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a2 La planeaci6n en el horizonte de la modernidad* Eduardo Cano Gaviria Jefe de Planeacién e Investigacion Hospital Universitario San Vicente de Pail Hay una forma de experien- cia vital —la experiencia del tiempo y el espacio— de uno mismo y de los demés, de las posibilidades y' peligros de la vida que ‘comparten hoy los hombres y mujeres de nosotros y del mundo y que al mismo tiempo amena- za con destruir todo 1o que tenemos, todo lo que sabe- mos y todo lo que somos... Las personas que se encuen- fran en esta vordgine, son propensas a creer que son las primeras y tal vez las tinicas, que pasan por ella... sin embargo, la realidad es que un niimero considerable y creciente de personas han pasado por ella durante cer- ‘ca de quinientos afios. En la primera fase que se extiende ‘més 0 menos desde el siglo XVI hasta finales del XVI, las personas comienzan a ex- perimentar la vida moderna, apenas s{ saben con qué han ‘tropezado. Nuestra. segunda fase comienza con la ola re- volucionaria de la década de 1790. Con la Revolucién Francesa y sus repercusiones, Ponencia presentada en el Seminario Taller sobre Nuevas Tendencias en la Plan celebrado en el Club El Rodeo, 29 de marzo de 1995. Fundacién Hospitalaria San Vi de Patil. Medellin. surge abrupta y espectacular- mente el puiblico modemo. En el siglo XX, nuestra terce- 12 fase y final, el proceso de ‘modernizacion se expande para abarcar_précticamente todo el mundo y la cultura del modernism en el mun- do del desarrollo, consigue ‘riunfos espectaculares en el arte y el pensamiento. En festa ultima etapa, la actual, hha surgido un cierto malestar ‘conocido como posmoderni- dad el cual ha sido objeto de miltiples y contradictorios ‘enfoques. Para unos se ha agotado la modemidad dan- do paso a una época nueva. Para otros, no existe tal mu- tacién y se trata mas bien de una critica al interior de un proceso inconcliso de mo- demidad, que de todas for- mas ha levado a que un de- bate iniciado en el campo de la filosofia, la estética y la ar- quitectura, se haya transfor- mado en una cuestiGn politi- ca que obliga necesariamente @ hacerse la siguiente pre- gunta: ;se ha agotado el im- puso transformador de la modernidad, en esta etapa de desencanto con sus postu- lados, conocida como posmo- dernidad?”.! zCémo caracterizar la modernidad? Este amplio movimien- to filoséfico, artistico, politico y social, se caracteriza fundamentai- mente por un lento proceso de Volumen 13 (1), julio-iciembre de 1995 desencanto con la organizacién re- ligiosa del mundo. Este conti- nuado y expandido proceso de secularizacién, que leva al naci- miento de una cultura profana, tuvo amplias consecuencias so- bre la sociedad, 1a filosofia y la politica. En la sociedad se pre- senta un verdadero cambio, pues esta se niega a ser considerada como un orden recibido de Dios y se proclama un orden creado por el hombre. Al mismo tiempo la sociedad debe ella misma darse su propia legitimizacién, puesto que no reconoce ninguna fuerza trascendental que pueda hacerlo. En esta forma la sociedad queda inexorablemente autorreferida a ella misma y este movimiento de autorreferencia, de conciencia y de accién sobre sf misma da naci- miento a la politica moderna. Desarrollo politico dentro del proceso de secularizacién, debe asumir la funci6n integradora de lo social, la cual tenia en el pa- sado la religién. Se pasa de una sociedad jerarquizada por lo di- vino, en donde cada quien tenia un lugar asignado desde su naci- miento por voluntad divina, a una sociedad capaz ella misma de darse sus propias jerarquias y su propio destino a través de la politica La modernidad se da de cara al futuro y rompe con el pasado metafisico y escolastico. Asume el futuro como redencién, lo cual da lugar al concepto de progreso como imagen de un pro- La planeaoién en el horizonte de la modemidad 43 Eduardo Cano Gavia Revista Facultad Nacional de Salud Piblica ceso permanente de emancipacién de la humanidad a través de la