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Historias de mi vereda

La Cooperativa
Vista Hermosa, Meta
Escritos y testimonios de:
Franklin Munévar
Ana Aydé González
Alcides Álvarez Ospino
Yesica Andrea Delgado
Yurly Martínez
Luz Celi Castillo
Fabián Zapata
Cielo Katherine Pérez
Alejandra Martínez
Leticia Rodríguez
Wilder Alfonso González
Gladys Parra
Leonel Bustos
Luz Marina Gallo

Coordinación General del proyecto “Bibliotecas Públicas por


las veredas y los caminos de la paz”: Henry García Gaviria
Bibliotecaria, coordinadora del proyecto “Historias de mi
vereda” y fotos:
Luceli Narváez López
Bibliotecaria Pública de la Biblioteca La Magia de Leer, vereda
La Cooperativa, Vista Hermosa: Marilyn Romero
Trabajo de escritura con la comunidad y edición de textos:
Pilar Lozano
Diseño y diagramación: Andrea Descans Castro
Contenido
La verdad: un horizonte para caminar 4 Mi macho, mi perro y el solino… 34
El valor de la memoria 7 El abrazo de Rayo 35
¡Vamos a La Cooperativa! 8 Adiós a La Maravilla 36
Prohibido… 13 Apenas quedamos unos pocos 37
Los arrieros, la carretera y yo 15 Mi amigo el panadero 39
Celebramos en la cantina de doña Consuelo 16 Aquí viví cuando iba a la escuela 40
El lunes era día de mandato 19 ¡Nadie murió! 42
Solo se escuchaba el ruido de las plantas de energía 20 Extraño a mi madrina 43
Un puente poderoso 21 No somos fantasmas 44
¡Cinco o diez millones por un gallo! 22 Una Semana Santa de verdad verdad 45
El restaurante que fue discoteca 24 Y llegó la biblioteca… 47
Ese veneno dejaba estéril la tierra 27 Los niños sabemos manejar ganao 48
Lo mandaron llamar… 29 Goles en lugar de balas 49
Una historia que no olvido 30 Me llamo como usted, profe 52
Pablo, El Desbaratado 31 Estamos enfocados en el cacao 53
Ni las balaceras me espantaron 32
La verdad: un horizonte para caminar
Casi todas las noches, cuando estaba en las zonas veredales donde el Alto Sinú cuando se termina la represa de Urrá, o en las minas
las FARC se agruparon para dejar las armas, abandonar la guerra de oro de Carrizal y Lejanías entre Remedios y Segovia, o en la
y reincorporarse a la vida civil, ponía una canción antes de irme a frontera de carreteras destapadas y árboles caídos entre Mutata y
dormir, y la escuchaba varias veces como intentando buscar algo… Riosucio, o en las tierras indígenas de Andalucía en el Cauca, o en la
Y es que todos los días en esos territorios están llenos de relatos vía petrolera de Puerto Vega a Teteyé en el sur del país.
y memorias que superan los límites de la imaginación, que no han
Todos esos territorios, entre otros de la profundidad del país, tienen
contado del todo los periódicos de la crónica roja y que uno suele
muchas singularidades en su realidad, pero también comparten
desconocer como colombiano promedio desde las cómodas sillas
aspectos comunes que los hacen dueños de unas mismas verdades
de la ciudad; una vida que ciertamente está muy lejos de lo que uno
dentro del relato nacional: son lugares de difícil acceso, tuvieron
ha visto o escuchado alguna vez. Esos relatos y esas memorias históricamente presencia de la guerrilla de las FARC, sufrieron el
–y todo lo que vivía y sentía en cada jornada– me dejaban conflicto armado en cuerpo propio, viven sustancialmente de las
vacío por dentro; la guerra siempre hace su desatroso economías informales, estuvieron olvidados por el Estado durante
trabajo y para siempre. La canción, sin embargo, me ayudaba y años, subsistieron a la desaparición y a la muerte, y aún mantienen
me recuperaba, y recogía de cada lado las esperanzas que se iban; algo la esperanza en días mejores. Todos estos territorios tienen, además,
así… Me acostaba, al final, con la ilusión de un país distinto y con el unas voces que merecen ser escuchadas y que no se pueden agotar
sueño de ayudar a construir la paz de Colombia: un horizonte que me en las discusiones ingratas de las capitales del país: son las voces
servía para seguir caminando. del conflicto y de las víctimas; son las memorias que todos los
Antes de conocer esta Colombia, había escuchado hablar de colombianos deberíamos sentir como nuestras, que nos deberían
algunos municipios donde la guerrilla más antigua del continente cambiar por dentro.
se agruparía para empezar su tránsito a la política, y también había …
visitado algunos de estos pueblos en sus cabeceras urbanas… Pero, Precisamente, una vez firmados los Acuerdos de Paz, era menester
una mirada aparte suscitan las veredas donde se concentraron los que la institucionalidad comenzará a hacer presencia en todos
más de 7.000 guerrilleros de camuflado, boina, fusil y vida en la estos espacios “desconocidos” de la geografía nacional para
insurgencia. Poco se sabe acerca de cómo es la vida y la historia acompañar el proceso de reincorporación de los excombatientes
en los Llanos del Yarí después de La Macarena, o en las montañas de la guerrilla más antigua del continente y acercar a la ruralidad
de Madrigal que florecen potentemente de las aguas del Patía, o en las oportunidades de un mundo que venía avanzando… Era
importante que nos encontráramos con muchos connacionales adultos, en otras poblaciones los servicios de las Bibliotecas tejieron
“alejados” que nos reclamaban y que nos extendían la mano de canales de comunicación con todos los habitantes de las veredas
muy distintas maneras: para trabajar unidos, para reconocernos, porque siempre había un espacio para todos, en otras zonas fueron
para construir confianza, para enseñarnos y aprender juntos, para los líderes sociales y los profesores de Escuela Nueva quienes
trasmitirnos otra visión del mundo, para hacer país, para solicitar descubrieron el valor de la Biblioteca para la construcción de la paz
más presencia de quienes estábamos desconectados, para protestar en sus comunidades, y en otros territorios la guerrilla de las FARC
por la exclusión, para escuchar su voz, para recuperar la memoria, legitimaba el valor de las Bibliotecas y de la lectura para hacer un
para darnos un mensaje, para narrarnos las historias de antes, tránsito verdadero de las armas a las palabras. Así, de diferentes
para cambiar el futuro, para soñar, para escribir otra Colombia. Y, formas, las Bibliotecas fueron construyendo confianza en centros
efectivamente, nos encontramos. poblados donde las relaciones con el otro –y especialmente con el
A inicios del 2017, las Bibliotecas Públicas Móviles, Bibliotecas desconocido– tendían a la fractura y la distancia por auto cuidado;
Públicas para la Paz, nos llevaron entonces hasta el corazón las Bibliotecas Públicas cambiaron esos imaginarios y se ocuparon
del posconflicto, nos acercaron a la profundidad del país y nos del rescate de la vida y del valor de la memoria donde las vidas y las
permitieron escuchar aquellas verdades no contadas de un mundo memorias se terminaban todos los días.
que no conocíamos, en las voces propias de quienes vivieron la Y aquella relación cercana con las comunidades, nos hizo parte de
guerra. Instalar y poner en funcionamiento Bibliotecas Públicas su realidad en muchos aspectos, nos sugirió responsabilidades, nos
en 20 de las 26 Zonas Veredales y Puntos Transitorios de situo en unas verdades objetivas del campo colombiano, nos afectó
Normalización establecidos para la implementación del Acuerdo sensiblemente, pero también nos puso a trabajar en iniciativas
de Paz, suponía convivir con las comunidades que allí habitaban, comunitarias en torno a la participación, la verdad y la memoria.
respetar su realidad y generar las empatías y la confianza para Desde esas bibliotecas conocimos cómo se formaron los caseríos,
hacer parte de sus vidas: las Bibliotecas Públicas Móviles y los cuándo llegaron las guerrillas a sus territorios, qué implicaba vivir
Bibliotecarios de la Paz hicieron muy bien la tarea y se convirtieron en medio del fuego, por qué comenzaron a crecer los cultivos
en el símbolo de paz más importante para estos territorios, en los ilícitos, cuánto duraba un viaje hasta el pueblo más cercano, qué era
