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Fernando Santos Granero

Editor

La vida oculta de las cosas


Teorías indígenas
de la materialidad y la personeídad

ABYA
YAI A
2012
LA VIDA OCULTA DE LAS COSAS
Teorías indígenas de la materialidad y la personeidad
Fernando Santos Granero (Editor)

Prim era edición en español: S m ithsonian Tropical Research Instituí te


Ediciones Abya-Yaia, 2012

© Fernando Santos G ranero


© Sm ithsonian Tropical Research Institute/E diciones Abya-Yala

O riginalm ente publicado com o: The Occult Life ofThings: N ati ve Am azonia n Theories o f
M ateriality and Personhood (Tucson: The University o f A tizona Press) © 2009, F ernando
Santos G ranero

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Derechos reservados conform e a la ley.

ISBN: 978-9942-09-121-5

Traducción: Natalia Sotom ayor

D iagram áción e im presión: Ediciones Abya-Yala

Diseño de portada: Santiago Cárdenas

Impreso en Q uito-E cuador, diciem bre de 2012


y
Indice

Ilustraciones..................................................................................................... 7

Introducción
Fernando Santos Granero ............................................................................... 13

1 PARTE
Anatomías artefactuales

1, El cuerpo fabricado: objetos y ancestros


en la Amazonia noroccidental
Stephen Hugh-Jones .......................................................... .................. 55

2, Las cosas como personas: adornos corporales y alteridad


entre los Mamaindé (Nambicuara)
Joana Miller.......................................................................................... 91

3, Hamacas de bebé y cuencos de piedra: tecnologías


urarina de compañerismo y servidumbre
Harry Walker........................................................................................ 119

2 PARTE
Materialidades subjetiva das

4, De sujetadores de bebé a biblias de plumas y de utensilios


astronómicos a piedras-jaguar: las múltiples formas de ser
una cosa en el mundo vivido yanesha
Fernando Santos Granero ................................................................ 149

5
Introducción
Fernando Santos Granero

Perspectivas construccíonales del mundo en la Amazonia


indígena

C on u n as pocas, p ero notables excepciones (W ilbert, 1975; Ri-


beiro, 1980, 1987 y 1988; R eichel-D olm atoff, 1988; W h itten y W h itten,
1988 y 1993; Guss, 1990; Pollock, 1995; Rival, 1996), en las últim as d é-
cadas los a n tro pólogos h a n m o strad o escaso interés p o r la cu ltu ra m ate-
ríal de los p u eb los indígenas am azónicos. Esto co n tra sta con lo que o c u ­
rre en o tras regiones etnográficas, com o África, d o n d e desde la década
de los o ch en ta h a h ab id o u n renovado interés p o r “las fo rm as situadas
en las qu e los ind iv id u o s utilizan los objetos p ara la construcción de la
id e n tid a d jh s fo rm a cio n es s o a aTesTv la cu ltu ra m ism a^T H ardin y Ar-
n oldi, 1996: 8). Es solo m uy recien tem en te que el estudio de los objetos
y artefactos h a vuelto a llam ar la atención de los esp eaalistas am azó n i­
cos (Van V elthem , 2001 y 2003; C haum eil, "2001; "Efíks6 ñ7 2 '0trr;'Ályers y
C ippoletti, 2002; Barcelos N eto, 2004; B ilhaut, 2006). Esta indiferencia
respecto d e ja vida m aterial p o d ría ser u n a reacción al detalle obsesivo
con el q u e n uestros predecesores m o d ern istas describieron los objetos
de la vida co tid ian a indígena, a fin de d e te rm in a r diferencias y sim ili­
tu d es cu ltu rales (p o r ejem plo: K och-G rünberg, 1917; M étraux, 1928;
N o rd en sk io ld , 1929; Tessm an, 1930). T am bién p o d ría sen tal com o su-
giere S tephen H ugh-Jones en este volum en, que la fascinación indígena

13
F e r n a n d o S a n t o s G r a n e iío

p o r los anim ales y el énfasis p u esto en las personas, en las teorías recien ­
tes sobre las econom ías poTrincaird'eMds~ íneligen as am azónicos, hayan
co n sp irad o p ara invisibilizar de alguna m a n e ra el m u n d o "de los o b je ­
tos. Sin em bargo, tal com o lo indican los capítulos dé éste volum en, los
j objetos ñ g u ra n ta n to o m ás p ro m in e n te m e n te que los anim ales en las
/ cosm ologías e im aginarios de los puéblós"índígeriás am azónicos. Esto
^— sugiere que la escasez de estudios sobre la cu ltu ra m aterial de estos p u e ­
blos se debe, fu n d a m e n talm e n te, a n u estro s pro p io s prejuicios y n o a
un a su p uesta indiferencia indígena respecto a los objetos.

El ú ltim o in te n to im p o rta n te p o r p resen tar u n a p erspectiva ge­


neral sobre la cu ltu ra l m aterial de los pueblos indígenas fue hecho p o r
Julián Stew ard (1946), en el v o lu m en cinco de su H a n d b o o k o f S o u th
A m erica n ín d ia n s. D esde que se publicó este trabajo, el tem a ha sido
objeto de escasa reflexión antropológica. El p ro p io térm in o “cu ltu ra
m aterial” ha p erd id o p o p u la rid a d y con justa razón, pues im p o n e u n a
p eisp ecti^íd ccideiU a.l.sob’re Ja réálidád indígena. Al concentrarse en la
A P rnaterialidad de los objetos y al a g ru p a r a los objetos del lado de lajaro -
í ^ I Í í ^ ducción cultu ral, esta n o c ió n oscurece el h ech o de que, en las on to lo g ías
am azónicas, los objetos - o al m enos algunos o b je to s- son considerados
0^ c o m o ^subjetividades q u e p asé en u n a vida*social. A dem ás, com o vere-
m os, esta n o ció n oscurece la d im en sió n “n a tu ra l” - e n el sentido de lo
; ^ fv J 'd a d o ”- de los objetos (p a rtic u larm en te de los artefactos) y el rol im -
p o rta n te qu e estos ju eg an en la p ro d u c ció n de lo que en ten d em o s "por
natu raleza -in c lu y e n d o a los h u m an o s, aním ales y plantas.
- - . . . . . . . . . ......

0^ ^ La in ten ció n de este libro no es, p o r lo tanto, revivir el tem a de la


S>° “cu ltu ra m aterial” M ás bien, lo que se p ro p o n e es explorar las form as en
/q u e los pueblos indígenas am azónicos im aginan la vida de los objetos
m ateriales. En otras palabras, su pro p ó sito es exam inar la “vida oculta de
^ — las cosas” -o c u lta p o r cu an to sus vidas son extraordinarias, pero tam b ién
po rq u e sus personas no son n o rm alm en te visibles para la gente com ún.

En el p asado reciente ha h abido u n interés renovado en la n o ció n


de “an im ism o ” tan to d en tro com o fuera de Ja región am azónica (D esco-

14
In t r o d u c c ió n

la, 1992;Â rhem , 1996; Howell, 1996; Ingold, 1998 y 1999; M orris, 1998 y
1999; B ird-D avid, 1999; Stringer, 1999; M o rriso n , 2000; P edersen, 2001;
Harvey, 2006). Al p o n er énfasis en el carácter an im ista de las cosm olo- |
gias indígenas, estos autores h an hecho u n llam ad o a ex p a n d ir la n o ció n
de socialidad am azónica m as allá de la esfera de las relaciones h u m an as,
p ara in clu ir a las plantas, los anim ales e incluso los espíritus. D e'ig u al
m an era, se h a discutido m u cho acerca de la cu alid ad "perspectivista”
de las relaciones entre todos los seres vivos, u n a cualidad p o r l a cu ál
cada categoría de ser considera a sus propios m iem b ro s com o h u m an o s,
al m ism o tie m p o q u e m ira a otros tipos de seres com o presas o co m o
pred ad o res no h u m an o s (Â rhem , 1990; Stolze Lim a, 1996, 1999 y 2005;
Vive iros de C astro, 1996, 1998 y 2004a y b; Vilaça, 1992).

Los objetos, sin em bargo, h an estado n o tab lem en te ausentes en


estos análisis. En sus trabajos pioneros sobre el p erspectivism o in d íg e­
na, Kaj  rh em (1990), Stolze Lima (1996) y E d u ard o V iveiros C astro
(1996) se enfocan en lo que consideran son la s 'tre s cátégóríaV basicas
de seres existentes: h um anos, anim ales y espíritus. V iveiros de C astro
( 1998: 47Ó), q u ien convirtió u n a Fructífera in tu ic ió n etnográfica en u n a
teo ría estim u lan te sobre la percepción y el p e n sa m ie n to indígena, afir­
m a que los artefacto s son co n sid en id ó á œ ln o sübjétividádesM e fortira
m uy “o casio n al”, añadiendo, casi com o una idea de ú ltim o m o m en to ,
que irla esqiritualización de fas p lan tas, los fe n ó m en o sán efeo fo ló g ico s o 1
los artefactos p a rece [ser] secundaria o derivada en co m p aració n con la
espiritualización de los anim ales” (Viveiros de C astro, 1998: 472J.

Los estu d io s recopilados en este v o lu m en d e m u e stra n lo con tra - ¡ ~ ¿ t —


rio. Las n o c iones anim istas y p erspectivistas tam b ién incluyen al m u n d o j
de las “cosas”, u n térm in o usado aquí en referencia n o soTó a los artefac-
tos - o b jetos h echos por dioses y p o r h u m an o s, in clu y en d o im ágenes,
canciones, n o m b res y diseños-, sino tam b ién a los objetos n atu rales y
los fen ó m en o s qu e se consideran cenFraíeVpara’ la v id a yTá re p ro d u c-
ció n h u m an asT C o m Ó v erem o s,lo s objetos no son d eriv a tiv o s;m á sb ie n ,
a m en u d o , se les atribuye el rol de bloques p rim o rd iales en las co sm o lo ­
gías constru ccio n ales y anatom ías com puestas indígenas.

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F ernand o S a n to s G ranero

La am plia distribución del m ito de la “revuelta de los objetos”


-o b je to s que se rebelan co n tra sus d u e ñ o s - en el co n tin en te am ericano,
d a fe de la óm nipresencia de la idea de que en tiem p o s p rim o rd iales las
cosas (o al m en o s algunas de ellas) eran h u m an as (Lévi-Strauss, 1969).
Se considera que incluso aquellos objetos a los que n o se les atribuye
u n a d im en sió n de vida intrínseca, tienen la capacidad de convertirse
en cosas con propiedades generalm ente atrib u id as a los seres vivientes.
A lgunos objetos tienen el po d er de atra er a las personas con las que
e n tra n en contacto; otro s adquieren, a través deí co n tacto ín tim o , u n a
m ism a esencia con sus hacedores/dueños y p u ed e n ser tan sujetos de
b ru jería com o las personas a quienes pertenecen; m ien tras o tro s’tienen
im p o rta n te s poderes fertilizantes que a u m e n ta n con el paso del tiem po
y con su traspaso de u n a generación a o tra, com o reliquias fam iliares
,o colectivas. En sum a, un objeto tiene m últiples form as de ser en los
/ m u n d o s vividos de los indígenas am azónicos.

