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S. J. L. EN LO CIVIL DE SANTIAGO
Que por este acto vengo en entablar demanda de indemnización de perjuicios por
responsabilidad contractual, en contra del abogado don CRISTIAN EDUARDO
ROSSELOT MORA, cedula de identidad número 12.628.557-4, domiciliado en calle La
Pastora 121, piso 7, el abogado MATIAS VILDOSOLA IBAIBARRIAGA, cedula de
identidad número 16.939.763-5 y contra del ESTUDIO JURIDICO PEREZ DONOSO Y
COMPAÑÍA LIMITADA, rol único tributario 76.048.150-5, representada legalmente por
don EUGENIO PEREZ DONOSO, cedula de identidad numero 2.060.143-4 todos con
domicilio en calle Bandera 84, oficina 505, comuna de Santiago, con fundamento en los
siguientes antecedentes de hecho y derecho que a continuación expongo:
I. LOS HECHOS:
1. En el mes de abril del año 2017, don Cristian Eduardo Rosselot Mora fue contratado
para patrocinar la causa rol C-11122-2014 del 19 Juzgado Civil de Santiago, causa
que se encontraba vigente, la tarea encomendada era realizar todo tipo de gestión
tendiente a obtener sentencia definitiva en primera instancia, así como también,
hacerse cargo de una causa penal por estafa que estaba en desarrollo, la reunión se
llevó a cabo en las oficinas del estudio jurídico para el que trabajaba el señor Rosselot,
este es el Estudio Jurídico Pérez Donoso, llevándose a cabo toda comunicación por
medio electrónico desde el correo electrónico corporativo del Estudio.
2. Por ambas tareas, tanto la causa penal como la civil, se fijaron los honorarios de la
siguiente forma:
i. Un pago inicial de $6.000.000, pagado con cheque de la cuenta corriente del Sr.
Julián Orgaz, número de serie del documento 3727245, del Banco Santander
Santiago. Cobrado el 17 de abril de 2017. No emitiendo ningún documento
tributario que acredite el ingreso del dinero, pese haberse comprometido a emitir
los documentos pertinentes.
ii. 12% de todo y cualquier beneficio económico obtenido por el proceso judicial u
otro extrajudicial.
iii. Reputándose el pago inicial al cobro final del 12%.
iv. Si el juicio llegase a llegar a una instancia de Corte Suprema el porcentaje subiría
a 15% y se debería entregar otra cuota a todo evento por el monto de $1.000.000.-
10. Estos hechos, dejan en indefensión e imposibilidad de ejercer los derechos y acciones
que le correspondían a mis representados en demanda en contra de una inmobiliaria
que los estafo y los hizo perder los ahorros de la familia, y imposibilidad de obtener
la suma que se perseguía en juicio que ascendía a $194.500.000.-
I. PERJUICIOS SUFRIDOS:
Tomando en cuenta lo latamente expuesto, la naturaleza de los hechos, la doctrina y
jurisprudencia aportada a este juicio, estimamos la cuantía de los perjuicios por daño
emergente y daño moral en las sumas que a continuación se expresan:
i. DAÑO EMERGENTE:
Como se indico en el relato de los hechos y en documentos acompañados en el otrosí
respectivo mis representados efectuaron el pago ascendente a $6.000.000.- (seis millones de
pesos) al demandado por sus servicios. Servicio que no fue prestado correctamente según
puede apreciar SS. Del relato de los hechos, los antecedentes aportados y los documentos
acompañados.
I. LOS HECHOS
II. EL DERECHO
Tanto la Constitución Política de la Republica, como el Pacto de San José de Costa Rica
protegen y garantizan el derecho a la vida y a la integridad física y psíquica: son desde ya de
un tiempo a esta parte, la fuente directa de cualquier perjuicio que pueda provocársele a una
persona. De allí que dichos principios orientadores, irradien a las demás normas que se
encuentran en inferioridad jerárquica.
Es nuestra Carta Fundamental, la que garantiza a través del articulo 19 Nº 1, el
derecho a la vida, a la integridad física y psíquica de las personas, y en su Nº 4 el respeto
y protección a la vida privada y a la honra de la persona y su familia, lo que también
recoge el Pacto de San José, que en su artículo 5, establece que “toda persona tiene
derecho a que se respete su integridad, física psíquica y moral”.
El profesor francés Le Touneau al tratar la responsabilidad civil, indica que esta debe
entenderse como la obligación de responder ante la justicia de un daño y de reparar sus
consecuencias con la debida indemnización a la víctima. Su función esencial es la
reparación, esto es, restablecer el equilibrio que había sido roto por el autor del daño.
Una de las fuentes de las obligaciones son los delitos y cuasidelitos, que nuestro
Código Civil los contempla desde sus artículos 2.314 en adelante.
Un cuasidelito civil, que es lo que esta parte estima ocurrió, es un hecho culposo pero
cometido sin intención de dañar y que ha inferido injuria o daño a otra persona. Dicha
definición arranca de lo establecido en los artículos 1.437, 2.284 y 2.314 del Código en
comento.
