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Organización social Dr.

David Madrigal
El Colegio de San Luis, A.C. 07 de diciembre de 2018

Organización social, parentesco y comunidades del norte de la Sierra Gorda


queretana

por Luis Enrique Zapata Avendaño

“Algunos dicen que son indígenas, otro más


no quieren aceptar que lo son y otros que no
parecen pero que dicen que son”
Martín Ayala, San Antonio Tancoyol, 2016

Introducción
La Sierra Gorda es un macizo montañoso ubicado en el centro de México en donde

históricamente han confluido áreas culturales, grupos indígenas y no indígenas y recursos

ecológicos importantes. Sin embargo, particularmente en el norte de la actual Sierra Gorda

queretana, que desde 1997 fue declarada Reserva de la Biosfera, hemos identificado una

forma de organización entre indígenas pames o xi’iui y no indígenas que no sólo corresponde

a un parentesco local sino que organiza toda un área socioterritorial e intercomunal entre

Querétaro y San Luis Potosí. En el presente ensayo intentaremos esbozar cómo se ha dado

esa organización, las implicaciones que conlleva y los conflictos, tensiones y estrategias que

la población ha generado a pesar del encuentro entre conocimientos locales, territorios y

formas ideológicas de diferenciación.

Breves apuntes sobre Sierra Gorda de Querétaro

La Sierra Gorda es una región ubicada en el centro de México, compuesta físicamente por

un macizo montañoso transversal a la Sierra Madre Oriental que actualmente se extiende por

los estados de Querétaro, San Luis Potosí, Guanajuato e Hidalgo. Debido a su accidentada y
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abrupta serranía, la Sierra Gorda posee grandes contrastes geográficos y una gran diversidad

climática, ecológica y paisajística, que entre montañas, cañones, ríos y divisaderos, van de lo

tropical a lo desértico, de lo templado a lo cálido, y en ese mosaico de paisajes queda

entretejido con sus poblaciones un enorme potencial ecológico y económico.

Históricamente, los límites de la Sierra Gorda nunca han sido estáticos ni definidos

aunque se caracteriza, principalmente, por ser el punto de transición entre Mesoamérica y

Aridoamérica; siendo un lugar de encuentro de diversos grupos indígenas y regiones.

También se caracterizó por ser ocupada por grupos a los que aglomeraron bajo la categoría

genérica de “chichimecas”. Sin embargo, “el apelativo “chichimeca” no supone una igualdad

tecnológica, económica, étnica o lingüística, sino únicamente un origen geográfico común”

(Gallardo Arias, 2011: 33), ya que dentro de esta categoría se encontraban guachichiles,

guamares, cascanes, zacatecos, jonaces, ximpeces y pames, estos últimos considerados lo

más dóciles y menos salvajes. En la época prehispánica, la parte norte de la Sierra Gorda del

actual estado de Querétaro perteneció al señorío de Oxitipa y, según Chemin, los antepasados

de los pames actuales ubicados en Santa María Acapulco convivieron en esa frontera con

huastecos, nahuas, otomíes, totonacos, tepehuas, mestizos y africanos, por lo que

seguramente se apropiaron de elementos que pertenecieron a otras sociedades pero al mismo

tiempo formaron una “huastequidad” que impregnaba a toda la región (1997: 23).

Para mitad del siglo XIX, época que se conoce por las rebeliones de la Sierra Gorda,

Mariano Arista como ministro de guerra define la región de la siguiente manera: “con las

difíciles escabrosidades en que se tocan los límites de cinco estados de la federación, ha

hecho que esa guarida sea la más terrible” (Vázquez Mantecón, 1994: 183). Sin embargo,

desconocemos cuales eran las prolongaciones de la Sierra Gorda para considerar que la
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integraban cinco estados. Otros autores como Nieto (2010) y Meade (1951) hablan de una

“Huasteca Queretana” la cual “comprende una tercia parte occidental del Municipio de

Arroyo Seco, una décima parte occidental del Municipio de Jalpan y dos terceras parte

poniente de Municipio de Landa” (1951: 379), esto debe entenderse en el tiempo que se

generaron los escritos ya que gran parte del actual territorio del municipio de Jalpan de Serra

perteneció al municipio de Arroyo Seco.

