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Recopilación y Revisión
EMI_93
ENI
Lectura Final
ENI
Diseño
MEW RINCONE
ÍNDICE
Agradecimientos
Sinopsis
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Epílogo
Sobre la autora
Info. RyR
Créditos
SINOPSIS
Hace treinta años, un hombre hizo un niño al que nunca tuvo intención de
amar.
Asiento.
No sólo eso, sino que, Will sólo agregaría drama y malas miradas,
o esas miradas desesperadas que sabe que me molestan. Verlo débil
de esa forma no hace nada por su causa. Sé que lo siente, pero cada
vez que cierro los ojos, lo veo besando a mi hermana, y a mí atada a
una mesa en las granjas de reproducción.
Las lágrimas están cayendo por mis mejillas cuando abro los ojos.
Estoy siendo ahogada en buena forma, pero es por Will y mis mantas.
Trago.
Me besa la nariz.
—¿Noche dura?
Aprieto la mandíbula.
Ella asiente.
Camino más allá del grupo de mujeres que salvé de las granjas.
Ellas sonríen y saludan. Los números son menos de las que imaginé
que se quedarían. Miro alrededor en busca de los bebés malcriados,
pero no los veo. En su lugar, veo que la pila de carne seca está
bajando. Sé que la carne seca es una cosa diaria, pero la carne seca
es parte de las reservas. Es la comida de viaje y lo que comemos en el
invierno.
Me seco algo de sudor del ceño y cierro los ojos. Hay miedo dentro
de mí que necesita ser acallado. Me fuerzo a estar cómoda en el
silencio y escucharlo. Cuando oigo la pezuña de algo grande
quebrando las ramas en las que se para, abro los ojos, saco la flecha,
e inhalo. En la exhalación, suelto y es el único sonido en el que me
estoy concentrando—el sonido de la flecha cortando el aire. Me gusta
que el bosque se mueva a mí alrededor. Soy una con el, incluso con
un arma y un ciervo moribundo.
Tiene buenos dientes pero eso no me hace confiar en él. Los que
tienen buenos dientes siempre luchan por sobrevivir.
Estrecho mi mirada.
Eso me hace sonreír. No sé por qué. Tal vez porque la gente con
buenos dientes no es aceptada usualmente por el bosque. Supongo
que a pesar de todo tengo una buena dentadura. Mi abuela me hacía
cepillarme y usar hilo dental todo el tiempo.
Asiento de nuevo.
—Tú hazlo.
—Emma.
Se ríe.
Frunzo el ceño.
Sonríe. —Luces como los otros niños de aquí pero no actúas como
ellos.
Asiento. —Sí, era un padre soltero, así que cuando tenía cinco me
puso en los campamentos de día con gente que nos enseñaba cosas.
Aprendí sobre bayas y los árboles y todo esto. —Me puse seria—. Más
allá de las cosas malas, nos enseñaron sobre la vida de esta forma.
—Bueno, 2012 fue un gran año para el fin del mundo. Nunca
nadie pensó que pasaría, no de verdad.
—¿Dónde vives?
—¿Qué?
Will estira una mano por el saco sangriento. —No dudo que lo
haya hecho.
Jack me da una sonrisa y a Will la carne.
Asiento y me alejo.
Will trota.
—¿Qué?
Sonrío hasta que él salta fuera del agua. Entonces trago, viéndolo
sin su camisa puesta, sentado en las rocas con un par de pantalones
cortos azul oscuro que solían ser pantalones. Su cuerpo está
chorreando agua. La veo correr por su pecho amplio y marcado. Luce
mejor que cuando lo conocí, no tan delgado. La comida y el descanso
lucen bien en él.
—No necesito que nadie me proteja, Jake. Estaba bien sola antes
de que todos se me cruzaran.
—¿Por qué nos ayudas si lo lamentas tanto? ¿Por qué nos dejaste
entrar después de estar sola tanto tiempo?
—Sí. —Me río y miro hacia arriba mientras el agua cubre mis
orejas, haciendo que mi voz suene graciosa en mi cabeza—: Fui a
cazar. Me gusta la caza tarde—del—día. Los ciervos están aletargados
y cansados por el calor. Todo el mundo siempre quiere cazar por las
mañanas, pero los venados son como nosotros. Se despiertan
renovados y listos para el día.
—Te ama.
Se ríe y siento como si todo fuera a estar bien otra vez. Nunca
debí dejar que mi atracción por ellos se convirtiera en algo más que
una amistad.
—Hola chicos.
Asiento. —Lo sé, pero cuando le dije que ella tenía diecisiete años,
él parecía molesto por ello. No quiere que pase nada hasta que ella se
mayor de edad. Él es un buen tipo, de verdad.
Bate sus pestañas. —No apuestes por ello. —Sé que ambos se
inclinarían ante su dulce rosto y horribles susurros. Ella nada hasta
Jake. Veo su rosto oscurecerse ante lo que sea que ella le está
diciendo. Ella se ve como si estuviera llorando y él deja de estar
enfadado. Ella da latigazos con sus pestañas y susurra, y él se
ablanda por completo de nuevo al Jake amigable.
Asiento. —Hola.
Camina por el agua cerca de mí. —¿De verdad eres esa chica que
todo el mundo dice que es un monstruo?
—Sí.
Mark la empujó. —¿Qué soy yo, hígado picado? Tengo algo que
puedo presentarte.
La miro. —No voy a tocar a Bernie. Eres al menos diez años más
madura que estas personas. No tienen ni idea de lo que hay ahí fuera
en el mundo. Ni siquiera puedo imaginarte saliendo con un tipo como
ese.
Ella los mira y niega con la cabeza. —Ellos nunca dejarán este
grupo. Se quedarán y harán una vida y eso es todo. Han estado con
ellos desde el principio.
Anna le sonríe.
Star.
Leo me da un toque.
Se me ha ocurrido de repente.
El mío y el de Star.
— Estoy bien.
Will va a ponerse como loco, pero si nos damos prisa, puede que
tenga todo el asunto resuelto antes de que me atrape. Sí no, me meto
en un lío con todo éste plan, el cual no es realmente un plan, tal vez
pueda mantenerlos a todos a salvo.
Me congelo.
—¡EMMA!
Inhalo y bajo. Estoy lista con mi arco cuando mis pies tocan la
última rama.
—Me asustaste.
Will me suelta y agarra el farol. Señala con él a Jack que aún está
agarrado al árbol junto a un silencioso Leo.
Pero no me agarra.
Will me dedica una mirada que estoy feliz de apenas poder ver en
la oscuridad.
Les grito—: Bien, pero cuando Jake haga que nos maten a todos,
o cuando Will duerma con la hija del hombre equivocado, o Bernie
lloriquee por el camino, no digan que no traté de mantenerlos fuera de
esto. —Me vuelvo y comienzo a subir la colina—. Imbéciles.