Los colaboradores de este volum en se enfocan en tres áreas de


las concepciones am azónicas sobre las cosas. P rim ero, está el tem a de la
“vid a subjetiva de los objetos”: ¿qué cosas tienen u n a d im en sió n subje­
tiva?, ¿cóm o se m anifiesta esta subjetividad? Segundo, está el tem a de la
“vida social de las cosas”, entendida no com o la fo rm a en que las cosas se
m u even d e n tro y fuera de varios “regím enes de v alo r” - t a l com o p ro p o -
^ ¿y ne A rjun A p p ad u rai (1986)3- , sino las form as diversas en que los seres
^ ^ h u m a n o s y las cosas se relacionan en tan to subjetividades. P or últim o,
está el te m a de la “vida histórica de las cosas”, pues p o r s ira lto valor
^ com o jpbjetos rituales, bienes de prestigio o reliquias fam iliares, algunas
Ct* cosas (com o flautas, m áscaras, piedras sham ánicas y tocados de plum as)

1 r~ E n el trabajo seminal de A rjun A ppadurai, sobre la circulación de mercancías,


\ se dice que las cosas tienen una “vida social” en la m edida que adquieren valor
1 a través del intercam bio, es decir, a través de su circulación en redes de relacio­
nes definidas social y políticam ente. Es este argum entóle! que, según A ppadurai
V ji9 8 6 : 3), “justifica la presunción de que las m ercancías, al igual que las personas,
tienen vidas sociales”. Cuando en este trabajo nos referim os a “la vida social de las
cosas”, no usam os la frase como una m etáfora, sino com o una noción que refleja
las percepciones de los indígenas amazónicos.

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I n t r o d u c c ió n

tienen ta n to u n a h isto ria social - q u e relata q uién los hizo y cóm o p a ­


saron de u n d u e ño a o t r o - com o uníTbiografía -"historia personal que
relata su ciclo de vida. Los colaboradores de este libro ab o rd an estos te­
mas c o m b in an d o perspectivas lingüísticas, etnográficas e históricas. Sus
trabajos se basan en u n a a b u n d a n te y rica in fo rm ació n recogida en djez
pueblos am azónicos p e rte n e cientes a siete fam ilias lingüísticas diferen­
tes. En co n ju n to , los autores h an identificado los principios básicos de
lo que p u ed e considerarse com o u n a (teoría indígena am azóm aüsobre
m aterialid ad y la p erso n eid ad (personhoocftjIZ n las páginas siguientes se ^
d iscuten cada u n o de estos principios. ^

Cosmologías construccíonales

La n o ción de q u e en tie m pos m íticos, to d o s los seres eran h u m a - ^


nos - o ten ían la ap ariencia de s e rlo - constituye u n o de los tem as de la
m itología am azó n ica m ás generalizados. En los ¿lem pos de indiferén-. /
)S predecesores de todos los seres vivos -hum anos, animales,
plan tas y espíritus, así com o u n a v ariedad de o b je to s - com partían el
espacio p rim o rd ial con los poderosos dioses de la creación, héroes cul­
turales o t Favlesos ém FaucádófesTfr/cfcs ters). D icen los indígenas am a­
zónicos qu e esta existencia idílica llegó a su f i n a causa de la falibilidad
de los ancestros, m o m en to en él que surgieron las diferentes categorías
de seres qu e h ab itan el m u n d o hoy en día. Sin em bargo, este proceso no
fue sim ple, im plicó m últiples m etam orfosis, m ed ian te las cuales los h u ­
m an o s p rim o rd iales p asa ro n p o r diferentes m odalidades de existencia
antes de a d q u irir (m ás o m enos) su fo rm a definitiva. Supuso procesos
de “d ec o n stitu ció n ” y reco n stitu ció n corporal, m arcados .por form as ex­
trem as de p e rm u ta c ió n de p artes del cu erpo en tre especies, incluyendo
artefactos qu e o rig in alm en te eran p artes corporales, así com o partes
corp o rales que o rig inalm ente eran artefactos. Adem ás, im plicó la in ­
tervención de dem iu rgos po d ero so s cuyas capacidades creativas a m e­
n u d o to m a ro n la fo rm a de “actos tecnológicos” divinos (Van Velthem,
2003:90). M ás im p o rta n te aún, la em ergencia del m u n d o tal com o lo
co n o cem o s en la actualidad n o fue el resultado de u n a creación ex ni-

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F i:/Í n a n 1 ) 0 .SU N'¡ ■( >s G k a NU tu >

hilo , sino m ás bien el p ro d u c to de la tran sfo rm ació n de u n a serie de


cosas preexistentes (Viveiros de C astro, 2004a: 477). Estas características
dotan a las cosm ologías am azónicas de un carácter “construccionaE ’ que
contras ta Tue r te m ente "con el é n fas is “ere ación isla” de o ír as' "eosfn olo~
gías, tal comoTT]udecT-Er íktianá'. Esfcfno_quiere decir que los indígenas
am azó n ico s n o p u ed e n conceptualizar u n a creación ex n Íh ilo, ta\ com o
lo d em u estra S tephen H ugh-Jones (en este volum en) en el caso de los
Tukano. Sin em bargo, incluso aquellas cosm ologías indígenas que evo­
can u n a creación inicial ex n ih tío p u ed en ser descritas co m o co n stru c-
cionales, en la m edida que los actos creativos subsecuentes asu m iero n la
form a de creaciones m ed ian te tran sfo rm ació n .

De acuerdo a Viveiros de C astro (1998), en las cosm ologías in d í­


genas los h u m an o s y los anim ales aparecen com o las form as p rim o rd ia ­
les, m ien tras que las plantas y los objetos parecen ser derivativos. P rueba
de esto s e ría la ex tendida n o ció n de que los arte fac to k c ü ltu rales se o ri­
gin aro n cu an d o los h u m a n o s to m a ro n p restad o ó ro b aro n los p ro to ti­
pos que poseían los seres no h u m a n o s (Viveiros de C astro, 2004: 477).
Esto, sin em bargo, está m uy lejos de ser u n a n o c ió n universal, tal com o
lo atestiguan las cosm ologías indígenas am azónicas discutidas en este y
otros libros. En estas cosm ologías, los objetos y los artefactos parecen
haber existido antes que otras form as de ser. M ás interesante aú n es el
hecho que, a m enudo, se atribuye a estos objetos u n a función crucial en
la creación y con stitu ció n de los h u m an o s, animales" y p la n ta s.

Los T ukano afirm an que en el com ienzo solo existía el dios crea­
d o r y sus In stru m e n to s de V ida y "Transform ación: artefactos de gran
significado cerem onial y sham ánico (cfr. H u g h -Jo n es)c Estos in s tru ­
m entos, hechos de cristal blanco, eran partes constitutivas del cuerpo
del dios creador, las cuales, m ás tarde, se co n v irtiero n en los huesos de
los h u m a n o s verdaderos. De igual m anera, los W akuénai afirm an que el
cuerpo de Kuwái, dios creador y ser h u m a n o p rim o rd ial, está hecho de

Hn adelante, la abreviatura cfr. entre paréntesis es usada para referirse a los artícu ­
los que com p o n en este libro (N del £).

18
I n t r o d u c c ió n

una varied ad de flautas y tro m p etas sagradas (cfr. H ill). En la co sm o lo ­


gía de los M am ain d é, los prim eros seres creados fu ero n los h u m a n o s 'y
sus artefactos, los cualéT-érTése tie m p o - ta m b ié n eran h u m a n o s (cfr.
M iller). C u an d o u n n iñ o abrió la calabaza que co n ten ía la noche, la g e n ­
te p rim o rd ial y sus artefactos se convirtieron en anim ales: el hacha se
convirtió en u n a com adreja, las flechas se tra n sfo rm a ro n en culebras
venenosas y el canasto se convirtió en u n jaguar. U n a co n cep ció n sim ilar
se e n c u e n tra en el m ito cashinahua de la g ran in u n d a c ió n , que term in ó
con la tran sfo rm ació n de las personas p rim o rd iales v su s artefactos en
anim ales (cfh Lagrou); p o r ejem plo, la boa a d q u irió vida com o re su l­
tado de la tran sfo rm ació n de u n a pareja acostada en u n a h am ac a que
tenía h erm o so s diseños -lo cual explicaría los h erm o so s diseños que
tiene la b o a en su piel. Los W ayana afirm an q u e las p rim era s creaciones
de los dem iu rg o s fueron las personas p rim o rd iales y sus in stru m e n to s,
los cuales estaban hechos de los m ism os m ateriales que los h u m a n o s y
tam b ién H hfali'urí'a erísTéñrdá’cofporai (Van V elthem , 2003: 9 3 ,1 2 0 ). Al
ñnal del tie m po de la indifer enejardo m los c u er p o s o p artes co rporales
de estos seres p rim o rd iales se conv irtieron en los an im ales, plantas y
artefactos qu e se conocen en la actu alid ad . D ado que fu ero n creados p o r
los d em iurgos, los objetos tienen la capacidad de tran sfo rm arse en otros
seres, casi siem pre anim ales.

U n a ligera variante de este tem a se e n c u e n tra en las cosm ologías


de los Yaneshá (cfr. Santos G ranero) y los P iro (P eter Gow, c o m u n i­
cación p erso n al), las cuales n a rra n c ó m o jo s a n im ales d e hoy en día
fueron an tig u am en te seres h u m an o s que se tra n s fo rm a ro n en anim ales.
Los artefactos que poseían en los tiem pos m íticos se co n v irtiero n en
partes e_mblcm áticas de sus cuerpos actuales. El hach a c u b ierta d e san ­
gre del p au jil p rim o rd ial se tran sfo rm ó en el pico rojo del paujil actual,
la estera de p aja en la que dorm ía arm adillo se tra n sfo rm ó en el capa-
razó n_hecJho.M¿^pequeñas placas, m ientras que la ham aca bellam ente
tejida p o r la arañ a se convirtió en la sutil telarañ a que conocem os."En
otras cosm ologías indígenas sé Hice que algunos artefactos a p a recieron
o existían antes qu e los propios'dioses creadores. Así, p o r ejem plo, los
M irañ a afirm an q u e antes de aparecer, el cread o r era conciencia p u ra y
F ernando S antos G ranero

d esen carn ad a (K aradim as, 2005: 259-266), y desde esta condición creó
u n b an co en el que se sentó, d an d o así fo rm a a su p ro p io cuerpo. C on la
ayuda de Y urupari, que era flauta y gusano a la vez - y que era el único
o tro ser v iv ie n te - creó a la gente anim al y vegetal.

