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PEDAGOGIA ACTUAL

Zygmunt Bauman
(Poznan, 19 de noviembre de 1925 – Leeds, 9 de enero de 2017) fue un
sociólogo, filósofo y ensayista polaco-británico de origen judío. Su obra, que
comenzó en la década de 1950, se ocupa, entre otras cosas, de cuestiones
como las clases sociales, el socialismo, el Holocausto, la hermenéutica, la
modernidad y la posmodernidad, el consumismo, la globalización y la nueva
pobreza. Desarrolló el concepto de la «modernidad líquida», y acuñó el término
correspondiente.3 Junto con el también sociólogo Alain Touraine, Bauman
recibió el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 2010.4
Nació en una familia humilde de polacos judíos no practicantes. Cuando
Polonia fue invadida por la Alemania nazi, en 1939, su familia escapó hacia el
este. En su huida del nazismo se trasladó a la Unión Soviética, donde se alistó
en el primer ejército polaco, controlado por los soviéticos, trabajando como
instructor en educación política. Participó en las batalla de Kolberg y Berlín. En
mayo de 1945 recibió la Cruz Militar del Valor.
Según el Instituto de la Memoria Nacional polaco, desde 1945 hasta 1953 fue
un oficial político del Cuerpo de Seguridad Interna (Korpus Bezpieczeństwa
Wewnętrznego, en polaco: KBW), una unidad militar formada para combatir a la
insurgencia nacionalista de Ucrania y parte de los restos del Armia Krajowa.5
Más tarde trabajó para la inteligencia militar de 1945 a 1948. Sin embargo, la
naturaleza y amplitud de su colaboración permaneció oculta, así como las
circunstancias exactas bajo las cuales terminaron.5
Regresó posteriormente a Polonia, donde militó en el Partido Comunista y fue
profesor de filosofía y sociología en la Universidad de Varsovia antes de verse
obligado a irse de Polonia en 1968 a causa de la política antisemita
desarrollada por el gobierno comunista después de los sucesos de marzo de
1968.6 Posteriormente a su purga de la Universidad de Varsovia, enseñó
sociología en países como Israel, Estados Unidos y Canadá. Desde 1971
residió en Inglaterra, donde fue profesor en la Universidad de Leeds, y, desde
1990, profesor emérito.
En una entrevista con el diario inglés The Guardian, confirmó que había sido un
comunista comprometido durante y después de la Segunda Guerra Mundial, y
que no lo había mantenido en secreto. Admitió que fue un error unirse al
servicio de inteligencia militar a los 19 años —edad con la que ingresó también
en el Partido Obrero Unificado Polaco—, donde tuvo un «aburrido» trabajo
escribiendo panfletos políticos para los soldados por tres años, sin recordar
haber hecho seguimiento a persona alguna.6a Mientras sirvió en el KBW,
estudió sociología en la Academia de Ciencias Sociales y Políticas de Varsovia.
Dentro del KBW tenía el rango de mayor, pero fue súbitamente dado de baja
deshonrosamente en 1953, después de que su padre acudió a la embajada de
Israel en Varsovia para ver si podía emigrar a Israel. Como Bauman no
compartía las tendencias sionistas de su padre y fue en efecto fuertemente
antisionista, su despido causó un severo aunque temporal alejamiento con su
padre. Durante el período de desempleado que le siguió, completó su maestría
y en 1954 comenzó a dictar clases en la Universidad de Varsovia, donde
permaneció hasta 1968.[cita requerida]

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Frente al incremento de la presión política conectada con una purga política
liderada por Mieczysław Moczar, jefe de la Służba Bezpieczeństwa, renunció a
su membresía en el Partido Obrero Unificado Polaco en enero de 1968. En
marzo de ese año, empezó la purga que expulsó fuera del país a muchos
comunistas polacos de ascendencia judía, incluyendo aquellos intelectuales
que habían caído en desgracia ante el gobierno comunista.[cita requerida]
Bauman, que había perdido su puesto en la Universidad de Varsovia, fue uno
de ellos. Tuvo que renunciar a su ciudadanía polaca para que le permitiesen
salir del país. Primeramente se marchó hacia Israel, en donde enseñó en la
Universidad de Tel Aviv, aceptando después una cátedra de sociología en la
Universidad de Leeds, donde fue jefe de departamento. Desde ese momento,
publicó sus obras casi exclusivamente en inglés, su tercera lengua y su
reputación creció de forma exponencial. Desde finales de la década de 1990,
Bauman ejerció una influencia considerable en el movimiento
antiglobalización.[cita requerida]
En el año 2011, en una entrevista con el importante semanario polaco Polityka,
criticó al sionismo y a Israel, afirmando sobre las operaciones israelíes en
Palestina y el terrorismo palestino que:
[...] la opresión y la humillación de la nación [Palestina] fue, es y será siempre
una receta para el terrorismo, no para su erradicación. Además, estos dos
fenómenos están conectados entre sí: como los políticos [israelíes] tiemblan
ante la paz, porque sin una guerra y una movilización total no pueden gobernar,
no sonríen en absoluto al final del terrorismo palestino. [...] Yo diría que hay
retroalimentación entre extremistas israelíes y palestinos. Se necesitan
mutuamente para sobrevivir, no pueden vivir unos sin los otros.7
El embajador israelí en Varsovia, Zvi Bar, escribió que los comentarios de
Bauman eran «medias verdades» y «generalizaciones sin fundamento».8
Bauman estuvo casado con la escritora Janina Bauman (Lewinson de soltera),
con quien tuvo tres hijas, la pintora Lydia Bauman, la arquitecta Irena Bauman
y la educadora Anna Sfard. Bauman murió el 9 de enero de 2017 a los 91 años.
Obra y pensamiento
El interés de la investigación de Zygmunt Bauman se enfocó en la
estratificación social y en el movimiento obrero, antes de interesarse en temas
más globales tales como la naturaleza de la modernidad. El período más
prolífico de su carrera comenzó después de abandonar la enseñanza en Leeds,
cuando se acrecentó su importancia más allá de los círculos de sociólogos
profesionales con un libro que publicó acerca de la supuesta conexión entre la
ideología de la modernidad y el Holocausto.9
La obra de Bauman comprende 57 libros y más de 100 ensayos. Muy influido
por Gramsci, nunca llegó a renegar de los postulados marxistas. Sus obras de
la década de 1980 y principios de los 90 analizan las relaciones entre la
modernidad, la burocracia, la racionalidad imperante y la exclusión social.
Siguiendo a Sigmund Freud, concibe la modernidad europea como el producto
de una transacción entre la cesión de libertades y la comodidad para disfrutar
de un nivel de beneficios y de seguridad.10
El Holocausto
Su más famoso libro, Modernidad y Holocausto, es un intento de dar cabal
explicación de los peligros de dos tipos de miedos. Basándose en los libros de
Hannah Arendt y Theodor Adorno sobre el totalitarismo y la Ilustración,
desarrolló el argumento de que el Holocausto no debe ser simplemente

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considerado como un evento de la historia judía ni como una regresión a la
barbarie pre-moderna. Más bien, razonó, debe considerarse que el Holocausto
está profundamente conectado con la modernidad y sus esfuerzos de
ordenamiento. La racionalidad procesal, la división del trabajo en tareas cada
vez menores, la categorización taxonómica de diferentes especies, y la
tendencia a ver la obediencia a las reglas como moralmente buena, todas ellas
desempeñaron un papel en que Holocausto tuviera lugar. Bauman señaló que
las sociedades modernas por esta razón no han captado por completo las
lecciones del Holocausto. Éste tiende a ser visto (para emplear la metáfora de
Bauman) como un cuadro colgado en la pared, que poco tiene que enseñar. En
el análisis de Bauman, los judíos devinieron «extraños» par excellence en
Europa. La Solución Final fue pintada por el como un ejemplo extremo del
intento, hecho por la sociedad, de extirpar los incómodos e indeterminados
elementos que existen en ella. Tal como el filósofo Giorgio Agamben, Bauman
sostuvo que los mismos procesos de exclusión que operaron en el Holocausto
podrían retornar hoy, y en alguna medida ya lo han hecho.
Modernidad «sólida» y «líquida»
Las primeras obras de Bauman fueron proyectos basados en la modernidad
dentro del diseño de una mejor sociedad. Hacia 1970 y comienzos de la
década de 1980, su atención cambió a cuestiones más generales y teóricas en
relación con el papel de las ciencias sociales y cómo estas podrían ayudar a la
sociedad. El mayor cambio en la obra de Bauman se produjo a finales de la
década de 1980, con la edición de una trilogía de libros (Legisladores e
intérpretes, Modernidad y Holocausto y Modernidad y ambivalencia), en los que
criticaba la modernidad y proponía una visión posmoderna distópica de la
sociedad. Desde entonces, Bauman editó una línea invariable de libros
adicionales, donde había estado explorando su nueva perspectiva.
Zygmunt Bauman, acuñó el término de modernidad líquida a los tiempos
actuales, basándose en los conceptos de fluidez, cambio, flexibilidad,
adaptación, entre otros. Bauman afirma que lo “líquido” es una metáfora
regente de la época moderna, ya que esta sufren continuos e irrecuperables
cambios. Asimismo, lo líquido no se fija en el espacio ni se ata al tiempo, se
desplaza con facilidad, no es posible detenerlo fácilmente; y todas estas son a
la vez características fundamentales de las actuales rutinas diarias.
En el pasado, nos encontrábamos en un mundo predecible y controlable, uno
sólido. La rutina, la visión a corto plazo, las costumbres, las colectividades eran
unas de sus características. Todo este panorama empezó a “derretirse”,
cambiando aquella sociedad que estaba estancada y era demasiado resistente
a los cambios, por una líquida y maleable. Bauman, expone 5 ítems en los que
desarrolla el concepto de modernidad líquida: emancipación, individualidad,
espacio-tiempo, trabajo y comunidad.11
Según Bauman, con la llegada de la modernidad todo se individualizó. Ser
moderno significó estar eternamente un paso delante de uno mismo; es decir,
debíamos transformarnos en lo que cada uno es. Como decía Jean Paul
Sartre: «No basta con nacer burgués, hay que vivir la vida como burgués».[cita
requerida] La modernidad cambió las reglas. La teoría crítica que defendía el
individualismo ante el Estado que en esa época oprimía todo, ahora pasa todo
lo contrario. Hoy por hoy se busca recuperar lo público, ya que lo individual ha
abarcado todos los estratos. Vivimos en una sociedad de individuos porque

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«todo se ha individualizado». Se ha conformado un sistema tan grande que
ahora cada individuo es culpable de su destino, de lo que le pasa o no.
Aunque a Bauman se le considera un pensador «posmoderno», no le cabe el
término «posmodernista», ya que utiliza los conceptos «modernidad sólida» y
«modernidad líquida» para caracterizar lo que considera dos caras de la misma
moneda.
Bauman causó cierta controversia dentro de la sociología con su aseveración
de que el comportamiento humano no puede explicarse primariamente por la
determinación social o discusión racional, sino más bien descansa en algún
impulso innato, presocial en los individuos.
Desde fines de la década de 1990, Bauman ejerció una considerable influencia
sobre el movimiento altermundista.
Vidas desperdiciadas: La modernidad y sus parias
En su libro Vidas desperdiciadas: La modernidad y sus parias, Bauman aborda
la consecuencia de la modernidad que arroja desechos como resultado, en
este caso «residuos humanos» producto de las migraciones y la globalización,
el flujo de poblaciones no se puede reabsorber y está comenzando a ser un
serio problema para diferentes partes del mundo, principalmente en países
primermundistas, como los Estados Unidos y la Unión Europea. El problema de
la migración se ha ido convirtiendo en uno de los principales temas de la
agenda dentro del grupo hegemonía del planeta. Bauman afirma que la
producción de «residuos humanos» constituye una consecuencia inevitable de
la modernidad.12
La convivencia con los otros
Cómo convivir con los otros ha sido un problema omnipresente de la sociedad
occidental, y Bauman presenta las principales estrategias utilizadas: la
separación del otro excluyéndolo (estrategia émica), la asimilación del otro
despojándole de su otredad (estrategia fágica) y la invisibilización del otro para
que desaparezca del propio mapa mental.
Sociología del cambio: sociología reflexiva
Bauman es uno de los sociólogos que plantea una nueva forma de entender la
sociedad moderna, no basada necesariamente en los conformistas y los
anticonformistas, sino una tercera vía, según la lógica de la sociología reflexiva,
que elabora y apunta a modificar la sociedad moderna. La hipótesis de Bauman
afirma que el cambio social tiene que ser un producto necesario y dinámico.
Una vez comprendida la relación entre la sociedad sólida (seguridad,
contenidos, valores) y la sociedad líquida (movilidad, incertidumbre, relatividad
de valores), el segundo paso necesario es modificar la realidad y comprender
que la vía del cambio es la única posible y la única necesaria, además del
hecho de que es oportuna, para evitar los conflictos sociales y mejorar las
condiciones de vida.
La metáfora del Jardinero es un concepto introducido por Zygmunt Bauman.
Hace referencia a la contraposición entre culturas cultivadas, producidas,
dirigidas y diseñadas por una parte y culturas silvestres o “naturales” por otra.
En las primeras prima la necesidad de un poder que ejerza un diseño artificial,
ya que el jardín en que la sociedad se ha convertido no tiene los recursos
necesarios para su propio sustento y autorreproducción por lo que es
dependiente de este poder. En las culturas silvestres, en cambio, los recursos
de autorreproducción estaban en la propia sociedad y en sus lazos

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comunitarios, lo que les permitía saber cuáles eran las malas hierbas, las
malezas, y cómo eliminarlas.
Dichas malezas que crecen en las periferias de la sociedad serán los pobres
entendidos como clases peligrosas, sobre los cuales se aplican y recaen las
fuerzas del poder pastoral, al decir foucaultiano, aunque Bauman, de un modo
más inquietante, ha señalado que la realización completa del Estado jardinero
se encuentra en el Estado totalitario propio del siglo XX, que encuentra sus
malezas ya sea en el judío o en cualquier sujeto posible del genocidio. En
última instancia el genocidio sería la máxima concreción de la jardinería social,
la depuración de las malezas en función de la concreción de una imagen de lo
que el jardín debe ser. Nótese que esta metáfora se afirma en la noción de
biopoder, y sus técnicas anatomopolíticas y biopolíticas, de Michel Foucault.
Trabajo, consumismo y nuevos pobres
Para Bauman, «la cruzada por la ética del trabajo era la batalla por imponer el
control y la subordinación. Se trataba de una lucha por el poder en todo salvo
en el nombre, una batalla para obligar a los trabajadores a aceptar, en
homenaje a la ética y a la nobleza del trabajo, una vida que ni era noble ni se
ajustaba a sus propios principios de moral». La ética del trabajo era una
aberrante grosería, responsabilizar a los pobres de su pobreza por su falta de
disposición al trabajo y, por lo tanto, su inmoralidad y degradación personal (lo
que provoca su castigo ante el pecado) es uno de los últimos servicios de la
ética del trabajo a la sociedad de consumidores.14
En la nueva estética del consumo, las clases que concentran las riquezas
pasan a ser objetos de adoración y los «nuevos pobres» son aquellos
incapaces de acceder al consumo y a la novedad del sistema capitalista. Hay
que aclarar que esta analogía se hace porque en el libro el autor señala que en
el pasado se discriminaba a los incapaces, es decir, a quienes no podían
trabajar debido a su avanzada edad o a alguna deficiencia o discapacidad
física; estas personas no podían trabajar debido a su condición y por tanto eran
considerados «inmorales», ya que se percibía el trabajo como señal de
«moralidad», y la sociedad no contaba con ellas. Para alcanzar los placeres de
una vida «normal» se necesita dinero y los pobres se encuentran ante un
escenario de consumo rapaz y con la incapacidad de solventar los estándares
del consumo: «Nada calmará el dolor de la inferioridad evidente».15
Identidad en la modernidad líquida
En el planteamiento de Bauman, la búsqueda de la identidad es la tarea y la
responsabilidad vital del sujeto, y esta empresa de construirse a sí mismo
constituye al mismo tiempo la última fuente de arraigo. Bauman plantea que en
la modernidad líquida las identidades son semejantes a una costra volcánica
que se endurece, vuelve a fundirse y cambia constantemente de forma. El
autor plantea que estas parecen estables desde un punto de vista externo, pero
que al ser miradas por el propio sujeto aparece la fragilidad y el desgarro
constante.11
Según sus planteamientos, en la modernidad líquida el único valor
heterorreferenciado es la necesidad de hacerse con una identidad flexible y
versátil que haga frente a las distintas mutaciones que el sujeto ha de enfrentar
a lo largo de su vida. La identidad se configura como una responsabilidad
reflexiva que busca la autonomía del resto y la constante autorrealización y
que, además, está abocada a la constante inconclusión debido a la falta de un
telos en la modernidad tardía.11

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Entiende que la felicidad se ha transformado de aspiración ilustrada para el
conjunto del género humano en deseo individual. Y en una búsqueda activa
más que en una circunstancia estable, porque si la felicidad puede ser un
estado, solo puede ser un estado de excitación espoleado por la insatisfacción.
El exceso en los bienes de consumo nunca será suficiente.
Bauman, al plantear la modernidad líquida, se refiere al proceso por el cual el
individuo tiene que pasar para poder integrarse a una sociedad cada vez más
global, pero sin identidad fija, y sí maleable, voluble. La identidad se tiene que
inventar, crear, se tiene que moldear máscaras de supervivencia. Llega a esta
conclusión a partir del análisis histórico de los grandes cambios que ha
experimentado la sociedad, en especial a partir de la lucha de clases, entre el
proletariado y los dueños de los procesos de producción, a finales del siglo XIX,
el desintegramiento de las sociedades colectivas, para dar paso a la
individualidad en términos de ciudadanía, los cambios vertiginosos que ha
provocado la globalización y el imperialismo comercial de los monopolios en
contubernio con los gobiernos neoliberales, el resurgimiento de la alteridad
(movimientos indígenas), el feminismo, la lucha arcaica en medio oriente, el
crecimiento exponencial de la población mundial, hasta llegar a la era de las
TIC, donde más se observa la problemática de la identidad en la modernidad
líquida. Si antes, en el siglo XVIII, la sociedad se caracterizaba por el sentido
de pertenencia del individuo muy marcado entre los distintos estratos sociales,
ahora, con el auge de las redes sociales y las TIC, las identidades globales,
volubles, permeables y propiamente frágiles, oscilan según la tendencia que
marca el consumismo. Sin embargo, esta identidad escurridiza nos hace cada
vez más dependientes del otro, y es ahí donde se encuentra la esperanza de
crear condiciones de crecimiento en términos de humanidad, conciencia
colectiva por el bien individual a partir del común, en copla con la naturaleza.16
La trampa de las redes sociales
Zygmunt Bauman ha criticado el impacto de la redes sociales sobre el individuo
en diferentes artículos de prensa publicados poco antes de su fallecimiento.
Según este sociólogo, aparentemente, las redes sociales constituyen una
herramienta para crear una comunidad propia, pero lo que realmente se
genera es una comunidad «sustituta» donde no se necesitan habilidades
sociales. Son áreas de confort, donde no hay diálogo real ya que la comunidad
creada se realiza a medida del individuo, y por tanto no existe la controversia o
el conflicto. Así, su colectivo es seleccionado según necesidad, de forma que
es fácilmente escogido o eliminado con un simple clic de ratón y el capital
afectivo que se medirá por el «número de contactos» que se tiene en las
distintas cuentas de Facebook, Twitter e Instagram, entre otras.17
Así, el diálogo en las redes sociales sería un lugar para encerrarse de forma
confortable y «escuchar el eco de la propia voz». En la actualidad, pertenecer
a una red social puede ayudar a mejorar la sensación de soledad que tiene el
individuo, debido al escenario de gran individualización en el que se vive, pero
constituyen una verdadera trampa, ya que realmente no hay una mayor
sociabilización de la persona.18
Bauman, dentro de su concepto de modernidad líquida, distinguirá entre el
concepto de grupo y enjambre. Los enjambres, se diferencian de los grupos por
que no incluyen herramientas de supervivencia. Se asocian y se dispersan en
diversas ocasiones por determinados temas relevantes que van cambiando,
atraídos por objetos, variables y en movimiento. Este concepto de enjambre ha

