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Biología y geología

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 TEMA 32:

La clasificación de los seres vivos.


 Taxonomía y nomenclatura. Los cinco
reinos, relaciones evolutivas. Los
virus y su patología. Otras formas
 acelulares.

REVISIÓN 8

CURSO:
2011/2012
TEMA 32

LA CLASIFICACIÓN DE LOS SERES VIVOS.


TAXONOMÍA Y NOMENCLATURA. LOS CINCO
REINOS. RELACIONES EVOLUTIVAS. LOS VIRUS Y SU
PATOLOGÍA. OTRAS FORMAS ACELULARES.

1.- INTRODUCCIÓN: LA CLASIFICACIÓN DE LOS SERES


VIVOS.

2.- TAXONOMÍA Y NOMENCLATURA.

2.1.- Principios de clasificación y sistema linneano.


2.2.- Nomenclatura binomial.
2.3.- Estado actual de la Sistemática.

3.- LOS CINCO REINOS. RELACIONES EVOLUTIVAS.

3.1.- Los cinco reinos.


3.2.- Relaciones evolutivas.

4.- LOS VIRUS Y SU PATOLOGÍA.

4.1.- Estructura y clasificación.


4.2.- Ciclo de multiplicación vírica.
4.3.- Patología de los virus.

5.- OTRAS FORMAS ACELULARES.

5.1.- Viroides.
5.2.- Priones.
6.- CONCLUSIÓN.

APÉNDICE
1.- Fuentes de información filogenética.
2.- El concepto de especie.
3.- El registro fósil.
4.- Virus y cáncer.

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1.- INTRODUCCIÓN: LA CLASIFICACIÓN DE LOS SERES VIVOS.

La vida terrestre presenta un número asombroso de formas. Hasta el presente se han


definido alrededor de 3 millones de especies y la mejor estimación actual ronda los 30  – 50
millones de especies vivas, de las que hasta 30 millones podrían ser insectos. Si esta cifra es
correcta, desconocemos el 95% de las especies vivas y sólo podemos avanzar cifras muy
vacilantes sobre el número de especies fósiles (véase Lodish, H. et al. Biología celular y
molecular , 2002).

Para dar a la Biología una base científica y comprensible ha sido necesario implantar un
orden en el caos creado por semejante cantidad de formas. Esto se ha logrado tratando de
colocar las diversas formas de vida dentro de categorías, es decir, clasificándolas. La
Sistemática es
Sistemática es la ciencia que se ocupa de la clasificación de los seres vivos. Clasificar  consiste
 consiste
en colocar dentro de categorías los
categorías los objetos semejantes (en este caso, los organismos). Cada
uno de los grupos en que podemos clasificar los seres vivos recibe el nombre de categoría
taxonómica o taxón.
taxón. La Taxonomía 
Taxonomía  consiste en el análisis de las características de un
organismo con el propósito de asignarlo a un taxón. Existe, sin embargo, confusión a la hora de
deslindar ambas ciencias y los términos “sistemática” y “taxonomía” suelen utilizarse como
sinónimos (véase Sitte, P. et al. Strasburger. Tratado de Botánica, 2004).

Por tanto, organismos semejantes se colocan en el mismo grupo. Esto puede parecer
simple, pero en la práctica aparecen numerosas dificultades. En primer lugar, hay que decidir
cuáles son las similitudes relevantes. En los primeros sistemas de clasificación (hasta el siglo
XVIII) se colocaba dentro de una misma categoría a todos aquellos seres vivos que vivían en un
mismo hábitat; de esta manera, los sistemas de clasificación (llamados ahora artificiales)
artificiales) se
basaban en la presencia de órganos análogos,
análogos , esto es, órganos que tienen la misma función
como, por ejemplo, las aletas de peces, ballenas o pingüinos. Pero a medida que aumentaban
los conocimientos sobre anatomía pudo establecerse que las semejanzas exteriores o de
órganos análogos a menudo resultaban ser superficiales. A continuación se presentan los
principales hitos de este fascinante viaje sobre el conocimiento
conocimiento de los seres vivos.

2.- TAXONOMÍA Y NOMENCLATURA.

