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María Cristina Mata
María Cristina Mata
masiva a la
cultura
mediática
M.C. Mata
Docente e investigadora en la Maestría en Comunicación y
Cultura Contemporánea del Centro de Estudios Avanzados de
la Universidad Nacional de Córdoba.
Dirección: Adolfo Orma 1354, Barrio Parque Tablada,
5009 Córdoba. Telefax: (5451)814024
E-mail: mmata@mail.agora.com.ar
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diálogos de la comunicación
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dida básicamente como un
diálogos
de la comunicación
va en el marco de la cual eran de intermediación ante el po- nuevas formas expresivas,
pensables -todavía- ciertos der político. anteriores circuitos de pro-
islotes subculturales -en ter- ducción con nuevas estrate-
minología de Rositi- o modos Se tematizaron de ese modo, gias discursivas y de recep-
particulares de vivir lo masi- las diferentes zonas de lo real ción.
vo, en términos de Martín que las tecnologías y medios
Barbero, para seguir con esos de producción y trasmisión En ese sentido, lo masivo se
autores. No detallaré aquí la de información y mensajes imponía como forma cultural
totalidad de rasgos pero re- cubrieron con estrategias dominante. Un dominio fun-
sultará útil señalar algunos que, en términos de resulta- dado básicamente en datos
que, a título indicativo, pue- dos, bien podrían definirse cuantitativos vinculados a la
den situarnos en el tipo de como de extensión o multipli- esfera del consumo -desde la
caracterizaciones que nos cación. En otras palabras, los cantidad de horas que los in-
permitieron reconocer la cul- medios alcanzaban donde la dividuos pasaban frente a la
tura masiva como un estadio interacción personal y la in- pantalla del televisor, por
del desarrollo de la moderni- fluencia institucional no llega- ejemplo, o la cantidad de in-
dad. ban. Y no aludimos sólo a la formación que recogían a
dimensión espacial sino al través del conjunto de me-
Podemos, por ejemplo, reco- terreno del poder hacer. Los dios masivos consumidos- o
nocer la centralidad que fue- medios -y ese era el carácter a la esfera de la producción -
ron adquiriendo los medios más estructural de la cultura la dimensión de las inversio-
masivos de comunicación en masiva- se hacían cargo de nes en el sistema de medios
la vida cotidiana como fuen- una serie de tareas confina- y su articulación con otras
tes de información y entrete- das anteriormente a una di- esferas de la producción-, y
nimiento, como fuentes de la versidad de instituciones y en la fuerza que adquiría la
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construcción de imaginarios modos de vinculación perso- realidad construida desde los
colectivos entendidos como nalizados, los completaban y medios como agenda pública
espacios identitarios nacio- complementaban, conflictiva y espacio de legitimación de
nales, epocales, generacio- o congruentemente. nociones.
nales. El saber al mismo tiem-
po y el compartir modos de Los análisis más agudos acer- De todos modos, lo predomi-
ser a través de ciertos relatos ca de la cultura masiva fueron nante en el campo de los es-
estuvieron en la base de la permitiendo constatar que tudios sociológicos fue con-
constitución cultural de los ese «hacerse cargo» no podía siderar que esa forma cultu-
estados nacionales latinoa- ser asumido de manera ins- ral se vinculaba con el con-
mericanos; la información trumental, desconociendo la junto de lo social a través de
acerca de las innovaciones capacidad configuradora de relaciones de funcionalidad -
estilísticas y la difusión de un las tecnologías y los lengua- Rositi plantearía la necesidad
modelo de cuerpo estuvieron jes. Superando justamente de establecer «cuánta reali-
en la base de la instauración ese tipo de visiones que redu- dad social son capaces de
de la «moda» como regulación jeron los canales a instancias comprender y organizar los
vestimentaria… Pero tam- transportadoras de significa- discursos que entienden la cul-
bién pueden reconocerse pa- dos, fue posible pensar la cul- tura de masas como fuente y
peles equivalentes en la con- tura articulada en torno a reflejo de modelos reales de
figuración de los modos de medios y tecnologías como comportamiento» (1980:37).