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sido extrapolado por algunos autores, a la audiencia social que forma Twitter.
Los distintos usuarios se comportan como un enjambre social y no como la
definición de grupo, uniéndose para acontecimientos muy variados, sin una
identidad importante y actúan en el escenario de ese concepto «líquido» que
define Bauman.19
Por otro lado, a pesar de la utilidad que han tenido algunas redes sociales en
distintos movimientos políticos como en la primavera árabe o los indignados,
las redes sociales permiten identificar a los disidentes fácilmente por parte del
poder. Bauman las califica de «lugares donde la vigilancia es voluntaria y
autoinfligida».20
Todas estas críticas, se ajustarían a su concepto de «modernidad líquida»
donde la integración de la persona se realiza en una sociedad global pero sin
identidad fija, obligando a una adaptación continua, por lo que se depende
continuamente de la presencia del otro que ratifica nuestra identidad y nos
permite «ser vistos».21
Pero, ¿qué es la modernidad líquida?
Las ideas de Zygmunt Bauman explicadas con sus propias palabras
Zygmunt Bauman, fallecido a los 91 años de edad, se había convertido durante
las últimas décadas en algo parecido a una estrella pop de la sociología. Le
requerían en debates por todo el mundo. E incluso en festivales de música y
cultura alternativa dirigidos a los más jóvenes. Y él acudía.
Era un sociólogo de referencia, el que había acuñado los conceptos de
modernidad líquida, sociedad líquida o amor líquido para definir el actual
momento de la historia en el que las realidades sólidas de nuestros abuelos,
como el trabajo y el matrimonio para toda la vida, se han desvanecido. Y han
dado paso a un mundo más precario, provisional, ansioso de novedades y, con
frecuencia, agotador. Un mundo que Bauman supo explicar como pocos.
Bauman había acuñado los conceptos de modernidad líquida, sociedad líquida
o amor líquido para definir el actual momento de la historia
Él mismo explicaba sus ideas a La Vanguardia en una entrevista concedida
hace dos años en su humilde casa de Leeds, en el norte de Inglaterra, donde
vivía desde hacía décadas -y donde la Universidad creó un Instituto Bauman-,
tras dejar la Polonia comunista después de una campaña antisemita.
Fijaba arbitrariamente, pero creía que de forma útil, el origen de la modernidad
en el terremoto de Lisboa de 1755, al que siguió un incendio que destruyó lo
que quedaba y luego un tsunami que se lo llevó todo al mar. “Fue una
catástrofe enorme, no sólo material sino también intelectual. La gente pensaba
hasta entonces que Dios lo había creado todo, que había creado la naturaleza
y había puesto leyes. Pero de repente ve que la naturaleza es ciega,
indiferente, hostil a los humanos. No puedes confiar en ella. Hay que poner el
mundo bajo la administración humana. Reemplazar lo que hay por lo que
puedes diseñar. Así, Rousseau, Voltaire o Holbach vieron que el antiguo
régimen no funcionaba y decidieron que había que fundirlo y rehacerlo de
nuevo en el molde de la racionalidad. La diferencia con el mundo de hoy es que
no lo hacían porque no les gustara lo sólido, sino, al revés, porque creían que
el régimen que había no era suficientemente sólido. Querían construir algo
resistente para siempre que sustituyera lo oxidado. Era el tiempo de la
modernidad sólida. El tiempo de las grandes fábricas empleando a miles de
trabajadores en enormes edificios de ladrillo, fortalezas que iban a durar tanto
como las catedrales góticas”.

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Sin embargo, reconocía, la historia decidió un camino muy diferente. La
modernidad se hizo, según el término acuñado con éxito por él, líquida. “Hoy la
mayor preocupación de nuestra vida social e individual es cómo prevenir que
las cosas se queden fijas, que sean tan sólidas que no puedan cambiar en el
futuro. No creemos que haya soluciones definitivas y no sólo eso: no nos
gustan. Por ejemplo: la crisis que tienen muchos hombres al cumplir 40 años.
Les paraliza el miedo de que las cosas ya no sean como antes. Y lo que más
miedo les causa es tener una identidad aferrada a ellos. Un traje que no te
puedes quitar. Estamos acostumbrados a un tiempo veloz, seguros de que las
cosas no van a durar mucho, de que van a aparecer nuevas oportunidades que
van a devaluar las existentes. Y sucede en todos los aspectos de la vida. Con
los objetos materiales y con las relaciones con la gente. Y con la propia
relación que tenemos con nosotros mismos, cómo nos evaluamos, qué imagen
tenemos de nuestra persona, qué ambición permitimos que nos guíe. Todo
cambia de un momento a otro, somos conscientes de que somos cambiables y
por lo tanto tenemos miedo de fijar nada para siempre. Probablemente su
Gobierno, como el del Reino Unido, llama a sus ciudadanos a ser flexibles.
¿Qué significa ser flexible? Significa que no estés comprometido con nada para
siempre, sino listo para cambiar la sintonía, la mente, en cualquier momento en
el que sea requerido. Esto crea una situación líquida. Como un líquido en un
vaso, en el que el más ligero empujón cambia la forma del agua. Y esto está
por todas partes”.
La mayor preocupación de nuestra vida social e individual es cómo prevenir
que las cosas se queden fijas
Por supuesto, señalaba, esa situación de perpetua inestabilidad tiene efectos
sobre la identidad. “Hace no mucho el precariado era la condición de
vagabundos, homeless, mendigos. Ahora marca la naturaleza de la vida de
gente que hace 50 años estaba bien instalada. Gente de clase media. Menos el
1% que está arriba del todo, nadie puede sentirse hoy seguro. Todos pueden
perder los logros conseguidos durante su vida sin previo aviso”.
Por un lado, decía Bauman, está la “devastación emocional y mental de
muchos jóvenes que entran ahora al mercado de trabajo y sienten que no son
bienvenidos, que no pueden añadir nada al bienestar de la sociedad sino que
son una carga”. Por otro, concluía, “la gente que tiene un empleo experimenta
la fuerte sensación de que hay altas posibilidades de que también se
conviertan en desechos.
Y aun conociendo la amenaza son incapaces de prevenirla. Es una
combinación de ignorancia e impotencia. No saben qué va a pasar, pero ni
sabiéndolo serían capaces de prevenirlo. Ser un sobrante, un desecho, es una
condición aún de una minoría, pero impacta no sólo en los empobrecidos sino
también en cada vez mayores sectores de las clases medias, que son la base
social de nuestras sociedades democráticas modernas. Están atribuladas”.
Y concluía que ante esa circunstancia “hoy hay una enorme cantidad de gente
que quiere el cambio, que tiene ideas de cómo hacer el mundo mejor no sólo
para ellos sino también para los demás, más hospitalario. Pero en la sociedad
contemporánea, en la que somos más libres que nunca antes, a la vez somos
también más impotentes que en ningún otro momento de la historia. Todos
sentimos la desagradable experiencia de ser incapaces de cambiar nada.
Somos un conjunto de individuos con buenas intenciones, pero que entre sus
intenciones y diseños y la realidad hay mucha distancia. Todos sufrimos ahora

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más que en cualquier otro momento la falta absoluta de agentes, de
instituciones colectivas capaces de actuar efectivamente”.
5 ideas de Zygmunt Bauman que retratan a la
sociedad moderna
Con motivo de la muerte del autor de Modernidad líquida, explicamos cómo la
filosofía de Bauman describe la forma de vida de la sociedad actual.
Quién no ha pensado alguna vez lo diferente que es la forma de pensar de sus
padres o abuelos en comparación con la suya. Han estado casi toda la vida con
la misma persona, la misma con la que se casaron cuando las fotos eran en
blanco y negro. Han tenido el mismo trabajo desde que salieron de la
universidad con 23 años. Y conservan el reloj que les regaló su padre cuando
cumplieron los 18 años.
La vida líquida de Bauman rompe con las estructuras fijadas en el pasado
La filosofía de vida, los valores y lo que se considera ético y moral ha cambiado
radicalmente en los últimos años, a causa de los cambios políticos y sociales
ocurridos a partir de la segunda mitad del siglo XX.
En el libro Modernidad líquida, el sociólogo Zygmunt Bauman es capaz de
explicar los fenómenos sociales de la era moderna y qué es lo que nos
diferencia de las generaciones anteriores. A partir del año 2000, año de
publicación de Modernidad líquida, el filósofo polaco publica una serie de obras
que resumen sus conceptos sobre la realidad que nos rodea: Amor líquido
(2003), Vida líquida (2005) y Tiempos líquidos: vivir una época de
incertidumbre (2007).
La realidad líquida de Bauman consiste en una ruptura con las instituciones y
las estructuras fijadas. En el pasado, la vida estaba diseñada específicamente
para cada persona, quien tenía que seguir los patrones establecidos para
tomar decisiones en su vida. En la modernidad, el filósofo polaco afirma que las
personas ya han conseguido desprenderse de los patrones y las estructuras, y
que cada uno crea su propio molde para determinar sus decisiones y forma de
vida.
La sociedad actual se basa en el individualismo y en una forma de vida
cambiante y efímera
En la vida líquida según Bauman, la sociedad se basa en el individualismo y se
ha convertido en algo temporal e inestable que carece de aspectos sólidos.
Todo lo que tenemos es cambiante y con fecha de caducidad, en comparación
con las estructuras fijas del pasado.
Muchas de las cosas que explicó Bauman hace 17 años en su obra
Modernidad líquida y las que la siguieron se han convertido en una realidad en
nuestros días. El sociólogo logró explicar el funcionamiento de la sociedad
actual y determinar la relación de las nuevas generaciones con conceptos
como el amor, el trabajo o la educación.
El amor líquido en Tinder
Muy poco tienen que ver las relaciones de nuestros abuelos con la nuestra.
Miedo al compromiso, rollos de una noche, desengaños amorosos... Para
muchos jóvenes (y no tan jóvenes) este puede ser el pan de cada día.
Para Zygmunt Bauman, estas relaciones son las que dan nombre a su
concepto de amor líquido. Según su patrón, el miedo al compromiso y a las
cosas a las que hay que renunciar, como la libertad, son la razón principal por
la cual existe este miedo a comprometerse y a darlo todo por una pareja.

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La vida líquida es una sucesión de nuevos comienzos con breves e indoloros
finales
Las relaciones amorosas acaban convirtiéndose en breves episodios, en los
que priva la búsqueda del beneficio personal. Cuando una pareja deja de ser
rentable, se deja de lado y se busca una nueva.
Ni más ni menos que la filosofía de Tinder. Historias de amor para siempre han
ocurrido gracias a la aplicación de búsqueda de parejas, aunque la mayoría de
usuarios desliza rostros en su pantalla hasta encontrar el indicado para pasar la
noche.
Ciudadanos del mundo
Si hay algo que no queremos, son ataduras, ni el en amor ni en nuestra forma
de vida.
En la era moderna, es bastante común entre los jóvenes hacer un viaje de
varios meses por América Latina o el Sudeste Asiático, con el objetivo de
romper con las barreras y ser testigos de realidades distintas a las de su país
de origen.
La realidad líquida de Bauman describe precisamente este escenario, que
invita al movimiento, al flujo y a la búsqueda de nuevas experiencias, pero sin
echar raíces en ningún lugar. Son ciudadanos del mundo pero de ningún lugar
al mismo tiempo.
No más trabajos para toda la vida
Esta filosofía basada en la búsqueda de nuevas experiencias y ser ciudadano
de mundo también se ve reflejada en el ámbito laboral dentro de las sociedad
líquida.
Nuestros abuelos y padres entraron a trabajar en una empresa cuando
acabaron la universidad, y se jubilaron en el mismo lugar 40 años después.
Las personas no quieren ataduras ni en el amor ni en el trabajo, según Bauman
En la actualidad, no existe el llamado trabajo de nuestra vida. Los empleos son
cambiantes y el mercado actual necesita renovaciones dentro de las empresas
cada poco tiempo.
Por otro lado, Bauman identifica en sus obras la necesidad de cambio en los
trabajadores, a los que se les reclama cada día más volatilidad y capacidad de
trabajo en diferentes áreas.

Las empresas buscan a personas volubles, con capacidad de reinventarse y


que puedan viajar a otra ciudad cuando sea necesario. Personas que lo den
todo en el trabajo aún sabiendo que pueden ser reemplazadas en cualquier
momento si no cumplen con las expectativas.
El reto de la educación en un mundo líquido
"Aún debemos aprender el arte de vivir en un mundo sobresaturado de
información. Y también debemos aprender el aún mas difícil arte de preparar a
las próximas generaciones para vivir en semejante mundo".
La crisis económica que azotó las instituciones financieras y las economías de
medio mundo en 2008 cambió la forma de pensar de muchos jóvenes.
Antes de la crisis, la sociedad estaba convencida de que unos buenos estudios
derivarían en buenas oportunidades laborales. Pero a partir del 2008, todo se
puso del revés. Los que han conseguido trabajo, tienen que reinventarse cada
poco tiempo y afrontar nuevos retos constantemente. Otros muchos graduados
están trabajando en puestos por debajo de su formación, y muchos ni siquiera
han accedido al mercado laboral.

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En el libro Sobre la educación en un mundo líquido, Zygmunt Bauman conversa
con el educador Ricardo Mazzeo sobre la pérdida de credibilidad de las bases
de la educación tradicional, la cual se perfila como algo anticuado por no
proveer a los jóvenes las herramientas necesarias para encontrar un trabajo.
La era del consumismo
Los que se compraron el iPhone 3G hace 10 años, se sintieron los amos del
mundo. Tenían en sus manos un producto único en el mercado en ese
momento, el cual marcó una diferencia en el uso de los smartphones.
En la era del consumismo, lo importante no es conservar objetos, sino
renovarlos constantemente
En la actualidad, el que conserve un iPhone 3G no podrá ni hablar por
WhatsApp. Más de 8 modelos han actualizado la primera versión de los
teléfonos de Apple.
La era consumista que vivimos en la actualidad se basa en la ferviente
necesidad de sacar nuevos productos en el mercado que saciar las ansias de
renovación de la sociedad.
Los productos duraderos ya no son importantes, en esta era priva lo efímero y
lo nuevo para sorprender a los compradores.
El consumismo no gira en torno a la satisfacción de deseos, sino a la incitación
del deseo de deseos siempre nuevos
En esta realidad líquida, lo importante no es conservar los objetos, sino
renovarlos constantemente para contentar el espíritu consumista.
La realidad líquida angustia a las personas porque no carecen de nada fijo y
duradero
La consecuencia principal del mundo opuesto a lo sólido crea ansiedad en las
personas, según Bauman. La necesidad de reinventarse en el empleo provoca
que muchos trabajadores se queden atrás y que no cumplan con los requisitos
necesarios en la actualidad.
Además, la necesidad de relacionarse choca frontalmente con la falta de
compromiso y el miedo a perder a la libertad. En la sociedad actual, no
podemos aferrarnos a nada, porque todo es cambiante y efímero. Todo es
líquido, y la posibilidad de perderlo todo es más que probable.
Zygmunt Bauman ha fallecido este lunes en su domicilio de Inglaterra.
Perdemos a uno de los filósofos y sociólogos más importantes del siglo XX,
pero conservamos sus obras para intentar entender la complejidad de la
sociedad actual.
“La educación es víctima de la modernidad
líquida”: Bauman
“No vamos a deshacernos de la realidad… el problema es cómo utilizarla”.
Esto afirmó el filósofo polaco Zigmunt Bauman –autor del concepto de
‘modernidad líquida’–, en el encuentro internacional Educación 360, celebrado
el año pasado en Río de Janeiro, Brasil.
La educación, dijo Bauman, es víctima de la modernidad líquida, que es un
concepto mío. El pensamiento está siendo influenciado por la tecnología. Por
ejemplo, hay una crisis de atención. Concentrarse es dedicarse por un tiempo
prolongado a una cuestión muy importante. Cada vez somos menos capaces
de hacer eso en forma correcta –dijo el pensador. Esto se aplica en gran parte
a los jóvenes. Los profesores se quejan porque no consiguen lidiar con ello. Ni

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siquiera pueden leer un artículo que se les pide para la siguiente clase. Buscan
citas, atajos, fragmentos.
La obra de Bauman abarca unos 30 libros, escritos en torno a la modernidad
líquida, que se define como el tiempo en el que vivimos, caracterizado por la
“volatilidad”, “incertidumbre” y la “inseguridad”.
Aseguró que no hay forma de rebatir que Internet nos ha traído grandes
ventajas. La facilidad de acceso a la información, la facilidad con la que
podemos pasar por alto las distancias. Recuerdo que cuando yo era joven,
pasaba mucho tiempo en la biblioteca tratando de leer cien libros para
encontrar una pieza de información que necesitaba. Ahora, sólo hay que
preguntar Google. En décimas de segundo nos da miles de respuestas.
Eliminamos uno de los problemas: no tenemos que pasar horas en la
biblioteca. Pero hay un nuevo problema. ¿Cómo voy a entender esas miles de
respuestas? Ahora, viejo, conseguí entender a Sócrates: “Sólo sé que no sé
nada.”
Hay también, en opinión de Bauman, otras crisis que vienen con Internet y
deben ser superadas. El filósofo sostiene que vivimos con cada vez menos
paciencia por la cantidad de información que recibimos al mismo tiempo. Y
cuando no la tenemos, el resultado es la irritación.
Si nos tardamos más de un minuto para acceder a Internet al encender la
computadora, nos ponemos furiosos. ¡Sólo un minuto! Nuestro umbral de
paciencia disminuye. La información con más éxito, la que tiene más
probabilidades de ser consumida, son solo fragmentos. Otra cosa es la
persistencia. Obtener algo contiene en su interior una serie de fracasos que te
hace perder tiempo y tener que empezar de nuevo desde cero. Y esto es muy
complicado. No es fácil de mantener esta persistencia en este entorno con
mucho tanto y tanta información que fluye simultáneamente desde todos los
lados.
Este nuevo escenario –explicó el pensador a la audiencia de educadores–,
desafía y transforma la posición secular del docente. Para Bauman, “no hay
vuelta atrás a la situación en la que el maestro era el único conocedor, la única
fuente, la única guía”.
No hay forma de concebir la sociedad del futuro sin tecnología. Entonces, si no
puedes vencerla, únete a ella, Trata de contrarrestar el impacto negativo, como
la crisis de la atención, con persistencia y paciencia. Si usted quiere construir el
conocimiento y no sólo acumularlo, se necesitan determinadas cualidades: la
paciencia, la atención y la habilidad de ocupar ese lugar estable, sólido, en un
mundo que está en constante movimiento. Es preciso trabajar la capacidad de
mantener la concentración.
De acuerdo con el filósofo, hoy en día la educación reproduce privilegios en vez
de mejorar la sociedad. Recordó que en Estados Unidos, el 70% de los
estudiantes universitarios provienen de las clases más altas, mientras que sólo
el 3% son de los estratos de menores ingresos. Según Bauman, se trata de
“una manera de reafirmar la desigualdad social”, tema que aborda en su libro
de reciente aparición “¿La riqueza de unos pocos nos beneficia a todos?”.
Una de las tareas de la educación es dar a todas las personas que tengan
talento, la oportunidad de adquirir conocimientos que termine en un uso
creativo para la sociedad. Pero este objetivo no se está persiguiendo en
muchos lugares. En Gran Bretaña, los precios, en lugar de bajar para la gente
con menos dinero, van en aumento. Y cada vez son menos los padres que

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tienen la posibilidad de ahorrar la cantidad necesaria para sus hijos que cursen
la universidad.
El problema, según Bauman, es que la educación está presionada por la
política y por los intereses corporativos. Y eso, dijo, se refleja en la mente del
estudiante. El polaco criticó el hecho de que los estudiantes elijan un área de
estudios con base en la posibilidad de conseguir o no un empleo.
Si desea obtener conocimientos especializados, que son las condiciones para
un buen empleo, necesita estudiar cuatro o cinco años, y eso requiere mucho
esfuerzo, dijo Bauman. Pero si usted está siendo guiado por el estado actual de
las cosas, todo va a cambiar durante ese tiempo de estudio. Y se dará cuenta
de que no va a encontrar un uso rentable para el tipo de calificación y habilidad
adquirida en estos años de duro trabajo en la universidad.
Para concluir, el pensador, dejó al auditorio un mensaje de esperanza: “Educar,
señoras y señores, es hacer una inversión en los próximos cien años”.

