Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Fundamentos Del Delito y Los Delitos en Particular: Módulo 5
Fundamentos Del Delito y Los Delitos en Particular: Módulo 5
Módulo 5
Fundamentos del delito y los delitos
en particular
Unidad 2
Características y elementos del delito
Sesión 4
Los elementos del injusto penal I
Texto de apoyo
Índice
Presentación .......................................................................................................................................... 3
Teoría de delito aplicada al sistema de justicia penal acusatorio y adversarial ...................................... 4
Concepto de Derecho Penal .............................................................................................................. 5
Estructura del delito............................................................................................................................ 7
Conducta ............................................................................................................................................... 8
Acción ................................................................................................................................................ 8
Omisión ............................................................................................................................................ 10
Omisión simple ............................................................................................................................. 10
Comisión por omisión ................................................................................................................... 11
Elementos de la omisión ............................................................................................................... 12
Ausencia de conducta.......................................................................................................................... 12
Tipicidad y atipicidad............................................................................................................................ 15
Clasificación de los tipos .................................................................................................................. 16
Aspecto negativo .............................................................................................................................. 25
Antijuricidad ......................................................................................................................................... 26
Causas de justificación ........................................................................................................................ 27
La legítima defensa .......................................................................................................................... 28
Estado de necesidad ........................................................................................................................ 31
Ejercicio de un derecho .................................................................................................................... 32
Cumplimiento de un deber ............................................................................................................... 32
Consentimiento del titular del bien jurídico ....................................................................................... 33
Cierre ................................................................................................................................................... 34
Fuentes de consulta ............................................................................................................................ 35
Presentación
De acuerdo con la teoría pentatómica, el delito consiste en la conducta típica, antijurídica, culpable y
punible; mientras que la ley penal señala del delito el bien jurídicamente tutelado que protege, los
sujetos activo y pasivo, el grado de participación, los presupuestos de éste y su punibilidad.
Es importante precisar que no todas las conductas son punibles. Para determinar si lo son, se debe
recurrir la teoría del delito, en donde se analizan los elementos positivos y negativos del hecho típico
en relación a las normas prohibitivas y permisivas.
Algunas de las normas permisivas se encuentran en las causas de justificación del delito, es decir que
–en algunos casos– si bien existe una conducta tipificada como delito, ésta es permitida si se presenta
alguna excluyente de responsabilidad como la legítima defensa o el ejercicio de un derecho.
Artículo 16. Nadie puede ser molestado en su persona, familia, domicilio, papeles o posesiones, sino en
virtud de mandamiento escrito de la autoridad competente, que funde y motive la causa legal del
procedimiento. En los juicios y procedimientos seguidos en forma de juicio en los que se establezca
como regla la oralidad, bastará con que quede constancia de ellos en cualquier medio que dé certeza
de su contenido y del cumplimiento de lo previsto en este párrafo.
[…]
No podrá librarse orden de aprehensión sino por la autoridad judicial y sin que preceda denuncia o
querella de un hecho que la ley señale como delito, sancionado con pena privativa de libertad y obren
datos que establezcan que se ha cometido ese hecho y que exista la probabilidad de que el indiciado lo
cometió o participó en su comisión.
Artículo 19. Ninguna detención ante autoridad judicial podrá exceder del plazo de setenta y dos horas, a
partir de que el indiciado sea puesto a su disposición, sin que se justifique con un auto de vinculación a
proceso en el que se expresará: el delito que se impute al acusado; el lugar, tiempo y circunstancias de
ejecución, así como los datos que establezcan que se ha cometido un hecho que la ley señale como
delito y que exista la probabilidad de que el indiciado lo cometió o participó en su comisión.
Dichos artículos tienen su impacto particularmente en el Derecho Adjetivo Penal que, debido a las
confusiones conceptuales existentes respecto a las figuras sustantivas propias de la teoría del delito
con el anterior sistema, se resuelven con la implementación del nuevo sistema de justicia.
…con la nueva regulación se puso fin a un largo y confuso debate sobre el significado y los elementos
del cuerpo del delito y del tipo penal, para quedar simplemente como requisitos para el libramiento de la
orden de aprehensión y del auto de vinculación a proceso cuando existan elementos que establezcan la
comisión de un hecho que la ley sanciona como delito y la probable responsabilidad del inculpado por
haberlo cometido o participado en su comisión.
Los enunciados de los artículos 16 y 19 de la CPEUM se pueden dividir en tres aspectos: el suceso
ocurrido, la ley penal que lo contempla y la persona responsable. Por ejemplo, si vamos caminando por
la calle y vemos a una persona muerta, estaremos ante un suceso natural, por ejemplo, si su muerte
ocurrió porque le cayó un rayo, o bien, si los indicios apuntan hacía la comisión de un delito de homicidio
y la muerte se puede imputar a otra persona, supuesto en el cual debemos determinar quién lo cometió y
procesarlo para hacerlo responder penalmente.
