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Módulo 5
Fundamentos del delito y los delitos en
particular
Unidad 2
Características y elementos del delito
Sesión 3
Características de delito
Texto de apoyo
Índice
Presentación .......................................................................................................................................... 3
Nociones del delito ................................................................................................................................ 4
Noción ................................................................................................................................................ 5
jurídico-formal .................................................................................................................................... 5
Noción jurídico-sustancial................................................................................................................... 5
Fase externa................................................................................................................................. 18
Presentación
En esta sesión estudiarás al delito desde dos nociones: la formal y la sustancial. La primera hace
referencia a la norma penal; la segunda busca la naturaleza o esencia del delito.
Por otro lado, conocerás cuáles son las teorías penales y entre éstas, de la teoría del delito, analizarás
las diferentes perspectivas que sustentan el número de elementos que lo constituyen.
Asimismo, analizarás otras características vinculadas con el delito, conocidas como presupuestos, los
cuales consisten en los sujetos y objetos del delito, su desarrollo, así como el concurso de estos
cuando se presentan más de uno en un incidente.
Los estudiosos del Derecho han tratado infructuosamente de crear una definición universal de delito,
algo que ha sido complicado ya que, conforme a las circunstancias propias de cada región y momento
histórico, las necesidades de la sociedad y las finalidades del Derecho van evolucionando, por lo que
existen definiciones que han quedado obsoletas.
En materia penal, en el Derecho Romano, el término crimen era utilizado por los
jurisconsultos clásicos para referirse a los delitos públicos, considerándose como
tales a las infracciones que lesionaban las bases generales de la convivencia.
El sustantivo delictum, por otro lado, constituía para los romanos un sinónimo de
delito privado, reputándose como tal a la conducta que afectaba intereses
particulares.
El delito puede ser estudiado desde varios puntos de vista, en particular y atendiendo a la cuestión
jurídica, se han creado nociones de tipo formal y tipo sustancial.
Noción jurídico-formal
Esta noción encuentra su sustento en la norma penal. Al respecto, el Código Penal Federal, en su
artículo 7 prescribe que: “el delito es el acto u omisión que señalan las leyes penales”.
Es importante comentar que la ley penal de cada entidad determina lo que se comprende como delito,
por lo que resulta necesario remitirnos a la legislación, según nuestra ubicación geográfica, para
identificar lo que en la entidad federativa ha quedado plasmado al respecto.
Noción jurídico-sustancial
La noción jurídico-sustancial va más allá de algo práctico o sencillo establecido en la norma, ya que
busca la naturaleza o esencia del delito. A pesar de los criterios vertidos por los distintos exponentes
del tema, cabe mencionar que para esta noción el delito se refiere a una conducta humana, pues sólo
los seres humanos son susceptibles de la aplicación del Derecho Penal.
La conducta puede ser activa u omisiva, dolosa o culposa, típica, antijurídica, imputable, culpable y
punible. Si bien, hay quienes sostienen que la punibilidad no es un elemento del delito al considerarse
consecuencia del mismo; así como también hay quienes insisten en que, si el delito no tiene aparejada
una pena, no puede jactarse de serlo, pues carecería de uno de sus elementos.
Además de las nociones anteriores, deben considerarse las definiciones doctrinarias del delito. Pero
antes de revisar la teoría que las contiene, es importante comprender la diferencia entre teoría del
delito y otras teorías en materia penal.
Teoría de la ley penal: Estudia las reglas de aplicación según los sujetos, la materia y el territorio
donde se cometan los delitos (validez de las normas penales).
Teoría de la pena: Estudia la naturaleza de la consecución jurídica del delito, como un aspecto
que socialmente debe reconocerse y limitarse y que sólo es aplicable cuando una persona comete
un delito, quien se hace acreedora a que el Estado le imponga una sanción. Esta teoría trata el
fenómeno criminal, el delito, el delincuente y la pena, encauzados a la protección de los bienes
jurídicos contra los ataques que los afectan y que lesionan la seguridad jurídica; señala que el
delito es un mal que se debe limitar y para lo cual se aplica la pena.
