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Batalla de Puebla

Batalla de Puebla

Segunda Intervención Francesa en México

Batalla de Puebla

Fecha 5 de mayo de 1862

Lugar Puebla, México

Resultado Victoria mexicana

Beligerantes

México Francia

Comandantes
Ignacio Zaragoza Charles Ferdinand Latrille,
conde de Lorencez

Fuerzas en combate

4700 soldados, la mayor parte de 6048 soldados, entre Infantería


ellos veteranos de la Guerra de Naval, 99° Regimiento de
Reforma, entre 100 y 300 Línea, 2º Regimiento de
milicianos y civiles armados Zuavos, Cazadores de África y
de Vincennes.

Bajas

83 muertos, 131 heridos y 12 476 muertos, 345 heridos


desaparecidos

[ocultar]

Segunda Intervención Francesa en México


(1862 a 1867)
Fortín - Las Cumbres - Atlixco - Puebla - Barranca Seca -Cerro del
Borrego - Jonuta - San Pablo del Monte -Sitio de Puebla - Tampico -
Camarón - Ciudad de México -Chiapa de Corzo - Morelia -
Guanajuato - Guadalajara -El Jahuactal - Campeche -San Juan
Bautista (Villahermosa) - Mazatlán - Acapulco -Durango -
Nanahuatipam - Majoma - Monterrey -Matamoros - Totoapan -
Colima - Jiquilpan - San Pedro -Cuauhtémoc - El Rosario - Guaymas -
Tacámbaro - Loma -Parral - Chihuahua - Álamos - Ixmiquilpan -
Bagdad -Santa Isabel - Chihuahua - Jonuta - Santa Gertrudis -
Miahuatlán - Juchitán - Carbonera - Guayabo -Toma de Guadalajara -
Villa de Álvarez - San Jacinto -Monterrey - 2 de abril - Lomas de San
Lorenzo - Querétaro -Toma de la Ciudad de México

La Batalla de Puebla fue un combate librado el 5 de mayo de 1862 en las cercanías de la ciudad
de Puebla, entre los ejércitos de la República Mexicana, bajo el mando de Ignacio Zaragoza, y
del Segundo Imperio Francés, dirigido por Charles Ferdinand Latrille, conde de Lorencez, durante
la Segunda Intervención Francesa en México, cuyo resultado fue una victoria importante para los
mexicanos ya que con unas fuerzas consideradas como inferiores lograron vencer a uno de los ejércitos
más experimentados y respetados de su época. Pese a su éxito, la batalla no impidió la invasión del
país, sólo la retrasó, sin embargo, sería la primera batalla de una guerra que eventualmente México
ganaría. Los franceses regresarían al siguiente año, con lo que se libró una segunda batalla en Puebla
en la que se enfrentaron 35 mil franceses contra 29 mil mexicanos (defensa heroica que duró 62 días), y
lograrían avanzar hasta la Ciudad de México, lo que permitió establecer el Segundo Imperio Mexicano.

Finalmente, ante la incapacidad de consolidar un imperio y después de perder 11 mil hombres debido a
la actividad guerrillera que nunca dejó de subsistir,1 los franceses se retiraron incondicionalmente del
país en 1867.

Antecedentes
En octubre de 1861, Francia, Inglaterra y España suscribieron la Convención de Londres, en la cual se
comprometieron a enviar contingentes militares a México para reclamar sus derechos como acreedores
por una deuda que ascendía a alrededor de 80 millones de pesos,2

El contingente europeo, estaba compuesto de la siguiente manera:

 España: 6000 hombres al mando del General Juan Prim

 Francia: 3000 hombres dirigidos por el Contraalmirante Jurien de la Gravière.

 Reino Unido: 700 marines bajo el comando del Comodoro Dunlop.3

Apenas se reunieron, los representantes de los tres países enviaron un ultimátum al gobierno mexicano
en el que pedían el pago de sus deudas; de lo contrario, invadirían el país. Juárez, quien gobernaba a
un país que apenas empezaba a levantarse de la postración económica, respondió con un exhorto a
lograr un arreglo amistoso, y los invitó a conferenciar. Acompañó ese mensaje con la derogación del
decreto que suspendió los pagos. Al mismo tiempo, en vista de la posibilidad real de una invasión militar
que buscara llegar hasta la Ciudad de México, ordenó el traslado de pertrechos y la fortificación
de Puebla, así como crear una unidad, a la que se designó como Ejército de Oriente, que fue puesta
bajo el mando del general José López Uraga. En vista del desempeño deficiente de este mando, fue
destituido y en su lugar se designó a Zaragoza, quien dejó el Ministerio de Guerra y se dirigió a Puebla
para organizar la oposición al avance francés con cerca de 10,000 hombres; cantidad mínima si se toma
en cuenta el vasto territorio que debía cubrirse .
Reproducción de los Tratados preliminares de la Soledad. Al calce se observan las firmas de Manuel Doblado, Juan Prim,

Dubois de Saligny y Charles (Carlos) Wyke

Los representantes aceptaron el llamado y en febrero de 1862 se reunieron con los ministros juaristas
del Exterior,Manuel Doblado, y de Guerra, Ignacio Zaragoza, en la hacienda de La Soledad, cerca de
Veracruz. Gracias a la habilidad como negociador de Doblado se firmaron los Tratados preliminares de
La Soledad, en los que se obtuvo el reconocimiento como interlocutor para el gobierno de Juárez y se
garantizó el respeto a la integridad e independencia del país. Además, se convino que las negociaciones
sobre la deuda se realizaran en Orizaba, donde se establecerían las fuerzas aliadas, además
de Córdoba yTehuacán, para evitar el rigor del clima tropical del puerto; si no se llegaba a un acuerdo,
se retirarían a la costa para así comenzar las hostilidades.

