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Batalla de Puebla

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Batalla de Puebla

Segunda Intervención Francesa en México


Parte de Segunda intervención francesa en México

Batalla de Puebla

Fecha 5 de mayo de 1862

Lugar Puebla, México

Coordenadas 19°03′00″N 98°12′28″O

Resultado Victoria mexicana

Beligerantes

México Francia

Comandantes
Ignacio Zaragoza Charles Ferdinand Latrille,
Porfirio Díaz conde de Lorencez
Miguel Negrete Juan Nepomuceno Almonte
Francisco Lamadrid
Felipe Berriozábal

Fuerzas en combate
2.ª División de Infantería, 1 Cuerpo de Ejército de
General Miguel Negrete 1200 Infantería. 6.048 Soldados.
soldados.
99.º Regimiento de Línea. 2.º
1.ª Brigada (Loreto) Batallones: Regimiento de Zuavos. 1
Fijo, Tiradores, de Morelia. 1 Batallón de Fusileros de
Batería de Artillería. 2.ª Brigada Infantería de Marina. 1
(Guadalupe) Batallones: 6.º de Batallón de Ingenieros
Guardia Nacional de Puebla Coloniales. 1 Cuerpo de
(Zacapoaxtlas), Mixto de Caballería Ligera. 152 Jinetes.
Querétaro, 2.º y 6.º de Puebla. 1 2.º Escuadrón de Cazadores de
Batería de Artillería. 3 Brigadas África.
Independientes de Infantería. 1.º
Brigada de Infantería, General 1.º Batallón de Cazadores de
Felipe Berriozábal: 1.082 Vincennes.
soldados. Batallones: Fijo de
Veracruz, 1.º y 3.º Ligeros de
Toluca. 2.º Brigada de Infantería,
General La Madrid: 1000
soldados. Batallones: Reforma,
Rifleros de San Luis, Zapadores.
3.º Brigada de Infantería,
General Porfirio Díaz: 1.020
soldados. Batallones: Patria,
Morelos, Guerrero, cuadros de
los 1.º y 2.º de Oaxaca. Brigada
de Caballería, General Antonio
Álvarez: 550 Jinetes. 3.º
Regimiento de Carabineros de
Pachuca.
Escuadrones de Lanceros de
Toluca y de Oaxaca.

Bajas
83 muertos 1
172 muertos o desaparecidos1
132 heridos1 304 heridos1
12 desaparecidos 35 prisioneros1

              
Mapa[mostrar]

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Segunda Intervención Francesa en México
1862-1867

Fortín - Las Cumbres - Atlixco - Puebla - Barranca

Seca - Cerro del Borrego - Jonuta - San Pablo del Monte - Sitio

de Puebla - San Lorenzo de

Almecatla - Tampico - Camarón - Ciudad de México - Chiapa

de Corzo - Morelia - Guanajuato - Guadalajara - El

Jahuactal - Campeche - San Juan Bautista

(Villahermosa) - Mazatlán - Acapulco - Durango - Nanahuatipa

m - Majoma - Monterrey - Matamoros - Totoapan - Colima - Ji

quilpan - San Pedro - Cuauhtémoc - El
Rosario - Tacámbaro - Loma - Parral - Chihuahua - Álamos - I