ciencia, la moral y el arte. Opti- mismo iluminista frente al progre- 80 indefinido del hombre, a través de la verdad, lo bueno y lo bello, que se constituye en uno de los relatos més fundantes de la cultu- ra modema. politica moderna como accién consciente de la sociedad sobre sf misma e inaugura un protagonis- mo fundamental de lo politico dentro de lo social, la sociedad se representa a si misma como un orden colectivo, autorreferido a si mismo y necesario para alcanzar una identidad nacional. Identidad que a su vez posibilita su legiti- mizacién como sociedad civil. En el campo filoséfico, lo relevante es el desarrollo hasta sus tiltimas consecuencias del mo- vimiento racionalista modemo del cual uno de sus principales figu- ras, Kant, postul que la razén préctica pura, era la facultad del entendimiento que determina en forma fundamental la voluntad. Que esta facultad tiene una forma subjetiva a través de méximas va- lidas para un individuo, en cuan- to capacidad de desear y en forma objetiva a través de leyes 0 imperatives categéricos validos para la voluntad de todo ser ra- cional, es decir universales. Este imperativo cate- gorico debe determinar por sf mismo la voluntad como tal, aun antes de preguntarse si tiene el poder necesario para alcanzar el efecto deseado. De aqui se des- prende la ley fundamental de la raz6n préctica: obra de tal manera que tu voluntad pueda ser siem- pre considerada como un princi- pio de legislacién universal, es decir como fundamento de una moral. Pero dentro de esta ra- cionalidad préctica existe el con- cepto de imperativo hipotético, el cual se refiere a las maximas que determinan la voluntad en rela- cién a un efecto deseado © nece- sario. Este concepto se. corresy mas con una raciona- lidad instrumental 0 técnica. En este sentido es que Max Weber, considera a Ja raz6n como lo pro- pio y original de la sociedad mo- derma occidental, aquello que da nacimiento a la ciencia moderna y al desarrollo técnico, cientifico, in- dustrial y capitalista. Este concep- to de racionalidad de Weber, esta més relacionado con el célculo y control de los componentes de la realidad. Componentes de ésta convertidos en medios para alcan- zar fines intencionales y la posibi- lidad de prever los fines a partir de los medios. Los fundamentos de la planeacién moderna Fue entonces la moder- nidad la que sent6 las bases para el nacimiento de la planeacién moderna como una accién cons- Giente de la sociedad sobre si misma, Es decir, como accién eminentemente politica, como ac- ién que en cuanto politica, tiene que ser reflejo de la voluntad so- berana de una sociedad, de una comunidad 0 de una organiza- ién, accién que tiene que estar rientada al futuro. Esto significa que la planeacién tiene que tener fe en el futuro y en el progreso de la humanidad, progreso que tiene que ser trascendental y no meramente pragmitico. Pero también la planea- cin tiene que ser accién racional, tanto en la eleccién de sus fines, como imperativos categéricos que puedan ser considerados leyes uni- ‘versales, como en la eleccién de sus medios. Para lo cual cuenta con todo el bagaje de la ciencia y la téc- nica moderna, tal y como lo plan- te6 Max Weber. Pero si estos eran los presupuestos de la modemidad en ‘cuanto a lo que deberia ser la pla- neacién, como instrumento de pro- greso, se pueden ver ahora las Vicisitudes que aquella ha sufrido a través de la posmodemidad, es decir ‘en los tiltimos 50 afios de este siglo. Caracterizacién de la posmodernidad Aunque siempre resulta dificil fechar los acontecimientos que se suceden en el campo cul- tural, social y politico, es Haber- Volumen 13 (1), julio-diciembre de 1995 mas* quien propone unos hechos ‘como criticos en el paso de la mo- demidad a la posmodernidad. Auschwitz y el Holocausto pusie- ron en crisis tanto los derechos del hombre como el postulado fi- loséfico segin el cual todo lo real era racional y todo lo racional era real. El aplastamiento sangriento de Budapest por las tropas sovié- ticas puso en entredicho los