Teoría del delito: Son especialmente debatidas las relaciones entre sus diversos elementos, así
como los componentes de cada uno de ellos, pues conforme al Derecho de cada Estado, esta
teoría es variable.
Para que un delito exista, es necesario que cumpla con una serie de requisitos, llamados
elementos del delito. Sin ellos, o faltando alguno de ellos, no podrá considerarse una conducta
como delictiva y no será materia del Derecho Penal.
Dichos elementos se refieren a las condiciones indispensables sin las cuales no se podrá
considerar una conducta como delito. Estos elementos deben coincidir exactamente con el caso
en particular, ya que de otra manera no se estaría en la posibilidad de afirmar que determinada
acción u omisión corresponde a determinado delito.
Doctrinalmente no hay uniformidad de criterios respecto al número de elementos que debe revestir el
delito, pues algunos estudiosos señalan que sólo son dos, otros tres, otros cuatro, hasta integrarlo en
siete elementos.
También podemos hablar de un sistema unitario o totalizador, al que hace referencia Castellanos
(1997). Este autor, entre otras cosas, dice que el delito no puede dividirse ni para fines didácticos,
pues es considerado como unidad total, monolítica.
Por otro lado, los analíticos (o atomizadores), sostienen que sin que exista uniformidad en cuanto al
número y cualidad de los elementos que lo integran, el delito debe estudiarse analizando cada uno de
sus elementos constitutivos.
Conducta: Se refiere al comportamiento que despliegue el sujeto; podrá ser activa (hacer) u
omisiva (no hacer), al momento de la comisión del ilícito. Depende del tipo específico de delito, así
como de las características que para la comisión del mismo exige la ley.
Para el caso del robo, por ejemplo, se requiere que el sujeto se apodere de alguna
cosa ajena, sin consentimiento de su propietario (conducta activa).
Tipicidad: Es la descripción de todas y cada una de las características que debe reunir una
conducta para ser considerada delito. Éstas se encuentran en el libro segundo del Código Penal
estableciendo claramente la descripción del mismo. Cuando dicha conducta no corresponde
justamente con la descripción de la ley, estaremos ante el elemento negativo.
Antijuridicidad: Ocurre cuando la conducta típica contraría la norma jurídica. Refiere a la conducta
que atenta contra los bienes o valores establecidos, para el desenvolvimiento de una sociedad,
mismos que son indispensables para garantizar su bienestar; cuando el sujeto los pone en peligro
o los daña, actúa de manera antijurídica.
Para que las circunstancias atenuantes referidas en el artículo 310 del Código Penal
Federal operen en beneficio del sujeto activo, se requiere que llevar a cabo el
homicidio o las lesiones en un estado de emoción violenta.
Para conocer más acerca de teorías que constituyen la teoría del delito, consulta la
siguiente liga:
Estos presupuestos especiales se encuentran descritos en cada uno de los tipos penales que se
describen en la ley y serán las condiciones que deberán cumplir para encuadrar la conducta específica
en el tipo. Por ejemplo podemos: La falta de preñez o estado de embarazo de una mujer no puede
configurar el delito de aborto, ya que se requiere que la mujer esté embarazada, para después poder
abortar.
De no cumplirse cabalmente los presupuestos, se debe hacer una reclasificación para que los hechos
y la conducta desplegada encuadren en los presupuestos específicos de un delito.
Por otro lado, en los casos de aparente comisión de un delito por parte de una persona moral, se dice
que la misma no puede cometer los ilícitos por sí, sino por quienes actúan en su nombre, como
pueden ser sus apoderados o administradores.
Este principio carecía de validez en otras épocas, ya que encontramos etapas de la historia en las que
se consideró a los animales como delincuentes, distinguiéndose tres diferentes periodos: fetichismo en
el que se humanizaba a los animales equiparándolos a las personas; simbolismo en el que se entendía
que los animales no delinquían, pero se les castigaba para impresionar; por último, solamente se
sancionaba al propietario del animal que causaba algún daño.