acción pública: el diseño de una nueva matriz para la pro-
reglas del decir que constitu- ducción simbólica dotada de Fue justamente la voluntad de
yeron hablantes legitimados un estatuto propio y comple- encontrar otro camino de
y atentos oyentes; dirigentes jo en tanto fundía anteriores comprensión que superase 83
y dirigidos; variadas formas modos de interacción con dualismos y visiones instru-
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mentales la que estuvo en el titución de la modernidad la- supuesto el desarrollo cre-
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Con esa noción -equivalente que esa transformación no es que extraen las relaciones
en otros textos a la de cultura uniforme. sociales de sus circunstan-
mediática e incluso a las de cias particulares y la reflexi-
sociedad informatizada o so- Ello no sólo nos habla de un vidad, vale decir, la «utiliza-
ciedad de la información-, cambio epocal; remite tam- ción regularizada del conoci-
Eliseo Verón nos coloca en un bién a un modo de pensar miento de las circunstancias
escenario temporalmente que, de alguna manera, pone de la vida social en cuanto
nuevo: el del tiempo de lo de manifiesto la necesidad elemento constituyente de su
post: tiempo que habla en de recuperar la materialidad organización y transforma-
ciertos casos de superación de los procesos significantes ción» (Id.: 34). En la «moder-
o en otros, como constitui- o, si se quiere, de reponer la nidad reciente» el desarrollo
rían los términos «moderni- centralidad de los medios en interrelacionado entre me-
dad reciente» o «sobremoder- el análisis cultural pero no ya dios impresos y comunica-
nidad» de realización plena en su carácter de transpor- ción electrónica potenciará,
de lo que en ciernes estaba en tadores de algún sentido aña- según Giddens, ese dinamis-
el proyecto mismo de la mo- dido -los mensajes- o como mo.
dernidad. espacios de interacción de
productores y receptores, Analizando un conjunto más
Pero la cultura mediática no sino en tanto marca, mode- o menos vasto e incluso con-
se concibe sólo como un es- lo, matriz, racionalidad pro- tradictorio de textos3 que,
tadio más avanzado en el in- ductora y organizadora de más allá de la casuística, in-
tercambio de productos cul- sentido. tentan exponer con alguna
turales: un estadio en el que sistematicidad los rasgos de
se han incrementado las tec- Al reflexionar sobre los aspec- la cultura llamada mediática,
nologías e instituciones des- tos constitutivos de la moder- lo que se encuentra es, ni más
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tinadas a la producción de nidad, Anthony Giddens seña- ni menos, la exacerbada mos-
mensajes y en el que se ha laría que una de las caracte- tración de esos aspectos
incrementado el uso y consu- rísticas más evidentes que la tematizados por Giddens.
mo de esas tecnologías y me- separan de cualquier otra Nos detendremos en algunos
dios. Constituiría, en cambio, época anterior, es su «extre- de ellos.
un nuevo modo en el diseño mo dinamismo», su carácter
de las interacciones, una nue- de mundo «desbocado», en Una de las constantes
va forma de estructuración tanto no sólo implica una ace- remarcadas es la transforma-
de las prácticas sociales, mar- leración de los cambios sino ción de dos nociones funda-
cada por la existencia de los que alude a la «profundidad» mentales en la constitución
medios. En ese sentido, la con que afecta a las prácticas de la modernidad: las nocio-
mediatización de la sociedad sociales y a los modos de nes de tiempo y espacio.
-la cultura mediática- nos comportamiento antes exis-
plantea la necesidad de reco- tentes» (1995: 28). Ese dina- «Los cuentos infantiles ocurren
nocer que es el proceso co- mismo constitutivo de la mo- en países muy lejanos... Y por
lectivo de producción de sig- dernidad está dado, básica- eso son cuentos… Porque nin-
nificados a través del cual un mente, por lo que denomina gún lugar es muy lejano».
orden social se comprende, la separación entre tiempo y
se comunica, se reproduce y espacio -la condición para la De ese modo, Telecom, una de
se transforma, el que se ha articulación de las relaciones las compañías que detentan el
rediseñado a partir de la exis- sociales no mediadas por los monopolio telefónico en Ar-
tencia de las tecnologías y lugares-; el desenclave de las gentina, y que se autopro-
medios de producción y instituciones sociales -opera- mociona como «un mundo
transmisión de información y da a través de señales simbó- próximo», nos anunciaba es- 85
la necesidad de reconocer licas y mecanismos expertos tar «preparada para el futuro».
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La copresencia e intercam- Deportiva en días anteriores, junto de modificaciones espa-
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mediada experiencia humana Siguiendo a Giddens, puede basadas en los sistemas inter-
a través del lenguaje y los pro- reconocerse que la moderni- activos (Maldonado 1998); a
cesos de socialización cons- dad proveyó una vida cotidia- la seguridad que proveerían
titutivos de la cultura en tan- na más previsible en tanto las las construcciones inteligen-
to somos con los otros. Se tra- cuestiones existenciales ca- tes a los ciudadanos acosa-
ta ahora, de una nueva cir- paces de provocar inquietud dos por la violencia urbana o
cunscripción político-episte- son «desarmadas» por el con- limitados por la edad o las
mológica, al decir de curso de «sistemas interna- enfermedades7; a las redise-
Subirats, del actuar humano mente referenciales» dotando ñadas experiencias respecto
que, al mismo tiempo, revela a los individuos de una cier- de lo propio y lo ajeno, del sí
el nuevo carácter «ontoló- ta necesaria seguridad onto- mismo y de los otros, de lo
gicamente privilegiado de los lógica. La delegación expe- local y lo global, de lo públi-
medios de comunicación» riencial en los artefactos téc- co y lo privado.