dere- chos de los pueblos. En mayo de 1968 en Francia se dio un golpe mortal a la ilusi6n democratica en Occidente. Este. malestar llamado posmodernidad se caracteriza por el desencanto frente a la moderni- dad y sus valores fundantes: la raz6n, la nocién de progreso y la politica. El desencanto frente a la raz6n se apoya en la aparicién de diferentes racionalidades tanto en el arte como en la moral y en la ciencia, las cuales surgen del pro- ceso modernizador. Esta explosion de la heterogeneidad lleva a la di- ferenciacién de la sociedad, como consecuencia de la atomizacién de os valores y de las diferentes concepciones del mundo y de la vida imperantes. En esta relativizacion de toda moral, de toda racionali dad y todos los valores desempe- fa un papel fundamental el desarrollo de las ciencias huma- nas, en especial la antropologia, la cual demostré que existian otros Grdenes sociales con costumbres y valores diferentes y no por eso irracionales. Al igual que la con- firmacién de que la tierra no era La planeacion en el horizonte de la modemidad & Eduardo Cano Gavia Revista Facultad Nacional de Salud Pitta el centro del universo, también la constatacién de que la civilizacién occidental no era el centro racio- nal del mundo asest6 un golpe mortal al narcisismo y a la unidad de la cultura occidental. Pérdida de la identidad como seres racio- nales universales que instalé la in- certidumbre més grande y reciente en la vida social, politica y cultural de la época moderna. Frente al progreso, la modernidad habia dejado de ser, segiin sus filésofos, heredera del pasado y se definia de frente al futuro, apoyada en una gran ace- leraciGn del tiempo, desvalorizén- dolo todo, y en donde la novedad, “lo nuevo”, la moda, se consagraron como valores en sf; haciendo del progreso una cate- gorfa central que permite pensar en un mundo futuro mejor, una sociedad més libre, més justa y mis abundante para todos. Esta aceleraci6n del pro- greso, el cual termina identificén- dose con la nocién de desarrollo, eva a que el cambio sea marginal, diario, [permanente y_ previsible; do la nacién de futuro, pues este se diluye en un presente infinito. Para que el cambio produzca una nocién de futuro, una fe en el pro- reso y haga nacer el entusiasmo, es necesario que tenga la cualidad de periodizar el tiempo, que sea un amanecer a manera de fiesta ritual, nes existentes, sino romper con ellas. Al romper con el pasado y renunciar a creer en un futuro me- jor, se rompe con la historia. Al estallar la sociedad moderna en un abanico de hetero- geneidades sociales, culturales, morales, estéticas y cientificas, la unidad y la conformacién de una voluntad colectiva y de una iden- tidad, se hacen muy dificiles. El estado no puede representar a toda la sociedad y en consecuen- cia se clienteliza y por consiguien- te se privatiza y termina reducido al poder ejecutivo. En estas condi- ciones el ciudadano dificilmente puede llegar a ver en el estado una “cosa” publica. Se pierde también, la dimensién simbélica del estado como garante de una unidad, vo- Juntad e identidad nacional, inspi- radas en una razén o finalidad universal, como la justicia, la igual- dad, la libertad y la emancipacién del hombre de todas sus esclavi- tudes y alienaciones. En esta forma, el estado termina guiado por una racionali- dad basada en imperativos cate- BSricos hipotéticos, orientados al cumplimiento de metas, algo que se puede identificar con una ra- Gionalidad técnica instrumental. Esta racionalidad formal instru- mental termina a su vez en una “integracién sistémica” que se im- one a espaldas del ciudadano. El poder legislativo, que es en donde se debe dar la deliberacién de la sociedad acerca de sus fines ulti- ‘mos, aparece como algo totalmen- te irrelevante ante el poder tecnocratico. La despolitizacion de Ja masa de la poblacién y el des- moronamiento de la esfera de la opinion ptiblica politica, no son més que un resultado de la apli- cacién de esta racionalidad técnica instrumental a los asuntos publi- cos