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SISTEMATICA, TAXONOMIA,

CLASIFICACION Y
NOMENCLATURA. (1

Por el Prof.
RAFAEL ALVARADO

1. ¡Sl Sistema, cíe la anatomía microscópica, los tomados de


la embriología y as! sucesivamente).
Los cuatro términos que encabezan esto Cuando los zoólogos, por ejemplo con un-
articulo, suelen tomarse con excesiva fre- neo, a mediados del s, xviii, llegaron a darse
cuencia como equivalentes y son utilizados cuenta de que unos caracteres eran muy ge-
sin precisión, incluso por personas que de- i,erales, mientras que otros eran caracteres
berían conocer su significado correcto. subordinados, comprendieron que la clasifi-
Veamos primero qué entiende por “clasi- cación podía resultar cómoda para ordenar
ficación” el biólogo en general y el zoólogo los grupos de animales, de modo que tal or-
en particular. denaci~n facilitase el estudio zoológico. Así
se llegó a la taxonomía, que podemos definir
Cualquier persona, ante una diversidad de como “clasificación ordenad.a y jerárquica”.
objetos, ya naturales como lo son los ani-
males, ya artificiales, como pueden serlo un Los grupos generales se caracterizan por
coniunto de libros, de muebles, o de eclifi- caracteres generales, comunes a gran número
cios, es capaz de apreciar semejanzas y dife- de individuos. La columna vertebral caracte-
rencias. Este trabain analítico le llevará a riza a todos los VERTEBRADOS, las patas
establecer sistemas de eomj,aración. Así podrá articuladas a los ARTROPODOS y así suce-
comparar los libros por su color, su tamaflo, sivamente. Dentro de cada grupo general.
sus encuadernaciones, etc., lo mismo podrá otros caracteres permiteí, la subdivisión le.
hacer con los muebles o los edificios, con’- rarquizada, Los Vertebrados con plumas son
parando sus formas, tamaños o materiales Aves y los Vertebrados con pelos son Mand-
de que consten (madera, telas, piedras, ladri- Ceros un Artrópodo con tres pares de patas
líos), y así sucesivamente. será un Insecto, etc., etc,
Es evidente que con las cualidades apre- Con la idea directriz de la jerarquización
ciadas podremos establecer tina clasifica- cíe caracteres y subordinación de los grupos,
ción’, esto es, una distribución de objetos Linneo creó un sistema taxonómico muy útil,
en ‘clases”. puesto que sigue en uso actualmente. Para su
clasificación zoológica & paralelamente para
En estos ejemplos vimos que pueden ser la botánica) estableció Linneo cuatro cate-
muchos los sistemas de clasificación, pero, gorias taxonómicas fundamentales que son las
sin duda, los más periectos atenderán no a conocidas:
las cualidades accesorias (forma, color, ta-
maño), sino a otras que valoramos como CLASE — ORDEN — Có,íaí’o — y especie.
esenciales ci’ un libro el contenido —y esa
es la clasificación que Lisa,, los bibliotecarios, La última ha siclo considerada siempre como
¾ ~r, la C, O. U.—; en un mueble o en unidad del sistema en zoología y botánica.
un edificio el significado funcional (mesas, Las especies, segUí, Linneo, “son tantas
sillas, armarios, iglesias, almacenes, escuelas, como en un principio itíeron creadas por el
etcétera). Ser Supremo’; por eso Linneo es el más
conspicuo representante cíe Ja doctrina “fi-
De la misma manera la clasificación cíe los
animales ha ido progresando, para atender
primero a los caracteres más salientes y re-
conocibles (los proporcionados por el estudio (i Conferencia seguida de coloquio, que
de la anatomía externa), luego otros menos tuvo lugar el sábado día 21 dc mayo de 1966,
patentes, pero que se han revelado como más a cargo del Prof. 1?, Alva,-ado, Catedrático
significativos (los cíe la anatomía interna, los dc Zoología <Invertebrados no Artróí,oclos),

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jista”, puesto que las unidades que utilizó También la iax’ononda tiene su propio len-
en su ‘Systema Naturae” y en sus demás guaje o terminología y tina parte importante
obras, eran, según él. un módulo invariable. de esa terminología taxonómica ha sido de-
Sin embargo, ¡Anneo, en sus últimos tiem- dicada a dar nombres a las clases o grupos
de organismos que reconoce la sistemática.
