre de Perote con
abastecimiento muy limitado de agua; se dirigieron hacia el norte pasando por los poblados de Altotonga, Xalacingo
y Teziutlán hasta llegar a Zautla, donde fueron recibidos por el gobernante local Olintetl. Cuando éste fue
cuestionado para saber si era tributario de los mexicas, su respuesta fue: «¿Acaso existe alguien que no sea vasallo
de Moctezuma?».[86] Durante la entrevista Cortés intentó convencerlo para dejar de tributar y aceptar la corona
española, pero Olintetl se rehusó pues en el lugar se encontraba apostado un grupo de guerreros mexicas; no
obstante, los españoles fueron bienvenidos y hospedados. El teuctli de Ixtacamaxtitlán, quien también era vasallo de
Moctezuma, envió una invitación a los españoles y trató de convencerlos de seguir su ruta hacia Cholula para evitar
el cruce por territorios tlaxcaltecas, pero Mamexi advirtió a Cortés de una posible celada y le propuso enviar
mensajeros de paz a los dirigentes tlaxcaltecas para conformar una alianza en contra de los mexicas. Cortés,
convencido de la fidelidad de los totonacas, siguió el consejo y prosiguió el itinerario preestablecido.[87]
Conquista de México 12
Tlaxcala era una confederación de ciudades-estados unidas en una república gobernada por los integrantes de un
senado.[88] Tenochtitlan, estaba organizada de forma similar a un imperio; desde 1455 el poderío azteca estaba
conformado sobre la base de una triple alianza cuyos integrantes eran los señoríos de Texcoco, Tlacopan, y
Tenochtitlan, sin embargo éste último ejercía la hegemonía del poder.[89] En esos años ambas confederaciones
rivalizaron y comenzaron las guerras floridas en contra de Huejotzingo, Cholula y Tlaxcala. El objetivo principal del
ejercicio bélico era la captura de prisioneros.
Bajo estas circunstancias de animadversión llegó Cortés al territorio de Tlaxcala al mando del ejército
totonaca-español, el cual era numéricamente muy inferior con respecto a la densa población de Tlaxcala que se
conformaba por los pinomes, los otomíes y los tlaxcaltecas, quienes vivían asentados en cientos de pequeñas
localidades.[86] El senado de Tlaxcala ya estaba enterado de los españoles y cuando recibieron a los mensajeros se
reunieron para deliberar la propuesta de Cortés. Los principales representantes eran Xicohténcatl Huehue «el Viejo»,
Maxixcatzin, Citlalpopocatzin y Hueyolotzin.[87] Al igual que los mexicas, los tlaxcaltecas consideraban a los
españoles como semidioses pues las noticias al respecto de sus caballos y sus armas los habían impresionado.
Maxixcatzin se inclinó por sellar la alianza y luchar contra sus acérrimos rivales, pero Xicohténcatl Axayacatzin
argumentó la posibilidad de que los españoles no fueran semidioses, creyendo que la ambición que habían mostrado
por el oro, los pequeños hurtos en los pueblos, la destrucción de templos y el desprecio de leyes ancestrales
evidenciaba más un comportamiento humano que divino. La resolución fue atacar a los recién llegados: de lograrse
la victoria se daría crédito a la nación tlaxcalteca, en caso de derrota se culparía a los otomíes de haber actuado en
desobediencia a las órdenes del senado y se firmaría la alianza.[90]
Conquista de México 13
De cualquier forma, las subsecuentes batallas no fueron victorias fáciles para el ejército conformado por españoles y
totonacas. Por su parte, Xicohténcatl envió espías con comida y regalos a la guarnición española, pero éstos fueron
descubiertos rápidamente. Cortés ordenó amputarles manos y pulgares a manera de escarmiento. El espionaje
tlaxcalteca resultó un fracaso pues los espías delataron la posición y planes de su ejército.[91] Durante un nuevo
enfrentamiento en los llanos, el cual volvió a ser desfavorable para Tlaxcala, Xicohténcatl tachó de incapaz a su
lugarteniente Chichimecatecle dando como resultado la deserción de las tropas de Ocotelulco y Tepetícpac.[87]
Tras evaluar la nueva situación, y considerando las repetidas derrotas, el senado de Tlaxcala ordenó a Xicohténcatl
Axayacatzin detener la guerra para negociar un acuerdo de paz.[87] Xicohténcatl Huehue, Maxixcatzin,
Citlalpopocatzin, Hueyolotzin y algunos otros señores importantes recibieron a los españoles el 18 de septiembre de
1519. En la reunión se estableció la crucial alianza para hacer frente a los mexicas. Como muestra de paz los
tlaxcaltecas regalaron mujeres a los españoles, entre las que se encontraba una hija de Xicohténcatl el viejo, quién se
casó con Pedro de Alvarado y fue bautizada como María Luisa Tecuelhuatzin. Los guerreros tlaxcaltecas que
combatieron como aliados a partir de ese momento, fueron Piltecuhtli, Aexoxécatl, Tecpanécatl Cahuecahua,
Cocomitecuhtli, Quauhtotohua, Textlípitl y Xicohténcatl Axayacatzin. Éste último, sin embargo, nunca estuvo
convencido de la alianza.[92]
Conquista de México 14
Matanza de Cholula
Los conquistadores continuaron su expedición hacia Huejotzingo; atravesaron entre los dos volcanes vigías del valle,
el Popocatépetl y el Iztaccíhuatl por un paraje boscoso que hoy lleva el nombre de Paso de Cortés. Del otro lado,
avistaron por primera vez el lago de Texcoco y la isla de la ciudad de México-Tenochtitlan. Cruzaron por
Amaquemecan y Chalco-Atenco, donde embajadores de Moctezuma intentaron convencerlos para detener su
marcha. Tras una breve estancia en Ayotzingo continuaron la marcha hacia Mixquic, Cuitláhuac (Tláhuac),
Culhuacán e Iztapalapa. Al llegar a la ciudad, la población veía con asombro a los europeos y sus caballos.[100]
Conquista de México 15
Mientras tanto en la costa, siguiendo los consejos de los conquistadores españoles, los totonacas dejaron de pagar el
acostumbrado tributo a los mexicas. El calpixque Cuauhpopoca dirigió a los guerreros mexicas y comenzó el ataque
contra los totonacas, pero estos fueron defendidos por la guarnición española de la Villa Rica de la Vera Cruz. Como
resultado de la contienda, los españoles sufrieron siete bajas, entre ellas, Juan de Escalante quien logró incendiar la
población de Nautla antes de la retirada de sus hombres pero murió más tarde a consecuencia de las heridas.[104] Las
noticias pronto llegaron a Tenochtitlan; desde la costa los mexicas enviaron a Moctezuma, junto con el reporte de la
batalla, la cabeza decapitada del soldado español Juan de Argüello como prueba fehaciente de que los europeos eran
seres mortales y no dioses. El tlatoani, aterrado al ver la cabeza, prohibió las acciones militares y pidió mantener en
secreto la noticia. De forma paralela mensajeros totonacas informaron los mismos sucesos a Cortés.[105]
Conquista de México 16
Permanentemente custodiado, Moctezuma continuó sus actividades cotidianas. Convivió con Cortés y sus capitanes,
les mostró la ciudad y los alrededores. Durante los siguientes días el conquistador pidió al tlatoani que abandonase a
sus dioses y que prohibiese los sacrificios humanos. También averiguó los lugares de donde procedía el oro. Ante el
asombro y disgusto de los sacerdotes mexicas, se derribaron las efigies de sus dioses, se impusieron imágenes
cristianas y se celebró una misa en la cúspide del Templo Mayor.[108]
Se organizaron excursiones para inspeccionar las minas. Gonzalo de Umbría se dirigió hacia Zacatula en la región
mixteca; Diego de Ordás hacia Tuxtepec y Coatzacoalcos; Andrés de Tapia y Diego Pizarro se dirigieron a la zona
de Pánuco.[109] Cortés también pidió a Moctezuma solicitar oro a todos los pueblos tributarios de los mexicas.