El 5 de marzo, cuando aún se realizaban las negociaciones en Orizaba, llegó a Veracruz un contingente
militar francés bajo el mando de Charles Ferdinand Latrille, conde de Lorencez, quien relevó en el
mando a Jurien de la Gravière y se dirigió a Tehuacán. También llegó el general conservador Juan
Nepomuceno Almonte, quien de inmediato se proclamó "jefe supremo de la nación" y empezó a reunir a
las tropas conservadoras, remanentes de laGuerra de Reforma, para apoyar a los franceses.

En abril de 1862 la alianza tripartita se rompió debido a que España e Inglaterra se dieron cuenta de que
Francia tenía un interés soterrado, de tipo geopolítico, bajo el reclamo económico: derrocar al gobierno
republicano de México para establecer una monarquía favorable a su política colonial, con miras a
contrarrestar el creciente poderío de Estados Unidos[cita requerida]. De las instrucciones de Napoleón III
dadas al jefe militar de la expedición, se sabe que el objetivo imperialista francés consistía en amplíar
sus dominios estableciendo un protectorado, cuya administración serviría para ampliar los mercados,
sostener las colonias en las Antillas y del sur de América y, de ese modo, garantizar el abasto de las
materias primas en Francia 4 . Los representantes español (Prim) e inglés (Charles Wyke) negociaron
con el gobierno juarista por separado y en última instancia aceptaron las propuestas de moratoria del
gobierno mexicano, y reembarcaron a sus tropas. La posición de Francia, en contraste, presentada por
el diplomático Dubois de Saligny, fue la de exigir el pago inmediato de la deuda, que incluía un cobro
exagerado por parte de la Casa Jecker por los destrozos causados durante la Guerra de Reforma, y
tener control total y absoluto de las aduanas, así como intervención directa en la política económica del
país.

A finales de abril, Lorencez desconoció los Tratados de Soledad y se puso en marcha, junto con sus
efectivos, hacia Puebla, con el fin último de conquistar la Ciudad de México. A los militares franceses los
rodeaba un aura de invencibilidad en combate dado que no habían sido derrotados desde Waterloo, casi
50 años antes, con sonadas victorias en las batallas de Solferino, Magenta y Sebastopol. Esta actitud
quedó de manifiesto en el siguiente mensaje, que Lorencez envió al conde Jacques Louis César
Alexandre Randon, ministro de Guerra francés, poco después de la Batalla de Las Cumbres: "Somos
tan superiores a los mexicanos en organización, disciplina, raza, moral y refinamiento de sensibilidades,
que le ruego anunciarle a Su Majestad Imperial, Napoleón III, que a partir de este momento y al mando
de nuestros 6,000 valientes soldados, ya soy dueño de México”. La confianza del alto mando francés no
se debía sólo a un palmarés militar impecable, sino a la fragilidad general de México y sus instituciones.
Con una economía destruida por casi 50 años de guerras civiles, con un Estado débil y una población
dividida por las pugnas entre facciones, la conquista del país parecía una empresa factible con un
contingente reducido.

Al conocer sobre el avance, Zaragoza salió de Puebla con 4,000 soldados para salir al encuentro de los
franceses, quienes ya sostenían escaramuzas con guerrilleros. El comandante mexicano había
enfrentado diversos problemas para conformar su ejército. Ante la falta de voluntarios y a que aún se
mantenían hostilidades con grupos conservadores remanentes de la Guerra de Reforma, se había
recurrido a la leva. Aunque se contaba con un cuerpo de oficiales joven pero experimentado, la mayor
parte de la tropa carecía de la disciplina mínima, y estaba mal equipada y alimentada. En los días
anteriores a la batalla, Zaragoza solicitó una y otra vez al alto mando en la Ciudad de México, el envío
urgente de recursos económicos, ya que no podía costear ni siquiera los alimentos para las tropas. Para
colmo, la explosión de un polvorín en laexcolecturía de los diezmos del poblado de San Andrés
Chalchicomula (hoy Ciudad Serdán), ocurrida el 6 de marzo, había matado a 1,322 soldados de la
Brigada de Oaxaca enviados por el general Ignacio Mejía para incorporarse al Ejército de Oriente.

El 28 de abril, el Ejército de Oriente se topó con la columna de Lorencez en un paso de montaña en


las Cumbres de Acultzingo, en el límite entre Veracruz y Puebla, lo que representó el primer encuentro
bélico formal. Zaragoza no pretendía cortarle el paso a los invasores, sino más bien foguear a sus
soldados, muchos de ellos faltos de experiencia, y al mismo tiempo causarle el máximo de pérdidas
posible al enemigo. En la llamada Batalla de Las Cumbres murieron 500 franceses, mientras las bajas
mexicanas ascendieron sólo a 50. Pese a este saldo favorable, Zaragoza aún tenía desconfianza sobre
el desempeño real de sus tropas en un combate en campo abierto. Luego de la retirada de los
mexicanos, los franceses tomaron control del paso, con lo que aíslaron al centro del país del principal
puerto en el Golfo, y tuvieron la vía franca hacia Puebla.

La batalla

Asegurado el paso de Acultzingo, el 2 de mayo de 1862 la columna principal del ejército expedicionario
francés salió de San Agustín del Palmar, en Veracruz, para cruzar laSierra Madre Oriental y dirigirse
hacia Puebla, paso obligado para llegar a la capital del país y que era además uno de los bastiones del
Partido Conservador, donde esperaban ser recibidos "con una lluvia de rosas", como le aseguró Saligny
a Napoleón III en una carta.5 El 3 de mayo por la noche, el general Zaragoza arribó a Puebla, dejando
en su retaguardia una brigada de caballería para hostigar a los invasores. Los efectivos del Ejército de
Oriente se organizaron por las calles desiertas de la ciudad, ya que la mayoría de la población era
partidaria de la invasión.6

Maqueta de la Batalla del 5 de mayo de 1862, con más de 200 esculturas entre personajes, caballos, cañones y otros. Obra

del Escultor Miguel Michel

Fuertes de la ciudad de Puebla

Zaragoza estableció su cuartel a unos cuantos metros de la línea de batalla, donde estableció el plan
para la defensa de la plaza (ver tabla superior), que consistió en concentrar los pertrechos en el sur y
oriente de la ciudad, esperando evitar que los franceses alcanzaran al área urbana de Puebla.