pos se dio cuenta de la variabilidad de las Por antonomasia, la n omenclatura (biológica),
especies y consideró como verdadera unidad
del sistema biológico a los géneros. Para él, es eí sistema cíe nmnbres (científicos), que sc
especie y género constituían entidades natu- aplica a los gaupos ordenados taxonómica-
rales, en cambio las otras categorías taxonó- mente (toxoncs), clue a su Vez. constituyen el
micas (Clase y Orden) eran meros artiflcios objeto de la sistemática.
que facilitaban la ‘‘clasificación’’; por eso Vemos así cómO la isomeoclatura se reía-
escribió: ‘‘Classis et Ordo est sapicutía, genus cioíl a coI~ la taxoilorn la y const ittiye su len-
et species opera naturae’’. De esa manera guaje. A so vez la taxonomía es la expresión
l.inneo mismo cleterminó que sil sistema cíe o rdenacla cíe las ideas (morfológicas, filoge-
clasificación era ‘‘artificial’’. néticas, etc.) que tiene el biólogo sobre la
Desde mediados del siglo pasado se fue evolución tic lt,s seres Vivos, es.’ pues, lo esen-
abriendo paso la idea de que las especies cial de la sistemática.
no son entidades inmutables sino que evolu- ¿Por cíué se le ha ciado tanta importancia
donan; con ello el significado de los carac- a la nomenclatura?
teres taxonómicos fue interpretado en su co- Simplemente ~~orc~uc cl cgt, en la materia,
rrecto sentido como caracteres adaptativos
aparecidos por evolución. De este modo los o el que aún no ha capiad o el significado
rasgos de organización no sólo nos sirven, abstracto cíe los conceptos, e incluso el bió-
como ya ocurría en los tiempos liuneanos, logo que no se ocupa cíe modo directo de
para “ordenar” artificialmente el mundo bio- sistemática, no ven en ésta (y en la taxono-
lógico, o sea para su descrip~ión cómoda, sino mía) más contenido cíue el nominal.
que además indican las relaciones de paren- En efecto, muchos creen que la “clasifica
tesco (filogenia). ción” o la ‘‘taxonomía” o la “sistemática’’,
.A partir de Darwin las clasificaciones no son conceptos no sólo ecluivaleotes entre si
son únicamente taxonómicas, sino filogeoéti- (ya hemos visto qtíe ese es un error mayúscu-
cas. Con el nombre de relaciones filogenéti- lo), sino, a su vez, con la “nomenclatura” y
cas el biólogo incluye las propias relaciones ccítuiparan la sistemática con ‘‘una relación de
de parentesco, deducidas del estudio total de nema bres’,
los organismos (anatómico, embriológico, fi- La complejidad nomenclatorial en biología
siológico, bioquímico, etc.). Ese estudio es proviene, única y exciusivaniente, de lo com-
el de la “anorfología” animal en sentido am- plejo del mundo biológico. Por otra parte el
plio y ha llevado a la taxonomía o clasifica- problema se ha complicado por ser ya viejo,
ción ‘‘natural’, que es la verdadera siste,nrf- porque los usos y normas nomenclatoriales
fico. Como se basa en la morfología la sis- provienen de la época linneana, hace ya más
temática puede considerarse como una “mor- de doscientos años,
fología especial”. Hasta Linneo, los zoólogos y botánicos re-
Por supuesto que un sistema natural de los conocían especies, géneros y grupos taxonó-
seres vivos implicaría conocer absolutamente micos stlperiores n,edi-antc una descripción
en todos sus detalles la evolución de los or- abreviada <le sus principales características
ganismos. Esto es utópico, pues una parte, (frase diagnóstica o, brevemente diagnosis).
al menos, y. gr., los detalles paleontológicos. Por muy cortas que fuesen las diagnosis se
con su carácter eminentemente histórico, per- comprende lo clificil ritme debía ser men,ori-
manecerán desconocidos para siempre, y los zarlas. Linneo. con stm idea cíe la jerarquiza-
que son conocidos lo son de modo fragmen- ción taxonómica, puso en práctica un método
tarjo. nomenclatorial, que se poptílarizó desdie en-
Ahora bien, los métodos de investigación. tonces con el nombre cíe “nomenclattmra un-
cada vez más perfectos, nos permiten confiar neana , si bien cígnuos coeláneos <le Linneo.