espacios para la reconciliación, en el lugar de encuentro sin exclusión un día de mandato, cuáles fueron los efectos de las fumigaciones
y en los oídos atentos para escuchar las voces del conflicto. aéreas, cómo estudiaban los niños, y qué amistades florecían a pesar
En cada una de estas zonas veredales surgieron maneras distintas de del conflicto. De nuevo, desde esas Bibliotecas nos adentramos a un
relacionarnos con la comunidad y de aproximarnos a sus memorias mundo que no conocíamos.
y a sus intimidades. En algunos casos los niños nos abrieron el Ya, con el alma fundida en los relatos de la Colombia profunda,
camino con sus padres y conectaron la Biblioteca con los más le dimos un valor importante a la voz de la gente, a las palabras
secretas de muchas mujeres, a las anécdotas de los niños, a los construyeron las trochas para llevar carros hasta el centro poblado,
recuerdos de los viejos, a las esperanzas de los jóvenes, a la historia de aquellos días de trabajo comunitario para arreglar las pequeñas
que camina. Las Bibliotecas abrieron escenarios para contar las infraestructuras veredales, de las reconocidas y millonarias apuestas
memorias y configurar una verdad de voces vivas y de puño y letra. de gallos, de un veneno que pelaba el ganado en la espalda y dejaba
La memoria se convirtió en un tema en las Bibliotecas, que aunque estéril la tierra, de las muertes de guerrilleros y soldados en una
nos marcaba personalmente, nos permitía seguir caminando, guerra absurda de Colombia contra Colombia, del significado de ser
así como el horizonte. Las memorias se hicieron canciones, se docente en una vereda cruzada por las balas, de no poder abrazar
escribieron en crónicas, se pintaron en murales, se congelaron en un niño entrañable que habiendo crecido se viste de soldado, de la
fotos con relatos, se volvieron dibujo, se hicieron visibles. alegría desaparecida de las discotecas de campo, de muchos amigos
Esas memorias y esos relatos que nos encontramos en cada que se fueron para nunca volver, de las fachadas de casas que se
vereda y en cada voz ocupan muchas temáticas comunes del caen a pedazos de madera después del desplazamiento y el olvido,
país atravesadas por el conflicto: ser invisibles para un sector de un pueblo que no quiere seguir invisible –fantasma– para el resto
amplio de la sociedad colombiana, vivir en medio de las amenazas de un país, y de la ilusión que hoy se mantiene prendida en cada una
y de las balas, acatar las prohibiciones de un lado y del otro, de estas poblaciones.
celebrar los pequeños logros comunitarios como un triunfo sin La Cooperativa ahora tiene una parte de su memoria en las páginas
precedentes, depender de los cultivos ilícitos para sobrevivir, de un mismo libro, gracias al Proyecto “Historias de mi vereda”,
sostener los vínculos familiares y de amistad por encima de las liderado por la Bibliotecaria Pública de la Paz Luceli Narváez y
relaciones militares y de guerra, acostumbrarse a los vejámenes la periodista y escritora Pilar Lozano. Un conjunto de memorias
del desplazamiento forzado y el destierro, asumir la muerte de los subjetivas que parecen constituir la verdad de un pequeño caserío
seres queridos en un conflicto ajeno, recibir las llegadas en falso de en la inmensidad del Meta y una importante parte de la verdad de
la institucionalidad, y debatirse entre los temores y las esperanzas muchas veredas de toda la geografía nacional. Unos relatos que por
cuando se mira el camino de atrás o el que se viene… Y, sin su emotividad, y por las huellas que dejan en el alma, rompen por
embargo, resistir y perdonar. dentro a quienes los escuchan con sensibilidad y con las ilusiones
La Cooperativa, Vista Hermosa (Meta), es una vereda que reúne de un país mejor. Una verdad, entonces, hecha de las letras y de la
fielmente todas esas temáticas en los reglones de su memoria local. voz de quienes la vivieron. Una verdad que aunque nos duele, nos
Allí, desde la Biblioteca Pública Móvil, recogimos gran parte de dibuja un horizonte… Un horizonte que nos sirve para caminar.
una verdad histórica en la voz de sus protagonistas plasmada en La canción que escuchaba siempre, luego de asitir en distintas
narraciones que cuentan acerca de la conformación del caserío y el partes del país a relatos como los que están páginas adelante, es
crecimiento paulatino de su población, de las normas que imponía Spring waltz de Chopin.
las FARC a sus habitantes en las décadas de la violencia, de cómo se
Henry García Gaviria
El valor de la memoria
La idea era rescatar la historia de La Cooperativa, pequeño caserío La memoria es subjetiva, lo que a mí me hace sentido, lo que
de Vista Hermosa, Meta. Quienes participaron en este ejercicio explica mi dolor...”. Pero, tal vez juntando todos estas miradas
recordaron momentos que los marcaron; momentos especiales – subjetivas podemos armar el rompecabezas de la historia de La
por felices o dolorosos– que les dejaron una huella en el alma. Cooperativa. Y tal vez un día, juntando historias de aquí y de allá,
conozcamos la verdad de lo ocurrido en esa Colombia olvidada…
Algunos esculcaron sus recuerdos y eligieron alguna de las muchas
casas que hoy permanecen con candado y están siendo devoradas Este ejercicio demuestra algo muy valioso: todos podemos
por la maleza. Y escribieron: aquí vivió…, me dolió cuando se escribir, todos tenemos algo que contar. La ortografía, la
fue…, esta fue mi casa cuando… mala letra no fueron impedimento… ¡Aplausos para todos
los que asumieron el reto!
“La memoria –dice Francisco de Roux, sacerdote jesuita y
Presidente de la Comisión de la Verdad– no es la verdad. Falta mucho aún por contar.
Pilar Lozano
¡Vamos a La Cooperativa!
En los años 80 ya existían, al pie del caño, dos casitas Se llevaba a Piñal arroz, maíz… Lo que sí no se llevaba a vender
construidas con el mismo material que produce la selva: una era yuca, plátano; no daba. Lo ganado se lo comía todo el
palma que se llama chuaco. De eso eran techo y paredes. Esas transporte en arriería y fluvial, en el río. Entonces, el único que
casas no existen; se fue reformado. El dueño era un señor daba la base era el arroz. Y ya cuando se puso el arroz más barato,
Aristóbulo. La una era la casita donde vivía y la otra la cocina. Él se empezó a sembrar solo para el consumo.
estaba recién llegado, como todo el mundo que también había
¡Era tan difícil salir hasta Piñalito a conseguir una panela, una
cogido terrenos.
libra de sal…! A caballo hasta el río Guejar a hora y media. Y de
Yo soy de origen tolimense, del piecito de Roncesvalles, de Playa ahí embarcación –canoa de madera con motores– y subir a Piñal
Rica. En ese tiempo que llegué estaba muy joven. Ahorita tengo a hacer la compra. Entonces unos señores dijeron: “¿Por qué
63 años cumplidos. Usted sabe que todo joven cuando dice a no reunimos una plata y montamos una tienda y ponemos un
andareguiar no para en ninguna parte. Primero estuve al lado administrador, para que venda aquí?” Como dos o tres personas
de Puerto Lucas, en Vista Hermosa. Por allá trabajé y luego me montaron esa tienda.
fui para la sabana en un punto que se llama, hoy en día, Alto de
Uno era José Buitrago, el otro era don Fidel González, y un
Ligias. La gente estaba recién fundada. Me hice a un amigo por
señor don Pablo. Consiguieron una persona que manejara eso.
ahí y fue cuando ya me vine para estos lados. Donde uno veía un
Bueno, pensaron: “¿Cómo se llama la tienda?” Quedaron ahí
pedazo de tierra lo cogía. O le decía a otro: coja ese pedazo ahí
pensativos. “¿Cómo se llama?...” Como era de varios, dijeron al
pa’llá y siembre lo que quiera, yuca, plátano, maíz, cualquier cosa.
fin: ¡“Pongámosle La Cooperativa! “Entonces ya veníamos y lo
Esto lo conocí cuando eran arroceras. Tumbaban selva y sacaban que necesitáramos comprar ahí se encontraba. Había de todo, de
arroz; era lo que no molestaba el mico. El mico siempre se come cada cosa un poquito. No en hartísima cantidad sino poquito. Se
el maíz. ¡Harto arroz se sembraba!, tenía mucho comercio. le acababa cualquier cosa a la gente y ¡Vamos a La Cooperativa