y del Estado. Este tipo de politica tec- nocratica e instrumental, pragmética, materialista y sin ideas universales, guiadas por el célculo de medios y fines fracasa porque no es capaz de despertar el entusiasmo. Por lo mis- ‘mo que tampoco lega a crear una La planeacién en la posmodernidad Todos los cambios que se han venido analizando, Volumen 13 (1), juliordiciembre de 1995 ocurridos en los tiltimos tiempos, han cambiado también las condi- ciones en las que se desarrolla la planeacién. En primer lugar, la planeacién ya no va a poder ser facilmente accién consciente de la sociedad moderna sobre si misma. Ha desaparecido la iden- tidad tinica y se ha transformado en miltiples identidades. Por lo mismo ya no existe ese “si mis- mo” que se pretendia sujeto de la planeacién. La raz6n practica pura de la modernidad, ha sido reemplazada por miiltiples racio- nalidades, cientificas, morales y artisticas, dando como resultado una gran heterogeneidad social y cultural. De esta manera, en la medida en la que la sociedad ac- tual no cree en el futuro ni en el Progreso como realizacién con- creta e histérica de los ideales de emancipacién humana, la planea- cién ha terminado orientada ha- cia el desarrollo. Este es un concepto més cémodo, ambiguo y¥ manipulable que se cuestiona cada vez més en la actualidad a nivel mundial. Desarrollo de qué, de quién, para qué, y cémo? Asi la planeacién se ha convertido en una accién tecno- crética, instrumental formal. Ya no es una accién consciente, de la sociedad sobre s{ misma, sino una accién burocrética que trata de imponer, no un ideal de orden es- cogido por la sociedad, sino una La planeacién en el horizonte de la moderidad Eduardo Cano Gavia Revista Facultad Nacional de Salud Piblica obsesién de orden y administra- ci6n total en s{ misma. Pero la ad- ministracién es slo. un instrumento 0 medio para viabili- zar y alcanzar ideales, politicos y trascendentes. Pudiera decirse en- tonces que la planeacién, de ins- trumento para la liberacién y emancipaci6n del hombre, va con- virtiéndose cada vez més en un instrumento para el control total de la sociedad, a través de la tec- nologia modema, en especial de la administracién. La estructura de la planeacién Durante la formacién en administracién se ensefia que el A, B, C de la planeacién son aquellas simples preguntas: :qué?, ze6mo?, icudndo? y jdonde? Lo que nunea se ensefia, quizés por- que los maestros no lo sabian, es que estas preguntas tienen més de doscientos afios y que fueron planteadas por primera vez tam- bién por Kant, con el nombre de “estructura politico deliberativa”’ Segiin este fildsofo, habfa dos ma- neras de reinar sobre un pueblo, la despética y la republicana, de la cual la organizacién politico deliberativa era el instrumento necesario (véase figura 1). 1. LQué debemos ser? Proposicién prescriptiva interrogativa. | 2. 4Qué debemos hacer, para ser lo ‘que debemos ser? Proposicién imperativa hipotética. 3. 4Qué podemos hacer? Proposicién descriptiva (técnica). 7. Tenemos derecho a decidir de ‘esta manera - legitimizacion, Proposicién normativa. Figura 1 Estructura de la planeacién. Politico-deliberativa Sobre este concepto, dice Lyotar, que este tipo de es- tructura s6lo puede resistir a la divisién de sus elementos, por- que ella es el organigrama de la Noluntad libre y de la razén préctica.? Lo anterior significa que cada una de estas preguntas fiene sentido en s{ misma, pues- to que la coherencia y estructura de todo el proceso se lo da pre- cisamente la primera pregunta, €5 decir la pregunta sobre los fi- nes tiltimos de la planeacién: el qué debemos ser. Lo anterior quiere de- cir, que la planeacién tiene dos componentes fundamentales, dife- rentes entre sf: los fines y los me- dios adecuados para alcanzar aquellos. En otras palabras, la pla- ‘neacién en esencia es una estruc- tura de medios y fines. En primer lugar, se ha- bla de los fines. Estos tienen que ‘ser declaraciones politicas, verda- deras acciones de la sociedad so- bre s{ misma. Los fines deben