en que nuestra sistemática actual se perfec- y antes qtme él, habían usado un procedimien-
cionará, pero no cambiará sustancialoicote y to semejante. El método linneano consiste en
nuestra taxonomía es día a día más ‘natural’ designar las especies con dIos nombres, lino
(verdadera sistemática) y no tina mesa clasi- propio del género (nombre genérico), otro eíue
ficación ‘‘artificial’’ o simplemente práctica, es el cíe la especie (nombre trivial’ o espe-
Hemos visto el significado que debemos cifico) ; el primero cci u vale a un apellido,
ciar a las palabras clasificación. taxonoenlr¡ y el segundo a un nomL,re propio. Palis catus
sisie,adticr, en biología, ¿Qué debemos en- ¡‘cus silveshis, Polis loo, etc.. son otros tantos
tender como aonzeoclatu,’a? nombres de especies de leí nos, todas ellas
pertenecientes al género Polis, pero <hieren-
El biólogo utiliza, como todo científico y
todo artesano, tun lenguaje especializado que tos entre si (gato común o doméstico, gato
constituye su nodo cíe expresión; para mu- montés y león, respectivamente).
chos biólogos hay, además, una terminología En la época cíe Linneo el número cíe espe-
más o menos consplicada, y, gr. la del gené- cies y géneros en zoolc,gfa y hc,t~oica era, en
tico, la del ecólogo, la del ornitólogo, etc. verdad, muy limitado, unos pocos miles. Hoy

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son casi un millón las especies vegetales co- 3, Porque en las descripciones y dibujos
nocidas y casi millón y medio las especies cíe mcmchos atutores, sobre todo de los más
animales inígunos autores elevan esos nú- antiguos, resulta cli ficil ‘econocer los anima-
níeros aun más). La simplificación linneana les o plantas que ellos citaban. De adlul la
que de la frase diagnóstica pasó a un nom- occesidad cíe establecer ‘‘tipos’’ represeíotati—
bre inomcnclatt,ra iíninom moni de los géneros) vos (niétodo del tipo).
o a ti mía ría re a rle mmii bres (miounencía tuca
liinoin i nal <le las especies) ha desembocado ‘1. Porqtie autores cl iferemítes loan podidio
tener mío concepto diferente. desde el punto
en la non,enclatiira actual. compljcada ma—
niña comí la ‘¡oc lucha cl sistemático, tanto si <le vista taxonómico, de un grupo determi-
miado cíe animnales o vegetales. Esto se ha ex—
es profesional como primícipiante. presado diciendo qtíe tui, nombre designa a
Pero es imprescinclihie conocer esa lomen- tío logó» nominal, ctíyo concepto taxonómico
cintura y stís fundamentos, que son taxonó- es el nerón ta.vonó,nico.
micos, para alíe no nos dejemos desalentar Coman el concepto taxonómico es esencial-
un r tmo bosqtic cíe di fi etíl Ladi es, más aparentes mente fluctuante, o, como se dice, ‘‘stubjetivo”
¡me reales, bosqtíe ctmya fromidosiclad impide <y. gí’. para Liííneo. todos los erizos cíe mar
en otíestros primeros pasos, qtie veamos los regulares eran igtíal es y los retmnió en el gé-
árboles. nero nominal Eeluin,,s, pero hoy resulta cvi-
cíciote qtme hay mtícloos géneros diferentes
U, La No,nenclatn,-o. Eclíi,mí,s, Pcn’acen frotas, A,’brrcia. etcj. para
fijar et concepto taxonómico, o hacerlo “ob-
Los cientos de miles dc nombres y de pa- jetivo”, se debe determinar para cada taxón
rejas de nombres, que lían irrumpido e.o las sti Cipo.
nomenclattmras zoológica y botánica, desde 5. Y pnrqcme, finalmente, la nomenclattmra
Linneo hasta hoy, sirven para designar cíe biológica debe ser, por principio, universal,
manera unívoca a los géneros y especies de enero instrumento al servicio de la taxonomía.
animales y plantas, que son la materia prima pero sin interferir con ella, por lo cual, un
de la sisteniática biológica. nomímbre cientffico iuotrodtícido por cualquier
Dichos nombres son latinos o latinizados autor cuotra en competencia con los demás
por mero convenio entre los biólogos, con- de tal manera que, cumplidos los requisitos
venio originado por el hecho histórico de que técnicos indispensables, es tui miombre utili-
cii la época linneana la lengua científica era zable (criterio de utilidad), Ahora bien, la
el latimo. Por otra parte, esos nombres deben uoomemoclaúmra biológica ha de ser unívoca,
cumplir la finalidad de reconocimiento y de- por lo cual entre todos los nombres posibles
signación universales y el latín, como lengua ‘nra uuí <axón sólo debe prevalecer tmno, que
‘mtmerta”, cumple bici, esos fines a nivel in- es cl edUcía (criterio de validez). En general,
ternacinmial sin crear coumílictos cíe tipo na- el nomabre más antigtío es el que prevalece
cionalista. (criterio de pnioí’irlad).