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¿Cómo se llama la tienda? “Quedaron ahí pensativos”.
varios, dijeron al fin:
“¿Cómo se llama?...” Como era de

¡ “Pongámosle La Cooperativa!
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a comprar! La Cooperativa… La Cooperativa… De ahí salió el Hasta se daba uno cuenta: aquél no ha venido estos días, voy a ir
nombre de esta vereda. Entonces dijeron: “Esta casita está muy a visitarlo, a ver qué le pasó, si está enfermo… Mataba cualquier
feíta”. Vamos a hacer una casa. Colaboramos más de uno para animal y le llevaba uno la parte para que comiera. La gente se
hacer la casa grande, en madera, bonita. vino a separar, a no ser unidos, cuando se vió la plata.
Para esos tiempos solo había una escuelita en Puerto Gabriel, La guerrilla llegó muy temprano. En el año 83 ellos estaban ya
a la orilla del río Guejar. Hora y media de camino. Por eso, hay por aquí. Estaban lejos, pero iban llegando. Pasaban por acá;
mucho muchacho que no tiene el estudio académico, porque no entraban… Iban al puerto. Era de esa manera en esas épocas.
lo había. No había nada en toda esta área. Después hicieron una Aquí la guerrilla hacía cumplir unas órdenes. Ellos controlaban
escuela, allí en la vereda Divisas. Los de aquí les tocaba echarse muchísimo lo que era el robo, el atraco, la violación. ¡Ave María!
dos horas para ir a estudiar. Era muy difícil. A una de mis hijas Eso era una vaina muy delicada. Eso no lo perdonaban. De
le tocó. Y cuando eso no era como ahorita; ese tiempo era por pronto perdonaban al que robaba… Ellos manejaban ese tema.
pura montaña. Debían pasar un caño por una varita. Y si el caño La salud era así, como el cuento: el que se enfermaba tocaba
se llevaba la varita pues devolverse… no ir a la escuela. bregarlo a sacar en hamaca hacia el río. Allá lo recogía una canoa
Había mucho animal; había tigre. Los tigres no se han retirado para Piñal, si de pronto alcanzaba… Yo fui cinco años motorista
mucho. Allí abajo, a la orilla del río Guejar, ahí en el Tecontaldo, en ese río, el río Guejar… Y llegaban a veces a las once de la
que eso ya es Divisas, todavía pa’l verano, el tigre sale hacia el noche, con una señora de maternidad que no podía tener el
río. En las playas, ahí se encuentran los rastros. niño. Y a esas horas ¡levánteme de la cama, prenda motor y
arranque con esa señora pa’Piñal! Los motoristas éramos como
Y cacería, ¡Claro! ¡Había hartísima! Por lo menos un cajuche, un los choferes: muy conocidos en el pueblo. Allá le golpíabamos
saíno, la capa, el cachicamo, todos esos animales. Y salíamos de a una doctora: ¡Doctora…! ¡Doctora…! ¡Ábranos, mire que…!
casería. Me convidaba a veces el vecino, a veces iba solo, pero “¿Qué le pasó?” “No, que traigo un enfermo, una señora”. A
cerquita. Éramos muy unidos. Se me hace tan raro que hoy en esa hora abría y nos recibía. Ahí le prestaban el primer auxilio,
día para uno reunir así una comunidad para trabajar, como que si alcanzaba el auxilio… Muchos murieron en la canoa. Y hubo
se incomodan.. En ese tiempo nosotros éramos muy unidos. varios que se murieron porque en eso se fumigaba ya mucho

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los cultivos ilícitos. ¿Quién sabía manejar veneno? Nosotros En el 2001, 2002, fue el mayor crecimiento. Por todas partes
nunca teníamos orientación de eso, jamás. A veces, con las veía carros y gente. ¿Por qué fue tanto el impulso de subirse este
manos untadas, iban y comían… Sí, se murió harta gente así, número de construcciones de casas y de aglomeración de gente?
intoxicada… Y daba mucho paludismo. El color de nosotros era ¡Los cultivos que había! Era gente que venía, de oportunidad, a
muy diferente: amarillito. conseguirse el sustento. No era más.

La primer mafia que llegó aquí fue la marihuana ¿Qué quién la ¡Huy! Eso aquí había, como el dicho, gente de todas partes de
trajo? Hummm. Eso, como el cuento, fue apareciendo alguien Colombia. El uno tenía un negocio, el otro almacén de víveres o
con la semilla. Se extendió, cogió fuerza. Y se acabó; entonces, de ropa; otros, almacenes de insumos o restaurantes. Otros, venta
llegó la dichosa coca y la gente se fue creciendo. de comida por las calles o cacharrerías. Era exactamente como
estar en un pueblo grandísimo, como Granada. Había mucha plata.
Por esos tiempos en la tienda La Cooperativa cambiaron de
La situación económica de todos nosotros era muy buena. Si era el
administrador; hubo de pronto un desacuerdo. Se reunieron los
patrón, tenía su muy buena forma; si era el obrero, le hacían falta
mismos que la habían formado y la vendieron; quedó de una
manos para trabajar. Trabajo había y plata para pagar. Ejemplo: si
sola persona.
un jornal allá, fuera de estos sitios coqueros, valía diez mil pesos,
En el año 2000, fue cuando ya entró la trocha y los primeros aquí valía veinte mil y le daban la comida. ¡Dobletiao! Entonces, la
carros. Este caserío se empezó a hacer porque no había nada. gente se venía.
La primera escuela que existió en la vereda La Cooperativa
Para mí esa mata de coca es bendita. Y tengo por qué decirlo.
estaba en la finca mía, en el Alto Simón Bolívar. Y la vereda
¿Qué maldita va a ser una mata que le dio la comida a tanta gente
siguió creciendo por los cultivos ilícitos. Sí, porque aquí eso no
y le dio el auge a las fincas, los pastos? Hay mucha finca hecha, que
se le oculta a nadie: los cultivos ilícitos hicieron subir el caserío.
cogió mucho valor… Que de pronto hay unos que han sido de
Dijo la gente: ¡A comprar lotes!… El señor José Buitrago que mala calandria, digamos, de mala fe…
era dueño de muchos potreros donó tierra a mucha gente, otros Unos que dicen que nos dejó la guerra. ¡No, hombre! Yo conocí
solares los vendió. El lote donde está hoy la biblioteca lo dio pa’ más guerras antes de haber coca. Yo nací en el año 55 cuando
un puesto de salud. Se fue formando el caserío… estaba todo el golpe pesado de la guerra en el Tolima.

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Y llegó la erradicación. Eso fue en el 2007, 2008, 2009, 2010. responsable en ese punto. Sí, a veces se ha quedado enterrado
Fueron los peores momentos de La Cooperativa. Se dio de el carro. Pero va gente, un tractor de un vecino, lo jalan y aquí
tres maneras. La primera: fumigación; pasaba una avioneta llega. Nunca esa línea ha sido desamparada. Por eso, nunca ha
y fumigaba en la cabecera de este caño que pasa aquí y sido un pueblo fantasma, ¡nunca! ¡nunca! ¡nunca!
envenenaba toda el agua… Sí. Muy duro, muy cruel. Acabaron
Algunos dejaron sus tierritas, habían comprado pedacitos, tres,
con yuqueras, plataneras, toda clase de agricultura, potreros
cuatro hectáreas y no se puede sobrevivir sobre ese pedacito
y pastos. Tocó sacar el ganao porque le caía veneno; lo peló,
de tierra. Los antiguos seguimos estando aquí, siempre, en píe.
lo quemó por encima. Esa fue la primera. Después, cuando
Sufrimos hace muchos años y seguimos esperando a ver qué
ya no pudieron de esa manera, entonces llegó el gobierno, el
resultado nos da el gobierno para apoyarnos. Ahora llegó la
Ejército, con erradicadores a hacer su tarea a pala. Quemaban
sustitución. Nos han prometido proyectos productivos; es lo
cambullones, se robaban lo que encontraban de paso… Pero,
que necesitamos. Proyectos productivos y el arreglo en general
nunca negociaron con la comunidad. ¡Nada! Dentraron a
de las vías. Porque habiendo vías…
arrancar y a quemar todo lo que se encontraban. Si en una casa
encontraban un tambor de ACPM o de gasolina, ahí le metían
candela. Eso, pa’ellos era insólito. La última erradicación ya fue
lo que se entiende como voluntaria.
A mí, por lo menos, me arrancaron todo el cambullón.
Entonces la gente se fue. La gente estaba por el trabajo, por los
negocios. Y a lo que se acabó la materia prima…
Aquí llegaron a haber más o menos 200 casas habitadas.
Ahoritica, así por encimita, pueden haber unas 20; en un
momento fueron menos. Pero nunca La Cooperativa ha decaído
y nunca ha quedado incomunicada. Contraguejar ha sido

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Prohibido… Como a finales de los 90, las FARC sacaron las normas de
convivencia. Eran interesantes, pero dio fuerza para que muriera
mucha gente. En esos tiempos nos afectaban mucho los robos,
los atracos entre nosotros mismos. Nos estábamos matando en
las cantinas, borrachos. Y había personas que echaban liga a la
mercancía. De un kilo, 400 gramos era liga; eso era una trampa.
Las FARC hizo las normas, nos reunieron en todas las veredas y
nos pusieron en conocimiento.
Robar, matar, violar, echar liga, daba para muerte. A los
que incumplían los llamaban donde quisiera el mando. Los
domingos yo venía por la remesa de madrugada y encontraba
tres, cuatro muertos por el camino. Tenían un papel en el pecho
que decía por qué lo habían matado: ladrón, violador…
Ese modo me parecía bien, prestaba seguridad. Yo he sabido
vivir. Estoy por acá hace mucho y mire estoy lleno de arrugas.
Otros se pusieron de necios a hacer lo que sabían que no se
podía hacer. Esas normas estuvieron vigentes hasta la entrega
de armas.
Si hay algo que hizo daño a las FARC y al campesino
fueron las famosas milicias que fundaron ellos mismos.
Les soltaron mando sin tener ellos capacidad política ni
ideológica; hicieron muchas fechorías.