Esta ambigua delimitación de la Sierra Gorda se debe a los diversos procesos y

conflictos por los que atravesaron los gobiernos y sus pobladores, que en su tiempo fueron

protagonistas y testigos de los embates por los recursos, el control y el poder en la región. El

último movimiento armado que la población recuerda y que determinó en gran medida la

actual ocupación fue la Revolución Mexicana y sus remanentes o secuelas. Según datos

etnográficos recabados en las comunidades de Tancoyol y Valle Verde relacionados a los

movimientos armados en la Sierra Gorda, refieren que los pames de Santa María Acapulco,

antes del año de 1918, ya se desplazaban a trabajar al plan de Tancoyol como jornaleros. Este

plan era en su mayoría propiedad de “gentes ricas” que vivían en una comunidad más al sur

llamada el Cañón. Pero, alrededor del “año 18”, la sierra fue invadida por unos bandidos

provenientes de San Luis Potosí a los que llamaron “cedillos”, “cuerudos” o “garroteros”. De

esto se sabe que:

en octubre de 1916 llegaron a estas regiones, aproximadamente unos mil villistas


montados a caballo, que se habían replegado de la batalla de Celaya, llegando a la
Sierra Gorda queretana, a estos individuos la gente les llamaba e identificaba como
los cuerudos ya que la mayoría de ellos vestían con pantalón y chamarra de cuero.
Dichos cuerudos eran apoyados por el general Cedillo originario del estado de San
Luis Potosí (Plan Municipal de desarrollo, 2015: 16).
La gente de Valle Verde dice que los garroteros, cuerudos o cedillos "eran como

hormigas arrieras", se llevaban todo. Según don Gerónimo, “estos garroteros eran numerosos,
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traían mujeres, trastes, bestias y se llevaban todo lo que encontraban a su paso. También

mataban a quienes se oponían a sus acciones, por eso la gente se iba a los cerros, si alcanzaban

escondían sus propiedades y pertenencias”. En aquel entonces, cuando los pames poblaban

Tancoyol, alrededor de 1917, la cabecera regional (donde radicaban “el poder y las leyes”)

era Ojo de Agua (comunidad cercana a Tancoyol). Ahí, donde actualmente se ubica la escuela

“Tierra y libertad”, estaba una casa de palma que servía como delegación.

Por su parte, Valle Verde es un poblado y cabecera de población más reciente que

Tancoyol. Anteriormente, se le conocía como La Parada por ser un lugar de paso para los

arrieros que viajaban hacia Aquismón a vender ganado. Pero, antes de ser una delegación

municipal formaba parte de la administración de Tancoyol. “La cuna de todos” o de la

mayoría de los vecinos del actual Valle Verde es la localidad del Cañón, lugar del que se

cuenta que su gente era muy rica,1 cuyas propiedades llegaban hasta Zoyapilca y, como ya

se mencionó, una parte del Plan de Tancoyol. Sin embargo, el ocaso del Cañón se debió a los

“garroteros” que con sus abusos, robos y asesinatos obligaron a la población a refugiarse en

los montes, en cuevas y otros poblados temporales.

Los cuerudos fueron derrotados por dos causas. La primera fue una gripe que se dio

de manera generalizada en la Sierra Gorda "en el año 18" y que afecto a la población en

general. El otro frente fue “el coronel Porfirio Rubio [ubicado en Agua Zarca, quién]

organizó y proveyó de armas a los campesinos, librándose una batalla muy cruenta,

derrotando a la postre a los cuerudos en el pueblo de Tancoyol [específicamente en Ojo de

Agua]” (Plan Municipal de desarrollo, 2015: 16). Ya apaciguados “los tiempos de guerra”,

1 Cuentan que en toda esa sierra hay mucho dinero escondido, incluso que cuando la gente moría, ponían el dinero sobre las
tumbas. Sin embargo, no cualquiera puede encontrar o sacar esos tesoros ya que son sitios que tienen “encanto”.
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los “jefes de armas”2 hicieron descender a las gentes escondidas en la sierra para volver a

poblar los planes. Se añade a esto, que hay testimonios de personas mayores,3 que cuentan

que cuando reocuparon Valle Verde, ya había en el lugar, vecinos indígenas viviendo y

trabajando sus milpas.