Al lado cíe ese inmenso número de nombres Sc enfrentan, pues, los biólogos con el pro-
de los géneros y especies, los relativamente blemoin <le ciar nombres distintivos y estables
limitados en número de las clases, de los a los taxones animales y vegetales y para ello
ómdenes, de las familias. dIc animales y plan- loan tenido que reglamentar los ¡usos Domen-
tas, tienen un menor interés y complicación. claroriales de zoólogos y botánicos, estable-
Por ello. etíanclo hablamos de ,momb,-es cientí- ciendo sendos Códigos de nanmenclaturrm. a
ficas solemos referirnos a la denominación saber. el Código Inre,’nacio,mal de Noníenela-
latina de los géneros y cíe las especies, aun- tina Zoológica (C. Z.) —antigionmemote Reglas
que en su recto sentido también son nombres Internaciomoales de Nomeuoclattíra Zoológica—
científicos los de las clases, órdenes y demás y el Código Iute,-nacional <le Namneoclafnra
<axones, animales y vegetales, sobre todo si Salónica (C. fl,),
se clan latinizados, como se hace en las obras Ambos códigos son meros convenios y,
sistemdticas especializadas, y. gr. Classis cosa n,uy importante, sirven de auxilio a la
MAMMAmÁA (Clase Mamíferos): Ordo Runui- taxonomía. Se basan cuí principios taxonó-
;iamia (Orden Rumiantes), Familia Coroidea unicos y en normas cíe sentido común o de
(Fam. Cérvidos). etc. valor puramen te histórico. Ticumen la ventaja
Los problemas planteados ya desde inedia- cíe ser aceptados por todos los sistemáticos y
dios del siglo pasado, con el número creciente de aplicarse por igual a las plantas y anima-
de í,oml,u’es cientfíicos qtíe ingresaban en la les viviemotes (moeobotánica y neoznologia) como
sistemática biológica, provienen cíe los si- i las clescripciones paleontológicas, o sea cíe
guientes hechos: las plantas y aloiín;íl es fósiles (paleobotánica
1. Por díar atutores diferentes el mismo y paleoznologia).
nombre a géneros o especies que eran distin- Ia redacción de los códigos loa sido muy
laboriosa y intíchas veces Ion <cuido qtic reto-
tos. A esto se le llama ha,no,minmia. carse para mejorarla y diarle uiiás precisión;
2. Porque un mismo género o especie, con hero esa misma precisión impide su buen co-
frectíencla. ha siclo descrito por autores di- nocimiento, porque sus atutores. cu, busca cíe
ferentes, recibiendo distintos nombres. A esto la exactitud de expresión —que por supuesto
se le llama si,iarii,nnl. debe prevalecer en cualquier Código— han

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huido de todo fin vulgarizador y han sacrifi- salizar los nombres cíe los <axones, de ma-
cado al rigor técm,ico etualquier afán didác- nera qtme stm establecimniemoto y muso seamo pú-
tico. De esa mamoera la oomeáoclattmra es una blicos y comunes, por ello se rerlulere que
de las materias más difictmltosas de la siste- tales nombres hayan siclo ‘ptmbl icados”.
mática biológica y etuenta con pocos partida- Como ‘‘pumblicación’’ se entiemode la de un
nos, si es qtme tiene alguuoo. trabajo cicíotífico real izaclo loor ¡¡mo proceso
mecámoico (imprenta. hectografia, etc.) en timota
y sobre papel qtue asegure la procltmcción cíe
Hl. Las Reglas dc Nonmeneiatmmrct copias idénticas en tal número q t¡e pumedan
clistribtmirse amplia¡íí ente, ya por vía c<omer-
Tanto el C, 13, conon el C. Z., aunque igua- cml, ya coenco clnmiatií’t,, lo cmal loermita su
les en lo esencial, clifieremí en cierto nómnero de ¡utilización científica , pública y perun amiente.
detalles. Por lo denoás, pumeclen ser estudiados No se comisiderno pmmLolicaciomoes las comtlmíi—
conjuntamente y basta conviene hacerlo así, caciomoes orales teínas, como feremocias, etc.), ni
¡lara cIar relieve al sigmiificado y valor de sus ¡muía clisirihuciómo resí riuígicía <le mooaterial clemo—
disposiciones. En ambos, éstas se agrupan en tífico (pliegos de herbario, cieno pl ares comíser-
reglas conmpoisim,as o de obligación general y v;mcl os, foto ccoío as, cli h,mlos, etc.).