Nuevamente el tlatoani accedió con la esperanza de que a cambio de entregar esos tesoros, los europeos se retiraran
de Tenochtitlan. Para facilitar su transporte y reparto, todo el oro fue fundido en barras por los orfebres de
Azcapotzalco, separándose el quinto del rey.[110]
Una pequeña comitiva de españoles fue enviada en búsqueda de oro a Tetzcuco. Los guías eran Netzahualquentzin y
Tetlahuehuezquititzin, ambos hermanos de Cacama. Debido a un malentendido, se sospechó de una posible traición
de Netzahualquentzin, motivo por el cual fue sentenciado a morir en la horca. Cacama, exacerbado, intentó
sublevarse con los señores de Coyoacán, Tlacopan, Iztapalapa, Toluca y Matalcingo,[108] pero Ixtlilxóchitl, también
hermano y a la vez enemigo de Cacama, lo traicionó. Los rebeldes fueron arrestados y Cortés decidió nombrar a
Coanácoch como nuevo tlatoani de Tetzcuco.[109] Días más tarde, Pedro de Alvarado torturó a Cacama para que éste
entregara una mayor cantidad de oro, acción que fue denunciada por Bernardino Vázquez de Tapia durante el juicio
de residencia de Alvarado.[111]
Moctezuma le insistió a Cortés que se retirase de la ciudad, pero la respuesta fue negativa. La estancia se prolongó
bajo la excusa de no contar con embarcaciones, pues éstas habían sido destruidas. A pesar del malestar social de los
mexicas por las acciones de los conquistadores españoles y el abyecto comportamiento del huey tlatoani, éste intentó
por todos los medios evitar un levantamiento. A petición de Cortés, dirigió un discurso solemne frente a su pueblo,
en el cual, llorando, se reconoció como vasallo de Carlos I y pidió rendir obediencia a los españoles. Creía en las
profecías y supersticiones, pero también temía que en caso de un enfrentamiento armado su pueblo fuese
masacrado.[109]
Conquista de México 17
Considerando tener un relativo control sobre Tenochtitlan, Cortés envió a la región de Coatzacoalcos a Juan
Velázquez de León con cien hombres con el objetivo de fundar una colonia, para de esta manera, extraer oro y
vigilar la costa.[109] Rodrigo Rangel fue enviado a Chinantla, y para tranquilizar a Moctezuma, Cortés envió a la
Villa Rica de la Vera Cruz, a Gonzalo de Sandoval, Martín López, Andrés Núñez, y Alfonso Yañez con órdenes
oficiales de construir nuevas embarcaciones a la vista de los mexicas, pero con instrucciones secretas de realizar los
trabajos de la manera más lenta posible.[112]
Expedición de Narváez
Participaron en la excursión de Narváez Juan Bono de Quejo, Leonel de Cervantes, el veedor del gobernador de
Cuba Gerónimo Martínez de Salvatierra, un sobrino homónimo de Velázquez conocido como «el Mozo», el alcalde
de Trinidad Francisco Verdugo, Gaspar de Garnica, Baltasar Bermúdez y otros experimentados conquistadores.
También viajó Andrés de Duero, secretario de Velázquez pero amigo de Cortés, ya que Amador de Lares había
muerto a principios de 1520. Los barcos hicieron escala en Cozumel, en donde rescataron a los sobrevivientes del
naufragio de Alonso de Parada y fundaron una pequeña guarnición. Se dirigieron hacia Tabasco llegando a
Potonchan donde se encontraba la Villa de Santa María de la Victoria para reabastecerse de agua y en la etapa final
del viaje fueron sorprendidos por una tormenta, perdiendo un barco y cincuenta hombres, entre ellos Cristóbal de
Morante, quien había sido socio y capitán en la primera excursión a la península de Yucatán. Llegaron a San Juan de
Ulúa el 19 de abril pero los barcos de Vázquez de Ayllón habían llegado un par de días antes, por lo que el oidor
pudo contactar a los hombres de la Villa Rica de la Vera Cruz, enterándose antes de los logros de Cortés.[116]
Al desembarcar, Pánfilo de Narváez decidió fundar la ciudad de San Salvador. Hicieron contacto con los totonacas, a
quienes informaron que pretendían arrestar a Cortés y liberar a Moctezuma. El tecutli gordo de Cempoala quedó
impresionado ante las noticias, pero prefirió dar la bienvenida a los recién llegados, suministrándoles víveres durante
tres semanas. Los totonacas enviaron los acostumbrados regalos pero Pánfilo los guardó para sí, provocando la
antipatía de sus seguidores.[116] Debido a que la zona se encontraba en paz, Ayllón habló bien de Cortés y los
hombres al desconocer los planes de la expedición comenzaron a inquietarse. Narváez culpó al oidor de la situación
y decidió arrestarlo. Vázquez de Ayllón, Pedro de Ledesma y algunos simpatizantes de Cortés fueron hechos
prisioneros y enviados en un barco con dirección a Cuba. El oidor no pudo hacer nada frente a los hombres de
Narváez, pero cuando zarparon, amenazó al capitán del barco, en el sentido de que si éste obedecía las órdenes de ir
a Cuba lo condenaría a la horca; por tal motivo, la embarcación se dirigió hacia La Española. Ahí, Vázquez de
Ayllón denunció los hechos y envió cartas a España detallando la afrenta y el proceder violento de Narváez.
Finalmente, lo sucedido fue contraproducente a los intereses de Diego Velázquez.[116]
Una comitiva de Moctezuma, quien estaba sometido, se puso en contacto con Narváez, y pronto fueron enviados
mensajes al huey tlatoani. Éste albergó nuevas esperanzas de ser liberado y mantuvo en secreto esta comunicación,
pero no pudo ocultar las noticias de la llegada de las embarcaciones. Cortés designó a fray Bartolomé de Olmedo y
Conquista de México 19
cinco emisarios para indagar las noticias de lo que ocurría.[117] En la costa, Narváez comisionó a fray Antonio Ruiz
de Guevara y al escribano Alfonso de Vergara para que notificasen a Gonzalo de Sandoval las nuevas provisiones de
Diego Velázquez: se consideraba a Cortés un traidor y Narváez debía recibir el apoyo de todos los españoles.
Sandoval, lejos de atender la petición, decidió apresar a los comisionados y enviarlos de inmediato a Tenochtitlan.
Narváez también envió cartas a Juan Velázquez de León pensando, equivocadamente, que el pariente del gobernador
de Cuba sería un aliado.[115]
Cortés recibió con halagos a Vergara y Guevara, les pidió disculpas por el trato de Sandoval. El caudillo organizó un
banquete y les regaló oro, ante lo que los comisionados quedaron pasmados. [118] Muy pronto se hicieron amigos del
anfitrión e informaron a éste todos los detalles de la expedición, olvidaron leer las provisiones de Velázquez e
incluso sugirieron enviar regalos a los hombres de Narváez. Cortés los envió de regreso a la costa con una escolta y
una carta de respuesta para Narváez.[117] En contraste, los emisarios de Cortés habían sido arrestados a excepción del
clérigo Olmedo, quien se dedicó a describir las riquezas de la tierra. Cuando Vergara y Guevara llegaron a San
Salvador, comenzaron a repartir oro de forma secreta a los hombres de Narváez. La misiva de Cortés contenía
palabras de bienvenida e invitación a los miembros de la expedición, pero de sorpresa por la nueva designación de
Narváez.[116]
Ante la expectativa, Cortés salió de Tenochtitlan marchando con parte de su ejército hacia la costa, dejando una
guarnición de ochenta hombres al mando de Pedro de Alvarado, envió instrucciones a Velázquez de León y Rangel
para que se reunieran con él en Cholula para ir de manera conjunta hacia Cempoala.[119] Fueron diversas idas y
venidas de mensajeros, Narváez hacía proposiciones no aceptadas por Cortés pues trataba de desposeerlo en favor de
Velázquez, y Cortés hacía contraposiciones inaceptables por parte de Narváez, pues justificaba su obediencia de
forma directa al rey sin reconocer la autoridad del gobernador de Cuba. Las entrevistas con mensajeros sirvieron de
espionaje, Andrés de Duero ayudó nuevamente a su amigo para sobornar a diferentes oficiales de Narváez.[120] Los
hombres de Cortés avanzaron hacia Mictlancuauhtla y acamparon el 28 de mayo en la ribera del río Chachalacas.
Pocas horas antes de realizar el ataque sus espías informaron los pormenores de las posiciones de los contrincantes.
Narváez se encontraba en Cempoala, confiado en que no atacarían por las condiciones del tiempo.[117]
A pesar de que el ejército de Cortés era menos numeroso que el de Narváez, el ataque sorpresa fue veloz y certero.
Diego Pizarro con sesenta hombres tenía órdenes de apoderarse de la artillería; Gonzalo de Sandoval con ochenta
hombres debía capturar o matar a Narváez; Juan Velázquez de León enfrentaría a las fuerzas de su primo Diego
Velázquez «el Mozo», sobrino del gobernador; Diego de Ordás tendría que capturar a las fuerzas comandadas por
Salvatierra; finalmente, Andrés de Tapia y Cortés reforzarían con ayuda a cualquiera de los otros capitanes.[120]
Cuando Narváez se dio cuenta del ataque trató de reaccionar, pero era tarde. Los sobornos funcionaron, el jefe de
artillería Bartolomé de Usagre había colocado cera en loa cañones, la pólvora se había mojado, los hombres de
Bermúdez no se encontraban en sus puestos y los espías de Cortés habían cortado las cinchas de las sillas de los
caballos.[117] Tras una breve refriega en lo alto del teocalli, el piquero Pedro Gutiérrez de Valdomar dejó tuerto a
Narváez. Pedro Sánchez Farfán llevó al prisionero herido ante los capitanes Gonzalo de Sándoval, Alonso de Ávila,
y Diego de Ordás, quienes le quitaron las supuestas provisiones del rey, que resultaron ser tan sólo las instrucciones
de Velázquez.[120] Cuando Pánfilo fue llevado ante Cortés, le dijo «Señor capitán, tened en mucho esta victoria y el
haberme preso», a lo que éste contestó: «Doy gracias a Dios y a mis esforzados caballeros, mas una de las menores
cosas que he hecho en esta tierra es desbarataros y prenderos».[117] Hubo pocas bajas, no más de veinte, entre ellas
el tecutli gordo de Cempoala Chicomácatl, Diego Velázquez «el Mozo» y Alonso Carretero. La mayor parte de los
hombres se rindieron convencidos de la riqueza de las tierras descubiertas y reconocieron a Cortés como nuevo jefe,
incrementando así la fuerza militar del conquistador. Entre los auxiliares viajaba un esclavo de raza negra enfermo
de viruela.[121] Al terminar la campaña se desmanteló San Salvador, Juan Velázquez de León partió hacia Pánuco
para poblar la zona con cien hombres y vigilar posibles incursiones de Francisco de Garay. Un mensajero
proveniente de Tenochtitlan informó a Cortés sobre una rebelión en la ciudad, mediante la cual tenían emboscados a
todos los hombres que habían quedado al resguardo de la misma; así mismo, se enteró la comunicación secreta que
Conquista de México 20
El recinto del Templo Mayor, maqueta del Museo Nacional de Antropología (México).