Mis piernas están ardiendo cuando el sol se alza. Oigo que Bernie
comienza a quejarse pero Anna lo calla. Sonrió y muevo las piernas
más rápido. Es una cosa tonta e imbécil, pero supongo que ese es mi
papel, la solitaria que hace a todos miserables.
Jake se está riendo con tanta fuerza que apenas puede respirar
cuando levanta al tipo.
Miro mis nudillos y hago una mueca. Uno de ellos luce gracioso,
doblado tal vez. Verlo trae el dolor.
Imbécil.
—Sí.
—La mala primero. —Mi papá siempre decía saca lo malo del
camino así lo último que recordarás será lo bueno.
Bernie suspira. —Creo que tal vez lo haya hecho. Justo le estaba
diciendo a Anna que tal vez deberíamos dejarlo tenerla. ¿A quién le
importa? A mí no. Es mi casa y no me importa. ¿Por qué tenemos que
ir a la guerra con Marshall?
Leí eso en uno de los libros del abuelo. Era un libro de la guerra
civil. Creí que sería como “Ve con el viento”, pero definitivamente no lo
fue. Era más aterrador y duro. Diré que le calza al mundo en el que
vivo mejor que los de romance. A pesar de que tampoco he encontrado
a esos muy lejanos. Retortijones de estómago y chicos que besan
chicas que no les pertenecen, y hombres tomando cosas que no
deberían, y tipos que están con más de una chica, y chicas siempre
perdiendo sus sentidos cerca de los chicos.
Aparto los ojos lejos de él, porque no podía terminar la parte más
importante del discurso con él mirándome. Peleo contra mis nervios y
mi cerebro gritón y simplemente lo suelto.
Leo llega, frotándose contra mí. Paso los dedos por su pelaje
caliente y asiento.
Ella asiente. —Sí, sólo lo hicimos un poco. Creí que tal vez iría a
algún lado pero no lo hizo. —Ella se encoge de hombros y me palmea
el brazo—. ¿A quién vas a elegir?
Asiento. —Sí.
—Tenía a Leo.
—Sabes que Jake trajo sus guitarras consigo. Supongo que Will
las deja en el retiro. Son demasiado incómodas para cargarlas hasta
aquí, pero Jake las trajo. Las tuvo cruzadas a la espalda todo el
camino. Lo hizo porque quiere regresar a como él y Will solían ser.
Eran mejores amigos. Will era su héroe. Dos hermanos tontos que
pasaban sus días jugando y riendo.
Niego con la cabeza. —Tal vez puedo ser como ese cuervo en
llamas y quemarme y renacer de las cenizas como uno de ustedes.
—Oye.
Es ambiciosa.
Capítulo 2
Traducido por 3lik@ & Emi_93
Corregido por Morin
Subo adentro con Leo. —Este lobo come niños pequeños. —Ellos
huyen entre sí. Miro las miradas de desaprobación de Star y Anna.
Señalo—: Dense prisa, Star conduce, ya conoces el camino.
Ella rueda los ojos. Vamos, que sea rápido. Es evidente que le
gustan los niños tanto como a mí. Me gusta un chico en el mundo
entero. Un pequeño rubio.
Le doy una mirada sombría. Olvidas que les dije que él come
niños.
¿Camino minado?
Anna sostiene unas raíces. Ella sonríe. Éstas saben como las
patatas. Simplemente la atrapo murmurando sobre el crepitante
fuego.
Star viene con las botas llenas de agua. Ella suspira. Me muero
de hambre.
—¿Fue nuclear?
Star cae de rodillas por un tiempo, levantando una gran pieza del
suelo. Es una tapa delgada de tierra y musgo pegado encima de la
misma. En el interior hay un pequeño refugio cargado con armas y
alimentos. Se para y me pasa un paquete. Lo abro y empiezo a comer,
demasiado rápido. Me engullo los frutos secos y semillas. Anna está
devorando una barra. Tomo una barra de proteínas y comienzo con
ella al mismo tiempo que los frutos secos. Star está vertiendo un
paquete en su garganta. Está masticando demasiado rápido. Nos pasa
unas botellas de agua. Las tres nos atiborramos. No me detengo. Ha
sido raciones magras durante días. Me siento y suspiro, cuando
golpea mi vientre con un ruido sordo.
Ella sube por el agujero y pone la tapa en su lugar. Gira algo que
nunca he visto antes y lo cubre con musgo nuevo.
—Desde aquí hasta allá afuera no hay bombas en los árboles. Sin
embargo, no retrocedan. Anna, quédate en los árboles, sin importar
qué.
—Buena suerte.
Asiento.
—Están aquí.
Mi estómago se aprieta. —¿Will y Jake?
—Hagámoslo.
—Trampa.
Él asiente.
Él la mira. —Sí.
—Sácalos de aquí.
—No te vayas.
—Ve con Star —me ruega con su rostro. Niego con la cabeza—.
Ve.
—¡LOBITO!
Miro atrás por Marshall pero ahora hay una pila de ellos
amontonándose. Disparos están siendo soltados desde atrás de ellos.
Me paro, corriendo tan rápido como puedo. Agarro a Leo,
arrancándolo de la pila. Meg está sobre Marshall, sosteniendo el rifle
que dejé caer. Ella le dispara al pecho. Corre para salvar a Leo.
Tose y asiente. —Yo también, Em. Eres tan espinosa como una
mata de rosas, pero como las flores en ella, vales los rasguños. —Abre
los ojos y le guiña un ojo a Sarah—. Sé buena.
—Oye, Em.
Echo un vistazo para ver a Jake. Sonríe, pero puedo ver las
lágrimas en sus ojos. Toma mi mano.
—Ven aquí.
Aparta mis dedos con palanca de ella, me levanta del suelo. Estoy
a punto de gritar y luchar, cuando veo que Will la levanta suavemente
y con cuidado.
Bernie habla muy bajo―: Hace cuatro años este rosal creció de la
nada. Nunca lo planté o lo he regado. Ha crecido de la nada y se ha
convertido en algo que hace mi día un poco mejor. Aunque no conocí
bien a Meg, tengo la sensación que no vino a este mundo con mucho
amor. Me da la sensación que lo encontró en este grupo de personas.
No puedo pensar en un lugar mejor para enterrar a alguien de nuestro
pequeño mundo.
Sara sonríe, aun lloriqueando. —Era espinosa como ese rosal, así
también como Em. —Todos nos reímos.
Veo a Will mirándome fijamente con una mirada que está llena de
dolor y rabia.
Todo y nada que decir, pero no sé cómo decirlo. Así que miro
hacia arriba, sé que ella está ahí. Nunca supe nada con tanta certeza
como esto. Dejo caer la tierra de mi mano y susurro―: Perdóname.
—La cagué.