xmiquilpan - Bagdad - Santa

Isabel - Chihuahua - Jonuta - Santa

Gertrudis - Miahuatlán - Juchitán - Carbonera - Guayabo - Tom

a de Guadalajara - Villa de Álvarez - San

Jacinto - Monterrey - 2 de abril (Toma de Puebla) - Lomas de

San Lorenzo - Querétaro - Toma de la Ciudad de México

La batalla de Puebla fue una batalla que ocurrió el 5 de mayo de 1862 en las


cercanías de la ciudad de Puebla, entre los ejércitos de la República Mexicana,
bajo el mando de Ignacio Zaragoza, y del Segundo Imperio francés, dirigido
por Charles Ferdinand Latrille, conde de Lorencez, durante la Segunda
Intervención Francesa en México, cuyo resultado fue una victoria importante para
los mexicanos ya que con unas fuerzas consideradas como inferiores lograron
vencer a uno de los ejércitos más experimentados. Pese a su éxito, la batalla no
impidió la invasión del país, aunque sí que sería la primera batalla de una guerra
que finalmente México ganaría. Los franceses regresarían al siguiente año, con lo
que se libró una segunda batalla en Puebla en la que se enfrentaron 35 000
franceses contra 29 000 mexicanos (defensa que duró 62 días) y lograrían
avanzar hasta Ciudad de México, lo que permitió establecer el Segundo Imperio
Mexicano.
Finalmente, después de perder 11 000 hombres debido a la actividad guerrillera
que nunca dejó de subsistir,2 los franceses se retiraron incondicionalmente del
país en el año 1867 por mandato del emperador Napoleón III ante la amenaza
de Prusia en Europa y la amenaza estadounidense de invadirle si no se retiraba
de México.3

Índice

 1Antecedentes
 2La batalla
 3Consecuencias
 4Condecoraciones
 5Significado
 6Véase también
 7Referencias
 8Bibliografía
 9Enlaces externos

Antecedentes
Después de que el presidente Benito Juárez anunciara que no pagaría la deuda
externa, en octubre de 1861, Francia, Inglaterra y España suscribieron la
Convención de Londres, en la cual se comprometieron a enviar contingentes
militares a México para reclamar sus derechos como acreedores por una deuda
que ascendía a alrededor de 80 millones de pesos de la época, de los que
aproximadamente 69 millones corresponderían a Inglaterra, 9 millones a España y
2 millones a Francia.
El contingente europeo estaba conformado como sigue:

 España: 5789 hombres al mando del General Juan Prim.


 Francia: 3000 hombres dirigidos por el Contraalmirante Edmond Jurien de la
Gravière.
 Reino Unido: 700 marines bajo el comando del Comodoro Dunlop. 4
 Total estimado: 9489 en ejército total conformado por los 3 imperios
Poco después de reunirse, los representantes de los tres países enviaron un
ultimátum al gobierno mexicano en el que pedían el pago de sus deudas; de lo
contrario, invadiría el país. Juárez, quien gobernaba a un país que apenas
empezaba a levantarse de la postración económica, respondió con un exhorto a
lograr un arreglo amistoso, y los invitó a una conferencia. Acompañó ese mensaje
con la derogación del decreto que suspendió los pagos. Al mismo tiempo, en vista
de la posibilidad real de una invasión militar que buscara llegar hasta la Ciudad de
México, ordenó el traslado de pertrechos y la fortificación de Puebla, así como
crear una unidad, a la que se designó como Ejército de Oriente, que fue puesta
bajo el mando del general José López Uraga. En vista del desempeño deficiente
de este mando, fue destituido y en su lugar se designó a Zaragoza, quien dejó el
Ministerio de Guerra y se dirigió a Puebla para organizar la oposición al avance
francés con cerca de 10 000 hombres; cantidad mínima si se toma en cuenta el
vasto territorio que debía cubrirse.
Reproducción de los Tratados preliminares de la Soledad. Al calce se observan las firmas de Manuel
Doblado, Juan Prim, Dubois de Saligny y Charles (Carlos) Wyke

