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EL MUSEO ~

12 ~ran venir a ver, y estaba imbuido por la certeza de que su juicio era, como
EL MUSEO e_l juicio de Dios, definitivo. Si bien comenzó a tener una presencia activa y
LOS MUSEOS DE AMÉRICA LATINA EN ESCENA sostenida recién a mediados del siglo XVIII, el museo siempre fue producto
ÁNG EL KALENBERG de certidumbres tenidas_por universales y "naturales", soslayando que eran
constructos "culturales" y, como tales, sujetos a condicionamiento y cambio .
.Qos décadas más tarde, en algunos de los países de la región emergerían
lo_s_ Museos de Arte Contemporáneo, diferentes por su naturaleza. Por de
pronto, debe señalarse que una mayoría de ellos dependen directamente de
universidades autónomas -y este no es un detalle menor-, como los de San
Pablo (el primero del continente), Buenos Aires, Santiago de Chile y Ciudad
La palabra alemana museal [propio de museo} tiene connotaciones desa- de México (el más reciente). Otros dependen de fundaciones públicas, como
gradables. Describe objetos con los que el observador ya no tiene una relaci6n el Museo Antropológico y de Arte Contemporáneo de Guayaquil (MAAC),
-vital y que están en proceso de extinci6n. Deben su preservaci6n más al respe- una creación del Banco Central del Ecuador, o los espacios dedicados al arte
'to flist6rico que a las necesiilades del presente. Museo y mausoleo son palaOrai contemporáneo que han abierto la Fundación Telefónica (de la empresa pri-
conectadas por algo másgue la asociaci6n Jgnética. !¿}_s museos son los sepul-
vada homónima) en varias ciudades capitales de la región (Buenos Aires,
cros fam iliares de las obras de arte.
TH EO DOR W. AD ORNO
Santiago de Chile, Lima), la Fundación Proa en Buenos Aires, el Centro Cul-
tural del Banco do Brasil, en Río dejaneiro, ltaú Cultural (financiada por el
banco homónimo), en San Pablo. Un amplio espacio de visibilidad y plata-
Parto con dos ventajas comparativas. Una, no tengo necesidad de incurrir
forma para el arte contemporáneo lo constituyen también las bienales que
en los resbaladizos territorios de la futurología : debo hacer historia. Pero,
a~undaron y abundan en el continente : Bienal de San Pablo (la más anti-
segunda ventaja, como se trata de historia reciente, una historia que coinci-
gua); Bienal de Medellín; Bienal de Córdoba, Argentina; Bienal de Artes
de -año más, año menos- con mi propia historia al frente del Museo Nacio-
Gráficas de San Juan de Puerto Rico; Bienal de La Habana, destinada origi-
nal de Artes Visuales de Montevideo. Mis reflexiones - tanto como produc-
nalmente a presentar la producción artística de los países del Tercer Mundo ;
to de una investigación en archivos latinoamericanos- se remitirán a dar
Bienal del MERCOSUR, en Porto Alegre; Bienal de Quito; Bienal de Lima;
testimonio de un tiempo rico en desafíos, que me tocó en suerte compartir.
Bienal Internacional de Cuenca, Ecuador; Bienal de Buenos Aires; Bienal
del Fin del Mundo, en Usuahia, Argentina; Bienal de Panamá; por citar algu-
nas de las que son y otras de las que han sido. Asimismo, las ferias de arte
DEL MUSEO DE ARTE MO DERNO AL MUSEO DE ARTE CONTEMPORÁNEO
constituyen un trampolín eficiente para el arte contemporáneo : ARTEBA,
en Buenos Aires; y las de San Pablo, Caracas, Bogotá, México y San Juan de
A partir de la década de los años sesenta., )': en casi tggos los países de Amé-
Puerto Rico. A ellas deben sumarse otras tres dedicadas al arte latinoameri-
rica Latina, surgieron los Museos de Arte Moderno, una de las formas que
cano, con asiento en Miami, Nueva York y Londres.
asumió el museo de arte y que representó la mitad de un camino, el que
JR.Easaje de los Museos de Arte Moderno a los de Arte Contemporáneo
t ien.de--'LlliJJI. reintegración de artista y pueblo como de las artes entre sí.
respondió a un cambio de filosofía y de postura ante los hechos sociales y
Estos museos sucedían al museo emergente de la Revolución Francesa, un
la evolución de la cultura, un cambio que viene acompañado por una serie
museo conservador cuya virtud fue hacer públicas las colecciones privadas
de otros cambios: es que al mismo tiempo que los museos se transforma-
de los monarcas) de la iglesia y de la aristocracia (los hábitats del museo y
ban, también lo hacían las obra~ d~art~contemporán~as . Así, el acento
del teatro, como se sabe, se desgajan de la arquitectura del palacio princi-
pasó de la obra objetual al proceso y a las obras inmateriales, y el arte
pesco). ~1 museo mostraba las obras estáticamente y tenía una relación está-
comenzó por hacer estallar su fisicalidad hasta desarrollarse en el cerebro
tica con el pueblo : se limitaba a elegir, ordenar y exponer, para quienes qui-

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ÁNGEL KALENBERG EL MUSEO

(vía arte conc~tual) o tomar _E_Osesión del espacio a través de las perfor- Lo que ha dado en llamarse globalización -o mundialización- es uno de
mances y las instalaciones o escaparse hacia la naturaleza (land art y las site los ingredientes con mayor peso de la coyuntura actual, en virtud del cual
specific installations), _o refug~~ la tecnologia (la anterior: fotografía y hoy asistimos, por ejemplo, a la crisis (casi desaparición) del Estado-nación,
cine; la nueva: vídeo y arte digital), mientras gue colectivos colaborativos lo que alentó el concepto de edad posnacional: en tanto la erosión de las
~c~an el lugar antes reservado al artista solitario, desacomodando a los fronteras promueve el descaecimiento de las naciones, su moneda desapa-
museos y a las galerías, y también a sus curadores, pues van en dirección rece o se comparte con otros países, la legislación nacional tiende a ser
_ contraria ~s ideas tradicionales del museo como espacio sacralizado, adaptada a cánones internacionales. Este proceso de internacionalización
~amo te~lo de las musas. A lo que se suma el desafío que significan las provoca perplejidad e incertidumbre.