Miro más allá del campo y veo a Jake, Will y Bernie apilar rocas
sobre el montículo de tierra. Sarah está de pie allí totalmente sola.
Cuando el sol se pone, hace que Sarah se vea como un fantasma
parado en el borde del montículo. Su cabello rubio es un desastre.
—La dejé con Mary, estúpida. Vine acá sin una pista en cuanto a
lo que estaba sucediendo, estúpida. Nunca le pedí ayuda a Will,
estúpida. Le pegué un tiro a Mary y comenzó el tiroteo, estúpida.
—No somos buenos con los niños, Star. Tenemos que encontrar a
alguien que se lo lleve.
Niego con la cabeza. —No sé. —Quiero mentir, pero el odio frío es
más fuerte que yo, y no me importa si está asustada.
Extiende un dedo. —Tienes que jurar que los mataras por ella.
Meg siempre hacía ese juramento. —Envuelvo mi dedo alrededor del
suyo y ella los agita—. Mátalos.
Entiendo por qué no dejé que nada más transcendiera salvo Leo.
Fin de las cosas y personas. No toman todo con ellos; siempre hay un
poco quemando dentro de ti.
Me río y asiento. Kazoo era una palabra extraña que juré ella
inventó. Me imaginó que se las ingeniaba para inventar la mayor parte
de lo que decía.
Me río y sujeto mi copa con el último trago del líquido. —Por Meg.
****
Puso fieltros rojos en las ciudades que sabe que hay Señores
Guardianes. —Aquí y aquí son de lo peor que he oído hablar. Este
lugar tiene algunos, pero es una mezcla de comerciantes y
Guardianes.
Bernie parece que está pensando. —Lo que estás olvidando, sin
embargo, es que la gente del pueblo quiere que tengas éxito. Allí se
habla de ti y la rebelión.
Bernie asiente, sin dejar de reír. —Bien, fuimos allí una vez.
Recuerdo eso. ¿Cuándo nos vamos?
Jake niega con la cabeza. —Yo voy. Leo todavía no está al cien por
cien; él se queda y Anna nunca va a dejarte ir con ella aquí.
—Ahora.
No quiero tener que decírselo, pero tengo que ser honesta con
ella. —Me tengo que ir, niña. Tengo que detener a esas personas que
hacen daño a los niños por Meg. Entonces tengo que lidiar con mi
padre.
Su mirada feliz se ha ido. —Llévame contigo. No me dejes sola.
Ella tiembla y se acurruca más hacia mí. —No te vayas, Em. Aquí
estamos a salvo.
Me mira con sus brillantes ojos azules. —Está bien. Meg querría
que los niños estén a salvo. Ella dijo que Dios ama a todos los niños,
sin importar como llegaron aquí. Dijo que los hombres eran el
demonio y no siervos de Dios en absoluto.
No entiendo. —¿Qué?
Ella niega con la cabeza. —No. Meg dijo que ese era el porqué
ellos lo dejaron vivir, como a nosotros. Nos dejaron vivir también,
porque somos normales. —Sus palabras me queman, ella no lo sabe,
pero lo hacen. No digo nada. Le beso la frente y tomo una respiración
profunda de su olor antes de levantarme. —Ayuda a Anna con el niño.
Si deseas que él se quede, tienes que hacer el trabajo.
Sonríe. —No le gusto mucho, pero no lo odio. No de la manera
que odiaba a Mary. Meg decía que todo lo que él necesitaba era una
buena sacudida.
Jake le enseña el dedo del medio, pero consigue las jarras de gas.
—¿Tienes frio?
Asiento y digo—: Lo mismo va para ti. Pensé que eras débil, suelta
de cascos y molesta.
Apoyo la cabeza hacia atrás y cierro los ojos. —Tengo que detener
a mi padre.
—Bájala.
—Sube.
—Bebe.
—Sí.
—Ahogar.
Will asiente.
—¿Qué está pasando aquí? Por todos los infiernos. —Un puño
golpea mi mejilla mientras vuelvo la cabeza, reconociendo la voz—.
¿Emma?
—Oye, Jack.
Se ríe.
Gruño. —Di el lugar y la hora. Estaré allí con las pilas puestas1.
—Lo leí en un libro. Amo esa línea. Sin embargo, no veo el punto en
usar campanas. Suena tonto. Nunca podrás escurriste por el bosque
con campanas puestas.
Las lágrimas caen por las mejillas de Star. Jack les dedica una
mirada letal a los hombres y luego le sonríe suavemente a Star
mientras le pasa un brazo por los hombros.
1
En inglés: Be there with bells on. Traducido literal: Estar allí con las campanas puestas.
—Ven a lavarte. —Puedo verla sujetarse la camisa en su lugar,
donde estaba el corte. Estoy enfadada de una forma en la que no me
gusta estar.
Will se ríe mientras Jake les guiña. Pero él hace algo que no
esperaba. Jake va hacia el tipo que les escupió y lo golpea en el rostro,
con fuerza. Instantáneamente, se estremece y levanta una mano.
—Sí.
Fish me sonríe.
—No lo hagas.
Mis mejillas arden. Me paro más allá de Will y camino hacia una
de las cabañas, luego de agarrar una cubeta de agua del reservorio
cerca de la fogata. La arrastro a una cabaña y cierro la puerta. Me
siento en la esquina de la cabaña con la cubeta y sollozo. Me suelto,
como nunca lo he hecho antes. Necesito que la suavidad de esas patas
se enrosquen a mí alrededor y me hagan sentir mejor.
—Me asustaste.
—Entra.
Jack entra con una mirada severa en el rostro.
Sonrío cortésmente.
Asiente.
Asiente. —Mucho.
Will niega con la cabeza. —Tú te quedas aquí, por Cristo. Si sales,
comenzarán a pensar en el hecho de que tú eres una chica y ellos
no… —Suspira y se pasa las manos por su cabello sucio y empapado
de whiskey—. Yo iré.
—Es mi papá.
Mi estómago cae y asiento lentamente. Necesito verlo como uno
de los malos.
—¿Quién es Fish?
Asiento.
—El resto nunca fue así. Fish lo ha perdido. Les ha hecho hacer
cosas…malas —dice Jack en un susurro.
Una rama suena detrás de mí. Me volteo justo a tiempo para ver
un puño viniendo contra mi rostro. Me agacho y ataco. Llevándome a
Fish al suelo. Me coge por los brazos, riendo y rodándonos así está
encima de mí. Aruño, pellizco y peleo, pero me gana.
Está respirando con fuerza y mirando hacia abajo, hacia mí, con
una enorme sonrisa. —Eres una salvaje.