De este modo el articulo 2.314 versa “El que ha cometido un delito o cuasidelito
que ha inferido daño a otro, es obligado a la indemnización; sin perjuicio de la pena que
le impongan las leyes por el delito o cuasidelito”.
Como indicamos, el hecho ilícito es fuente de obligaciones, dando origen a una que
antes no existía, esto es, la de indemnizar los perjuicios provocados.
A. LA CAPACIDAD EXTRACONTRACTUAL
Por regla general, la plena capacidad para los hechos ilícitos se adquiere a los 16 años, y en
el caso en cuestión, el médico cirujano dentista la detenta, puesto que es mayor de edad y
actuó mediante sus completas facultades.
El articulo 2.322 indica que “los amos responderán de la conducta de sus criados
o sirvientes, en el ejercicio de sus respectivas funciones; y esto, aunque el hecho de que
se trate no se haya ejecutado a su vista”
En los hechos, es el mismo medico cirujano dentista, el que realiza el análisis del
diagnóstico y toma la determinación de realizar un procedimiento errado, sin siquiera tomar
en consideración la preocupación de nuestra representada.
Esto debe apreciarse en abstracto, puesto que debemos comprar la actitud del agente
con la que habría tenido en el caso que ocasiona daño una persona prudente expuesta a la
misma situación. Nos parece evidente, que otro resultado en desmedro de otro en materia
extracontractual, la víctima, en este caso, nuestra representada, debe probar la culpa.
Para acreditar tales hechos, es necesario saber que estamos frente a una obligación de
medios y no de resultados.
C. EL DAÑO A LA VICTIMA
c) Debe lesionar un derecho o interés legítimo. Por cierto, que se ha dañado un derecho
fundamental y que está garantizado por nuestra Carta Magna, tal como el derecho a
la vida, a la integridad física y psíquica.
Dentro de la gran clasificación que se hace respecto del daño, este es dividido en daños
patrimoniales o materiales y daños morales, entendiéndose al primero como el que consiste
en una perdida pecuniaria, en un detrimento del patrimonio. A su vez, el daño moral es
acertado ampliamente como el que afecta a los atributos o facultades espirituales de la
persona.
Sabido es, además, que el daño material puede ser de dos clases, daño emergente y
lucro cesante. El primero es el empobrecimiento real y efectivo que sufre el patrimonio de
una persona, el que en la situación de mis representados han sido los constantes documentos
pedidos, el gasto económico de los honorarios pedidos por adelantado al iniciar al juicio no
dejan de representar un monto alto los $6.000.000.- en que tuvieron que incurrir mis
representados, entre muchas otras, que ha debido incurrir mis representados, la que ha debido
endeudarse para poder pagar el monto exigido y todos los gastos que se desprenden de un
juicio.
Efectivamente para que una persona sea obligada a indemnizar un perjuicio, es preciso que
el daño que lo provoco sea por una causa directa y necesaria del hecho del autor, de manera
que sin este no se habría producido.
Si bien el articulo 2.332 expresa que las “acciones que concede este título por daño o dolo,
prescriben en cuatro años contados desde la perpetración del acto”, tanto la jurisprudencia y
la doctrina lo entendían así literalmente.
Se creía que al momento inicial del transcurso de la prescripción partía desde el instante que
la acción u omisión del hechor, aunque el daño se ocasionara posteriormente. Lo que en
definitiva nunca ocurría.
Para el profesor Abeliuk, esta interpretación fue siempre inaceptable, puesto que conducía al
absurdo de que la acción resultaba prescrita antes de nacer. Mismo análisis realizo la Corte
Suprema al contar el plazo de prescripción desde el momento en que se produjo el daño
(Revista de derecho y jurisprudencia tomo 64, sección 1º, página 265).
En este sentido el profesor Ramón Domínguez, destaca que es imposible calificar un acto
como delito o cuasidelito, esto es, como acto “perpetrado”, sino desde que efectivamente el
daño se ha producido, y este requiere ser exteriorizado para tenérsele como tal.
En el derecho civil, la licitud está producida por el daño y no por la sola actividad u omisión,
por culpable o dolosa que pueda entenderse y es porque la exteriorización del daño que se
afectan los intereses de mi representada.
SEGUNDO OTROSÍ: Sírvase SS. tener por acompañados los siguientes documentos como
parte de prueba con citación.
- Copia de resolución en donde se declara el abandono del procedimiento a fojas 303
en el expediente de causa rol C-11122-2014 del 19 juzgado civil de Santiago, con
fecha 20 de noviembre de 2017.
- Cadena de correos en donde constan los constantes intentos de comunicación por las
partes.
TERCER OTROSÍ: Sírvase SS. tener presente que la personería que me habilita para actuar
en representación de doña PATRICIA ORGAZ GARCIA y don JULIAN ORGAZ
MORENO, consta en distintas escrituras públicas otorgadas ante la Notario Público de
Providencia don Fernando Celis Urrutia, y que mi calidad de abogada habilitado para el
ejercicio de la profesión asumo el patrocinio de esta causa, en la cual actuare personalmente.