2.1.- Principios de clasificación y sistema linneano.

Fue el naturalista sueco Carolus Linneo (Systema naturae , 1735) quien pudo apreciar
los aspectos verdaderamente significativos (fundamentalmente de anatomía externa) en los
cuales difieren o se parecen unos organismos a otros y, con ello, crear el moderno sistema de
clasificación (llamado natural) basado
natural) basado en el principio de homología.
homología. Órganos homólogos son
aquéllos que presentan la misma estructura, la misma relación respecto a otros órganos y el
mismo patrón de crecimiento en sus primeras etapas, aunque desempeñen funciones totalmente
diferentes. Para Linneo, las diferencias en el funcionamiento eran triviales mientras que la
homología proporcionaba
proporcionaba una base firme para clasificar
clasificar los organismos.
organismos.

El sistema ideado por Linneo era de tipo jerárquico


tipo  jerárquico y ordenaba a los organismos en una
serie ascendente de grupos incluidos unos en otros en sucesión siempre creciente. Las
categorías principales o taxones están dotadas de rango taxonómico,
taxonómico, que indica el grado en
que contiene a otros grupos. La jerarquía de los rangos taxonómicos se ha ampliado
considerablemente desde los tiempos de Linneo y, en la actualidad, consta de siete rangos
obligados; en orden descendente:
descendente: reino,  phylum (filo), clase, orden, familia, género y especie.

2
La especie es la unidad fundamental de la clasificación. Los grupos dentro de los cuales
se ubican varias especies se denominan géneros. Géneros relacionados entre sí forman a su
vez familias. Las familias relacionadas entre sí forman los órdenes  y éstos se agrupan en
clases. Las clases semejantes configuran un  phylum  (a veces se utiliza filo y, entre los
botánicos, es frecuente utilizar división  como sinónimo) y todos los  phyla  relacionados
configuran un reino.

Ejemplo: Clasificación del hombre


Reino Animalia Orden Primates
Phylum Chordata Familia Hominidae Especie Homo sapiens
Clase Mammalia Género Homo

Todo organismo que se clasifique debe colocarse al menos en siete taxones, uno por
cada rango obligado. Pero, además de estas categorías principales, los taxónomos encuentran
conveniente establecer otras adicionales (en total hay más de 30 rangos taxonómicos
reconocidos) que construyen anteponiendo los prefijos sub-, super-, infra-, etc, a las anteriores.
Así, Homo sapiens  pertenece al subphylum Vertebrata, a la superclase Tetrapoda , a la subclase
Euteria, al suborden Simia, a la subespecie Homo sapiens sapiens , etc. Para nombrar los
taxones se utilizan una serie de terminaciones estándar, según el siguiente cuadro (véase Sitte,
P. et al. Strasburger. Tratado de Botánica, 2004):

Categoría Plantas Hongos Bacterias Animales


Subreino -bionta -bionta
División -phyta -mycota
Subdivisión -phytina -mycotina
Clase -phyceae/-opsida --mycetes
Subclase -phycidae/-idae -mycetidae
Orden -ales -ales -ales
Suborden -ineae
Familia -aceae -aceae -aceae -idae/-dae
Subfamilia -oidae -oidae -inae

La razón de la especial significación de la homología hay que buscarla en la teoría de la


evolución de Charles Darwin. Para él, un sistema de clasificación basado en la presencia de
órganos homólogos representa una clasificación basada en el parentesco natural: los seres
vivos que tengan en común órganos homólogos están relacionados entre sí por el hecho de
haber heredado sus órganos homólogos de un antepasado común. Es decir, la homología es
una semejanza de caracteres que resulta de una ascendencia común y la clasificación refleja el
grado de parentesco entre organismos: con base en ella puede construirse un árbol
genealógico que muestre la historia evolutiva de un grupo (su filogenia).

Por el contrario, la similitud de caracteres que no significa un origen común se denomina


semejanza no homóloga u homoplasia. Las homoplasias pueden surgir por convergencia
evolutiva de grupos no emparentados entre sí (lo que suele ser fácil de determinar mediante el
estudio detallado de su estructura) pero también por paralelismo, es decir, por el origen
independiente de un carácter semejante en líneas evolutivas estrechamente emparentadas entre
sí, lo que resulta más difícil de identificar.