como productores centrales nicos constituye un rease-
de la realidad. Se acrecientan, guro de primer orden en tan- Para nuestra intención basta
de tal suerte, las zonas de la to aparecen despojados de la con lo hasta aquí planteado.
existencia de los individuos falible condición de lo parti- Porque de lo que se trata es
que se realizan -o prometen cular-individual, de lo subje- de interrogar estas miradas y,
realizarse- a través de los tivo, para inscribirse en el en consecuencia, la propia
medios y tecnologías que, en marco de los sistemas exper- noción de mediatización.
consecuencia, se constituyen tos que restauran la confian- Para ello creemos convenien-
en garantes de la posibilidad za que la propia modernidad, te reponer en el centro de la
del ser y el actuar. constituida sobre el desen- reflexión lo que ella ilumina y
cantamiento del mundo y so- oscurece, tal como viene sien-
Las autoridades locales ofre- bre la impronta de la duda do asumida en el campo de
M.C. Mata
cen a los ciudadanos la posi- metódica, no puede propor- los estudios de comunica-
bilidad de comunicarse direc- cionar. ción.
tamente con ellas a través de
Internet, los productores de Podríamos -como lo venimos
La Biblioteca Total5 prometen haciendo hasta aquí- precisar 3.
a los usuarios «viajar por el otro conjunto de rasgos y
mundo de Borges con un CD- transformaciones conceptua- Es evidente que con la noción
Rom de muy fácil manejo y les que no habrían hecho sino de mediatización de las so-
sumamente entretenido»; las ahondar las ideas de alcance ciedades -y de la cultura
hot-lines aseguran excitación ilimitado, de potencialidad de mediática- se hace referencia
y placeres sin riesgos ni des- las técnicas de producción, a una alteración sustantiva
ilusiones físicas. ¿Qué se sus- procesamiento y distribución que producirían las tecnolo-
trae, en medio de las prome- de información para hacer de gías y medios de producción
sas? El cuerpo, la interacción, los individuos seres sobera- y distribución de información
el esfuerzo, la posibilidad de nos y capaces de superar las en dos órdenes que, conver-
fracasar por la complejidad barreras que los alejan entre gentes, no pueden confundir-
de las situaciones físicas y sí; es decir, para lograr cada se; el de las prácticas socia-
espirituales. En el caso de CD vez más capacidades de sa- les y el de su representación.
hasta se valoriza el ahorro de ber y obrar en un único uni- Poder comunicarse efectiva y
espacio y su condición porta- verso interconectado. En tal rápidamente vía satelital en-
ble6. Las garantías de como- sentido, podríamos referir- tre varias personas, por ejem-
didad y éxito operan como las nos a las posibilidades del plo, y tejer una red que las
nuevas condiciones de vali- ciberespacio como «espacio acerca superando distancias,
dación de las experiencias democrático» o a las prome- no es lo mismo que experi- 87
mediadas. sas de reconversión laboral mentar el sentimiento de in-
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terconexión y menos aún ha- la cultura mediática: su capa- do en que viven9. En tercer
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vas de la recepción y el com- No otra parece la perspecti- complejos. Doble limitación,
plejo entramado de las «me- va que se encuentra en un deberíamos decir, en tanto se
diaciones» -entre las cuales los texto como el citado de elude considerar las perspec-
modos de producción de la Subirats. «Junto al proceso tivas y categorías como
cultura masiva encontraban concentracionario de lo real, configuradoras de sus pro-
su lugar- se impondría ahora y de su confinamiento simbó- pios objetos. El riesgo, en el
la necesidad de evitar cual- lico como package informati- campo que venimos transi-
quier «desenclave» de las tec- vo, se constituye la masa elec- tanto, es considerable: per-
nologías y medios de trasmi- trónica... Una masa inducida, der de vista que los sentidos
sión de información. Ello im- definida y controlada por las inscritos en la materialidad
plica, no sólo su historizacion instancias metadiscursivas del de las tecnologías y medios
y localización como procedi- flujo electrónico... la masa con- pueden disolver la de aque-
mientos de vinculación a los finada dentro del espacio y llas prácticas que transfor-
procesos económicos y polí- tiempo virtuales que estos man. De ahí el requerimiento
ticos que las viabilizan, sino medios de comunicación defi- de encontrar las proposicio-
como procedimientos de vin- nen, desde su disposción físi- nes teóricas metodológicas
culación con quienes las usan ca o biológica en el asiento que aseguren su articulación.