En este orden de ideas, en el primer nivel de análisis constatamos a través de los sentidos la existencia
de un hecho y realizaremos la labor de abstracción para determinar si los indicios o circunstancias que lo
rodean nos llevan a sospechas o deducir que ello está previsto como delito en la ley. En caso afirmativo,
pasaremos al análisis para determinar quién o quiénes lo cometieron y será durante el proceso penal
cuando se compruebe plenamente su responsabilidad para poderlos condenar (Díaz-Aranda, 2014:
37-38).
Ante ello, la teoría del delito resulta relevante al proporcionar un sistema de análisis para ordenar e
interpretar la norma penal, con el propósito de permitir la determinación de las responsabilidades en
los sujetos entorno a la existencia o no de delito
Para poder determinar si una conducta es delictiva o no es indispensable conocer sus elementos
objetivos, subjetivos y normativos, los cuales corresponden a los sujetos del proceso penal, como es:
Fiscalía (Ministerio Público), asesor jurídico, juez y defensor.
Asimismo se puntualiza que la teoría del delito no cambia para este nuevo sistema de
justicia penal acusatorio y oral.
El Derecho Penal “es el conjunto de normas jurídicas, de Derecho Público Interno, que definen los
delitos y señalan las penas o medidas de seguridad aplicables para lograr la permanencia del orden
social” (Pavón, 1991:17). Para ello, el estudio del Derecho Penal se divide en dos: la parte general y la
parte especial.
1. Especial: Se ocupa del estudio de los delitos y las penas o medidas de seguridad que se
determinan para los mismos.
2. General: Comprende la teoría de la ley, la teoría del delito, la teoría del delincuente y la teoría
de las penas y medidas de seguridad.
Por otra parte, la concepción del Derecho Penal puede partir de dos aspectos: uno objetivo y otro
subjetivo. El primero parte de los supuestos de la ley, mientras que el segundo se deposita en el ius
puniendi ejercitado por el Estado, a través de su facultad para prohibir los delitos e imponer las
sanciones penales correspondiente.
El fundamento jurídico del Derecho Penal se encuentra constitucionalmente en la fracción XXI, del
artículo 73:
a) Las leyes generales que establezcan como mínimo, los tipos penales y sus sanciones en las materias
de secuestro, desaparición forzada de personas, otras formas de privación de la libertad contrarias a la
ley, trata de personas, tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes, así como
electoral.
Las leyes generales contemplarán también la distribución de competencias y las formas de coordinación
entre la federación, las entidades federativas y los municipios.
b) La legislación que establezca los delitos y las faltas contra la federación y las penas y sanciones que
por ellos deban imponerse; así como legislar en materia de delincuencia organizada.
De acuerdo con la concepción anterior, el ius puniendi del Estado mexicano se sostiene en un trípode
consistente en la emisión, aplicación y ejecución de las normas penales. Cuando el Estado ejerce la
facultad de emitir normas penales da origen al llamado Derecho Penal Objetivo, el cual podemos definir
como el sistema de normas contenidas en las leyes emitidas por el Estado para dar a conocer a los
miembros de la sociedad las conductas prohibidas y establecer los requisitos para sancionarlas como
delitos con penas o como injustos con medidas.
El Derecho Penal es algo más que un conjunto o agrupación de normas, es un sistema que implica su
interrelación metodológica de forma jerárquica y congruente para determinar si una conducta es o no
constitutiva de delito (2014:3-4).
La dogmática penal presenta diversos posicionamientos sobre la estructura del delito. Uno de ellos es
la denominada “teoría pentatómica” que define delito como una conducta o hecho, típico, antijurídico,
culpable y punible con su respectivo aspecto negativo.
Conducta
Como lo hemos visto en sesiones anteriores, el delito requiere para su existencia de una serie de
elementos. Entre ellos, podemos distinguir la conducta, que es el primero y el más importante. Sin
ésta, el delito no puede iniciar su trayectoria de vida, que va desde su concepción en la mente
humana, hasta su consumación.
Por su parte, Fernando Castellanos (1997:149) menciona que se trata del “comportamiento humano
voluntario, positivo o negativo, encaminado a un propósito”. De acuerdo con estas definiciones,
podemos concluir que la conducta es el comportamiento humano voluntario (positivo o negativo), que
provoca un resultado (el ilícito penal).
La conducta y el hecho parecieran ser muy similares, no obstante, el contenido mismo de sus
acepciones representan para el mundo del Derecho Penal una diferencia abismal. Por un lado, la
conducta es el elemento objetivo del delito. Por otro, el tipo penal requiere simplemente de la acción u
omisión; el hecho será cuando el cuerpo normativo requiere, además de la acción o la omisión, la
producción de un resultado material unido por nexo causal. De esta manera, la sola conducta configura
el tipo penal cuando se trata de un delito de mera actividad, sea positiva (hacer) o negativa (no hacer).
Igualmente, la conducta será un elemento del hecho cuando el tipo penal requiera necesariamente un
resultado material.