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2.2.- Nomenclatura binomial.

Aunque Linneo no era evolucionista, su intuición sobre la importancia de las homologías


proporcionó un sistema de clasificación que todavía hoy se acepta. Pero, además, creó un
sistema de nomenclatura de las especies, denominado nomenclatura binomial, generalizado
en la actualidad. El problema que resolvió Linneo está en que cada idioma tiene sus propios
nombres para las especies de plantas y animales; incluso diferentes regiones del mismo país o
distintos países con el mismo idioma las nombran de manera diversa. Dado que los
conocimientos biológicos se logran independientemente de las fronteras nacionales, es
importante que los biólogos de cada país sepan con toda precisión con qué organismos han
estado trabajando sus colegas de otros países. El sistema de nomenclatura binomial de Linneo
cumple cabalmente con este cometido (véase Anguita Virella, F. Origen e historia de la Tierra ,
1988).

Cada especie tiene un nombre único que consta de dos palabras. La primera, escrita con
mayúscula, corresponde al nombre del género al que pertenece el organismo y la segunda,
siempre con minúscula, se refiere a la especie. Linneo utilizó palabras de origen latino pero al
aumentar extraordinariamente el número de especies descubiertas se han acuñado palabras
nuevas a las que se da forma latina. Se utilizan siempre las letras del alfabeto romano y no los
caracteres que se usan normalmente en otros idiomas (por ejemplo, árabes, cirílicos, chinos,
etc). La totalidad del nombre de la especie debe ir en cursiva. A veces aparece otro nombre (o su
inicial), no escrito en cursiva, detrás del nombre científico, referido al nombre (o inicial) del
taxónomo que lo acuñó por primera vez (así, Canis familiaris L.). En ocasiones, se incluye
también en el nombre científico una tercera palabra latinizada, escrita en cursiva con minúscula.
Se refiere al nombre de la subespecie, raza o variedad  y sirve para distinguir una forma
particular (a veces, local) de la especie.

Otras veces aparecen dos nombres o iniciales, el primero de los cuales va entre
paréntesis. En este caso, el epíteto específico corresponde al primer autor, pero su combinación
con el nombre genérico ha sido hecha por el segundo. Así, por ejemplo, el nombre correcto del
hongo del moteado o roña del manzano es Venturia inaequalis (Cooke) Winter, dado que fue
Cooke, en 1866, el que dio nombre específico válido ( Sphaerella inaequalis ), pero la
combinación válida con el nombre genérico ( Venturia ) corresponde a Winter, en 1875 (véase
Müller, E. y Loeffler, W. Micología , 1976).

2.3.- Estado actual de la Sistemática.

El objetivo último de la Sistemática es reconstruir el árbol filogenético completo de todos


los organismos, el árbol de la vida, que relacione entre sí a todas las especies, actuales y
extintas. Ésta es, sin embargo, una meta a largo plazo que requiere antes conocer los árboles
filogenéticos de los taxones individuales.

El método seguido para reconstruir la filogenia de un grupo fue ideado por el entomólogo
alemán Willi Hennig (Phylogenetic Systematics , 1966). Tras la observación de los caracteres
que varían entre los miembros del grupo en una primera fase del análisis, se procede a la
valoración de esos caracteres según el momento relativo de su origen y se determina cuál de las
variantes de cada carácter estaba presente en el antecesor común de todo el grupo (véase
Hickman, C. et al. Principios integrales de Zoología , 2006).

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Los estados de los caracteres ancestrales o relativamente primitivos para el taxón se
denominan plesiomórficos (o simplesiomórficos, si están compartidos por varios organismos)
y están presentes también fuera del grupo estudiado. El resto de las formas del carácter, que
sólo se dan dentro del grupo, se suponen estados derivados que han evolucionado dentro del
taxón y se denominan apomórficos (sinapomórficos si están presentes en varios miembros del
grupo).