Sujeto activo
Por lo que se refiere al sujeto activo, encontramos la siguiente definición en el Diccionario de Derecho
Penal, de Amuchategui (2006): “Persona física que realiza la conducta típica descrita en la norma
penal”. Así definida, solamente la conducta humana es reprochable.
El Código Penal Federal establece, en su artículo 13, que son autores o partícipes del delito quienes:
Como se puede apreciar por el artículo señalado, solamente una persona física podrá ser activo de
una conducta delictiva. Sin embargo, el artículo 11 bis del mismo código, haciendo referencia al título
X, capítulo II del Código Nacional de Procedimientos Penales, establece los casos y las condiciones
por las cuales una persona moral puede ser penalmente responsable de algunas conductas
consideradas como delitos.
En ocasiones existen delitos que se realizan en nombre de una persona moral, por su cuenta, en su
beneficio o a través de los medios que ellas proporcionan y siempre que se acredite que existió
inobservancia del debido control de la organización, en cuyo caso estamos ante la figura de la
comisión de un delito cometido por una persona jurídica.
Por lo anterior, la autoridad persecutora del delito (Ministerio Público, Representación Social o Fiscalía,
dependiendo como se denomine en el estado en que se haya cometido el delito), podrá ejercer la
acción penal en contra de la persona jurídica, independientemente de la acción penal que se pudiere
ejercer en contra de las personas físicas.
Dadas las condiciones especiales del sujeto activo en este tipo de delitos, se hizo necesario establecer
en la legislación sanciones especiales para las personas jurídicas, que son diferentes a las sanciones
que pueden ser impuestas a las personas físicas.
La regla general es que cualquier persona física podrá ser el sujeto activo de un delito, al desplegar
sobre el sujeto pasivo una conducta considerada delictiva. Sin embargo, la propia ley establece
restricciones para determinadas conductas, en las que para poder ser considerado como sujeto activo
se requieren condiciones especiales.
Por ejemplo, para poder ser considerado como sujeto activo, el artículo 125 del
Código Penal para el Distrito Federal establece claramente que comete homicidio en
razón de parentesco quien:
Como podemos ver, es necesario que la calidad del activo se deba cumplir
conforme a lo establecido con el artículo anterior. En caso contrario, no se podrá
estar en el supuesto de dicha figura jurídica y, entonces, será necesario analizar el
caso del homicidio simple, ya que en ese no se requiere condición alguna.
Por otra parte, hay casos en los que se cometen actos tipificados por la ley como delitos, pero que
quien los comete no resulta penalmente responsable. Por ejemplo, cuando se comete la conducta en
el cumplimiento de un deber o se comete para mitigar un daño mayor.
En cuanto al sujeto pasivo, encontramos que será la persona física o moral sobre la que recae el daño
o peligro, como consecuencia directa o indirecta de la conducta desplegada por el activo en la
comisión de un delito. En este caso, resulta perfectamente claro que cualquier persona pueda resentir
el daño, sin importar que se trate de un particular o una empresa, inclusive del mismo Estado.
Es importante hacer notar que es posible diferenciar entre el sujeto pasivo de la conducta y el sujeto
pasivo del delito, quienes podrán ser o no la misma persona, dependiendo de las circunstancias
propias del ilícito del que se trate.
De acuerdo con lo establecido en las definiciones anteriores, tenemos dos figuras diferentes en un
mismo acto. Por una parte, quien reciente en su persona la conducta del sujeto activo y, por otro, a
quien reciente el daño en un bien jurídicamente tutelado; esto es, quien se verá afectado por la
conducta del sujeto activo, en sus bienes, etcétera, considerando al mismo como el titular del interés
jurídico lesionado o puesto en peligro.
Ambas calidades, pasivo de la conducta y pasivo del delito, pueden coincidir en una misma persona, si
ésta es quien de manera directa soporta la conducta del sujeto activo y, al mismo tiempo, es la titular
del bien jurídico tutelado que se ve afectado por la misma.
