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Analizando el texto “Conduciendo La Escuela”, consideramos de suma importancia

poder establecer desde qué perspectiva o marco teórico se posiciona la autora para
desplegar su discurso y en tal sentido podemos decir, que lo hace desde una concepción
sistémica. Esta concepción surge a mediados del S. XX, en los años 30´, 40´y 50 con lo
que se conoce como La Teoría General de Sistemas, este enfoque considera a las partes
como integrantes de un todo.
De este modo trataremos de identificar los conceptos relevantes, que si bien son
definidos para la escuela, sirven para cualquier organización. Creemos que para abordar
el estudio de las instituciones educativas se parte de las características generales de las
organizaciones.
El tema principal del texto es la gestión educativa, sostiene que para gestionar supone
un saber, pero no un saber meramente técnico sino un saber sobre la situación en la que
se interviene. Se necesita de un proceso de reflexión-acción.
Dos aspectos que refieren al mismo objeto: la escuela, como institución en tanto
regularidad cultural, pero también como organización en tanto refiere “a su basamento
edilicio, su estructura de roles y funciones y la definición explícita de sus metas y fines”.
Como dice esta autora, al diferenciar estos conceptos, hacemos hincapié, simplemente
en la necesidad de “comprender y explicar de modo operativo la escuela”, pues ambos
son aspectos complementarios y necesarios para poder entenderla.
Si decimos, entonces, que la institución es un sistema, la entendemos, no como una
sumatoria de partes: de aulas, grados, docentes, alumnos, padres, etc. sino como un
todo integrado en donde las partes son interdependientes y donde lo que sucede o afecta
a uno u otro componente del todo, repercute sobre los demás. Este modo de concebir a
la escuela hace que todos los hechos o fenómenos que sucedan en ella no sean
entendidos de una manera lineal tipo causa-efecto sino como una circularidad.
Si consideramos la realidad de la escuela como un subsistema, dentro de otros de mayor
dimensión, veremos cómo la responsabilidad de lo que sucede en ella no recae sobre
uno solo de sus componentes sino que cada cual desde su lugar aporta “su grano de
arena”.
Otro aspecto importante, es el de las instituciones cerradas y abiertas. La teoría sistémica
nos viene “como anillo al dedo” para tratar de explicar el porqué de la resistencia a los
cambios, como por ejemplo, en el caso de los sistemas cerrados, prácticamente
imposibilitados por esta razón de autogenerar cambios que le permitan ir creciendo,
aprendiendo, abriendo sus puertas a la interacción con el medio externo. Dichos
sistemas pueden llegar a funcionar amparados en una falsa idea de “equilibrio”, de
“estabilidad”, a la cual se aferran para justificar la falta de necesidad de generar los
cambios, las transformaciones o introducir novedades en el sistema.
Ahora bien, los sistemas (escuela, familia, sociedad, etc.) están conformados por
personas, no se constituyen como simples componentes que interactúan entre sí. Las
personas tenemos sentimientos, deseos, ambiciones, poseemos una historia, una forma
de entender el mundo, las relaciones, la profesión, etc.
Las teorías nos sirven como herramientas para poder interpretar la realidad, y ayudarnos
así a entenderla y a generar los cambios necesarios, aprendiendo de los aciertos pero
también de los errores.
Entender las instituciones como sistema justificará abordar los temas como: proyecto,
participación, poder, sistemas de comunicación, formación de equipos de trabajo, etc.

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