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TRABAJO DERECHO AMBIENTAL GENERAL

ANDRES FELIPE GONZALEZ HERRERA


JESSICA DANIELA LOAIZA MONTES
CARLOS ALBERTO CLAROS PAJOY
GERSON ADRIAN MEJIA VEGA

UNIVERSIDAD DE LA AMAZONIA
FACULTAD DE DERECHO
DERECHO AMBIENTAL GENERAL
FLORENCIA - CAQUETA
2017
TRABAJO DERECHO AMBIENTAL GENERAL

ANDRES FELIPE GONZALEZ HERRERA


JESSICA DANIELA LOAIZA MONTES
CARLOS ALBERTO CLAROS PAJOY
GERSON ANDRIAN MEJIA VEGA

PRESENTADO A: VLADIMIR RAMIREZ PERDOMO

UNIVERSIDAD DE LA AMAZONIA
FACULTAD DE DERECHO
DERECHO AMBIENTAL GENERAL
FLORENCIA - CAQUETA
2017
- ¿Cómo afecta el principio de proporcionalidad a las autorizaciones de la
licencia ambiental?

La constitución del 1991 ha sido catalogada como una Constitución ecológica en


razón del lugar tan trascendental que la protección del medio ambiente ocupa en
el texto superior y, por consiguiente, en el ordenamiento jurídico fundado en él,
siendo así que en su articulado se prevé el derecho de todas las personas a gozar
de un ambiente sano y el deber del Estado de proteger la diversidad e integridad
del ambiente, conservar las áreas de especial importancia ecológica y fomentar la
educación para el logro de estos fines, siendo el Estado el encargado del planificar
el manejo y aprovechamiento de los recursos naturales, para garantizar su
desarrollo sostenible, su conservación, restauración o sustitución; y de prevenir y
controlar los factores de deterioro ambiental, imponer las sanciones legales y
exigir la reparación de los daños causados. En estas condiciones, el medio
ambiente es un bien jurídico que es a la vez un derecho de las personas, un
servicio público y, ante todo, un principio que permea la totalidad del ordenamiento
La Constitución encarga al Estado de prevenir y controlar los factores de deterioro
ambiental, así como de imponer las sanciones legales y exigir la reparación de los
daños causados, labor preventiva que adquiere especial significado tratándose del
medio ambiente, para cuya puesta en práctica suele apoyarse en variados
principios, dentro de los que se destacan los de prevención y precaución, pues
dicha labor tiene que ver tanto con los riesgos o daños cuyo efecto no pueda ser
conocido anticipadamente, como con aquellos en los cuales resulta posible
conocer el efecto antes de su producción.

El sistema jurídico y los ecosistemas tienen diferentes orígenes y esto genera que
el carácter preventivo del sistema jurídico esté limitado al momento en que la
norma es expedida, es decir, los conflictos ambientales anteriores a la vigencia de
la norma son ignorados. No obstante, el derecho ambiental puede regular el futuro
desde una perspectiva de prevención. En la actualidad la protección del ambiente
se da especialmente por el estrecho vínculo entre este con los derechos
fundamentales.
La protección del ambiente y sus componentes se puede hacer a través de las
políticas estatales y de acciones judiciales. Los instrumentos jurídicos que
permiten la defensa de los derechos ambientales corresponden, entre otros, a la
acción de tutela, las acciones populares, las acciones de clase o de grupo, las de
cumplimiento y el derecho de petición. Los múltiples mecanismos para la
protección del ambiente son un indicio de la vulnerabilidad y mal uso que se les da
a los ecosistemas. Igualmente, a pesar de la existencia de instrumentos que
pretenden garantizar la protección de estos derechos su efectividad no es
satisfactoria debido a que se alejan de la realidad de forma tanto temporal como
espacial, son desconocidos o considerados solo como un requisito

Para la protección del ambiente, Colombia cuenta con una legislación que se ha
desarrollado y complementado ampliamente en las últimas tres décadas. Las
primeras leyes de defensa ambiental fueron promulgadas por el Instituto Nacional
de Recursos Naturales (Inderena), mediante el Código de Recursos Naturales
Renovables y de Protección al Medio Ambiente (Decreto Ley 2811 de 1974).
Luego en 1991, como resultado de la nueva constitución política, se reestructuro la
protección medioambiental elevándola a la categoría de “derecho colectivo” y
fijando para su custodia mecanismos de conservación que involucran tanto a l
Estado como a la ciudadanía en general, especialmente a las comunidades con
tradición en el cuidado de la naturaleza, como las indígenas y afro descendientes.

En desarrollo de los nuevos principios constitucionales y de acuerdo con la


declaración emanada de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio
Ambiente y Desarrollo (Rio de Janeiro 1992), se expidió la ley 99 de 1993 que
organizo el Sistema Nacional Ambiental (SINA) o conjunto de orientaciones,
actividades, normas, programas e instituciones con la intención de unificar
criterios en el manejo ambiental, y para supervisar y coordinar el cuidado del
medio ambiente se creó el Ministerio del Medio Ambiente. Con esta ley quiso
dársele a la gestión ambiental en Colombia una dimensión sistémica,
descentralizada, participativa, multiétnica y pluricultural.