Los representantes aceptaron el llamado y en febrero de 1862 se reunieron con


los ministros juaristas del Exterior, Manuel Doblado, y de Guerra, Ignacio
Zaragoza, en la hacienda de La Soledad, cerca de Veracruz. Gracias a la
habilidad como negociador de Doblado se firmaron los Tratados preliminares de
La Soledad, en los que se obtuvo el reconocimiento como interlocutor para el
gobierno de Juárez y se garantizó el respeto a la integridad e independencia del
país. Además, se convino que las negociaciones sobre la deuda se realizaran el
Orizaba, donde se establecerían las fuerzas aliadas, además de Córdoba y
Tehuacán, para evitar el rigor del clima tropical del puerto; si no se llegaba a un
acuerdo, se retirarían a la costa para así comenzar las hostilidades.
El 5 de marzo, cuando aún se realizaban las negociaciones en Orizaba, llegó a
Veracruz un contingente militar francés bajo el mando de Charles Ferdinand
Latrille, conde de Lorencez, quien relevó en el mando a Jurien de la Gravière y se
dirigió a Tehuacán. También llegó el general conservador Juan Nepomuceno
Almonte, quien de inmediato se proclamó "jefe supremo de la nación" y empezó a
reunir a las tropas conservadoras, remanentes de la Guerra de Reforma, para
apoyar a los franceses.
En abril de 1862 la alianza tripartita se rompió debido a que España e Inglaterra se
dieron cuenta de que Francia tenía un interés soterrado, de tipo geopolítico, bajo
el reclamo económico: derrocar al gobierno republicano de México para establecer
una monarquía favorable a su política colonial, con miras a contrarrestar el
creciente poderío de Estados Unidos.[cita  requerida] De las instrucciones de Napoleón
III dadas al jefe militar de la expedición, se sabe que el objetivo imperialista
francés consistía en ampliar sus dominios estableciendo un protectorado, cuya
administración serviría para ampliar los mercados, sostener las colonias en las
Antillas y del sur de América y, de ese modo, garantizar el abasto de las materias
primas en Francia.5 Los representantes español (Prim) e inglés (Charles Wyke)
negociaron con el gobierno juarista por separado y en última instancia aceptaron
las propuestas de moratoria del gobierno mexicano, y reembarcaron a sus tropas.
La posición de Francia, en contraste, presentada por el diplomático Dubois de
Saligny, fue la de exigir el pago inmediato de la deuda, que incluía un cobro
exagerado por parte de la Casa Jecker por los destrozos causados durante la
Guerra de Reforma, y tener control total y absoluto de las aduanas, así como
intervención directa en la política económica del país.
A finales de abril, Lorencez desconoció los Tratados de Soledad y se puso en
marcha, junto con sus efectivos, hacia Puebla, con el fin último de conquistar
la Ciudad de México. A los militares franceses los rodeaba un aura de
invencibilidad en combate dado que no habían sido derrotados desde Waterloo,
casi 50 años antes, con sonadas victorias en las batallas
de Solferino, Magenta y Sebastopol. Esta actitud quedó de manifiesto en el
siguiente mensaje, que Lorencez envió al conde Jacques Louis César Alexandre
Randon, ministro de Guerra francés, poco después de la batalla de Las Cumbres:
"Somos tan superiores a los mexicanos en organización, disciplina, raza, moral y
refinamiento de sensibilidades, que le ruego anunciarle a Su Majestad Imperial,
Napoleón III, que a partir de este momento y al mando de nuestros 6,000 valientes
soldados, ya soy dueño de México”. La confianza del alto mando francés no se
debía sólo a un palmarés militar impecable, sino a la fragilidad general de México
y sus instituciones. Con una economía destruida por casi 50 años de guerras
civiles, con un Estado débil y una población dividida por las pugnas entre
facciones, la conquista del país parecía una empresa factible con un contingente
reducido.
Al conocer sobre el avance, el general Alejandro Constante Jiménez al mando de
2000 soldados se unió al general Zaragoza, que partió de Puebla con 4000
soldados para salir al encuentro de los franceses, quienes ya sostenían
escaramuzas con guerrilleros. El comandante mexicano había enfrentado diversos
problemas para conformar su ejército. Ante la falta de voluntarios y a que aún se
mantenían hostilidades con grupos conservadores remanentes de la Guerra de
Reforma, se había recurrido a la leva. Aunque se contaba con un cuerpo de
oficiales joven pero experimentado, la mayor parte de la tropa carecía de la
disciplina mínima, y estaba mal equipada y alimentada. En los días anteriores a la
batalla, Zaragoza solicitó una y otra vez al alto mando en Ciudad de México, el
envío urgente de recursos económicos, ya que no podía costear ni siquiera los
alimentos para las tropas. Para colmo, la explosión de un polvorín en la colecturía
de los diezmos del poblado de San Andrés Chalchicomula (hoy Ciudad Serdán),
ocurrida el 6 de marzo, había matado a 1,322 soldados de la Brigada de Oaxaca
enviados por el general Ignacio Mejía para incorporarse al Ejército de Oriente.
El 28 de abril, el Ejército de Oriente se topó con la columna de Lorencez en
un paso de montaña en las Cumbres de Acultzingo, en el límite entre Veracruz y
Puebla, lo que representó el primer encuentro bélico formal. Zaragoza no
pretendía cortarle el paso a los invasores, sino más bien foguear a sus soldados,
muchos de ellos faltos de experiencia, y al mismo tiempo causarle el máximo de
pérdidas posible al enemigo. En la llamada Batalla de Las Cumbres murieron 500
franceses, mientras las bajas mexicanas ascendieron sólo a 50. Pese a este saldo
favorable, Zaragoza aún tenía desconfianza sobre el desempeño real de sus
tropas en un combate en campo abierto. Luego de la retirada de los mexicanos,
los franceses tomaron control del paso, con lo que aislaron al centro del país del
principal puerto en el Golfo, y tuvieron la vía franca hacia Puebla.