Acción
En el tema jurídico penal, la conducta en tanto elemento objetivo del delito puede manifestarse como
acción, omisión o comisión por omisión. Por acción se entenderá aquella actividad realizada por el
sujeto activo, mediante diversos movimientos corporales, tendientes a cometer una infracción a la ley
y/o a través de diversos instrumentos, como animales o incluso seres humanos, para el logro de su
voluntad. En la acción se integran diversos elementos que le dan sentido, sin ellos no se produciría
efecto jurídico; aunque sí podría producir efectos materiales, pero penalmente no reprochables. Los
elementos que se incluyen en la acción son los siguientes:
Voluntad: Se traduce en el querer por parte del sujeto activo. Intención para cometer un delito.
Actividad: Consiste en el “hacer”. Aquellos movimientos corporales efectivamente encaminados a
la producción de un delito.
Resultado: Consecuencia directa de la voluntad a través de la actividad desplegada por el sujeto
activo y que trae como consecuencia la violación a la norma penal; el fin deseado por el sujeto
activo.
Relación de causalidad: También llamado nexo causal, consiste en la unión de la conducta con
el resultado (que necesariamente deberá ser material; toda vez que en los delitos que no
producen un efecto material no existirá el nexo causal). En otras palabras, la relación de
causalidad o nexo causal es lo que une causa y efecto.
Conducta Resultado
Causa Efecto
Para explicar la relación de causalidad o nexo causal se han elaborado diversas teorías.
Teoría de la equivalencia de las condiciones: Según esta tesis generalizadora de Von Buri,
también conocida como teoría de la conditio sine qua non, todas las condiciones (conductas)
productoras de resultados son equivalentes. Por lo tanto, todas son su causa antes de que
cualquiera de las condiciones sea asociada a las demás. Todas son ineficaces para la producción
del resultado; éste surge por la suma de ellas. Por lo tanto, cada una es causa de toda la
consecuencia y, por ende, con respecto a ésta tienen el mismo valor.
Omisión
Se conoce como omisión a la realización de la conducta típica con abstención de actuar de manera
voluntaria en cuanto a lo que la ley obliga. En otras palabras, es no hacer o dejar de hacer la conducta
que se encuentra marcada en la norma; por lo que esta omisión es constitutiva de delito. De acuerdo
con lo anterior, la omisión puede ser simple o comisión por omisión.
Omisión simple
Conocida también como omisión propia, consiste en no hacer lo que se debe hacer, ya sea de manera
voluntaria o de manera culposa, para acreditar la conducta antisocial. En este caso, no existe un
resultado material.
La norma establece ciertas conductas que se deben restringir y, por lo tanto, no realizar por parte de
las personas, a efecto de evitar resultados materiales graves que también sean constitutivos de delitos.
El hecho de no cumplir la norma y de no evitar estos comportamientos o estas conductas ciertamente
es constitutivo de delito.
Si el particular porta el arma sin el respectivo permiso, está violando la norma y ese
hecho es constitutivo de delito, aunque no cause perjuicio a nadie. Con ello, no se
presenta un resultado material, pues estamos ante la comisión de un delito de peligro,
en el cual la norma intenta prevenir un daño mayor, como homicidio o lesiones.
También conocido como omisión impropia. Se trata de un no hacer voluntario culposo, en el que
efectivamente sí se produce un resultado material y se está infringiendo una norma preceptiva y una
norma prohibitiva.
En este caso, la norma establece una conducta positiva: proveer los alimentos, pero el
obligado (sujeto activo) la desatiende y no hace lo que debe hacer, ocasionando una
situación de peligro para sus hijos, quienes podrán fallecer por la falta de los cuidados
adecuados.
En conclusión, la diferencia básica entre la omisión simple y la comisión por omisión es que en la
omisión simple no existe un resultado material y el delito que se configura será de peligro. Mientras
que en la comisión por omisión, se presentará un resultado material al desatender una conducta de
hacer, que establece la norma penal de manera voluntaria y culposa.
Elementos de la omisión
La voluntad, la inactividad, el resultado y el nexo causal son los elementos de la omisión. Los últimos
dos son los mismos señalados en el caso de la acción, con la única diferencia de que la inactividad es
la parte negativa de la actividad que ya fue mencionada.
Es importante resaltar que en los delitos de omisión simple, por sus características particulares, en las
que no se presenta un resultado material, no se puede hablar de un nexo causal, ya que éste no se
configura.
Por lo que se refiere a la comisión por omisión, en este caso sí se presenta un resultado material por lo
que la acreditación indubitable del nexo causal resulta indispensable para la configuración del delito.
Ausencia de conducta
Es la parte negativa de la conducta que surge en algunos casos, en los que por circunstancias
excepcionales se presenta el hecho constitutivo de delito, pero éste no puede ser considerado como
tal, toda vez que le falta el elemento principal que es la conducta.
Recuerda que a falta de alguno de los elementos del delito, un acto cualquiera no
puede ser considerado como delito.