Para determinar si el estado de un carácter es apomórfico o plesiomórfico, hay que


recurrir a la comparación de adelfotaxones (véase Sitte, P. et al. Strasburger. Tratado de
Botánica, 2004). Para ello se acude a otro grupo de organismos, denominado grupo externo,
filogenéticamente cercano pero no incluido en el grupo en estudio. Si el estado del carácter
estudiado se encuentra también en el grupo externo, puede deducirse que tal estado es
ancestral o plesiomórfico para el grupo problema. 1

Considerar apomorfo o plesiomorfo un estado del carácter es siempre relativo porque se


modifica con la extensión del grupo estudiado. Un estado plesiomórfico en un nivel taxonómico
puede ser apomórfico en un nivel superior. 2 La conclusión más importante a la que llegó Hennig
fue que, para reconocer el parentesco, sólo son adecuados los caracteres apomórficos, no los
plesiomórficos. Por ello, debe buscarse el nivel taxonómico en el que determinado estado del
carácter es una sinapomorfía; tal estado servirá para identificar ese nivel. Los organismos o
especies que comparten estados derivados de un carácter constituyen subconjuntos internos del
grupo denominados clados.3

Un clado corresponde a una unidad de ascendencia evolutiva común e incluye a todos


los descendientes de un determinado linaje ancestral. Dentro del grupo de estudio, los clados
adoptan una disposición jerárquica en la que unos están incluidos en otros. La correcta
identificación de todos los clados sucesivamente alojados unos en otros dentro del grupo de
estudio proporciona un esquema completo de las relaciones de ascendencia común en el
conjunto. Esta jerarquía de clados se representa mediante diagramas ramificados denominados
cladogramas, a los cuales suelen incorporarse los caracteres utilizados para obtener los clados.

En la figura siguiente se presenta un cladograma simple; el grupo de estudio comprende


cuatro vertebrados y se han utilizado cuatro caracteres que varían entre los vertebrados y un
grupo externo. Obsérvese que los caracteres son plesiomórficos o apomórficos según el nivel
considerado. Por ejemplo, la presencia de vértebras es ancestral para los tetrápodos pero
derivada en los vertebrados.

1
Un ejemplo puede ayudar a aclarar todo esto. Si se considera como un carácter la dentición de los
amniotas (reptiles, aves y mamíferos), la presencia/ausencia de dientes constituyen dos estados diferentes
de dicho carácter. Los dientes no existen en las aves pero están presentes en los otros grupos. Para
determinar cuál de los estados es plesiomórfico/apomórfico, se recurre a los anfibios (grupo hermano de
los amniotas) y a los peces óseos (grupo externo). Estos grupos presentan generalmente dientes; por tanto,
la presencia de dientes es una simplesiomorfía de los amniotas y su ausencia, un carácter sinapomórfico
en las aves. En definitiva, los dientes se han perdido en la línea ancestral que conduce a las aves
modernas.
2
 En el ejemplo anterior, la presencia de dientes es plesiomórfica en los amniotas pero apomórfica en los
vertebrados gnatostomados (con mandíbulas), que incluyen también a anfibios, peces óseos y peces
cartilaginosos, cuyos ancestros carecían de dientes.
3
 Por ejemplo, la ausencia de dientes y la presencia de plumas son sinapomorfías que identifican a las
aves como un clado dentro de los amniotas.

5
- Poliédricas (icosaédricas), en las que los capsómeros están ordenados formando una
cubierta poliédrica habitualmente compuesta por 20 caras triangulares (un icosaedro),
que rodea al ácido nucleico, del cual con frecuencia puede separarse como una
estructura intacta. La presentan, por ejemplo, los parvovirus, los picornavirus (como el
virus de la hepatitis A o de la polio), los herpesvirus (virus de la varicela o del herpes),
los adenovirus (figura inferior), etc.

- Complejas, típicas de bacteriófagos, compuestas por una estructura poliédrica


(denominada cabeza) conectada a una estructura helicoidal (la cola). El ácido nucleico
está situado dentro de la cabeza y la cola sirve de órgano de fijación a las células
hospedadoras. En los fagos de la serie T-par de Escherichia coli   (T2, T4, T6) la
estructura de la cola es notablemente compleja. Está constituida por una vaina
contráctil que contiene 24 anillos que forman un tubo unido a la cabeza del fago por un
delgado collar . El extremo distal del tubo va unido a una placa basal hexagonal que
tiene una espina de proteína, llamada espina de la cola, en cada uno de sus vértices.