El 4 de mayo, los exploradores mexicanos volvieron con noticias de que una columna de conservadores
a caballo, al mando de Leonardo Márquez y José María Cobos, marchaba por la zona de Atlixco para
unirse con las fuerzas de Lorencez en el ataque a Puebla. Zaragoza envió una brigada de 2,000
hombres bajo el mando de Tomás O'Horán y Antonio Carbajal, con el fin de detenerlo, lo cual lograron.
Aunque sus fuerzas habían disminuido, los mexicanos se prepararon para la defensa de Puebla.
Contaban con dos baterías de artillería de batalla y dos de montaña, cubriendo los fuertes con 1,200
hombres y formando a otros 3,500 en cuatro columnas de infantería con una batería de batalla y una
brigada de caballería por el lado del camino a Amozoc.
El ala derecha mexicana la cubrían las tropas de Oaxaca dirigidas por Porfirio Díaz. El centro de la línea
lo ocuparonFelipe Berriózabal y Francisco Lamadrid con las tropas del Estado de México y San Luis
Potosí. La izquierda se apoyó en el cerro de Acueyametepec ubicado en el norte de la ciudad y en cuya
cumbre se ubicaban los Fuertes de Loreto y Guadalupe, con el general Miguel Negrete a la cabeza de la
Segunda División de Infantería. La artillería sobrante la colocaron en los fortines y reductos dentro de
Puebla, quedando al mando del general Santiago Tapia.

A las 9:15 de la mañana del 5 de mayo, los franceses aparecieron en el horizonte, avanzando desde la
cercana Hacienda de Rementería, cruzando fuego con las guerrillas de caballería que se batían en
retirada y que no se replegaron hasta que las líneas francesas estuvieron formadas y listas para
avanzar. La batalla se inició en forma a las 11:15 de la mañana, anunciándose con un cañonazo desde
el Fuerte de Guadalupe y acompañado por los repiques de las campanas de la ciudad. En ese momento
se dio una maniobra sorpresiva: la columna francesa, que venía avanzando en orden de oriente a
poniente, se dividió en dos: la primera, compuesta por aproximadamente 4,000 hombres y protegida con
su artillería, dio un violento viraje hacia la derecha y se dirigió hacia los fuertes; mientras que la segunda
columna, compuesta por el resto de la infantería, quedó como reserva.

Los conservadores Almonte y Antonio de Haro y Tamariz, que acompañaban a los franceses, habían
sugerido que el ataque se dirigiera a las inmediaciones del ex Convento del Carmen, en el sur de la
ciudad, tomando como antecedente lo que sucedió en el sitio durante la Guerra con Estados Unidos.
Lorencez, confiado en la superioridad de sus tropas, así como en el auxilio que esperaba del
contingente de Márquez, desoyó el consejo y decidió concentrar el ataque en los fuertes, donde los
mexicanos contaban con la ventaja. Zaragoza advirtió la maniobra y rápidamente replanteó su plan de
batalla, movilizando las tropas hacia las faldas del cerro. El 6o. Batallón de la Guardia Nacional del
Estado de Puebla,7 bajo el mando del entonces coronel Juan Nepomuceno Méndez, fue el primer
cuerpo del Ejército de Oriente en hacer frente a los franceses, al ubicarse en la línea comprendida entre
los fuertes, y rechazar su ataque.8 Zaragoza hizo avanzar a las fuerzas de Berriozábal a paso veloz
entre las rocas, situándolas entre la hondonada que separa a Loreto y Guadalupe. Mientras, el general
Antonio Álvarez con su brigada protegió el flanco izquierdo de los reductos.

La línea de batalla mexicana formó un ángulo que se extendió desde Guadalupe hasta un sitio conocido
como Plaza de Román, frente a las posiciones enemigas. Zaragoza dispuso que el general Lamadrid
defendiera con las tropas potosinas y dos piezas de artillería el camino que conectaba a la ciudad con la
garita de Amozoc. La derecha de la línea de batalla mexicana la cerró Porfirio Díaz con la División de
Oaxaca, auxiliado por los escuadrones de Lanceros de Toluca y Oaxaca.

Los franceses continuaron su avance, colocando sus baterías frente a Guadalupe, al tiempo que
devolvían el fuego mexicano proveniente de esa posición.
En ese momento los zuavos, el regimiento de élite de la infantería francesa, iniciaron su ascenso por el
cerro hacia Guadalupe, perdiéndose de la vista de los fusileros mexicanos. De repente, aparecieron
disparando frente a la fortificación. Sin embargo, el fuego lanzado por los mexicanos los detuvo en seco.
En ese instante, los soldados de Berriozábal los recibieron con sus bayonetas, por lo que tuvieron que
retirarse en buen orden hasta ponerse fuera de tiro. Se repusieron rápidamente y se lanzaron de nuevo
intentando tomar el fuerte.

Los franceses, apoyados por el 1er. y 2o. Regimientos de Infantería de Marina, se abalanzaron sobre el
resto de la línea mexicana, siendo recibidos con la bayoneta. La columna francesa fue rechazada en
Guadalupe y Loreto, siendo igualmente repelidos los ataques de otras columnas francesas desplegadas.
En ese momento, el coronel mexicano José Rojo avisó a Antonio Álvarez que era tiempo de que la
caballería mexicana entrara en acción para alcanzar una victoria completa. Ordenó a los Carabineros de
Pachuca cargar sobre los restos de la columna, disparando sus carabinas y lanzando mandobles de
sable sobre los franceses, siendo totalmente rechazados.

