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TECNOLÓGICO NACIONAL DE MÉXICO

INSTITUTO TECNOLÓGICO DE CHINÁ

“EVALUACION PRIMERA UNIDAD”

MATERIA:

ENTOMOLGIA

CARRERA:

INGENERIA EN AGRONOMIA

MAESTRO:

MIGUEL ARCANGEL BURGOS CAMPOS

INTEGRANTES:

YANET CRUZ CASTILLO

GRUPO:

6AA

UNIDAD:

FECHA DE ENTREGA: 26/03/2021


Índice

Origen de los insectos 3


Filum artropoda 3
Origen cronológico: 3
Origen geográfico 3
Dentro de las clases se encuentran: 11
Chelicerata: 11
Crustacea: 12
Tracheata o Atelocerata: 13
Clasificación de los artrópodos 14
Bibliografía 15
Origen de los insectos
El origen de los insectos tiene diferentes teorías que se han expuesto en relación
con el origen del hombre.

Dentro de los orígenes se encuentran las siguientes:

Filum artropoda
Phylum Arthropoda (artro= conjunta y poda= pie) es la más numerosa phylum de
todos los organismos vivos, tanto en número de especies como en número de
individuos. Uno de ellos, muy conservadora, la estimación es que hay más de un
millón de especies de insectos por sí solos. En cuanto al número de personas, hay
más hormigas que cualquier otra cosa, y en términos de número de especies, hay
más tipos de escarabajos que cualquier otra cosa: de 40 a 50% de todas las
especies de insectos son escarabajos. Hay más especies de insectos que el resto
de las plantas y los animales juntos.

Las teorías sobre el origen de los insectos son muy discutidas. Coronado y
Márquez

(1972) interpretan las teorías, desde los puntos de vista Cronológico, Geográfico y

Ancestral.

Origen cronológico:
Los insectos existían desde antes de la aparición del hombre en el planeta, lo
comprueban los fósiles o huellas geológicas.

Origen geográfico
Los insectos se originaron en algún lugar del mundo, se distribuyeron a las
diferentes zonas, y si las condiciones lo permiten emigran a otras áreas, llegando
a ser cosmopolitas.
Por tal razón, se habla de insectos
autóctonos, los que son originarios de una región y exóticos, los que por alguna
causa llegan de otras regiones, Ejemplos:

Anthonomus grandes Boheman (Coleópt. Curculionidae) y Anastrepha spp (Dípt.


Tephretidae) originarios de México; Pectinophora gossypiella (Saunders) (Lep.
Gelechidae) originaria de Egipto; Aleurocanthus woglumi Ashby (Homopt.
Aleyrodidae) originario de la India; Icerya purchasi Maskell originaria de Australia.

Origen ancestral
En la actualidad la teoría más aceptada es que los insectos se originaron de un
verdadero artrópodo y no de un onicóforo. Algunos opinan que el ancestro es
marino, otros que terrestre y sus antepasados habían vivido en el mar.

Ejemplos: según Hansen y Crampton las primeras emigraciones de crustáceos a


la tierra dieron origen a insectos ápteros primitivos; otros autores consideran
remota la relación entre crustáceos e insectos por las diferencias en apéndices y
en la embriología. Verlluys y Demoll piensan que el ancestro de los artrópodos
terrestres fue un miriápodo hipotético que originó a un Onicóforo marino, que al
evolucionar originaron los quilópodos, de los cuales descienden los insectos, los
crustáceos y los trilobitas. Según Tillayard los insectos y miriápodos provienen de
un ancestro (Protáptera) el cual lo dividió en dos ramas según la posición del
Gonóporo o apertura genital: en la parte anterior del abdomen (Progoneados) de
donde aparecieron los Symphyla, Pauropoda y Diplopoda, o en los segmentos
posteriores del abdomen (Opistogoneados) de donde aparecieron los
Schizotarzatas, Chilopodas y los insectos.

Snodgrass teniendo en cuenta el cuerpo alargado, segmentado y algo redondeado


plantea que los artrópodos se originaron a partir de un organismo en forma de
gusano, similar a los 21 anélidos o gusanos segmentados. Cuyo cuerpo constaba
de una serie de segmentos uniformes en forma de discos, desprovistos de
apéndices; la cabeza era una estructura
simple provista de pelos sensoriales. La boca estaba situada en la parte ventral
entre la cabeza propiamente dicha y el primer anillo corporal. En la parte final se
encontraba la abertura anal. Por su posición delantera y porque contiene el
aparato bucal esta parte toma el nombre de Próstoma.