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También van unidas a la placa basal seis fibras de la cola que son necesarias para la
adsorción del virus a la bacteria.

Los virus complejos tienen la


nucleocápsida rodeada de una envoltura
formada por una doble capa de fosfolípidos,
es decir, con estructura típica de membrana.
La mayoría de los virus animales son virus
con envoltura pero casi todos los virus
vegetales y los fagos son desnudos. Las
membranas víricas contienen proteínas
codificadas por genes víricos pero sus
fosfolípidos proceden de las membranas de
las células hospedadoras. De hecho, la
envoltura es un fragmento de la membrana
plasmática de la célula infectada. En la
figura, virus de la gripe con su envoltura.

El ácido nucleico de los virus puede ser RNA o DNA pero nunca poseen los dos. En
ellos se encuentran los genes víricos constituyendo así el genoma vírico. Por tanto, en los virus
es posible la existencia de genes de RNA. Las moléculas de ácido nucleico pueden ser lineales
o circulares y monocatenarias o bicatenarias. Así, por tanto, es posible la existencia de genes
de DNA monocatenario circular (como en el fago X174) o de RNA bicatenario circular (como en
los reovirus).

En algunos grupos de virus con RNA un mismo virión contiene varias moléculas de ácido
nucleico (varios genóforos) y cada uno de ellos codifica una o dos proteínas víricas. Los viriones
que presentan esta organización genética tan poco habitual se dice que tienen un genoma
segmentado. En algunos de los virus con RNA monocatenario, el genóforo sirve también de
mRNA vírico; en otros, es el RNA transcrito (complementario, por tanto, del RNA genómico) el
que actúa de mRNA. El RNA del virión que puede funcionar como mRNA se denomina cadena
+, en tanto que el RNA complementario para el mRNA del virión se conoce como cadena -. A
veces en el interior de la nucleocápsida se encuentran moléculas de enzimas víricas que son
necesarias para la replicación del virus: así, la transcriptasa inversa de los retrovirus.

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Los virus pueden clasificarse por el tipo de célula hospedadora en virus animales,
vegetales y bacteriófagos. Otros criterios usuales en las clasificaciones de los virus son la
naturaleza de su ácido nucleico, su tamaño, la arquitectura de su cápsida, la presencia de
envoltura, la estructura del genóforo (circular o lineal, monocatenario o bicatenario) y el lugar de
su replicación (núcleo o citoplasma). La nomenclatura binomial no se utiliza con los virus. En su
lugar, los virus se nombran bien por la enfermedad o síndrome que originan (virus de la hepatitis
B, virus del moteado pardo del tomate) o sus iniciales (VHB, VMPT), bien sencillamente con
letras y números (T2, λ, etc). Sin embargo, por analogía con los demás organismos, se les
agrupa en géneros (sufijo -virus), subfamilias ( -virinae ) y familias ( -viridae ). Por ejemplo, el virus
de la viruela pertenece al género Orthopoxvirus, a la subfamilia Chordopoxvirinae  y a la familia
Poxviridae (véase Ingraham, J.L. Introducción a la microbiología , 1998).

4.2.- Ciclo de multiplicación vírica.

Las características esenciales comunes a los ciclos de multiplicación de todos los virus
comprenden la entrada en el citoplasma de una célula hospedadora sensible, la reproducción
para producir una descendencia de viriones, la liberación de éstos al ambiente y su
supervivencia en él. Aunque existen bacterias que son parásitas intracelulares estrictas, su ciclo
vital presenta profundas diferencias con el ciclo de multiplicación vírica: los virus nunca se
reproducen por división. En lugar de ello, se multiplican mediante un proceso en el que todos los
componentes moleculares son sintetizados por separado y luego quedan ensamblados formando
viriones completos (véase Walker, T.S. Microbiología , 2000). En el ciclo de multiplicación vírica
se suele diferenciar una serie de fases:

Adsorción o fijación

El ciclo de multiplicación de los virus animales y bacterianos se inicia con una colisión
entre el virión y una célula sensible: una estructura existente sobre la superficie del virión se une
a un componente molecular específico (el receptor ) que está sobre la superficie de la célula.
Esta colisión es al azar ya que los viriones son completamente inertes fuera de las células vivas
(pueden obtenerse incluso cristalizados).