Estos movimientos hicieron que la población se asentara de manera itinerante en

varias comunidades o lugares que, hoy en día, sólo son reconocidas por haber proveído de

los recursos necesarios para su sobrevivencia. Actualmente, Tancoyol y los poblados que

conforman esta área tienen impregnados en su toponimia y en la memoria de los serranos una

serie de lugares que hacen referencia a los tiempos violentos antes mencionados, aunque,

sobre todo los indígenas, suelen referirse a los agresores como “españoles”. También, hacen

referencia a una ocupación ancestral de grupos desconocidos sobre los actuales

asentamientos debido a las osamentas o restos materiales que abundan en esta sierra como

figuras, “cuisillos”, collares, pieles curtidas, monedas “07,20” con las que uno “se hace rico”,

barras de oro, huilanches (metate curvo sin patas) y entierros.

Actualmente, la Sierra Gorda está divida por la demarcación política de los estados,

por lo que hay Sierra Gorda en San Luis Potosí (se considera el sur de la Zona Media pero

no la Huasteca), en Guanajuato y en Hidalgo. La porción de la Sierra Gorda ubicada en

Querétaro está conformada por los municipios de Jalpan de Serra, Landa de Matamoros,

Arroyo Seco, Pinal de Amoles y Peñamiller. Desde 1997 fue declara Reserva de la Biosfera

y abarca “la totalidad de los municipios de Arroyo Seco, Jalpan de Serra y Landa de

2 Los jefes de armas son líderes caracterizados por emplear las armas y la violencia para administrar o controlar secciones
de la sierra. Los había en el Tancoyol, el Carrizal, Tres Lagunas, Valle de Guadalupe, Aquismón y Xilitla, sólo por
mencionar algunos.
3 Por ejemplo, don Virgilio de 87 años, habitante de Valle Verde.
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Matamoros, el 88.03% de Pinal de Amoles y el 69.7% de Peñamiller. Incluye 638

localidades, contando las cabeceras municipales, con un total de 93,352 habitantes, lo que

representa el 7.5% de la población del Estado” (INE, 1999: 11; DOF, 2000). A continuación,

explicaremos cómo se han ido generando una red de vínculos entre varias comunidades del

Tancoyol y Valle Verde, posibilitando una distribución de la población xi’iui o pame.

Una organización social más allá de la comunidad


De la compleja extensión territorial de la Sierra Gorda, en este documento, atenderemos al

área de la Reserva de la Biosfera que se encuentra en contacto con las localidades y terrenos

pertenecientes a las delegaciones municipales de Tancoyol y Valle Verde, del municipio de

Jalpan de Serra,4 pues estos parajes son habitados por indígenas pames y donde se ejemplifica

la situación que deseamos transmitir.

Estas localidades son: Tancoyol, San Antonio, las Flores, las Nuevas Flores, el

Rincón, Valle Verde y el Pocito, las cuales fueron reconocidas como comunidades indígenas

en la Ley de Derechos y Cultura de los Pueblos y Comunidades Indígenas del Estado de

Querétaro.5 Para comprender la problemática social e identitaria de esta porción de la Sierra

Gorda, puede empezarse por dividir en dos tendencias de identidad a los distintos grupos:

por un lado, aquellos indígenas pames también llamados “capulcos” y, por otro, a quienes se

consideran a sí mismos “mestizos”, (y que se hacen llamar “gente de razón”) cuyo principal

rasgo es el hablar castellano y preconizar un presente que abandonó el estado de indianidad,

4 Hasta 1951, estas localidades pertenecían al municipio de Arroyo Seco, según un mapa presentado por Meade (1951). En
Tancoyol, conocí a don Onésimo llamado comúnmente como “Mesho”, quien fue mensajero en Tancoyol realizando viajes
hasta Arroyo Seco para la entrega de oficios y documentos.
5 Según esta Ley, una comunidad indígena es un “conjunto de personas que pertenecen a un pueblo indígena, que forman

una unidad social, económica y cultural, asentadas dentro del territorio del Estado y que reconocen autoridades propias de
acuerdo con sus usos, costumbres y tradiciones”.
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todo ello sustentado en endebles rasgos estereotipados y superficiales como “la sangre”, el

color de piel, la lengua, el vestido o la pobreza.6

Cuadro 1. Comunidades de Jalpan de Serra, Querétaro


Delegación municipal Tancoyol Valle Verde (la Parada)
El Rincón (El Divisadero) El Pocito
Las Nuevas Flores
Subdelegaciones Las Flores
San Antonio Tancoyol