obras inmaterial~s resultantes de las nuevas tecnologías (net.art, bioarte, En tal contexto~ ¿qué cabe esperar para el futuro de los museos? Con el
etc.); ellas plantean una problemática museográfica inédita: ¿dónde expo- advenimiento de la globalización, las sociedades dejan de creer en la ~ter­
nerlas?, ¿en un black box?, ¿qué hacer con las obras on-line?, ¿cómo conser- nidad, y se convierten en antimetafísicas. Los museos dejan de creer que
varlas? Ello obliga a reconsiderar, redefinir_y transformar el museo, desde representan valores artísticos absolutos e inmuta~les. Las nuevas corrien-
una perspectiva multidisciplinaria. En función de lo cual cada vez más tes duran poco, mueren a poco de nacer, y se suceden con rapidez, celeri-
museos -inclusive en la región- vienen ofreciendo una mayor superficie dad acelerada en estos tiempos llamados posmodernos. Y así como en su
de contacto para estas manifestaciones, al punto que han instaurado depar- tiempo los museos europeos acogían las imágenes de Epinal, los museos
tamentos permanentes y laboratorios dedicados a los nuevos medios. latinoamericanos habrán de acoger el arte popular actual. E incluso obras
En la actualidad y en torno a los grandes museos, en América Latina -al de arte culto, como las del colombiano Nadín Ospina, que reelaboran figu-
igual que en los países del mundo desarrollado-, han irrumpido junto a ras del arte precolombino y también de las tiras cómicas -la del ratón Mic-
los museos de arte contemporáneo, institutos y centros dedicados al arte key, por ejemplo-, que antes hubieran sido consideradas transgresoras por
contemporáneo y también colecciones y fundaciones privadas que apues- la lógica interna de un paradigma, desafiando su congruencia, ahora son
tan a lo nuevo. valoradas positivamente. Pues se sabe que aun las más flagrantes irresolu-
Desde nuestra perspectiva, corresponde preguntarse cuál es el contexto ciones, las contradicciones formales, de género, de contenido, no son sino
de tales cambios. Se incriminará a la "tradición de lo nuevo", al progreso imagen especular de una época y una sociedad que vive la más violenta
del nominalismo, a la globalización, a la pérdida del patrón oro de los valo- oposición de todos los contrarios, y que en el territorio del arte son supe-
res estéticos, al fin de lo sagrado, al d escaecimiento de la dicotomía alta radas con una conciliación de índole manierista.
cultura/baja cultura, al activismo de las vanguardias, al nuevo estatuto del
creador que quiere entrar al museo a toda costa para hacer reconocer su
identidad primaria; pero todas estas "razones" presuponen como su funda- ARTE Y GLOBALIZACIÓN
mento un diagnóstico más general sobre la naturaleza de las sociedades A partir de Colón llegó el arte europeo. ¿Qué hizo el arte de la Europa con-
industriales y, desde hace poco, tecnológicas. quistadora por el arte de los pueblos conquistados? Violarlo, someterlo.
Los europeos incrustaron en América Latina el Renacimiento, el manieris-
mo, el Barroco ; el arte de la Contrarreforma. Y ·de éste, el aspecto sentimen-
LA GLOBALIZACIÓN LLEGÓ (PARA QUEDARSE) HACE QUINIENTOS AÑOS
tal del tenebrismo. El Renacimiento cumplió en Europa una función media-
dora en virtud de la cual Durero pudo encontrarse con la forma y el movimiento
Cristóbal Colón fue el primer globalizador. Luego de su viaje de 1492 (pen- clásicos. Sus huellas en el continente latinoamericano han resultado tan per-
sando que se dirigía a la India desembarcó en América), el planeta adquirió
durables que mucho del manierismo de los continuadores de Miguel Ángel
otra dimensión. ¿Alguien puede imaginar hoy el desconcierto de los "des- (Vasari, entre ellos) se evidencia reiterativamente en la obra de David Alfara
cubridores" y de los nativos americanos en el momento del "encuentro"? Siqueiros, de Fernando Botero, del chileno Ricardo Yrarrázaval y del argen-

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tino Hugo Sbernini. Unos y otros deforman. Los manieristas mediante, el absurdos para América en un contexto casi medievalizante de corporacio-
recurso a la anamorfosis. Diego Rivera, a· partir de fotografías tomadas por nes religiosas y de exaltación de las procesiones con temas mitológicos que
Tina Modotti {y a partir de las esculturas de Miguel Ángel, y de los códices serán antecedentes del famoso carnaval brasileño. Y, sin embargo, Aleija-
precolombinos). Siqueiros, mediante el recurso a un proyector. Para los dinho produce arte americano, revelando una originalidad infinitamente
manieristas, la parafernalia de la musculatura constituía una traducción her- superior a la de los modelos peninsulares o flamencos. Los resabios del
cúlea del Renacimiento. Para Siqueiros, una traducción apropiada a la era tiempo mítico que habían sobrevivido en la imaginería del arte popular,
industrial. también están presentes en esta apariencia de mestizaje, en la escultura y
El arte de la Colonia, en América Latina, también cumplía una finalidad en la arquitectura americanas.