En el caso del Derecho Penal, se distinguen dos clases de objetos del delito: el material y el jurídico.
En este caso, no se debe entender la palabra objeto como una cosa física. El objeto material será
sobre el que recae el daño o peligro ocasionado por la comisión de un delito. Éste podrá ser una
persona o una cosa dependiendo del caso en particular. Al tratarse de una persona, recaerán en ella
misma las figuras del sujeto pasivo y del objeto material como en el caso del homicidio, donde el objeto
material es la persona misma, coincidiendo con el sujeto pasivo que es sobre quien recae la conducta
desplegada por el activo.
Daño a la propiedad de una persona Como se puede observar, las tres figuras (objeto material, objeto
Fuente: http://bit.ly/24hufRr
jurídico y ofendido) pueden recaer en una misma persona o en
varias al mismo tiempo, dependiendo de las condiciones propias del evento. Para el Derecho, es de
suma importancia tutelar los bienes jurídicos y en lo que respecta al Derecho Penal, los códigos se
encuentran organizados de acuerdo a una clasificación que atiende al objeto jurídico, de tal forma que
en el libro segundo se encuentran agrupados los delitos, con base en los bienes jurídicos que
pretenden tutelar por grupos, de tal suerte que todos los concurrentes a un bien jurídico tutelado se
encuentran juntos.
La comisión de los delitos tiene una vida más o menos larga desde que aparece como una simple idea
en la mente del futuro delincuente hasta que la lleva a la práctica. Esto es llamado iter criminis o
camino del crimen o del delito. Los delitos que siguen este proceso serán los delitos dolosos, ya que
en ellos se requiere necesariamente la voluntad del activo para delinquir.
Los delitos culposos no transitan por este camino de preparación, toda vez que para que un delito
culposo se materialice, no se requiere de la voluntad del activo, pues son producto de la falta de
precaución, la imprudencia, impericia, efecto de las condiciones adversas de la naturaleza, etcétera.
Por lo tanto, el delito culposo nace a la vida jurídica en el momento mismo de su ejecución.
El camino iter criminis presenta una variedad de supuestos, que resulta muy interesante analizar, así
como las fases que se presentan en el delincuente en potencia, hasta que aquéllas se exteriorizan y
producen los elementos generados en el proceso.
Iter criminis
La vida del delito tiene dos fases: una interna (que se da en la mente
del futuro delincuente sin que haya externado nada, pues inicia al
momento en que se genera en su mente y termina en la toma de
decisión de proseguir en la preparación hacia la comisión del delito) y
otra externa (en la que el futuro delincuente da inicio a los preparativos
necesarios y concluye con la ejecución del delito, ya sea con la
consumación, o bien, con alguna otra posibilidad como el desistimiento
o la tentativa).
La parte interesante es poder determinar en qué momento, al pasar a la fase externa, se está ante la
presencia de un acto delictivo, pues como se dijo, cada delito merece una preparación diferente y cada
delincuente realiza ésta de una manera particular.
Como se puede ver en ambos ejemplos, el momento en el que se da inicio a la cadena delictiva es
muy diferente, ya que en el primero inicia prácticamente al final de la fase externa y en el segundo
ejemplo inicia al principio de la fase externa, por lo que cada caso es diferente a los demás, según las
condiciones del delito que se pretende cometer.
Fase interna
La fase interna, como ya dijimos, se desarrolla al interior de la mente del futuro delincuente y se integra
por las siguientes etapas
Esta fase interna tiene más importancia para la criminología que para el Derecho Penal, ya que no hay
nada que sancionar.
Posteriormente entraremos en la fase externa, que es en la que el sujeto exterioriza sus intenciones
por medio de acciones llevándolo a la comisión del ilícito. A partir de este momento se puede o no
iniciar la comisión de actos tipificados como delitos de manera individual. Esto es, cada acción que el
sujeto realice, pudiera, en un momento dado, ser constitutiva de delito pero no del delito principal que
se está preparando.