Es común escuchar que los indígenas pames afirmen ser originarios o descendientes

de la legendaria localidad de Santa María Acapulco (o de sus fracciones); hay otros que

llegaron provenientes del sur de Aquismón, S.L.P., especialmente de La Reforma, Tanzozob

y de San Rafael. De estas últimas oleadas de poblamiento indígena ocurridas hace apenas

algunas décadas, ya se han producido varias generaciones nacidas en la serranía queretana.

En menor medida, también los teenek (o “huastecos”) habitan algunas localidades de la Sierra

Gorda, como la Cercada.7

Generalmente, las personas que no se consideran indígenas son descendientes de

quienes hace algunas décadas adquirieron o asumieron derechos sobre estas tierras y que, a

su vez, son producto de la mezcolanza social que causó la Revolución. Como puede

suponerse, la complejidad social de esta región consiste en que la mayoría de los serranos

descienden de ambos grupos y, aunque su identidad tiende a marginar y reprimir lo indio o

lo indígena, no dejan de presentar rasgos culturales que los vinculan a las cosmovisiones

indias, como el culto a las cruces, la concepción de ciertas entidades maléficas, una similar

6 Este esquema es similar al presentado por Leach (1975), en cual distingue estructuras o modelos a las que llama “pautas
ideales” en contraste con lo que llama “pautas reales o normales”, que son prácticas cotidianas que escapan de los
estructuras.
7 Antes de ser comunidad este lugar se conocía como La Peña y pertenencia a la comunidad de San Juan de los Duran.
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manera de concebir los recursos y de administrar el tiempo materializado en un calendario

de trabajo y fiestas en torno al cultivo del maíz.

Desde principios del siglo XXI, los vínculos entre la población de las comunidades

del norte de la Sierra Gorda ya se entretejían para consolidar:

“una misma entidad socio-cultural –el mismo dialecto pame; múltiples interrelaciones
de parentesco; el mismo modo de vida; las mismas creencias; etc.-. Hasta esos últimos
años, gran parte de los intercambios comerciales de Santa María Acapulco se hacían
hacía Tancoyol y de allí hasta La Lagunita, Qro., y hasta la Huasteca potosina
(Tamazunchale, Axtla). Grupos numerosos de la región de Tancoyol –y de
Aquismón- iban a Santa María para participar a las fiestas importantes: Semana Santa,
Navidad, bailes de fin de año y del día último de noviembre –cuando las almas de los
difuntos han regresado a sus moradas después de las ofrendas-” (Chemin, 1988: 3-4).
Esto nos sirve como una primera aproximación en la cual la población indígena no se

ha reducido, sino que la adscripción a esa tendencia de identidad (la indígena) se ha

incorporado y sustituido por otra que les ha permitido salir de un estado de indianidad. Según

Tambiah (1989) este es un proceso característico de la etnicidad: por un lado, entre los grupos

étnicos se genera una seudo-diferenciación que busca reificar ciertos atributos culturales

particulares como la lengua, territorio, patrimonio, entre otros. Por otro lado, según las

circunstancias históricas, los grupos étnicos tienden a ser asimilados, expandidos,

diferenciados o subdivididos (Tambiah, 1989: 2).

Estos vínculos han generado una red de movilidad o forma de organización en la zona

en la cual, principalmente los pames, han recorrido el norte de la Sierra Gorda y sur de la

Zona Media de San Luis Potosí. Al momento de elaborar genealogías de alguna familia pame

(que por cuestión de tiempo no pude anexar), además de mostrarnos los vínculos parentales,

nos revela un mapa socioterritorial de la zona, donde aparecen las comunidades antes

mencionadas y otras más, pertenecientes al núcleo de Santa María Acapulco.


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Con esto podemos decir que la organización social de las comunidades donde habitan

los xi’iui trasciende las localidades y las genealogías nos muestran no sólo un proceso de

asimilación o alianzas, sino un proceso de adaptación a las condiciones de la Sierra Gorda.