Lo que resulta claro de estas etnografías es que en el pensam iento


1in d ígena am azónico la creación de la vida es u n proceso de construcción
en el que los cuerpos prim ordiales y las partes corporales - a m en u d o
concebidos com o artefactos p ro to típ ic o s- juegan u n papel crucial. Ba­
g a d o en la in fo rm ació n que recopiló en tre los M iraña, quienes afirm an
q u e los seres hu m an o s fueron hechos de diferentes especies de peces,
D im itri K aradim as (2004: 402) se refiere a las creaciones prim ordiales
co m o actos de “organización corporal de las especies,” en d o n d e cada
especie es fabricada a p a rtir de jQsxuerpos..y partes corporales de otras
especies naturales. D ada la extendida creencia de que la m ayoría de los
seres vivientes’contienen dentro de sí los cuerpos y partes corporales de
las p ersonas-artefactos prim ordiales, p u ed e sugerirse que es m ás acer-
• tad o en te n d e r los actos dem iúrgicos com o u n a form a de “organización
artefactual de las especies”. D ado que los artefactos eran personas o par-
tes de personas p osteriorm ente transform adas en otros seres, p o d ría
decirse - t a l com o lo sugiere Lucía Van V elthem (2003: 1 1 9 )- que en las
o n tologías indígenas am azónicas, la gente y los objetos co m p arten el
m ism o “m arco sim bólico de fabricación”. Son sim u ltán eam en te cosas y
relaciones sociales corporizadasd

Esta concepción del m undo, que a prim era vista se asem eja a la noción de “fe­
tichism o de la mercancía” desarrollada'poTK arl M arx y elaborada por Michael
Taussig (1980) esróTiTiñbargó^TiFopriesFo. M ientras que los iridlgenavam ázóni-
/ y eos concíllen a las personas y”áTas cosas com o siendo siem pre el resultado de re-
j ¿ lacioñes sociales,'los m iem bros de las sociedades capitaíistaLperciben el p r o d u c t o ^
^ y ^ - d e las relaciones sociales (tiem po, espacio, tierras, trabajo) cóm o cosas desconec- y
n_yD -' V ? tadas de la vida social

20
I n t r o d u c c ió n

Anatomías artefactuales

H ace m u ch o q u e se h a aceptado la idea de que en las sociedades


indígenas los cu erp o s son los principales in stru m en to s para tran sm itir
signlficldos sociales y cosm ológicos (Seeger et ah, 1979; Turner, 1995).
Los~cuerpos son los m edios privilegiados para im pri m j r .y preservar
tan to ía propia id entidad com o la m em o ria de los cam bios de estatus
(Clastres, 1998 [1973]; Viveiros de C astro, 1979).

Viveiros de C astro (1998: 480) ha arg u m e n tad o que el objetivo


ú ltim o de la co n stru cción social del cu erpo es “particularizar un cuerpo
que aú n es m u y genérico” para hacerlo diferente, del cuerpo de otros
seres h u m a n o s y no h u m an o s. A firm a que m ientras que el m odelo del
esp íritu es el esp íritu h u m an o , el m odelo del cu erpo es el cuerpo anim al.
D esde este p u n to de vista, la m áxim a objetivación sociaí de los cuerpos,
la cual g eneralm ente tiene lugar en contextos cerem oniales, coincidiría
con su m áxim a “anim alización” -c u a n d o los cuerpos de los p artic ip a n ­
tes son cu biertos con plum as y pieles im presionantes, así com o otras
partes em blem áticas de los cuerpos anim ales (Viveiros de Castro, 1998: *-
480). Sin em bargo, dado que a m en u d o se concibe que los cuerpos an i­
m ales están hechos de objetos culturales - y esto se ve confirm ado por
el hecho de que los p ro p io s anim ales ven las partes de su cu erpo com o
in s tru m e n to s culturales (Viveiros de C astro, 1998: 4 7 0 )- nos vem os lor­
za dos a concluir que el m o d elo del cu erpo h u m a n o no es et cuerpo de
los anim ales, sino el cu erpo de los artefactos.

Esto tiene algunos corolarios im p o rtan tes. Si los cuerpos son,


com o sugiere Viveiros de C astro (1998: 278), el sitio principal de di­
ferenciación en tre las diversas form as de vida, y si son, com o parece,
co n stru ccio n es com puestas o incluso artefactuales, entonces las diferen­
cias corporales en tre las especies n u n ca son absolutas, sino tan solo u n a
cuestión cíe grado. Si los cuerpos son, com o se ha afirm ado, “haces de
afectos y capacidades” (Viveiros de C astro, 1998: 278) - y hay suficien­
te evidencia p ara apoyar esta conclusión—, entonces_estarían hechos d e
u n a co m b in ació n de afectos y capacidades derivadas de diversos seres

21
F uhnanüo Santo s G h a n i:r o

vivientes, en tre los cuales los artefactos figuran de m an era p ro m in en te.


D e sd e e sta p erspectiva, no h ab ría especies puras, sino u n a varied ad de
especies m an jfestan d o los afectos y capacidades de u n a diversidad de
otros seres vivientes.

fisto n o debería ser tan so rp re n d en te dadas las teorías indígenas


am azóiiicas sobre la p ersoneidad. Jas cuales p o n en ’ énfasis en la in co r­
p o ració n del O tro com o u n rasgo indispensable de la co n stru cció n del
Yo. Las p ersonas no nacen com o tales, sino que d eb en ser fabricadas
o m odeladas in ten cio n alm en te a través del ap o rte de u n a v ariedad de
sustancias y afectos p o r p arte de los padres y otro s parientes (L ondoño,
2005). La persona es u n a am algam a com pleja de sustancias e influencias.
D ado que los fam iliares son o riginalm ente O tros, la alterid ad pasa a ser
un co m p o n en te crucial en la fabricación del cu erpo h u m a n o (Vila^a,
2002). La afirm ación que hace M arilyn_Sirathern (1990: 13) en relación
a las no cio n es m elanesias d e p e rs o n e id a ^ f a saber, que “las personas„son
/co n frecuencia c o n s tru id a s c tm iO^éT^itio p lu ral y com piles to d e ja s re-
/ laciones que las p ro d u c en ”, es tam bién válida para la región am azónica.
( ^ E ls fiagrou ha catalogado, en este volum en, dicha m an era de concebir
la p erso n eid ad cóm o el “m o d o indígena de refació ñ am ien to ”, u n m o d o
social p o r m edio del cual to d o ser es u n a síntesis de los esfuerzos com bi-
nados de todos los seres que lia m c c ^ trib iiid o -so c ia l y c o rp o ra lm e n te -
.para_su existen c ia jg s ta (perspectiva co n stru ccio n al y relacíonalTque es
¿jfid ^ básica en la fabricación de cuerpos sociales, no p o d ría estar ausente en
A s í los actos de los dioses creadores.
. .
' C om o hem os visto, en tiem pos m íticos los artefactos eran los
cuerpos o partes c o rp o ra fe sd e los seres h u m a n os p r im o rdiales. Al final
de los tiem pos de in d iferenciación, estos se co n v irtiero n en partes co n s­
titutivas de las personas h u m an as y no hu m an as, tales co m o los anim a-
les, plantas y espíritus. En algunas cosm ologías am azónicas se dice que el
m o d o artefactual de reproducción precedió al m o d o genital (cfr. H u g h -
Jones). A m enudo, sin em bargo, los indígenas am azónicos conciben a m ­
bos m o d o s de p ro d u c ció n /rep ro d u c ció n com o hom ólogos. Incluso, tal
com o se sugiere m ás adelante, existe evidencia de que en las ontologías

22
I n t r o d u c c ió n

am azónicas, la labor artesanal es la que provee el m o d elo para todos los


actos creativos, antes que la crianza de niños. Si esto es verdad, entonces
puede afirm arse qu e el m o d o artefactual de p ro d u c c ió n /re p ro d u c c ió n
es an terio r no solo al m odo genital, sino tam b ién al m o d o p a ra d ig m á ­
tico de creación.

Los artefactos fueron im p o rtan tes no solo p ara la fabricación de


ios h u m an o s p rim o rd iales y o tras personas n o h u m a n a s en los tiem p o s
m íticos presufijetivos y preobjetivos; su co n trib u c ió n a la fabricación de
personas co n tin ú a siendo notable aún hoy en día.

E n tre los U rarin a se cree que las ham acas de los bebés - e la b o ­
radas p o r las m a d re s - y los sonajeros de las h am acas -e la b o ra d o s co n
partes~de anim ales y un a variedad de objetos a p o rta d o s p o r los pad res y
otros p a rie n te s - fo rm an , protegen y fortalecen los cu e rp o s de los bebés
a quienes p erte n ece n (cfrTWalker). Los padres seleccionan cu id ad o sa- -
m en te los co m p o n en tes dedos-sonajeros de las h am acas, los cuales, p o r .
lo general, son específicos p ara cada género, a fin de in cu lca r en sus
bebés cualidades artefactuales o anim ales a lta m e n te valoradas. A los
niñ o s y n iñas cash in ah ua que se e n c u en tran en re clu sió n ritu al se les
entrega b ancos hechos de anchas raíces de lu p u n a p a ra que p u e d a n
adquirir, de este p o d eroso árbol, la sabiduría de có m o vivir u n a vida
tran q u ila (cfr. Lagrou).

Los objetos son com ponentes im p o rtan tes de los cu erp o s de to ­


dos los seres vivos, al h aber sido in co rp o rad o s ya sea a través de p ro ­
cesos p rim o rd iales de creación o a través de técnicas cerem oniales de
con stru cció n corporal. Lo m ism o puede "decirse de las subjetividades
anim ales y vegetales objetivadas, las cuales, al igual q u e los sonajeros de
las ham acas u ra rin a o los bancos rituales cash in ah u a, son consideradas
vitales p ara la p ro d u cció n de seres h u m an o s b ien fo rm a d o s y co m p e ­
tentes. C o m o resultado, todos los seres vivientes so n seres co m puestos
que poseen an ato m ías em in en tem en te artefactuales. Es p o r esto, com o
giere Jo ana M iller en este volum en, que u n a teo ría am azónica so b re
; o b jetos debe ser, an te to do, una te o n a sobre la p e rs o n a .

23
F ern a n d o S a n to s G ran ero

Objetividades múltiples

U n a de las nociones que deriv an de este vo lu m en es que hay “m ú l­


tiples form as de~ser xma óósa^-eir el n ñ iñ d ^ i v ido iñdígeñáTSm ltratar de
ag o tar todas las posibilidades, en este volum en m en cio n am o s al m enos
' cinco categorías de objetos con esta n o ció n en m ente: 1) objetos que se
o rig in an a través de la auto tran sfo rm ació n , 2) objetos que se orig in an
a través de la m etam orfosis, 3) objetos que se o rig in an a través de la
m im esis, 4) objetos que se originan a través de procesos de anim ización
; ( e n so u lm e n t) y 5) objetos sim ples.Aos objetos de las p rim era s cu atro ca-
j tegorías, q u e son susceptibles a algún tipo de subjetivaciónj abarcan u n
g ran n ú m é ro dé “cosas”: objetos cerem oniales, parafernalia sham áni-
ca, a d o rn o s personales, canciones, n o m bres e im ágenes, arm as y h e rra ­
m ientas, utensilios de cocina, accesorios de cam a y de bebé, d o cu m en to s
personales y una am plia gam a de objetos in d u striales -in c o rp o ra d o s a
j ^las sociedades indígenas recien tem en te-, incluyendo escopetas, linter-
'V ñas, carros y aviones (cfr. Turner). Estos objetos difieren de otro s n o solo
en la Forma en q ü e lia n adquirido subjetividad, sino tam b ién el g rad o de
'“ ' “a n im a c id a d ” y “agentividad” que se cree poseen (cfr. Santos G ranero,
E rikson, G uzm án-G allegos y H ill).