Fue una gran pérdida porque los asesinados eran los dirigentes que se habían educado en el Calmécac, los veteranos
de guerra, los calpixques, los intérpretes de códices. La presencia de los extranjeros ofendía al pueblo de
Tenochtitlan, pero era tanto el respeto que sentían por la figura del huey tlatoani, que nadie se había atrevido a
contradecirlo.[123] La matanza del Templo Mayor provocó una enorme indignación y los mexicas se lanzaron contra
el palacio de Axayácatl. Moctezuma pidió al tlacochcálcatl (jefe de armas) de Tlatelolco, Itzcuauhtzin, calmar a la
población enardecida con un discurso en el que pedía a tenochcas y tlatelolcas no combatir contra los españoles. La
rebelión ya no puedo ser detenida, la población ofendida por la actitud del tlatoani, gritaba «¡Ya no somos tus
vasallos!». Además se encontraban irritados por el ataque alevoso a sus capitanes. Sitiaron el palacio durante más de
veinte días, donde los españoles se atrincheraron llevando con ellos a Moctezuma y a otros jefes.[124]
Conquista de México 21
La Noche Triste
..«Todo lo cogieron, de todo se adueñaron, todo lo arrebataron como suyo, todo se apropiaron como si fuera su
suerte. Y después que le fueron quitando a todo el oro, cuando se lo hubieron quitado, todo lo demás lo juntaron, lo
acumularon en la medianía del patio, a medio patio; todo era pluma fina»..
Historia general de las cosas de la Nueva España.[129]
Conquista de México 22
.. «Cortés a esto se paró, y aun se sentó, y no a descansar, sino a hacer duelo sobre los muertos y que vivos quedaban,
y pensar y decir el baque la fortuna le daba con perder tantos amigos, tanto tesoro, tanto mando, tan grande ciudad y
reino; y no solamente lloraba la desventura presente, más temía la venidera, por estar todos heridos, por no saber
adónde ir, y por no tener cierta la guardia y amistad en Tlaxcala; y ¿quién no llorara viendo la muerte y estrago de
aquellos que con tanto triunfo, pompa y regocijo entrado habían?»
Historia general de las Indias, Francisco López de Gómara.[131]
Batalla de Otumba
Cuauhtémoc había participado en el episodio de la noche triste como tlacochcálcatl (jefe de armas) y se había
pronunciado en contra de la actitud pasiva de Moctezuma. Debido a que su madre era Tiacapantzin, heredera al trono
de Tlatelolco, pudo reunir el apoyo de toda la ciudad. Cuando fue elegido nuevo tlatoani continuó con los trabajos de
reconstrucción y fortificación la ciudad, pues suponía el regreso de los españoles, envió embajadores a todos los
pueblos solicitando aliados por medio de la disminución o eliminación de tributos. Buscó por segunda ocasión la
alianza con el nuevo cazonci purépecha Tangáxoan Tzíntzicha, cuyo padre Zuanga también había muerto por la
viruela; la negativa del heredero fue más violenta, los emisarios de Cuauhtémoc fueron asesinados en
Tzintzuntzan.[134]
de la zona, entre ellos Huejotzingo y Cuetlaxtlan, prefirieron no oponer resistencia y aceptaron la alianza con las
fuerzas españolas, pero otros como Tecamachalco y Acaptelahuacan fueron casi exterminados. El 30 de octubre, en
Segura de la Frontera, Cortés redactó la segunda carta de relación, en la cual describió los últimos acontecimientos
sin dar gran importancia al revés de Tenochtitlan. Alonso de Mendoza y Diego de Ordás fueron los responsables de
llevar la misiva, pero zarparon con destino a la península ibérica hasta marzo de 1521:
«...y por no dar cuenta de todas las particularidades que nos acaecieron en esta guerra, que sería prolijidad, no diré
sino que, después de hechos los requerimientos para que viniesen a obedecer los mandamientos que de parte de
vuestra majestad se les hacían acerca de la paz, no los quisieron cumplir y les hicimos la guerra y pelearon muchas
veces con nosotros y con la ayuda de Dios y de la real ventura de vuestra alteza siempre les desbaratamos y matamos
muchos, sin que en toda la dicha guerra me matasen ni hiriesen ni un español..en obra de veinte días hube pacíficas
muchas villas y poblaciones a ella sujetas y los señores y principales de ellas han venido a ofrecerse y dar por
vasallos de vuestra majestad...»
Segunda carta de relación. Hernán Cortés.[139]
El jefe de carpinteros, Martín López, fue enviado por Cortés a Tlaxcala. Su misión era cortar y preparar madera para
construir trece bergantines, los cuales serían utilizados en el asalto anfibio a Tenochtitlan. Cuando López llegó a
Tlaxcala, se enteró que Maxixcatzin había muerto víctima de la viruela pero pudo obtener sin problema la ayuda de
Xicohténcatl Huehue.[136]
Alonso de Ávila y Francisco Álvarez Chico viajaron a Santo Domingo en busca de caballos, ballestas, pólvora,
arcabuces y cañones. Por otra parte, Francisco de Solís viajó a Jamaica en una misión similar. Los gastos fueron
financiados con el poco oro rescatado de Tenochtitlan y del almacenado previamente en Tlaxcala.[140]
En esos días llegaron diferentes embarcaciones: una de ellas procedente de Cuba comandada por Pedro Barba, quien
llevaba una carta de Velázquez dirigida a Narváez. El capitán de la nave y la tripulación decidieron unirse a Cortés.
Lo mismo sucedió con una embarcación capitaneada por Rodrigo Morejón. Desde Castilla, Juan de Burgos llegó al
mando de una embarcación que hizo escala en las islas Canarias; paralelamente, desde Sevilla llegó Juan de
Salamanca, quien hizo escala en Santo Domingo.[140]
En la zona del río Pánuco una expedición dirigida por Diego de Camargo bajo órdenes del gobernador de Jamaica,
Francisco de Garay, había sido derrotada por los nativos huastecos. Para colmo, durante el escape una de las
embarcaciones naufragó. Los sesenta sobrevivientes y Camargo se unieron a Cortés. El gobernador de Jamaica envió
embarcaciones de apoyo, cincuenta hombres al mando de Miguel Díez de Aux y cuarenta hombres al mando de
Francisco Ramírez «el Viejo». Estos capitanes, al evaluar la situación, también decidieron unirse a las fuerzas de
Cortés.[136]
Con el objetivo de controlar la totalidad de la ruta hacia la costa oriental, Gonzalo de Sandoval fue designado para
efectuar una nueva campaña en Zautla y Xalacingo. Con tan sólo ocho bajas españolas, los pueblos fueron sometidos
y al igual que en Tepeaca, los prisioneros fueron esclavizados y herrados.[136]
Conquista de México 25
Sin embargo, las victorias conseguidas por los españoles y el fortalecimiento de la alianza con los tlaxcaltecas ya
eran noticia en todo el Imperio mexica. Tributarios y enemigos fueron aumentando, lenta pero inexorablemente, las
fuerzas de Cortés. Poblaciones enteras de las comarcas vecinas enviaron embajadores de paz para rendir tributo a la
Conquista de México 26
corona española y aliarse en el ataque a Tenochtitlan. La inercia avasalladora de la irrupción se había generado.[145]
Los nuevos aliados no sólo incrementaron la fortaleza bélica del conquistador a lo largo de esa etapa, sino que
además cumplieron la tarea estratégica de espionaje e información al alto mando acerca de las concentraciones y
movimientos de las fuerzas enemigas. Cuauhtémoc ordenó atacar las poblaciones de Chalco y Tlalmanalco, pero
cuando los españoles se enteraron, contraatacaron y vencieron a las fuerzas mexicas.[144]
Tras haber roto la barrera defensiva, los conquistadores avanzaron a Coyoacán donde el teuctli Coapopocatizin
prefirió huir y la localidad fue tomada por las fuerzas de Cortés. Desde este lugar, las fuerzas de ataque se dividieron
con los objetivos de tomar Churubusco, controlar la retaguardia en Tláhuac y Mixquic, y rodear el lago por occidente
hasta Tlacopan. De esta forma, se cerró totalmente el cerco a Tenochtitlan.[144]
Algunas fuerzas mexicas atacaron en escaramuzas aisladas, logrando capturar a algunos soldados más. Cortés subió
a la cúspide de un teocalli para mostrar al tesorero Julián de Alderete, la ciudad de Tenochtitlan que se encontraba a
Conquista de México 27
trece kilómetros de distancia. El licenciado Alonso Pérez, notó cierta melancolía en la expresión del conquistador y
le dijo:
«Mira Nerón de Tarpeya
a Roma cómo se ardía,
gritos dan niños y viejos
y él de nada se dolía»
El caudillo español respondió:
«que ya veía cuántas veces había enviado a México a rogarles paz, y la tristeza no la tenía por una sola causa, sino
en pensar en los grandes trabajos en que habíamos de ver hasta tornarla a señorear, y que con la ayuda de Dios
presto lo pondríamos por la obra».
