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Trabajo de la Asignatura de Interpretación Actoral I

“CRÍTICA DE LA PELÍCULA: LOOKING FOR RICHARD III”

 Alumna: B’réshith Burstens Santome


Carrera: Pedagogía Teatral
 Ciclo: V
 Docente: Leonardo Torres Descalzi

Lima – Perú

2019
LOOKING FOR RICHARD III
(Crítica)

Para dar inicio a esta crítica debo empezar hablando de esta maravillosa obra titulada: “Ricardo
III”, drama histórico en cinco actos, en prosa y en verso escrito por William Shakespeare hacia
1593 e impreso en in-cuarto en 1597, 1598, 1602, 1605, 1612, 1622, y en in-folio en 1623, cuyos
hechos históricos están casi todos tomados de las crónicas de Edward Hall o Halle (La unión de las
dos nobles e ilustres familias de Lancaster y de York, 1548) y de Raphael Holinshed, ambas
basadas, a su vez, en las Anglicae Historiae (1534) de Polidoro Virgili de Urbino (1470-1555?), y en
la incompleta Historia del rey Ricardo Tercero (1513), atribuida a Thomas More.

En donde nos habla de Ricardo, Duque de Gloucester, quien se encuentra dotado de una compleja
psicología que da a conocer a través de su discurso a lo largo de toda la obra, en donde revela el
entramado de sus actos inescrupulosos y expresa su crueldad y ambición.

Ricardo III es la historia truculenta y casi inverosímil de un auténtico criminal, de un psicópata que
mata sin sentir remordimiento alguno a sus seres más cercanos para lograr el poder. Es una obra
que disecciona, con extremada precisión, la ambición, el anhelo de poder y cómo ese anhelo
corrompe hasta la última fibra del alma de un hombre al que se le puede considerar un humano
chacal, o un jabalí salvaje (Animal con el que es comparado muchas veces en la obra que nos
ocupa)

Este personaje es uno de los más grandes villanos creados por el gran dramaturgo isabelino, quien
estructura toda la obra en torno a esta figura, centro vital y activo del que dependerá toda la
acción.

La obra comienza con Ricardo alabando a su hermano, el rey Eduardo IV, hijo mayor de Ricardo de
York. El monólogo revela la envidia y la ambición de Ricardo, ya que Eduardo gobierna el país con
prudencia y sabiduría, mientras que Ricardo, feo y jorobado, se describe como «deformado,
mutilado».

Ricardo conspira para que su hermano Jorge de Clarence, que le precede como heredero al trono,
sea recluido en la Torre de Londres como sospechoso de asesinato. Seguidamente, para cumplir
sus ambiciones, pretende los favores de Lady Ana, la viuda de Eduardo de Lancaster, tras haber
asesinado a su marido y a su padre.

A pesar de los prejuicios en su contra, Ana se compromete a casarse con Ricardo. Éste, en
colaboración con su amigo Henry Stafford, segundo duque de Buckingham, conspira para acceder
a la sucesión al trono, presentándose a los otros señores como un hombre piadoso, modesto, sin
ninguna pretensión de grandeza. Así, es elegido sucesor del rey Eduardo IV —en cuya muerte,
irónicamente, Ricardo no está en ninguna manera involucrado.

Ricardo se garantiza de manera activa la posesión de la corona. Asesina a cualquiera que se


interponga en su camino, incluido el joven príncipe, Lord Hastings, su antiguo aliado Buckingham,
e incluso su esposa. Estos crímenes no pasan desapercibidos, y cuando Ricardo ha perdido todo el
apoyo y se enfrenta con el conde de Richmond, futuro Enrique VII de Inglaterra, en la batalla de
Bosworth Field los fantasmas de la gente que mató le visitan y le auguran: «¡Desespera y
muere!».
A pesar de la lucha que inicialmente parece estar yendo bien, Ricardo pronto se encuentra solo en
medio del campo de batalla, y llora desconsoladamente implorando «Un caballo, un caballo, mi
reino por un caballo». Finalmente es derrotado después de un combate cuerpo a cuerpo con
Richmond, quien lo mata con su espada.

Ricardo III fue la primera tragedia de Shakespeare. Su personaje principal es una fuerza primitiva,
de una sola pieza, terrible, como en las tragedias griegas. Ricardo es la imagen del tirano y puede
ser retratado en toda su crudeza y horror porque no sólo no es un Tudor, sino que el caos político
y la guerra sangrienta fratricida.

Shakespeare escribe, por tanto, libremente, sobre esta alma corrompida por la ambición. De ahí
hace que su Ricardo no haya perdido vigencia y pueda ser trasladado a diferentes épocas y
contextos.