Ellen Basso (1985) fue la prim era en señalar que en las antologías
am azónicas n o se le atribuye a todos los seres el m ism o tip o de poderes.
Basada en inform ación sobre los Kalapalo, Basso sugiere que cada clase
de ser -in clu y e n d o los o b jeto s- se caracteriza p o r ten er form as distintas
i de capacidad com unicativa y p o r ser capaces de actu ar solam ente sobre
1 seres de su m ism a clase o de clases con niveles m ás bajos de anim aci-
i dad. PhiUppe Descola (1996: 375-376) tam b ién ha señalado- que entre
i los A chuar, las jerarquías de seres an im ad o s/in an im ad o s se basan en
sus respectivas capacidades cm ñunicacionales. D esde urT p u n to de vis­
ta A chuar, afirm a Descola, estas capacidades d ep e n den de la .posesión o
falta de posesión de u n w akan (alm a), así com o de la fuerza del w a ka n
de cada especie. En la base d é la jerarquía achuar deTorm as de vida se e n ­
c u e n tra n algunos seres an im a d o T y objetos in anim ados que, al no tener
iwkau~j3ropxórpüéde*décirse que son los únicos que pertenecen p ro p ia ­

24
In t r o d u c c ió n

m ente a la esfera de la “naturaleza” en el sentido.que el m undo occidental


entiende a esta.

De igual m an era, M aría G uzm án-G allegos sugiere en este volu­


m en que la “subjetividad n o p re su p o n e necesariam ente la presencia de
un alm aL m ien t'rás~ qüeliqj todáTagencia. p re su p o n e-v o lu n tad -e-in ten -
cio n alid ad ”. Algunc>s,_objetos son o bjetos “su b jetivos”: concebidos com o
personas en la m ed ida que poseen u n alm a in d ep en d ie n te y son “agen­
tes de acciones significativas” (Pollock, 1996: 3201. O tros, en cam bio,
son sim p lem en te objetos “subjetivados”: poseen algún tipo de “sustan­
cia aním ica ; pero ñ o e n la can tid ad o cualidad necesaria para poder
actuar p o r sí m ism os, p o r lo que requieren la intervención de los seres
h u m an o s p ara activar su “agencia”; en este sentido, p u e den ser descritos
com o “agentes secu n d ario s” (Gell, 1998).4 Por esta razón, las flautas de
los W auja - q u e se cree poseen u n fuerte esp íritu anim al apapaatai (cfr.
Barcelos N e to ) - co n tra sta n g ran d em en te con los objetos yanesha, que
son m ás subjetivados q u e subjetivos, p o r lo cual n o cuentan con agencia
a u tó n o m a (cfr. Santos G ranero).

D ado qu e el aspecto com unicativo es crucial en las clasificaciones


am azónicas de los seres an im ad o s/in an im ad o s, los únicos objetos reco­
nocidos com o tales, desde u n p u n to de vista indígena, son aquellos que
no poseelym T típoM úsirstancia airírnit^yT O irlüírcuales es im posible co­
m unicarse. Todos los otros “objetos” son en realidad subjetividades, más
o m en o scío tad as de sustancia aním ica, que es tan to com o decir que tie­
n en capacidades de com unicación. Es esta capacidad de com unicación
la q ue convierte las “cosas” en seres sociales (D ouglas y Ney, 1998: 46).

4 Los objetos que carecen de subjetividad, voluntad e intencionalidad tam bién


pueden tener agencia en el sentido propuesto p o r Aifred Gell (1980) o M arylin
Strathern (1999), en la m edida que pueden ocasionar ciertos eventos o tener
efecto sobre una variedad de en tid ades (“pacientes” ), incluyendo la jiro p ia gente.
A quí, sin em bargo, usam os la noción de “agencia” en el sentido más clásico: una
capacidad consciente que tiene el sujeto para actuar o ejercer poder sobre otros

¿ seres y el m un d o que lo rodea. Esta capacidad varía dependiendo del grado de


subjetividad del"sujetó, Iá cuáL -desde u n a perspectiva indígena am azónica- está
siem pre asociada con la caú n d áclú F su stan ct álm ím tca que se cree posee el sujeto.

25
FURNANDt) S á XTOS GRANERO

Desde un p u n to de vista indígena, los m ás poderosos de estos objetos/


sujetos son aquellos que p u ed en involucrarse en diáfog^s-vtfodaderos
con los seres h u m an o s, ya sea en sueños, viajes espji;itual.e$ o encuentros
so b ren atu rales - y p artic u la rm en te aquellos que pueden im p a rtir co n o ­
cim ientos im p o rtan tes sobre cóm o dar o q u itar la vicia.

Las flautas tukano, los cuencos de piedra de los sham anes m a ri­
na y los tam bores w auja están entre estos objetos hipercom unicativos.
■De esta m anera, se p u ed e decir que la m aterialid ad es un proceso tan to
social com o com unicacional. Sin em bargo, dado que la com unicación
es siem pre subjetiva y su significado inestable, el grado de_subjetividad
a t]■i b u i ^ c u a J p s ^ o b j m ° su significado, están siem pre abiertos
a tírn eg o ciación y el d e b a te .jb e hecho, la subjetividad de los objetos se
revela an te - o es percibida p o r - diferentes categorías de personas de
m aneras m uy diversas, siendo los sham anes los m ás capaces p ara in te r­
pelar a los objetos en tanto sujetos......................... .....

Los indígenas am azónicos tam bién d istinguen a los objetos de


acuerdo a su valor de uso, o p o n ié n d o lo s artefactos dyTiso d iario a
aquellos usados en contextos cerem oniales. Los Tukano, p o r ejem plo,
co n sideran que todos los artefactos h u m an o s son g a h e u n i o “cosas p o ­
sibles de ser sobjetivadas” (cfr. HrigEdfdñes). Sm em bargofTos g a h eu n i
paradigm áticos son los In stru m en to s de V ida y Transform ación: objetos
cerem oniales “fertilizantes” indispensables p ara asegurar la co n tin u id ad
de todas las form as d e vida. D e igual m anera, los Kayapó designan todas
las posesiones o bienes personales -in c lu y e n d o nom bres, derechos, roles
| y canciones ritu a le s- con un solo térm in o : nékretch (cfr. T urner). A u n ­
que hacen u n a d istin ció n entre nékretch “co m u n es” y “h erm o so s”, sien­
do estos ú ltim os m ay o rm en te no m b res y bienes tran sm itid o s a través de
cerem onias colectivas com plejas, en oposición a los n o m b res y objetos
i com unes cuya tran sm isió n es confinada a la esfera de la fam ilia extensa.

Los objetos tam b ién son clasificados de acuerdo a su origen, sien­


do el prin cipal factor distintivo la oposición en tre bienes indígenas e in ­
dustriales. Los objetos foráneos han sido gradualm ente in co rp o rad o s a

26
I n t r o d u c c ió n

las sociedades indígenas am azónicas desde la época de contacto con los


pueblos europeos, hasta el p u n to que algunos de estos objetos son co n ­
cebidos com o si fuer áñ" uñar 'iTTtníísec a~dé lás "fo rm as tradicioiTá-
les de vida. Sin em bargo, los indígenas am azónicos no siem pre están de
acuerdo respecto al grado de anim acidad de estos objetos y su lugar en
las jerarquías locales de las form as de vida. En algunas sociedades, com o
la m atis o la yanesha, se cree que solam ente los o bjetos indígenas son a n i­
m ados o tien en la capacidad cíe convertirse en seres a n im ad o s (cfr. Erik-
son y Santos G ranero). Lo m ism o ocurre con los Yekuana, q u ien es consi-
/d era n que solam ente los objetos hechos a nivel local poseen subjetividad
i y son capaces de relacionarse o ser sociales (Guss, 1990). Pero en otras
^so cied ad es com o la u ra rin a (cfr. W alker) se p iensa que tan to los objetos
indígenas com o los foráneos tienen u n a d im ensión subjetiva. D e igual
/ m anera, el térm íiyóju k a n o 'gaheuni y el térm im xkava p ó n,ékfetch abarcan
V tanto objetos indígenas com o extranjeros (cfr. H ugh-Jones y T urner). En
am bos casos se estim a que estos objetos están d o ta d o s de s u b je t iv id a d y
que s o n ja objetivación de las cap acidades, afectos y co n ocim ientos de las
personas que los hicieron; aunque no creen que to d o s los objetos posean
el m ism o tip o de potencia: algunos son más po d ero so s que otros y p o r
tanto deben recibir u n cuidado más concienzudo.

C o m o p ro p o n e H ugh-Jones en este v o lu m en , n o solo existen


m ú ltiples form as de ser un objeto en las ontologías indígenas, sino que
tam bién hay im p o rtan tes diferencias en té rm in o s de lo q ue él d en o m in a
“regím enes de o b jeto s” 5 La riqueza y p ro m in e n c ia social de los objetos
en sociedades com o la tu kano, kayapó y w auja c o n tra sta con la “c u ltu ra
m aterial” m ás sim ple de' los U rarina, Yanesha y M átis, "y au n nías con 1a
escasez de v id a m aterial de los M am aindé.

Este vo lu m en solam ente llam a la aten ció n sobre estas fascinantes


diferencias, las cuales ciertam ente m erecen u n m ayor análisis. La exis­
tencia de objetos inalienables, poseídos in d iv id u al o colectivam ente,
que escapan al destino co m ú n de los artefactos u n a vez que sus p ro p ie ­

5 Regímenes objetuales (N de la T).


F erna nd o Sa n to s G ranero

tario s m u ere n y que son tran sm itid o s de u n a generación a o tra, debe te­
ner, in d u d ab lem en te, im p o rtan tes im plicaciones sociales y políticas de
las cuales todavía no estam os al tanto. Las diferencias entre regím enes
ob jetuales no niegan, sin em bargo, la existencia de num exosasm odones
^com partidas sobre el m u n d o de las cosas, nociones que ap u n tan a la
existencia de u n a teoría indígena com ún sobre la m a terialidad.