Por qué se hizo viral la muerte del pensador


Zygmunt Bauman?
La muerte del sociólogo agitó las redes sociales, expresión de esa “modernidad
líquida” cuyo pensamiento combatió. Sus tesis son un valioso legado para
entender nuestro tiempo
“Cuando un gran icono legitima tu angustia, merece un aplauso”
Epidemia de desafección
El número de tuits y de comentarios en las redes sociales sobre la muerte de
Zygmunt Bauman fue abrumador. Pensé que habría sucedido algo similar, e
incluso superior, si José Luis Sampedro hubiera muerto ahora y no hace casi
cuatro años. Unos días antes también tuvo mucha relevancia en el mismo sitio
el deceso de John Berger. Son nuestros maestros nonagenarios que
desaparecen. Es difícil encontrar equivalentes.Esta viralidad hubiera dejado
frío, probablemente, al sociólogo polaco. En algunos de sus últimos libros y en
bastantes de sus entrevistas había manifestado sus dudas sobre la eficacia
democrática y modernizadora de las redes sociales, como defiende un discurso
dominante en nuestros días. Bauman lo ponía en cuestión. Así sus tesis
resultaban simbióticas con las de, por ejemplo, nuestro César Rendueles
(Sociofobia, Capitán Swing) o las del filósofo alemán de origen coreano Byung-
Chul Han (En el enjambre, Herder). Los tres critican esa idea extendida en una
parte de los usuarios de las redes de que escribir mensajes revolucionarios en
las mismas equivale a intervenir en un espacio público. Hay mucho radical que
no sale de casa, ordenador en ristre, en vez de estar peleando en la calle; que
polemiza (muchas veces de modo anónimo y con heterónimo) a través de las
redes, a ver quién mea más largo, quién es más radical, más revoltoso o más
compasivo, generando lo que se han denominado shit-storms (tormentas de
mierda).
Al lado de los indignados
Bauman y sus compañeros se apoyan en una frase muy definitoria de Hakim
Bey: “El vago sentimiento de que uno está haciendo algo radical al sumergirse
en una nueva tecnología no puede ser designado con el título de acción radical.
La verdad es que, para mí, en la Red se está hablando más y se está haciendo
menos”. Las redes sociales son muy eficientes para aglutinar la atención, pero
en virtud de su carácter fluido y de su volatilidad (la liquidez) no son apropiadas

13
para configurar un discurso público: el espacio público. Dice Byung-Chul Han
que por eso son incontrolables, inestables, efímeras y amorfas, crecen
súbitamente y se dispersan con la misma rapidez; les falta la estabilidad, la
consistencia y la continuidad para el discurso público.Uno de los colectivos que
más utiliza las redes sociales es el precariado, un neologismo que combina el
calificativo “precario” y el sustantivo “proletario”, que puso en circulación el
profesor de la Universidad de Londres, Guy Standing, y que tanto utilizó
Bauman, que devino en una especie de defensor de ese grupo que le ha
aplaudido en la hora de su muerte (no únicamente ellos). Se trata de una
comunidad social que todavía se está formando.
La clase del ‘precariado’
Según la metodología marxista, sería una “clase en sí” (una clase aún sin
conciencia como tal), no una “clase para sí”. Aún no es consciente de su
fuerza. Una suerte de “clase peligrosa” que crece y crece, que cuestiona las
diferencias entre izquierda y derecha, y que cree que la responsabilidad de su
situación es de los de arriba, del establishment. Por eso, Bauman ha estado tan
cerca de los indignados. El precariado carece de la identidad basada en el
trabajo; cuando tienen empleo, éste no es del tipo que permite una carrera
profesional, de modo que no disponen de memoria social y de sensación de
pertenencia a una agrupación ocupacional. No flota sobre ellos “la sombra del
futuro”.Este precariado es una característica de la “globalización negativa” de
Bauman. El contexto en que se desarrolla como colectivo, y la herramienta de
las redes de la que se dotan para compartir la experiencia de su situación (y a
veces para caer en la trampa de la competencia entre sí), conforman la
modernidad líquida, ese concepto que le hizo famoso. La modernidad líquida
sería aquel periodo de la historia en el que se iban a dejar atrás los temores
que dominaron la vida del pasado, y los ciudadanos se iban a hacer con el
control de sus vidas. No ha sido así: se vuelve a vivir una época de miedo en la
que al temor a los desastres naturales o a las catástrofes medioambientales se
une el pánico al terrorismo indiscriminado y a los poderes fácticos económicos.
Nos rendimos al complejo de Titanic (Jacques Attali): el Titanic somos
nosotros, es nuestra sociedad triunfalista; todos suponemos que, oculto en
algún recoveco del futuro, nos aguarda un iceberg contra el que colisionaremos
y hará que nos hundamos al son de un espectacular acompañamiento musical.
Bauman lo repetía cada vez que intervenía.
La filosofía como un género pop
El éxito mediático del filósofo surcoreano Byun-Chul Han pone en la mesa el
fenómeno de los pensadores superventas, autores que, como Slavoj Žižek,
Zygmunt Bauman, Noam Chomsky o Michel Onfray, fascinan al público fuera
de la academia.

Evelyn Erlij
La filosofía como un género pop
La anécdota es narrada por la escritora María Moreno en la introducción de El
segundo sexo: durante el funeral de Simone de Beauvoir, en 1986, 10 mil
personas fueron parte del cortejo fúnebre en el cementerio parisino de
Montparnasse. Presente entre la masa de amigos, fanáticos y seguidores, la
historiadora y filósofa Elisabeth Badinter estalló en sollozos y gritó a las
mujeres de la multitud: “¡Le debéis todo!”. “La frase fue repitiéndose,

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cantándose en diferentes lenguas, renovando los sollozos”, escribe Moreno,
quien con esta escena resume la fama gigantesca que tenía la autora, una
intelectual brillante que era despedida como una estrella, como un ícono
cultural cuya muerte lloraron miles en distintas partes del mundo.
El existencialismo era una corriente filosófica, y también una moda. Sarah
Bakewell, autora de En el café de los existencialistas (2017), cuenta que Jean-
Paul Sartre (1905-1980) notó que era famoso en 1945, cuando dio una charla a
la que asistió tanta gente, que la sala quedó destruida y varios se desmayaron
por el hacinamiento. “Donde filósofos anteriores a él habían escrito cuidadosas
proposiciones y argumentos, Sartre escribía como un novelista”, apunta
Bakewell, quien añade otro motivo a su popularidad: a diferencia de los
filósofos antiguos, “perdidos en sus mundos remotos y abstractos”, el autor de
La náusea se dedicó a dilucidar qué significaba ser libre, pregunta que
apasionó a una nueva generación de jóvenes.
Sartre y Beauvoir son emblemas de lo que alguna vez se llamó “intelectuales
públicos”, pensadores que sacudieron la sociedad con sus ideas, que
entendieron y conectaron con sus épocas, que sedujeron a las masas y
vendieron miles de ensayos como si fueran un bestseller de ficción.
La extinción de esta figura ha hecho correr mucha tinta, y si hoy se acusa a los
intelectuales de darle la espalda al público, es porque, según explica McKenzie
Wark en el libro General Intellects (2017), la labor intelectual fue absorbida por
el proceso de producción, y porque la industria cultural cambió. “Es casi
imposible escribir libros intelectualmente desafiantes y vivir de ello. Hoy se
necesita un trabajo diurno, y en general, en la universidad”, explica.
Pero no todos viven de papers y clases: lo que da de comer a filósofos como el
francés Michel Onfray (1959), el surcoreano Byun-Chul Han (1959) o el
esloveno Slavoj Žižek (1949) son los miles de euros que ganan con sus
publicaciones y conferencias masivas. Mediatizados, convertidos en memes,
entrevistados hasta el cansancio y viralizados en las redes sociales, varios de
ellos -y curiosamente, los más situados a la izquierda- incluso han visto su
imagen mercantilizada. Por dar algunos ejemplos: en Internet se pueden
comprar poleras con citas “inspiradoras” del sociólogo polaco Zygmunt Bauman
(1925-2017), con stencils del célebre intelectual estadounidense Noam
Chomsky (1928) y en especial del carismático y radical Žižek, cuyo rostro es
tan famoso que circula estampado en camisetas. Algunos lo llaman el “Elvis de
la teoría cultural”, y gracias a su humor, lucidez y sus cruces entre marxismo,
teoría lacaniana, política y cultura pop ha construido un estilo único para pensar
estos tiempos, el que lo ha hecho acreedor de un séquito planetario de fans.

Tanto él, como Byun-Chul Han y el fallecido Bauman han demostrado que, a
diferencia del pasado, hoy el conocimiento no viene sólo de Francia, Alemania
y EEUU, sino también de países más pequeños o periféricos, a pesar de que,
para masificarse en el mundo, el saber todavía debe ser validado por la
academia y la industria editorial de alguno de estos tres antiguos polos del
pensamiento, en especial EEUU. El caso del surcoreano es el último fenómeno
de lo que se ha llamado “filosofía pop”, y una muestra de su celebridad es una
entrevista publicada por el diario El País en febrero, la que se convirtió en un
viral que tuvo más de medio millón de visitas en los dos primeros días y fue el
contenido más visto de la web por 30 horas.

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Sus libros hablan sobre la autoexplotación, sobre esta “sociedad del cansancio”
que se traduce en una pérdida de la capacidad crítica, sobre el infierno de esta
era neoliberal tecnologizada, hiperconsumista y narcisista. Su éxito estaría en
su lenguaje accesible, en la extensión breve de sus libros y en los temas
contingentes que trata. Según el filósofo Josep Ramoneda, la suya es una
lectura crítica del mundo que genera complicidad, un tipo de pensamiento que
“acompaña las soledades” y que, por lo mismo, se viraliza tan rápido. Lo de
Bauman es parecido: además de haber sido un pensador de una lucidez
extraordinaria, creador de la idea de “modernidad líquida”, también fue un
comunicador brillante. Sus citas claras y concisas sobre lo cuestionable del
poder democrático de las redes sociales circulan en la red hace años.
Varios de estos intelectuales superventas como Žižek destacan también por ser
polemistas profesionales, y en ese terreno Michel Onfray es el rey. De partida,
es el pensador omnipresente en los medios, al que se entrevista por cualquier
tema; el escritor que ha publicado más de 100 libros y reúne a unas mil
personas semanales en sus charlas. En sus ensayos ha arremetido contra
Freud, la izquierda, el marxismo, el arte contemporáneo y hasta contra la
propia filosofía. En su libro Cosmos (2015) alega que Sócrates y Platón, al
centrarse en el mundo de las ideas, separaron a los pensadores del mundo.
Hay que olvidarse de la abstracción y volver a lo concreto, “hay que hacer una
filosofía popular para la gente de la calle”, dice.
No es de los filósofos franceses más estudiados y respetados hoy, como Alain
Badiou o Jacques Rancière, pero sí es el más mediático y leído. Aunque su
amor por la controversia y su compulsión por publicar lo han convertido en
blanco de críticas -lo acusan de falacias y de escribir diatribas poco
fundamentadas-, en una cosa no se equivoca: hay un público ávido por
consumir filosofía. Y no necesariamente una filosofía para las masas. Una
prueba: uno de los últimos virales de Youtube es una vieja entrevista a Hannah
Arendt sobre teoría política, un clip en blanco y negro y de una hora de
duración que tiene más de un millón de visitas. Otro fenómeno para analizar: lo
culto y lo masivo, al parecer, ya no son tan excluyente

SLAVOJ ZIZEK
Slavoj Žižek (Acerca de este sonido /ˈslavoj ˈʒiʒɛk/ (?·i) Liubliana, 21 de marzo
de 1949) es un filósofo, sociólogo, psicoanalista y crítico cultural esloveno. Es
director internacional del Instituto Birkbeck de Humanidades de la Universidad
de Londres.12
Una vez pregunté a un amigo filósofo cuál era la importancia de Slavoj Žižek en
el pensamiento contemporáneo. Su respuesta fue esta: "¿Recuerdas aquel
episodio de Los Simpson en el que Bart se presenta a delegado de clase? Su
contrincante, el típico alumno aplicado, siente que va a perder y recurre a la
campaña negativa usando el eslogan 'Con Bart llegará la anarquía'. Simpson
contraataca haciendo suya la frase '¡Con Bart llegará la anarquía!'. Algo
parecido pasa con Žižek". El profesor esloveno tiene un discurso adictivo donde
se mezclan política, psicoanálisis, lucha de clases, taquillazos de Hollywood y
algún chiste grueso. Una estrategia efectiva para devolver la filosofía al público
masivo que podremos comprobar el jueves 7 de abril en su visita al Festival
Internacional de las Letras que organiza AlhóndigaBilbao.
"No soy un ingenuo, ni un utópico; sé que no habrá una gran revolución"

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EP3. En su libro El acoso de las fantasías (1997) explica que los medios
audiovisuales pueden emborronar nuestra percepción de la realidad. ¿Qué
opina de la aparición de la redes sociales?
Slavoj Žižek. Muchos se quejan de que Twitter o Facebook son comunidades
artificiales, sucedáneos de la interacción humana cara a cara. Yo celebro estas
comunidades artificiales; te permiten escapar de tu lugar asignado en la
sociedad. Imagina vivir en un país como Arabia Saudí. Yo me sentiría liberado
usando Twitter.
EP3. Muchos medios atribuyen a estas redes un papel importante en
movimientos de protesta actuales. ¿Está de acuerdo?
S. Z. Me interesan más otras cosas. Por ejemplo, los conceptos de posible e
imposible. Hoy cualquiera con dinero puede viajar al espacio, cada mes
anuncian descubrimientos contra algún tipo de cáncer, incluso se habla de
avances para alcanzar la inmortalidad. Al mismo tiempo, en cada telediario,
salen políticos y economistas explicando que no hay dinero para mantener la
Seguridad Social. Vivimos una época que promueve los sueños tecnológicos
más delirantes, pero no quiere mantener los servicios públicos más necesarios.
EP3. ¿Qué postura toma frente a esto?
S. Z. No estoy en contra del capitalismo en abstracto. Es el sistema más
productivo en la historia. Me considero comunista, aunque el comunismo no
sea ya el nombre de la solución, sino el del problema. Hablo de la lucha
encarnizada por los bienes comunes. Las corporaciones intentan privatizar los
recursos naturales, la biogenética o los conocimientos. El capitalismo actual se
mueve hacia una lógica de apartheid, donde unos pocos tienen derecho a todo
y la mayoría son excluidos.
EP3. Su último libro, Living in the end times (2010), explora nuestra negativa a
aceptar que el mundo está al borde del colapso. ¿Qué nos impide tomar
verdadera conciencia?
S. Z. Nos gustan las respuestas sencillas. En vez de pensar sobre la estructura
del sistema, nos refugiamos en cuestiones morales. El anticapitalismo es muy
popular entre las grandes estrellas de Hollywood. Todos están en contra de
alguna compañía que explota niños o que contamina el medio ambiente. Hacen
estas cosas para calmar su conciencia individual. Me opongo por completo a lo
que suele llamarse estilo de vida ecologista. Hablo de la gente que recicla,
tiene paneles solares y compra comida orgánica. Leí hace poco un informe que
demuestra que si todos siguiéramos esas pautas de consumo provocaríamos
una catástrofe, ya que los artículos ecológicos son mucho más caros de
producir.
EP3. ¿Cuál es la alternativa?
S. Z. La solución que ofrecían era que la mayor parte posible de la humanidad
viviera apiñada en grandes ciudades. Así, todos los servicios serían más
baratos. El sueño de todos de la casita en el campo o en las afueras puede
acabar en cataclismo.
EP3. ¿Hay que replantearse todo?
S. Z. Hay que ser más hedonistas. El problema es que no nos centramos en lo
que realmente nos satisface. Estamos atrapados en una competición malsana,
una red absurda de comparaciones con los demás. No prestamos suficiente
atención a lo que nos hace sentir bien porque estamos obsesionados midiendo
si tenemos más o menos placer que el resto. En estos casos extremos, me
gusta recurrir a los clásicos. Por ejemplo, Rousseau. Él veía el egoísmo como