Existirá ausencia de la conducta en los siguientes casos: vis absoluta, vis maior, actos reflejos, sueño,
sonambulismo e hipnosis.
Vis absoluta: Consiste en la fuerza física exterior irresistible que se ejerce en contra de la voluntad
de una persona para la comisión de un delito. La aparente conducta desarrollada como
consecuencia de esta fuerza exterior irresistible, no puede de ninguna manera ser considerada
como un acto constitutivo de delito por quien lo padece, toda vez que no existe la manifestación de
la voluntad y, por lo tanto, no es una acción en el sentido valorativo del Derecho. Quien así obra,
es un mero instrumento para la comisión de la conducta delictiva. Es indispensable que dichos
actos sean cometidos mediante una fuerza física exterior, irresistible, plenamente acreditada. No
simplemente amedrentado o cohibido, sino forzado de hecho. De lo contrario, estaríamos ante la
presencia de una conducta.
Vis maior: Es la fuerza mayor que a diferencia de la vis absoluta proviene de la naturaleza y, por
ello, no existe el elemento volitivo indispensable para configurar el delito.
Actos reflejos: Son movimientos que de manera involuntaria, realizan algunas personas que
padecen trastornos nerviosos, algunos son sutiles como los llamados popularmente “tics
nerviosos”. Existen otros realmente violentos que pueden provocar que quien los sufre o quien se
encuentre cerca de él pudieran resultar lastimados. En este tipo de situaciones nos encontramos
ante la presencia de una conducta totalmente involuntaria por parte de la persona que padece el
trastorno, la cual en un momento dado, podría llegar a causar lesiones a otra persona o a sí
mismo. Ante la falta de voluntad en el agente, no puede ser tipificado como delito.
Sueño y sonambulismo: En este tipo de casos se presenta un estado de inconsciencia temporal
por parte del sujeto que lo padece, en la cual pudiera llegar a la comisión de un acto penalmente
reprochable. Sin embargo, al igual que en el caso anterior, nos encontramos ante la falta del
elemento de la voluntad y no puede configurarse el delito. Resulta de primordial importancia en
este caso, el poder determinar si efectivamente se está ante una situación de sueño o de
sonambulismo real y sobre todo impredecible, ya que de no ser así, se pudiera dar lugar a una
actio liberae in causa, la cual se configura en el caso de que el activo pudiera predecir las
consecuencias que se darían si se entrega al sueño y no realiza ninguna acción para prevenir el
posible resultado, a sabiendas de que en el sonambulismo no interviene la voluntad y no se
configura el delito.
Hipnosis: En esta figura se presenta, al igual que en las anteriores, un estado alterado de
conciencia temporal en donde la voluntad del sujeto se subyuga a la voluntad de quien practica
dicha hipnosis. Por ello, los actos realizados cuando se encuentra en dicho estado, no pueden ser
considerados delitos. Encontramos que existen varias corrientes que tratan el tema, en el que
aseguran que una persona bajo hipnosis no realizaría una conducta a pesar de la influencia del
hipnotizador si en su estado consciente no fuera capaz de llevarla a cabo. No obstante lo anterior,
para el caso del Derecho Penal, las personas en estado hipnótico no pueden manifestar su
voluntad y se consideran inimputables.
Tipicidad y atipicidad
El tipo penal se refiere a la descripción que realiza la legislación en la materia de una conducta
humana. Será pues la abstracción de la conducta señalada por la legislación y plasmada en la misma;
esta abstracción será además de manera genérica e impersonal. En otras palabras, es la “descripción
que el legislador hace de un delito. Es la abstracción legal de un ilícito penal” (Amuchategui,
2006:164). Por otra parte:
La expresión tipo es usualmente utilizada por la doctrina para aludir a la descripción de una conducta
prohibida realizada por una norma jurídico-penal, en tanto que la tipicidad es entendida como la
característica de una acción de adecuarse a una disposición legislativa (IIJ, 1996).
De esta manera, en el Código (sea éste federal o local) existen dos diferentes tipos penales. Los
primeros contienen todos los elementos del delito ya que hacen referencia clara a la culpabilidad y, por
lo tanto, se trata de una descripción legal de un delito. Los segundos se limitan a formular la conducta
prohibida u ordenada; en este caso no se puede decir que se esté haciendo una descripción del delito
sino solamente se hará de una parte de éste, aunque siempre se hará la descripción del
comportamiento antijurídico. En resumen, el tipo a veces es la descripción legal del delito y, otras, la
descripción del elemento objetivo o comportamiento.
La tipicidad, por otro lado, es uno de los elementos esenciales del delito, sin la cual no es posible su
configuración, a pesar de que en la realidad alguien realice una conducta que afecte efectivamente a
otra persona. En ese caso, no se podrá afirmar que se trata de un delito, ante la inexistencia de
encuadramiento de la conducta de acuerdo a la descripción realizada en la ley. Se estaría ante la
presencia de una conducta atípica, asocial o antisocial, pero nunca ante un delito.