Esto es fundamental porque parte de la justificación que emplean los actuales pames es la

ocupación ancestral de sus antepasados sobre estas tierras, que pueden observarse en la

concepción sobre las entidades del monte o el manejo de un conocimiento local sobre plantas

y animales de la zona y que, al mismo tiempo es reconocido y compartido con el sector

considerado no indígena.

“Somos de la gente”: el caso de Tancoyol y San Antonio Tancoyol

Ahora presentaremos dos casos que nos parecen importantes para ejemplificar la situación

de estas comunidades: Tancoyol y San Antonio Tancoyol. En Tancoyol, los asentamientos

se ubican en los alrededores de la misión (iglesia) franciscana que fue edificada en el siglo

XVIII como parte del proceso de congregación y evangelización. Enseguida se encuentra lo

que llaman el “plan” o “la laguna” que son tierras de cultivo de temporal que están en manos

de varios propietarios particulares no indígenas. A los alrededores del “plan” y los

asentamientos se ubica una franja montañosa que, a partir de las laderas y extendiéndose

sierra a dentro son consideradas “tierra sabana”. Estas son tierras federales no escrituradas

que son usufructuadas comunitariamente. En esta área está permitido construir viviendas,

tener ganado, cortar leña o realizar cualquier otra actividad y sólo puede aprovecharse

siempre y cuando cumplan con una pequeña cuota anual y el permiso del encargado de la

sección de la tierra sabana; en estas tierras nunca se podrán generar derechos de propiedad ni

escrituración del terreno.


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No obstante, las actuales comunidades indígena de las Nuevas Flores y el Rincón

lograron fundarse sobre la tierra sabana. Particularmente, la comunidad del Rincón se fundó

debido a que los indígenas pames o xi’iui provenientes de Santa María Acapulco o de otros

poblados como Piedras Negras, hasta hace unos 50 años, se hospedaban en unas cuevas

durante el tiempo de cosechas en el plan a donde acudían para recolectar la semilla que

quedaba regada, o lo que ellos llaman “la pepena”. Aunque los pames ahora viven ahí, la

propiedad de la tierra sigue siendo comunitaria y de lo único que pueden disponer es del

“trabajo” que invirtieron para construir su vivienda, sus corrales y sus cercas. Por lo tanto,

cuando necesitan abandonar el lugar por trabajo u otra actividad, sólo pueden vender la

construcción, es decir, el trabajo pero nunca la propiedad. Por otro lado, las tierras destinadas

a la agricultura son de particulares, así como los terrenos de los asentamientos y algunas

propiedades en la sierra, que según versiones locales, eran tierra sabana pero se las apropiaron

en complicidad con algunos delegados municipales.

En Tancoyol el uso de los recursos se da de manera diferenciada, lo que a su vez

implica un acceso desigual pero no de exclusividad. El reconocimiento de un tipo de

propiedad comunal permite a los propietarios particulares no indígenas incorporar de manera

excluyente a los indígenas de Las Nuevas Flores, el Rincón y San Antonio. Los que viven en

la tierra sabana regularmente sirven como jornaleros a los particulares, trabajando las tierras

del plan como asalariados o bien, en un formato que llaman “a medias” o en tres partes.

Normalmente, esto consiste en que el no indígena ponga la tierra a disposición del indígena

para trabajarla y el usufructo o la cosecha se reparte entre ellos; este mismo mecanismo

funciona para el cuidado del ganado.


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En este caso, los indígenas que viven en Tancoyol se localizan en las orillas del

poblado mientras que los “de razón” viven en el centro, una distribución espacial

característica de comunidades mesoamericanas y que, según Wolf (1957): “Hoy existe una

tendencia general a mantener la tenencia comunitaria en las laderas de los montes y los

bosques, pero a entregar a la propiedad privada el fondo de los valles y las parcelas de huerta”

(1957: 2).

El otro caso es San Antonio Tancoyol, en este lugar la tenencia de la tierra es privada.

En su mayoría, las personas son dueñas de terreno donde se ubican sus viviendas y algunos

otros cuentan con grandes extensiones de tierra en la sierra que llaman “ranchos”.8 Los pames

viven en casas prestadas de gente que ha migrado o les han permitido construir sus casas en

tierras privada, por lo que regularmente son considerados como “arrimados”.