poder suscitar el entusiasmo del Sujeto de la planeacién (la pobla- ién 0 los trabajadores) 0 no seré sujeto sino objeto y esto a nadie entusiasma, asi _esté trabajando por un salario. Los fines deben buscar unir antes que dividir, para que puedan servir para exal- tar una identidad y un proyecto colectivo, porque la comunidad en abstracto no existe. Cualquier co- munidad, organizacién local, re- gional o nacional, s6lo_ existe ‘como tal cuando se identifica con Volumen 13 (1), julio-iciembre de 1995 una finalidad, es decir cuando se entusiasma. Los fines, como pro- ducciones politicas por excelencia, se refieren a valores sociales y hu- manos de cardcter trascendental. Es decir, deben ser imperativos categ6ricos de la razén practica y por lo mismo tienen implicaciones morales y éticas muy grandes, por esto nadie, aunque tenga una au- toridad administrativa muy gran- de, le puede imponer los fines a los demas. “Sin embargo, la esen- cia de la autoridad no es esto. Es ver que la autoridad es en primer lugar un atributo de personas. Pero la autoridad de las personas no tiene fundamento tiltimo en un acto de sumisién y de abdicacién de la raz6n, sino en un acto de reconocimiento y de conocimiento: se reconoce que el otro esté por encima de uno en juicio y pers- pectiva y que en consecuencia su juicio es preferente o tiene pri- macia respecto al propio. La au- toridad no se otorga sino que se adquiere, y tiene que ser adqui- rida si se quiere apelar a ella. Reposa sobre el reconocimiento y en consecuencia sobre una ac- cién de la raz6n misma que, ha- ciéndose cargo de sus propios limites, atribuye al otro una perspectiva mas acertada. Este sentido rectamente entendido de autoridad no tiene nada que ver con una obediencia ciega de co- mando. “En realidad no tiene nada que ver con obediencia sino con conocimiento”.* Por tanto y en palabras de Adela Cortina La planeacion en el horizonte de ta modemidad ‘Revista Facultad Nacional de Salud Pablice “Persona” no es el sujeto autd- nomo, monolégicamente autole- gislador, sino el interlocutor facultado en un didlogo, que s6lo a través del reconocimiento reciproco de los restantes interlo- cutores. —personas— posee y puede ejercer un derecho legisla- dor. La autonomfa no pertenece ya a las persor \dividuo, sino a esa_persona-interlocutor que, en el mutuo reconocimiento im- Plicado por el dilogo, descubre Y ejerce su propia capacidad le- gisladora> Los fines no necesaria- mente tienen que estar de acuer- do con el medio ambiente. Exigir que las finalidades de la planea- ci6n se correspondan y se modifi- quen. con los cambios inmediatos en el contexto no deja de ser més que un oportunismo mecanicista y funcional que se puede pagar ‘muy caro en ciertos casos. De he- cho han existido organizaciones cuya finalidad ha estado en fran- ‘ca contradiccién con el medio am- biente y han tenido éxito en la busqueda de sus fines. Esa corres- pondencia ideal entre fines y me- dio ambiente slo se da en la sociedad ideal de la “teoria de sistemas” y deja muy en claro el deseo de tener una sociedad sin contradicciones, un orden ideal, con los dictados e intereses deter- minantes del medio ambiente. Respecto a la importan- cia de los fines, se debe citar a & Hans Georg Gadamer uno de los 50 filésofos més importantes de nuestro siglo quien dijo que “de lo que todo depende en la socie- dad humana, es de cémo ella de- termina sus fines, 0 mejor de c6mo ella alcanza el consenso, para la asuncién por todos de los fines que se persiguen y de cémo ella encuentra los medios justos”® En cuanto a los me- dios, debe decirse que son casi la exclusiva competencia de la tecnologia moderna. Es decir, son metodolégicos y tiene tam- bién connotaciones morales y éti- cas muy importantes por aquello de que “el fin no justifica los medios”. Son estratégicos cami- nos para alcanzar los fines y pueden ser materia de célculo, simulacién y valorizacién en tér- minos de costo/beneficio. En una palabra hacen parte de una verdadera racionalidad técnica 0 instrumental. EI