En los juicios del orden criminal queda prohibido imponer, por simple analogía, y aún
por mayoría de razón, pena alguna que no esté decretada por una ley exactamente
aplicable al delito de que se trata.
Es importante hacer notar que cada uno de los tipos penales descritos en la ley cuenta con sus propios
elementos, llamados elementos del tipo, los cuales deberán satisfacerse en su totalidad, de acuerdo a
la abstracción realizada por la legislación, para estar en la posibilidad de asegurar que determinada
conducta concuerda fielmente con el tipo penal y se integre como delito.
La clasificación de los tipos penales reviste un interés relevante, en virtud de que es necesaria para la
identificación de sus rasgos característicos, para diferenciar un delito de otro e, incluso, para resolver
problemas prácticos.
Resulta interesante el encuadrar la conducta del activo en los diferentes principios, ya que en la vida
real existen delitos que son muy fáciles de identificar por las características propias de las conductas
en relación con la descripción que de ellas hace la ley.
En el caso del homicidio: “Comete homicidio quien priva de la vida a otro”. El tipo es
realmente muy claro, pero existen otros en los que en las descripciones
encontramos elementos normativos o subjetivos.
En el caso de robo, por ejemplo, se mencionan términos como, “cosa ajena mueble”.
Aquí se requiere de una valoración cultural y jurídica para determinar qué es una
cosa mueble y qué quiere decir ajena, etcétera.
Los estudiosos del Derecho han desarrollado una serie de clasificaciones de los tipos penales más o
menos uniforme, tal como se presenta a continuación:
Acción
Conducta Simple
Omisión
Comisión por omisión
Lesión: En donde la
conducta del sujeto
activo lesione de manera
directa el bien Ejemplo: Homicidio, robo, violación.
jurídicamente tutelado,
Por el daño: sin importar la forma de
Afectación directa comisión.
o indirecta del
bien Peligro efectivo:
jurídicamente Cuando el bien Ejemplo: Disparo
tutelado Peligro: El bien jurídicamente tutelado de arma de fuego o
establecido en la jurídicamente tutelado es es puesto en un riesgo ataque peligroso.
norma. puesto en riesgo, sin que grave e inminente.
efectivamente haya sido
violentado. La norma
sanciona dicha conducta
en función del riesgo en Presunto: El bien
jurídicamente tutelado por la Ejemplo:
que se pone dicho bien.
norma penal ha sido puesto Abandono de
en un peligro no tan un lesionado.
inminente como el anterior.
Dolosos o intencionales: La
voluntad del sujeto activo
interviene para llevar a cabo la
conducta antisocial. Existe
intención de cometer el delito.
Por la intencionalidad:
Voluntad del agente, donde Culposos o no intencionales: Conocidos
interviene o no la voluntad del también como delitos imprudenciales. Aquéllos en
activo en la comisión del los que la voluntad del agente no se encuentre
delito. Por otra parte, esta presente, pero la conducta efectivamente se
voluntad del activo presenta. Normalmente cometidos por
corresponde con los imprudencia, falta de precaución o impericia.
resultados materiales Solamente punibles en los casos específicamente
obtenidos aunque sean establecidos en la ley.
diferentes a los deseados.
Preterintencionales o
ultraintencionales: El Ejemplo: El caso de
sujeto activo desea un alguien que desea
resultado material típico de lesionar a otra persona
menor intensidad o suministrándole algún
gravedad que el producido, brebaje pero equivoca la
de manera que éste ocurre dosis y le provoca la
por imprudencia en el muerte.
actuar.
Unisubjetivo: Para su
integración se requiere
Por el número de sujetos: solamente de un
De acuerdo a los que sujeto activo.
intervienen en la comisión
de una conducta antisocial.
Plurisubjetivo: Para su
Por ejemplo: Delito de
integración se requerirá
adulterio, delincuencia
forzosamente de la participación
organizada.
de dos o más sujetos activos.
Unisubsistente:
Por ejemplo: El
Requiere de un solo
homicidio.
acto.
Por el número de actos a
realizar el activo para la
configuración del delito.
Plurisubsistente: Requiere de Por ejemplo: Aquellos
dos o más actos por parte del casos en los que la ley
activo para su configuración, de establezca en el tipo
tal suerte que cada uno de los penal el requisito
actos de manera independiente "reiteradamente",
o no configuran delito o "continuamente" o algún
configuran otro diferente. sinónimo.
Instantáneo: Se agota al
momento mismo de presentarse
la conducta antisocial, pues en Ejemplo: El
ese preciso momento se homicidio.
configuran todos los elementos
del delito.
Complementados: Se
forman de un tipo básico o
fundamental, adicionándose
alguna otra conducta que lo Por ejemplo: Del delito de robo,
tenemos el caso del robo en casa
agrava o atenúa. Tienen vida habitación que tiene una pena
propia, a diferencia de los agravada a la del robo.
especiales en los cuales no
es así, pues dependen del
básico.