otras rlisposiciones ¡nfO,’,natWaS, que apare-
ceo como Reco,ne,mdacio>mes y Ejeompíos. Ya vinoos amimes <i ¡¡e los noun lores íubl iva—
<los deben ser 1 alimios o intimo izadcos, atmmoclue
Las disposiciones obligatorias ptueden agrtm- también se ;mcl ¡nitemo couioo mo oía lores científicos
parse cuí normas técnicas, ¡ourameote coroven- amia graunas <o cOnítu si u Ciomí es capr cíoosmus cíe
cionales, y primocipios generales, que desde letras o nombres orcopios y geográficos, más
luego son también meros comuvenios, locro sc o unemios exóticos, cícme a dccl os monmaemiclato.
basan en la taxonomía y en suis procedimien- riales se comisicleraum a rbi 1 r¡mriamneuo te etomo la-
tos, y están al servicio de la misma. timo zacias. Ej cmii píos el míono bre Va,,ikoro (de
Un estmmdio. aunque sea somero, de todas tun cOmOOCi do atoltimo <leí Pacífico), Som¡gcmin roi—
esas regulaciones nomenclatoriales seguramen- llea (del explorador francés Bntmgaimo vilíe), Da—
te servirá para aclarar las diferencias entre celo (amia graena cíe A liudo, ~tm e es el mo omiobre
taxonomía y nomenclatura y será útil a todos latinizado <leí noarí lo pescador) o A bndefduf
los biólogos qtme por necesidad han de utili- (combinación arbitraria elegida para nombre
zar, ya el C. 13., ya el C. Z. Veremos primero <le tmo pv’,.).
las ,ro,,,mas récnicas y después los principios
generales de tipo taxonónoico. 2. También os principio ético Imundamen.
tal cl respetar la acción taxonómnica cíe cual-
Debemos advertir antes, qtue tanto el C.Z. quien autor, aceptando tun principio de igual-
como el C. 13. sólo se ocupan de las regula- cIad que hace caso omiso del crédito o valo-
ciones relativas a los nombres de las catego- raciómo científica cíe lun atmtor fremote a otro.
rías taxonémicas a) del nivel especie (espe- Es decir, un sistemático cltme haya publicado
emes y subesmoecies) simí imuponer regulaciones un solo escrito de tercera fi la en toda su
sobre la clesignaciómo de categorías infrasub- vi<la tico e, en el aspee t <o mi dm01 el cia t<orial, va-
específicas, y. gr. la variedad, la raza local, br idéntico al cíe un especialista reputado
la raza gem,ética, la casta, la modificación cuya obra deba ser conocida ;oor todos.
sexual o teratológica, etc.); b) del nivel gé-
¡cero (géneros y subgéneros o “secciones’’), y Sin clumcla, esta igtualulacl cíe los autores y el
e) del nivel frnnitia ~supenfamilias,familias, respeto a 50 juicio taxonón,ico cono plican
subfamilias, tribus y s¡mbtribos). Sobre los gramodemeote la nomiícnclattmra, ya qume como
nombres dc clases, órdenes y demás taxones vimos también antes, un nombre, una vez
cíe categoría stuperior, no hay acuerdos for- publicado, entra emo comnioctemucia con todos
males, aunque los especialistas los suelan los cleniás.
adoptar de modo mnás o menos implícito, y. gr.
los ornitólogos dan la terminación “formes’ Pero esa igualdad y libertad cíe acción es,
al tiempo, una salvagtmardia, pues impone a
a los órdenes cíe Aves (Su’utlmionifornmes para
los avestruces, género tipo St,’nllmio Vnltmn’i- los autores una grave responsabIlidad, para
evitar stm propio descrédito. Comí “mí ejemplo
formes para los buitres, género-tipo Vnltmn’ y caricaturesco aclararemnos el significado de lo
así stueesivamente); también los botánicos sue- cíue se acaba cíe expomoer . Supomiganoos qtme un
len usar la terminación común ‘‘ales” para los
órdenes, sobre todo cíe las Fanerogamnas autor, en uso de su Ii berta<l de j‘mielo taxonó-
Ev. gr. Rosales, género-tipo Rosa, Oleajes, ¡nico, agruiíoase en tmmí gémíero único a Palis
género-tipo Olea, etc.). y Ca,mis creamíclo, arbitrariamente, el género
Felicanis. señalauicln stms caracteres cliagmiós-
ticos, eligiendo ¡luía especie-tipo, etc., etc.