En los virus poliédricos desnudos, una de las proteínas de la cápsida es la causante de


la adsorción. Los virus con envoltura tienen glucoproteínas incrustadas en la membrana que se
adsorben a los receptores que hay en las membranas de las células hospedadoras. En el caso
de los fagos complejos, sus colas se adsorben a receptores específicos que hay en la superficie
de la célula. Precisamente la presencia de esos receptores es la que determina la susceptibilidad
de la célula para ser infectada por un virus concreto.

Penetración

Los virus vegetales penetran en sus hospedadores a través de grietas de la pared


celular, frecuentemente cuando insectos contaminados se alimentan de tejidos vegetales (no se
da, por tanto, una fijación en sentido estricto). Después de la adsorción de un virus animal o
bacteriano, su ácido nucleico, acompañado a veces por otros componentes del virión, penetra en
la célula.

La penetración tiene lugar por paso directo a través de la membrana (en virus animales
sin envoltura), por endocitosis (ingeridos en fagolisosomas, desde los cuales pasan luego al

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que las especies morfológicas existen porque los individuos pertenecientes a ellas se cruzan
entre sí y están reproductivamente aislados de otras especies, porque están expuestas a
condiciones de selección similares y porque son el resultado de un proceso de evolución
independiente y provienen de un antepasado común. El concepto de especie es, así, poco
científico ya que ningún criterio es generalmente aceptado para usar el rango de especie. Sin
embargo, independientemente de la dificultad o la imposibilidad de su definición satisfactoria, la
categoría sistemática de especie ha sido y es un punto de referencia insustituible para la
comunicación de la observación científica.

3.- El registro fósil.

Los moneras han dejado representantes fósiles desde hace más de 3.500 millones de
años (eón Arcaico) en forma de montículos denominados estromatolitos, formados por capas
de caliza, similares a otros actuales constituidos por cianobacterias. La presencia de filamentos
microscópicos en las formaciones estromatolíticas apoya la formación de estas estructuras por
cianobacterias filamentosas u otros procariotas parecidos. Hacia el final del Proterozoico (hace
aproximadamente 600 millones de años) se encuentran colonias de células iguales a las de las
cianobacterias actuales. Para el resto de grupos bacterianos, el registro fósil es fragmentario y,
dado que la variación morfológica entre bacterias es muy pequeña, existe poca información
acerca de los detalles de la evolución bacteriana.

Los primeros protoctistas aparecen en el registro fósil a partir de hace 1.400 millones de
años, en el Proterozoico, en forma de estructuras esferoidales o poliédricas de tamaños mayores
que los moneras. Hace unos 1.000 millones de años se halla la primera evidencia de meiosis en
el registro de los protoctistas. Ya en el Cámbrico  (hace unos 570 millones de años) se
desarrollan enormemente foraminíferos y radiolarios (protoctistas planctónicos de esqueleto
calcáreo); a partir del Silúrico (hace unos 430 millones de años) los dinoflagelados, y en el
Cretácico  (hace unos 135 millones de años) las diatomeas. El resto de los grupos de
protoctistas son muy escasos en el registro fósil al carecer de partes duras (esqueletos, conchas)
que favorezcan la fosilización.

Los hongos constituyen el grupo peor representado como fósil dada la carencia de
partes duras en estos organismos. Aún así, se conocen hongos fósiles desde el Precámbrico
representados por esporas o por sus fases vegetativas. Parásitos de helechos (probablemente
royas, basidiomicetes) han sido identificados en fósiles de carbón. Algunos quitridiomicetes
(hongos “inferiores”) han sido hallados en fragmentos de conchas de animales mar  inos
precámbricos.