Gruño. —No eres mi tipo, Fish. Me gusta estar arriba. —Nos doy
vuelta mientras envuelvo mis muslos alrededor de su cintura. Le doy
fuerte en sus riñones. Grita y es mi turno de reírme. Envuelve sus
manos enormes alrededor de mi garganta pero golpeo su tráquea con
fuerza. Tose y yo nos doy vuelta de nuevo. Lo presiono contra el suelo,
presionando su garganta y enterrando mis uñas alrededor de su
manzana de Adán.
Sus ojos se dirigen hacia Fish, quien aún está en una especie de
mareo. Casi me siento apenada por él. Ha perdido la cabeza. Ni
siquiera sé lo que está sucediendo.
Me da una mirada.
Estoy respirando como una persona loca. Veo una ballesta como
la que tuve hace unos cuantos años atrás. Apunto hacia el chico que
está al lado de ésta.
Will nos está gritando que corramos con más fuerza. Miro hacia
atrás por un segundo y los veo persiguiéndonos.
Star está con los ojos vidriosos y asustada. También envuelve sus
brazos alrededor de él. Su rostro estaba rojo por luchar para respirar,
pero ahora está más pálido, tal vez por la pérdida de sangre pero no
mucha está saliendo. Mi corazón está en mi estómago, estoy segura.
Acaricio su cabeza. —Está bien, te llevaremos a la ciudad.
El hijo de Jack viene cabalgando un caballo, liderando a otros
tres.
Jake cruza sus brazos, sus ojos están rojos alrededor. —No hay
forma. También estoy yendo.
Bernie les pasa las armas. Recae en mí que estamos cerca del
lugar donde maté a los infectados y Will estaba en ese árbol. Me
estremezco y arrastro mi cuerpo exhausto cerca al suyo agonizante.
Alzo su rostro rígido hacia mi regazo y presiono mi espalda contra la
parte trasera del auto. Bernie y Anna suben de un salto al asiento
delantero. Reviso los bolsillos de Will, encontrando un pase arrugado
en su bolsillo trasero.
Niega con la cabeza y se levanta. Regresa con agua para las dos.
El sol se pone delante de la gran ventana de la sala de estar. Esto
hace que la ciudad tenga un aspecto extraño, parece estar en llamas
con la luz naranja.
Las cosas se ponen cada vez peor. Son tan grandes que no tengo
una solución para las cosas que van mal.
Me levanto y empiezo a pasear de nuevo.
Niega con la cabeza. —No saben cómo luces. Suponen que eres
como tu padre, pero no es así, en realidad. Te pareces a ella.
Asiente.
Bernie asiente de nuevo. —Sí. Él debe tener todo aquí y estar listo
para rodar. Supongo que todo está en su lugar. Sólo tenemos que
encontrar donde vivía.
Niega con la cabeza. —Lo único que nos salva es que vine dos
veces, por la razón que sea, sólo mi segunda entrada se registró. El
guardia que nos dejó entrar, no nos registró. Sólo me registró cuando
vine hace dos días, me fui y tomaron a Star y todos en casa.
Señalo, pero en realidad no a él, pero tampoco más allá de él. —Si
trajiste a Will dos veces, salvaste a Anna una vez, y me trajiste un par
de veces, entonces estás vinculado a nosotros. Apuesto a que estás
siendo vigilado. ¿Por qué confiarían en ti?
Anna se ve confundida.
—A mí tampoco.
Niego con la cabeza. —Si tan sólo hubieras puesto tanto esfuerzo
en salvar al mundo.
—Lo sé.
—¿Qué dice?
Se ríe más fuerte. Anna está mordiéndose las uñas y sigue con la
lectura, ignorándonos por completo.
—¿Qué es un telegrama?
Lo señalo. —Eso tiene que ser. Nunca tuvo tiempo para venir
aquí.
Empieza a reírse.
Le sonrío a Clyde.
Ruge.
Frunzo el ceño.
Miro a Anna.
—¿Puedes intentarlo?
Lo miro de reojo.
Suspira.
—Se suponía que no sería así. —Se gira y camina, llevándome con
él.
Asiente.
—Sí, Dios. Creo. Si Meg está muerta, entonces hay un Dios y ella
está ahí arriba discutiendo con él ahora mismo. Él está teniendo una
charla de “mi mamá” mientras nosotros hablamos.
—Touché.
—Éste es el edificio.
—¡Oye, Bernie!
Bernie sonríe y me señala.
—¿Qué demonios?
Me mira.
Parece confundido.
Asiente y se da la vuelta.
Señala.
—Todos están actuando raro esta noche. Esta chica me dijo que
no se me permitía entrar al edificio sin estar acompañada. Le dije que
no necesito un guardia, pero no me escuchó.
Puedo decir que, por su tono, nos están observando. Doy un paso
al costado, presionando mi espalda contra la pared y espero mientras
él agarra una enorme aguja de la caja. Se inclina sobre el ordenador
junto a la caja y empieza a tipear. Los segundos parecen horas. Los
diez pasos entre Will y yo parecen millas. Su respiración es rara y
forzada. La máquina junto a él hace que su pecho se levante y caiga.
No mantiene con vida.
Siento como mil susurros pasan entre mis dedos y su brazo. Mil
cosas que necesitaba decir, o quizá sólo una. Una cosa para
asegurarme de que lo sabe. Casi bajo mi cara hasta su pecho y cierro
mis ojos; se ha convertido en mi Leo humano. Puedo llorar en su
pecho justo como en el de Leo y siento la misma seguridad y confort.
Sus brazos se envuelven a mi alrededor de la misma forma. Hace que
el mundo sea más tranquilo por un minuto.
Aprieto una vez más y una sonrisa sutil aparece en sus labios.
—Bien, vámonos.
—¿Todo listo?
Bernie siente.
Frunzo el ceño.
—No.
Siento y entro después que él. Lo dijo todo triste y asustado, pero
planeaba hacerlo de todas formas. No le digo eso. Ya me mira como si
le diera miedo; no necesitamos empeorar las cosas. Le paso mi arma.
—No.
Bernie sonríe.
—Esto no me gusta.
—Déjame ir primero.
Frunce el ceño.
—¿Cómo lo sabes?
—No, cuando estoy por ahí; siempre soy yo. —Empiezo a bajar las
escaleras corriendo, deseando que Leo estuviera conmigo. Sus
sentidos no se hacen un lío con los edificios, es un lobo de pies a
cabeza. Sólo soy lobo en el bosque. Mis ojos y sentidos se distraen por
el edificio asfixiándome.
Lo miro.
—¿Cuánto?
Suspiro.
Suspiro.
—No puedo creer que pusieron esto aquí. No puedo creer que
nunca lo supe.
Se encoje de hombros.
Frunzo el ceño.
—¿Hicieron qué?
—¿Qué hay de las ciudades? Will dijo que las otras ciudades eran
como ésta. Todos los continentes tienen ciudades, había diez o algo.
Mi estómago se hunde.
—No pares.
—¡DETENLO!
—Buenas noticias.