Es importante hacer notar que todos los delitos deben ser encuadrados en cada una de las categorías
que se han descrito, de tal suerte que podamos determinar de cada una cuál fue la que realmente
sucedió al momento de la comisión.
Aspecto negativo
El aspecto negativo de la tipicidad será la atipicidad, o bien, la ausencia del tipo que ocasiona que una
conducta (sea cual fuere) no puede de ninguna manera ser considerada como delito y, por ello,
carecerá de sanción. Cuando hablamos de atipicidad, estamos hablando de la no adecuación entre la
conducta realizada por el sujeto y los elementos del tipo penal.
Esta falta de adecuación puede deberse a la falta de requisitos establecidos por la norma penal, ya
sea respecto a los medios de ejecución, el objeto material, las condiciones propias del activo o del
pasivo, entre otros.
Como el caso del robo, en el que necesariamente debe recaer en cosa ajena
mueble. En el caso de que la conducta del activo recaiga sobre una cosa ajena
inmueble se podrá considerar atípica con respecto al robo, pero típica sobre el delito
de despojo.
Cuando se trata de la ausencia del tipo, entonces, se tratará de la carencia de la descripción típica de
la conducta en el Código Penal y, por lo tanto, la conducta desplegada será lícita. De esta manera
encontramos que si en la ley no existe una descripción del tipo penal, no podrá nadie ser sancionado
por esa conducta, aunque pareciera que fuera antisocial o reprochable.
Antijuricidad
Los estudiosos del Derecho han intentado definir este concepto. A continuación, se presentan algunas
de las definiciones más aceptadas:
“Calidad de ciertas conductas que no cumplen con lo prescrito por la norma jurídica que las
regula” (IIJ, 1996).
“Elemento del delito en el que la conducta típica contraría la norma jurídica. Es lo contrario a lo
apegado a derecho o juridicidad” (Amuchategui, 2006).
La antijuricidad, a decir del maestro Carrancá y Trujillo, no debe entenderse en estricto sentido
etimológico como lo contrario a derecho. Más bien, debe comprenderse como actuar en contra de los
bienes o valores establecidos para el desarrollo armónico de una sociedad. De tal manera que quien
pone en peligro o daña un bien o valor (como la vida, el patrimonio o la seguridad) está actuando
antijurídicamente.
La antijuricidad se puede dividir en formal y material. Un acto será formalmente antijurídico cuando
implique transgresión a una norma establecida por el Estado. Será materialmente antijurídico en
cuanto signifique contradicción a los intereses colectivos.
No obstante lo anterior, existen algunas conductas consideradas delictivas que, por las circunstancias
propias de la comisión, no son punibles. Éstas se llaman causas de justificación.
Causas de justificación
Las causas de justificación también son conocidas en el medio como eximentes, causas de licitud,
etcétera. No podrán ser penalmente reprochables, atendiendo a las circunstancias propias en las que
fueron ejecutadas.
Es importante no confundir las causas de justificación con otras eximentes, ya que existe una
diferencia de fondo entre ellas en función del elemento del delito que pretenden anular.
Consentimiento: En aspectos penales no es una tarea fácil poder determinar en qué casos es
válido y en cuáles no es admisible, ya que la norma penal protege al bien jurídico tutelado y, por
ende, al bien social. Pero en determinados casos, el interés social consiste en proteger intereses
particulares, por lo que en estos casos es dable el consentimiento.
La norma penal persigue dos fines: el castigo al sujeto por la acción ejecutada y la reparación del
daño. El primero previene la norma en favor de la sociedad y la segunda protege los intereses
propios del ofendido para que se le restituya en sus propiedades o posesiones, o bien, se le
restituyan gastos, cosas, etcétera. Por lo que el consentimiento podrá operar, por ejemplo, en el
caso de una persona que autoriza para que se destruya una construcción de su propiedad.
Interés preponderante: Se presenta en los casos en los que existen dos bienes jurídicos tutelados,
pero solamente es posible salvar uno de ellos y se requerirá sacrificar el otro.
La legítima defensa
y alcances. Es mal llamada defensa propia, ya que no se refiere exclusivamente a la defensa del
agredido o su familia, bienes y posesiones, sino a aquellos a los que tenga obligación de salvaguardar.
En el caso de la legítima defensa, el Código Penal para el Distrito Federal establece en su artículo 29,
fracción B, inciso I:
Se repela una agresión real, actual o inminente y sin derecho, en defensa de bienes jurídicos propios o
ajenos, siempre que exista necesidad de la defensa empleada y no medie provocación dolosa suficiente
e inmediata por parte del agredido o de su defensor.
Es importante hacer notar que la norma establece “bienes propios o ajenos”, lo que da lugar a
determinar cuáles son los bienes ajenos que se encuentran comprendidos en esta permisibilidad que
hace la norma penal; ciertamente se tratará de aquellos bienes ajenos que han sido confiados a la
responsabilidad del agredido y, por lo tanto, tenga la obligación de proteger. Por ello, no todos los
bienes ajenos se encuentran comprendidos en la descripción legal.