Las plantas terrestres surgieron hace menos de 500 millones de años ( Ordovícico-
Silúrico). Los briófitos tienen un largo registro fósil desde el Devónico (hace unos 400 millones
de años) hasta la actualidad aunque carecen de tejidos duros que puedan fosilizar fácilmente. En
cambio, los helechos, licopodios y equisetos, que actualmente están representados por
pequeños arbustos, conocieron una época de esplendor al final del Paleozoico  cuando con
porte arbóreo formaron los grandes bosques del Carbonífero (entre 360 y 290 millones de años
de antigüedad).

Al final del Paleozoico (hace unos 250 millones de años) se produjo un relevo
espectacular de la flora cuyo punto más llamativo fue la aparición de la semilla, primero en los
pteridospermatófitos  (helechos fósiles como Glossopteris, del Pérmico) y posteriormente en
las gimnospermas. Este último grupo conoció su máximo esplendor en el Mesozoico (entre 250

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y 65 millones de años de antigüedad), para ser relevado al final de este período por las plantas
con flor y semillas protegidas ( angiospermatófitos), que hoy mantienen un dominio abrumador
en las plantas. El polen comienza a aparecer en el registro fósil hace unos 115 millones de años
(Cretácico inferior) y los primeros fósiles de flores, semejantes a las del magnolio, en el Albiense
(hace unos 100 millones de años).

Desde hace unos 570 millones de años (inicios del Cámbrico, lo que se conoce como “la
explosión cámbrica”) el registro fósil está lleno de animales de  phyla conocidos: braquiópodos y
artrópodos (trilobites) primero y, algunas decenas de millones de años después, crinoideos,
poríferos, anélidos, moluscos y vertebrados (desde el Ordovícico, hace 480 millones de años)
hasta completar en unos 100 millones de años la totalidad de los  phyla  existentes hoy. En
principio, todos eran marinos hasta que, al final del Devónico (hace unos 380 millones de años),
aparecen los primeros animales terrestres (insectos); los primeros anfibios aparecen ya en el
Carbonífero (previamente, en el Silúrico, habían aparecido las primeras plantas vasculares
terrestres, los psilófitos).

Así, por tanto, en el Arcaico (4600-2500 millones de años) sólo existen moneras; en el
Proterozoico (2500-570 millones de años) aparecen los protoctistas y, hacia el final de este
intervalo, los otros grupos de eucariotas. Desde el punto de vista biológico, el Arcaico es la Edad
de los procariotas; el Proterozoico, la Edad de los “experimentos multicelulares” y el
Fanerozoico (570 millones de años hasta la actualidad), la Edad de la diversificación multicelular
compleja.

4.- Virus y cáncer.

Finalmente, no pude olvidarse la relación entre los virus y el cáncer . La primera prueba
evidente de una relación causal entre virus y cáncer se obtuvo en 1911 cuando Rous demostró
que era posible transmitir de un pollo a otro un sarcoma (tumor de células conectivas); era el
virus ahora llamado virus del sarcoma de Rous, (VSR) un retrovirus. Actualmente se conocen
unas decenas de virus oncogénicos tanto en seres humanos como en animales; la mayoría de
ellos son retrovirus (como los virus HTLV I y II, relacionados con algunas leucemias humanas),
aunque también existen virus oncogénicos en cada una de las otras familias de virus con DNA
bicatenario: poxvirus, adenovirus, herpesvirus (el virus de Epstein-Barr está relacionado con el
linfoma de Burkitt) y papovavirus  (causantes de los papilomas  o verrugas; entre ellos, el
SV40, virus simio 40, es el virus DNA oncogénico más estudiado).

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En todos estos casos, el genoma del virus se integra en uno de los cromosomas de la
célula hospedadora aunque no en un sitio específico: el sitio de inserción parece decidirse al
azar. En la mayoría de los casos, la transformación de la célula en cancerosa es el resultado de
la presencia de uno o más genes víricos, denominados oncogenes. Las proteínas codificadas
por estos oncogenes suelen ser proteínas reguladoras (quinasas, factores de crecimiento,
proteínas de unión al GTP) que inducen la transformación neoplásica.