A las dos y media de la tarde, cuando se empezaba a perfilar una victoria para los mexicanos, Lorencez
se dispuso a lanzar el último asalto, dirigiendo a los Cazadores de Vincennes y el Regimiento de Zuavos
hacia Guadalupe, mientras ponía en marcha una segunda columna de ataque compuesta de los restos
de los cuerpos de batalla —excepto el 99 de Línea, el cuál quedó de reserva en el campamento
francés—, para atacar por la derecha de la línea de batalla mexicana.

Ante esta situación, salieron a su encuentro los Zapadores de San Luis Potosí, al mando del general
Lamadrid, librándose un terrible combate a la bayoneta. Una casa situada en la falda del cerro fue el
objetivo. Los franceses la tomaron y se guarecieron en ella, siendo desalojados por los zapadores; la
recobraron y de nuevo fueron expulsados por las tropas de Lamadrid. Un cabo mexicano de apellido
Palomino se mezcló entre los zuavos y se batió con ellos cuerpo a cuerpo, posesionándose de su
estandarte como botín de guerra al caer muerto el portador del mismo. Este momento significó un golpe
anímico a favor de los defensores.

Ya entrada la tarde cayó un aguacero sobre el campo, lo cual dificultó el avance a las tropas francesas.
Zaragoza dispuso que el Batallón Reforma de San Luis Potosí saliera en auxilio de los fuertes. En
Loreto había un cañón de 68 libras que causaba enormes estragos en la filas francesas. Los zuavos
hicieron una carga de infantería desesperada para apoderarse de esa pieza. El artillero mexicano,
sorprendido por la rapidez de los franceses, tenía en sus manos la bala de cañón que no alcanzó a
colocar en la boca de fuego. Un zuavo apareció frente a él y tras éste el resto del cuerpo que, una vez
apoderados de ese fortín, levantarían la moral francesa y podría perderse la victoria conseguida. El
artillero arrojó la bala al soldado francés, que herido mortalmente por el golpe en la cabeza rodó al foso
del parapeto. Luego de que este asalto fue rechazado, los franceses retrocedieron siendo perseguidos
por el Batallón Reforma.

Mientras, cuando la segunda columna llegó al Fuerte de Guadalupe protegida por una línea de tiradores,
Porfirio Díaz acudió en auxilio de los Rifleros de San Luis Potosí, que estaban a punto de ser rodeados.
Movió en columna al Batallón Guerrero, a las órdenes del coronel Jiménez, y le ganó el terreno a los
franceses. Para apoyar envió al resto de las tropas de Oaxaca, con los coroneles Espinoza y Loaeza a
la cabeza, con lo que se logró expulsar al enemigo de las cercanías. El éxito alentó a Díaz, que destacó
al Batallón Morelos con dos piezas de artillería a la izquierda, mientras por la derecha los Rifleros de
San Luis Potosí se reponían de la pelea, antecedidos por una carga de los Lanceros de Oaxaca,
trabándose un combate cuerpo a cuerpo que hizo retroceder a los atacantes.

En aquel momento, luego de ser repelidos por última vez, las efectivos franceses empezaron a huir,
completamente dispersados. Se replegaron a la hacienda Los Álamos, para finalmente retirarse hacia
Amozoc.

Consecuencias

Mientras se libraba la batalla, en el Palacio Nacional y en la Ciudad de México en general se vivía un


ambiente de tensa espera. Lo último que se sabía de Puebla era el telegrama enviado por Zaragoza
hacia las 12:30 del día, en el que avisaba que el fuego de artillería de ambos lados había iniciado.
Luego, silencio. Ante la incertidumbre, el gobierno había hecho salir precipitadamente al
general Florencio Antillón al mando de los Batallones de Guanajuato, quedando como guardianes de la
capital sólo 2,000 hombres del Regimiento de Coraceros Capitalinos y algunos centenares de milicianos
pobremente armados. Si las tropas guanajuatenses se perdían, la capital quedaría desprotegida.

A las 4:15 de la tarde finalmente se recibieron noticias:

... Sobre el campo a las dos y media.— Dos horas y media nos hemos batido. El enemigo ha arrojado multitud
de granadas.— Sus columnas sobre el cerro de Loreto y Guadalupe han sido rechazadas y seguramente

atacó con cuatro mil hombres. Todo su impulso fue sobre el cerro.— En este momento se retiran las columnas
y nuestras fuerzas avanzan sobre ellas. Comienza un fuerte aguacero.— I. Zaragoza9

Zaragoza envió más tarde otro telegrama en el que dijo que los franceses habían iniciado la retirada
hacia Amozoc, pero sin mencionar el resultado final de la batalla. Finalmente, a las 5:49 de la tarde se
recibió otro parte, dirigido al ministro de Guerra, que causó júbilo (y un gran alivio) en Palacio Nacional:

... Las armas del Supremo Gobierno se han cubierto de gloria: el enemigo ha hecho esfuerzos supremos por

apoderarse del Cerro de Guadalupe, que atacó por el oriente de izquierda y derecha durante tres horas: fue
rechazado tres veces en completa dispersión y en estos momentos está formado en batalla, fuerte de más de

4,000 hombres, frente al cerro de Guadalupe, fuera de tiro. No lo bato, como desearía, porque el Gobierno
sabe (que) no tengo para ello fuerza bastante. Calculo la pérdida del enemigo, que llegó hasta los fosos de

Guadalupe en su ataque, en 600 o 700 entre muertos y heridos; 400 habremos tenido nosotros. Sírvase vd.
dar cuenta de este parte al C. Presidente.— I. Zaragoza10

El saldo final de la batalla fue de 476 muertos y 345 heridos del lado francés, así como 83 muertos,
cerca de 250 heridos y 12 desaparecidos para el Ejército de Oriente. A las 7 de la noche del día 6 de
mayo arribaron a Puebla el general Antillón y sus tropas; Zaragoza esperaba un nuevo ataque de
Lorencez, pero éste, el día 8 de mayo, dispuso la retirada hasta San Agustín del Palmar, siendo
"saludado" por la artillería republicana y la Banda de Guerra de los Carabineros, quienes tocaron
"Escape".