religiosa, pero de naturaleza diversa a la del arte mítico de la América pre- Preguntemos, todavía, acerca de cómo reaccionaron los nativos ante la
hispana: era evangelizador, misionero y catequista. Desviarse de las nor- llegada del arte europeo. En su formidable libro La guerra de las imágenes.
mas era postularse a ser objeto de la Inquisición, de la Santa. De Cristóbal Colón a "Blade Runner" (1492-2019), Serge Gruzinski escribe:
Los artífices nativos copian pinturas europeas devotas {no muy variadas : "Como la imagen constituye, con la escritura, uno de los principales ins-
Murillo, Zurbarán) y estampas religiosas europeas. Transculturación. Para trumentos de cultura europea, la gigantesca empresa de occidentalización
pintar muros de iglesias y conventos traducen el código gráfico al código que se abatió sobre el continente americano adoptó -al menos en parte-
pictórico mural. Transcodificación. la forma de una guerra de imágenes que se perpetuó durante siglos y que
Pero esta copia no es impune. hoy no parece de ninguna manera haber concluido".
¿Hubo realmente fusión entre el arte del indio y el arte impuesto? Antes "Desde que Cristóbal Colón pisó las playas del Nuevo Mundo, se plan-
que fusión, transfusión. ¿Mestizaje, tal vez? Quizá la pretendida inhabili- teó la cuestión de las imágenes. Sin tardanza, los recién llegados se interro-
dad para desplegar la perspectiva renacentista que le reprochan a los nati- garon sobre la naturaleza de las que poseían los indígenas. Muy pronto, la
vos {surgidos de una tradición en donde imperaba el aplanamiento del imagen constituyó un instrumento de referencia, y luego de aculturación y
volumen y la bidimensionalidad) fuera solamente una forma de resisten- de dominio, cuando la Iglesia resolvió cristianizar a los indios desde la Flo-
cia: Franz Boas {1955) sostiene que "los procesos mentales de} hombre son rida hasta Tierra del Fuego. La colonización europea apresó al continente
los mismos en todas partes, independientemente de raza o cultura". Quizá en una trampa de imágenes que no dejó de ampliarse, desplegarse y modi-
sólo adoptaron del lenguaje transportado aquellos elementos de la gramá- ficarse al ritmo de los estilos, de las políticas, de las reacciones y oposicio-
tica plástica que experimentaron como afines. Y, quizá, de esta dialéctica nes encontradas" {Gruzinski 1994, pp. 12-13).
de aceptación y rechazo haya surgido ese conjunto de formas al que suele Otro libro, reciente, de Gruzinski, El pensamiento mestizo, trae una res-
denominarse Barroco Colonial Latinoamericano, el que hunde profunda- puesta {o una crítica) a los discursos y teorías sociales y una defensa de las
mente sus raíces en el orden clásico europeo, al que, gracias a un vital pro- enseñanzas que pueden encontrarse en los discursos estéticos, punto de
ceso de mestizaje local e indígena ha logrado, sincréticamente, apropiárse- vista que comparto.
lo y enriquecerlo cualitativamente.
Así el Barroco Latinoamericano logra singularizarse de las fuentes ajenas
que lo nutren, y al cabo retorna a Europa como influencia sobre las metró- MUSEOS Y GLOBALIZACIÓN
polis {poco es lo que se ha investigado por los historiadores del arte, el apor-
te que significó, tanto en formas como en contenidos, esta aventura latinoa- El museo tradicional sacralizaba la memoria o el genio: conjurando el tiem-
mericana para el Barroco europeo). Le Corbusier, por ejemplo, adoptó para p~rmitía la comunicación con obras y creadores de todos los tiempos.
la iglesia de Ronchamp el mismo criterio modernista de las capillas abiertas Con la.E_uesta en orden de los objetos y su clasificación, producía conoci-
de Puebla, México. ¿Cuál es el origen de la iconografía de los Profetas del miento. Producía historia del arte e historia a secas. {Pero también el ahis-
Aleijadinho? Los personajes en los que se inspiró Aleijadinho resultaban toricismo del arte popular cuenta con museos, como el de Bahía.)

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El museo como modelo de institución que colecciona y exhibe es "la del collage. Y encuentran un lejano antecedente en los "gabinetes de mara-
exportación europea más exitosa en la globalización cultural", algo que villas" de Rodolfo II, en la Praga del siglo XVI.
generalmente se olvida. Aun "el llamado museo imaginario -ha escrito No por azar Marcel Proust comparó el museo con una estación ferrovia-
Hans Belting (200 3 )- , en el que André Malraux q_uería reunir el arte del ria. Asimismo se lo ha comparado con un hostal del Ejército de Salvación:
mundo después de la Segunda Guerra Mundial [reunirlo ~n los textos y una colección de objetos desarraigados, equivalente a una colección de
los grabados de un libro, entiéndase bien] era una idea europea y tenía un seres desarraigados.