La batalla
Marcha para Puebla: El General Forey al campamento de San Agustín del Palmar.

Asegurado el paso de Acultzingo, el 2 de mayo de 1862 la columna principal del


ejército expedicionario francés salió de San Agustín del Palmar, en Veracruz, para
cruzar la Sierra Madre Oriental y dirigirse hacia Puebla, paso obligado para llegar
a la capital del país y que era además uno de los bastiones del Partido
Conservador, donde esperaban ser recibidos "con una lluvia de rosas", como le
aseguró Saligny a Napoleón III en una carta.6 El 3 de mayo por la noche, el
general Zaragoza arribó a Puebla, dejando en su retaguardia una brigada de
caballería para hostigar a los invasores. Los efectivos del Ejército de Oriente se
organizaron por las calles desiertas de la ciudad, ya que la mayoría de la
población era partidaria de la invasión. 7

Maqueta de la Batalla del 5 de mayo de 1862, con más de 200 esculturas entre personajes, caballos,
cañones y otros. Obra del Escultor Miguel Michel
Fuertes de la ciudad de Puebla

Zaragoza estableció su cuartel a unos cuantos metros de la línea de batalla,


donde estableció el plan para la defensa de la plaza (ver tabla superior), que
consistió en concentrar los pertrechos en el sur y oriente de la ciudad, esperando
evitar que los franceses alcanzaran al área urbana de Puebla.
El 4 de mayo, los exploradores mexicanos volvieron con noticias de que una
columna de "conservadores a caballo", al mando de Leonardo Márquez y José
María Cobos, marchaba por la zona de Atlixco para unirse con las fuerzas de
Lorencez en el ataque a Puebla. Zaragoza envió una brigada de 2000 hombres
bajo el mando de Tomás O'Horán y Antonio Carbajal, con el fin de detenerlo, lo
cual lograron. Aunque sus fuerzas habían disminuido, los mexicanos se
prepararon para la defensa de Puebla. Contaban con dos baterías de artillería de
batalla y dos de montaña, cubriendo los fuertes con 1200 hombres y formando a
otros 3500 en cuatro columnas de infantería con una batería de batalla y una
brigada de caballería por el lado del camino a Amozoc.
...El enemigo está acampado á tres cuartos de la garita de esta Ciudad. En los suburvios de ella y por el
mismo rumbo tengo mi campamento. El Cuerpo de Ejército listo para atacar y resistir. El General O
´Horan me avisa que ayer batió en Atlixco a 1.200 reaccionarios, cuya población abandonaron después
de alguna resistencia. Parece que el resto de las chusmas reaccionarias se halla en Matamoros
preparando su marcha para este rumbo. Todo lo que digo á vd. para conocimiento del C.Presidente de
la República..— I. Zaragoza.