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... entró un buldóc
vimos acá, las mulaser que fue el primer aparato que
pasaron a un segun
do plano.
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Los arrieros, la carretera y yo
Cuando entró la trocha en el año dos mil y entró un buldócer Yo soy santandereano, pero me llevaron muy pequeño para
que fue el primer aparato que vimos acá, las mulas pasaron a un el Valle. Me vine por el desempleo Y había mucho empleo en
segundo plano. esta región por lo de la coca. Se necesitaba gente que supiera
Porque cuando yo llegué todo, alimentos e insumos, entraba trabajar, que le gustara trabajar. Esto era zona guerrillera.
por canoas y a lomo de mula. De Piñal por canoa hasta Puerto Entonces, el que entraba podía hacer inteligencia, o ser un
Gabriel o Puerto Iguana. Y ahí se descargaba la mercancía y infiltrado. Entonces era un riesgo; por eso se necesitaba llegar
tocaba dejar todo embodegado para al otro día, o después, recomendado.
traerlo en las mulas. Arrieros, había bastantes. A uno le decían Yo no puedo decir nada de la coca; para mí es algo muy valioso.
El Abuelo, otro era Gabriel, a otro lo llamaban Cabeza de Por ella estoy en la región. No me dejó mucho, pero sí tengo
Balín… Ellos se fueron. en donde vivir. El pedazo de tierra que tengo lo conseguí
Ellos traían todo lo que se necesitaba. Si estaba más o menos jornaliando… No me fui cuando esto se acabó porque a donde
bueno el camino se gastaba una hora y media, dos horas, con quiera que uno vaya tiene que trabajar. Y dije: ya estoy viejo,
las cargas. En esta región llegaron a haber mil o dos mil mulas. pues me quedo por acá.
¡Muchas!

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Celebramos en la cantina
de doña Consuelo
Cuando entro la vía, la trocha, aquí a La Cooperativa, no había tener sí sé cuánto…! El año pasado trataron de cerrar la vía de
sino una sola cantina, el negocio de doña Consuelo que todavía Piñalito hacia La Macarena, también hecha por las comunidades.
no era discoteca. Era una tienda y vendía cerveza. La gente Con esas vías le hemos dado es auge, valor a las tierras. Si esto
amaneció tomando, celebrando. fuera selva…
La carretera fue hecha por nosotros. En ese tiempo, como la Resulta que la de Piñalito a La Macarena no la reclamamos solo
guerrilla operaba aquí, entonces ellos tenían el orden. Pero nosotros aquí, la reclamaron desde San Vicente del Caguán, en
fue con la plata de nosotros. Ellos coordinaban los trabajos el Caquetá, porque por ahí es más fácil pasar e irse pa’llá; más
porque tenían idea del tema y las cosas se hacían de esa manera. barato, porque el pasaje en avión, eso es muy caro. Se salvó: de
Nosotros dimos el dinero. Porque ahí sí está como el cuento del Vista Hermosa a La Macarena hay carros… Sí, usted compra
vanidoso. Los que estamos contando ¡Teníamos plata! tiquete y a La Macarena la arriman así sea ayudando a empujar
Entonces se contrató un señor con el buldózer y una empresa el carro…
que vino y embalastró. Osea, trajo motoniveladora, trajo retros Parece que por aquí tampoco nos molestarán más. Pero, la
y toda esa vaina. Nosotros aportamos la plata pa’pagar. Y aquí carretera se cayó cuando se acabaron los ilícitos, porque nosotros
llegó la trocha al caserío y siguió pa’l Tigre. Y ahí siguió bajando la manteníamos… ¡Estuvo tan en pésimo estado el año pasado!,
hacia los puertos, a lo que llaman Bajo Guaimaral –que es el hay pedazos malos todavía. La administración de la alcaldía acá
nombre anterior–, ya es límites de La Cooperativa… Y entro a no daba un peso. Nosotros éramos desconocidos pa’ellos.
Divisas, entro a Puerto Alonso...
El Estado nos quería desconocer esta vía ¡Que para hacer una
vía toca tener el permiso ambiental, toca tener no sé, que toca

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Era una
L a gente tienda y vendía cer
amaneció t
omando, ce veza.
lebrando.

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ablandaba
En los bajos, por la humedad, se pegados.
ab an
el terreno y los carros se qued

18
El lunes era día de mandato
Con las carreteras empezó el desarrollo y también el trabajo en Las personas que se veían involucradas en cualquier problema:
comunidad en esta vereda. Porque la vía empezó a deteriorarse. riñas, chismes, robos de menor cuantía, también colaboraban
Los problemas se daban sobretodo en los bajos y en las lomas. con la vía. Ellos eran obligados a cancelar una multa y muchas
En los bajos, por la humedad, se ablandaba el terreno y los veces consistía en llenar doscientos, trecientos costales o lonas
carros se quedaban pegados. En las lomas la tierra se ponía muy de gravilla.
lisa y los carros patinaban. Comenzamos un trabajo comunitario Ya no hay trabajos comunitarios obligados. La carretera se
para mantenerla. Era cada ocho días. Estas jornadas se llamaban deterioró y el gobierno ayudó a mejorarla un poco por el
“mandatos”. Hacíamos largos empalizados, usábamos material proceso de paz. ¡Este sector siempre ha estado abandonado por
de sabana para afirmar la vía. El lunes era día de mandato. Los el gobierno!
dueños de las fincas salían con sus trabajadores. ¡Salíamos todos
los habitantes de la vereda! Trabajábamos de ocho de la mañana
a cuatro de la tarde. Unas veces llevábamos el almuerzo; otras
veces las mujeres cocinaban en el sitio de trabajo.

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Sólo se escuchaba el ruido
de las plantas de energía
La luz aquí, en tiempos antiguos, era prender un mechero de
petróleo. Sí, eso era lo que se usaba. Porque luz aquí no la
había. Lo primero, era muy difícil por el dinero… Una planta
a gasolina, valía 400 mil pesos… ¡Y cuándo conseguía uno 400
mil pesos ganándose un jornal de antes! Cuando ya “echó a
haber platica” entonces echamos a comprar plantas a gasolina.
En tiempos de coca, cuando esto no tenía nada de redes, usted
salía a este alto y no escuchaba sino el ruido de plantas; ¡Todo el
mundo tenía la suya! Y en las fincas pues había la planta solar.
¡Esa sí cuesta! Por aquí la solar dio mucho golpe. En ese tiempo
no venía sofisticada como viene ahorita, con una luz tan amplia;
eso era apenas una lucecita, opaquita. No, ahorita viene con unas
luces, unos bombillos grandes, bonitos… Y son muy buenas.
Todavía hay veces que cuando se va la luz, que es frecuente, ahí
algunos tienen planta de ACPM.

Porque luz aquí no la había.


el dinero…
Lo primero, era muy difícil por
20
Un puente poderoso

Este puente se hizo cuando la vía entró. Fue con plata de la comunidad.
¡Como había harta! Se hacían lo que se llama fiestas, bazares, eventos; la
gente tomaba trago y colaboraba. Se organizó un fondo con todo lo que
se iba recogiendo.
Es un puente poderoso. ¡Valió un poco de plata! Ahorita que entró la
Electrificadora, por ahí pasó una mula cargada de postes. ¡Eso son 40,
60 toneladas!
Al otro lado del puente, más allá, había un almacén de insumos
grandote. Se llamaba Fortaleza. En toda la esquina donde se voltea pa’l
Tigre había un almacén de insumos también grandísimo; un ancianito
manejaba eso. Al frente, hacia el lado de abajo, ya saliendo pa’Divisas,
por esa otra que sale, a mano derecha, ahí había otro almacén grandote,
de insumos. Era de una señora llamada Blanca y había un estadero
grandísimo, también. Eso se ha ido acabando.
No hay plata para parar todo eso. La plata, hoy en día, toca medirla…
¡Eso son 40, 60 to
neladas!

21
¡Cinco o diez millones
por un gallo!
El encuentro gallístico es una tradición de muchos años en esta Ahora solo hay riñas una vez al mes. Antes se jugaban los
región. Pero, ahora no es como en épocas anteriores donde se gallos cada ocho días. Cuando es día de gallos esto se echa a
daban hasta 50 riñas en una sola noche; ahora no pasan de diez. llenar desde las seis de la tarde. Unos traen en sus cunas hasta
Lo bueno fue cuando el apogeo de la coca. Las apuestas eran seis gallos. Yo los recibo y los coloco en cajones o varas para
entre cinco y diez millones. Los niños desde los 12 años, como que descansen antes de la pelea. Todo este local se llena: unos
eran raspachines, tenían plata para apostarle al gallo preferido. juegan gallos, otros tejo o billar; unos se ponen a tomar, y otros
Las mujeres también eran aficionadas. a comer. Porque aquí se hace comida criolla: caldo de gallina,
Esta gallera llamada El Palenque se ha movido desde los años chorizos, papa rellena…
90. Pero no era la única. Hasta en las coqueras se jugaban los Los mejores días son después del 16 de cada mes, cuando les
gallos y se apostaba la hoja recogida en la semana. En unas pagan a los excombatientes que están en el ETCR, Georgina
veredas había taguaras: lugares en donde se reunían en un Ortiz. Ellos son muy aficionados; vienen con sus pollos finos.
mismo espacio gallera, tejo, billar, mini tejo. Los nombres que Les gusta tanto que están pensando en hacer su propia gallera.
más recuerdo son: Sol y Sombra, La Caponera, La Bety, Los
Quioscos. Todas quedaban a orilla de carretera. Esta de La Pero repito: ahora todo es distinto. Las apuestas no pasan de un
Cooperativa, aunque tiene billares, tejo y minitejo, no se llama millón y por mucho vienen 200 personas; nada. Antes era una
taguara porque queda ubicada en medio del caserío. nube de gente.