Actualmente, con la normatividad de la Reserva de la Biosfera, por ejemplo, se ha

prohibido el corte de árboles y palos secos bajo el argumento de conservar intacto el monte

y sus procesos naturales, esto porque según “los de ecología”, esos palos sirven como abono

natural y albergan una cantidad importante de insectos. La renta de los terrenos por parte del

programa de Servicios Ambientales también ha sido una de las principales causas de que,

aparentemente, ya no se corte leña. No obstante, la forma de obtener recursos como leña,

chamal9 o la cacería de venados es mediante relaciones tanto de amistad como de parentesco.

Ahora bien, a pesar de las dos tendencias de identidad que ya mencionamos, entre las

comunidades de Tancoyol, San Antonio Tancoyol y el Rincón, la población suelen utilizar

8 Es importante decir que dos o más propiedades o ranchos pueden ubicarse en un mismo topónimo. Por ejemplo, El Tepozán
y El Tigre se divide en dos predios cada uno, es decir, tienen dos dueños.
9 El chamal es una planta prehistórica de la cual extraen unos granos que se preparan siguiendo un proceso similar a la

nixtamalización. Sin embargo, esta planta está protegida por diversas normatividades tanto a nivel nacional como
internacional. Para más información véase Zapata (2018).
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el término “somos de la gente”10 para referirse a sí mismos y a sus parientes. No obstante,

dicha categoría parece reafirmar los vínculos entre la población en general como una unidad.

En San Antonio Tancoyol es reconocido por la población que en su mayoría todos son

parientes por las uniones maritales que se han dado entre familiares, no sólo por afinidad sino

también entre consanguíneos.11 No es extraño escuchar que se han casado tíos o tías con

sobrinos o sobrinas o algún otro caso de parientes cercanos.12

Esto influye de manera importante en la distribución de los recursos tanto naturales

como económicos. Sin embargo, en el contexto de la normatividad ambiental muchas

prácticas locales se comenzaron a considerar como ilícitas porque corrompían las premisas

de la conservación ambiental sin saber que la utilización de los recursos del medio ambiente

forman parte del estilo de vida de la población. Pero, dado el complejo parentesco que

generaron, no existen denuncias si algún recurso es aprovechado o si se realiza cacería de

alguna especie ya que estarían denunciando a sus propios parientes.

Otro aspecto importante es que esta diferenciación entre lo indígena y no indígena

marca fronteras y asigna el conocimiento y la posesión de ciertos recursos para cada sector.

Aunque parezca ambiguo y contradictorio, por un lado, hay elementos que se aproximan más

al sector no indígena y ranchero como lo es la posesión de tierras y ganado, o el control sobre

la cacería de venado (Odocoileus virginianus mexicanus) mediante la Unidad de Manejo

10 Este elemento no es exclusivo de los pames o indígenas. En el caso de los gitanos ludar estudiados por Alvarado (2013),
ellos utilizan el término “familia” o “raza” para designar “a todos aquellos que reconocen como miembros de la parentela.
Aun cuando mencionan constantemente la sangre, en realidad, estos vínculos no son estrictamente consanguíneos, ya que
la adopción reconoce al individuo como miembro de la familia” (Alvarado, 2013: 47). Por su parte, entre los calós que
estudia Lagunas (2016) “afirman que en la comunidad local «todos somos familia». Esta metáfora se hace realidad a través
de procesos activos que dotan de contenido emocional a las relaciones sociales” (2016: 280).
11 Al igual que con los gitanos calós, las uniones han generado un sistema de alianzas que “distingue entre consanguíneos

no esposables, consanguíneos esposables y afines que pueden ser esposables” (Lagunas, 2016: 281), lo que no haría indagar
más acerca de las reglas que rigen a estas poblaciones.
12 Este tipo de parentesco no entraría dentro de los esquemas de Beck (2011) porque no hablamos de sociedades

industrializadas ni de primer mundo.


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Ambiental13 (UMA). Y por otro lado, a los indígenas se les vincula con la preparación del

chamal (Dioon edule), y concepciones particulares de animales como el venado, el “tigre” o

“león”, también relacionado de manera genérica al jaguar (Panthera onca) (Véase cuadro 1).

