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Franco Ordaz, Fernando

El problema de la justicia distributiva en John Rawls

En el presente texto trataré el problema de la justicia distributiva. La problemática específica

que responderé es la número uno (No. 1) del listado de cuestiones a tratar. La cuestión es la

siguiente: ¿se puede reducir este problema a uno de decisión racional en condiciones

contrafácticas?... ¿Pueden los principios derivados en la posición original ser válidos en las

sociedades reales? Dejando esto claro, puedo continuar.

Es posible reducir el problema de la justicia distributiva a una decisión racional. Lo es porque

de otra manera no se puede dar solución. Veamos qué sucedería si se supone lo contrario a la

tesis; estos es, que el problema se puede resolver o reducir a una decisión más que racional,

llena de prejuicios, valores, emociones y deseos. Hay que suponer que tenemos dos hermanos,

mamá le da dinero a uno de ellos para que lo reparta en partes iguales entre los dos. Al irse

mamá, el niño con dinero decide darle una parte a su hermano, sin decirle nada. Posteriormente

al ir a la tiendita de la esquina, el niño que repartió el dinero sale con más productos que su

hermano. Ante esto, el hermano con menos cosas le dice que eso no fue justo. A lo que el

hermano le contesta que lo hizo porque la ocasión anterior la situación fue contraria, a él le tocó

menos dinero que a su hermano, porque fue su hermano quien lo repartió.

¿Qué sucedió aquí? Tenemos dos jóvenes en las mismas circunstancias, por lo que no hay

ninguno en desventaja. Eso nos dice que la distribución del dinero debe ser en partes iguales1.

Pero eso no sucede. ¿Por qué? El hermano al que le tocaba repartir el dinero se dejó llevar por el

impulso de venganza, al tener un sentimiento de molestia. El fin del dinero, según la madre y la

condición de los niños, debía ser el repartirse en partes iguales. Pero, al verse influenciado por

el sentimiento e impulso no fue posible llegar a ese fin. De modo que no hubo una distribución

justa.

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Obsérvese que estoy obviando la redacción de los principios. Los doy por supuestos porque me parece
redundante el plasmarlos aquí. Además ayuda a la agilidad de mi texto.
Franco Ordaz, Fernando

En cambio, si se hubiera optado por una decisión racional, es decir, de una decisión donde el

niño se olvidase de ese sentimiento de molestia y ese impulso de venganza; el dinero hubiese

sido repartido en igualdad de partes. Resulta, pues, que si se opta por una forma de decisión

plagada de emociones, valores, prejuicios, etc.; la justicia distributiva no puede proceder.

Entonces, la decisión racional (posición original), en comparación a las otras decisiones

humanas posibles, es la única que no se ve influenciada por los aspectos psicológicos de las

personas.

En cuanto al segundo aspecto de la problemática -acerca de si es posible aplicar los principios a

las sociedades-, la aplicación a todas las sociedades es imposible. Los principios derivados de

la posición original, requieren de dos puntos que me parecen sumamente necesarios: la

capacidad de los integrantes de la sociedad y los recursos suficientes.

Considero excesivamente minucioso utilizar un contraejemplo para demostrar la validez de la

aplicación de los principios. Basta con describir esas sociedades reales. Es suficiente con

presentar una sola de ellas a la cual no se le puedan aplicar los principios. En mi circunstancia,

explicaré la mía. Nada tan eficiente para demostrar algo que la realidad misma.

Los dos puntos señalados más arriba, son requisitos necesarios para que la justicia distributiva,

según Rawls, se consiga. El primer punto que describiré como carente dentro de mi sociedad, es

la capacidad de los integrantes de ésta para aplicar los principios. Gran número de ciudadanos

en mi entorno sufren: tienen hambre, son explotados y discriminados. Agrego la falta de

educación familiar y académica. ¿Cómo ellos pueden pensarse a sí mismos como entes de pura

razón? ¿Cómo se les puede pedir que consideren un razonamiento de este tipo, todos y cada uno

de ellos? No sé puede hacer eso. Su vida está condenada a vivir según sus impulsos, emociones,

prejuicios e ignorancia. Al ser esto inherente a ellos, los principios no pueden proseguir.

El segundo punto, los recursos suficientes. Quizás en la situación de los niños que se vio más

arriba, el dinero dado por mamá era suficiente para repartirse entre los hermanos. Pero ¿en esta

sociedad, la mexicana, hay los suficientes recursos para ello? Es decir, ¿hay dinero, insumos y
Franco Ordaz, Fernando

oportunidades para lograr la repartición justa de bienes? Hay que ser honestos, el 40% de la

población demuestra que no hay dinero ni oportunidades. Es probable que existan los insumos,

pero estos desaparecen por la magia de la privatización (y la corrupción). Aquí, aunque se

quiera, no se pueden aplicar los principios.

Es la sociedad mexicana el argumento perfecto para hacer inválida la aplicación de los

principios en sociedades reales.

Para concluir, señalo que la posición original sí permite dar solución a la problemática de la

justicia distributiva. Sin embargo, la aplicabilidad de los principios no es universal, como quería

Rawls. Para ello, se necesitan dar condiciones económicas de lo que llamaríamos primer mundo

en cada uno de los países. La universalidad aún no se alcanza, pero afortunadamente se ha

hallado ya la manera de realizar la justa distribución, y esto es gracias al logro de Rawls.

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