En cuanto a las versiones cinematográficas podemos citar tres: la de Laurence Olivier, un poco
teatralizada, pero aun así, memorable ( 1955), la del gran Ian McKellen (1995), y el documental de
Al Pacino (con partes de la obra representadas), LOOKING FOR RICHARD (1996), probablemente
uno de los análisis más interesantes de esta gran obra de Shakespeare y de la cual hablaré en las
siguientes líneas.

“Looking For Richard III”, documental estrenado en 1996 interpretado y dirigido por Al Pacino,
nacido en New York el 25 de abril de 1940, actor, guionista y director estadounidense de cine y
teatro. Es uno de los actores de teatro y cine de fines del siglo XX que más reconocimientos
recibió, su carrera ha abarcado cincuenta años durante los cuales ha obtenido numerosos
premios y honores, incluyendo los premios Óscar, Emmy, Globo de Oro, SAG, BAFTA, Tony, un
reconocimiento a su carrera por parte del American Film Institute, el Premio Cecil B. DeMille y la
Medalla Nacional de las Artes. Siendo además uno de los pocos actores que ha obtenido los
premios Óscar, Emmy y Tony como actor, conjunto conocido como la «triple corona de la
actuación».

En este documental él nos muestra su debut como director jugándose el todo por el todo e
impulsando una original versión cinematográfica a modo de análisis literario y de reflexión. Así,
además de productor, hizo las veces de guionista (junto a Frederic Kimball), de director y de actor.
Por si esto fuera poco, no sólo encarnó al personaje principal; también participó como narrador y
entrevistador.

Rindiéndole homenaje no sólo al célebre dramaturgo británico sino al mundo del teatro,
mostrando el arduo trabajo que se realiza para poder montar una obra, haciendo hincapié sobre
la contemporaneidad de sus textos y sobre la dificultad para hacer sus obras más accesibles al
gran público.

Al iniciar este documental podemos resaltar como las personas conocen a William Shakespeare
pero no saben nada de él, tal igual que su obra Ricardo III, a pesar de ser una de las obras más
representadas de dicho autor. Al Pacino es el encargado de contextualizarnos y contarnos a
grandes rasgos quien fue Ricardo III y cómo Shakespeare escribió la obra en su popular “lenguaje
shakesperiano” el cual se encuentra dentro del “Pentámetro Yámbico” o verso blanco inglés, el
cual es un tipo de verso de cinco pies de yambo, cada uno de los cuales suele estar compuesto de
dos sílabas, una no acentuada y otra acentuada, y una sílaba opcional no acentuada al final.
Pero no solo se centra en el texto, sino también en los antecedentes a éste, convocando a actores
a una “entrevista” que más era una lectura del guion para que vean lo que sienten con cada
papel, ya que muchos actores estadounidenses se sienten acomplejados por actuar obras de
Shakespeare al ser éste considerado un grande.

Escribió un guion combinado con los ensayos y la interpretación de una pieza teatral con un
sinnúmero de reportajes realizados a actores de calidad, a especialistas académicos, y a meros
transeúntes de las calles neoyorkinas y londinenses, abriendo así el paso a una lección magistral
sobre Ricardo III, sobre los personajes implicados, sobre el contexto político de la obra, sobre su
vigencia en la actualidad, realizando un trabajo rico en interpretaciones, en donde se figura como
un protagonista apasionado hasta la médula, sintiendo su papel y realizándolo con el alma.

Puedo culminar diciendo que esta película no adapta a Ricardo III, como ya se ha podido deducir,
sino que se encarga de enseñarnos el proceso de entender la obra de Shakespeare, proceso por el
que pasan los actores, proceso por el cual se realiza un montaje, de hecho, esta obra, tal vez, sea
una especie de muestra de los procesos de la caracterización de un personaje que ha de ir
depurando cada actor. Prueba de ello es la repetición de escenas, mostrándose un juego
originalísimo en que gradualmente se pasa de una interpretación tosca a una fina y emocionante
interpretación de Pacino en que vemos la esencia misma de la interpretación, en la que palpamos
la esencia misma del sentimiento. El resto de actores, aunque en segundo plano, también hacen
un loable papel, lo cual me llena de emotividad como futura docente y actriz ya que me permiten
ver un trabajo de calidad que me enriquece, es por ello que agradezco a mi profesor Leonardo
Torres que me permitió poder apreciar este gran documental y motivarme mucho más con mi
carrera y mi pasión por el arte teatral.

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