problema de la identidad y la legitimacion en condiciones de posmodernidad Como ya se ha visto el problema de la planeacin, es un problema de fines. Cémo llegar a formular unos fines que entusias- men y estimulen la identidad y que al mismo tiempo puedan ser legitimados como resultado de una voluntad colectiva? ;Cémo ‘vealizar esta tarea en una sociedad ‘heterogénea, plena de racionalida- des diferentes, de subculturas, de ‘valores y moralidades muchas ve- s=5 excluyentes, una sociedad como la nuestra sin identidad propia y sin ética colectiva, atra- vesada por los més disimiles inte- feses? ¢Cémo construir una finalidad en una sociedad con ‘muiltiples actores en donde cada tuno de ellos tienen su propia fi- malidad y aun tiene su propio plan, que se opone implicita 0 ex- plicitamente al nuestro? Existen ‘dos tinicas alternativas: En primer lugar, como fruto de una autoridad despética, como la lamaba Kant, que renun- ia a cambiar las condiciones exis- “deber ser”, que no tiene otra ma- era de ser legitimado, que por la fuerza del mito, cualquiera que esta sea: el origen, la tradicién, Ia raza, la autoridad, el jefe, et- étera, Esta alternativa puede lle- gar a ser eficaz a corto plazo, Pero la resistencia que desenca- dena puede dar al traste con las finalidades buscadas, pues un cambio mediado por el miedo a Je imposicién siempre estar lle- no de incertidumbre, ya que la defensa de una “causa” significa necesariamente que se la asume, que se la comprende.” La segunda altemativa trata de construir un relato de emancipaci6n, ya sea organizacio- ‘nal, regional o nacional, cuya legi- timizacién se da por el consenso Volumen 13 (D, juliodiciembre de 1995 alcanzado frente a una idea por realizar. Este relato emancipatorio tiene que ser el producto de un Proceso nuevo que posibilite unir las diferentes racionalidades impe- antes, dentro de un proyecto co- lectivo, es decir, dentro de una voluntad colectiva orientada hacia una finalidad. Todavia hay esperanzas Hasta aqui, el panora- ma que se antoja de la posmoder- nidad tiene mucho parecido con una Torre de Babel, en donde la heterogeneidad y la pluralidad propia de la modernidad ha he- cho explosién, propiciando una confusion extrema. La sociedad en la actualidad se comienza a ato- mizar cada vez mas en grupos, sectas y comunidades, cada una con su cultura, sus valores y su racionalidad y su moral, haciendo muy dificil la identidad y la legi- timaci6n social. Sin embargo a di- ferencia del Antiguo Testamento, en esta confusion de las lenguas, hay algo de fundamental que une a todos los grupos por diferentes que sean: en primer lugar, la uni- versalidad del lenguaje y en se- gundo lugar, la irrebasabilidad de la argumentacion.® La lingiiistica modema ha demostrado la centralidad del Jenguaje en la formacién del hom- bre. Ya Aristételes habia dicho que el hombre era un ser vivo con logos. Y “logos” en griego se La planeacién en et horizonte de la modemided 2 Eduardo Cano Gaviria 52 Revista Facultad Nacional de Salud Piblica traduce como discurso o lenguaje y también como razén, es decir, {que esta relacién entre lenguaje y raz6n no es nueva. Pero volviendo a la lingiifstica, esta ciencia ha de- mostrado que el lenguaje tiene como funcién principal, no nom- brar las cosas como se crela antes, sino comunicarse intersubjetiva- mente para legar a acuerdos. El lenguaje pertenece entonces més al “nosotros” que al “yo”. De alli el autoolvido esencial del lenguaje. Nadie est permanentemente pen- diente de las reglas del lenguaje, se habla siempre una lengua como parte de una comunidad. La segunda caracteristi- ca fundamental de! lenguaje es la imposibilidad de superar la argu- mentacién en los actos de habla de la vida cotidiana en nuestra relacién con los otros, pues siem- pre que el ser humano habla esta argumentando algo. Estas dos ca- racteristicas del lenguaje humano ha evado a varios filésofos con- temporéneos, como Habermas, Apel y Gadamer, entre otros, a plantear la existencia de una ra- z6n comunicativa, diferente