Fase externa
Manifestación: Ésta es la primera parte de la fase externa en la que el sujeto exterioriza por
primera vez sus intenciones y, por lo general, no es constitutiva de delito ya que se restringe a
exteriorizar una idea, pero sin llevar a cabo ninguna acción. Solamente será constitutiva de
delito si transgrede los extremos del artículo sexto constitucional que a la letra establece:
La manifestación de las ideas no será objeto de ninguna inquisición judicial o administrativa, sino en
el caso de que ataque a la moral, la vida privada o los derechos de terceros, provoque algún delito o
perturbe el orden público.
De esta manera, la primera parte de la fase externa, si bien es cierto, puede empezar a darse a
conocer a las demás personas las intenciones del sujeto; en lo general, aún no son acciones
constitutivas de delito.
Preparación: En esta etapa se dan por primera vez actos que llevan al sujeto a iniciar con la
planeación del ilícito. No revelan de manera evidente el propósito; son de aparente naturaleza
inocente, estos actos no son constitutivos del delito que se pretende cometer y, por tanto,
normalmente son actos lícitos. Durante esta etapa el sujeto se dedica a planear el acto ilícito
que cometerá, conseguirá lo que vaya a requerir para la consumación (herramientas, autos,
planos, etc.), se pondrá de acuerdo con sus cómplices, si le son necesarios, vigilará el lugar y a
las personas, etcétera.
Todos estos actos no son constitutivos de delito, si bien la intención es eminentemente delictuosa, no
se le puede fincar ningún tipo de responsabilidad, ya que todos ellos son lícitos. Ciertamente, en la
fase de preparación sí se pueden cometer delitos, pero todos ellos serán diferentes al delito principal y,
por lo tanto, serán punibles como delitos individuales, desligados del delito principal. Como ejemplo,
podemos mencionar el caso del sujeto que consigue un arma en el mercado ilegal. Este acto será
punible por sí mismo, pero no como parte del delito principal que se encuentre preparando.
Así, una vez consumado el delito que se prepara, el hecho de poseer un arma, sí influirá en la
penalidad que se le impondrá por la comisión del delito que se preparaba y, por lo tanto, ambos delitos
se analizarán por el juzgador en el mismo momento y ciertamente aumentarán la pena. Pero, en tanto
no se cometa el delito principal, el caso del arma será un delito independiente.
Ejecución: Es en esta etapa cuando el sujeto, una vez concluida la preparación, ejecuta o trata
de ejecutar el acto para cometer el delito. Durante esta etapa de la vida del delito, pueden
presentarse varias opciones, según las condiciones propias del delito que se pretende ejecutar,
así como a las condiciones propias del sujeto. En este momento encontramos que puede
ejecutarlo y el delito se consuma, pero también puede ocurrir que desista de su proceder y no
concluirlo por factores externos al sujeto. En este caso, podría quedar en grado de tentativa. O
puede tratarse de un delito imposible de cometer o realizar una conducta que el sujeto cree que
es un delito, pero que en la realidad no lo es. A continuación, analizaremos cada una de estas
posibilidades.
Tentativa: Una vez que el sujeto ha realizado todos los preparativos para la ejecución de la
acción delictuosa y los pone en marcha, podemos decir que se está ante la ejecución del delito.
Sin embargo, en ocasiones éste no se consuma de la manera en la que el sujeto lo planeó por
causas ajenas a su voluntad. En estos casos estamos ante la figura de la tentativa.
El Código Penal para el Distrito Federal en su artículo 20 establece que
deberían evitarlo, si por causas ajenas a la voluntad del sujeto activo no se llega a la
consumación, pero se pone en peligro el bien jurídico tutelado.
Por otra parte, el Diccionario de Derecho Penal (Amuchategui), indica que la tentativa se da
cuando “el sujeto activo realiza dolosamente todos los actos encaminados a producir el delito,
pero éste no se consuma por causas ajenas a su voluntad”.