Todos los cánceres humanos poseen secuencias homólogas a los oncogenes víricos:
son oncogenes celulares. Sin embargo, lo más sorprendente es que las células normales
también poseen secuencias homólogas con parte de los oncogenes ( protooncogenes). Así, lo
más probable es que los oncogenes víricos hayan sido adquiridos originalmente de genes
celulares normales (protooncogenes) y posteriormente hayan evolucionado para convertirse en
oncogenes víricos. Hay que señalar la gran ventaja evolutiva que significa para un virus la
posesión de un oncogén: el genoma vírico se integra en el DNA hospedador y se transmite
pasivamente a la descendencia de la célula: el oncogén obliga a la célula a dividirse
repetidamente.

Otros virus oncogénicos (como el virus de Epstein-Barr) no poseen oncogenes; sin


embargo, se sabe que el virus hace que se produzcan roturas en los cromosomas de la célula
hospedadora, lo que produciría una alta frecuencia de translocaciones: en el linfoma de Burkitt,
las células malignas tienen una translocación que implica a un protooncogén.

BIBLIOGRAFÍA

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- Sitte, P. et al. “Strasburger, Tratado de Botánica”. Ed. Omega,  35ª edición. 2004.
- Stanier R. et al.:”Microbiología”. Ed. Reverté, 1991.
- Walker, T.S. “Microbiología”. Ed. McGraw -Hill Interamericana, México, 2000.
- Woese, C. R., Kandler O. et Wheelis M. L. “Towards a natural system of organisms:
Proposal of the domains Archaea, Bacteria and Eucarya ”. Proc. Natl. Acad. Sci. USA  87:
4576-4579, 1990.

29
APÉNDICE: ÁRBOL GENEALÓGICO DE LOS ORGANISMOS

Las flechas indican las fases endosimbióticas decisivas primarias y secundarias que se
produjeron en el transcurso de la filogenia y, como resultado de ellas, la adquisición de
mitocondrias y plastos.

30
ESQUEMA TEMA 32

CLASIFICACIÓN DE LOS SERES VIVOS

SISTEM TICA SISTEMAS


PRINCIPIOS
TAXONOMÍA ARTIFICIALES
ANALOGÍA
 NATURALES
HOMOLOG A
SISTEMA LINNEANO

CARACTERÍSTICAS  NOMENCLATURA INTERPRETACIÓN


BINOMIAL DARWINIANA
JER RQUICO
PARENTESCO
RANGOS OBLIGATORIOS
FILOGENIA
OTROS

SISTEMÁTICA ACTUAL
PLESIOM RFICOS
CARACTERES
APOM RFICOS

COMPARACIÓN DE ADELFOTAXONES

M TODO CLADOS CLADOGRAMAS

TAXONES MONOFIL TICOS

PARAFILÉTICOS
FUENTES
POLIFILÉTICOS
SISTEM TICA EVOLUTIVA

TEOR AS TAXONOM A FEN TICA

CLADISMO
MORFOL GICA

BIOLÓGICA
CONCEPTO DE ESPECIE
EVOLUTIVA

FILOGEN TICA

31
LOS REINOS
SISTEMAS
ANIMAL
DOS REINOS
VEGETAL MONERAS

HAECKEL PROTISTAS PROTOCTISTAS

WHITAKER CINCO REINOS HONGOS

PLANTAS
ACTUAL DOMINIOS
ANIMALES
EUCARIOTAS

ARQUEOS
REGISTRO F SIL
EUBACTERIAS
RELACIONES
EVOLUTIVAS ENDOSIMBIOSIS

VIRUS

ACELULARES
CONCEPTO
PARÁSITOS INTRACELULARES OBLIGADOS

ESTRUCTURA NUCLEOCÁPSIDA AN
TIPOS
ENVOLTURA CÁPSIDA

CLASIFICACIÓN Y NOMENCLATURA
FASES
CICLO DE MULTIPLICACIÓN
LISOGENIA

ENFERMEDADES INFECCIOSAS EJEMPLOS


PATOLOGÍA
CÁNCER ONCOGENES

VIROIDES
OTRAS FORMAS ACELULARES
PRIONES

32

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