El 5 de septiembre de 1862, todavía acuartelado en Puebla, el general Zaragoza contrajo fiebre tifoidea
y falleció tres días después.11 Lo sustituyó en el mando del Ejército de Oriente el general Jesús
González Ortega, quien se encargaría de la defensa de la ciudad ya que se esperaba el regreso de los
franceses, reagrupados y con refuerzos, lo cual sucedió en marzo del siguiente año. Los historiadores
concuerdan en señalar el talento de Zaragoza como organizador y motivador de sus tropas. Antes de la
batalla, las arengó diciéndoles que si bien los franceses eran considerados "los primeros soldados del
mundo", ellos eran "los primeros hijos de México", lo cual tuvo tal efecto en la moral de sus soldados
que su determinación por defender la plaza ante los invasores compensó sus carencias materiales y de
disciplina. Además, no temió tomar decisiones arriesgadas, como prescindir de los 2,000 efectivos que
O'Horan se llevó para batir a Leonardo Márquez, y en el curso de la batalla actuó con serenidad y
efectividad. Se le considera héroe nacional y en su honor, tiempo después, Juárez renombró a la ciudad
como Heroica Puebla de Zaragoza.

Cabe atribuir parte de la responsabilidad en el resultado de la batalla a Lorencez, por decidir lanzarse en
primer lugar contra Loreto y Guadalupe en lugar de ir sobre la ciudad. Esta acción no carece de sentido
si se toma en cuenta que el general francés se encontraba confiado en la victoria por lo que había
sucedido en las Cumbres, además de que bajo la lógica militar de su tiempo, primero había que atacar
al enemigo en sus posiciones más fuertes. En todo caso, ensoberbecido por la superioridad per se de
los franceses, no contó con la férrea resistencia mexicana y cometió yerros garrafales: así, por ejemplo,
fue famosa su orden de colocar sus cañones en batería a dos kilómetros y medio de las fortificaciones
poblanas, lo cual fue calificado por el propio Napoleón III como un disparate12 ya que las balas llegaban
a sus blancos, pero sin fuerza. El conde fue repatriado y lo sustituyó Frédéric Forey en el mando de las
tropas expedicionarias.

Condecoraciones

Decreto Presidencial de Condecoración


El 21 de mayo de 1862 el presidente Juárez publicó el decreto de condecoración a los vencedores de
las batallas del 28 de abrilen las Cumbres de Acultzingo y del 5 de mayo en Puebla, y ambas se
consideraron victorias ante el ejército expedicionario francés.

El 30 de mayo se entregaron a los miembros del Ejército de Oriente los "diplomas de Concurrencia" a
las mismas batallas, según lo estipulado en el artículo cuarto del mencionado decreto.

El 29 de noviembre Juárez viajó, acompañado por sus ministros de Guerra, Miguel Blanco Múzquiz, y de
Relaciones Exteriores y Gobernación, Juan Antonio de la Fuente, a Puebla para una serie de
ceremonias y reconocimientos a los defensores de la ciudad. Se reunió con González Ortega, y
finalmente, el 4 de diciembre, en medio de una gran ceremonia en el Fuerte de Guadalupe, hizo entrega
formal de las medallas a los vencedores de las batallas del 28 de abril y del 5 de mayo de ese año, y
partió al día siguiente a la Ciudad de México. Asimismo, el 2 de marzo de 1863, en vísperas del inicio
del Sitio de Puebla, se llevó a cabo una segunda ceremonia en Guadalupe, en la que entregó más
medallas.

Significado

Con excepción del Grito de Dolores, la conmemoración de la Batalla de Puebla es la fecha más
significativa del calendario cívico mexicano, al tratarse de una de las escasas victorias ante un ejército
extranjero invasor. Simbólicamente, representa la consecución de una gran empresa por parte de los
mexicanos, que puede conseguirse si se olvidan las divisiones y se sobreponen éstas a las carencias,
como lo demuestra el hecho de que se consiguió la victoria, con valor y dedicación, pese a que se tenía
todo en contra: inferioridad numérica y material, la moral disminuida por la tragedia de Chalchicomula, y
la simpatía de algunos sectores de las élites y de la clase política hacia los invasores. A cambio, los
republicanos respondieron con celeridad a las situaciones que la batalla iba planteando (movilizaron el
grueso de sus efectivos del casco urbano de Puebla hacia los fuertes) y supieron sacar ventaja de los
errores de los franceses. Semanas antes de la batalla, Juárez había declarado pena de muerte para los
mexicanos que apoyaran a los invasores, pero también una amnistía a sus enemigos en la guerra de
Reforma si se unían a él para defender al país de la invasión. El caso más célebre es el del general
conservador Miguel Negrete, quien se puso a disposición de Zaragoza con la siguiente frase: "Yo tengo
patria antes que partido."

El 5 de mayo es una fecha entrañable para los mexicanos; se celebra en las principales ciudades del
país con desfiles y verbenas. Ese día se le toma protesta en todo el país a los jóvenes que cumplen
el Servicio Militar Nacional.

Sin embargo, el recuerdo de la batalla no se agota en el protocolo. En algunos lugares del país se
realizan fiestas populares en las que se recrea la batalla misma o algunos de sus aspectos, como en el
caso del Peñón de los Baños, en la Ciudad de México, o en Huejotzingo, en Puebla; sitios en donde se
da una peculiar fusión de elementos de carnaval con la fiesta cívica. Incluso en una celebración
plenamente religiosa como son las Morismas de Bracho, en Zacatecas, que se hacen tradicionalmente
el último fin de semana del mes de agosto, donde miles de personas representan combates
entre moros y cristianos, aparecen participantes con uniformes tomados de la batalla de Puebla; por
ejemplo, el contingente de los moros adoptó el uniforme de los zuavos franceses; asimismo, el ejército
cristiano adoptó el uniforme del regimiento de zapadores, y las bandas de guerra cristianas llevan el
uniforme mexicano utilizado el 5 de mayo. Ambas tropas simulan combates al son de marchas
francesas.

