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Historia de las microfinanzas

Las microfinanzas comenzaron en Bangladesh y en partes de América Latina a


mediados de la década de 1970 para conceder crédito a los pobres que, por lo general,
no tenían acceso a servicios financieros formales. El modelo ganó popularidad y desde
entonces se ha aplicado en países de ingreso bajo e ingreso alto.

Con el tiempo, los proveedores de servicios financieros han ido entendiendo mejor la
diversidad de necesidades financieras de las personas de bajos ingresos en las zonas
urbanas y las zonas rurales. Dichas necesidades pueden incluir la acumulación de
activos, el manejo de flujos de ingresos irregulares y la superación de crisis, como
enfermedades, muerte, conflictos y desastres naturales. Muchos proveedores de
servicios financieros ahora ofrecen una amplia gama de productos no crediticios, tales
como ahorros, seguros y transferencias monetarias, para ayudar a las personas pobres a
administrar su vida financiera.

Las nuevas tecnologías continúan creando oportunidades para ampliar la prestación de


servicios financieros a los pobres y reducir su costo. Ahora estos servicios se encuentran
disponibles en muchos mercados para cualquier persona que posea un teléfono móvil, y
la innovación está impulsando la mejora del diseño y la entrega de nuevos productos.

En la actualidad, las microfinanzas se consideran cada vez más como un componente


del sistema de inclusión financiera en general, integrado por diversos actores cuyo
objetivo común es brindar servicios financieros de alta calidad a las personas de bajos
ingresos.

La inclusión financiera

La inclusión financiera aboga para que los individuos y las empresas tengan acceso a
una gama de servicios financieros ofrecidos a un precio razonable y de una manera
responsable, y los utilicen eficazmente. Datos del Global FINDEX del Banco Mundial
muestran que más de la mitad de la población adulta del mundo carece de acceso a
servicios financieros formales. Pese a los progresos logrados en impulsar los servicios
bancarios para consumidores, los seguros, los mercados accionarios, las microfinanzas y
los servicios financieros informales, miles de millones de personas siguen excluidas de
los sistemas financieros formales.
La inclusión de las personas en el sector de servicios financieros formales no solo
mejoraría sus vidas, sino también contribuiría a la solidez de los propios sistemas
financieros. La crisis financiera mundial dejó al descubierto la fragilidad de estos
sistemas y los importantes nexos entre la inclusión financiera, la estabilidad, la
integridad y la protección del consumidor financiero.

En medida creciente, los Gobiernos, los donantes y el sector de servicios financieros


están trabajando para promover la inclusión en los sectores financieros para garantizar
que todas las personas, incluidas las de bajos ingresos, puedan disponer de tales
servicios.

¿Qué es la Inclusión Financiera?

En el Perú, la Inclusión Financiera se define como el “acceso y uso de los servicios


financieros de calidad por parte de todos los segmentos de la población”. Así, este
concepto comprende las siguientes dimensiones:

Acceso: Es la dimensión que hace referencia a la existencia de puntos de atención e


infraestructura, tomando en cuenta la penetración geográfica de los mismos y una oferta
de servicios de calidad que se encuentra al alcance de la población.

Uso: Es la frecuencia e intensidad con la que la población emplea productos y servicios


financieros.

Calidad: Se refiere a la existencia de productos y servicios financieros que se ajustan a


las necesidades de la población.

Evolución del microcrédito y debate actual El microcrédito, en apenas 25 años, se


convirtió en la herramienta que, a decir de los especialistas, podría acabar con la
pobreza en el mundo. Su desarrollo fue tan rápido y su éxito tan espectacular que en
1998 la Asamblea General de las Naciones Unidas designo el 2005 como Año
Internacional del Microcrédito, cuando cien millones de las familias más pobres del
mundo, sobre todo mujeres, deberían haber recibido uno de estos préstamos para poner
en marcha un negocio o una pequeña empresa (Lacalle, 2008). A partir de las
experiencias de algunas entidades pioneras, como el Grameen Bank o Acción, el sector
microfinanciero va creciendo de forma poca visible hasta los años 90, cuando pasa al
primer plano como posible solución milagrosa para los problemas de pobreza (Gutiérrez
Goiria, 2011). Tilman Ehrbech (CGAP, 2012) hace una cronología de la evolución de
las microfinanzas a lo largo de las últimas décadas que se resumiría de la siguiente
manera:  A mediados de la década de los 90, los esfuerzos dirigidos al acceso al
financiamiento de la población más vulnerable se centraban en el microcrédito.  A
finales de los 90, la industria microfinanciera se centró en la ampliación del éxito inicial
del microcrédito y en la profesionalización del sector.  A principios de la década del
2000, la industria comenzó a reconocer la amplia gama de necesidades de servicios
financieros que tenían los pobres, y comenzaron a trabajar más ampliamente en
microfinanzas. MCFI- Las microfinanzas en la era de la revolución tecnológica. Nuevos
retos y oportunidades 52  Aunque se logró algo en la expansión de la gama de
productos a mediados de la década del 2000, se hizo cada vez más claro que el costo de
servicio para las transacciones financieras muy pequeñas de los pobres era un obstáculo
importante, en particular para las zonas alejadas de núcleos urbanos. La industria
comenzó a enfocarse en el reto de ampliar el acceso financiero a bajo costo. En
particular, la aparición de los teléfonos celulares y las soluciones de base tecnológica,
prometían la posibilidad de aumentar significativamente su alcance y reducir los costes
de acceso financiero.  A finales de la década del 2000, el microcrédito centrado en
préstamos a corto plazo llegó a la saturación en un primer grupo de mercado de alto
rendimiento y dio lugar a episodios de exceso de oferta y sobreendeudamiento. La
comunidad de microfinanzas y los formuladores de políticas naciones e internacionales
se dieron cuenta de la importancia de ampliar el enfoque para alcanzar al mayor número
de personas y nace la idea de la llamada “inclusión financiera”. Con el tiempo, los
proveedores de servicios financieros han ido entendiendo mejor la diversidad de
necesidades financieras de las personas de bajos ingresos en las zonas urbanas y las
zonas rurales. Muchas familias pobres en las economías informales son productores y
consumidores al mismo tiempo. Las actividades de sus micronegocios y las necesidades
del hogar se entremezclan. Como productores, ellos necesitan acceso a servicios
financieros para invertir, generar ingresos y crear activos. Como hogares, necesitan
reducir las variaciones en los ingresos y gastos irregulares, y manejar los riesgos
(Ehrbech, 2012). Y para poder cubrir estas necesidades, en el sector microfinanciero se
comenzó a trabajar en un concepto más amplio, el de las microfinanzas, que abarca no
sólo el crédito sinó que ofrece una gama más amplia de servicios, tales como productos
de ahorro, seguros, planes de pensiones, créditos hipotecarios, remesas, etc. adecuados a
las características y necesidades de la población a la que van dirigidos. Aunque, si que
es cierto que, dentro de la gama de servicios financieros que ofrecen las microfinanzas,
la mayor parte de las instituciones del sector se han dedicado al microcrédito.

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