a la raz6n pura préctica centrada en el sujeto, cuyo origen seria precisa- mente la relacién intersubjetiva mediada por el didlogo entre las personas ientes a una co- munidad dial6gica. Con la existencia uni- versal del lenguaje como medio de comunicacién para Megar a acuerdos y con la argumentacién como eje, se ha planteado las con- diciones morales que debe reunir Ja argumentaci6n: 1) la inteligibi dad de lo que se dice implica eli- minar en lo posible la jerga tecnocratica o al menos traducirla al lenguaje comtin, 2) la verdad para el contenido de lo que dicen, Jo cual quiere decir eliminar la mentira, 3) la rectitud para lo que se dice, en relacién con el contex- to normativo vigente, y 4) la vera- cidad para sus actos de habla de acuerdo con lo que se piensa (eli- minar la perversidad de no decir lo que se piensa).” De acuerdo con lo ante- rior quien pretenda argumentar ‘con sentido tiene que aceptar las siguientes normas: 1) que todos os miembros de la comunidad se reconozcan reciprocamente como interlocutores con los mismos de- rechos, 2) que se obliguen a expo- ner sus propios argumentos, 3) a escuchar los ajenos y 4) a cumplir con las cuatro condiciones mora- Jes de la argumentacién, en espe- Gial a excluir la mentira. Estos principios aplica- dos a la accién participativa dan lugar al nacimiento de una ética de la argumentacién, en la cual la racionalidad y conducta moral se identifican en una accién respon- sable y solidaria.!! El producto es un acuerdo intersubjetivo, o verdad consensual, 0 comunicativa, la cual no es el fruto de una nego- ciacién, sino de un consenso. ‘Mientras que en la negociacién se mantienen vivos los intereses de las partes contratantes, en el con- senso se accede a una nueva lec- ura de la realidad. En este sentido, la ver- dad consensual es una manera di- ferente de ver la realidad y por lo ‘mismo es la esencia de un nuevo tipo de racionalidad. Diferente a ‘su vez de la razén practica pura y de la raz6n técnica. instrumental centradas en el sujeto. Este nuevo tipo de racionalidad fundada en el grupo y en el didlogo se conoce ‘como razén comunicativa. Este acuerdo 0 verdad consensual o dialdgica, une en vez de dividir, crea identidad en Jos grupos y en las comunidades, fundamenta la legitimidad de las decisiones y estimula una ética de la responsabilidad solidaria, es de- cir fomenta el entusiasmo hacia el cumplimiento de una finalidad perseguida. En la actualidad, todos tenemos una responsabilidad muy grande en la climatizacién de la paz y la convivencia, no s6lo en el hogar, sino en las orga- nizaciones y por lo mismo en el Pais y en el mundo. Cambiar las instituciones con la imposicién y Ja autoridad puede ser el camino més facil y pragmético, pero el més peligroso y endeble. Educar para un cambio participativo, con base en una nueva racionalidad Volumen 13 (1), juliosiciembre de 1995 dialégica.y una responsabilidad solidaria, puede ser una meta a més largo plazo, pero mucho mas s6lida, més formativa y enriquece- dora y més fundamental en cuan- to fortalece las bases de la democracia. Referencias | BERMAN, Marshall. Todo lo s6lido se desvanece en el aire. La experiencia de la modemidad. 2a. ed. México Siglo XX. 1989, p. 1 2. HABERMAS, Jigen. El discurso filosé- fico de la moderidad. Madrid: Al. tea Taurus Altaguara, 1991, p. 371. 3. LYOTAR, Jean Frangois. La posmoderni- ‘dad (Explicada a los nifios). Barcelo- ‘na: Gedisa, 1990. p. 58, 59. 4. GADAMER, Hans Georg, Verdad y mé todo. Salamanca: Sigueme, 1993. Tomo I. p. 347, 5. CORTINA, Adela. Razén comunicativa responsabilidad solidaria. 2a. ed. Salamanca: Sigueme, 1988. p. 170. 6, GADAMER, Hans Georg. Verdad y mé& todo, Op. cit. p. 250 7. GADAMER, Hans Georg. El problema dde la conciencia historica Madr: Tecnos, 1993. p. 74 8. CORTINA, Adela. Op. ct. p. 360 9, HABERMAS, Jirgen. Op. cit. p. 371 10. CORTINA, Adela. Op. cit. p. 107. 11. CORTINA, Adela. Op. cit. p. 200. La planescién en el horizonte de la modernidad 8

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