Marcadores lingüísticos

Los pueblos anim istas no consideran que todas -las form as de


existencia estén dotadas de an im acidad y capacidad de agencia. Algu-
) nos objetos son p u ra y sim plem ente objetos. A su vez, se considera que
^^■ algunos seres vivos no tienen alm a u otros atrib u to s de la p ersoneidad y
1 p o r ellcTsé los distingue de otros seres que sí los poseen (Descola, 1996:
375-376; C am argo, 2006).

A m e n u d o , la d istin c ió n en tre seres a n im ad o s e in a n im a d o s o


e n tre seres m as Ó m en o s an im ad o s, se m arc a m ediante'"una v arie d ad
de re cu rso s lingüísticos (H arvey, 2006: 33)2 Listos m arcad o res p u e d e n
ser p o s itiv o s o negativos, es decir, p u e d e n o p e ra r ag reg an d o m arcas
p a ra d is tin g u ir a un g ru p o de cosas de o tro s g ru p o s o al n o m arcarlas,
lo cual im plícitam ente agrupa a todas las cosas n o m arcadas d en tro de
u n a m ism a categoría.

Del lado de las form as positivas de m arcación lingüística se e n ­


c u e n tra n los C ashinahua, quienes, a través del uso de u n a serie de ele­
m e n to s posesores, d istin g u en en tre seres h u m a n o s y n o h u m a n o s, y
estos ú ltim o s p u ed e n ser asim ilados o n o en la categoría de “h u m a n i­
d a d ”. Elíane C am argo (2006) afirm a que en el lenguaje ca sh in ah u a, la
o p o sic ió n e n tre h u m an o s y no hurrranqy~(amrnttLes~ynaoranm raÍes) no
es p e rtin e n te. M ás bien, la prin cip al o p o sició n se da en tre h u m a n o s
y n o h u m a n o s asim ilados a la h u m a n id a d versus los no h u m a n o s ex ­
plícitos. Los C ash in ah u a creen que los artefactos p erte n ece n a la clase
de n o h u m a n o s y en frases genitivas son m o rfo ló g ica m e n te tra ta d o s
co m o tales. Sin em bargo, a ciertos objetos m a n u fa c tu ra d o s, p a rtic u -

28
I n t r o d u c c ió n

lam ien te en contextos sham ánicos, se les atrib u y e subjetividad y ca p a­


cidad de agencia.

Del lado de las form as negativas de m arcación lingüística en co n ­


tram os a los U rarin a, quienes no distinguen a los objetos de los an im a­
les, p lan tas o h u m an o s rifa través de sustantivos que d en o tan a n im a d -
dad ni a través de clasificadores nom inales; indicando, de esta m anera,
que to das estas fo rm as de existencia son capaces de subjetividad (cfr.
W alker).

En sociedades com o los W ayana, las pertenencias personales y las


partes del cu erp o no p u ed e n ser n o m b rad a s sin u n p ro n o m b re posesi­
vo, u n m arcad o r que subraya su cualidad subjetiva (Van Velthem, 2003:
141). Lo m ism o o cu rre en tre los Yanesha, quienes consideran .que las
partes del cu erp o (brazos, piernas, corazón), los aspectos inm ateriales
del ser (vitalidades, som bras) y los objetos de uso personal [túnicas,
cuentas, b andas) son igualm ente anim ados (cfr. Santos „G ranero). En
este caso, sin em bargo, la subjetividad co m ú n de estas form as de exis­
tencia se enfatiza al m arcar las form as no posesivas de estos térm inos
con u n sufijo privativo. Esta práctica lingüística se conecta con la ex­
ten d id a creencia am azónica de que, a través del contacto íntim o, los
objetos de uso p erso nal g rad u alm en te se “anim izan” o adquieren parte
de la sustancia aním ica de sus propietarios, y con ello u n cierto grado de
subjetividad. Sin em bargo, esta p artic u la rid ad n o siem pre es lingüística­
m ente m arcada. Los M atis co m p arten la n o ció n de que los adornos p er­
sonales se subjetivan com o resultado de u n contacto prülongadoTpéro
clasifican estos o rn a m e n tes com o chu - “p erten en cias” ..o. “posesiones
in an im ad as”- en vez de w iw a o “m ascotas”, que es el térm in o utilizado
para calificar a los “seres subyugados” n o h u m a n o s (cfr. Erikson).

E ntre los W akuénai, los niveles de an im acidad y p o d er son m ar-


cados a través del uso de clasificadores num erales, que ord en an diferen-
tes seres y objetos en conjuntos de sustantivos de acuerdo a propiedades
co m u n es de interacción tales com o: com estibilidad, utilidad, género y
lugar. Según lo m u estra Jo n ath an Hill en este volum en, “las cosas con

29
F erna ndo S a n to s G u anero

m ás p ro b abilidad de ser subjetivadas son aquellas que e n tra n en co n tac­


to con el_ cu e rpo iTtrave.s dé la, alim entación, el uso y cTiacto;, las cosas
quejvdenen-eivpares o que de alguna form a eslán involucradas en expre­
siones c u a n tita tiv a s;^ las cosas a las que se les atribuye-poderes excep­
cionales p ara causar d o lo r en los m itos y ritu a les”. Los casos discutidos
aquí p ro p o rcio n an u n p rim er acercam iento a los im p o rtan tes recursos
r^eniióticbs^dispoñibT eT para describir la m aterialid ad y la m aterializa-
J y~} ción en loTleirguaJés inLlígenas am azónicos. Estos recursos incluyen no
i) ~ ^ solo aspectos gram aticales, sino t am bién sonidos, m úsica y gestos, cons­
titu y en d o ta n to u n a fo rm a de h ab lar com o u n a fo rm a de ser/sentir. U n
co n o cim iento m ás p ro fu n d o de los tipos de cosas que son susceptibles
de subjetivación en diferentes sociedades indígenas, ju n to con estudios
lingüísticos m ás detallados enfocados en los tem as de la a n im a d d a d y
la capacidad de agencia, com o el realizado p o r C am argo (2006), c o n tri­
b u iría n a ten er u n m ejor en ten d im ien to de las cosm ologías construccio-
nales de los pueblos indígenas am azónicos y p ro p o rcio n arían la in fo r­
m ació n lingüística necesaria p a ra m ejo ra r n u estra co m p ren sió n de las
m odalidades indígenas de an im ism o y perspectivism o.

Subjetívaciones

M ientras se piensa que algunos objetos po seen alm as fuertes y


au tó n o m as, a otros se les atribuye solo form as débiles de subjetividad o
n in g ú n tipo de subjetividad. En otras palabras, n o se cree que todos los
objetos sean subjetivos de la m ism a m anera. Estos ^estados de subjetivi­
d a d ” (Stolze Lim a, 2005: 214) d ep e n d en en g ran m edida de la can tid ad
y calidad de la sustancia aním ica que se p iensa poseen.

Los objetos que no c u e n ta n con alm as au tó n o m as d ep en d en a


m en u d o de algún tipo de in terv en ció n h u m a n a p ara subjetivarse o p e r­
sonificarse. Esto es com patible con las teorías indígenas de la personei-
j’j dad, las cuales conciben a las personas com o aquellos seres que poseen
alm a o v italidad. Es la posesión d e u n alm a lo que p erm ite ten er cons-
Vciencia de u n o m ism o y de los otros,jasí com o la hab ilid ad p ara pensar,
i l^qsde este p u n to desvista, las “p erso n as” so n seres relaciónales y sociales
. .:T 2 v .~ ■ ......................... ..............
I n t r o d u c c ió n

con v o lu n tad , q ue p u ed en ten er com unicación y recip ro cid ad (Harvey,


2006: xvii; Taylor, 1993): se conocen a sí m ism os a través de las relacio­
nes que m a n tie n e n con otros. M ás im p o rta n te aú n , tal co m o lo sugiere
Beth C o nklin (2001: 141), es la creencia de que las capacidades del ser
se activan so lam ente a través de la in te ra cción con o tro s . D e hecho, es
a través de las relaciones con personas diferentes de u n o m ism o que la
creatividad y vitalid ad se hacen posibles. La p e rso n e id a d indígena es, en
este sentido, u n a “perso n eidad fractal”, en la m ed id a que im plica relacio­
nes de in co rp o ració n del O tro en el Yo a diferentes escalas, las cuales son
siem pre sim ilares las unas a las otras (Luciani y A n to n io , 2001). C o m o
lo ha señalado Viveiros de C astro (2004a: 480) tan convin cen tem en te,
desde un p u n to de vista indígena “el ser es siem p re el regalo del o tro '’.

La subjetividad o personeidad de los objetos tam b ién es r e í a - ^


cional, p artic u la rm en te en el caso de los objetos que no tienen"Alm as
autó n o m as, los cuales d ependen de un sujeto p a ra d esarro llar su subje­
tividad. La subjetívación de estos objetos se lo g ra a través del co n tacto
íntímcTo de la activación de una subjetividad laten te y preexistente. En
la p rim era situación, que involucra casi siem pre artefactos, u n a serie
de objetos - q u e p u ed en o no h aber sido p ro d u c id o s p o r su d u e ñ o - se
subjetivan a través de la difusión gradual de la su stan cia an ím ica de sus
dueños hacia sus pertenencias m ás personales (cfr. M iller, W alker, La-
grou, Santos G ran ero y Hill). La subjetívación m ed ian te procesos de
anim ización im plica u na form a de co rporalizar los objetos an im izad o s
para que se con v iertan en una “extensión de los c u e rp o s de sus p ro p ie ta ­
rios” (cfr. Santos G ranero). Esta noción parece estar b astan te extendida
a lo largo de la A m azonia indígena. Los U rarina con cib en las ham acas de
los bebés sim u ltán eam ente com o extensiones y partes constitutivas de
los bebés a los que pertenecen; de hecho, cada u n o es e n te n d id o com o
extensión del o tro (cfr. W alker). Lo m ism o o c u rre con los o rn a m e n to s
personales o los objetos específicos de género de los M am ain d é (cfr. M i­
ller). En este volum en, P hílippe Erikson nos dice que en tre los M atis,
aquellos objetos que están en contacto m ás ín tim o con sus dueños, van
adquiriendo grad u alm en te el carácter de “p artes ex tra-so m áticas de sus
cuerpos”. D ado qu e en m uchas ontologías am azónicas las alm as y los

31
F erm a ndo S a n t o s G u anero

cu erp o s so n co ncebidos com o “dobles” (Vilaqa, 1992), cualq m erjid ició n


o su stracció n que se le haga a uno necesariam ente se refleja en el otro.
Esto explica p o r qué los h um anos y n o h u m an o s, vistos en sueños o
/ en los viajes espirituales sham ánicos, siem pre aparecen vestidos con sus
ropas, a d o rn o s y arm as em blem áticas. Viveiros de C astro (1998: 482)
acierta, p o r ende, cuando afirm a que “no se tra ta ta n to de que el cuerpo
es u n a v estim enta, sino m ás bien de que la vestim enta es u n cu erp o ” (ver
tam b ién Santos G ranero, 2006).