22
achines,
Los niños desde los 12 años, como eran rasp
tenían plata para apostarle al gallo preferido.
El restaurante que fue discoteca
Esta casa se construyó en el año dos mil, durante la zona de Los sábados y domingos eran los días más activos. En la
distensión. Comenzaron poniendo una panadería. Cuando se calle principal no había donde parquear un carro. El flujo de
acabó el proceso de paz, la vendieron. Colocaron un granero. gente era demasiado; de todos lados llegaban campesinos y
Luego fue vendida nuevamente. Alrededor del año 2004, la se concentraban aquí, en La Cooperativa, para vender sus
acondicionaron como discoteca en pleno “bum” de la coca. productos: base de coca, plátano…
Tuvo dos nombres: Siboney y Palo de Agua. Era una discoteca La Cooperativa es un punto estratégico. El caserío más
muy particular: encerrada, con mesas empotradas en el piso. importante del sector. Es un sitio equidistante de muchas
Las sillas eran sofás. En ese momento, en La Cooperativa, veredas. La gente llegaba y luego los recogían y los llevaban
llegaron a haber siete discotecas, ocho billares y unas doce hasta donde habían colocado el compradero de base de coca…
cantinas. En esos tiempos mandaban las FARC. Se organizaron
Hoy, esta casa es tienda, panadería, restaurante.
muchos bazares para recoger fondos para la carretera y la
electrificación. Para esos proyectos aportamos todos los
habitantes: desde la señora que vendía empanadas, hasta el
patrón que cogía gran cantidad de hoja de coca.

24
ivos.
Los sáb ados y domingos eran los días más act
un carro.
En la calle principal no había donde parquear
garon
u n m om e nto a otro lle
Cuando de s y pasaron shssss…
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tres avione el líquido a todo eso!
¡Botánd le
o

26
Ese veneno dejaba estéril la tierra
Yo me acuerdo mucho como fue la erradicación: yo estaba en la Y después llegó la erradicación manual. Vinieron una cantidad
finca limpiando un maíz que tenía dentro de la coca. Cuando de de erradicadores: ¡Como unos trescientos, voliándole pala a la
un momento a otro llegaron tres avionetas y pasaron shssss… raíz de la mata! Y vino la Policía también, escoltándolos, porque
¡Botándole el líquido a todo eso! solos no vienen. ¡No! ¡Nooo!
–¡Huy!, le dije a la mujer que tenía. –¡Ay manita, nos fumigaron Pensamos: “¿Mi Dios qué va a hacer con nosotros?” “Mi Dios
las matas! no desampara a nadie”. Si nos fumigaron pues nos tocaba
El plátano, eso quedó manchao. Al maíz, al otro día, se le miró buscar otra solución. Nos pusimos a sembrar más platanito,
el daño que le hizo. ¡Ese maíz es muy flojo pa’ ese veneno! Se ve yuca, en otro sitio, porque donde botan ese veneno queda
amarillito, amarillito… hasta que a lo último queda seco, seco. estéril la tierra. Entre más días, pobreza y más pobreza. No
Eso es un veneno bravo. Cuando pasó la fumigación me quedó había donde uno ganarse un jornal; todo mundo había sufrido
una partecita y seguí trabajando; conseguía la comida. lo mismo… Y así fue como mucha gente fue saliendo, fue
saliendo… Iban en carros, saliendo con su trasteo.
Eso no fue un solo día, ni dos… fue mucho, porque era mucho
el cultivo que había, en todo el municipio de Vista Hermosa. Yo tuve por ahí más o menos cinco hectáreas. Eso daba, como
Venían las avionetas y los helicópteros escoltándolas. Porque si dicen, pa’la comida, daba pa’tomarse el traguito. Cuando eso era
no las bajaba a plomo la guerrilla. ¡Huy!… alcanzaron a bajar mucha la pernicia. ¡Huy! ¡Avemaría! Yo sí tomaba mucho cuando
algunas. Los que estaban por ahí en los cultivos de coca sentían el apogeo de la coca. La discoteca Monterrey era mi preferida;
el ruido de las avionetas y corrían a buscar escondederos. era la principal, por ser la más antigua. Todo se llenaba de gente,
Porque los helicópteros venían detrás con los fusiles mirando. tomando trago, bailando… Y hubo fiestas grandes cuando traían
El que saliera corriendo, de una vez la ráfaga… Mejor dicho, eso a Darío y Darío, a Giovanny Ayala, a Karina, una artista que canta
era plomo ventíao. muy lindo… También, trajeron a Los Ocho de Colombia, a Las
Águilas del Norte. Eso se llenaba de gentío…

27
En esos tiempos yo siempre movía los pesitos… Pero, entonces, Tengo una moto; en esa me transporto y vendo los helados.
la tomadera de trago fue la que me mandó a la lona. Mejor Me abro por allí pa’la vereda El Tigre, voy pa’una vereda
dicho, ¡Mucho el dinero que yo dejé ahí en ese entonces… Y que le dicen La Gorgona, voy pa’Guaimaral, voy por allí
uno piensa: ¡No haberme ahorrado la platica! ¡Hoy día hubiera pa’Cachicamo…
tenido por lo menos un bienestar mejor! Pero los amigos lo
Y vivo solo. Mi mujer está ahorita por acá abajo en Acacías. Se
hacían meter a uno en la bebeta…
fue por el asunto del acabose de la coca. Me dijo: “Yo mejor
“Venga, venga, fulano”, Y le golpeaban la espalda. “No, venga, me voy porque aquí nos vamos a morir de hambre”. ¡Ese fue el
siéntese aquí, tómese una”. Y de una, era la otra y la otra… destino!
hasta cuando ya uno se sentía borrachito y busque por ahí
Yo le dije: “Pues usted verá si quiere, váyase y busque su vida.
dónde echarse, por ahí a pasar la rasca…
Pero yo mi finquita no la dejo botada. Yo sigo aquí trabajando a
¡Huy! ¡Hoy día, claro que me arrepiento!. No estaría así, tan ver cómo me va”. Vendí ya eso, prácticamente…
llevao. Ya no tomo… Si un amigo me brinda una cerveza me la
Yo no sé cómo mi Dios me echó por estos lados. Fui nacido
tomo como por no despreciarlo. Pero yo el trago, hoy día, no;
y criado en un pueblo de Cundinamarca. Y me fui pa´Bogotá;
por la pobreza.
duré un poco de tiempo. Y ahí fue cuando se me dio la loquera
Mi trabajo hoy día es vender helados. Voy pa’un año en eso. de venirme por acá pa’estos montes a trabajar. El destino
Empecé con un congelador de segunda; como al mes me sacó de la vida. Me dio el arrebato; me aburrí de estar en Bogotá.
la mano. Me tocó ir a la fábrica de los helados a ver qué me Dije: “Me voy pa’l Llano”. Y me vine pa’l Llano. Y aquí estoy,
solucionaban. Yo quería trabajar; me había ido bien los primeros viviendo todavía. Vivo de los helados y de unos animalitos que
días. Allá me dijeron: “Bueno, le vamos a prestar un congelador he comprado.
nuevo”. Con ese estoy trabajando. Pero estos días no he podido
trabajar por la vaina de la luz; molesta mucho, cada ratico se va,
llega, se va. Y lo otro es por el invierno.

28
Lo mandaron
llamar…
En esta casita azul vivía risas.
Era el Presidente de la Junta de Acción
Comunal de La Cooperativa. Siempre se
miraba solo. Era recochero.
Un día lo mandaron llamar. Al otro día
supimos: lo había ajusticiado la guerrilla.

29
Una historia
que no olvido
Siempre que paso por el matadero recuerdo esta historia:
Un día a las cuatro de la mañana yo estaba en el matadero. Yo
me encargaba de lavar el menudo. De pronto vi a un soldado
venir solo. Nos preguntó a los que estábamos ahí: ¿Cómo están?
Le respondimos: muy bien. Camino hacia adelante y los perros
empezaron a ladrar. Tal vez –pienso hoy– ellos analizaron que
ahí estaba la guerrilla. El soldado al ver que los perros gruñían
aligeró el paso. Sacó los binóculos y miró hacia el rastrojo.
Caminó como tres pasos hacia la carretera; se escucharon unos
tiros; vimos caer al soldado muerto. El matadero se llenó de
Ejército. ¡Bombardeaban por todos lados! No hallaban qué
hacer. Quería ir a mi casa, pero no nos dejaban salir hasta que
no llegara la Fiscalía.
–¿Cuántos disparos escucharon? –nos preguntaron.
–Unos varios –respondí.
–¡Usted sabía que la guerrilla estaba ahí escondida! –Yo les dije
que no.
Como a las 10 y 30 de la mañana nos dejaron salir.
Esto ocurrió cuando el pueblo estaba muy caliente… en el 2008.

30
Pablo, El
Desbaratado
En esta casa que todavía se mira linda vivía
Pablo, El Desbaratado. Era flaco y altísimo.
Se fue cuando la erradicación. ¡Esto quedo en
desolación! ¿De qué íbamos a vivir?