sentido europeo. [... ] Por consiguie;rte, cuando se afirma la universalidad El museo, pues, existe por el fragmento. Una vi~ón de conjunto ~riori
del arte, de hecho se afirma la noción europea del arte", pero globalizada. estaría condenada al fracaso ; sin embargo, las imágenes allí expuestas ~on
El desarrollo del museo tal como hoy lo conocemos es un fenómeno de suficientes como para crear memoria, pues lo que las olecció.ILde.scubrii:á
la segunda mitad del siglo XIX, y la multiplicación de museos y exposicio- es que los fragmentos no están aislados.
nes universales es un ejemplo de "invención de la tradición", como ha afir-
mado con acierto EricJ. Hobsbawm (1983, pp. 1-14), y agregamos: un ejem-
plo, sobre todo en América Latina. En la misma medida en que se consumaba COLECCIONISTAS PRIVADOS VERSUS MUSEOS
la destrucción de las memorias tradicionales, _p_or medio del museo se inven-
taba una historia legitimada "por el pasado". En palabras de Lyotard (1984), El museo supone una colección (un fondo) en exhibición más o menos per-
si en la condición posmoderna "se relativizan los grandes relatos y quedan manente (ello induciría a Maurice Blanchot (1976, p. 44) a imprecar: "Hay
los pequeños relatos", el museo re.e_resenta un_:s-ran relato" arquitectónico una cosa insoportablemente bárbara en la habitualidad de los museos. [...]
(a veces), cultural e histórico, que se resignificará a través de los pequeños No hay más que entrar en cualquier lugar donde están expuestas juntas obras
-;elatos que surgen de la experie~cia particular de cada visitante. maestras en gran número para experimentar esa especie de mal del museo,
Es posible concordar. La historia y el arte de los países latinoamericanos análogo al mal de la montaña, hecho de vértigo y de ahogo, al que sucumbe
se tornan creíbles (por ahora) cuando se exhiben en un museo. "A diferen- rápidamente toda dicha de ver y todo deseo de dejarse conmover").
cia de la ambigüedad de los libros, los enunciados de los museos, al ser Hoy por hoy, suelen coincidir el juicio museológico y el gusto de los
divulgativos, son contundentes: [para los mexicanos] los zapatos del cura coleccionistas privados, y "el extendido gusto uniforme [es] una de las más
Hidalgo confirman la existencia de Hidalgo. Asimismo, percibir esos zapa- llamativas demostraciones de inseguridad museal" (Blanchot 1976, p . 44).
tos, en virtud de la naturaleza ritual de la visita a los museos, se convierte Empero, el poder de los museos sigue en pie, pues el sistema privado requie-
en una experiencia particular a cada individuo: esos zapatos me hablan de re del aval que éstos otorgan.
la historia, de mi historia, son auténticos símbolos de identidad" (Kassner Si bieh coleccionar y preservar siguen siendo las dos funciones básicas del
y Reinoso 2 00 2 - 2 003, p. 10). museo, debido a que los recursos económicos que los gobiernos asignan a los
museos nacionales latinoamericanos es menor que lo invertido por particula-
res dueños de colecciones, la función de legitimación del museo está siendo
FRAGMENTOS Y CONJUNTOS r~piada por lo;¡Q-and~s coleccionistas, con cuyos acervos ere~ museos
rivados, sucesores de la capilla privada medieval. Ellos, advierte Eduard
Perogrullo diría que una obra de arte es hecha por un artista y una colee· Beaucamp, han tomado la batuta en cuanto al gusto artístico. ¿vamos hacia
ción por un coleccionista. Casi ninguna obra está pensada por su autor par< la privatización de la cultura museológica? Nuevamente -insiste- la escena
formar parte de una colección -salvo reunida en la obra total del artista- , artística refleja de manera precisa las relaciones sociales en la sociedad.
ese agrupamiento arbitrario. No obstante, el eje de un museo es la "cole El colecci_oni_smo privado no cesó nunca ni dejó de crecer en todas direc-
ción", la que sirve para contextualizar a las obras independientes, esos frag- ciones, desde que el concepto de una historia del arte dio paso a una mul-
ment~s. Así, podría sostenerse que una colección participa de l_ a __ tiplicidad de historias.

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ANGEL KALEN BERG EL MUSEO

COLECCIONISMO PRIVADO LATINOAMERICANO cuya tradición está entre lo mejor, como palabra original, que dio América
Latina al mundo.
El coleccionismo privado difiere respecto al coleccionismo de los museos:
el privado se maneja con criterios personales, con el gusto del coleccionis-
ta o con el de sus asesores. Tal fue el caso del Instituto di Tella, de Buenos "EL USO Y LA CONTEMPLACIÓN"
Aires, que a mediados del siglo pasado se guió para decidir las adquisicio-
nes por el consejo del mayor historiador de arte italiano, Lionello Venturi, La colección surge de la reunión exhaustiva de los testimonios !!lateriales
y, a su muerte, por el de su continuador, Giulio Cario Argan. de la cultura y de la actividad humana. Pero coleccionar implica, las más de
En las últimas décadas, las colecciones privadas latinoamericanas se abrie- las veces, desviar o arrancar de sus finalidades míticas, _mágicas, instru-
ron al público siguiendo básicamente tres modelos: su transformación en mentales, una serie de objetos del ámbito social, cultural,_r.eligios.o., aLque
museos privados, o la presentación de sus colecciones, por periodos más o pertenecen. O sea, descontextualizarlos, desfuncionalizarlos, retirándolos
menos extensos, en museos preexistentes, o la apertura de sus alojamien- de su pasado o de lo desconocido,__y estetizarlos para integrarlos en un
tos E_articulares. Veamos algunos ejemplos. ac~ _2atrimonial. Un admirable texto de Octavio Paz, que me permito

Hacia 1981 el brasileño Gilberto Chateaubriand acuerda con el Museo citar en extenso, El uso y la contemplación, aborda el tema: "Vasija de barro
de Arte Moderno de Río de Janeiro que albergue (bajo régimen de como- cocido : no la pongas en la vitrina de los objetos raros. Haría un mal papel.