La legítima defensa cuenta con los siguientes elementos para poder configurarse:
Repeler: Este elemento significa rechazar o evitar algo; implica que quien sufra la agresión podrá
ejercer la fuerza apropiada para impedir que el bien jurídico bajo su tutela no sufra menoscabo
alguno siempre y cuando no haya mediado provocación y, por tanto, quedará protegido por la
figura de la legítima defensa.
Agresión: Este segundo elemento consiste en atacar, acometer; es un acto mediante el cual se
daña o se pretende dañar a alguien. Es actuar en contra de alguien con la intención de lesionar
sus bienes jurídicos. Debe ser real, actual e inminente.
- Real: Que la agresión sea efectivamente cometida por un sujeto en contra del pasivo, que
esta agresión no sea presunta o producto de la imaginación.
- Actual: Significa que la repulsión a la agresión se dé en el mismo momento en el que está
siendo producida la agresión ya que de lo contrario no se podrá considerar legítima defensa
y se configuraría un delito diverso en contra del agredido.
- Inminente: Quiere decir que la agresión, si no es actual, sea muy próxima, que esté en vías
de ejecución y que definitivamente sea real.
Sin derecho por parte del agresor: De lo contrario no se configura la legítima defensa. En este
elemento es necesario distinguir si efectivamente no existe ningún derecho por parte del agresor,
ya que se presentan situaciones en las que no es tal, sino más bien el ejercicio de un derecho.
Defensa de bienes jurídicos propios o ajenos: La norma penal no restringe los bienes a
determinada categoría, sino que lo deja abierto a cualquier bien jurídico, por lo que es permisible
su defensa, ya mencionábamos en párrafos anteriores, que se consideran bienes ajenos.
Necesidad de defensa: Significa que a falta de protección por parte del Estado al momento de la
agresión, el agredido podrá realizar la defensa de los bienes jurídicos de propia mano, utilizando la
fuerza de manera proporcional a los posibles daños que se pretenda causar.
Racionalidad de los medios empleados: Deberán ser proporcionales al daño que se pretenda
infringir en sus bienes jurídicos, sin excederse. De ser así, la legítima defensa que lo protegería,
se volvería en su contra, configurándose un exceso de legítima defensa.
Sin mediar provocación: Es indispensable que no haya habido ningún tipo de provocación por
parte del agredido o el tercero a quien se defiende en contra del agresor, ya que de ser así no
habría defensa sino ataque.
Estado de necesidad
La regla general establece que si se tienen dos bienes jurídicos, pero solamente uno de ellos se puede
conservar, será necesario sacrificar el otro. El bien jurídico sacrificado deberá de ser de menor valor.
En caso de que ambos tengan el mismo valor, se escogerá de entre ellos el más conveniente o el que
tenga mayor probabilidad de sobrevivir, considerando que al hablar de valor, no nos estamos refiriendo
al valor económico.
El caso de un barco en el que se hace necesario tirar carga al mar para salvar el
barco o a la tripulación. El bien jurídico de menor valor será la carga y el de mayor
valor, la vida de los marineros. La figura jurídica con la que se denomina esta acción
se llama echazón.
Peligro: Debiendo existir amenaza de que alguno de los bienes jurídicos se encuentre en riesgo
real, actual o inminente de sufrir un daño o desaparecer. Éste no debe haberlo ocasionado
dolosamente el agente: Ciertamente el peligro debe ser exterior a los titulares de los bienes
jurídicos que se encuentran en peligro y este peligro no puede haber sido ocasionado por ninguno
de ellos de manera premeditada. Asimismo, el peligro debe existir sobre bienes jurídicos propios o
ajenos: La legislación no precisa qué tipo o clase de bienes son los que deberán encontrarse en
peligro ni específica condición alguna, por lo que queda totalmente abierto a cualquier posibilidad.
Causar un daño: El daño se causará a uno de los bienes con la finalidad de salvaguardar el otro
bien, sea propio o ajeno, por lo que el daño provocado carecerá de antijuricidad.
Que el agente no tenga el deber jurídico de afrontar el peligro: Será preciso que el agente no
tenga la obligación legal de proteger o salvaguardar el bien jurídico que se encuentra en peligro.
De ser así, se tratará de otra causa de justificación pero no de ésta.
Que no exista otro medio practicable y menos perjudicial: Un requisito indispensable es que el
agente no tenga otra alternativa para solventar el peligro que el de causar un daño a otro bien
jurídico, ya que de existir alguna otra forma de proteger el bien que se afecte se estaría
incurriendo en la comisión de un delito, toda vez que no se tendría que haber afectado el segundo
bien.
La propia ley establece que una persona que se encuentre en estado de extrema
necesidad podrá apoderarse sin engaño ni violencia de lo que requiera para
sobrevivir y no merecerá pena alguna. Este caso se entiende, por la necesidad
apremiante de alimentos o medicinas. Sin embargo, el Código no lo limita, por lo
que queda abierto a cualquier necesidad.