31
Ni las balaceras me espantaron
Fui enviada a zona rural a trabajar como docente. Yo había primer ¡Pao! ¡Pao! se escondieron bajo la mesa. Se protegieron
escuchado y visto en la televisión imágenes de guerra. Pero las orejas con sus manitos… Y vi humo por todos lados y el
encontrarme de frente con los grupos armados de la zona de helicóptero sobrevolando sobre la cancha de fútbol… y ese olor
La Cooperativa fue impactante. Eran señores de las FARC a quemado… ¡Es impactante!
con boinas, armas, botas, brazaletes… con todas las de la ley,
Esos mismos niños que vi ese día, caminan solitos por las
¡Como en la tele! ¡Que susto! Una mirada fija puesta en mí me
carreteras y caminos de herradura, caminos tapados por la
hizo poner la piel de gallina. “Me devuelvo”, fue mi primer
maleza; tierra mezclada con barro. No importa si llueve o hace
pensamiento. Me subí al bus nuevamente, me quise ir.
sol, ellos siempre llegan muy puntuales a la escuela; sin falta. Y
Pero, me pregunté: ¿A qué vengo? ¿Por qué estoy aquí?, ¿Será llegan temprano con apenas unos sorbos de agua de panela y de
que me voy? “No; ya me toca quedarme”, me dije. Respiré pronto un pan como único desayuno. Por todo esto, jamás me
profundamente y sentí ese olor húmedo, en medio del calor arrepentiré de haberme quedado en La Cooperativa.
picante de esa tarde de enero.
Desde ese momento abrí mi corazón y me dejé enamorar…
Siempre viene a mí el recuerdo de la primera balacera que viví
en carne propia al lado de los estudiantes. Estaba en el salón
del primer grado. Sentí totazos por todos lados. ¡Las balas,
aprendí ese día, no tienen dirección! Y vi a los niños que ante el

32
mer ¡Pao!
Y vi a los niños que ante el pri mesa.
¡Pao! se escondieron baj o la

33
Mi macho, mi perro y el solino…
Cuando tenía 7 años –tengo 14– yo era a la que mandaban a
llevar las cebollas, los tomates, la carne y otras cosas. Venía en
mi macho (caballo). Él se llamaba Machín y me acompañaba mi
perro Toni Yerri. Me echaba dos horas de la vereda El Laurel a
La Cooperativa.
En uno de esos trayectos, que hacía todos los domingos,
yo venía toda tranquila en mi macho cuando mi perro salió
corriendo y ladrando. Al pie de la carretera había un solino
(cerdo de monte negro o gris) y mi perro tiró a morderlo
pensando que me iba a atacar a mí. El bicho agarró a mi perro.
Yo desesperada me baje de mi macho, cogí una vara y empecé
a pegarle. Pero el bicho no soltaba a mi perro. Me puse a llorar.
Entonces lo cogí, le quité, no se cómo a Toni Yerri, y boté lejos
al solino.
Dejé a mi perro en el camino, me monté en mi macho y salí
corriendo… Fui hasta La Cooperativa, compré las cosas y
regresé rápido. Recogí a mi perro y me fui volando para la casa.
Mi perro y mi macho ya murieron…

mpañab a
Él se llamaba Machín y me aco
mi perro Toni Yerri. 34
El abrazo de Rayo
Lo más hermoso de la vida es poder saludar a aquellos que Después de mi asombro, Rayo me contó que también estaba
algún día fueron nuestros estudiantes. Guerrero y otros más de mis viejos alumnos...
Desafortunadamente esto era imposible en el 2006: todos Desde ese día yo rezaba para no encontrármelos. En otro
éramos objetivos militares por parte de la guerrilla o del Ejército. contexto yo los hubiera abrazado fuerte, como cuando eran
En cierta ocasión yo me encontraba almorzando en el único niños… mis estudiantes.
restaurante de La Cooperativa, cuando un hombre grande,
blanco y con prendas militares me colocó la mano en el hombro
y me saludó.
–¡Hola mi profe! –¿se acuerda de mí?
–No, le respondí.
–Yo soy Rayo, su estudiante, el hijo del carnicero de La Floresta
(una vereda de mi pueblo en Boyacá).
En ese momento quise que la tierra se abriera y me tragara. En
el restaurante, en ese momento, habían muchas personas y uno
no sabía quién era guerrillero, ya que ellos entraban de civil.
Por mi mente pasaron muchas cosas… ¿Alguien me había visto
saludar a este muchacho?… ¿Al otro día me tocaría irme de la
región?… Todo era confusión. –Yo soy Rayo, su estudiante,
resta
el hijo del carnicero de La Flo
35
Adiós a La Maravilla
Fue de verdad una discoteca maravilla, como su nombre. Y
La Maravilla también le decían a su dueña, una mujer bonita,
joven… Tenía buen cuerpo, pelo largo, caderona. Por dentro la
discoteca estaba bien arreglada, sillas de madera, buenas luces.
Un día La Maravilla se fue. La mataron los paramilitares.

36
Apenas quedamos unos pocos
En el 2007, nos tocó dejar la finca, olvidarnos de la tierra que no era vida para unos niños que comenzaban a vivir. Ellos
cultivamos y trasladarnos a la vereda La Cooperativa. Estábamos se desplazaban a su escuela por una trocha llena de montaña.
cansados de estar en medio de fuegos de una guerra que no era Pensábamos: ¿A qué hora nuestros hijos tendrán que ver a la
de nosotros. guerrilla y el Ejército enfrentándose? ¿A qué hora van a quedar
en medio del fuego cruzado?
En ese fin de semana anterior a la salida ocurrieron muchas
Nuestra llegada a La Cooperativa no fue la mejor. Para poder
cosas: mi hija estaba barriendo el patio cuando escuché a los
subsistir montamos una tienda. No fue la mejor solución.
helicópteros disparando a la montaña. Todo pensé menos que
Nuevamente nos encontramos con un problema: el Ejército nos
en mi patio caería una bala perdida, cerca de donde estaba ella.
tildaba de guerrilleros ¡Dizque les vendíamos comida! Por otra
¡Faltaron milímetros para que hubiese acabado con su vida!
parte, si le vendíamos al Ejército entonces la guerrilla nos tildaba
En mi casa no había baño y nuestras necesidades se hacían en de torcidos. Nuevamente en una encrucijada. Con el pasar de
el monte. Fui a hacer mis necesidades; cuando iba llegando a mi los días el caserío se iba quedando solo. Amigos que tomaban
casa escuché una ráfaga de balas y al mirar hacia atrás pude ver la decisión de tomar otros rumbos con el fin de mejorar sus
que en cada árbol había un guerrillero. Estaban hostigando al economías o su estabilidad emocional…
Ejército que estaban al otro lado de la casa. Corrí a buscar a mis
Cuando se fue mi vecino, el panadero –don Wilson–, sentí un
hijos que se encontraban en el caño lavando sus uniformes. Solo
gran vacío. ¡Uno más que se iba! Y mi pregunta: ¿Cuándo me
pesaba que debíamos llegar a nuestra casa y tirarnos en el piso
tocará a mí? Pero no; aguanté. Luego fue Doris la chica de la
para guardar nuestras vidas.
droguería. Medio guardó algunas cosas… Y así cada semana o
Ese fue el día que dije: ¡No más! Hablé con mi esposo y le cada mes otra familia que se iba. La escuela también sintió el
sugerí que abandonáramos la finca. Ya no aguantaba más. Eso problema: cada día menos niños y menos docentes.

37
Y así cada semana
o ca
Hasta la planta de luz que era comunitaria dejó de funcionar. La otra familia que se da mes
ib a.
comunidad aportaba para comprar el ACPM y quedamos tan
pocos que no alcanzaba el dinero para comprarlo. Nuevamente
noches oscuras; todo en silencio. Solo se escuchaban los grillos
y las ranas.
Al haber poca gente en las fincas y en el caserío ya no se podía
sacrificar ganado grande como era costumbre. Pasamos de
cinco turnos semanales en el matadero, a uno por semana. Se
sacrificaban animales pequeños. En ocasiones quedaba carne, al
no haber luz tocaba salarla.
Después de tener varias líneas de carros pasamos a una
solamente. Esto era degradante. Pero, lo más triste fue que
con el pasar de los días ya podíamos contarnos con los dedos
de la mano los habitantes de este caserío. Toda la semana era
un silencio total. Ya no se escuchaba la música de las cantinas.
Muy a las seis de la tarde todos a sus casas, a dormir. Solos los
domingos cuando la gente de las fincas llegaban a comprar su
carne y sus verduras se miraba como si estuviéramos de fiesta.
Llegaron ayudas del Estado; solo una cortina de humo. Todo
quedó en manos de intermediarios y aquí solo llegaron limosnas
junto con proyectos que no eran para esta región.
Mi amigo
el panadero
Por la vaina que se acabó la mafia, el desempleo se vino encima.
El Gobierno nos erradicó y nos engañó: que iban a dar créditos,
buenas ayudas, y fue mentira. De ahí para acá empezamos a sufrir.
Y muchos se fueron. Se fue mi amigo el panadero. Era buena
gente, un tipo joven. Se llamaba Wilson, pero le decían “El
paisa”; vivía con una muchacha, “La paisita”. Hacia pan de
sal, pan de queso, mogollas, rollos… ¡Una panadería con buen
panadero! Nosotros pasábamos por ahí a tomar jugo de borojó
y a comer pan, a hablar, a ver televisión… No nos cobraba. Yo
le traía frutos de la finca: papaya, mandarina, naranja… Se vivía
ar
Nosotros pasáb amos por ahí a tom
bueno en esos tiempos de la coca.