El SINA, como sistema de información, le ha reportado inmensos beneficios al


país en materia de cuidado ambiental, puesto que ha facilitado el desarrollo
coherente y coordinado de políticas ambientales, en beneficio de toda la sociedad.
No obstante, para lograr estas loables metas estatales, es necesario cimentar
entre la ciudadanía y demás instituciones del Estado una cultura que estime la
importancia de la investigación ambiental científica, valore la correcta
administración de los recursos naturales de la nación e involucre decididamente a
todos en la protección de las reservas naturales.

PRINCIPIO DE PROPORCIONALIDAD

El concepto de proporcionalidad comprende tres conceptos parciales: la


adecuación de los medios escogidos para la consecución del fin perseguido, la
necesidad de la utilización de esos medios para el logro del fin (esto es, que no
exista otro medio que pueda conducir al fin y que sacrifique en menor medida
los principios constitucionales afectados por el uso de esos medios), y la
proporcionalidad en sentido estricto entre medios y fin, es decir, que el principio
satisfecho por el logro de este fin no sacrifique principios constitucionalmente más
importantes. En este proceso de armonización concreta de los derechos,
el principio de proporcionalidad, que se deduce del deber de respetar los derechos
ajenos y no abusar de los propios, juega un papel crucial. Los límites trazados al
ejercicio de los derechos, en el caso concreto, deben ser proporcionales, esto es,
no deben ir más allá de lo indispensable para permitir la máxima efectividad de los
derechos en pugna. La proporcionalidad se refiere entonces a la comparación de
dos variables relativas, cuyos alcances se precisan en la situación concreta, y no a
la ponderación entre una variable constante o absoluta, y otras que no lo son. La
delimitación proporcional de los bienes jurídicos en conflicto, mediante su
armonización en la situación concreta, se hace necesaria cuando se toma en serio
la finalidad social del Estado de garantizar la efectividad de los principios,
derechos y deberes consagrados en la Constitución, y se pretende impedir que,
por la vía de la restricción injustificada de los derechos, termine por socavarse el
contenido de uno o varios de ellos.