Necesito luz. Tanteo en las mesas que vi. Cuando abro un cajón
no puedo decir qué son las cosas. Me vuelvo a arrodillar, abriendo
más cajones, pero no reconozco nada. Todo lo que todo es un objeto
extraño.
Mis manos tiemblan, la sangre las hace pegajosas, pero aún así
busco en cada cajón, sin sabe qué estoy buscando.
Puedo ver las escaleras muy ligeramente con la luz que aparece y
desaparece. Rodeo la esquina y veo que la puerta al final de las
escaleras está abierta. Una mujer que sostiene una antorcha me
sonríe.
—¿Estás herida?
Traga y asiente.
—Está bien. Sé donde hay una ventana. ¿De qué sección vienes?
La señora abre una puerta sin escáneres y una luz nos inunda.
Ahora la veo mejor. Es de la edad de Michael y frágil. Sus huesos se
romperían más rápido que los de un pollo. Tiene el cabello y los ojos
oscuros con una mirada de preocupación.
—¡EMMA!
—¡EMMAAAAAAA!
Se encoge de hombros.
Las lágrimas llenan sus ojos haciéndolos brillar; son tan azules.
Su labio tiembla cuando niega con la cabeza. —Tienes que parar. Lo
veo. A él no le gustaría que esto termine para ti. Veo que la ira y la
voluntad de vivir se han ido. Quieren que encontremos a los demás y
estemos seguras.
Star sale corriendo. Sus ojos miran detrás de nosotros, pero ella
sabe cuando nos acercamos. Su mirada cae. Su expresión destruida
pasa a formar parte de los recuerdos que no quiero. El rostro de Jake
está al lado. Él mira más allá de nosotros. Su mirada se posa sobre el
rostro de Anna. Cualquiera que sea la expresión de su cara, le dice
todo lo que necesita saber. Deja de caminar, mirándola y esperando a
que cambie las noticias.
Jake nos ve, sus ojos azules brillan con las lágrimas en ellos.
Niega con la cabeza, —No puede ser. De ninguna manera. Acabamos
de regresar. No, él es fuerte. Espera y verás, él va a venir. —Las
lágrimas salen de sus ojos, corriendo por su rostro. Leo camina hacia
él, frotándose contra él.
El hijo de Jack sale de la casa. Su cara se cae. Aprieta los labios y
baja la mirada. Sarah sale de la casa, saltando hacia mí. La abrazo y a
Star.
—Lo lograste. —Ve más allá de mí—. ¿Dónde están Will y Bernie?
Jake me mira pero Anna niega con la cabeza. Ella me señala. —Él
hubiera querido esa elección. Lo hiciste bien para todos.
Por último, Star asiente. —Me alegro que Bernie pudo arreglar
sus errores. Siempre le molestaba ser parte de eso.
—¿Qué podemos hacer? Faltan sólo dos meses hasta que la nieve
golpee. No podemos rechazar a la gente.
Él suspira.
En los últimos dos meses, los cambios que han sucedido han
hecho todo más difícil para todos. Todos excepto los rebeldes, que
estamos acostumbrados a ser interrumpidos.
Sacudo la cabeza.
Se encoge de hombros.
—Cuatro.
Asiento.
Asiente.
—Lo sé. Sólo quería decirte, diez personas más han llegado,
seguro que un montón más están en camino.
—Genial. —Dejo la cocina, pasando junto a los últimos rezagados.
Agarro una manzana y algunas semillas de girasol y voy a buscar a
Ana.
Suspira.
Sacudo la cabeza.
Le sonrío.
—¿Los secaron?
Asiente.
—¡Estoy bien!
Él se burla.
—Está bien.
Suspiro.
Jake asiente.
Asiento.
—Está bien. Hablaré con Star. —Me doy la vuelta y camino hacia
donde le está gritando a la multitud. Ella señala al granero.
Me río.
—¿Qué?
Asiento.
—Anna quiere ir. Creo que está asustada de tener el bebé aquí,
con toda esta gente.
Se burla.
Asiento.
—Lo sé.
La mirada dura se convierte en una chispa.
Me río.
Asiente.
—Está bien.
Sonrío.
—Andy se quedará.
Niega.
Asiento hacia una mujer con oscuro cabello rubio. Está parada en
el medio del campo, levantando su pequeña mano y apartándose el
cabello de los ojos.
Star la ve y asiente.
Me encojo de hombros.
Asiente.
Me niego a ser nada más que la hija de Lenny. Sarah mira hacia
atrás mientras dejamos el camino de coches.
Niego.
—Estará bien.
Jake niega.
—Ella mató a Meg, tal vez nunca apretó el gatillo pero hizo que los
capturaran. Al diablo con ella. Merecía morir.
—Bien. Gracias.
Anna me mira.
Me arrepiento de todo.
—¿Qué es?
Niego.
Sacudo la cabeza.
Nos toma todo el día llegar allí, pero mientras emergemos del
bosque, todos nos detenemos cuando la vemos.
Anna me mira.
Anna jadea.
Sarah gime.
Anna abre un saco que trajo y nos pasa a todos algo de carne
seca y manzanas. Tomamos lo que queda de nuestra agua en silencio,
deseando que estuviéramos dentro de esa casa.
Asiento.
Tose.
—Supongo.
Niego.
—Lo siento.
Sonrío.
—¡WILL!
Will camina hacia mí, silenciando a los otros excepto por los
sorbidos por la nariz y las lágrimas.
Él luce confundido.
—Te dejé, lamento que te dejé. Pensé que eras tú. Lo siento.
Niego.
—Lo haría todo diferente ahora. Debí haber dejado que Marshall
me llevara dentro para que pudiera haber preparado los misiles y
destruido todo. Tú, Bernie, Meg, Jake, Sarah, Will, Star y Sully
estarían a salvo.
Refunfuño.
—Qué clase de cuervo valiente resulté ser. —La miro—. Creo que
Bernie era el cuervo. Dejó morir al hombre que solía ser para que
pudiera ser uno nuevo por ti. Un hombre del que pudieras estar
orgullosa y del que poder hablarle a tu bebé.
—Gracias, Em.
Niego.
Leo se mueve para recostarse con ella. Ella pasa sus dedos por su
suave pelaje.
—No lo sé.
Asiento.
Me patea.
Se encoge de hombros.
—Es sólo que no creo que asimile que estás aquí. No confío. Todo
lo demás está torcido… ¿por qué soy yo la que tiene suerte y
encuentra al hombre que ama?
Asiento.
Sonrío.
Asiente.
Frunzo el ceño.
Le sonrío a Sarah.
Me mira sombrío.
Golpea mi pierna.
Lo miro.
—¿Eh?
Le sonrío en respuesta.
Asiente.