jugo de borojó y a comer pan , a


hablar, a ver televisión…

39
Aquí viví cuando iba a la escuela
En esta casa de madera, que hoy está comida de rastrojo, viví Cuando empezaron los atropellos del Ejército mi mamá prefirió
hace trece años. Mi mamá era amiga de la dueña y le pagaba sacarme para evitar alguna situación lamentable. Por ese motivo
para yo vivir ahí y poder estudiar en la escuela de la vereda La no pude seguir estudiando. Me volví a la finca con mi mamá y
Cooperativa. mis hermanos. Ayudaba a mi mamá en los deberes de la casa. El
La casa tenía dos habitaciones. Una donde dormía la señora sueño mío de seguir estudiando se quedó en eso, un sueño, por
con el esposo y su hijo. Y en la otra dormíamos las hijas y yo. circunstancias de la violencia.
La casita era muy linda, de color blanco. Al frente había un De la señora de la casa no volví a saber… dejó todo abandonado.
aljibe con un balde y un lazo para sacar el agua. Llenábamos tres
tinas y un tanque. Este pueblo nunca ha tenido alcantarillado.
Después de estudiar recogíamos el agua, lavábamos el uniforme
y hacíamos las tareas.
En ese tiempo había mucha gente en el pueblo. Había coca,
había dinero, muchas discotecas, talleres lava–carros, muchos
almacenes de ropa y muchos restaurantes. Los sábados y
domingos la gente salía a entregar la mercancía a los señores de
las FARC.

40
r re c o gíamos
ia ey
p u é s d e estudos el uniform
Des a, laváb am tareas.
el agu h acíamos las

41
¡Nadie murió!
En agosto de 2010 yo me encontraba trabajando en la vereda
La Cabaña cuando a las once de la mañana escuché una
balacera… Sonaba como cuando se cocina maíz pira. No era
eso; ¡Era un enfrentamiento entre el Ejército y la guerrilla!
Le pregunté a un padre de familia que estaba en la escuela:
¿En qué vereda será el enfrentamiento? Y él me dijo con un
tono fresco: “En La Cooperativa, profe. La guerrilla se tomó
el caserío”.
na
a maña nab a
En ese momento mi instinto de madre salió a relucir. Mis
e d e l
onc So hijos estaban en la escuela de ese caserío. Solo pensaba: ¿Qué
... a las na b alacera… maíz pira. ocurrirá si un cilindro cae ahí?; la base militar quedaba justo
éu na
escuch ando se coci detrás de la escuela.
u
como c Marqué el teléfono de mi esposo, de varios amigos… Nadie
contestó. Solo timbraba… Creció mi angustia. No aguanté
más y corrí a la vereda.
Sorpresa: gracias a Dios solo hubo un herido. Mi familia
estaba bien, pero mi corazón no dejaba de palpitar. Se veían
los impactos de las balas por todos lados. Pero eso era
secundario. Lo importante es que nadie murió.

42
Extraño a
mi madrina
Cuando regresé a La Cooperativa tenía siete años. El pueblo
se había acabado; había poca gente. Muchas casas no estaban
habitadas y estaban selladas con candados.
La que más extrañé fue la casa de mi madrina. Era de color azul,
de tabla; el piso era de tierra.
Extraño mucho esa casa porque me recuerda a mi madrina. Fue
una bella persona conmigo. Se llamaba Yelly Patricia.

43
No somos
fantasmas
Eran como las seis de la tarde del 10 de enero del 2007 cuando
sentí que explotó un cilindro bomba. Alguien me llamó y me
dijo que había sido en mi casa. Por suerte no había nadie de la
familia ahí. Yo estaba en otro lado, en mi otra casa. El impacto
hirió a dos personas. La casa del lado era una gasolinera; el susto
era que todo eso se prendiera.
De ver tanta violencia la gente se fue yendo. Dejaron todo
botado. Pero, La Cooperativa no es un pueblo fantasma como
han dicho en la televisión. Hace poco, cuando se abrió la zona
veredal, vinieron de la tele. Algunos de los habitantes de la
vereda hablaron con ellos. Yo pregunto: ¿Acaso eran fantasmas?

do era u n a gasolinera; a.
la r
L a casa del ue todo eso se prendie
q
el susto era

44
Una Semana Santa
de verdad verdad
La primera semana mayor respetada en La Cooperativa, Meta, se unieron: la profe Luz Cely, Consuelo, Mayerli… La última
se vivió cuando llegué a comienzos del 2017. Pensé que en esta estación fue frente a la Policía.
comunidad celebraban esta semana con la misma reverencia que También se nos ocurrió hacer una obra de teatro. Mi hija Sharol
el pueblo de donde venía: Miraflores, Guaviare. Pero no, aquí, fue la Virgen María, las gemelas de la señora Mayerli, una fue La
como me dijeron muchos, no creían en esas cosas. Pero llegó Dolorosa y la otra Verónica. Nelson –mi hijo– fue uno de los
un seminarista de Pasto. Lo recibió la JAC y algunos habitantes doce apóstoles y el señor agente de Mitú fue Nuestro Señor. Así
que se acercaron por curiosidad. Se le dio vivienda y comida hicimos los actos protocolarios: el viacrucis, las misas, la última
casa por casa. Pero él estaba muy acongojado: a la gente no se cena, la procesión desde el puente del caño. Desde ese puente
le notaba interés ninguno en la celebración. Hablamos con la salimos con la cruz y se colocó a la salida de la vereda, en la
Policía, con el teniente Padilla y el sargento Romero. lomita. Fue una cruz pequeña; en mi pueblo se hacía de siete
Frente a mi casa hice la primera estación del viacrucis como arrobas. Todos la cargábamos a si fuera solo dos minutos.
lo había hecho desde que era niña. Es como hacer un altar: A la procesión salió toda la comunidad; fue una logística muy
coloqué la mesa, un mantel blanco, flores, la cruz y un ramo bonita. Participaron todos, hasta los los señores de la ONU y el
bendito. Y coloqué también el homenaje que escribí por la salud Ejército que acompañaba a la zona veredal. El Viernes Santo se
de los enfermos, los presos, la Policía, los niños enfermos de hizo el canelazo y la fogata; el juego de candela, le decimos. En
cáncer, los soldados y los conductores. Al comienzo se reían de esa ceremonia se bendice el agua y el fuego. Cada uno prendió
mí; hasta me dijeron que estaba loca… Pero, poco a poco otros su vela y pidió un deseo.

45
Todos se notaban alegres y satisfechos. Nunca habían realizado
una celebración así. Un año después –2018– pensamos que
volveríamos a hacerlo. Yo personalmente quede muy triste: nos
mandaron seminarista pero a este no le gustó la idea. Solo dio
algunas misas. Siempre recordaremos esa semana del 2017; toda
la comunidad estuvo muy unida.
La Cooperativa me ha acogido muy bien; estoy muy contenta.
La Zona Veredal Georgina Ortiz me abrió las puertas para el
estudio de mi hija Sharito y me están apoyando para que ella
cumpla su sueño de estudiar medicina.

Nunca habían realiz


ado
celebración así. una
46
Y llegó
la biblioteca…
En octubre del 2017, llegué de Humadea y encontré la gran
sorpresa: la Biblioteca Móvil. Era muy curioso. Nunca se habían
visto en La Cooperativa libros, tabletas… Se formó un grupo de
niños para leer y escribir. Como siempre me ha interesado leer y
escribir fui a conocerla. Lo que más me gustó fue la decoración:
a un lado una mesa con tabletas y al otro lado un televisor para
mirar películas. Al comienzo me gustaron los libros que hablaban
del campo (aprendí como manejar la tierra en las huertas caseras)
y los de poesía; son buena inspiración. Elegí un libro que hablaba
del llano.
Me gustaría más tiempo para leer. Pero no puedo. Mi trabajo es lo
del ganado: la encerrada de los becerros. Tenemos una finca, acá,
al lado del caserío. El ordeño empieza muy temprano.
Un día vino a la biblioteca un proyecto de fotografía, solo para
mujeres. Descubrí cosas que estaban muy ocultas: ¡No es tomar
una fotografía sino saberla tomar! Aprendí a tomar fotografías
con luz, con poca luz… ¡Hasta en la noche! La foto que hice que
más me gustó fue la del ganado en el momento del ordeño. Me
quedó muy bonita. Me gustó la luz. La tomé a las siete y media de
la mañana y use dos modelos: Lorena y Laritza.
Para mí, la Biblioteca ha sido una oportunidad para aprender más.