En repetidas ocasiones Cortés había pedido a los mexicas la rendición y ellos siempre se negaron. Era la víspera del
ataque final.[150]
Sitio de Tenochtitlan
Caída de Tenochtitlan
Impotentes, sus conmilitones pudieron observar los hechos a lo lejos, reconociéndolos por la blancura de su piel. Sin
embargo el hecho dio ánimo a Pedro de Alvarado, quien, en su afán de venganza, se colocó a la vanguardia para el
asalto final.
«Digamos ahora lo que los mexicanos hacían de noche en sus grandes y altos cués, y es que tañían el maldito tambor,
que digo otra vez que era el maldito sonido y más triste que se podía inventar, y sonaba en lejanas tierras, y tañían
otros peores instrumentos y cosas diabólicas, y tenían grandes lumbres y daban grandísimos gritos y silbos; y en
aquel instante estaban sacrificando a nuestros compañeros de los que habían tomado a Cortés, que supimos que diez
días arreo acabaron de sacrificar a todos nuestros soldados y al postrero dejaron a Cristóbal de Guzmán...».
Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, Díaz del Castillo.[160]
Al final del sitio, que duró tres meses, Pedro de Alvarado tomó la plaza
de Tlatelolco. Los tenochcas que aún quedaban confrontaron las
últimas batallas y fue entonces cuando los conquistadores pudieron
observar, horrorizados, que los mexicas no solo habían sacrificado a
los prisioneros: además de extirparles el corazón, habían arrancado la
piel de los españoles caídos para adornar sus templos u ofrendarla a su
dios Xipe Tótec.
El 13 de agosto de 1521 Cuauhtémoc salió de Tenochtitlan en una canoa, probablemente con la intención de
negociar la rendición, pero fue avistado y capturado por el capitán García Holguín, mientras la ciudad caía en manos
de los españoles y de sus aliados.[162] Cuando Cuauhtémoc estuvo en presencia de Cortés, señaló el puñal que el
conquistador llevaba al cinto y le pidió que lo matara, pues no habiendo sido capaz de defender su ciudad y a sus
vasallos, prefería morir a manos del invasor. Este hecho fue descrito por el propio Hernán Cortés en su tercera carta
de relación a Carlos I de España:
«llegóse a mi y díjome en su lengua que ya él había hecho todo lo que de su parte era obligado para defenderse a sí y
a los suyos hasta venir a aquel estado, que ahora hiciese de él lo que yo quisiese; y puso la mano en un puñal que yo
tenía, diciéndome que le diese de puñaladas y le matase...»
Tercera carta de relación, Hernán Cortés.[163]
De acuerdo a las estimaciones de Hernán Cortés, los conquistadores españoles, junto con sus aliados tlaxcaltecas,
texcocanos, huejotzincas, chalcas, cholultecas y demás coaligados mataron a más de cuarenta mil mexicas durante
las últimas jornadas. López de Gómara describió en su obra que «el cerco duró tres meses, tuvo en él doscientos mil
hombres, novecientos españoles, ochenta caballos, diecisiete tiros de artillería, trece bergantines y seis mil barcas.
Murieron cincuenta españoles y seis caballos y no muchos indios. Murieron de los enemigos cien mil, sin contar los
que mató el hambre y la pestilencia».[164]
Para celebrar el acontecimiento, los castellanos se reunieron en el palacio del señor de Coyoacán Coapopocatizin,
pues en Tenochtitlan el hedor era insoportable. Organizaron un banquete con vino, carne de cerdo, carne de pavo y
tortillas maíz en abundancia. Al día siguiente celebraron misa y se cantó un tedeum.[165]
Conquista de México 30
La codicia por el oro no se hizo esperar y no conforme con trescientos ochenta mil pesos oro ya fundido en barras de
acuerdo a la crónica de Díaz del Castillo, o ciento treinta mil castellanos según la crónica de López de Gómara; el
tesorero Julián de Alderete exigió el tormento de Cuauhtémoc, para que éste confesase donde se escondía el resto del
tesoro de Moctezuma Xocoyotzin. Fue entonces cuando a Tetlepanquetzaltzin y Cuauhtémoc les untaron los pies de
aceite acercándoselos al fuego. Aquél se quejó con Cuauhtémoc del martirio y éste le respondió: «¿Acaso estoy yo en
algún deleite o baño?». Años más tarde en España, recayó en Hernán Cortés la culpabilidad de permitir el
martirio.[167]
Se hizo entonces el recuento de los tesoros y se separó el quinto real, el cual incluía oro, perlas, plata, tarros, platos,
ídolos de oro así como figuras de peces y pájaros, ropas lujosas de sacerdotes, plumas exóticas, animales vivos como
aves, jaguares, y esclavos. Alonso de Ávila y Antonio de Quiñónez fueron los que llevaron este cargamento en tres
carabelas, pero fueron asaltados por corsarios franceses comandados por Jean Fleury cerca de las islas Azores.[168]
Todo el quinto del rey fue robado y los españoles fueron hechos prisioneros. Ávila fue puesto en libertad dos años
más tarde.[169]
Entre los conquistadores se realizó la repartición de oro. Descontando el pago a la corona, el porcentaje de Cortés,
los gastos de expedición y los altos pagos de algunos capitanes, la suma a repartir entre la tropa sólo alcanzó los
setenta pesos. La cantidad era ridícula, pues en ese tiempo una espada tenía un costo de cincuenta pesos.[170] Para
conseguir nuevos tesoros y subir el ánimo de los hombres, Cortés organizó de inmediato nuevas expediciones. De
esta forma evitó una rebelión.[171]
El caudillo español solicitó el envío de frailes o sacerdotes evangelizadores. Mientras tanto se estableció en
Coyoacán a donde llegó su mujer, Catalina Juárez «la Marcaida», quien falleció al poco tiempo.[172] Cuando en 1522
se recibió en la Nueva España la autorización correspondiente por parte del rey, Hernán Cortés comenzó la
asignación de tierras a los soldados y capitanes participantes de las campañas, usando el régimen de
encomiendas.[173]
Conquista de México 31
Rendición de Michoacán
Poco tiempo después la noticia de la caída de Tenochtitlan a manos de los españoles llegó a Tzintzuntzan, capital del
pueblo purépecha. Tangáxoan Tzíntzicha evaluó la situación y envió embajadores de paz a Coyoacán, quienes fueron
bien recibidos por los conquistadores españoles. Cortés hizo alarde de sus fuerzas militares, caballos, artillería y
bergantines, los embajadores quedaron impresionados y regresaron con las noticias a la meseta purépecha.[175]
El nuevo cazonci y sus asesores, a pesar de las dudas que tuvieron, finalmente prefirieron recibir pacíficamente el 25
de junio de 1522 a Cristóbal de Olid, quien lideraba una fuerza de cuarenta caballos, cien soldados de infantería e
indios aliados. Tangáxoan Tzíntzicha entregó un gran tributo en oro y plata, jurando obediencia a la corona española.