Cuadro 2. Interacción de elementos que circulan en San Antonio Tancoyol.


Fuente: Zapata, 2018.

La frontera entre lo no indígena y lo indígena se desvanece en la práctica cotidiana,

en los saberes compartidos y las concepciones que tienen sobre su entorno. En algunos

estudios (Vázquez Estrada, 2010; Vázquez Estrada y Prieto Hernández, 2014) y mecanismos

políticos como el Padrón de comunidades indígenas de Querétaro, los pames o xi’iui se han

analizado de manera separada a los no indígenas cuando en realidad deberían explicarse en

conjunto por co-habitar las localidades, ser vecinos o parientes y participar en diversas

actividades colectivas.14 Esto plantea que, a pesar de que exista un reconocimiento del

13 Una Unidad de Manejo Ambiental es una organización autorizada por instituciones ambientales de Gobierno, que se
encarga de gestionar y aprovechar recursos específicos de manera cinegética y sustentable.
14 Un ejemplo de este tipo de descripciones es presentada por Alvarado (2004) sobre los mexicaneros, donde se vuelve

necesario explicar al grupo a partir de otros como los tepehuanos y los no indígenas. La distribución espacial en la
comunidad está organizada mediante una separación simbólica que al mismo tiempo es materializada por el río o arroyo.
Ubicadas en la parte derecha se encuentran las instituciones heredadas de la colonización, la evangelización y obras de
algunos programas gubernamentales, mientras que en la parte izquierda están aquellas que conforman el costumbre comunal
y remiten a lo tradicional. Esta organización entreteje criterios ideológicos y aspectos políticos que también toman parte
dentro de algunos conflictos entre los pobladores. Los tepehuanos y los mexicaneros comparten cargos políticos y religiosos,
aunque sólo los mexicaneros son los que asumen cargos de tradición prehispánica, es decir, del costumbre.
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gobierno de Querétaro por denominarlas comunidades indígenas, es necesario otro tipo de

conceptualización que integre los sectores que quedan desplazados y que son parte sustancial

de la vida social del lugar.

Reflexiones finales

Para el caso que pretendemos estudiar, las formas de organización y diferenciación social

que presenta la población del norte de la Sierra Gorda es fundamental porque nos da pauta

para observar cómo se distribuyen los recursos colectivos y privados a pesar de las

diferencias ideológicas. Consideramos que a pesar de la diversidad existe una “institución”

que posibilita la generación de “conjuntos de reglas en uso que se aplican para determinar

quién tiene derecho a tomar decisiones en cierto ámbito, qué acciones están permitidas o

prohibidas, qué reglas de afiliación de usarán, qué procedimientos deben seguirse, qué

información debe o no facilitarse y qué retribuciones se asignarán a los individuos según sus

acciones” (Ostrom, 1986a citado en Ostrom, 2011: 109).

Sin embargo, siguiendo a García Lam (2017) a partir de un análisis con población

pame de Ciudad del Maíz da cuenta de que “no hay criterios observables de diferenciación”

entre la población indígena y no indígena. Tradicionalmente, los rasgos para definirse a sí

mismos han sido la lengua, el parentesco, las prácticas rituales y las dinámicas de

organización, por mencionar algunos, pero en su caso, estos rasgos ya no concuerdan con

una población que se ha adaptado y emparentado con otros grupos al grado de diluir esas

diferencias, sin que por ello preserven elementos que les permitan seguir siendo indígenas.

Es importante considerar las fronteras que la población marca entre sí porque eso hace

referencia a historias y modos de vida diferenciados que han construido en su devenir por los
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caminos de la Sierra Gorda. La idea de que en estas poblaciones son “mitad y mitad” como

hizo referencia don Santos de San Juan de los Durán, nos habla de una complejidad que es

reconocida pero que no logra consolidarse por diversos factores. Lo que si podemos decir es

que, en la región de Tancoyol lo indígena ha servido como un vehículo para obtener recursos

económicos gestionados de manera dudosa, nunca son distribuidos entre los solicitantes

indígenas, sino que son acaparados por no indígenas perpetuando las relaciones de

desigualdad y discriminación que permean la relaciones cotidianas.


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Bibliografía

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