A. Normas técnicas, Pronto sím “crilerlo taxonómico’, qtíe cíe
Vamos a exponerlas cuí un orden comoven- ser admitido provocaría timia revol ¡iciómí emo la
cional, que no significa qtme la primuera sea clasificacióuí y nomnenclattmra cíe las familias
FELIDAE y CANIDAI3, cunearía comí los he-
más importante qtme la segumocla, nl ésta unás
qtme las siguientes. dios, biemo establecidos, cíe la anatomía com-
parada, paleoiitoiogia y fi loí<enfa cíe cl Ichos
1. Una norma general qime algunos auto- grupos. os decir, mío emocajaria en la siste-
res han llamado de “étiea” tiende a univer- mátlca.

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• Aulo stmíoo.niemsdo que los mítmevos miombres ,, Tambiémo íormnalmeuíte se toleran las lla-
pasen a • su bibliografía comí el triste papel <le madas “impropiedades”, a sabeu, que los oíom-
simoómíimos y stm autor fuese citado junto a sus bmes indiquen tumí rasgo o un carácter falsos,
emogendros (y 1 cuántos sistemáticos han temoido lo etual no constituye motivo para rechazar-
el triste afámo <le crear míomnbres momuevos por los, y. gr.: aptes isin pies, aplicado al vencejo).
esa tomíta vamoiciací 1) poco crédlito ganaría por all,us-a, para especies que sean negras y no
ello, porque el valor de un sistemático se blancas. sibipico, para tutía especie que nc es
¡niele por los hallazgos que realice y por el sibeniamia, y así scmcesivamente,
progremo <ítmc aporte a stm especial idací y a la
ciemocia, mito por el momimero <le nombres míue— 6. La norn,a <leí ‘‘pumíto <le partida’’ Co—
vos dIme lievemí su ‘‘marca’’. múmí a botámíicos y zoólogos es de necesicía<l,
ya que en obras excesivamioente antiguas son
3. la u espomísabiliclad <le los atmt<ores viene irreconocibles los tazones por su descripción
senalada explícitamente en el CII. y caí el C.Z. imperfecta, por defectos técnicos de observa-
al clispomoer qtme el material estudiado es pro- citin, etc. Por eso los zoólogos han dese-
ioiedad cíe la ciemicia y debe <lepositarse, a cundo, a efectos taxomiómicos y uiomenclato-
clispo.’~ciómí <le to<ios los investiga<lores, emí riales, todos los nombres y <latos aparecidos
insllturiones acleccuaclas (unuseos, etc.), No se cmi obras anteriores a Linuico y adoptan como
adlmit2m, tamionco, <le actuerdo cou~ esas flor- peunto cíe partida la X.~ c<i. cíe “Systems Na-
unas lticas, ni las publicaciones amoónimo,as turne”, obra linmocana aparecida en enero
(atmnqeue. excepcionalmente, ciertas obras mtmy de 1758. Se lía convenido en suponerla, jus-
amítilemas qemeclan <1 isloensadas de ese rigor y <amente, del 1.0 dc enero de 1758.
los aomnbres qtme ellas contienemí se admiten Para los distintos grupos botámíicos se lían
en nomenclatiura), mii los non,bres ficticios, establecido pumotos cíe partida diferentes,
que no cumemitamo iv. gr. : Pitlmecaoll¡,’opns y. gr. para Pteridofitas y Esloermafitas la
e’cctus de Haeckcl, hipotético antecesor del obra “Specics Piantarum”, también de Lin-
homnbre según dicho aemtor, 000 eS, técnicamen- neo (1753).
te, nombre ciemítifico <le ninguna especie y no
entra, por tanto, en sinonimia con Pitheca,m- 7. Comííplcííiemítaria de la norma <leí “pun-
Cia-optes eractmes Dtmhois, que ese imívestigador <o de partida” se ‘usa ¡muía de cadtecidad, según
holandés aplicó a restos fósiles concretos ha- la cual no sólo no tienen validez los nombres
liados en Java). También ptmcden ser rechaza- muy amitigtmos, simígemíarniente los prelin nea-
dos uoombres bien establecidos, pero que ptme- nos, anteriores a 1758 cuí zoología y a 1753
clamo ser nootivo <le ridiculización, o herir sus- en botánica, sino que ciertos miombres olvi-
ceptibilidades religiosas, políticas, etc., así dados o en destuso pimeden llegar a ser recha-
y, gr.: han siclo rechazados ciertos miombres zados, pemesto qeme estarían en contradicción
del entomólogo Kirkaldy. como Marychisnmc, con el requisito cíe emmíiversalidad de la no-
Alíchismo y otros, o el nomnbre Pandenmoninno u,oenclatcura; por eso hay disposiciomíes para
iooealm. determinar qtué nombres deben considerarse
como olvidados. El nombre olvidado (nonten
El principio de igualdad de los autores es ololitnnm) debe ceder el paso a los hiomnónimos
tamo firme que imocluso está loor encima de o simiónimos más recientes.