El ala derecha mexicana la cubrían las tropas de Oaxaca dirigidas por Porfirio


Díaz. El centro de la línea lo ocuparon Felipe Berriozábal y Francisco
Lamadrid con las tropas del Estado de México y San Luis Potosí. La izquierda se
apoyó en el cerro de Acueyametepec ubicado en el norte de la ciudad y en cuya
cumbre se ubicaban los Fuertes de Loreto y Guadalupe, con el general Miguel
Negrete a la cabeza de la Segunda División de Infantería. La artillería sobrante la
colocaron en los fortines y reductos dentro de Puebla, quedando al mando del
general Santiago Tapia.
A las 9:15 de la mañana del 5 de mayo, los franceses aparecieron en el horizonte,
avanzando desde la cercana Hacienda de Rementería, cruzando fuego con las
guerrillas de caballería que se batían en retirada y que no se replegaron hasta que
las líneas francesas estuvieron formadas y listas para avanzar. La batalla se inició
en forma a las 11:15 de la mañana, anunciándose con un cañonazo desde el
Fuerte de Guadalupe y acompañado por los repiques de las campanas de la
ciudad. En ese momento se dio una maniobra sorpresiva: la columna francesa,
que venía avanzando en orden de oriente a poniente, se dividió en dos: la primera,
compuesta por aproximadamente 4000 hombres y protegida con su artillería, dio
un violento viraje hacia la derecha y se dirigió hacia los fuertes; mientras que la
segunda columna, compuesta por el resto de la infantería, quedó como reserva.
Los conservadores Almonte y Antonio de Haro y Tamariz, que acompañaban a los
franceses, habían sugerido que el ataque se dirigiera a las inmediaciones del ex
Convento del Carmen, en el sur de la ciudad, tomando como antecedente lo que
sucedió en el sitio durante la Guerra con Estados Unidos. Lorencez, confiado en la
superioridad de sus tropas, así como en el auxilio que esperaba del contingente de
Márquez, desoyó el consejo y decidió concentrar el ataque en los fuertes, donde
los mexicanos contaban con la ventaja. Zaragoza advirtió la maniobra y
rápidamente replanteó su plan de batalla, movilizando las tropas hacia las faldas
del cerro. El 6o. Batallón de la Guardia Nacional del Estado de Puebla,8 bajo el
mando del entonces coronel Juan Nepomuceno Méndez, fue el primer cuerpo del
Ejército de Oriente en hacer frente a los franceses, al ubicarse en la línea
comprendida entre los fuertes, y rechazar su ataque. 9 Zaragoza hizo avanzar a las
fuerzas de Berriozábal a paso veloz entre las rocas, situándolas entre la
hondonada que separa a Loreto y Guadalupe. Mientras, el general Antonio Álvarez
con su brigada protegió el flanco izquierdo de los reductos.
La línea de batalla mexicana formó un ángulo que se extendió desde Guadalupe
hasta un sitio conocido como Plaza de Román, frente a las posiciones enemigas.
Zaragoza dispuso que el general Lamadrid defendiera con las tropas potosinas y
dos piezas de artillería el camino que conectaba a la ciudad con la garita
de Amozoc. La derecha de la línea de batalla mexicana la cerró Porfirio Díaz con
la División de Oaxaca, auxiliado por los escuadrones de Lanceros de Toluca y
Oaxaca.
Los franceses continuaron su avance, colocando sus baterías frente a Guadalupe,
al tiempo que devolvían el fuego mexicano proveniente de esa posición.
En ese momento los zuavos, el regimiento de élite de la infantería francesa,
iniciaron su ascenso por el cerro hacia Guadalupe, perdiéndose de la vista de los
fusileros mexicanos. De repente, aparecieron disparando frente a la fortificación.
Sin embargo, el fuego lanzado por los mexicanos los detuvo en seco. En ese
instante, los soldados de Berriozábal los recibieron con sus bayonetas, por lo que
tuvieron que retirarse en buen orden hasta ponerse fuera de tiro. Se repusieron
rápidamente y se lanzaron de nuevo intentando tomar el fuerte.