dato) su colección de arte brasileño moderno, que cubre desde 1910 hasta Su belleza está aliada al líquido que contiene y a la sed que apaga. Su belle-
el presente. Chateaubriand (1987, u) dirá: "El sentido de la colección y el za es corporal: la veo, la toco, la huelo, la oigo. Si está vacía, hay que lle-
trabajo del coleccic~nista es e~licitar el significado de un conjunto, que de narla; si está llena, hay que vaciarla. La tomo por el asa torneada como a
otro modo, podría permanecer disperso y, por lo tanto, perderse". una mujer por el brazo, la alzo, la inclino sobre un jarro en el que vierto .. .
El argentino Eduardo Costantini, que conformó un significativo conjun- No es un objeto para contemplar sino para dar a beber. [... ] objetos hermo-
to de obras de arte latinoamericano, optó por la realización de un museo sos no a despecho sino gracias a su utilidad. La belleza les viene por añadi-
propio: el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA), dura, como el olor y el color de las flores. Su belleza es inseparable de su
instalado en un edificio especial, resultado de un concurso internacional función: son hermosos porque son útiles. Las artesanías pertenecen a un
de arquitectura, en el que se desarrolla intensa actividad en materia de mundo anterior entre lo útil y lo hermoso. Esa separación es mucho más
exposiciones, cine y publicaciones. reciente de lo que se piensa: muchos de los objetos que se acumulan en
Por su parte, Patricia Phelps de Cisneros viene edificando en Caracas nuestros museos y colecciones particulares pertenecieron a ese mundo en
una soberbia colección que, según uno de sus curadores, Luis Enrique donde la hermosura no era un valor aislado y autosuficiente. La sociedad
Pérez Oramas (2005), tiene "la inmensa virtud de su variedad: moderni- estaba dividida en dos grandes territorios, lo profano y lo sagrado. En ambos
dad, arte contemporáneo, paisaje de las Américas, etnografía amazónica, la belleza estaba subordinada, en un caso a la utilidad y en el otro a la efi-
abstracción geométrica latinoamericana". Este último segmento de la colec- cacia mágica. Utensilio, talismán, símbolo: la belleza era el aura del objeto,
ción presentada en alguno de los museos (San Pablo, Buenos Aires, Mon- la consecuencia -casi siempre involuntaria- de la relación secreta entre su
tevideo, Lima, Santiago de Chile y Bogotá), no tiene paralelo en ninguno hechura y su sentido. La hechura: cómo está hecha una cosa; el sentido:
de los museos de la región. La misma incluye ejemplos mayores de artistas para qué está hecha. Ahora todos esos objetos, arrancados de su contexto
abstracto geométricos de Argentina, Brasil, Uruguay, Venezuela, y es pro- histórico, su función específica y su significado original, se ofrecen a nues-
ducto de una selección realizada desde un horizonte latinoamericano, con tros ojos como divinidades enigmáticas y nos exigen adoración. El tránsito
el asesoramiento de muy competentes curadores también latinoamerica- de la catedral, el palacio, la tienda nómada, el boudoir de la cortesana y la
nos, y va camino de convertirse en una representación modélica de un cueva del hechicero al museo fue una trasmutación mágico-religiosa: los
movimiento, que a mi juicio corresponde nombrar constructivismo orgánico, objetos se volvieron iconos. [... ]Ya sor Juana Inés de la Cruz se burlaba con

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ÁNGEL KALENBERG EL MUSEO ~
gracia, en plena edad barroca, de la superstición estética: 'la mano de una Ante todo, una pregunta: ¿es que un museo -legitimador, archivista,
mujer', dice, 'es blanca y hermosa por ser de carne y hueso, no de marfil ni autor de una taxonomía sobre la memoria, atado a la historia- puede ser
de plata; yo la estimo no porque luce sino porque agarra'. [... ] El arte here- contemporáneo, es decir, cuestionador de la historia? Hablar_de_Museo de
dó de la antigua religión el poder de consagrar a las cosas e infundirles una Arte Contemporáneo ¿no será incurrir en un oxímoron?