En los Estados Unidos, el 5 de mayo es el "Día de la Herencia Latina", en la que se celebra la


inmigración procedente de México. Ello ha dado pie a que se piense, erróneamente, que el aniversario
de la batalla es el día de la Independencia de México.

Niños Héroes
Diseño básico del anverso de la medalla entregada a los combatientes mexicanos que participaron los días 12 y 13 de

septiembre de 1847 en la Batalla de Chapultepec durante laGuerra mexicana-estadounidense y que se puede apreciar en

los retratos oficiales de los Niños Héroes.

Se conocen como Niños Héroes a un grupo de cadetes mexicanos que murieron en la Batalla de
Chapultepec los días 12 y 13 de septiembre de 1847 durante la Guerra México-Estados Unidos. De este
grupo, la historia oficial posterior (con mayor notoriedad en 19471 ) deformó en distintas etapas con
fines nacionalistas los hechos,1 para destacar sólo cinco eran estudiantes y uno era recién graduado
del Colegio Militar.

Historia

Como parte del plan expansionista de los EE.UU., éstos fomentaron la inmigración de colonos europeos
en tierras mexicanas, el caso de Texas. Luego de ser solicitada la entrada a la Federación
Estadounidense del estado de Texas por parte de los colonos y emigrantes ilegales anglosajones que la
habían separado de la República Centralista Mexicana en 1837, bajo el pretexto de solicitar su
separación del estado de Coahuila y constitución como un estado federado y por ende de la restitución
de la Constitución Federal Mexicana de 1824 y que para el momento se había proclamado como
la República de Texas. El gobierno mexicano rompió relaciones con los EE. UU. al declararse su ingreso
a la Federación Estadounidense.

Es entonces que el gobierno de los EE. UU. manda tropas a la zona norte del Río Bravo para asegurar
la franja de territorio que estaba en disputa entre el estado de Texas y el gobierno mexicano, ya que
este último sólo reconocía como frontera el río Nueces ubicado más al norte. Estas tropas crearon una
serie de fuertes en la zona, es en esta zona donde se dieron varios encuentros con patrullas del ejército
del Norte del ejército nacional mexicano.

Es así como el gobierno estadounidense renueva sus solicitudes al gobierno mexicano para pactar la
venta de los territorios del norte de México, pero al recibir las negativas de este, empieza una serie de
preparaciones gubernamentales y privadas como fueron la toma de San Francisco en 1845 y la
inmigración ilegal de miembros de la Iglesia Mormona al Lago Salado que pertenecía al territorio
mexicano de Nuevo México en 1846 y que posteriormente se convirtió en el territorio de Utah.
Obelisco conmemorativo de los cadetes y personal del Colegio Militar que participaron en la Batalla de Chapultepec.

Declarada la guerra por parte de EE. UU. el 25 de julio de 1846, luego del Sitio de la Fortaleza Texas al
norte del Río Bravo, y por parte de México el día 23 de mayo de 1846. Se iniciaron una serie de
expediciones por parte del ejército regular de los EE. UU. en los territorios del norte para apoyar las
insurrecciones que emigrantes ilegales anglosajones realizaron en varios de los pueblos mexicanos
de California y Nuevo México declarando el territorio como repúblicas independientes pero su inmediata
anexión a losEE. UU., estas expediciones por el número bajo y su poca preparación de las fuerzas
mexicanas fueron exitosas, pero para poder asegurar la posesión de esos territorios debieron empezar
con expediciones sobre las ciudades de Monterrey y la Ciudad de México, para evitar el envío de
fuerzas regulares al norte, es en este momento que el Éjercito de los EE. UU. bajo el mando deWinfield
Scott toma el puerto de Veracruz y sigue por lo que llamaron la Ruta de Cortes, es así como el Ejército
Nacional fortifica el Peñón de los Baños, ya que para la fecha era la entrada natural al oriente de la
ciudad entre los lagos de Texcoco y Xochimilco, pero el Ejército Estadounidense toma el camino más
largo rodeando por el sur la sierra de Santa Catarina; es en éste que se dan la Batalla de Churubusco y
la Batalla de Padierna.

Considerando que en esa época la Ciudad de México estaba fortificada por una serie canales y puertas
que servían como aduana de la ciudad, la entrada más adecuada era por Chapultepec ya que el terreno
estaba para la época seco, al contrario de norte, oriente y sur donde aún había lagos y zonas
pantanosas, por lo que mandó fortificar el cerro de Chapultepec que para la época servía como almacén
de pólvora y Colegio Militar, la fábrica de pólvora de Santa Fe fue mandada desalojar para evitar un
ataque a la misma aunque luego fue destruida por las fuerzas estadounidenses.

Como las instalaciones del Colegio servirían de cuartel general, se mandó desalojar a los cadetes que
en sus diferentes grupos tenían edades comprendidas entre los 13 y 19 años aproximadamente;
muchos obedecieron, otros fueron llevados por sus familias y sólo 46 cadetes solicitaron quedarse para
defender su plantel, a este grupo se unieron varios cadetes recientemente graduados, los cuales aún no
recibían una asignación en el Ejército Nacional, además de 19 miembros de la administración del plantel
desde el director, instructores, maestros y el despensero del plantel militar.