Licencias ambientales
Las licencias ambientales son permisos que otorga una autoridad competente,
para ejecutar una obra o actividad que pueda producir deterioro grave a los
recursos naturales renovables o al medio ambiente, o modificar de manera notoria
o considerable el paisaje. Estas licencias se conceden previa solicitud del
interesado, quien presentará con ella un estudio de impacto ambiental. Una vez
presentada la solicitud, la autoridad que otorga la licencia puede solicitar al
interesado información adicional. Aportada la información, si es del caso, esta
autoridad podrá solicitar conceptos a otras entidades o a particulares. Recibido el
concepto, la autoridad debe pronunciarse sobre la licencia dentro de un plazo
determinado. Al hacerlo, puede negar la licencia, otorgarla, o condicionarla al
cumplimiento de una serie de requisitos para evitar, minimizar, restablecer o
compensar los daños causados por la respectiva obra o actividad.
Un componente clave de las licencias es el Diagnóstico Ambiental de Alternativas
cuyo objetivo es el de suministrar la información necesaria para evaluar y
comparar las diferentes opciones bajo las cuales sea posible desarrollar un
proyecto o actividad, con el fin de optimizar el uso de los recursos ambientales y
evitar o minimizar los riesgos negativos que puedan provocarse.
Mediante el proceso de licenciamiento ambiental se evalúan los posibles impactos
que los proyectos, obras o actividades puedan generar, constituyéndose en uno
de los principales instrumentos de planificación ambiental en Colombia, que
responde al papel de interventor del Estado en los procesos de desarrollo, con el
fin de garantizar el mejoramiento de la calidad de vida y el adecuado manejo del
ambiente. Este es un mecanismo de comando y control que corresponde al
ejercicio de la autoridad ambiental y que, según los precedentes internacionales,
requiere de proyectos que previamente cuenten con evaluación de impacto
ambiental.
En conclusión, las licencias ambientales son utilizadas para la planeación
administración de un proyecto determinado que asegure que esta actividad
humana se ajuste a las restricciones ecológicas y de recursos convirtiéndose en
un mecanismo clave para promover un desarrollo sostenible.
Para lograr comprender un poco más sobre el cambio climático el consumo de
carne es uno de los problemas a cuestionar ya que es uno de los mayores
contaminantes en la actualidad al emitir un 18% de CO2 según la FAO para
Naciones Unidas. La ganadería contamina con los fertilizantes químicos, la
deforestación, la fermentación y el óxido nitroso del estiércol, entre otras cosas.
La carne en la actualidad conlleva un consumo anual de más de 60.000 millones
de animales, casi que un total de diez vacas por persona en el mundo, según la
FAO. La ganadería al ser un sector económicamente fuerte se queda con los
recursos naturales de los países más empobrecidos. Se necesita mucha cantidad
de miles de hectáreas de pastos para producir estas cantidades de carne.
La deforestación o tala de árboles es un proceso provocado generalmente por la
acción humana, en el que se destruye la superficie forestal. Está directamente
causada por la acción del hombre sobre la naturaleza, principalmente debido a las
talas o quemas realizadas por la industria maderera, así como por la obtención de
suelo para la agricultura, minería y ganadería.
La tala de árboles es uno de los mayores problemas de la ganadería pues es
responsable del 70% de las deforestaciones actuales en Latinoamérica,
principalmente en el Amazonas. Los bosques son importantes para absorber
gases de efecto invernadero, proporcionar agua, ayudar a protegernos contra los
desastres naturales (como las inundaciones o la desertificación) entre otros.
Según estudios cada 2 segundos se pierde la extensión en bosques de un campo
de fútbol. La deforestación arrasa los bosques y las selvas de la Tierra de forma
masiva causando un inmenso daño a la calidad de los suelos.
Talar árboles sin una eficiente reforestación resulta en un serio daño al hábitat, en
pérdida de biodiversidad y en aridez. Tiene un impacto adverso en la fijación
de dióxido de carbono (CO2). Las regiones deforestadas tienden a una erosión del
suelo y frecuentemente se degradan a tierras no productivas.
Los motivos de la tala indiscriminada son muchos, pero la mayoría están
relacionados con el dinero. Los ganaderos talan los bosques con el fin de obtener
más espacio para el pastoreo de ganado y eso provoca que los bosques y selvas
sean víctimas del crecimiento urbano constante. No toda la deforestación es
consecuencia de la intencionalidad. Alguna es causa de factores humanos y
naturales como los incendios forestales y el pastoreo intensivo, que puede inhibir
el crecimiento de nuevos brotes de árboles.
La deforestación tiene muchos efectos negativos para el medio ambiente. El
impacto más dramático es la pérdida del hábitat de millones de especies. Setenta
por ciento de los animales y plantas habitan los bosques de la Tierra y muchos no
pueden sobrevivir la deforestación que destruye su medio.
La deforestación es también un factor coadyuvante del cambio climático. Los
suelos de los bosques son húmedos, pero sin la protección de la cubierta arbórea,
se secan rápidamente. Los árboles también ayudan a perpetuar el ciclo hidrológico
devolviendo el vapor de agua a la atmósfera. Sin árboles que desempeñen ese
papel, muchas selvas y bosques pueden convertirse rápidamente en áridos
desiertos de tierra yerma.
El agua es otro bien escaso que provoca muchos quebraderos de cabeza a
numerosos países en el mundo. La ganadería contamina también el agua. La
contaminación proviene de los desechos animales, de los antibióticos, hormonas y
productos químicos para tratar las pieles.
Se estima que el 8% del agua que consumimos en el planeta se destina a la
ganadería, tan solo con el riego de los cultivos para forraje. Este sector genera
además las dos terceras partes de contaminación por amoniaco, responsable de
la lluvia ácida, entre otras.
Cuando comemos animales alimentados con productos agrícolas que podríamos
consumir directamente nosotros mismos, perdemos gran parte de la energía
bioquímica de estos últimos. Según la Ley de Lindeman o Ley del 10% “Tan sólo
el 10% de las calorías ingeridas por un nivel de la pirámide trófica es transferido al
nivel siguiente, el 90% restante es utilizado para mantener la vida en ese nivel o
bien es excretado sin pasar al nivel trófico siguiente”, o lo que es lo mismo, por
cada escalón que subimos en la cadena trófica perdemos el 90% de esta energía.
¿Qué podemos hacer?
La ganadería contamina y este problema forma parte de algo más grande. El
cambio climático era algo que podría haberse enfrentado con tiempo si
hubiéramos escuchado las alertas que nos mandaban hace más de 40 años a
respecto del mismo. Sin embargo, el problema ahora es más urgente que nunca.
Las consecuencias del cambio climático se están sufriendo ya por numerosas
regiones del planeta Tierra. Estamos muy cerca de superar el límite en los años 90
los científicos del mundo pusieron como frontera insalvable: el aumento de 1,5ºC
desde entonces. Ya vamos por la mitad.
Desgraciadamente entre los distintos gobiernos del mundo no se toman las
decisiones para frenar este problema. Indudablemente este cambio afectaría a la
economía global y a multitud de empresas. En las reuniones por el cambio
climático nunca se toman medidas importantes y los compromisos quedan en el
vacío.
La ganadería contamina a unos niveles que empiezan a ser inasumibles por el
planeta en el que vivimos. Una población en aumento con unos recursos cada vez
más limitados nos llevan a un callejón sin salida.

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