En vista de que en la tentativa se encuentra inmersa la voluntad del sujeto para delinquir, se
hace necesario que el legislador establezca una penalidad, toda vez que exista la convicción
plena para consumar el acto. Así, pues, el Código Penal para el Distrito Federal establece la
siguiente penalidad en su artículo 78: “La punibilidad aplicable a la tentativa, será de entre una
tercera parte de la mínima y dos terceras partes de la máxima, previstas para el
correspondiente delito doloso consumado que el agente quiso realizar”.
Es importante realizar una precisión. Todos los delitos establecidos en los diferentes
códigos penales, tanto en el federal como en los estatales, marcan una penalidad
mínima y una máxima. Con base en ésta, el juzgador nunca podrá establecer una
pena inferior a la mínima o una superior a la máxima, pues queda entre una y otra
un margen en el que el juez podrá moverse, de acuerdo a las condiciones propias
del sujeto y la forma y manera en cometerse el acto delictivo a efecto de poder
establecer la pena más adecuada al delito en cuestión.
Para la aplicación de la pena, el juzgador deberá tomar en cuenta una serie de factores propios del
caso en particular y que el artículo 79 del mismo cuerpo normativo establece: “el mayor o menor grado
de aproximación a la consumación del delito y la magnitud del peligro en que se puso al bien jurídico
protegido”.
Es importante hacer notar que en ningún caso los delitos culposos podrán admitir la figura de tentativa.
Asimismo, no todos los delitos dolosos podrán presentar la tentativa, ya que en algunos casos no es
posible que la consumación no se llegue a frustrar, dado a que se consuma de manera inmediata.
Como ejemplo podemos mencionar el caso del delito de abandono de persona.
A efecto de analizar la figura de la tentativa, se pueden distinguir dos tipos diferentes, de acuerdo con
las situaciones que prevalezcan al momento del intento de ejecución del delito: tentativa acabada y
tentativa inacabada.
Tentativa acabada, también llamada delito frustrado: Surge cuando el sujeto activo lleva a cabo todos
los actos necesarios e idóneos para consumar el delito y producir el resultado que él espera pero por
causas ajenas a su voluntad éste no se materializa. En este caso el sujeto activo desplegó la conducta
necesaria para la comisión del ilícito, empleó los medios idóneos para la ejecución, exteriorizó su
voluntad para delinquir y realizó el intento, pero por causas ajenas a su voluntad no se materializó.
Tentativa inacabada, también conocida como delito intentado: Éste se configura cuando el sujeto deja
de realizar algún acto, que resultaba necesario para obtener el resultado deseado, por lo que se
presenta una ejecución incompleta. Cuando el sujeto realiza una serie de preparativos y da inicio a la
ejecución del ilícito, pero por alguna razón o no hace todo lo que requería o alguno de los preparativos
no fue el idóneo, el delito se frustra al no conseguir el resultado deseado; es decir, el sujeto exterioriza
su voluntad y realiza el intento, pero el delito no se concreta.
Como ejemplo podemos mencionar también el caso del homicidio mediante un arma
de fuego, pero al intentar accionarla, el sujeto descubre que olvidó poner balas en el
cargador y el arma no dispara.
Como ejemplo del primer tipo podemos mencionar el caso de quien pretende llevar
a cabo el robo de una caja fuerte, pero al momento de intentar robarla descubre que
no tiene la herramienta necesaria para abrirla.
Delito putativo, también llamado delito imaginario: Consiste en el error de hecho o de derecho,
en el que incurre el sujeto, al intentar cometer un acto que considera delictivo, pero que en la
realidad no se encuentra previsto como tal en la ley. De esta manera tenemos que la conducta
desplegada por el sujeto activo no es punible en sí y no puede ser sancionado, ni siquiera en
grado de tentativa, aunque la intención real y manifiesta del sujeto activo, sea cometer un acto
ilícito.