El primer paso en el cambio del gusano primitivo: fue la formación de un par de


apéndices o patas ventrales rígidas en cada segmento del cuerpo; con excepción
del Próstoma y del último segmento ó Periprocto en donde se encontraba la
abertura anal. En esta fase se perfeccionaron los órganos sensoriales de la
cabeza, los ojos y las antenas Para representar esta fase de desarrollo tenemos
en el Filum Oncópodo y las clases: Onicófora que presentan algunas
características propias de los anélidos, pero también algunas partes morfológicas
de los artrópodos. Pentastómidos de estructura muy simple, en forma de gusano,
con cuatro pares de patas, con gran apariencia a los ácaros, parásito de muchos
vertebrados. Tardígrados: También de estructura muy simple, diminuto (1mm)
viven en el musgo, en el agua dulce y salada, con cuatro pares de patas en forma
de muñones con uñas, carecían de piezas bucales

En el segundo paso se formaron articulaciones en las patas, un par de apéndices


nuevos localizados cerca a la boca los cuales le sirvieron para llevar el alimento a
la boca. Se unió el primer segmento con el Próstoma, se desarrollaron ojos y
antenas. Hasta el momento no se conoce artrópodo viviente que represente este
estado. En los insectos fue la utilización de los apéndices de los segmentos 2, 3 y
4 que se habían unido a la cabeza y que formaron los órganos accesorios del
aparato bucal.

Los cambios se efectuaron de la siguiente manera:

El primer (1) segmento corporal y sus apéndices se fusionaron a la cabeza o se


atrofiaron. El segundo (2) segmento corporal y sus apéndices se transformaron en
mandíbulas.
El tercer (3) segmento corporal y sus
apéndices se transformaron en el primer par de maxilas.

El cuarto (4) segmento corporal y sus apéndices se transformaron en el segundo


par de maxilas las cuales se fusionaron por la margen interna para formar el
Labium ó labio inferior.

La unión de estos segmentos y de los apéndices al Prostoma, formó la cabeza, tal


como se encuentra en el grupo de los miriápodos, insectos y afines; en ciertos
crustáceos no están unidos estos segmentos.

Otros cambios que se efectuaron en el desarrollo de este proceso fueron los


siguientes: el quinto (5), sexto (6) y séptimo (7) segmentos aumentaron de tamaño
y conservaron los apéndices, estos segmentos formaron el tórax y las patas de los
insectos, el resto de los segmentos perdieron sus apéndices o evolucionaron con
excepción del último par que permaneció y formaron los apéndices externos del
órgano copulador (Clásperes, Cercus y Filamentos.

El cuerpo de los insectos se dividió en tres segmentos = tagmas = somitos, cada


uno de ellos compuestos de la siguiente manera:

1. La cabeza con sus apéndices bucales, ojos y antenas.

2. El tórax donde se centralizó la función motriz: alas y patas.

3. El abdomen que contiene la mayor parte de los órganos internos

Los últimos segmentos se modificaron y se adaptaron para funciones de


copulación o de ovoposición.

Los insectos, del latín Insecta, son animales invertebrados del filo de los
artrópodos. Son el grupo de animales más diverso y abundante de la Tierra, lo
cual hace muy interesante su estudio, en especial es muy interesante el estudio
del porqué han conseguido ese increíble éxito evolutivo.
La historia de la clasificación de los
insectos es múltiple y compleja; tan compleja y múltiple como lo son los insectos.
Se encuentra atravesada, desde Aristóteles hasta nuestros días, por innumerables
autores, obras y enfoques que constituyen un corpus poco homogéneo y, según
donde se mire, no muy coherente. Realizar un abordaje completo de este corpus
será arduo debido a que la consideración de todas sus particularidades (de tipo
histórico, cronológico, ancestral, etc.) resulta en una práctica dificultosa que
escapa a la intención y extensión de esta comunicación.