ciertas disposiciones, y. gr.: se suele tener
por obligatorio publicar las diagnosis de los
tazones emí alemnámí, fracés, inglés o italiano, B. P.-¡mucip¡os ge,meralc’s.
o bien en latimo. Pero jamás se lía recimaza<io
un trabajo nomenclatorial redactado en es- Por basause en la tazominunía se comisicleramo
pañol, ruso. sueco o en cualquier otra lengua, esenciales, frente a los anteriores, uneramente
incluso poco conocida, como el húngaro, el convenciomoales. Constitemyen, pues, la base dci
tmurco tu otras. ¡n’r,cedint iemir, iaxoo ótnic o.
Vamnos a consuderar únicamemote dos de es-
.4. Ciertas uoornoas técnicas ‘‘formales’’ se tos principios, que podemos llamar el del
refieren a la manera de escribir los nombres. mm onu mt cHis emmo y el <le la tipificctc att.
Yá hemos visto que éstos deben ser latinis-
unos o cogosiderarse como tales, pero aciem,4s El del nono imoalisuno establece cl sisteuíum
deben u’, el del género siempre com, mayuis- cíe clesignaciomíes que podemos aplicar a los
cula, ci de la especie, cm, zoología, siempre taxomíes y sc basa ea la enordinaciómí y smb-
con minúsctmla (muchos atutores desconocen corcilmoaciómo taxonómicas,
regla <ami sencilla), pero en botámílca tinas ve- Así, scgúul el sistema tmmx<onómiceo hay taxeo-
ces con míiinúscula y Cmi ciertos casos con Oía- oes coorcl nados <leí “mí ivni—Faníilia’’, del
ymmsctmla, como octurre con nombre.s de espe- ‘‘nivel-género’’ y <leí ‘‘uiivel-espccie’’. Demitro
emes dedicados a umo aumtor (p. ej. Pinmes Bank— dc cada uiivel los taxomies respectivos estámí
sma,?er, dedicado a llauiks) o bien origimoa<los enorcí nados. de tal modo elru.e pueden agro—
emo tmn miómúbre genérico Ip. ej..’ P,-muumes A,ní¡g— ionrse o escindíi rse cmi ci tr<os taxcomoes, simi q eme
cíalus = A mnmigdalm¡s conm,nm¿nis, el nínienciro). se al (ere su si gn ificado taxonóníico-nomnemícla-
Como simnples recomenciaciomíes se señalan tonal, Así cm, la agrupaciómo <leí moivel—Farnilia
la con”eniencia cíe ciume los nombres científi- su Su
cos aíoarezcauí enio tumia grafía distintiva, y, 1oerfamiiia—Fan, ilia—Subfanoilia—Trilocu—Sob
iribem formíjauo el sistema coordinado-suborcli-
loor lo comón, stmelen aparecer impresos (it uía<lo de <axones de ese nivel. La Fama. FOR-
cnds¡ ¡00.
MICIDAE ptmecle coorciimíarsc con emna Stuíoer-

COL-PA. Y
familia (FORMCiOIDEA), Subiamilia (POR- especie, por eso se contraponen a los criterios
MICINAEI, Tribtu ((Formicini) y Subtribu llamados “tipológiccos” de la taxonomía los
(Formicidi), cada una dc cuyas agrupaciones “poptulacionistas”, que son biológico-sistemá.
se basa en tun mismo tipo y recibe un nom- ticos. No podemos ciotrar aqumí en la clisen-
bre (en cl caso del ejemplo tomado del taxón suon <le ese íorobiemna. que puede verse en el
uoominal Po,’mnica) qtmc estabiliza así la no- trabajo del autou’ sobre “La especie bio!ógicá
mooenclatura. Buí el nivel-género el Género y y la jerarquí;u taxonómica” (en la obra ‘‘La
Stmbgéuoero, que son las dos categorías impli- Evolución” de la Fmi. BAC.>.
cadas, se establecen también sobre un nom- La tipificación lía queda<lo regtulada en una
bre qtuc estabiliza así la miomenciatura del serie de disposiciones <leí C. 13, y del C. Z.,
taxómo, que stueien couosi<lerarse comno el ‘‘rmoétoclo
Las categorías de los niveles familia y gé- cid tipo”.