La diferencia entre el delito imposible y el delito putativo radica en que el primero existe una
imposibilidad material de su consumación, pero sus acciones sí se encuentran tipificadas por la ley
como delito. En el segundo caso, la imposibilidad es jurídica, debido a que las acciones desplegadas
por el activo no se encuentran tipificadas como delictuosas.
Esta figura se caracteriza por ser la culminación de la vida del delito en la que se reúnen todos
los elementos y todos los presupuestos requeridos por la ley en la que la voluntad del activo
concuerda con el resultado típico requerido por la norma para que una conducta sea
considerada delictuosa y, por tanto, el sujeto activo se haga acreedor a una sanción establecida
en la codificación penal.
Concurso de delitos
Para concluir con el análisis de las características del delito, es preciso señalar en qué consiste el
concurso de delito, el cual es el modo en el que puede aparecer el delito en relación con la conducta y
su resultado. Consiste en la concurrencia o pluralidad de conductas de resultados típicos, que pueden
presentarse de forma ideal o real:
Ideal o formal: Ocurre cuando en una sola conducta se producen varios resultados típicos, los
cuales se encuentran contemplados en el artículo 18 del Código Civil Federal y en el primer
párrafo del artículo 28 del Código Penal para el Distrito Federal.
Por otra parte para sancionar esta forma de concurso, se señala lo siguiente en el artículo 64 del CPF:
En caso de concurso ideal, se impondrán las sanciones correspondientes al delito que merezca la mayor
penalidad, las cuales podrán aumentarse sin rebasar la mitad del máximo de la duración de las penas
correspondientes de los delitos restantes, siempre que las sanciones aplicables sean de la misma
naturaleza; cuando sean de diversa naturaleza, podrán imponerse las consecuencias jurídicas señaladas
para los restantes delitos, con excepción de los casos en que uno de los delitos por los que exista
concurso ideal sea de los contemplados en la Ley General para Prevenir y Sancionar los delitos en
materia de Secuestro, y la Ley General para Prevenir, Sancionar y Erradicar los Delitos en Materia de
Trata de Personas y para la Protección y Asistencia a las Víctimas de estos Delitos, ambas
reglamentarias de la fracción XXI del artículo 73 de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, supuestos en los cuales se aplicarán las reglas de concurso real.
Real o material: Se presenta cuando con varias conductas se producen diversos resultados. En
este caso existen pluralidad de conductas y pluralidad de resultados.
Cuando una persona que conduce una bicicleta atropella a otra, y luego de ver que
lo ha lesionado, decide huir del lugar para no ser sancionado. En esta situación se
presentan varias conductas en las que se incurren en varios delitos, que en este
caso son lesiones y abandono de lesionado.
Este tipo de concurso se encuentra previsto en los artículos 18 del CPF y 28 en el segundo párrafo del
CPDF, mientras que las reglas para sancionarlo se encuentran en el segundo párrafo del artículo 64
del CPF y el segundo párrafo del artículo 79 en el CPDF que a la letra dice:
En caso de concurso real, se impondrá la pena del delito que merezca la mayor, la cual podrá
aumentarse con las penas que la ley contempla para cada uno de los delitos restantes, sin que exceda
del máximo señalado en el artículo 33 de este Código.
Cierre
Cierre
Fuente: Flaticon
Con los temas trabajados en esta sesión, has podido dar cuenta de las características y elementos que
componen los delitos y el camino por el que se llevan a cabo. Asimismo, estas características y
elementos son base para el análisis de los delitos en particular contemplados en la ley penal sustantiva
de la materia, permitiéndote identificar a la vez si éstos se encuentran en grado de tentativa,
desistimiento, como delito imposible, delito putativo o consumado.
Recuerda que existe conductas que no son punibles pero que, del análisis de los elementos se
determina si son ámbito del Derecho Penal.
Fuentes de consulta
Fuentes de consulta
Fuente: Flaticon
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Amuchategui, G. (2006). Diccionario de Derecho Penal (2ª ed.) México: Oxford University Press.
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Legislación