Los insectos son animales invertebrados del filo de los artrópodos. Comprenden el


grupo de animales más diverso de la Tierra de los que se conocen
aproximadamente un millón de especies diferentes, cada una de ellas con una
cantidad de miembros muy abundante. También se cree que aún quedan por
describir unos 30 millones de especies más. Pueden encontrarse en casi todos los
lugares del planeta, aunque solo un pequeño número de especies ha conseguido
adaptarse a la vida en los océanos.  Los insectos no solo presentan una gran
diversidad, sino que también son increíblemente abundantes. Algunas
estimaciones hablan de que existen 200 millones de insectos por cada ser
humano. 
Se caracterizan por tener dos antenas, seis patas y dos alas, a pesar de que en
ocasiones no les sirven para volar. Tienen el cuerpo dividido en tres partes:
cabeza, tórax y abdomen y en algún momento de su vida, por lo general cuando
pasan a la etapa adulta, experimentan un cambio drástico llamado metamorfosis.

Los insectos fueron los primeros seres vivos en volar sobre la faz de la Tierra,
hace cerca de 300 millones de años atrás. Sin duda, la adquisición de las alas fue
una novedad evolutiva importante, pues amplió la capacidad de los insectos en la
búsqueda de alimentos y de compañeros para la reproducción, la fuga de los
depredadores, o simplemente diseminación.

El origen de la metamorfosis parece estar estrictamente relacionado con la


generación de las alas. Podemos resaltar cuatro estados importantes en la
evolución de los insectos: I) la condición original de un insecto sin alas (las alas
habrían surgido en un subgrupo de los insectos y no en su base); II) la aparición
de las alas con articulación simple, incapaces de flexionarse hacia atrás cuando
están en reposo (lo que generó ese proceso ha sido materia de mucha
especulación); III) la modificación de ciertos escleritos de la articulación de las
alas, que permitió flexionarlas hacia atrás; y IV) el desarrollo interno de las alas,
que tuvo como resultado un tipo más complejo de metamorfosis, la holometabolia
(CARPENTER, 1953). Se escribió mucho a lo largo del siglo XX sobre
metamorfosis, evolución y filogenia de los insectos. Algunos autores propusieron
secuencias evolutivas basadas en los
diferentes tipos de larvas (por ejemplo, BERLESE, 1913; CHEN, 1946).

Otros atendieron más la procedencia y función de la pupa (por ejemplo, HINTON,


1948) o se preocuparon más por el origen y evolución de las alas, relacionándolas
con el origen del estado metamórfico (por ejemplo, KUKALOVÁ–PECK, 1983).
Los primeros insectos que habitaron la Tierra se originaron hace unos 480
millones de años y 80 millones de años después desarrollaron su habilidad de
volar, según un estudio.
La investigación, publicada en la revista "Science", participaron más de cien
investigadores de 16 países, incluidos cinco expertos de la Organización para la
Investigación Industrial y Científica de la Mancomunidad de Australia (CSIRO).

"Nuestra investigación muestra que los insectos se originaron al mismo tiempo que


las primeras plantas terrestres, hace unos 480 millones de años", dijo el director
de la Colección Nacional australiana de Insectos de CSIRO, David Yeates, en un
comunicado de la organización.
"Los primeros insectos probablemente se parecían a los actuales pececillos de
plata (Lepisma Saccharina)", indicó el científico.
Yeates explicó que hace 400 millones de años los ancestros de las libélulas y
las cachipollas comenzaron a desarrollar alas, "lo que les dio la posibilidad
de volar largas distancias antes de pudiera hacerlo cualquier otro animal".
Las antiguas libélulas desarrollaron alas que alcanzaron una extensión, de punta a
punta, de unos 70 centímetros, además de unas fuertes mandíbulas.

"Esta transformación, que ocurrió cuando las plantas terrestres comenzaron a


alcanzar altura, demostró la capacidad de los insectos de adaptarse rápidamente
a los cambios ambientales", acotó.

Esta investigación liderada por el científico alemán Bernhard Misof confirma que
mientras la crisis en la biodiversidad desencadenó extinciones masivas en otros
grupos de seres vivos, como los dinosaurios, los insectos sobrevivieron a diversas
situaciones adaptándose a las nuevas.
La reconstrucción del árbol genealógico de los insectos se hizo a través del
análisis de las secuencias de ADN de unos 140 ejemplares y el estudio de las
relaciones entre los principales grupos, además de la comparación de datos
obtenidos de fósiles, entre otros.