Los franceses apoyados por el 1.er y 2.º Regimientos de Infantería de Marina, se
abalanzaron sobre el resto de la línea mexicana, siendo recibidos con la bayoneta.
La columna francesa fue rechazada en Guadalupe y Loreto, siendo igualmente
repelidos los ataques de otras columnas francesas desplegadas. En ese
momento, el coronel mexicano José Rojo avisó a Antonio Álvarez que era tiempo
de que la caballería mexicana entrara en acción para alcanzar una victoria
completa. Ordenó a los Carabineros de Pachuca cargar sobre los restos de la
columna, disparando sus carabinas y lanzando mandobles de sable sobre los
franceses, siendo totalmente rechazados.
A las dos y media de la tarde, cuando se empezaba a perfilar una victoria para los
mexicanos, Lorencez se dispuso a lanzar el último asalto, dirigiendo a los
Cazadores de Vincennes y el Regimiento de Zuavos hacia Guadalupe, mientras
ponía en marcha una segunda columna de ataque compuesta de los restos de los
cuerpos de batalla —excepto el 99 de Línea, el cual quedó de reserva en el
campamento francés—, para atacar por la derecha de la línea de batalla
mexicana.
Ante esta situación, salieron a su encuentro los Zapadores de San Luis Potosí, al
mando del general Lamadrid, librándose un terrible combate a la bayoneta. Una
casa situada en la falda del cerro fue el objetivo. Los franceses la tomaron y se
guarecieron en ella, siendo desalojados por los zapadores; la recobraron y de
nuevo fueron expulsados por las tropas de Lamadrid. Un cabo mexicano de
apellido Palomino se mezcló entre los zuavos y se batió con ellos cuerpo a cuerpo,
posesionándose de su estandarte como botín de guerra al caer muerto el portador
del mismo. Este momento significó un golpe anímico a favor de los defensores.
Ya entrada la tarde cayó un aguacero sobre el campo, lo cual dificultó el avance a
las tropas francesas. Zaragoza dispuso que el Batallón Reforma de San Luis
Potosí saliera en auxilio de los fuertes. En Loreto había un cañón de 68 libras que
causaba enormes estragos en las filas francesas. Los zuavos hicieron una carga
de infantería desesperada para apoderarse de esa pieza. El artillero mexicano,
sorprendido por la rapidez de los franceses, tenía en sus manos la bala de cañón
que no alcanzó a colocar en la boca de fuego. Un zuavo apareció frente a él y tras
este el resto del cuerpo que, una vez apoderados de ese fortín, levantarían la
moral francesa y podría perderse la victoria conseguida. El artillero arrojó la bala al
soldado francés, que herido mortalmente por el golpe en la cabeza rodó al foso del
parapeto. Luego de que este asalto fue rechazado, los franceses retrocedieron
siendo perseguidos por el Batallón Reforma.
Mientras, cuando la segunda columna llegó al Fuerte de Guadalupe protegida por
una línea de tiradores, Porfirio Díaz acudió en auxilio de los Rifleros de San Luis
Potosí, que estaban a punto de ser rodeados. Movió en columna al Batallón
Guerrero, a las órdenes del coronel Jiménez y le ganó el terreno a los franceses.
Para apoyar envió al resto de las tropas de Oaxaca, con los coroneles Espinoza y
Loaeza a la cabeza, con lo que se logró expulsar al enemigo de las cercanías. El
éxito alentó a Díaz, que destacó al Batallón Morelos con dos piezas de artillería a
la izquierda, mientras por la derecha los Rifleros de San Luis Potosí se reponían
de la pelea, antecedidos por una carga de los Lanceros de Oaxaca, trabándose un
combate cuerpo a cuerpo que hizo retroceder.
En aquel momento, luego de ser repelidos por última vez, los efectivos franceses
empezaron a huir, completamente dispersados. Se replegaron a la hacienda Los
Álamos, para finalmente retirarse hacia Amozoc.

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