¡‘ero reciben tuna cienominacióu, única, son Se lía establecido <1 ue las especies clebemo
unmtmominales, basarse en un material, estu liado por ~l au-
En el uiivel-especic, con especie y subespe- tor original, y que constittmye una sede de
cie como tazones coordinados, las denonoina- ejemplares (rmmra vez tumo solo ejemplan con-
ciones so.n respectivamente bictocnicmddcs y frí- sidera<los taxoíoómnicamente <lénticos, s~n los
etot¡m,t¡tOleS. siniilcos (serie típica). En la act~ualidíd es
Este conjtunto de categorías obedecen al obligatorio marcar tumio de esos ejemplares
principio taxoaómico general de la jerarqul- como “tipo” de la especie; es eh lanado
zaciómo de los taxones, de tal modo que una /tm’olot ipo -
especie pímede comprender varias subespecies Pero si en el unomemoto <le la publica~ión
ya que éstas soto la jerarquía inferior. Un original el autor <le ha especie no designé ‘jo
género, por lo común, englobará varias es- ñolotií,o se ioodrá, posteriormemote. elegir un,
pecies (cuando comprende una sola sc llama de la serie típica que es el llamado lec’toCipc.
género monotipo). Una familia engloba varios Y aún niás, si tun unatenial tipo htubiesc <les-
géneros y así sucesivamente. aparecido, admiten las reglas la designaciómo
Si se escin<le en varios un tazón, siempre, <le tui )meotipO para sustittuir al holotipo, lee—
en virtud del nominalismo, uno dc ellos con- totipo O sintipos tío existentes.
servará el nombre originario (algunos autores Vemos que los tipos <le las especies son
han llamado a esto “regla de economía”> y tipos ,nceteriales y su necesidad es patente
así se logra cierta estabilidad. para resolver problemas <le idemotificaclón
Del mismo modo, si se reúnen varios ta- entre especies próximnas <~t¡e ioue<ien originar
zones en tuno del mismo nivel, y. gr.: si con- confusiones mocícuso a especialistas.
sideramos cono género úmoieo a tazones que Gracias a los tipos, que se <lefinen como
otros autores han considerado géneros dis- “núcleo cíe un tazón y soporte de stu nombre”
tintos, el nombre de ese gémíero compuesto hamo podido resolverse en ciertos casos pro-
debe ser tuno de los ya existentes, y. gr.: blemnas de sinonimia,
Paníhe,-a, en el criterio del paleontólogo Sirnp- De la misma manera que las especies, los
son (no admitido por otros autores> que reú- géneros deben tener stm tipo. El tipo de un
ne los grandes felinos del área paleotropical género es una especie, pero no la entidad
(Paofhera porduts, el leopardo, Pacte Itera tigris, abstracta especie (especie eaxonó,n¡ca), sino la
el tigre; Pa,mtluera leo, el león). Pero la es- especie designada por su nombre (especie no-
tabilidad se mamotiene subordinando a ese gé- ;nic,afl, Esa especie nominal define entonces
moero. en forma de subgéneros, los nombres nominalmente a un género taxonómico, que
desaparecidos, así Fact flzem-a (Pactt¡tera) pandes lleva umo nonobre (género cmrncmécmal),
para eh leopardo, Pacmfl,e,’r¿ (Polis) leo para el
león. A su vez encía tmmía de las categorías <leí
m,ivel Familia tienen <le noanena efectiva o
Siempre habrá en esos casos un subgrupo, potencial un género nonoinal que les da nom-
que inciuya al taxómo típico y cuyo nombre se bre y es soporte <leí tazón. comí lo cual cada
repite; es el rezó,, ,monminado, en el caso del categoría taxonómica viene defiuoidia (tlplfi-
ejemplo anterior el stubgénero PacmChem~a es cadia) por su propio Cipo noc,mincel,
subgénero nominado, ya qtíe ese subgénero
incltmye la especie-tipo de Por Cimera, que es el Como todo lo artjficioso qtue pue<la parecer
ese procedimiento de la tipificación y nomí-
lcopar<lo. tialismo taxomiómicos es eh único aplicable, en
2. Eh pnimocipio de la tipificación se lía es- el esta<lo actimal <le otuestros conocimientos,
tablecido comí el fin de clarificar el significado íoara designar y reconocer la unultiforme va-
taxonómnico de los grtupos sistemáticos, Es riecla<l del mundo biológico qtme nos rodos
un principio muy discutido porqtie smi aplica- y del cual ci hombre mismo, que se designé.
ción choca con el del signilicado biológico de por boca de Línneo, con un pretencioso ca-
los tazones, en especial con los del nivel lificativo de sapie,ms, forma parte.

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