Los insectos abundan en todas partes: en el aire, sobre el suelo, bajo él y, en


ocasiones, en nuestras casas y alimentos. Sin embargo, no hay ninguno en el
registro fósil de hace entre 385 y 325 millones de años. El primer fósil de insecto
conocido corresponde a una criatura sin alas de hace 385 millones de años
parecida a una lepisma, o «pececillo de plata». Sin embargo, durante los
siguientes 60 millones de años no hay ni
una sola libélula, saltamontes o cucaracha.

Este vacío, también conocido como «brecha de los hexápodos», lleva largo tiempo
incomodando a los paleontólogos, dado que hoy en día los insectos se encuentran
en casi cualquier hábitat terrestre que podamos imaginar.

Una hipótesis sugiere que unos niveles de oxígeno asfixiantemente bajos evitaron
que la diversidad de insectos se disparase durante ese período, y que tales
criaturas solo proliferaron una vez que aumentó la concentración de este gas
esencial para la vida.

Sin embargo, algunos avances recientes en el estudio de los niveles de oxígeno


de la atmósfera de la Tierra primitiva han puesto en entredicho esa idea, explica
Sandra Schachat, paleoentomóloga de Stanford que hace poco dirigió un estudio
que modelizaba la disponibilidad de este gas durante la brecha de los hexápodos.
Según la investigación, publicada en enero en Proceedings of the Royal Society B,
el nivel de oxígeno atmosférico en dicho período habría sido mucho más elevado
de lo que se pensaba hasta ahora.

El desacuerdo entre los hallazgos de Schachat y las investigaciones anteriores se


debe a que su equipo utilizó datos atmosféricos más recientes, los cuales pueden
obtenerse ahora de manera más económica y eficiente que antes. «Si se
confirman estos resultados, podríamos descartar los niveles bajos de oxígeno
como una posibilidad [para explicar la brecha]», apunta Jesús Lozano Fernández,
paleobiólogo de la Universidad de Bristol que no participó en el estudio.

Schachat y su equipo escudriñaron la información sobre fósiles contenida en una


base de datos paleontológicos pública. Al hacerlo, se percataron de que había
algo especial en buena parte de los fósiles de insectos aparecidos tras la brecha:
tenían alas.

Esa fue probablemente la característica que impulsó la diversidad de los


hexápodos, ya que los insectos alados pueden escapar con rapidez de los
depredadores y obtener alimentos de otro modo inalcanzables, como hojas y otros
insectos.

«La brecha no es más que el final de un intervalo de tiempo más largo durante el
cual los insectos eran muy poco comunes porque las alas no se habían originado
aún», afirma Schachat.

La pregunta que ocupa ahora a Schachat es cómo evolucionaron las alas, ya que,
según parece, los primeros insectos voladores descubiertos tras la brecha eran ya
muy diversos.
«Los dos primeros insectos alados que hay
en el registro fósil no pueden ser más diferentes entre sí», señala la investigadora.
Así pues, los orígenes de las alas deben encontrarse dentro de la propia brecha.
Escondidos en algún lugar, podría haber fósiles de este período que revelen la
manera en que los insectos se convirtieron en los primeros animales en conquistar
los cielos.
Los artrópodos son el phyllum animal más amplio. Exhibe una gama asombrosa
de diversidad anatómica, funcional, etológica y ecológica. Quizás sea ésta la razón
de que se haya estudiado y debatido el origen evolutivo e interrelaciones de los
artrópodos tan intensamente en los últimos cien años.

Actualmente la mayoría de los biólogos consideran que los Arthropoda constituyen


un grupo monofilético, o un ciado. Dicho de otra forma, se cree que todos los
artrópodos actuales descienden de un antepasado común único. Este antepasado
tenía muchas características similares a los artrópodos actuales como lo es un
exoesqueleto quitinoso, segmentación, un sistema circulatorio abierto con
hemocele, extremidades articuladas, entre otros. Esta conclusión está fuertemente
apoyada por la morfología comparada y por datos moleculares.