—Sí. Will está ahí fuera hablando con ellas ahora. Trajeron todas
las semillas que han cosechado y, porque este lugar está entre el
retiro y los pueblos de comercio, van a usarlo como su base de
invierno y zona de granja veraniega.
Suspiro una clase de alivio que juro que nunca he sentido antes.
Lo señalo.
Se ríe.
—Tú y Will son almas gemelas, lo juro. Vine aquí para evitar la
leña.
—Soñolienta.
—¡Emma!
—¡Hola!
Niego.
—Es la de todos.
—Muerto.
—¡Perro Jake!
Jake me empuja.
—Cierra el pico.
Asiento.
—¿Qué?
Él suspira.
—Por la noche, cuando duerme, juro que escucho algo ahí. Como
si él no estuviera reparado. Está luchando por el aire y su pecho
suena como si lo estuviera aplastando. No puede hacer mucho,
físicamente.
Me estremezco.
Él asiente.
Sonríe.
Le sonrío.
Él sonríe ampliamente.
Bufa.
Rod, uno de los chicos del refugio que es amigo de Will, pasa
junto a nosotros en el campo. Lleva un arco y un carcaj. Me guiña un
ojo. Sonrío.
—Suena bien.
Asiento.
Sonrío.
Su sonrisa se endurece.
—Jake podría quedarse. No quiero que sea él quien esté allí fuera
de todos modos.
Me río.
—Es increíble con los caballos. Él y Ana son geniales. Tengo que
irme. ¿Puedes descansar… hazlo por mí?
Asiente, inclinado mi cabeza hacia arriba.
—Te amo.
—Pórtate bien.
—¿Estás listo?
Da un brinco.
—Compórtate.
—Hasta mañana.
Asiente.
Jake la señala.
—Gracias.
—Ella se ve mejor.
Se ríe socarronamente.
—¡Hola, Emma!
Star aparece con una sonrisa y unos músculos que estoy segura
de nunca haber visto en una chica. Señalo. —¿Qué son ésos?
Ella se ríe.
—¡Emma!
—¡Mitch!
Entiendo y asiento.
Resoplo.
Guiña un ojo.
Sonríe, de pie.
Frunzo el ceño.
Se ríe.
—Es mejor que nada. Hemos estado pensando que, como tenemos
diez casas, que podríamos hacer lo mismo. Ustedes también deberían.
Miro a Mitch.
—Está bien.
Ella se ríe.
—Quién sabía que tenía un propósito, más allá de hacer que las
vistas estén mucho mejor.
—Los caballos encajan con él. —Se aleja y sus pantalones cortos
y camiseta de repente la favorecen. Su cuerpo está fuerte y en forma
ahora. No se ríe y no abraza a la gente. Les da palmadas en el brazo.
—Muy diferente.
Traga.
—¿Sabes que era una simple actuación? ¿Que nunca fue quién
era ella? Estaba tratando de encajar para circular la información de
Marshall hacia su hermano.
Me sonríe.
—Lo sé. Me sigue gustado esa dulce sonrisa y esa risa graciosa.
Suspiro.
—¡Emma!
Me baja.
Sonríe.
Muevo mi cabeza.
Resopla.
Frunzo el ceño.
Mitch me da un empujón.
—Hola, Meg.
Sé que está aquí. Sé muy pocas cosas, pero ésta la sé.
—Hola, Meg.
—¿En serio?
Saco mi lengua.
Me ayuda a levantarme.
—No, ve tú primero.
Star se ríe.
—Siempre el caballero.
—No siempre.
Capítulo 12
Traducido por Floresadri
Corregido por Evarg7
Mitch se ríe.
—No vayas a por él sin mí. —No quiero que la mate. Quizá no
seamos cercanas, pero es todo lo que tengo. Es mi sangre.
—Gracias, colega.
Will me mira.
Se ríe.
—No.
Mitch ve Anna, veo la tristeza en su rostro. Asiente.
—¿Culo dolorido?
—Duele.
Lo aparto.
—Eso no es relajante.
Suspira.
—Reposo en cama.
Frunce el ceño.
Frunce el ceño.
—¿En serio?
—Ven conmigo.
—Reposo en cama.
Asiento.
Su cara cae.
Arruga la nariz.
—No sé. Supongo que hasta que te sientas normal otra vez.
Acuéstate para que el bebé no pueda caerse.
Me quito las botas también y subo a la cama con ella. Hace una
mueca.
—Hueles a caballo.
Sonrío.
—Sí, bueno, tome una ducha ayer en casa de Star, por lo que
debería oler como el champú de lavanda que están haciendo allí.
—Fue increíble.
Sonrío.
—Sí.
—Hueles bien.
Gimo.
—¿Tienen electricidad?
Asiento. Él silba.
—Eso es peligroso.
—¿Por qué?
—Hola, chica.
Asiento.
—Buenos días.
Ella asiente.
Mitch me da una mirada desde el otro lado del patio de grava. Veo
a un hombre joven con pelo largo y oscuro. Su cara sucia es delgada y
de aspecto cansado. Cuando me ve, sus ojos se quedan atrapados en
las armas de fuego en mis piernas.
—Ejecútenlo.
Sus ojos son muy claros, como los míos y los de Star.
—¿Lo eres?
—¡SÍ!
—Eres Emma.
—Abre eso.
—Mierda.
Lo interrumpo.
Mitch suspira.
Mitch se ríe.
Mitch me empuja.
—¿Crees te pegaría?
—No.
No espero a que actúe como un loco. Eso hace que los dos
actuemos así, y estoy cansada de ese tira y afloja. Envuelvo mis
brazos alrededor de su cuello y beso su garganta. Él sigue siendo de
madera.
Se ríe.
Me río también.
—Sabes lo que quiero decir.
—¿La próxima vez puedes sólo dispararme? Creo que podría ser
menos doloroso que escuchar este discurso.
Se estremece.
—¿Qué?
Asiento.
Will me baja.
Le beso en la mejilla.
—Hecho.
Miro a Leo.
Ella se ríe.
—¿Will te envió?
Asiente.
Sacude su cabeza.
—Tienes que dejar de ser tan paranoica. Tal vez todo vaya a
funcionar. Tal vez este sea un lugar seguro para nosotros.
Lo miro sombríamente.
—¡STAR!
—Em.
—No lo sé.
—¿QUÉ ES ESTO?
Levanto el arma ante el rostro del tipo. Leo gruñe frente a mí,
rugiendo salvajemente. Lágrimas caen por sus mejillas.
Él asiente.
—Gracias.
Casi le pego con el arma, pero no lo hago. Me doy la vuelta y veo
cómo me mira todo el mundo. Mitch está sujetando a Will. Enfundo
mi arma y me dirijo a Star.
Asiente.
—Mierda.
Jake asiente.
—Ese es el tema.
Asiente.
Me río.
—Necesitamos una vaca o dos.
—Mierda.