17
algo saludable. El único límite que ponía es que no es legítimo preferir el bien
propio si causa un mal a otros. Los capitalistas actuales son fanáticos religiosos
que defienden sus beneficios aunque traigan la ruina para millones de
personas.
EP3. ¿Qué movimientos sociales sigue?
S. Z. No está todo tan mal como pintan mis libros. Me han sorprendido las
revueltas en el norte de África. Europa nunca ha creído que los árabes fueran
capaces de hacer una revolución democrática a gran escala, independiente de
valores religiosos. Ahora mismo estoy en Londres y tenemos una huelga
masiva en la educación superior. El Plan Bolonia es una catástrofe. La derecha
quiere suprimir las humanidades. En vez de pensadores, quieren convertirnos
en expertos que cumplan los encargos que las élites plantean. Me parece
importante defender que los grandes problemas nos conciernen a todos. La
derecha debería estar en contra del Plan Bolonia. Convertir la Universidad en
una empresa es mucho más peligroso para Europa que el fundamentalismo
islámico.
EP3. Ha dicho que si pudiera viajar en el tiempo escogería el siglo XIX para
poder ser alumno de Hegel.
S. Z. Él demostró que cuando persigues una cosa se puede convertir en la
contraria. En Occidente queremos libertad y dignidad, pero estamos dispuestos
a abolirlas en nombre de esa misma búsqueda. Otro ejemplo: tenemos más
poder que nunca sobre la naturaleza, pero nunca hemos estado más expuestos
a catástrofes ecológicas.
EP3. ¿Cuál es el objetivo de sus libros?
S. Z. Me encanta una anécdota, seguramente apócrifa, de la Primera Guerra
Mundial. Un puesto militar alemán escribe un telegrama a sus aliados
austriacos: "Aquí la situación es seria, pero no catastrófica". La respuesta dice :
"Aquí la situación es catastrófica, pero no seria". Esta última frase define
nuestra época. Nos cuesta tomar en serio la debacle a la que nos enfrentamos.
No soy un ingenuo, ni un utópico; sé que no habrá una gran revolución. A pesar
de todo, se pueden hacer cosas útiles, como señalar los límites del sistema.
Muchos sabemos que unas cuantas reformas no van a sacarnos del atolladero.
EP3. Es conocida su habilidad para explicar el concepto más denso con una
metáfora de la cultura popular. ¿Qué contenidos pop le interesan más ahora?
S. Z. Me gustan las nuevas teleseries. Los Soprano o Mujeres desesperadas
me parecen demasiado pretenciosas. The Wire, en cambio, fue un diálogo con
los espectadores sobre problemas urbanos. En realidad mi favorita es Héroes.
Trata de un grupo de marginados, cada uno con un poder distinto, que se unen
para fabricar una sociedad alternativa. Hay que encontrar nuevas formas de
conciencia.
Slavoj Zizek, el gran provocador. Genial, paradójico, contradictorio, torrencial,
mediático. Las reflexiones sobre la actualidad de este filósofo esloveno de 69
años, posmarxista, psicoanalítico, cinéfilo hasta el infinito y enamorado de los
chistes como espejo cóncavo de la vida siguen provocando pasiones. Jamás
deja a nadie indiferente.
El autor del trepidante Problemas en el paraíso, entre otros muchos títulos,
acaba de publicar dos libros: El coraje de la desesperanza (Anagrama) y una
minisíntesis de su obra (“siempre me canibalizo, me autoplagio”, alega). La
titula La vigencia de ‘El manifiesto comunista’, aunque en ella sostiene que “hoy
en día el comunismo no es el nombre de una solución, sino el nombre de un

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problema”. Desmadejado y de verbo seductor, nos recibe entre sus libros, en
su casa de Liubliana.
PREGUNTA. Usted dio la bienvenida a Donald Trump.
RESPUESTA. Porque Trump es una bendición, aunque protagoniza un tipo de
conducta horrible, capaz de todas las rupturas. Precisamente por eso puede
despertar, desencadenar, alguna reacción. Lo que hace Trump es una locura,
pero antes ocurría lo mismo paulatinamente. Con el medio ambiente, con todo.
Algunos izquierdistas hacen comparaciones erróneas. Si te disgusta Trump o el
nuevo autoritarismo, y eres vago para analizarlo, la analogía es cómoda: “¡Oh,
es fascismo!”. Esa analogía con los años treinta es demasiado sencilla. Es más
adecuado remitirnos a la decadencia anterior a la Primera Guerra Mundial
cuando, igual que hoy, todos se preparaban para la guerra, pero nadie la creía
posible.
P. La tesis leninista de “cuanto peor, mejor” nunca trajo nada bueno.
R. Lenin sostuvo que la guerra era buena porque traería la revolución. Dudo
que ahora una guerra aportase nada. Mi afirmación era específica para EE UU,
no para otros casos. Ahora están pasando cosas cruciales en el Partido
Demócrata, surgen los nuevos demócratas de izquierdas. Eso no habría
ocurrido sin Trump. Fue quien rompió el consenso liberal centrista. Las
democracias son homogéneas y funcionan muy bien; todas las luchas se
producen compartiendo un trasfondo de valores y procedimientos. Por eso
cuando la derecha llegó por primera vez al poder en Suecia, mantuvo el
sistema socialdemócrata. Republicanos y demócratas también compartían
muchas cosas. Ahora ese pacto se está quebrando
P. Mientras, mucha gente sufre más con Trump que sin él. Esa pretendida
buena noticia cuesta cara a ciudadanos concretos.
R. Sí, pero no idealice el estado de las cosas antes de Trump. ¿Qué le llevó al
poder? El abandono a la clase media y baja. Este proceso ya existía antes. No
culpe de todo a Trump. ¿De dónde llegó? ¿De la luna?
P. Es al revés, la reforma sanitaria de Obama protegía a la clase media baja.
R. Estoy de acuerdo en que la señal de Trump puede ser extremadamente
peligrosa. EE UU atraviesa un estado de guerra civil fría interna. Las corrientes
políticas no hablan el mismo lenguaje. No pueden pactar. Eso no durará. Habrá
que ir hacia otro consenso, que será más radical, algo más a la izquierda. Ya
ocurre con Sanders y sus seguidores. O con el milagro de Jeremy Corbyn.
“Abogaría por una cierta apertura de fronteras [a la inmigración]. Pero con
condiciones”
P. ¡Vaya milagro! No es un heraldo del futuro, sino del pasado.
R. Le entiendo, ni siquiera tiene grandes ideas. Pero es un milagro en el
sentido de que nadie lo habría previsto hace 10 años. Vivimos una época
extraña. Muchas socialdemocracias eran más radicales hace medio siglo que
los Sanders o Corbyn de hoy
P. Usted sostiene que los problemas de la inmigración no son solo culpa
nuestra, sino también de ella.
R. Por decir esto, ¿sabe cuántos izquierdistas ya me tildan de neofascista? El
gran error de la izquierda no es pensar que no hay problemas, sino que el
único culpable es nuestro racismo, que nuestro colonialismo ha provocado la
desgracia en todo el mundo, por tanto, pase lo que pase, somos culpables.
Que no somos bastante abiertos para integrar a los inmigrantes. ¿Por qué
suponemos que quieren integrarse? Muchos no quieren, prefieren mantener su

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estilo de vida. No forman un grupo único. En Alemania muchos jóvenes se
vuelven más radicales que sus padres.
P. Entonces, ¿hay que cerrar fronteras?
R. No. Yo abogaría por una cierta apertura. Pero con condiciones. Primero,
moralizar el problema de aceptar o no a los inmigrantes es erróneo. Debemos
pensar de una manera más estratégica: ¿por qué vienen? Repensemos
nuestra política en Siria, Irak, Libia, Yemen. Vienen. Forman parte del problema
del mal funcionamiento del capitalismo actual. No es solo un problema moral.
Sino económico. Segundo, asumamos que hay un conflicto entre estilos de
vida. Deberíamos admitir que hay un auge del fundamentalismo en todo el
mundo. Que explosiona como reacción al progreso occidental en los derechos
de los homosexuales, los transexuales…
P. También vienen por causas políticas, les atrae la libertad europea.
R. Eso ya es más problemático.
P. Huyen de la guerra, así que vienen por la libertad.
R. En principio, sí. Estoy de acuerdo…, pero ¿qué quiere decir con libertad?
¿Nuestra libertad?
“Es fundamental para Europa seguir unida como Unión Europea, con todas sus
imperfecciones”
P. Sí. Hablar con libertad, publicar como usted publica…
R. Estoy de acuerdo, solo me pregunto si la mayoría… Usted idealiza la
situación. A la mayoría de la gente que viene, los refugiados pobres, le
preocupa la seguridad y el hambre, pero dudo hasta qué punto viene por la
libertad en nuestro sentido occidental.
P. Hay muchos que quieren acogerse al derecho de asilo, consagrado en la ley
internacional. ¿Dónde colocar los límites entre refugiados económicos y
políticos?
R. Mi argumento contrario es este: ¿por qué solo hablamos de nuestros límites,
si vivimos en un mundo global? ¿Qué hay que cambiar en él? El error es que
ya somos cómplices en su creación. Mire a Libia. La fastidiamos por el modo
en que derrocamos a Gadafi. O el Congo y otros países africanos. Serán un
caos, pero están totalmente integrados en el capitalismo mundial. ¿Dónde
establecemos el estándar para la coexistencia multicultural? El
multiculturalismo es una noción complicada. El primer estándar es la tolerancia
hacia otras culturas. No solo deberíamos tolerarlos a ellos, sino que ellos
deberían tolerarnos a nosotros incondicionalmente. ¿Y ante un conflicto en su
comunidad? No me preocupa que las musulmanas se cubran. Pero sí que
obliguen a hacerlo a una chica que no quiere taparse. Es una víctima por falta
de libertad individual. Debemos protegerla.
P. Porque al final los derechos humanos son una ideología válida en todo el
mundo.
R. Aquí empiezan los problemas. Nos dirán: “Ustedes imponen su
colonialismo”. Nos culparán de que los derechos humanos europeos dan
demasiada preferencia al individuo, que ellos tienen derechos colectivos. Los
musulmanes quieren que respetemos su estilo de vida. Pueden incluso
respetar a un cristiano. Pero no a gente como yo, que soy ateo.
P. Las libertades y el Estado de bienestar siguen teniendo un inmenso poder de
atracción.
R. Aceptemos que la gente viene aquí porque, a pesar de toda la corrupción,
seguimos ofreciendo al mundo quizás el gran modelo de bienestar relativo, un

20
modelo único que combina bienestar y libertad, el mejor hasta ahora en la
historia mundial. Por tanto, deberíamos estar orgullosos de nuestro destino
europeo. Lo fantástico de nuestra tradición democrática es que la imperfección
está dentro del sistema, forma parte de la capacidad de nuestra democracia
para ser crítica consigo misma. Es un sistema único que incluye la
autocrítica.P. ¿Existe algo así como un capitalismo global?
R. No en el ámbito político. Existe como mercado mundial.
“Los musulmanes pueden respetar a un cristiano, pero no a gente como yo,
que soy ateo”
P. El mercado no es el capitalismo. Hay muchas formas de capitalismo.
R. Y coexisten. El asunto consiste en qué forma de capitalismo se está
volviendo predominante. El capitalismo socialdemócrata, con Estado del
bienestar, está amenazado. Se dice que el comunismo no funcionó. Pero mire
lo que ha pasado en China en el último medio siglo. ¿Ha habido alguna vez en
la historia de la humanidad un desarrollo económico tan explosivo? Es
impresionante. La figura que anunció nuestra época fue Lee Kuan Yew, el
fallecido líder de Singapur. Creó la fórmula de autoritarismo “de valores
asiáticos”. China demuestra, a nivel masivo, que funciona. El chino es el
capitalismo bajo dominio de un partido autoritario. Es una nueva combinación
de capitalismo mundial en la que el país participa en el mercado global, pero
ideológicamente funciona hacia adentro de una manera patriótica, etnocéntrica.
P. Inquietante.
R. Lo que me preocupa es que Europa está perdiendo. Por eso apoyo el último
llamamiento de Emmanuel Macron y Merkel para crear un Ejército europeo. Es
fundamental para Europa seguir unida como Unión Europea, con todas sus
imperfecciones y con su corrupción. Trump y Putin trabajan sistemáticamente
para des-unir a Europa. Ese es su objetivo. Putin, de una manera muy
perversa, estaba a favor de la secesión de Cataluña. O del Brexit. Fue muy
hipócrita. Siempre que la unidad europea muestra problemas…
P. Sí, y tiene problemas económicos con China, baja su demanda por las
medidas proteccionistas de EE UU.
R. La clave es el nuevo desarrollo de los coches eléctricos. El temor es que
China intente desarrollar este tipo de coches. Pues no es ya solo la cadena de
ensamblaje de la economía mundial, sino que desarrolla su propia economía.
Los izquierdistas tradicionales odian dos cosas del orden mundial actual: al
mercado libre, loco, con su caos; y a los Estados autoritarios. China aúna
ambas cosas. Ahora instaura el miedo. Los disidentes son marxistas,
estudiantes que estudian marxismo y proponen organizar a los trabajadores,
tan explotados allí. Esto es lo peor que puedes hacer en China hoy: proteger
los derechos de los trabajadores. Los “desaparecen” durante 15 días.
El filósofo 'superstar' que se ríe de sus “idiotas y
aburridos” alumnos
El filósofo político que más ha azotado a la izquierda desde la propia izquierda,
el esloveno Slavoj Žižek, es ahora también la peor pesadilla de sus alumnos
El filósofo político que más ha azotado a la izquierda desde la propia izquierda,
el esloveno Slavoj Žižek, es ahora también la peor pesadilla de sus alumnos. Al
menos, así lo creen reputados columnistas de la prensa norteamericana, que
han exigido al decano de The New School of New York, donde da clases, que
lo despida. El motivo de tan magna indignación ha sido un vídeo, colgado en la

21
red, en el que Žižek desprecia a sus estudiantes, a los que llama idiotas y
aburridos. Una polémica más de las cientos que ha protagonizado con sus
incisivas afirmaciones el filósofo superstar del momento.

Políticamente incorrecto (¿qué pensador influyente no lo es?), el esloveno se


ha convertido en persona non grata en EEUU, y no precisamente por sus ideas
antiimperialista, sino por burlarse de unos alumnos que, como recordaba la
especialista en información sobre Educación de Slate, Rebecca Schuman,
“viajan desde otras ciudades y contraen grandes deudas sólo para poder
matricularse y cumplir el sueño de ser sus alumnos”. Así que, zanjaba, las
universidades humanistas deben pensar más cuidadosamente a quién
enarbolan como héroe.
De los escasos diez minutos que dura el polémico vídeo, cuyo entrevistador es
el articulista de The Huffington Post George Elerick, la artillería dialéctica se
concentra al final. “Si no tengo que corregir ninguno de tus asquerosos
trabajos, te pondré un sobresaliente, pero si me lo das y lo tengo que leer,
entonces sacarás una nota mucho peor”, afirmaba con sorna Žižek. Pues eso,
que se vaya a escribir sus artículos y lance sus opiniones en su país, no aquí
en EEUU, venían a clamar otros articulistas más reaccionarios
El reflejo de que “la Universidad está en crisis”
Las ácidas críticas del esloveno, que suelen ser la delicia de cualquier
entrevistador porque ofrecen unos coloristas titulares, hace tiempo que han
dejado de tomarse al pie de la letra. Al menos, en Europa, puesto que en
EEUU lo ha intentado combatir hasta el “antipatriota” de la progresía
norteamericana Noam Chomsky.
El problema de Zizek es que dice lo que piensa en voz alta, consigue
repercusión mediática y es hilarante
El filósofo esloveno, amago de situacionista, sabe que para generar una
reacción intelectual sobre algún tema, primero tiene que provocar. Una
estrategia con la que no le ha ido mal a tenor de la repercusión de sus
declaraciones y el debate posterior que generan. Ese es su método, no muy
lejano a lo que los expertos opinólogos denominan globos sonda, pero en
versión caricatura. Al igual que las que luce en sus camisetas, desde Lenin
hasta Gandhi
Incomprendido u odiado, o quizá ambas cosas a partes iguales, el caso es que
sus palabras no han sentado nada bien y las carcajadas con las que las
enmarcó acabaron por encender la llama. Hasta el punto de que el apodado
“Elvis de la crítica cultural” se ha convertido en el enemigo público número uno
en el país norteamericano. El problema de Žižek es que dice lo que piensa en
voz alta, consigue repercusión mediática y “es hilarante”. Con personajes así,
insistía Schuman, “la Academia está en crisis”.
“Lo único peor que dar clases es tener tutorías”
La verdad es que el autor se lo ha puesto fácil a sus detractores para que
interpretasen sus palabras en clave de ofensa al sistema educativo patrio. “La
única cosa peor que dar clases es tener horas obligatorias de tutorías (para
atender a los alumnos en su despacho)”, lamentaba el filósofo.
Por si algún estudiante no se había dado por aludido, Žižek añadía otra
generalización más: “Aquí, en EEUU, los estudiantes tienden a ser tan
extrovertidos que, tarde o temprano, si te muestras amable con ellos, incluso te
plantean preguntas personales (…) y comparten sus problemas domésticos

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contigo. ‘¿Podría usted ayudarme?’, dicen. ¿Qué debo contestarles yo? No me
importa. Que se suiciden si quieren. No es mi problema”.
Y claro, los reproches no se han hecho esperar, si bien aún nadie ha criticado
al rojo de Eslovenia por promover el tan de moda suicidio cuántico… Al tiempo.
De momento, es alguien que “gana 18.000 por dar clases y ni siquiera le
importa que sus alumnos se suiciden”.
MICHEL ONFRAY
El populismo filosófico y el fin de Occidente
Michel Onfray,
Michel Onfray (Argentan, 1 de enero de 1959) es un filósofo francés con cerca
de 100 obras publicadas en las que formula un proyecto hedonista, ético y
ateo. Fue fundador de la Universidad Popular de Caen (Francia).1 Es un
nietzscheano declarado y lo confiesa abiertamente en sus textos.
Cree que no hay filosofía sin psicología, sin sociología, ni ciencias. Un filósofo
piensa en función de las herramientas de que dispone; si no, piensa fuera de la
realidad
Forma parte de una línea de intelectuales próximos a la corriente individualista
anarquista, intentando entroncar con el aliento de los filósofos cínicos
(Diógenes), y epicúreos (Epicuro).[cita requerida] Según él, la educación
nacional enseña la historia oficial de la filosofía y no aprender a filosofar.[cita
requerida] Para él, "la mejor enseñanza, es la enseñanza socrática"2, es decir,
la pregunta en todo momento.
el más embarullado de los sofistas hoy, anuncia en 'Decadencia' la extinción de
la civilización occidental. El texto nace más de la pasión que del entendimiento
No es de extrañar que Michel Onfray, en su Contrahistoria de la filosofía, se
haya esforzado en reivindicar a los sofistas, de antiguo estigmatizados por los
padres fundadores del canon lógico. Al fin y al cabo Onfray es un sofista
también, probablemente el más relevante de un movimiento que podríamos
llamar, por similitud con otros, populismo filosófico. Quienes se inscriben en él
siguen la misma pauta que los líderes políticos de la misma especie: denuncian
la apropiación indebida de la investigación y el debate por parte de los
representantes del sistema, al que intentan derrocar, para lograr sustituirlo, en
nombre de la gente. Su innegable habilidad dialéctica, su propensión al
exhibicionismo y sus capacidades comunicativas les hacen acreedores de una
notable popularidad. Su falta de rigor, su irreflexiva precipitación y su escasa
capacidad para la autocrítica los convierten, empero, en individuos distantes de
lo que la filosofía etimológicamente es: el amor por la sabiduría.
Decadencia (Vida y muerte de Occidente) constituye por el momento la última
obra de Onfray aparecida en nuestras librerías. Su autor presume de haber
publicado más de 100 libros, cifra mítica a la que aspirara entre nosotros
Francisco Umbral y de la que desde luego no muchos escritores pueden
presumir. Autodidacta y supuestamente anarquista, aunque defiende que el
capitalismo (no el liberal, el capitalismo a secas) es el estado natural de las
relaciones humanas, nuestro hombre dedica cientos de páginas a exponer una
idea poco original pero que siempre suscita pasiones: Occidente ha muerto, y
todo lo que queda es organizar sus exequias. La culpa de su extinción reside
en su propio pedigrí, una especie de pecado original de todo el proceso,
aunque obviamente en el caso de Adán y Eva el concepto mismo de pecado
original le parece un invento justificador de la represión futura. En su