47
Los niños
sabemos ponen
Si uno sale a encerrar y seiguen!
manejar ganao ropa roja ¡las vacas lo pers

Algunos niños de mi verada sabemos cómo se encierra el


ganado. Se recoge, se apartan los becerros y las vacas y se llevan
para el potrero. Al otro día se ordeña y cuando termina el
ordeño se lleva de nuevo el ganado al potrero. Algunas becerros
son ariscos y algunas vacas también y a veces son bravas.
Cuando se vacunan toca encerrarlas. El encierro es las tres de la
tarde y la ordeñada a las seis de la madrugada. Antes de ir a la
escuela vamos al ordeño, y cuando salimos de la escuela vamos a
encerrar las vacas. Usamos ropa adecuada. Si uno sale a encerrar
y se ponen ropa roja ¡Las vacas lo persiguen!

48
Goles en lugar de balas
En el movimiento siempre se practicó el voleibol como Fue un sábado soleado, el cielo se vistió de elegancia con su
deporte oficial. Las condiciones no se prestaban para practicar color azul dándole un toque especial a la ocasión. Nuestro
nuestros deportes favoritos. El futbol y el microfútbol fueron saludo de llegada llamó la atención: gritamos en coro y
por muchos años ilusiones reprimidas. Por eso cuando nos bien alto como si fuera un saludo marcial: “¡Buenos días!”.
informaron que podríamos jugar en un torneo que se iba a Logramos impresionar. Pienso que tal vez fue por la cantidad de
realizar en La Cooperativa donde habíamos llegado como personas que fuimos del Espacio Territorial de Capacitación y
excombatientes los rostros de alegría pusieron en evidencia a Reincorporación Georgina Ortiz.
los amantes del microfútbol. Durante el resto del día solo se
escuchó hablar del tema. Al día siguiente fuimos al aula para Nos sentamos en la parte derecha de la cancha; al frente
organizar la participación; se armaron tres equipos de mujeres estaban ellos, la Policía. No miraron serios y un poco intrigados,
y siete de hombres. Faltando una semana para el inicio empezó nuestra mirada fue también un poco seria. Las personas del
la cuenta regresiva: contábamos los días y las horas. Esperamos común pasaban sus ojos de Policías a guerrilleros. Seguramente
ansiosamente aquel momento apasionado como los amantes intentaban adivinar nuestro pensamiento. El sorteo dio como
que llevan tiempo sin verse. resultado un primer partido entre Policías vs un equipo de
nuestro campamento, el Joselo Lozada. Los jugadores entraron
Nuestra cita después de tanto tiempo llegó. Salimos hacia el lugar a la cancha y se dieron un saludo de mano. Yo conocía a algunos
del encuentro: la cancha de futbol del caserío. Durante el camino y sentí que estaban nerviosos. No era un enfrentamiento con
hablamos de la estrategia de juego. Poco a poco nos fuimos tiros ni bombas, pero se sentía casi de igual forma.
acercando al lugar, que se encuentra al lado de la escuela. En esa
cancha se dio el primer encuentro deportivo guerrilla– Policía y El pito sonó y fue como el inicio de una confrontación. La
población, después de muchos años de conflicto armado. ventaja era que sentíamos que la población estaba de nuestro

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lado, nos hacían barra con gritos y chiflidos. Pero estos fueron Cuando el juez pitó para terminar el partido aceptamos: ¡Fue
opacados al recibir el primer gol en contra. una derrota aplastante!
Los ánimos subieron con nuestro primer tanto. Todos lo Un segundo partido era nuestra esperanza, las chicas tenían
cantaron: la gritería duro como un minuto, como si hubiera sido que defender nuestro honor en el campo. Las recibimos con
un gol de James en el Mundial. El primer tiempo terminó con un fuerte aplauso. Un pito dió el comienzo, y la bulla hizo eco
un uno a uno. Los muchachos salieron tan sudados que, de no como bombas y ráfagas en la guerra. Juliana, la diez, puso de pie
ser por el ardiente sol, hubiera pensado que estaban jugando a todos con sus jugadas mágicas: ¡Como Ronaldinho, el jugador
bajo el agua. brasilero! Con un pase cruzado que recibió Rosa pusieron la
El sonido del pito cortó el descanso. En cuestión de un instante, valla del rival a moverse como un viento fuerte de verano. Por
los ojos de todos estaban sobre la cancha. Los primeros cinco mis venas la sangre corría tan veloz que mi corazón quería gritar
minutos del segundo tiempo nuestros muchachos dominaron a todos su felicidad. ¡El cinco a cero se cantó tan fuerte que yo
el balón como verdaderos magos. Pero un descuido del arquero diría que toda La Cooperativa y sus alrededores lo escucharon!
fue muy bien aprovechado por un joven Policía y tomaron Sin duda ellas se llevaron el elogio y honraron nuestra bandera.
ventaja. Ese gol nos dejó una herida de muerte para el resto La jornada terminó con mucha alegría y entusiasmo. Lo mejor
del partido. Los cambios que hicimos no dieron resultado; al de todo: con los Policías, nuestros antiguos enemigos de guerra,
contrario dieron espacio para que ellos se metieran a nuestro terminamos hablando de lo bien que lo habíamos pasado.
terreno y nos propinaran otro golpe. Con un tres a uno más Supimos que teníamos la misma pasión por el deporte.
el cuarto que ni siquiera lo vi, la impotencia se apodero de mí. Esto ocurrió en octubre de 2017.
¡Ver como los iban acabando en la cancha y sin poder hacer
nada…!. Era como estar en un combate y dejar nuestro heridos
y muertos sin poder hacer nada. La angustia tomó posesión del
resto de camaradas. Cuando recibimos otros dos goles, tuvimos
que ver como se ahogaban en su propia sangre.

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Me llamo como usted, profe
Hace 14 años, en febrero del 2004, llegué a Vista Hermosa, videos que necesitaba para una clase con los niños. Me fijé en un
Meta, a la vereda Guáimara, a ejercer una de las profesiones joven que nos llevó tinto. Me llevé una gran sorpresa: ¡Era él!
más lindas: la docencia. Me asignaron 34 estudiantes de Me dijo: ¿Profe se acuerda quién soy yo? Le contesté: sí,
primaria. Llegué a un entorno totalmente diferente al que estaba usted es Andrés. Entonces me dijo: sí pero me cambié el
acostumbrado: no había señal de celular, ni servicios como luz, nombre. Ahora me llamo igual que usted, profe. Escogí
agua, alcantarillado. este nombre porque me acordé de las clases que usted
Solo había negocios de cerveza, discotecas y el auge de la coca. me enseñaba.
Al cabo de cuatro años fui trasladado a la sede Simón Bolívar
de la vereda La Cooperativa en grado primero; éramos en total
cinco docentes.
Una de las anécdotas que más recuerdo tiene que ver con un
estudiante de sexto grado. Sus padres querían que él saliera
adelante y con gran sacrificio lo enviaban todos los días a la
escuela. Pero, a él no le gustaba el estudio. Solo quería ponerse
a trabajar y ganar plata. Al cabo de los días se retiró y se fue a
las filas de las FARC. Pasaron cinco años sin saber nada de él.
A comienzos del 2017, cuando empezó el proceso de paz, fui
al kiosco digital a la entrada de la zona veredal a descargar unos

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Estamos
enfocados
en el cacao
Unos dicen: allá en La Cooperativa no habrá proyectos, no
habrá nada, porque allá es todo ilícito. Y resulta que no señor;
los señores guerrilleros ya no son guerrilleros, ellos son civiles,
ellos están estudiando, otros están trabajando; porque hay
mucha gente trabajando. Y nosotros, que teníamos las matas de
coca, las arrancamos.
En este momento estamos enfocados en el cultivo del cacao.
Se está plantando a nivel de veredas. Es bueno. A 300 metros
del centro, hay una finca, que es la finca modelo de la vereda
La Cooperativa y de muchas otras. Se está dando y se mira el
fruto producido. Y hay una Asociación en Las Divisas, a la orilla
del puerto. Y a esa Asociación le salió un proyecto para 14.000
árboles para repartirle a las comunidades que se anotaron y
tas
salieron favorecidas en el proyecto. Dice el muchacho que está
s , q u e te n íamos las ma
en el vivero –porque tienen el vivero aquí–, ya tienen las 14.000 Y nosotro ca, las arrancamos.
matas. El cultivo del cacao es el que está dando y luego le sigue, de co
como materia prima también, el ganado.

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Hay fincas ganaderas, fincas de buenos pastos; entonces, el que
no tiene el ganado, tiene el pasto, lo arrienda, vive del pasto. Y si
tiene su ganao, pues vive del ganado. Aquí se produce la leche y
hay un señor que compra queso; él ha descongestionado la plaza,
cuando ha sido la compra de la leche o la compra del queso.
El otro cultivo que estamos esperando son los cítricos. Sí,
queremos sembrar cítricos.
Y hay gente que quiere insistirle al aguacate.
Estamos esperando a ver los proyectos nuevos que nos llegan
en el proceso de sustitución que se ha negociado. Porque el
Estado está comprometido con las comunidades a fortalecer el
campo. A ver si se le da a Vista Hermosa lo que se llama Capital
Despensa de Colombia, como es Granada… Granada está
calificada Capital Despensa.
¡Vista Hermosa ya está produciendo muchísimo!

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Impreso en Colombia
junio de 2018
©
“Una verdad que aunque nos duele, nos dibuja un horizonte...”

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