Esta paz fue quebrantada más tarde a finales de 1529 y principios de 1530 por Nuño de Guzmán, cuando en un acto
cruel y codicioso asesinó a Tangáxoan Tzíntzicha, provocando el levantamiento del pueblo purépecha.[176]
Muerto Garay, los capitanes Juan de Grijalva, Gonzalo de Figueroa, Alonso de Mendoza, Lorenzo de Ulloa, Juan de
Medina, Antonio de la Cerda, y Taborda no quisieron obedecer al hijo de Garay y los soldados se amotinaron
robando mujeres, gallinas y comida a los nativos de la zona. Los nativos furiosos atacaron a la guarnición y
provocaron muchas bajas a los conquistadores españoles. De acuerdo a la crónica de Díaz del Castillo, al menos
seiscientos españoles murieron, entre ellos Pedro Vallejo. Cortés, que tenía un brazo herido, envió a Gonzalo de
Sandoval con caballería, arcabuceros, aliados tlaxcaltecas y mexicas para controlar la sublevación.[189] Las
represalias contra los nativos fueron contundentes y a los españoles amotinados se les amonestó enviándoseles de
regreso a Cuba.[190]
Campaña de Guatemala
mames en Malacatán, Huehuetenango y Zaculeu sin someterlos del todo pero logrando una cierta estabilidad en la
región.[192]
Campaña en Chiapas
También en 1523 Cortés envió a los capitanes Luis Marín y Diego de Godoy hacia las regiones de Centla, Chamula,
Coatzacoalcos y Chontalpa debido a que los tributarios de las encomiendas se encontraban en franca rebeldía.[196]
Fueron los zoques, y toztziles quienes ofrecieron la mayor resistencia a los españoles, pero poco a poco se fueron
tomando las plazas de Chamula, realizándose un gran avance en la región y reafirmando posiciones en
Coatzacoalcos, Chontalpa, Acayucan, Huimanguillo, Cupilco y Xicalango. Cinco años más tarde, en 1528, Diego de
Mazariegos fundó Ciudad Real de Chiapa en la cercanía de Chiapa de Corzo.[197]
Campaña en Tabasco
El 25 de marzo de 1519, Hernán Cortés fundó la villa de Santa María de la Victoria. Al continuar su expedición
hacia Veracruz, dejó pocos soldados con escasos bastimentos en defensa de la guarnición y pronto fueron derrotados
por los mayas chontales quienes incendian la población. En 1523, sale desde la villa del Espíritu Santo, Luis Marín
quien entabló combates con los indígenas tabasqueños en la región de la Chontalpa y Cimatlán, pero no pudo
pacificar la zona ni reconquistar la villa de Santa María de la Victoria.[197] En un segundo intento el capitán Rodrigo
Rangel con cien soldados, veintiséis ballesteros, escopeteros e indios aliados sostuvo diversos combates en Copilco,
Zacualco y Cimatlán, sin lograr restablecerel control en la villa de Santa María. Durante esta campaña militar, en la
zona de Cimatán, el cronista Bernal Díaz del Castillo fue herido de gravedad por una flecha en la garganta.
Conquista de México 35
Finalmente en 1525, el capitán Juan de Vallecillo cumplió la orden de Cortés, restaurando la guarnición de Santa
María de la Victoria, pero Vallecillo enfermó y murió sin lograr el control total de la zona. Cortés nombró entonces
Baltazar de Osorio, quien llegó en 1527, pero fracasó en su intento de pacificar la provincia.
En 1528 Francisco de Montejo llegó a Santa María de la Victoria con el título de Alcalde Mayor de Tabasco para
establecer su real y ejercer su cargo, iniciando una intensa campaña para someter a los indígenas de la provincia de
Tabasco, logrando pacificar la zona del Grijalva y abrir un camino seguro hacia las Chiapas. En 1530, Montejo envió
a Alonso de Ávila hacia la zona del Usumacinta, quien cruzó la Selva y logró fundar la villa de Salamanca de
Acalán, pero debido a que era una zona hostil y de difícil acceso, a los pocos meses abandonó la guarnición para
continuar su campaña en la península de Yucatán.[201] Fue hasta 1535 cuando Francisco de Montejo y León «el
Mozo» pudo finalmente conseguir el control parcial de la zona de Santa María de la Victoria, siendo nombrado por
su padre teniente de gobernador de Tabasco. En 1536 Franciso Gil, lugarteniente de Pedro de Alvarado incursionó
desde Guatemala hacia el oriente de Tabasco rumbo a Pochutla, siguiendo el cauce del río Usumacinta y fundó la
villa de San Pedro Tanoche. Cuando «el Mozo» se enteró de este evento avanzó hacia la zona para defender los
derechos de su padre.[202] Debido a que la población se encontraba en medio de la selva, incomunicada, y muy
apartada de los centros de abasteciminto, «el Mozo» dio instrucciones a Lorenzo de Godoy para que la guarnición
fuese trasladada a Salamanca de Champotón y así proseguir con la Conquista de Yucatán. La pacificación total del
territorio de Tabasco, se lograría después de numerosas campañas militares, hasta 1564 al derrotar a los indígenas
cimatecos, quienes fueron los últimos tabasqueños en rendirse a los españoles.
..estando para ahorcar al Quauhtemoc, dijo estas palabras: «O capitan Malinche, dias ha que yo tenia entendido, é
habia conocido tus falsas palabras: que esta muerte me habias de dar, pues yo no me la dí, cuando te entregaste en mi
ciudad de Méjico; porque me matas sin justicia?»
Conquista de Yucatán, Diego López de Cogolludo.[207]
Conquista de México 36
Esta acción preventiva fue utilizada en España como un argumento en contra de Hernán Cortés, por los seguidores
de Diego Velázquez de Cuéllar y ha sido criticada a través de los siglos por los historiadores.
El viaje continuó y la expedición tuvo contacto con los mayas itzáes en
las inmediaciones de Tayasal. Fueron bien recibidos y Cortés se
entrevistó con el Halach Uinik Ah Can Ek (Canek). Cortés explicó lo
acontecido con el poderío mexica, y el halach uinik no tenía aún las
noticias de Tenochtitlan pero le contó acerca de noticias de guerras
acontecidas con los mayas chontales de Centla con los dzules (hombres
blancos). Cortés explicó que el era el capitán de esas guerras y trato de
convencerlos para su conversión al cristianismo.[208] Ante el resguardo
de la ciudad y el número de habitantes mayas, Cortés prefirió no llevar Tayasal en el Lago Petén Itzá (Guatemala).
a cabo ninguna acción militar y se despidió de los itzáes, dejando un
caballo lastimado y moribundo que Ah Can Ek prometió cuidar.[209] En 1618 los misioneros franciscanos
encontraron a los descendientes mayas adorando a un caballo fabricado de madera.[210]
La expedición continuó el camino durante más de treinta días en un trayecto accidentado y sinuoso hasta Nito
(Guatemala), donde no fueron bien recibidos por los nativos. Después de una pequeña escaramuza se establecieron
en el sitio durante algunos días. Cortés envió un pequeño grupo para solicitar una embarcación y poder continuar su
trayectoria por mar hacia Naco (las Hibueras). Al llegar la embarcación a Nito le informaron que Cristóbal de Olid
ya había sido ejecutado.
Llegando a Naco, Cortés se reunió con sus capitanes y evaluó las noticias que llegaban de México-Tenochtitlan,
donde se habían amotinado los españoles. Envió inmediatamente a Gonzalo de Sandoval de regreso.
En la zona, los pueblos vecinos de Papayca y Chiapaxina habían recibido amistosamente a los españoles, pero poco
tiempo después las condiciones cambiaron y comenzaron los enfrentamientos. Cortés logró capturar a los señores
principales llamados Chicuéytl, Póchotl y Mendexeto para de esta manera negociar la paz a cambio de la vida y
libertad de los prisioneros. Los de Chiapaxina se rindieron, pero los nativos de Papayca continuaron las hostilidades.
Fue capturado y ahorcado el líder llamado Mátzal. También fue capturado otro líder de nombre Pizacura, a quién
Cortés mantuvo en cautiverio, pero las hostilidades continuaron. En las cercanías Cortés fundó la villa de Trujillo el
18 de mayo de 1525 y nombró a Juan de Medina como alcalde.[211] No obstante, en las inmediaciones de la zona los
lencas, aliados con los cares y dirigidos por el caudillo lenca Lempira, resistieron la conquista durante doce años. En
1537 durante las campañas de conquista de Francisco de Montejo, el capitán Alonso de Cáceres concertó una
reunión para negociar la paz, sin embargo la reunión fue una trampa y un arcabucero asesinó al dirigente
indígena.[212]
Llegaron a la villa de Trujillo fuerzas españolas dirigidas por Francisco Hernández de Córdoba, fundador de
Nicaragua, homónimo del descubridor de Yucatán, que estaba bajo las órdenes de Pedro Arias Dávila (Pedrarias). Al
escuchar que la zona era rica en metales preciosos, Cortés se interesó en las minas y acciones de conquista. Se
encontraba preparando su expedición a Nicaragua cuando llegó fray Diego de Altamirano con noticias acerca de la
situación en la ciudad de México, por lo que prefirió cancelar su expedición y regresar por vía marítima a San Juan
de Ulúa. Envió a sus soldados a Guatemala para poblar la zona y dar apoyo a Pedro de Alvarado, y partió de la villa
de Trujillo, el día 25 de abril de 1526.[213]
Conquista de México 37
La Nueva España
La pugna entre Cortés y Velázquez para obtener el derecho de
gobernar los territorios conquistados había sido estudiada en mayo de
1520, antes de la caída de Tenochtitlan, por el Consejo de Castilla. En
esa ocasión se determinó aplazar el veredicto para que las partes
involucradas presentaran más pruebas y argumentos.
Fray Benito Martín siguió transmitiendo quejas de Cortés al obispo
Juan Rodríguez de Fonseca para que éste apoyara a Velázquez, pero la
Guerra de las Comunidades de Castilla había atraído la atención de
todo el reino. Fue hasta abril de 1521 cuando Fonseca arrestó al
Territorio del Virreinato de la Nueva España en
procurador Alonso Hernández Portocarrero bajo la excusa amañada de su máxima expansión.
haber seducido ocho años antes a una mujer llamada María Rodríguez.