23
argumentación acude a un sinfín de razonamientos teosóficos tendentes a
establecer que el núcleo de la civilización occidental es judeocristiano, y que el
cristianismo se fundó sobre la violencia predicada por Pablo el Apóstol, en
contra de las prédicas de un Jesús de Nazaret que vaya a saber usted si ni
siquiera existió.
El libro es el segundo tomo de una anunciada trilogía, que comenzó con
Cosmos hace dos años, y que es el fruto de toda una vida de meditación
reflejada en numerosas obras. En Decadencia nos anuncia el fin de Occidente
probablemente a manos de los herederos de Bin Laden, defiende las tesis de
Huntington sobre el choque de civilizaciones, concepto que al parecer salvo su
creador y él mismo todo el mundo malinterpreta, y apenas hace al final de la
obra un tímido esbozo del papel de Oriente en la nueva globalización. El islam
vencerá en sus batallas contra el decadente consumismo occidental porque los
ejércitos de tan raída civilización como la nuestra los componen mercenarios a
sueldo mientras los seguidores de Alá están dispuestos a morir por sus
creencias. El marxismo, por su parte, no fue sino una expresión más del mito
del advenimiento del hombre nuevo, un mesianismo redivivo cuyo fracaso
abunda en el camino de Europa hacia el nihilismo y el transhumanismo.
Atribuye a Aldous Huxley la invención de esta última palabra para hacer un
pasional alegato contra los avances científicos del momento que generarán,
asegura textualmente, el mayor periodo de incandescencia del nihilismo. Un
mundo feliz y 1984 son las biblias que ilustran su predicción, según la cual el
transhumanismo será el encargado de abolir toda civilización, incluida la
islámica. “La nada es un destino cierto”, es la trágica conclusión con la que
cierra la obra.
Michel Onfray anega al lector en un mar de páginas, de modo que si no toma
las precauciones debidas terminará ahogado en ellas
Hay que reconocerle a Onfray una erudición oceánica, que a veces parece
hacer uso extensivo de la Wikipedia, una capacidad literaria notable y una
obsesión permanente por el análisis del cristianismo desde cualquier punto de
vista que se quiera. Su investigación corrosiva sobre la evolución de la Iglesia a
través de los siglos, su interés por la patrística, mucho más y mejor
documentado que sus menciones a la escolástica, nacen de la pasión antes
que del entendimiento, lo que genera un texto de un atractivo innegable que le
permite atrapar al lector en las volutas barrocas de 600 páginas, en cada una
de las cuales no hace sino repetir prácticamente lo mismo. Su valoración del
mito en la evolución de la historia recuerda en ocasiones a la brillante
impostación de Fernando Sánchez Dragó en Gárgoris y Habidis. Pero de nuevo
la abundancia de la expresión no hace sino emborronar la lucidez del
pensamiento.
La necesidad de demostrarnos que la civilización actual, eurocéntrica y
neoliberal, no es sino un prolongado apéndice del papado según san Pablo y
las reflexiones de san Agustín puede resultar atractiva para cuantos hayan
apostatado de la fe católica, pero resulta casi irrelevante para un ciudadano
común de nuestros días que, sea creyente o no en Dios, no suele estar
interesado en el ateísmo como ideología. La innegable popularidad de Onfray,
impulsor de las universidades populares, tertuliano frecuente en las televisiones
y promotor de un hedonismo anarquista de difusos perfiles, no evita que sea el
más embarullado de los sofistas de nuestro tiempo. Lo que le permite anegar al

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lector en un mar de páginas, de modo que si no toma las precauciones debidas
terminará ahogado en ellas.
Michel Onfray: “Devolver la filosofía a la calle no es hacer la calle
Es uno de los filósofos más leídos del momento, enfrentado a derecha e
izquierda y a buena parte de los cenáculos culturales de París, en donde suele
molestar la audacia de sus propuestas filosóficas. Pasa casi todo su tiempo en
Caen. Allí dirige la Universidad Popular que fundó él mismo, y que no explica la
filosofía, sino que la pone en práctica. Entre reyertas intelectuales -la más
notable fue aquella sobre Sigmund Freud, a quien dedicó un ensayo
sencillamente demoledor-, Michel Onfray, cuyo último libro, Pensar el Islam
(Paidós), se publica ahora en España, se ha convertido en una voz única en
Europa.
Le han llamado “fascista”, “antisemita” e “islamófobo”; lo han acusado de ser
“compañero de viaje del Estado Islámico” y, al mismo tiempo, un aliado propicio
de diversos movimientos populistas. Le han intentado ningunear llamándole
demagogo. “Pero ‘demagogo’ -se defiende él- es el nombre que ahora le dan al
puñado de demócratas que aún subsiste”. En Francia Michel Onfray (Argentan,
1959) es en algún sentido un paralelo filosófico del novelista Michel
Houellebecq: tan polémico y tan leído como él.
Autor de la celebrada Contrahistoria de la Filosofía en varios tomos, considera
Onfray que lo que no le perdona “la prensa políticamente correcta” (“quieren
acabar conmigo”, dice) es su denuncia de la culpa que, según él, tiene la
izquierda francesa en la emergencia del Frente Nacional de Marine Le Pen. El
origen del éxito de este partido, dice, está en las “sucesivas traiciones” de
Mitterrand a “la verdadera izquierda” (hay dos, asegura, una interior y otra
exterior: la asunción del programa de austeridad de los conservadores en 1983
y el alineamiento “con el belicismo de la familia Bush” en 1991). “Ya se sabe
que, cuando el sabio señala la luna, el necio mira el dedo -explica el filósofo
francés en conversación con El Cultural-. Numerosos necios miran hoy el dedo,
que es el populismo, e ignoran la luna, que es el desplome de la izquierda, en
el totalitarismo por un lado y en el mercado, por el otro. Si se pretende luchar
contra el populismo, hay que luchar contra lo que lo alimenta: en Francia, Le
Pen es el puro producto de los socialistas”. Este contexto hostil es importante,
pues explica por qué el ensayo que este 8 de noviembre publica Onfray en
España, Pensar el Islam (Paidós), sale a la venta ahora y no hace un año, a
pesar de que ya estaba entonces más que escrito. “Como a finales de 2015 me
veía obligado a hablar cubierto de escupitajos, a pensar cubierto de insultos, a
reflexionar cubierto de injurias, a analizar cubierto de invectivas, decidí
posponer Pensar el islam, dado que la fecha prevista coincidía con la
conmemoración del primer aniversario de los atentados de Charlie Hebdo”,
explica el autor en el prólogo.
Uno de los vectores del pensamiento de Onfray, que se considera a sí mismo
un pensador “libertario” y “hedonista”, es su crítica a todas las religiones, que
reduce a meras ficciones. El filósofo se niega a admitir el recurrente argumento
occidental de que “el terrorismo islámico no tiene nada que ver con el Islam”. Y
se indigna: “¿Con qué tiene que ver entonces? ¿Ni siquiera es posible decir
que tiene que ver con una desviación del Islam, con una desfiguración del
Islam, con una lectura falsa y errónea del Islam? No, nada que ver, nos dicen”.
“Los medios dominantes repiten a coro -prosigue el autor de Estética del Polo
Norte-, y con ellos la clase política, la cantinela de un Islam que es ‘religión de

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paz, de tolerancia y de amor’. ¡Es preciso no haber leído nunca el Corán, los
hadices del Profeta y su biografía para atreverse a defender semejante cosa! Si
uno aduce esos textos pasa por un literalista islamófobo. La publicación de mi
Tratado de ateología hace diez años me mostró la magnitud del desastre. ¡Y al
mismo tiempo la incultura de los que más que islamófilos son liberticidas!”
Pregunta.- Si todos los monoteísmos profesan, como usted afirma en sus
libros, el mismo odio a nuestras pulsiones y pasiones, ¿por qué en las
sociedades judeocristianas se ha logrado un respeto a esos derechos y
pulsiones mayor que en las sociedades del Islam?
Respuesta.- Eso es sencillamente porque el Antiguo y el Nuevo Testamento
son textos sagrados, es cierto, pero están redactados por hombres. Por eso se
les puede criticar, enmendar, comentar e interpretar y se los puede hacer
evolucionar sin cometer sacrilegios, mientras que el Corán, para aquellos que
creen, es un texto directamente dictado por Dios al Ángel Gabriel. Es, por tanto,
la palabra de Dios en sí misma. Y está fijada desde el siglo VII.
Dominación judeocristiana
P.- ¿No forman parte del hombre los temores y dudas que conducen a la
religión?
R.- Desde luego. Creo que el miedo a la muerte dicta la ley y que se puede
contestar a este miedo de dos maneras: con la religión, que propone las
ficciones del más allá y afirma que la muerte no es una muerte sino una
supervivencia que podemos alcanzar si vivimos como monjes. O con la
filosofía, que afirma que no hay más que un mundo, el nuestro, y que hay que
vivir de tal manera que, al desaparecer, no nos arrepintamos de nada.
“Filosofar es aprender a morir”, como decía Cicerón citado por Montaigne. Yo
creo en el poder y la utilidad de la filosofía.
P.- Vendió más de 200.000 ejemplares de su Tratado de Ateología en Francia.
¿Qué carencia de los lectores cree que vino a cubrir ese libro?
R.- La gente está harta de tener que elegir entre dos ficciones: la del
Judeocristianismo y la del Islam. Así que desean escuchar un discurso escrito
en una tradición, la de la Ilustración del siglo XVIII, que explique el mundo sin
cuentos infantiles.
P.- En Contrahistoria de la filosofía arremete contra esa tradición, en gran
medida impregnada de religión, que ensombreció a muchos autores.
R.- Claro, yo reivindico a los filósofos que, a lo largo de siglos de dominación
judeocristiana, han sido olvidados, rechazados, despreciados o criticados con
violencia y evidente mala fe, por la tradición idealista, espiritualista y religiosa.
Quería hacer justicia con los perdedores.
P.- ¿No cree que el tiempo pone en su sitio las obras filósoficas o estéticas?
R.- No, el tiempo no tiene nada que decir si lo que predomina es la falsificación
y la mentira. Veinte siglos de calumnias no pueden transformarse un día en una
verdad. En algún momento, esta capa tiene que romperse para que
descubramos que, detrás de ella, hay todo un mundo relegado a la basura de
la historia por su incompatibilidad con la ideología dominante.
P.- “Se ha instalado una inmensa biblioteca entre los hombres y el cosmos, la
naturaleza, lo real”, ha escrito. Devolver la filosofía a la calle, sí, ¿pero cómo?
P.- Devolver la filosofía a la calle no consiste en “hacer la calle”, como creen
tantos filósofos jóvenes que lo que pretenden es hacer negocio con esta idea.
La educación popular que yo defiendo propone lo contrario: no hay que rebajar
la filosofía, ni a las personas -una terrible confusión izquierdista-, sino elevar a

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éstas a la altura de la filosofía. Hay que ir directamente al texto, dejarse de
glosas y olvidarse de los libros que están más pendientes de los conceptos que
del mundo en sí. Y hablar con simplicidad y claridad.
P.- ¿En qué momento se produce la mayor separación entre la filosofía y la
sociedad?
R.- Con Sócrates la filosofía es popular: se dirige a los que están en el Ágora.
Los romanos se dirigen igualmente a los que están en el Foro. Es con el
Cristianismo cuando la filosofía se convierte en un asunto de curas encerrados
en sus gabinetes, de técnicos anclados a sus escritorios, de profesores
intoxicados por sus bibliotecas. Yo los llamo “los buscadores de tres pies al
gato”. Algunos filósofos del Renacimiento devolvieron a la filosofía ese carácter
popular. En Francia escribieron en francés y no en latín: pienso en Montaigne,
o en Descartes, un siglo después. Toda la filosofía francesa de la Ilustración es
legible y popular. Se vuelve técnica de nuevo con el Idealismo alemán y la
Fenomenología alemana. La French Theory (Deleuze, Derrida, Foucault,
Lacan, Althusser) fue el final de este fenómeno, una filosofía destinada a un
puñado de discípulos fascinados por el lenguaje ilegible e incomprensible del
gurú…
P.- ¿Y qué consecuencias tiene esto a pie de calle?
R.- La consecuencia es que estamos desorientados, que ya no sabemos que
vivimos en el cosmos y no en los libros que explican el cosmos. Hoy accede
mejor a la sabiduría un iletrado que la busca que un letrado perdido en sus
manuscritos. Uno no es filósofo porque explique a un filósofo. Esa es una
manía de los profesores de filosofía. Filosofar es pensar tu vida y vivir tu
pensamiento.
P.- ¿Cree que habría llegado a esa conclusión de no haberse criado usted en
el campo?
R.- No creo. El origen familiar de los filósofos es un elemento clave en su
cosmovisión.
P.- “El poder sobre uno mismo es preferible al poder sobre los otros y sobre el
mundo”, ha dicho. ¿Sería este un buen resumen de su pensamiento?
R.- Es una magnífica definición, sí. Es la definición del libertario.
P.- ¿Qué vínculo tienen en ese pensamiento libertario el hedonismo y el
anarquismo?
R.- El hedonismo propone disfrutar la vida, pero añade que disfrutar no es
legítimo si provoca la infelicidad del otro. El anarquismo es la forma política del
hedonismo: propone alcanzar la mayor cota de felicidad posible para el mayor
número posible de ciudadanos. Para llevarlo a cabo hay que intercambiar las
viejas lógicas de “dominación / servidumbre” por otras como “cooperación /
fraternidad”.
P.- ¿Tiene relación el ascenso de los extremismos políticos con el
embrutecimiento que usted denuncia?
R.- Cuando el liberalismo dicta la ley por todas partes, la dicta también en los
colegios, la cultura y los medios. Desde hace un cuarto de siglo, la sociedad
produce en cadena individuos sin cultura, sin conocimiento, sin memoria, sin
espíritu crítico. La izquierda y la derecha gubernamentales son igualmente
responsables de este nihilismo generalizado.
“Amo a sancho panza”
P.- Ha publicado hace poco en Francia un libro sobre el Quijote. ¿Qué
representa para usted el personaje de Cervantes?

27
R.- El título, Le réel n’a pas eu lieu (“La realidad no ha existido”) le dará una
pista. Esa es la principal norma del Quijote. Don Quijote es el prototipo del
intelectual que no ve la realidad ya que prefiere las ideas, aunque éstas
distorsionen su experiencia. Allí donde hay molinos de viento, el obseso de las
novelas de caballería ve caballeros amenazantes. Mi libro es una total
declaración de amor a Sancho Panza, que es empírico, hedonista y
materialista. Ve la realidad como es y se burla de las divagaciones de su amo.
P.- ¿Es la provocación un recurso legítimo del filósofo? ¿Ha sido usted
conscientemente provocador para lanzar con más fuerza algunas de sus
ideas?
R.- Me niego a ser considerado un provocador. Para mí un provocador es
alguien que, al margen de sus ideas, solo pretende ser escuchado. Nunca he
tenido ideas extremas. Solo he tratado de pensar en un mundo que prefiere
creer en los ansiolíticos, los somníferos o los antidepresivos antes que en la
fuerza del pensamiento. No es mi culpa si, en Francia, todo lo que sale del
letargo intelectual se considera una provocación.
P.- ¿Cómo vivió la polémica que generó su libro sobre Freud? Los ataques
fueron violentísimos, y por parte, además, de lectores de sus otros libros.
R.- A los psicoanalistas que, gracias a Freud, ganan mucho dinero que luego
ocultan a hacienda, no les gustó que remitiese al texto en el que su héroe
justifica esta práctica (Freud defendía el pago en efectivo por sesión). Tampoco
les gustó que citara los textos en los que Freud alaba a Mussolini o a Dollfuss,
el canciller fascista de Austria. No apreciaron que citase las cartas en las que
Freud sostiene que hay que trabajar con los nazis para que el psicoanálisis
sobreviva durante el Tercer Reich. Tampoco les gustó que me acordara del
último Freud, el que reconoce que el psicoanálisis no cura pacientes, pero es
una fórmula estupenda para ganar dinero. No les gustó nada, en fin, que citara
a un Freud que ellos no leen, pues se dedican solo a venerarlo, un Freud que
resulta ser un mentiroso, un falsificador y un intrigante. Por eso, en vez de
refutar mis análisis, han preferido el ataque ad hominem y los insultos.
NOAM CHOMSKY
Avram Noam Chomsky (Filadelfia, 7 de diciembre de 1928) es un lingüista,
filósofo, politólogo y activista estadounidense. Es profesor emérito de lingüística
en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y una de las figuras más
destacadas de la lingüística del siglo XX, gracias a sus trabajos en teoría
lingüística y ciencia cognitiva. También es reconocido por su activismo político,
caracterizado por una fuerte crítica del capitalismo contemporáneo y de la
política exterior de los Estados Unidos. Se le considera de pensamiento
socialista libertario.2El New York Times lo ha señalado como «el más
importante de los pensadores contemporáneos».3
Propuso la gramática generativa, disciplina que situó la sintaxis en el centro de
la investigación lingüística. Con esta cambió la perspectiva, los programas y
métodos de investigación en el estudio del lenguaje. Su lingüística es una
teoría de la adquisición individual del lenguaje e intenta explicar las estructuras
y principios más profundos del lenguaje. Postuló un aspecto bien definido de
innatismo en la adquisición del lenguaje y la autonomía de la gramática (sobre
los otros sistemas cognitivos), así como la existencia de un «órgano del
lenguaje» y de una gramática universal. Se opuso con dureza al empirismo
filosófico y científico y al funcionalismo, en favor del racionalismo cartesiano.
Todas estas ideas chocaban frontalmente con las tradicionales de las ciencias

28
humanas, lo que concitó múltiples adhesiones, críticas y polémicas que le han
acabado convirtiendo en uno de los autores más citados.4