En septiembre de 1847 varios grupos del ejército del Norte que se había retirado bajo las órdenes
de Antonio López de Santa Anna se fortificaron en los alrededores del bosque y el cerro de
Chapultepec, el ejército estadounidense mientras tanto tomó al palacio del Ex Arzobispado
en Tacubaya como base de operaciones y llevó a cabo parte del proceso marcial contra los integrantes
del Batallón de San Patricio, avanzaron y tomaron la casamata ubicada al poniente del bosque el día 11,
el día 12 bombardearon elCastillo de Chapultepec y otras posiciones en el Bosque y el día 13 se dio el
asalto por la infantería estadounidense del castillo por el sur y el poniente del cerro, al cual tomaron por
la tarde avanzando hasta la Garita de Belén, donde fueron detenidos por las fuerzas mexicanas que se
habían replegado a la Ciudadela para preparar la defensa de la ciudad, pero en la noche recibieron la
orden de abandonar la ciudad por parte de Antonio López de Santa Anna quien no había participado en
la batalla.

Es hasta el día 15 cuando ya tomada de forma pacífica la Ciudad de México que el ejército
estadounidense empieza a buscar a los heridos tirados en el campo de batalla, reúne los cuerpos de
sus muertos, y permite lo mismo a civiles y prisioneros de guerra mexicanos quienes usan las trincheras
como tumbas comunes ya que muchos de los combatientes estaban lejos de su lugar de origen, en el
caso de los EE. UU. entierra a sus muertos en un terreno ubicado en las esquinas de Circuito
Interior y Calzada de Tacuba, que es declarado como un parque memorial por el gobierno
estadounidense y hoy en día forma parte de la embajada de los EE. UU. por lo jurídicamente es suelo
estadounidense. Los mexicanos por su parte entierran en varios lugares a los muertos. 2

Lista de cadetes y oficiales heridos y prisioneros


Prisioneros de la 1ª Compañía
Capitán Domingo Alvarado; tenientes José Espinosa, Agustín de la Peza; cabo José T. de Cuéllar;
tambor Simón Álvarez; cadetes Francisco Molina, Mariano Covarrubias, Bartolomé Díaz León, Ignacio
Molina, Antonio Sierra, Justino García, Lorenzo Pérez Castro, Agustín Camarena, Ignacio Ortiz, Manuel
Ramírez Arellano, Carlos Bejarano, Isidro Hernández, Esteban Zamora, Enrique Cruz, Ignacio Burgoa
Lagos3 y Ramón Rodríguez Arangoity.

Prisioneros de la 2ª Compañía
Teniente Joaquín Argaez; sargento 2º Teófilo Noris; corneta Antonio Rodríguez; cadetes alumnos
Joaquín Moreno, Pablo Banuet, Ignacio Valle, Francisco Leso, Antonio Sola, Sebastián Trejo, Luis
Delgado, Ruperto Pérez de León, Cástulo García, Feliciano Contreras, Francisco Morelos, Miguel
Miramón, Gabino Montesdedca, Luciano Becerra, Adolfo Unda, Manuel Díaz, Francisco Morel, Vicente
Herrera, Onofre Capelo, Magdaleno Yta y Emilio Laurent.[cita requerida]

Prisioneros de la plana mayor


General coronel y director del Colegio Mariano Monterde; capitán profesor Francisco Jiménez; tenientes
Manuel Alemán, Agustín Díaz, Luis Díaz, Fernando Poucel; subteniente Ygnacio de la Peza, Amado
Camacho, Luis G. Banuet, Miguel Pouncel; despensero Eusebio Llantadas.4

Heridos
Cadetes alumnos, Andrés Mellado, Hilario Péres de León, Luis Fernando Amezcua Lizarraga, José Alí
Osuna Ramírez y Agustín Romero. Adicionalmente en los días previos durante la batalla de Molino del
Rey el cadete alumno Alejandro Algándar del 3er Ligero había sido herido.5

Cadetes Muertos
Aunque hubo solo 5 cadetes muertos, además de otros heridos y prisioneros, se reconoció a 6 ya que
el teniente Agustín Melgar al momento de la batalla su graduación era reciente y aun no tenía plaza
asignada en el ejército nacional.

Por lo que la lista está integrada por Agustín Melgar, Fernando Montes de Oca, Francisco
Márquez, Juan de la Barrera, Juan Escutia y Vicente Suárez.
Su muerte

Cadete Francisco Márquez Paniagua.

 El cadete Fernando Montes de Oca (edad al morir 18 años con 4 meses).

Murió en el marco de una puerta que defendía, en la cual cayó cuando un soldado estadounidense logró
pasar por una ventana y matarle por la espalda.6 7

 El cadete Francisco Márquez (edad al morir casi 14 años).

Murió en el castillo cuando un grupo de soldados se le acercó conminándolo a rendirse pero él disparó a
uno matándolo, para luego ser muerto por los tiros de otros.6 7

 El cadete Teniente del Cuerpo de Ingenieros Juan de la Barrera (edad al morir 19 años con 3
meses).

Murió en la defensa del hornabeque ubicado al sur del cerro, en donde luego fueron encontrados seis
cadáveres que fueron identificados como los niños héroes.6 7

 Juan Escutia (edad al morir 20 años y medio).

Según el historiador José Manuel Villalpando no era cadete, como se ha demostrado en un estudio
reciente, sino que seguramente era un soldado del batallón de San Blas. Su verdadero nombre era Juan
Bautista Pascacio Escutia Martínez8 Murió en la ladera poniente del cerro, ubicado como tirador en lo
alto del acantilado fue herido por una bala y cayó por este, quedando muerto sobre una roca, a la cual le
fue colocada en 1970 una placa conmemorativa.6 7

 El cadete Vicente Suárez (edad al morir 14 años con 5 meses).

Murió en su puesto de centinela en la escalera de honor peleando a bayoneta contra los


estadounidenses.6 7

 El ex cadete y Teniente Agustín Melgar (edad al morir casi 18).