Portocarrero nunca fue puesto en libertad y murió en prisión.[214] El siguiente paso del obispo de Burgos fue
nombrar al veedor de Santo Domingo, Cristóbal de Tapia, como gobernador, sustituyendo la capitanía de Cortés. A
pesar de que el cardenal Adriano de Utrecht desconfiaba de Fonseca, autorizó el nombramiento, pues se encontraba
preocupado ante los acontecimientos relativos al discurso de la Dieta de Worms que había pronunciado Martín
Lutero.[215]
En mayo de 1521 llegaron a Sevilla Diego de Ordás y Alonso de Mendoza con un cargamento de oro y portando la
segunda carta de relación de Cortés. El oro fue confiscado por la Casa de Contratación, pero los emisarios lograron
huir y se pusieron en contacto con Francisco de Montejo. Juntos lograron entrevistarse con el cardenal Utrecht y le
mostraron la carta dirigida a Carlos I. En el documento, Cortés utilizaba por primera vez el nombre de Nueva
España. Había creído conveniente la denominación para bautizar al territorio recién conquistado, debido entre otros
argumentos, a la similitud de climas con España.[216]
Además de notificar los avances de la conquista, los emisarios informaron al cardenal la confiscación del tesoro que
se había efectuado en Sevilla y de las órdenes que Fonseca había girado para cerrar el paso a Ordás y Mendoza. La
desconfianza de Utrecht aumentó, debido a que también había escuchado rumores de la pretensión del obispo de
Burgos de casar a su sobrina con Velázquez. Tras las acusaciones, el cardenal investigó los hechos y ordenó a
Fonseca abstenerse de intervenir en los asuntos de Cortés y Velázquez. Se revocaron las órdenes que había emitido
el obispo, liberándose también los embargos de Sevilla.[217]
De cualquier forma, las instrucciones enviadas a Cristóbal de Tapia llegaron a Santo Domingo a finales del verano
de 1521. Se ordenaba a Tapia tomar la gobernación del territorio, sustituyendo del cargo a Cortés. A pesar de que la
Audiencia de la Española no estaba conforme con la determinación, Tapia viajó a la Villa Rica de la Vera Cruz y fue
recibido por el alcalde Rodrigo Rangel y por el regidor Bernardino Vázquez de Tapia en diciembre de 1521. Se
enviaron mensajeros con las nuevas noticias a Coyoacán, en donde ya residía Cortés.[218]
Con su acostumbrada diplomacia ante estas situaciones, Cortés envió una carta de bienvenida al veedor. La misiva
fue llevada por fray Melgarejo y en ella se explicaba que los trabajos de conquista no habían sido concluidos, y por
tanto, se excusaba de no poder asistir a la entrevista personalmente. Los procuradores de las villas de Vera Cruz y
Segura de la Frontera, coludidos con el plan, hicieron eco a las aseveraciones de su capitán. De manera atenta
reconocieron la autoridad de Tapia, así como las instrucciones reales pero le solicitaron retirarse por el bien de los
trabajos de la conquista. Tapia no tuvo más opción que acceder, y zarpó de regreso a La Española.[219] Casi de
inmediato arribó procedente de Cuba Juan Bono de Quejo. Velázquez lo había enviado con cartas en las cuales el
nombre del destinatario era un espacio en blanco para ser llenado. Los documentos estaban firmados por el obispo
Fonseca y en ellos se ofrecían beneficios a quienes aceptaran reconocer a Cristóbal de Tapia como nuevo
gobernador. Para mala suerte de Velázquez, el veedor se había marchado a La Española, en donde había determinado
no interferir más, por el bien de la conquista.[218]
Conquista de México 38
En enero de 1522, el cardenal Utrecht fue nombrado sucesor del papa León X. A partir de entonces los asuntos de
Indias fueron atendidos por el tesorero de Castilla, Francisco Pérez de Vargas. El nuevo papa, Adriano VI, ratificó al
emperador Carlos V, la bula Exponi nobis fecisti y la intención de enviar frailes de la orden mendicante y frailes
menores de orden regular a los territorios recién conquistados por Hernán Cortés.[173]
En marzo de 1522 ya habían llegado noticias del sometimiento de la ciudad de México-Tenochtitlan. Carlos I
organizó un nuevo comité que fue antecedente del Consejo de Indias. Confirmó la decisión de Adriano VI, de excluir
al obispo Fonseca de los asuntos de la Nueva España.[220] Entre los miembros que participaron en esta ocasión
estuvo el doctor Diego Beltrán, el licenciado Francisco de Vargas, el canciller Mercurino Gattinara, el comendador
de la orden de Santiago Hernando de la Vega, el consejero real Lorenzo Galíndez de Carvajal y los consejeros
flamencos Charles de Poupet, señor de la Chaulx, y De La Roche.[221]
A fin de llegar a conclusiones, el comité analizó las cartas de Diego Velázquez, las quejas de Vázquez de Ayllón, el
informe de Cristóbal de Tapia, las cartas de Hernán Cortés y las cartas firmadas por los procuradores de la Villa Rica
de la Vera Cruz. Así mismo, se entrevistaron a diversos testigos, entre los más importantes Andrés de Duero, Benito
Martin, Diego de Ordás, Alonso de Mendoza y Francisco de Montejo.
Se determinó que no había razón para que Diego Velázquez tratara como suya la conquista, pues solamente había
gastado parte de dinero para financiar la empresa y eso podría ser reembolsado por Cortés, siempre y cuando el
gobernador demostrase que era su propio dinero y no de la corona. Además se concluyó que el documento con el que
había nombrado a Cortés como capitán no tenía validez pues carecía de autoridad.[221]
El 11 de octubre de 1522 se nombró oficialmente a Hernán Cortés como «adelantado, repartidor de indios, capitán
general y gobernador de la Nueva España». Cortés quedó obligado a reembolsar los gastos erogados por Diego
Velázquez. A este último se le indicó que no volviera a inmiscuirse en los asuntos de Cortés y se le ordenó presentar
una probanza por su conducta.[222] Cuatro días más tarde, el 15 de octubre de 1522, se firmó un decreto real en el
cual fue nombrado Alonso de Estrada como tesorero real de la Nueva España, Gonzalo de Salazar como factor,
Rodrigo de Albornoz como contador y Pedro Almíndez Chirino como veedor para ayudar a Hernán Cortés en su
gobierno.[173]
Los primeros frailes que viajaron a Nueva España en 1523 fueron Juan de Aora, Juan de Tecto, y Pedro de Gante. En
mayo de 1524 llegaron a San Juan de Ulúa los franciscanos Martín de Valencia, Toribio de Benavente «Motolinía»,
Francisco de Soto, Martín de Jesús, Juan Suárez, Antonio de Ciudad Rodrigo, García de Cisneros, Luis de
Fuensalida, Juan de Ribas, Francisco Ximénez, Andrés de Córdoba y Juan de Palos, conocidos como los doce
apóstoles. En 1528 Juan de Zumárraga fue nombrado primer obispo de la Nueva España.
Conquista de México 39
Nuño de Guzmán comenzó una campaña cruenta, sitiando poblados, arrasando cultivos, torturando y ejecutando a
los jefes de las poblaciones. Quebrantó la paz con el cazonci purépecha Tangáxoan Tzíntzicha a quién asesinó. Su
pueblo se sublevó y fue sometido. Nuño de Guzmán continuó su campaña por los actuales territorios de los estados
de Nayarit, Jalisco, Colima, Aguascalientes y partes de Sinaloa, Zacatecas y San Luis Potosí, fundando el reino de
Nueva Galicia. Fueron siete años hasta que las quejas hicieron que la Corona española lo enjuiciara y mandara
regresar preso y con grilletes a España.
El 17 de abril de 1535 se creó el Virreinato de Nueva España y Antonio de Mendoza fue nombrado virrey,
gobernador, capitán general y presidente de la Real Audiencia de México. Durante su período los viajes de
exploración fueron apoyados. Hernán Cortés realizó las expediciones a la península de Baja California; en 1540,
Francisco Vázquez de Coronado encabezó una expedición a los actuales territorios del noroeste de México y suroeste
de Estados Unidos, en 1542 Juan Rodríguez Cabrillo realizó una expedición a las costas de las actuales ciudades de
Los Ángeles y San Diego en California. Había concluido la conquista. Empezaba la época colonial propiamente
dicha.
Conquista de México 40
Baja California
Nueva Galicia
Yucatán
Francisco de Montejo, quién había logrado el título de «adelantado» División de jurisdicciones mayas en el siglo XVI
para la península de Yucatán, también tenía interés en las según Ralph Roys.
En 1595 el rey Felipe II autorizó la colonización de los territorios ubicados al norte del río Bravo. En 1598, Juan de
Oñate cruzó el paso del norte, donde hoy se encuentran las ciudades de El Paso y Ciudad Juárez, para dirigirse a los
territorios de los actuales estados de Nuevo México y Texas comenzando de esta manera la colonización y
sometimiento de algunos pueblos originarios como los zuñi, hopi, wichita y los acoma.