Destaca su contribución al establecimiento de las ciencias cognitivas a partir de


su crítica del conductismo de Skinner y de las gramáticas de estados finitos,
que puso en tela de juicio el método basado en el comportamiento del estudio
de la mente y el lenguaje que dominaba en los años cincuenta. Su enfoque
naturalista en el estudio del lenguaje ha influido en la filosofía del lenguaje y de
la mente (ver a Harman y a Fodor). Es el descubridor de la jerarquía de
Chomsky, una clasificación de lenguajes formales de gran importancia en
teoría de la computación.
También es conocido por su activismo político y por sus críticas a la política
exterior de Estados Unidos y de otros países, como Israel. Chomsky, que
desvincula completamente su actividad científica de su activismo político, se
describe a sí mismo como simpatizante del anarcosindicalismo (es miembro del
sindicato IWW). Chomsky es considerado una figura influyente en su país de
origen y en el mundo
Chomsky es uno de los detractores de la globalización, y esto se debe a su
forma de entender la hegemonía del capitalismo moderno. Para Chomsky,
Estados Unidos no cree en el libre comercio sino que lo utiliza como un método
mediante el cual los países más fuertes imponen a los países pobres la
obligación de cumplir unas normas coercitivas y rígidas (la ley del embudo).
El objetivo básico de la globalización económica es globalizar toda la economía
mundial, y Estados Unidos controlaría la economía mundial con el apoyo de los
organismos satélites (Fondo Monetario, Banco Mundial, Organización Mundial
del Comercio). El argumento habitual a favor del libre comercio liberalizado es
que conducirá a un aumento generalizado de los niveles de vida. La
experiencia ha demostrado que con la apertura de los mercados comerciales y
financieros los inversores y empresarios han ganado mucho más dinero, pero
gran parte de los países más pobres han sido las víctimas de un descenso
pronunciado de sus niveles de vida.
Según precisa Noam Chomsky:
Para la mayor parte de la población, incluso en un país tan rico como EE. UU.,
los sueldos se han estancado o han descendido a lo largo de los últimos 25
años, mientras que el horario y la inseguridad laboral han crecido mucho [...] La
economía mundial ha descendido en el mismo periodo de tiempo (de forma
considerable) [...] para una gran parte de la población mundial, las condiciones
son horrorosas y a menudo se deterioran, y, lo que es más importante,[...] la
correlación entre el crecimiento económico y el bienestar social que a menudo
se ha dado (por ejemplo, durante la posguerra o la preliberalización) se ha
truncado.20
Sus afirmaciones políticas le han concitado un gran número de simpatizantes,
en amplios sectores de la izquierda, especialmente europea y latinoamericana,
y también algunos detractores. Su libro 11 de septiembre (9/11) tuvo una gran
difusión, pese a haber sido publicado por una pequeña editorial. Solo la edición
de este libro en inglés vendió centenares de miles ejemplares, y ha sido
traducido a varias lenguas. Posteriormente, su libro Hegemonía o
supervivencia: la búsqueda estadounidense del dominio global fue
recomendado por el presidente de Venezuela Hugo Chávez en su discurso
frente a la asamblea general de la ONU el día 20 de septiembre de 2006, lo

29
que ocasionó que dicho libro, en aproximadamente dos días, pasase del puesto
160.772, al número 2 de los libros más vendidos en Amazon.21
Perspectiva sobre el ateísmo, la ciencia y la religión
En diversas ocasiones se le ha preguntado a Chomsky si tiene una postura
religiosa o es ateo, a lo cual él respondió en una ocasión:
Soy lo que aquí se llama un «ateo secular», excepto que ni siquiera puedo
decir que soy un «ateo» porque no está del todo claro lo que se me pide
negar.22
En una discusión con Lawrence Krauss y Sean M. Carroll en el 2006, Chomsky
dio una respuesta similar:
De hecho, yo ni siquiera sé lo que es un ateo. Cuando la gente me pregunta si
soy ateo, tengo que preguntarles a qué se refieren. ¿Qué es lo que se supone
que no tengo que creer? Hasta que no puedas responder a esa pregunta, no
puedo decir si soy ateo, y la cuestión no se plantea. [...] No veo cómo uno
puede ser un agnóstico cuando uno no sabe qué es lo que se supone que uno
cree, o rechaza [creer]».
Chomsky (2006), Science in the Dock23
Adicionalmente, Chomsky ha reconocido los límites de la razón humana,24 y
claramente ha rechazado el cientificismo (la idea de que la ciencia lo puede
explicar todo):
En los problemas comunes de la vida humana, la ciencia nos dice muy poco, y
los científicos, como personas, sin duda no son ninguna guía. De hecho, son a
menudo la peor guía, ya que a menudo tienden a concentrarse, como un láser,
en sus propios intereses profesionales, y saben muy poco sobre el mundo.
The Reality Club: Beyond Belief22
La ciencia estudia lo que está al margen de la comprensión, y lo que al margen
de la comprensión suele ser bastante simple. Y rara vez llega a los asuntos
humanos. Los asuntos humanos son demasiado complicados [...] así que las
ciencias reales nos dicen casi nada sobre los asuntos humanos.
Science in the Dock (2006)25
Por otra parte, Chomsky ha dejado claro que su postura no es antirreligiosa,
pues como analista social, al igual que muchos otros autores, ha reconocido
que hay una diferenciación radical entre el cristianismo de los evangelios en
contraste con el de la mayor parte de los gobiernos y organizaciones religiosas:
Hay una historia del cristianismo; los tres primeros siglos del cristianismo: era
una religión pacifista radical, razón por la cual fue perseguida: era la religión de
los pobres y los que sufrían; Jesús era el símbolo de los pobres y los que
sufrían, y ahí está la encrucijada. En el siglo IV fue tomada por el Imperio
romano... que convirtió a la Iglesia en la religión de los persecutores.
Chomsky (2010)26
Jesús mismo, y la mayor parte del mensaje de los Evangelios, es un mensaje
de servicio a los pobres, una crítica de los ricos y los poderosos, y una doctrina
pacifista, y se mantuvo así, así es como el cristianismo estaba... hasta
Constantino.: Constantino lo cambió, así que la cruz, que era el símbolo de la
persecución de alguien que trabaja para los pobres, se puso en el escudo del
Imperio Romano. Se convirtió en el símbolo de la violencia y la opresión, que
es más o menos lo que la Iglesia ha sido hasta el presente.
Science & Technology News, marzo 1, 2006

30
Además, ha hablado favorablemente de la teología de la liberación26 y ha
reconocido la labor de movimientos que han tratado de restaurar y rescatar los
principios del cristianismo primitivo:
De hecho, es bastante notable en los últimos años, que elementos de la Iglesia,
en particular obispos latinoamericanos, pero no sólo ellos, han tratado de volver
a los Evangelios.
Entrevista a Noam Chomsky – El propósito de la
educación
Nos podemos preguntar cuál es el propósito de un sistema educativo, y, desde
luego, hay agudas diferencias al respecto. Existe la interpretación tradicional
que viene de la Ilustración y que sostiene que la mayor meta en la vida es
investigar y crear, buscar las riquezas del pasado, tratar de interiorizar aquellas
partes de ellas que son significativas para ti y proseguir la búsqueda por
entender a tu propia manera. El propósito de la educación desde este punto de
vista es simplemente ayudar a las personas a encontrar las formas de aprender
por ellas mismas. Eres tú, el aprendiz, el que va a tener logros a lo largo de su
educación, y depende en realidad de ti lo que llegarás a dominar, hacia dónde
irás, cómo lo usarás, cómo le harás para producir algo nuevo y emocionante
para ti y quizá para los demás.
Ése es un concepto de educación. El otro concepto es esencialmente
adoctrinamiento. La gente piensa que, desde la infancia, hay que poner a los
jóvenes en un molde en el que seguirán órdenes, aceptarán los marcos
existentes sin cuestionar, etcétera, y esto es a menudo bastante explícito. Así,
por ejemplo, después del activismo de los años 1960’s había una gran
preocupación de parte de un amplio sector educado de que los jóvenes se
estaban volviendo demasiado libres e independientes, que el país (Estados
Unidos) se estaba volviendo demasiado democrático y demás; y de hecho hay
un estudio importante sobre lo que llamaron “la crisis de la democracia”—
demasiada democracia—que argumentaba que existen ciertas instituciones
que son responsables por el adoctrinamiento de los jóvenes, y que no están
haciendo bien su trabajo. Eran las escuelas, las universidades, las iglesias, y
las tenemos que cambiar para que realicen su trabajo de control adoctrinario
más eficazmente. Eso provenía del sector liberal internacionalista, el sector de
la opinión educada. Y, de hecho, desde entonces se han tomado muchas
medidas para tratar de cambiar el sistema educativo hacia un mayor control,
mayor adoctrinamiento, más formación vocacional, se impone una carga que
condena a los estudiantes y los jóvenes a una vida de obediencia y demás.
Eso es el opuesto de lo que mencioné antes como la tradición que proviene de
la Ilustración, y hay una lucha constante entre ambos. En las universidades y
las escuelas, ¿enseñas para pasar exámenes o formas en investigación
creativa, en seguir los intereses que te generó el material presentado y que
quieres investigar ya sea por ti mismo o en cooperación con otros? Esto ocurre
hasta el nivel de posgrado y la investigación, son dos modos diferentes de ver
el mundo. Cuando llegas, digamos, a una institución de investigación como en
la que estamos actualmente (el Instituto Tecnológico de Massachusetts, MIT),
en el nivel de posgrado, se sigue esencialmente la tradición de la Ilustración.
En realidad, la ciencia no podría progresar si no estuviera basada en inculcar la
necesidad de retar, de cuestionar la doctrina, cuestionar la autoridad, buscar
alternativas, usar tu imaginación, actuar libremente siguiendo tus propios

31
impulsos. El trabajo cooperativo con los demás es constante aquí como puedes
ver simplemente caminando por los pasillos. Ésa es mi visión de lo que debería
ser un sistema educativo desde el jardín de niños, pero ciertamente hay
estructuras poderosas en la sociedad que preferirían que la gente fuera
adoctrinada, se amoldara, no hiciera demasiadas preguntas, fuera obediente,
realizara los roles asignados y no tratara de sacudir los sistemas de poder y de
autoridad. Ésas son las decisiones que tenemos que tomar como personas del
sistema educativo, donde sea que nos encontremos—como estudiantes,
maestros, como gente tratando de moldearla desde afuera en la dirección que
pensamos que debería ir.
El papel de la tecnología
Bueno, ciertamente ha habido un crecimiento sustancial en tecnología—
tecnología de comunicación e información, acceso, intercambio—sin duda se
trata de un cambio importante en la cultura y la sociedad. Pero debemos tener
en mente que los cambios tecnológicos que están ocurriendo ahora, si bien son
significativos, probablemente son mucho menos radicales que los que
ocurrieron, digamos, hace alrededor de un siglo. Tomemos sólo la
comunicación. El cambio de la máquina de escribir a la computadora o el
teléfono o el email es significativo pero no se compara con el cambio de un
barco al telégrafo. Es decir, el tiempo que eso acortó en comunicación,
digamos, entre Inglaterra y los Estados Unidos, fue extraordinario en
comparación con los cambios que están ocurriendo actualmente, y lo mismo
ocurre en otros tipos de tecnología. Como la introducción de la plomería, por
ejemplo, la plomería generalizada en las ciudades, tuvo un enorme efecto en la
salud, mucho más que el descubrimiento de los antibióticos.
Así que los cambios son reales y significativos pero debemos reconocer que
han ocurrido otros cambios que de ciertas formas fueron más dramáticos. Con
respecto a la tecnología en el campo educativo, la tecnología es básicamente
neutral. Es como un martillo, es decir, al martillo no le importa si lo usas para
construir una casa o si un torturador lo usa para romperle el cráneo a otra
persona. El martillo puede hacer las dos cosas—y lo mismo ocurre con la
tecnología moderna, el internet y todo eso. El Internet es extremadamente
valioso si sabes lo que estás buscando, yo lo uso todo el tiempo para investigar
y estoy seguro que todos lo hacen. Si sabes lo que estás buscando y tienes
algún marco de comprensión que te dirige hacia ciertas cosas y te permite
dejar otras de lado, entonces el Internet puede ser una herramienta muy
valiosa. Desde luego, siempre tienes que estar dispuesto a preguntar “¿es
adecuado mi marco?” Quizás debo modificarlo, quizás algo que observo me
lleva a cuestionarlo y debo repensar mi manera de ver las cosas. Pero no
puedes realizar ningún tipo de investigación sin un marco relativamente claro
que guía tu investigación y te ayuda a seleccionar lo que es significativo y lo
que no lo es, lo que puede dejarse de lado y lo que debe ser explorado, lo que
debe ser cuestionado, lo que debe ser desarrollado, etcétera. No puedes
esperar que alguien se vuelva un biólogo, digamos, simplemente dándole
acceso a la biblioteca de biología de la Universidad de Harvard y diciéndole:
“explora”—no sacaría nada de eso.
Y el Internet es igual excepto que ampliado enormemente. Si no entiendes y
sabes lo que estás buscando, si no tienes una idea clara de lo que importa—
siempre con la disposición de cuestionar si parece que la dirección que estás
tomando no es la correcta—si no tienes eso, explorar el Internet se vuelve

32
buscar ‘datoides’ aleatorios que no significan nada. Así que cuando usamos la
tecnología contemporánea—el Internet, los sistemas de comunicación, las
gráficas, lo que sea—a menos que detrás de este uso se encuentre un aparato
directivo bien construido, es poco probable que nos sea útil, y de hecho puede
ser dañino. Por ejemplo, la exploración azarosa por el Internet es una forma de
generar cultos: toma un ‘datoide’ de aquí, otro de allá, alguien más lo refuerza y
de pronto tienes una idea con alguna base factual pero sin ninguna relación
con el mundo. Tienes que saber cómo evaluar, interpretar y entender. En
biología, por retomar el ejemplo, la persona que gana el Premio Nobel no es la
persona que leyó más artículos o tomó más notas, es la persona que supo qué
buscar. Y cultivar la capacidad de buscar lo que es significativo—siempre
dispuesto a preguntarte si estás en la pista correcta—eso debería ser la
esencia de la educación ya sea que se usen computadoras y el Internet o
libros, lápiz y papel.
La educación como costo o como inversión
Se discute la educación en términos de si se trata de una inversión valiosa, si
genera capital humano que se puede usar para el crecimiento económico y
demás. Me parece que ésa es una forma muy extraña, muy distorsionada de
plantear la pregunta. ¿Queremos tener una sociedad de personas libres,
creativas e independientes que son capaces de apreciar y aprovechar los
logros culturales del pasado y añadir a ellos? ¿Queremos eso o queremos
gente que puede aumentar el producto interno bruto? No son necesariamente
la misma cosa. Y una educación del tipo que, por ejemplo, Bertrand Russell,
John Dewey y otros tenían en mente y que es valiosa en sí misma, cualquiera
que sea su impacto en la sociedad es una educación valiosa porque ayuda a
crear mejores seres humanos. Y después de todo, ése debería ser el propósito
de un sistema educativo. Por otro lado, si quieres verlo en términos de costos y
beneficios, en particular las nuevas tecnologías de las que recién hablábamos,
¿de dónde salieron? Pues, en realidad, gran parte de ellas se desarrollaron
justo donde estamos sentados ahora. Debajo del lugar donde estamos ahora
había un gran laboratorio en los 1950’s—donde yo estaba empleado—que
tenía muchos científicos, ingenieros, gente con todo tipo de intereses, filósofos,
otros, que estaban trabajando en desarrollar las herramientas tecnológicas
básicas que hoy comparten las computadoras y el internet, por ejemplo, y gran
parte de ellas estuvieron en el sector público por décadas, financiadas en
lugares como éste donde la gente estaba explorando nuevas posibilidades que
eran insólitas en su tiempo. Y algunas funcionaron y otras no, y las que
funcionaron finalmente se convirtieron en herramientas que la gente puede
utilizar.

Y así es como ocurre el progreso científico, así es como ocurre el progreso


cultural en general. Los artistas clásicos, por ejemplo, provinieron de una
tradición de artesanos que se desarrolló durante largos periodos a través de
maestros artesanos, y a veces podías pararte en sus hombros para crear cosas
nuevas y sorprendentes. Pero no viene de la nada, si no existe un animado
sistema cultural y educativo orientado hacia animar la exploración creativa, el
pensamiento independiente, la disposición a cambiar, a cruzar fronteras, a
cuestionar las creencias aceptadas y demás, si no tienes eso no vas a tener la
tecnología que puede llevar a ganancias económicas—aunque no creo que ése
sea el principal objetivo de la cultura y la educación.

33
Autonomía vs evaluación
Existe, particularmente en el periodo reciente, un creciente enfoque en la
educación hacia pasar exámenes. Tomar exámenes puede tener cierto valor,
tanto para la persona que lo está tomando—para ver lo que sé, donde me
encuentro, lo que he logrado—y para los maestros—qué debe cambiarse y
mejorarse en el desarrollo del plan de enseñanza. Pero más allá de eso, en
realidad te dicen muy poco. Por muchos, muchos años he sido parte de
comités de admisión para entrar a un programa avanzado de posgrado, uno de
los más avanzados que hay, y desde luego le damos cierta importancia a los
exámenes, pero no demasiada. Es decir, alguien puede salir magníficamente
bien en todos los exámenes y entender muy poco. A todos los que hemos
pasado por escuelas y universidades esto nos resulta bien conocido: puedes
estar en algún curso que no te interesa, pero en el que tienes la presión de
pasar un examen, y estudias mucho para él y te va muy bien, y unas semanas
después te olvidas hasta de cuál era el tema. Estoy seguro que todos hemos
tenido esa experiencia, sin duda yo la he tenido. Los exámenes pueden ser un
instrumento útil si contribuye a los propósitos constructivos de la educación. Si
es sólo una serie de obstáculos que debes saltar, pueden volverse no sólo
irrelevantes sino incluso pueden distraerte de lo que en realidad deberías estar
haciendo.
Noto esto continuamente cuando hablo con maestros. Sólo para darte un
ejemplo, hace algunas semanas estaba hablando frente a un grupo que incluía
muchos maestros. Una de ellas enseñaba el sexto grado, con niños de entre
diez y doce años. Me abordó al final, y yo había estado hablando sobre estas
cosas, y ella me contó una experiencia que recién había tenido en su grupo:
después de una clase, una pequeña se le acercó y le dijo que estaba muy
interesada en algo que se presentó y le preguntó a la maestra si podía darle
algunas ideas sobre cómo seguirlo investigando, y la maestra se sintió obligada
a decirle “lo siento pero no puedes hacer eso, tienes que estudiar para pasar el
examen nacional que va a determinar tu futuro y—la maestra no lo dijo pero—
va a determinar mi futuro”.
El sistema actual está orientado a hacer que los niños brinquen obstáculos
pero no a que aprendan y comprendan y exploren. A esa niña le hubiera
beneficiado más si le hubieran dejado explorar lo que le interesaba, aunque
quizás no le fuera tan bien en el examen—que trataba de cosas que no le
interesaban, y que de todas formas volvería a aparecer más adelante, cuando
coincidieran con sus intereses y sus inquietudes. Así que no digo que las
pruebas deberían ser eliminadas, pueden ser una herramienta educativa útil
pero auxiliar, algo que sólo nos ayuda a mejorar, a los maestros, lo que
estamos haciendo, y nos dice qué deberíamos cambiar. Pero pasar exámenes
no se compara con buscar, con indagar, con explorar temas que nos interesan
y nos emocionan—eso es mucho más importante que pasar pruebas. De
hecho, si te dan la oportunidad de tener una trayectoria académica de ese tipo,
vas a recordar las cosas que descubras. Había un físico famoso, de renombre
mundial, justo aquí en MIT, que enseñaba a los alumnos de nuevo ingreso
como muchos de los profesores más experimentados. Alguna vez contó que
estos estudiantes le preguntaban: “¿qué vamos a cubrir este semestre?” y su
respuesta común era, “no importa lo que cubramos, lo que importa es lo que
ustedes descubran”. Y así es, enseñar debe ser alentar a los estudiantes a
descubrir por su cuenta, a cuestionar si no están de acuerdo, a buscar