Tradicionalmente, los artrópodos se han dividido en tres clases, representadas en


la fauna actual: Chelicerata, Crustacea y Tracheata o Atelocerata (que incluye a
Insecta, Myriapoda y unos cuantos grupos menores). Una cuarta clase, los
Trilobita, está extinguida, pero tienen una larga historia geológica.

Existen varias hipótesis sobre las interrelaciones de los 4 grupos de artrópodos,


una de las más dominantes es la denominada TQC (trilobites-quelicerados-
crustáceos) Estos tres grupos, que al menos en origen tienen apéndices
birrámeos, forman un grupo monofilético (a veces llamado Schizoramia) que
excluye a los artrópodos unirrámeos (insectos, ciempiés y unos cuantos grupos
menores)

De acuerdo con diversos estudios acerca de la filogenia de los artrópodos, se les


considera hoy como un grupo monofilético en vez de ser un grupo polifiletico, el
principal argumento a favor de la monofilia de los artrópodos es la existencia de
varias sinapomorfías compartidas por todos ellos y hasta ahora no hay ningún
análisis cladista completo que favorezca un origen polifilético.
Dentro de las clases se encuentran:
Chelicerata:

Picnogónidos, arácnidos, arañas, opiliones, escorpiones, ácaros, garrapatas…

Artrópodos cuyo primer par de apéndices acaba en quelíceros, eso es, con dos
elementos oponibles a modo de pinza. Además, los quelicerados se caracterizan
y se diferencian de los restantes artrópodos por la ausencia de antenas y de
mandíbulas, la presencia de un segundo par de apéndices cefálicos con distintas
modificaciones (los pedipalpos) y por tener el cuerpo dividido en dos partes,
prosoma y opistosoma.

Crustacea:

La mayor parte de los artrópodos de esta clase son animales acuáticos, la mayoría


marinos, y sólo algunos se han adaptado a la vida terrestre. Se caracterizan por
presentar dos pares de antenas y respiración branquial. Se conocen más de
25000 especies de estos animales.

En la mayoría, el cuerpo está dividido en dos únicas regiones: el cefalotórax,


formado por la cabeza que está fusionada a una serie de segmentos posteriores, y
el abdomen.
Parte o la totalidad del cuerpo suele estar
cubierta por una coraza llamada caparazón. En la cabeza, además de las antenas,
hay un par de mandíbulas, detrás de las cuales hay otros dos pares de piezas
bucales, las maxilas. También puede llevar un par de ojos compuestos, un ojo
impar o ambas cosas. La principal cavidad del cuerpo es un aparato circulatorio
expandido por donde circula la sangre impulsada por un corazón en posición
dorsal. El sistema digestivo es esencialmente un tubo recto, a menudo con una
especie de trituradora gástrica para desmenuzar la comida, y un par de glándulas
digestivas. Cerca de las antenas hay una estructura, la glándula verde, que hace
las veces
de riñón.
Tracheata o Atelocerata:

Es una división extensa de artrópodos que comprende todos aquellos que respiran
por tráqueas, a diferencia de los crustáceos, que respiran por medio de branquias.
El nombre Tracheata es un término más antiguo, propuesto originalmente por
Ernst Haeckel en 1866 como una agrupación de arácnidos, miriápodos e insectos.
Clasificación de los artrópodos
Bibliografía
https://www.nationalgeographic.com.es/animales/insectos

EFE / VÍDEO:EP. (2014, 7 noviembre). Los primeros insectos se originaron

hace480 millones de años, según un estudio. www.20minutos.es - Últimas

Noticias.

https://www.20minutos.es/noticia/2289494/0/insectos/origen/habilidad-volar/

Los insectos ausentes del registro fósil. (2018). Investigación y Ciencia.

https://www.investigacionyciencia.es/revistas/investigacion-y-ciencia/robots-que

aprenden-como-nios-735/los-insectos-ausentes-del-registro-fsil-16306

Costa, C. (2005). Evolución de los insectos. Obtenido de http://sea-


entomologia.org/PDF/M3M5/035_044_II_Metamorfosis_Evolucion.pdf

Cruz, J. (2005). Morfología y fisiología de los insectos. Obtenido de


http://www.bdigital.unal.edu.co/39805/1/6366273.2014.pdf

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