Conquista de México 42
Alberto del Canto exploró la región y fundó la Villa de Santiago de Saltillo en 1577. Poco después encontró un valle
en donde estableció la villa de Santa Lucía, la cual fue considerada como la primera fundación de la actual ciudad de
Monterrey. En 1579 el rey Felipe II autorizó a Luis de Carvajal y de la Cueva realizar la conquista, pacificación y
colonización de lo que se llamaría el Nuevo Reino de León. En 1582, en las inmediaciones de Santa Lucía, fundó la
villa de San Luis Rey de Francia hecho que se consideró como la segunda fundación de Monterrey. Sus tenientes
fueron Felipe Núñez para la zona de Pánuco, Gaspar Castaño de Sosa para el noreste, y Diego de Montemayor en el
centro.
Carvajal fundó la villa de León, la villa de San Luis y la villa de la Cueva, pero en 1588 las localidades fueron
atacadas por los nativos. En 1588 Diego de Montemayor fue nombrado lugarteniente y gobernador de Coahuila y en
1596 fundó la ciudad de Nuestra Señora de Monterrey. A finales del siglo XVII un grupo de tlaxcaltecas fue llevado
para pacificar a los nativos de la región así como para enseñarles la agricultura; no obstante, los ataques a las
ciudades eran constantes y causaron problemas a los colonizadores hasta principios del siglo XVIII, al grado que la
producción minera y algunas de las ciudades fueron abandonadas.[231]
Más avanzado el período colonial de la Nueva España, el Nuevo Reino de León se dividió en tres regiones: la
colonia de Nuevo Santander, que corresponde en gran medida al actual estado de Tamaulipas; el propio Nuevo
Reino de León, que corresponde prácticamente al actual estado de Nuevo León y Nueva Extremadura, que es el
actual estado de Coahuila.[232]
Véase también
• Conquista del Perú
• Conquista de América
• Conquista de Tabasco
• Historia de México
• Inmigración española en México
Conquista de México 43
Referencias
Notas
[1] Thomas, op.cit. cap.6, p.99-114
[2] Solís, op.cit. libro I, cap. III, p.28-30
[3] Colón, op.cit. «Carta de Colón a Luis de Santángel» p.245-253
[4] Glantz, op.cit. «Rescatar es el simple acto de comerciar, intercambiar baratijas por oro»;
DRAE, «Rescatar es cambiar o trocar oro u otros objetos preciosos por mercancías ordinarias»
[5] Díaz, op.cit. tomo I, cap.LIV, p.195-199
[6] Solís, op.cit. lib.1, cap.V, p.32-34
[7] Thomas, op.cit. cap.7, p.115-128..«La expedición tenía como principal objetivo, sobre todo en el caso del gobernador Velázquez, encontrar
esclavos. No obstante, los que encabezaban esa pequeña armada deseaban también “buscar y descubrir tierras nuevas, para en ellas emplear
nuestras personas”, con este fin contrataron al “astuto y experimentado” Antonio de Alaminos, de Palos..»
[8] Díaz, op.cit. tomo I, cap. I, p.53 «que habíamos de ir con aquellos tres navíos a unas isletas que estaban entre la isla de Cuba y Honduras,
que ahora se llaman las islas de los Guanaxes, y que habíamos de ir de guerra y cargar los navíos de indios de aquellas islas, para pagar con
indios el barco, para servirse de ellos por esclavos. Y desde que vimos los soldados que aquello que nos pedía el Diego Velázquez no era
justo, le respondimos que lo que decía no lo manda Dios ni el rey, que hiciésemos a los libres esclavos...»
[9] Cervantes, op.cit. libro II, cap.I «Desta manera salió Francisco Hernández del puerto de Santiago de Cuba, el cual, estando ya en alta mar,
declarando su pensamiento, que era otro del que parescía, dixo al piloto: «No voy yo a buscar lucayos (lucayos son indios de rescate), sino en
demanda de alguna buena isla, para poblarla y ser Gobernador della; porque si la descubrimos, soy cierto que ansí por mis servicios como
por el favor que tengo en Corte con mis deudos, que el Rey me hará merced de la gobernación della; por eso, buscadla con cuidado, que yo
os lo gratificaré muy bien y os haré en todo ventajas entre todos los demás de nuestra compañía...» (Nota: A las islas Bahamas se les nombró
islas Lucayas, y a los arahuacos se le llamó lucayos)
[10] Landa, op.cit. cap. II, p.48-49 «Que el año de 1517, por cuaresma, salió de Santiago de Cuba Francisco Hernández de Córdoba con tres
navíos a rescatar esclavos para las minas, ya que en Cuba se iba apocando la gente. Otros dicen que salió a descubrir tierra y...»
[11] Díaz, op.cit. tomo I, cap. II, p.54-57
[12] Díaz, op.cit. tomo I, cap.III a V, p.57-65
[13] Pereyra, op.cit. cap.IV, p.39 «Velázquez pudo mentir a sus anchas, pues muerto Francisco Hernández de Córdoba, no hubo quien le atajase
en su carrera de explorador sedentario. El descubridor de Yucatán se proponía ir a la corte, quejarse ante los reyes y demostrar que él con
sus dineros y los de Cristóbal Morante y Lope Ochoa de Caicedo había formado la armada, cuya dirección tomó a su cargo con tanto
peligro. Velázquez no era sino un impostor que se alzaba tiránicamente con sus trabajos...»
[14] Thomas, op.cit. cap.8, p.128-148
[15] Vázquez Chamorro / Díaz, op.cit. p.37-57
[16] Díaz, op.cit. tomo I, cap. VIII, p.72-76
[17] Cervantes, op.cit. libro II, cap.VI
[18] Díaz, op.cit. tomo I, cap. XI, p.79-81
[19] Díaz, op.cit. tomo I, cap. XII, p.82-83
[20] Díaz, op.cit. tomo I, cap. XIV, p.86-88
[21] Sahagún, op.cit. libro doceno, cap. II, p.702-703
[22] Díaz, op.cit. tomo I, cap. XVI, p.90-93
[23] Díaz, op.cit. tomo I, cap. XV, p.88-89
[24] Díaz, op.cit. tomo I, cap. XVII, p.93-94
[25] Solís, op.cit. libro I, cap. VIII, p.38-40 «cuando llegó Juan de Grijalva, y le halló tan irritado como pudiera esperarle agradecido.
Reprendióle con aspereza y publicidad, y él desayudaba con su modestia sus disculpas, aunque le puso delante de los ojos su misma
instrucción, en que le ordenaba que no se detuviese a poblar: pero estaba ya tan fuera de los términos razonables con la novedad de sus
pensamientos, que confesaba la orden, y trataba como delito la obediencia...»
[26] Thomas, op.cit. cap.10, p.164-175
[27] Díaz, op.cit. tomo I, cap.XIX, p.97-100
[28] García / Velázquez, op.cit.
[29] Cervantes, op.cit. libro II, cap. XIV
[30] Pereyra, op.cit. cap. VI, p.48-65 «Desde que Cortés los vido, hace aparejar un batel con artillería y escopetas o arcabuces, ballestas y las
armas que le convenían, y la gente de quién más confiaba, y con su vara de alcalde, llégase a tiro de ballesta de tierra, y parado allí, dícele
Diego Velázquez: "¡Cómo, compadre!" ¿Así os vais? ¿Es buena manera ésta de despediros de mí?" Respondió Cortés: "Señor, perdone
vuestra merced, porque estas cosas y semejantes, antes han de ser hechas que pensadas. Vea vuestra merced qué me manda". No tuvo
Velázquez qué responder, viendo su infidelidad y desvergüenza...»
[31] López de Gómara, op.cit. cap. VII p.14-16
[32] Díaz, op.cit. tomo I, cap.XX, p.100-102
[33] Díaz, op.cit. tomo I, cap.XXI, p.102-104
Conquista de México 44
[34] Nota: De acuerdo al historiador Hugh Thomas el documento era una «licencia y facultad para que podáis descubrir y descubráis, a vuestra
costa, qualesquier yslas e tierras e tierra firme que hasta aquí no están descubiertas», lo cual lo mantenía como lugarteniente de Diego Colón.
El nombramiento de «adelantado» fue firmado hasta mayo de 1519. La conquista de México (ISBN 970-690-163-9, cap.15); De acuerdo a
Mario Sánchez-Barba el documento recibido era tan sólo una autorización como «lugarteniente de Colón», pues el nombramiento de
«adelantado» no se conseguiría sino hasta mayo de 1519, Cartas de relación (ISBN 84-492-0352-X, pag.16-17); De acuerdo a Francisco
Fuentenebro Zamarro, el documento era el propio nombramiento de «adelantado», Segovianos en el Descubrimiento de América ISBN
84-604-0591-5, pág. 37)
[35] Thomas, op.cit. cap.11, p.179-192
[36] Prescott, op.cit. lib.II cap. III, p.125
[37] Díaz, op.cit. tomo I, cap.XXII a XXIV, p.105-113
[38] Muñoz, op.cit. libro I, cap. XIV
[39] Muñoz, op.cit. libro I cap. XIII
[40] Muñoz, op.cit. libro II cap. I
[41] Sahagún, op.cit. libro doceno, cap. I
[42] León, op.cit. Cap.I
[43] León, op.cit. Cap.II
[44] Sahagún, op.cit. Libro Dozeno, cap. III, p.703
[45] « "Los conquistados" (http:/ / www. artehistoria. jcyl. es/ historia/ contextos/ 1512. htm)». arteHistoria Junta de Castilla y León. Consultado
el 27 de noviembre de 2008.