34
alternativas si creen que existen otras mejores, a descubrir los grandes logros
del pasado y tratar de dominarlos por ellos mismos porque les interesan. Si se
enseña de esa forma, los estudiantes se beneficiarán de verdad, y no sólo
recordarán lo que estudiaron sino que lo usarán como una base para continuar
por ellos mismos. Y, de nuevo, el objetivo de la educación es simplemente
ayudar a los estudiantes a llegar al punto en el que pueden aprender por ellos
mismos, porque eso es lo que tendrás que hacer por el resto de tu vida, no sólo
absorber material que te dan desde afuera y repetirlo.
¿CÓMO INFLUYEN LAS REDES SOCIALES EN
LA EDUCACIÓN?
METODOLOGIA
Rocío Jiménez Guerrero
Hoy en día, las redes sociales son una herramienta fundamental. Son muchas
las opiniones respecto a que la tecnología permite agilizar la educación, pero al
mismo tiempo puede reducirla. Debemos tener presente que las redes sociales
han cambiado la forma de comunicarnos, de socializarnos, la forma de llevar a
cabo nuevos negocios, así como han supuesto un importante cambio en la
forma en la que los alumnos pueden aprender.
¿Pueden las redes sociales llegar a considerarse Educativas?
En las últimas dos décadas los medios de comunicación han llegado a manos
de los niños proporcionándoles información que anteriormente les era
restringida. Años atrás la única forma de aprender era leer un tema las veces
necesarias hasta llegar a memorizarlo; desde el punto de vista comunicativo,
el uso de los medios de comunicación de los que disponemos, puede resultar
beneficioso, pero también ha dado lugar a que muchos padres se vean
restringidos en la educación que le dan a sus hijos. Esta herramienta educativa
no solo afecta al ámbito infantil, adultos y adolescentes; además su uso
produce adicción.En la actualidad, una de cada 5 personas en el mundo hace
uso de las redes sociales, por ello, es importante que en los centros educativos
se conozcan y se usen de forma en la que los alumnos puedan beneficiarse de
ellas para su formación y su desarrollo personal.
Expertos de la pedagogía afirman que las redes sociales dentro del aula
fomentan el dialogo y la participación, además afirman que las redes sociales
figuran como un nuevo modo de entender la Educación, aunque existan
docentes que se niegan a implantarlas en sus sistemas de enseñanza por
varios motivos: como puede ser;la escasa formación por su parte en este
campo totalmente nuevo para ellos y la falta de medios tecnológicos en las
aulas.
Mejoras en la educación gracias a las redes sociales
¿Se desconocen los beneficios de las redes sociales en el Aula?
Sería importante detallar los beneficios y aspectos positivos del uso de las
redes sociales en la educación actual. Tanto profesores como alumnos pueden
beneficiarse de las posibilidades que nos conceden las redes sociales; a
profesores, pueden facilitarle su labor como docentes y desde el punto de vista
del alumnado, puede facilitarle el proceso de aprendizaje.
Entre los beneficios que aporta el uso de las redes sociales en el área de la
educación, encontramos los siguientes:

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Permite a los docentes enseñar al alumno a aprender por sí mismos, actuando
ellos únicamente como guía en el aprendizaje. Es verdad que redes sociales
como Twitter, instagram, facebook… pueden llegar a ser herramientas
educativas pero el problema que tiene esta educación es que se encuentra
descontrolada.
Son un medio de comunicación, permitiendo a los adolescentes los cuales se
encuentran muy familiarizados con ellas, sentirse más cómodos en sus
relaciones con los profesores. Pero no solo sirve para comunicarse entre
alumnos y profesores del mismo centro, sino que puede servirles para
contactar con expertos de otras materias o alumnos de otros centros.
Ayuda a desarrollar competencias digitales y tecnológicas necesarias para
trabajar en las empresas, así como en sus propias iniciativas emprendedoras,
como es el caso del certificado digital, herramienta la cual es totalmente
desconocida para el alumnado pero puede favorecerles y facilitarles la
realización de tramites relacionados con el INEM, con la renta, con el ministerio
de justicia, solicitud de cita online en la seguridad social, así como consultar los
puntos del carnet de conducir.
El uso de redes sociales y blog, fomenta el valor de compartir y colaborar. De
esta forma no solo el docente transmite conocimientos, sino que se favorece la
cooperación entre un grupo de personas.
Ayuda en la toma de conciencia de la importancia de socializarse, trabajar en
equipo, liberta de expresión…
Mediante el uso las TIC los alumnos aprenden haciendo, que es como mejor se
aprende.
Permiten darse a conocer tanto al centro, como al profesorado y a los alumnos,
brindando oportunidades para divulgar la actividad institucional y educativa.
La búsqueda de información dejará de ser una tarea aburrida, permitiendo al
alumno entrar en las diferentes redes sociales para investigar y disponer de los
recursos necesarios para completar las actividades diarias.
Redes sociales, como facebook permite crear grupos privados de clase e
incluso un grupo por cada asignatura, lo que facilita que se resuelvan las dudas
de un modo más rápido y personal con los profesores; sin contar también que
de esta manera pueden compartir con sus compañeros cualquier recurso que
necesiten.
En la Actualidad existen varias web colaborativas, un ejemplo es la Wiki, donde
los alumnos pueden añadir, editar, crear o modificar el contenido de una página
web de forma rápida y fácil.
Gracias a las redes sociales los profesores pueden difundir entre ellos
diferentes recursos educativos, ideas, incluso materiales. No cabe duda que
estas herramientas, tanto a profesores como alumnos,facilitan la tarea de
enseñar y aprender, ya que ambas partes cuentan con más recursos a los que
acceder y permite a los estudiantes resolver sus dudas de una forma más fácil
y rápida.
Para concluir, podemos decir que las redes sociales se están convirtiendo en
un recurso que aumenta el desarrollo de las habilidades comunicativas y que
puede usarse como estrategia de aprendizaje por parte del alumnado, ya que
la mayor parte de los estudiantes las utilizan diariamente sin beneficio
específico y enseñándoles a hacer un uso adecuado de estas, pueden
incluirlas como parte de sus actividades académicas.

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Teniendo en cuenta todo lo anteriormente dicho, las redes sociales llevarán a
cabo una evolución en el ámbito de la educación que favorecerá un aprendizaje
y enriquecimiento de forma recíproca entre profesores y alumnos, es decir,
fomentar el aprendizaje colaborativo utilizando actividades que permitan la
autoevaluación o meditación sobre los trabajos realizados.
Seis visiones de la pedagogía en el Siglo XXI
Escrito por Pablo Rodriguez Canfranc, 19 de abril de 2013 a las 17:30
Hace ya un año que Fundación Telefónica abrió un amplio debate global, el VII
Encuentro Internacional de Educación, que pretende dar respuesta a la
siguiente pregunta: ¿Cómo debería ser la educación del siglo XXI?
Son 18 meses de debate y de intercambio, de actividades y talleres en red.
Además del diálogo online, cada dos meses el Encuentro aterriza en una
ciudad distinta, habiendo celebrado eventos hasta la fecha en Buenos Aires,
Santiago de Chile, Medellín, Lima, Ciudad de México y Río de Janeiro.
En cada uno de los enclaves se ha contado con una ponencia magistral de
algún experto educativo de talla internacional, cuyas ideas y propuestas, a
veces ciertamente rompedoras, nos están ayudando a definir cómo deben ser
los procesos de enseñanza y aprendizaje de este siglo. A continuación
resumimos las aportaciones realizadas hasta el momento.
1. John Moravec: El Aprendizaje Invisible
John Moravec, investigador estadounidense y autor junto con el español
Cristobal Cobo del libro ‘Aprendizaje Invisible’. Es un concepto que parte de la
base de que para el alumno actual, que crece dentro de una sociedad digital, la
tecnología es invisible, no es más que un medio para realizar distintas tareas,
pero no un fin en sí mismo. En este escenario, el reto para los sistemas
educativos es desarrollar los conocimientos tecnológicos de los docentes para
que puedan utilizar las TIC en el diseño de sus estrategias pedagógicas y en su
día a día en el aula.John Moravec
De acuerdo con Moravec, el Aprendizaje Invisible gira en torno a tres ejes:
“Compartir experiencias y perspectivas innovadoras, orientadas a repensar
estrategias para aprender y desaprender continuamente; promover el
pensamiento crítico frente al papel de la educación formal, informal y no formal
en todos los niveles educativos; y, finalmente, contribuir a la creación de un
proceso de aprendizaje sostenible (y permanente), innovando y diseñando
nuevas culturas para una sociedad global.”
Aquí os dejo un vídeo de la ponencia de John Moravec en Buenos Aires (junio
2012).
2. Judi Harris: La Metodología TPACK
Judi Harris, docente e investigadora en Virginia (EE.UU.), es experta mundial
en la metodología TPACK. Pero vayamos por partes, ¿qué es TPACK y por
qué es tan relevante? No tiene sentido introducir tecnología en el aula sin una
filosofía detrás, sin un “método”. El sistema TPACK (technological pedagogical
content knowledge) aborda este proceso desde una triple perspectiva:
tecnología, pedagogía y contenidos. Judi Harri
Entre las competencias que deben tener los profesores no basta con que
sepan mucho de su asignatura, sino que también tienen que saber mucho de
pedagogía y sus nuevos métodos, y además tienen que saber de tecnología.
Necesitamos profesores formados en la intersección entre esas tres materias.
Tienen que ser muy flexibles y, en ocasiones, lo de menos es el conocimiento

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disciplinario, que puede actualizarse fácilmente. Sin embargo, la metodología y
algo de tecnología son esenciales porque los alumnos son nativos digitales.
Si queréis ver el vídeo de la ponencia de Judi Harris en Santiago de Chile (julio
2012), entrad aquí.
3. Richard Gerver: La Creatividad
El británico Richard Gerver fue asesor del Gobierno de Tony Blair en materia
de educación en 2003 y es autor del best-seller Creating Tomorrow´s Schools
Today (2009). Uno de sus principales campos de investigación es el desarrollo
de la conciencia del potencial y de la creatividad humana.Richard Gerver
Gerver defiende la necesidad de inyectar creatividad en los procesos
educativos. El término creatividad se ha utilizado demasiado en demasiados
contextos, pero para este experto supone la capacidad para encontrar cosas
nuevas, para explorarlas, moldearlas y jugar con ellas, de forma que se
adquiera un nuevo concepto o habilidad acerca de algo. Ésa es a su juicio la
forma que debe tener el aprendizaje: adoptar el sistema de prueba y error,
asumiendo el riesgo y la posibilidad de equivocarse.
De esta manera, el aprendizaje debe centrarse en el desarrollo de habilidades
y competencias, en preparar a los niños para que puedan resolver problemas,
con una “mentalidad empresarial”, por llamarlo de alguna forma. La enseñanza
guiada por los contenidos está formando a los jóvenes para vivir y trabajar en
un mundo que ya no existe.
4. George Siemens: El Conectivismo
George Siemens es el fundador de Complexive Systems Inc, un laboratorio de
investigación que ayuda a las organizaciones a desarrollar estructuras de
aprendizaje integrales para la ejecución de estrategias globales. Es además
autor del libro Knowing Knowledge sobre los cambios en el conocimiento y en
la forma de aprender.George Siemen
Siemens parte en su análisis de la premisa de la complejidad creciente del
mundo. El conocimiento tiene en la actualidad el reto de enfrentar problemas
complejos:
“Estamos en las primeras etapas de un cambio dramático – un cambio que
sacudirá los espacios y estructuras de nuestra sociedad. El conocimiento, la
piedra angular del mañana está cabalgando un proceloso mar de cambios. En
el pasado, el conocimiento servía a los propósitos de la economía –creación,
producción y marketing-. Hoy, el conocimiento es la economía. Lo que solía ser
un medio se ha convertido en un fin.”
Siemens incide también en su obra en las teorías relacionadas con las redes
de aprendizaje y los ecosistemas de conocimiento. Partiendo de la premisa de
que el conocimiento es una red, la forma de conocer las ideas y de conectarlas
entre sí determina nuestro nivel de aprendizaje. Paralelamente, cómo estemos
conectados condiciona la información que encontramos. A su juicio, los
docentes deben enseñar a sus alumnos a crear y evaluar redes, pues, en sus
propias palabras, “dar un dato y evaluar si el alumno lo recuerda no es valido
en una sociedad que precisa crear conocimiento”.
5. Roger Schank: El Aprender Haciendo
Roger Schank fue pionero en el campo de la inteligencia artificial y la psicología
cognitiva en las décadas de los setenta y ochenta, desarrollando la teoría de la
dependencia conceptual. Paralelamente, Schank es un activista en defensa de
la reforma del sistema educativo, una cruzada que ha llevado a cabo desde la

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organización Engines For Education, dedicada a la creación e implementación
de currículos en centros de educación primaria y secundaria.
RogerSchankPara Roger Schank existe una brecha insalvable entre el
aprendizaje que ofrecen los centros educativos y lo que él denomina el
aprendizaje natural, el que llevan a cabo tanto el ser humano como los
animales, haciendo cosas. Nadie aprende a patinar o a montar en bicicleta
leyendo un libro sino efectuando dichas acciones y, por supuesto, cayéndose.
El fallo o el error es una clave del aprendizaje natural.
Su apuesta por el uso de la tecnología en la educación desde hace varias
décadas le caracteriza como un visionario en este campo. En esta línea de
pensamiento, una vez afirmó que “el valor del ordenador es que permite que
los niños aprendan haciendo. La gente no aprende porque se le hable. Aprende
cuando intenta hacer algo y fracasa. El aprendizaje se produce cuando intentan
descubrir por qué.” Una aproximación a la enseñanza de marcado carácter
empírico.
6. David Albury: La Educación Personalizada
David Albury pertenece al Global Educational Leadership Program (GELP), una
comunidad formada por líderes del sector educativo, diseñadores de políticas
educativas, pensadores y consultores, que persigue transformar la educación
desde el ámbito estrictamente local al nacional e internacional.
Albury destaca el hecho de que en el siglo XXI la educación es esencialmente
personal, con raíz en el propio David Alburyalumno, en el individuo, en sus
pasiones y capacidades: es personal, integrada, conectada, cocreada,
colaborativa y generadora poder. Afirma: “todos nosotros somos aprendices,
arquitectos activos de ese camino que es el aprendizaje”.
Para este experto, el conocimiento en sí está cambiando y no se mantendrá fijo
en los próximos 40 años. Es por ello que se necesita pasar a los alumnos la
habilidad de descubrir el repertorio adecuado para cada circunstancia: un
acervo de conocimientos flexible y maleable.
Resumen de «La educación prohibida»
Resumen del vídeo «La Educación Prohibida» realizado por Juan Tomás
Alonso Nieto.
Puedes ver el documental en www.educacionprohibida.com.
Todos conocemos la importancia de la educación. A lo largo de los años hemos
visto cómo se ha intentado todo para mejorarla y adaptarla a un determinado
contexto temporal y cultural. Sin embargo, ¿es este modelo de educación el
más adecuado para que las personas se desarrollen y obtengan calidad de
vida?
Con esta pregunta comienza el documental “La Educación Prohibida”. A través
de declaraciones de educadores y profesionales a favor de un nuevo modelo
de escuela y de una película en la que varios alumnos de instituto intentan
luchar por cambiar el modelo actual, el documental hace un repaso de la
historia de la educación, de su presente y de su futuro. Se estudian los puntos
flacos de la educación actual y se proponen nuevos modelos.
El documental comienza comentando los orígenes del sistema educativo. Los
comienzos de la educación entendida como en la actualidad (pública,
obligatoria y gratuita) se remontan a la antigua Grecia. Sin embargo, no es
hasta el siglo XVIII, con el Despotismo Ilustrado, cuando surge la educación
actual: nace el modelo prusiano, basado en castas y clases, que buscaba crear
súbditos obedientes preparados para la guerra. De este modelo copiamos

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muchas nociones de la escuela actual, como las calificaciones; los exámenes;
el sistema de castigos y premios; los alumnos vistos como meros números…
Es una educación en la que prima la competencia y que va en contra de los
valores humanos. Este modelo se expandió por todo el mundo izando la
bandera de la libertad, a pesar de tener sus orígenes en el despotismo. La
educación empezaba a entenderse como un proceso mecánico y
administrativo, un lugar para crear trabajadores.
Tras este repaso histórico, el video se centra en el modelo actual, el cual
definen como un sistema totalmente deshumanizado, que tiende hacia la
homogeneidad y cuya misión es construir una serie de niños idénticos, con los
mismos conocimientos. Es un sistema selectivo y separatista, que elige qué
niños acudirán a la universidad y cuales se tendrán que conformar con un
trabajo precario. Se centra en impartir unos conocimientos generales, iguales
para todos, olvidando las preferencias de cada persona. Además, insiste en
una educación estricta y regulada, donde los alumnos deben seguir unas reglas
previamente establecidas. Surge así otra pregunta: ¿qué ambiente educativo
estamos ofreciendo a los niños?
La manera en la que se enseña a los niños no les motiva a aprender. Este
sistema hace que aprender sea un proceso fastidioso y rutinario, y está
demostrado que todo lo que aprendemos acaba por olvidarse si no lo hacemos
de forma voluntaria. Además, es visible una desconexión total de la escuela: la
realidad cambia, pero los métodos y enseñanzas prevalecen. El documental
explica que a mediados del siglo XX se intentó cambiar el sistema educativo,
tratando de convertir el aprendizaje en un proceso más autónomo, dinámico y
libre. Sin embargo, la propuesta fue rechazada.
Se ha insistido en ordenar el aprendizaje cuando se ha demostrado que este
proceso no es lineal, ya que en él intervienen gran cantidad de factores como el
entorno, la situación personal, las emociones… Además, existe una tendencia
a forzar el alcance de unos objetivos preestablecidos en un determinado tiempo
(cursos, asignaturas…) en contra del aprendizaje libre y a un ritmo
personalizado. La escuela actual pone el énfasis en los resultados (aprobar un
examen, acceder a estudios superiores…), pero la verdadera motivación del
alumno debería estar en el camino, es decir, en el propio proceso de
aprendizaje.
Otros profesionales opinan que este modelo de educación se basa en la idea
de que los niños están vacíos: se les puede reformar, son objetos de estudio de
la sociedad… La capacidad de crecimiento y aprendizaje es innata y no
necesita la intervención externa, tan solo un entorno favorable.
Sin embargo, el modelo actual basa la educación en la intervención del
maestro en el aprendizaje, poniendo restricciones y castigando cuando los
objetivos no se cumplen. De esta forma, nace el miedo y el rechazo al colegio.
Comparan el sistema educativo con el movimiento conductista del 1913,
mediante el cual se realizaban experimentos con animales para modificar su
conducta a través del miedo. Para estos educadores, lo ideal sería no motivar
al niño, sino que fuesen ellos mismos los que eligiesen qué quieren estudiar,
qué es lo que verdaderamente les atrae. Se comenta también el temor de los
profesores a que la libertad genere indisciplina; ignoran que cortando las alas a
los estudiantes se favorece que no tengan voluntad propia.
Se discute también sobre la figura del educador. Ellos también son meros
números para el sistema, al igual que los alumnos. Los profesores se forman