Oigo gruñir a Leo y el doctor lucha por subirse al árbol con las
piernas heridas. Se estremece y gime, pero llega a la plataforma,
arrastrando su cuerpo a través de ella. Jake se estira y tira de él para
que se siente con nosotros.
—Hola.
—Hola.
Me río.
—No.
Me encojo de hombros.
—No confío en ti. El Doctor Nick tal vez engañe a Anna, pero no a
mí.
Suspira.
Él mira a Jake.
—¿Siempre es así?
Jake sonríe.
Sonríe.
Frunce el ceño.
Suspira.
Me carcajeo.
Extiende la mano.
—Soy Nick.
Jake se la estrecha.
—Jake.
—No sé qué más hacer para que me creas. Vine aquí buscándote.
Yo estaba en la granja de criadero donde estuviste unas semanas. Me
fui unos cuatro días antes de que te marcharas. Te habría ayudado, si
hubiera sabido lo que ibas a hacer.
—Puedo hacer que nazca ese bebé para Anna y puedo convencer
a Michael de no venir aquí.
Estrecho la mirada.
Él se encoge de hombros.
Jake asiente.
Nick sonríe.
Le sonrío.
—Tengo otros.
Ríe amargamente.
Me pongo en pie.
Asiente.
Sacude su cabeza.
Trago.
2
NdeC: en el original dice “You gonna kiss this better?" que es como cuando un niño se cae y lo
curas dándole un besito.
—¿Will está bien?
Se ríe.
Me encojo de hombros.
Tose.
—No te culpamos.
Asiento de nuevo.
—Gracias.
Suspiro.
Me apunta.
—¿Estás bien?
Ella vuelve la mirada hacia Will, que está sentado en la cama sin
ninguna camisa y un par de pantalones cortos.
Asiente.
Asiento.
Río.
Sacudo la cabeza.
—No creo que le importe. Creo que sólo quiere que las fronteras
estén llenas de gente como ellos.
—Hasta mañana.
Sacude su cabeza.
—¡EMMA!
Me giro hacia él.
Me mira, sorprendida.
—¿Estás segura?
Asiento.
Suspiro.
Star me pasa un trozo de carne seca. La tomo sin apartar los ojos
de la aldea. Hay muchos más de veinte, pero la mayoría no son
hombres. Son adolescentes. Tenía que haber imaginado que el
pequeño ejército de la muerte de Michael estaría hecho de bebés Gen.
Pequeños bastardos irracionales como Star y yo.
Star asiente.
Señalo al terreno.
Asiente.
—Sí.
Bajo del árbol y voy por el bosque con Leo. Jake está sentado en
el extremo más alejado del bosque con los cuatro caballos.
Mitch asiente.
Leo sube las escaleras. Oigo un ruido y un crujido, y veo sus ojos
amarillos brillar en la oscuridad. Nosotras vamos detrás y entramos
en la primera habitación, en la que dormía yo. Sé que la puerta tiene
un crujido. La abro rápidamente, el crujido está ahí, pero sólo por un
segundo. Star se apresura a entrar, llenando la oscuridad con el ruido
que hace al deslizarse. Leo sólo hace un ruido como de crujido una
vez. No está comiendo, está destrozando gargantas con rápidos
mordiscos. No es la primera vez que mata sin hacer ruido.
Hago una mueca y miro a Star. Tiene la misma cara que yo. Star
desliza el cuchillo por la garganta de la primera chica. Yo no puedo. Lo
sé. No parece mayor que nosotras.
Star viene a mi costado y termina con la chica por mí, dándome
una mirada sucia.
Su sonrisa se amplía.
—Lo conocieron. No has sido tan tonta como para dejarlo entrar,
¿verdad? —Niega con la cabeza—. Ay, Ay, Ay, Emma. Esperaba más
de ti. Star tuvo una vida privilegiada, dado que Bernie era mi mano
derecha y todo eso.
Michael hace una mueca cuando tose y luego se ríe. La bala debe
de haber fallado a los órganos vitales, parece que todavía es capaz de
levantarse de la cama. Levanto mi arco y saco una flecha.
Me sonríe.
—Te creé para que fueras más, Emma. Deja de despreciar lo que
logré. Sé la líder que eres de forma natural. He hecho que todos te
llamen La Fénix, para prepararte para que seas la que tome mi lugar.
—¿Así que fuiste tú el que empezó con ese estúpido apodo? Tú,
bastardo arrogante. La abuela, el abuelo y Lenny siempre tuvieron
razón sobre ti. No vales el precio de un escupitajo, como decía la
abuela.
—Por aquí.
—Dame la tuya.
La saco y se la tiendo.
—¡Corre!
Sonríe.
Señalo.
Anna me agarra.
La abrazo y dejo que llore sobre mí. Leo salta y envuelve sus patas
alrededor de ella. No creo que él entienda, pero siempre me sorprende
con su habilidad para sentir las cosas.
—¿Estás bien?
—Lo hicimos.
Me ofrece una mano ensangrentada.
Estrecho su mano.
Asiente.
Asiento.
—Lo maté.
—Una vez, Michael me dijo que mi sangre podría curar las cosas.
Asiento.
—Conozco un lugar para conseguirla. —Le dedico a Mitch una
sonrisa—. ¿Quieres ir a dar un paseo a caballo?
Resoplo.
Suspira.
—Sí.
Agita su cabeza.
Sacude la cabeza.
La beso en la mejilla.
Me guiña un ojo.
—Conozco el mejor lugar.
Le echo una ojeada a Will, que está hablando con una de las
señoritas cocineras.
Me encojo de hombros.
—Una hora.
—Está bien.
—Vamos.
Agita la cabeza.
Sonrío.
Asiento.
—Sí.
Ella suspira.
La abrazo.
Me abraza también.
Sacudo la cabeza.
Mi mirada se estrecha.
Él asiente.
Se ríe amargamente.
—Yo también. —Su mirada se oscurece—. ¿Cómo lo hiciste?
Se ríe.
Asiento.
Me interrumpe.
Camino por el bosque, más allá de las ramas rotas que hice la
última vez, y cruzo la carretera rota, donde las manchas de sangre
todavía están salpicadas por la carretera agrietada.
No me gusta estar sin mis armas, pero no imagino que las reglas
de las ciudades hayan cambiado mucho. Lo que ha cambiado es el
chico de ojos azules, junto a mí esta vez.
Pongo mis manos en el aire para que los guardias vean que no
soy yo. Jake me imita, luciendo ansioso y listo para correr. Los
últimos dos ladrones se detienen cuando ven a los diez hombres
muertos en el pavimento. Le echo un vistazo a Jake. —Esto es más
fácil con Mitch. —Traga saliva. —¿Como fue la última vez?
Asiento. Mis ojos brillan. —Fue peor. —Puedo ver que entiende lo
que hice por él cuando sacude la cabeza, pero no tiene nada que
decir.