en términos materiales y sim- frente a la pantalla, hasta su
bólicos, diseñadores-produc- producción metonímica de Al respecto no sería pertinen-
tores y usuarios consumido- imágenes automatizadas» te postular alguna vía privile-
res en peculiares interac- (1995:56). Toda considera- giada en desmedro de otras.
ciones. ción acerca de sus condicio- Así, las reflexiones sobre el
nes materiales de existencia sentido comunicativo inscri-
La necesidad de una tarea y de su particular vinculación to en las tecnologías, pro-
semejante se impone, por con medios y tecnologías re- puesto por Héctor Schmucler,
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otro lado, ante lo que quisie- sulta para el autor «una obje- las marcas que su «imagina-
ra calificar como la tendencia ción trivial». La masa produ- ción» deja en las culturas po-
a postular una gradual des- cida por los medios «es tanto pulares y letradas y que Bea-
aparición de la materialidad más eficaz instrumental o sim- triz Sarlo rastrea, resultan a
individual y social que se bólicamente hablando, cuanto nuestro juicio tan producti-
virtualizaría hoy en las socie- más invisible y etérea es su vas e inspiradoras como los
dades mediatizadas. Si la cul- existencia» (Idem, 57). Pero lo estudios acerca de los consu-
tura de masas nombraba una que se atribuye a los medios mos tecnológicos hogare-
sociedad en la cual las mayo- bien podría predicarse de ños10, o las investigaciones en
rías consumían compleja- este propio modo de pensar- torno a la articulación de las
mente, desde particulares los: la trivialización de la ma- tecnologías de información y
condiciones de subordina- terialidad de las prácticas y comunicación y el espacio
ción, los productos que se los individuos virtualiza el urbano11. Lo que todas esas
fabricaban desde diversas poder. vías permiten valorizar, en
estrategias de poder econó- esta nueva comprensión de la
mico e ideológico, si ello no Si algo se ha reclamado con sociedad y la cultura como
lograba encubrir que su con- insistencia como debilidad de «mediatizadas», es que más
dición de públicos y consumi- la investigación comunicativa allá de lógicas ineludibles y
dores se entremezclaba con es su repentismo teórico: la efectos prediseñados, lo que
su condición económico-so- adopción poco reflexiva de debemos enfrentar son dispo-
cial, ciertas nociones asocia- perspectivas y categorías que sitivos modeladores, antici-
das a la mediatización de la se prometen reveladoras y paciones, tendencias y poten-
sociedad parecen tornar irre- superadoras de aquellas que cialidades cuya realización
levante -insignificante- el es- no alcanzan para comprender hegemónica sólo podrá com- 89
tar en el mundo. los procesos, siempre más prenderse en tanto se revelen
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los conflictos de los que for- 3. Nos referimos, entre otros, a obras sidad de Brunel.
BIBLIOGRÁFICAS
la competencia». Se pregunta- 7. Tal como se diseñan y experimen- los sueños. Ejercicios de
ba hasta qué punto ese con- tan en el área de infraestructuras etno-ficción, Gedisa, Bar-
REFERENCIAS
cepto permitía pensar los pro- adaptables del MIT, dirigido por Chris celona, 1998.
blemas de esas sociedades y Luebkeman, según se informa en la
postulaba su redefinición, su Revista de La Nación de Buenos Ai- Finquelievich, Schiavo,
lectura desde las propias con- res, 28 de marzo de 1999. Albornoz, Sutz y otros, La
diciones (1998:24). Nuestra ciudad y sus TICs, Univer-
interrogante acerca de la cul- 8. Hemos reflexionado en detalle so- sidad Nacional de
tura mediática aspira a colo- bre esta temática en «Entre la plaza y Quilmes, 1998.
carse en esa dirección. la platea» en H. Schmucler y M.C.
Mata (coords.) 1992. Anthony Giddens, Modernidad e iden-
tidad del yo. El yo y la sociedad en la
9. En ese sentido, Judith Sutz época contemporánea, Península, Bar-
(1998:41) señala que «la probablemen- celona, 1995.
te inigualada convergencia tecnológi-
ca provocada por la informática deri- Jesús Martín Barbero, De los medios
va de aquello a lo que se dirige: no se a las mediaciones. Comunicación, cul-
1. Ver Historia y teoría de la trata ya de movimiento o de energía tura y hegemonía, Gustavo Gili, Bar-
NOTAS
diálogosde la comunicación
Héctor Schmucler, Memoria de la co-
municación, Biblios Buenos Aires,
1997.
M.C. Mata
espacio público, Gedisa, Barcelona,
1992.
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