Murió al día siguiente, este se había parapetado detrás de unos colchones en el dormitorio del colegio
donde acabado su parque dispuso su bayoneta en el fusil y se lanzó a la lucha cuerpo a cuerpo de
donde resultó herido de varios disparos y bayonetas.6 7

Oficialización del recuerdo

En 1878 un grupo de los cadetes sobrevivientes de 1847, que habían fundado la Asociación del Colegio
Militar en 1871, promovieron ante el gobierno de los generalesPorfirio Díaz y Manuel González la
celebración de una ceremonia para recordar a los cadetes heridos y prisioneros en la batalla de
Chapultepec, lo que lograron en los años de 1880 y 1881, además construyeron un monumento en
forma de obelisco en 1884 bajo la dirección del Arq.Don Ramón Rodríguez Arangoity que era a su vez
un ex alumno en 1847, este monumento se situó en el poniente del cerro al sur de la puerta principal del
colegio y sobre una de las trincheras que había servido de fosa común para los soldados mexicanos. 9

Los mitos de los Niños Héroes

El mito más extendido es el considerarlos niños ya que la mayoría estaba en lo que modernamente
consideramos adolescencia y temprana adultez, además de que para la época no era infrecuente que a
los 15 años los varones se casaran y formaran una familia propia.
Monumento a los Niños Héroes en Jalisco.

El segundo es el mito del suicidio del cadete Juan de la Barrera o Juan Escutia, según sea la fuente que
se consulte aunque es más popular el segundo y que en parte da pie para no creerse verídico el relato,
que envuelto en la bandera nacional que ondeaba en lo alto del Colegio Militar para evitar que cayera en
manos de los estadounidenses; la verdad es que esa bandera fue tomada y al parecer es aún un trofeo
de guerra que se encuentra en la Academia Militar de West Point en losEE. UU., aunque en 1952, con
motivo de la inauguración del Altar a la Patria, fueron devueltas a México varias banderas mexicanas
tomadas durante la guerra de 1847 y en especial el día 13 de septiembre.10

Aunque en la Batalla del Molino del Rey el 8 de septiembre el capitán del arma de artillería Margarito
Zuazo fue llevado herido por soldados estadounidenses a una caballeriza donde encontró bajo unos
petates escondida la bandera de su regimiento, la cual sacó de su asta y envolvió bajo su casaca,
donde la mantuvo hasta que fue evacuado rumbo a su casa para curarle sus heridas, en el camino se
encontró con un superior al que entregó la bandera, misma que estuvo en la casa del Jefe de División
Luis Salcedo; el capitán murió a los seis días por sus heridas.11 12 Al parecer la historia del suicidio nació
durante la ceremonia de conmemoración de 1878 cuando Manuel Raz Guzmán en un poema épico en
la conmemoración de la Batalla del Molino del Rey, narro en forma poética como Agustín Melgar ( y
no Juan Escutia o Juan de la Barrera).13

…pero tú, Melgar … rodeado de enemigos les disparas tu arma, y no teniendo esperanza, antes que rendirte

te envuelves en el pabellón nacional y presentas tu pecho juvenil a las balas del invasor …

Nunca mencionando que se había arrojado y menos que lo hubiera hecho envuelto en la bandera, fue
una forma de decir que estaba abrigado y abrigando a la nación, la forma fue gratamente recibida por el
público y se fue desarrollando hasta quedar casi como la realidad del hecho, sobre todo por el trabajo de
José Peón y Contreras.14

Elementos conmemorativos
Altar a la Patria
Placa y lugar donde fueron hallados los restos de seis combatientes Mexicanos enChapultepec en 1947.

Altar a la Patria, diseñado por el arquitecto Enrique Aragón y esculpido por Ernesto Tamariz. A veces confundido como el

monumento a los Niños Héroes en el Bosque de Chapultepec.

En 1947 en la ladera del costado sur del cerro de Chapultepec se ubicó una fosa común donde se
hallaron seis cuerpos los cuales fueron oficialmente identificados como los pertenecientes a los seis
cadetes muertos en 1847, los cuerpos fueron exhumados y colocados en urnas, el día 13 de septiembre
del mismo año se coloco una placa en el sitio.15

Luego el 27 de septiembre de 1952, luego de varias ceremonias públicas, como guardias de honor en
la Plaza de la Constitución por parte de cinco cadetes y un oficial de varias de las academias militares
de América,15 fue inaugurado un monumento planeado por el Arq. Enrique Aragón Echegaray, este de
forma semicircular con seis columnas y emplazado en lo que sería la terminación del antiguo Paseo del
Emperador (Hoy Paseo de la Reforma), le fueron colocadas en sus seis columnas las urnas con los
restos de un individuo en un nicho construido al efecto en cada columna, además al centro y bajo la
estatua principal se ubicaron los restos del Cnel. Felipe Santiago Xicoténcatl.16 17

Este monumento esta dedicado a los combatientes contra la invasión estadounidense de 1846 a 1847
con la frase:

“A los Defensores de la Patria 1846-1847”

Con el nombre oficial de “Altar a la Patria” se conoce mejor por el popular nombre de “Monumento a los
Niños Héroes” y es muy común encontrar en textos oficiales esta equivocación. Por otra parte existe una
gran controversia sobre la autenticidad de los restos, ya que al parecer no se llevó a cabo una
identificación basada en la ciencia forense o antropológica.7

Moneda de 50 pesos
En los años de 1994 y 1995 se acuño una moneda de 50 nuevos pesos mexicanos con el centro de
plata, dado su contenido en plata, tenían un valor superior a su nominación original. La moneda de 50
nuevos pesos tenía en el anverso a los Niños Héroes: Juan Escutia, Agustín Melgar, Juan de la Barrera,
Vicente Suárez, Francisco Márquez y Fernando Montes de Oca.18

Visita y desagrado en 1947


En 1947 la ciudad de México recibió la primera visita oficial del entonces presidente de los Estados
Unidos Harry S. Truman, el cual rindió honores a los caídos en la batalla de Chapultepec; colocó una
corona floral al pie del obelisco, lo que disgustó a varios miembros del ejército y a muchos civiles, por lo
que por la noche un par de cadetes delColegio Militar llegaron a caballo y a galope retiraron la ofrenda y
la arrojaron a un basurero cercano.19

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