D esde u n p u n to de vista indígena, los lím ites de u n a p erso n a no


están circunscritos a su cuerpo, n o solo debido a que los cuerpos son
relaciónales y la subjetividad es com puesta, sino tam b ién p o rq u e con
el paso del tiem po los objetos personales se vuelven p arte del cuerpo
(H arvey, 2006: 113). Incluso se piensa que ciertos objetos personales,
g eneralm ente considerados inalienables, representan las cualidades y/o
la subjetividad de sus dueños. Los collares de cuentas “dé los M am ain d é
(cfr. M iller), los bienes nékretch “h erm o so s” de los Kayapó (cfr. T urner)
y los d o cu m en to s de id en tid ad runas (cfr. G uzm án-G allegos) son algu­
nos de los m uchos objetos que parecen ten er u n a cualidad m etoním ica.
D ebido a la cercana asociación, é inclusive ídentiticación, en tre cuerpos
! y objetos personales, se piensa que las acciones que afectan a los obje-
^ tos personales afectan de igual m anera a quienes los poseen (cfr. Santos
' —G ran ero ). M ás aún, debido a que los objetos personales son p artes cons­
titu tiv as de sus dueños, esto pueden ser utilizados p o r agentes enem igos
o m aléficos con el fin de em brujar a sus d u eñ o s bajo los p rin cip io s de lo
que jam es George Frazer (1982) d en o m in ó “m agia contagiosa”.

La segunda form a de subjetivación involucra a objetos que no


son p ro d u c to del esfuerzo h u m an o , sino m ás bien de la agencia so b re­
n atu ra l. Estos objetos encarnan las poderosas intencionalidades y afec­
tos de sus fabricantes sobrenaturales. Por lo general, no se atribuye a es­
tos objetos la posesión de u n alm a ind ep en d ien te, p o r lo que d ep en d en
de la intervención h u m ana para volverse activos. Este es el caso de las
za m p o ñ a s yanesha, cuya subjetividad y poderes generativos -d e riv a d o s
de los dioses creadores asociados a ellas- p u ed e n ser activados solo m e-

32
I n t r o d u c c ió n

diante ofrendas de_masafo (bebida de yuca ferm en tad a), jugo de coca
y h u m o de tab aco (cfr. Santos G ranero). A sim ism o, se cree que otros
objetos de o rig en so b ren atu ral, com o las p iedras cu rativas ru n a ,o los —
cuencos d e p ied ra de los sham anes u ra rin a, poseen u n alm a au tó n o m a i
y p o r lo ta n to tienen in ten cio n alidad y agencia propias (cfr. G uzm án-
Gallegos y W alker). Sin em bargo, su subjetividad adquiere su m áxim a
expresión solo cu an d o son activados p o r ei sK ám áfíq uedos eñ c o n tro y
tom ó posesión de ellos.

Los m o d o s de activación varían significativam ente. Para utilizar


los egaando o cuencos de p iedra, los sham anes u ra rin a deben jprim e­
ro cap tu rarlo s y d o m esticarlos m ed ian te canciones, abstinencia sexual
y un diálogo ritual. Tal com o señala H a rry W alker en este libro, los
egaando tien en q u e^erJA o accio n ad o s p ara que asu m an una p erso n en
dad com p leta”. En contraste, las piedras curativas ru n a no pueden ser
ni dom esticadas ni controladas (cfr. G uzm án-G allegos), su subjetivi­
dad y ag e n d a solo p u ed e n ser activadas de m an era positiva m ediante
el establecim iento de relaciones am igables con ellas. Solo cuando los
sham anes ru n a h a n lo g rad o am istarse con u n a p ied ra en particu lar es !
que esta se convierte en u n ayudante activo en el contexto de las sesio­
nes curativas. Relaciones sim ilares de am istad en tre los sham anes y sus
piedras curativas se en c u en tran en tre los Z apara (B iíhaut, 2006; sobre
las relaciones am istosas en tre los sham anes y sus fam iliares ver tam bién
Santos G ranero, 2007).

Ya sea que hayan sido subjetivados a través de la apropiación o el


co n tacto ín tim o , estos objetos son siem pre concebidos com o extensio­
nes de los cu erp o s de sus dueños. C u an d o sus d u eñ o s m ueren, estos o b ­
jetos se ven - e n palabras de Terence T u rn e r- com o u n a “parte no en te­
rrad a del cu erp o de la persona m u e rta ”, p o r lo que deben ser destruidos;
de lo co n trario , el alm a de la perso n a m u e rta p u ed e perm anecer alrede­
d o r de los objetos que eran u n a p arte co n stitu tiv a de ésa~pérsoira a fin
de perseg u ir a los vivos y arra stra r sus alm as al m u n d o del m ás allá. Para
evitar esto, to das las posesiones de la persona m u erta , incluyendo o r­
n am en to s, arm as, utensilios, m ascotas, casas y jardines, son destruidos,
F e r n á n n o S á k i 'í >s G ran ero

qu em ad o s, m atad o s o aban d o n ad o s. En el pasado, esta práctica incluía


a los esclavos cautivos, quienes a m en u d o eran asesinados y en terrad o s
con sus am os p ara servirlo en el o tro m u n d o (Santos G ranero, 2009). A
pesar de su carácter generalizado, esta creencia no es, sin em bargo, u n i­
versal y no se aplica a todos los objetos. En ciertas sociedades indígenas
a m a z ó n iq a ^ ^ e n e ra lm e n te en aquellas que tien en regím enes objetuales
m ás “o p u len to s”, algunos artefactos se lib ran de ser d estru id o s cu an d o
m u eren sus dueños. Estos objetos p artic u la rm en te apreciados, com o los
tocados desplum as tukano, las (lautas wauja y los n o m bres nékretch de
s Kayapó, son conservados y tran sm itid o s de una generación a o tra
¿JÉ / (cfr. H ugh-Jones, Barcelos N eto y T urner). P or el co n trario , algunos de
\áA \ £ s ¿ o s objetos, com o los collares de colm illos de p e c a n dé las G uayanas,
ad q u ieren m ayor valor a través del tiem po, rep resen tan d o la destreza
acu m u lad a no solo del que usa el objeto, sino tam b ién d e sus ancestros
(Im T h u rn , 1893: 196). D ichos objetos tienen el carácter de “posesiones
inalienables”: objetos im b u id o s de las identidades intrínsecas e in efables
de sus d u eñ o s - a m en u d o u n a colectividad so cial- que n u n ca son rega­
lados y se los traspasa de u n a generación a o tra d en tro d e f contexto ce­
rrad o de los clanes, m itades y grupos de descendencia (W einer, 1992: 6).

Objetivaciones
Las ontologías indígenas contem plan tan to la posibilidad de que
los objetos se conviertan en sujetos cu m o T ad e q iñNósdiTjetosG e convier­
tan en objetos. Los procesos de objetivación son, p o r lo tanto, la c o n tra ­
parte de lo s p roces os de subjetivación discutidos en la an terio r sección,
mday p o r lo m enos tres form as en las que los sujetos p u ed e n convertirse
en objetos: 1) a través de la labor artesanal, 2) a través de la acción ritual
y 3) a través de la “d esubjetivación”..La.pri.mera situación im píica.Ja p ro ­
ducción directa de artefactos que aparecen com o la m aterialización de
las dim ensiones subjetivas de sus hacedores (cfr. Erikson, H ugh-Jones,
L agrou y Santos G ranero). La situación "asume la form a de u n a en car­
nación m aterial de intencionalidades no m ateriales (Viveiros de Castro,
2004: 470). Los artefactos constituyen la expresión objetiva cE lo s co-

34
INTRODUCCION

nocim ientos, destrezas v sentim ientos de sus dueños. v p articip an de Ja


subjetividad de sus hacedoresjK a rs te n , 1923: 12; M cC allum , 2001: 93).
Esto está de acuerdo con la noción indígena que concibe a los hacedores
y sus artefactos com o relacionados p o r lazos de filiación; tal com o Els
Lagrou, siguiendo a Joanna O vering (1988), sugiere en este volum en: jo s
artefactos son a m enudo descritos com o los “hijos” de sus hacedores.

M enos conocido es el hecho q u e los p u eb lo s indígenas a m a z ó n i­


cos conciben a sus hijos com o creaciones artefactuales del m ism o nivel
que las cerbatanas o las ollas. Los C ashínahua d escrib en el proceso de fa­
bricación de bebés y artefactos en térm inos sim ilares (M cC allum , 2001:
16-17) y los W ayana usan el m ism o verbo (tih é ) p a ra referirse a la p r o ­
ducción tan to de n iñ o s como_de objetos (Van V elthem , 2003: 1 19); d a do
que la p ro d u cció n es en tendida com o el p ro c eso a través del cual algo es
creado, hecho aparecer o h echo que suceda, los W ayana design a n a todas
las cosas “fabricadas” p o r u n a persona, incluyendo los n iñ o s, anim ales
cazados y en em igos capturados, p ó r u n u ñ ic ó lé n ñ iñ b T fi^ é ) que puecte
ser t ra d u cido com o “m is cosas hechas” (Van V eíthem , 2003: fifí)” Esto
explica p o r q u é jo s hijos son a m en u d o colocados en la jn is m a .c a te g o ­
ría que otras “perten en cias” personales v se dice que “p erte n ece n ” a sus
p ad res (Rivière, 1969: 243; Santos G ranero, 1991: 211; B elaúnde, 2001:
121). El carácter artefactual de los n iñ o s indígenas e n c u e n tra su m áxim a
expresión en tre los padres M am aindé, quienes llam an afectu o sam en te a
las hijas que están pasando p o r el ritu al de in iciación de la p u b e rta d “m i
cosa” (cfr. M iller).

Al igual que los hijos, los artefactos son el resu ltad o del ap o rte de
sustancias y sen tim ientos que pertenecen a sus haced o res/g en ito res y,
p o r tanto, tam b ién constituyen u n a suerte de extensión de sus cuerpos.
Las ham acas de bebé de los U rarina son la en c arn a ció n o m aterializa­
ción del am o r y el afecto de las m adres que las h iciero n , así com o del
afecto de sus fam iliares m ujeres, quienes c o n trib u y e ro n a su c o n stru c ­
ción a través de la entrega de elem entos selectos que p erte n ecie ro n a las
ham acas de sus propios bebés (cfr. W alker). Los artefactos y diseños cas-
h inah u a constituyen, al m ism o tiem po, la “m e m o ria cristalizada” de las

35
»

F erna nd o S a n t o s G ran ero

personas que los hicieron y la red invisible que vincula a sus hacedores
con o tro s seres hu m an o s y no h u m an o s (cfr. Lagrou).

