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El bombillo, no cabe duda, fue una "brillante" idea. Pero como casi todos los inventos del hombre,
surgió como una mezcla de casualidad, suerte, curiosidad y mucha inventiva.
Material y funcionamiento
Es un globo de cristal en el que se ha hecho un vacío y dentro del cual se halla un filamento metálico
que, al ser atravesado por una corriente eléctrica, emite luz visible.
CONTEXTO HISTORICO
La bombilla eléctrica fue inventada en 1879 durante una segunda revolución industrial. En este
periodo desarrollado durante el último cuarto del siglo XIX descendió la natalidad y el crecimiento
demográfico. Muchos campesinos se trasladaron desde el campo hasta la ciudad, en ese periodo.
Las principales potencias se expandieron colonialmente. Hicieron su aparición nuevos sectores:
químico, eléctrico y petróleo. A partir de 1920 las fábricas se automatizaron debido al uso de
nuevos recursos energéticos (petróleo, electricidad) y nuevos metales.
Todo comenzó en julio de 1878, cuando Edison fue incluido en el grupo de personalidades que
viajó a la población de Wyoming, Estados Unidos, para ver un eclipse solar. Finalizado el evento
astronómico, el inquieto científico se fue de pesca a un hermoso remanso llamado Lago Batlle, en
las montañas de la Sierra Madre.
Según esta historia, a Edison se le rompió el bambú de pesca. Sin embargo, lo guardó y horas más
tarde aún lo tenía en el campamento. Allí lo puso a arder en la fogata y notó que la fibra del bambú
demoraba muchísimo tiempo encendida, sin consumirse.
Este evento supuestamente inspiró a Edison a buscar la manera de hacer que un filamento
"ardiera" o se "encendiera" por mucho tiempo sin apagarse. Esto de encontrar la fórmula de "una
luz que nunca se apague", dio paso entonces a los experimentos a través de los cuales, el
incansable inventor y su equipo de colaboradores llegaron hasta el bombillo que hoy conocemos...
¡Y todo gracias a un mal día de pesca!
Como moraleja, esta anécdota de Edison sirve para confirmar que incluso los "malos momentos"
de la vida, esos en donde las cosas no salen como uno quisiera, pueden servir para generar "ideas
brillantes". Si aplicas esta manera de pensar, seguramente a ti también un día se te "prenderá el
bombillo".
En realidad los bombillos no se "prenden", se encienden. Sin embargo es muy usual decir
"préndelo". ¿Sabes por qué? Se debe a una interpretación al pie de la letra del idioma castellano.
Cuando los bombillos de Edison nacieron, hace ya muchos años, se usaban siempre colgados del
techo (o sea asido, agarrado, aferrado al techo) Es decir, estaban prendidos del techo. De allí,
devino el término de "prendido" para identificar al bombillo cuando está "encendido".
Ahora, ya sabes que el bombillo puede estar "prendido" o colgado de alguna parte aunque esté
encendido o apagado. Dicho de otra manera: prendido es, en Latinoamérica, sinónimo de colgado y
originalmente nada tenía que ver con encendido y menos aún con apagado.
En España y en el resto de nuestros países se sigue usando la palabra prendido para significar que
algo está adherido o pegado: así decimos que una planta o árbol "prende", cuando retoña o crece
sanamente. Una lumbre "prende" cuando cobra fuerza en los maderos de una hoguera o chimenea.
Conjunto de fenómenos magnéticos que son inducidos por electricidad o por la acción mutua de
corriente e imanes. Esta unión de electricidad y magnetismo sirve como base a muchos motores y
máquinas.
Casi todos los artefactos que usamos a diario poseen componentes electromagnéticos. El
electromagnetismo ha sido siempre esencial para desarrollar las aplicaciones de la electricidad.
Gracias a él los científicos han logrado "manejar" a la energía eléctrica, debido a la utilización de la
atracción magnética de las partículas atómicas (sobre todo del electrón o carga negativa
En 1900, se desarrolló el primer filamento de osmio metálico. Este tipo de lámpara consumía la mitad
de energía que la de carbón, mientras que producía la misma cantidad de luz. Ya en 1903 se desarrolló
la primera bombilla con filamento de tántalo, y poco después, se probaron los filamentos de tungsteno.
La lámpara de tungsteno consumía sólo una tercera parte de la energía requerida por la lámpara de
carbón, para alcanzar la misma luminosidad
Entre los intentos para mejorar a la tradicional ampolleta encontramos a la lámpara halógena, que usa
también un filamento de tungsteno pero el interior del recipiente va lleno de gas alógeno; el efecto es
que se retarda el "quemado" en las partes que se van desgastando del filamento, lo que permite una
vida mayor y un trabajo a mayor temperatura, lo que entrega una percepción de mayor brillo y color
más agradable (blanco).
Esta mayor temperatura supone un problema ya que las hace potencialmente peligrosas. Además
emiten radiación UV. Para solucionar el problema, los fabricantes han incluido filtros UV en los vidrios.
Otras alternativas son las lámparas fluorescentes, que vemos principalmente en establecimientos de
mayor tamaño, y últimamente los LED (Light Emiting Diode o en español diodo emisor de luz), de una
increíble eficiencia y economía. Poco a poco estos LEDs se abren paso para ir reemplazando a las
ampolletas o bombillas eléctricas para algunos usos cotidianos