suerte de eternidad: los museos son nuestros templos y los objetos que se Aquí importa plantear que el problema concierne a los museos periféri-
exhiben en ellos están más allá de la historia." (Paz 1987, pp. 202-203). cos. ¿Es que un museo, sobre todo uno de arte moderno o de arte contem-
Entonces, ¿el museo será una de las grandes realizaciones de la cultura oráneo, puede permitirse ser excéntrico] Sí. Como contrapeso a la globa-
o, tal vez, el "prefacio" de tiempos "oscuros en los cuales el arte habrá lización comenzó a revalorizarse lo local (hasta se inventó una expresión:
cesado de ejercer sus funciones" (Paz 1987, pp. 202-203)? gloca~ bajo el lema "piense global, actúe local"), llegando a asumirse la
Hoy admitimos que es preciso definir un modelo de museo adaptado a diversidad cultural, teórica y étnica (y la diversidad en las maneras de expo-
la realidad de cada lugar donde está implantado. Por ende, su colección ner). Además, en el mundo globalizado del siglo XXI resulta imposible con-
representativa de la producción artística internacional {las más de las veces tar la historia del arte desde un único centrQ, P.Or ende, una pluralidad de
escasa e incompleta, en los museos latinoamericanos), debiera acompañar historias del arte habrá de sustituir a la historia oficial del arte En efecto,
a una muestra representativa de la producción artística local, que lo dote ya que todo es posible, también es posible reescribir la historia del arte
de un perfil propio, particular o regional. No obstante, muchos de los con- desde el Sur y revalorizar todas sus contribuciones de modo consistente
servadores latinoamericanos también viven atormentados por el fantasma con una nueva axiología, valorando las miradas distintas, las nuevas lectu-
del museo caníbal, enciclopédico (Borges lo habría denominado "el museo ras. Por esta vía se tornará evidente que el constructivismo metropolitano
de Babel"), contrariando su singularidad. se ha enriquecido con el constructivismo orgánico, elaborado por artistas
Disyuntiva comprensible, desde que para los museos latinoamericanos latinoamericanos, y el uruguayo Rafael Barradas (introductor de las van-
ofrecer exposiciones temporarias de arte extranjero, lejos de constituir guardias en España, según han asegurado los propios críticos españoles)
una mera concesión burguesa, supone la única posibilidad de cubrir cul- finalmente fue expuesto en Zaragoza, Hospitalet de Llobregat y Madrid, las
turalmente las lagunas de sus limitadas colecciones y de ofrecer a su gente estaciones de su peregrinaje ibérico, e incorporado a las colecciones de muse-
un mínimo contacto con el arte de fronteras afuera. os que le habían sido esquivas.
Un museo, s~se ha sostenido con tinoy es un lugar de creación identi-
taria (comprendidas las ficticias y las inventadas), una._especie__de.Jaberinto
MUSEOS EN PAÍSES EN VÍAS DE DESARROLLO en el gue coexisten diversas_!ribus, ritos, cer~monias de identificación y
v~ces distintas. Entre ellos, el "visitante mariposa" (Eliseo Verón dixit) que
La dinámica del museo ha alcanzado también a los países en vías de desa- en su recorrido "se detiene en ciertos puntos que atraen su atención, a los
rrollo, entre ellos los de América Latina, a partir del movimiento general que dedica mayor tiempo que al resto. Presupone que la secuencia debe ser
de museificación proliferante que toca a las sociedades actuales. una experiencia de aprendizaje en la que dedica de manera selectiva su
Hacia fines del siglo XIX y comienzos del XX emergieron los museos de atención a los objetos que considera más relevantes para ese fin". Y habla
bellas artes, a lo largo y ancho del continente, mientras que los museos de arte también del "visitante chapulín", el que salta de un lugar a otro, "sin una
moderno lo harán en torno de los años sesenta; en cambio, no todos los lógica predeterminada y al parecer sin un criterio que determine sus deci-
países de la región cuentan aún con museos de a~e contemporáneo. Pero, siones, dejándose llevar por el impulso súbito que despierta su interés [... ]
¿cómo será afectado el funcionamiento del museo de arte diseñado en el presupone que la exposición puede ser lúdica y disfruta cuando un recorri-
siglo XIX por los cambios que traerá el siglo XXI? ¿Qué relevancia tiene do [es] espontáneo y marcadamente personalizado". Obtener una experien-
un museo de arte hoy en día? ¿El arte contemporáneo sigue necesitando cia lúdica en el museo significa para el visitante satisfacer sus deseos a la
museos? altura de su imaginación. A diferencia del pasado, cuando "después de dar

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.os primeros pasos hacia todo lo que es bello de ver, una mano remueve nes más radicales tanto en el arte argentino como en el arte internacional (Di
ni bastón y un signo me advierte que está prohibido fumar" (Valéry), y un Tella, Pirovano, Blaquiér, Curi). [... ]Estas colecciones ... han adquirido un carác-
:ígido sistema de señalización indicaba el recorrido, ahora y al igual que ter público o semipúblico que ha subsanado la ausencia del estado en la con-
:on la televisión, el visitante puede saltar de una sala a otra y volver a la formación del patrimonio artístico argentino [Instituto Torcuato di Tella, Museo
Jrimera por razones que sólo él conoce, como cuando hace zapping. de Arte Contemporáneo -Marcos Curi-, Fundación San Telmo, MALBA
Entonces, no más recorrido lineal: el orden del juego es el orden ¿lúdi- (colección Eduardo Costantini), Mauricio y Natalia Kohen, Eduardo Grünei-
:o? de la incertidumbre: como en La continuidad de los parques, de Julio Cor- sen, Marion y Jorge Helft, etc.). [... ] En los noventa, además, Argentina reco-
:ázar, el lector es el que decide el posible final de la historia y determina su noce en el arte latinoamericano una opción válida para el coleccionismo [... ]
;entido: el lector se vuelve parte de la lectura, así como el espectador se Por otra parte, en la reescritura de los sesenta, instituciones y coleccionistas
vuelve parte del guión museográfico. encuentran en esa década fetiche y en sus productos culturales un lugar de
El museo, y sólo el museo, es capaz de "bosquejar nuevas topografías aprovisionamiento para la construcción de un imaginario nacional y regional
estéticas", convertido en una de las fuentes en las que abrevan las identida- que los proyecta hacia las expectativas del tercer milenio".