Le doy una sonrisa. —Esa no era yo. Tal vez era Dios.
Ella grita y salta hacia mí, pero dejo caer su cuerpo flaco al suelo
y lo mantengo allí. —Lo hice especialmente por ti. Tú y los demás
habitantes de este agujero de mierda, que envió a las chicas a las
granjas y campos. —Me bajo de ella. Está temblando y retorciéndose,
pero se las arregla para sacar un cuchillo de debajo de su vestido.
Salta hacia mí, pero Jake le agarra el brazo y se inclina para apuñalar
el cuchillo en el pecho. Se congela y da un paso atrás.
Ella hace una mueca. —Oh, eso fue un mal movimiento. ¿Viniste
aquí justo después? —Asiento. Ella niega con la cabeza. —Gracias,
chica. —Le da a Jake una sonrisa socarrona—. Ahora dime que está
era la persona para la que compraste antibióticos.
Sonrío. —Libertad.
Star sale de detrás del árbol donde escondí mis armas la última
vez. —¿Qué es esto?
—¿Está bien?
—Dame tu brazo.
—¿Está funcionando?
No quiero que mis lágrimas sean lo último que vea. No quiero que
haya una última cosa.
Todo es más grande y se hizo de esa manera. Miro las nubes que
cubren las estrellas y susurro—: Meg. —No necesito decirle que
todavía la necesito. No necesito decirle nada. Lo sabe. Me conoce
mejor que nadie.
—¿Cuando lo consiguió?
Cierra los ojos, dejando una sola lágrima caer por su mejilla.
Susurra—: Cambió su guitarra por esto en el campamento, después
de que tú, Anna, y Star salieran corriendo sin nosotros.
Miro la pila de rocas y sonrío. —Meg, creo que hay dos clases de
amor. Un amor que quema tanto que explota, antes que tengas
oportunidad de disfrutarlo. El otro amor es el que te alza y te hace
mejor persona. —Sonrío y sacudo la cabeza—. Sé que siempre dijiste
que Will era el indicado para este mundo, pero creo que Dios lo supo
mejor. Will nunca fue la mejor opción, era la única oportunidad
mientras estuvo aquí, pero no creo que haya sido mejor de esa
manera.
Ella hace un sonido y camina con él. Jake se ríe. —Creo que los
diez años están por golpear.
Le frunzo el ceño. —Tiene doce.
Bufo.
—No todo.
—¿Listos?
Me saca el dedo medio. Nick sale detrás de ella. Sus ojos están
llenos de preocupación. Se ve así desde que dejó de tener su periodo
de nuevo.
Nick dice—: Nos estamos dirigiendo hacia el río para que hunda
sus pies de nuevo. La hinchazón se está poniendo peor.
Se ríe. —¿Qué?
Volteo la mirada a Jake. —Veo esa mirada en sus ojos. ¿En qué
andan?
Ella rueda sus ojos. —Para una chica lista, a veces eres tonta.
Corro mis dedos a través del pelaje de Leo y agarro mi arco. Sarah
también agarra el suyo. Se ha vuelto tan buena lanzando disparos
como alguno de los hombres. Creo que será mejor en un par de años.
Ella rueda los ojos y nada. Miro a Leo. —Quédate con Sarah.
—Una vez, cuando tenía diez u once mi mamá y papá nos llevaron
a este restaurante. Era muy lujoso y caro. Mamá obtuvo un ascenso y
estábamos celebrando. Tuve que ir al baño; salpiqué un poco de la
salsa de mi carne en mis pantalones. Papá se rió pero mamá estaba
enojada. Fui a limpiarme y había un chico ahí. Tenía un traje y una
mirada nerviosa. Estaba yendo y viniendo. Me asustaba un poco. Sacó
una caja de su bolsillo del traje y suspiró, mirando su enorme anillo
de diamantes. Me vio mirándolo y lo sostuvo para que lo pudiera ver.
Me preguntó si pensaba que era lindo. Dije que sí, realmente no sabía
si lo era o no. Tomó un profundo respiro y asintió con su cabeza y dijo
que le deseara suerte. Así que lo hice y se fue. Cuando terminé de
limpiar mis pantalones y secarlos debajo de la secadora, salí al
restaurante y él estaba de rodillas. Una hermosa mujer estaba
llorando y asintiendo. Todo el restaurante empezó a aplaudir mientras
deslizaba el anillo en su dedo. Él y la chica se abrazaron y besaron, y
mi mamá lloró un poco. Ella y papá se inclinaron y también se
besaron. —Ríe—. Recuerdo pensar que era exactamente como le
pediría a mi esposa que se casara conmigo.
Asiento en su rostro y rezo a Dios por tener más. Más días y más
amor y más felicidad.
Epílogo
Traducido por Eni
Corregido por Yanii
Hace diez años, tomé una decisión para salvar a una chica y al
final ella terminó salvándome.
—¡Tía Em!
—¡Tío Jake!
—¿En serio?
Asiento.
Ella exclama—: Espero ser tan buena cazadora como ella, bueno,
algún día.
Me río.
Él me mira.
Se envuelve a mí alrededor.
Suspiro.
Jake gime.
Ella resopla.
Miro a Jake.
Él señala.
Anna suspira.
Asiento.
—Sí. Tengo que verlo.
Ella asiente.
—Yo voy. —Le da a Jake una mirada dulce y bate sus pestañas—.
¿Te puedes quedar aquí y ayudar a Nick con los gemelos?
Él sonríe.
Los forajidos son abatidos por los aguaciles Star y Mitch. Los
criminales son castigados severamente. Los mercados comerciales ya
no comercian con personas. Los burdeles son la nueva forma de
mantener a las mujeres contenidas, pero Star los quema cuando los
encuentra. Ha aprendido a usar su rabia y su furia en el buen
sentido. A veces, me paseo con ella para liberar mis demonios
internos.
Una vez, alguien me dijo que buscara otro lobo gris como
mascota. No entienden que él nunca fue mi mascota. Fue mi familia.
Fue la calidez en la oscuridad y la persona que necesitaba para no
estar sola.
—Yo también.
Miro a Anna y sé que Leo los llevó a mí. Me gusta pensar que él
sabía que un día se iría y yo estaría sola. Encontró una familia para
mí. Los eligió y no creo que alguien hubiera podido escoger mejor.
Dicen que el mundo fue construido para dos. Solía dudar de eso y
pensar que dos era un largo sueño perdido. Solía creer que no
merecíamos la felicidad del perfecto lugar que todos recordábamos.
Pero ese mundo nunca fue real; jamás existió. Fue un sueño y un
recuerdo que inventamos. No queríamos el cambio, pero de alguna
manera lo necesitábamos.
Algunas cosas eran más fáciles antes, pero casi todo es mejor
ahora.