Esta característica de los artefactos ya fue señalada p o r M arcel


M auss (1954) en su Ensayo sobre el d 0 U,-.fÚl-£Slerírabajo7JV[auss arg u ­
m e n ta que la entrega de regalos debe ser recíproca - ta n to p o rq u e los
/regalos retien en los atrib u to s de las personas que los en treg aron com o
/ p o rq tfe 'en c arñ an la relación existente é n tre l o s personas en v irtu d de la
l obligación m u tu a de recibir y d ar regalos. Esto es así debido a que la la­
b o r artesan al involucra u n doble proceso de objetivación/subjetivación.
Al tra n sfo rm a r la m ateria p rim a p o r m edÍQ jie-sn$.aentim ientos, destre­
zas e in te n c ionalidad, el fabricante p ro d u c e u n objeto que es sim u ltá­
n eam en te u n sujeto -e s decir, u n objeto subjetivado que actú a com o u n
sujeto objetivado.

La segunda form a de objetivación está relacionada con la esfera


de acción ritual, a m en u d o shamáhfcaT Tñvótucrá“ u n prócesq_de obje-
tivación~de"subjetividades sobrenaturales, que Jo n ath an Hill (este vo-
lum en-)'h a"d e n o m in a d o acertadam ente “m aterialización de lo o cu lto ”.
A quí, adem ás, el proceso involucra la p ro d u cció n de u n objeto que es si­
m u ltá n e a m e n te un sujeto. En contextos sham ánicos, las relaciones su b ­
jetivas (tem o r a la m uerte, enferm edad y desgracia, conflicto e ira) son
tran sfo rm ad as en m aterialidades tangibles bajo la apariencia de objetos
p ató g en o s (cfr. G uzm án-G allegos y H ill). Los indígenas am azónicos a
^ m e n u d o consideran que los dardos sham ánicos son deseos retorcidos
vw C transform ados p o r los sham anes en objetos nocivos (Gow, 2003). La
—fabricación de ciertos objetos rituales es vista frecu e n tem ente com o u n
~y
m ed io de m aterialización de subjetividades sobrenaturales. Las o p e ra ­
ciones rituales dirigidas a d'áf’Tófm a'’miHenal a este tipo de entidades
n o rm a lm e n te invisibles están rodeadas de u n gran secretism o e invo­
lu cra n prácticas ascéticas com o ayunos, vigilias y abstinencia sexual,
así com o num erosas precauciones sobrenaturales. A m en u d o tam b ién
in volucran cantos rituales, com o es el caso de los sham anes w akuénai
quienes “c a n tan /crean ” la cuerda que conecta el m u n d o de los ancestros
co n el m u n d o de los vivos (cfr. Hill).

36
In t r o d u c c ió n

En algunos casos se piensa que los artefactos así m aterializados


poseen alm as fuertes y au tó n o m as. A m e n u d o se le atribuye a estos' o b ­
jetos u n a gran agencia, así com o poderes ex trao rd in ario s, incluyendo el
poder de la a u to tra n sform ación. Este es el caso de las flautas, m áscaras,
tam bores y o tro s objetos..wauja, los cuales en carn an poderosos espíritus
anim ales a p a p a a ta i, que son fabricados p o r especialistas rituales con
fines curativos (cfr. Barcelos N eto). Se piensa que estos sujetos o bjeti­
vados p o seen diferentes grados de p o d e r y agentividad, determ inados
de acuerdo a la d u reza y d u ra b ilid ad de los m ateriales con los que es­
tán hechos. Se dice que las m áscaras w ayana y m irab a tam bién son la
en carn ació n de seres m o n stru o so s y p o derosos de los m aestros de las
diferentes especies anim ales a las que representan (Van .Yelthem, 2003:
125, 198-199; K aradim as, 2005: 322). P or esta razón, las m áscaras re­
quieren u n m an ejo ritual m uy cuidadoso. Su confección, que a m enudo
conlleva los esfuerzos de toda la colectividad, requiere no solo grandes
destrezas artesanales, sino tam b ién el ap o rte de elem entos no visuales
com o m ov im ien to s, sonidos y fragancias. Todos estos elem entos son
indispensables a fin de iraer á la vida a los p o derosos seres so b ren a­
turales rep resen tad o s p o r las m áscaras e involucrarlos en operaciones
rituales a favor de la colectividad.

La finalidad de los procesos de objetivación a través de la labor


artesanal o la acción ritual es siem pre la p ro d u cció n de un objeto-en-
tanto-sujeto. En contraste, la tercera form a de objetivación involucra la
desubjetivackm de un objeto subjetivo o subjetiyado a fin de convertirlo
en una cosa in an im ad a. Estas o peraciones son efectuadas, p o r ejem plo,
antes de tran sferir objetos personales u objetos rituales m uy p o d ero ­
sos a terceras personas. En estas situaciones, los objetos son privados de
su subjetividad p a ra im p ed ir que le hagan d añ o al receptor o que sean
utilizados p o r el receptor para p erju d icar al d o n an te. Antes de entregar
tu b o s de tabaco u o tros poderosos artefactos sham ánicos a otra p erso ­
na, los Yanesha los lim p ian cuidadosam ente (cfr. Santos G ranero). De
igual m anera, los h o m b res m atis refriegan a conciencia las ollas en las
que p re p ara n el curare antes de venderlas (cfr. Erikson). Los indígenas
am azónicos se reh ú san con frecuencia a vender objetos usados a m enos

37
F I’KNá s 'i h j S a n t o s G ran ero

que hayan pasado p o r u n proceso de desubjetivación. A lgunos objetos


nuevos p u ed en incluso ser m an u fa ctu rad o s para prevenir que su su b ­
jetividad se m anifieste. Así, p o r ejem plo, las m áscaras w auja fabricadas
p ara la venta carecen d e o jo s , bocas o dientes, así, su m o n stru o sa su b ­
jetiv id ad no se activa p o r la falta de una atención ritu a l adecuada (cfr.
Barcelos N eto). En otras sociedades indígenas am azónicas, com o una
fo rm a de desubjetivación, se saca de circulación p ública aquellos a rte ­
factos altam ente subjetivados; las ham acas de bebé u ra rin a, guardadas
cu id ad o sam en te p o r las m adres hasta que se p u d re n , son u n caso de este
tip o (cfr. W alker). A lgunas veces, los objetos subjetivos ex trem ad am en te
p o d ero so s son m u tilad o s antes de ser sacados fuera de circulación. Lue-
■ go de h aber cu m p lid o co iE s u 'fu n cion,ios~W ayana le sacan las plum as
i a las m áscaras cerem oniales antes de guardarlas debajo del techo de la
\c a sa cerem onial hasta que se p u d ra n (Van V elthem , 2003: 214). Todo
jesto tiene el objetivo de debilitar la subjetividad de las "máscaras y p r i­
marlas de su peligrosidad.

Estas prácticas sugieren que la vida de los artefactos indígenas


sigue u n ciclo sim ilar al de otros seres vivos. Son traíd o s a la vida a través
de la lab o r artesanal u o peraciones rituales; p artic ip a n activam ente en
u n a v ariedad de contextos económ icos, sociales o cerem oniales; y u n a
vez que se h an desgastado o que ya no p u ed en seguir cu m p lien d o las
funciones p ara las que fu ero n hechos, se los deja m o rir o se los “m ata
m ág icam ente” (cfr. T urner). A m enudo, sin em bargo, los artefactos in ­
dígenas son incapaces de co m p letar sus ciclos de vida. C uando u n a p e r­
sona m uere, la m ayoría de sus posesiones son quem adas, destruidas o
a b a n d o n ad as p ara conseguir su desubjetivación y p ara q u e n o persigan
a los vivos. En dichas ocasiones, las vidas de los objetos llegan a u n fin
ab ru p to . D ebido a que los artefactos, com o las personas, tien en u n ciclo
de vida, tam b ién poseen u n a biografía (Kopytoff, 1986) - e s decir, u n a
historia personal detallan d o cóm o y cu án d o fueron creados, q u ién los
creó, qu é experiencias vitales h an tenido, qué tipo de relaciones tu v ie­
ro n con o tro s seres vivos y, a veces, cóm o sus vidas llegaron a su fin.
Este aspecto de la vida oculta de las cosas, que ha sido in suficientem ente
explorado en este volum en, p o d ría ser u n área de investigación m uy

38
I m 'R d D u c a o N

prom eted o ra, especialm ente im p o rtan te para en te n d e r la conexión e n ­


tre los artefactos y la organización sociopolítica en regím enes objetuales
opulentos.

Relaciones objetuales

Las ontologías aním icas consideran que el m u n d o está lleno de


personas, solo algunas de las cuales son h u m an as. La sociabilidad en
estos contextos abarca n o solo a los h u m an o s, sino tam b ién a personas
no hu m an as. La vida h u m an a siem pre se es vivida en relación con estas
otras personas (Harvey, 2006: xi). Las relaciones intersubjetivas entre
h um anos y objetos, al igual que aquellas en tre h u m a n o s y anim ales, no
están exentas de conflictos y luchas de poder. D e hecho, las relaciones
entre h u m anos y objetos son a m e n udo expresadas en térm in o s de asi­
m etrías de poder. Estas asim etrías derivan, gen eralm en te, de diferencias
absolutas en íérm inos~3eí grado de an im acid ad y agen c ía "atfib u ida s a
diferentes form as de vida. En estos contextos, d lu g ar de cada form a de
vida está m ás o m enos p red eterm in ad o en clasificaciones jerárquicas
com o las que se en cu en tran en tre los K alapalo (Basso, 1985), los A chuar
(Descola, 1992) o los Yanesha (cfr. Santos G ra n ero ). El signo de las re­
laciones en tre h u m an o s y objetos en estas jerarq u ías varía, sin em bargo,
considerablem ente.

E ntre los U rarina, p o r ejem plo, las relaciones h u m a n o -o b je to


siem pre involucran algún tipo de sujeción de los objetos p o r p arte de
sus hacedores o dueñ o s (cfr. W alker). Esto es p a rtic u la rm e n te cierto en
el caso de objetos poderosos, tales com o los cuencos de p ied ra sham á-
nicos, los cuales necesitan ser dom ados y so m etid o s antes de p o d er ser
usados de fo rm a segura. Para los U rarina, los objetos so n siem pre “co m ­
pañeros subyugados”. Los M atis m a n tie n e n u n p u n to de vista sim ilar
(cfr. E rikson). Las relaciones h u m a n o -objeto son siem pre vistas com o
relaciones ep jre sujetos de desigual valor. Son descritas ya sea com o una
relación entre “m aestro /d u e ñ o ” y “ vWwfl/mascota55~o com o u n a relación
entre “m a e stro /d u e ñ o ” y “c/iu/pertenencia” En cu a lq u ie r caso, los o b je­
tos ocu p an la posición de subordinados sem iau tó n o m o s. Son, en puia-

39
F erna nd o S a n t o s G ran ero

bras de E rikson, “cosas obedientes’! U na versión m ás débil de esta co n ­


cepción se en cu en tra en tré los Yáñesha, quienes eonciben-ados objetos y
artefactos com o seres dependientes del capricho dé sus 'düenó’s, pues no
c u e n ta n con alm as verdaderas, que son indispensables’para ten er u n a
agencia y subjetividad com pletas (cff. Santos G ran ero ). El p o d e r de al­
gunos’objetos puede ser m ás grande que el de sus dueños, p ero debido a
q ue n o tien en u n alm a autónom a, d ep en d en de la intervención h u m a n a
p a ra que su agencia sea activada.