des (que no son sino construcciones, relativas a un lugar y un tiempo dados). Algo similar aconteció en el resto del continente, donde los coleccionis-
La mexicana Lourdes Turrent~oo2-2003~ 26-3.!) resume el tema: "Si tas privados apostaron a las producciones del arte nuevo comprando las
antes se habló de las partes duras o elementales del museo como edificio, obras que testimonian el desarrollo del arte de sus países o de la región.
colección y público, en la posmodernidad [... ] se cayó en la cuenta de que Así, Alfredo Boulton, Hans Neumann y Paty Phelps de Cisneros, en Vene-
la historia de los museos tierle diVersos caminos. Que también se explican zuela; Gilberto Chateubriand, en Brasil; la familia Garza Sada y Juan Anto-
'por su rentabilidad política [... ] por su papel en la construcción ideológica nio Pérez Simón, en México; Manuel Santa Cruz, en Santiago de Chile; el
de los estados. El museo dejó de ser el oasis idealista de la cultura moder- matrimonio Berezvedin y Carlos Cruz, en Puerto Rico ; entre otros.
na ... para convertirse en un medio a través del cual el sujeto propone para El ejemplo más notable en esta materia es el de la ColecciónJumex, de
que otro reciba ermensaje. No bay que sorprenderse porque gran parte de Eugenio López, en México, que ha privilegiado la adquisición de obras de los
esta propuesta sea cucular: sale de los especialistas y para ellos se realiza. minimalistas y conceptuales de la década de los sesenta, así como la de artistas
[... ] Se plantea la posibilidad de un museo dialogal, en donde el público de los noventa, es decir, que ha privilegiado en exclusividad el arte contempo-
conforma el mensaje de los museos". ráneo (al que Belting prefiere denominar "global"), haciendo convivir en su
Veamos un tópico latinoamericano. En un perspicaz análisis del colec- colección la obra de artistas regionales con la de artistas internacionales.
cionismo argentino, Andrea Giunta, Marcelo Pacheco y Mari Carmen Ramí- Respecto a México, vale citar algunos datos estadísticos: en 1960-1970 no
rez (1999, p. 260) advierten que: "Si en México cada sexenio de gobierno había más de 8o museos; en los últimos años ya se hablaba de 965 . Pero
parece encontrar una forma conmemorativa en la inauguración de un museo, hay un dato más llamativo : el Estado, que en la década de los sesenta con-
en Argentina las iniciativas [... ] no logran cuajar en formas de visibilidad trolaba el 8o% de los mismos, pasó a ser responsable apenas del 15%. Difí-
tan contundentes como sería un nuevo museo destinado a la conservación cilmente, concluirá Felipe Lacouture Fornelli, nuestros Museos Nacionales
y celebración de la cultura nacional". atienden al 5 o 6% de la población del valle de México.
Los mismos autores añaden: "Las instituciones culturales no han llegado a
integrarse, en forma definitiva, a un programa de representación simbólica...
[En cambio] Las colecciones privadas[... ] reúnen así como conservan las obras EL GUGGENHEIM DESEMBARCA EN AM ÉRICA LATINA
que registra el desarrollo del arte argentino ... En esa época [los primeros años
de la década de los sesenta], la aparición de un nuevo tipo de coleccionista El desarrollo de los museos forma parte del movimiento general que hace
privado de claro perfil industrial (a diferencia de los coleccionistas anteriores del museo espectacular una meta de esa moderna forma de peregrinaje
de extracción agrícola ganadera) señala un movimiento hacia las produccio- que es el turismo cultural.

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ÁNGEL KALENBERG EL MUSEO ~
En la historia reciente de los museos de América Latina no podemos económica, que impidió a autoridades mexicanas tomar las decisiones que
pasar por alto el desembarco de la Fundación Guggenheim. Primero fue tenían que tomar en el plazo adecuado".
en Brasil. Pero el proyecto para Río de Janeiro fracasó. Jean Nouvel hizo
una espectacular presentación de su proyecto flotante sobre los muelles,
con vistas a la famosa bahía, y un presupuesto por encima de los 250 millo- MUSEOS PÚBLICOS VERSUS PRIVADOS
nes de dólares. El alcalde de Río de Janeiro, César Maia, viajó a Manhat-
tan, pero no calibró hasta dónde llegaría la resistencia de sus electores, que En estos tiempos, el museo (y no sólo en América Latina, pero sobre todo
antepusieron la lucha contra la pobreza al museo global: el juezjoao Maras en América Latina) es desafiado por cuestiones económicas y_tam~e
Fantinato ordenó en mayo de 2 003 la suspensión del contrato. espacio. Acaso por ello mismo ha comenzado a circular un neologismo :
Luego le llegó el turno a México. Allí, el proyecto para Guadalajara venía descolección, lo que equivale a decir, en buen romance, desposesión, est()__es,
demorado. Las autoridades creían que podrían "albergar obras de la colec- desprenderse de parte de la colección.
ción del Guggenheim y la exhibición de arte mexicano en los diversos mu- Si la movilidad puede considerarse parte esencial de una colección pri-
seos Guggenheim" (Lajornada dejalisco 2007), así como las del Kunsthisto- vada, para los museos nacionales o municipales latinoamericanos tal prác-
risches Museum de Viena y del Hermitage. (Y aquí permítaseme una tica podría convertirse en la antesala de un desastre. (A propósito, Guaya-
digresión. Durante la presentación del Guggeheim-Las Vegas, el director samín relató a quien quisiera oírlo que, a comienzos del siglo pasado, el
del Hermitage, Mijail Petrovski, afirmó : "Como socialistas, nuestra idea Banco Central de su país fundía objetos precolombinos de oro para acuñar
consistió en su momento en llevar el arte a las masas. Hay que llevarlo a monedas. ) Podría valer si funcionara efectivamente en los dos sentidos,
donde está el pueblo, y si el pueblo viene a Las Vegas .. .") (Parrado 2001). venta y compra; pero conocidos los hábitos de las burocracias latinoameri-
Claro, antes de comenzar la construcción de la torre de 180 metros de canas y su proverbial pobreza, seguramente funcionará en una sola de las
alto del estudio de arquitectura mexicano que ganó el concurso, debían direcciones: vender todo y no comprar nada.