Ejercicio de un derecho
En este caso no se está ante una agresión o el peligro de sufrir un menoscabo en algún bien jurídico.
Esta figura se refiere a la acción realizada para cumplir con el ejercicio de un derecho, que la propia
norma jurídica establece y en cuyo ejercicio resulta dañado algún bien jurídico, sea propio o ajeno.
Como regla indispensable se requiere que quien realice la afectación al bien jurídico de un tercero, sea
legítimamente poseedor del derecho, o su legítimo representante. Por otra parte, se requiere que no
sea posible ejercer este derecho de alguna otra manera que no afecte bienes jurídicos de terceros.
Cumplimiento de un deber
Este caso encierra dificultades específicas diferentes a las anteriores causas de justificación, ya que es
común que los miembros de los cuerpos de seguridad o las fuerzas armadas en el ejercicio de sus
funciones causen daños a bienes jurídicos ajenos por causas propias de la función que desarrollan.
Para encuadrar esta causa de justificación, será necesario determinar exactamente cuáles eran los
deberes que el agente tenía que cumplir y cuáles los procedimientos o protocolos para hacerlo, a
efecto de poder determinar si se está ante la figura analizada o si existe un exceso.
Podemos mencionar un caso que sucedió hace algunos años en el Hospital Naval de
la Ciudad de México. Una noche, un grupo de marinos estaban resguardando la
puerta de acceso al hospital, cuando en un momento dado, un automóvil ingresa sin
hacer alto en la puerta principal, pasando a toda velocidad hacia el interior,
destrozando la barrera de contención. El encargado de la seguridad ordena a uno de
los marinos que lo detenga, por lo que éste apunta su arma de cargo y efectúa una
detonación matando a quien conducía.
La orden recibida por el marino era la de detener al vehículo y de acuerdo a los protocolos militares,
debe utilizar su arma como último recurso. La realidad es que el marino que disparó no tiene
responsabilidad al haber obedecido una orden legítima de un superior, sino será quien emitió la orden
quien deberá responder en caso de que se configure un delito.
Como en los casos anteriores, para la configuración del delito será necesario que la acción tomada
resulte en el daño a un bien jurídico ajeno, sea proporcional a las circunstancias para no caer en un
exceso y no medie provocación dolosa.
Esta causa de justificación se presenta cuando el titular del bien jurídico que sufrirá algún daño, o su
legítimo representante, autorizan expresa o tácitamente su menoscabo o destrucción, sin que exista
responsabilidad para quien realiza la acción.
Una persona que contrata un albañil para que realice una remodelación y se requiere
la destrucción de una parte de la construcción original. Al existir la autorización tácita
de destruir una parte de la construcción, no es punible.
Como podemos observar, no todas las conductas que se encuentran descritas como delito en la norma
penal, son punibles en todos los casos. Esto siempre que existan causas razonables y sean éstas
ajustadas a los elementos establecidos en la legislación para la protección de los sujetos que las
realicen.
Estas causas de justificación resultan indispensables para proteger bienes jurídicos, que de manera
injustificada se pretendan lesionar o destruir, permitiendo a sus legítimos titulares proteger en casos
extraordinarios y de extrema urgencia, atendiendo a que los medios utilizados en su protección, sean
razonables y no incurriendo en excesos.
Cierre
Cierre
Fuente: Flaticon
Respecto a los elementos positivos y negativos tratados, es importante resaltar que de su análisis se
determina la existencia o no del hecho punible; de ahí a que esta teoría que los trata continúe vigente
hasta nuestros días con la implementación del nuevo Sistema de Justicia Acusatorio y Oral.
Fuentes de consulta
Fuentes de consulta
Fuente: Flaticon
Amuchategui, G. (2003). Derecho Penal (2ª ed.). México: Oxford University Press.
Amuchategui, G. (2006). Diccionario de Derecho Penal (2ª ed.) México: Oxford University Press.
Carrancá y Trujillo, R. (2014). Derecho Penal Mexicano. Parte general (24ª ed.). México: Porrúa.
Castellanos, F. (1997). Lineamientos elementales de Derecho Penal (34ª ed.). México: Porrúa.
Díaz-Aranda, E. (2014). Lecciones de Derecho Penal. Para el nuevo sistema de justicia en México.
México: UNAM.
Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) (1996). Diccionario jurídico mexicano (9ª ed.). México:
Porrúa / UNAM.
López, E. (2013). Teoría del delito y de la ley penal (3ª ed.). México: Porrúa.
Pavón, F. (1991). Derecho Penal Mexicano. México: Porrúa.
Reynoso, R. (2015). Teoría general del delito (8ª ed.). México: Porrúa.
Silva, J. A. (2003). Derecho Procesal Penal (2ª ed.). México: Oxford University Press.
Vela, S. (1985). Culpabilidad e inculpabilidad. Teoría del delito. México: Trillas.
Legislación