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en la educación actual, en la que la tendencia es no involucrarse con los
alumnos, y ven su trabajo como una rutina. Al igual que los alumnos deberían
desarrollarse en libertad, también los profesores deberían hacerlo. Los
maestros deberían transmitir la pasión por su trabajo y demostrar a sus
alumnos que disfrutan educando.
Finalmente se habla sobre la figura de los padres. Se comenta que ellos son
los verdaderos protagonistas de la educación y que la escuela debería estar
conectada con ellos. Son muchas las familias que han perdido la confianza en
ser capaces de educar a sus hijos y dejan esta tarea a los profesores,
psicólogos… Vemos así una separación padre-hijo que no favorece a la
educación, ya que si un niño no se siente cómodo y feliz en su hogar, le
costará aprender y avanzar.
Tras las intervenciones de los diferentes profesionales, se explica que,
actualmente, existen muchos proyectos de educación libre e independiente.
Son alternativas que se alejan de la educación estatal y que intentan luchar con
todo lo dicho anteriormente. Su objetivo es crear un entorno donde los alumnos
estén al mismo nivel que el profesor; donde no haya separación de edades,
sino que cada alumno avance a su propio ritmo; donde prime la educación
integral, es decir, una educación no separada en materias; donde se valoren
las emociones, las preferencias, las propuestas y los intereses individuales; y
donde reine la autodisciplina.
La conclusión que ofrece el documental es que no existe una receta perfecta
para la educación ni una escuela perfecta. Lo principal es adecuar la
pedagogía a cada momento cultural e histórico y crear una sociedad en la que
convivan diferentes tipos de educación (la educación convencional, educación
libre, educación en casa…) y que cada uno pueda elegir qué camino escoger.
Es necesario que estas nuevas vertientes de la educación salgan a la luz y que
se debata sobre ellas. Finalmente, se aclara que la base para una buena
educación es el respeto, la libertad y el amor, y que es necesario comenzar una
educación «pro-vida».
MIRADAS SOBRE EDUCACIÓN Y CAMBIO
Las IV-JBE «Miradas sobre educación y cambio» se llevaron a cabo entre el 9 y el 11 de
setiembre de 2015 en la ciudad fronteriza Rivera (Uruguay)- Sant’ Ana do Livramento (Brasil).
Fueron organizadas por el Departamento de Ciencias de la Educación del CeRP del Norte,
conjuntamente con el Centro de Estudios sobre Políticas Educativas (CEPE), el Núcleo de
Estudios Interdisciplinarios sobre Sociedad, Educación y Lenguaje en Frontera (NEISELF) del
CUR de la Universidad de la República; y el IFD Rivera. Contó, además, con el invalorable apoyo
de la Escuela Técnica Superior de Rivera (UTU), de la Intendencia Departamental de Rivera y la
Prefeitura de Sant’Ana do Livramento. En las jornadas se abordaron cinco Ejes Temáticos:
«Desigualdades y políticas educativas» y «Sociedad, educación y lenguaje en zona de frontera»
en la sede del CUR, «Educación y TIC» y «Formación docente» en la sede del IFD de Rivera, y
«Educación comparada e internacional» en la Sala Ivo Caggiani de Livramento.
La generación Z y la necesaria autocrítica de la
educación formal Prof. Washington Meneses
Resumen En este breve trabajo se recuerda que actualmente presenciamos la irrupción de un
nuevo estrato de estudiantes en el sistema educativo, la generación Z. Este grupo avanza a
través de la historia con necesidades, intereses y características inéditas. En consecuencia, se
espera que tal acontecimiento demande que, en todos los niveles, y especialmente en la
formación docente se geste un cambio radical en los modos de encarar las estrategias, los

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recursos y las evaluaciones de los procesos de enseñanza y de aprendizaje. Palabras clave:
generación Z, aprendizaje, educación
Mundo en evolución, educación en crisis Somos una especie más en la historia del planeta
Tierra. El factor que nos diferencia, además de la notable falta de vello corporal y la sexualidad
compleja, es la cultura apoyada en la innovación. No discutiremos aquí qué es cultura.
Propongo resumirla, siguiendo la línea de Eagleton (2001), como el conjunto de acuerdos
colectivos, que ayudan a mantener la estructura social en funcionamiento. Esos pactos
comprenden la política, la ciencia, el arte y la ética. 1 Profesor de Física egresado del IPA,
docente efectivo en Enseñanza Secundaria y en el Centro Regional de Profesores del Norte,
Consejo de Formación en Educación. 192 Miradas sobre educación y cambio En los, a lo sumo,
diez mil años de civilización, hemos cambiado poco como primates, pero los acuerdos se han
soisticado con tabúes, reglas, normas y leyes. El conocimiento al que se ha accedido gracias a
esa estructura colectiva (y a los procesos históricos que sublevan esas normas) nos ha
permitido tener un panorama amplio del universo en su estructura macroscópica, como
también a interpretar la composición microscópica de las sustancias. Esto nos ha brindado la
capacidad de manipular, modiicar y alterar el mundo de una manera única. Ni siquiera los más
optimistas visionarios del pasado podrían haber imaginado la realidad tecnológica actual, la de
un planeta con comunicación e información globalizada, donde lo real y lo virtual chocan, se
funden y se confunden. La Educación Formal, quizás arbitrario pero notable invento de la
Revolución Industrial, permitió expandir el conocimiento hacia colectivos sociales
anteriormente excluidos del ámbito de la cultura, espacio que se reservaba solo para la elite
(que siguió existiendo, pero acompañada por una clase media que fue resultado social del
trámite de la creación de la escuela tradicional). Estas estructuras son descendientes de la
palabra escrita, lo que fue, según Federman (2005), supuso “una excelente opción para
expandir imperios, esferas de inluencia y lapsos de control a través de vastas geografías. La
palabra escrita viajó bien, aliviando la necesidad de transportar a la persona junto con sus
ideas o declaraciones”. Justamente, en Uruguay, la escuela pública, primera heredera de la
educación formal, es una institución centenaria, inserta en el orgulloso imaginario nacional. El
currículo de la escuela se ha adaptado a las realidades temporales y se ha mostrado muy
exitosa. Sin embargo, cuando esos mismos niños pasan al sistema de educación media, el
fracaso y la repetición elevados se presentan como una constante histórica; en nuestro mundo
globalizado y economicista, las Pruebas Pisa lo expresan y demuestran con vehemencia. Esto
se extiende luego al nivel terciario de forma casi natural. Entre las muchas razones que se
aluden como responsables de este fracaso, están los nuevos intereses de los jóvenes, los
contenidos anquilosados de los programas y las metodologías que usan los docentes en el
aula, que no condicen con las expectativas de los estudiantes. No obstante, se propone aquí
que uno de los puntos cardinales de este dilema se encuentra en el choque entre perspectivas
culturales; como lo plantea Frigerio (2007), “los niños son otros niños y nosotros somos otros
grandes, el mundo es otro mundo”. Choque de generaciones Los últimos veinte años han sido
excepcionales para la humanidad. Hoy, las tecnologías igualan (o superan) la icción. Sin
embargo, por primera vez en la historia, coexisten tres generaciones con ideas, hábitos, deseos
y sueños bastante diferentes entre sí. Además, cada una de esas generaciones tiene una
perspectiva propia de la tecnología y de su vínculo con la comunicación y el aprendizaje. Por
orden de antigüedad, tenemos a los padres (generación X, los jóvenes de la década de los 80),
quienes pueden narrar cómo se gestaron las tecnologías de la información y la comunicación
(TICs), hace más de cincuenta años, desde el gigan- Miradas sobre educación y cambio 193
tesco procesador Eniac, pasando por los Atari, los Commodore, los Nintendo y las
computadoras personales (PC). Los hijos (la generación Y o Millenials), quizás primeros nativos
digitales1 , vieron el desarrollo de las tecnologías digitales y adaptan, mimetizan o incorporan
las TICs a su vida cotidiana, pero parecen sentirse inmigrantes en su propia tierra. Por último,
tenemos a los nietos, la generación Z, los nacidos entre 1995 y 2005, quienes se han
desarrollado en un mundo donde las pantallas táctiles y la dependencia permanente de la

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conectividad son naturales en su ecosistema. Si se interpreta que la continuidad de una
sociedad se da a través de la permanencia evolutiva de sus instituciones, y que la educación es
el conector intergeneracional para el éxito de ese proceso, entonces, ¿cómo hay que educar a
la generación más joven, en estos nuevos tiempos donde se aprecian nuevos conocimientos,
tecnologías, relaciones e intereses? Solo para empezar a discutir sobre este piso luido y
resbaladizo de la educación contemporánea, los docentes tenemos que abandonar las
cómodas referencias sobre los modos en que fuimos educados y evaluados. Es prioritario
reconocer la falacia que es creer que antes se aprendía más y mejor. Aunque tengamos que
chocar con los (malos) hábitos adquiridos, hay que renunciar a la idea de que hace veinte o
treinta años atrás nos preparaban con mayor solvencia para la vida; esto es incorrecto (pero
no obvio), porque a cada nuevo día y a cada innovación que invade rápidamente nuestra
rutina, somos testigos de lo poco que podía hacer la educación de aquel momento para
preparar a alguien, con el objetivo de anticipar el funcionamiento del mundo actual. Las
grandes innovaciones e inventos escapan a la imaginación, toman por sorpresa al sistema,
porque no integran el paradigma compartido en determinado momento y contexto. O sea, el
alfabetismo pasó a ser una idea pintoresca, “una forma estética irrelevante” (Federman,
2005). Identiicando a los nuevos estudiantes y sus construcciones La generación Z se
caracteriza por aceptar con naturalidad la virtualidad de las relaciones establecidas por el
boom de las redes sociales. Esto es casi genético, excede lo nativo digital y se puede deinir
como “útero digital” (Herrera, 2013). Sus intereses, necesidades y destrezas no tienen analogía
posible con sus antepasados. Por eso, proponemos que las generaciones están en constante
tensión. Una tensión que se expresa, por ejemplo, a través de las frustradas expectativas
tecnicistas sobre las necesarias capacidades que deben demostrar los jóvenes en áreas tan
divergentes como el dominio de la lectoescritura, la habilidad para resolver problemas
matemáticos o el talento para discutir sobre temas cientíicos. Claro que hay que poner sobre
el tapete la conjetura de que los líderes de hoy, forjados en la educación precursora, tampoco
serían capaces de abarcar de modo exitoso tantas destrezas simultáneas. 1 La noción de
“nativo digital” fue acuñada por el escritor norteamericano Marc Prensky. El autor describe a
los nativos digitales como las personas que, rodeadas desde temprana edad por las nuevas
tecnologías y los nuevos medios de comunicación que consumen masivamente, desarrollan
otra manera de pensar y de entender el mundo. 194 Miradas sobre educación y cambio Porras
(2014) expresa que los sujetos están cada vez más inclinados a la multitarea, derivando en una
atención cada vez más diversiicada y extendida. Esta es una de las razones por la que se cree
que los jóvenes son cada vez más proclives a los problemas de atención. En este sentido,
podemos comprender que mantener el foco de atención en una sola dirección a veces les
resulte monótono y aburrido. La claves para entender esta generación, que hoy representa
casi el 25% de los Estados Unidos, el 15% de la población Argentina y el 11% de los habitantes
de Uruguay2 , está en su clamor de visibilidad, del narcicismo, del estoy aquí y quiero que me
escuchen porque puedo y quiero compartir ideas. Estas ideas no condicen con la alfabetización
tradicional porque no se ampara en lo escrito, sino en lo visual e inmediato. Esto explica el
éxito rotundo de Instagram, de Snapchat, de Facebook y de WhatsApp. Youtube es su fuente
natural para aprender procedimientos, Googlear es el acto instintivo que ejecutan cuando
necesitan buscar datos. ¿Cómo pueden los jóvenes de hoy aceptar la palabra escrita en los
libros que usaban sus padres y abuelos? La respuesta es que no lo harán, porque para la
generación Z, “una única persona o autoridad imponiendo signiicado y valor se vuelve
automáticamente sospechosa; es la sabiduría colectiva de todas las Marías y Steves y Alicias la
que crea conianza” (Federman, 2005). Estos procedimientos de búsqueda e intercambio de
información no encajan con la linealidad y el determinismo del método cientíico tradicional.
Según Federman (2005), hay que pensar en estrategias educativas que colaboren a valorizar
unos patrones de conocimiento que emergen por procesos iterativos y recursivos apoyados en
diversas fuentes, la amplia mayoría digitales o en la nube. Por otro lado, se profundiza un
fenómeno nuevo en la construcción de los saberes. En el pasado reciente, el saber era

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propiedad y elaboración de pocos, de eruditos. Pero hoy, como lo explica Daniel Verdú (2015)
“Los Z ya no se conforman con ser sujeto pasivo de marcas y publicaciones, desean producir
sus contenidos”. Con la mirada hacia adelante y más allá Actualmente se conoce, algo mejor
que antes, cómo aprende el ser humano. Se sabe que olvidamos mucho más de lo que
recordamos. Por esa razón, cada biblioteca construida en los últimos dos mil años, fue un
paliativo para eternizar las múltiples experiencias fugaces de la vida. Esas reservas pasivas de
alfabetización lineal fueron sustituidas, de forma drástica y fulminante, por construcciones
colectivas en Internet (por lo general llamadas Wikis), en menos de una década. También
hemos entendido que la interacción social y la participación en grupos son metodologías
poderosas para aprender cosas a largo plazo. Justamente, los niños y jóvenes están asimilando
el hecho de vivir en un mundo participativo con conocimiento en construcción permanente y
al alcance de un click en cualquier mo2 Instituto Nacional de Estadística – INE, datos Uruguay
en Cifras, 2013 (http://www.ine.gub.uy/biblioteca/
uruguayencifras2013/capitulos/Poblaci%C3%B3n.pdf). Miradas sobre educación y cambio 195
mento y lugar; y lo están haciendo de manera mucho más espontánea y veloz que la
generación que ocupa el actual liderazgo de la educación. La conclusión inicial retoma la crisis
generacional, o sea que, para enseñar a estos nuevos jóvenes, los viejos tendremos que
ejercitar lo ya sabido y desarrollar nuevas destrezas. La exigencia de visibilidad implica que no
puede mantenerse la estructura actual del aula, vacía de individualidad. Los debates y las
situaciones que fomenten a innovar modiicarán el mapa del salón de clases tradicional. La
rapidez y el inmediatismo que caracterizan la comunicación de los Z apunta a no extenderse, a
ser puntuales y concretos en las preguntas y en las respuestas. Buenas preguntas, con
respuestas que abran nuevas líneas de interrogantes, casi estructuras abiertas, puede ser una
perspectiva a considerar muy en serio para la educación en el futuro inmediato. Por otro lado,
la empatía, esa habilidad que genera conocimiento a través de la colaboración, que promueve
los más altos valores que se han promovido en las sociedades democráticas, es la moneda más
valiosa para una educación de calidad que respete los nuevos tiempos. Por último, pero sin
extinguir las ideas, la exigencia académica da un giro hacia la calidad de lo elaborado, al
esperar mucho de sí mismo, el joven Z se dedica a presentar lo mejor que pueda producir.
Justamente, los jóvenes ya han tomado la posta hacia una verdadera y profunda reforma de lo
que entendemos como enseñanza y aprendizaje. Han decidido empezar a eliminar la frontera
entre el novato y el experto. ¿Dónde vemos estos jóvenes en acción? Como ya se ha citado, ya
empezaron a construir sus propios contenidos. En Youtube, en las Redes Sociales, en los Blogs.
Hank Green3 , por ejemplo, tiene un exitoso canal en Youtube denominado el Sci Show. Tavi
Gevinson4 elaboró, a los 12 años, uno de los blogs más importantes del mundo y, en Uruguay,
el equipo de jóvenes de Think Estudios5 decidieron que pueden ayudar a los estudiantes de
Enseñanza Media a aprender con videos cortos publicados en Facebook (y ya están haciendo
los contactos con la ANEP y la UdelaR para formalizar esta experiencia). Los Z tienen ininitas
ventajas cuantitativas y cualitativas sobre las generaciones anteriores, tanto en lo académico
como en lo tecnológico. Lo que se debe hacer es repensar las metodologías y pedagogías de la
educación formal, priorizando las destrezas y los valores, conocimientos que son
indispensables en el contacto humano, tanto en la comunidad real como en la virtual. La
educación formal (presencial o a distancia) necesita convertirse en el ámbito de intercambio
de experiencias exitosas entre el pasado y el futuro. La autocrítica de la educación formal pasa
por abandonar la nefasta idea de ser un “aparato de selección”, y pasar a ser un espacio de
oportunidades de perfeccionamiento para todos. De eso seremos responsables los más viejos,
no de cuánto aprenden, sino de cómo y para qué aprenderán los jóvenes de hoy. 3 Hank Green
es un músico y blogger norteamericano, que creó el canal de Youtube Scishow, dedicado a
explicar en videos cortos todo tipo de tema on un nivel accesible y lúdico. Scishow en
facebook: https://www. youtube.com/user/scishow y Scishow en youtube:
https://www.youtube.com/user/scishow. 4 Tavi Gevinson es una blogger norteamericana
quien, desde los doce años, ha presentado y criticado temas sobre moda en su blog personal,

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el cual tiene miles de seguidores.(http://www.thestylerookie.com/) 5 Think Estudios es un
proyecto educativo que brinda una herramienta de aprendizaje para los estudiantes de
bachillerato en Uruguay, como complemento de la educación formal. Think Estudios en
facebook:
https://www.facebook.com/think.estudioshttps://www.facebook.com/think.estudios Think
Estudios en Youtube: https://www.youtube.com/watch?v=S-OuZZOt7sI, consultado el
14/06/2015). 196 Miradas sobre educación y cambio Referencias bibliográicas Crettaz, J.
(2014). Generación Z: contradictorios y curiosos, así son los jóvenes tech. Diario La Nación.
Disponible en: http://www.lanacion.com.ar/1719548-generacion-z-contradictorios-y-curiosos-
asi-son-los-jovenes-tech (consultado el 10/07/2015). Eagleton, T. (2001). La idea de cultura.
Barcelona: Paidós Federman, M. (2005). Por qué Juanito y Juanita no pueden leer y por qué el
Sr. y la Sra. Gómez no pueden enseñar: El reto de las alfabetizaciones multimediales en una
época tumultuosa. Disponible en https://dl.dropboxusercontent.
com/u/385095/traducciones/PorQueJuanitoyJuanitaNoPuedenLeer.pdf (Consultado el
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2015. Disponible en: http://3.bp.blogspot.com/-Ymi1K_7-
45g/VUdh20wdm1I/AAAAAAAAGCY/AXZsIWO9f2M/s1600/GENERACI%C3%93N%2BZ%-
2B%2B-In%2Bcontext.jpg (Consultado el 25/07/2015).

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