conseguir 220 millones de dólares, costo del edificio, más 16,4 millones de Según la perspectiva de la nueva museología, se constata que el museo está
dólares anuales del gasto operativo; como sólo la mitad sería cubierta con cambiando y nos está cambiando la mirada. A tal punto que es lícito pregun-
el pago y gastos de los visitantes, sería menester un subsidio anual de 7,9 tarse si todavía "es el espacio de las musas o es que estamos empezando a
millones de dólares, que tendrían que aportar el Gobierno federal, el esta- crear tantos museos que tenemos que ir a buscar corriendo a las musas".
tal, empresas privadas o fundaciones. Desde hace algunos años ha comenzado a teorizarse acerca de los mu-
La pretensión era terminarlo hacia el 2 017. Mientras tanto, el estudio de seos inmateriales o virtuales, muchos de los cuale~a están operativos. Los
factibilidad ya costó dos millones de dólares, de los cuales el Gobierno mismos sirven a una doble finalidad: por un lado, para describir la historia
de Jalisco y el Ayuntamiento de Guadalajara hubieron de aportar 500.000 del arte material; por otro, para la conservación, estudio y diseminación del
dólares cada uno. Asimismo, el Cabildo de Guadalajara aprobó la dona- arte virtual. Abordar lo que el museo virtual estará en condiciones de hacer
ción del Parque Mirador Independencia Doctor Atl para la construcción no le resultará posible a ningún otro tipo de museo. Empero, aun si el museo
del Guggenheim, sucursal Guadalajara, despojando a los ciudadanos de del futuro fuera un museo virtual, los museos tradicionales serán imprescin-
uno de los escasos parques públicos. Desde luego, dichas autoridades debí- dibles para conservar los testimonios materiales de la memoria, de la iden-
an partir del supuesto de que, como en Bilbao, en torno suyo giraría un tidad de los pueblos. Y en América Latina será menester ahondar una polí-
negocio urbanístico privado, y tal vez para los privados, pues el Estado tica museística incipiente: proponer una dialéctica entre los museos mundiales
habría de poner la infraestructura, y la población la mano de obra barata. y los museos nacionales o regionales. Es decir, privilegiar el arte de sus
Sin embargo, el proyecto para Guadalajara también fracasó: "Está muer- aciones y la obra de sus artistas, al comprar, conservar, documentar, exhi-
to -informó un vocero de la Fundación Guggenheim, el 26 de octubre bir, superando el discurso hegemónico, sin perjuicio de atender - mediante
de 2009- fundamentalmente por una cuestión relacionada con la crisis exposiciones temporarias- los testimonios del arte universal, así como los

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ANGEL KALENBERG
EL M USEO
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del arte de la región, para evitar la caída que supone construir espacios de Kassner, Lily, y Reinoso,Jorge (2002-2003): "El objeto museable en la posmodernidad",
"automarginación celebratoria y utópica" (Homi Bhabha 1994). en Gaceta de Museos, 28-29, octubre-marzo.
Así, deberán multiplicarse los museos destinados al arte y a los artistas loca- La]ornada de]alisco (2007): "En breve se entregará el terreno para el Museo Guggen-
les (ha comenzado a manejarse el concepto de "localidad" en las culturas heim", México, 12 enero 2007.
Lyotard,Jean-Franc;ois (1984): The Postmodern Condition . A Report on Knowledge, Universi-
nacionales), como los que ya tienen existencia: entre otros, Torres-García en
ty of Minessota Press, Mineapolis.
Montevideo; Xul Solar, en Buenos Aires; Lasar Segall, en San Pablo; Siquei- Paz, Octavio (1987): Los privilegios de la vista, Fondo de Cultura Económica, México .
ros, Rivera, Frida Kahlo, Tamayo y Cuevas, en México; Botero en el Museo Parrado,Julio (2001): "El Guggenheim, apuesta ganadora en Las Vegas. La Fundación
de Antioquia, en Colombia (y con una sala en la Luis Á. Arango, en Bogo- abre dos nuevos museos, uno de ellos en alianza con el H ermitage", en El Mundo,
tá), a fin de presentificar las peculiaridades que identifican al arte de Amé- Madrid, 6 octubre 2001.
Pérez Gramas, Luis Enrique (2005): comunicación personal, Porto Alegre, 24 noviem-
rica Latina y a la identidad latinoamericana.
bre 2005.
"Sin embargo - dirá Arthur Danta (1999, p. 39)-, el museo mismo es sólo Turrent, Lourdes (2002-2003): "Quién habla en los museos de la posmodernidad ", en
una parte de la infraestructura del arte que tarde o temprano asumirá el Gaceta de Museos, 28-29, octubre-marzo.
fin del arte, y el arte después del arte". Es decir, el fin de una historia hege-
liana y la entrada en la era del pluralismo, de la posglobalización, en la
diversidad.

REF ERENCIAS

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Bhabha, Homi K. (1994): The Location ofCulture, Routledge, Londres/ Nueva York.
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