[46] Díaz, op.cit. tomo I, cap.CII, p.374-376
[47] Díaz, op.cit. tomo I, cap. XXV, p.113-115
[48] Díaz, op.cit. tomo I, cap. VIII, p.75
[49] López de Gómara, op.cit. cap. X, p.19-21
[50] López de Gómara, op.cit. cap.XIII, p.24-25
[51] Díaz, op.cit. tomo I, cap. XXVII, p.116-120
[52] López de Gómara, op.cit. cap. XII, p.22-24
[53] Díaz, op.cit. tomo I, cap. XXIX, p.121-124
[54] Díaz, op.cit. tomo I, XXX, p.124
[55] López de Gómara, op.cit. cap. XVIII, p.28-31
[56] Thomas, op.cit. cap.12, p.193-210
[57] Díaz, op.cit. tomo I, cap. XXXIV, p.135-138
[58] Menéndez, op.cit.
[59] Díaz, op.cit. tomo I, cap. XXXVII, p.145-148
[60] Díaz, op.cit. tomo I, cap. LXXIV, p.258; Muñoz, op.cit. libro II cap. II
[61] Conner, Michael. « Malinche: ¿Creadora o traidora? (http:/ / www. tihof. org/ honors/ malinche-esp. htm)». Consultado el 27 de
noviembre de 2008.
[62] Thomas, op.cit. cap.13, p.211-223
[63] León, op.cit. Cap.III
[64] Sahagún, op.cit. Libro Dozeno, cap. IV, p.703-705
[65] López de Gómara, op.cit. cap. XXVII, p.43-44
[66] Díaz, op.cit. tomo I, cap. XLII, p.162-165
[67] Díaz, op.cit. tomo I, cap.XLIII, p.165-167
[68] Thomas, op.cit. cap.14, p.224-241
[69] López de Gómara, op.cit. cap. XXX, p.47-48
[70] Cortés / Hernández, op.cit. Primera carta p.43-81
[71] Thomas, op.cit. cap.15, p.242-263
[72] Thomas, op.cit. cap.23, p.379-400
[73] Colón y Moniz / Falcó, op.cit.
[74] Baez-Jorge, Félix (2009). « Cempoala, Veracruz (http:/ / www. arqeuomex. com)». Arqueología mexicana XVII (99). p.36. .
[75] López de Gómara, op.cit. cap. XXXIV, p.54-55
[76] López de Gómara, op.cit. cap. XXXIII, p.52-54
[77] Pereyra, op.cit. cap. IX, p.86-106
[78] Díaz, op.cit. tomo I, cap. LI, p.185-190
[79] López de Gómara, op.cit. cap. XLIV, p.67-70
[80] Solís, op.cit. libro II, cap. IX a X, p.91-96
[81] López de Gómara, op.cit. cap. XLI, p.64-65
[82] Pereyra, op.cit. cap.IX, p.104-106 Nota: El barrenado de las naves consta en todas las crónicas de Indias, en probanzas y declaraciones de
los protagonistas; Antonio de Solís comparó este hecho con Agatocles quemando su flota en Sicilia; López de Gómara comparó a Cortés con
Omich Barbarroja quien quebró siete galeotas para tomar Bujía; Prescott evocó a Juliano cuando puso fuego a la flota en el Tigris; pero la
Conquista de México 45
leyenda de la «quema de naves» se debe al historiador novohispano del siglo XVI Juan Suárez Peralta, quien en su crónica desfiguró los
hechos con total desenvoltura.
[83] Díaz, op.cit. tomo I, cap.LVIII, p.206-208
[84] Solís, op.cit. libro 1, cap. XIV, p.104-106
[85] Díaz, op.cit. tomo I, cap. LXI, p.212-213
[86] Thomas, op.cit. cap.16, p.264-278
[87] Pereyra, op.cit. cap. X, p.109-126
[88] Enciclopedia de los municipios de México. « Tlaxcala-Historia (http:/ / www. e-local. gob. mx/ work/ templates/ enciclo/ tlaxcala/ mpios/
29033a. htm)». Consultado el 28 de noviembre de 2008.
[89] López Austin, op.cit.
[90] Solís, op.cit. libro II, cap. XVI, p.109-112
[91] Thomas, op.cit. cap.17, p.279-288
[92] Muñoz, op.cit. libro II cap. IV y V
[93] Solís op.cit. libro III, cap.VI, p.144-147
[94] Muñoz, op.cit. libro II, cap. V
[95] Díaz, op.cit. tomo I, cap. LXXXII, p.278-281
[96] López de Gómara, op.cit. cap. LIX, p.90-91
[97] Díaz, op.cit. tomo I, cap. LXXXIII, p.281-295
[98] Thomas, op.cit. cap.18, p.289-303 .."Los aliados indios disfrutaron obviamente de la oportunidad y "mataron mucha e servieron muy bien
como bueno e leales vasallos de su majestad", comentaría en 1565 un conquistador sevillano, Martín López.[74]. Dos días más tarde Cortés
puso fin al saqueo de la ciudad.[75] Muchas gentes fueron apresadas y llevadas al sacrificio en Tlaxcala; sólo los escasos cholultecas que
habían colaborado con los foráneos se libraron... Tal vez Cortés pretendiera matar sóa a unos cuantos señores de Cholula; pero, una vez
iniciado el derramamiento de sangre, algo como una sed sanguinaria se apoderó de sus hombres y éstos mataron a cientos de indios.
Ninguno de los conquistadores que participaron en el acontecimiento parece haber realmente deseado hablar posteriormente de él"..
[99] López de Gómara, op.cit. cap. LX, p.91-92 .."Mandó matar a algunos de aquellos capitanes, y los demás los dejó atados. Hizo disparar la
escopeta, que era la señal, y arremetieron con gran ímpetu y enojo todos los españoles y sus amigos a los del pueblo. Hicieron conforme al
apuro en que estaban, y en dos horas mataron más de seis mil. Mandó Cortés que no matasen niños ni mujeres. Pelearon cinco horas, porque,
como los del pueblo estaban armados y las calles con barreras, tuvieron defensa. Quemaron todas las casas y torres que hacían resistencia.
Echaron fuera toda la vecindad; quedaron teñidos en sangre. No pisaban más que cuerpos muertos..Se saqueó la ciudad. Los nuestros
tomaron el despojo de oro, plata y pluma, y los indios amigos mucha ropa y sal, que era lo que más deseaban, y destruyeron cuanto les fue
posible, hasta que Cortés mandó que cesasen"..
[100] Díaz, op.cit. tomo I, cap. LXXXVII, p.304-309
[101] Pereyra, op.cit. cap. XII, p.131-137
[102] Thomas, op.cit. cap.19, p.304-326
[103] Solís, op.cit. libro III cap. XI, p.160-163
[104] Thomas, op.cit. cap.21, p.345-358
[105] Solís, op.cit. libro III, cap.XVIII, p.183-187
[106] Cortés / Hernández, op.cit. "Segunda Carta" p.125 .."que convenía al real servicio de vuestra majestad y a nuestra seguridad, que aquel
señor (Moctezuma) estuviese en mi poder y no en toda su libertad, porque no mudase el propósito y voluntad que mostraba en servir a vuestra
majestad, mayormente que los españoles somos algo incomportables e importunos y porque enojándose nos podría hacer mucho daño y tanto,
que no hubiese memoria de nosotros según su gran poder"..
[107] Cortés / Hernández, op.cit. "Segunda Carta" p.127 .."Y asimismo les pregunté si lo que allí se había hecho había sido por su mandado y
dijeron que no, aunque después, al tiempo que en ellos se ejecutó la sentencia que fuesen quemados, todos a su vez dijeron que era verdad
que el dicho Mutezuma se lo había enviado a mandar y que por su mandado lo habían hecho"..
[108] Pereyra, op.cit. cap. XIV, p.143-156
[109] Thomas, op.cit. cap.22, p.359-376
[110] Díaz, op.cit. tomo I, cap.CII a CIV, p.374-384
[111] Exploradores y viajeros por España y el Nuevo Mundo, Cervantes Virtual. « Pedro de Alvarado (http:/ / www. cervantesvirtual. com/
portal/ exploradores/ pcuartonivel. jsp?conten=exploradores& pagina=viajeros2_pedroalvarado. jsp& tit3=1510,+ Pedro+ de+
Alvarado#saltapubli)». Consultado el 28 de noviembre de 2008. «.."Pero junto a sus cualidades militares, Alvarado también se mostraba
como un hombre cruel y ambicioso, manifestadas en su afán por saquear los tesoros de México y Tezcoco, para cuya obtención, según
acusación de Vázquez de Tapia, no dudó en torturar al rey Cacama"..».
[112] Solís, op.cit. libro IV, cap.IV, p.206-209
[113] Thomas, op.cit cap.23, p.379-400
[114] Solís, op.cit. libro III, cap.I, p.129-132
[115] Solís, op.cit libro IV, cap.V, p.209-213
[116] Thomas, op.cit. cap.24, p.401-411
[117] Pereyra, op.cit. cap. XV, p.156-167
[118] Solís, op.cit libro IV, cap.VI, p.213-217
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