En otras sociedades indígenas am azónicas se piensa que algu­


nos o b jeto s son n o solo m ás poderosos que los h u m an o s, sino tam b ién
p o te n c ia lm e n te peligrosos p a ra la existencia h u m a n a . Estos po d ero so s
J o b jetos su b je tivos n o pueden ser n i d o m esticad o s ni d o m ad o s. A lo
/ s u m o p u e d e n ser apaciguados para q u e n o sean peligrosos rrppara sus
j d u eñ o s ni p ara la colectividad. Estos objetos o c u p a n u n a p o sició n do-
/ m in a n te , d em a n d a n d o m ucha atención de sus dueños. Es du caso de
f las flautas.v m áscaras w auia, las cuales deben recibir ofrendas p eriódi-
cas de com ida, pues de lo co n trario se en o jan y se tra n sfo rm a n en los
anim ales^ quej*epresentan p ara castigar a süs~desatentos d u e ñ o s (cfr.
B arcelos N eto). Tam bién se piensa que los o rn a m e n to s que los sham a-
nes m a m a in d é o b tien en de los espíritus de los m u erto s o c u p a n u n a
p o sició n d o m in a n te (cfr. M iller). Los sham anes deben tran q u ilizarlo s
i con ofren d as de m asato p ara asegurar su ayuda al m o m e n to de cu rar
pacientes. U n proceso sim ilar de ap acig u am ien to , esta vez a través del
canto, tien e lugar en los rituales de p u b e rta d cashin ah u a, p ara conven -
cer al esp íritu d ep red ad o r del árbol de lu p u n a, c o n ten id o en los bancos
en los que se sientan los iniciados, de que les im p a rta su co n o c im ien to
en vez de devorarlos (cfr. Lagrou). "

Las relaciones h u m an o -o b jeto s no siem pre son jerárquicas y


d epredadoras. Para p o d er curar, los sham anes ru n a y záparo deben
establecer relaciones am istosas con piedras poderosas (cfr. G uzm án-
GallegosUy~Bllhaut, 20(55)1 Relaciones igualitarias y b m isto sa s en tre los
sh am anes y sus espíritus auxiliares - y a sean anim ales, p lantas u o b je­
to s - son com unes en la Am azonia, tal com o lo d em u estra n los ejem plos

40
I n t r o d u c c ió n

de los Tapirapé, M atsigenka, K aingáng y Ju ru n a (Santos G ranero, 2007;


Stolze Lim a, 2005: 100, 112). En algunos casos, los sham anes incluso
afirm an ten er relaciones sexuales con los espíritus de igual form a q ue
lo h arían co n sus parejas h u m a n as, casándose y_teniendo hijos y familia
en el m u n d o de los espíritus (cfr. M iller; Saladin y M orin, E998). En
sum a, en las ontologías indígenas, las personas y los objetos p u e d en inT
teractu ar t an to en fo rm as igualitarias com o jerárquicas. El signo de la
relación dep en d e m ay o rm en te del grado de an im acid ad y agentividad C %
atrib u id o a los objetos.

C o m o h em o s visto, l^s^orvtologías am azón i casorio son solam en te


anim istas y perspectivistas, sin otaim b i éñTxms tru c c i o n al es. El c o n s tru c ^
fismo in d ígena es p artic u la rm en te n otable en las narraciones m íticas
que e n e n tn n ja jc re a riórTdelTñnñHo y 1a s .d.iíeren ies io rm a s de vida que
lo hab itan . Este co n stru ctiv ism o concibe a todos los seres vivos com o
entidades com puestas, hechas de los cuerpos y partes corporales de una
divérsidaclde fo rm as de vida, en tre las cuales los artefactos ocupan u n
lugar p ro m in ente. De acuerdo a estas cosm ologías, aí inicio solo existían
las p erso n as y sus artefactos - y a veces, solo los artefactos. Estos artefac­
tos son concebidos com o los bloques de co n stru c ció n prim ordiales a
p artir de los cuales se crearon los p rim ero s cuerpos de personas e inclu­
so dioses. D esde este p u n to de vista, los artefactos se ubican del lado de
lo “n a tu ra l” o “d a d o ” - e n la m ed id a que fueron las p rim eras creaciones
d iv in as-, m ie n tra s los h u m an o s, los anim ales y las plantas se ubican del
lado de lo “c u ltu ra l” o “c o n stru id o ”. En las ontologías indígenas, la cul­
tu ra - t a l co m o se la entiende en el pen sam ien to occ id e n ta l- precede a
la natu raleza, m ie n tras que lo que en ten d em o s com o n aturaleza aparece
com o co n stru cció n cultural.

P u ed e decirse, entonces, que los indígenas am azónicos no son


solo bricoleurs intelectuales, tal com o lo p ro p u so C laude Lévi-Strauss
(1967) en El p e n sa m ie n to salvaje, sino cjiie cóñciFéñ todos lo sacto s crea­
tivos co m o actos qu e tienen lugar en la clave del bricolage. Todas las
o cu rrencias visibles e invisibles del m u n d o se h an originado a través de
procesos qu e im plican la d eco n stitu ció n y reconstitución de los cuerpos

41
F er n a n d o S a n to s G uanero

de an tiguos dem iurgos y h u m an o s prim ordiales. Los seres vivos de la


actu alid ad son el resultado de este acto original de bricoJxigetn el que los
I objetos y los artefactos ju g aro n u n rol_ crucial. En las cosm ologías co n s­
t r u c c i ó n ales indígenas, la creación es siem pre u n proceso que involucra
la d estrucción y recreación de los cuerpos. En otras palabras, se tra ta
siem pre de an ato m ías com puestas y fu n d a m e n talm e n te artefactuales.

Se hay iich o m u ch o sobre, el_carácter tran sfo rm ativ o de los cuer-


/ £>os en las ontologías indígenas am azónicas. Los cu e rp os, se afirm a, son
. altam en te inestables y dados a la tran sfo rm ació n y la m etam orfosis. La
^ V ^ v ^ X is te n c ia co rp o ral es ex trem ad am en te fluida. A lgunas técnicas rituales
de elab oración co rp o ral de los indígenas am azónicos tien en p o r objetivo
fijar la h u m a n id a d de los cuerpos. h u m an o s, m ien tras otras buscan fijar
los cu erpos de los seres no h u m a n o s p ara prevenir que se tra n sfo rm en
en seres m ás peligrosos. O frendas, canciones y reglas de c o m p o rta m ie n ­
to ap ro p iad o son algunas de las yarias.p.racticas.indígenas destinadas
a dificultar l a t ó n versión de los objetos en aniinales rabiosos, la tra n s ­
fo rm ación de anim ales en m o n stru o s depredadores, o la de las plantas
en criaturas ch u p a - sa n g r é . Esta capacidad de tran sfo rm ació n deriva, en
gran m edida, del carácter com puesto de to d as las form as de vida. Los
h u m a n o s están hechos de artefactos o de especies de plan tas y peces; los
anim ales están hechos de p_eces..y.de.una v aried ad de artefactos; las p la n ­
tas, e tm .h c c h a s .d e anim ales y de artefactos. Los diseños están hechos de
boas o del lenguaje de los espíritus; las flautas están hechas de frutos del
b o sq u e^ pájaros y anim ales; las canciones están hechas de la respiración
de las divinidades o del h u m o de sus cigarros. Se p iensa que estas form as
de v id asT óm puestasT 'am enudo artefactuales, se m a n tie n e n u n id as p o r
un afecto, capacidad o h a b ita s d o m in a n te que las hace lo que son.

A m en u d o , sin e m b a rgo, estos arreglos a n a tó m icos son extre-


m ad am en te inestables. Basta co n q u e u n esp íritu anim al se, robe los
j o rn a m e n to s personales de un ser h u m a n o para la p e rsona afectad a se
/ tran sfo rm e en el anim al que lo atacó. Por el m ero hecho de respon-
t d e r al llam ado de u n esp íritu acuático, u n a perso n a abre la p u e rta para
convertirse en u n esp íritu de la m ism a categoría y p ara ser secuestrado

42
I n t r o d u c c ió n

(Santos G ranero, 2006). Por ello, u n cazador q u e m ata a dem asiados


anim ales de u n a m ism a especie corre el riesgo de in d u c ir la tra n sfo r-
m aclon de dicho anim al en form a h u m an a y volverse el b lan co de sus
ataques. La posibilidad, in herente a todos los seres, de im p o n e r su p u n -'
to de vista a o tro s seres tam bién deriva de su carácter com puesto. Sin
em bargo, la “lucha entre p u n to s de vista” que Stolze L im a (1999: 48)
propo n e com o el p u n to crucial del perspectivism o in dígena n o e s la n to
una lu ch a p o r im p o n e r el propio p u n to de vista sobre el de o tras form as
de vida, sino u n esfuerzo p erp etu o para p rev en ir que el p ro p io p u n to
de Yjsta sea co n tam in ad o p o r el de los o tro s. Esto es p a rtic u la rm e n te
cierto con respecto a los seres h u m an o s, los ú n ico s seres que están to ta l­
m ente conscientes de la n aturaleza perspectivista d é l a realid ad (Stolze
Lima, 1999: 50; Santos G ranero, 2006: 74-75). D ad o qúe~eñ”lás~ohtolo- "9 _
gías indígenas es el cuerpo el que da form a a la conciencia, la m ayoría (
de esfuerzos d irigidos a preservar la in teg rid ad del p u n to de vista h u - \
m ano giran alred ed o r del cuerpo. La obsesión in d íg en a con las técnicas e A
de con stru cció n y m odelado corporal, incluyendo la ingestión de sus- £>-
( tan ciassu b lim es (coca, tabaco y alucínógenos) y el uso de o rn a m e n to s
\ corporales p articulares tienen p o r objetivo in te rio riz a r los v aloresj j n o -
U ales” y “cívicos” qu e hacen que los h u m an o s sean h u m a n o s (L ondoño,
2005; Seeger, 1975). A través de estos m edios, los indígenas am azónicos
buscan anclar firm em en te en sus cuerpos co m p u esto s y artefactuales u n
pun to de vista p ro p iam en te h u m an o .

43
F erna nd o S a n t o s G r a n ero

Agradecimientos

Q uisiera agradecer a P hilippe E rikson p o r su ayuda en la orga­


n ización del sim posio La V ida O culta de las Cosas: Teorías Indígenas
A m azónicas de M aterialidad y Socialidad (52° C ongreso In tern acio n al
de A m ericanistas, del 17 al 21 de julio de 2006, Sevilla, E spaña), en el
cual se basa este libro. Sus com entarios y sugerencias sobre el p rim er
b o rra d o r de esta in tro d u cció n fueron de m u ch a ayuda. T am bién quisie­
ra agradecer a O lga F. Linares p o r su ayuda invaluable p ara m ejo ra r m i
inglés en la versión an terio r de este texto.

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